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COPERNICO, GALILEO Y LA IGLESIA: Discursos de Juan Pablo 11 y del

Cardenal Paul Poupard

El día 31 de Octubre de 1992 Juan Pablo II la Regia, con ocasión del·primer centenario
recibió en audiencia a todos los participan- de Albert Einstein, dirigió la atención del
tes de la asamblea plenaria de la Academia mundo de la cultura y de la ciencia hacia
Pontificia de las Ciencias celebrada en el otro sabio, Galileo GalileP.
Vaticano a fines de ese mismo mes.
l. Deseaba que se llevara a cabo una inves-
El cardenal Paul Poupard -presidente del tigación interdisciplinar acerca de las difí-
Consejo Pontificio para la Cultura y Coor- ciles relaciones de Galileo con la iglesia. Y
dinador de la comisión especial instituída para ello, el3 de Julio de 1981, creó una co-
por Juan Pablo II en junio de 1981 para misión pontificia para el estudio de la con-
el estudio de la controversia ptolemaica- troversia entre las teorías de Ptolomeo y
.copernicana en los siglos XVI .Y XVII- ex- Copérnico en los siglos XVI y XVII, en la
puso los resultados a los que había llegado que se insertaba el caso de Galileo 2 , con-
la citada comisión sobre el caso Galileo. A fiando al cardenal Garrone la misión de co-
posteriori .su Santidad habló (en francés) ordinar las investigaciones. A mí me pidió
sobre las. enseñanzas que derivan de este que le redactara un informe.
caso.
Esta comisión estaba constituída por cu~­
Ambos discursos fueron publicados en cas- tro grupos de trabajo, con los siguientes
tellano por "L.'üSSERVATORE ROMANO" responsables: el cardenal Cario María Mar-
N° 46, el 13 de novi~mbre de 1992. Enten- tini para la. sección exegética; yo para• la
demos ·qUe estos ·-discursos pueden• ser de sección cultural; el profesor Carlos Chagas
gran'in~"étés pata:nüestr<Js lettoresypor es- y el padre George Coyiie;pa_ra lá secci~n
·tó los;bfreó~rriosc_ohiplet'os;taléóni<rfueron 'Científibi. :y epistemológica·;· y Mons .._;Mi-
reproducidos en el Cit'ado'péi:i6dico. :chele :Macdirroné para las cuestiones; his-
l. La controversia ptolemaico-coper- 't6riC<is y: jurídicas; ·'El•padre'Enricodi:Ro-
v~seri.da fue nombrado secretario'> -' :•;;
nicana en los siglos XVI y XVII
Intervención del Gard. Paul Poupard, pre- 1 Dis~u~so delP apa Ju~n Pabl~ II a'I~A~:aci~íl4a
sidente del Consejo pontificio para la cul- pontificia de las ciencias, el· 10 de noviembre· de
tura, como conclusión de los trabajos de la d979,·en L'osservat.ore Roman_o, . ~diciqn ~nJengua
comisión especial instituida por Juan Pa- -españ()la1 2 .de· diciembr~ ,de 1979, pp~ 9':'10 ·: .} , ..,:
blo JI, en la asamblea plenaria de la Aca- 2 Cf. ,. Edizione N azio,nal~ delle Opere .dj,(]él.]i-

demia pontificia de ciencias, 31 de Octubre .leo. G~lilei, .dir. -A~t-~n~o. -Favaro,- flore~ci~~ Gl~~­
de 1992. - ti ;Ba~bera; t89ó,..1909¡ r~i~pres~ón, 1929::193~,2-0
vofqf,. Mons: · ~i6 Paschini,. Vitfi e· Op_éié ~iáá­
Santísimo Padre: lileo Galilei,-2 vol., Lev, 1964; titado en' Gá_udiuin
Hace tres años, al recibir a la Academia et spes, n. 36, Justa autonomía de -las rl:a.Jidades
pontificia de las ciencias, en esta misma sa- terr(lna.q, I1<?ta 7.
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El objetivo de estos grupos consistía en res- una serie de estudios han esclarecido el con-
ponder a las expectativas del mundo de la texto cultural, filosófico y teológico del si-
ciencia y de la cultura con respecto a la glo xvrrs, y han favorecido una mejor com-
cuestión de Galileo, volver a analizar to- prensión de las actitudes de Galileo con res-
do el caso, con plena fidelidad a los hechos pecto a los decretos del concilio de Trento6
históricos establecidos y de acuerdo con las y a las orientaciones exegéticas de su tiem-
doctrinas y la cultura de la época, así co- po7, haciendo posible una apreciación pon-
mo reconocer lealmente en el espíritu del derada de la inmensa literatura dedicada
concilio ecuménico Vaticano II, los errores a Galileo, desde el siglo de las luces hasta
y las razones, vinieren de donde vinieren. nuestros días8
No se trataba de revisar un proceso, si-
El cardenaf Roberto Bellamino ya había
no de llevar a cabo un reflexión serena y
expuesto, en una carta del 12 de abril de
objetiva, teniendo en cuenta la coyuntu-
1615, dirigida al carmelita Foscarini, las
ra histórico-cultural. La investigación fue
dos auténticas cuestiones suscitadas por el
larga, exhaustiva y realizada en todos los
sistema de Copérnico:
campos involucrados. Y el conjunto de los
estudios, memorias y publicaciones de la Primera: ¿La astronomía copernicana es
verdadera, en el sentido de' estar apoyada
comisión han suscitado, por lo demás, nu-
merosos trabajos en diversos medios.
Declaration to Galileo, Ugo Baldini and P. George
2. La comisión se planteó tres preguntas: V. Coyne, ed.,Texts.Commentary and Notes, Stu-
¿Qué sucedió? ¿Cómo sucedió? y ¿Por qué di Galileiani, vol. I, 2, Specola Vaticana, 1984
5 Galileo Galilei, 350 ans d'histoire, 1633-1983,
los hechos sucedieron así? Las respuestas
a esas tres preguntas, fundadas en el exa- sous la dir. du Cardinal Paul Poupard, Coll. Cul-
tures et ·Dialogue n.1, Paris, Desclée Internatio-
men crítico de los textos, esclarecen puntos
nal, 1983; Galileo Galilei, 350 anni di storia (1633-
importantes. 1983), Studi e Ricerche, Coll. Culture e Dialo-
La edición crítica de los documentos y, en go n.1 Casa le Monferrato (AL), Piemme, 1984¡
especial, de algunos textos conservados en Galileo Galilei. Toward a Resolution of 350 years
el Archivo secreto vaticano, permite con- of Debate, 1633-1983, Pittsburgh, PA. Duquesne
University Press, 1986; Sprawa Galileusza, Wybór
sultar fácilmente y con todas las garantías i redakcja J. Zycinski, Znak, Kraków, 1991.
deseables el dossier completo de los dos pro- 6 0. Pedersen, Galileo and the Council of Trent,
cesos y, en particular, los informes detalla- Studi Galileiani, vol.l; n.1, Specola Vaticana,
dos de los interrogatorios a que fue some- 1983.
tido Galileo3 : 7 R. Fabris, Galileo Galilei e gli orientamenti
esegetici del suo tempo. Pontificiae Academia e
La publicación de la declaración del car- Scientiatum Scrita Varia 62, Citta del Vaticano,
denal Bellarmino a Galileo, unida a la de 1986. Galileo Galilei e gle orientamenti esegetici
otros documentos, esclarece el horizonte in- del suo tempo. Pontificiae Academiae Scientiarum
telectual de ese personaje-clave de todo el Scripta. Varia 62, Citta del Vaticano, 1986
asunto4 • La elaboración y publicación de 8 Galileo Galilei affair. A Meeting of Faith and

Science. Procedings of the Cracow Conference


3I Documenti del Processo di Galileo Galilei, a 1984, G. Coyne, M. Heller, J. Zycinski ed. Va.-
cura de P. Sergio M, Pagano, Pontificiae Acade- tican Ob¿ervatory Publications, vol. 1, n. 3,
miae Scientiarum Scripta Varia 53, Citta del Va- 1985. J. Zycinski, The idea of unification in Ga.-
ticano, 1984. Cf. M. DÁddio, Considerazioni sul lileo's Epistemology, ibid., vol. 1, n. 4, 1988.
processi a Galileo, Quaderni della Revista di Storia W. Brandmüller, Galilei und die Kirche oder Das
della Chiesa in Italia n.8, Roma, Herder Editrice Recht auf Irrtum, Pustet, Regensburg, 1982; Ga-
et Librería, 1985 lileo y la iglesia, Rialp, Madrid 1987; Galilei e la
4 The Louvain Lectures (Lectiones L.ovanienses) Chiesa ossía il diritto ad errare, LEY, Citta del
ofBellarmine and the Autograph Copy ofhis 1616 Vaticano, 1992.
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por pruebas reales y verificables? ¿O se vientos alisios, pero nadie poseía entonces
basa sólo en conjeturas o verosimilitudes? los conocimientos indispensables para ha-
Segunda: ¿Las tesis copernicanas son com- cer las aclaraciones necesarias.
patibles con las afirmaciones de la sagrada Hicieron falta aún 150 años para encontrar
Escritura? las pruebas ópticas y mecánicas de la mo-
Según Roberto Bellamino, mientras no hu- vilidad de la tierra. Por su parte, los ad-
biera pruebas de que la Tierra giraba en versarios de Galileo no descubrieron, ni en
una órbita en torno al Sol, era necesario su presencia ni después, nada que pudie-
interpretar con gran circunspección los pa- se refutar de modo convincente la astro-
sajes bíblicos en que se insinuaba que la nomía copernicana. Los hechos se impu-
tierra estaba inmóvil. Si alguna vez se de- sieron e hicieron que pronto se manifestara
mostrara con certeza que la Tierra seguía el carácter relativo de la sentencia emitida
una órbita en torno al Sol, entonces los en 1633; ésta no tenía un carácter irrevo-
teólogos, en su opinión, deberían revisar cable. En 1741, ante la prueba óptica de
sus interpretaciones de los pasajes bíblicos que la tierra seguía una órbita en torno al
en apariencia opuestos a las teorías coper- sol, Benedicto XIV hizo que el Santo Ofi-
nicanas, de forma que no se acusara de fal- cio concediera el imprimatur a la primera
sas las opiniones cuya verdad hubiera si- edición de las Obras Completas de Galileo.
do probada: "Afirmo que, si se demostrara
claramente que el Sol es el centro del mun- 4. Esta reforma implícita de la sentencia de
do y la Tierra estuviera en el tercer cielo, 1633 se hizo explícita en el decreto de lasa-
y que no es el Sol el que gira en torno a la grada Congregación del Indice, que eliminó
Tierra, sino la tierra en torno al Sol, sería de la edición de 1757 del Catálogo de libros
preciso entonces actuar con mucha cicuns- prohibidos las obras que estaban a favor de
pección en la explicación de los pasajes de la teoría heliocéntrica. De hecho, a pesar
la Escritura que parecieran contrarios a esa de ese decreto, fueron numerosos los que
afirmación, y más bien decir que no los en- se mostraron reacios a admitir la nueva in-
tendemos, antes que decir que es falso lo terpretación. En 1820, el canónigo Settele,
que está demostrado" 9 • profesor de la universidad de Roma "LaSa-
pienza", cuando iba a publicar sus Elemen-
3. Galileo, en efecto, no había logrado pro- tos de óptica y astronomía, tropezó con el
bar de modo irrefutable el doble movimien- rechazo del padre Anfossi, Maestro del Sa-
to de la Tierra, su órbita anual en torno cro Palacio, que no quiso concederle el im-
al Sol y su rotación diaria en torno al eje primatur. Este incidente dio la impresión
de los polos, aunque estaba convencido de de que la sentencia de 1633 no había sido
haber encontrado la prueba en las mareas revocada, como si fuera irrevocable. El au-
oceánicas, cuyo verdadero origen sólo New- tor, censurado injustamente, apeló al papa
ton logró demostrar. Galileo propuso otro Pío VII, del que recibió decisivo: el padre
proyecto de prueba en la existencia de los Olivieri, antiguo maestro general de la ór-
den de predicadores y comisario del Santo
9 Cartadel cardenal Bellamino al padre carme- Oficio, redactó un informe favorable a la
lita Foscarini, el 12 de abril de 1615:"... Dico che concesión del imprimatur a las obras qtre
quando ei fusse vera demostratione che el sole stia exponían la astronomía copernicana como
nel centro del mondo e la terra nel 3° ciclo, e che il
una tesis, y no sólo como una hipótesis10 •
sole non circonda la terra, ma la terra circonda el
sole, allora bisogneria andar con molta considera- La decisión pontificia debía encontrar su
zione in esplicare le Scritture che paiono contrarie,
e piu tosto dire che non líntendiano, che dire che 1°p. Maurizio Benedetto Olivieri, o.p., Di Co-
sia falso quello che si dimostra". Opere di Galileo pernico e di Galileo, scritto postumo, Bologne,
Galilei, op. cit. vol. XII, p 172. 1872.
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actuación práctica en 1846, cuando se pu- bros, le agradezco el honor y la confianza


blicó un nuevo Indice, actualizado, de los que no~ ha I?os~r~do ~1 dejarnos investigar
libros prohibidos 11 y pubhcar sm hrmtac10nes, con la total li-
5. En conclusión, la relectura de los docu- bertad que exigen los estudios científicos.
mentos de los archivos demuestra una vez Reciba, Santidad, nuestro ferviente y filial
homenaje.
más que todos los actores de un proceso,
sin excepción, tienen derecho al beneficio
de la buena fe, si no existen documentos ex- 2. Copérnico Galileo y la Iglesia
traprocesales contrarios. La calificaciones
filosóficas y teológicas que, de forma abusi- Discurso del Santo Padre a la asamblea ple-
va, se dieron a las teorías entonces nuevas naria de la Academia pontificia de las cien-
acerca de la centralidad del Sol y la movi- cias, 31 de ·octubre de 1992.
lidad de la Tierra, fueron la consecuencia Señores cardenales; excelencias; señoras y
de una situación de transición en el cam- señores:
po de los conocimientos astronómicos, y de l. La conclusión de la sesión plenaria de
una confusión exegética en lo que respecta la Academia pontificia de las ciencias me
a la cosmología. Herederos de la concep- · ofrece la feliz ocasión de encontrarme con
ción unitaria del mundo, que predominó sus ilustres miembros, en pre~encia de mis
universalmente hasta los albores del siglo principales colaboradores y de los jefes de
XVII, ciertos teólogos contemporáneos de las misiones diplomáticas acreditadas ante
Galileo no supieron interpretar el significa- la Santa Sede. A todos dirijo un cordial
do profundo, no literal, de los pasajes de la saludo.
Escritura que describen la estructura física Mi pensamiento va en este momento al pro-
del universo creado, y eso les llevó a tras- fesor Marini-Bettolo, que a causa de una
poner indebidamente al campo de la fe una enfermedad no ha podido estar entre noso-
cuestión de observación de la realidad. tros. Formulo fervientes votos por su salud
En esa coyuntura histórico-cultural, tan le- y le aseguro mi oración.
jana de nuestro tiempo, los jueces de Gali- Deseo saludar también a las personalida-
leo, incapaces de separar la fe de una cos- des que por primera vez forman parte de
mología milenaria, creyeron, erróneamente, vuestra Academia; les doy las gracias por
que la adopción de la revolución copernica- aportar a vuestros trabajos la contribución
na, por lo demás aún no probada definitiva- de su eleyada competencia.
mente, podía echar por Tierra la tradición
católica, y que tenían el deber de prohibir Por otra parte, me complace saludar al pro-
su enseñanza. Ese error subjetivo de jui- fesor Adi Shamir, docente en el"Weizmann
cio, tan claro para nosotros hoy, los llevó a Institute of Science" de Rehovot, Israel, con-
una medida disciplinar por la que Galileo decorado con la medalla de oro de Pío XI,
"tuvo que sufrir mucho". Es preciso reco- conferida por la Academia. Le ofrezco más
nocer con lealtad eso errores, como usted, cordial felicitación.
Santidad, lo ha pedido. Dos asuntos constituyen· hoy el objeto de
Esos son los frutos de la investigación in- nuestra atención. Acaban de ser presenta-
terdisciplinar que usted pidió llevara a cabo dos con competencia, y quisiera manifestar
la emisión. En nombre de todos sus miem- mi gratitud al señor cardenal Paul Poupard
y al padre George Coyne por sus exposicio-
• 11 Cf. Pont. Ai:ad. Scientiarum, Copernico, Ga- nes.
lilei et ·Ia Chiesa, Fine della. controversia. (1820).
Gli a.tti del Sa.ntÚfflzio, di W. Brandmüller e E. J. 2. En primer lugar, deseo felicitar a la Aca-
Greispl, Leo Olschkl ed., Firenze, 1992. demia pontificia de las ciencias por haber
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elegido tratar, en su ses10n plenaria, un del alma espiritual, o que proporcionen una
problema de gran importancia y actuali- prueba de la doctrina de la creación, o, por
dad: el que se refiere al aumento de la com- el contrario, que la hagan inútil.
plejidad en matemáticas, física, química y
Es preciso un esfuerzo ulterior de interpre-
biología.
tación, y ése es precisamente el objeto de
Este tema de la complejidad, en la histo- la filosofía, que consiste en la búsqueda del
ria de las ciencias de la naturaleza, marca sentido global de los datos de la experiencia
probablemente una etapa tan importante y, por consiguiente, también de los fenóme-
como la que está vinculada con el nombre nos recogidos y analizados por las ciencias.
de Galileo, cuando parecía que se debía im-
poner un modelo unívoco del orden. La La cultura contemporánea exige un cons-
complejidad indica precisamente que, pa- tante esfuerzo de síntesis de los conocimien-
ra dar cuenta de la riqueza de la realidad, tos y de integración de los saberes. Desde
es necesario recurrir a una multiplicidad de luego, a la especialización de las investiga-
modelos. ciones se deben los éxitos que comproba-
mos. Pero, si esa especialización no se ha-
Esta constatación plantea una pregunta que lla equilibrada por una reflexión atenta a
interesa a los Científicos, a los filósofos y a · descubrir la articulación de los saberes, se
los teólogos: ¿Cómo conciliar la explica- corre el gran riesgo de desembocar en una
ción del mundo -partiendo del nivel de las "cultura fragmentada", que sería de hecho
entidades y de los fenómenos elementales- la negación de la verdadera cultura; pues
con el reconocimiento de este dato que "el ésta no se concibe sin humanismo y sabi-
todo es más que la suma de sus partes"? duría.
En su esfuerzo de descripción rigurosa y de
formalización de los datos de la experien- 4. Impulsado por esas preocupaciones, el
cia, los científicos suelen recurrir a concep- 10 de noviembre de 1979, con ocasión de la
tos metacientíñ.cos, cuyo uso es casi exigido celebración del primer centenario del na-
por la lógica de su procedimiento. Convie- cimiento de Albert Einstein, expresé ante
ne precisar con exactitud la naturaleza de esta misma Academia el deseo de que "te-
esos conceptos, para evitar que se produz- ólogos, sabios e historiadores, animados de
can extrapolaciones indebidas que vinculen espíritu de colaboración sincera, examinen
los descubrimientos estrictamente científi- a fondo el caso de Galileo y reconociendo
cos a una visión del mundo o a afirmacio- lealmente los desaciertos, vengan de la par-
nes ideológicas o filosóficas que no son de te que vinieren, hagan desaparecer los re-
ninguna manera corolarios suyos. Aquí se celos que aquel asunto todavía suscita en
percibe la importancia de la filosofía, que muchos espíritus contra la concordia pro-
considera los fenómenos y también su in- vechosa entre ciencia y fe" (l'Observatore
terpretación. Romano), edición en lengua española, 2 de
Diciembre de 1979, p. 9).
3. Pensemos, por poner un ejemplo, en
la elaboración de nuevas teorías, a nivel Con ese fin se constituyó una comisión de
científico, para explicar cómo surgió la vi- estudio el 3 de Julio de 1981. ·Y ahor?-, el
da. Con un método correcto, no se las po- año mismo en que se celebra el 350 aniver-
dría interpretar inmediatamente, y en el sario de la muerte de Galileo, la comisión
marco homogéneo de la ciencia. En par- presenta, como conclusión de sus trabajos,
ticular, cuando se trata de ese ser vivo que un conjunto de publicaciones, que aprecio
es el hombre y de su cerebro, no se pue- sobremanera. Deseo manifestar mi since-
de decir que esas teorías constituyan por ra gratitud al cardenal Poupard, encargado
sí mismas una afirmaciqn o una negación de coordinar las investigaciones de la comi-
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sión en su última fase. A todos los expertos él fue el genial iniciador.


que han participado de alguna manera en
los trabajos de los cuatro grupos que lle- Además, en la cultura de esa época por lo
varon a cabo este estudio multidisciplinar, general se aceptaba que la representación
les presento mi profunda satisfacción y mi geométrica del mundo concordaba plena-
viva gratitud. El trabajo realizado durante mente con la enseñanza de la Biblia en
más de diez años responde a una orienta- la que algunas expresiones, tomadas 'a la
ción sugerida por el concilio Vaticano II y letra, parecían constituir afirmaciones de
permite esclarecer mejor varios puntos im- geocentrismo. Así pues, el problema que
portantes del problema. En adelante, no se se plantearon los teólogos de entonces era
podrá menos de tomar en cuenta las con- el de la compatibilidad del heliocentrismo
clusiones de la comisión. y la Escritura.

Tal vez pueda causar extrañeza a alguien el De esa forma, la nueva ciencia, con sus
hecho de que, al término de una semana de métodos Y. la libertad de investigación que
estudios de la Academia sobre el tema del suponían, obligaba a los teólogos a inte-
aumento de la complejidad en las diversas rrogarse acerca de sus propios criterios de
ciencias, vuelva yo sobre el caso de Galileo. interpretación de la Escritura. La mayoría
¿No está ya archivado desde hace tiempo no supo hacerlo.
ese caso? y ¿no están ya reconocidos los Paradójicamente, Galileo, creyente sincero,
errores cometidos? se mostró es este punto más perspicaz que
Ciertamente, así es. Con todo, los proble- sus adversarios teólogos. "Aunque la Es-
mas subyacentes en este caso afectan a la critura no puede errar -escribe a Benedetto
naturaleza de la ciencia, así como a la del Castelli-, con todo podría a veces errar, de
mensaje de la fe. No hay que excluir, por varias maneras, alguno de sus intérpretes
tanto, la posibilidad de que nos encontre- y expositores" (Carta del 21 de Diciembre
. mos ~n día ante una situación análoga, que de 1613, publicada en Edizione nazionale
reqmera de unos y otros una clara concien- delle Opere di Galileo Galilei, A. Favaro,
cia del campo y de los límites de sus respec- 1968, vol. V,p. 282). Se conoce también
tivas competencias. El análisis del tema de su carta a Cristina de Lorena (1615), que es
la complejidad podría servirnos para escla- como un pequeño tratado de hermenéutica
recer este aspecto. bíblica (ib., pp. 307-348).
5. En el centro del debate surgido en torno 6. Podemos ya aquí extraer una primera
a Galileo se hallaba una doble cuestión. conclusión. La irrupción de una nueva ma-
nera de afrontar el estudio de los fenómenos
La primera es de orden epistimológico, y naturales impone un esclarecimiento del con-
se refiere a la hermenéutica bíblica. A es- junto de las disciplinas del saber. Y las
te respecto, conviene destacar dos puntos. obliga a delimitar mejor su campo propio,
Ante todo, como la mayor parte de sus ad- su ángulo· de análisis, sus métodos, así co-
versarios, Galileo no hizo distinción entre mo el alcance exacto de sus conclusiones.
el análisis científico de los fenómenos natu- En otra palabras, esta aparición obliga a
rales y la reflexión acerca de la naturaleza, cada una de las disciplinas a tomar con-
de orden filosófico, que ese análisis por lo ciencia más rigurosa de su propia natura-
general suscita. Por esto rrÍismo, rechazó la leza.
sugerencia que se le hizo de presentar como
· una hipótesis el sistema de Cop érnico, has- El viraje provocado por el sistema de Co-
ta qu~ fuera confirmado con pruebas irre- pérnico exigió, así, un esfuerzo de reflexión
futables. Esa era, por lo demás, una exi- epistemológica sobre las ciencias bíblicas,
gencia dél método experimental, de la que esfuerzo que produciría más tarde frutos a-
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bundantes en los trabajos exegéticas mo- nerse habitualemente informados acerca de


dernos y que encontró en la constitución las adquisiciones científicas para examinar,
conciliar Dei, Verbum una consagración y cuando el caso lo requiera, si es oportuno
un nuevo impulso. o no tomarlas en cuenta en su reflexión o
realizar revisiones en su enseñanza.
7. La crisis que acabo de evocar no fue el
único factor que tuvo repercusiones en la 9. Si la cultura contemporánea está mar-
interpretación de la Biblia. Aquí nos refe- cada por una tendencia al cientificismo, el
rimos al segundo aspecto del problema: el horizonte cultural de la época de Galileo
aspecto pastoral. era unitario y llevaba impresa la huella de
En virtud de su misión propia, la Iglesia una formación filosófica particular. Ese ca-
tiene el deber de estar atenta a las inci- rácter unitario de la cultura, que en sí es
dencias pastorales de su palabra. Convie- positivo y deseable aún hoy, fue una de las
ne aclarar, ante todo, que esta palabra de- causas de la condena de Galileo. La ma-
be corresponder a la verdad. Pero se trata yoría de los teólogos no percibía la distin-
de saber cómo tomar en consideración un ción formal entre la sagrada Escritura y su
dato científico nuevo, cuando parece con- interpretación, y ello llevó trasladar inde-
tradecir alguna verdad de la fe. El juicio bidamente al campo de la doctrina de la fe
pastoral que requería la teoría copernicana una cuestión que de hecho pertenecía a la
era difícil de emitir, en la medida en que investigación científica.
el geocentrismo parecía formar parte de la En realidad, como ha recordado el cardenal
misma enseñanza de la Escritura. Hubie- Poupard, Roberto Bellarmino, que había
ra sido necesario, al mismo tiempo, ven- percibido el verdadero alcance del debate,
cer la forma común de pensar, inventando consideraba por su parte que, ante even-
una pedagogía capaz de iluminar al pue- tuales pruebas científicas de que la Tierra
blo de Dios. Digamos, de manera general, gira en torno al Sol, se debía "interpretar
que el pastor debe mostrarse dispuesto a con una gran .circunspección" todo pasaje
una auténtica audacia, evitando un doble de la Biblia que pareciera afirmar que la
escollo: el de la actitud de timidez, y el de Tierra está inmóvil y "mejor decir que no
un juicio apresurado, pues ambos pueden lo comprendemos, en vez de afirmar que
hacer mucho mal. lo que se demuestra es falso". (Carta al
8. Podríamos recordar aquí una crisis aná- padre A. Foscarini, 12 de Abril de 1615;
loga a la que acabamos de citar. En el siglo ef. o.c., vol. XII, p. 172). An~es que
pasado, y a comienzo del nuestro, el pro- él, la misma sabiduría y el mismo respeto
greso de las ciencias históricas permitió ad- hacia la Palabra divina habían inspirado
quirir nuevos conocimientos sobre la Biblia a San Agustín cuando escribía: "Quien a
y sobre el ambiente bíblico. El contexto ra- una razón evidente y segura contrapone la
cionalista en que, por lo común, se presen- autoridad de la sagrada Escritura da mues-
taban los adquisiciones, pudo hacerlas apa- tras de no comprenderla de modo correcto.
recer como perjudiciales para la fe cristia- No es el sentido genuino de la Escritura lo
na. Algunos, preocupados por defender la que opone a la verdad, sino el sentido que
fe, pensaron que había que rechazar conclu- él le quiso dar. Lo que opone a la Escritu-
siones históricas seriamente fundadas. La ra no es lo que está en ella, sino lo que él
obra de un pionero como el padre Lagran- ha puesto en ella, creyendo que constituía
ge supo aportar el discernimiento necesario su sentido". (Epistula 143, n.7, PL 33, col.
sobre la base de criterios seguros. 588).
Es preciso repetir aquí lo que ya dije an- Hace un siglo, el Papa León XIII se hacía
tes. Los teólogos tienen el deber de mante- eco de ese consejo en su encíclica Provi-
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dentissimus Deus: "Dado que la verdad no como el cosmos entonces conocido, por así
puede de ninguna manera contradecir a la decir, se hallaba contenido totalmente en el
verdad, podemos estar seguros de que un sistema solar, no se podía situar ese punto
error se ha introducido sea en la interpre- de referencia más que en la Tierra o en el
tación de las palabras sagradas, sea en otro Sol. Hoy, después de Einstein, y en la pers-
lugar de la discusión" (Leonis XIII Pont. p~ctiva de la cosmología contemporánea,
Max. Acta, vol. XIII, 1894, p.361 ). mnguno de esos dos puntos de referencia
reviste la importancia que tenía entonces.
El cardenal Poupard nos ha recordado tam-
bién que la sentencia del año 1633 no era Esta observación, como es obvio, no se re-
fiere a la validez de la posición de Galileo en
irrevocable y que el debate, que no había
dejado de desarrollarse, se concluyó en 1820 el debate; pero indica que, con frecuencia,
por encima de las dos visiones parciales y
con la concesión del imprimatur a la obra
opuestas, existe una visión más amplia que
del canónigo Settele ( cf. Pontificia Aca-
las incluye y supera a ambas.
demia Scientiarum, Oopernico, Galilei e la
Ohiesa. Fine della controversia- 1820- Gli
12. Otra enseñanza que se acerca es el he-
atti del Sant ÚfE.cio, publicado bajo la di-
- cho de que las diversas discipljnas del saber
rección de W. Brandmüller y E. J. Greipl,
requieren métodos diversos. - Galileo, que
Florencia, Olschki, 1992).
fue quien inventó prácticamente el método
10. A partir del siglo de las luces y hasta experimental, había comprendido, gracias
nuestros días, el caso de Galileo ha cons- a su intuición de físico genial y apoyándose
tituído una especie de mito, en el que la en diversos argumentos, por qué sólo el Sol
imagen de los sucesos que se ha creado es- podía desempeñar la función de centro del
taba muy lejos de la realidad. En esta pers- mundo, tal como entonces se conocía, es
pectiva, el caso de Galileo era el símbolo decir, como sistema planetario. El error
del supuesto rechazo del progreso científico de los teólogos de entonces, cuando sos-
por parte de la iglesia, o del oscurantismo tenían que el centro era la Tierra, consistió
"dogmático" opuesto a la búsqueda libre en pensar que nuestro conocimiento de la
de la verdad. Este mito ha desempeñado estructura del mundo físico, en cierta ma-
un papel cultural notable; ha contribuído a nera, venía impuesto por el sentido literal
infundir en muchos científicos de buena fe de la sagrada Escritura. Pero es necesa-
la idea de- que existe incompatiblidad entre rio recordar la célebre afirmación atribuida
el espíritu de la ciencia y su ética de la in- a Baronio: "Spiritui Sancto mentem fuis-
vestigación, por su lado, y la fe cristiana, se nos docere quomondo ad coelum eatur,
por otro. Una trágica y recíproca incom- non quomondo coelum gradiatur'. En re-
prensión ha sido interpretada como el refle- alidad, la Escritura no se ocupa de detalles
jo de una oposición constitutiva entre cien- del mundo físico, cuyo conocimiento está
cia y fe. Las aclaraciones aportadas por confiado a la experiencia y los razonamien-
los estudios históricos recientes nos permi- tos humanos. Existen dos campos del sa-
ten afirmar que ese doloroso malentendido ber: el que tiene su fuente en la Revelación
pertenece ya al pasado. y el que la razón puede descubrir con sus
solas fuerzas. A este último pertenecen las
11. Del caso de Galileo se puede extraer ciencias experimentales y la filosofía. La
otra enseñanza que sigue siendo actual con distinción entre los dos campos del saber no
respecto a situaciones análogas que se pre- debe entenderse como una oposición. Los
sentan hoy y pueden presentarse mañana. dos sectores no son totalmente extraños el
En tiempos de Galileo era inconcebible ima- uno al otro, sino que tienen puntos de en-
ginar un mundo que estuviese privado de cuentro. La metodología propia de cada
un punto de referencia físico- absoluto. Y uno permite poner de manifiesto aspecto~
64 HISTORIA

diversos de la realidad. actuación.


El segundo modo de desarrollo atañe a lo
13. Vuestra Academia rec:li.za sus traba- que hay de más profundo en el ser humano,
jos con esa actitud de espmtu. Su tarea cuando, trascendiendo el mundo y trascen-
principal consiste en promov,er el des~:ro­ diéndose a sí mismo, el hombre se vuelve
llo de los conocimientos, segun la legitrma hacia al Creador de todas las cosas. En de-
autonomía de la ciencia ( cf. Gaudium et s- finitiva, esta dimensión vertical es la única
pes, 36, 2), que la Sede Apostólica reconoce que puede dar todo su sentido al ser y al ac-
expresamente en los Estatutos de vuestra tuar del hombre, pues lo sitúa entre su ori-
institución. gen y su fin. En estas dos dimensiones, la
En una teoría científica o filosófica, lo que horizontal y la vertical, el hombre se reali-
importa, ante todo, es que ~~a verdadera o za plenamente como ser espiritual y como
que esté al menos seria y sohdamente fux;- homo sapiens. Pero se observa que el des-
dada. Y el objetivo de vuestra Acaderma arrollo no es ni uniforme ni rectilíneo, y que
es precisamente discernir y dar a conocer, el progreso no es siempre armonioso. Eso
en el estado actual de la ciencia y dentro pone de manifiesto el desorden que afecta
de su campo propio, lo que se puede consi- a la condición humana. El científico que
derar como verdad adquirida o se halla al toma conciencia de este doble desarrollo y
menos dotado de tal posibilidad que resul- lo tiene en cuenta, contribuye al restable-
taría imprudente e irrazonable rachazarlo. cimiento de la armonía.
Así se podrían evitar conflictos inútiles. Quien se deqica a la investigación científica
y técnica admite como presupuesto su tra-
La seriedad de la información científica será bajo que el mundo no es caos, sino un "cos-
de este modo, la mejor contribución que la mos", es decir, que existen un orden y unas
Academia puede aportar a la exacta for- leyes naturales, que se dejan captar y pen-
mulación y a la solución de los apremiantes sar, y que tienen por ta.nto una cierta afi-
problemas a los que la iglesia,~~ virtud de nidad con el espíritu. Einstein solía decir:
su misión debe prestar atencwn: proble- "Lo que en el mundo hay de eternamente
mas que no ' atañen sólo a la astronom1a,
, 1a
incomprensible, es el hecho de que sea co~­
física las matemáticas, ~ino también a dis- prensible" (en The Journal of the Franklin
ciplinas relativamente nuevas como la bi~­ Institute, vol. 221, n.3, marzo de 1936). es-
logía y la biogenética. Muchos desc~bn­ ta inteligibilidad, atestiguada por los pro-
mientos científicos recientes y sus posibles digiosos descubrimientos de la ciencia y de
aplicaciones tienen un influjo más directo
la técnica, remite en definitiva al Pensa-
que nunca sobre el hombre mismo, sobre miento trascendente y original, cuya huella
el pensamiento y su acción, hasta el pun- llevan todas las cosas.
to de que parecen amenazar los cimientos
mismos de lo humano. Señoras y señores, al concluir este encuen-
tro, formulo los mejores votos para que v'ues-
14. La humanidad cuenta con dos tipos de tras investigaciones y vuestras reflexiones
desarrollo. El primero abarca la cultura, la contribuyan a ofrecer a nuestros contem-
investigación científica y técnica, es decir, poráneos orientaciones útiles para constiuir
todo lo que pertenece a la dimensión hori- una sociedad armoniosa en un mundo más
zontal del hombre y de la creación, y que se respetuoso de lo humano. Os doy las gra-
incrementa con un ritmo impresionante. Si cias por los servicios que prestáis a la Santa
no se quiere que este desarrollo quede to- Sede, y pido a Dios que os colme de sus do-
talmente exterior al hombre, es necesario nes.
llevar a cabo al mismo tiempo una profun-
dización de la conciencia, así como de su

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