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RECURSO DE REVISIÓN–Pretendido por la segunda ocupante y

adquirente de buena fe exenta de culpa, dentro de proceso de restitución y


formalización de tierras, incoado por víctima del conflicto armado.
Oportunidad y finalidad del recurso. Aplicación artículo 379, 380 y 381 del
Código de Procedimiento Civil y artículo 92 de la ley 1448 de 2011.
Incumplimiento de la carga procesal del recurrente y segundo ocupante para
demostrar el actuar delictivo o fraudulento de su contraparte. Aplicación
numeral 6º del artículo 380 del Código de Procedimiento Civil. Reiteración
sentencia del 14 de junio de 2007. Distinción entre opositores y segundos
ocupantes. Aplicación artículos 86 y 87 de la Ley 1148 de 2011. Flexibilidad de
los estandartes de buena fe e inversión de la carga de la prueba en procesos de
restitución de tierras. Improcedencia de la revisión de oficio. (SC339-2019;
28/06/2019)

Fuente formal:
Artículos 379, 380 y 381 del Código de Procedimiento Civil.
Artículos 354 a 360 del Código General del Proceso.
Artículo 92 de la ley 1448 de 2011.
Artículo 336 del Código General del Proceso.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC de 14 de junio de 2007, rad. 2003-00129.
Sentencia C-099 de 2013.
Sentencia CSJ SC de 24 de abril de 1980.
Sentencia CSJ SC de 1 de julio de 1988, CXCII.

MANIOBRA FRAUDULENTA–Como causal del Recurso de Revisión.


Aplicación numeral 6º del artículo 380 del Código de Procedimiento Civil y
artículo 355 del Código General del Proceso. Reiteración sentencia 30 de julio
de 1997. Es requisito inherente a la causal, que las maniobras fraudulentas se
hayan conocido con posterioridad al pronunciamiento del fallo impugnado.
Reiteración sentencias del 29 de octubre de 2004, 31 de agosto de 2011 y 07
de noviembre de 2011. Las simples actuaciones propias del devenir del
proceso sometidas ante juez, no tienen el carácter de maniobras engañosas.
Reiteración de la sentencia de 13 de diciembre de 2001. (SC339-2019;
28/06/2019)

Fuente formal:
Artículo 380 numeral 6 del Código de Procedimiento Civil.
Artículo 356 del Código General del Proceso

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC de 30 de julio de 1997, rad. 5407.
Sentencia CSJ SC de 31 de agosto de 2011, rad. 2006-02041.
Sentencia CSJ SC de 19 de diciembre de 2012, rad. 2010-00598.
Sentencia CSJ 182 de 29 de octubre de 2004, rad. 3001.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Sentencia CSJ de 31 de agosto de 2011, rad. 2006-2041.


Sentencia CSJ SC de 7 de noviembre de 2011, rad. 2009-00770.
Sentencia CSJ 242 de 13 de dic de 2001, rad. 0160.

SEGUNDOS OCUPANTES-Definición. Distinción entre opositores y


segundos ocupantes. Aplicación artículos 86 y 87 de la Ley 1148 de 2011.
Reiteración sentencia del C-330 de 2016. Reglas jurisprudenciales para
determinar la condición de víctima del conflicto armado. Aplicación artículos
3 y 75 ley 1448 de 2011. Reiteración de la sentencia T-274 d 2018. (SC339-
2019; 28/06/2019)

Fuente formal:
Artículos 3, 75, 86 y 87 de la Ley 1148 de 2011.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia Corte Constitucional C-330 de 2016.
Sentencia Corte Constitucional T-274 d 2018.

BUENA FE EXENTA DE CULPA-Criterios de aplicación frente a segundos


ocupantes. Reiteración sentencias 29 de noviembre de 2017. Los estándares
de buena fe exenta de culpa y de inversión de la carga de la prueba en el
proceso de restitución de tierras, no pueden ser rigurosamente aplicados ad
pédem litterae. Reiteración sentencia del C-330 de 2016. Aplicación artículos
5, 78, 99, 91, 98 y 105 de la Ley 1448 de 2011. Presunción de ilegalidad
respecto de negocios jurídicos sobre bienes inmuebles celebrados en el marco
del conflicto armado. Aplicación articulo 78 ley 1448 de 2011. (SC339-2019;
28/06/2019)

Fuente formal:
Artículos 5, 78, 99, 91, 98 y 105 de la Ley 1448 de 2011

Fuente jurisprudencial:
Sentencia Corte Constitucional C-330 de 2016.
Sentencia CSJ SC19903-2017 de 29 de noviembre de 2017, rad 73268-31-03-
002-2011-00145-01.
Sentencia CSJ STC7619-2015 de 18 de junio de 2015, rad. 2015-01275-00.
Sentencia CSJ STC2303-2018 de 21 de febrero de 2018.

Fuente doctrinal:
Bolivar Jaime, Aura Patricia, et al. La buena fe en la restitución de tierras.
Sistematización de jurisprudencia. Colección Dejusticia. Pág. 11.

JUSTICIA TRANSICIONAL-Definición. Recuento histórico. Aplicación ley


975 de 2005 y ley 1448 de 2011. Reiteración sentencia C-760 de 2006.
Principio de reparación integral. Aplicación de los Principios Pinheiro en
favor de las víctimas de conflicto armado y los segundos ocupantes. Etapas del
proceso de restitución de tierras. Aplicación artículos, 72, 76, 79, 82, 92 de la
ley 1448 de 2011. (SC339-2019; 28/06/2019)

Fuente formal:
Artículos 72, 76, 79, 82 y 92 de la ley 1448 de 2011.
ley 975 de 2005.
Principios Pinheiro.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Fuente jurisprudencial:
Sentencia Corte Constitucional C-760 de 2006.

Fuente doctrinal:
Valencia Villa, Hernando. Introducción a la justicia transicional. Conferencia
magistral impartida en la Cátedra Latinoamericana “Julio Cortázar” de la
Universidad de Guadalajara México, 26 de octubre de 2007. Disponible en la
red.
Onu. Consejo de Seguridad. Informe del Secretario General sobre el Estado de
Derecho y Justicia Transicional en sociedades en conflicto y postconflicto.
2004. Consultable en www.un.org/es/comun/docs.

COMPENSACIÓN–Otorgada dentro de proceso de restitución y


formalización de tierras despojadas o abandonadas forzosamente, en favor de
segundo ocupante dada su condición de adquirente de buena fe exenta de
culpa del inmueble objeto de restitución. (SC339-2019; 28/06/2019)

CARGA DE LA PRUEBA-De la segunda ocupante y adquirente de buena fe


exenta de culpa, dentro de proceso de restitución y formalización de tierras,
para demostrar el actuar delictivo o fraudulento de su contraparte. Aplicación
artículo 88 de la ley 1448 de 2011. La carga de desvirtuar la calidad de víctima
del demandante o de demostrar la buena fe en la adquisición del bien se
traslada al demandado o al opositor, salvo que estos también hayan sido
reconocidos como desplazados o despojados del mismo predio. Aplicación
articulo 78 ley 1448 de 2011, Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra
de 1949 y los Principios Rectores de Desplazamientos Internos. (SC339-2019;
28/06/2019)

Fuente formal:
Artículos 78 y 88 de la ley 1448 de 2011.
Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949.
Principios Rectores de Desplazamientos Internos.

RECURSO DE REVISIÓN–Antecedentes remotos y próximos. Aplicación


artículos 1645 a 1648 del Código canónico y Artículo 1796 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil de 1881. Concepto y naturaleza. Reiteración sentencias
del 10 de diciembre de 1936 y 4 de febrero de 1937. Actos procesales y
sentencia proferidos como consecuencia de colusión o maniobra fraudulenta.
Hermenéutica del numeral 6 del artículo 380 del Código de Procedimiento
Civil. Salvamento de voto Doctor Luis Armando Tolosa a la SC339-2019.
(SC339-2019; 28/06/2019)

Fuente formal:
Artículos 1645 a 1648 del Código Canónico
Artículos 228 y siguientes del Reglamento de 30 de diciembre de 1846.
Leyes de Partidas de Alfonso X (Leyes 13, 19 y 24, tít. 22, 1ª y 2ª, tít. 26, p. 3ª.
Ley de Bases de 21 de junio de 1880.
Artículo 1796 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881.
Articulo 54 de la Ley 61 de 1886.
Artículo 396 de la Ley 105 de 1890.
Articulo 542 de la Ley 105 de 1931.
Artículos 354 y 355 del Código General del Proceso.
Artículo 380 numeral 6 del Código de Procedimiento Civil.
Artículo 542 del Código Judicial de 1931 – ley 105 de 1931.
3
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC de 10 de diciembre de 1936 (M.P. Liborio Escallón).
Sentencia CSJ de 4 de febrero de 1937 (M.P. Miguel Moreno Jaramillo).
Sentencia CSJ de 16 de septiembre de 1937 (M.P. Arturo Tapias Piloneta).
Sentencia CSJ de 9 de junio de 1943 (M.P. Liborio Escallón).
Sentencia CSJ de 18 de mayo de 1948 (M.P. Álvaro Leal Morales).
Sentencia CSJ de 25 de abril de 1959 (M.P. Arturo Posada).
Sentencia CSJ de 17 de enero de 1961.
Sentencia de 8 de julio de 1974 (M.P. Gustavo Fajardo).
Sentencia CSJ de 22 de agosto de 1978 (M.P. Humberto Murcia).
Sentencia CSJ de 28 de septiembre de 1978 (M.P. Germán Giraldo).
Sentencia CSJ de 18 de enero de 1983 (M.P. Humberto Murcia Ballén).
Sentencia CSJ de 16 de marzo de 1987 (M.P. Eduardo García).
Sentencia CSJ de 27 de marzo de 1987 (M.P. Eduardo García).
Sentencia CSJ de 28 de enero de 1987 (M.P. Eduardo García).
Sentencia CSJ de 14 de marzo de 1990 (M.P. Rafael Romero).
Sentencia CSJ de 26 de marzo de 1992 (M.P. Carlos E. Jaramillo).
Sentencia CSJ de 2 de diciembre de 1992 (M.P. Alberto Ospina).
Sentencia CSJ de 1 de febrero de 1995 (M.P. Eduardo García).
Sentencia CSJ de 3 de septiembre de 1996 (M.P. Nicolás Bechara).
Sentencia CSJ de 1 de octubre de 1996 (M.P. José F. Ramírez).
Sentencia CSJ de 4 de julio de 2000 (M.P. Jorge Santos).
Sentencia CSJ de 2 de junio de 2005 (M.P. Manuel I. Ardila).
Sentencia CSJ de 4 de junio de 2007 (M.P. Pedro O. Múnar).
Sentencia CSJ de 2 de febrero de 2009 (M.P. Edgardo Villamil).
Sentencia CSJ de 1 de junio de 2010 (M.P. Ruth M. Díaz).
Sentencia CSJ de 3 de septiembre de 2013 (M.P. Ariel Salazar).
Sentencia CSJ de 4 de junio de 2014 (M.P. Ariel Salazar).
Sentencia CSJ de SC del 4 de febrero de 1937 (M.P. Miguel Moreno
Jaramillo).
Sentencia CSJ de 9 de junio de 1943 (M.P. Liborio Escallón).
Sentencia CSJ de 25 de abril de 1959 (M.P. Arturo Posada).
Sentencia CSJ de 18 de enero de 1983 (M.P. Humberto Murcia).
Sentencia CSJ de 16 de marzo de 1987 (M.P. Eduardo García).
Sentencia CSJ de 2 de diciembre de 1987 (M.P. Eduardo García).
Sentencia CSJ de 12 de noviembre de 1993 (M.P. Eduardo García).
Sentencia CSJ de 1 de octubre de 1996 (M.P. José F. Ramírez).
Sentencia CSJ de 1 de diciembre de 2000 (M.P. José F. Ramírez).
Sentencia CSJ de 3 de diciembre de 2003 (M.P. Carlos I. Jaramillo).
Sentencia CSJ de 1 de junio de 2010 (M.P. Ruth M. Díaz).
Sentencia CSJ de 1 de marzo de 2011 (M.P. Pedro O. Múnar).
Sentencia CSJ de 2 de abril de 2013 (M.P. Ruth M. Díaz).
Sentencia CSJ de 4 de junio de 2014 (M.P. Ariel Salazar).
Sentencia CSJ SC de 9 de junio de 1943 (M.P. Liborio Escallón).
Sentencia C-090 de 1998 de la Corte Constitucional (M.P. Jorge Arango).

Fuente doctrinal:
Azula Camacho, Jaime. Manual de Derecho Procesal. Tomo II. Parte General.
Editorial Temis. Bogotá. 2015. Págs. 349-350; y MORALES MOLINA,
Hernando. Curso de Derecho Procesal Civil. Parte General. Editorial ABC.
Bogotá. 1978. Pág. 613.
Azula Camacho, Jaime. Manual de Derecho Procesal. Tomo II. Parte General.
Editorial Temis. Bogotá. 2015. Págs. 354-355.; MORALES MOLINA,
4
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Hernando. Curso de Derecho Procesal Civil. Parte General. Editorial ABC.


Bogotá. 1978. Págs. 619-620
Camacho Rueda, Aurelio. Recursos de Casación y Revisión en Materia Civil.
Universidad Externado de Colombia. Bogotá. 1978. Págs. 273-277
Chiovenda, Giuseppe. Instituciones de Derecho Procesal Civil. Tomo III. Trad.
de E. Gómez Orbaneja. Editorial Revista de Derecho Privado. 1954.
Devis Echandía, Hernando. Conferencias Dictadas en el Aula Máxima del
Claustro. Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Tomo II. Ediciones
Rosaristas. Bogotá. 1970. Págs. 271-272.
Las Siete Partidas del Rey Don Alfonso El Sabio, cotejadas con varios códices
antiguos por la Real Academia de la Historia y Glosadas por el Lic. Gregorio
López. Tomo II. Segunda y Tercera Partida. Lecointe y Laserre Editores.
Paris. 1943. Págs. 786 y ss.
López Blanco, Hernán Fabio. Código General del Proceso. Parte General.
Dupre Editores. Bogotá. 2016. Págs. 890-891;
Manresa y Navarro, José María. Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Tomo VI. Editorial Reus. Madrid. 1929. Págs. 283-285.
Monroy Cabra, Marco Gerardo. Derecho Procesal Civil. Parte General.
Biblioteca Jurídica Dike. Medellín. 1996. Págs. 539-540.
Murcia Ballén, Humberto. Recurso de Revisión Civil. Ediciones Librería El
Profesional. Bogotá. 1996. Págs. 188-194.

BUENA FE EXENTA DE CULPA–Distinción frente a la buena de simple.


Reiteración sentencia 23 de junio de 1958. Elementos o presupuesto de la
buena fe cualificada. Reiteración sentencia del 20 de mayo de 1936. Error del
juez de tierras al no garantizar un proceso justo y eficaz para el demandado.
Aplicación artículo 7 de la Ley 1148 de 2011 y artículo 29 de la constitución
política. Acreditación probatoria suficiente por parte de la demandada como
adquirente de buena fe exenta de culpa. Salvamento de voto Doctor Luis
Armando Tolosa a la SC339-2019. (SC339-2019; 28/06/2019)

Fuente formal:
Artículo 7 de la Ley 1148 de 2011
Artículo 29 de la constitución política

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC de 20 de mayo de 1936 (M.P. Eduardo Zuleta Ángel).
Sentencia CSJ de 23 de junio de 1958 (M.P. Arturo Valencia Zea).
Sentencia CSJ de 25 de agosto de 1959 (M.P. José Hernández Arbeláez).
Sentencia CSJ de 5 de mayo de 1961 (M.P. José Hernández Arbeláez).
Sentencia CSJ de 17 de junio de 1964 (M.P. Arturo Posada).
Sentencia CSJ de 3 de agosto de 1983 (M.P. Jorge Salcedo Segura).
Sentencia CSJ de 19 de diciembre de 2006 (M.P. Carlos I. Jaramillo).
Sentencia CSJ de 3 de agosto de 1983 (M.P. Jorge Salcedo Segura).
Sentencias C-820 de 2012.
Sentencia C-330 de 2016.

Fuente doctrinal:
Buitrago Flórez, Diego. Buena Fe Exenta de Culpa. Error Communis Facit Jus
en Derecho Civil y Títulos-Valores. Ediciones Jurídica Radar. Bogotá. Págs.
36-43.
Tolosa Villabona, Luis Armando. De los Principios del Derecho Obligacional y
Contractual Contemporáneo. En: Revista de Estudios Socio Jurídicos. Vol. 19.
No. 2. Universidad del Rosario. Bogotá. 2017.
5
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

MANIOBRA FRAUDULENTA–Configuración de la causal 6 de revisión


como consecuencia de maniobras fraudulentas proveniente de la parte
demandante dentro de proceso de restitución de tierras. Pérdida del predio
como consecuencia del incumplimiento en el pago del crédito bancario más
no por actos de violencia. Aplicación numeral 6º del artículo 380 del Código
de Procedimiento Civil y artículo 355 del Código General del Proceso. Falta de
demostración tanto de la existencia de actos de violencia perpetrados por
grupos armados al margen de la ley al momento del despojo, como de la
calidad de víctima de la demandante y de su consecuente abandono forzado.
Conflicto armado. Definición y alcance para determinar la calidad de víctima.
Aplicación artículo 3 de la Ley 1448 de 2011. Reiteración sentencias C-291 de
2007 y C253A-2012. Salvamento de voto Doctor Luis Armando Tolosa a la
SC339-2019. (SC339-2019; 28/06/2019)

Fuente formal:
Artículo 3 de la Ley 1448 de 2011.
Artículo 74 inciso 2 de la Ley 1448 de 2011.
Artículos 135, 156 y 157 de la Ley 599 de 2000.
Artículos 174, 175, 178 y 179 de la Ley 522 de 1999.
Artículo 3º parágrafo 3 de la Ley 1448 de 2011.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia C-291 de 2007 (M.P. Manuel José Cepeda).
Sentencia C-253A-2012 (M.P. Gabriel Eduardo Mendoza).

HERMÉUTICA–Del numeral 6 del artículo 380 del Código de


Procedimiento Civil y numeral 6 del artículo 355 del Código General del
Proceso. Actos procesales y sentencias proferidas como consecuencia de
colusión o maniobra fraudulenta. Distinción frente a las demás causales de
revisión. Elementos axiológicos y presupuestos de procedencia de la causal 6
de revisión. Salvamento de voto Doctor Luis Armando Tolosa a la SC339-
2019. (SC339-2019; 28/06/2019)

Fuente formal:
Artículo 380 numeral 6 del Código de Procedimiento Civil.
Artículo 355 numeral 6 del Código General del Proceso.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC de 18 de julio de 1974 (M.P. Humberto Murcia Ballén).
Sentencia CSJ SC de 11 de junio de 1976 (M.P. Germán Giraldo).
Sentencia CSJ SC de 26 de enero de 1982 (M.P. Humberto Murcia).
Sentencia CSJ SC de 16 de septiembre de 1983 (M.P. Germán Giraldo).
Sentencia CSJ SC de 11 de abril de 1983 (M.P. Germán Giraldo).
Sentencia de 15 de septiembre de 1982.

Fuente doctrinal:
Código De Procedimiento Civil Italiano de 1940.
Código De Procedimiento Civil Francés.
Couture, Eduardo J. Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo III. Ediciones
Depalma. Buenos Aires. 1998. Pág. 389.
Devis Echandía, Hernando. Conferencias Dictadas en el Aula Máxima del
Claustro. Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Tomo II. Ediciones
Rosaristas. Bogotá. 1970. Págs. 271-272.
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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

López Blanco, Hernán Fabio. Código General del Proceso. Parte General.
Dupre Editores. Bogotá. 2016. Págs. 890-891.
Murcia Ballén, Humberto. Recurso de Revisión Civil. Ediciones Librería El
Profesional. Bogotá. 1996. Pág. 191.
Parra Quijano, Jairo. Derecho Procesal Civil. Tomo I. Parte General. Ed.
Temis. Bogotá. 1992. Págs. 306-307.

APRECIACIÓN PROBATORIA-De testimonios, interrogatorios de parte y


pruebas documentales que acreditan la falta de demostración tanto de la
existencia de actos de violencia perpetrados por grupos armados al margen de
la ley al momento del despojo, como de la calidad de víctima de la
demandante y de su consecuente abandono forzado. Pérdida del predio como
consecuencia del incumplimiento en el pago del crédito bancario más no por
actos de violencia. Salvamento de voto Doctor Luis Armando Tolosa a la
SC339-2019. (SC339-2019; 28/06/2019)

Asunto:
Pretende la demandante en calidad de víctima de desplazamiento forzado,
dentro proceso de restitución y formalización de tierras despojadas o
abandonadas forzosamente, se protejan sus derechos fundamentales y se
ordene como medida de reparación integral la restitución jurídica y material
del inmueble, así como la declaración de nulidad de la providencia dictada en
proceso ejecutivo hipotecario, mediante la cual se efectuó el remate del bien.
Lo anterior, por cuanto una vez adquirido el predio, el demandante fue objeto
de perturbaciones por parte de grupos guerrilleros y paramilitares que lo
obligaron a abandonar el inmueble, único sustento económico para su familia,
por lo que no le fue posible solventar el crédito hipotecario contraído con la
entidad bancaria. La actual propietaria y demandada, en calidad de opositora
y segunda ocupante contestó la demanda y excepcionó la ausencia probatoria
de los hechos que fundamentan el desplazamiento y la existencia de la buena
fe exenta de culpa al momento de adquirirlo. La Sala Civil Especializada en
Restitución de Tierras accedió a todas las pretensiones de la demanda,
protegiendo el derecho fundamental a la Restitución de tierras de la actora, al
considerar que se cumplieron los presupuestos del artículo 75 de la Ley 1448
de 2011, deducir que de acuerdo a la información que remitió la Consultoría
para los Derechos Humanos y el Desplazamiento -CODHES-, el demandante
y su familia fueron víctimas de desplazamiento forzado, aplicar la presunción
del debido proceso del numeral 4° del artículo 77 de la Ley 1448 de 2011 y
considerar que había lugar al derecho de compensación en favor del opositor
al evidenciarse la buena fe exenta de culpa. Inconforme el demandado,
interpuso recurso de revisión, el cual fue subsanado y en el que le fue
concedido el amparo de pobreza. La sentencia fue acusada bajo la causal sexta
del artículo 380 del Código de Procedimiento Civil. La Corte declara
INFUNDADO el recurso por cuanto el recurrente no cumplió con la carga de
la prueba de demostrar las maniobras fraudulentas ejecutadas después de la
sentencia y fuera del proceso.

7
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO


Magistrado Ponente

SC339-2019
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00
(Aprobado en sesión de trece de febrero de dos mil diecinueve)

Bogotá, D.C., veinticinco (25) de junio de dos mil


diecinueve (2019).

Se decide el recurso extraordinario de revisión


promovido por YOLANY GARCÍA BENAVIDES respecto de
la sentencia proferida el 4 de febrero de 2015 por la Sala
Civil Especializada en Restitución de Tierras del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Cúcuta, dentro del proceso
de restitución y formalización de tierras despojadas o
abandonadas forzosamente, que promovió la Unidad
Administrativa Especial de Gestión de Restitución de
Tierras Despojadas - Territorial Magdalena Medio, a nombre
de Ricaurte Trujillo Gualdrón y Mariela Dávila Arenas,
habiendo concurrido como opositora la aquí accionante.

I. ANTECEDENTES

1. En la demanda con la que se inició el referido


proceso, se solicitó proteger el derecho fundamental a la
restitución de tierras de los solicitantes y de su núcleo
familiar, y en consecuencia, ordenar como medida

8
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

preferente de reparación integral, la restitución jurídica y


material a su favor del predio denominado Alba María,
ubicado en la vereda Cristales La Ye del municipio de
Sabana de Torres, Santander, e identificado con el folio de
matrícula inmobiliaria No. 303-55594. Se pidió, igualmente,
cancelar la inscripción de cualquier derecho real que un
tercero tuviere sobre el inmueble en virtud de obligaciones
civiles, comerciales, tributarias y administrativas, y declarar
la nulidad de la providencia proferida por el Juzgado
promiscuo Municipal de Sabana de Torres el 26 de agosto
de 2004, en el ejecutivo hipotecario adelantado contra
Ricardo Trujillo Gualdrón y Antonio Trujillo Mariscal 1.

2. Como sustento de esas pretensiones, se adujo:

2.1. En el año 2000 y por problemas de violencia en la


zona, los esposos Ricaurte Trujillo Gualdrón y María Dávila
Arenas se vieron obligados a abandonar la finca ubicada en
San Vicente del Chucurí, en la que trabajaban y de la que
derivaban su sustento.

2.2. Desplazados a Sabana de Torres, contaron con la


ayuda de un hermano de Ricaurte, Antonio Trujillo
Mariscal, con quien compraron, por un precio de dieciséis
millones de pesos ($16.000.000), el predio conocido como
“Alba María”, mediante la escritura pública 062 de 28 de
febrero de 2001 de la Notaría Única del Círculo de dicha
localidad, figurando como vendedor Moisés Becerra
Serrano.
1
Folios 2 a 20 del cuaderno 1 del Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución de
Tierras de Barrancabermeja.
9
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

2.3. Trasladado el núcleo familiar de Ricaurte Trujillo


Gualdrón a la heredad adquirida, junto con su hermano
solicitaron y les fue aprobado por el Banco de Bogotá un
crédito hipotecario por veintiocho millones de pesos
($28.000.000), para cancelar el saldo del precio de la
compra, nueve millones de pesos ($9.000.000), e invertir en
producción agropecuaria.

2.4. En enero de 2002, la tranquilidad familiar de


Ricaurte Trujillo y de Mariela Dávila se vio perturbada por
el acoso de un hombre (armado) y de una mujer que
llegaron en un vehículo en horas de la noche, quienes no
lograron ingresar a su inmueble, al no poder levantar los
seguros de las puertas y de las ventanas.

2.5. Por el clima de violencia en la zona, donde


operaban en los años 2000 a 2002 grupos guerrilleros y
paramilitares, y el incidente que se produjo en su morada,
la familia de Ricaurte decidió abandonar el fundo “Alba
María”, lo que dio lugar al fraccionamiento de sus
integrantes, pues, la cónyuge y los dos hijos comunes
(Diana Julieth y Óscar Eduardo) partieron a San Vicente del
Chucurí y Ricaurte lo hizo a Bucaramanga.

2.6. El desplazamiento forzado de Ricaurte derivó en el


incumplimiento de las obligaciones financieras previamente
adquiridas y en el cobro ejecutivo con acción real
adelantado por el Banco de Bogotá, que concluyó con la
adjudicación del predio “Alba María” a Álvaro Sánchez
10
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Barranco. El otro deudor, Antonio Trujillo Mariscal, indicó


no ser víctima del conflicto armado ni de desplazamiento
forzado, y aseguró no contar con los recursos para cancelar
la deuda adquirida junto con su hermano.

2.7. Por el desplazamiento forzado del que fueron


víctimas, Ricaurte Trujillo Gualdrón junto con su grupo
familiar están inscritos en el registro único de población
desplazada desde el 30 de abril de 2009. Respecto del fundo
Alba María, el 29 de octubre de 2011 solicitaron adscripción
al Registro de Tierras Despojadas y Abandonadas
Forzosamente, que lleva la Unidad de Restitución de
Tierras.

2.8. En el trámite administrativo seguido en la Unidad


Administrativa Especial de Gestión de Restitución de
Tierras Despojadas intervino como opositora Yolany García
Benavides, quien aportó título de propiedad proveniente del
anterior propietario, Álvaro Sánchez Barranco.

3. Admitida la demanda de restitución de tierras se


hizo presente, por intermedio de apoderado judicial, Yolany
García Benavides, quien contestó cada uno de los hechos
de la demanda, se opuso a lo pretendido y excepcionó: (i)
“Ausencia probatoria de los hechos que fundamentan el
desplazamiento” y (ii) “Buena fe exenta de culpa”.

En soporte de la primera defensa, la opositora sostuvo


que el desplazamiento mencionado en la demanda no es
muy claro al no existir pruebas que lo respalden, sin que
11
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

pueda serlo de forma concluyente la inscripción de los


peticionarios en el registro único de población desplazada,
máxime cuando uno de los familiares del grupo inscrito,
Antonio Trujillo, a su vez copropietario del 50% del predio
materia del proceso, manifestó no ser desplazado e insinuó
que la partida de su hermano de la heredad fue producto
del no pago del crédito adquirido con el Banco de Bogotá.
Agregó que los reclamantes de la restitución perdieron el
inmueble por no hacerse presentes en la ejecución,
escenario en el que pudieron asumir su defensa.

Como apoyo de la segunda excepción, Yolany García


Benavides esgrimió que al adquirir el predio, nada se le
informó por parte del vendedor acerca del referido
desplazamiento forzado, a lo que se suma que quien le
enajenó, Álvaro Sánchez Barranco, se hizo al bien por
medio de adjudicación efectuada en el curso de un proceso
ejecutivo hipotecario, sin que allí tampoco se hubiera tenido
noticia del comentado “desplazamiento”2.

Concurrieron asimismo al litigio, Ecopetrol, la Agencia


Nacional de Hidrocarburos y Petrosantander Colombia Inc.,
quienes hicieron algunas apreciaciones sobre sus
operaciones en la zona3.

4. Agotado el trámite de rigor en el juzgado de


conocimiento, el asunto pasó al Tribunal Superior de
Cúcuta, quien en su Sala Civil Especializada en Restitución
de Tierras lo definió con sentencia de 4 de febrero de 2005,
2
Folios 155 a 161 del c. 1.
3
Folios 184 y 185 del c.1., 27, 28, 97 y 98 del c. 1-2.
12
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

en la que resolvió (i) proteger el derecho fundamental a la


restitución de tierras de Ricaurte Trujillo Gualdrón y su
grupo familiar; (ii) restituir a ellos el predio materia de
controversia; (iii) revocar la actuación surtida en el ejecutivo
con garantía real 2003-00007 adelantado en el Juzgado
Promiscuo Municipal de Sabana de Torres, a partir de la
notificación del mandamiento de pago, disponiendo que esa
autoridad rehaga la actuación, para garantizar plenamente
a los ejecutados el ejercicio de su derecho de defensa y
contradicción; (iv) compensar a Yolany García Benavides,
opositora de buena fe exenta de culpa, con el valor del
avalúo comercial del inmueble al momento en el que se le
haga el respectivo pago por parte del Fondo de la Unidad
Administrativa Especial de Restitución de Tierras
Despojadas; (v) ordenar la inscripción de la sentencia en el
folio de matrícula inmobiliaria y la cancelación de las
anotaciones procedentes del mencionado ejecutivo
hipotecario y las provenientes del trámite administrativo y
judicial de restitución de tierras; (vi) disponer que se haga
efectiva la restricción establecida en el artículo 101 de la
Ley 1448 de 2011, y que el municipio de Sabana de Torres
y las empresas de servicios públicos domiciliarios que
operan en ese lugar, de ser necesario, establezcan
mecanismo de condonación, alivio y/o exoneración de
pasivos generados desde el momento en el que ocurrió el
desplazamiento forzado hasta que se realice la entrega del
bien; y (vii) mandar al Banco de Bogotá reintegrar al Fondo
de la Unidad Administrativa Especial de Gestión de
Restitución de Tierras la suma que recibió dentro del

13
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

comentado proceso ejecutivo hipotecario, con la indexación


respectiva4.

Para adoptar esas resoluciones, la colegiatura


consideró que las exigencias de temporalidad y relación
jurídica con el inmueble previstas en el artículo 75 de la Ley
1448 de 2011 se cumplen, por cuanto la situación de
desplazamiento y abandono que se denuncia ocurrió en
enero de 2002, y el solicitante fue propietario del predio en
común y pro indiviso con Antonio Trujillo Mariscal, en el
período que va del 28 de febrero de 2001 al 26 de agosto de
2004.

En relación con el “hecho victimizante”, el Tribunal


expuso que del contexto de violencia vivido en el municipio
de Sabana de Torres (descrito en otro proceso fallado por
esa Corporación), de la información que remitió la
Consultoría para los Derechos Humanos y el
Desplazamiento -CODHES- (según la cual en esa localidad
se presentaron 1477 casos de desplazamiento forzado entre
1999 y 2011) y de las declaraciones recibidas a Antonio
Trujillo Mariscal, Mariela Dávila Arenas, Sindulfo Quesada
Briceño y Héctor Caballero Velásquez, se deduce que de
Ricaurte Trujillo Gualdrón y su grupo familiar se puede
predicar la calidad de víctimas, en la medida en la que se
vieron obligados a desplazarse forzosamente de su finca por
el clima de terror y temor generado por grupos armados al
margen de la ley que operaban en la zona, concretado en la
situación particular por la presencia en su morada de

4
Folios 305 a 350 del c. 1-2.
14
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

personas desconocidas y armadas, a lo que se suma el


antecedente de violencia que sufrieron en San Vicente de
Chucurí, donde las autodefensas dieron muerte a dos de
sus parientes.

En lo concerniente a la estructuración del abandono y


posterior despojo, dicho juzgador razonó que el contexto de
violencia en el municipio de Sabana de Torres determinó el
desplazamiento forzado de la familia Trujillo Dávila y el
abandono involuntario e intempestivo del predio Alba María
con el consecuente cese de las actividades productivas que
allí se desarrollaban, lo que aparejó, de acuerdo con las
pruebas recogidas, la imposibilidad de atender el
compromiso crediticio con el Banco de Bogotá y el posterior
remate del fundo dado en garantía. Y Si bien Antonio
Trujillo, hermano del solicitante y copropietario del predio
hipotecado, ingresó ocasionalmente al terreno, lo cierto es
que no pudo ser explotado económicamente por el
reclamante de tierras.

Adicionalmente, el Tribunal encontró aplicable al caso


la “presunción de debido proceso” prevista en el numeral 4°
del artículo 77 de la Ley 1448 de 2011, según la cual, de los
hechos de violencia sufridos por la víctima se presume el
impedimento para ejercer su derecho de defensa dentro del
proceso judicial (ejecutivo hipotecario) en el que se profirió
decisión modificatoria de su situación jurídica respecto del
inmueble materia de restitución (remate y adjudicación de
la propiedad a un tercero). En consecuencia, estimó
procedente revocar todo lo actuado desde la notificación del
15
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

mandamiento de pago –incluida la almoneda-, en aras de


garantizar a los ejecutados el ejercicio pleno de su derecho
al debido proceso, sin perjuicio de que en atención al
principio de solidaridad, el banco demandante llegue a un
acuerdo de pago con sus deudores.

Para descartar las defensas planteadas por la


opositora y las alegaciones del Ministerio Público, la referida
Sala estimó: (i) el hecho de haberse adquirido por la víctima
un crédito hipotecario meses antes de su desplazamiento no
descarta el abandono involuntario y forzado de la heredad,
pues la corta diferencia de tiempo entre uno y otro “solo
resulta una fatal coincidencia para (la víctima) que ninguna
relevancia o trascendencia jurídica adversa le puede traer”;
(ii) la falta de divulgación en los medios de comunicación de
la situación acaecida no tiene la entidad suficiente para
“desvanecer” la calidad de desplazado del reclamante; (iii)
las circunstancias constitutivas de desplazamiento en
muchas ocasiones suelen ser sutiles, obedeciendo al simple
clima de temor generalizado que se vive en determinados
territorios; (iv) para la fecha del desplazamiento el
peticionario no se encontraba en mora de su crédito con la
entidad financiera, dado que el primer pago le correspondía
efectuarlo el 26 de marzo de 2002 y el desplazamiento se
materializó en el mes de enero de ese año; (v) ninguna
incongruencia con la versión de los hechos ofrecida por el
actor representa el que este haya solicitado su inclusión
como desplazado en el 2009 cuando la situación
victimizante acaeció en el 2002, por cuanto “se comprende
que en medio de su tragedia personal y familiar tal diligencia
16
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

no debería ser una de sus prioridades”; (vi) probada la


calidad de víctimas de los peticionarios y la ocurrencia de
los hechos de violencia de la que fueron objeto, era del
resorte de la opositora desvirtuarla, carga que finalmente no
cumplió; (vii) contrario a lo aducido por el Ministerio
Público, el desplazamiento forzado en la zona sí se acreditó
con las declaraciones e informes oficiales recibidos, y no es
de recibo el argumento según el cual el interesado no
denunció amenazas, puesto que el fundamento de la causal
de restitución fue el profundo temor generado por la
presencia de personas armadas en la vivienda de los
reclamantes; y (viii) la vulneración del derecho de la víctima
en este caso comprende la imposibilidad jurídica de gozar
del bien como propietario, con independencia de que
terceras personas y bajo la autorización del comunero
Antonio Trujillo Mariscal hubieran ocupado temporalmente
el bien “por razones más de conservación que del ejercicio de
los derechos inherentes al dominio”.

Al entrar en el análisis de la buena fe exenta de culpa


y la confianza legítima, el fallador dedujo que la opositora
tenía derecho a compensación, por haber mediado el Estado
en la venta forzada del inmueble a una persona que
finalmente se lo enajenó a su actual propietaria, Yolany
García Benavides, intervención que generó en ella la
creencia en la ausencia de irregularidades en la enajenación
del bien.
5. Con la providencia de 25 de febrero de 2015, el
Tribunal aclaró la anterior decisión, en el sentido de indicar

17
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

que el término para hacer la entrega material del inmueble


es de tres días, siguientes a la ejecutoria del fallo 5.

II. EL RECURSO DE REVISIÓN

1. Mediante escrito de demanda (subsanado),


Yolany García Benavides formuló recurso de revisión frente
a la sentencia mencionada y compendiada, con fundamento
en la causal sexta del artículo 380 del Código de
Procedimiento Civil: “haber existido colusión u otra
maniobra fraudulenta de las partes en el proceso en que se
dictó la sentencia, aunque no haya sido objeto de
investigación penal, siempre que haya causado perjuicios al
recurrente”. A partir de ese motivo de impugnación, pidió
concretamente declarar la nulidad del fallo cuestionado,
señalar “las presuntas maniobras fraudulentas de la parte
aquí demandada”, ordenar el avalúo comercial de las
mejoras solicitadas oportunamente por la opositora y
condenar solidariamente a Ricaurte Trujillo Gualdrón, al
Tribunal y al Fondo de la Unidad Administrativa Especial
de gestión de Restitución de Tierras Despojadas, a pagar los
perjuicios causados a la acá accionante, en las modalidades
de daño emergente y lucro cesante, tasados en mil
seiscientos ochenta y dos millones cien mil pesos
($1.682.100.000)6.

2. Para sustentar la causal alegada y las súplicas


reclamadas, la recurrente adujo, en síntesis:

5
Folios 443 a 454 del c. 1-3.
6
Folios 259 a 286 del c. de la Corte.
18
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

2.1. En el 2007 compró el predio “Alba María” a


Álvaro Sánchez Barranco, quien a su vez lo había adquirido
el 26 de agosto de 2004, por adjudicación efectuada en un
proceso ejecutivo hipotecario adelantado por el Banco de
Bogotá.

2.2. Frente a la solicitud de tierras abandonadas que


sobre el mencionado predio formuló Ricaurte Trujillo
Gualdrón ante el Juzgado Primero Civil del Circuito
Especializado en Restitución de Tierras de
Barrancabermeja, admitida a trámite el 5 de marzo de
2014, emprendió una defensa “tediosa” y “dolorosa”, para
proteger todo su patrimonio y fuente de ingresos familiar,
representado en la aludida heredad.

2.3. A pesar de las múltiples “súplicas” radicadas en


el proceso para hacer ver que el predio “Alba María” lo
adquirió en el 2007 y que el allí demandante solo se
inscribió en el Registro Único de Población Desplazada el 30
de abril de 2009, cuando ya no era propietario, el Tribunal
decidió proseguir con el asunto.

2.4. En la Fiscalía General de la Nación denunció


penalmente a Ricaurte Trujillo Gualdrón por las presuntas
conductas punibles de fraude procesal y falso testimonio, lo
que también se adujo en el proceso de restitución de
tierras, al señalarse que se estaría, en este caso, en
presencia de “un falso positivo en restitución de tierras”.

19
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

2.5. En la denuncia se pusieron de presente las


versiones “variantes, inversas y contradictorias” del
solicitante de la restitución, y que fueron determinantes
para acreditar su calidad de víctima, siendo ellas, las
expuestas en “los fundamentos de hecho del expediente”,
ante Acción Social el 17 de octubre de 2012 y en el
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural el 22 de febrero
de 2013.

2.6. En el Banco de Bogotá no reposa ninguna petición


para suspender la ejecución del crédito por amenazas, y
tampoco existen denuncias penales o policivas para la
protección del actor en la restitución.

2.7. En la sentencia que culminó el proceso de


restitución de tierras, el Tribunal resolvió compensar a la
opositora con el valor del avalúo comercial del inmueble
materia del pleito, determinando que el pago lo haría el
Fondo de la Unidad Administrativa Especial de Gestión de
Restitución de Tierras Despojadas, sin embargo, “no
materializó su reconocimiento”.

2.8. El avalúo de 2014, que fue considerado para la


compensación ordenada, no incluía el valor de las mejoras
para la producción de palma africana en un área de diez
hectáreas, tampoco incorporaba el espacio real de la casa e
ignoraba el criadero de cachama.
2.9. Como opositora se vio obligada a recibir
extemporáneamente por compensación una suma irrisoria,

20
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

no obstante haber sido considerada como compradora de


buena fe exenta de culpa.

2.10 Deduciendo de la ganancia esperada el costo para


el cultivo de la palma africana, los perjuicios que se
ocasionan a la opositora ascienden a mil ochocientos
ochenta millones cien mil pesos ($1.880.100.000).

2.11. El fallo impugnado es incongruente por ser en


principio favorable al reclamante de la restitución y a la
opositora, “sin la efectividad de la compensación”, además
de causar “extrañeza”, el reconocimiento como víctima a
alguien que alegó un solo hecho confuso, cuando la
jurisprudencia ha destacado que el desplazamiento forzado
lo configuran “varios hechos”.

III. EL TRÁMITE DEL RECURSO EXTRAORDINARIO

1. Subsanada la demanda, la Corte ordenó oficiar al


Tribunal que profirió la sentencia reprochada, a efecto de
que remitiera el expediente respectivo. En el mismo
proveído se concedió amparo de pobreza a la recurrente 7.

2. Recibido el legajo, se admitió la demanda y se


dispuso correr traslado de ella a los intervinientes en el
proceso de restitución y formalización de tierras despojadas
o abandonadas forzosamente, distintos de la accionante 8.

7
Auto de 29 de agosto de 2016, folio 294 del c. de la Corte.
8
Providencia de 16 de diciembre de 2016, folio 371 c. de la Corte.
21
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

3. Enterados del asunto los interesados, se


pronunciaron de la siguiente manera:

3.1. Ecopetrol S.A. manifestó no oponerse a la


prosperidad de las pretensiones, mientras no se afecte
ninguno de sus derechos. Precisó que desconoce la
situación fáctica que originó el juicio de tierras, y que no le
consta ningún acto de desplazamiento o de abandono
forzado9.

3.2. El apoderado de la Unidad de Restitución de


Tierras, de Ricaurte Trujillo Gualdrón y de Mariela Dávila
Arenas presentó escrito en el que pidió declarar la
improcedencia del recurso de revisión interpuesto.

Para fundamentar esa petición, el memorialista hizo


una explicación y recuento de las fases administrativa y
judicial por las que trasegó este proceso restitutorio, luego
de lo cual indicó que la inscripción del predio “Alba María”
en el Registro de Tierras Despojadas y Abandonadas
Forzosamente, se produjo mediante la Resolución RGR
0042 de 7 de marzo de 2013, corregida el 13 de agosto
siguiente.

Anotó, igualmente, que la sentencia confutada se


ajusta a derecho, al dar total claridad sobre las
circunstancias que rodearon los hechos narrados en la
solicitud de restitución, haciendo un completo análisis de
los mismos, y reconociendo los derechos que asisten a cada

9
Folios 417 a 419 del c. de la Corte.
22
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

una de las partes, al punto que a la opositora se le otorgó


una compensación al hallar que fue adquirente de buena fe
exenta de culpa.

En lo tocante a ese particular, puntualizó que en


cumplimiento de lo ordenado en la sentencia, a Yolany
García Benavides se le reconoció la compensación en la
Resolución No. RC F 0036 de 16 de junio de 2015, en cuyo
artículo tercero se estableció que “El valor de la
compensación que se ordena por la presente resolución es la
suma de trescientos setenta y un millones ochocientos mil
noventa y seis pesos MCTE ($371.800.096) conforme al
avalúo comercial realizado por el IGAC”. El acto
administrativo, acotó, no fue controvertido y el pago se hizo
efectivo.

Para finalizar, indicó que con este remedio


extraordinario lo único que se persigue es revivir la
oportunidad para controvertir el aludido acto
administrativo, lo que en sí mismo no se adecúa a la causal
invocada10.

3.3. Petrosantader Colombia Inc. informó que ejecuta


un contrato especial de asociación para la exploración y
explotación de campos ubicados en el municipio de Sabana
de Torres, no obstante lo cual, en el predio denominado
“Alba María” no opera11.

3.4. Los demás convocados guardaron silencio.


10
Folios 425 a 431.
11
Folios 414 y 415 del c. de la Corte.
23
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

4. El proceso pasó a la etapa de instrucción, en la que


se ordenó incorporar como prueba la actuación surtida
dentro del proceso de restitución de tierras en el que la
demandante en revisión actuó como opositora, y los
documentos aportados por cada una de las partes en
oportunidad. Se ordenó también oficiar al Banco de Bogotá
para que remitiera el detalle del crédito hipotecario
contraído por Ricaute Trujillo Gualdrón12.

5. Agotada la oportunidad para alegar de conclusión,


dentro de la cual se pronunciaron Yolany García
Benavides13 y Ecopetrol S.A.14, corresponde ahora dictar la
sentencia pertinente.

IV. CONSIDERACIONES

1. Competencia

La Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de


Justicia es la facultada para resolver la impugnación de la
referencia, pues en virtud de lo dispuesto en el artículo 92
de la Ley 1448 de 2011, contra la sentencia que se profiera
en los procesos de restitución de tierras -como la aquí
confutada que se dictó por la Sala Civil Especializada en
Restitución de Tierras del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Cúcuta-, “se podrá interponer el recurso de
revisión ante la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema
12
Auto de 14 de marzo de 2018, folios 729 y 730 del c. de la Corte.
13
Folios 744 a 748 del c. de la Corte.
14
Folios 749 a 753 del c. de la Corte.

24
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

de Justicia, en los términos de los artículos 379 y siguientes


del Código de Procedimiento Civil”, remisión que con la
nueva codificación procesal debe entenderse hecha a los
preceptos 354 a 360 de la Ley 1564 de 2012, que en lo
esencial, resultan similares en cuanto tiene que ver con la
regulación de las causales de revisión, el término de
interposición del recurso, las formalidades exigidas para el
escrito de demanda, el trámite procesal y su desenlace.

2. Problema jurídico planteado

La proponente –opositora en el juicio de tierras génesis


de este recurso- estima que la sentencia cuestionada de 4
de febrero de 2015, por medio de la cual se acogieron las
súplicas restitutorias de quienes se presentaron como
víctimas del conflicto armado, es nula porque respecto del
juicio dentro del que se emitió se estructura la causal sexta
de revisión15.

Precisado en breves palabras lo perseguido con este


recurso, a la Corte corresponderá establecer si el remedio
de revisión se introdujo oportunamente, y después sí,
efectivamente, a la luz de lo que indica la norma y de la
jurisprudencia sobre el particular, el extremo demandante
incursionó en el pleito de restitución de tierras en alguna
maniobra fraudulenta que le haya causado perjuicio al
opositor.

15
Haber existido colusión u otra maniobra fraudulenta de las partes en el proceso en que se dictó la
sentencia, aunque no haya sido objeto de investigación penal, siempre que haya causado perjuicio al
recurrente (arts. 380-6 del C. de P.C. y 355-6 del C. G. P.).
25
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Antes de entrar en el examen de fondo de esas dos


cuestiones jurídicas, es aconsejable realizar algunas
consideraciones y reflexiones sobre la justicia transicional y
el proceso de restitución de tierras como una de sus
modalidades. Las mismas permitirán entender de qué forma
debe realizarse el examen y resolución de un recurso de
naturaleza extraordinaria, previsto para derruir sentencias
proferidas, en principio, en procesos de linaje ordinario,
pero que por diseño legislativo se extiende, como en este
caso, a fallos emitidos en un juicio de justicia transicional.

3. La justicia transicional

Con esa denominación es conocido hoy en día el grupo


de teorías y prácticas surgidas de procesos políticos por
medio de los cuales las sociedades y sus instituciones
tratan de saldar cuentas con un pasado tormentoso,
procurando verdad, justicia y reparación para las víctimas,
como elementos indispensables para volver a los causes de
la normalidad democrática16.

Según las Naciones Unidas, por justicia transicional


ha de entenderse “…toda la variedad de procesos y
mecanismos asociados con los intentos de una sociedad por
resolver los problemas derivados de un pasado de abusos a
gran escala, a fin que los responsables rindan cuentas de
sus actos, servir a la justicia y lograr la reconciliación. Tales
mecanismos pueden ser judiciales o extrajudiciales y tener
16
VALENCIA VILLA, Hernando. Introducción a la justicia transicional. Conferencia magistral
impartida en la Cátedra Latinoamericana “Julio Cortázar” de la Universidad de Guadalajara México,
26 de octubre de 2007. Disponible en la red.

26
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distintos niveles de participación internacional (o carecer por


completo de ella) así como abarcar el enjuiciamiento de
personas, el resarcimiento, la búsqueda de la verdad, la
reforma institucional, la investigación de antecedentes, la
remoción del cargo o combinaciones de todos ellos”17.

En el mundo, las manifestaciones concretas y


palpables de la justicia transicional no son muy lejanas en
el tiempo, y surgieron en la segunda parte de la pasada
centuria en países de Europa y de África, que han probado
diversas fórmulas para colmar objetivos de verdad,
memoria, castigo, reparación, reconciliación y olvido.

Al ser los procesos de justicia transicional complejos,


el abanico de mecanismos de los que esta echa mano para
cumplir sus objetivos resultan variados, pudiendo incluir, a
manera de ejemplo, procesos penales, comisiones de la
verdad y programas o acciones de reparación, como los
destinados a la restitución de tierras despojadas o
abandonadas forzosamente.

Colombia desde hace más de una década viene siendo


testigo de la progresiva modelación e implementación de la
justicia transicional, como dispositivo de primer orden para
la superación de períodos prolongados de violencia y para el
resarcimiento de quienes han sido víctimas de ella.

17
ONU. Consejo de Seguridad. Informe del Secretario General sobre el Estado de Derecho y Justicia
Transicional en sociedades en conflicto y postconflicto. 2004. Consultable en
www.un.org/es/comun/docs.
27
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Es así como el primer esbozo de esa justicia


transicional se remonta a la Ley 975 de 2005, comúnmente
llamada “Ley de Justicia y Paz”, que introdujo un esquema
de justicia penal especial además de un conjunto de
principios y derechos en favor de las víctimas, modelado por
los pronunciamientos de la Corte Constitucional en sede del
control de constitucionalidad.

Después aparece la Ley 1448 de 2011, de “Víctimas y


Restitución de Tierras”, como una respuesta a quienes
consideraban que la ley de justicia y paz era un
instrumento que priorizaba a los victimarios. Con esta
nueva normativa se introdujo un esquema que da
prevalencia a la reparación de las víctimas 18, a través de
medidas administrativas, judiciales y económicas.

Entre las medidas previstas en esa normatividad está


la restitución de tierras para las víctimas, para la cual, se
reglamenta una acción administrativa y judicial en el
capítulo III del Título IV. Uno de sus objetivos, entonces, es
reparar a quienes perdieron sus tierras por abandono
forzado o despojo a consecuencia del conflicto, siendo la
medida de reparación preferente la restitución jurídica y
material de sus inmuebles (art. 72).

A nivel constitucional, la Corte Constitucional ha


avalado la justicia transicional, señalando que “es una

18
Esta ley en su artículo 3 establece a qué personas puede considerarse como víctimas: “Se consideran
víctimas, para los efectos de esta ley, aquellas personas que individual o colectivamente hayan sufrido
un daño por hechos ocurridos a partir del 1º de enero de 1985, como consecuencia de infracciones al
Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas
internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno”.
28
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

alternativa válida dentro del marco constitucional, cuando


concurran especiales circunstancias que justifican la
adopción excepcional de este tipo de medidas”. A su vez, en
cuanto a la instrumentación de esa justicia, también ha
dicho que es de recibo “la flexibilización de los principios que
dominan el ejercicio de la función judicial (…) como
mecanismos que facilitan la recuperación de la armonía
social”19.

4. El proceso de restitución de tierras como


componente de la justicia transicional

Como se mencionó anteriormente, el proceso de


restitución de tierras es un mecanismo propio de la justicia
transicional, que vio luz en el ordenamiento jurídico
colombiano mediante la Ley 1448 de 2011. Su propósito, en
esencia, es revertir la situación de despojo y abandono de
las tierras, padecida por las víctimas del conflicto,
procurando, preferentemente, retornarlas a los predios que
ocupaban como propietarias o poseedoras antes de la
situación anómala que les impuso salir de allí, ya que de no
ser posible se contempla, subsidiariamente, la restitución
por equivalente o el reconocimiento de una compensación 20.

La restitución de tierras por abandono forzado o


despojo se surte con un proceso que incorpora dos etapas,
una primera de naturaleza administrativa ante la Unidad de
Restitución de Tierras y la segunda de linaje judicial, a
cargo de los jueces civiles del circuito especializados en
19
Corte Constitucional C-760 de 2006.
20
Artículo 72 de la Ley 1448 de 2011.
29
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

restitución de tierras y de la salas civiles especializadas en


restitución de tierras de los tribunales superiores de distrito
judicial.

En la fase inicial, la URT determina cuáles


reclamaciones de quienes se presentan como víctimas de
despojo o abandono por el conflicto cumplen las exigencias
legales para ser incluidas en el registro de tierras, 21lo cual,
es prerrequisito para pasar a la etapa judicial 22, escenario
en el que la Unidad está facultada para representar o
agenciar los intereses de los peticionarios, si estos así lo
quieren23.

Ya en el estadio judicial, la competencia de los jueces


civiles especializados en restitución de tierras, cuando no
hay opositores, está dada para desarrollar todo el trámite
procesal y dictar la sentencia respectiva. En cambio, si hay
contención, formulada por quien se presenta como opositor,
la competencia de esos juzgadores no abarca la facultad
para dictar sentencia, que corresponde a las salas civiles
especializadas en restitución de tierras de los tribunales 24.

El proceso de restitución de tierras se surte en única


instancia, sin perjuicio de los mecanismos de impugnación
previstos en la aludida ley especial, esto es, la consulta de
los fallos desestimatorios de los jueces, de la que conocen
las salas especializadas del tribunal25, y el recurso de

21
Artículo 76 ib.
22
Artículo 76 inc. 5º ib.
23
Artículo 82 ib.
24
Artículo 79 ib.
25
Artículo 79 ib.
30
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

revisión de “la sentencia” ante la Sala de Casación Civil de


la Corte Suprema de Justicia26.

La introducción de elementos de la justicia


transicional en el proceso de restitución de tierras se
observa, principalmente, en la utilización del principio de la
buena fe27 frente a las declaraciones de los accionantes, y
en la flexibilización e inversión de las cargas probatorias
también a su favor28. Las nociones sobre las cuales se ha
hecho girar toda la teoría de la onus probandi, entendida
como la conducta procesal que debe asumir un sujeto para
conseguir el éxito de sus pretensiones, cambia
notablemente en estos asuntos, toda vez que es al
demandado u opositor en quien radica la obligación, bien
de desestimar la condición de víctima del demandante, o de
acreditar su buena fe exenta de culpa para recibir una
compensación, que en ningún caso “excederá el valor del
predio acreditado en el proceso”29.

Adicionalmente, en lo que respecta a los negocios


jurídicos ajustados sobre los predios, en estos procesos
restitutorios se establecen varias presunciones de

26
Artículo 92 ib.
27
Según el artículo 5º ib., “El Estado presumirá la buena fe de las víctimas de que trata la presente
ley. La víctima podrá acreditar el daño sufrido, por cualquier medio legalmente aceptado. En
consecuencia, bastará a la víctima probar de manera sumaria el daño sufrido ante la autoridad
administrativa, para que esta proceda a relevarla de la carga de la prueba. En los procesos en los que
se resuelvan medidas de reparación administrativa, las autoridades deberán acudir a reglas de
prueba que faciliten a las víctimas la demostración del daño sufrido y aplicarán siempre el principio
de buena fe a favor de estas. En los procesos judiciales de restitución de tierras, la carga de la prueba
se regulará por lo dispuesto en el artículo 78 de la presente Ley”.
28
De acuerdo con el artículo 78 ib., “Bastará con la prueba sumaria de la propiedad, posesión u
ocupación y el reconocimiento como desplazado en el proceso judicial, o en su defecto, la prueba
sumaria del despojo, para trasladar la carga de la prueba al demandado o a quienes se opongan a la
pretensión de la víctima en el curso del proceso de restitución, salvo que estos también hayan sido
reconocidos como desplazados o despojados del mismo predio”.
29
Artículo 98 ib.
31
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

ilegalidad, entre ellas, la de “debido proceso en decisiones


judiciales”, a cuyo tenor “Cuando el solicitante hubiere
probado la propiedad, posesión u ocupación, y el posterior
despojo de un bien inmueble, no podrá negársele su
restitución con fundamento en que una sentencia que hizo
tránsito a cosa juzgada otorgó, transfirió, expropió, extinguió
o declaró la propiedad a favor de un tercero, o que dicho bien
fue objeto de diligencia de remate, si el respectivo proceso
judicial fue iniciado entre la época de las amenazas o hechos
de violencia que originaron el desplazamiento y la de la
sentencia que da por terminado el proceso de que trata esta
ley”30.

Ahora bien, la buena fe que opera en favor de los


reclamantes no adopta la connotación de exonerarlos de
cualquier esfuerzo demostrativo, ya que como damnificados
que se anuncian del conflicto, es de su resorte probar,
acorde con el artículo 78 de la aludida ley, por lo menos de
manera sumaria su condición de víctimas y la relación
jurídica o de hecho con el fundo objeto del proceso, y
acreditados estos, ahí sí, la aplicación del principio de la
buena fe31 trae como corolario que se asuma como cierta su
narración sobre las circunstancias en las que se produjo el
abandono o el despojo, y que la carga de desvirtuar la
calidad de víctima del demandante o de demostrar la buena
fe (simple o exenta de culpa dependiendo de las
circunstancias según el pronunciamiento C-330 de 2016 de
la Corte Constitucional) en la adquisición del bien se
30
Numeral 4º, artículo 78 ib.
31
La buena fe está consagrada constitucionalmente en el artículo 83 superior, y para estos casos se
encuentra también en instrumentos internacionales como el Protocolo Adicional a los Convenios de
Ginebra de 1949 y los Principios Rectores de Desplazamientos Internos.
32
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

traslada al demandado o al opositor, “salvo que estos


también hayan sido reconocidos como desplazados o
despojados del mismo predio”, caso en el cual, se entiende,
operaran para cada uno de los extremos litigiosos las reglas
generales en materia probatoria previstas en la norma
procesal civil.

5. Las víctimas en el proceso de restitución de


tierras

De la restitución de tierras, que ha sido reconocido


como un derecho constitucional fundamental 32, son
titulares las víctimas del despojo o abandono, que
concretamente describe el artículo 75 de la ley como “Las
personas  que fueran propietarias o poseedoras de predios, o
explotadoras de baldíos cuya propiedad se pretenda adquirir
por adjudicación, que hayan sido despojadas de estas o que
se hayan visto obligadas a abandonarlas como consecuencia
directa e indirecta de los hechos que configuren las
violaciones de que trata el artículo 3o de la presente
Ley,  entre el 1o de enero de 1991 y el término de vigencia
de la Ley”.

Es decir, que el sujeto que por activa se presenta al


proceso de restitución de tierras es quien ha sufrido un
daño concreto producto del despojo o abandono de una
tierra que detentaba como propietario, poseedor o
explotador de baldíos, en circunstancias que debieron
producirse después del 1º de enero de 1991, con ocasión
32
Entre otras, Corte Constitucional T-025 de 2004, T-821 de 2007, T-159 de 2011, C-715 de 2012, C-
795 de 2014 y C-330 de 2016.
33
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

del conflicto armado interno y que bien pudieron


representar infracciones al derecho internacional
humanitario o violaciones graves y manifiestas de los
derechos humanos.

Para despejar inquietudes conceptuales importantes


en lo que puede llegar a ser la determinación de qué
situaciones encuadran en el contexto del conflicto armado
interno, trascendental para establecer a quién es posible
catalogar como víctima, la Corte Constitucional ha señalado
que esa expresión del artículo 3º de la ley, al que remite el
75 de la misma obra, “debe entenderse a partir de un
sentido amplio, pues dicha noción cubre diversas situaciones
ocurridas en un contexto de confrontación armada”,
descartándose aquellas que en las que resulta claro que se
está frente a actos de delincuencia común no cubiertos por
las previsiones de la ley. En síntesis, indica esa
Corporación, que a la hora de aplicar el concepto de víctima
se deben tener en cuenta las siguientes reglas
jurisprudenciales:
“(i) La norma contiene una definición operativa del
término “víctima”, en la medida en que no define la condición
fáctica de víctima, sino que determina un ámbito de destinatarios
para las medidas especiales de protección contempladas en
dicho estatuto legal; (ii)  La expresión “conflicto armado
interno” debe entenderse a partir de una concepción amplia, es
decir, en contraposición a una noción estrecha o restrictiva de
dicho fenómeno, pues ésta última vulnera los derechos de las
víctimas; (iii) La expresión “con ocasión del conflicto
armado” cobija diversas situaciones ocurridas en el contexto del
conflicto armado. Por ende, se debe atender a criterios objetivos
para establecer si un hecho victimizante tuvo lugar con ocasión
del conflicto armado interno o si, por el contrario, se halla
excluido del ámbito de aplicación de la norma por haber sido
perpetrado por “delincuencia común”; (iv) Con todo,
existen “zonas grises”, es decir, supuestos de hecho en los
cuales no resulta clara la ausencia de relación con el conflicto
34
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

armado. En este evento, es necesario llevar a cabo una


valoración de cada caso concreto y de su contexto para
establecer si existe una relación cercana y suficiente con la
confrontación interna. Además, no es admisible excluir a
priori la aplicación de la Ley 1448 de 2011 en estos eventos.
(v)   En caso de duda respecto de si un hecho determinado
ocurrió con ocasión del conflicto armado, debe aplicarse la
definición de conflicto armado interno que resulte más favorable
a los derechos de las víctimas; (vi) La condición de víctima no
puede establecerse únicamente con base en la calidad o
condición específica del sujeto que cometió el hecho victimizante;
y (vii) Los hechos atribuidos a los grupos post-desmovilización
se considera ocurridos en el contexto del conflicto armado,
siempre que se logre establecer su relación de conexidad con la
confrontación interna”33.

De forma tal que una vez el accionante ha demostrado


sumariamente su relación jurídica y material con el
inmueble que reclama en restitución y su calidad de víctima
en los términos de los artículos 75 y 3 de la Ley 1448 de
2011, la buena fe que cobija a aquél impone al opositor la
carga de desvirtuar esa condición de víctima, bien con la
aportación de nuevas pruebas o ya con la contradicción o
refutación de las de su contraparte, que al ser “sumarias”
no han sido sometidas a confrontación.

Del amplio repertorio de medios de convicción a los


que puede acudir el opositor, ciertamente da cuenta el
artículo 88 de la ley en mención, al determinar que al
escrito de oposición “se acompañarán los documentos que
se quieran hacer valer como prueba de la calidad de
despojado del respectivo predio, de la buena fe exenta de
culpa, del justo título del derecho y las demás pruebas que
pretenda hacer valer el opositor en el proceso,
referentes al valor del derecho, o la tacha de la calidad de

33
Corte Constitucional, T-274 de 2018.
35
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

despojado de la persona o grupo en cuyo favor se presentó la


solicitud de restitución o formalización”.34 Libertad
demostrativa que se ratifica en el artículo siguiente al
resaltar que en el proceso restitutorio, “Son pruebas
admisibles todas las reconocidas por la ley”.

6. El opositor y los segundos ocupantes en el


proceso de restitución de tierras

La estructura del proceso de restitución de tierras si


bien se enmarca dentro del contexto de la justicia
transicional, no por ello desconoce presupuestos
insoslayables de toda actuación judicial, como el debido
proceso.

Es por eso que de la solicitud (demanda) para la


reparación del derecho fundamental vulnerado, se debe
surtir traslado a quienes figuren como titulares inscritos de
derechos en el certificado de tradición y libertad de
matrícula inmobiliaria donde esté comprendido el predio
sobre el cual se solicite la restitución, a la Unidad
Administrativa Especial de Gestión de Restitución de
Tierras Despojadas cuando la solicitud no haya sido
tramitada con su intervención, a las personas
indeterminadas que consideren que deben comparecer al
proceso para hacer valer sus derechos legítimos y a quienes
se consideren afectados por el proceso de restitución, al
representante legal del municipio donde esté ubicado el
predio y al Ministerio Público35.
34
Resaltado agregado.
35
Artículos 86 y 87 de la Ley 1148 de 2011.
36
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Aquél de los convocados que efectivamente acude al


proceso se denomina por la norma opositor, y cuenta con
las posibilidades de (i) aducir la calidad de víctima del
despojo sobre la misma tierra, (ii) tachar o desvirtuar la
calidad de víctima del reclamante -explicada atrás- o (iii)
esgrimir que el derecho que ostenta sobre el bien proviene
de un acto o situación en la que medió buena fe exenta de
culpa.

En relación con ese último supuesto, en principio al


opositor cumple acreditar plenamente la buena fe
cualificada en la adquisición del derecho que alega sobre el
fundo objeto de controversia, para hacerse merecedor de la
“compensación” que la ley reconoce en contrapartida a la
pérdida que le representará la devolución de un inmueble
que jurídicamente hacía parte de su patrimonio.

La Corte ha puntualizado que esa buena fe cualificada


es “la que corresponde a la máxima ‘error communis facit jus’,
conforme la cual, si alguien en la adquisición de un derecho
comete una equivocación, y creyendo adquirirlo, éste
realmente no existe por ser aparente, ‘por lo que normalmente,
tal [prerrogativa] no resultaría adquirido, pero, si el [yerro] es
de tal naturaleza, que cualquier persona prudente o diligente
también lo hubiera cometido, nos encontramos ante la
llamada buena fe cualificada o exenta de toda culpa, que
permite que la apariencia se vuelva realidad y el derecho se
adquiera’”. Precisando también que para que se presente la
“buena fe cualificada”, deben concurrir tres condiciones: “i)
37
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Cuando el derecho o situación jurídica aparente, tenga en su


aspecto exterior todas las condiciones de existencia real, de
manera que cualquier persona [aplicada] (…) no pueda
descubrir la verdadera situación; ii) una prudencia de obrar,
esto es, que en la “adquisición del derecho” se haya
procedido diligentemente, al punto de ser imposible descubrir
el error al momento de su consecución, aspecto que requiere
el convencimiento de actuar conforme a los requisitos
exigidos por la ley; y iii) la conciencia y persuasión en el
adquirente de recibir “el derecho de quien es legítimo
dueño”36.

Ahora bien, las oposiciones formuladas en los procesos


de restitución de tierras han puesto al descubierto que la
aplicación estricta del estándar de buena fe calificada para
todos los opositores que invocan un derecho sobre los
inmuebles, puede conducir a desconocer los derechos
fundamentales de personas por completo ajenas al conflicto
y que en ciertos casos son campesinos o sujetos con
especial protección constitucional 37.

Este grupo de personas, en realidad de verdad, no fue


contemplado por el legislador de 2011, lo que implicó un
déficit de protección para, por ejemplo, personas que
habían llegado al inmueble en búsqueda de un hogar,
víctimas de la violencia o desastres naturales, entre muchos
otros.

36
SC19903-2017
37
BOLIVAR JAIME, Aura Patricia, et al. La buena fe en la restitución de tierras. Sistematización de
jurisprudencia. Colección Dejusticia. Pág. 11.
38
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

La Corte Constitucional identificó la situación a


propósito de la acción de inconstitucionalidad interpuesta
contra algunos de los artículos de la Ley 1448 de 2011,
dando pie a que declarara en la sentencia C-330 de 2016,
exequible la expresión “exenta de culpa” contenida en los
artículos 99, 91, 98 y 105 de la Ley 1448 de 2011, “en el
entendido que es un estándar que debe ser interpretado por
los jueces de forma diferencial, frente a los segundos
ocupantes, que demuestren condiciones de vulnerabilidad, y
no hayan tenido relación directa o indirecta con el despojo”.

Para arribar a esa conclusión, dicha Corporación


consideró:

(i) Los segundos ocupantes son personas quienes, por


distintas razones, ejercen su derecho a la vivienda en los
predios objeto de restitución, y constituyen una población
relevante en los procesos de justicia transicional, como lo
confirman los Principios Pinheiro, que hacen parte del
bloque de constitucionalidad en sentido lato.

(ii) Los conceptos de opositor y segundo ocupante no


son sinónimos, pues aquél se refiere a una categoría
procesal.

(iii) Las normas demandadas “generarían” una


discriminación indirecta, al exigir a todos los opositores
interesados demostrar una conducta calificada, sin ofrecer
un trato diferencial para los segundos ocupantes en
condición de vulnerabilidad, que no tuvieron relación
39
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

ninguna ni tomaron provecho del despojo o el abandono


forzado de los predios. La ley no establece diferenciación
alguna, ni prevé un trato especial para ese grupo de
opositores denominado “segundos ocupantes vulnerables”,
que no está relacionado con el despojo.

(iv) Para superar las dificultades que presenta la ley,


particularmente las omisiones en lo que atañe a los
segundos ocupantes, que tienen que ver con la carga de la
prueba para personas vulnerables en términos procesales,
esta debe ser asumida directamente por los jueces, en
virtud de los principios de igualdad, prevalencia del derecho
sustancial y dirección judicial del proceso.

(v) Frente al hecho calificado o la buena fe exenta de


culpa al momento de ocupar el predio, esta constituye la
regla general que debe observarse en la mayoría de los
casos, pues es la decisión adoptada por el legislador en
defensa de las víctimas. Sin embargo, en los casos
excepcionales marcados por condiciones de debilidad
manifiesta en lo que tiene que ver con el acceso a la tierra,
los jueces deben analizar ese parámetro o estándar con
“flexibilidad o incluso inaplicarlo”, de no ser así “las
decisiones podrían tornarse en fuente de las mismas
injusticias que se pretenden superar”.

(vi) Si bien es cierto la ley de víctimas y restitución de


tierras no prevé medidas para los segundos ocupantes, más
allá de la compensación económica, ello evidencia una
omisión legislativa absoluta, supuesto en el que la Corte
40
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Constitucional carece de competencia para pronunciarse,


aunque sí puede dirigir un exhorto a los órganos políticos
para que colmen la laguna advertida.

En sede de tutela, esta Corte no ha sido ajena a la


problemática de los segundos ocupantes y los derechos que
el ordenamiento debe reconocerles.

En efecto, en la sentencia STC7619-2015 se protegió


el derecho al debido proceso de un opositor reconocido en
un juicio de restitución de tierras, porque el Tribunal que
conoció del asunto se limitó a tasar la compensación a la
que por ley tenía derecho con base en el precio que se había
pagado por el bien materia del pleito. Para esta
Corporación, la autoridad enjuiciada no ponderó lo relativo
a las mejoras alegadas por el interesado y tampoco el
certificado catastral del inmueble. Se determinó así que “en
aras de determinar el valor de dicha compensación, la
autoridad judicial pudo, con sustento en el artículo 243 del
Código de Procedimiento Civil, solicitar al Instituto Geográfico
Agustín Codazzi un informe técnico en tal sentido, labor que
tampoco llevó a cabo”38.

En otro fallo, STC2303-2018, esta Sala otorgó el


amparo impetrado por un opositor frente a quien se le
descartó por el Tribunal de la causa, la condición de
ocupante de buena fe del fundo reclamado. La Corte
consideró, en ese caso, que hubo falta de motivación y

38
Sentencia de 18 de junio de 2015, Rad. 2015-01275-00.
41
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

desconocimiento del precedente constitucional, C-330 de


2016, por cuanto el análisis que hizo el Tribunal “fue
lacónico y carente de motivación, pues de manera alguna
agotó el estudio de tal calidad conforme a los lineamientos
establecidos por la Corte Constitucional”.

Complementariamente se razonó por esta Corporación


que “nada se dijo frente a la información que se brindó en
relación a la formalización de dicho negocio a través del cual
obtuvo el accionante la posesión del predio reclamado, y (…)
no se efectuó el obligado estudio de los parámetros fijados en
la referida sentencia de constitucionalidad, para dar una
aplicación flexible o incluso inaplicar el presupuesto de la
buena fe exenta de culpa de forma excepcional, según el
caso”39.

Recapitulando, se puede decir que si bien es innegable


que la restitución a sus tierras es el remedio principal del
que hace uso la justicia restaurativa en general 40 y la Ley
1448 de 2011 en particular para superar y enmendar los
casos de desplazamiento o abandono producidos por el
conflicto, la ocupación secundaria es un aspecto que no se
puede subestimar en los diferentes ámbitos de la
organización social, incluido claramente el judicial, porque
hay ocupantes secundarios que pueden ser igualmente
personas desplazadas que han huido de la guerra, y que no
han tenido otra opción que asentarse en los terrenos que a
la postre igualmente son reclamados por otras víctimas del
39
Sentencia de 21 de febrero de 2018, Rad. 2018-00377-00.
40
El preámbulo de los Principios Pinheiro establece que el derecho a la vivienda, a la tierra y a su
adecuada restitución, es esencial para la resolución de los conflictos y para la construcción de la paz en
el post-conflicto.
42
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

conflicto; o los hay también, que con una buena fe


cualificada, son personas totalmente ajenas a la
confrontación, y cuyo único propósito fue adquirir un
inmueble para comenzar un proyecto de vida o realizar una
inversión, permitida en un espectro constitucional en el que
es legítima y goza de protección la iniciativa privada. Es
además necesario advertir que frente a estos hechos que
inicialmente desconocía la ley 1448, no solo ha reaccionado
la jurisprudencia nacional para proteger a los segundos
ocupantes, que la mayoría de las veces aparecen al proceso
en calidad de opositores a la entrega ordena en primer
lugar, sino que también se ha legislado al respecto
ordenando su protección, es el caso de lo previsto al
respecto por el Decreto 440 de 2016 que trata lo relativo a
esos segundos ocupantes.

Así las cosas, los estándares como el de la buena fe


exenta de culpa o el de la inversión de la carga de la prueba
introducidos por la justicia transicional en el proceso de
restitución de tierras, no pueden ser rigurosamente
aplicados ad pédem litterae, sino, como lo avizoró la Corte
Constitucional en su fallo C-330 de 2016, deben ser
interpretados según las condiciones que se planteen en
cada caso, especialmente respecto de personas en
condiciones de vulnerabilidad y que no hayan tenido
contacto con el despojo o desplazamiento.

7. El recurso de revisión en el proceso de


restitución de tierras

43
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Empiézase por decir que el proceso de restitución de


tierras, pese a su connotación constitucional, representa
una excepción al principio de la doble instancia, y que se
justifica -la brevedad del trámite- en cuanto medida
necesaria para proteger a las víctimas que evita la
perpetuación de despojo jurídico de los predios, lo que para
la Corte Constitucional corresponde a una “finalidad
legítima e importante”41, aunado a que no obstante su
brevedad, los interesados en esos pleitos cuentan con las
garantías suficientes para “solicitar pruebas y controvertir
las que hayan sido presentadas (…) el nombramiento de
apoderado judicial que represente a los terceros
determinados que no se presenten al proceso para que haga
valer sus derechos, la intervención obligatoria del Ministerio
Público como garantía de los derechos de despojados y
opositores, la participación del representante legal del
municipio o municipios donde se encuentre ubicado el predio,
y en el caso de procesos iniciados sin la intervención de la
Unidad de Tierras, la posibilidad de tomar parte como
posible opositora, garantizan un debate amplio de los
derechos de todos los que tengan interés en la restitución y
de las pruebas que permitan llegar al convencimiento sobre
la procedencia de la misma”.

Pero lo que ahora interesa subrayar, es que más allá


de que el proceso restitutorio sea de única instancia, la ley
ofrece expresamente la posibilidad de que una autoridad
diferente a la que profirió el respectivo fallo lo examine, lo
cual, sucede con la consulta del fallo desestimatorio que

41
C-099 de 2013.
44
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

dicte el juez de tierras, o con la revisión de todas las


sentencias proferidas ora por jueces o ya por las salas
civiles especializadas de los tribunales.

El de revisión, mecanismo de impugnación que ahora


convoca la atención de la Corte, no tiene en la Ley 1448 de
2011 un desarrollo particular, pues, ciertamente que el
legislador se limitó a señalar en el artículo 92 su
procedencia frente a los fallos que se emitan en los juicios
de restitución, la autoridad encargada de resolverlo (Sala de
Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia) y que sus
reglas serían las de los artículos 379 y siguientes del Código
de Procedimiento Civil, que con la derogatoria de esta
codificación, hoy en día son los preceptos 354 a 360 del
Código General del Proceso.

Pero cabe preguntarse si a esa remisión normativa al


procedimiento civil conlleva aplicarle algún matiz, por
haberse dictado la sentencia reprochada dentro de un
proceso de justicia transicional, con evidente trascendencia
constitucional por resolverse sobre el derecho fundamental
a la restitución de tierras.

Para dar respuesta a ese interrogante jurídico, es


preciso recordar que el recurso de revisión se concibió en la
normativa procesal civil como un mecanismo excepcional
para remover la inmutabilidad de las decisiones judiciales
definitivas, en aras de preservar la supremacía de la justicia
cuando se configure alguna de las circunstancias que el
legislador estableció de manera taxativa en el artículo 380
45
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

del Código de Procedimiento Civil 42, que permiten infirmar


las sentencias que se hayan pronunciado sin contar con
documentos que hubieran modificado el criterio del fallador
y que por las razones allí consagradas no pudieron
aportarse en la oportunidad legal, así como, las obtenidas
fraudulentamente o con quebrantamiento del debido
proceso, e incluso, en la hipótesis del numeral 9º ibídem se
tutela la seguridad jurídica al impedir la coexistencia de
providencias contradictorias.

En esa medida, como medio de impugnación


extraordinario que es, la revisión no constituye un
escenario de instancia en el que puedan exponerse o
debatirse las mismas pretensiones o excepciones ventiladas
y ya decididas a lo largo del proceso en que se profirió la
sentencia enjuiciada, pues en sí mismo, el mencionado
recurso es un remedio extremo, concebido para conjurar
situaciones irregulares que en su momento distorsionaron
la sana y recta administración de justicia, hasta tal punto
que, de no subsanarse, se privilegiaría la adopción de
decisiones opuestas a dicho valor, en contravía de
principios fundamentales del Estado de Derecho.

Al respecto, esta Corporación ha sostenido de antaño,


que este instrumento procesal “no franquea la puerta para
tornar el replanteamiento de temas ya litigados y decididos
en proceso anterior, ni es la vía normal para corregir los
yerros jurídicos o probatorios que hayan cometido las partes
en litigio precedente, ni es camino para mejorar la prueba
42
En el Código General del Proceso las causales de revisión son las mismas del C. de P. C., y figuran
enlistadas en el artículo 355.
46
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

mal aducida o dejada de aportar, ni sirve para encontrar una


nueva oportunidad para proponer excepciones o para alegar
hechos no expuestos en la causa petendi. Como ya se dijo
por la Corte, el recurso de revisión no se instituyó para que
los litigantes vencidos remedien los errores cometidos en el
proceso en que se dictó la sentencia que se impugna” (CSJ
SC, 24 abr. 1980, reiterada en CSJ SC, 1 jul. 1988, CXCII).

Ahora bien, que el proceso de restitución de tierras


haga parte de un modelo de justicia transicional o que
dentro del mismo se esté resolviendo sobre un derecho
fundamental, no varía la naturaleza extraordinaria del
recurso de revisión frente a los fallos que allí se dicten, toda
vez que el legislador del 2011 claramente remitió a las
reglas del procedimiento civil, artículos 379 y siguientes del
C. de P.C., que actualmente corresponden a los cánones
354 a 360 de la Ley 1564 de 2012, y de paso, esa remisión
incorporó, igualmente, los desarrollos y entendimiento que
sobre cada una de las causales de revisión ha tenido la
Corte Suprema de Justicia en su consolidada
jurisprudencia sobre la materia.

De manera que el recurso de revisión frente a los fallos


proferidos en materia de restitución de tierras, por
disposición legal, mantiene la estructura y dinámica
propias de ese mecanismo impugnaticio dentro del
procedimiento civil, con lo cual, la posibilidad de desvirtuar
la cosa juzgada de la que están revestidos los fallos dictados

47
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

por los jueces y tribunales de tierras, solo puede darse en


los precisos y estrictos casos mencionados en la norma 43.

En ese orden de ideas, se tiene que el recurso de


revisión en forma alguna autoriza un amplio margen de
maniobra para el recurrente, descartándose así que este sea
un escenario para reformular la controversia, o para
enmendar las omisiones presentadas en las instancias, o
para plantear otros argumentos de defensa no esgrimidos
en el debate original, o para reparar cualquier irregularidad
en la sentencia, o para cuestionar una indebida
fundamentación.

Tampoco es el recurso de revisión de las sentencias de


tierras una oportunidad para que la Corte emprenda un
examen oficioso de lo decidido en la instancia por los jueces
o tribunales especializados, ya que ni la Ley 1448 de 2011
como tampoco el estatuto procesal civil lo contemplaron,
contrario a lo que ocurre, por ejemplo, con el recurso
extraordinario de casación, en donde se otorgó a esta Sala
la potestad de casar la sentencia oficiosamente “cuando sea
ostensible que la misma comprometa gravemente el orden o
el patrimonio público, o atenta contra los derechos y
garantías constitucionales”44.

8. El recurso de revisión acá propuesto

8.1. Oportunidad

43
Artículo 380 del C. de P.C., que hoy corresponde al 355 del Código General del Proceso.
44
Inciso final del artículo 336 del Código General del Proceso.
48
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

En lo que concierne a la tempestividad para proponer


el recurso de revisión, se precisa que el artículo 381 del
Código de Procedimiento Civil dispone que “podrá
interponerse dentro de los dos años siguientes a la ejecutoria
de la respectiva sentencia, cuando se invoque alguna de las
causales consagradas en los numerales, 1º, 6º, 8º y 9º del
artículo precedente”45, por tanto, como en el caso que ocupa
la atención de la Sala el fallo atacado fue proferido el 4 de
febrero de 2015, alcanzando ejecutoria el 9 de marzo
siguiente, se impone concluir que la demanda radicada el
19 de octubre de dicho año fue presentada dentro del
término procesal previsto.

8.2. La causal alegada

El motivo de impugnación esgrimido es el preceptuado


en el numeral 6º del artículo 380 ídem: “[h]aber existido
colusión u otra maniobra fraudulenta de las partes en el
proceso en que se dictó la sentencia, aunque no haya sido
objeto de investigación penal, siempre que haya causado
perjuicios al recurrente”46.

En relación con el mismo, la Corte ha reiterado que


sólo se consolida si “las partes, o una de ellas, despliega
una actividad deliberada, consciente e ilícita, encaminada a
falsear la verdad, con miras a inducir en error al juzgador,
45
El artículo 356 del Código General del Proceso es de idéntico tenor.
46
Esta causal es la misma que aparece en el numeral 6º del artículo 355 del Código General del
Proceso.
49
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

malogrando los derechos que la ley concede a terceros o a


los otros sujetos procesales, comportamiento que, obviamente
debe aparecer plenamente probado, pues la presunción de
buena fe (…) debe, en todo quebrarse”47.

Adicionalmente, ha señalado la jurisprudencia de esta


Corporación que “aunque la norma no lo diga expresamente,
constituye requisito inherente a dicha causal que las
maniobras fraudulentas se hayan conocido con posterioridad
al pronunciamiento del fallo impugnado, toda vez que es
obvio que de haberse notado su presencia con anterioridad
al mismo, ese discernimiento habría permitido la utilización
de los medios de impugnación ordinarios que, en modo
alguno, pueden ser suplidos por el recurso extraordinario de
revisión”.48

Conforme a lo anterior, no resultan censurables por la


vía de la causal sexta, los argumentos, alegatos y
actuaciones que han sido expuestas abiertamente a
consideración del juez de conocimiento, y frente a los cuales
las partes, interesados e intervinientes han contado con la
posibilidad de conocer y contradecir.

Para esta Sala, en consecuencia, “… no alcanzan a


tener el carácter de maniobras engañosas las actuaciones
propias del devenir del proceso promovidas por las partes en
su transcurso y sin ninguna ocultación que, por lo mismo,

47
(CSJ SC, 30 jul. 1997, Exp. 5407, reiterada en CSJ SC, 31 ago. 2011, Rad. 2006-02041, y en CSJ
SC, 19 dic. 2012, Rad. 2010-00598).
48
Sentencia 182 de 29 de octubre de 2004, Exp. 3001, reiterada en providencia de 31 de agosto de
2011, Exp. 2006-2041, y, en CSJ SC, 7 nov. 2011, Rad. 2009-00770.
50
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

fueron sometidas a consideración de los jueces y estuvieron


sujetas a controversia, independientemente de cómo hayan
sido finalmente tratadas o resueltas; ni las que resultan de
procedimientos supuestamente irregulares, los cuales
justamente por haber estado sometidos al escrutinio judicial
excluyen la maquinación de las partes”49.

Reiterándose por la Corporación, en similar sentido,


que es “… requisito para que determinada situación pueda
calificarse de maniobra fraudulenta, como causa eficiente
para dar lugar a la revisión…, que la misma resulte de
hechos externos al proceso y por eso mismo producidos fuera
de él, pues si se trata de circunstancias alegadas, discutidas
y apreciadas allí, o que pudieron serlo, la revisión no es
procedente por la sencilla razón de que aceptar lo contrario
sería tanto como permitir, que al juez de revisión se le pueda
reclamar que, como si fuese juez de instancia, se aplique a
examinar de nuevo el litigio”50.

8.3. El caso concreto

En este asunto la recurrente afirma, en sustento de su


impugnación, que Ricaurte Trujillo Gualdrón, demandante
en el proceso de restitución de tierras, dio versiones
“variantes, inversas y contradictorias” para acreditar su
calidad de víctima y así obtener la reparación prevista en la
ley para esos asuntos, hechos que fueron materia de
denuncia penal. También aduce que la inscripción del actor
en el registro único de población desplazada se dio en el
49
Sentencia 242 de 13 de dic de 2001, Exp. 0160.
50
CSJ SR 208 de 18 de dic de 2006, exp. 2003-00159-01.
51
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

2009, es decir, dos años después de que la opositora


adquiriera el pleito en controversia, por adjudicación
efectuada en un proceso ejecutivo hipotecario, en el que
obró como ejecutante el Banco de Bogotá, entidad
financiera en la que no reposa “ninguna petición para
suspender la ejecución”. Y, finalmente, tilda de irrisoria la
compensación que se le reconoció en el proceso, al no
incluir el valor de las mejoras plantadas en el fundo.

En ese orden de cosas, se observa que el recurso de


revisión planteado con fundamento en la citada causal
sexta no prospera, por lo siguiente:

a.-) Si, como se ha expuesto, el recurso de revisión


lejos está de ser un tercer grado propicio para replantear las
discusiones dadas en la instancia, no resulta de recibo lo
que se pretende en esta oportunidad por la impugnante,
que es revivir el análisis de cuestionamientos semejantes a
los que formuló en la oposición que radicada en el proceso
de tierras, dirigidos a desvirtuar la calidad de víctima del
solicitante.

En efecto, cuando Yolany García Benavides introdujo


en el juicio restitutorio la defensa que denominó “Ausencia
probatoria de los hechos que fundamentan el
desplazamiento”, afirmó en apoyo, como lo hace ahora, que
no existían pruebas que acreditaran el desplazamiento
forzado de los solicitantes; que no podía ser de recibo la
inscripción de un registro de víctimas por su
extemporaneidad; y que el inmueble lo perdieron los
52
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

deudores hipotecarios por no hacerse parte en el respectivo


cobro compulsivo.

Por eso, si los reproches que actualmente son la base


de la causal sexta de revisión fueron debatidos a propuesta
de la propia opositora y resueltos dentro del juicio por el
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cúcuta en su
Sala Civil Especializada en Restitución de Tierras, viene a
ser inviable en este escenario excepcional y reglado, abrir
una vez más la discusión definida por la Corporación
competente en la sentencia de 4 de febrero de 2015, en la
que sobre las defensas propuestas por el extremo opositor,
in extenso se dijo:
“Adujo la parte opositora no encontrarse plenamente acreditado
el desplazamiento sufrido por el solicitante, en tanto su
inscripción en el registro de población desplazada no es prueba
concluyente de ello, fundando tal aseveración en el hecho de
haberse dado el predio en garantía hipotecaria a entidad
bancaria cinco meses atrás de la ocurrencia de su salida,
argumento frente al cual debe indicarse que el mismo no tiene el
alcance de desvirtuar tal condición, por cuanto la solicitud de
violencia sufrida por el solicitante constituye una contingencia
imposible de prever, en tanto nadie puede anticipar un
acontecimiento de esa magnitud. No obstante lo anterior, muy a
pesar de considerar como factible la ocurrencia del
acontecimiento sufrido con fundamento en el contexto de
violencia generalizado en la región y los antecedentes personales
del actor, lo cierto es que no se puede pretender exigir a este
cesar su actividad laboral o renunciar a la realización de
negocios o actividades productivas dirigidas a obtener ingresos
para procurar su subsistencia como consecuencia del
conocimiento de esta situación, pues ello constituiría a renunciar
a cualquier proyecto de vida razonable en sus condiciones y
entorno social, lo cual resulta inadmisible. Por tanto, la corta
diferencia de tiempo entre el crédito otorgado y el
desplazamiento sufrido por el accionante, tan solo resulta una
fatal coincidencia para él, que ninguna relevancia jurídica
adversa le puede traer como lo sugiere de manera, por demás
insolidaria la opositora. Aspira la opositora se desconozca la
calidad de víctima del solicitante, por el hecho de no haberse
divulgado a través de los medios de comunicación la situación a
él acaecida, aspecto inaudito que tampoco tiene la entidad
53
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

suficiente para hacer desvanecer su condición de desplazado, en


tanto ello no constituye un elemento necesario e inescindible
para ser tenido por tal. En punto a lo anotado, se torna
pertinente recordar que ‘hay hechos de los cuales es difícil
aportar prueba diferente del testimonio de quien lo presentó.
Esta situación se presenta por ser él el único testigo y no haber
constatado en ningún documento la ocurrencia del mismo. El
desplazamiento forzado puede ser causado por circunstancias
abruptamente evidentes como el hecho de una masacre en la
población en la que se está viviendo, el asesinato de un allegado
como aviso de lo que puede pasar si no abandonan sus tierras, o
por hechos más sutiles como la simple amenaza verbal de alguno
de los grupos alzados en armas, la iniciación de reclutamiento de
jóvenes de la región por la cual se podría ver afectado algún
miembro de la familia en caso de no desplazarse, o el simple
clima de temor generalizado que se vive en determinados
territorios el cual es percibido por sus habitantes como una
tensa calma (…) Estas circunstancias deben tomarse en
consideración para determinar si una persona tiene la condición
o está en situación de desplazado’ (T-327/2001, T-468/2007).
Igualmente se advierte carente de cualquier soporte probatorio la
aseveración de la opositora en cuanto a haberse producido la
dejación del predio por voluntad propia del solicitante al verse en
incapacidad de pagar la obligación por él adquirida ante el
banco, en cuanto a como quedó dilucidado en acápites
anteriores, fue precisamente el abandono forzado de la heredad
adquirida ante el banco, en cuando a como quedó dilucidado en
acápites anteriores, fue precisamente el abandono forzado de la
heredad adquirida para explotarla económicamente, lo que
impidió al actor cumplir con el compromiso económico asumido,
resaltando la Sala que para la fecha de ocurrencia del
desplazamiento éste no se encontraba en mora ante la entidad
financiera, por cuanto aún no se había cumplido el plazo para
iniciar el pago de las cuotas acordadas, siendo el primero de
ellos el 26 de marzo de 2002, habiéndose producido el
desplazamiento en el mes de enero de la misma anualidad,
situación que, tal y como quedó analizado en uno de los acápites
de esta providencia, a la postre también le impidió comparecer al
proceso ejecutivo iniciado en su contra por el Banco de Bogotá,
dentro del cual se cercenaron sus derechos a la contradicción y a
la defensa. Ahora bien, para esta Colegiatura ninguna
incongruencia con la versión de los hechos de violencia sufridos
por el actor, ni relevancia para lo que es materia de resolución,
reviste el hecho de haber solicitado el peticionario su inclusión
como desplazado en el 2009, cuando el hecho victimizante
ocurrió en su persona en el año 2002, por cuanto se comprende
que en medio de su tragedia personal y familiar tal diligencia no
debería ser una de sus prioridades. Adicionalmente, debe
tenerse en cuenta que la ley no señala tal omisión como motivo o
razón suficiente para desconocer su calidad de víctima, a lo cual
se suma de manera reiterada por el órgano de cierre de la
jurisdicción constitucional en cuanto a la condición de
54
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

desplazado se adquiere por una situación de hecho y no se


deriva del registro que para el efecto haga la entidad instituida
para tal fin”.

b.-) La recurrente endilga maniobras fraudulentas del


solicitante en el proceso de restitución y formalización de
tierras, consistentes en las declaraciones que expuso en los
escenarios administrativo y judicial para asegurar su
estatus de víctima. Sin embargo, bien vistas ellas, en
particular las consignadas en la demanda genitora del juicio
restitutorio, se advierte que las manifestaciones efectuadas
por el allí reclamante obedecieron más que a una
reprobable conducta malintencionada, al legítimo ejercicio
del derecho de acción previsto en la Ley 1448 de 2011, con
miras a que las autoridades jurisdiccionales le concedieran
un derecho fundamental con los consecuentes mandatos
reparatorios.

Por lo demás, las peticiones y fundamentos de hecho


expuestos en sede judicial por el demandante Ricaurte
Trujillo Gualdrón, estuvieron avalados por la Unidad
Administrativa Especial de Gestión de Restitución de
Tierras, quien no solo lo representó judicialmente sino que
aportó al proceso las pruebas recogidas en la fase
administrativas, como por ejemplo, las relacionadas con el
contexto de violencia en el municipio de Sabana de Torres
(lugar donde está el predio objeto de la controversia); con la
calidad de víctima del interesado y con la identificación de
su núcleo familiar.

55
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Y esas pruebas, precisamente, fueron las que el


Tribunal de Cúcuta valoró en su momento para establecer
que Ricaurte Trujillo Gualdrón era víctima del conflicto
interno, y que el abandono del predio en cuestión, conocido
como Alba María, fue producto del clima de violencia y
zozobra reinante en ese lugar de la geografía colombiana.

Ahora bien, aún cuando la ponderación probatoria


realizada por la autoridad de conocimiento pueda llegar a
ser discutible, máxime en un proceso de justicia
transicional en el que en favor del solicitante opera en toda
su dimensión el principio de la buena fe y se invierte la
carga de la prueba a su favor, bastándole la prueba
sumaria de su estatus de víctima y de su relación jurídica
con el predio; ese es un asunto que escapa al recurso de
revisión, ya que se ha dicho que “no es posible discutir en
dicho recurso los problemas de fondo debatidos en el proceso
fuente de la mencionada relación ni tampoco hay lugar a la
fiscalización de las razones fácticas y jurídicas en ese mismo
proceso ventiladas, sino que cobran vigencia motivaciones
distintas y específicas que, constituyendo verdaderas
anomalías, condujeron a un fallo erróneo o injusto,
motivaciones que por lo tanto no fueron controvertidas
anteriormente…”51.

c.-) La conducta del solicitante en el proceso de tierras


no se ve, a simple vista, como constitutiva de una maniobra
fraudulenta, y además, la impugnante no corrió con la
carga de demostrar sus aseveraciones acerca de un actuar

51
CSJ SC 029 del 25 de julio de 1971, reiterada en CSJ SC, 30 sep. 1999, rad. n° 6464.
56
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

mendaz y delictivo por parte de Ricaurte Trujillo Gualdrón.


Todo se quedó, en últimas, en un alegato sin prueba, que
descarta la prosperidad de la opugnación planteada, pues
ya lo ha dicho la Corte, “…la prosperidad de la causal en
referencia (sexta) exige prueba concluyente de actos de
manifiesta mala fe que se puedan calificar de ilícitos así no
hayan sido objeto de investigación penal, circunstancia que
por lo tanto debe quedar demostrada a cabalidad, ya que si
sobre el particular existe duda, ello conduciría al fracaso de
la impugnación”.52

d.-) La controversia relativa a la compensación


otorgada a la opositora, dada su comprobada condición de
adquirente de buena fe exenta de culpa del inmueble objeto
de restitución, es por completo ajena al ámbito de la causal
sexta de revisión, porque en esta lo que se pretende
averiguar es si existió colusión de las partes o maniobras
fraudulentas de una sola de ellas. Es decir, en otras
palabras, que por el camino de dicho motivo de revisión no
es de recibo echar a andar discusiones propias del
juzgamiento, como aquí se pretende, al censurar una
compensación genérica en la sentencia que definió el juicio
restitutorio, y su ulterior materialización por parte de
Unidad Administrativa Especial de Gestión de Restitución
de Tierras Despojadas, quien por medio del acto
administrativo de 16 de junio de 2015, valoró “la
compensación (…) en la suma de trescientos setenta y un
millones ochocientos mil noventa y seis pesos

52
CSJ SC, 14 jun. 2007, Rad. 2003-00129.
57
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

($371.800.096), conforme al avalúo comercial realizado por


el IGAC”.

9. En consecuencia, como los planteamientos de la


aquí demandante no guardan correspondencia con las
exigencias legales invocadas, ni con las interpretaciones ya
referidas, se declarará impróspero el mecanismo de
impugnación de que aquí se trata, sin que haya lugar a
condena en costas, por estar reconocido para la promotora
el amparo de pobreza53.

V. DECISIÓN

En armonía con las consideraciones precedentes, la


Corte Suprema de Justicia, en Sala de Casación Civil,
administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley, RESUELVE:

PRIMERO: DECLARAR INFUNDADO el recurso de


revisión propuesto por YOLANY GARCÍA BENAVIDES
contra la sentencia descrita en el encabezamiento de esta
providencia.

SEGUNDO: No condenar en costas a la recurrente.

53
Inciso primero del artículo 163 del Código de Procedimiento Civil, aplicable a este asunto en
consideración a que el recurso de revisión se interpuso en el 2015, es decir, en su vigencia.
58
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

TERCERO: Devolver el expediente al juzgado de


origen, a excepción de la actuación relativa al recurso de
revisión. Por Secretaría, ofíciese.

CUARTO: Archivar, en su momento, el expediente


aquí conformado.

Notifíquese,

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE


Presidente de Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

59
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


Salvamento de Voto

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


SALVAMENTO DE VOTO

SC339-2019

60
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Radicación n.° 11001-02-03-000-2015-02695-00

No comparto la decisión adoptada en la sentencia que


precede, lo cual me motiva a salvar el voto.

En mi criterio, el recurso propuesto por Yolany García


Benavidez, opositora en el decurso de restitución de tierras
subéxamine54, y fundado en la causal 6ª del artículo 380 del
C. de P.C., estaba llamado a prosperar.

1. El recurso de revisión. Antecedentes. Concepto


y naturaleza. Motivos. Especial referencia a la causal 6ª

1.1. Antecedentes

1.1.1. El derecho común conoció dos mecanismos


extraordinarios tendientes a atacar la sentencia en firme: la
querela nullitatis insanabilis y la restitutio in integrum. La
primera hacía referencia a algunas nulidades del
procedimiento y de la sentencia, que sobrevivían al
vencimiento de todo término de impugnación; y la segunda
era concedida como remedio de la falta de defensa o de
defensa defectuosa, o en caso de descubrirse nuevos
elementos de decisión (errores; dolo, falsedad de
documento; nuevos documentos, etc.)55.

54
Impulsado por Ricaute Trujillo Gualdrón y su grupo familiar con el objeto de que se les
restituyera el predio “Alba María”, ubicado en la vereda Cristales La Ye del municipio de
Sabana de Torres (Santander).
55
CHIOVENDA, Giuseppe. Instituciones de Derecho Procesal Civil. Tomo III. Trad. de E. Gómez
Orbaneja. Editorial Revista de Derecho Privado. 1954.
61
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

El antecedente remoto, por tanto, de la actual


revisión, lo fue el procedimiento de la restitutio in integrum,
que, entre otras cosas, consagran los cánones 1645 a 1648
del Código canónico, sin duda en tributo a la historia del
recurso.

1.1.2. Entre nosotros, la primera normatividad que se


refirió a la revisión de las sentencias en firme fueron las
Leyes de Partidas de Alfonso X (Leyes 13, 19 y 24, tít. 22,
1ª y 2ª, tít. 26, P. 3ª56), que, como bien se sabe, rigieron en
el país hasta bien entrado el siglo XIX 57.

La Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1855 no


se refirió a ella, ni directa ni indirectamente, aunque en ese
país ya se hallaba establecida para lo contencioso
administrativo por los artículos 228 y siguientes del
Reglamento de 30 de diciembre de 1846, relativo al modo de
proceder del Consejo Real en los asuntos contenciosos de la
administración.

Fue la Ley de Bases de 21 de junio de 1880 la que


introdujo en el proceso civil la revisión, de donde pasaría,
luego, a la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881, que le
destinó un Título completo.

El canon 1796 de la aludida obra consagró, en efecto:

“Habrá lugar a la revisión de una sentencia firme:

56
Visibles en: Las Siete Partidas del Rey Don Alfonso El Sabio, cotejadas con varios códices
antiguos por la Real Academia de la Historia y Glosadas por el Lic. Gregorio López. Tomo II.
Segunda y Tercera Partida. Lecointe y Laserre Editores. Paris. 1943. Págs. 786 y ss.
57
Sobre el tratamiento de las causales de la moderna revisión en la Ley de Partidas, véase:
MANRESA Y NAVARRO, José María. Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil. Tomo VI.
Editorial Reus. Madrid. 1929. Págs. 283-285.
62
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

1.º Si después de pronunciada se recobraren documentos


decisivos, detenidos por fuerza mayor, o por obra de la parte en
cuyo favor se hubiere dictado.

2.º Si hubiere recaído en virtud de documentos que al tiempo de


dictarse ignoraba una de las partes haber sido reconocidos y
declarados falsos, o cuya falsedad se reconociere o declarare
después.

3.º Si habiéndose dictado en virtud de prueba testifical, los


testigos hubieren sido condenados por falso testimonio, dado en
las declaraciones que sirvieron de fundamento a la sentencia.

4.º Si la sentencia firme se hubiere ganado injustamente en


virtud de cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta”.

63
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

1.1.3. Bajo el influjo de la legislación española


nuestra ley procesal consagró58, bien temprano, el recurso
de revisión en materia civil.

Eso fue, justamente, cuanto hizo la Ley 61 de 1886,


cuando, al referirse a las atribuciones de la Corte Suprema
de Justicia, pregonó:

“Hay lugar a la revisión de una sentencia ejecutoriada, dictada


por un Tribunal Superior, en cualquiera de los casos siguientes:

1o. Si después de pronunciada se recobraren documentos


decisivos, detenidos por fuerza mayor o por obra de la parte en
cuyo favor se hubiere dictado.

2o. Si hubiere recaído en virtud de documentos que, al tiempo


de dictarse, ignoraba una de las partes haber sido reconocidos
y declarados falsos o cuya falsedad se reconociere o declarare
después.

3o. Si habiéndose dictado en virtud de prueba testimonial, los


testigos hubieren sido condenados por falso testimonio dado en
las declaraciones que sirvieron de fundamento a la sentencia;

4o. Si la sentencia se hubiere obtenido injustamente en virtud


de cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta” (art.
54).

La Ley 105 de 189059, en su artículo 396, dispuso:

“Hay lugar a la revisión de una sentencia ejecutoriada, dictada


en asunto civil por un Tribunal superior, en cualquiera de los
casos siguientes: 
  
1.° Si después de pronunciada se recobraren documentos
decisivos detenidos por fuerza mayor o por obra de la parte en
cuyo favor se hubiere dictado; 
  
58
A esta misma conclusión llegan: AZULA CAMACHO, Jaime. Manual de Derecho Procesal.
Tomo II. Parte General. Editorial Temis. Bogotá. 2015. Págs. 349-350; y MORALES MOLINA,
Hernando. Curso de Derecho Procesal Civil. Parte General. Editorial ABC. Bogotá. 1978. Pág.
613.
59
“Sobre reformas a los procedimientos judiciales”.
64
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

2.° Si hubiere recurrido en virtud del documento que al tiempo


de dictarse ignoraba una de las partes haber sido reconocidos y
declarados falsos, o cuya falsedad se reconociere o declarare
después;
  
3.° Si habiéndose dictado en virtud de prueba testimonial, los
testigos hubiesen sido condenados por falso testimonio dado en
las declaraciones que sirvieron de fundamento a la sentencia;

  
4.° Si la sentencia se hubiere obtenido injustamente, en virtud
de cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta”.

Lo propio, aunque con una mejor redacción, se previó


en el Código Judicial de 1931 (Ley 105), cuyo precepto 542
estableció:

“Puede revisarse una sentencia ejecutoriada proferida por la


Corte Suprema de Justicia o por un Tribunal Superior, en los
casos siguientes:
1º. Si después de pronunciada se recobran piezas decisivas
detenidas por fuerza mayor o por obra de la parte favorecida.

2º. Si recayó en virtud de documentos que al tiempo de dictarse


no eran conocidos como falsos por una de las partes, o cuya
falsedad se ha reconocido o declarado después.

3º. Si habiéndose basado en prueba testimonial, los testigos


han sido condenados por falso testimonio en las declaraciones
que sirvieron de fundamento a la sentencia; y

4º. Si la sentencia se dictó injustamente, por cohecho, violencia


o fraude”.

1.2. Concepto, naturaleza y caracteres

1.2.1. Tradicionalmente, nuestras leyes adjetivas han


considerado a la revisión como un recurso, y así lo sigue
haciendo el Código General del Proceso en su artículo 354.

1.2.2. Es, en todo caso, un medio de impugnación


extraordinario o excepcional, porque tiene por propósito
65
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

destruir la presunción o ficción de verdad que encierra la


cosa juzgada60.

De esa impronta se deriva que sea un recurso cuyas


causales son taxativas y de interpretación restrictiva; dicho
de otro modo, sólo prospera en las hipótesis estrictamente
señaladas en la ley adjetiva61 (hoy art. 355 C.G.P; antes 380
C. de P.C y 542 C.J de 1931).

Se trata también de un instrumento limitado por el


tiempo para ejercerlo, según se deduce del canon 356
ibídem62, al estar sujeto a estrictos términos de caducidad.

Finalmente, es un recurso formalista (o sujeto a


requisitos formales estrictos), según emana del precepto
357 íb.

1.3. Motivos. Especial referencia a la causal 6ª

60
Cfr. CSJ SSC del 10 de dic. de 1936 (M.P. Liborio Escallón); 4 de feb. de 1937 (M.P. Miguel
Moreno Jaramillo); 16 de sept. de 1937 (M.P. Arturo Tapias Piloneta); 9 de junio de 1943
(M.P. Liborio Escallón); 18 de mayo de 1948 (M.P. Álvaro Leal Morales); 25 de abril de 1959
(M.P. Arturo Posada); 17 de enero de 1961; 8 de julio de 1974 (M.P. Gustavo Fajardo); 22 de
agosto de 1978 (M.P. Humberto Murcia); 28 de sept. de 1978 (M.P. Germán Giraldo); 18 de
enero de 1983 (M.P. Humberto Murcia Ballén); 16 de marzo de 1987 (M.P. Eduardo García);
27 de marzo de 1987 (M.P. Eduardo García); 28 de enero de 1987 (M.P. Eduardo García); 14
de marzo de 1990 (M.P. Rafael Romero); 26 de marzo de 1992 (M.P. Carlos E. Jaramillo); 2 de
dic. de 1992 (M.P. Alberto Ospina); 1 de feb. de 1995 (M.P. Eduardo García); 3 de sept. de
1996 (M.P. Nicolás Bechara); 1 de oct. de 1996 (M.P. José F. Ramírez); 4 de julio de 2000
(M.P. Jorge Santos); 2 de junio de 2005 (M.P. Manuel I. Ardila); 4 de junio de 2007 (M.P.
Pedro O. Múnar); 2 de feb. de 2009 (M.P. Edgardo Villamil); 1 de junio de 2010 (M.P. Ruth M.
Díaz); 3 de sept. de 2013 (M.P. Ariel Salazar); 4 de junio de 2014 (M.P. Ariel Salazar). Entre
muchas más.
61
Cfr. CSJ SSC del 4 de febrero de 1937 (M.P. Miguel Moreno Jaramillo); 9 de junio de 1943
(M.P. Liborio Escallón); 25 de abril de 1959 (M.P. Arturo Posada); 18 de enero de 1983 (M.P.
Humberto Murcia); 16 de marzo de 1987 (M.P. Eduardo García); 2 de dic. de 1987 (M.P.
Eduardo García); 12 de nov. de 1993 (M.P. Eduardo García); 1 de oct. de 1996 (M.P. José F.
Ramírez); 1 de dic. de 2000 (M.P. José F. Ramírez); 3 de dic. de 2003 (M.P. Carlos I.
Jaramillo); 1 de junio de 2010 (M.P. Ruth M. Díaz); 1 de marzo de 2011 (M.P. Pedro O.
Múnar); 2 de abril de 2013 (M.P. Ruth M. Díaz); 4 de junio de 2014 (M.P. Ariel Salazar). Por
citar algunas.
62
Sobre esto, véase: CSJ SC del 9 de junio de 1943 (M.P. Liborio Escallón). Y Sentencia C-
090 de 1998, de la Corte Constitucional (M.P. Jorge Arango).
66
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

1.3.1. Dice la causal 6ª de revisión, prevista en el


artículo 355 del Código General del Proceso, que reprodujo
exactamente la establecida en el precepto 380 del Código de
Procedimiento Civil:

“Son causales de revisión:

(…)

“6. Haber existido colusión u otra maniobra fraudulenta de las


partes en el proceso en que se dictó la sentencia, aunque no
haya sido objeto de investigación penal, siempre que haya
causado perjuicios al recurrente”.

Como fácilmente se aprecia, ese motivo del recurso


encuentra sus antecedentes remotos en los numerales 4º
del precepto 542 del Código Judicial de 1931; y en el 4º del
396 de la Ley 105 de 1890, transcritos ut supra.

Pero, hay que reconocerlo, desde la vigencia, en 1970,


del Código de Procedimiento Civil se introdujeron varios
cambios a la norma que para ese entonces regía (la del
Código Judicial). En efecto, las primeras cuatro causales se
mantuvieron. Pero se agregaron cinco más.

Devis Echandía63, después de explicar que las


primeras cuatro causales de revisión se conservaron, pone
el acento en que se agregaron otras cinco, una de ellas, la
sexta, que ahora ocupa mi atención. Dijo así el expositor,
acerca de ella y de las motivaciones que condujeron a su
inclusión:

63
Hernando Devis Echandía fue miembro de la Comisión Redactora del Código de
Procedimiento Civil de 1970 (Cfr. Decreto 1887 de 1969).
67
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

“Hasta aquí los casos en que hubo dolo en la prueba o en el


funcionario judicial, que también contempla el Código actual.
Vienen ahora los nuevos:

“6) Colisión o maniobra fraudulenta de las partes, que es otro


de los medios que el código establece para luchar contra el
fraude de las partes en el proceso; no se requiere que haya
investigación penal, en lo cual se distingue de los casos
anteriores, pero es necesario que se haya causado perjuicios al
recurrente, porque de lo contrario faltaría el interés para
interponer el recurso es decir se aplica entonces la regla general
de que sin interés no debe existir recurso. Es importante la
modalidad de que no se exija investigación penal, porque así se
facilita el ejercicio de esta defensa contra los procesos
fraudulentos. El caso típico será el del acreedor o cónyuge
perjudicado con un proceso mediante el cual se ha sustraído, en
virtud de la sentencia adversa al demandado, bienes que
correspondían a éste y que estaban destinados a la prenda
general de los acreedores o a la liquidación de la sociedad
conyugal. Pero pueden haber más casos”64.

Casi cincuenta años después de consagrado ese


motivo de revisión, el corpus jurisprudencial y doctrinario
que lo ha desarrollado se muestra particularmente
abundante.

Valga citar también el artículo 253 del Código


Procesal Civil Modelo para Iberoamérica, de 1988, que
estableció:

“Procede la revisión:

(…)

“6) Cuando existiere colusión u otra maniobra fraudulenta de


las partes, siempre que hubiere causado perjuicios al recurrente
o a la causa pública”.

En doctrina, al lado de Devis Echandía, hay también


otros autores, como Hernando Morales Molina, Aurelio

64
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Conferencias Dictadas en el Aula Máxima del Claustro.
Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Tomo II. Ediciones Rosaristas. Bogotá. 1970.
Págs. 271-272.
68
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Camacho Rueda, Hernán Fabio López Blanco, Humberto


Murcia Ballén y Jaime Azula Camacho65, entre otros.

Lo propio se aprecia en la jurisprudencia de la Sala


de Casación Civil. En vigencia del Código de Procedimiento
Civil se fallaron, por decenas, casos donde se denunciaba a
la sentencia en firme por dicho motivo invalidante 66.
65
AZULA CAMACHO, Jaime. Manual de Derecho Procesal. Tomo II. Parte General. Editorial
Temis. Bogotá. 2015. Págs. 354-355.; MORALES MOLINA, Hernando. Curso de Derecho
Procesal Civil. Parte General. Editorial ABC. Bogotá. 1978. Págs. 619-620; CAMACHO
RUEDA, Aurelio. Recursos de Casación y Revisión en Materia Civil. Universidad Externado de
Colombia. Bogotá. 1978. Págs. 273-277; LÓPEZ BLANCO, Hernán Fabio. Código General del
Proceso. Parte General. Dupre Editores. Bogotá. 2016. Págs. 890-891; MURCIA BALLÉN,
Humberto. Recurso de Revisión Civil. Ediciones Librería El Profesional. Bogotá. 1996. Págs.
188-194; MONROY CABRA, Marco Gerardo. Derecho Procesal Civil. Parte General. Biblioteca
Jurídica Dike. Medellín. 1996. Págs. 539-540.
66
Cfr., en su orden cronológico: CSJ SSC del 18 de julio de 1974 (M.P. Humberto Murcia
Ballén); 11 de junio de 1976 (M.P. Germán Giraldo); 26 de enero de 1982 (M.P. Humberto
Murcia); 16 de sept. de 1983 (M.P. Germán Giraldo); 11 de abril de 1983 (M.P. Germán
Giraldo); 15 de sept. de 1982 (M.P. Jorge Salcedo); 27 de marzo de 1987 (M.P. Eduardo
García); 14 de marzo de 1990 (M.P. Rafael Romero); 12 de nov. de 1993 (M.P. Eduardo
García); 16 de nov. de 1993 (Eduardo García); 25 de nov. de 1993 (M.P. Carlos E. Jaramillo);
11 de marzo de 1994 (M.P. Pedro Lafont); 16 de enero de 1995 (M.P. Carlos E. Jaramillo); 26
de enero de 1995 (M.P. Héctor Marín); 9 de febrero de 1995 (M.P. Nicolás Bechara); 30 de
nov. de 1995 (M.P. Jorge A. Castillo); 1 de dic. de 1995 (M.P. Pedro Lafont); 16 de enero de
1996 (M.P. Héctor Marín); 3 de sept. de 1996 (M.P. Nicolás Bechara); 10 de sept. de 1996
(M.P. Carlos E. Jaramillo); 30 de sept. de 1996 (M.P. José F. Ramírez); 30 de oct. de 1996
(M.P. José F. Ramírez); 9 de dic. de 1996 (M.P. Jorge A. Castillo); 29 de julio de 1997 (M.P.
Jorge A. Castillo); 30 de julio de 1997 (M.P. Nicolás Bechara); 10 de agosto de 1997 (M.P.
José F. Ramírez); 25 de agosto de 1997 (M.P. Carlos E. Jaramillo); 26 de agosto de 1997 (M.P.
Nicolás Bechara); 27 de agosto de 1997 (M.P. Nicolás Bechara); 12 de sept. de 1997 (M.P.
Pedro Lafont); 10 de dic. de 1997 (M.P. Rafael Romero); 11 de dic. de 1997 (M.P. Jorge A.
Castillo); 12 de dic. de 1997 (M.P. Jorge Santos); 14 de enero de 1998 (M.P. José F. Ramírez);
22 de julio de 1998 (M.P. José F. Ramírez); 27 de julio de 1998 (M.P. Jorge A. Castillo); 27 de
julio de 1998 (M.P. Rafael Romero); 29 de junio de 2000 (M.P. Nicolás Bechara); 4 de julio de
2000 (M.P. José F. Ramírez); 5 de julio de 2000 (M.P. José F. Ramírez); 11 de julio de 2000
(M.P. Jorge A. Castillo); 21 de julio de 2000 (M.P. Carlos I. Jaramillo); 13 de dic. de 2000
(M.P. José F. Ramírez); 14 de dic. de 2000 (M.P. Carlos I. Jaramillo); 13 de dic. de 2001 (M.P.
Silvio F. Trejos); 14 de dic. de 2001 (M.P. Nicolás Bechara); 13 de dic. de 2002 (M.P. César J.
Valencia); 13 de dic. de 2002 (M.P. Silvio F. Trejos); 25 de junio de 2003 (M.P. Jorge Santos);
25 de julio de 2003 (M.P. César J. Valencia); 27 de agosto de 2004 (M.P. César J. Valencia);
29 de oct. de 2004 (M.P. Carlos I. Jaramillo); 30 de junio de 2005 (M.P. César J. Valencia); 20
de sept. de 2005 (M.P. Silvio F. Trejos); 17 de julio de 2006 (M.P. Jaime Arrubla); 18 de dic.
de 2006 (M.P. Ruth M. Díaz); 19 de dic. de 2006 (M.P. Carlos I. Jaramillo); 30 de marzo de
2007 (M.P. César J. Valencia); 9 de abril de 2007 (M.P. César J. Valencia); 8 de mayo de 2007
(M.P. César J. Valencia); 14 de junio de 2007 (M.P. Pedro Múnar); 27 de junio de 2007 (M.P.
Edgardo Villamil); 29 de junio de 2007 (M.P. César J. Valencia); 29 de junio de 2007 (M.P.
Jaime Arrubla); 30 de oct. de 2007 (M.P. César J. Valencia); 31 de julio de 2008 (M.P. Arturo
Solarte); 4 de nov. de 2008 (M.P. César J. Valencia); 21 de abril de 2010 (M.P. César J.
Valencia); 10 de junio de 2010 (M.P. Ruth M. Díaz); 27 de agosto de 2010 (M.P. César J.
Valencia); 28 de sept. de 2010 (M.P. Ruth M. Díaz); 31 de agosto de 2011 (M.P. Arturo
Solarte); 8 de sept. de 2011 (M.P. Ruth M. Díaz); 21 de oct. de 2011 (M.P. Jaime Arrubla); 7
de nov. de 2011 (M.P. Arturo Solarte); 5 de dic. de 2011 (M.P. William Namén); 20 de abril de
2012 (M.P. Ruth M. Díaz); 31 de julio de 2013 (M.P. Margarita Cabello); 3 de sept. de 2013
(M.P. Ariel Salazar); 10 de sept. de 2013 (M.P. Ariel Salazar); 20 de sept. de 2013 (M.P. Ariel
Salazar); 3 de oct. de 2013 (M.P. Margarita Cabello); 8 de abril de 2014 (M.P. Ruth M. Díaz);
10 de abril de 2014 (M.P. Ruth M. Díaz); 26 de agosto de 2014 (M.P. Fernando Giraldo); 18 de
sept. de 2014 (M.P. Fernando Giraldo); 12 de dic. de 2014 (M.P. Luis A. Tolosa); 19 de dic. de
2014 (M.P. Álvaro F. García); 28 de julio de 2015 (M.P. Álvaro F. García); 6 de oct. de 2015
(M.P. Luis A. Tolosa); 24 de junio de 2016 (M.P. Ariel Salazar); 11 de nov. de 2016 (M.P. Ariel
69
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Es una causal que está consagrada también en el


Código General del Proceso de Uruguay de 1988 (Ley
15.982) (art. 283 núm. 6), quizás el único código nacional
que guarda en este punto simetría con el nuestro.

1.3.2. Los actos procesales en general, y aún la


sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, pueden ser
consecuencia del fraude.

El fraude, siguiendo a Couture, puede producirse de


cuatro maneras diferentes: (i) puede ir dirigido de un
litigante contra otro; (ii) de ambos litigantes contra un
tercero; (iii) del juez a una de las partes o a ambas; (iv) de
las partes (o eventualmente el juez) hacia el orden jurídico
(fraus legi)67.

Comparto la tesis de algunos reputados expositores


nacionales68, quienes otorgan amplitud al radio de acción
del citado motivo de revisión.

En efecto, la causal en comento cabe también cuando


“la maniobra sea obra de una de las partes, frente a la otra”.
Ello no significa solapar el motivo sexto de revisión con los
previstos en los numerales 2º, 3º, 4º y 5º del artículo 354

Salazar);7 de dic. de 2016 (M.P. Margarita Cabello); 14 de dic. de 2016 (M.P. Margarita
Cabello); 19 de dic. de 2016 (M.P. Ariel Salazar); 18 de abril de 2017 (M.P. Luis Rico); 24 de
abril de 2017 (M.P. Margarita Cabello); 20 de junio de 2017 (M.P. Aroldo Quiroz); 29 de junio
de 2017 (M.P. Ariel Salazar); 7 de dic. de 2017 (M.P. Margarita Cabello); 13 de dic. de 2017
(M.P. Margarita Cabello); 18 de dic. de 2017 (M.P. Ariel Salazar); 31 de mayo de 2019 (M.P.
Margarita Cabello); 4 de junio de 2019 (M.P. Margarita Cabello); 25 de junio de 2019 (M.P.
Álvaro F. García). Y otras más.
67
COUTURE, Eduardo J. Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo III. Ediciones Depalma.
Buenos Aires. 1998. Pág. 389.
68
Vid. PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho Procesal Civil. Tomo I. Parte General. Ed. Temis.
Bogotá. 1992. Págs. 306-307; LÓPEZ BLANCO, Hernán Fabio. Código General del Proceso.
Parte General. Dupre Editores. Bogotá. 2016. Págs. 890-891;
70
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

C.G.P, que hablan, todos, del fraude urdido por una de las
partes en detrimento de los intereses y derechos de la otra.
Esta circunstancia no acaece, ni puede confundirse, porque
todas esas causales demandan la existencia de sentencia
condenatoria, cosa que no ocurre con la 6ª.

Devis Echandía, en 1970, al explicar la aludida causal


y distinguirla de las demás, decía, en líneas que transcribo:

“Hasta aquí los casos en que hubo dolo en la prueba o en el


funcionario judicial, que también contempla el Código actual.
Vienen ahora los nuevos:

“6) Colisión o maniobra fraudulenta de las partes, que es otro


de los medios que el código establece para luchar contra el
fraude de las partes en el proceso; no se requiere que haya
investigación penal, en lo cual se distingue de los casos
anteriores, pero es necesario que se haya causado perjuicios al
recurrente, porque de lo contrario faltaría el interés para
interponer el recurso es decir se aplica entonces la regla general
de que sin interés no debe existir recurso. Es importante la
modalidad de que no se exija investigación penal, porque así se
facilita el ejercicio de esta defensa contra los procesos
fraudulentos. El caso típico será el del acreedor o cónyuge
perjudicado con un proceso mediante el cual se ha sustraído, en
virtud de la sentencia adversa al demandado, bienes que
correspondían a éste y que estaban destinados a la prenda
general de los acreedores o a la liquidación de la sociedad
conyugal. Pero pueden haber más casos”69.

Los códigos de procedimiento civil modernos traen


instituciones parecidas: el italiano de 1940 (art. 404-408,
“opposizione di terzo”); el francés (arts. 579-592, “la tierce
opposition”); además de los ya citados código uruguayo y el
Código Modelo Iberoamericano, que consagran –ambos- una
disposición casi idéntica a la nuestra.

69
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Conferencias Dictadas en el Aula Máxima del Claustro.
Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Tomo II. Ediciones Rosaristas. Bogotá. 1970.
Págs. 271-272.
71
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

1.3.3. ¿Cuáles son las condiciones o presupuestos de


procedencia de la aludida causal sexta de revisión?

La jurisprudencia de la Sala tiene firmemente


decantado que son cuatro sus elementos axiológicos: (1) que
haya habido una maniobra fraudulenta, unilateral o
colusiva; (2) que esta conducta ilícita la realice su autor o
autores de propósito para lograr una sentencia de un
contenido contrario a derecho; (3) que el resultado ilícito así
obtenido, haya causado perjuicios al recurrente, es decir,
que se dé un nexo causal eficiente entre el proceder
malicioso y el daño producido; y (4) que la tal conducta
irregular o ilícita haya sido determinante por lo decisiva de
la sentencia injusta70.

2. En el caso concreto, la causal debió ser


declarada fundada

2.1. El recurso propuesto por Yolany García Benavides


contra la sentencia de 4 de febrero de 2015, cimentado en el
motivo sexto de revisión contemplado en el artículo 380 del
C. de P.C, estaba llamado a prosperar.

2.2. Numerosas pruebas, obrantes todas en el


expediente, acreditaban, de modo fehaciente y claro, que el
solicitante en el proceso de restitución y formalización de
tierras, señor Ricaute Trujillo Gualdrón, incurrió en las
“maniobras fraudulentas” de que trata dicha norma.

70
Como aparecen sintetizados en: MURCIA BALLÉN, Humberto. Recurso de Revisión Civil.
Ediciones Librería El Profesional. Bogotá. 1996. Pág. 191.
72
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

En la declaración rendida el 22 de febrero de 2013 por


él ante la Unidad de Restitución de Tierras se lee, in
extenso:

“PREGUNTADO: Sírvase informarle al despacho la relación


jurídica y material que tenía usted con el predio denominado
Alba María, ubicado en la vereda El Almendro de Sabana de
Torres. CONTESTÓ: La finca la habíamos comprado con un
hermano llamado Antonio Trujillo, lo compramos y elevamos la
respectiva escritura y se registró (…) esa finca se la compramos
a un señor llamado Moisés, todos esos datos aparecen en la
escritura (…).

“PREGUNTADO: Sírvase manifestar al despacho en qué fecha


adquiere usted el predio Alba María y a través de qué
mecanismo. CONTESTÓ: Como dije antes no recuerdo bien las
fechas, no las tengo bien precisas, pero fue hacia el año dos mil
(2000) o dos mil uno (2001) y compré mediante escrituras.

(…)

“PREGUNTADO: Sírvase manifestar los motivos por los cuales


usted pierde el vínculo material con el predio Alba María y la
fecha exacta de la misma. CONTESTÓ: La verdad tengo una
confusión con la fechas, pero lo que sí puedo decir es que sí fue
muy poco tiempo el que estuve en la finca, desde que lo compré,
por ahí unos dos meses, no puedo decir un plazo exacto, una
fecha precisa en la que salí, lo que me llevó a dejar la finca fue
que tuve que desplazarme por grupos armados, no sé cuál pero
asumo que paramilitares, porque era el grupo que estaba en la
zona, desde que compramos yo no había tenido problemas en la
zona, hasta un día que llegó un hombre acompañado de una
mujer vestidos de civil, ella se quedó ahí cerca de la moto y el
señor sí entró y me le dio vuelta a la casa, él no se dio cuenta
que yo estaba adentro, y me decía manito salga, yo no contesté
nada, y como la casa estaba cerrada él creyó que no había na
die, eso fue en horas de la noche, por ahí a las 10 u 11 de la
noche, nosotros ya habíamos notado que alguien venía para la
finca por el ruido de la moto (…). [Y]o al otro día salí con mi
familia, mi esposa y mis hijos se fueron para San Vicente a una
casita en el sector rural que era de mi papá, y yo me vine para
Bucaramanga, ya como al año nos volvimos a reunir como
familia nuevamente, yo nunca volví a la finca, mi hermano [se
refiere a Antonio Trujillo Mariscal] que vivía en el sector urbano
de Sabana de Torres era el que veía por la finca pero no la pudo
seguir sosteniendo y el banco la remató.

“PREGUNTADO: Sírvase manifestar los motivos por los cuales


usted pierde el vínculo jurídico con el predio Alba María y la
73
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

fecha exacta de la misma. CONTESTÓ: En cuanto a las fechas no


le puedo decir cuándo, pero esa finca la perdí porque la remató el
Banco Agrario, por un crédito que habíamos sacado con mi
hermano creo que él la entregó al banco porque no teníamos
cómo pagarle, creo que aparte del remate a él le tocó dar como
cuatro millones de pesos más al banco. PREGUNTADO: En
anotación No. 3 del folio de matrícula (…) dice que usted y el
señor Antonio Trujillo Mariscal hipotecan el bien inmueble al
banco de Bogotá. Seguidamente en anotación No. 4 en el mismo
folio, hay inscrito un embargo con acción real de fecha del 2 de
mayo de 2003. De acuerdo a lo anterior, manifiéstele al
despacho cuáles fueron los motivos por los cuales usted y el
copropietario del predio no cancelaron la obligación a esa entidad
financiera. CONTESTÓ: Yo estaba pensando que era el Banco
Agrario, no tenía claro el Banco, mi hermano fue el que (…) hizo
el trámite en el banco yo era un codeudor, yo la verdad cuando
salí de la finca no volví a saber nada, no le volví a meter un peso
a la finca porque no había, las razones por las que no se pudo
pagar al banco, era porque la finca no estaba todavía
produciendo, no estaba bien trabajada todavía, yo recuerdo que
cuando pasó lo de las torres gemelas en Estados Unidos yo ya
llevaba como un mes de haberme salido de la finca.
PREGUNTADO: Sírvase manifestarle al despacho si el señor
Antonio Trujillo Mariscal fue víctima de intimidaciones,
hostigamientos o amenazas por parte de grupos insurgentes que
pusieran un ultimátum para que abandonara el municipio de
Sabana de Torres, más precisamente en la zona rural.
CONTESTÓ: Hasta donde yo sé no, tocará preguntarle a él.
PREGUNTADO: Dígale al despacho por qué siendo el señor
Antonio Trujillo Mariscal, copropietario del predio Alba María, no
solicitó el bien inmueble en restitución ante esta oficina.
CONTESTÓ: Porque como él no fue desplazado, pues él no fue
damnificado de la violencia, asumo que por eso no presentó
solicitud. PREGUNTADO: Dígale al despacho si el señor Antonio
Trujillo Mariscal era copropietario del predio Alba María, por qué
él no continuó cancelando la obligación financiera con el banco
de Bogotá con el fin de no perder el predio objeto de la solicitud.
CONTESTÓ: Porque no había quién trabajara la finca, él sólo no
podía pagar los gastos de su casa y de la finca, porque no me
desentendí de esa finca cuando salí. PREGUNTADO. Sírvase
informar al despacho qué grupos organizados al margen de la
ley operaban en la zona para la época en que usted vivía ahí (…).
CONTESTÓ: No sé (…)” (fols. 155-156).

En el “interrogatorio de parte” llevado a término ante el


Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en
Restitución de Tierras de Barrancabermeja el 18 de junio de
2014, el mismo Trujillo Gualdrón sostuvo:
74
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

“PREGUNTADO: Sírvase narrar a este despacho las


circunstancias de modo, tiempo y lugar en que usted y su familia
adquirieron el predio denominado Alba María ubicado en la
vereda Cristales La Ye del municipio de Sabana de Torres.
CONTESTÓ: Yo llegué donde mi hermano tratando de ubicar
dónde trabajar porque salí de San Vicente de Chucurí de la
vereda Caño Tigre de una propiedad que se llamaba El Palomo,
una noche cualquiera llegó un grupo armado y mató a un primo
de mi mamá, para mí primo segundo y le hicieron disparos al
esposo de una prima también, debido a eso yo me vine para
Sabana eso fue el año 2000, y llegué a donde mi hermano y
como él tenía más tiempo de estar allá, mi hermano se llama
Antonio Trujillo, yo quería trabajar y él supo del predio Alba
María que lo estaban vendiendo y me propuso que lo
compráramos y yo le acepté porque (…) necesitaba trabajar, lo
negociamos [e] inicialmente fueron siete millones de pesos y lo
otro fue con el crédito en total fueron dieciséis millones de pesos,
se lo compramos a Don Moisés Becerra el 28 de febrero de 2001,
y ahí me fui yo a trabajar sólo, yo iba y laboraba allá y me venía
donde mi hermano porque yo estaba sólo, como a mediados de
noviembre de 2001 me instalé con mi familia que es Mariela
Dávila Arenas que es mi esposa, Diana Yulieth Trujillo Dávila
que es mi hija y Óscar Eduardo Trujillo Dávila, nosotros hicimos
la solicitud de crédito en el segundo semestre para terminar de
pagar la finca al Banco de Bogotá de Piedecuesta, lo que
teníamos para pagar e la finca eran nueve millones y el restante
fue para sembrar, el crédito fue por dieciséis millones. Y el
desembolso del crédito fue 24 de agosto de 2001, ahí fue cuando
pagamos lo del señor Moisés y empezamos a construir unos
estanques para peces alevinos y fortalecimos el cultivo de
ahuyama y maracuyá, no alcanzamos a sacar la cosecha porque
el tiempo que transcurrió [entre] el desplazamiento y la cosecha
fue muy poquito, no alcanzamos a sacar la inversión, ya en los
primeros días de enero de 2002 cerca de la media noche llega
una pareja en una motocicleta y entró a la vivienda yo estaba
durmiendo y mi mujer me despertó y me dijo que había llegado
una moto y la señora se quedó en la moto y el señor se bajó y se
me entró a la casa al corredor de la casa al cuarto no porque era
todo cerrado y me llamaron, él me llamaba, el señor iba armado
tenía una arma corta en la mano, él no nos vio y le dio la vuelta a
la casa y trató de forzar una de las ventanas de la casa, como
las puertas y las ventanas las atrancábamos con un palo
atravesado no pudo ingresar, él al ver que nadie respondió al
llamado la muchacha lo llamó y le dijo que se fueran que eso
estaba solo y el muchacho se vino y se montó a la moto, es una
casa de tapia muy oscura adentro de modo que el muchacho no
me podía ver desde fuera pero o sí veía todo desde adentro,
debido a eso [a]l otro día en la mañana abandoné el predio y me
vine para donde mi hermano [se refiere a Antonio Trujillo
Mariscal] y de ahí para Bucaramanga el mismo día (…).
75
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

PREGUNTADO: Sírvase concretar al despacho la fecha en que


usted abandonó el predio Alba María. CONTESTÓ: Eso fue al
principio de 2002. PREGUNTADO. Nos informa usted en una de
sus respuestas anteriores que una noche llegó una pareja
armada al predio en una motocicleta, indíquele al despacho si
esas personas pertenecían a algún grupo armado ilegal.
CONTESTÓ: Allá habían grupos armados pero no le puedo decir
ellos de cuál grupo eran. PREGUNTADO: Ya que manifiesta usted
en respuesta anterior la existencia de grupos armados al margen
de la ley, indíquele al despacho para los años 2001 al 2002 qué
grupos armados ilegales existían [en la vereda] Cristales La Ye,
ubicación del predio Alba María. CONTESTÓ: En la vereda como
tal yo no le podría decir, de pronto en la región estaba el frente
20 de la FARC, también llegó a operar el EPL, también estuvo el
grupo Ejército de Liberación Nacional y las AUC (…). Sé que esa
gente estuvo por ahí pero no sé decir con precisión en qué fecha
estuvieron. PREGUNTADO. Sírvase informar al despacho si
además del hecho que usted nos comenta de la presencia de la
pareja armada en motocicleta en su predio, fue usted o su familia
objeto de amenazas por parte de grupo armado al marcen ge la
ley para que abandonaran el predio Alba María. CONTESTÓ: No.
Yo abandoné la tierra y después no tuve contacto con nadie ni
ninguno nos amenazó. Tampoco estando en el predio no fui
amenazado solamente el hecho de la presencia de la pareja
armada, el miedo mío era que ya había pasado lo que había
pasado en San Vicente y a mí me dio mucho miedo y yo
abandoné el predio debido a lo que había pasado en San
Vicente, el miedo se apoderó de mí y viendo que me llegó ese
señor armado y a media noche. PREGUNTADO: Sírvase informar
al despacho si usted tuvo conocimiento de vecinos al predio Alba
María que hubiesen tenido que dejar sus predios abandonados
por grupos al margen de la ley para la época en que usted
abandonó el predio Alba María, de ser afirmativa su respuesta
concrétenos qué casos especialmente. CONTESTÓ: No. Que yo
sepa no (…). PREGUNTADO: Informe al despacho si usted realizó
alguna denuncia ante alguna entidad por los hechos que nos
dice ocurrieron en el predio Alba María. CONTESTÓ: La denuncia
que yo puse fue en eso de la población desplazada, eso fue el 30
de abril de 2009 (…)” (fols. 1-5 cdno. 4).

Antonio Trujillo Mariscal, hermano del solicitante


Ricaute, depuso:

“(…) PREGUNTADO: Diga qué relación tenía usted con el predio


Alba María (…). CONTESTÓ: Yo era prácticamente quien lo
administraba, quien vivía ahí era mi hermano Ricaute Trujillo,
yo era copropietario, porque ese inmueble era de los dos.
PREGUNTADO: Explique cómo adquirieron aquel inmueble.
CONTESTÓ: mediante escritura pública lo adquirimos, al
vendedor como se le quedó debiendo una plata, nosotros
76
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

hicimos un crédito del Banco de Bogotá (…). PREGUNTADO:


Según la anotación número 3 (…) se registró hipoteca a favor
del banco de Bogotá. Al respecto, diga quiénes solicitaron ese
préstamo y diga cuál fe la finalidad del préstamo crediticio
como para dejar de respaldo aquel fundo. CONTESTÓ: el titular
del crédito era yo, pero era por igual la obligación frente al
banco, porque ambos tuvimos que firmar la hipoteca y todo lo
demás. La finalidad del préstamo, era primero pagar el saldo
que se le debía al vendedor del predio (…) y el resto del dinero
era para invertir en el mismo predio, porque nosotros con ese
dinero hicimos unos estanques para cultivo de cachama y
mojarra roja, también lo usamos para siembras de cultivos de
pan coger, ahuyama y maracuyá. PREGUNTADO: Señale cuál
fue el monto del dinero que confirió la entidad financiera en
préstamo. CONTESTÓ: Fueron 16 millones de pesos.
PREGUNTADO: Cuánto fue el saldo que se pagó al vendedor y
cuándo fue el monto que se invirtió en el predio. CONTESTÓ: el
saldo fue como unos 9 millones, aproximadamente, y el resto,
se destinó para el resto del predio. PREGUNTADO. Se podría
decir que esa inversión al predio (…) era el proyecto de vida
suyo y el del señor Ricaute Trujillo. CONTESTÓ: Pues sí, pero
era más de mi hermano porque yo tenía mi propio trabajo.
PREGUNTADO: Diga a cuántos años se estipuló la amortización
del crédito. CONTESTÓ: Un año muerto, es decir, sin pagar
nada, después de ese año, era para pagar a tres años.
PREGUNTADO: Recuerda cuánto era el valor de las cuotas
fijadas para el pago de la obligación. CONTESTÓ: Era dos
millones seiscientos mil pesos ($2.600.000) (…). El banco me
tenía (…) amenazado, porque si no pagaba, me iba a embargar
el sueldo y todo lo que tenía (…). PREGUNTADO: Supo usted
que el predio Alba María había sido rematado a un tercero.
CONTESTÓ: Sí. PREGUNTADO. En qué fecha se enteró.
CONTESTÓ: no recuerdo muy bien, pero creo que fue como en el
2003 o 2004, en ese entonces yo le dije al viviente (sic) que no
podía seguir pagando, porque ya habían ido los nuevos dueños
de la finca. PREGUNTADO: Por qué usted, siendo por aquella
época el copropietario del predio, no continúa pagando el
préstamo al banco. CONTESTÓ: No tenía la capacidad de
endeudamiento, a mí no me alcanzaba la plata para pagar,
pues ese crédito se solicitó con la finalidad de que se pagara
con lo producido de la finca y como se perdió las cosechas, no
se pudo pagar. PREGUNTADO: Sabe usted por qué el [señor]
Ricaute Trujillo Gualdrón no pudo seguir pagando las cuotas en
el banco. CONTESTÓ: Porque él no tenía trabajo, ninguna clase
de ingreso (…). PREGUNTADO: Sabe usted que el señor Ricaute
Trujillo Gualdrón, presentó ante la Unidad solicitud de inclusión
en el Registro de Tierras Despojadas y Abandonadas
Forzosamente y posteriormente, solicitud de restitución de
tierras sobre el Predio Alba María. CONTESTÓ. Sí, él me
comentó, incluso los que son ahora los dueños del predio,
también me lo comentaron con amenazas (…). PREGUNTADO.
Por qué usted, quien fue copropietario de ese inmueble, no
77
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

solicitó ante la Unidad tal reclamación. CONTESTÓ: Primero,


porque soy empleado público; y segundo, porque yo no soy
desplazado, a mí no me han sacado de ninguna parte grupos
ilegales, no puedo decir eso, quizás sea desplazado por el
banco que remató, quien no quiso no me dio la oportunidad de
hacer un acuerdo de pago o de vender el predio para pagar la
deuda (…)” (fols. 157-158).

El mismo Trujillo Mariscal, al declarar ante el


Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en
Restitución de Tierras el 19 de junio de 2014, dijo:

“(…) PREGUNTADO: Infórmele al despacho qué relación tuvo o


tiene con el predio Alba María (…). CONTESTÓ: Fue de mi
propiedad con mi hermano Ricaute. PREGUNTADO: Ya que
usted indica en respuesta anterior que el mencionado predio fue
de propiedad suya y de su hermano Ricaute manifiéstele al
despacho las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que
ustedes adquirieron dicho predio. CONTESTÓ: De tiempo lo
adquirimos en el 2001, de modo se lo compramos (sic) al señor
Moisés Becerra le dimos seis millones de pesos de un capital
que mi hermano recogió de un ganado que vendió y un crédito
que o hice por sistema de libranza en Financiera Comultrasan
esos fueron los primeros siete millones de pesos que le dimos al
señor Moisés Becerra para adquirir ese predio. Después
solicitamos un crédito al Banco Bogotá en la ciudad de
Piedecuesta por dieciséis millones de pesos, esos fueron para
terminar de pagar el crédito al señor Becerra y adelantar unos
cultivos en la finca Alba María. PREGUNTADO: Infórmele al
despacho durante cuánto tiempo estuvo el predio Alba María en
manos suyas y de su hermano Ricaute Trujillo Gualdrón.
CONTESTÓ: El señor Moisés Becerra nos entregó el predio tres
meses después de que se le dio los primeros siete millones, de
ahí empezamos a trabajar, a limpiarlo, estaba enrastrojado
hasta que mi hermano lo asustaron y le tocó abandonar el
predio. Permanecimos en el predio desde abril 2001 (sic) hasta
enero de 2002 (…). PREGUNTADO: Infórmele al despacho
quiénes vivían o vivieron durante el tiempo que estuvo en poder
de ustedes el predio en mención, quiénes vivieron allí.
CONTESTÓ: El predio desde que se fue mi hermano duró sólo
aproximadamente cuatro meses abandonado, después de esos
cuatro meses estuvo un tío de mi hermano, se llama Justo
Pastor Guadrón él estuvo viviendo como unos cuatro o cinco
meses porque tampoco se amañó no había mucho que sacar de
ahí tampoco y lo que uno podía colaborar por ahí. Don Justo
Pastor se fue y luego estuvo un señor llamado Gustavo y él sí
estuvo hasta que remataron la finca y se quedó hasta que
remataron el predio, él les entregó a los que ahorita están
78
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

habitando el predio. PREGUNTADO. Durante el tiempo que el


predio estuvo en manos de ustedes quién o quiénes lo estuvo
(sic) al cuidado del mismo y cuál era su explotación económica.
CONTESTÓ: Cuando estuvo mi hermano él era el que estaba
allá y explotación fue unos cultivos de pan coger, ahuyama,
plátano y yuca, cultivo ligero, y empezamos [a] hacer el cultivo
de la piscicultura que fue por lo que nos hicieron el crédito.
También empezamos con un cultivo de maracuyá, eso se perdió
todo, eso cuando estaba mi hermano, después de que mi
hermano se fue eso duró como cuatro meses sin administración,
se perdió todo (…). PREGUNTADO. Manifiesta usted en una de
sus respuestas anteriores que su hermano Ricaute Trujillo
abandonó el predio Alba María porque lo asustaron, indíquele al
despacho en qué consiste eso de que lo asustaron. CONTESTÓ:
Yo digo lo asustaron, lo que él me cuenta es que llegó una noche
le llegaron una pareja armados hombre y mujer y empezaron a
tocarle la puerta y una ventana a tratar de tumbarla pero esas
ventanas son de esas que le coloca dos pasadores y un palo
atravesado y entonces no fueron capaz (sic) de tumbarla y
entonces como ellos no hicieron nada de bulla, mi hermano y la
esposa, aclaro que mi hermano vivía con su esposa y los dos
hijos, la esposa es Mariela y los hijos son Diana y Óscar. Ellos
vivían ahí estaban los cuatro en la casa y no hicieron bulla y
entonces mi hermano a las cinco de la mañana se fue para
Sabana y me comentó que él ahí no seguía más y me comentó lo
que había sucedido y él estaba nervioso porque en el 2000
cuando él vivían en la vereda caño tigre de San Vicente de
Chucuri tuvo un antecedente ahí, lo sacaron le tocó irse de ahí
porque le mataron a dos de sus primos, se supone que los
paramilitares, y estando en el predio Alba María vuelven esas
personas y lo asustan. A él le llegaron a asustarlos (sic) no lo
amenazaron porque cuando se amenaza a alguien se le dice o
se va o se muere y eso no pasó así. PREGUNTADO: Concrétele
al despacho qué personas fueron las que convivieron en el
predio Alba María antes de que fuera abandonado el mismo por
su hermano Ricaute Trujillo y después de que él lo abandonó.
CONTESTÓ: Mi hermano vivía con su esposa Mariela Dávila y
sus hijos Diana y Óscar, después cuando él ya se fue duro el
predio más o menos cuatro meses sólo, después yo conseguí
Justo Pastor Gualdrón y su esposa Ana Felipa Roa quienes
estuvieron en el predio alrededor de cuatro meses, después
estuvo el señor Gustavo con su esposa Nelly Ortiz y de los hijos
no me acuerdo el nombre, ellos estuvieron hasta que el banco
nos hizo efectiva la hipoteca. PREGUNTADO: Infórmele al
despacho según su respuesta anterior en la que se dice que el
banco les hizo efectiva la hipoteca (…) [y] en qué consistió eso
(…) de ser posible indíquenos la fecha en que sucedió eso.
CONTESTÓ: En agosto del 2003 nos hicieron el remate en la
finca haciendo efectiva la hipoteca que estaba ahí, por causa
que nosotros no pudimos pagar la deuda que habíamos
adquirido con el banco, no la pudimos pagar porque mi hermano
se fue quera era el que estaba administrando, se le pagó al
79
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

señor Moisés los nueve millones que se le habían quedado


debiendo y en esos cinco meses de agosto de 2001 a enero de
2002 que fue que mi hermano le tocó irse invertimos adecuando
los estanques (…) esas utilidades que nosotros íbamos a
adquirir de ahí era para pagar la primera cuota al banco de
Bogotá de Piedecuesta pero con esos cuatro meses que no hubo
nadie en la finca cuando fuimos a sacar los pescados no había
ni uno, quedamos mal con la primera cuota, después de que
uno queda mal con la primera después se cae todo, de ahí para
adelante no pudimos hacer más nada porque allá uno empieza
a pagar empleados uy lo que medio se cultivaba era para el
sustento de la finca y no pudimos pagar el préstamo y nos
hicieron el embargo. El remate fue creo que en agosto de 2003.
PREGUNTADO. Manifieste al despacho si ustedes le informaron
al banco las razones por las cuales no pudieron cumplirle con el
crédito. CONTESTÓ: Sí yo le informé por vía telefónica y
personalmente a la señora gerente en Piedecuesta (…).
PREGUNTADO. Infórmele al despacho si por los años 2001 o
2002 existía presencia de grupos armados al margen de la ley
en la zona de ubicación del predio Alba María y en las veredas
aledañas, de ser afirmativa su respuesta indique qué clase de
grupos. CONTESTÓ: Yo en la vereda no puedo decir que
existieran porque nunca los vi pero en todo el municipio de
Sabana de Torres sí, los paramilitares que estaban como más
visibles. PREGUNTADO: Aparte del hecho que usted menciona
que dice que su hermano Ricaute lo asustaron infórmele al
despacho si usted tiene conocimiento de que a su hermano
Ricaute [o] a su señora esposa Mariela Dávila o a los hijos de
estos dos los hayan amenazado integrantes de grupos armados
al margen de la ley para que abandonaran el predio Alba
María. CONTESTÓ: No. Que yo sepa no. PREGUNTADO.
Igualmente manifieste al despacho si usted fue objeto de
amenazas por parte de algún integrante de grupos armados al
margen de la ley para que abandonara el predio Alba María.
CONTESTÓ: No tampoco. PREGUNTADO: Infórmele al despacho
si tiene usted conocimiento si para los años 2001, 2002 y 2003
vecinos del predio Alba María hubieren sido objeto de
amenazas por integrantes de grupos armados al margen de la
ley que los hubiesen obligado a abandonar sus predios.
CONTESTÓ: No. No tengo conocimiento (…). PREGUNTADO.
Infórmele al despacho las razones por las cuales habiendo sido
usted copropietario del predio Alba María junto con su hermano
Ricaute Trujillo Gualdrón porqué no intervino igualmente como
reclamante en la etapa administrativa y en la etapa judicial en
el proceso que hoy nos ocupa. CONTESTÓ: Primero porque soy
empleado público, segundo a mí no me amenazaron no he sido
objeto amenazado ni desplazado, a mí el que me quitó el predio
fue el banco” (fols. 6-10 cdno. 2).

80
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Cuando a Trujillo Mariscal lo interrogó el apoderado


de Yolany García Benavides (aquí recurrente y allí
opositora), afirmó:

“En una de las respuestas anteriores usted manifiesta que a su


hermano Ricaute Trujillo lo asustaron mas no lo amenazaron,
aclárele al despacho a qué hace referencia (…) con dicha
afirmación. CONTESTÓ: Yo digo lo asustaron porque cuando es
una amenaza le dicen a usted o se va o se muere o tiene tantas
horas para que se vaya, yo digo se asustó porque igual a todo
el mundo le pasa eso, después de que [lo que le] pasó en caño
tigre y llega gente armada a ña casa forzando la puerta,
cualquiera se asusta y obvio se va. PREGUNTADO: Infórmele al
despacho si usted conoció a qué grupo al margen de la ley
pertenecían las personas que le mencionó su hermano (…).
CONTESTÓ: No. Mi hermano me dijo que eran una pareja
armada, pero yo no averigüe, ni supe a qué grupo u
organización pertenecían. PREGUNTADO: Manifiéstele al
despacho qué ocurrió con su hermano Ricaute Trujillo una vez le
tocó abandonar el predio (…). CONTESTÓ: Mi hermano llegó a la
casa mí (sic) en Sabana de Torres en la mañana de la noche
que dice que le llegó la gente ahí, llegó todo asustado y me dijo
yo me voy no sé para dónde y él se fue pero yo exactamente no
sé (…)” (fol. 10 cdno. 2).

Mariela Dávila Arenas, la esposa de Ricaute Trujillo


Gualdrón, declaró:

“(…) PREGUNTADO: Indíquele al despacho qué relación tiene


usted con el predio Alba María (…). CONTESTÓ: Yo soy la
esposa del señor Ricaute Trujillo que fue el señor que compró la
finca junto con su hermano Antonio Trujillo (…). PREGUNTADO:
Infórmele al despacho en qué fecha fue que abandonaron el
predio Alba María y porqué motivos fue que lo abandonaron.
CONTESTÓ: Eso ocurre a mediados de enero de 2002, una
noche llegan una pareja en una motocicleta, entran al predio,
llegan al frente de la casa estacionan la motocicleta, un hombre
armado entra a la vivienda alrededor empieza a llamar a mi
esposo le decía manito manito salga, a los varios llamados
nadie le contestaba nada entonces le da vuelta a la casa
intentando abril la puerta trasera, la empujaba pero no pudo
hacer (sic) porque la puerta la trancábamos con un palo
atravesado, ese hombre le da la vuelta nuevamente a la casa y
lo llama la mujer y le dice que se vayan que eso la casa está
sola que no hay nadie, se subieron a la motocicleta y se fueron
del predio. Nosotros a raíz de venir ese señor a esas horas y

81
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

verlo que venía con esas armas sentimos mucho miedo


procedimos al otro día a abandonar el predio (…).
PREGUNTADO: Infórmele al despacho si tiene usted
conocimiento para los años 2001 y 2002 existió presencia de
grupos armados al margen de la ley en [la vereda] Cristales La
Ye (…). CONTESTÓ: Pues en el tiempo en que yo viví por ahí
nunca vi grupos armados, pero en el municipio lo que se
hablaba era que por ahí operaban los paramilitares.
PREGUNTADO: Infórmele al despacho si usted tiene
conocimiento de que aparte del hecho que menciona se presentó
con la pareja que iba en motocicleta y que llegaron al predio una
noche su esposo o Antonio Trujillo o algunos de los miembros de
su núcleo familiar fueron objeto de amenazas por parte de
algún grupo armado ilegal (…). CONTESTÓ: No. Que yo sepa no.
PREGUNTADO: Infórmele al despacho si usted tiene
conocimiento si por la época que usted dice les tocó abandonar
el predio les ocurrió lo mismo a alguno de los vecinos del predio
Alba María. CONTESTÓ: No, la verdad no (…)” (fols. 6-10
cdno. 4).

Sindulfo Quesada Brinceño, vecino de la vereda


Cristales La Ye, donde está ubicado el predio Alba María,
dijo:

“(…) PREGUNTADO: Ya que usted dice tener un predio en


cercanías del predio Alba María desde hace doce o quince años
infórmele al despacho si tiene usted conocimiento que para los
años 2001 al 2003 hubiesen hecho presencia grupos armados
al margen de la ley, de ser afirmativa su respuesta indique qué
grupos. CONTESTÓ: Por esos lados el tiempo que tengo yo [de]
vivir en esa finca no he visto pasar gente extraña, ha llegado el
ejército y se ha quedado, pero gente que dice que guerrilla (sic)
yo no he visto pasar por ahí todavía, sí hubo una vez que en la
parte de abajo más debajo de esa sí hubo uno que tenía finca y
era de esos, era auxiliar de la guerrilla, ese lo agarró el ejército
y está preso (…). PREGUNTADO: En una de las respuestas
anteriores usted manifiesta que en la parte de debajo de la
vereda vivía un señor auxiliador de la guerrilla manifiéstele al
despacho si además usted conoció que por la zona existieran
grupos paramilitares. CONTESTÓ: Paramilitares sí porque a mí
me querían pasar para el hueco y yo les dije que porque si yo no
debía nada, entonces yo me puse a hablar con [un amigo] y ahí
fue donde me la perdonaron (…)” (fols. 13-15 cdno. 4).

Héctor Caballero Velásquez, otro de los habitantes del


sector, y cuyo predio es colindante con Alba María, dijo:
82
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

“(…) PREGUNTADO: Ya que usted dice conocer el predio Alba


María desde hace más de 20 años por la colindancia con el
predio de su propiedad, infórmele al despacho si tiene
conocimiento de la presencia de grupos armados al margen de
la ley, entendidos éstos como guerrilla, paramilitares, para la
época 2001 al 2003, de ser afirmativa su respuesta indíquenos
qué clase de grupos. CONTESTÓ: (…) Yo tengo más o menos
veinte años de vivir en la vereda y no sé qué es ningún grupo,
es muy sano. PREGUNTADO: Infórmele al despacho si tiene
conocimiento de que algún vecino suyo hubiese sido objeto de
amenazas por parte de algún grupo armado al margen de la ley
que los hubiesen obligado a abandonar sus predios de ser
afirmativa su respuesta indíquenos casos concretamente.
CONTESTÓ: Que yo sepa no, ningún vecino mío” (fols. 16-20
cdno. 4).

Sandra Milena Mejía Parra, propietaria de una de las


fincas de la vereda, declaró:

“(…) PREGUNTADO: Ya que dice usted vivir en el caso urbano


de Sabana de Torres si para la época del año 2001 al 2003
tuvo usted conocimiento de la presencia de grupos armados al
margen de la ley entendiéndose como tales guerrilla,
paramilitares o autodefensas en el municipio de Sabana de
Torres y especialmente en la Vereda La Esperanza hoy
Cristales La Ye, de ser afirmativa su respuesta díganos qué
clase de grupos. CONTESTÓ: No hubo presencia de grupos al
margen de la ley. PREGUNTADO: Infórmele al despacho si para
los años 2001 al 2003 tuvo usted conocimiento de personas que
hubiesen tenido que abandonar sus predios en el sector Vereda
La Esperanza Hoy Cristales La Ye por amenazas realizadas por
integrantes de grupos armados al margen de la ley.
CONTESTÓ: No hubo despojo (…)” (fols. 20-22 cdno. 4).

2.3. Muchas otras pruebas militan en el voluminoso


expediente allegado a esta Corte. Pero las que se acaban de
extractarse, junto con algunas que en lo sucesivo se
indicarán, son suficientes para acreditar los siguientes
hechos de interés:

83
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

a) En el espacio geográfico donde está ubicado el


predio “Alba María”, objeto de la petición de
restitución, para la época del supuesto hecho
victimizante no había presencia de grupos al margen de
la ley organizados

Todos los declarantes, quizás con la única excepción


de Sindulfo Quesada Brinceño, son coincidentes en decir
que durante el período de 2000 a 2002, cuando ocurrió el
presunto despojo de los solicitantes, en la Vereda Cristales
La Ye, donde se ubica el predio Alba María, no ocurrieron
hechos de violencia, fenómenos de desplazamiento forzado o
violaciones graves a los derechos humanos.

El mismo Trujillo Gualdrón, en el interrogatorio


llevado a término el 18 de junio de 2014 ante el Juez
Sustanciador, así lo admitió:

“PREGUNTADO. Sírvase informar al despacho si además del


hecho que usted nos comenta de la presencia de la pareja
armada en motocicleta en su predio, fue usted o su familia
objeto de amenazas por parte de grupo armado al marcen ge la
ley para que abandonaran el predio Alba María. CONTESTÓ:
No. Yo abandoné la tierra y después no tuve contacto con nadie
ni ninguno nos amenazó. Tampoco estando en el predio no fui
amenazado solamente el hecho de la presencia de la pareja
armada, el miedo mío era que ya había pasado lo que había
pasado en San Vicente y a mí me dio mucho miedo y yo
abandoné el predio debido a lo que había pasado en San
Vicente, el miedo se apoderó de mí y viendo que me llegó ese
señor armado y a media noche”.

Ese hecho se corrobora con el contenido de la


“solicitud de restitución y formalización de tierras” (vista a
fols. 1-20 cdno. 1), presentada por la Unidad Administrativa

84
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Especial de Gestión de Restitución de Tierras Territorial


Magdalena Medio –en adelante UAEGRTD-, el cual no
informa ni expresa ningún hecho de violencia o de ejercicio
de influencia armada concreto sobre el predio Alba María,
materia de la restitución, ni sobre alguna de las fincas
colindantes.

b) El solicitante Ricaute Trujillo Gualdrón no tenía


la calidad de “víctima”, en el contexto de la Ley de
Restitución de Tierras (L. 1448 de 2011)
Según el tenor de la Ley 1448 de 2011, son víctimas
todas

“(…) aquellas personas que individual o colectivamente hayan


sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1º de enero de
1985, como consecuencias de infracciones al Derecho
Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas
a las normas de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del
conflicto armado” (art. 3º).

Los perfiles del “conflicto armado”, que es cuanto, en


suma, sirve para determinar la calidad de “víctima” en el
marco de la ley en comento, han sido contorneados a través
de sucesivas sentencias de la Corte Constitucional.

En la C-291 de 2007 (M.P. Manuel José Cepeda) 71, el


alto tribunal estableció su definición y la determinación de
los actos que debían entenderse cobijados por las normas
regulatorias del conflicto armado, para efectos de la
aplicación del Derecho Internacional Humanitario. En esa
ocasión, sentenció:

71
Que analizó la exequibilidad de los artículos 135, 156 y 157 de la Ley 599 de 2000, y 174,
175, 178 y 179 de la Ley 522 de 1999.
85
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

“La naturaleza voluble de los conflictos armados actuales ha


llevado a la jurisprudencia internacional a definirlos como “el
recurso a la fuerza armada entre Estados, o la violencia
armada prolongada entre las autoridades gubernamentales y
grupos armados organizados, o entre tales grupos, dentro de un
Estado””.

En la misma decisión, la Corte Constitucional agregó


que el adjetivo “prolongado”, en ese contexto, tiene por
propósito “(…) excluir de [esa] definición los casos de meros
disturbios civiles, revueltas esporádicas o actos terroristas
aislados”.

Glosando la jurisprudencia de la Corte


Interamericana de Derechos Humanos y de otros tribunales
internacionales72, en lo referente a cuándo puede
establecerse la presencia de un “conflicto armado”, el alto
tribunal puntualizó:

“(…) la determinación de la existencia de un conflicto armado


debe realizarse no en abstracto, sino en atención en las
características de cada caso particular y señaló que para
efectos de establecer en casos concretos si un determinado
conflicto ha trascendido el umbral de gravedad necesario para
ser clasificado como un conflicto armado interno, la
jurisprudencia internacional ha recurrido principalmente a dos
criterios: (i) intensidad del conflicto, y (ii) el nivel de organización
de las partes”.

Añadió, a lo anterior:

“(…) al apreciar la intensidad de un determinado conflicto, las


Cortes Internacionales han aplicado, por ejemplo, factores tales
como la seriedad de los ataques y si ha habido un incremento
en las confrontaciones armadas, la extensión de las
hostilidades a lo largo de un territorio y de un período de
tiempo, el aumento en las fuerzas armadas estatales y en su
movilización, así como la movilidad y distribución de armas de
72
El Tribunal Penal Internacional para Ruanda y el Tribunal Internacional para la Antigua
Yugoslavia, concretamente.
86
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

las distintas partes enfrentadas. En cuanto a la organización de


los grupos enfrentados, las cortes internacionales la han
apreciado de conformidad con criterios tales como la existencia
de cuarteles, zonas designadas de operación, y la capacidad de
procurar, transportar y distribuir armas”.

Ahora, el Parágrafo 3º del artículo 3º de la Ley 1448


de 2011 le resta la condición de “víctima” a quienes “(…)
hayan sufrido un daño en sus derechos como consecuencia
de actos de delincuencia común”. La “delincuencia común”,
según la sentencia C-253A-2012 (M.P. Gabriel Eduardo
Mendoza)73, es toda aquella conducta que no se inscriba
dentro de los anteriores criterios definitorios.

Trujillo Gualdrón y su grupo familiar, de acuerdo con


las pruebas allegadas, no son “víctimas” en el contexto de la
Ley 1448.

Es evidente que la ocurrencia de un “susto” ante la


supuesta presencia de dos personas armadas, que lo
llamaron de viva voz por el nombre, pero que no
desplegaron ningún tipo de violencia contra la vivienda o las
personas que allí residían, no es indicativa, per se, de la
existencia de un conflicto armado ni, menos, hay
constancia siquiera sumaria de que esos sujetos
motorizados pertenecieran a algún grupo organizado y
marginal.

La situación en la Vereda Cristales La Ye tampoco


evidencia, para la época de los hechos (años 2000-2001),
que allí haya existido un clima de violencia tal que

73
Que examinó la exequibilidad de los artículos 3 y 75 de la Ley 1448 de 2011.
87
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

permitiera colegir la presencia de un conflicto armado. Los


testigos, inclusive los propios solicitantes, son coincidentes
en que, en la zona, se vivía un ambiente de relativa calma.

No se configuraba, pues, en el caso, la conexidad


necesaria y razonable entre la situación aducida por los
solicitantes y el conflicto armado.

c) No hubo abandono forzado

Según el inciso 2º del artículo 74 de la Ley 1448 de


2011, se entiende por abandono forzado de tierras

“(…) la situación temporal o permanente a la que se ve abocada


una persona forzada a desplazarse, razón por la cual se ve
impedida para ejercer la administración, explotación y contacto
directo con los predios que debió desatender en su
desplazamiento durante el periodo establecido en el
artículo 75”.

El despojo, con arreglo a lo dispuesto en esa norma,


es una acción desplegada por un sujeto que,
aprovechándose de la situación o clima de violencia, priva
arbitrariamente de su propiedad, posesión u ocupación a
otra. Por lo mismo, implica la voluntad de aquél de
apoderarse del bien por vías ilegítimas, desplazando a ésta.

Nada de eso ocurrió en el subéxamine. La razón es


sencilla: aunque puede ser cierto que Trujillo Gualdrón y su
núcleo familiar abandonaron el predio Alba María, éste
siguió en poder, tanto jurídica como materialmente, del otro
copropietario, Antonio Trujillo Mariscal, su hermano, quien,

88
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

expresamente, manifestó nunca haber sido objeto de


amenazas o intimidaciones.

2.4. Todo lo cual me lleva a concluir:

a) El solicitante Ricaute Trujillo Gualdrón mintió


cuando dijo que fue despojado del inmueble Alba María
por “paracos”

Nótese que en la declaración por él rendida ante


Acción Social en 2009, luego aportada como prueba dentro
del juicio de restitución, aseveró:

“(…) PREGUNTADO: Informe al despacho cuáles fueron los


hechos y las circunstancias de modo, tiempo y lugar específicos
que pusieron en peligro la vida o integridad física suya y de su
grupo familiar forzándolos al desplazamiento. CONTESTÓ: A
finales del año 2000 vivíamos en San Vicente y de allá nos
sacaron los paramilitares y nos fuimos a vivir a Sabana de
torres el 20 de diciembre del año 2000, allá compramos una
finca ubicada en la vereda Los Almendros y me ubiqué con mi
esposa y mis hijos, me puse a trabajar en agricultura y la idea
era parar la finca con ganadería y piscicultura, pues tenía cinco
lagos para peces, como en mazo del 2001 me llegaron
nuevamente los paramilitares a la casa en horas de la noche,
eran aproximadamente las 11:00 y nos dijeron que no nos
querían ver por ahí y entonces mandé a mi esposa con mis hijos
para San Vicente a donde mi papá Antonio Trujillo y yo me vine
sólo para Floridablanca a donde una prima de mi mamá el día
28 de marzo del año 2001 y la finca quedó acá y el banco la
remató (…). PREGUNTADO. Manifieste al despacho si usted y
su grupo familiar fueron amenazados directamente o
indirectamente por grupos subversivos al margen de la Ley.
CONTESTÓ: Fuimos amenazados directamente porque los
hombres del grupo de los paracos nos amenazaron de muerte y
al otro día nos tocó salir (…) (fol. 166 cdno. 1).

Esa afirmación no tiene respaldo en absolutamente


ningún otro elemento de convicción. Más bien, todos,
inclusive las propias versiones de Trujillo Gualdrón y su
89
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

esposa, así como las de su hermano Trujillo Mariscal,


rendidas dentro del proceso, dan cuenta de que el único
posible hecho de violencia contra ellos perpetrado lo fue la
visita que la pareja armada les efectuó en horas de la
noche.

En ellas destaca, además, que no tuvieron, jamás,


certeza acerca de si esa “pareja” integraba algún grupo al
margen de la ley organizado o si, por el contrario, eran
apenas delincuentes comunes.

b) La pérdida del predio se dio con ocasión del


incumplimiento en el pago del crédito al Banco de
Bogotá

El verdadero motivo de la pérdida del bien Alba María


fue la acción hipotecaria que ejercitó la aludida entidad
financiera en el marco del proceso ejecutivo donde aquél fue
rematado en 2003, y al cual, además, nunca concurrieron
los solicitantes a exponer su situación particular.

Con un detalle adicional. El peticionario Trujillo


Gualdrón y su hermano pactaron la elevada cuota mensual
de dos millones seiscientos mil pesos ($2.600.000) 74, que un
predio de esas características (“enrastrojado”, que requería
de numerosas adecuaciones y cuantiosas inversiones)
difícilmente podía llegar a producir.

74
Véase, al respecto, la declaración rendida por Antonio Trujillo Mariscal, transcrita a folios
152-153 del expediente.
90
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

La Ley 1448 de 2011, se insiste, contiene, como


presupuesto del despojo o abandono forzado de tierras, un
ingrediente fáctico consistente en que la privación de la
propiedad, posesión u ocupación tenga su causa adecuada en
el aprovechamiento de la situación de violencia existente en el
lugar donde se encuentra el inmueble objeto de reclamación,
lo cual supone, naturalmente, que la enajenación no se haya
realizado por las vías legítimas previstas en el orden jurídico.

c) La opositora Yolany García Benavides adquirió


el bien legítimamente

La señora Yolany García, quien acudió ante esta


Corte blandiendo el remedio excepcional de la revisión,
reúne todas las exigencias para ser considerada adquirente
de buena fe.

Desde el punto de vista de sus efectos 75, la buena fe,


siguiendo el criterio uniforme y consolidado de esta Corte 76,
se desdobla en dos: (i) la buena fe simple; y (ii) la buena fe
cualificada (o creadora de derechos; o especial; o buena fe
exenta de culpa).

La primera es la comúnmente exigida en las diversas


actuaciones de la vida. Sus consecuencias, siguiendo la

75
La buena fe se clasifica también en “subjetiva” y “objetiva”. Al respecto, véase: TOLOSA
VILLABONA, Luis Armando. De los Principios del Derecho Obligacional y Contractual
Contemporáneo. En: Revista de Estudios Socio Jurídicos. Vol. 19. No. 2. Universidad del
Rosario. Bogotá. 2017.
76
Cfr. CSJ SSC del 20 de mayo de 1936 (M.P. Eduardo Zuleta Ángel); 23 de junio de 1958
(M.P. Arturo Valencia Zea); 25 de agosto de 1959 (M.P. José Hernández Arbeláez); 5 de mayo
de 1961 (M.P. José Hernández Arbeláez); 17 de junio de 1964 (M.P. Arturo Posada); 3 de
agosto de 1983 (M.P. Jorge Salcedo Segura); y 19 de dic. de 2006 (M.P. Carlos I. Jaramillo).
Entre otras.
91
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

doctrina jurisprudencial de la Sala 77, se contraen a cierta


protección que el ordenamiento otorga a quien de esa manera
obra.

La calificada o creadora de derechos, por otra parte,


genera consecuencias más contundentes, y superiores –en
todo caso- a las producidas por la buena fe simple.

Tiene la virtud, por su propia naturaleza, de crear una


realidad o situación jurídica, esto es, dar por existente, ante
el orden jurídico, un derecho que realmente no existe o que
es discutido.
Pero sus diferencias se contraen también a los diversos
grados de exigencia que en torno a una u otra pide el
ordenamiento.

La simple exige sólo una conciencia recta, honesta, pero


no una conducta ni un ánimo particular. Puede implicar
cierta negligencia o culpabilidad en el contratante o
adquirente de un derecho.

La cualificada o especial, en el sistema de la Ley de


Tierras (L. 1448 de 2011), demanda la presencia y
comprobación de dos elementos: (i) uno subjetivo, que es el
de la conciencia íntima de obrar con lealtad y honestidad; y
(ii) otro objetivo o social, consistente en la seguridad de que el
tradente es realmente propietario legítimo, es decir, que
adquirió su derecho por medios lícitos, exentos de violencia
y/o fraude, lo cual tuvo que ser objeto de averiguación previa

77
CSJ SC del 23 de junio de 1958 (M.P. Arturo Valencia Zea).
92
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

por parte de quien alega la buena fe (Sentencias C-820 de


2012 y C-330 de 2016, ambas proferidas por la Corte
Constitucional).

La legislación en comento requiere, pues, a fin de


salvaguardar los intereses del adquirente de bienes
involucrados en fenómenos de despojo o desplazamiento, la
concurrencia o acreditación de la buena fe en sus dos formas
de manifestarse: objetiva y subjetiva.

La buena fe cualificada, exenta de culpa o especial, tiene


aplicaciones concretas en el Código Civil, aunque éste no
ofrezca una definición exacta de ella.

Entre tales, se encuentran las consagradas en sus


preceptos 150 (sobre donaciones y promesas hechas por
causa de matrimonio); 947 (adquisición de bienes muebles en
establecimientos comerciales y acción reivindicatoria del
dueño); 1548 y 1933 (referentes a la adquisición de derechos
reales sobre inmuebles debidos bajo condición); 1634 (pago
hecho a un falso acreedor); 1766 (efectos de los contratos
simulados ante terceros de buena fe); y 2199 (que da
derechos a terceros contra el mandante, cuando han
negociado con un mandatario aparente).

Debe agregarse, siguiendo la tesis jurisprudencial de


esta Corte78 y la doctrina de los expositores79, la buena fe

78
Vide: CSJ SSC del 20 de mayo de 1936 (M.P. Eduardo Zuleta Ángel); 23 de junio de 1958
(M.P. Arturo Valencia Zea); y 3 de agosto de 1983 (M.P. Jorge Salcedo Segura).
79
Et al: BUITRAGO FLÓREZ, Diego. Buena Fe Exenta de Culpa. Error Communis Facit Jus en
Derecho Civil y Títulos-Valores. Ediciones Jurídica Radar. Bogotá. Págs. 36-43.
93
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

exenta de culpa se halla integrada por cinco elementos o


presupuestos, a saber:

i. Error común;
ii. Error invencible;
iii. Regular o normal adquisición del derecho;
iv. Que la situación no esté regulada expresamente
por ley imperativa, ni que sea contraria a ésta;
v. Una buena fe “probada”.

Entonces, esta particular forma de buena fe, lo mismo


en la legislación civil como en la especial de la ley de tierras,
debe entenderse, sin más, como la conciencia de obrar con
lealtad, acompañada de la seguridad o certidumbre de que
quien transfiere es el verdadero y/o legítimo titular del
derecho que se pretende adquirir.

“La buena fe creadora de derechos o buena fe exenta e culpa (…) exige


dos elementos: un elemento subjetivo y que es el que se exige para la
buena fe simple: tener la conciencia de que se obra con lealtad; y
segundo, un elemento objetivo o social: la seguridad de que el tradente es
realmente propietario, lo cual exige averiguaciones (…)”. La buena fe
simple exige tan sólo conciencia, la buena fe cualificada o creadora de
derechos, conciencia y certeza”80.

Proyectadas las anteriores premisas sobre el caso


materia de estudio, resulta:

La buena fe, ciertamente, es un postulado inspirador


de todo el ordenamiento jurídico, con aplicaciones concretas
en el marco de la Ley de Tierras y Restitución (L. 1448 de
2011).

80
CSJ SC del 23 de junio de 1958 (M.P. Arturo Valencia Zea).
94
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

Dicha normatividad protege al opositor de buena fe en


virtud de la existencia, ante la sociedad, de una situación
jurídica aparente, según la cual el tradente adquirió el bien
sin incurrir en maniobras fraudulentas o violentas (arts. 88
y 91).

En el caso, los hechos narrados por la accionante


García Benavidez, acreditados dentro del expediente,
demuestran que actuó de buena fe “exenta de culpa” al
momento de adquirir el predio Alba María. En efecto:

 Es segunda compradora (adquirió el bien de


manos de Álvaro Sánchez Barranco, a quien, a su
vez, se le había adjudicado en la subasta pública
llevada a cabo el 11 de marzo de 2003 dentro del
el juicio hipotecario que el Banco de Bogotá
adelantó frente a Antonio Trujillo Mariscal y
Ricaute Trujillo Gualdrón);
 Adquirió el predio tres años después de
consumado el remate;
 Yolany García no era conocida por los
solicitantes, ni se le identificaba como integrante
o afín a ningún grupo al margen de la ley;
 No despojó a nadie.

Tales hechos, vistos en su conjunto, arrojan una sola


conclusión: agotó aquello que social y humanamente se le
puede exigir a alguien a fin de indagar por la procedencia y
situación jurídica del predio que estaba adquiriendo. Por
eso, debió protegérsele.
95
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

3. La Ley 1448 de 2011 consagra una serie de medidas


de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del
conflicto armado interno; dentro de las cuales se estableció
un procedimiento ágil y expedito para la restitución jurídica y
material de las tierras a los despojados y desplazados y, en
forma subsidiaria reconocimiento de la compensación
correspondiente, cuando no es posible el restablecimiento.

La restitución y formalización de tierras como


herramienta de restauración, sin embargo, está disciplinada
por una serie de principios y normas que orientan la labor del
juzgador, a fin de proteger las garantías constitucionales de
las partes y lograr la materialización del derecho sustancial;
los cuales no pueden ser desatendidos ni siquiera bajo el
pretexto de brindar protección al presunto despojado; pues
de lo contrario, el mecanismo que el legislador contempló
para la restauración de la justicia y la consecución de la paz,
podría prestarse para generar nuevas iniquidades y trasladar
el conflicto a nuevos actores.

La citada normativa prevé la aplicación de figuras


procedimentales encaminadas a favorecer la posición de las
víctimas, en razón a su estado de indefensión ya que son la
parte más débil; tales como la presunción de buena fe de sus
actos y la posibilidad de acreditar el daño sufrido por medio
de prueba sumaria (artículo 5o); las presunciones (de derecho
y legales) de despojo en contra de negocios jurídicos, actos
administrativos y providencias judiciales respecto de los
predios inscritos en el Registro de Tierras Despojadas
96
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

(artículo 77); y la inversión de la carga de la prueba (artículo


78).

No obstante, tales herramientas deben ser utilizadas por


el sentenciador de manera que se garantice siempre un
“proceso justo y eficaz” no sólo para el reclamante, sino para
los demás intervinientes, como lo dispone el artículo 7o
de esa reglamentación, de conformidad con el canon 29 de la
Constitución Política.

Por ello, el examen de los hechos que son materia de la


controversia requiere de un minucioso e imparcial análisis de
las pruebas aducidas tanto por el demandante como por el
opositor, sobre todo cuando este último es quien soporta casi
toda la carga demostrativa.

Estas consideraciones implican admitir que le asiste


razón a la recurrente García Benavides cuando afirma que las
autoridades judiciales de las instancias no realizaron un
análisis suficiente y reflexivo del contexto fáctico sometido a
su conocimiento.

Creyeron, sin más, en las versiones acomodadas e


interesadas que para el efecto quisieron rendir los
solicitantes, quienes, ya se vio, mintieron al momento de
rendir sus declaraciones ante Acción Social; prueba ésta que
motivó, tiempo después, la petición de restitución que a
nombre de ellos promovió la UAEGRTD.

97
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

4. Debía abrirse paso el recurso extraordinario de


revisión propuesto por la vía de la causal sexta del artículo
355 del Código de Procedimiento Civil.

Las precarias razones aducidas por la Sala mayoritaria


para desestimarlo, esto es, las cifradas en la idea de que (i)
dentro del proceso de restitución, a la revisionista se le
resolvieron análogos planteamientos; (ii) el actuar de Trujillo
Gualdrón obedeció al “legítimo ejercicio” del derecho de
acción; y que (iii) no estaba probada la “mala fe” de los
solicitantes81, no me convencen.

La (ii) y la (iii) se caen de su peso. La conducta del


solicitante fue mentirosa y fraudulenta. Utilizó el proceso
para sacar un beneficio económico: que se le restituyera un
bien perdido con ocasión de su incumplimiento en el pago de
un crédito hipotecario.

La (i) consiste en un razonamiento artificioso, extraído


de los insondables abismos del ala más ortodoxa y refractaria
del procesalismo.

Cuando el proceso, sea cual sea su clase, es


instrumentalizado para lesionar, con apoyo en mentiras y
engaños, derechos de terceros, se impone la intervención
del juez a fin de garantizar el imperio de la justicia, cuyo
restablecimiento es el propósito último que persigue la
causal sexta de revisión.

81
Cfr. numeral 8.3 de las consideraciones.
98
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-02695-00

La providencia cuestionada en revisión es falaz. No


analizó la prueba. Hizo apenas un estudio mecánico y
superficial en contra de lo probado. ¿Para qué el juez?

Finalmente, me sorprende la tarea de los falladores


de tierras, quienes pareciera que simplemente hacen “copy
and paste”, copian, transcriben estudios o textos
preconceptualizados sin analizar la causa concreta y los
elementos probatorios, permitiendo, por salir del paso, que
avivatos obtengan provecho ilícito del sistema de tierras,
torciendo el verdadero sentido político y social de la Ley
1448 de 2011.

5. Por todo lo anterior, salvo mi voto.

Bogotá, D.C., ut supra.

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


Magistrado

99

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