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EL ANTES Y EL DESPUES DEL RIO MEDELLIN

Desde hace algunos años el Rio Medellín, ha sido el basurero y el lugar de


algunas personas para desechar lo que no les sirve.
Hace muchos años el Rio Medellín era el principal atributo del Valle de Aburrá por
su limpieza, pero hoy se enfrenta a grandes problemas ambientales cada día se
notan más los cambios en el color de las aguas cuando son arrojados grandes
cantidades de colorantes y arrumes de basura atrancados en los rescoldos o a los
bordes del afluente.
Según Luis Alfonso Yepes defensor del Rio Medellín un estudio, e todo el proceso
de lograr descontaminar poco a poco el Rio, se han identificado alrededor de diez
empresas que generan mayor impacto en la contaminación de este debido a la
cantidad de agua que usan y por el vertimiento de colorantes. El objetivo de la
investigación es poder encontrar la forma de ofrecer a los empresarios alternativas
para que no contaminen.
Según Ramiro Ordoñez de 46 años de edad habitante de la vereda la Clara, dice
“he trabajado por muchos años en el rio extrayendo arena y piedras, pero cada
vez se me hace más difícil esta labor, porque me encuentro con residuos como
ramas, plásticos, entre otros que tardan años en descomponerse, además de que
el Rio ha sido de gran ayuda para mí y para muchos que trabajos y vivimos de el,
porque gracias al Rio conseguimos nuestro sustento, pero es un problema porque
para mí y muchos que vivimos a las orillas del Rio muchas personas han resultado
enfermas por la contaminación , y pienso que los culpables de que el Rio este así
es la, gente de las empresas y de los que tiran basuras, porque el rio antes no era
así, se podía pescar y era muy limpio.

Corantioquia le explicó a KienyKe.com que la coloración en el río Medellín tiene


dos orígenes: orgánico y químico. El orgánico es procedente de empresas que
utilizan colorantes de origen vegetal para alimentos o colorantes biodegradables
para otros sectores industriales, en este caso la afectación es baja sobre el
recurso hídrico. La de origen químico es resultado de colorantes con metales
pesados que se usan en empresas textileras.

Lina Marcela Marín ambientalista y estudiante de la Universidad Salazar Y


Herrera, cuenta que “A las persona de Medellín nos hace falta concientizarnos del
daño que estamos haciendo no solo al rio si no con nosotros mismos dañando las
reservas naturales, y tanto la alcaldía como empresas publicas le deben de poner
más cuidado a este problema.
Según EL TIEMPO.COM en la actualidad, EPM está ejecutando un Plan de
Saneamiento y Manejo de Vertimientos a través de la Planta de Aguas Residuales
San Fernando, en el sur del Valle de Aburra y desde septiembre de 2012 está en
construcción la Planta de Bello y el interceptor norte, que atenderá a toda Medellín
y al municipio de Bello.
EPM está trabajando desde 1966 en el saneamiento del río, en principio con el
Plan Piloto de Alcantarillado, que contemplaba la construcción de colectores e
interceptores de aguas residuales, paralelos a las quebradas y al propio río
Medellín.
Pero el programa está ya planeado hasta 2025, e incluye saneamiento de las
cuencas, la red completa de colectores e interceptores, y la construcción de cuatro
plantas de tratamiento, como la de San Fernando, que opera desde 2000, la de
Bello, en construcción y que está en operación desde el 2015, y otras más
pequeñas en Barbosa y Girardota, previstas para después de 2020.

En un estudio que realizo la universidad nacional, publicado en “UnPeriodico”


anexa, “Margarita Cardona, ingeniera del Área Metropolitana del Valle de Aburrá,
autoridad ambiental, explica que “a nivel de calidad, el tramo más crítico se
encuentra entre Puente Acevedo y Ancón Norte, debido a la alta intervención
humana, la actividad industrial y la descarga de vertimientos de aguas residuales
no tratadas”.

La Universidad Nacional de Colombia en Medellín hace parte de RedRío, proyecto


que desde el 2003 realiza seguimiento a las características fisicoquímicas y
biológicas de esta corriente natural en diferentes periodos estacionales, épocas
cronológicas y puntos geográficos, desde el nacimiento hasta la desembocadura,
para conocer su calidad por estación y tramo. El ICA es resultado de este trabajo.

Luis Fernando Carvajal, docente y coordinador de la iniciativa en la UN, explica


que la ciudad cuenta con una población importante (2.636.101 en el 2010, es
decir, el 67% del Valle de Aburrá), que desde hace 15 años descarga –sin ningún
tratamiento– aguas servidas directamente a las quebradas y al río desde la
industria y el sector residencial.

Lixiviados con alta carga contaminante, sólidos de la explotación minera, aceites,


sustancias químicas y el mismo papel higiénico se convierten en enemigos de la
calidad y en el dolor de cabeza en las plantas de tratamiento.
A partir del conocimiento y experiencia en modelación lograda desde el posgrado
de Recursos Hidráulicos, la UN se ha concentrado en el análisis del caudal. Otras
universidades como la de Antioquia, la Bolivariana y la de Medellín adelantan
análisis hidrológicos, fisicoquímicos y biológicos asociados a la calidad.

Estos estudios miden el potencial de hidrógeno (pH), el oxígeno disuelto, la


conductividad, la turbiedad y el potencial redox (análogo al pH que mide la acidez)
del agua, para registrar las variaciones de nivel y la relación área–caudal, entre
otros.”

Cristian Cardona (ambientalista) y participe del investigación sobre los


vertimientos arrojados al Rio, cuenta que “el río viene siendo una de las mayores
preocupaciones de las alcaldías locales, porque de los cien kilómetros que tiene
el río, sólo tres kilómetros están libres de contaminación, son muchas las
campañas que se ha hecho para que la comunidad de Medellín nos culturicemos,
y cuidemos un poco más de lo que tenemos, sobre todo del rio que es una de las
principales caras que representa a Medellín.

Blog El Poster publica que “Contrario a otras ciudades de Colombia como Cali y
Bogotá, donde sus principales ríos se encuentran alejados de la dinámica de la
población, en Medellín el río atraviesa toda la ciudad y forma parte de la vida de
más de 3 millones 500 mil personas que la habitan.

Por eso su estado ha sido siempre un tema de debate. Empresas Públicas de


Medellín (EPM) ejecuta un programa de saneamiento del río que incluye
recolección, transporte, tratamiento y disposición final de las aguas residuales
descargadas al sistema público de alcantarillado.

“Hoy solo tenemos la planta San Fernando que opera desde 2000, pero en
septiembre de 2015 estará construida la segunda planta de tratamiento en Bello.
Hoy tratamos aproximadamente un 20% de las aguas residuales y con Bello esa
cifra va a subir a un 95%”, afirma Carlos Quijano, gerente de Gestión Aguas
Residuales de EPM.

El proyecto, cercano a los 500 millones de dólares, es casi cuatro veces la planta
de tratamiento de San Fernando en cuanto a capacidad de manejo de
contaminación. Además, según el ingeniero se plantean otras plantas más
pequeñas o que estarán en Barbosa y Girardota para 2023.

Aun así, para Quijano la recuperación del río no sólo depende de esta entidad.
“El río tiene muchos usuarios y sin lugar a dudas el principal somos nosotros
porque manejamos el alcantarillado, pero no es solamente lo que haga EPM, si
queremos ver un rio mucho más amable de lo que vemos hoy. Necesitamos un
actuar más fuerte de la autoridad ambiental”.

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