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CRIMINALID

AD

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 1


DEDICATORIA

A Dios, por darme la oportunidad de vivir y por estar


conmigo en cada paso que doy, por fortalecer mi corazón e
iluminar mi mente y por haber puesto en mi camino a
aquellas personas que han sido mi soporte y compañía
durante todo el periodo de estudio.

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RESUMEN

La Criminalidad Femenina siempre ha sido objeto de olvido, tanto a nivel teó rico como
en la prá ctica de investigaciones científicas dentro del campo de las ciencias penales.
Considerada como poco esencial e intrascendente, ya que son relativamente
insignificantes las cifras de incidencia y aú n no ha constituido un claro problema
social.
En las ú ltimas décadas, la tasa de delincuencia femenina ha tenido un crecimiento
mayor en comparació n con la tasa masculina en varios países del mundo, Perú
incluido. Se sabe que la mayoría de las mujeres encarceladas proviene de sectores de
la població n econó mica y socialmente desfavorecida y que permanece encarcelada por
delitos típicos de personas que carecen de poder, han vivido en la pobreza y han sido
violentadas la mayor parte de sus vidas. Sin embargo, recientemente, las mujeres se
han visto involucradas en nuevas actividades delictivas como son asalto a banco,
secuestro, extorsió n y delitos contra la salud. Delitos que hasta hace poco, estuvieron
convencionalmente asociados só lo con hombres, por la violencia implícita que
conlleva su ejecució n. Reflexionar sobre estos cambios exige entrar a un campo
cargado de prejuicios ideoló gicos, que han producido “teorías” basadas en la “manera
de ser de la mujer” y que no explican las nuevas realidades que enfrentan las mujeres
que delinquen.

El objetivo de esta investigació n documental es conocer qué tipo de delitos e


infracciones son má s prevalentes en las mujeres y revisar el estado de conocimiento
en torno a las teorías tradicionales que pretenden entender la delincuencia femenina,
a fin de resaltar esos vacíos teó ricos, metodoló gicos y empíricos que han permitido,
hasta ahora, un trato inequitativo hacia las mujeres delincuentes. Se revisaron
diversas fuentes hemerográ ficas, bibliográ ficas y estadísticas penitenciaras, de Perú y
de varios países latinoamericanos.

Se requiere una reflexió n desde una perspectiva teó rica que permita comprender a las
mujeres, con ejes de aná lisis como violencia, inequidad, controles (formales e

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informales) y relaciones de poder en las que se ven envueltas. En síntesis, se requiere
de un enfoque multidisciplinario para abordar la complejidad del fenó meno analizado
y para avanzar en el logro de la igualdad jurídica para hombres y mujeres.

Algunas limitaciones del trabajo son la falta de datos epidemioló gicos sobre la
situació n penal de las mujeres en países distintos a los aquí analizados, la carencia de
datos sobre mujeres presas en varios países del continente americano y la no
actualizació n de algunos de los datos.

Palabras clave: Mujeres, delincuencia, teorías, paradigmas.

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LA CRIMINALIDAD FEMENINA EN LIMA

INTRODUCCION

El presente trabajo de investigació n tiene matices socioló gicos y jurídicos; pilares


claves e imprescindibles para comprender la temá tica: la delincuencia femenina y la
situació n de la mujer dentro de la sociedad. Ambas realidades y su interrelació n
forman esencialmente nuestro objeto de estudio, por lo que es necesario establecer
una buena base teó rica relativa a éstas.

Resulta interesante conocer el por qué ha aumentado en el Perú esta delincuencia en


los ú ltimos añ os; qué delitos cometen las mujeres y cuá les son sus causas y, si existe o
no, influencia del hombre delincuente en la comisió n del delito

Asimismo es necesario señ alar que los cambios sociales producidos en el á mbito
femenino (a partir del movimiento de liberació n de la mujer) con la incorporació n
social de la mujer a la vida pú blica, han influido en la “Criminalidad Femenina”,
sufriendo importantes modificaciones, tanto a nivel cuantitativo, aumento del nú mero
de delitos cometidos por mujeres, como a nivel cualitativo, con un cambio en el tipo de
los delitos cometidos, lo que ha hecho que la criminalidad femenina haya empezado a
considerarse un problema social merecedor de atenció n y estudios específicos,
teniendo en cuenta sus características propias y diferenciadas de la delincuencia
masculina, lo que ha originado un cambio en las teorías utilizadas para explicar la
delincuencia femenina, que se dirigen a un modelo socioló gico, en el que se tiene en
cuenta la aproximació n de roles masculino y femenino.

Finalmente la presenta investigació n ayudara a analizar una realidad secundada por


diversos factores propios y ajenos al status de la mujer en el derecho y la sociedad,
que coadyuvaran al poco estudiado tema de participació n en la actividad delictiva por
parte de la mujer; ademá s, para conocer cuá les son las condiciones que facilitan el
accionar de las mujeres, qué actividades criminales realizan y cuá les son las causas
que conllevan realizarlas explicando así el incremento criminal.

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ÍNDICE

Presentación I

Dedicatoria II

Resumen III

Introducción V

Índice VI

I. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

1.1. Planteamiento del problema 8

1.2. Formulación del problema 9

1.2.1. Problema general 9

1.2.2. Problema específico 10

1.3. Objetivos 10

1.3.1. Objetivo general 10

1.3.2. Objetivo específicos 11

1.4. Justificación de la investigación 11

1.4.1. Justificación teórica 11

1.4.2. Justificación metodológica 12

1.4.3. Justificación práctica 12

1.4.4. Justificación legal 12

1.5. Limitaciones de la investigación 13

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II. MARCOTEÓRICO

2. Marco teórico 14

2.1. Antecedentes del problema 15

2.1.1. Internacionales 16

2.1.2. Nacionales 17

2.2. Bases teóricas – científicas 23

2.2.1. Definiciones doctrinarias la perspectiva feminista 24

2.2.2. Tipos de criminalidad femenina 28

2.2.3. Factores y teorías de la criminalidad femenina 30

A. Teorías biológicas:

a. Teorías basadas en la inferioridad física de las mujeres 32


B. Factores y teorías socioeconómicas

Delincuencia femenina y sociología criminal 34

2.2.4. La mujer homicida en el Peru: casuística 41

2.2.5. Índice de la criminalidad femenina

2.2.5.1. Perfil demográfico y económico 54

2.2.5.2. Índices de la mujer encarcelada: estadísticas del Inpe 58

2.2.6. Algunas conclusiones sobre criminalidad femenina en lima norte.62

3. CONCLUSIONES 68

4 BIBLIOGRAFIA 70

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CAPÍTULO I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

I. PLANTEAMIENTO DELPROBLEMA
I.1. Realidad del problema

En la actualidad se viene poniendo énfasis en la criminalidad de la mujer debido al


incremento notable en los ú ltimos tiempos. Este crecimiento se viene asociando a la
liberació n femenina, sobre todo en el campo econó mico, sin embargo uno de los
principales problemas para precisar la magnitud del problema, son las pocas
investigaciones e informació n académicas que se han realizado.

La mujer como partícipe de actividades criminales, para los analistas jurídicos,


sociales y socioló gicos es desde ya un problema complejo, el cual tiene diversas
aristas. Entre las situaciones que se deben abordar podremos indicar las definiciones
teó ricas, las motivaciones y condicionantes que confluyen para la participació n activa
de la mujer en actos delictivos y el impacto que genera en su vida, sus derechos y
proyecció n dentro de la sociedad.

Al respecto, es un error establecer que la participació n de la mujer en actos delictivos


pasa por una situació n poco esencial o intrascendente, apoyar ello sería una falta de
percepció n sobre un problema social que viene incrementá ndose de forma paulatina.

Todo ello nos lleva a sostener la importancia y obligatoriedad de volver la mirada


hacia la conducta infractoras de las mujeres, lo que debe implicar una intervenció n
activa en todos los á mbitos de actuació n y una mejor reflexió n para tener una
comprensió n cabal de los fenó menos asociados a la inserció n femenina en actos
delictivos.

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Al respecto debemos ubicar a la mujer dentro del contexto globalizado, en una
sociedad donde ha logrado alcanzar un status y reconocimiento de sus derechos. A
nuestro entender, este reconocimiento de derechos le permite desenvolverse con má s
seguridad y, en aras del reconocimiento de esas libertades, queda a potestad de la
mujer comportarse conforme o no a derecho.

En esta investigació n trataremos de dar respuesta al comportamiento criminal de las


mujeres, el por qué delinquen y cuá les son los factores que las conllevan a realizarlo.
Asimismo, mostraremos datos estadísticos sobre la situació n penitenciaria de la
mujer.

Los casos recurrentes de crímenes realizados por mujeres y el incremento de las


estadísticas en razó n de su participació n en actos delictivos nos muestra la incursió n
de la mujer en diversos á mbitos pú blicos, aunado a ello circunstancias sociales,
políticas y econó micas que favorecen, la falta de rompimiento de paradigmas en el
estudio y/o tratamiento de la delincuencia femenina que se engarza en el
acondicionamiento cultural y social propio de una sociedad técnicamente de figura
paternal en el que la mujer de forma diná mica viene ganando terreno.

1.2 Formulación del problema

1.2.1. Problema principal

¿Cuá les son las características socio econó micas de la criminalidad de la mujer
en Lima y que modalidades de delito son predominantes?

1.2.2. Problemas específicos

a) ¿Ccomo lograr que través de esta investigació n se considere a la Criminalidad


Femenina como un problema de relevancia social, no importando sus
minorías?
b) ¿Có mo identificar los patrones en el modus operandi de las asesinas en serie?

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c) ¿Có mo establecer los factores biopsicosociales que propician el desarrollo de
una asesina en serie?
d) ¿Conocer los trastornos de la personalidad má s comunes que suelen tener?

1.3. Objetivos

1.3.1. Objetivo general

Analizar los principales factores socios econó micos de la participació n criminal


de la mujer y sus tendencias delictivas má s frecuentes.

1.3.2. Objetivos específicos

a. Establecer los factores socioeconó micos má s frecuentes dentro de la realidad


social que contribuyen a la actividad delictiva de la mujer.
b. Investigar cuá les son los tipos de delitos que cometen las mujeres y darles una
explicació n científica.
c. Determinar las modalidades de delito que cometen las féminas con mas
frecuencia.
d. Determinar los niveles de eficacia de las normas penales de protecció n de los
Derechos de la mujer.

1.4. Justificación

El problema elegido tiene que estar enlazado con el objetivo de entender el


fenó meno de la delincuencia femenina en Lima dentro del dinamismo social actual. La
criminalidad en las mujeres es una realidad muy amplia y muy compleja de estudiar
en su totalidad. Por ello, nos vemos en la necesidad de restringir la misma hacia un
á mbito determinado y en un espacio-temporal concreto.

La elecció n de este problema ha sido, principalmente, porque es un tema olvidado, ya


que se tienen muchos estudios sobre delincuencia masculina, pero es bastante difícil

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encontrar investigaciones o trabajos sobre mujeres delincuentes. Es importante
indicar que la criminalidad femenina ha tomado realce al incrementarse en nuestra
sociedad su participació n. Sin embargo hacemos hincapié en la desigualdad de género
existente aú n en nuestra sociedad y por lo tanto también se traslada a la criminalidad.
Se ha elegido este tema para reflexionar sobre la posició n que viene ocupando el
accionar de la mujer en la esfera delictiva.

Es importante conocer el porqué del incremento de la participació n de mujeres en la


actividad criminal, cuales son las causas y la influencia de otros agentes en la
participació n de actos delictivos

La presente investigació n ayudará a analizar una realidad secundada por diversos


factores propios y ajenos al status de la mujer en el derecho y la sociedad, que
coadyuvaran a comprender al poco estudiado tema de participació n en la actividad
delictiva por parte de la mujer; ademá s, para conocer cuá les son las condiciones que
facilitan el accionar delictivo de las mujeres, qué actividades realizan, cuá les son las
causas y las posibilidades de explicar el incremento criminal.

Nuestras recomendaciones estará n dirigidas a que se desarrolle un trabajo


concertado, efectivo y transparente de las diferentes ciencias involucradas, con
respecto a los aspectos claves tendientes a explicar el incremento de la participació n
delictiva de la mujer.

1.4.1. Justificación teórica

El problema planteado será analiza dentro del marco de la criminología y la sociología,


de forma subsidiaria abordaremos temas de Derecho Penal.

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1.4.2. Justificación metodológica

Nuestra investigació n se basará en estudios de campo, que nos permitirá


aproximarnos a este problema jurídico social poco conocido, con el fin de aumentar el
grado de conocimiento del tema a tratar.

Realizaremos también un estudio descriptivo, por el cual buscaremos desarrollar una


descripció n del problema estudiado a partir de sus características. Y el estudio
explicativo por el cual pretendemos conducir a un sentido de comprensió n o
entendimiento del problema.

1.4.3. Justificación práctica:

El presente trabajo de investigació n, lo que busca es contribuir de alguna forma en la


mejora y en la protecció n de los derechos de la Mujer, como consecuencia de las
infracciones que se viene suscitando en nuestra realidad, lo que se quiere lograr es
que sean respetados sus derechos; siendo que la legislació n comparada respalda con
mayor rigor a la creació n del motivo que conlleva a cometer delito; en tanto en
nuestro país la realidad es otra, siendo que se trasgrede de manera indiscriminada.

1.4.4. Justificación legal

El presente trabajo de investigació n se iniciará con la recopilació n documental


que nos informe sobre la temá tica y descripció n de la realidad criminal de la mujer,
desde el punto de vista jurídico, para lo cual utilizaremos ademá s la interpretació n de
textos y normas.

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1.5. Limitaciones

Se coordinará n los siguientes aspectos para delimitar la investigació n:

1.5.1. Limitación temporal

Planificació n del tiempo en forma oportuna para la realizació n del


trabajo de investigació n.

1.5.2. Limitación económica

Manejo adecuado de los medios econó micos para la realizació n del


trabajo de investigació n.

1.5.3. Limitación bibliográfica

Existen abundante bibliografía sobre las variables: “criminalidad


femenina en el Perú ”, pero hay carencia de referentes teó ricos sobre los
factores que contribuyen a la infracció n de las normas de Delincuencia
femenina, lo cual debilita las bases teó ricos científicas de esta investigació n.

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CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO

2. MARCO TEÓRICO

Las mujeres también son capaces de asesinar, tanto a sus compañ eros sentimentales
como a personas extrañ as, y pueden igualmente ser asesinas en serie. De hecho, las
mujeres son las responsables de la mayoría de los homicidios de lactantes y niñ os, la
mayor parte de los malos tratos físicos a niñ os y de la cuarta parte de los abusos
infantiles. Infligen el cincuenta por ciento de la violencia contra los hermanos y los
ancianos y cometen aproximadamente la mitad de las agresiones contra las parejas.
Las dos terceras partes de las mujeres victimaron a personas dependientes de ellas
(hijos) o adultos entre 26 y 60 añ os (esposos o amantes) en el 40% de los casos,
comprobá ndose que éstos provocaron a la mujer conduciéndola a formas de
alcoholismo, brutalidad o humillació n. La mujer aú n en sus delitos y en la naturaleza
de su participació n refleja su socializació n, porque es cierto que las conductas
delictivas de la mujer está n muy relacionadas con las características socioló gicas y con
el papel que desempeñ a la mujer dentro de nuestra sociedad y nuestra cultura.

En el ambiente familiar de la asesina serial hay indicios de que provenía de hogares


desestructurados con la ausencia de la figura materna y/o paterna, falta de vínculos
afectivos significativos y positivos. La relació n familiar tiende a conflictos e
inestabilidad emocional, así como sufrir una experiencia de abuso físico y verbal.

Lo anterior afecta la relació n madre-hija, originando una repercusió n fundamental en


la formació n futura de la personalidad, siendo ésta: un yo inmaduro y padeciendo
cierta dificultad en el manejo de la ansiedad e impulsividad, desarrollando así una
mala estructura psíquica, siguiendo las pautas del psicoaná lisis: el ello (estructura de
la mente que opera inconscientemente representado por las necesidades bá sicas,

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impulsadas por las tendencias instintivas, guiada por el principio hedonista, busca el
placer y evita el dolor), domina a las demá s estructuras que son el ego (estructura de
la mente que opera a nivel consciente y da un equilibrio entre el ello y el sú per yo) y el
sú per ego (estructura de la mente que opera inconscientemente, que representa la
parte moral de la personalidad), por lo que resulta un individuo que no respeta
ninguna clase de leyes.

Existe un aumento en el índice delictivo femenil (anteriormente era de una por cada
50 delincuentes hombres, hoy la proporció n se eleva a una por cada cinco en Perú ).
Ellas no suelen ser cabezas sino copartícipes; las cá rceles está n pobladas de mujeres
que CRIMINALIDAD FEMENINA delinquieron por amor; sin embargo, aumentan las
lideresas de organizaciones delictivas.

En estos casos el mó vil es econó mico, quizá el anhelo de poder y de revertir la


situació n de sometimiento, pero no el de tipo sexual.

2.1. Antecedentes del problema:

Por añ os, la criminalidad ha sido una gran piedra en el zapato de la humanidad.


La mayoría de estos delitos suelen ser cometidos por hombres; sin embargo en un
nú mero menor, pero no menos importante, son mujeres las que participan en tales
eventos delictivos, por diferentes motivos

A lo largo de la historia las mujeres delincuentes han desarrollado un perfil y una


diferencia en cuanto a los hombres criminales. Por eso la importancia de su estudio en
estos tiempos en donde el sexo femenino tiene un rol destacado en la sociedad.

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2.1.1. Internacionales

Es en el siglo XVII, producto de la ruina del sistema feudal (lo que provocó el
nacimiento de la burguesía con un nuevo orden econó mico) y la contrarreforma
religiosa que convirtió el orden social en un orden moral inflexible, se produjo un
cambio de pensar y ejecutar con referencia al problema delictivo de la mujer; se crean
las cá rceles específicas para las féminas a las que se les denominó “Galeras de
mujeres”1

En la historia se pueden encontrar los primeros estudios criminoló gicos sobre este
tipo de casos. Uno ellos se remonta hacia finales del siglo XIX (1899), cuando el
médico Cesare Lombroso (Verona; 6 de noviembre de 1835 - Turín; 19 de octubre de
1909) indagó sobre la tendencia a la criminalidad por parte de las mujeres de diversos
perfiles. En su libro: “La mujer delincuente, la prostituta y la mujer normal” de ese
mismo añ o, el buscó demostrar que existen diferencias fisonó micas entre las mujeres
que son delincuentes y las que no lo son. Ademá s investigó si había particularidades
singulares (físicas y psicoló gicas) que podían determinar qué conducía a una mujer
hacia el homicidio.2

El resultado de los estudios de Lombroso indicó que las mujeres asesinas tienden a
tener má s características degenerativas; ya que en sus crímenes, ellas demuestran una
crueldad excesiva aplicada a algú n tipo de tortura que imputan sobre sus víctimas.
Ademá s, muestran un bajo control de sus impulsos y sentimientos profundos: esto es
el reflejo que ellas tienen como una forma de reacció n contra la resistencia y los
obstá culos de la vida.

Lombroso, también planteo tipos de criminales, por ejemplo: el criminal ocasional:


mujeres que no poseen rasgos degenerativos y son moralmente iguales a las mujeres
no criminales, comú nmente comenten el delito inducidas por un hombre (el cual suele
ser su amante).

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Los criminales histéricos: estas mujeres presentan características esquizofrénicas,
ademá s de cambios frecuentes de humor; las mujeres que cometen crímenes
pasionales se encuentran en este grupo. El criminal luná tico, delincuente que no tiene
consciencia de sus propios actos, se presenta má s en la mujer que en el hombre.

Sin embargo, antes de la teoría de Lombroso también se hicieron varios estudios, que
en el á mbito femenino se centraban en las causas bioló gicas.

Segú n Proal, el hecho de que la mujer cometiera menos delitos que el hombre se debía
a que la mujer era superior al hombre moralmente. Por otro lado Bean comparando
los cerebros de distintas razas, de hombres y mujeres, llegó a la conclusió n de que la
mujer poseería una inteligencia inferior a la del hombre, teoría que por razones obvias
no es cierta.6

Una de las tesis má s resaltantes fue la de Van de Warker, quien afirmó que la relació n
entre la mujer y el crimen estaban ligadas a condiciones sociales y sexuales. Para él los
delitos del hombre son motivados por la pobreza o por un agravio previo en cambio la
mujer los comete por desequilibrios mentales.

Como observamos, la criminalidad de la mujer y su historia no solo abarca el estudio


de los delitos propiciados por ellas, también comprende el aná lisis de tales hechos
cometidos por el sexo femenino. Estos crímenes han existido desde los comienzos de
la humanidad; aunque en manera reducida en comparació n con los que comete el
hombre. No obstante, al pasar los añ os, el rol de la mujer ha ido cambiando de acuerdo
a las circunstancias histó ricas y por ello también su papel en el rol criminal.

2.1.2. Nacionales.

Actualmente las estadísticas muestran que en nuestro país la criminalidad


femenina ha ido en aumento, anteriormente de cada 50 internos, 1 era mujer;
mientras que hoy de cada 5 hombres internos 1 es mujer, lo que nos permite ver que
ha habido un aumento del 1% al 20%.

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Las dos terceras partes de las mujeres victimaron a personas dependientes de ellas
(hijos) o

adultos entre 26 y 60 añ os (esposos o amantes) en el 40% de los casos,


comprobá ndose que éstos provocaron a la mujer conduciéndola a formas de
alcoholismo, brutalidad o humillació n. La mujer aú n en sus delitos y en la naturaleza
de su participació n refleja su socializació n, porque es cierto que las conductas
delictivas de la mujer está n muy relacionadas con las características socioló gicas y con
el papel que desempeñ a la mujer dentro de nuestra sociedad y nuestra cultura.

En la mayoría de los casos la mujer es coparticipe de los delitos, en ocasiones delinque


por cuestiones amorosas o influenciadas por su pareja, mientras que otras es el anhelo
de poder y para revertir la situació n de sometimiento.

A través de la historia se ha tratado de buscar teorías explicativas de la delincuencia


femenina basá ndose en muy distintos pará metros: bioló gicos, sociales, psicoló gicos,
etc., bien comparando las características de la mujer delincuente con la que no lo era,
o bien haciendo comparaciones con los varones en la misma situació n.

Si bien es cierto a pesar de que se han realizado diferentes estudios para analizar el
comportamiento criminal y como este incide en el desarrollo de las sociedades, se dice
que la mayoría de estos estudios han sido enfocados hacia el género masculino; Por lo
que algunos de los autores que escriben acerca de la materia consideran que la
criminalidad femenina ha sido objeto del olvido tanto en la teoría como de manera
prá ctica.

A manera de antecedente podemos hacer menció n que en el añ o de 1899


aproximadamente, fue cesar Lombrosso, uno de los primeros médicos que escribió
acerca de las tendencias criminales de la mujer, Mediante su obra “La mujer
delincuente; la prostituta y mujer normal “con lo cual trato de probar que existen
diferencias antropométricas entre la mujer delincuente y la no delincuente.

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En este estudio Cesar Lombrosso, encontró que existen en las mujeres asesinas má s
características degenerativas, pues en ocasiones sus crímenes llegan a presentar una
crueldad excesiva, lo que deja ver a la crueldad como una manera de reaccionar contra
la resistencia y los obstá culos con los que se enfrentan las mujeres.

Pero antes de entrar de lleno al tema o dar una opinió n al respecto, es necesario tomar
en cuenta el desarrollo del género femenino a traves de los añ os y como es que influye
el rol asumido por la mujer en relació n con la criminalidad. En la mayoría de las
culturas, nacer con genitales femeninos significará también obstá culos adicionales
para acceder a puestos pú blicos; al manejo de la economía, así como restricciones y o
peligros diferentes para circular por el mundo pú blico.

Segú n lo menciona Susana Chiarioti, en su estudio “Aportes al derecho desde la teoría


de género”. El género asignado y/o asumido afecta la manera como participa la mujer
en el reparto de poder, así como la influencia de este en el proceso de toma de
decisiones a todos los niveles de la sociedad: local, nacional e internacional. Los roles
de género, o sea, las funciones que se espera desempeñ en las mujeres y los varones en
una sociedad, difieren a traves de las culturas y cambian con el tiempo, pero a lo largo
de la historia y en todas partes, las diferencias entre los géneros y las inequidades en
la relació n, permanecen. A veces, bajo ropajes diferentes.

Sin duda la situació n social y el papel asignado a la mujer en las distintas épocas y
sociedades han determinado igualmente la incidencia de las mismas en el delito:

Mientras que en la antigü edad la mayoría de mujeres sufrían castigo penal a causa
de delitos relacionados con el adulterio, la prostitució n, homosexualismo, alcoholismo,
hechicería, el abandono de hogar, el aborto ,todo esto se ha ido modificando con el
paso del tiempo, debido a cambios en el sistema jurídico lo que antes era punible hoy
ya no lo es, ejemplo de ello, la legalizació n del aborto en algunos lugares o avances
sociales como los que permiten una eficaz planificació n familiar, legislaciones que
permiten el divorcio, la emancipació n, han dispuesto una salida má s civilizada a

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situaciones límites de humillació n, dependencia y agresividad lo que ha permitido
evitar estigmatizar a las mujeres como delincuentes.

En la actualidad tenemos que en lugares y sociedades poco liberales e intolerantes


donde la mujer se encuentra en el hogar sometida a un fuerte control y dependencia
econó mica, aumenta la posibilidad de que la mujer cometa delitos contra las personas
por ejemplo: parricidio, envenenamientos, lesiones, homicidio, maltrato infantil e
incluso el mismo suicidio.

De igual manera en su obra “Mujer: delito y prisió n un enfoque diferencial sobre la


delincuencia femenina”. La autora Concepció n Yagü e Olmos; Da un enfoque
socioeconó mico y hace referencia a la incorporació n de la mujer en la sociedad
asumiendo un papel activo, obligada a asumir el rol masculino para hacer frente a las
cargas propias de la figura masculina debido a la ausencia de la misma.

Por lo que al desaparecer la clá sica estructura familiar, los cambios de costumbres y
por ende el control social externo de la mujer, sea esposa o hija tendrá que
enfrentarse a la desigualdad social y el desempleo que la limita y orilla a realizar
labores ilegitimas y en ocasiones actividades criminales, de tal suerte que en la
actualidad la desigualdad social es parte de los factores socioeconó micos que influyen
en el aumento en la incidencia de la criminalidad femenina.

El desempleo que anteriormente afectaba a los hombres, para el 2002 afectó má s a las
mujeres de acuerdo a su grado de instrucció n. Se observa que la tasa total para las
mujeres fue de 18,8 %, y la de los hombres 14,4%.

Segú n escolaridad aprobada, la tasa de desempleo má s elevada corresponde a las


mujeres que tienen 10 a 12 añ os de instrucció n; es decir, que culminó la educació n
secundaria, sin embargo, no tienen formació n profesional universitaria.

No hay duda de que la cobertura de la educació n ha mejorado notablemente en los


ú ltimos añ os para ambos sexos. La mujer se ha ido incorporando al sistema educativo

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de una forma diná mica y acelerada, pero si bien es cierto que es importante contar
con un nivel de preparació n académica aceptable, considero que es má s importante
que existan las oportunidades de empleo para ejercer la profesió n para la cual se han
capacitado las personas hablando tanto de hombres como mujeres.

En los estudios realizados sobre el tema de delincuencia femenina, se encontró que


ademá s de la pobreza, bajo nivel educativo y la poca experiencia laboral, el
incremento del nú mero de mujeres reclusas está estrechamente relacionado con el
creciente fenó meno del trá fico y consumo de drogas.

Como ejemplo de esto menciona La directora de la cá rcel de la Pica (Maturín), Nurys


de Rodríguez, confirma que la mayoría de las mujeres han ingresado por drogas.
Segú n su percepció n, el primer delito por el que las mujeres son condenadas está
relacionado con drogas, le sigue homicidio y después el robo calificado.

La delincuencia femenina por drogas presenta varias modalidades, de acuerdo al rol


que desempeñ a en la divisió n de ese “trabajo”, pueden ser distribuidoras, vendedoras,
transportistas o mulas, usar su hogar como depó sito de la droga o incitar al consumo
entre otros delitos.

Pero de manera genérica podemos establecer que el grupo de mujeres reclusas


describe una mujer que mayoritariamente presenta precarias condiciones econó micas
y carecen de una pareja estable y/o familia que les provea el afecto necesario, la
mayoría son:

• Solteras, adultas jó venes, con má s de un hijo

• No culminó la escolaridad y carece de formació n profesional

• Nulo aprendizaje o experiencia laboral

• Maternidad precoz y muy numerosa

• Frecuentes separaciones y fracasos matrimoniales,

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• Temprana y alta incidencia de consumo de drogas, alcohol

La mujer delincuente, aunque geográ ficamente se ubique en diferentes espacios,


presenta elementos econó micos, familiares y educacionales comunes.

Aunque existen cifras que indican cambios positivos de los indicadores; por ejemplo
en la educació n, con la disminució n del analfabetismo. Con todo, aú n no se obvia la
desigualdad social de la mujer, ni se disimula el contraste entre la mujer que ha
logrado el nivel educacional alto y logra empleos bien remunerados y la que no
culmina su educació n y va a engrosar las filas de la economía informal e ilícita y por
ende termina recluida en centros penitenciarios.

Conclusiones

A pesar de que se halla investigado poco o mucho y se haya escrito al respecto de la


criminalidad femenina, considero que una de las principales causas del brote de esta;
En gran parte se debe al hartazgo de la mujer a causa del sometimiento y exclusió n de
que fue objeto en épocas pasadas y el deseo de auto realizació n, de competir por
conquistar los mismos logros de los hombres; Son en parte estas cuestiones Socio-
culturales que han permitido el cambio de los roles de género dando paso a la
desintegració n de la estructura familiar donde la mujer era el nú cleo que mantenía la
funcionalidad de la familia como parte integral de la sociedad.

Si bien es cierto que la mujer debe tener las mismas oportunidades de desarrollo que
los hombres, también es cierto que a partir de que la mujer ha logrado la liberació n
femenina, se ha visto en la necesidad de en ocasiones asumir y hacer frente a las
obligaciones que corresponderían al hombre y en ocasiones se enfrenta a la exclusió n
y discriminació n laboral por el solo hecho de ser mujer requiere de un esfuerzo extra,
para hacer frente a sus nuevas responsabilidades, lo que en ocasiones la pone en
desventaja y la orilla en situaciones extremas a participar o aceptar trabajos ilícitos
que le permiten satisfacer sus necesidades econó micas.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 22


En relació n al tema de las mujeres delincuentes que se encuentran compurgando una
pena en los centros penitenciarios, considero que los derechos y toda legislació n al
respecto deben de ir enfocados segú n su género a la readaptació n y reinserció n social
sin hacer distingo de géneros en relació n con los hombres.

Considero importante que al momento de legislar y aplicar la justicia, se haga de


manera neutral y aplicando un amplio criterio, sin inclinarse a un lado o a otro por
cuestiones de género; Por hacer menció n se dice que ante dios y ante la ley hombres y
mujeres son iguales, es por ello que no considero que se tenga que legislar de manera
especial o adecuar las leyes para dar un trato distinto cuando sean mujeres las que
delinquen.

Pero sin duda a estas alturas resulta de mayor importancia generar las oportunidades
para permitir el sano desarrollo tanto de hombres como mujeres, cualquiera que sea
el rol que asuman para de esta manera reducir el índice de la criminalidad en general.

2.2. Bases teóricas – científicas

Durkheim afirmaba que la criminalidad es un hecho social, que debe ser explicado
socioló gicamente, por ello se pasó del estudio individual a un tema social, así se
establece un equilibrio entre valores y normas y los medios institucionalizados para
alcanzarlos, de lo contrario se impulsa la conducta desviada.

Partimos de la necesidad de advertir el rasgo de género que impregna un significado:


un sentido social, individual y jurídico a la delincuencia femenina, una muestra es el
planteo de la estructura y organizació n de los centros de reclusió n, muchas veces
pensado solo para la població n masculina.

Entre los factores endó genos y exó genos de la que predisponen a la persona al delito,
casi son factores socioló gicos como la familia, la escuela, la comunidad, el nú cleo social
defectuoso, son estos patrones los que predisponen a la mujer a la comisió n de actos
delictivos.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 23


Es de tener en cuenta que por influjo de la escuela clá sica del Derecho penal y el
positivismo psicobioló gico, ha sido frecuente considerar el fenó meno de la
delincuencia como una realidad exclusivamente individual; sin embargo, actualmente
la mayoría de los criminó logos afirman que la delincuencia es un fenó meno
estrechamente vinculado a cada tipo de sociedad y es un reflejo de las principales
características de la misma, por lo que, si se quiere comprender el fenó meno de la
delincuencia resulta imprescindible conocer los fundamentos bá sicos de cada clase de
sociedad, con sus funciones y disfunciones.

2.2.1. Definiciones doctrinarias la perspectiva feminista

En la actualidad, las mujeres desempeñ an los mismos roles o trabajos que los
hombres; sin embargo en cuanto a la criminalidad femenina, hay un bajo índice de
ésta comparado a la que realiza el hombre: ¿por qué?, ¿cuá l es el mó vil o elemento que
los diferencia?

A pesar que en un primer momento se piense que deba existir algú n rasgo bioló gico o
de personalidad femenina que las diferencie de la criminalidad masculina; lo cierto es
que no lo hay, pues lo ú nico que se puede notar son las diferencias cuantitativas
(estadísticas) y no las cualitativas. Ello a pesar de tener la misma base para incurrir en
delitos que los hombres: fracaso escolar, el control social y la falta de oportunidades
para integrarse a la sociedad.8

El movimiento de liberació n de la mujer no ha contribuido a estudiar la delincuencia


femenina teniendo en cuenta las características propias y singulares de la mujer. Lo
que pretendió fue imitar al hombre y emular su comportamiento para llegar a ser
igual a él. Las numerosas teorías criminoló gicas feministas aparecidas a raíz de este
movimiento han intentado poner de relieve los problemas que lleva consigo la
delincuencia femenina.

Los estudios de género han abierto una nueva perspectiva para el estudio de la
delincuencia femenina, como superació n de las explicaciones puramente sexuales, de

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 24


cará cter bioló gico, de la delincuencia. Analizamos la delincuencia femenina partiendo
de la diferenciació n de géneros, que los distinguen por la conjunció n de una serie de
factores psicoló gicos y sociales, y no bioló gica y natural, que hará que se desprenda de
las teorías clá sicas sobre las causas de la delincuencia femenina y sobre la justificació n
de su bajo volumen.

En la actualidad la delincuencia de la mujer no puede ir referida a lo masculino, o


explicarla como una masculinizació n de la mujer, sino que hay que entender que hay
dos géneros y unas expectativas sociales diferentes sobre los roles que tiene atribuido
cada uno de ellos.

Durante mucho tiempo se ha creído que el género venía determinado genéticamente


como propio de su sexo, se identificaba sexo y género. A la mujer se le adjudicaban
unas tareas, que se definían como propias de su sexo, y se le hacia creer que estaba
dotada naturalmente para realizarlas. La diferenciació n de géneros ha traído como
consecuencia, el aná lisis de la delincuencia femenina desde la perspectiva del género,
distinguiéndolo del sexo. Las diferencias entre géneros, masculinas y femeninas, son
algo má s que una diferenciació n genética o sexual. El sexo está determinado
bioló gicamente, es algo natural, mientras que al género se le dota de contenido
socialmente.

Uno de los avances que supuso el movimiento de liberació n de la mujer fue la


distinció n entre sexo y género y la influencia de la socializació n en el género. El género
no puede ser tratado como un hecho natural e inmutable, que nos viene dado
previamente por la naturaleza, sino que el género significa socializació n, educació n en
unos valores concretos, y esa socializació n diferente en el género femenino y
masculino es lo que ha hecho que tradicionalmente las tasas de delincuencia femenina
sean tan bajas, y lo continú en siendo en la actualidad en relació n con el volumen de
delincuencia en general y con la delincuencia masculina.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 25


Ni siquiera los pronó sticos del movimiento feminista de liberació n de la mujer se han
cumplido acerca del aumento de la delincuencia femenina, con la igualdad de
oportunidades entre el hombre y la mujer y su equiparació n en la vida socio laboral.
Lo que vino a demostrar que no era suficiente una igualdad de oportunidades entre el
hombre y la mujer para que ésta cometiera el mismo nú mero de delitos que los
hombres.

Tenemos que buscar otras causas para explicar las bajas cifras de delincuencia
femenina, que no se justificaban, exclusivamente, por la desigualdad de
oportunidades.

A la hora de analizar la delincuencia femenina tenemos que reflexionar sobre los


estudios de género y preguntarnos, si existen diferencias de género en la delincuencia
femenina respecto a la masculina. La explicació n de la delincuencia femenina no la
podemos basar, exclusivamente, en la diferenciació n de géneros, aunque ésta haya
que tenerla muy en cuenta. La respuesta la encontramos en la diferente socializació n
de hombres y mujeres a lo largo de la historia.

La socializació n de la mujer en la época actual ha sufrido importantes variaciones. Se


realiza teniendo en cuenta el papel que desarrolla la mujer en la sociedad, eliminando
los prejuicios anteriores y modificando su rol social tradicional, teniendo en cuenta el
papel destacado que ocupa en todos los á mbitos de la vida social y sobre todo en el
á mbito laboral. Este cambio que se está produciendo en su socializació n, también
conlleva cambios en la delincuencia femenina, cambios que tímidamente ya se
aprecian, en la evolució n de los delitos cometidos por mujeres, cuya criminalidad ya
trasciende el á mbito privado, y aumenta su participació n, sobre todo, en los delitos
contra la salud pú blica, en el trá fico ilegal de drogas, y también se observa una mayor
participació n de la mujer en delitos violentos, que en épocas anteriores era escasa.

El aprendizaje diferencial es el que determina socialmente que los hombres sean má s


agresivos que las mujeres y realicen conductas delictivas má s violentas que éstas, por

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 26


el contrario, también se ha apreciado una mayor agresividad oral en las mujeres
delincuentes. La equiparació n hombre-mujer ante el delito no solamente supondría
cuestionarse la igualdad en todos los campos, sino también terminar con los valores
que les han sido impuestos tradicionalmente a la mujer en la estructura social.

Al analizar la criminalidad femenina tenemos que tener en cuenta una pluralidad de


factores que nos permitan estudiarla y distinguirla de la criminalidad masculina, pues
las diferencias entre las mismas son algo má s que por la igualdad de oportunidades,
pues del aná lisis de la delincuencia en los ú ltimos añ os, hemos podido comprobar que,
a pesar de la igualdad entre hombres y mujeres en los á mbitos educativo, laboral y
social, el volumen de la criminalidad femenina no se ha igualado a la masculina. Por lo
tanto, estas diferencias las tenemos que encontrar en la diversidad entre el hombre y
la mujer.

El estudio de la diferencia entre la delincuencia femenina con la masculina se puede


basar en la diferenciació n de géneros y no en la de sexo; pues en la primera se
tomará n en cuenta una variedad de causas psicoló gicas y sociales a diferencia de la
segunda que solo se limita a factores bioló gicos y naturales.9 Las numerosas teorías
criminoló gicas feministas aparecidas a raíz del movimiento de liberació n de la mujer,
han intentado poner de relieve los problemas que lleva consigo la delincuencia
femenina.

Cuando se habla de diferenciació n de géneros, hay que tener en cuenta que el “género”
significa “socializació n, educació n en unos valores completos” y no una determinació n
genética propia del sexo. Por eso, en el caso de la mujer, la socializació n que desarrolla
la diferencia del hombre; aquello también ha hecho que tradicionalmente el volumen
de las tazas de criminalidad femenina sea muy bajo a comparació n de la delincuencia
masculina y en sí de la delincuencia en general. Inclusive hasta la actualidad ello se
cumple; a pesar de la mujer desarrolle y tenga las mismas oportunidades socios
laborales que el hombre.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 27


Sin embargo, esa misma socializació n actualmente, por los roles, á mbitos de vida
social y laboral; se ha modificado a tal punto que ha cambiado de alguna manera a la
delincuencia femenina; pues ahora ésta ha aumentado en su participació n en faltas
contra la salud pú blica, trá fico ilegal de drogas y delitos violentos. No obstante, la
criminalidad de la mujer no ha podido igualar a la del hombre; a pesar de que ambos
gocen de paridad en á mbitos laborales, educativos y sociales.

Por eso, en este ciclo, la perspectiva para estudiar la delincuencia femenina se dará a
través del aná lisis del papel o rol que cumple la mujer en la sociedad actual y del
nuevo estatus que ejercerse en la misma. La delincuencia femenina, en el siglo
veintiuno, la tendremos que analizar pues, teniendo en cuenta el papel que
desempeñ a la mujer actualmente y conforme al status que ejerce en la sociedad

2.2.2. Tipos de criminalidad femenina

1. Criminalidad TÍPICA: Abarca los delitos cometidos exclusivamente por


mujeres:
 El aborto.
 Infanticidio
 Homicidios cometidos por el có nyuge. Normalmente está n motivados a una
historia de violencia acumulada en los cuales la víctima pasa de ser la víctima
para convertirse en victimario
 Hurtos en los supermercados
 Prostitució n.

2. Criminalidad femenina MODERNA: Hoy en día la criminalidad femenina


llega hasta el punto de cometer delitos debido a los cambios en el rol, ha
cambiado la manera y forma de delinquir, puede superar a un hombre,
varia la criminalidad, delitos como:
 Robo
 Homicidio

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 28


 Trá ficos de drogas
 Estructuras mafiosas
 Familias del crimen organizado

3. Criminalidad: Diferencia entre mujeres y hombres: Una de las diferencias


es que la mujer criminal (que está en un nivel menor) comienzan a actuar
como có mplices, es decir es usada como señ uelo para atraer a la víctima, y
son los hombres criminales los que realizan directamente la acció n. No
obstante, aprenden el actuar delictivo; má s adelante puede cambiar de
una simple có mplice a autora del delito.

Otro factor que interviene es la envidia que pueda sentir la mujer, los
tipos de caso que se pueden dar son: dentro de su familia, la atenció n que puedan
recibir otros miembros de esta puede llevar a la mujer a sentirse rechazada y por
lo tanto la hará sufrir de depresió n y podría generar el odio.

Pero sin duda, son los crímenes de pareja los má s constantes y cometidos
por mujeres, ya que algunas al ser engañ adas por su pareja toman decisiones en
el momento y sin pensar, se obnubilan y realizan los crímenes. Por lo tanto
pueden llegar a asesinar no solo a su pareja sino también a la persona con la que
tiene otra relació n.

La criminalidad en la mujer, desde hace un buen tiempo se ha hecho


quizá s no má s constante pero si menos sorpresivo en la actualidad, y por esa
razó n es que se hacen investigaciones para este caso, pues los factores que llevan
a una fémina a realizar un crimen en muchos casos inexplicables.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 29


2.2.3. Factores y teorías de la criminalidad femenina

Lo que no ha conseguido explicar ninguna de las teorías criminoló gicas es el


porqué de la diferencia cuantitativa tan acusada entre la delincuencia femenina y
masculina. Y en la solució n de esta cuestió n es donde se encuentra la clave para el
establecer el enfoque que debemos dar al estudio de la delincuencia femenina.

La preocupació n por entender y elaborar políticas pú blicas de prevenció n de la


delincuencia femenina debería cobrar relevancia en nuestro país. Una de las variantes
má s preocupantes del comportamiento delictivo es aquel protagonizado por mujeres
jó venes y menores de edad, ya que puede acarrear consecuencias futuras negativas,
tanto para ellas, su familia y descendencia.

Así, entre los principales factores tenemos el medio ambiente sociocultural, al


respecto cabe considerar el acto criminal como una respuesta de ciertos individuos a
los estímulos modulados por la organizació n social. Ya sea la familia, el há bitat urbano
o rural, el género de vida industrial, pastoral o postindustrial, o el origen étnico,
siempre se trata de influencias que se ejercen de un modo selectivo sobre las personas
que componen una colectividad, en el presente caso las mujeres no está n ajenas a ésta
realidad.

Es posible deducir que la exclusió n social tiene un impacto no só lo en el nivel de


vida o la calidad de vida de las personas que pertenecen a una sociedad que los
margina, sino que también tendrá un efecto psicoló gico sobre las mismas. Estas
personas sienten que no pertenecen a la sociedad y que incluso es ella misma la que
no les permite ingresar y/o no les interesa incluirlos. Por este motivo se dice que la
exclusió n social va má s allá del término pobreza, y se refiere má s bien al sentimiento
de marginació n.

Uno de los factores importantes que tienen probabilidad de poner en marcha el


mecanismo que puede llevar a una mujer a ser delincuente, es la baja categoría en el
sistema de las clases sociales, la deficiencia en la educació n, la pobreza, un ambiente

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 30


familiar inadecuado o perturbado, la residencia en un mal vecindario y la pertenencia
a una familia numerosa. Así, los factores adversos tienden a presentarse todos juntos
y a actuar recíprocamente hasta el punto de crear una situació n que puede inducir a
un individuo a cometer conductas ilícitas.

Otro de los factores, es la desigualdad que continú a siendo un eje central del
diagnó stico sobre la vigencia de los derechos. A pesar de ello, no es una cuestió n que
ocupe un espacio destacado en las políticas pú blicas de los Estados. Si bien durante los
ú ltimos añ os se consolidó un proceso de recuperació n econó mica y en algunos países
se redujeron los indicadores de pobreza e indigencia, siguen existiendo millones de
personas que confrontan problemas de desempleo estructural, marginació n social e
inaccesibilidad a servicios sociales bá sicos. Tampoco ha variado la situació n de
desigualdad fá ctica y jurídica que afecta a las mujeres así como a grupos
tradicionalmente discriminados.

Es de advertir que los índices de criminalidad se han disparado en las ú ltimas


dos décadas que han preocupado a los organismos internacionales como el Banco
Mundial y la Organizació n Mundial de la Salud. En un estudio realizado por el Banco
Mundial a algunas capitales de América Latina, dentro de las que se encuentra Lima
como una ciudad que incrementa su criminalidad femenina.

Entre las teorías má s conocidas que intentan explicar la desproporció n


cuantitativa que siempre ha existido entre la criminalidad masculina y la femenina,
señ alan:

C. Teorías biológicas:
a. Teorías basadas en la inferioridad física de las mujeres: Fue muy
criticada y se consideró absurda. Autores como César Lombroso
estudiaron la delincuencia femenina y elaboró diferentes perfiles de
mujeres delincuentes teniendo en cuenta características fisioló gicas y
alguna psicoló gica. Su obra fue muy criticada ya que rasgos físicos que

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 31


asociaba a mujeres delincuentes también los tenían mujeres no
delincuentes. Sin embargo, hubo otros autores que siguieron
compartiendo sus ideas
b. Teorías neurobiológicas Los Factores Bioló gicos son importantes ya que
mediante estos es má s probable que un individuo este predispuesto a
comportarse de manera agresiva o violenta.

Para explicar mejor el grado de violencia, se detalla lo siguiente:

 Nuestro grado de impulsividad tiene que ver en parte, del nivel de


serotonina en el cerebro.
 Nuestro grado de agresividad depende del nivel de testosterona en
circulació n en los varones.

En el á mbito que relaciona la delincuencia con el desarrollo sexual, se explica a


través de un cará cter endocrino que el fenó meno delictivo difiere entre hombres y
mujeres, por ejemplo, Gray afirma que el hombre posee má s agresividad con respecto
a la mujer, y esto se debe a que el hombre posee má s hormonas andró genos ademá s
de la muy conocida testosterona, la cual es muy influyente en la agresividad. Las
hormonas femeninas en cambio segregan estró genos y progesterona, los cuales
generan un comportamiento menos agresivo, sin embargo la mujer delincuente es
má s depresiva debido a que como la mayoría de las mujeres realiza labores como ser
ama de casa, crianza y educació n de los hijos, etc. Lo cual la lleva a sufrir inhibiciones
de acciones que la dejan en ese estado.

Asimismo se han venido haciendo investigaciones, donde se sabe que las raíces
de la violencia episó dica está n en la neurobiología y son el resultado de disfunciones
cerebrales.

La paleopsicología, nos explica otra manera del comportamiento agresivo, en la


que la regresió n a un nivel de funcionamiento má s primitivo anula el poder de
socializació n. Todas estas personas no pueden controlarse, es por ello que actú an por

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 32


su propia fuerza interior, la cual es innata e irresistible. Carecen de poder inhibir su
comportamiento, ya que cuando cometen sus crimines se vuelven como primitivos. En
cierto sentido estos individuos se convierten en “victimas” de sus propios impulsos
porque no pueden controlarlos, y también debido a una difusió n neurobioló gica.

Bailey (1987) reconoce – aunque de forma fragmentada - en los seres humanos


cró nicamente violentos los mismos patrones de acció n fijos que tienen los animales
depredadores: acechar, atacar, matar.

Wrangham y Peterson (1996) hacen referencia a las raíces evolutivas de los


hombres y mujeres “sujetos que tienen características de temperamento muy fuertes,
tanto así que producto de ello realizan crueles agresiones letales. Son particularmente
peligrosos por su agudo ingenio.

Bailey indica las diferencias que existen en el nivel de actividad en el có rtex


prefrontal: Los individuos que han cometido un ú nico asesinato esta regió n del
cerebro suele presentar bajos niveles de activació n. Es decir, solo matan por impulso.
Mú ltiples tienen altos niveles de actividad prefrontal, a pesar de la reducida actividad
de otros indicadores psicofisioló gicos. Suele matar después de muchas decisiones y
planificaciones.

D. Factores y teorías socioeconómicas


a. Delincuencia femenina y sociología criminal: La sociología criminal es
la ciencia que estudia el delito como fenó meno social, es decir, la
criminalidad en toda su complejidad y la pena en cuanta reacció n social,
en sus orígenes, evolució n y significació n y en sus relaciones con los
demá s fenó menos sociales relacionados con una y otra.

Las mujeres desde pequeñ as ya tienen una marcada distinció n familiar, la


cual se asienta en la educació n, para luego recibir una carga histó rica de control
doméstico y tienen limitada su movilidad social y acceso a diversos derechos,
desde las ideas que el hombre es de la calle y la mujer de la casa, siendo todas

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 33


aquellas circunstancias que hayan generado una mala superioridad del hombre
frente a la mujer de ahí la violencia de género. Muchos espacios se perdieron en
la prá ctica las mujeres por estos paradigmas mal fundamentados.

Una de la razones que se dan para explicar que exista menos delincuencia
femenina que masculina es que la mujer está sometida a un mayor control social
informal que el hombre y este control reprime, impide y excluye y limita a las
mujeres. La forma de socializació n es distinta en los hombres que en las mujeres
y también es diferente dependiendo la clase social. Ambos presentan
características diferentes, por ejemplo: la mujer es supervisada má s de cerca que
el hombre por la familia, se las educa para ser sumisas y pasivas, mientras que a
los del género masculino se les socializa para que sean má s independientes,
agresivos, ambiciosos y luchadores. Por este motivo, los delitos que comete la
mujer se dan con menor violencia a comparació n de los hombres

b. Teoría sociológica de la liberación femenina: Entre otros factores que


contribuyen con la criminalidad tenemos las asociadas: a la mayor
libertad de la mujer, los movimientos de liberació n femenina, el cambio
de oportunidades en el contexto social debido al incremento de
posibilidades para que participe en sociedad, esto le ha hecho acercarse a
otro tipo de personas, medios y comunidades y así cometer delitos que
antes no cometía; así como, los cambios sociales, provocados por el
crecimiento econó mico entre otros.

El problema se hace má s complejo cuando se le ubica dentro de la


diná mica actual de las sociedades contemporá neas en virtud de la incursió n de la
mujer en la vida pú blica. Los añ os sesenta del siglo pasado se caracterizaron por
presentar movimientos sociales, sobre todo en Europa occidental y en Estados
Unidos.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 34


Uno de esos movimientos activos fue el de las mujeres. Ellas lideraron una
lucha por el reconocimiento de su identidad, sus derechos y un lugar en la
sociedad. La bú squeda de la identidad “es un cambio tan poderoso como la
transformació n tecno-econó mica en el curso de la nueva historia”.

c. La teoría de la estructura social: hace énfasis en la desorganizació n


social (desempleo ingresos bajos, desintegració n familiar), las presiones
que ejercen las sociedades modernas (metas, logros, valores y
aspiraciones), sobre individuos estratificados por clase social, al igual que
los medios para el éxito, lo que genera frustració n, rabia, alienació n, la
formació n de valores subculturales que mantienen valores fuera de las
normas.
d. Enfoques Funcionalistas: Se tienen en cuenta dos teorías:
a. Teoría del Rol: Estos tienen como objetivo la socializació n que
difiere entre hombres y mujeres a la hora de desempañ ar sus
respectivos roles y por lo tanto de explicar su conducta.

La explicació n del estudio de la delincuencia femenina e investigada


desde el punto de la diferenciació n social de los roles sexuales es uno de
los primeros intentos de analizar el fenó meno de la delincuencia
femenina en términos distintos a los enfoques bioló gicos y psicoló gicos.

Definitivamente no se podría hablar de las mujeres criminales así como


también de las diferencias de la delincuencia femenina y masculina sin antes
explicar adecuadamente los factores socioló gicos que señ alaran las diferencias
de los roles sociales entre ambos sexos.

Existen dos estudios que explican el comportamiento de la mujer


delincuente con respecto al rol:

 Teoría de la reversió n del rol: Estos estudios consideran que la


mujer, como consecuencia de su ruptura con su rol sexual

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 35


tradicional, poco a poco ira aproximando su delincuencia al
prototipo de la masculina, virilizando y asumiendo el rol del
hombre.
 Teoría de la convergencia de roles: Tendrían en cuenta que la
similitud entre criminalidad masculina y femenina se debería a una
aproximació n entre ambos roles: una masculinizació n de los roles
femeninos y una feminizació n de los roles masculinos
b. Teoría de la igualdad de oportunidades: Esta teoría toma como
punto de estudio la discriminació n que existe hacia la mujer por parte
de una sociedad machista y a raíz de esto es también que se
encuentran faltas de oportunidades para la mujer de delinquir con
respecto al hombre.

Por lo tanto en el momento en el que la mujer incursiona o cumple un


papel de igualdad de oportunidades que el hombre, se suponía que
también se presentarían má s probabilidades que ésta pueda delinquir,
sin embargo esto no ocurre porque el acceso de la mujer al mundo
laboral no da como resultado que ésta cometa la misma cantidad de
delitos o de la misma gravedad que los varones.

Concluyendo:

En suma, no existen diferencias cualitativas entre ellas, sino ú nicamente


cuantitativas, la delincuencia femenina es menor ostensiblemente, y estadísticamente,
que la masculina.

En las mujeres delincuentes apreciamos que concurren los mismos factores que
determinaron a los hombres a cometer delitos, entre los que destacan el fracaso
escolar, el control social y la falta de oportunidades para integrarse en la sociedad.

La delincuencia femenina, en la actualidad, no tenemos que estudiarla como


contrapuesta a la delincuencia masculina ni con su misma sistemá tica, ya que tiene

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 36


entidad suficiente para estudiarla en sí misma, con su propia metodología y
sistemá tica.

2.2.4. Concepciones psicológicas:

a) Visión psicoanalítica y psiquiátrica: Segú n Sigmund Freud la escasez de


delincuencia femenina se debe a que esta no desarrolla su ego debido a su
timidez y pasividad.

Para el psicoanalítico freudiano la mujer delincuente es una mujer anormal


bioló gicamente, debido a que presenta actitudes agresivas propias del varó n, puesto
que segú n Freud la mujer delinque por una envidia física hacia el hombre.

La mujer debe corresponderse con el papel social que se le atribuye y debido a


los casos en los que delinque, se entiende que ello se debe al padecimiento de
alguna anormalidad bioló gica o psicoló gica, que se manifiesta en su conducta,
que genera una virilizació n de la misma impropia de su sexo.

Por lo tanto la delincuencia femenina requiere de un estudio en el cual


se toma en cuenta la adaptabilidad de esta en la sociedad, ademá s de
considerar las diferencias con la delincuencia masculina por factores biofísicos
y culturales.

Desde el punto de vista psiquiá trico, tenemos dos perspectivas:

La Perspectiva individual.- es aquella que afirma que, a diferencia de los


hombres, las mujeres delincuentes padecen un tipo de enfermedad o trastorno
mental, mientras que en la.

Perspectiva social se considera a la mujer delincuente como anormal y


por ello, ingresan en los establecimientos psiquiá tricos en un nú mero mayor
que los hombres, quienes van a prisió n en mayor cantidad que las mujeres.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 37


Prins constató en su teoría que el nú mero de mujeres ingresadas en
hospitales psiquiá tricos era diez veces má s elevado que la de hombres.
También relaciona el alto grado de histeria de las mujeres con la psicopatía,
concluyendo que la mujer presenta elementos psicopatoló gicos má s
exuberantes y traumá ticos que el hombre.

b) El perfil psicológico de la mujer homicida. A través del perfil psicoló gico


podremos saber las diferentes características que presentan las mujeres
homicidas. Por otro lado los trastornos de la personalidad está n muy ligados al
perfil ya que estos nos indicará n los patrones y sentimientos que pueden tener
o no las asesinas.

Siempre que se hacen estudios acerca de las razones del porqué una mujer
llega al extremo de matar, se encuentran problemas personales que ésta pudo
padecer, y los cuales derivan en problemas psicoló gicos, y por esa razó n, es que
también muchas terminan convirtiéndose en asesinas en serie, porque ya pierden el
sentido de la realidad y se vuelven frías, y aparentemente sin sentimientos.

Aun así no se han encontrado estudios representativos que evidencien la


aparició n de algú n trastorno psicopatoló gico en las mujeres asesinas seriales,
sin embargo, si se elaborara un estudio detallado del tema, seguramente se
encontrarían evidencias psicopatoló gicas en el comportamiento criminal de las
mujeres delincuentes, teniendo en cuenta la importante influencia del medio en
el desarrollo evolutivo de la mujer delincuente.

Segú n la mayoría de las investigaciones en estos casos de mujeres criminales,


se llega la conclusió n de que algunas de las féminas tenían trastornos de personalidad
antisocial, lo que se conoce como psicopatía, por lo que "socialmente existe una
tendencia perversa a etiquetar como psicó pata a todo criminal al que se le supone
sangre fría y carencia de remordimientos. Con ello, desde luego, se torna tan equívoco
el concepto de psicó pata que casi se vuelve inservible".

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 38


Un trastorno de la personalidad es un patró n fijo e inflexible, tiene su origen en
la adolescencia o inicio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y ocasiona
malestar o perjuicios para el sujeto y los que está n a su alrededor. Los trastornos de
personalidad son los siguientes:

 Trastorno paranoide de la personalidad: se caracteriza por un patró n de


desconfianza y suspicacia que hacen que se interpreten maliciosamente
las intenciones de los demá s.
 Trastorno esquizoide de la personalidad: es un patró n de desconexió n
de las relaciones sociales y de restricció n de la expresió n corporal.
 Trastorno esquizotípico de la personalidad: consiste en un patró n de
malestar interno en las relaciones personales, distorsiones
cognoscitivas o perceptivas y excentricidades de comportamientos.
 Trastorno antisocial de la personalidad: consistente en un patró n de
desprecio y violació n de los derechos de los demá s.
 Trastorno límite de la personalidad: se asienta en un patró n de
inestabilidad de las relaciones interpersonales del sujeto, su autoimagen
y sus afectos, ademá s de una notable impulsividad.
 Trastorno histrió nico de la personalidad: consiste en presentar un
patró n de emotividad excesiva y de demanda de atenció n constante.
 Trastorno narcisista de la personalidad: el sujeto presenta un patró n de
grandiosidad, necesidad de admiració n y gran falta de empatía.
 Trastorno de la personalidad por evitació n: es un patró n de inhibició n
social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la
evaluació n negativa.
 Trastorno de la personalidad por dependencia: consiste en un patró n de
comportamiento sumiso relacionado con una excesiva necesidad de ser
cuidado.

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 Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad: comporta un patró n
de excesivo de preocupació n por el orden, el perfeccionismo y el
control.

Así mismo, el perfil psicoló gico de la mujer peruana varía, ya que no todas
presentan las mismas características, sin embargo en líneas generales podemos decir
que tienen problemas para manejar el dolor, traició n, desamor, el rechazo o
abandono, y en algunos casos suelen ser ambiciosas es decir tener todo para ellas y
acceder a su objetivo a como dé lugar no importá ndoles asesinar a sangre fría quienes
se pongan en su camino. No obstante el detonante en la mayoría de casos suele ser
una pena o miedo que no la supieron controla o manejar.

Ahora, ¿có mo poder identificar a estas mujeres criminales?: Principalmente


estas asesinas se muestran en silencio, si callan mucho es una alerta o indicativo de
que algo malo puede pasar. Otra manera de identificarlas es cundo sucede todo lo
contrario, o sea el discutir de una manera excesiva, faltá ndose el respeto mutuamente,
llegando hasta inclusive a los golpes es un detonante donde quiere decir de que se
puede desencadenar una tragedia.

Siguiendo con el perfil psicoló gico de la mujer asesina, la periodista Rosa María
Cifuentes nos informa sobre este tema de investigació n, a tras vez de su libro “13
Asesinas en serie” donde narra una variedad de crimines femeninos en el Perú desde
1920 y el 2007.

Esta periodista tomó un tiempo muy largo para investigar, indagar y hacer una
recopilació n acerca de los asesinatos má s importantes que han ocurrido en nuestro
país, y afirma que son varios los motivos por los cuales las mujeres comenten este
tipos de crimen, explica que a diferencia del hombre, va perdiendo el control se sus
propias emociones, por ende reacciona por estímulos. Mata por odio, miedo, venganza
o por poder, y peor aun cuando es víctima de una infidelidad, ya que comienza todo un
proceso emocional donde finalmente acaba en la muerte segura de sus parejas hasta

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inclusive de sus propios hijos. Hay casos donde luego de acabar con ellos, la madre se
termina suicidá ndose, porque no puede creer de lo que hizo y comú nmente son estos
tipos de historias las que aparecen en espacios informativos como noticieros entre
otros.

Má s adelante, la escritora clasifica en forma bastante genérica los tipos de


asesina, mujeres de la sierra y de la costa. Afirma que las primeras son muy violentas,
despiadadas, su modalidad de cometer un asesinato es muy fuerte, utilizan hasta un
hacha para ejecutar su cometido y que después de haber realizado al crimen, estas
mujeres siguen su vida como si nada hubiera pasado, clara característica que las hace
distintas de otras asesinas. Las de la costa utilizan objetos má s artesanales como
cuchillos, navajas o en algunos que otros casos, pistolas, matan por desamor, por
infidelidad, pero estas si tienden a presentar trastornos psicoló gico y depresió n en un
futuro. Sin embargo la modalidad de usar veneno para asesinar no ha cambiado, hoy
en día se sigue utilizando pero con otro nombre, es decir lo que antes era Folidol,
ahora es Racumín por ejemplo.

Al finalizar la periodista afirma que cualquier persona que no puede controlar


sus emociones puede terminar asesinando a alguien, pues esto no solo le puede pasar
a una mujer sino a cualquiera.

De todo lo anterior debemos deducir que no todas las mujeres homicidas


tienen el mismo perfil psicoló gico; el grado de violencia es también una característica
para poder diferenciar los distintos niveles. Unas presentan trastornos y les remuerde
la conciencia después de haber cometido el crimen y otras no, siguen con su vida de lo
má s normal.

2.2.4. La mujer homicida en el Peru: casuística.

En nuestro país existe el registro de casos de mujeres criminales; aunque no son


muchas, está n datados desde la tercera década del siglo pasado (XX) en el libro
“Asesinas” de Rosa María Cifuentes.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 41


Ella investigó estos hechos basá ndose en los testimonios de los familiares de los
implicados, expedientes judiciales, reportes, partes de necropsia y documentos
hemerográ ficos; sin embargo, no se incluyen en esta selecció n, crímenes perpetrados
por personas con diagnó sticos psiquiá tricos.

Los once casos que la Periodista redactó y que se encuentran en su libro, son un
reflejo del como la mujer peruana homicida ha ido cambiando con el pasar del tiempo
(Siglo XX y XXI), a pesar de que algunas historias se repitan. El mó vil muchas veces es
el dolor que se diversifica en: odio, miedo, venganza y poder. Estos son:

1) El Precio de la Traición (Lima, 1931). Es la historia de una mujer de la alta


sociedad limeñ a (de los añ os treinta del siglo pasado), que era infeliz porque su
esposo coqueteaba con muchas mujeres. Un día, ella se da cuenta de que su marido
tenía una amante y decide desenmascararla, dá ndose con la sorpresa que era su prima
menor.

Cansada de tanta humillació n, la esposa decide invitarla a cenar junto a su esposo con
el motivo de desnudar las verdades de los dos amantes; sin embargo aquello no hace
má s que empeorar las cosas, pues su esposo decide divorciarse de ella para poder
estar definitivamente con la prima de su aú n esposa.

El desenlace de este caso se da cuando la esposa se entera de que su esposo le ha


quitado las joyas, que a ella tanto le gustan, para dá rselas a su amante; aquello
provoca que la mujer se sienta aturdida y deprimida, pero por sobre todo, traicionada.
Algo que ella no podía creer. La noche de ese mismo día, el esposo entro a su
habitació n (cuarto apartado del de su esposa) para cambiarse, pero lo que no sabía es
que su conyugue la estaba esperando para asesinarlo. Así fue que ella, sentada en la
cama de él, sacó un revó lver de entre sus faldas, y de un disparo puso fin a varios añ os
de infeliz matrimonio; para luego contar todo lo ocurrido a la policía y pasar todo lo
que le restaba de vida en la cá rcel.. Así fue como Carmen Brad (esposa) interrumpió la
vida de su esposo para librarse de una humillació n que la asfixiaba y de temores que

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 42


le hicieron perder la fuerza y la esperanza, temores que una noche convirtió en
venganza.

2) La Cena (Cusco, 1945): Repugnante caso el de una mujer de nombre Raymunda;


cuyo esposo decide irse de viaje repentinamente y sin aviso a Trujillo para estar con
su amante. É l siempre la maltrataba y le había sido infiel con anterioridad. A pesar de
tales penas, ella seguía esperá ndole, pues se encontraba embarazada y quería que este
se enterara de que iba a ser padre. Una vez nacido su hijo; su esposo decide volver a
casa para reanudar con su aú n esposa. Todo parecía ir bien, pero al poco tiempo el
esposo mostró otra vez su personalidad altanera seguida de sus grandes borracheras.
No pasó mucho para que su esposa se enterara de que él tenía una amante en la
ciudad. Ese fue el mó vil para el crimen que a la postre iba a cometer.

Un día, Raymunda preparó una “exquisita” comida para su esposo, un “lechó n al


horno” relleno de naranjas, manzanas y almíbar de canela y frutas secas. El conyugue,
sorprendido atinó a halagarla mientras comía del tierno lechó n; sin embargo,
espantosa fue su sorpresa cuando se dio cuenta, después de entrar a la cocina, de que
el lechó n que había consumido era en verdad su hijo de pocos meses de nacido.
Espantado y herido, después de que ella le punzara en el brazo con un cuchillo, salió
hacia la casa de un amigo y luego llamó a la policía para que la detuvieran; pero no
grata fue la sorpresa de estos al ver que la mujer yacía echada en la cama y llorando
culpaba a su esposo por el asesinato de su hijo. Ella pasó sus días no en una cá rcel; si
no en un sanatorio estatal de la zona.

3) El Rostro de la Muerte (Lima, 1945): Narra la historia de Carmen, una joven que
desde niñ a había sido humillada verbalmente por su carencia de belleza física. Su
madre la había criado sola y un día la dejó a cargo de una familia muy religiosa (Los
Reyes), quiénes no tenían hijos. La señ ora Isabel Reyes se encariñ ó con ell y trató de
levantar su á nimo y que se viera má s bonita con la ayuda de maquillajes y perfumes;
sin embargo en el mercado la gente la insultaba por su fealdad, en especial un joven

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 43


llamado José; quién má s tarde se convertiría en su amigo por conveniencia, ya que
Carmen lo salvó de un endeudamiento que tenía con unos señ ores.

Agradecido por el gesto, el joven habló con las personas del mercado para que no
molestaran a su nueva “amiga”, a la que le decían “lechuza”. Ello le significó un
profundo agradecimiento por parte de Carmen, ademá s de una atracció n de ella hacía
él, por lo que un día, cuando sus patrones viajaron, ella aprovechó para invitarlo a
cenar. El aceptó la invitació n y comió y bebió licor todo lo que pudo en aquella noche.
Tanto fue su exceso que ya estaba borracho y no podía ver bien; la “lechuza”, como le
decían, aprovechó el momento para llevá rselo a su cuarto y vivir un momento de
pasió n y desenfreno con él.

Horas después José despertó , e incrédulo por el hecho le increpó su acció n, y salió de
la casa sin antes advertirle que no comentara a nadie de lo ocurrido. Sin embargo,
tiempo después ella se enteró de que estaba embarazada e hizo todo lo posible para
que no notaran su gestació n. Increíblemente así lo hizo y a duras penas dio a luz en el
corral de la casa. Al ver lo fea que era la recién nacida, decidió ahorcarla para que
tampoco sufriera Al día siguiente ella no podía levantarse y sudaba mucho, sus
patrones fueron a verla y atinaron a llevarla al doctor, quien les dijo que su “hija”
había dado a luz, pero Carmen lo negaba. Sin embargo, al buscar por toda la casa
encontraron en el corral el cuerpo putrefacto y con gusanos de la hija que ella había
dado a luz. Así Carmen terminó sus

días en un sanatorio.

4) La Pantera (Lima, 1949): Una infancia muy pobre, unos padres con poca
educació n, una madre que le obligaba a cuidar de su hermano menor y una
adolescente que soñ aba con lujos, joyas, amoríos, fue el preludio de una chica llamada
Sadit, quien después de que su madre le negara la celebració n de sus quince añ os,
conoció a Pepe; má s conocido como “El Rayo”, quién le ofreció un futuro mejor si ella
lo acompañ aba.

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Crédula la chica lo acompañ ó y se dio con la sorpresa de que la había llevado a un
prostíbulo clandestino para que trabajara de meretriz. Aunque al principio no quiso
aceptar este trabajo, a las dos semanas, por las jugosas recompensas que había a
cambio, decidió debutar con un joven apodado “El Bebé” (delincuente que se llamaba
Guillermo y se dedicaba al contrabando y robo de casas55), de quién a la postre se
convertiría en una especie de pareja sentimental.
Al principio él la visitaba continuamente, pero al poco tiempo uno de sus compinches,
“El Piojo”, le comentó que su querido corría peligro, pues su enemigo, “El Buitre”,
quería asesinarlo. Así fue que planearon asesinar al Buitre, cuando se acostara con
Sadit, fue así que ella le clavó un puñ al en el cuello al enemigo de su amante.

Sin embargo y tiempo después el Bebé ya no la visitaba como antes, porque estaba
cortejando a otra chica. Cuando “La Pantera”, así le llamaba Guillermo a Sadit, se
enteró de ello, mató de un tiro a la cabeza a Claudia, la amante de su pareja.

A pesar de que el Bebé retomó su romance con la meretriz, el destino le asestó un


duro golpe cuando se enteró que Guillermo había sido muerto baleado cuando
intentaba robar en una casa en San Miguel. .Al pasar el tiempo, conoció a un
empresario á rabe que le prometió llevarla al Líbano, pero las cosas no salieron bien y
el la repudió ; es entonces cuando Sadit sacó un puñ al de su tocador y de diez
profundas puñ aladas en la espalda, puso fin a la vida del á rabe.

Una prostituta de nombre Flore decidió contar toda la verdad de la Pantera, sin
embargo, esta ú ltima oyó rumores de ello y mandó poner veneno en su almuerzo, por
lo que de un paro cardiaco murió en su habitació n.

Todo parecía salir bien para Sadit, pero las otras meretrices idearon un plan para
asesinarla. Lo que lograron contratando a tres sujetos que la interceptaron cuando
esta volvía al Callao junto a su acompañ ante. La estrangularon y acuchillaron junto a
él.

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5) Hermanas de Sangre (Ayacucho, 1960): Es la historia de las Hermanas Benítez:
Hortensia, Otilia y Elvira, quienes, junto a su madre trabajaban la tierra que su padre
les había heredado antes de fallecer. De todas ellas, Elvira, la má s joven (17 añ os), y
era la obsesió n de Wilmer (34) un agricultor que siempre la observaba, por la
voluptuosidad física que ella tenía; por eso siempre la piropeaba cuando pasaba cerca
de él, sin embargo la joven Benítez rechazaba los halagos del campesino.

Un día Wilmer le propuso matrimonio y le ofreció una chacra en donde laborar una
vez formado su nuevo hogar; pero ella lo despreció y se negó a casarse. Aquello fue el
mó vil para que el agricultor planeara violarla, en un momento en que estuviera sola, y
ello ocurrió en el almacén donde Elvira recogía papas. Para ello golpeó a la joven y la
desmayó , luego de consumar la violació n la llevó a un descampado. Mientras ella
despertaba, el hombre se dio cuenta de lo que había hecho y decidió darle un duro
golpe con una roca grande en la sien, matá ndola instantá neamente. Después envolvió
el cuerpo con los costales de papas, lo enterró y huyó del lugar.

Horas má s tarde, Hortensia y Otilia salieron a buscar a su hermana y un niñ o de la


zona les contó lo que había visto y las llevó al lugar de los hechos, donde
desenterraron el cuerpo sin vida de Elvira.

Ellas decidieron tomar justicia por sus propias manos y un día esperaron que salga de
la cantina donde frecuentaba ir. Cuando salió borracho del lugar y al estar cerca a su
casa, las hermanas lo interceptaron y le dieron un golpe en la cabeza con un trozo de
madera.

Ya en el suelo, las campesinas lo subieron a una carreta y lo llevaron hasta el


descampado donde el hombre había asesinado a Elvira y dieron fin a la vida de
Wilmer.

Sin embargo, después de la muerte de este, ellas siguieron disfrutando su venganza al


descuartizar el cuerpo, colocar las vísceras del cadá ver sobre su abdomen y cortar su
pene en pedacitos.

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Ellas no se sentían asesinas, se sentían justicieras, fuertes y amparadas por muchos
vecinos del pueblo que sospechaban de ellas y guardaron silencio sin preguntar.

6) La Condena (Lima, 1966): Es el caso de una joven nisei de veintitrés añ os de edad


llamada Julia, quién había sufrido un desamor en su adolescencia; pero que luego
estaba lista para rehacer su vida con el empresario y campeó n de Judo, Juan Oshiro. Al
principio todo iba bien, pues ella tenía junto a su ahora esposo, una casa y tres hijos.

Pero, todo cambió al poco tiempo, pues él llegaba tarde a casa o se ausentaba por
varios días, aludiendo que se quedaba entrenando; sin embargo, aquel argumento no
convencía a Julia, pues pensaba que él había vuelta con su anterior pareja, con quien
tenía siete hijos. Ademá s, ella quería seguir una carrera para poder trabajar; pero él se
negaba. Así, al poco tiempo ella salió embarazada y dio a luz a su cuarto hijo, Emilio.
Pero ello le hizo má s amarga la vida, pues se preocupaba demasiado en celar a su
esposo, y cada vez que llegaba tarde a casa, le increpaba que la estaba engañ ando con
su ex pareja. Corrían los meses y ella trataba cada vez con má s desprecio y griterío a
sus cuatro hijos.

Cansada un día le advirtió a su esposo que si no le dedicaba má s tiempo a ella y a sus


vá stagos, se podría ir despidiendo de estos y también de quien le hablaba.

Como Juan no le daba má s tiempo a ella y ni sus hijos, por sus compromisos
deportivos y empresariales, Julia tomó la drá stica decisió n de suicidarse junto a sus
vá stagos, Roció insecticida sobre el budín que había preparado para sus dos mayores
hijos, haciendo lo mismo en el la leche del biberó n de sus dos menores hijos, ademá s
de echar el mismo veneno en la gaseosa que estaba tomando, se auto eliminó junto a
sus criaturas.

Cuando Juan entro a su casa, tras la ayuda de un joven que se metió por la ventana y
abrió las puertas, al entrar al cuarto de sus hijos encontró la espantosa escena, Julia
había cumplido su amenaza.

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7) Pagarés del Destino (Lima, 1981)61: En este caso se narra la historia de Gladis
Tomasio de Almeida, o má s conocida como doñ a Flor y sus tres hijos: Ana, Isabel y
Germá n.

Ella tenía buenos ingresos y sus gastos eran muy grandes; sin embargo un día se le
rescindió el contrato en donde laboraba, lo que creó un hueco en la economía de los
Tomasio; dependiendo solo del esposo y papá Francisco Almeida. A pesar de ello, la
esposa seguía gastando lo mismo como cuando aú n trabajaba y por ello le exigía má s a
su esposo; por lo que él decidió separarse de ella.

Doñ a Flor crió sola a sus tres hijos; sin embargo, Ana (la mayor) e Isabel desconfiaban
de su mamá , mientras que Germá n era un chico engreído y dado a las diversiones.
Gladis consiguió un trabajo que consistía en comprar ropa en Miami y venderlas a las
familias pudientes de Lima. Esto permitió mejorar econó micamente a la familia; pero
a Gladis no le bastaba con eso y se metió en negocios turbios y pronto sorprendió a
sus hijos comprá ndoles una casa con tres grandes divisiones en San Isidro.

Un día, doñ a Flor se despidió y les prometió volver, ya en el avió n, Gladis tuvo fuertes
dolores estomacales y có licos; pero no quiso ser atendida por el doctor y se desmayó ,
ya en tierra se rehusó nuevamente a ser examinada, pero a la fuerza le sacaron una
placa donde se evidenció que tenía pequeñ as bolsas en el estó mago. Sin embargo ya
era muy tarde para sacá rselas, y falleció producto de una hemorragia intestinal. La
necropsia arrojó que las bolsas eran de cocaína (cerca de 1 kg.).

Germá n que era adicto, cada vez má s necesitaba consumir cocaína, cayendo en el
extremo de gastar todo su dinero para comprarla, después prestá ndose efectivo y por
ú ltimo robá ndole objetos a la familia de su hermana Ana, que estaba casada con un
pró spero empresario, Rodolfo Briceñ o. Cansado de tantos robos por parte de Germá n,
Rodolfo le dijo a su esposa que las cosas no podían continuar así; y le indicó que tenía
una pistola en uno de sus cajones y que sí escuchaba algunos pasos y se percataba que
era su hermano, disparase al aire para avisar. Y sucedió que Ana, cansada de tanto

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 48


robo, al ver a su hermano en la cocina a punto de sustraer cosas le disparó cinco veces,
dejá ndolo muerto inmediatamente. La hija mayor de doñ a Flor abrazó el cuerpo sin
vida de su hermano, lloró y luego se entregó a la policía, pasando ocho añ os en la
cá rcel, de donde salió por buena conducta.

8) Doña Bella (Ica, 1988): Es la historia de Nelly, una joven que a temprana edad
(14 añ os) se casa y embaraza de Carlos Soto, un hombre ambicioso. Pronto él tendría
trabajo de dirigente de clubes de fú tbol; ademá s heredó la farmacia de su suegro en
donde puso a laborar a su mujer. Sin embargo ella no estaba a gusto, pues su esposo
no la dejaba salir, coqueteaba con otras mujeres y la maltrataba física y verbalmente.
Nelly conoció a un joven llamado Harry que logra trabajar en su farmacia y de quién se
enamora y se hacen amantes y aprovechan que su esposo, ahora Subprefecto de Pisco,
no está en casa por atender su agenda. Así salió embarazada de su amante, y este fue
despedido de la farmacia, no porque el esposo se diera cuenta del hecho; si no porque
el pedía trabajar medio tiempo por sus estudios técnicos. Luego ella pasaría sus días
sin el amor de su vida y maltratada por su esposo.

Harry, cansado de la humillació n contra su amante, ideó un plan para matar a Soto
mediante sicarios. A Nelly no le gustó la idea; pero después accedió por el rencor que
le tenía a su esposo y porque podía alegar que fue muerto a manos de terroristas.

Planearon que fuera en su casa y así ocurrió , un día en que su esposo llegó tarde e
ingresó a su cuarto a dormir (1 a.m.), ella avisó a los sicarios de Momó n y su grupo
que estaban escondidos en la azotea. Ellos ingresaron al cuarto de Soto, quien se
resistió y le mordió el brazo a uno de ellos mientras forcejeaba y sacaba su revó lver,
pero el compinche de Momó n aprovechó el momento para asestarle veintiocho
puñ aladas. Nelly limpió la escena con sus dos sobrinas, después de que los sicarios la
insultaran porque no les pagó el milló n de intis prometido, só lo treinta y seis mil.

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Al día siguiente, la esposa fue a la comisaría a denunciar el hecho y culpar a los
terroristas del asesinato de su marido. Sin embargo, la policía no tardó en encontrar
pistas en el escenario de la muerte y en las contradicciones en las que ella caía;
ademá s buscaron a Harry, ya todo el pueblo sabía que él era el amante de Nelly, y en
su casa encontraron cartas de amor de parte de la mujer para él. En una de ellas decía
que aú n pensaba en el plan para liberarse de su esposo. Es así que ambos terminaron
en la cá rcel por veinte añ os, y Nelly dio a luz a su hijo en prisió n.

9) La Suegra (Huaraz, 2001): Lila era una joven que creció tras la opresió n y
mandatos de su madre, Sofia Ramos, quién había sufrido cuando su esposo la había
dejado embarazada de Lila. Siendo este el mó vil para impedir que su hija estudiara y
conociera chicos; a pesar de ello, Lila conoció a un joven llamado Julio, quién al poco
tiempo se convirtió en su confidente y enamorado. Sofía al enterarse del
enamoramiento de su hija, le increpó e insultó , prohibiéndole que lo vuelva a verlo.
Pero ello no tuvo resultado, pues ella siguió viendo a su enamorado y su amorío se
convirtió en un tó rrido romance que a la postre la dejó embarazada. La familia de Julio
aprobaba la relació n y el embarazo, pero temía que Sofía tomara alguna represalia
contra su hijo, por el odio que ella le tenía. Aquel temor no estaba lejos de la realidad,
pues a pesar de que Julio se había fugado con Lila para formar una familia, doñ a
Ramos, en su excesivo rencor, planeo asesinar a su ahora yerno que se había casado
por civil y en privado con Lila.

Pasaron los meses y una “arrepentida y cariñ osa” Sofía, invitó a la joven pareja a cenar
y bailar. Ellos, aú n incrédulos aceptaron la invitació n y ya en casa de la madre, ella le
invitó una taza de chocolate a Julio, este aceptó y rá pidamente, como le había
ordenado su suegra, se lo tomó y a las pocas horas sintió mucho dolor estomacal.
Doñ a Ramos lo acostó sobre la cama de su hija y le preparó una infusió n para el dolor;
sin embargo el pidió un doctor y ella salió con la intenció n de ir por dinero para pagar
y traer al médico; pero al salir, cerró la puerta con dos fuertes candados. Lila lloraba
desesperada por no poder hacer nada y gritaba que la auxiliaran. Un primo de Julio los

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 50


esperaba a las afueras de la casa y se percató que demoraban y y cuando le preguntó a
doñ a Sofía, escuchó los desgarradores gritos de Lila.

El primo se dirigió donde su familia para ir a rescatar a Lila. Al llegar, encontraron a


Julio votando espuma por la boca y a su esposa llorando junto a él. Lo llevaron al
doctor pero en el camino falleció ; la necropsia que le hicieron concluyó :
envenenamiento por consumo de veneno para ratas. Lila, desconsolada por la pérdida
de su esposo y su embarazo, denunció a su madre, pero está salió bien librada pues
sobornó a los policías de lugar. La suegra sigue libre, quizá mostrando otro pasaje que
brota del profundo odio que aú n siente: asesina por naturaleza, asesina por
convicció n.

10) El Espejo (Lima, 2005)67: Esta es la historia de Giuliana Llamoja, una joven
como muchas otras que deseaba vivir su vida de adolescente: amigos, fiestas, etc.;
pero que su madre, María Hilares, no la dejaba disfrutar porque alegaba por la
seguridad de su hija y lo que podría pasarle a manos de esas amistades.

En la infancia de Giuliana, la relació n con su mamá había sido buena; en la


adolescencia se hízo cada vez má s insoportable, al grado de que discutían dentro y
fuera de casa. Su mamá la jalaba de los cabellos y ella le respondía con burlas en la
calle. La señ ora Hilares sentía que su hija le estaba quitando un lugar valioso en su
hogar; esto aumentaba por el hecho de que su esposo la desautorizaba delante de su
hija.

Un fin de semana que Giuliana se preparaba para salir, su madre llegó


inesperadamente a casa. Esta le increpó por el espejo del bañ o y su hija le respondió ,
comenzando una acalorada discusió n llena de insultos que terminó en la cocina,
lanzá ndose cuchillos en un y después en un forcejeo mano a mano que impulsó a uno
de los cuerpos a chocar contra el interruptor de la habitació n, dejando todo a oscuras;
a pesar de ello las dos continuaron con su pugna por atacar y defenderse.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 51


Cuando la hija salió del lugar y encendió las luces de la sala notó sus manos y pies
ensangrentados, fue al bañ o y en el espejo vio que estaba cubierta de sangre y al
regresar a la cocina encontró el cuerpo sin vida de su madre, que había muerto
desangrada de sesenta y cuatro cuchilladas. La arrastró hasta el bañ o dejá ndolo
encerrado con llave, luego limpió el lugar de los hechos y se duchó en el bañ o del
segundo piso, al poco tiempo llegó su hermano y ella le abrió la puerta; al no poder
acceder este al bañ o del primer piso, se acercó a la ventana del mismo y vio un cuerpo
principio y después en un forcejeo mano a mano que impulsó a uno de los cuerpos a
chocar contra el interruptor de la habitació n, dejando todo a oscuras; a pesar de ello
las dos continuaron con su pugna por atacar y defenderse.

Cuando la hija salió del lugar y encendió las luces de la sala notó sus manos y pies
ensangrentados, fue al bañ o y en el espejo vio que estaba cubierta de sangre y al
regresar a la cocina encontró el cuerpo sin vida de su madre, que había muerto
desangrada de sesenta y cuatro cuchilladas. La arrastró hasta el bañ o dejá ndolo
encerrado con llave, luego limpió el lugar de los hechos y se duchó en el bañ o del
segundo piso, al poco tiempo llegó su hermano y ella le abrió la puerta; al no poder
acceder este al bañ o del primer piso, se acercó a la ventana del mismo y vio un cuerpo
estirado dentro del mismo. Al abrir la puerta, después de llamar a los vecinos y a los
bomberos, se percató de que se trataba de su madre, ya sin vida, en el piso.

Giuliana fue intervenida por la policía e hizo sus declaraciones; fue directamente a
parar, en una crisis nerviosa, al penal de Santa Mó nica en Chorrillos. Tiempo después,
fue condenada a veinte añ os de prisió n por el delito de parricidio y al pago de treinta
mil soles por reparació n civil.

Ha pedido perdó n a su padre y hermanos. No podrá olvidar lo ocurrido, la depresió n y


la melancolía son sus amigas cotidianas. Para la opinió n pú blica es la parricida que
apuñ aló a su madre.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 52


11) La Fuga (Huaraz, 2006): Es el caso de Pamela Ayauca, una chica que creció entre
la ira e incomprensió n de su madre y las borracheras y maltratos de su padrastro. Su
padre había fallecido cuando ella apenas tenía un añ o de vida.70 Ya siendo una
adolescente de trece añ os se enamoró de un joven de veinte llamado Gregorio, con
quien mantuvo un oculto romance durante un añ o, hasta que salió embarazada. Hecho
que le contó primero a su pareja, quién se negó a reconocer al bebé y; después a su
madre, que la abofeteó e insultó por salir en ese estado. Tanto su padrastro como su
mamá estaban furiosos y denunciaron a Gregorio exigiéndole que mantuviera a su
futura hija. Como la madre de este no quería problemas, persuadió a su hijo para que
conviviera con Pamela en la casa de los Ayauca. Al poco tiempo, Pamela se enteró de
las infidelidades de Gregorio y lo echó de casa, esperando que este le siguiera dando la
pensió n por su bebé, algo que hacía pero cada vez con má s retraso; por eso ella viaja a
Lima, para encontrar un trabajo para mantenerse y dejó el cuidado de su hija a sus
padres.

En la capital consiguió trabajo pero la trataban como esclava. Esto má s las dolencias
de su columna y piernas, la obligaron a regresar a su pueblo, para trabajar allí y
hacerse cargo de su hija. Pasaron los meses y conoció a Lucio Barrios, un joven chofer
de ó mnibus, con quién tuvo un romance, nuevamente a escondidas de sus padres; sin
embargo este ocultaba que tenía un hijo y una conviviente. Al poco tiempo, Jimena
Cajas, pareja del joven chofer se enteró que su conviviente salía con ella. Al confirmar
que era Pamela, fue a la casa de los Ayauca a recrimínales por el hecho y decirles de
que su hija dejara a su pareja..

Cuando Pamela llegó a su casa, se enteró de lo sucedido porque su madre se lo contó y


le advirtió que su padrastro, al llegar a casa, le iba a dar una golpiza. Cansada de tanto
maltrato decidió irse de casa con su hija y una mochila. Primero acudió a donde sus
amigas, para que le dieran cobijo pero ellas se negaron, después fue donde Lucio y
este le entrego veinte soles para que se fuera a Lima y así evitarse problemas.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 53


Sola y abandonada, se refugió en plaza del pueblo y después en un bosque cerca a los
cerros, y ya por la mañ ana un vendedor de Chochos le dio un plato de comida para ella
su hija. Al notar que su hija lloraba, la cambió de ropa y la sostuvo en sus brazos hasta
que esta se calmó ; observando la calma de su pequeñ a la cogió del cuello y la
estranguló para que no viviera el sufrimiento que ella estaba pasando, ademá s de
recordar que su hija había sido violada por su padrastro; aunque después se
arrepintió , dejó el cadá ver en una copa de un á rbol y huyó hacia el cementerio.

Al día siguiente, Pamela tomó un carro para Lima, mientras que los pobladores se
dieron cuenta de la niñ a muerta. Denunciaron el hecho y se rumoreaba que el culpable
era el abuelo de la niñ a; por eso doñ a Pilar, mamá de la criminal, contó a la policía lo
que había pasado con su hija. Ya en Lima, una amiga de su pueblo con quien compartía
labores domésticas le contó lo sucedido y le dijo que su madre corría peligro de
quedar encarcelada si ella no iba a declarar; entonces Pamela regresó a su pueblo y en
el careo con doñ a Pilar, esta ú ltima la insultó y le recriminó por lo sucedido. Pamela
aceptó su responsabilidad, mientras que la necropsia arrojó que su bebé había sido
violada; por ese motivo, doñ a Pilar se retiró nerviosa y nunca má s fue a otro careo con
su hija.

Pamela cumplió una sentencia de tres añ os en el centro de rehabilitació n Santa


Margarita, donde le ayudaron a superar su depresió n.

2.2.5. Índice de la criminalidad femenina

2.2.5.1. Perfil demográfico y económico

Segú n los resultados del Censo Nacional 2007 (INEI) el Perú tiene una població n de
28’220,764 habitantes. Las regiones má s pobladas son Lima, Piura, La Libertad,
Cajamarca y Puno. Estas cinco regiones concentran el 52,5% de la població n nacional
(INEI 2008). La regió n con mayor població n es Lima, que concentra el 30,8 % del total.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 54


Respecto a la composició n por sexo, existe una proporció n casi paritaria entre la
població n femenina y masculina, aunque con mayor porcentaje de mujeres. “Segú n el
censo del 2007, la població n masculina del Perú es 13 millones 622 mil 640 hombres,
que representan el 49,7% de la població n censada, y la població n femenina fue 13
millones 789 mil 517 mujeres, es decir el 50,3%” (INEI – 2008).

Como definició n se entiende que la Població n econó micamente activa, abarca a todas
las personas de catorce (14) y má s añ os de edad que en la semana de referencia se
encontraban, i. trabajando, ii. No trabajaron pero tenían trabajo, iii. Se encontraban
buscando activamente trabajo.

La població n en edad de trabajar es aquella definida por las normas internacionales


(OIT), como apta en cuanto a su edad, para ejercer funciones productivas. É sta se
subdivide en població n econó micamente activa (PEA) y població n econó micamente
inactiva (NO PEA).

En cuanto a la participació n econó mica es perceptible la equiparació n de la mujer en


la toma de decisiones a nivel de hogares, llegando a ser casi equiparable al hombre al
ser cabeza de hogar; lo que lleva a tener mayores responsabilidades y que las mismas
sean sujetas de obligaciones que tengan que cumplir, a efectos de procurar el
bienestar familiar, lo que resalta la tendencia de un equilibrio de hombres y mujeres
en lo que vendría a ser como un empoderamiento de la mujer respecto a las
obligaciones del hogar; situació n que podría traer como explicació n diversas
situaciones sociales, como: el abandono, divorcios, separaciones, maltratos que
conllevan a que la mujer tendría que afrontar la responsabilidad de criar a los hijos; lo
que genera insatisfacciones en su persona y verse obligada a procurar la manutenció n
de los hijos.

La tasa de actividad econó mica de la població n que se encuentra disponible para


producir bienes y servicios, alcanzó en los hombres a 82,3% y en las mujeres a 64,8%.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 55


En el Á rea Urbana el 81,6% de los hombres y 63,0% de las mujeres tienen tasa de
actividad menor que del Á rea Rural donde llega a 88,8% y 74,1%, respectivamente.

La tasa de ocupació n presentó poca diferencia por sexo, es así que, el 95,9% de la PEA
masculina se encontró en calidad de ocupado, mientras que la PEA ocupada femenina
fue de 93,9%. Es decir, que de cada 100 personas que conforman la PEA masculina, 96
estuvieron realizando actividades productivas y 4 se encontraban buscando empleo y
en el caso de las mujeres 94 estuvieron realizando actividades productivas y 6 se
encontraban buscando empleo.

Por otro lado a setiembre del 2011, las estadísticas revelaron que a nivel nacional la
població n en edad de trabajar (PET), es decir las personas que tienen edad para
desempeñ ar una actividad econó mica, constituyeron casi tres cuartas partes del total
de la població n para cada sexo. Así, por el lado de la població n masculina en un 72,0%,
mientras que la població n femenina en un 72,9%. Cabe resaltar que la PET masculina
solo presentó mayor participació n porcentual que la femenina en el á rea rural; en
Lima Metropolitana y en el á rea urbana fue la PET femenina la que mostró mayor
participació n.

Las madres adolescentes entre 12 a 14 añ os suman 4,487, representando el 2,8%,


mientras que las madres adolescentes de 15 a 19 añ os son 155,770 representando el
97,2%. La maternidad adolescente limita el acceso a la educació n y a oportunidades
de empleo y disfrute de otros Segú n la encuesta demográ fica de salud familiar ENDES
del INEI entre enero y setiembre se registraron 76,913 casos de embarazo
adolescente, por lo cual podemos proyectar al añ o má s de 102,000 casos.

Pero otra problemá tica asociada es el aborto. “Cada añ o alrededor de 115 mil
adolescentes resultan embarazadas, mientras que el 20% de los abortos y el 25% de
las muertes por complicaciones en el parto o el puerperio (periodo posterior al parto)
que ocurren en nuestro país, corresponden a este grupo poblacional”.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 56


Los resultados y el impacto de las políticas son distintos para hombres y mujeres
debido a que las mujeres tienen menos acceso a los recursos econó micos, sociales y
culturales y sus condiciones materiales de vida son má s precarias y de menor calidad
debido a los roles que les asigna la sociedad, que con frecuencia terminan
sobrecargando a las mujeres en su jornada diaria y afectando su salud.

A MODO DE RESUMEN SE TIENE:

Empleo y Trabajo: Persisten fuertes inequidades de género en la carga de trabajo no


remunerado y en la participació n en la actividad econó mica

 La mujer peruana representa el 45.6% de la població n econó micamente activa


- PEA (7 millones 48 mil mujeres).
 La PEA femenina en el á rea urbana es de 46% y 44,9% en el á rea rural.
 La tasa de actividad econó mica es, para los hombres 82.3% y para las mujeres
64.8%. La tasa de actividad de la mujer en el á rea urbana alcanza el 63.0% y de
la mujer del á rea rural, 74.1%.
 El 71.4% de la PEA ocupada femenina urbana se concentra en empresas que
tienen entre 1 a 10 trabajadores, el 21,1% en establecimientos de 51 y má s
trabajadores y el 7,5% en empresas de 11 a 50 trabajadores76.
 El 67% de las mujeres frente al 53% de los hombres, trabajan en el sector
informal. Por cada 100 hombres hay 108 mujeres en pobreza extrema.77
 El ingreso promedio de la PEA femenina (S/. 826.8) en el 2010, representó el
65,0%78 del ingreso promedio de la PEA masculina (S/. 1,323.3).
 El porcentaje de hogares con jefatura femenina (23.9%) en el añ o 2008
muestra un incremento en 4.4% respecto del añ o 2000 (19.5%). Segú n el á rea
de residencia, en el añ o 2008 la jefatura femenina llega a 25.7% en el á rea
urbana y 19.9% en el á rea rural.79
 La distribució n de la carga global de trabajo80 es desigual entre mujeres y
hombres. Las mujeres dedican casi la mitad de su tiempo de trabajo, al trabajo
no remunerado (52%), mientras que los hombres solo dedican 24% de su

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 57


tiempo, esto explica por qué los hombres tienen mayor oportunidad que las
mujeres para obtener ingresos.
 La insuficiencia de servicios pú blicos para el cuidado de personas, como
guarderías y centros de atenció n para adultos mayores y personas totalmente
dependientes, incrementa el tiempo de trabajo no remunerado de las mujeres.
Es así que, el tiempo dedicado al cuidado de niñ os, niñ as y adolescentes que
destinan las mujeres afecta su ciclo laboral, a diferencia de los hombres, que no
asumen las responsabilidades del cuidado de manera equitativa81
 Las mujeres, a pesar de conformar el 45% de la PEA activa se encuentran en
puestos de trabajo que no cuentan con protecció n legal laboral, ya que se
ubican en regímenes laborales especiales como trabajadoras del hogar,
trabajadoras familiares no remuneradas, trabajadoras asalariadas de la
agroexportació n, conserveras, entre otras. Por ello, las mujeres que trabajan
cuentan con reducidas posibilidades de 80 Suma del trabajo remunerado y no
remunerado (es trabajo tanto el que se realiza en el mercado laboral a cambio
de una remuneració n, como el que se realiza en el á mbito doméstico para
garantizar el bienestar y la vida). participació n en procesos de negociació n
colectiva y en organizaciones sindicales, derechos laborales respaldados por la
OIT.

2.2.5.2. Índices de la mujer encarcelada: estadísticas del Inpe

El índice de mujeres encarceladas proviene de sectores de la població n econó mica y


socialmente desfavorecida y que permanece encarcelada por delitos típicos de
personas que carecen de poder econó mico, que han vivido en la pobreza y han sido
violentadas la mayor parte de sus vidas. Sin embargo, recientemente, las mujeres se
han visto involucradas en nuevas actividades delictivas como son asalto a bancos,
secuestro, extorsió n y delitos contra la salud. Delitos que hasta hace poco, estuvieron
asociados só lo con hombres, por la violencia implícita que conlleva su ejecució n.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 58


En ese sentido se advierte en estudios realizados que casi la totalidad de los
adolescentes y jó venes que integran grupos violentos pertenecen al sexo masculino.
Só lo en los distritos de Carabayllo, Comas, Cercado de Lima y los Olivos, se ha podido
detectar algunos casos de integrantes del género femenino. Esta minoritaria presencia
femenina confirmaría la tradicional lejanía de la mujer con la violencia callejera,
situació n que puede observarse también en los niñ os "de la calle" mal llamados
"pirañ itas" que son agrupaciones mayoritariamente masculinas.

El trabajo de campo consiste en la recopilació n de informació n sobre la situació n, en


diversos aspectos, de aquellas mujeres que han cometido delitos; para ello, hemos
partido de la informació n brindada por El Instituto Nacional Penitenciario (INPE),
como organismo pú blico descentralizado del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos, rector del sistema penitenciario nacional, que tiene como objetivo la
reeducació n, rehabilitació n y reincorporació n del penado a la sociedad; objetivo que
responde al principio constitucional del artículo 139º inciso 22 de la Constitució n
Política del Perú , reconocido en el artículo II del Título Preliminar del Có digo de
Ejecució n Penal.

Con la finalidad de responder a este objetivo, hemos tomado informació n brindada


por el Consejo Nacional Penitenciario, el cual presenta informes Estadísticos luego de
transcurridos seis meses del añ o en curso. En este informe, se describen las variables
má s representativas de la població n penitenciaria tanto intramuros como extramuros.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 59


2.2.5.2.1. Población penitenciaria por genero según edades enero del

2011 a enero del 2012.

La població n penal de varones fue de 51,055 internos y constituye el 94% de la


població n penal. Si agrupamos a estos por rangos de edad podemos ver que la mayor
concentració n se sitú a entre los internos de 20 a 39 añ os de edad.

Se puede decir que desde los 18 añ os de edad hasta los 29 añ os de edad, las personas
está n en condició n de capacitarse y producir activamente; así tenemos que este grupo
está conformado por el 36% del total de internos, datos que son muy importantes
para evaluar los programas de políticas preventivas encaminadas a cambiar la
conducta delictiva.

La població n de mujeres es de 3,264 internas y constituye el 4% de la població n total.

En este caso podemos ver que la mayor concentració n de internas se encuentra entre
los 25 añ os de edad a 44 añ os de edad. Podemos afirmar que existe un grupo que
puede estar en etapa de formació n en el rango de 18 a 24 añ os que constituye el 11%
de ellas, pudiendo destinarse o fomentar programas de formaciones técnicas o
universitarias, e incluso el aprendizaje de idiomas.

2.2.5.2.2. Tendencias Jurídico-Penales.

a. De acuerdo a la Reincidencia y Multireincidencia como se


manifiestan las mujeres comisoras. Del 90 % en lo adelante
fueron clasificadas las mujeres comisoras como primarias.
Estamos en presencia de personas que no han cometido el
delito anteriormente y menos aú n uno de la misma clase.
Generalmente el hecho no se ejecuta de forma impulsiva, sino
mediante la preparació n minuciosa, o sea, responde a un
proceso lento que estalla después de que la mujer se ha
sentido seriamente humillada. Otro tipo de detonante es el

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 60


sentimiento de culpa, causado por estados de depresió n y
angustia, en el cual es capaz de matar a sus propios hijos con la
finalidad de que estos no sufran en un futuro.
b. Tipicidad delictiva má s cometida. Al indagar en la naturaleza
jurídica del delito cometido se constató que en los tres
períodos, es el delito de Asesinato, en especial figuras
recogidas en los artículos 264.1 y .2, conocidos en términos
jurídicos como Parricidio e Infanticidio, los má s cometidos.

La mujer se queda y mata como ú nica posible respuesta a la


humillació n frente a ella misma y a sus hijos. Con gran
desproporció n en cuanto a la fuerza física pero igualdad por unos
momentos en el poderío de las emociones al sentirse acorralada,
entiende que la ú nica salida que tiene es responder con una
violencia desusada y letal (el método má s usado en estos casos
son la asfixia y el envenenamiento). Las razones dadas por las
propias mujeres son que no quieren dejar en manos del hombre
golpeador a sus hijos, o bien que empiezan a verlos como una
prolongació n de ese hombre que les acarrea tanta desgracia.
Ademá s de volcar contra ellos la fuerza física que no pueden
ejercer sobre otra persona que las victimiza. De esta forma ellas
van percibiendo que los hijos “ya está n de má s”, ocupando un
lugar emocional y cultural que está vacío, y sobre todo que ellas no
parecen sentirse capaces de proveerlos como lo hacían antes. Las
mujeres comisoras de delitos contra sus esposos o ex esposos
constituyen un subgrupo que requiere un aná lisis y tratamiento
diferenciado. Debido a la superioridad física del hombre sobre la
mujer ésta para defenderse emplea medios que sean capaces de
garantizar, sin riesgo, la neutralizació n del agresor y por tanto
llega a cometer los delitos má s graves recogidos por la legislació n

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 61


sustantiva vigente (aquí, el método má s usado es el incendio, el
cual si se sale de los límites puede desembocar en un delito de
estragos, por otro lado se encuentran los asesinatos con arma
blanca, lo cual también da lugar a su posesió n, entre otros). De
hecho, la mujer es castigada con mayor severidad.

2.2.6. Algunas conclusiones sobre criminalidad femenina en lima norte.

Las grandes empresas han encontrado en Lima Norte una oportunidad para
desarrollarse así lo señ ala el sitio Web Guía Lima Norte que es un espacio virtual
especializado en las limas una de ellas Lima Norte en los variado negocio con
presencia exitosa es así que Arnaldo Guadalupe gerente de comunicaciones de dicha
WEB afirma en su Libro “Ciudad de los Reyes de los Chá vez y de los Quispes
consiguientemente Lima Norte tiene un enorme potencial econó mico, las coloridas y
modernas discotecas, las má s grandes tiendas por departamento, los sú per hostales y
demá s negocios hoy adornan la fisonomía comercial de Lima Norte. Totus, Ripley,
Royal Plaza, Metro; negocios con rubro de discotecas y peñ as así lo demuestran de
esta forma Lima Norte se ha constituido en el sector comercial má s emergente de todo
Lima siendo su principal expresió n comercial el Centro Comercial Mega Plaza y el de
Lima Norte. Sin embargo como todo fenó meno social la delincuencia también se
incrementó de manera asombrosa y dentro de ello indudablemente se encuentra las
mujeres que en el ú ltimo tiempo su participació n en la comisió n de los delitos se ha
vuelto fundamental.

En ese contexto encontramos que hay muchos estudios de delincuencia masculina,


pero es bastante difícil encontrar investigaciones o trabajos sobre mujeres
delincuentes por ello mismo son pocos los que se han abocado a estudiar las posibles
causas o factores de riesgo de estas conductas en poblaciones específicas como el
sector femenino. Pese a que en las ú ltimas décadas, la tasa de delincuencia femenina
ha tenido un crecimiento mayor en comparació n con otros países del mundo, donde
está el Perú incluido.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 62


Las causas de la conducta delictiva son multifactoriales ya que está n involucrados
factores biopsicosociales, sin embargo, se han identificado algunos factores de riesgo
relevantes para la prevenció n del delito.

Uno de los factores importantes que tienen probabilidad de poner en marcha el


mecanismo que puede llevar a un individuo a ser delincuente en esta zona de lima es
la baja categoría en el sistema de las clases sociales, la deficiencia en la educació n, la
pobreza, un ambiente familiar inadecuado o perturbado, la residencia en un mal
vecindario y la pertenencia a una familia numerosa que son características de esta
zona de Lima sobre todo en los zonas má s apartadas de Comas, Independencia, Puente
de Piedra y de San Martin de Porres.

Las Mujeres de Lima Norte en la actualidad participan principalmente como Autoras


de los delitos, como encubridoras, señ uelo y có mplice de autores varones de esta
forma se han integrado al Hampa y participan del juego de roles sea como asaltantes,
morenas, lanzas de Mano y Escaperas sin embargo lo que má s llamo la atenció n fue la
de las tenderas lo que se explica por el auge comercial que se señ aló al inicio de la
presente.

Otro aspecto a resaltar resulta el hecho que recientemente, las mujeres se han visto
involucradas en nuevas conductas delictivas como son asalto a banco, secuestro,
extorsió n y delitos contra la salud en todos estos hechos también actú an siempre
como nexo importante entre los que lideran la delincuencia por lo que tanto en la
Justicia penal como en la Policía, reconocen que la aparició n del sexo femenino en el
á mbito delictivo se encuentran en incremento permanente.

Hemos podido comprobar que en los Juzgados Penales de Lima Norte en sus turnos
judiciales aproximadamente es el promedio de dos a tres mujeres son arrestadas a
diario y que siendo el promedio de arresto de diez personas diarias en un turno
normal entonces resultaría que el promedio de mujeres participes en el delito estaría
entre el 20 y 30 % en la actualidad siendo que los hurtos en locales comerciales

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 63


(tenderas), la venta de droga, las estafas y el robo de autos encabezan la lista. En
menor escala aparece su participació n en asaltos, homicidios, etc. Mientras que el
restante 17.5 % de delitos cometidos por las mujeres se esparcen en todos los demá s
delitos del Có digo Penal

Es interesante observar que en lo relativo a los delitos contra la salud, má s que


consumir drogas la mujer actú a en el trá fico de drogas como micro comercializadoras
consciente y justificá ndose que: (no consigo trabajo, no tengo qué dar de comer a mis
hijo, mi esposo y/o compañ ero me abandono o está en la cá rcel por lo m ismo, etc.)
proyectado una falta de sensibilidad social y sus dificultades a nivel de la integració n a
la sociedad.

Tal como lo señ alamos líneas arriba actualmente las Mujeres participan
principalmente como Autoras de los Delitos, a diferencia de décadas atrá s cuando
Lima Norte era una barriada de Lima sin centros comerciales y de esparcimiento
donde la mujer siempre participaba esencialmente como Encubridora, Señ uelo y
Có mplice de Autores

Varones. Las Mujeres se hoy por hoy se han integrado al Hampa y participan del juego
de roles casi al igual que los varones y que la Motivació n central tanto en los Delitos
contra la Propiedad como en los Delitos de Trá fico de Drogas ES CONSEGUIR DINERO
ILICITAMENTE, tenemos que tanto los Hombres como las Mujeres Condenadas
presentan en la actualidad un 56.0% de estos Delitos.

Los Roles Laborales contraculturales del Hampa son los siguientes.

(1) Asaltantes, rol desempeñ ado tradicionalmente por varones y en el cual participan
crecientemente las mujeres. Los asaltos a taxistas tienen el fin de utilizar el taxi para
realizar un asalto, generalmente a una Joyería, Farmacia, Supermercado, Fá brica,
Camionetas repartidoras de cigarrillos, etc. y ocasionalmente, Bancos. Deben
descartarse los asaltos a micreros y taxistas, ya que estos son efectuados por Pandillas
Poblacionales marginales, bajo los efectos de Drogas y Alcohol.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 64


(2) Moreras (os), rol que consiste en robar casas o fá bricas, en lo posible sin
moradores. Los Monreros de alto status, roban só lo dinero y joyas en barrios altos de
clase alta. Los Monreros de menor Status, roban má s bien electrodomésticos y ropa en
barrios de clase media.

(3) Los Lanzas, donde se distinguen tres subtipos, como las y los Lanzas montados (en
metro, buses, micros), las y los Lanzas de Mano y las y los Lanzas a Chorro. El Lanza
tiene en términos excepcionales un extrañ o status bivalente, porque es rotulado
categó ricamente ademá s de SAPO, es decir transgrede habitualmente el valor de NO
SAPEAR es decir, no delatar.

(4) Las Tenderas, rol especialmente femenino, que consiste en trabajar hurtando al
interior de grandes tiendas o supermercados, utilizando muchas veces fajas elá sticas
en el cuerpo siendo este tipo de delito la que má s se ha incrementado en Lima Norte.

(5) Cuenteras, rol practicado por hombres, mujeres y parejas de hombre-mujer y que
consiste en “cuentear” la víctima de modo que entregue el dinero “sin dolor”. Las
Mujeres Cuenteras tienen grandes dotes histrió nicas y personalidad histérica. Entre
los cuentos, el de el “Balurdo” parece ser uno de los má s frecuentemente utilizados.

(6) De Descuido, que consiste en hurtar mientras se descuida la víctima (en


Terminales de Buses como el de FIORI, etc.), apropiá ndose de las maletas, bolsos, etc.

CONCLUSIONES.

Podemos concluir entonces, que las mujeres participan actualmente de los mismos
roles laborales de Ladrones tradicionalmente exclusivamente masculinos, aunque el
rol de tenderas y de micro comercializadoras de droga es preferencialmente
femenino, e integran en consecuencia una Estratificació n social Contracultural
alternativa a la normativa, conjuntamente con los Varones.

La Mujer Ladrona-Ladrona en este Sector de Lima Norte participa de la Estructura


Contracultural del Hampa, integrá ndose a la Estructura Social de los Ladrones-as

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 65


desempeñ ando Roles Laborales contraculturales especializados asociados a una
Economía Contracultural.

Entendemos que de la misma forma que la mujer se incorpora crecientemente a la


Estructura Ocupacional remunerada normativa conforme al enorme crecimiento
econó mico de Lima Norte las mujeres de Clase Baja que no han tenido acceso a la
Estructura de Oportunidades, se incorporan también crecientemente al Hampa y al
Trá fico y a la venta ilícita de Drogas al menudeo.

De esta forma los delitos contra el Patrimonio y los relacionados con la distribució n y
venta de narcó ticos cometidas por mujeres, colocan a Lima Norte dentro de los
primeros lugares a nivel nacional con mayor incidencia de estos casos siendo
superado solamente por San Juan de Lurigancho y la propia capital de Lima.

Las penas impuestas má s frecuentes son las de prisió n condicional y la de multa. Las
penas privativas de libertad efectiva son solo 2 por ciento del total de las penas
impuestas en el caso de los hombres

La Estadística de Condenados solo es reflejo del aná lisis de los Juzgados Penales de
San Martin de Porres por primera vez

Lo que realmente llama la atenció n hoy es la creciente presencia de la mujer en


hechos delictivos: Robos, hurtos, secuestros; comercializació n de drogas, robo en
almacenes de cadena, hurto de carros y motos, robos de niñ os, proxenetismo, copia y
fabricació n clandestina de productos de marca, asaltos bancarios, secuestros; lesiones
personales, concierto para delinquir y homicidios delitos que solo hace unas décadas
eran exclusivos de varones.

Este problema socioló gico ha sido develado ú ltimamente por las autoridades
policiales, las cuales está n efectuando un nú mero cada vez mayor de capturas de
delincuentes femeninas, pues si bien las bandas criminales, en su psicología
delictuosa, usan como instrumento a los menores de edad porque la justicia tiene un

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 66


tratamiento especial para ellos, ahora utilizan a las mujeres porque pueden pasar
inadvertidas en la comisió n de las mencionadas transgresiones, pues suelen despertar
menos sospechas, está n má s protegidas para una requisa por su condició n femenina y
tienen habilidad para camuflar mejor drogas, armas y cosas robadas.

En el presente añ o ya han sido diversos los casos de mujeres utilizadas como señ uelos,
aprovechando sus encantos físicos, su natural coquetería y hasta sus feromonas para
cautivar y trasladar a sus ingenuas e ilusionadas víctimas del sexo masculino,
“papeá ndolos” o no, a parajes solitarios en donde les esperan sus có mplices que
terminan despojá ndoles de sus celulares, vehículos, motos y otras pertenencias.
Especialmente los cuarentones y casados son los que en escasas ocasiones se resisten
a esas tentaciones.

En síntesis, se debe comenzar a trabajar en nuevas estrategias para atacar este


sombrío panorama social que ha puesto a prueba la capacidad de las autoridades
locales. Hasta ahora los programas se enfocan a atender a la mujer como víctima y no
como delincuente.

3. CONCLUSIONES

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 67


 El rol de la mujer se ha visto opacado en muchos aspectos, sin embargo existe
evidencia de que la mujer puede cometer crímenes similares a los que cometen
los hombres, como los asesinatos seriales, encontrando diferencias en los
perfiles por género. Se encontró que las motivaciones má s importantes por las
que llegan a delinquir las asesinas seriales son el dinero, el placer y la
venganza, en contraposició n al poder.
 Sus víctimas má s comunes eran miembros de su familia, ya sea hijos, hijastros,
esposos o familiares cercanos. Otro factor está relacionado con motivaciones
de tipo sexual, presentando dependencia emocional hacia la pareja (Trastorno
de la personalidad por dependencia), con la finalidad de complacerla o evitar el
abandono de ella. En las mujeres criminales o asesinas seriales en potencia, es
muy importante considerar el desarrollo de su infancia, ya que a partir de este
momento se empiezan a desencadenar los comportamientos propios de un
Trastorno Antisocial de la Personalidad.
 Algunas de las criminales, de niñ as, sufrieron la pérdida o el abandono de sus
padres, imposibilitá ndolas de sus necesidades internas (afecto y protecció n) y
necesidades externas (falta de vivienda y educació n), lo que propició el fracaso
de adaptarse a las normas sociales, gran irritabilidad y agresividad, la falta de
responsabilidad, y la carencia de remordimientos.
 A través de la evolució n de la historia, el papel de la mujer en la sociedad se ha
visto influenciado por factores de tipo bioló gico, cultural y social que han
hecho que su participació n en los delitos sea diferente a la del hombre. Esto ha
ocasionado que las investigaciones en el tema de la criminalidad estén
enfocadas al género masculino, generalizando estos hallazgos a la criminalidad
femenina.
 La Mujer Ladrona-Ladrona del Sector de Lima Norte participa de la estructura
contracultural del Hampa, integrá ndose a la estructura social de los ladrones,
desempeñ ando roles laborales contraculturales especializados asociados a una
Economía Contracultural. Entendemos que de la misma forma que la mujer se

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 68


incorpora crecientemente a la Estructura Ocupacional remunerada normativa
conforme al enorme crecimiento econó mico de Lima Norte las mujeres de
Clase Baja que no han tenido acceso a la Estructura de Oportunidades, se
incorporan también crecientemente al Hampa y al Trá fico y a la venta ilícita de
Drogas al menudeo.

CRIMINALIDAD FEMENINA EN EL PERU Pá gina 69


4. BIBLIOGRAFIA

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