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BOLIVARIANA
HUMANISMO CULTURA Y
VALORES
DEPARTAMENTO DE FORMACION HUMANISTA
(HUMA - 0002)
NRC: 10868
Periodo: 201420
Departamento Centro de Humanidades- Med (TMO)
:
DOCENTE TITULAR
2014
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ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO
CEL: 3158002891
ragufial@gmail.com
Talleres: 10%
UNIDAD I: INTRODUCCIÓN
2. ¿Qué se entiende por Formación Humanista? Definición, presupuestos, líneas de formación, cursos.
2. Derechos humanos.
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3. De la tolerancia al respeto.
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CICLO BÁSICO UNIVERSITARIO
UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
10 CRÉDITOS 6 CRÉDITOS
OBLIGATORIOS ELECTIVOS
Humanismo, cultura y valores (2)
CENTRO DE HUMANIDADES Línea de formación I (2) Línea de Formación II (2) Línea de Formación III (2)
CENTRO DE HUMANIDADES CENTRO DE HUMANIDADES CENTRO DE HUMANIDADES
Cristología básica (2) Estos 6 CRÉDITOS pueden ser elegidos libremente entre los siguientes:
CENTRO DE HUMANIDADES LÍNEA DE LOS LÍNEA DE LOS LÍNEA DE LOS LÍNEA DE LOS
LENGUAJES LENGUAJES *Introducción
LENGUAJES al cine (2) LENGUAJES
Lengua y Cultura (2)
*Cultura política y ciudadanía
SOCIOPOLÍTICOS SIMBÓLICO-RELIGIOSOS *Introducción
DEL ARTEa la música*Historia
(2)
FILOSÓFICOS
CENTRO DE LENGUAS *Fundamentos de en la cultura (2)
(2) *Intr. a la ciudad y la est. (2)
antropología (2)
Ética General (1) *Democracia y derechos
humanos (2) *Intr. a las artes plásticas *Ciencia
(2) y tecnología en la
CENTRO DE HUMANIDADES *Antropología urbana (2)
*Intr. a la literatura (2) cultura (2)
Ética Profesional (1) *Desarrollo humano y glob.
*Religiones del mundo (2)*Cine fantástico (2) *Filosofía en la cultura (2)
CENTRO DE HUMANIDADES (2)
*Cine urbano (2)
*Problemas colombianos (2)
Mentalidad Emprendedora (2) *Ecología en la cultura (2)*La música clásica (2) *Historia de las ciencias:
FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN *Int. a la Doctrina social de
*Música, danza y baile (2) Física y matemáticas (2)
DE EMPRESAS la Iglesia (2)
*El arte del renacimiento (2)
*Ciudad: escultura y
creatividad (2)
Arte cristiano
Por formación Humanista se entiende la construcción integral del ser humano, con
una sólida formación en los valores morales y cívicos, Creativo y con una abierta
sensibilidad a las transformaciones y tradiciones culturales. Investigador social
comprometido con las necesidades del entorno social y con los avances teóricos y
tecnológicos en el campo profesional.
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•Crear espacios educativos que permitan la construcción de conocimiento y la
formación de valores dentro del humanismo cristiano, que generen transformaciones
individuales y colectivas para una sociedad en permanente proceso de Formación.
•La Universidad Pontificia Bolivariana Montería, interpreta la formación integral como los
procesos lógicamente estructurados que buscan:
•El desarrollo armónico del hombre para satisfacer sus necesidades intelectuales,
físicas afectivas, sociales, éticas, religiosas y trascendentales.
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dimensión personal y social, abierto a la trascendencia como hijo de Dios y en quien se
encarnan los valores de la cultura evangélica” (Vice pastoral.UPB Nacional)
Esto permite afirmar que este trabajo por la persona no es solo una tarea de la pastoral
sino que está implícita en todo el proceso educativo de toda la universidad articulada
con sus funciones sustantivas, empezando por los docentes que sirven en ella “es
fundamental que los docentes de la UPB tengan una vida coherente y acorde a los
principio del humanismo cristiano.
Si una universidad no sabe con cuál antropología está trabajando no puede comprender
su misión formativa y estará cumpliendo solamente con proporcionar unos instrumentos
de orden material que desconocerán el servicio al hombre “es esencial que nos
convenzamos de la prioridad de lo ético sobre lo técnico, de la primacía de la persona
humana sobre las cosas, de la superioridad del espíritu sobre la materia” es la
expresión del rector de la universidad.
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UNIDAD II: LA CULTURA: LA CREACIÓN Y LA INCORPORACIÓN DE VALORES
La cultura es entendida como “un modo de ser, pensar, hacer y vivir de un pueblo, la
cual se hace visible en sus comportamientos hábitos, lenguaje y expresiones, lo
mismo que en sus pensamientos e intencionalidad; básicamente se puede afirmar que
la cultura es todo aquello que una persona aprende como miembro de su sociedad.
Incluye todos los conocimientos, convenciones y expectativas que comparten los
integrantes de un grupo y que aprenden sus hijos”. (Carlos A. Soria. M Julio, 2008)
La cultura “es ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias el arte, la
moral, el derecho, las costumbres y cualquier otro hábitos y capacidades adquiridos por
el hombre como miembro de la sociedad” (Edward Tylor, 1871)
Etnia es una agrupación de individuos que comparte un mismo lenguaje, una religión,
una experiencia histórica, raza, creencias, valores y hábitos costumbres y normas; y
que por ello se distingue de otras agrupaciones.
• La cultura lo abarca todo lo que el hombre produce y trasmite a todos los miembros de
una sociedad.
• Todas las culturas son dinámicas, cambian en el tiempo por la propia acción de la
sociedad y/o por factores externos
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• Toda cultura se nutre de contradicciones en virtud de la dinámica y conflictos sociales.
(Plog y Bates, en Malgesini.
• Todas las culturas son heterogéneas porque en una sociedad cualquiera existe
diferencias sociales, diversidad de intereses, concepciones, escalas de valores,
necesidades vitales, etc.
Es complejo dar una definición precisa del concepto cultura. Quizá la más conocida es
la que expuso E.B. Tylor: «Civilización o cultura es esa totalidad compleja que incluye
conocimiento, creencias, arte, derecho, costumbres y cualesquiera otras actitudes o
hábitos adquiridos por el ser humano como miembro de la sociedad».
Dentro del todo que constituye un sistema sociocultural se pueden distinguir tres
aspectos adaptativos:
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3. la ideología, que hace referencia al conjunto de hábitos y características mentales
destinadas a ajustar a los individuos y grupos a las condiciones ecológicas y
estructurales de su vida sociocultural.
Mosterín define la cultura como la información transmitida por aprendizaje social entre
seres de la misma especie. Como tal, se contrapone a la naturaleza, es decir, a la
información transmitida genéticamente. Si los memes son las unidades o trozos
elementales de información adquirida, la cultura actual de un individuo en un momento
determinado sería el conjunto de los memes presentes en el cerebro de ese individuo
en ese momento. A su vez, la noción vaga de cultura de un grupo social es analizada
por Mosterín en varias nociones precisas distintas, definidas todas ellas en función de
los memes presentes en los cerebros de los miembros del grupo.
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etnológica muy diferente de las observaciones ya hechas en la antigüedad y la edad
media por viajeros, historiadores, ilustres e investigadores que ya habían estado
investigando culturas de varios pueblos.
El pensamiento humano evolucionó a través de los años así como las creencias
religiosas crecieron y se esparcieron por todo el mundo. Cuando se esparcen por
ciertos lugares, si éstas son aceptadas por la sociedad, quedan instaladas creando así
una nueva cultura. La cultura que va creciendo en esta sociedad durante un plazo de
tiempo es lo que el antropólogo social estudia. Citando un ejemplo está el de Hegel que
dijo una vez: “Como el punto de partida fijado a la filosofía por el tiempo todopoderoso y
su cultura es una razón afectada de sensualidad, tal filosofía no puede encaminarse al
conocimiento de Dios, sino al conocimiento del hombre” Aunque la teología y la
antropología social están ligadas, la antropología social se basa más en el conocimiento
del cambio del pensamiento y rasgos físicos del hombre que de su cambio o creencia
espiritual.
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grupo de pares, fuera de las fronteras familiares, le ayuda a desarrollar su propia
identidad e individualidad y a ensayar patrones nuevos de conducta en un círculo más
cerrado.
Al comienzo de la adolescencia el joven ya tiene una autoconciencia y se reconoce a sí
mismo y a los demás como expuestos a la opinión pública, quien enjuicia la pertenencia
y la adecuación social. Esta autoconciencia de sí mismo parece ser un rasgo
generalizado del entrenamiento de la socialización. Los niños son enseñados a que los
demás observen su apariencia y sus maneras de comportarse socialmente. Esta
tendencia no están presentes esta tendencia no está presente en los niños, no solo por
la falta de entrenamiento si no por la carencia de la habilidad cognitiva.
El período de la adolescencia es una etapa en que el individuo debe encausar múltiples
tareas que implican relaciones interpersonales diferentes a las de la infancia y debe
desarrollar habilidades para resolver problemas de manera independiente. Los
adolescentes deben de hacer amigos, amigas, compañeros y compañeras, aprender a
conversar con sus coetáneos y semejantes, deben participar en diferentes grupos de
actividades que no posee un vínculo directo con la actividad docente, aprender
comportamientos heterosexuales y por sobre todas las cosas sentirse identificados e
integrarse al grupo.
En los últimos años del siglo XX, la globalización de la economía y la aceleración del
proceso de urbanización han incrementado la pluralidad étnica y cultural de las
ciudades, a través de procesos de migraciones, nacionales a internacionales, que
conducen a la interpenetración de poblaciones y formas de vida dispares en el espacio
de las principales áreas metropolitanas del mundo. Lo global se localiza, de formas
socialmente segmentada y especialmente segregada, mediante los desplazamientos
humanos provocados por la destrucción de viejas formas productivas y la creación de
nuevos centros de actividad.
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4.1. INTERCULTURALIDAD
Una cultura no evoluciona si no es a través del contacto con otras culturas. Pero los
contactos entre culturas pueden tener características muy diversas. En la actualidad se
apuesta por la interculturalidad que supone una relación respetuosa entre culturas.
No hay culturas mejores y ni peores. Evidentemente cada cultura puede tener formas
de pensar, sentir y actuar en las que determinados grupos se encuentren en una
situación de discriminación. Pero si aceptamos que no hay una jerarquía entre las
culturas estaremos postulando el principio ético que considera que todas las culturas
son igualmente dignas y merecedoras de respeto. Esto significa, también, que la única
forma de comprender correctamente a las culturas es interpretar sus manifestaciones
de acuerdo con sus propios criterios culturales.
Aunque esto no debe suponer eliminar nuestro juicio crítico, pero sí que supone
inicialmente dejarlo en suspenso hasta que no hayamos entendido la complejidad
simbólica de muchas de las prácticas culturales. Se trata de intentar moderar un
inevitable etnocentrismo que lleva a interpretar las prácticas culturales ajenas a partir de
los criterios de la cultura del -la persona- interpretante.
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pérdida de identidad cultural, de marginación social...) y que aporten elementos para
definir políticas críticas capaces de enfrentar lo que constituyen los auténticos
obstáculos en este camino: la injusticia y la desigualdad.
Se denomina contracultura a los valores, tendencias y formas sociales que chocan con
los establecidos dentro de una sociedad. El término fue acuñado por el historiador
norteamericano Theodore Roszak en su libro de 1968 El nacimiento de una
contracultura.
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Cuando se habla de cultura dominante, se hace mención también de muchas
convenciones establecidas por ellas en la sociedad. Si nace un bebé del sexo
masculino, con certeza, sus ropitas serán azules; si fuera niña, serán rosas. Se
estableció que el azul es cosa de hombre y que rosa es cosa de niña. Ese simple
ejemplo revela una “tela” mucho más compleja de nuestra sociedad relaciona estética a
la personalidad. ¿Cómo usted ve eso? ¿Cómo la contracultura rompe con esos
padrones?
Generalmente los movimientos de contracultura tienen una postura política propia, una
conciencia política, cultural y social. ¿Cuál es la importancia de la iglesia también es
tomar conciencia por lo que está “fuera” o de lo que va además de ella misma?
Algunos movimientos tienen una conciencia política y social, otros no; algunos tienen
una conciencia más fuerte y otros ya viven un proceso de completa alienación. La
cuestión política, como la cuestión estética, que ya comentamos, nos recuerda mucho a
lo que la Biblia dice sobre “las piedras clamando”. Hay muchos movimientos haciendo
lo que la Iglesia debería haber hecho. El surgimiento del rock en la década del
cincuenta, por ejemplo, fue muy importante para unir jóvenes blancos y negros. En la
década del 60, el movimiento hippie quebró todo tabú contra lo diferente, contra el
extranjero… En toda película la pieza que tiene como “plan de fondo” la filosofía hippie
vemos el negro, el blanco, los orientales, todos juntos. Vemos una diversidad étnica
colocada en un mismo “pie de igualdad”.
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Aunque hay tendencias contraculturales en todas las sociedades, el término
contracultura se usa especialmente para referirse a un movimiento organizado y visible
cuya acción afecta a muchas personas y persiste durante un período considerable. Así
pues, una contracultura es la realización, más o menos plena, de las aspiraciones y
sueños de un grupo social marginal. Se pueden considerar ejemplos como el
romanticismo del siglo XIX, la bohemia que se inicia en el siglo XIX y dura hasta hoy, la
Generación Beat norteamericana de los años cincuenta, los movimientos
contraculturales de los sesenta, influidos por la Generación Beat, el movimiento hippie
nacido en los años 60 en Estados Unidos de América y el movimiento punk de finales
de los setenta hasta hoy.
La palabra puede entenderse en dos sentidos: por una parte, constituye una ofensiva
contra la cultura predominante; por otra parte, es una "cultura a la contra" que
permanece (al menos en un primer momento) al margen del mercado y los medios de
formación de masas.
Hace más de treinta años escribía Paul Ricoeur un artículo con el nombre de "La
universidad por hacer" como contribución al debate que se realizó en torno a la
universidad francesa y que recoge la Revista Esprit de mayo-junio de 1964. Y
afortunadamente sigue estando 'por hacer', en un doble sentido: por hacer-se ella que
nunca estará acabada si es verdaderamente universitas, esto es, universal; y 'por hacer'
en el sentido cotidiano cuando nos referimos a una tarea, a lo que tenemos que hacer,
porque la universidad jamás podrá eliminar su papel como hacedora de vida. Lo
doloroso, tal vez, es aceptar cómo la universidad sigue repitiéndose, o aún peor,
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muchas llamándose universidad sin ni siquiera conocer las implicaciones de la palabra
que las nombra.
Si se hace un repaso muy rápido por las funciones que han caracterizado a la
universidad, se pueden reconocer tres:
-La primera que le dio origen y que la filosofía alemana del Siglo XIX fundamenta, la
sitúa como guardiana de la ciencia, como depositaria de la verdad, como generadora de
las leyes científicas que anudan a la sociedad y que por ello mismo legitiman a la
misma universidad; su función es exponer el conjunto de conocimientos y hacer que
aparezcan los principios al mismo tiempo que los fundamentos de todo saber. Ya en
este siglo, sobre este mismo presupuesto especulativo de la universidad, se monta su
función política de emancipación, al afirmar que sólo a través del conocimiento pueden
los pueblos lograr su liberación como humanidad, aspecto éste que en el contexto
político encontró un eco desastroso en nuestros pueblos.
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determinado, sino como 'totalidad' entendida desde la antropología filosófica como
"categoría que expresa el sentido más general de la existencia del hombre, como
horizonte que proyecta hacia adelante cualquier reflexión, lejos de poderla ofrecer en un
punto fijo (...) pensar en la totalidad es antes que nada, superar y negar todo concepto
determinado". En esta perspectiva, me arriesgo a pensar que son tres las razones que
habrían de darle sentido a la universidad haciéndole justicia y honor al término que la
denomina.
-La tercera teniéndose como la principal y la que de cierta manera engloba a las otras
dos es su potencial y su capacidad de ser mediadora en la construcción de cultura,
como corresponde a todo proyecto educativo. Pensar la universidad como mediadora
para que el ser humano pueda desplegar su propia naturaleza como inaugurador, como
iniciador, como permanente creador, la coloca como una institución privilegiada en el
desarrollo del proyecto de la humanidad y le otorga la posibilidad de ser forjadora de
comunidades. Esto implica que a través de la universidad se ponen en juego los
sistemas simbólicos, los sistemas normativos y los sistemas de expresión de las
diversas localidades donde están insertas; lo que da a los individuos un arraigo y unos
fines.
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acaso, la base de cualquier acción sobre nuestro mundo? ¿Cómo ser creadores de
futuro y ser responsables de nuestras decisiones si no re-conocemos el mundo en el
que nacimos y vivimos?
Estas tres razones así enunciadas se quedan en un deber-ser, en un ideal. Aun así, me
pregunto si ya no cambia algo al desplazar la función universitaria de ser guardiana de
la ciencia a ser mediadora en la construcción cultural -desde la ciencia, pero no
exclusivamente- al concebirla como conciencia de época y no tan pretenciosamente
como emancipadora del hombre, y al resemantizar el sentido de lo profesional. Desde
esta perspectiva ¿cómo se especificarían y cobrarían densidad las trilladas funciones
operativas de investigación, docencia y servicio/extensión que se le atribuyen a la
universidad? ¿Cómo cambiarían las maneras de ser y de hacer universitarias?
Cuestionado de otra manera: ¿ Cómo serían las otras formas de aprender, cómo
procederían profesores y alumnos para hacer universidad, qué condiciones de dirección
gestarían lo universitario? ¿En síntesis, qué prácticas posibilitarían a la universidad
hacerse de otra forma?
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SEGUNDO TRABAJO INDEPENDIENTE
El paso siguiente nos lleva a concluir que por valores entendemos nuestras
impresiones, reacciones y juicios, con lo cual convertimos el deber en un fruto de
nuestra voluntad o de nuestras decisiones. En el positivismo jurídico tipo Kelsen el
derecho es el resultado de la voluntad de las autoridades del estado, que son las
que determinan aquello que es legalmente correcto - y legítimo - y lo que no lo es.
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verdad, la idea de valores, pero sólo como una idea subjetiva o como objeto de
consenso. El acuerdo por ejemplo de un grupo o de un pueblo crea los valores.
En realidad esto conduce a un relativismo total. Así por ejemplo, el grupo podría
acordar que los judíos no son seres humanos o que no poseen dignidad, y que por
tanto se los puede asesinar sin miedo a castigo alguno. Para esta teoría no existe
ningún fundamento que se base en la naturaleza de las cosas y cualquier punto de
vista puede además variar de una a otra época. No existe ninguna barrera segura
de valores frente a la arbitrariedad del estado y el ejercicio de la violencia.
Sin embargo, el propio conocimiento y la apertura natural a los demás nos permite
reconocer en ellos y en nosotros el poder de la inteligencia y la grandeza de la
libertad. Con su inteligencia, el hombre es capaz de trascenderse y de trascender
el mundo en que vive y del que forma parte, es capaz de contemplarse a sí mismo
y de contemplar el mundo como objetos. Por otro lado, el ser humano posee
deseos insaciables de amor y de felicidad que le llevan a volcarse - con mayor o
menor acierto- en personas y empresas. Todo ello es algo innato que forma parte
de su mismo ser y siempre le acompaña, aunque a veces se halle escondido por
la enfermedad o la inconsciencia.
Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada
al respeto incondicionado y absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe
extenderse a todos los que lo poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo,
aún en el caso de que toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar
la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad presente en cada
ciudadano. Aun cuando algunos fueran relegados a un trato indigno, perseguidos,
encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio no
cambiaría en nada su valor inconmensurable en tanto que seres humanos.
«En toda acción e intención, en todo fin y en todo medio, trata siempre a cada uno a ti
mismo y a los demás- con el respeto que le corresponde por su dignidad y valor como
persona»
Todo ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por su condición básica
de ser humano. El valor de los seres humanos difiere del que poseen los objetos
que usamos. Las cosas tienen un valor de intercambio. Son reemplazables. Los
seres humanos, en cambio, tienen valor ilimitado puesto que, como sujetos
dotados de identidad y capaces de elegir, son únicos e irreemplazables.
Dado que los seres humanos son libres, en el sentido de que son capaces de
efectuar elecciones, deben ser tratados como fines, y no únicamente como meros
medios. En otras palabras: los hombres no deben ser utilizados y tratados como
objetos. Las cosas pueden manipularse y usarse, pero la capacidad de elegir
propia de un ser humano debe ser respetada.
Un criterio fácil que puede usarse para determinar si uno está tratando a alguien
con respeto consiste en considerar si la acción que va a realizar es reversible. Es
decir: ¿querrías que alguien te hiciera a ti la misma cosa que tu vas a hacer a
otro? Esta es la idea fundamental contenida en la Regla de Oro: «trata a los otros
tal como querrías que ellos te trataran a ti». Pero no es ésta una idea exclusiva de
los cristianoRabí Hill el que explicara la ley de Moisés entera mientras se sostenía
sobre un solo pié. Hill el resumió todo el cuerpo de la ley judía levantando un pié y
diciendo: «No hagas a los demás lo que odiarías que ellos hicieran contigo».s.
Más de un siglo antes del nacimiento de Cristo, un pagano pidió.
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5.1.2. La dignidad humana como fundamento de los derechos humanos
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Continua este autor diciendo en su particular estilo literario que "...supongo que admitís
que existe una naturaleza humana, y que esta naturaleza humana es la misma en todos
los hombres. Supongo que admitís también que el hombre es un ser dotado de
inteligencia, y que en tanto tal, obra comprendiendo lo que hace, teniendo por lo tanto el
poderde determinarse por si mismo a los fines que persigue. Por otra parte, por tener
una naturaleza, por estar constituido de una forma determinada, el hombre tiene
evidentemente fines que responden a su constitución natural y que son los mismos para
todos...".
Por eso, dignidad, en general y en el caso del hombre, es una palabra que significa
valor intrínseco, no dependiente de factores externos. Algo es digno cuando es valioso
de por sí, y no sólo ni principalmente por su utilidad para esto o para lo otro. Esa utilidad
es algo que se le añade a lo que ya es. Lo digno, porque tiene valor, debe ser siempre
respetado y bien tratado. En el caso del hombre su dignidad reside en el hecho de que
es, no un qué, sino un quién, un ser único, insustituible, dotado de intimidad, de
inteligencia, voluntad, libertad, capacidad de amar y de abrirse a los demás.
La persona es un absoluto, en el sentido de algo único, irreductible a cualquier otra
cosa. Mi yo no es intercambiable con nadie. Este carácter único de cada persona alude
a esa profundidad creadora que es el núcleo de cada intimidad: es un "pequeño"
absoluto. La palabra yo apunta a ese núcleo de carácter irrepetible: yo soy yo, y nadie
más es la persona que yo soy. Nadie puede usurpar mi personalidad. Sólo el Creador
puede ser fundamento de la dignidad humana
Los derechos fundamentales como el derecho a la existencia y a la vida el derecho a la
libertad personal o derecho de conducir la vida como dueño de sí mismo y de sus actos,
responsable de estos ante Dios y ante la ley, el derecho a la búsqueda de la perfección
de la vida humana, moral y racional, el derecho a la búsqueda del bien eterno, el
derecho a la integridad corporal, el derecho a la propiedad privada de los bienes
materiales, que es una salvaguardia de las libertades de la persona, el derecho de
casarse según la propia elección, y de fundar una familia con la seguridad de las
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libertades que le son propias, el derecho de asociación, el respeto a la libertad humana
en cada uno, todos estos derecho arraigan en la vocación de la persona, agente
espiritual y libre, al orden de los valores absolutos y a un destino superior al tiempo.
Continua este autor diciendo en su particular estilo literario que "...supongo que admitís
que existe una naturaleza humana, y que esta naturaleza humana es la misma en todos
los hombres. Supongo que admitís también que el hombre es un ser dotado de
inteligencia, y que en tanto tal, obra comprendiendo lo que hace, teniendo por lo tanto el
poder de determinarse por sí mismo a los fines que persigue. Por otra parte, por tener
una naturaleza, por estar constituido de una forma determinada, el hombre tiene
evidentemente fines que responden a su constitución natural y que son los mismos para
todos...".
Los derechos fundamentales como el derecho a la existencia y a la vida -el derecho a la
libertad personal o derecho de conducir la vida como dueño de sí mismo y de sus actos,
responsable de estos ante Dios y ante la ley, el derecho a la búsqueda de la perfección
de la vida humana, moral y racional, el derecho a la búsqueda del bien eterno, el
derecho a la integridad corporal, el derecho a la propiedad privada de los bienes
materiales, que es una salvaguardia de las libertades de la persona, el derecho de
casarse según la propia elección, y de fundar una familia con la seguridad de las
libertades que le son propias, el derecho de asociación, el respeto a la libertad humana
en cada uno, todos estos derecho arraigan en la vocación de la persona, agente
espiritual y libre, al orden de valores absolutos y a un destino superior al tiempo.
Ahora bien, la idea que más nos interesa jurídicamente, y que considero la correcta, es
que la dignidad humana viene a ser el fundamento último de algunos derechos que se
les reconocen a la persona en nuestra Constitución del 91, en todas las cartas magnas
nacionales y en los tratados internacionales, precisamente porque sobre su carácter de
justificación última existe una suerte de consenso universal, que se traduce en los
textos legales del tenor de los mencionados.
Así, es que estos textos (salvo excepciones), utilizando este fundamento no otorgan o
conceden a sus destinatarios una "dignidad humana" si no que por el contrario, se
limitan a reconocer en ellos, como algo natural propio de su esencia de seres humanos,
la dignidad humana, y a partir de ese reconocimiento si conceden, otorgan e imponen
derechos y obligaciones que se derivan de esa dignidad previamente reconocida. En
síntesis la dignidad humana no es un derecho del hombre, es el fundamento de los
derechos que se conceden al hombre, idea esta que profundizare en el acápite
siguiente.
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humana. De ahí que la legitimidad y fundamento de un concreto derecho humano,
como por ej. el derecho a la libertad o el derecho a la integridad física y moral, no esté
en la exclusiva referencia a un determinado valor (vida o justicia o seguridad o libertad)
sino en la necesaria referencia a todos los valores.
Hay que tener en cuenta, además, que estos valores que fundamentan, junto con la
dignidad humana, los derechos reconocidos por la Constitución, no constituyen
categorías axiológicas cerradas y estáticas, sino que se hallan abiertos a las continuas
y sucesivas necesidades que los hombres experimentan en el devenir de la historia; de
ahí surge, también la intrínseca unión existente entre el objeto de los derechos y el
fundamento de los mismos -la dignidad humana.
-El valor vida, además de la perspectiva biológica, común a la de los otros animales y
las plantas, posee otra dimensión específica de la vida humana, que tiene el calificativo
de racional, social, histórica, espiritual, etc., y en ella radican los demás valores:
libertad, seguridad, etc. Es decir, mientras los demás seres vivientes a lo sumo llegan a
un determinado nivel de conciencia, el ser humano al ser capaz de autoconciencia,
autoposesión o autodominio, puede acceder a los demás valores citados: seguridad,
igualdad, libertad, etc. Valores que, en cuanto inspiran acciones concretas, dignifican a
quienes pretenden alcanzarlos.
Desde esta perspectiva integral, el valor vida inspira o está presente, es la que hace
posible el ejercicio de la libertad en sus diferentes manifestaciones, y que no puede ser
cercenada sin que deje de producirse injusticia. Estando garantizado este derecho en la
Constitución en los derechos fundamentales.
Actuales cuestiones estas, que llevan a los juristas a replantearse teorías estructuradas,
relacionadas con, la vida humana artificialmente producida, (procreación artificial), la
naturaleza y el sentido del sufrimiento y la muerte; y también lo que es "vida digna".
-El valor libertad, es quizá sobre el que más se ha insistido por parte de filósofos,
poetas, profetas y políticos. La libertad puede ser definida, en términos muy amplios,
como la exención de una necesidad
El valor libertad, es quizá sobre el que más se ha insistido por parte de filósofos,
poetas, profetas y políticos. La libertad puede ser definida, en términos muy amplios,
como la exención de una necesidad para el cumplimiento de un fin. La libertad puede
ser contemplada desde dos perspectivas diferentes: negativa una, positiva la otra.
Desde una perspectiva negativa se habla de la libertad negativa, que consiste en la
ausencia de coacción. Supone la existencia de un ámbito para poder actuar sin que
exista en el mismo la interferencia ni de otros sujetos ni del Estado. Su antivalor es la
coacción, que supone la interferencia grave y deliberada por parte de otra persona, ya
física, ya jurídica, por virtud del cual el sujeto no puede actuar cuándo y cómo desea. La
dimensión positiva de la libertad significa la posibilidad de participación de forma
racional y libre en la vida social.
La libertad tiene sustancialmente tres manifestaciones que juegan siempre en toda
afirmación concreta de una libertad: a) Exención o independencia o autonomía, por la
que se constituye una esfera de autonomía privada, de decisión personal o colectiva
protegida frente a presiones que puedan determinarla. b) Poder hacer, esto es,
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capacidad positiva, para llevar a cabo esas decisiones y actuar eficazmente en la vida
social. c) Libertad de elección, entre hacer o no hacer, o entre varios "haceres" posibles.
En nuestra carta magna, la libertad se encuentra expresamente reconocida en su art. 7.
-El valor igualdad tiene su antivalor en la discriminación, es el principio inspirador de
todos los derechos económicos, sociales y culturales. Suele ser considerado como una
"metanorma", o una norma que establece un criterio por el que todas las demás
normasse relacionen con los sujetos del derecho. Sintéticamente podría formularse así:
para toda persona, si reúne las condiciones de aplicabilidad de una norma, debe
aplicarse ésta siempre de idéntica manera. Salvo que circunstancias relevantes
justifiquen un tratamiento normativo diferente, en beneficio del sujeto afectado por tales
circunstancias. Por ejemplo, respecto al derecho al sufragio la diferencia de sexo es
irrelevante actualmente, pero la diferencia de edad -caso de un niño sin uso de razón-
es relevante para un tratamiento normativo no idéntico.
En otros casos, las normas pueden propender a enmendar una desigualdad real
generada por razones históricas, en estos casos se hablará de una discriminación
inversa, que asume el principio igualitario aunque proponga un tratamiento normativo
diferencial. Por ejemplo, las leyes que disponen que un porcentaje de empleados de
una empresa han de ser discapacitados, favorece para que personas con
discapacidades puedan ser admitidos como trabajadores en las mismas; con ello se
tiende a que una situación de desigualdad real entre los candidatos a un empleo, se
revierta logrando que se admita que un discapacitado físico puede ser igualmente
competente para desarrollar tareas específicas que no afecten a su discapacidad.
Si bien se afirma que la historia del hombre es la historia de la lucha por su libertad,
cuando no la tiene para conseguirla, cuando la tiene para conservarla y cuando la ha
perdido para recuperarla; siempre me pareció que el concepto de igualdad es una idea
que se encuentra muy arraigada en todos los seres humanos, como el principal criterio
de justicia.
Así, aún en los casos de hombres que se encuentran privados de su libertad, en
condición de esclavos, reducidos a la categoría de cosas; aún en ellos, la idea de
igualdad sigue siendo el criterio de justicia, al punto que aunque pueda admitir o
aceptar su condición de esclavos, no les es posible admitir o aceptar que entre ellos se
hagan diferencias, que se castigue más a uno que a otro o se premie más a uno que a
otro.
Considero que es un valor consustancial con la dignidad humana, y por lo tanto,
merecedor de una declamación y protección legal.
Dicho valor igualdad se encuentra expresamente reconocida como un derecho del
hombre, en nuestra carta magna en el artículo séptimo.
-El valor seguridad, tiene diversas implicancias, así la seguridad que implica el respeto
a su integridad física y espiritual, la cual encuentra su recepción normativa de la
Constitución, y su respectivo correlato en distintas disposiciones infra-constitucionales.
En nuestros tiempos no podemos dejar de reconocer que el hombre tiene en virtud de
su dignidad innata, un derecho no solo a su protección física, sino a la protección de
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aquellos actos, hechos o situaciones que le produzcan un perjuicio moral, o que afecten
sus convicciones religiosas, o creencias íntimas.
“La seguridad implica el continuo respeto al hombre, por parte de los demás hombres y
del Estado, con la finalidad de garantizar al mismo el desenvolvimiento en forma libre,
pacífica y tranquila de su existir”. (Ricardo Yepes. 2006)
La persona tiene un cierto carácter absoluto respecto de sus iguales e inferiores. Pues
bien, para que este carácter absoluto no se convierta en una mera opinión subjetiva, es
preciso afirmar que el hecho de que dos personas se reconozcan mutuamente como
absolutas y respetables en sí mismas sólo puede suceder si hay una instancia superior
que las reconozca a ambas como tales: un Absoluto del cual dependemos ambos de
algún modo.
Si la dignidad de cada ser humano nace del ser peculiarísimo e irrepetible que somos
cada uno, el fundamento de la dignidad de la persona está dentro de ella misma, y no
fuera. Por eso tiene valor intrínseco. Esto nos plantea una pregunta inquietante: ¿cuál
es el origen de la persona? ¿De dónde "sale"? Lo más evidente es esto: toda persona
humana es hija de otra. Ser hijo no es un accidente, sino algo que pertenece a la
condición misma del ser personal. Ser hijo significa ser engendrado, proceder de otro
ser personal. Y todo ser humano es hijo de otro. Pero si nos remontamos hacia arriba
en la cadena de las generaciones, surge la pregunta por el origen, no sólo de cada ser
personal en particular, sino de todos en general.
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La única explicación satisfactoria de verdad a la pregunta por el origen de la persona es
decir que es fruto de una elección deliberada: aquella según la cual el Absoluto decide
que existan los seres humanos.
Cada persona humana no puede ser un accidente, surgido al azar: el amor de una
madre por su hijo es una semejanza del amor con el cual el Creador ha creado a cada
persona. En ambos casos se trata de un amor que quiere a esa persona, y no a otra.
Ser hijo significa precisamente eso: ser querido por ser uno la persona que es,
independientemente de si es guapo o feo, listo o torpe, alto o bajo. Un hijo es querido,
no porque traiga al hogar una cuenta corriente, o un abrigo de pieles: es querido por ser
él, y porque es precisamente él. El hogar es el primer lugar, y a veces el único, donde el
ser humano es querido por sí mismo, independientemente de los defectos y limitaciones
que pueda tener su cuerpo, su inteligencia o su carácter. Por eso, ese amor por la
persona concreta del hijo que se da en el hogar es una cierta imagen del amor con que
Dios nos quiere a cada uno.
Todo esto quiere decir que para fundamentar adecuadamente algo tan serio como la
dignidad humana, en último término hay que aceptar que la persona tiene un origen
trascendente, más allá de la genética y de la materia: esto es lo que asegura de verdad
su carácter incondicionado. En caso contrario, se puede incurrir en una postura
materialista o, sencillamente, eludir el problema. Entonces empiezan a surgir
problemas.
Todos los seres humanos son personas por el mero hecho de ser seres humanos,
puesto que estos últimos son siempre personas. La distinción entre ser humano y
persona es falaz y resbaladiza hacia justificaciones que atentan contra la dignidad de
toda persona humana. Pretender que hay un momento en el cual el embrión "se
convierte" en persona es mantener una distinción sumamente arbitraria y que no tiene
una justificación verdadera. El embrión es un ser humano en potencia y una persona
"que está en camino", y ambas cosas vienen a ser lo mismo.
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Desde aquí se pueden entender los reparos morales a la manipulación genética, a la
eutanasia y al aborto. La base de esos reparos es la dignidad humana de la que aquí se
está hablando.
El materialismo, tanto teórico como práctico, es un punto de vista que sitúa el origen de
la persona en el proceso orgánico de la vida, y por tanto para un materialista no hay
diferencia apreciable entre un hombre y una rata: la única diferencia verdadera es que
uno y otro se comportan de distinta manera. Pero para poder comprobar esto último hay
que esperar a que crezcan: mientras el hombre y la rata no son seres desarrollados
todavía no se comportan como los individuos adultos de cada una de esas especies. El
materialismo deprime la dignidad de la persona humana individual, y considera que esa
idea es una cuestión cultural, una pauta de valor que los individuos de la especie
humana han encontrado recientemente. El materialismo constituye hoy la postura más
generalizada, y al mismo tiempo más elaborada, desde la cual se devalúa, no sólo la
dignidad de la persona humana, sino el sentido del dolor y del sufrimiento, el fenómeno
de la muerte y la posibilidad de un más allá de ella, el comportamiento amoroso
desinteresado, capaz de sacrificio, hacia los demás, y en definitiva la respuesta a las
grandes preguntas acerca del sentido de la vida.
Semejante postura es muy de temer y muy poco defendible, porque viene a decirnos
que la dignidad del hombre no se basa y consiste en el valor intrínseco de la persona
humana, sino en algo tan extrínseco y mudable como la opinión cultural. Si esto fuera
así, estamos en manos de esa opinión mudable, y el día que se haga general la opinión
de que las personas bajitas no pueden tener calidad de vida y es preferible eliminarlas,
ese día todos los bajitos o africanos, o enfermos terminales, etc., deben salir huyendo
del país si quieren salvarse. La dignidad de la persona humana existe, es real y
objetiva, independiente y previamente a que sea reconocida por la opinión pública, los
gobernantes y el ordenamiento jurídico. Es más, precisamente porque es algo objetivo y
previo, la opinión pública, los gobernantes y el ordenamiento jurídico deben respetar
ese valor inviolable.
Pá gina 30
La dignidad humana no es un asunto que dependa de la opinión que se tenga de ella,
porque hay mucha gente a la cual esa dignidad no le importa nada, y no por ello se
puede uno venir a las pretensiones de esa gente, por ejemplo acerca de que los bajitos
no pueden tener calidad de vida.
6. DERECHOS HUMANOS.
Son todo lo que necesitamos para vivir dignamente, es decir, todo lo que las personas y
colectivos requieren para desarrollarse plenamente, como una buena alimentación,
educación, salud, empleo, un medio ambiente sano, respeto a la integridad física y
psicológica, libertad de expresión, de religión, de tránsito y muchas cosas más.
Representan además, instrumentos que promueven el respeto a la dignidad humana, a
través de la exigencia de la satisfacción de dichas necesidades.
Estos Derechos deben ser reconocidos y garantizados por el Estado, por ello es que
muchos se encuentran consagrados en normas jurídicas nacionales, como la
Constitución (son las llamadas Garantías Individuales) y las leyes que derivan de ella.
9) No discriminación:
El Estado debe evitar hacer políticas, leyes, programas o acciones que discriminen
cualquier grupo o colectivo. Hablamos de violación a los derechos humanos cuando los
funcionarios, servidores públicos o autoridades abusan del poder que tienen,
Pá gina 31
vulnerando o negando los derechos de las personas o, incluso, cuando amenazan con
negarlos, no respetarlos o no hacerlos respetar.
1) Respetar:
2) Proteger:
El Estado debe prevenir que los derechos de la población sean violados o restringidos
por la acción de terceros (por ejemplo empresarios, trasnacionales, caciques, etc.).
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3) Asegurar un mínimo esencial para el disfrute de los Derechos Económicos, Sociales,
Culturales y Ambientales (DESCA):
El Estado debe asegurar la satisfacción de los niveles esenciales de cada uno de los
derechos, aún en periodos de limitaciones graves de recursos.
4) Promover:
El Estado debe elaborar y poner en acción políticas públicas de corto, mediano y largo
plazo encaminadas a garantizar el respeto, la protección y el aseguramiento del goce
de los Derechos Humanos.
El Estado debe demostrar que no sólo está garantizando un mínimo, sino que está
caminando hacia el cumplimiento de metas más ambiciosas en cuanto los Derechos
Humanos.
7) Satisfacer:
El Estado debe adoptar todas las medidas necesarias para garantizar, a todas las
personas y colectivos que se encuentre
¿Qué es la discriminación?
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La discriminación así entendida atraviesa las esferas social, cultural, política y
económica de las sociedades. Se refleja en la vida cotidiana, en el lenguaje, en los
medios de comunicación, en las acciones u omisiones de los gobiernos, en las
relaciones sociales concretas que entablamos con nuestros vecinos, los adultos
mayores, nuestros niños y niñas, las personas que viven con VIH/SIDA, los
homosexuales y las lesbianas, las mujeres, los/as indígenas, los/as extranjeros, los/as
migrantes, los/as que profesan una religión diferente de la nuestra, los/as que tienen
limitaciones físicas, los/as que nada tienen.
Reconocemos, pues que la universalidad de los derechos humanos está dada en tanto
los seres humanos somos distintos, es decir, nadie tiene que renunciar a su identidad,
forma de ser o de pensar para poder ejercer sus derechos.
Además esta noción de derechos humanos se ofrece como discurso para la acción
social, ya que su fuente es popular, alimentada por distintos sectores de la sociedad
(mujeres, indígenas, ecologistas, trabajadores, etc.) que reivindica la integralidad, la
interdependencia, la colectividad y la equidad.
Pá gina 35
Convención establece que “Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en
el artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro
carácter, los Estados partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus
procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, los medios
legislativos o de otro carácter que fueren necesarios para hacer efectivos tales
derechos y libertades”.
La misma sentencia, en sus numerales 166 a 177, interpretó el deber de garantía que
tiene el Estado respecto a los derechos consagrados en la Convención, desagregando
tal deber en los de: prevenir, investigar, sancionar y procurar el restablecimiento
del derecho conculcado (No. 166).
Existe evidencia respecto a que los agentes del Estado conocían de antemano el alto
riesgo en que se hallaba la víctima y no tomaron medidas de eficaces para protegerla;
Se registra una cadena de víctimas con características similares sin que el Estado haya
tomado medidas efectivas para protegerlas;
Así pues, la responsabilidad del Estado se da, no solamente por la participación de uno
de sus agentes directos en la violación, o por la responsabilidad que en la misma cabe
a personas o grupos que actúan con el apoyo, anuencia, aquiescencia o tolerancia de
sus agentes directos, sino también cuando se configura una falta evidente de protección
y garantía de los derechos humanos por parte de los agentes del Estado. Dado que en
este último caso, en el que la responsabilidad del acto de violencia es imputable a
particulares ajenos al Estado, se pueden dar interpretaciones muy discutibles sobre la
responsabilidad concomitante del Estado y por lo tanto, sobre el carácter de “violación
de derechos humanos” que tiene el acto violento, solo se registrarán casos de este tipo
cuando estén demostradas las siguientes circunstancias:
7. DE LA TOLERANCIA AL RESPETO.
Tolerancia: puede definirse como el respeto que se tiene a las ideas, creencias o
prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. Es la actitud
de una persona respecto a aquello que es diferente de sus valores. También es la
capacidad de escuchar y aceptar a los demás, comprendiendo el valor de las distintas
formas de entender la vida.
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como entidad única que necesita que se comprenda al otro. Consiste en saber valorar
los intereses y necesidades de otro individuo.
Ese respeto a la diferencia tiene un matiz pasivo y otro activo. La tolerancia pasiva
equivaldría al «vive y deja vivir», y también a cierta indiferencia. En cambio, la
tolerancia activa viene a significar solidaridad, una actitud positiva que se llamó
desde antiguo benevolencia. Los hombres, dijo Séneca, deben estimarse como
hermanos y conciudadanos, porque «el hombre es cosa sagrada para el hombre».
Su propia naturaleza pide el respeto mutuo, porque «ella nos ha constituido
parientes al engendrarnos de los mismos elementos y para un mismo fin». Séneca
no se conforma con la indiferencia: «¿No derramar sangre humana? ¡Bien poco es
no hacer daño a quien debemos favorecer!».
Por naturaleza, «las manos han de estar dispuestas a ayudar», pues sólo nos es
posible vivir en sociedad: algo «muy semejante al abovedado, que, debiendo
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desplomarse si unas piedras no sostuvieran a otras, se aguanta por este apoyo
mutuo». La benevolencia nos prohíbe ser altaneros y ásperos, nos enseña que un
hombre no debe servirse abusivamente de otro hombre, y nos invita a ser afables
y serviciales en palabras, hechos y sentimientos. (Cartas a Lucilio)
Lo que la tolerancia no es
Tolerancia no es hacer concesiones, pero tampoco es indiferencia. Para ser
tolerante es necesario conocer al otro. Es el respeto mutuo mediante el
entendimiento mutuo. Según ciertas teorías el miedo y la ignorancia son las raíces
que causan la intolerancia y sus patrones pueden imprimirse en la psique humana
desde muy temprana edad. Por ello, se podría decir que la tolerancia es el respeto
mutuo, incluso, cuando el entendimiento mutuo no existe.
La indiferencia
La indulgencia
El respeto
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Tolerancia e ideal
Se considera generalmente la tolerancia como una virtud, pues tiende a evitar los
conflictos. Así de uno mismo.", Ejercicio de felicidad, Albert Memmi
"El espíritu de tolerancia es el arte de ser feliz en compañía de otros.", Los puntos
sobre las íes", Pauline Vaillancourt lo que incluye una virtud del sentido del mundo
antiguo
Tolerancia y reprobación
Sin embargo, se considera generalmente que no hay tolerancia sin agresión, es
decir que sólo se puede ser tolerante frente aquello que nos molesta (es decir con
lo que no se está de acuerdo) pero que se acepta por respeto al individuo (el
humanismo) o para la defensa de un ideal de libertad (el liberalismo).
"No estoy de acuerdo contigo, pero te dejo que lo hagas por respeto a las diferencias"
"No estoy de acuerdo con lo que me dices, pero lucharé hasta el final para que puedas
decirlo".
La tolerancia es sea una elección dictada por una convicción, sea una elección
condescendiente. En todos los casos, para que haya tolerancia, debe haber
elección deliberada. Sólo se puede ser tolerante con aquello que uno puede
intentar impedir. La aceptación bajo constricción es la sumisión .
Desde los años 1950, la tolerancia se define generalmente como un estado mental
de apertura hacia el otro. Se trata de admitir maneras de pensar y actuar
diferentes de aquéllas que uno mismo tiene.
Tolerancia civil
Puesto que las mentalidades - en algunos sujetos - evolucionan más rápido que
las leyes, existe un desfase entre la moral social (la de un grupo legítimo) y las
leyes cívicas. Así, algunas disposiciones de la ley pueden, en un momento dado,
ser reconocidas como inadaptadas y, por eso, no ser aplicadas más que
parcialmente o nada en absoluto, por falta de medios.
Pá gina 40
Así Georges Clémenceau decía en Au soir de la pensée, "Toda tolerancia se
convierte a la larga en un derecho adquirido."
Ejemplo
Los debates contemporáneos sobre la homosexualidad. Mientras el poder público
consideró las prácticas de esta minoría como un delito, era fácil amenazar a un
homosexual con la pérdida de su trabajo u organizar cazas de homosexuales las
cuales permanecían impunes.
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libertad de los individuos; libertad que se ha de materializar, entre otras cosas, en
la posibilidad de mantener cualquiera de los cultos religiosos.
Pues bien, frente a ello, el modelo de estado democrático liberal, nacido con la
Modernidad, considera necesario establecer una serie de libertades en los
individuos, dentro de las cuales está la libertad religiosa (hoy, equiparable a la
libertad de conciencia). Resulta inseparable la defensa de la tolerancia como
consentimiento del surgimiento de este tipo de estado. La lucha contra la
intolerancia y, consecuentemente, la consagración de la libertad religiosa y de
conciencia como un derecho político, ha estado ligada históricamente al proceso
de constitución del Estado democrático liberal, uno de cuyos elementos
integrantes es el reconocimiento de la personalidad individual como origen, fin y
limitación de la actividad estatal.
1º) "El cuidado de las almas no está encomendado al magistrado civil ni a ningún
otro hombre" , ni por Dios ni por los otros hombres.
2º) Su poder no alcanza el ámbito de la creencia, pues todo lo más que se puede
hacer en este terreno es persuadir, pero no mandar. No es posible mandar que se
crea algo; los castigos no son eficaces para producir la fe verdadera. "la fe no es
fe si no se cree"
3º) Si el magistrado tuviera que ver en las cuestiones de salvación, "los hombres
deberían su felicidad o su miseria eternas a los lugares donde hubieran nacido" ,
quedando descartada la responsabilidad del propio individuo. Y si no es labor del
magistrado coaccionar para convertir a la religión, tampoco lo es de la Iglesia, la
cual es una "sociedad libre y voluntaria" que no debe ejercer autoridad. Al menos,
Cristo nunca lo dijo. Afirma nuestro filósofo: “yo no comprendo cómo puede
llamarse Iglesia de Cristo una Iglesia que esté establecida sobre leyes que no son
de Él (...)” . Cristo jamás expresó que hubiera que perseguir para convertir. En
todo caso, se puede exhortar y aconsejar, e incluso expulsar de la Iglesia, pero
nada más. Ejercer la fuerza sólo le corresponde al magistrado, quien tampoco la
debe emplear para algo más que para garantizar las libertades.
1º) "Ninguna Iglesia está obligada en virtud del deber de tolerancia a retener en su
seno a una persona que, después de haber sido amonestada, continúa
obstinadamente transgrediendo las leyes de la sociedad". Nunca cabe el uso de la
fuerza o el castigo, pero sí se justifica la expulsión del propio seno de quien no se
amolda a las reglas de la "sociedad eclesiástica".
2º) "Ninguna persona privada tiene derecho alguno, en ningún caso, a perjudicar a
otra persona en sus goces civiles porque sea de otra Iglesia o religión". La
tolerancia no sólo debe ejercerla el magistrado, sino las propias Iglesias entre sí,
pues el poder civil no les corresponde. Sólo el poder civil puede coaccionar, pero
Pá gina 43
tampoco puede hacerlo para obligar a seguir una religión determinada. Resulta
intolerable, por tanto, quien procure emplear la fuerza para coaccionar en materia
religiosa.
Quien debe decidir qué Iglesia es la verdadera es sólo Dios. No se puede saber
cuál lo es, y aunque se supiera, la verdadera Iglesia no tendría derecho a destruir
a la otra. En esto, Locke propugna una amplia libertad religiosa: “Nadie, (...), ni las
personas individuales ni las Iglesias, ni siquiera los Estados, tienen justos títulos
para invadir los derechos civiles y las propiedades mundanas de los demás bajo el
pretexto de la religión”. Esto es porque “Ni la paz, ni la seguridad, ni siquiera la
amistad común, pueden establecerse o preservarse entre los hombres mientras
prevalezca la opinión de que el dominio está fundado en la gracia y que la religión
ha de ser propagada por la fuerza de las armas”. Lo cual quiere decir que nunca
habrá paz mientras no haya tolerancia. Éste es uno de los principales motivos
esgrimidos por numerosos pensadores para pretender la universalización de un
espíritu de tolerancia que englobe diversos aspectos.
John Stuart Mill escribió lo que podría considerarse una de las mejores defensas
de la tolerancia y la libertad de pensamiento que jamás se hayan hecho. Se trata
del ya clásico escrito Sobre la libertad, elaborado en 1859. Vamos a resumir
brevemente las ideas que en él se contienen, destacando como aspecto novedoso
y superador de anteriores concepciones de la “tolerancia” las relaciones existentes
entre tolerancia y libertad. Nos referiremos en las citas a la edición de su obra
"Sobre la libertad", de Alianza Editorial, Madrid, 1993.
La opinión de Mill es que el gobierno sólo se halla legitimado para intervenir si hay
que evitar daños a terceros; el propio bien de la persona, físico o moral, no es
justificación suficiente. Esta es su respuesta a las acciones emprendidas por
numerosos gobiernos, a lo largo de la historia, a fin de garantizar la "salvación
eterna" de los súbditos. Cuando Locke afirmaba que el Estado no tiene autoridad
en cuestiones religiosas, nos estaba planteando por adelantado esta idea política
que desarrollará Mill. De nuevo, la tolerancia gubernamental nos viene asociada a
la separación del poder del ámbito privado de la vida de los ciudadanos. Este
Pá gina 47
ámbito incluye las decisiones respecto a la propia felicidad, que sólo conciernen a
los propios individuos. Cada uno, defiende Mill, es soberano de sí mismo. En un
marco histórico adecuado, por tanto, se ha de dar la libertad como posibilidad de
labrarse el propio camino de la felicidad, sin ser obligados a vivir a la manera de
otros, y sin que privemos a otros de seguir su camino. Resulta fundamental esta
distinción, ya vista en Locke, entre una esfera pública y otra privada en la
sociedad.
Acto seguido, Mill desarrolla por extenso una excelente defensa de la libertad de
pensamiento y discusión. Esta libertad se basaría en el respeto a las opiniones
ajenas y a la expresión de las mismas. Se opone nuestro autor a todo tipo de
censura, que no conduce sino a la conversión de lo defendido en dogma, a una
cristalización o congelación del pensamiento cuya consecuencia es el alejamiento
de la verdad, ya que ésta requiere la batalla con sus contrarios para ser
profundizada. Esta es una de las consecuencias negativas de la intolerancia. La
censura, como manifestación de la intolerancia, no sólo no es buena para el
progreso, sino que es causante de terribles errores, ya que aleja del auténtico
modo de conocer las cosas. Apoya Mill esta tesis en la historia y muestra que para
que la verdad prospere ha de darse la discusión libre ("La especulación libre y
audaz sobre los problemas más elevados") y el respeto a todas las opiniones.
“Sólo a través de la diversidad de opiniones puede abrirse paso la verdad” (P. 114)
Para el libre desenvolvimiento del genio, por tanto, es preciso garantizar la
libertad, de manera que la diversidad sea tolerada e integrada en el común debate
que garantiza la paz y el progreso.
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Las consideraciones expuestas conducen, de modo ineludible, a la exaltación de
la particularidad y así lo hace el autor. Es preciso respetar lo concreto, en la
medida en que participa de una parte de verdad. Frente a las concepciones
esencialistas que tratan de imponer una única perspectiva a la diversidad y ven
mal la multiplicación de modos, Mill afirma que “(...) la diversidad no es un mal,
sino un bien (P. 126). Por ello la valora: (...) El libre desenvolvimiento de la
individualidad es uno de los principios esenciales del bienestar” (P. 127). Esta
individualidad puede ser la manifestada por una joven generación respecto a la
precedente.
Es un hecho que no somos seres mecánicos que imitan y siguen ciegamente una
costumbre. Por eso, la juventud debe usar e interpretar a su manera particular lo
recibido. Hay que resaltar y defender la originalidad, cuidando de que la sociedad
no la sofoque, como ocurre con todo tipo de despotismo. En relación a esto, Mill
nos dice que “es sólo el cultivo de la individualidad lo que produce, o puede
producir, seres humanos bien desarrollados” (P. 136). Para ello es preciso un
entorno de libertad, para que el genio se desenvuelva sin ataduras. En esto se
fundamenta la valoración de la diversidad y la justificación de la tolerancia hacia
los modos singulares de la existencia.
Todos los análisis realizados con ocasión del Año Internacional de la Tolerancia
aprecian ladificultad de precisar su núcleo esencial: los límites entre lo tolerable y
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lo intolerable. John Locke, en su Carta sobre la tolerancia, asegura que «el
magistrado no debe tolerar ningún dogma adverso y contrario a la sociedad
humana o a las buenas costumbres necesarias para conservar la sociedad civil».
Un límite tan expreso como impreciso, pero quizá el único posible. Hoy lo
traducimos por el respeto escrupuloso a los Derechos Humanos, pomposo nombre
para un cajón de sastre donde también caben, si nos empeñamos,
interpretaciones dispares.
La solidaridad es una de los valores humanos por excelencia, del que se espera cuando
un otro significativo requiere de nuestros buenos sentimientos para salir adelante. En
estos términos, la solidaridad se define como la colaboración mutua en la personas,
como aquel sentimiento que mantiene a las personas unidas en todo momento, sobre
todo cuando se vivencia experiencias difíciles de las que no resulta fácil Salir.
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La palabra solidaridad proviene del sustantivo latín soliditas, que expresa la realidad
homogénea de algo físicamente entero, unido, compacto, cuyas partes integrantes son
de igual naturaleza.
Podríamos imputar el resurgimiento casi global del sentir solidario, a la conciencia cada
vez más generalizada de una realidad internacional conjunta, de un destino universal,
de una unión más cercana entre todas las personas y todos los países, dentro del
fenómeno mundial de la globalización. Esta realidad ha sido casi tan criticada como
aplaudida en todas sus manifestaciones. Buena o mala, la globalización es una realidad
actual, verdadera y tangible.
Hay que revisar una de las consecuencias que nos ha ganado la globalización es,
precisamente, una visión más conjunta del mundo entero; un sentido de solidaridad
mayor entre los hombres. De pronto, los niños en Ruanda no se sienten tan lejanos; los
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cañones de guerra en el Medio Oriente también aturden nuestros oídos; el terremoto en
Japón sacude nuestra respiración.
Es por esto que la solidaridad debe ser desarrollada y promovida en todos sus ámbitos
y en cada una de sus escalas. La solidaridad debe mirar tanto por el prójimo más
cercano como por el hermano más distante, puesto que todos formamos parte de la
misma realidad de la naturaleza humana en la tierra.
¿Qué significa ser solidarios? Significa compartir la carga de los demás. Ningún hombre
es una isla. Estamos unidos, incluso cuando no somos conscientes de esa unidad. Nos
une el paisaje, nos unen la carne y la sangre, nos unen el trabajo y la lengua que
hablamos. Sin embargo, no siempre nos damos cuenta de esos vínculos. Cuando nace
la solidaridad se despierta la conciencia, y aparecen entonces el lenguaje y la palabra.
En ese instante sale a la luz todo lo que antes estaba escondido. Lo que nos une se
hace visible para todos. Y entonces el hombre carga sus espaldas con el peso del otro.
La solidaridad habla, llama, grita, afronta el sacrificio. Entonces la carga del prójimo se
hace a menudo más grande que la nuestra.
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Sólo aquél que no sepa observar la natural sociabilidad del hombre podrá negar,
equivocadamente, la necesidad natural de la solidaridad.
La verdadera solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos
de cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está fundada
principalmente en la igualdad radical que une a todos los hombres. Esta igualdad es
una derivación directa e innegable de la verdadera dignidad del ser humano, que
pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin importar su raza, edad, sexo,
credo, nacionalidad o partido.
La solidaridad nace del ser humano y se dirige hacia el ser humano. Siempre ha sido
una exigencia de convivencia entre los hombres. Pero no hay que confundir tampoco a
la solidaridad con la caridad pura, o con la liberalidad. La solidaridad es, en sentido
estricto, una relación de justicia: ¿por qué solidaridad? (…) solidaridad, porque es lo
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justo, porque todos vivimos en una sociedad; porque todos necesitamos de todos,
porque estamos juntos en este barco de la civilización; porque somos seres humanos,
iguales en dignidad y derechos. La solidaridad es justa porque los bienes de la tierra
están destinados al bien común, al bien de todos y cada uno de los hombres, y los que,
dada su buena fortuna, tienen más, están obligados a aportar más en favor de otras
persona y de la sociedad en general.
La solidaridad, pues, es justa y, por lo tanto, moralmente obligatoria en todos los casos,
aparte de aquellos en que la ley la contempla y la hace jurídicamente obligatoria.
Quede sentado, pues, que, en principio, la solidaridad es una relación entre seres
humanos, derivada de la justicia, fundamentada en la igualdad, en la cual uno de ellos
toma por propias las cargas del otro y se responsabiliza junto con éste de dichas
cargas.
La verdadera solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos
de cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está fundada
principalmente en la igualdad universal que une a todos los hombres. Esta igualdad es
una derivación directa e innegable de la verdadera dignidad del ser humano, que
pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin importar su raza, edad, sexo,
credo, nacionalidad o partido.
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La solidaridad trasciende a todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales,
culturales, etc. Para instalarse en el hombre, en cualquier ser humano, y hacer sentir en
nuestro interior la conciencia de una “familia” al resto de la humanidad.
Para buscar una solidaridad con alcance social, que tenga repercusión tangible en la
comunidad, no podemos dejar de lado la solidaridad personal entre individuos que se
saben iguales. Sería mentira decir que nos preocupamos por la sociedad, o por los
necesitados en general, si cuando se nos presenta la ocasión de ayudar a una sola
persona necesitada, no adoptamos una verdadera actitud solidaria. El empeño por la
solidaridad social adquiere valor y fuerza en una actitud de solidaridad personal.
La solidaridad (…) se practica sin distinción de credo, sexo, raza, nacionalidad afiliación
política. La finalidad sólo puede ser el ser humano necesitado. Comprendemos que
para que haya solidaridad se requieren dos personas: una necesitada y otra solidaria.
Pero el solo dar, o ayudar, no es lo más difícil. La parte difícil comienza cuando se nos
presenta el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio; de ayudar aunque nadie se
entere, ni aún la persona a la que ayudamos. Esto es: ser solidarios por una verdadera
convicción de igualdad y de justicia. Es difícil ser caritativos, solidarios, entregados, y
ser, al mismo tiempo, totalmente desinteresados.
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la verdad de que esa otra persona es precisamente eso: persona. La convicción de
igualdad y la virtud de la caridad son las que deben impulsar un acto solidario.
Queda claro entonces que, para que un acto pueda ser considerado verdaderamente
solidario, necesita de estos elementos: 1) que sea materialmente solidario; 2) que se
funde en la convicción de igualdad; 3) que sea hecho por caridad, por amor al prójimo y,
4) que sea realizado con rectitud de conciencia.
La solidaridad debe ser en todas las personas una constante. Ser una realidad diaria.
Así como dentro del matrimonio la solidaridad entre los cónyuges se realiza y
perfecciona todos los días en todos los detalles de la vida cotidiana, así la disposición
de solidaridad con otras personas debe ser parte inamovible de nuestros actos diarios.
Debe convertirse en hábito, en virtud, en modus vivendi. La solidaridad no es una serie
de actos aislados encaminados a ayudar al prójimo. La solidaridad es una actitud
personal, una disposición constante y perpetua de tomar responsabilidad por las
necesidades ajenas.
Esta es una concepción de la justicia que es casi universal hoy en día. La justicia, para
las personas, es sólo entendida en sentido negativo, esto es: la justicia es una
exigencia de no hacer mal a los demás –no robar, no matar, no explotar, etc.–. Por lo
tanto, puede parecer al que así lo entienda que el hacer algo positivo –dar algo a
alguien, ayudar, colaborar, trabajar para los demás– está más allá de la justicia y que
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es, en todo caso, una acción magnánima, generosa y plausible. Esta es una idea
decididamente inaceptable.
Esa solidaridad; esa disposición permanente de colaborar con el bien común; la misma
que une, hermana y desarrolla a los hombres, no es algo extraño a nosotros, ni es un
ideal inalcanzable, no. La solidaridad es parte de nosotros, está en la naturaleza misma
del ser humano y se relaciona directamente con su también naturalísima tendencia
social.
Es este sentido, podemos decir que las tendencias humanas que se oponen a la
solidaridad son no sólo negativas, sino también antinaturales; son señales patológicas
en una persona que no reconoce la dignidad de la persona humana ni se ha dado
cuenta, ciego de avaricia, de que todos somos verdaderamente responsables de todos.
Así como la solidaridad nos humaniza; la falta de ella nos pervierte, nos aleja, nos hace
negar nuestra propia naturaleza.
“El ser humano es un ser social: necesita de otros y los otros necesitan de él. Con esto,
¿quién puede negar la necesidad inmediata de la solidaridad verdadera en todos los
hombres? Ya sean jurídicos, ya sean filosóficos, ya sean morales los argumentos que
se esgriman a favor de ella, cualquier hombre que acepte a la justicia como la constante
y perpetua disposición de dar a cada quien lo que por derecho le corresponde sabrá,
por lo mismo, observar en la solidaridad una verdadera exigencia de la justicia misma y
un llamado urgente de caridad universal.” Francisco García-Pimentel Ruiz 2010
Uno de los temas más actuales y que son promovidos por toda clase de instituciones
públicas y privadas, asociaciones, organizaciones no gubernamentales, partidos
políticos, etc., es el tema de la cultura o del humanismo integral o más bien del
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auténtico humanismo. Esto obedece al hecho de que el hombre contemporáneo es
consciente del deterioro que la cultura está teniendo.
Esto se debe a que mientras las ciencias y las técnicas siguen su rumbo a un ritmo
cada vez más acelerado, la cultura superior, estrictamente humana, la que perfecciona
al hombre en cuanto hombre en sus dimensiones espirituales; la cultura de la
inteligencia, de la voluntad y la libertad, de la ética, de la religión, de la política, de la
administración y el derecho, de la verdadera comunicación, han estado decayendo
hasta conducir al hombre a un alto grado de degradación personal y moral, de abusos
contra la dignidad de la persona humana provocándose un caos político en el que el
bien común y la verdad no son considerados. Hoy en día se ha llegado a decir que la
verdad es un constructo social, y que el bien es lo que la sociedad determine como
bueno.
Es por esta razón que en este breve estudio, he querido hacer una reflexión sobre el
papel de la Universidad para la conformación de la cultura, es decir, del auténtico
humanismo, que únicamente puede lograrse respetando la naturaleza y esencia de la
Universidad en la que la filosofía tiene un papel fundamental para educar en los valores
y lograr un humanismo auténtico e integral. Considero que hoy en día, las
Universidades, lejos de restablecer el orden jerárquico de los distintos sectores de la
cultura de acuerdo a una escala objetiva de valores, han sido las principales promotoras
del desorden actual.
Pá gina 58
Con esto no quiero negar el hecho de que en muchos de los casos sus autoridades han
tenido la mejor de las intenciones, sino que pienso que hoy más que nunca, es
necesario profundizar en la esencia de la Universidad para darnos cuenta de que es en
la Universidad en la que se debe definir la noción esencial de cultura y humanismo y
hacer, a partir de los más altos principios e ideales, un plan para su recta realización.
Hemos perdido de vista el hecho de que el ser es anterior al pensar, el hacer y el obrar.
La fuente de todo cultivo y de toda cultura ha de ser siempre la teoría, es decir, la
contemplación del ser para actuar en conformidad con él. De modo que lo académico,
Pá gina 59
que es lo más opuesto a lo útil o pragmático, constituye el elemento esencial de la
Universidad y dado que el ser es lo primero, y por lo mismo la teoría es lo más
académico, lo más teórico en el orden natural es la filosofía que tiene por objeto el ser
y, más aún, la metafísica como ciencia del ser en cuanto ser. De aquí que se concluya
el carácter imprescindible de la filosofía como ordenadora de todos los demás saberes
que encuentran su unidad en el ser.
Tal es el caso del liberalismo en el que el libre mercado determina la escala de valores
en función de toda clase de pasiones e intereses subjetivos. La libertad, que implica
cultivo, es aquella que no está esclavizada por el error y el mal. No hay cultura sin
libertad sometida a la verdad y al bien trascendente.
El liberalismo que invoca la “cultura” que va en contra del orden absoluto, natural y
sobrenatural, de la verdad y del bien y de sus consiguientes normas morales, acaba
promoviendo la incultura de la libertad sin control y sin sentido, esclavizada por las
pasiones y que va en contra de la verdadera cultura.
De todo esto se sigue que, tanto el liberalismo que pone la verdad y la escala de
valores en función del libre mercado como el constructivismo y el construccionismo que
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sostienen que el hombre es el artífice de la verdad que sostendrá la cultura y que
constituyen los pilares de la pretendida pseudodemocracia actual, no pueden sino
instalar el caos, la anarquía, el atropello a los derechos humanos y la injusticia. Ninguna
postura materialista, sea comunista o liberal puede ser productora de auténtica cultura.
De aquí que las Universidades que carecen de filosofía, o lo que es peor, que obedecen
a estos sistemas, hayan perdido su carácter universitario, quedando pulverizadas en un
conjunto de escuelas independientes, sin el carácter unificador e integrador de todos los
sectores de la verdad en la unidad de la verdad total y superior, y han quedado sólo
artificial y extrínsecamente unidas por una administración común que acaba
devorándolas ya que en lugar de que gobierne la academia, se invierten los papeles
quedando esta “arrodillada” en función de los sistemas administrativos cada vez más
burocráticos y aniquiladores.
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contribuir al perfeccionamiento humano y por lo mismo producen anticultura en lugar de
cultura. Esta descomposición de la Universidad en su esencia, es lo que ha contribuido
fuertemente, a la descomposición social en los niveles en que hoy somos testigos.
El buen profesor es, pues, aquel que ayuda a pensar, no es el que se baja a la altura
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del estudiante sino el que hace subir a los estudiantes a la verdad que ellos mismos
deben descubrir. El profesor debe ayudar al estudiante a descubrir por él mismo lo que
él ya descubrió, y aún si se puede, ayudar al estudiante a descubrir más que lo que él
ha descubierto, porque únicamente de ese modo tendremos cultura. Es por esto que la
misión específica de la Universidad es la cultura y para esto hay que conocer bien al
hombre para trabajar bien todas las virtudes, no es cuestión de uno, dos o tres cursos
de algunos aspectos del hombre lo cual hemos visto que es quedarse en la mediocridad
y por esto no funciona, sino de verdaderos programas interdisciplinarios y de formación
filosófica sistemática que permitan la profundización y el dialogo de los saberes
particulares, científicos y técnicos con la filosofía y de los filósofos entre sí.
Por otra parte, el estudiante es el que aprende a pensar, el que está en actividad
constante, no porque se dedique a hablar o a realizar actividades técnicas sino porque
aun cuando permanezca en silencio, existe una actividad interior que lo impulsa a
seguir pensando y a seguir buscando y aún más a aportar algo al proceso. De aquí la
distinción entre alumno y estudiante puesto que la palabra alumno denota ser
alimentado, es decir, una actitud casi totalmente pasiva, mientras que estudiante denota
pensamiento, actividad.
Hemos visto cómo el arte o la técnica es una virtud que reside y perfecciona al intelecto
práctico; los artefactos se valoran en función del fin que el artífice ha pensado. La
acción técnica se extiende también a los seres vivientes, vegetales y animales
irracionales, con el perfeccionamiento de las especies, el aumento o la calidad de su
producción, y cuando es necesario con la destrucción de algunos que pueden
representar un peligro para el mismo hombre. Incluso incluye la domesticación de
animales para que ofrezcan un servicio al hombre.
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ignorar lo que se debe ignorar, es decir, ignorar todas aquellas cosas que dañan la
integridad humana y que la desvían de su verdadero fin. No es más sabio el que sabe
mucho sino el que sabe lo que tiene que saber e ignora lo que tiene que ignorar. El
desarrollo de las virtudes morales que nos ayudan a dominar a los apetitos sensibles de
un modo permanente disponiendo a la voluntad para que libremente y sin dificultad
pueda cumplir la ley en todo momento.
Todo el desarrollo o cultura debe estar al servicio del hombre y ordenado a Dios como a
su último fin en cuya consecución encuentra su propia plenitud humana. De aquí que
cuando la actividad técnica o artística atenta contra la perfección humana, pierde su
valor de cultura o de desarrollo ya que la cultura denota y exige ordenación al
verdadero bien del hombre y de la sociedad.
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de la filosofía, de la teología, es decir, a la formación que perfecciona al hombre como
hombre, y no como científico, técnico, médico, abogado, etc.
Ha quedado dicho que la filosofía y la teología cristiana, subsume y ubica los distintos
aspectos de la verdad y los integra de un modo jerárquico bajo su misión universal y
humanista y esta es la misión propia y esencial de la Universidad ya que ella es la que
confiere la unidad a los distintos sectores de la verdad, a los distintos conocimientos y
carreras, y las impregna de sentido humano, los humaniza. Sin esta visión superior que
integra y unifica las distintas especializaciones del saber, no hay propiamente
Universidad. Esta se convierte en un organismo burocrático.
Si la Universidad tiene como fin o como misión el cultivo de los diferentes saberes
especializados de la verdad y la misión de integrarlos en la unidad de la verdad
suprema, de la verdad que confiere el sentido del hombre, de su vida y de su destino
trascendente tanto terreno o intramundano como eterno, resulta claro y evidente que la
formación metafísica es indispensable para una realización auténtica de la Universidad,
ya que sólo con la metafísica, puede la Universidad cumplir su misión propia y
específica.
Los conocimientos científicos se basan en los principios filosóficos, sin estos principios,
las ciencias carecerían de fundamento racional y se erigirían sobre nociones
arbitrariamente asumidas cayendo en un relativismo escéptico. Del mismo modo, los
conocimientos científicos y filosóficos se fundan en la noción de ser y en los principios
de no contradicción, de identidad, de causalidad, etc.; todas estas nociones y verdades
expresan un modo de ser y como tales se apoyan en la noción de ser y sus principios,
la metafísica es el fundamento que da sentido racional a todos los demás
conocimientos y verdades científicas y filosóficas.
Por esta razón, la Universidad llamada a dar la visión de todas las verdades desde la
visión de la verdad del ser, que las integra y ubica en su preciso alcance dentro de esa
verdad total, sólo puede constituirse bajo un sólido conocimiento y formación metafísica
que no se logra con un curso o dos o tres, sino con la formación sistemática y la
maduración de los años de una carrera que inicia con la licenciatura y llega hasta el
doctorado continuando después de éste con la investigación que no puede terminar
nunca, dado el carácter infinito de la verdad. Insisto una vez más, no todo el mundo
debe ser filósofo, pero los científicos y técnicos deben conocer suficientemente las
conclusiones filosóficas que afectan su ciencia o su técnica, y es imprescindible que
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facultad de filosofía y letras desde la filosofía y las humanidades forme a los
investigadores que darán respuestas últimas a los cuestionamientos de las ciencias y
las técnicas.
Es la Universidad la que está llamada a salvaguardar los fundamentos del orden moral,
jurídico, político, administrativo, técnico, artístico, y de todo conocimiento y de toda
verdad desde el ser y sus principios fundamentales y tiene la misión de cultivar la
metafísica que fundamenta y da razón racional suprema de todo conocimiento. Por
esto, la metafísica es la suprema instancia que justifica y da sentido a la Universidad.
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el hombre ya es desde el punto de vista ontológico sino de hacerle crecer mediante la
adquisición y perfeccionamiento de los hábitos buenos o virtudes que le hagan captar y
poseer el ser y por ende el valor según su propia naturaleza, es decir, educar será de
este modo, lograr el desarrollo de todo lo que el hombre es llevándolo hasta su máxima
perfección posible.
Cuando el hombre educado para los valores, es decir, para lo que es bueno para él,
elige en cada opción el verdadero bien, logra la libertad en su orden temporal y al
elegirlo, opta por el Bien infinito, por eso nadie puede ser más libre que el hombre bien
educado. El hombre sin educación acaba siendo esclavo de sus pasiones y de sus
errores pues sabemos que hacer lo que se debe hacer en cada momento del tiempo es
ser libre.
Estos hábitos permiten al ser humano una facilidad de acción para alcanzar su objeto
sin esfuerzos ni retrasos. Estabilidad, espontaneidad y facilidad para actuar bien en
toda ocasión, son las características que confieren los hábitos buenos al obrar humano,
un perfeccionamiento del ser que actúa y le dispone bien y de forma estable para su
fin. Y como de lo que se trata es de la verdad y del bien, la naturaleza social humana
exige como principio básico para la adquisición de virtudes, el amor y la amistad que
crean el contexto indispensable y adecuado para la comunicación y manifestación de la
virtud y de la vida feliz.
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ACTIVIDAD PRÁCTICA: Responda las siguientes acciones:
Se entiende por valor moral todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su
dignidad de persona. El valor moral conduce al bien moral. Recordemos que bien es
aquello que mejora, perfecciona, completa.
Se afirma con bastante frecuencia que la Conciencia basta para darnos a conocer y
hacernos AMAR EL BIEN.
Si todas las conciencias están de acuerdo y conocemos las reglas que dos de ellas
admiten, es posible OBRAR COMO hombre honesto y hasta como héroe, sin haber
reflexionado sobre la Moral. La verdadera moral, decía “Pascal, se ríe de la moral».
Entre todos los moralistas, quizá sea Kant el que con mayor claridad ha expresado ese
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carácter ideal de la moral: quizá nunca ha podido ser realizado en el mundo un acto
verdaderamente moral, es decir, inspirado por el puro respeto del Deber.
En consecuencia, debe edificarse el ideal moral por el solo medio del razonamiento.
Estos valores perfeccionan al hombre de tal manera que lo hacen más humano, por
ejemplo, la justicia hace al hombre más noble, de mayor calidad como persona.
Para lograr comprender plenamente los valores morales debemos analizar la relación
que éstos guardan con otro tipo de valores. Siendo el ser humano el punto de
referencia para los valores, cabe ordenarlos de acuerdo con su capacidad para
perfeccionar al hombre. Un valor cobrará mayor importancia en cuanto logre
perfeccionar al hombre en un aspecto más íntimamente humano.
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Los valores infrahumanos: Son aquellos que sí perfeccionan al hombre, pero en
aspectos más inferiores, en aspectos que comparte con otros seres, con los animales,
por ejemplo. Aquí se encuentran valores como el placer, la fuerza, la agilidad, la salud.
Los valores humanos infra morales: Son aquellos valores que son exclusivos del
hombre, ya no los alcanzan los animales, únicamente el hombre. Aquí encontramos
valores como los económicos, la riqueza, el éxito, por ejemplo. La inteligencia y el
conocimiento, el arte, el buen gusto. Y socialmente hablando, la prosperidad, el
prestigio, la autoridad, etc.
Valores Terminales: Son estados finales o metas en la vida que al individuo le gustaría
conseguir a lo largo de su vida.
Estos valores perfeccionan al hombre de tal manera que lo hacen más humano, por
ejemplo, la justicia hace al hombre más noble, de mayor calidad como persona.
Para lograr comprender plenamente los valores morales debemos analizar la relación
que éstos guardan con otro tipo de valores. Siendo el ser humano el punto de
referencia para los valores, cabe ordenarlos de acuerdo con su capacidad para
perfeccionar al hombre. Un valor cobrará mayor importancia en cuanto logre
perfeccionar al hombre en un aspecto más íntimamente humano.
Los valores humanos infra morales: Son aquellos valores que son exclusivos del
hombre, ya no los alcanzan los animales, únicamente el hombre. Aquí encontramos
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valores como los económicos, la riqueza, el éxito, por ejemplo. La inteligencia y el
conocimiento, el arte, el buen gusto. Y socialmente hablando, la prosperidad, el
prestigio, la autoridad, etc.
Valores Terminales: Son estados finales o metas en la vida que al individuo le gustaría
conseguir a lo largo de su vida.
Existen dos tipos de actos, los Actos humanos y los Actos del hombre, ambos son
ejecutados por el hombre pero poseen ciertas diferencias:
Los actos, ya sean humanos o del hombre, tiene un cierto valor ontológico
independiente del valor moral. El valor ontológico o metafísico de la conducta humana
se refiere al hecho real, a la existencia, a la objetividad del acto. En cambio el valor
moral depende de ciertas condiciones subjetivas y propias de la persona que ejecuta
dicho acto, como la intención, la libertad, el grado conciencia, etc. El valor moral se
encuentra solo en los actos humanos y el valor ontológico se encuentra en ambos.
Cuando se dice que un acto humano tiene un valor moral, se está implicando que este
valor moral puede ser de signo positivo o de signo negativo. Trabajar, por ejemplo, tiene
valor moral positivo, pero asesinar tiene un valor moral negativo. Normalmente hemos
designado al valor moral negativo como "inmoral", pero esta palabra, en su etimología,
indica más bien un desligamiento del valor moral y los únicos actos que están
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desligados de los valores morales son los actos del hombre, pero estos ya han sido
calificados como "amorales".
Todo acto humano tiene un elemento psíquico que también es motivo de una valoración
moral, este es el "Fin" o "intención" que es el objetivo o finalidad por la cual se realiza
un acto humano, por medio del fin o intención dos actos humanos idénticos pueden
diferir notablemente por el autor que realizó cada acto.
La palabra "Fin" tiene varios significados, desde luego no se tomará en cuenta el que se
refiere a lo último, lo extremo. La palabra fin significa intención, objetivo, finalidad.
La palabra fin tiene una doble división cuando significa objetivo o finalidad.
a. Cuando significa objetivo, suele considerarse el fin próximo (es el que se subordina
a otros), el fin último (no se subordina a ningún otro), el fin intermedio (participa de los
dos, o sea, se subordina al fin último y él mismo mantiene subordinado al fin próximo).
b. Cuando hablamos del fin como intención o finalidad, podemos referirnos al fin
intrínseco del acto (es el que posee la acción misma de acuerdo a su propia naturaleza)
o al fin del sujeto que ejecuta el acto (es el que de hecho intenta el actor de la acción,
en algunas ocasiones este fin difiere con respecto al fin del acto).
Esta es una frase que se escucha con frecuencia: ponte en su lugar, la cual conlleva un
poderoso ingrediente para solucionar (o evitar que se formen) infinidad de problemas
humanos.
Una versión que incluye a ambas (o varias) partes de manera mutua fue
magistralmente expresada en una frase pertenece a Jacob Levy Moreno
Pá gina 72
Y los pondrás en el lugar de los míos
Por supuesto que es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Cuando comenzamos a
comunicarnos inmediatamente saltan a nuestra mente nuestros propios deseos,
miedos, pre-conceptos, valores y actitudes frente a la vida y evaluamos a nuestro
interlocutor según los mismos por lo cual nuestra percepción se ve “contaminada”. La
frase “el león cree que todos son de su condición” (he escuchado también la versión
que dice “el ladrón cree que todos son de su condición”) nos da una idea de ese juicio
“proyectivo”, donde vemos en el otro lo que nos pertenece; yo suelo decir “lo que se ve
afuera está dentro.
Por ello muchas veces se ha repetido que una de las habilidades más difíciles de
aprender es escuchar, entendiendo con ello la posibilidad de captar sin prejuicios el
contenido de lo que se nos quiere trasmitir.
Por su parte Eric Berne creador del Análisis Transaccional (AT) inventó el concepto de
pensamiento marciano a través de una leyenda. Dice “Imaginemos que un habitante de
Marte llega a la Tierra sin saber nada de los humanos, lo que él (ella) verá será
completamente diferente de lo que nosotros vemos”. Su marco de referencia será
distinto (¿imparcial?) y se hará miles de preguntas sin asumir que lo ya establecido es
así simplemente porque sí. En AT se considera deseable el aprendizaje del marciano
(un intento de liberación de los prejuicios) como una forma de aprender a relacionarnos
con nosotros mismos y con los demás de una forma más libre e imparcial.
También tengo referencias que informan que en el budismo zen se practica una forma
que consiste en poner la mente vacía para poder captar la totalidad de la comunicación.
Es salirnos de nuestros parámetros, de nuestros modos habituales de juzgar y (vaciar la
mente) dejar que la esencia de los mensajes ingresen a nuestra mente (ahora existiría
espacio para ellos).
En una conversación con unos amigos formulé la hipótesis de que el hecho de tener la
mente vacía podría explicar porque a los niños se les hace más fácil aprender idiomas
(como un factor más dentro de la amplia constelación de los mismos: factores neuro-
fisiológicos, sociales, de oportunidad, etc.).
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Como adultos interpretamos las palabras, la sintaxis, el contexto del nuevo idioma de
acuerdo a nuestro idioma materno-paterno, así por ejemplo tratamos de traducir las
palabras para entenderlas y no nos permitimos pensar en el nuevo idioma. Es decir, no
dejamos nuestra mente vacía para que se llene con el nuevo conocimiento, sino que
tratamos de amoldar el nuevo conocimiento al antiguo.
Es también sabido que una persona puede más fácilmente aprender otro idioma
cuando hay una conexión emocional, por ejemplo si amamos a una persona con una
lengua materna diferente a la nuestra parecerá mucho más natural el paso (se
comparten los mundos) y por supuesto mientras mejor sea el entendimiento emocional
entre ambos es mejor.
Como síntesis decir que una condición necesaria para ponernos en el lugar del otro es
dejar de lado lo nuestro haciendo espacio para recibir el mundo de la otra persona.
Alguna vez un amigo me preguntó si esto no podría resultar peligroso al dejar ingresar
por ejemplo el mundo de una persona muy perturbada en nosotros. Creo que tiene
razón, especialmente si es que olvidamos el dinamismo de los opuestos, el vaivén, el ir
y venir; en este caso entre el mundo del otro y nuestro mundo ... luego de estar en el
mundo del otro hay que regresar a nuestro mundo, sin negar la posibilidad de que
cambie y se enriquezca como consecuencia del acto.
Este fenómeno es característico del fin de una era y es acompañado de todo tipo de
manifestaciones sociales, desde lo microsocial cuando el individuo carente de voluntad
para el compromiso, rechaza a las instituciones como la familia o el matrimonio, e
incluso hasta en lo político, cuando el ciudadano toma las riendas de la conducción
social rechazando a las instituciones tradicionales.
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durante la Edad Moderna y en que influyen o como se manifiestan sus consecuencias
en esta Época Contemporánea, o como dice Touraine, Época Post – Moderna.
Notorio, patente, manifiesto, visto o sabido por todos. Perteneciente o común a todo el
pueblo.
Conjunto de personas que tienen las mismas aficiones o concurren a un mismo lugar
(espacio o lugar público).³
Ahora bien, hemos de aclarar que es difícil poder conceptualizar definiciones de estos
dos ámbitos y por tanto estas ideas de estos antes esgrimidas son sólo eso ideas de
ellas, y, ya que hemos esbozado de manera superflua una definición de ambos
conceptos, hemos seguidamente, de establecer, cuales son los hechos más
importantes y relevantes de esta Época
Así, para Kant, la ilustración es “la liberación del hombre de su culpable incapacidad”,
incapaz en el sentido de imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro;
culpable, porque su causa no reside en la falta de inteligencia, sino de decisión y valor
para servirse por si mismo de ella sin tutela de otro. En otras palabras, la Ilustración
para Kant es la liberación del hombre de la tutela de otro, pero no en sentido físico,
sino, en sentido de pensar libre y autónomamente (incapacidad), para lo cual, necesita
valor y decisión, es aquí donde adquiere, según Kant, caracteres de culpabilidad;
culpabilidad de no ser lo suficientemente decidido y valiente para dejar de depender de
otro. Así lo expresa al decir: “¡Sapereaude!, ¡ten valor de servirte de tu propia razón¡ he
aquí el lema de la Ilustración”
Ahora bien, “ten valor de servirte de tu propia razón¡: he aquí el lema de la Ilustración”,
con esta frase, Kant quiere expresar que para que la Ilustración se lleve a cabo sólo
necesita una cosa, la libertad; y la más inocente de estas, es decir, libertad de hacer
uso público de su razón íntegramente; uso público el cual, debe estar permitido a todos
y que es el único elemento que puede, según Kant, llevar la Ilustración a los hombres.
El uso público, aclara Kant, pude entenderse como aquel que se realiza en calidad
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Las esferas de lo público y lo privado han sido poco estudiadas, particularmente en el
ámbito de su vinculación con la participación política. Sobre todo porque regularmente
se piensa en la participación política como una expresión exclusiva de la esfera pública
y no como una resultante de la racionalidad del sujeto en el campo de lo privado.
La filosofía política marca que tanto lo público como lo privado son concepciones
relativamente recientes en la historia, y que la escisión entre ambos ámbitos tuvo un
origen eminentemente pragmático-político, que aparecen para justificar la aparición del
Estado por contraposición a la actuación de la sociedad civil, cuando que en realidad
ambas dimensiones representan simplemente aspectos de un mismo fenómeno integral
en los que se enmarca el sujeto. Por tanto, a fin de comprender con mayor claridad su
importancia, es que nos hemos acercado a otros órdenes y dimensiones sociales de su
relación y hemos decidido utilizar a la comunicación como el eje de la articulación de
nuestro análisis.
En este sentido, el discurso global de unificación social construido sobre la base de una
extensión artificial de la esfera privada, ha eliminado el consenso como necesidad para
la articulación del espacio público.
Pá gina 77
gubernamentales como a las asociaciones y fundaciones. El concepto decimonónico
incluyó también a las universidades, colegios profesionales y comunidades religiosas.
• Clubes sociales
• Grupos religiosos
• Sindicatos
• Colegios Profesionales
• Organizaciones barriales.
La sociedad civil es un contrato por el cual dos o más personas se obligan a poner en
común dinero, bienes o industria, con ánimo de repartir entre sí las ganancias
(definición del Código Civil de España).
Las iniciativas de las organizaciones sociales son ejemplo de su capacidad para actuar
y crear acciones que las blinden frente a los hechos de los actores armados ilegales.
Es necesario promover y divulgar las acciones locales y ampliar las alianzas entre las
pequeñas organizaciones y aquellos actores que han cumplido un papel estratégico
dentro del movimiento social por la paz
Pá gina 78
En Colombia, “su mayor grado de cobertura (de la sociedad civil), de unidad y de
visibilidad se ha producido en torno a la condena de la guerra y el clamor por la paz”3,
aunque no ha sido ese el único tema de su acción.
En realidad, los impactos que pueden identificarse como de alcance nacional han sido
diferentes a los de alcance local. Aún se recuerdan en el país lo que significó en los
ochenta y noventa, por nombrar algunos casos, el Movimiento por la Vida, que luego
Este artículo fue publicado en la edición Nº 18 de “Hechos del Callejón”. Esta revista del
PNUD-Colombia, busca hacer un seguimiento al conflicto colombiano teniendo en
cuenta la perspectiva del Informe Nacional de Desarrollo Humano: El conflicto, callejón
con salida. Ver http://indh.pnud.org.co
En la unidad cuarta encuentras el Titulo “El valor Moral”, lea este texto y luego
responda:
1. ¿Qué es el valor moral?
2. ¿De qué manera el valor moral conduce al bien moral?
3. Describe un ejemplo del enunciado 2 en torno a tu actuar cotidiano.
4. Establece relación y diferencia entre: Valor moral, bien moral y conciencia
moral.
5. Interpreta: “El valor moral perfecciona al ser humano en cuanto a persona
humana, en su voluntad, en su libertad, en su razón”
6. Por qué se habla de actos del hombre y actos humanos?
7. Elabora un ensayo sobre los actos humanos
Pá gina 79
8. Mediante un cuadro comparativo establece diferencia y semejanza entre lo
público y lo privado.
9. Hacer entrega del trabajo
BIBLIOGRAFIA
Aquino (1998), Las dimensiones del hombre (2002) Centro y Filosofía de la cultura
Bourdieu, Pierre "La educación francesa: ideas para una reforma" en Revista
Colombiana de Educación, No. 16, 1985.
Charles S. Peirce, Collected Papers 1931-1935. Editado por Charles Hartshorne y Peter
Weiss. Harvard, Harvard UniversityPress.
Pá gina 80
De Certeau, Michel. 'Dar la palabra, experiencia pedagógica' en La soledad. Bilbao,
DDB., 1967.
Diccionario Enciclopédico Ilustrado Sopena, tomo IV, pag. 3460, Editorial Ramón
Sopena S.A, 1988.
Diccionario Enciclopédico Océano Uno Color, pag. 1310, Océano Grupo Editorial S.A,
1996.
Olwig, Karen Fog y Kristen Hastrup (ed.). Siting Cultures.London, Routledge, 1997.
Ricoeur, Paul. "La universidad por hacer" Revista Esprit de mayo-junio de 1964.
X Congreso Nacional
Pá gina 82