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Estudios sobre comunicación y

cultura popular en Argentina


Por Julieta Retamoso
Licenciada en Comunicación Social, UNR (julietaretamoso@gmail.com)

Sumario: Summary:
Este trabajo propone una aproximación a la línea de inves- This work proposes an approximation into the line of re-
tigación acerca de comunicación y cultura popular desarro- search about communication and popular culture developed
llada por Aníbal Ford, Jorge Rivera y Eduardo Romano a lo by Aníbal Ford, Jorge Rivera and Eduardo Romano along the
largo de las décadas de 1970 y 1980 fundamentalmente. decades of 1970 and 1980 primarily.
Para ello consideraremos, en primer lugar, los distintos abor- To this purpose, firstly we will consider the different ap-
dajes que se han realizado en Argentina sobre comunicación proaches on communication and popular culture in Argentina
y cultura durante las décadas de 1960/70. Luego, nos deten- during 1960/70. Then, we will focus on one of them, analizing
dremos en uno de los mismos, analizando su inserción en la its insertion in the argentinian tradition designed as “nacio-
denominada tradición nacional-popular argentina. Dentro de nal-popular”. In this line, we will comment the conception of
esa línea, comentaremos la concepción de cultura y comu- culture that governs the production of the authors, as well as
nicación que rige la producción de Ford, Rivera y Romano, the socio-political context in which the objects of their analy-
como así también el contexto sociopolítico en el que los fe- sis develop. Finally, we will analyze some of these phenom-
nómenos que son objeto de su análisis surgen y se desarro- enon and the way in which them are studied by the authors.
llan. Por último, analizaremos algunos de dichos fenómenos
y el modo en que son abordados por los autores.

Descriptores: Describers:
cultura popular, cultura dominante, medios de comunicación, popular culture, dominant culture, mass media, soap opera,
radioteatro, humor gráfico graphic humor

Página 21 / RETAMOSO, Julieta, “Estudios sobre Comunicación y Cultura Popular en Argentina”


en La Trama de la Comunicación, Volumen 16. UNR Editora, 2012
El abordaje de la cultura popular los cuales se presentan como una alternativa frente al
No son pocos los autores que han investigado y funcionalismo norteamericano.
problematizado acerca de las relaciones entre la En dicho contexto de conocimiento teórico e inves-
comunicación y la cultura popular en nuestro país. La tigaciones, entre las décadas del 60 y el 70 aparecen
mayoría de ellos, al hacerlo, ha decidido abordar la los primeros estudios sobre recepción, los cuales per-
temática enmarcándola en un campo de estudios más mitieron indagar las significaciones y la producción de
general, como es el de los estudios sobre comunica- sentido por parte de los consumidores de los medios
ción y cultura en la Argentina. Dentro de este campo, de comunicación masivos.
podemos encontrarnos con distintos enfoques teó- En este punto es interesante retomar la caracteri-
ricos y epistemológicos que han ido delimitando sus zación que realizan Grimson y Varela3 sobre las prin-
propias líneas de investigación. Si bien es objetivo de cipales líneas de investigación que surgen en dicho
este trabajo estudiar solo una de dichas líneas, cree- período, y que pueden ser agrupadas en torno a tres
mos pertinente repasar someramente las principales importantes revistas de la época: Lenguajes, Comuni-
características y aportes de cada una de ellas, con el cación y cultura y Crisis.
fin de acceder a un panorama más amplio y que por lo Lenguajes comienza a publicarse en 1974 por la Aso-
tanto nos permita comprender mejor la conformación ciación Argentina de Semiótica, en cuyo Comité Edi-
y las contribuciones de esta corriente al campo de es- torial estaban Juan Carlos Indart, Oscar Steimberg,
tudios de la comunicación en nuestro país. Oscar Traversa y Eliseo Verón. Esta revista es repre-
Para comenzar, sería interesante destacar que los sentativa de una línea de investigación de corte semio-
estudios sobre comunicación en Argentina se fueron lógico, siendo su campo específico el de los “lengua-
desarrollando a partir de la convergencia de distintas jes sociales”. Así, Rivera explica que “Lenguajes pone
disciplinas y tradiciones teóricas. En este sentido, el acento en el análisis semiológico de la producción
los estudios norteamericanos forman parte de los social de la significación (…) Sin desconocer la situa-
primeros antecedentes en cuanto al estudio de los ción misma de la dependencia cultural y la estructura
medios masivos de comunicación. Como plantea Ri- de la dominación imperialista (…) examina los lengua-
vera en “La investigación en comunicación social en jes, las comunicaciones masivas, los mensajes, los
la Argentina”1 un importante segmento de la primera códigos y los discursos, en términos de ‘mercancías’,
reflexión nacional sobre los medios está determinado nada ‘inocentes’, que portan en sus mecanismos de
por “el contexto brindado fundamentalmente por las producción y circulación los signos de un proceso
ciencias sociales y especialmente por el funciona- múltiple de mercado, de intercambio, de reproducción,
lismo norteamericano y la communication research”2. etc.”4 De esta forma, Lenguajes introduce los estudios
Sin embargo, ya a fines de los años 50 comienzan a sobre semiótica en la Argentina, retomando la tradi-
vislumbrarse las limitaciones de estos modelos teóri- ción francesa representada por Roland Barthes en
cos, que, al proponer un abordaje funcionalista de la sus análisis semiológicos acerca de diversos objetos y
sociedad, presentan para muchos autores la imposi- prácticas propias de la vida cotidiana.
bilidad de acceder al conocimiento de los procesos y Comunicación y cultura, por su parte, parece poner el
prácticas socioculturales. acento de forma más acentuada en la figura del recep-
A su vez, en este período comienzan a circular en la tor, como así también en los aspectos socio-políticos
Argentina los supuestos teóricos del estructuralismo, de los fenómenos que se propone investigar. Bajo

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la figura de Héctor Schmucler, esta publicación se tos y distintivos fenómenos culturales en su específico
aproxima, según Rivera, a los medios masivos y a la marco histórico-social”5
comunicación bajo las premisas de la lucha ideológica, Por otro lado, estos autores coinciden en asignar a
entendiendo los medios de comunicación como apa- ciertos representantes del pensamiento nacional un
ratos de difusión de ideologías. Schmucler plantea, papel protagónico en tanto fundadores y precursores
por lo tanto, la necesidad de estudiar las condiciones de esta corriente que luego será profundizada en los
sociales de recepción de los mensajes de los medios, estudios sobre comunicación y cultura popular.
para así poder conocer su verdadera significación Aunque no se hayan destacado por abordar proble-
La última corriente es la que se agrupa en torno a máticas referidas a los medios de comunicación, Grim-
la revista Crisis y es la que nos interesa estudiar en son y Varela y Rivera concuerdan en afirmar que auto-
este trabajo. res como Raúl Scalabrini Ortiz, Fermín Chavez, Arturo
Tanto Grimson y Varela como Rivera acuerdan en Jauretche y Juan José Hernández Arregui inauguraron
que esta línea de investigación de los estudios en una forma de pensar la realidad social de nuestro país.
comunicación se caracteriza por proponer una gno- A partir de la reivindicación de un patrimonio ignorado,
seología propia, a partir del estudio de fenómenos estos autores inauguran, para Grimson y Varela, una
y prácticas propios de la cultura popular desde una concepción historiográfica que incorporará nuevos
perspectiva nacional, es decir, evitando el uso de sis- objetos de estudio, recuperando una identidad cultural
temas teóricos generados en otros contextos histó- propia y defendiendo la creatividad popular
ricos, culturales y socio-políticos, y proponiendo una Para comenzar a profundizar en el desarrollo de
epistemología propia y por lo tanto con características esta línea de análisis, creemos conveniente hacer re-
completamente diferentes. A su vez, estos autores ferencia al texto de Pablo Alabarces “Un destino sud-
parecen estar de acuerdo en que esta nueva episte- americano. La invención de los estudios sobre cultura
mología propone un ángulo completamente novedoso popular en la Argentina”6.
desde donde analizar la cultura popular, asumiendo la Ya al comienzo del texto, Alabarces esboza cinco
cuestión sociopolítica como constitutiva y por lo tanto hipótesis que vale la pena destacar.
condicionante de la producción de conocimiento, su- En primer lugar, afirma que “los estudios sobre cul-
perando de esta forma la dicotomía ciencia/política tura popular – en el marco más amplio de los de comu-
que entendía a las mismas como incompatibles. nicación y cultura – nacen de una necesidad política,
En este sentido, Rivera expresa: “En un contexto po- ligada de manera fuerte a la necesidad de incorporar
lítico-cultural como el argentino la discusión de fondo lo popular como tópico”7. La segunda hipótesis, proba-
sobre cultura popular debe mucho, precisamente, a blemente la más fuerte y controvertida, establece que
libros o análisis que cuestionaron los recetarios ‘cien- esta necesidad política implica “la invención a la vez
tificistas’ tradicionales y recortaron la problemática anacrónica y anticipada de los cultural studies”8. En
desde una perspectiva muy diferente (…) Una pers- tercer lugar, el autor asegura que “todos estos condi-
pectiva fundada menos sobre la vieja repetición de mentos solo podían llevarlos, en la curva que inaugura
modelos teórico-metodológicos (inscrita en la secular la dictadura de 1976, al silencio”9. La cuarta hipótesis
dialéctica centro-periferia) que sobre la reivindicación sostiene que “a pesar de su reconversión académica
de nuestra particularidad y la correlativa constitución – esto es, sujeta a las gramáticas de producción de
de una gnoseología propia, actuante sobre los concre- la universidad argentina post-dictadura – la carga del

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mote populista que estos trabajos conllevaron solo rán a “dialogar” con obras de otros autores, provenien-
podía dejarlos, nuevamente, en la periferia”10. La tes de otras latitudes. Al respecto, según este investi-
última, que “más que hipótesis son descriptores que gador, hay un libro capital para apreciar este pasaje:
ayudan a ordenar un campo”11. Medios de comunicación y cultura popular13. Este libro
Estas hipótesis son las que van a allanar el camino a presenta una compilación de textos de Ford, Rivera
partir del cual Alabarces va a adentrarse en el análisis y Romano que, datados entre 1971 y 1983, recorre la
de la cultura popular en la Argentina. producción de estos autores desde los años en que
En este sentido, el autor sostiene que, más allá de comienzan su producción hasta el fin de la dictadura.
las producciones de autores como Jauretche, Scala- Desde el punto de vista de Alabarces, estos textos
brini Ortiz, o Hernández Arregui; producciones que “se pretenden como síntesis de una trayectoria, de-
estuvieron signadas por un fuerte anti-intelectualismo limitación de un campo y afirmación de una mirada,
y que surgieron a partir de la necesidad de una lucha colectiva y compartida”.14 En este libro hay dos textos
política, existía hasta el momento una ausencia de que, según Alabarces, son nodales para comprender
“teoría peronista” sobre las innovaciones que el mismo el devenir de la producción de estos autores: “Cultura
peronismo había causado en la cultura de masas. dominante y cultura popular” y “La utopía de la manipu-
Provenientes del campo de la literatura, Ford, Rivera lación”. Ubicados de manera que marcan la apertura
y Romano serán los principales representantes del y el cierre del libro, representan dos momentos clave
surgimiento de esta nueva línea de investigación. Ala- en la producción vida de estos autores.
barces distingue dos etapas en el trabajo desarrollado En “Cultura dominante y cultura popular” se plantea
por estos autores. En un primer período, que transcurre un programa de análisis en el que aparecen, de mane-
entre los años 1973 y 1976, según Alabarces, “pueden ra heterogénea, los objetos que consideran necesario
leerse marcas de lo que será el corpus conceptual de analizar para un estudio de la cultura popular. Entre
sus análisis: la elección de textualidades no centrales, dichos objetos podemos encontrar, en palabras de
periféricas al campo legítimo de la centralidad litera- sus autores, “fenómenos diversos, que van de la pro-
ria; la contaminación profunda de esas textualidades ducción de los marginados a los pensadores nacio-
con el periodismo, especialmente de masas; en el nalistas y revisionistas, de las lecturas de los medios
caso de Rivera, la preocupación arqueológica, el res- de comunicación que hace el proletariado industrial
cate de los textos olvidados o radicalmente margina- a las manifestaciones populares, de los payadores
les (…); la lectura sociológica, y en ese giro política, anarquistas y radicales a los ídolos de la etapa pero-
de los textos precaria o decididamente literarios; las nista, del proteccionismo cultural a la producción de
influencias marcadas de un clima de ideas amplio – la los intelectuales marginados o insertos en la indus-
noción de dependencia de Theotonio Dos Santos, por tria cultural, de la vida cotidiana y las organizaciones
ejemplo – y uno más restringido: el peronismo, como del barrio al carbón y la tiza, del periodismo obrero al
dijimos, especialmente jauretcheano”12 periodismo de denuncia, del cine populista al cine de
La producción de estos autores se ve suspendida a liberación (…)”15.
partir de 1976, para volver a activarse recién alrededor Según Alabarces, la innovación principal de este lis-
de 1983, con la recuperación de la democracia. Ala- tado es la que refiere a “la lectura de los medios de
barces plantea que este nuevo período estará signado comunicación”. Desde el punto de vista de este autor,
por una innovación en los textos, los cuales comenza- si bien en los primeros setenta se vislumbraba un in-

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terés por esta cuestión, ésta aún no había sido forma- identidades culturales de las clases populares – y los
lizada: “La novedad consiste en integrar la hipótesis mismos sujetos (…) Pero estudios culturales en clave
en un programa de trabajo sobre la cultura popular; populista y peronista”18.
el listado está agrupando prácticas populares, dis- Así, este autor delimita un campo de análisis cuya
cursividades letradas, textualidades políticas, cultura temática ha estado siempre relegada a la periferia, e
de masas, pero precisa incluir un anclaje en la recep- incluso muchas veces ha sido menospreciada.
ción: el circuito cierra solamente cuando se verifique
la hipótesis de que las clases populares no pueden La tradición nacional popular en Argentina
ser sometidas a la manipulación, de que ejercitan con Antes de comenzar a analizar la producción de
los mensajes de los medios una serie de juegos de estos autores, creemos conveniente repasar las ca-
lectura”16. Es en este sentido que “La utopía de la ma- racterísticas de la perspectiva teórico – metodológi-
nipulación” clausura, para Alabarces, el volumen que ca en la que se inscriben, a fin de lograr una mejor
“Cultura dominante y cultura popular” había abierto. comprensión del modo en que se fue trazando esta
A su vez, “La utopía de la manipulación”, presenta línea de investigación en el campo de estudios de la
una innovación a la que Alabarces adjudica gran im- comunicación en nuestro país.
portancia; esta consiste en la aparición de las citas A partir de lo esbozado en el capítulo anterior del
(referencias a Bateson y Mortensen y a Hall). Esta presente trabajo podemos afirmar, como una prime-
innovación marcará un desplazamiento: “de la au- ra consideración, que los estudios de Ford, Rivera y
sencia de toda cita en la programática de 1972, a la Romano retoman gran parte de los supuestos de la
cita de autoridad en 1983 (…) es decir, de la invención llamada tradición “nacional y popular”, principalmente
incontaminada se pasa a la legitimidad por el campo en relación a la concepción de la cultura que esta tra-
académico anglosajón”17. Sin embargo, el autor no dición sostiene, y al modo en que la misma debe ser
caracteriza de manera negativa la incorporación de aprehendida para su análisis. Según Alcira Argumedo,
este recurso, sino que por el contrario lo considera uno de los conceptos fundamentales de esta tradición
una táctica válida de re-colocación en el campo, como es la primacía de lo político en los procesos históricos
consecuencia del silencio a que estos intelectuales y sociales. De esta forma, entiende lo político como “el
habían sido condenados durante la dictadura. espacio de vertebración entre factores económicos,
Es en este punto que Alabarces retoma la cuarta, sociales, culturales, tecnológicos y militares alrededor
y más contundente, hipótesis planteada al comien- del enfrentamiento entre proyectos históricos. Lo polí-
zo del texto. “La utopía de la manipulación” lo ayuda tico refleja la condensación de las distintas instancias
a constatar la fundación anacrónica y periférica a la del poder social; los intereses económico-sectoriales,
que hace mención en dicha hipótesis. Al respecto, los objetivos y valores fundantes, las identidades so-
explica que “lo que Ford, Rivera y Romano habían in- ciales y culturales que se manifiestan como volunta-
ventado, sin saberlo, eran los Cultural Studies: sin su des colectivas (…).”19.
formalización, sin su repertorio de citas (…), sin las Por otro lado, esta concepción también acuerda en
comodidades y la autonomía – y los financiamientos otorgar a las clases populares un papel protagónico
– de la academia anglosajona; pero con los mismos en el momento de librar estas disputas por el poder (ya
objetos – los pliegues infinitos de la cultura de masas, sea económico, político o simbólico), concibiéndolas
historizados y pensados como ejes cruciales de las como sujetos activos. Se diferencia, de esta forma, de

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aquellas tradiciones que consideran a estas clases popular supone recuperar la genealogía formada por
como “enajenadas” o desprovistas de conciencia. Al autores como Raúl Scalabrini Ortiz, Fermín Chavez,
respecto, Argumedo expresa: “El reconocimiento de Arturo Jauretche y Juan José Hernández Arregui, ya
la capacidad de elaboración de un saber colectivo que que son quienes “inauguran una concepción histo-
tiene potencialidad para orientar los caminos ante co- riográfica donde la construcción de una identidad
yunturas críticas o construir alternativas autónomas cultural propia y la reivindicación de un patrimonio
y justas, forma parte intrínseca de las tradiciones ignorado, una memoria histórica popular y la defensa
nacional-populares. Lo cual supone criticar las nocio- de la creatividad popular van a configurar una matriz
nes de una ciencia o un conocimiento superior que se de análisis desde donde se comenzaron a incorporar
impone desde afuera; significa afirmar que en esas otros objetos”21.
concepciones populares se encuentran las bases
de un conocimiento susceptible de ser organizado, Cultura dominante y cultura popular
articulado, enriquecido, por encima de los aspectos Un interesante punto de partida para comenzar a
contradictorios y confusos que manifiesta el sentido indagar acerca de la configuración de la línea de in-
común. Implica reconocer la potencia autogestiona- vestigación inaugurada por Aníbal Ford, Jorge Rivera
ria contenida en las experiencias y tradiciones de y Eduardo Romano son las clases de Introducción a la
las clases subalternas (…). Energías sociales de ‘los Literatura dictadas por Ford entre los años 1973 y 1976
simples’ que las visiones elitistas y tecnócratas han en la Universidad de Buenos Aires22.
tendido a despreciar”20 Estas clases tuvieron por objetivo principal la re-
Sin embargo, este reconocimiento de las capacida- flexión y el análisis de la producción literaria en nuestro
des creativas y transformadoras de los sectores po- país, a partir de la incorporación de lo político-cultural
pulares no implica el desconocimiento o la negación como dimensión constitutiva de dicha producción. A
de la dependencia que han sufrido los países latinoa- pesar de focalizarse en el campo de la Literatura, las
mericanos a lo largo del desarrollo de estos proce- lecciones de Ford nos brindan numerosas herramien-
sos. Por el contrario, la historia de América Latina en tas teóricas para profundizar sobre los estudios de
general, y de la Argentina en particular, es, desde la la relación existente entre medios de comunicación y
tradición nacional y popular, la de estas disputas entre cultura popular.
quienes por un lado han detentado el poder político, Creemos conveniente comenzar por definir lo que
económico y cultural, y quienes han intentado (con Ford entiende por cultura. Lejos de toda concepción
mayor o menor éxito a lo largo de los distintos perío- que relacione a la misma con el cultivo o la refinación
dos de la historia) llevar adelante proyectos democra- de los hombres (concepción que llevaría implícita una
tizadores y en beneficio de las mayorías. distinción entre culturas más o menos “desarrolla-
Los trabajos de Ford, Rivera y Romano se inscriben das”), este autor concibe a la cultura desde un punto
en esta línea de pensamiento. De tal modo, cualquier de vista antropológico, definiendo a la misma, en un
análisis de la producción de estos autores no puede primer momento, como todo aquello que no es natura-
dejar de reconocer la influencia de aquellos que inau- leza. A partir de esta definición, plantea la necesidad
guraron esta tradición en nuestro país. Recordemos de incorporar elementos propios del contexto históri-
que Grimson y Varela plantean que cualquier abordaje co. De esta manera, sitúa la problemática cultural en
de los sectores populares desde la línea nacional y la lucha por la liberación de la Argentina en tanto que

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país dependiente, obligándonos a estudiar “las formas sistema de dominio, como factor de perpetuación. La
en que se organiza la cultura a partir de las necesida- cultura dominante se erige en la Razón, la Civilización,
des de los grupos dominantes, la forma en que se nos la Historia. Las otras explicaciones, las otras propues-
presenta como única cultura, como cultura universal, tas – orgánicas o no – que derivan o interpretan los
lo que en realidad es la cultura de un grupo. Y también intereses de los grupos sumergidos, dominados, nos
a su contrapartida, la forma en que las clases oprimi- serán puestas como incultura, como barbarie”25.
das reaccionan contra esa cultura, en el marco de sus Sin embargo, Ford considera que la crítica no solo
otras luchas. Porque también hay culturas margina- debe apuntar a los mecanismos que perpetúan esta
das, oprimidas, reprimidas, cuyo análisis deberíamos situación de dominio sino que también es necesario
hacer. Un análisis para el cual no nos sirven, por cier- rescatar las expresiones de la cultura popular, enten-
to, los criterios elaborados por la cultura dominante, diendo a la misma, en un sentido amplio, como parte
en la medida en que ellos no nos neutros sino que de la formación de una conciencia nacional, antiimpe-
están destinados a confirmar esa cultura”23. rialista y antioligárquica. O en otros términos, “como
Así, establecerá relaciones entre los campos socia- parte directa o mediatizada de las luchas contra la
les y económicos, y el campo de la cultura; relaciones explotación y la alienación, como substrato y proyec-
que, si bien no son de tipo deterministas ni se dan de to, desde sus formas más precarias hasta sus formas
forma mecánica, ejercerán un gran poder en la confi- más avanzadas, de lo que será algún día la cultura de
guración de este último campo. la patria liberada”26.
Cabe destacar que Ford, siguiendo la línea de pen- Así, Ford adjudica un papel protagónico a la cultura
samiento de Arturo Jauretche24, plantea la necesidad de las clases populares en los procesos de liberación,
de inscribir el análisis de la cultura en el momento al considerar que en las distintas expresiones cultura-
histórico que atraviesa la Argentina en aquel enton- les de estos sectores es donde se encuentra el pro-
ces, a partir de la aplicación de esquemas de análisis yecto básico de transformación de la sociedad.
propios. Ford plantea, entonces, la necesidad de recuperar
Por lo tanto, las nociones de cultura dominante y y estudiar estas expresiones, que en su mayoría han
cultura popular, lejos de cualquier rasgo universalista, sido marginadas del campo de análisis de la cultura
adquieren un sentido particular y específico, cargado por los grupos dominantes. Para esto, elige seguir la
de historicidad. línea del revisionismo histórico, que nace como un
Ford considera que la cultura dominante es expre- modo de impugnación al sistema oligárquico imperia-
sión del proceso de colonización al que la Argentina lista y que surge de “la revisión de documentos de la
se encuentra sometida; proceso mediante el cual los búsqueda de la propia historia, de la otra, de la oculta
grupos dominantes se apoderan de la cultura para por la cultura dominante (…)”27.Nuevos objetos de es-
buscar su propio beneficio. De esta forma, “el grupo tudio se conformarán a partir de esta postura; objetos
dominante hace de su cultura, de sus intereses, de sus a partir de los cuales podrán identificarse los rasgos
explicaciones de la realidad, la única cultura. Hace que que a lo largo de la historia han actuado como reforza-
sus intereses aparezcan no como los intereses de un dores de identidad, conciencia y homogenización de
grupo, sino como intereses universales. Esto borra las las clases populares.
explicaciones reales de su dominio, naturaliza el orden Estos objetos serán heterogéneos. En este sentido
dado y con ello actúa como factor de reproducción del cabe destacar que en el artículo Cultura dominan-

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te y cultura popular28 Ford expresa que el corpus de de precarias contraideologías, en la formación de una
análisis es complejo y contradictorio, y que el mismo conciencia de clase (…) y de una conciencia antiim-
puede ser explorado en fenómenos diversos “que van perialista, de una cultura que no se hunde sino que
de la producción de los marginados a los pensadores marcha y crece junto al proceso de liberación (…)”30.
nacionalistas y revisionistas, de las lecturas de los El libro Medios de comunicación y cultura popular,
medios de comunicación que hace el proletariado que recoge distintos análisis de Ford, Rivera y Ro-
industrial a las manifestaciones populares, de los mano sobre fenómenos de la cultura de los sectores
payadores anarquistas y radicales a los ídolos de la populares, debe ser leído teniendo en cuenta estas
etapa peronista (…) fenómenos en los cuales se fue consideraciones.
y se va articulando, muchas veces de manera pre-
caria y contradictoria, una respuesta ante la cultura La cuestión del contexto
dominante, directa o indirectamente unida a las luchas Antes de detenernos en el análisis de algunos de
populares”29. estos fenómenos, creemos necesario caracterizar
En consecuencia, podemos afirmar que Ford pre- brevemente el contexto en el que los mismos surgen
senta una definición de la cultura que recupera su y se desarrollan.
sentido antropológico, alejándose de esta forma de Según el artículo de Ford y Rivera “Los medios de co-
tradiciones de tipo formalistas o idealistas por un lado, municación en la Argentina” nuestro país, a principios
y economicistas (deterministas) por el otro. del siglo XX, ofrece significativos índices de consu-
Esta visión global de la cultura, que cubre aspec- mo de medios. Según estos autores, “esta situación,
tos que van desde la técnica y la economía hasta la atípica en el caso de América Latina, es el fruto de
vida cotidiana y la producción cultural de las clases un proceso de constitución de los medios vinculado
dominadas, permitirá, desde el punto de vista de Ford, muy estrechamente con las grandes etapas de trans-
redescubrir la cultura como algo que está en todos los formación que experimentó el país a partir del último
hombres, en todas las sociedades y, al mismo tiem- cuarto del siglo XIX”31. Estas etapas de transforma-
po, como un elemento que da cohesión e identidad al ción tienen que ver con los cambios producidos por
grupo, por donde se sientan las bases para definir el el modelo productivo implementado a partir de 1880,
concepto de cultura de clase o de nación. mediante el cual la Argentina ingresa al mercado in-
A su vez, la cultura se convierte en un campo más de ternacional como exportadora de carnes y cereales.
la disputa por el poder, en la medida en que la misma Este modelo requiere de nueva mano de obra, por lo
es la manifestación del rechazo de las clases popula- que una enorme cantidad de inmigrantes europeos se
res hacia la dominación de los sectores hegemónicos. radicará en nuestro país.
El análisis de las distintas expresiones de la cultura Este proceso influirá en el plano socio-cultural, en
popular permitirá conocer las características de estos el que, según Ford y Romano, se verifica un complejo
mecanismos de impugnación. Y este análisis deberá proceso de amalgama de la vieja cultura criolla – de
realizarse en “clave nacional”, ya que, en palabras raíces autóctonas e hispano coloniales – con los apor-
de Ford, “no serán los códigos de la cultura burguesa tes heterogéneos de la inmigración europea. En este
ni los análisis hechos sobre otras realidades los que periodo, “(…) simultáneamente o alternativamente
indicarán el camino para valorar los procesos cultu- prevalecen las tentativas de afirmación de la propia
rales que influyeron efectivamente, a veces a partir identidad que sustentan los grupos criollos, despla-

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zados en alguna medida por los recién llegados, y las valores de la `cultura cultivada` elitista, se opusieron
tentativas de asimilación que impulsan los sectores al peronismo, en el que veían a un enemigo del `espí-
inmigratorios”32. ritu` refinado”34.
Esta sociedad en formación encontrará su síntesis Según Romano, la etapa de los primeros gobiernos
en el campo de la cultura, más precisamente en el de peronistas representó un proyecto cultural popular e
la producción y el consumo de los medios de comuni- integrador, en el que grandes sectores de la población
cación. Así, complementariamente a los medios “tradi- “se incorporan a la vida urbana aculturándose merced
cionales” como el diario o la radio, comienzan a surgir a la intervención de mediadores no tradicionales y con
nuevos géneros, como el tango, el sainete o el folletín. los cuales sostienen un intercambio dialéctico que les
Al respecto, Ford y Rivera afirman que “los medios y otorga representatividad colectiva. Por primera vez en
sus contenidos particulares crecen y se afirman en la historia de la cultura latinoamericana, formas popu-
la Argentina no sólo como reflejo de su desarrollo lares del arte (historieta, radioteatro, canción popular,
universal o como resultado de la rápida formación humor gráfico, películas), más accesibles al gusto ma-
en el país de un mercado masivo, sino también como yoritario y menos alienadas a los cánones artísticos
respuesta a las acuciantes necesidades culturales de internacionales de ese momento, había facilitado un
información, recreación y educación de esa sociedad dinámico proceso de sociabilización a su público”35.
en formación”33. Ford, en sus clases del 73, retoma este concepto de
Con la crisis de 1930 se produce un fenómeno de la cultura como homogeneizadora de los sectores po-
migración interna, en el que gran cantidad de la po- pulares, entendiéndola como el escenario donde se
blación se traslada del interior a las grandes ciudades, de la síntesis entre la población criolla y la inmigrante.
provocándose un gran desarrollo urbano. Este proce- Para Ford, al igual que para Rivera y Romano, es en
so influye en el campo sociocultural y en la produc- la década del 40 donde este fenómeno se manifiesta
ción de los medios de comunicación, que alcanzará su con mayor intensidad. Al respecto, afirma que “en esta
punto cúlmine en la década de 1940/50. Esta etapa es, etapa es posible que ciertos fenómenos culturales
desde el punto de vista de Ford y Rivera, la de mayor como los es la presencia de los medios, en la radio,
expansión de empresas y proyectos nacionales en ra- el cine, la música popular, etc., de productores e intér-
dio, cine, música, revistas, etc. pretes nacionales, muchos de ellos ídolos populares,
Por su parte, Romano considera que las causas de o la presencia misma de una temática nacional, funda-
esta expansión se deben al surgimiento de nuevos ído- mentalmente de tipo histórico, hayan actuado como
los populares surgidos a la par del rápido desarrollo reforzadores de identidad, de conciencia (…)”36.
de las industrias de la comunicación (prensa, radio, Podemos afirmar que para estos tres autores la cul-
cine), como así también al creciente poder adquisitivo tura ocupó un lugar fundamental en el desarrollo so-
de las masas. Durante este período, Romano destaca cial, político y económico de la primera mitad del siglo
el surgimiento de un nuevo tipo de mediadores, quie- XX. Por un lado, permitiendo el acceso democrático a
nes se distanciaron de los especialistas en las artes la misma por parte de sectores relegados de los pro-
tradicionales, como la música, la literatura y la pintu- cesos de producción y consumo de bienes culturales.
ra, y cuyo éxito “constituye la piedra de toque para Por otro lado, ejerciendo la función de aglutinadora de
comprender por qué amplios sectores intelectuales, sectores sociales con características y procedencias
artísticos y estudiantiles, acendradamente fieles a los diversas, permitiendo la formación de una identidad y

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conciencia colectivas. Radioteatro
El radioteatro es uno de los productos más desa-
Algunos casos de las investigaciones realizadas rrollados de la cultura popular y, según Romano, su
En este apartado consideraremos tres casos de momento de mayor auge se dio entre los años 1930
las distintas investigaciones realizadas por nuestros y 1955.
autores: el radioteatro, el humor gráfico y la biografía Rivera caracteriza dos etapas en la historia de este
de un autor popular, desde una visión singular, más género; la primera de ellas va del período de 1930 a
ligada a la perspectiva de la historia que a los puntos 1940 y la segunda de 1940 en adelante. Durante la pri-
de vista característicos de un abordaje “científico” de mera de estas etapas, el radioteatro adopta gran par-
esta clase de objetos. En este sentido, resulta evi- te de los contenidos del folletín, en los que abundan
dente que los análisis desarrollados por estos auto- temáticas y emociones de la vida cotidiana, aunque
res no aspiran a una descripción formal del objeto de muchas veces a través de situaciones y personajes
estudio, como haría por ejemplo el estructuralismo, y extremadamente estereotipados. “Los problemas de
por lo tanto tampoco recurren al uso de categorías identidad, los inocentes condenados, las madres sol-
científicas para la descripción y la explicación de los teras, los amores imposibles, los huérfanos, los gran-
fenómenos estudiados. des villanos y las criaturas absolutamente angelicales
La visión histórica de tales fenómenos queda ex- (…)”37 son algunos de los temas abordados por este
puesta, por ejemplo, en el artículo de Jorge Rivera género radial.
“Radioteatro: la máquina de capturar fantasmas”, en A partir de la década del 40, según Rivera, se perci-
el que plantea de manera explícita la diferencia que be una sensible reacción contra los temas y estilos an-
existe entre la historia de un género narrativo y sus teriores. En este período el radioteatro intenta pasar a
distintos soportes tecnológicos y mediáticos, al seña- niveles de mayor emotividad y verosimilitud. Este cam-
lar la permanencia de ciertos contenidos transmitidos bio en las temáticas abordadas, como así también en
en primer lugar a través del folletín, luego a través de la los recursos técnicos (utilización de efectos especia-
radio, y por último a través de la televisión. Del mismo les o cortinas musicales por ejemplo), se debe en gran
modo, su estudio del humor gráfico también se sostie- parte a la influencia que el cine estaba ejerciendo en
ne en un punto de vista histórico acerca del género. los gustos e intereses del público. A su vez, la industria
En este sentido, podríamos definir que los aborda- de Hollywood incorporó en sus producciones adapta-
jes propuestos por Ford, Rivera y Romano, pueden ciones de grandes novelas universales, obligando al
leerse como textos más próximos a una ensayística radioteatro a seguir ese camino. “El radioteatro siguió
de carácter histórico más que manifestaciones de un una vía típica, inaugurada por su modelo cinematográ-
discurso de tipo científico. Posiblemente por esto los fico cuando los grandes manipuladores de Hollywood
análisis de estos autores no exhiben una rigurosidad se propusieron `elevar la puntería` y ofrecer al público
metodológica mostrándose, por el contrario, como un un producto de cierta jerarquía cultural y artística”38,
conjunto de escrituras menos formalizadas o sistemá- afirma Rivera.
ticas, en las que se privilegian las consideraciones La aparición de la televisión, que llega a la Argentina
ideológicas y políticas por encima de la sistematicidad en 1951, también jugará un papel decisivo en el futuro
expositiva de las investigaciones científicas. del radioteatro, ya que lo desplazará del lugar central
que había ocupado durante más de una década. Es

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interesante la reflexión de Rivera sobre este proceso, nistrar ilusiones falaces y formas sustitutivas de los
para quien “en la muerte del radioteatro, pesaron me- sentimientos, de la conciencia crítica, de los valores
nos sus falencias y debilidades que la novedosa y con- y del estar en el mundo”42, y una evasión que podría
vulsionante irrupción de la televisión y los teleteatros, enriquecernos, a partir de una recuperación “del equi-
prolongadores, a su turno, de los viejos contenidos librio afectivo o por la plena adquisición – o readqui-
folletinescos que había vehiculizado en su momento la sición – del lenguaje de la conciencia de sí mismo”43.
radiofonía”39. Esto significa que, si bien el surgimiento Estas dos formas de “evasión” podrían ser entonces
y desarrollo de nuevos medios de comunicación (la ra- características tanto de los productos de la cultura
dio primero, seguida por el cine y la televisión) fueron “alta”, como de la cultura popular. En todo caso, lo
modificando e influyendo en el tratamiento y las temá- que define a una verdadera obra de arte tiene que ver,
ticas narradas, muchos de los contenidos abordados para Rivera, con la presencia de un carácter imprevi-
por estos géneros persistieron a lo largo de la historia sible y renovador, “que hace que situaciones típicas (y
de los mismos. universales) aparezcan iluminadas por una luz distinta
Si bien tanto Rivera como Romano reconocen que cada vez, por formas de abordamiento y exposición
en muchos casos los productos radioteatrales care- realmente novedosas, y por lo tanto sorprendentes y
cían de calidad, y las temáticas tratadas eran repetiti- conmovedoras”44. En relación con esta definición, po-
vas, estos autores no adoptan una postura de rechazo dríamos afirmar que también el radioteatro, con sus
frente a los mismos. Por el contrario, se diferencian de particularidades específicas, puede consistir en una
autores que ven en este género una degradación de verdadera expresión artística.
la cultura que tendría “consecuencias previsiblemente Por otro lado, es interesante observar la descripción
desastrosas sobre las partículas simétricas del arte, realizada por Romano en cuanto a los escritores de
del buen gusto y de la lucidez social e individual”40. radioteatro, cuestión que nos permite analizar este
Esto se corrobora, por ejemplo, en el uso del concepto género de la cultura popular en relación a sus con-
de “evasión” que realizan quienes critican al género, diciones de producción, permitiéndonos establecer
uso que desde el punto de vista de Rivera, es prac- puntos de contacto con el desarrollo de la industria
ticado para menospreciar el género. Al respecto, se- cultural en nuestro país.
ñala que, mientras que este término generalmente se Ya en el título del capítulo de Romano, ¿Existió el
utiliza para caracterizar negativamente productos de “escritor” de radioteatro?, se observa un cuestiona-
la cultura popular, es menos probable que se lo utilice miento sobre el concepto de escritor en relación con
para designar el consumo de productos más prestigio- este género. El uso de las comillas indica que el escri-
sos. En este caso, “se suele apelar a identificaciones tor de radioteatro no se ajustó completamente a las
o juicios de valor más complejos desde los puntos de características tradicionales de quienes ejercían esa
vista estético o existencial”41. profesión.
Este autor considera que el acto de evadirse no debe Según Romano, “era común que los autores de li-
ser estigmatizado, ya que puede ser un acto tanto bretos radioteatrales no tuvieran terminado su texto
positivo como negativo. De esta forma, existiría una antes de iniciarse la emisión de un nuevo título y lo
“evasión” empobrecedora, “provista por una literatura iban completando, luego, a medida que avanzaba la
o un arte eminentemente estereotipados, cuyo propó- misma. Salvo excepciones, ni la radioemisora, ni los
sito parece consistir, de manera exclusiva, en sumi- propios autores, solían conservar dichos libretos y

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nadie se preocupaba por editarlos. Esa despreocupa- Pero desde la perspectiva de nuestros autores lo
ción puede ser interpretada como un verdadero juicio que la crítica “oficial” consideraría un objeto insigni-
despectivo, pero también como la dinámica propia de ficante, se convierte en un universo poblado de múlti-
un género y un medio específicos”45. ples significaciones, que proponen códigos narrativos
Estas pautas son marcas de determinadas condicio- y retóricos específicos.
nes de producción propias de la industria cultural de En la obra conjunta que venimos comentando (Me-
aquel entonces; industria que impondrá sus propios dios de comunicación y cultura popular), Eduardo Ro-
ritmos por sobre los del artista, y en la que el consu- mano y Jorge Rivera publican tres artículos referidos
mo y los gustos del público jugarán un papel determi- a la historieta, de los cuales nos centraremos parti-
nante en la elaboración de los productos. cularmente en “Historia del humor gráfico argentino”,
Sin embargo, Romano, a diferencia de otros autores de Rivera.
con posturas más apocalípticas, no considera que En dicho artículo, el autor propone una periodización
estas condiciones de producción degraden o afecten histórica del género, con el fin de analizar de qué ma-
negativamente la elaboración de estos productos. Por nera en las distintas décadas del siglo XX la historieta
el contrario, detecta en estas condiciones de produc- da cuenta de aspectos relevantes del mundo popular.
ción y circulación la apertura de nuevas posibilidades Es interesante señalar que, según Rivera (y también
en el acceso a la cultura por parte de los grupos más Romano), la historieta es un género popular origina-
marginados. Al respecto, es interesante la descripción do en los Estados Unidos que se proyecta en nuestro
que realiza Romano de las giras que realizaban las país, por razones ligadas al surgimiento de una indus-
compañías radioteatrales por los suburbios y pueblos tria editorial capaz de apropiarse de esos productos
del interior, en las que se recreaban versiones teatra- de origen norteamericano. Esto plantea la importante
lizadas de las radionovelas. Por medio de tales espec- cuestión de los vínculos que se establecen entre los
táculos, estos “escritores” “despertaron el asombro y medios, los géneros y el público, ya que la utilización
la imaginación de sus compatriotas más desposeídos, exitosa de un género originado en otro contexto revela
los que nunca tendrían acceso a una `sala`. Con me- la significación que puede cobrar dentro del horizonte
dios y recursos elementales, es cierto, pero con una de experiencias de los lectores argentinos. Sin em-
voluntad de comunicación más efectiva que la de quie- bargo, desde un punto de vista semiótico, cabe des-
nes se recluían en sótanos apenas accesibles para un tacar que el artículo de Rivera, más que analizar la
reducidísimo núcleo de iniciados”46. recepción de la historieta, analiza la configuración y el
sentido de sus textos.
Humor gráfico En este sentido, las distintas manifestaciones de
Otro de los objetos investigados por estos autores la historieta a lo largo del siglo XX en la Argentina,
es la historieta y las diversas formas de humor gráfico constituyen para Rivera una auténtica representación
argentino. Cabe señalar que, desde el punto de vista del mundo popular, de sus personajes característicos,
de la cultura “elevada”, la historieta tradicionalmente como así también de las costumbres, creencias y va-
fue vista como un género menor, propio de un público lores que le son propios. Por otra parte, esa repre-
escasamente propenso a la reflexión y al pensamien- sentación tiene configuraciones estilísticas y retóricas
to, para el cual este género tendría escaso o nulo valor específicas, ya que se basa en el uso del humor pro-
simbólico y cultural. vocando efectos paródicos, satíricos y por momentos

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grotescos en la lectura que provocan. ambigüedad, Cale y Medrano son los autores que, en
Según Rivera, hasta comienzos de 1900, la carac- el análisis de Rivera, “esbozan en su obra una suerte
terística principal de la historieta será el abordaje de de pequeña sociología dibujada de la vida porteña, de
temáticas políticas. A partir de entonces se da un trán- catálogo de los tics, las fantasías, las debilidades y las
sito de lo político hacia la narración de las peripecias pesadillas de esos seres que se apiñan y se ofuscan
de la vida cotidiana, donde “se explora el nuevo uni- en la gran ciudad”50. De todos modos, sus referentes
verso urbano y se documenta, con evidente intención son distintos: Calé representa un mundo barrial don-
satírica, el novedoso sesgo de las costumbres por- de habitan los nuevos proletarios y la pequeña clase
teñas”47. Así, comienza a surgir la caricatura de tipo media emergente. Medrano, por su parte, representa
costumbrista, mientras va apareciendo la utilización el mundo de la gran burguesía, o el de la clase media
de recursos propios de la escuela norteamericana. alta, heredera directa de la próspera clase media al-
Esto demuestra el carácter de entrecruzamiento se- vearista.
miótico que supone el surgimiento y la primera etapa Ambos autores comparten, según Rivera, una espe-
del humor gráfico en la Argentina, donde los autores cie de ironía escéptica en relación con la sociedad de
de historieta logran representar aspectos significati- su época. Pero mientras que para Calé esto parece
vos de la vida cotidiana valiéndose para ello de téc- obedecer a una “fatalidad” propia de las cosas, para
nicas y recursos compositivos y estilísticos propios Medrano parecen responder a comportamientos so-
del comic estadounidense. Al respecto, Rivera afirma ciales negativos que podrían explicarse por medio de
que: “de manera gradual se hará perceptible entre un análisis de carácter político.
nuestros dibujantes – hacia la década del 20 – la in- Si bien Jorge Rivera no lo dice de manera expre-
fluencia directa o indirecta de los dibujantes de la es- sa, estos dos autores, y particularmente Calé, serían
cuela norteamericana, sobre todo la que proviene de quienes expresan de manera más genuina las trans-
autores de `tiras familiares`”48. formaciones sociales, políticas y culturales impuestas
En su periodización, Rivera planteará que entre 1920 por los dos primeros gobiernos de Perón. Podría de-
y 1930 se produce “el apogeo de las tiras familiares”, cirse en consecuencia, que a través de la obra de este
que representan aspectos característicos de la etapa humorista las nuevas formas de una cultura popular
alvearista, entre otros, “trepar, aparentar, sentir y pro- desarrollada al amparo de un “estado de bienestar”
vocar envidia, asumir roles falseados, cultivar de ma- alcanzan los mayores niveles de representación en
nera metódica todas las formas del prejuicio, y armar, el género.
al mismo tiempo, un triste simulacro de respetabilidad No es casual entonces que Rivera señale que a par-
burguesa”49. tir de 1957 aparecerían nuevas formas de humorismo,
Durante los años 40 y 50, la historieta argentina, en consonancia con las características de la nueva
según Rivera, se caracteriza por una notoria ambiva- etapa política abierta a partir de 1955. Al respecto,
lencia. Por un lado, humoristas como Cale y Medrano Rivera analiza la presencia de Tía Vicenta, una revista
expresan las particularidades del carácter local, sus creada por Juan Carlos Colombres (Landrú), un sema-
circunstancias históricas, culturales y sociales, mien- nario político – humorístico con características muy
tras que otros humoristas de la época componen ga- diferentes a las publicaciones de los años 40 y 50. Tía
lerías de personajes con tipos “universales”, como el Vicenta es mucho más sofisticada que sus anteceso-
envidioso, el celoso, el distraído, etc. Dentro de esa res Rico Tipo o Patoruzú, y en vez de practicar el cos-

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tumbrismo promueve la sátira de tipos sociales y hu- profundamente las características, los personajes y el
manos propios de ese nuevo período histórico, como lenguaje de la cultura popular.
los mersas, los reblandecidos o los caqueros. En ese Entre 1922 y 1930 Manzi escribe poemas y tangos
contexto se destacan los trabajos de un autor como cuyas letras reflejan, según Ford, una búsqueda de un
Copi, quien luego emigraría a Europa para desarrollar estilo propio, que muchas veces oscila entre lo popu-
una importante carrera como escritor y dramaturgo. lar y lo culto. “Manzi comienza a elaborar lo popular en
A modo de síntesis, podríamos decir que el artículo una línea arquetípica, casi retórica, y también nostál-
de Jorge Rivera es esencialmente descriptivo, ya que gica y evocadora (…) El lenguaje mismo que utiliza es
se propone trazar una breve historia del género a los insólito en el tango. No solo elude el lunfardo. Maneja
largo del siglo XX. Puede considerarse un análisis de un vocabulario culto, literario.”52. Este estilo lo coloca,
los textos en su articulación son su contexto cultural desde el punto de vista de Ford, en una zona peligrosa,
que, como dice Alabarces, anticipa la perspectiva de “donde lo popular puede desvirtuarse y transformarse
los estudios culturales. en mero reflejo de la cultura culta, aquella con la cual
se enfrenta”53.
Homero Manzi A partir de 1930, el proceso iniciado por la restaura-
Homero Manzi podría definirse, a partir de la cate- ción oligárquica lo sitúa en un lugar mucho más defi-
goría formulada por Romano, como representante de nido respecto a su militancia y su producción cultural.
este nuevo tipo de mediadores, “tan distante de las ce- Así, decide volcarse por completo a los géneros popu-
lebridades oligárquicas como de los especialistas en lares: “deja la poesía `culta`, se asume como ´letrista´
las artes tradicionales”51, que en el período de mayor popular, comienza a trabajar en la industria cultural
expansión de la cultura nacional representará los gus- nacional, la cual, después de una aguda crisis en que
tos e intereses de las clases populares. quiebran tango y sainete, comienza a recuperar terre-
En este sentido, una biografía puede entenderse no lentamente. También (…) se sumerge con todo en
como la representación de un caso individual que con- las luchas del abstencionismo activo, en ese resurgir
lleva una serie de rasgos arquetípicos. La biografía de del viejo insurrecionalismo radical que se expresara
Manzi que escribe Ford (“Homero Manzi en el umbral en los levantamientos militares y en los diversos gru-
de FORJA”) excede la significación de lo puramente in- pos que, enfrentados con el régimen y el alvearismo,
dividual para transformarse en una alegoría de lo que prefiguran FORJA”54.
sería un intelectual situado en el espacio de la cultura FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven
popular de su época. Argentina) nace en 1935 de la mano de un grupo de
En su texto, Ford refiere que, durante su juventud, en jóvenes radicales que cuestionaban fuertemente la
el contexto de la década infame, y mientras cursaba política conciliadora del alvearismo, y reivindicaban
la carrera de Derecho, Manzi comenzó a participar las banderas revolucionarias de Alem y de Irigoyen.
activamente del movimiento estudiantil, llegando a ser Estos jóvenes, entre quienes se encontraban Raúl
uno de los principales dirigentes reformistas que se Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche y Luis Dellepiane,
levantó en contra de los privilegios y el autoritarismo reivindicaban un nacionalismo de carácter popular,
de los profesores de esa facultad. denunciando la entrega de los recursos materiales
Esa sensibilidad política y social, que lo llevaba a su- del país al capital extranjero y también la coloniza-
blevarse frente a las injusticias, también le hizo valorar ción cultural que imponía el imperialismo. Según Ford,

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FORJA “será la primera denuncia orgánica y sin con- gran importancia para la historia y la creación de los
cesiones de la subordinación de la Argentina a los estudios sobre comunicación en nuestro país.
intereses del imperialismo en una perspectiva que De una u otra manera, sus trabajos siempre están
comienza a dejar atrás las formas del nacionalismo signados por una concepción acerca del conoci-
burgués o romántico”55. miento teórico y científico de la realidad fuertemente
Manzi participará en las luchas de FORJA, y a su ideológica. Se trata de una especie de “epistemología
vez intensificará su labor cultural participando en los nacional popular”, que, como lo quería Jauretche, ela-
nuevos medios de comunicación: cine, radio, revistas, bora sus propios conceptos y categorías a partir de la
periodismo. Ford plantea que mientras Manzi desem- experiencia, los saberes y las tradiciones del Pueblo-
peña su actividad en la industria cultural, comienza a Nación argentino. Esta nueva epistemología no solo
ejercer simultáneamente la crítica a dicha industria. propone nuevas formas de conocimiento y de aproxi-
Según Ford, en aquellos años “se articula el crítico, el maciones a la realidad, sino que también cuestiona y
defensor de una cultura nacional y popular, el impulsor pone en tensión modelos teóricos y metodológicos
del proteccionismo y de una política cultural estatal, dominantes hasta entonces. Al respecto, y a modo
el elaborador constante de proyectos nacionales que de cierre, podemos citar las palabras del propio Ri-
intentan enfrentar a la industria cultural norteamerica- vera, quien considera que el principal aporte de este
na. En una palabra: el gestor, con otras figuras, de la nuevo modo de conocer es que contribuye a “redefinir
cultura que, en gran medida, haría suya el proletariado el sujeto y el objeto de la cultura nacional y popular, y
del 45”56. a dilucidar, de paso, nuevos criterios teóricos y me-
Muchas de sus letras son producidas a partir de una todológicos de valorización, recuperación y análisis,
orientación fuertemente revisionista. En las mismas, en una dirección que había sido escamoteada o de-
Manzi buscará narrar las costumbres, sentimientos y formada por la tradicional concepción eurocentrista y
lugares que no se expresan en la cultura dominante, epigonal de la cultura argentina”57.
considerando que es allí donde deben afirmarse las
líneas de desarrollo de una cultura de carácter popu-
lar.

Consideraciones finales
De lo expuesto anteriormente, podemos afirmar
que esta línea de investigación, representada princi-
palmente en las figuras de Aníbal Ford, Jorge Rivera y
Eduardo Romano, se caracteriza por recoger y revalo-
rizar la industria cultural nacional, considerablemente
menospreciada por la cultura de elite. Estos autores,
a partir del estudio de fenómenos como la literatura
gauchesca, la novela de folletín, la cultura popular du-
rante el peronismo, el radioteatro y el humor gráfico
entre otros, comienzan a configurar una matriz de
pensamiento de carácter nacional y popular que de

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Notas Ediciones de Periodismo y Comunicación, 2005.
1. Rivera, Jorge: La investigación en comunicación social en 23. Ibídem, pág. 54.
Argentina. Buenos Aires, Puntosur, 1987. 24. JAURETCHE, Arturo: La colonización pedagógica y otros
2. Ibídem, pág. 21. ensayos. Antología. Buenos Aires, Centro Editor de América
3. Grimson, Alejandro y Varela, Mirta: “Culturas populares, re- Latina, 1992.
cepción y política. Genealogías de los estudios de comunica- 25. FORD, Aníbal: 30 años después. 1973: Las clases de in-
ción y cultura en la Argentina”, en Estudios y otras prácticas troducción a la Literatura y otros textos de la época, op. cit.,
intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. Caracas, pág 86.
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y 26. Ibídem, pág 62.
CEAP, FACES, Universidad Central de Venezuela, 2002. 27. Ibídem, pág 155.
4. Rivera, Jorge: La investigación en comunicación social en 28. FORD, Aníbal: “Cultura dominante y cultura popular”, en
Argentina, op. cit., pág. 44. Medios de comunicación y cultura popular, Buenos Aires,
5. Ibídem, pág. 47. Legasa, 1985.
6. Alabarces, Pablo: “Un destino sudamericano. La invención 29. FORD, A.; RIVERA J. y ROMANO E.: Medios de comuni-
de los estudios sobre cultura popular en la Argentina”, en Re- cación y cultura popular, op. cit., pág. 22.
vista Argentina de Comunicación Nº1, FADECCOS, Prometo 30. Ibídem, pág. 170.
Libros, 2006. 31. FORD, A.; RIVERA J. y ROMANO E.: Medios de comuni-
7. Ibídem, pág. 1. cación y cultura popular, op. cit., pág 24.
8. Ibídem, pág. 1. 32. Ibídem, pág 26.
9. Ibídem, pág. 1. 33. Ibídem, pág 27.
10. Ibídem, pág 1. 34. ROMANO, Eduardo: “Cultura y dependencia en América
11. Ibídem, pág 1. Latina”, en Transformaciones Nº 76, Buenos Aires, Centro
12. Ibídem, pág. 6. Editor de América Latina, 1972. Pág 154.
13. Ford, A.; Rivera J. y Romano E.: Medios de comunicación 35. Ibídem, pág 156.
y cultura popular. Bs. As., Legasa, 1985 36. FORD, Aníbal: 30 años después. 1973: Las clases de in-
14. Alabarces, Pablo: “Un destino sudamericano. La inven- troducción a la Literatura y otros textos de la época, op. cit.,
ción de los estudios sobre cultura popular en la Argentina”, pág. 59.
op. cit., pág. 11. 37. FORD, A.; RIVERA, J. y ROMANO E.: Medios de comuni-
15. Ford, A.; Rivera J. y Romano E.: Medios de comunicación cación y cultura popular, op. cit., pág 66.
y cultura popular, op. cit., pág. 22. 38. Ibídem, pág 68.
16. Alabarces, Pablo: “Un destino sudamericano. La inven- 39. Ibídem, pág 69.
ción de los estudios sobre cultura popular en la Argentina”, 40. Ibídem, pág 46.
op. cit., pág. 11. 41. Ibídem, pág. 48.
17. Ibídem, pág. 12. 42. Ibídem, pág. 49.
18. Ibídem, pág. 13. 43. Ibídem pág. 49.
19. Argumedo, Alcira: Los silencios y las voces en América 44. Ibídem, pág 50.
Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular. Bue- 45. Ibídem, pág. 57.
nos Aires, Colihue, 2006. Pág. 216. 46. Ibídem, pág 58.
20. Ibídem, pág 240. 47. Ibídem, pág 107.
21. Grimson, Alejandro y Varela, Mirta: “Culturas populares, 48. Ibídem, pág. 109.
recepción y política. Genealogías de los estudios de comuni- 49. Ibídem, pág. 111.
cación y cultura en la Argentina”. Op. cit., pág 157. 50. Ibídem, pág. 117.
22. FORD, Aníbal: 30 años después. 1973: Las clases de in- 51. ROMANO, Eduardo: “Cultura y dependencia en América
troducción a la Literatura y otros textos de la época. La Plata, Latina”, op. cit., pág 154.

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52. FORD, A.; RIVERA J. y ROMANO E.: Medios de comuni-
cación y cultura popular, op. cit., pág 150.
53. Ibídem, pág. 150.
54. FORD, Aníbal: “Manzi, en el sótano de forja, presenta-
ción y selección de textos”, en Revista Crisis (1973-1976)
antología: del intelectual comprometido al intelectual revo-
lucionario, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 2008.
Pág. 484.
55. FORD, A.; RIVERA, J. y ROMANO E.: Medios de comuni-
cación y cultura popular, op. cit., pág. 155.
56. FORD, Aníbal: “Manzi, en el sótano de forja, presentación
y selección de textos”, en Revista Crisis (1973-1976) antolo-
gía: del intelectual comprometido al intelectual revoluciona-
rio, op. cit., pág 486.
57. Rivera, Jorge: La investigación en Comunicación Social
en Argentina. Op. cit., pág. 48

Registro Bibliográfico
RETAMOSO, Julieta
“Estudios sobre comunicación y cultura popular en Argenti-
na” en La Trama de la Comunicación, Volumen 16, Anuario del
Departamento de Ciencias de la Comunicación. Facultad de
Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad
Nacional de Rosario. Rosario, Argentina. UNR Editora, 2012.

RECIBIDO: 29/04/2011
ACEPTADO: 15/06/2011

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