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CRISIS ECONÓMICA A NIVEL GLOBAL A RAÍZ DEL COVID - 19:

La situación económica a raíz del covid 19 se ha visto gravemente afectada, no solo en


nuestro país si no a nivel mundial, pero sobre todo se ven más perjudicados aquellos
países tercermundistas, como es el caso del nuestro.

La difusión del coronavirus a nivel global está teniendo efectos ruinosos a nivel humano y
por supuesto supondrá un shock sin precedentes para la economía mundial, que se
sumergirá temporalmente en una recesión. Sin embargo, cuando se retiren las
imprescindibles medidas de contención de la pandemia, es de esperar que la actividad se
recupere con celeridad. Para que ello sea posible, confiamos en que los gobiernos de los
principales países tomarán las medidas necesarias para que el impacto de la COVID-19 en
la economía deje de sentirse cuando se supere la pandemia. Las principales autoridades
monetarias ya han anunciado medidas contundentes para proveer a los mercados de
suficiente liquidez y para adquirir grandes cantidades de deuda pública, lo que facilitará el
financiamiento de los déficits públicos. Si las medidas tomadas son suficientemente
ambiciosas y efectivas, el aumento del déficit público será muy sustancial este año, pero el
repunte será temporal; en 2021 la actividad se podrá recuperar con fuerza y la deuda
pública retomará la senda descendente observada durante los últimos años.

Aunque existe muchas dudas respecto a cuanto más durará esta pandemia, pero lo cierto
es que esta traerá consigo muchos déficits económicos, que pondrán en aprietos a
distintos países. Los pocos indicadores que se han ido publicando tras el inicio de esta
pandemia, señalan que, en China, como el primer país que fue afectado por este virus,
adoptó medidas de contención radicales que pues, tuvo éxito tras dos meses, pero el
impacto en el ritmo de la actividad económica también ha sido notorio, pues se estima
que el PBI Chino ha retrocedido alrededor del 10%.

Otra cosa cierta que destacar, es que la evolución de la pandemia hasta la fecha, hace
pensar que ningún país podrá evitar verse afectado económicamente, porque de una u
otra manera las economías se encuentran expuestas, en mayor o menor medida, a la
caída de la demanda global. Tampoco ninguna economía podrá salir indemne de las
disrupciones que están experimentando las cadenas globales de suministros, así como de
las restricciones a la movilidad internacional de las personas. Además, a todo ello hay que
sumar el deterioro del entorno financiero, cuya cara más visible son los descensos
históricos que se han producido durante las últimas semanas en todas las bolsas del
planeta.

La Organización Mundial del Comercio (2020), Nos dice que, a nivel europeo a principios
del año se entró en una enorme recesión, mientras en la economía española el PBI cayó
en el primer semestre del año, todo esto debido al frenazo de las actividades, como lo son
el comercio, el hotelería, el transporte, etc. lo cual representa el 25% del PBI Español.

Ha habido impacto económico directo a nivel global en la producción, dado que la


producción China se ha visto sustancialmente afectada, debido al cierre de Hubei y otras
zonas. Y este tipo de pérdidas se han visto reflejado también en otros países debido a que
sus autoridades ponen en práctica este tipo de medidas. La desaceleración de China tiene
efectos en los exportadores a ese país. Según el Banco Mundial, las mayores fuentes de
importaciones de China son Corea, el Japón y otros países asiáticos.

También nos encontramos ante una crisis económica cuando nos referimos a la
interrupción de la cadena de suministros y del mercado, pues dadas las circunstancias del
caso, muchas empresas manufactureras dependen de insumos intermedios importados de
china y otros países infectados por la enfermedad, y por otro lado muchas empresas
dependen de las ventas de China para lograr sus objetivos financieros. La desaceleración
de la actividad económica -y las restricciones de transporte- en los países afectados
probablemente repercutirá en la producción y la rentabilidad de determinadas empresas
mundiales, en particular en el sector manufacturero y en las materias primas utilizadas en
la fabricación.

La crisis económica a raíz de esta pandemia, en el caso de las empresas que dependen de
los bienes intermedios de las regiones afectadas y que no pueden cambiar fácilmente de
fuente de abastecimiento, la magnitud del impacto puede depender de la rapidez con que
se desvanezca el brote. Las empresas pequeñas y medianas pueden tener mayores
dificultades para sobrevivir a la perturbación. Las empresas vinculadas a los viajes y el
turismo se enfrentan a pérdidas que probablemente no sean recuperables.

Los retrasos en los envíos y en los calendarios de producción crean problemas financieros
a las empresas con grandes deudas, especialmente en los Estados Unidos. El declive de los
mercados de valores mundiales y la huida de los inversores de riesgo que venden activos
como bonos de alto rendimiento y acciones volátiles exponen a los inversores que han
subvalorado el riesgo. La preocupación por el riesgo de contrapartida acelera la
disminución y seca la liquidez en los mercados financieros. Los bancos centrales se
apresuran a gestionar el problema. Los mercados financieros -y la economía mundial- se
recuperan después de una recesión en forma de V.

En pleno tiempo de la globalización, con un ritmo creciente desde finales del siglo XX, en
la misma época de la economía digital y los más grandes avances en el campo de la
inteligencia artificial, la humanidad se ha visto sorprendida por el ataque de un pequeño
virus, que ha supuesto una grave pandemia, con consecuencias terriblemente
preocupantes y graves en términos de vidas humanas. En pocas semanas la economía
mundial está sufriendo los terribles efectos de un virus que supone la pandemia más
grave sufrida en el siglo XXI.

Es por ello que con el transcurrir de los días podemos ver asomarse a gran velocidad una
enorme crisis económica, con impactos inmediatos que se sienten a través de la pérdida
de empleos. Asimismo, se puede decir que estamos viviendo un “shock de coronavirus”,
debido a los efectos devastadores sobre la economía mundial, y sin lugar a duda la crisis
del COVID-19 pasara a la historia como una de las peores epidemias que el mundo ha
vivido. Esta enfermedad pone en riesgo tanto la salud como el bien público afectando
tanto a la oferta como a la demanda ya sea a través de la interrupción de las cadenas de
producción que como bien se sabe afecta enormemente al comercio mundial, así como
también por medio de la pérdida de ingresos y de ganancias debido a enormes cifras de
desempleos y con ello habrá muchas dificultades para honrar las deudas.
El departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, nos anticipa que en el
mejor de los casos, habrá una desaceleración del crecimiento del 2,5% previsto con
anticipación para el 2020; y siendo más pesimistas pronostican una contracción
económica global del -0,9%; es por ello que la gravedad de la recesión dependerá mucho
de dos factores muy importantes como son: la duración de las restricción al movimiento
de personas y actividades económicas en la principales economías; el tamaño y la eficacia
reales de las respuestas fiscales a la crisis.

En términos de pérdida de ingresos, los costos económicos mundiales relacionados con la


pandemia se estiman actualmente en 1,1 billones de dólares en 2020 en el escenario más
benigno, y en casi 3 billones en el peor de los casos.

RECOMENDACIÓN:

Si bien es cierto, el mundo se enfrenta a una prueba sin precedentes. Y ha llegado el


momento de tomar conciencia de nuestros actos. Cientos de miles de personas están
cayendo gravemente enfermas a causa de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), que
se está propagando exponencialmente en muchos lugares. Las sociedades están en crisis y
las economías están en picada. El Fondo Monetario Internacional ha reevaluado las
perspectivas de crecimiento para 2020 y 2021. Entonces, a modo de recomendación
debemos responder de manera resuelta, innovadora y conjunta para suprimir la
propagación del virus y abordar la devastación socioeconómica que la COVID-19 está
causando en todas las regiones. La respuesta deberá ser en gran escala, coordinada y
amplia, en correspondencia con la magnitud de la crisis, y guiarse a nivel nacional e
internacional por la Organización Mundial de la Salud. También deberá ser multilateral, de
manera que los países se muestren solidarios con las comunidades y naciones más
vulnerables.
CONCLUSIÓN:

 Según lo antes mencionado, que a raíz de la crisis global por la que todo el mundo
está pasando, podemos concluir que, ningún país en el mundo puede librarse de
una crisis económica, la cual viene acompañada de un sinfín de problemas
sociales, para lo cual será necesario la colaboración no solo de las autoridades sino
de toda la población en conjunto, para así poder erradicar dicha crisis, y acatar las
órdenes de cada estado.
 Podemos concluir que a raíz de la pandemia del COVID-19 ni el país más rico del
mundo, mucho menos el más desarrollado ha podido librarse de episodios
terribles que traen consigo este pequeño virus como pérdidas humanas, así como
también de afrontar la crisis económica que se está dando a nivel mundial, debido
a la interrupción de la cadena de producción y a la enorme cifra de desempleos
que atraviesan todos los países del mundo.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:

 Organización Mundial del Comercio (8 de abril 2020). “Desplome del comercio

ante la pandemia de COVID-19, que está perturbando la economía mundial”.


Ginebra- Suiza. Recuperado de:
https://www.wto.org/spanish/news_s/pres20_s/pr855_s.htm
 COVID-19: Llamamiento urgente para una respuesta a la recesión económica desde los
derechos humanos. Recuperado de:
https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Development/IEDebt/20200414_IEDebt_urge
nt_appeal_COVID19_sp.pdf

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