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Poética en sentido amplio –frase manifiesto de la autora y editores-, debe ser lo más
reiterativo del texto en que me detendré. No es que la frase se copie y se copie, sino que
esa es la experiencia que se vive leyendo –abrazando- el libro de Karina García Albadiz.
Y es que este poemario en prosa relata, configura imágenes, nos enfrenta a un punto de
vista, a un modo de ser, sentir y expresar.
Son 24 textos –con su propio título y página, pero numerados en esta reflexión por él
que escribe- que a primera vista se leen crípticos y sin engrane con el resto, pero junto al
avanzar de las páginas se va revelando un sistema complejo, bien vinculado y de
comprensión eficaz… siempre y cuando nos acostumbremos a la fusión del contenido
con su forma.
En este poemario -editado por el Centro de Investigaciones Poéticas Grupo Casa Azul el
2013- no se salva institución alguna que sea poseedora de un discurso hegemónico.
Pues, vivimos en una sociedad encandilada por el consumo, individualista,
desenraizante y la autora insiste en opacarlo… hasta aquí un lugar común… ¿Qué hace
la diferencia?
En ¿Dónde está la… nos encontramos con un cruce de la biografía emotiva propia de la
poesía y una descripción crítica del contexto de producción. Se nos devela una mirada
argumentada con pasajes de vida y retazos del estado de las cosas de la realidad
compartida: una sociedad que se plantea homogeneizante y heteronormativa.
Características que golpean al hablante lírico, no solo desde lo abstracto de los
conceptos, sino también con la dura cachetada de los hechos.
Karina, nacida y criada porteña, de a fragmentos nos presenta su visión de mundo como
una enfermedad crónica, una crítica crónica que no se pasará: ni con amores ni
vocaciones, sino que con el propio discurso, ya que nada más que la poética en sentido
amplio nos presenta la oportunidad de sortear la inmundicia que las instituciones
discursivas han creado.
Ella, como profesora de lenguaje, se siente enterada del modo de configurar a los
sujetos. La sociedad ha creado uno y mil métodos para encauzar al
dependiente-ciudadano-normalizado. Heterosexuales, desclasados, aparentes e
individuales: somos una sociedad que se ha enceguecido con velas.
Pero al final del día, estas elucubraciones de orden no son necesarias. Este todo
engranado no pretende asegurar nada, ni dejar en el lector verdades asentadas. Muy por
el contrario, al completar la lectura nos armamos de un paisaje claro que se presta solo
para certeras dudas: el tiempo como fenómeno no cronológico, sociedad obnubilada
ante el individuo, conceptos vaciados por un sistema cruel, lenguaje potencialmente
totalizante que lleva en sí la semilla de boicot, estructuras artificiales que generan
verdades, aparentes intelectualidades que no pasan de la memorización de fechas y
fórmulas sin aplicaciones reflexivas, entre otros disparates que nos debiera atañer.
¿Es tan crítico nuestro estado actual?, a juicio mío ¡probablemente! Pero la gracia es
encontrar la voluntad. La propia voluntad de subvertir, de reflexionar, de detenerse, de
no instrumentalizar a nada ni a nadie. La ardilla es un animal curioso, ágil, y cautivante.
La invitación pareciera ser que su nuez sea lo suficientemente rugosa y laberíntica como
para que invente su propio camino hacia el centro sabroso.
¿El sujeto tiñe al objeto o al revés? Es esta la finita metáfora de la belleza. ( 27)
Del objeto cultural: ¿Dónde está la nuez para la ardilla?; Karina García Albadiz; 52
pág; 2013; Grupo Casa Azul, colección “Los Incunables”. Segunda edición.
Del libro leído: Bazar Putamadre; $4000.-