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Grupo: 1 Alumno: Vargas Rivera, María Belén

Inclusión escolar, ¿un sueño posible?


Breve descripción del tema
La educación es un derecho para todos y se debe buscar la manera de que esta sea accesible a la mayor
cantidad de la población. El tema de educación inclusiva hace referencia a prestar atención a “los
grupos marginales y vulnerables con una voluntad integradora, buscando la máxima calidad y el
desarrollo del máximo potencial de cada persona”.(Según la UNESCO) y distingue 6 grupos, siendo
uno de ellos, los niños con discapacidad. Este texto se va a enfocar en analizar la situación de la
educación en el País, revisando estadísticas y otras investigaciones, investigando los planes de
educación del MINEDU.
La pregunta central: ¿El Perú va por el camino de una educación inclusiva con los niños con
discapacidad?
Marco teórico
El concepto de discapacidad ha variado bastante a lo largo de la historia, hasta llegar a la definición
dada por la OMS. Esta visión explica que la discapacidad es la relación compleja entre las
limitaciones funcionales (deficiencia) de una persona y su interacción con su ambiente social, donde
hay barreras que le impiden la participación plena en la sociedad.
Por otra parte, la definición jurídica de discapacidad en el Perú se encuentra en la Ley General de la
persona con discapacidad. En su articulo 3 se define a una persona con discapacidad como:
“aquella que tiene una o más deficiencias físicas, sensoriales, mentales o intelectuales de
carácter permanente que, al interactuar con diversas barreras actitudinales y del entorno, no
ejerza o pueda verse impedida en el ejercicio de sus derechos y su inclusión plena y efectiva
en la sociedad, en igualdad de condiciones que las demás.” (Ley N° 29973).

Estado de la cuestión
La educación fue reconocida como un derecho en 1948 por la Declaración Internacional de los
Derechos Humanos, la cual dicta que “toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe
ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental.” (DUHM, Art.
26). En las décadas siguientes, se ha ratificado el rechazo a la discriminación en el ámbito educativo
en varios convenios internacionales como en la Convención relativa a la Lucha contra las
Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza de 1960 y en La Declaración de Salamanca de 1994
en el marco de la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educacionales Especiales, la cual proclama
que “los sistemas educativos deben ser diseñados y los programas aplicados de modo que tengan en
cuenta toda la gama de esas diferentes características y necesidades” y que “las personas con
necesidades educativas especiales deben tener acceso a las escuelas ordinarias, que deberán
integrarlos en una pedagogía centrada en el niño, capaz de satisfacer esas necesidades.”
Con la ayuda de las leyes y proyectos, el enfoque sobre la educación inclusiva y la visión de la persona
con discapacidad ha cambiado. El movimiento “Educación para todos”, promovido por la Unesco,
busca que se disminuyan las barreras existentes que impiden el acceso a una educación de calidad a
ciertos grupos, como las personas con discapacidad. La visión actual reconoce que cada alumno tiene
características diferentes, por lo cual se debe buscar habilitar las escuelas con las herramientas
necesarias para poder satisfacer las necesidades académicas individuales de cada estudiante.
El Perú ha buscado llevar esta visión a la realidad, promoviendo leyes y medidas que ayuden a la
integración de los alumnos con algún tipo de discapacidad. Uno de los últimos logros fue la creación
del “Plan Piloto de Inclusión Progresiva de niños, niñas y jóvenes con discapacidad” del 2005. Este
plan ha permitido “construir los marcos básicos para promover el diseño, implementación y desarrollo
de los procesos pedagógicos en las instituciones educativas inclusivas basado en cuatro objetivos
estratégicos: Cobertura, Conversión, Calidad Educativa y Sociedad Educadora.” (DIGIBE, 2012).
Esto implica que las instituciones educativas EBA, EBR y ETP incluyan a alumnos con discapacidad
(Cobertura), que estos alumnos puedan mejorar su aprendizaje (Calidad), con un fortalecimiento
institucional y de recursos para la educación inclusiva (Reconversión del sistema) y con la ayuda de
una sociedad sensible y comprometida con la educación inclusiva (sociedad educadora). Cita

Asimismo, un gran avance ha sido la creación de los Centros de Educación Básica Especial (CEBE),
los cuales, según su plan de normas técnicas para regulación, deben brindar atención escolarizada en
niveles de primaria y secundaria a alumnos hasta los 20 años con discapacidad severa y
multidiscapacidad y brindar asesoramiento a centros de educación inclusiva leve o modera y familias
a través de su equipo de Servicio de Apoyo y Asesoramiento para la Atención de las Necesidades
Educativa Especiales (SAANEE). Para los alumnos menores de 3 años existe el Programa de
Intervención Temprana Oportuna (PRITE), el cual según su Norma Técnica para regular el
funcionamiento, brinda atención no escolarizada y realiza “acciones de prevención, detección y
atención oportuna, para la temprana inclusión educativa (…) en los servicios de Educación Inicial de
la Educación Básica Regular o en los Centros de Educación Básica Especial, según corresponda.”
(Norma técnica para regular el funcionamiento del PRITE, 5.3).

Además, una de las ultimas leyes promulgadas que se encuentra en la norma técnica “Orientaciones
para el Desarrollo del Año Escolar 2019 en Instituciones Educativas y Programas Educativos de la
Educación Básica” dicta que las escuelas públicas y privadas de todos los niveles y modalidades
deberán reservar dos vacantes por aula para estudiantes con necesidades educativas especiales
asociadas a discapacidad leve o moderad (Minedu, 2018).

En contraste, los datos obtenidos en la encuesta nacional del 2017 de la INEI señalan que todavía
existe un limitado acceso a la educación por parte de la población con discapacidad, lo que se muestra
en las tasas de asistencia a un centro educativo. Estas son que el 61,3% accede a una educación inicial;
el 73.3%, a la primaria y el 39,2% a la secundaria. Asimismo, la cantidad de años de estudios, en
promedio, es 7.6, lo que explica que para el 40,4% el mayor grado de estudios obtenido sea la
primaria. (INEI, 2017).

De igual manera, en el 2018, el Ministerio de Educación (MINEDU) estimó que son cerca de 100
000 estudiantes que presenta algún tipo de discapacidad y se encuentran dentro del sistema educativo,
de los cuales 15 000 alumnos estudian integrados en escuelas regulares, mientras que el resto acuden
a los 426 centros CEBE que hay en el país o participan en los 93 PRITE. Estas cifras son aun
insuficientes y no llegan a abarcar a los demás de 160 mil personas con discapacidad en edad de
estudiar que existen en el país (Cueto, S. et al., 2018).
Después de haber realizado un contexto del marco legal y revisar algunas de las estadísticas en el
Perú, se debe revisar como sería un modelo de educación apropiado para el desarrollo del alumno.
En el artículo El Derecho a la Educación de Personas con Discapacidad: impulsando el concepto de
Educación Inclusiva se define que un “sistema educativo inclusivo es aquel que, por encima de
cualquier otra característica, prohíbe las prácticas discriminatorias, promueve la valoración de la
diferencia, acoge la pluralidad y garantiza la igualdad de oportunidades.” (Crosso, C.,2014, pg.83) y
señala que la Educación inclusiva “explicita el derecho de las personas con discapacidad de acceder
y permanecer en el sistema regular de educación, el cual debe ser capaz de hacer ajustes para
responder a todos sus alumnos y alumnas.”(Crosso, C.,2014, pg. 83).
La implementación de este sistema implica un trabajo por parte del estado, en conjunto con los
profesores y el personal que trabaja en los centros educativos. Sin embargo, para que el sistema puede
adaptarse a las características de los alumnos, primero las instituciones educativas deben contar con
las necesidades básicas. El censo educativo 2017 muestra que el 71,2% de los centros educativos en
el área urbana un 71.2% y el 21.9% del área rural cuenta con los 3 servicios básicos, lo cual resalta
la gran deficiencia en la calidad de la infraestructura educativa. (Minedu, 2017)
Por otro lado, en este texto se explica que hay diversos obstáculos para la realización de este
paradigma, de los cuales se distingue dos principales que afectan la disponibilidad, accesibilidad,
aceptabilidad y adaptabilidad de la educación. Estos dos obstáculos estructurales son la visión
estereotipada de las personas con discapacidad y la limitada cantidad de recursos destinados a la
educación inclusiva. Sobre el primer obstáculo se cita a un Informe de la defensoría del pueblo de
Colombia, la cual dice que se debe reconocer que este “grupo poblacional no es vulnerable, de manera
fundamental, por encontrase en sí mismo en situación de discapacidad; su vulnerabilidad es producto
más de su interrelación con el medio y la sociedad en la que habita y en la que aspira a realizarse
como ser humano”. (Crosso, C.,2014)
Paralelamente, la Ley General de la persona con discapacidad define que la persona con discapacidad
al “interactuar con diversas barreras actitudinales y del entorno, no ejerza o pueda verse impedida en
el ejercicio de sus derechos y su inclusión plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones
que las demás” (Ley N° 29973). Sin embargo, esto no implica que aquellos que trabajen en el ámbito
educativo piensen de esta manera y consideren a este grupo inferior y vulnerable por la limitación
que presentan. Con respecto al tema, una encuesta realizada a personal de la UGEL 05 demostró que
las mayores dificultades que encuentran al trabajar con alumnos con discapacidad es la Exclusión
Institucional, con un 40%, y la discriminación por los estudiantes, con un 28% (Casimiro, C., 2008).
Otro estudio realizado en escuelas de la sierra mostro que los alumnos con defectos físicos tienen un
gran factor de riesgo de sufrir acoso escolar (Amemiya, I., Oliveros, M., & Barrientos, A. ,2009).
Esta información evidencia que la población con discapacidad no es completamente aceptada por la
sociedad y aún existen muchos prejuicios y discriminación.
Asimismo, Crosso señala que otro impedimento es la “discrepancia existente entre el marco jurídico
y los recursos disponibles para la realización del derecho a la educación inclusiva”, causada por una
“falta de voluntad” por parte del Estado (Crosso, C., 2014). El Perú presenta también este problema,
pues del reducido presupuesto de educación, solo se le otorga un 0,88% a la educación inclusiva
(Ministerio de cultura, 2018).
Asimismo, esto se refleja en la falta de disponibilidad de personal educativo debidamente capacitado
y de estructura adecuada para la atención de las diferentes discapacidades. Por un lado, el Censo
Escolar 2014 señala que solo un disminuido porcentaje de las escuelas recibe el apoyo y seguimiento
del SAANEE, requerido por la ley. La información brindada señala que en educación inicial el
acompañamiento es solo para el 11%; en educación primaria, solo para el 15.2% y, en secundaria
solo se da al 10.1% (Mendoza M., 2019).
Con los datos otorgados por ENEDIS en el 2012, se puede observar que la infraestructura en muchos
casos no permite el desplazamiento y el acceso a los centros educativos. Por ejemplo, analizando la
discapacidad física, la presencia de rampas de acceso es de solo 27,5%; barandas de seguridad, un
30% y; servicios higiénicos especializados, un 11.8% en las escuelas regulares. Para agregar,
directores entrevistados señalan que, si bien hubo un incremento de materiales y equipo desde la
implementación del Programa presupuestal 0106 a partir del 2015, este aun no es suficiente. (Cueto,
S. et al., 2018).
También, ellos expresan que les falta capacitación en educación inclusiva y, que si la tienen, la
atención que requiere el resto de los alumnos y el trabajo administrativo que deben hacer les impide
enfocarse debidamente en verificar que se lleve correctamente la inclusión de los alumnos. De igual
manera, los datos reflejan la deficiencia de personal y equipo especializado en las escuelas regulares
Por ejemplo, para la discapacidad visual, solo cuenta el 29,7 % con profesores especializados; el 19,7
%, con computadoras especiales y; solo el 0,6%, con libros braille. (Cueto, S. et al, 2018).
Por otro lado, la falta de una apropiada educación inclusiva es reflejo de una sociedad que aún
mantiene barreras que impiden el pleno desarrollo de la persona con discapacidad y su integración a
la comunidad, por lo cual el acceso a servicios públicos es “limitado, de baja calidad, no se encuentra
regulado adecuadamente y carece de recursos suficientes y presupuestado” (Cordero, C. & Franke,
P., 2005). Un ejemplo de esto es que la INEI reporto que solo el 11.4% de esta población recibió una
terapia de rehabilitación (MINSA, 2018), la cual es de vital importancia para mejorar la calidad de
vida y es una privación a su derecho a la salud.
Asimismo, a causa de estas barreras, las personas con discapacidad se ven a afectadas en el ámbito
laboral. La INEI estima que solo un 45% de la población con discapacidad es económicamente activa
y de ellos el 51.8% labora como trabajador independiente (INEI, 2017). Si se tiene en cuenta que solo
el 0,8% asiste en un centro de estudios superior (Cueto, S. et al, 2018), todo es muestra de que la gran
mayoría de esta población no tiene las herramientas para conseguir un contrato de trabajo y formalizar
sus ingresos.
Con la información obtenida hasta ahora se puede concluir que el Perú tiene un avanzado marco legal
que favorece una educación inclusiva para los niños con discapacidad. Sin embargo, hay una carencia
de infraestructura, personal capacitado y presupuesto, lo que causa que las escuelas y centros de
estudios no estén preparados para atenderlos de manera adecuada y brindarles la educación calidad
estipulada por la ley. Además, hay todavía muchos prejuicios y discriminación hacia esta población.
Este problema es un muestra de la discriminación y exclusión social que padecen las personas con
discapacidad. La prueba es el limitado acceso a los servicios públicos como a un sistema de salud y
el bajo grado de educación que llegan a obtener. Esta situación afecta la calidad de vida y las
posibilidades de desarrollo en todos sus ámbitos de esta población. Por esta razón, el estado debe
continuar trabajando en mejorar sus políticas y aumentar los recursos destinados al sector salud y
educación, lo cual va a beneficiar, no solo a las personas con discapacidad, sino a todo el Perú. Por
su parte, los ciudadanos deben buscar apoyar y integrar a este sector en la vida cotidiana, dentro se
sus posibilidades, pata así iniciar un camino a la verdadera aceptación e integración en la sociedad.
Bibliografía
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