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“Tres ingredientes son indispensables para que aparezca un gran creador: oficio, ideas y cultura. Estos
tres son los componentes de la tarea creativa, no siempre tienen que equilibrarse, uno puede prevalecer
sobre los otros, pero si alguno de ellos falla, el artista, lo es solo a medias o no llega a serlo nunca. El
oficio se aprende, consiste en el aspecto técnico, artesanal, del que también está hecha toda obra de
arte…Dominar el dibujo, la perspectiva, tener el dominio del color, es necesario, imprescindible, pero
apenas un punto de partida. Las ‘ideas’, es una manera más realista de llamar a la inspiración, es el
factor decisivo para hacer del oficio el vehículo de expresión de algo muy personal, una invención que
el artista añade a su obra a lo ya existente. En las ideas que aporta reside la originalidad de un creador.
Pero lo que da espesor, consistencia, durabilidad a la invención son los aportes de un artista a la
cultura, la manera como su obra se define respecto a la tradición. La renueva, la enriquece, critica y
modifica…el arte tiene raíces en lo vivido, pero que solo se plasma cuando crea un mundo distinto,
que niega, no que reproduce el que ya existe.” (Vargas Llosa, El lenguaje de la pasión: 231-235)
Al observar una obra de arte, tratamos de asimilar en toda su magnitud aquello que nos
despierta curiosidad, lo cual se deriva en la manera que suscita nuestros sentidos; en ese caso,
percibir es también un acto inteligente y creador, porque en todo ello hay una interacción
dialéctica o un acto de reciprocidad entre artista y observador. El observador al asimilar lo
artístico brinda un significado al mensaje puramente estético que le otorga las propiedades de
la obra, en función de los conocimientos que este posee, la mirada inteligente sabe mirar.
Artistas, dibujantes y pintores, desarrollan la capacidad perceptiva más allá de lo
normal que les permite la posibilidad de encontrar formas y contenidos para potenciar la
creatividad que infunde a su obra. Decía Degas: “El dibujo no es la forma, sino la manera de
ver la forma”. Y Leonardo da Vinci expresaba: “ El secreto del arte de dibujar es descubrir en cada
objeto la manera particular como una línea fluctuante se dirige, como una ola central que se despliega
en olas superficiales, a través de toda su extensión.” Van Gogh escribe a su hermano Teo:
“Encuentra bello todo lo que puedas; la mayoría no encuentra nada lo suficientemente bello…Es una
cosa admirable mirar un objeto y encontrarlo bello, reflexionar sobre él…En la casita más pobre, en el
rinconcito más sórdido veo un cuadro o dibujos y mi espíritu va en esa dirección, por un impulso
irresistible.” Nuestra mirada fecunda la realidad. (A: Marina, Teoría de la inteligencia creadora:
35-40)
El valor de una obra de arte no está determinado por la tendencia o revelación que
corresponde a una época histórica. Cuando surge el impresionismo, la crítica fue desbastadora
con las obras y los artistas de ese movimiento cultural, se creía que los impresionistas
rebajaban el arte por el uso de los colores puros y luminosos y por la pasión que les infundía
el paisaje. Ello implicó una dimensión catastrófica a una nueva fuerza creadora; sobre todo,
pretender que lo novedoso es un error, solo por el hecho de no haber existido.
Así como el impresionismo, también el cubismo, el arte abstracto (no figurativo) –
explosión del nuevo arte-, corrieron la misma suerte de oposición hacia sus creadores y sus
obras, porque se creía que excluían a la naturaleza. En el arte abstracto a parte de ser oficio, es
también, intuición, imaginación, razón y conocimiento.
Ninguna cosa se ha combatido con mayor crueldad que a una nueva forma de hacer
arte. Wassily Kandinsky, tuvo que sufrir los más feroces ataques a sus obras y sus teorías,
solo porque las concepciones de los reaccionarios del arte, estetas y críticos permanecían
aferrados al pasado.
Kandinsky, dijo:
“Toda la naturaleza, la vida y todo lo que rodea al artista, y la vida de su alma, son la única
fuente de cada arte. Es muy peligroso suprimir una parte de esta fuente… ¡El pintor se alimenta
de impresiones externas (vida exterior), las transforma en su alma (vida interior), la realidad y el
sueño! Sin saberlo. El resultado es una obra. Es la ley general de la creación. La diferencia se
manifiesta solamente en los medios de expresión.”
“No hay recetas que transmitir a los jóvenes. La única receta sería referirse no a las formas
heredadas, sino al espíritu de la época -contenido- de las obras de arte. Importa solo la honestidad del
artista…la forma no es más que la exteriorización de una vida interior alimentada a su vez de
impresiones exteriores que ha transformado. Por lo tanto la forma es siempre personal y relativa, y la
forma utilizada mecánicamente mata la vida interior…Un verdadero artista ama la forma -del mismo
modo que ama sus pinceles- porque es un medio para expresar un contenido. Una forma sin contenido
está muerta.”
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Kandinsky, De lo espiritual en el arte, pág. 105.
deslumbran y captura nuestra percepción, como es el caso de El Guernica de Picasso. Solo
basta aquello que sobrecoge y fascina para señalarlo como arte.
Lo que para Neruda significaría hacer poesía: “es como el panadero que hace el pan
cada día”; y para el poeta peruano Javier Heraud: el poeta trabaja para construir versos como
el alfarero que martilla el metal.
Cuando Albers, refería sobre la composición de un cuadro, aseguraba que “…la
armonía no es el objetivo primordial del color; lo inarmónico es exactamente tan importante
como en la música”. Es la experiencia de la vida del artista la que inyecta contenidos y formas
a su obra de arte. El artista cuando plantea la obra muchas veces encuentra encanto en la
textura y gusta deslizarse en tales emociones. La edificación de la forma tiene que ver con
aspectos psicológicos, sociales, ideológicos y culturales. La mayoría de artistas aseguran que
su obra nunca está terminada ni acabada, solo lo dan por concluida.
Si bien, todo arte tiene cualidades intrínsecas, es porque: “El arte está ligado
estrictamente a las leyes de la naturaleza dictadas por el medio en el cual alcanza su expresión… no
sobre la base del arte por el arte, sino sobre la base de una nueva realidad, que tiene su fundamento en
la relación directa del artista con su medio” (K. Kuh. Op. Cit. pag. 162, Declaraciones del pintor
H. Hofman).
En el proceso de creación, el artista trata con hechos estéticos que son influencias que
recibe de otros artistas que le han precedido, pero estas influencias se apoyan en el medio
social y cultural que de una u otra manera determinan la obra artística, las mismas que son
traducidas en formas, color, planos, líneas, que adquieren expresión por los recursos y
técnicas que emplea el artista, y es: su sensibilidad estética, imaginativa, psíquica y su
individualidad.
El pintor japonés I. Noguchi, expresa:
“El arte debe tener algún tipo de cualidad conmovedora y memorable desde el punto de vista
humano. Tiene que evocar algo que lo mueve a una persona; un recuerdo, un reconocimiento de
su soledad, de su tragedia o de cualquier sentimiento que se halle en el fondo de su evocación”.
(K: Kuh, Op.cit. pag.222).
Estas reflexiones nos llevan a pensar en la finalidad del arte. Hay una cuestión
fundamental que el mismo Noguchi afirma; “…todo artista necesita de la técnica para
expresar lo que desea”. Ello involucra los logros del hombre y del artista en el desarrollo de la
historia del arte en todas las manifestaciones. Nada se logra en el arte sin la técnica, destreza y
habilidad; son recursos y condiciones que posee todo artista y las emplea para el impacto de
su obra que es el destello del arte.
Kandinsky, uno de los iniciadores y celebrados pintores del arte abstracto, refiere:
“Lo esencial es que la forma nazca de una necesidad interior, es decir, del contenido, y que
las formas escogidas tengan una resonancia interior…cualquier forma es buena si expresa
exactamente esa necesidad interior, y cada artista es libre de elegir la forma que le va a
permitir conseguir este objetivo…solo subsisten las creaciones auténticas del arte, aquellas
que poseen un alma (contenido) en su cuerpo (forma)…” (Kandinsky, La gramática de la
creación. Edit. Paidos, p, 12).
Respecto a la subjetividad del artista; lo primero que se manifiesta en el artista es la
emoción de su alma, la que comparte con el alma del espectador, en esa comunión artista-
observador, interactúan en la obra artística.
“El elemento interior de la obra es su contenido, debe haber pues vibración del alma. Si esta
no se da, no puede producirse la obra…no puede existir ninguna obra sin contenido”. (Op. cit. p, 43)
7.7 Proporción
Está vinculado al concepto de belleza, es entendido como la cantidad adecuada de
masas en relación a la composición y las cualidades que lo conforman respectivamente
encuadradas en un fondo4. En tal sentido, los prototipos de belleza en cuanto a proporción se
le denominan cánones y se adoptan de acuerdo con los tiempos, estilos, gustos, entre otros.
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Por ejemplo, el encuadre es una complicada tarea cuando se filma o de toma una fotografía, por ello se
busca con mucho esfuerzo y dedicación el encuadre adecuado, sin lo cual no hay belleza de imagen
cinematográfica.
Por ejemplo el canon de belleza comercial y publicitaria de hoy, los modelos que aparecen en
las revistas, muy distinto a los cánones del Renacimiento y del arte griego.
Leonardo Da Vinci, uno de los más geniales artistas del renacimiento italiano, utilizó
un canon de belleza vigente hasta hoy día; basado en la figura humana de exactas
proporciones latinas y tiene que ver con la estructura de la estrella de ocho puntas. Una de las
mejores muestras en la que Leonardo aplicó ese canon lo podemos apreciar en La última
cena, observemos el mural, todo guarda relación armónica entre la forma y contenido, en
proporción de las figuras entre sí. Los biógrafos de Leonardo, refieren que el pintor pasaba
horas, días, hasta meses sin mover el pincel, meditando, reflexionando sobre cuál sería el
siguiente trazo o pincelada; antes debía resolverlo en su mente, después en el lienzo. En La
última cena; allí nos muestra el efecto de la actitud de doce personas y doce temperamentos
diferentes. A Jesús se le aprecia en un solo destello y doce reflejos distintos que son los
apóstoles. La expresión dramática de los doce apóstoles, unos en actitud de sorpresa, otros
con rostro augusto. Los bustos, rostros y manos, manifiestan un estado de moralidad; la mesa
con el mantel damasquinado al ocultar casi completamente los miembros inferiores de los
personajes que al mismo tiempo pareciera no faltar nada y que los cuerpos están completos,
ofrece el ingenioso artista los recursos estéticos que supo utilizar magistralmente.
La última cena de Leonardo Da vinci
En el cuadro se
obtiene una visión
extraordinaria cuyo propósito
es constituir un todo con las
trece figuras sentadas lado a
lado (Jesús y los doce
apóstoles), para que cada
compañero de mesa
apareciera aislado de su
vecino pero agrupados en trilogías representando una unidad grupal. Al parecer, Leonardo
dividió a los personajes en cuatro grupos y unió estos grupos de manera magistral al conferir
en el entorno general una cierta continuidad y comunión espiritual. Se aprecia una animada
reunión ejecutada por un movimiento único de expresión fraternal. Todo el cuadro anima una
serie de ondulaciones sucesivas de una inmensa ola de emociones que convergen en un
carácter íntimo. Se percibe el momento que Jesús pronuncia la palabra final, sentado en el
centro de la mesa; produce un tumulto de expresiones hacia el protagonista, agita a los dos
grupos más cercanos y a la vez procura comunicarse con los dos grupos más lejanos, al
unísono en una comunión humana.
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Picasso, realiza esta obra a raíz de la Guerra Civil en España, que cobra 500,000 mil muertes, españoles
contra españoles.
en su tiempo fue llamado “El pintor de la fealdad”, época en que la pintura americana de
tendencia neoclasicista se instalaba en esta parte del Perú.
7.10. Composición
Consiste en la
interrelación de formas y
contenidos, que son captados
por el espectador. Está dado
por el equilibrio de masas
que el artista ha prodigado en
la edificación de la obra de
arte. El equilibrio de un
cuadro de pintura, consiste en
no cargar demasiados
elementos en uno de los lados, más bien deben ser distribuidos adecuadamente sin dejar
desprovisto el resto del espacio y área total del cuadro. En algunas pinturas de corte clásico,
se puede percibir que las figuras están agrupadas, sugiriendo esquemas geométricos. Estos
recursos de figuras geométricas son las que de manera invisible dan al cuadro cohesión y
unidad, evitando la sensación de una simple agrupación de figuras dispersas sin relación entre
sí. El dibujo, el color, el empaste, las luces y las sombras, son componentes del lenguaje
pictórico, estos elementos constituyen la visión de la composición en su conjunto, es el
mensaje que habla por sí mismo. La composición es la organización de todos los elementos
que se traducen en un orden y equilibrio. Por ejemplo, “El juicio Final” de Miguel Ángel. La
grandiosidad lograda en la obra, no es otra cosa que el equilibrio de los elementos dispuestos
bajo un canon riguroso de medidas, masas y líneas, así también “El acrópolis” de Rafael.
Ambas pinturas son muestras de una imponente y severa composición artística.
7.13. Volumen
El volumen, confiere a la figura la representación tridimensional sobre un plano
bidimensional, el mismo que usando recursos plásticos puede conseguir que en la percepción
aparezca sobre el plano una tercera dimensión pero físicamente inexistente. Leonardo da
Vinci, afirmaba "todo dibujo es engaño”; no es que la figura sea una farsa, sino que el
volumen en la expresión plástica que nos hace percibir, es en apariencia una tercera
dimensionalidad; donde, en realidad solo hay dos dimensiones: largo y ancho, a partir del cual
se crea una tercera, que es la profundidad de la composición. El volumen le da una
tridimensionalidad y aún más, una cuarta, que es el movimiento. (Aplicado en dibujos de
historietas o comics).
Este proceso que en la expresión plástica y visual es manejada de modo continuo, está
perfectamente aplicado e ilustrado en la siguiente imagen, el cuadro de Escher. Las aves, que
en un principio son solo un motivo gráfico, progresivamente van metamorfoseándose hasta
tomar cuerpo y se echan a volar; por cualquier lado del cuadro que uno lo mire, obtiene la
sensación de ida y vuelta, dando una sensación inquietante.
Litografía de M. Escher. Liberación