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CAOS...

¡Tal vez no sea buen momento para mirar por la ventana!, Mi nombre es April, tengo 17 años,
ahora vivo en casa de Marcus, un obrero del rey, a quien debe entregarle el dinero de sus
cosechas, un ser codicioso y con carácter del demonio; Marcus es un buen hombre, en el pueblo
lo aprecian mucho por que llego de un momento a otro a ayudar a las personas sin razón alguna,
cuentan las malas lenguas del pueblo que venía de una guerra, otros que lo mando el rey para
mantenerlos vigilados, pero yo lo veo como una gran persona, casi como un padre. Vivimos en
una casa a las afueras del pueblo, donde todo mundo nos busca para cualquier menester, es muy
común que nos vengan a buscar para ayudar a arreglar carretas, lámparas, y cosas así, todos los
trabajos son sencillos y me divierto, desde que vivo con Marcus, él me ha enseñado a manejar
herramientas que las mujeres en el pueblo no se atreven a usar, como el martillo, el serrucho,
entre otros, que se necesitan para el trabajo, cuando inicie a manejar el martillo tenía 13 años,
Marcus me puso de tarea elaborar una escultura en madera, según el para que cuando trabajara no
fallara a darle al martillo; no sabía que madera usar, así que le pregunte a Marcus, sin más me
mostro un tronco que había entre la leña con la que se hacia la comida, para mí me dijo que con
eso, ya que fue lo primero que vio; me ubique en un banco que teníamos en la cocina a averiguar
cómo se hacía una escultura, pero yo con mis manos vueltas nada frente a ese trozo de madera,
me golpeaba mis dedos constantemente, no lograba hacer algo bien, Marcus solo me miraba y
con cara de burla seguía haciendo una rueda que Sr. Jacob le había pedido, este señor siempre le
pedía ruedas de repuesto, ya que por su trabajo de cazador las necesitaba, por lo que en su
carruaje cargaba todos los animales que casaba; el cuándo viene nos trae un poco de carne, y
mientras espera se pone a contarme historias sobre sus hazañas con las bestias del bosque, de
casualidad se confabula con Marcus para darme unos buenos sustos, el otro día me contaba sobre
un animal feroz al cual le tenía mucho temor, ya que su simple presencia causaba cosas en los
estómagos de los cazadores, siempre que se encontraban uno, algún hombre caía, era espelúznate,
además de ello tenía unas garras feroces, dos dientes que se le alcanzaban a ver cuándo devoraba
presas y unas orejas largas que lo mantenían alerta y vivaz para atacar!. ¡Y buuh! Marcus se
abalanzaba sobre mí para asustarme...me hacían llorar con historias como esa, pero Marcus luego
me tranquilizaba diciéndome que eso era un simple conejo, que los hombres caían por su
conmensurable belleza, que los conejos de bosque eran un manjar de reyes y que de muy vez en
cuando se veía.
Lo único que hacía en mi madera eran huecos, estaba tallando más mis dedos que la madera,
además no me salían ideas de como poder hacerle formas y Marcus solo me decía que aprendería
más, si yo hallaba la manera entender mis errores y afrontar cada reto que me pusiera en mente,
pero siempre acababa diciendo que no quería enseñarme, no sabía si era enserio o no, pero de esta
manera me enseño muchas cosas con las cuales hoy en día me defiendo. Luego de un buen
tiempo practicando, mis habilidades iban mejorando, ya sabía que debía coger el mango del
martillo de la parte cercana para más precisión y de la más lejana para más fuerza, lo único
verdadero era que mis figuras iban tomando forma, no eran las “que esculturas” porque carecían
de detalle, pero no de forma. Marcus cuando vio mi avance me felicito, pero me dijo que era hora
de aprender otra cosa, que la escultura no iba a ser mi profesión, ya que una niña como yo estaba
destinada para mejores cosas, así fui aprendiendo a manejar muchas herramientas, y al ayudarle
más a Marcus podríamos pasar más tiempo en las noches, ya que a mí me encantaba que el
cantara sus canciones de bosque, me tranquilizaban y podía dormir; hay noches en las que sueño
con mis padres y hermano, siendo una familia feliz, corriendo por el bosque junto al rio, pero de
un momento a otro las cosas cambian, veo por la ventana y unos señores tiene a mi padre
amarrado del cuello para ahorcarlo viendo lo que le hacían a su esposa, mi madre es abusada
ferozmente por un tipo con sombrero y al lado muerto está mi hermano, no sé si estoy llorando o
en donde estamos hay fuego, pero siempre veo borrosas esas escenas; antes de que le hicieran eso
a mis padres éramos una familia normal, dependíamos de la agricultura, no lo teníamos todo pero
nunca nos quejábamos, mis padres eran muy felices, mi padre besaba a mi mama cada que la
veía, mi hermano de 7 años siempre se la pasaba escudriñando por ahí, a ver que se topaba, era
muy inquieto, siempre que ahora los recuerdo me da mucha nostalgia, pero mi salvación fue
Marcus, quien en su momento me veía como una carga e inicio a cuidarme, enseñarme y a
protegerme de todo, Cuando en las noches tengo mis pesadillas esta él, el me canta, me abraza y
puedo volver a dormir; me alivia que una persona de gran corazón me haya querido, esto sucedió
cuando yo tenía 12 años, desde entonces después de despertar ya estaba en la casa de este
hombre, al inicio fue duro, no sabía cómo actuar, ni que pensar, mis familia estaba muerta, que
había hecho yo para no estarlo, porque ellos, que hicimos, estas preguntas me rondaban la mente
en esos momentos, yo simplemente recostada en la cama de Marcus lloraba constantemente
recordando y tratando de entender las cosas me dormía, el con una paciencia infinita me llevaba
de comer, me hablaba a pesar de que yo no lo hiciera, me contaba historias sobre lo maravillosa
que es la vida, no sabía por qué este señor hacia esto, pero le fui tomando un cariño y me decido a
salir de cama e iniciar mi vida de nuevo, no podría pensar en venganza ya que no sabía quiénes
había sido las personas que hicieron esto.

Hoy en día, a mis 17, Marcus me envía a hacer reparaciones a mi sola mientras él se dedica a su
campo; e imagínate, he conocido a un chico, es muy apuesto y siempre que nos cruzamos me
hace sonrojar, nunca hemos hablado pero sé que se llama keileb, tiene unos 19 años y es el hijo
del ornaméntero, así que cuando se nos dañan las herramientas puedo ir a verlo, es muy común
que señoritas de mi edad estén vestidas con atuendos elegantes y/o vestidos, pero yo por lo
general estoy con un overo que lo único que produzco es la mirada de muchas chicas y uno que
otro alago de personas que me conocen de hace mucho, lo que me hace dudar de si le gustare. El
otro día estaba buscando material para cuñas, las cuales usaba para poder sostener las ruedas
cuando él trabajó lo hacía sola, y de mera casualidad vi a keileb con su padre llegando al pueblo
en un carruaje, me imagino que estaban trayendo hierro para fundir, no lo sé, en todo caso hay vi
mi manera de poder acercármele. Al parecer salían el martes en la mañana y llegaban a eso del
mediodía, entonces lo único que debía era ocasionar un pequeño accidente, para que alguna de
sus llantas fallara e inmediatamente yo saldría como la salvadora de su desafortunado suceso. Y
algo similar sucedieron las cosas, coloque unas puntas que golpearían una de las llantas, de esta
manera una de ellas se desencajaría. Al momento en que vi que venían me hice al costado de la
vía buscando material, haciendo me la que buscaba, cuando de repente suena un estruendo y tal
como lo planee, la rueda derecha había caído, todo el hierro estaba por el piso, él y su padre
furiosos por lo acontecido, no sabían que hacer, pero ahí aparecí yo, para solucionar sus
problemas, el verdadero inconveniente era que todo ese material sería muy difícil de desembarcar
y volver a embarcar y entre tres personas razonablemente sería imposible de alzar la carteta para
ubicar la llanta, ¿qué más remedio había?, ellos en su poca serenidad y con todo el trabajo que
tenían decidieron cargar las cosas hasta su taller que estaba a unos pocos metros y como yo había
sido la causante de esto y ya estando allí, que mas, pues me ofrecí a prestarles una mano, ellos
con un tono de burla estaban de acuerdo, creyendo que por ser mujer no tendría la fuerza
suficiente para alzar por lo menos alguna cosa de la que traían, todas esas cosas que traían eran
cachivaches viejos, armaduras y herramientas de guerra que ya estaban muy desgastadas o
dañadas, cuando fui a alzar una de las armaduras keileb se ofreció a ayudarme, y en ese instante
donde fui a tomar una armadura, por casualidad me tomo de la mano,, que piel tan suave y
sedosa, parecía que en su vida nunca hubiera trabajado, pero simplemente era para recomendarme
de donde debía tomar las cosas con calma para que no me cortara, ya que por lo viejas y
trabajadas tenían puyas que podrían ocasionarme grandes heridas, ni que hablar de su voz; creo
que si hubiera podido leer su mente en ese instante estaría diciendo “que chica más rara”, porque
al quedármele viendo el hizo una expresión de risa e incertidumbre. En todo caso fue buena idea
hacer todo esto, luego de recoger todo el material y llevarlo al taller, él se ofreció a ayudarme, sin
más pusimos la rueda y entre risa y chanza se me salió un “me gustas”, cuando lo dije todo fue
tan tenso, el sonido a nuestro alrededor desapareció, mis manos sudaban, no podía ni moverme,
no sabía que había hecho, si había sido muy aventado, solo esperaba que el dijese algo; en esas él
se aventó a darme un beso y yo con sorpresa no le correspondí, pero me disculpe diciendo que no
sabía cómo hacerlo, así que el sonrió, me tomo del mentón, acerco sus labios a los míos, cerro sus
ojos y como piel dulce y jugosa me dio un beso, yo estaba simplemente anonadada y tratando de
entender si era un sueño o no; como me iban a salir las cosas así de tan imprevisto, así tan sin
pensarlo, que miedo todo esto, ¿miedo a que?, no lo sabía, pero esto no parecía real, keileb al
dejar de besarme me pregunto -¿aprendiste?, y yo con todo esto en mente le conteste, -hay que
repetirlo más seguido, no hay sea que se me olvide; el soltó una sonrisa y desde ese momento
iniciamos a tener encuentros a escondidas, ya que Marcus me había prohibido verme con chicos,
según él solo perdería tiempo en ellos, él me contaba de las cosas que le hacía a las mujeres, de
engañarlas, usarla y mar de cosas que hacen los hombres, pero yo no veía a keileb como tal, él se
veía dulce, amoroso y paternal.

Nuestro lugar de encuentro solía ser el bosque, a donde ocasionalmente iba a buscar cuñas, allí
nos sentábamos por horas y horas a hablar y darnos cariño, siempre que podía me traía una que
otra fruta, decía que le encantaba verme comer, que era un deleite que una chica como yo, fuese
vista por los demás como una obrera, ya que solo él podía ver más allá de ello, ya que me tenía
ahí, solo para él. Un día estábamos sentados junto a un tronco como habitualmente, cuando a lo
lejos escuchamos unos pasos entre la hojarasca que se dirigían hacia nosotros, yo con temor le
dije que se fuera, ya que a Marcus desde hacía tiempito se le estaba haciendo curioso que me
demorara tanto buscando cuñas, sin más que pensar el me dio un beso y se fue, y exactamente
era Marcus, regañadiento me pregunto qué, que hacia sentada ahí, que si ya había hecho todos los
trabajos que en el pueblo habían, el se percato de que había estado con alguien, ya que por lo
general cuando volvía, yo ya no tenía una cara de boba feliz por haber pasado tiempo con keileb,
así que al otro día se dispuso a seguirme y sin yo percatarme de ello me dirigí al bosque, y ahí
estaba keileb con una rosa, nos sentamos a hablar sobre lo que había pasado, pero en esas él se
abalanza sobre mi como en juego e inicia a besarme, cuando por ni más me doy cuenta que inicia
a subir su mano por entre mis piernas a tocarme y con una mirada ferviente me dice –hoy es el
día; el que se quita la camisa que traía puesta y Marcus que nos sorprende de una manera muy
arrebatada, ya que me da un bofetón e inicia a discutir con keileb, Marcus me ordena ir a casa y
yo con mi cara adolorida siendo defendida por keileb, le digo que no; Marcus le dice a keileb que
deben hablar, que me tranquilice y que esto se debe hablar de hombre a hombre, keileb me dice
que debemos hacer lo mejor para los dos, así que me explica que vaya a casa y me ponga carne
en la cara para que no se me haga un moretón en mi rostro, yo confió en él, así que me voy para
la casa a esperar en qué términos quedan. Yo sé que Marcus es muy calmado así que no me
preocupo de más e inicio a ponerme un pedazo de carne, cuando Marcus llega y me dice que
debo ir a donde una hermana, que keileb dejo todo en claro con él, que hablaron de hombre a
hombre y el solo quería coger conmigo, el me da un abrazo y me dice –yo te lo dije. En ese
momento solo tenía ganas de ver a keileb y preguntarle qué pasaba, pero si esa había sido su
decisión, entonces yo afrontaría las cosas de igual manera, menos mal tengo a Marcus que
siempre me va a proteger y aconsejar.

……………..

Hoy Marcus me envía a donde una hermana de él, dice que me va a poner a hacer cosas de
mujeres, cosas que debo aprender, pero ya que va a ser una nueva experiencia voy ir; estoy muy
emocionada por el viaje, ya que esta va a ser una buena forma de olvidar a keileb, por ir a
conocer nuevas personas, por todo. Un carruaje llega a por mí a la entrada de la casa, dos
hombres se bajan a abrirme la puerta, se les ve muy amables, le doy un fuerte abrazo a Marcus y
me despido de el con una lagrima en mis ojos, el me dice que va a ser la mejor experiencia de mi
vida y esto me llena de euforia, me subo al carruaje e inicio mi viaje, a lo largo de este puedo ver
el reino, ver nuevos paisajes, un mar cosas nuevas que nunca había visto: al llegar una señora
muy amable me recibió e inicio a mostrarme donde iba a dormir, una habitación grande con una
cama en el centro con una vista hacia un bosque, lo que me haría recordar mucho al Sr Jacob, al
presentarse me dijo que la llamara Alice, para que hubiera más confianza, cómo llegamos en la
tarde ella me dio de comer y me dijo que al amanecer me explicaría mis qué haceres. Era la
primera noche que no iba a tener a Marcus a mi lado por si llegaba a tener pesadillas, tenia un
poco de miedo, pero mis ganas de experimentar nuevas cosas no me dejaban, así que
simplemente me recosté a dormir.

Al amanecer Alice muy temprano me fue a despertar ya que habían llegado los obreros que
trabajaban en la finca de su esposo, al llegar a la cocina había una chica con la que trate de
socializar pero Alice no me dejo, me ubico en un lugar a picar cebolla, la cual me hizo llorar
como niña, debía hacer una sopa para los obreros, así que sin más eche la cebolla, la sal, un poco
de carne que había sobre el mesón, y la chica estaba pelando papas y cuando me las paso le dije
“hola, como estas”, pero al parecer ella era muda, me hacia señas hacia su boca tratando de decir
que no podía hablar; pensándolo bien, si no tendría con quien hablar me iba a volver loca, no
sabría como decirle que hacer a ella, todo seria algo muy aburrido y esto sí que me mataría y así
los días irían transcurriendo, la parte de cocinar no me mataba, hubieron días donde me decían
que todo estaba feo, pero como no sabía hacer mucho que digamos, para mí eso ya era mucho,
doña Alice me recalcaba con mejorar la comida. Un día llego un carruaje donde llego un chico
muy apuesto y doña Alice fue a recibirlo muy fervorosamente, al parecer se trataría de su hijo
que se encontraba en otro estado tratando de implantar el negocio de sus padres, yo lo vi como
una oportunidad de des aburrirme, así que cada que se me daba la oportunidad le hacía miradas
incitándolo al pecado, en una de esas el se me acerco y se presento Sebastián y me dijo uno que
otro piropo, y siempre salía y se iba, creo que la madre le prohibía hablar con nosotras, pero
iniciamos a vernos mientras todos estaban el almuerzo, ya que en ese momento doña Alice estaba
con los obreros, entonces el venía a la cocina y mientras le daba cualquier cosa que hubiera, en
uno de sus arrebatos me dio un beso inicio a tocarme todo la posadera, pero por fortuna el tiempo
en que nos veamos era de paso, entonces siempre estábamos visita en visita, así paso un tiempo,
el venia nos veíamos, hablábamos y estábamos entablando una relación, a tal punto que ya no me
importaba que me tocara; un día doña Alice tuvo que ir al campo en todo el día entonces yo
estaba en la cocina cuando Sebastián llego por atrás, me tomo de mi cintura y me recargo contra
el mesón, tomo mi cabello con mucha delicadeza, lo recogió y o coloco todo sobre mi hombro
izquierdo, mientras me daba sutiles besos en mi cuello, acerco su cuerpo al mío e inicio a hacer
movimientos extraños sobre mí, inicio a bajarse el pantalón, por lo que tenía delantal, el inicio a
soltar la parte de atrás donde suelo amarrármelo, para posteriormente subirme la falta y bajarme
mi ropa, luego de eso tomo su miembro e hizo que sintiera un mar sensaciones dentro de mí, no
sabía que sentir, a la primera sentí una tensión sobre mis piernas, no podía moverme ya que se
sentía una calor excitante dentro de mí, con cada penetrada me sentía cada vez mejor, no quería
que parara, pero llego un momento donde sentí correr tras mis piernas algo tibio y yo al girarme a
ver que era, él se estaba re acomodando sus vestirles, yo no sabía qué hacer ni que decirle, el me
dio un beso y se fue, no sabía si se iba a repetir y/o porque lo había hecho, en todo caso había
sido una experiencia inolvidable, sentía que cada vez que lo volvía a ver era el dueño de mi
corazón, no podría vivir sin él, me hallaba haciendo una vida solo a su lado, el hombre perfecto.
Un día estaba en la cocina como habitualmente, pero tenía mucho ajetreo y estaba todo hecho un
desorden, a tal punto que resbale y me golpee la cabeza y fue allí donde inicio mi verdadera
pesadilla.

Yo no estaba con prendas de vestir de una dama, tenía unos harapos, mi cabello estaba todo sucio
y enredado, estaba sobre mucho desperdicio de comida e inicie a asustarme, ¿Dónde estoy? ¿qué
paso? Mis pensamientos inician a carcomer mis recuerdos, pero no entiendo que pasa, que ha
sido todo esto, un sueño, una pesadilla, sea lo que sea no me gusta, un hombre dentro y me ultraja
como cual marrano, y me inicia a hacer cosas que no me gustan, e inicio a recordar todo, con
cada golpe de este señor me doy cuenta que luego de la muerte de mis padres, yo estuve sola en
el pueblo, que las personas me veían feo era porque yo era la huérfana del pueblo a quien todos
trataban de usar, que Sebastián solo fue una imaginación, pero el sosiego de ser penetrada por un
hombre al que no conoces y entender que viví en un mundo de fantasía, donde nunca tuve a
Marcus y siempre estuve sola, hacen brotar lágrimas de mis ojos… ¿Cómo pude vivr en una
mentira tanto tiempo?

………………………….

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