Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Venezuela: concepción y
realizaciones1
Margarita López Maya y Luis E. Lander
p. 141-168
TEXTO BIBLIOGRAFÍA NOTAS AUTORES
TEXTO COMPLETO
1 Esta ponencia está basada en Margarita López Maya.
"Democracia participativa en Venezuela: filosof (...)
Fundamentos
4La democracia “participativa y protagónica”, que se asentó en la
nueva Constitución de 1999, procede en lo fundamental del
pensamiento liberal progresista de Rousseau y Stuart Mill, pero
también del más reciente socialismo democrático de Poulantzas.
Estos autores, entre otros, fueron ampliamente difundidos y
debatidos en América Latina en los años setenta y ochenta, pero
sus ideas serían desechadas en sociedades como las del Cono
Sur, para optar más bien por modelos de democracia de tipo
“procedimental” o restringida, con la caída de las dictaduras
militares. Lo terrible de la experiencia autoritaria y la fuerza de
sus actores protagónicos, determinó una aproximación más
cauta a la transición democrática. Ideas más amplias de
democracia, sin embargo, cayeron en tierra fértil en Venezuela,
germinando en el Capítulo IV de la nueva Carta Magna, que
consagra el derecho a la participación de los ciudadanos de
manera “directa, semidirecta e indirecta”, no sólo en el proceso
del sufragio, sino también en la “formación, ejecución, y control
de la gestión pública” (Exposición de Motivos, Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999). En este aspecto, el
cambio de enfoque con relación a la Constitución previa de
1961 es muy notable, pues si bien se mantienen las formas de
la democracia representativa, ahora la “participación” en todos
los ámbitos del Estado se convierte en la práctica educativa
clave para transformar las relaciones de poder profundamente
desiguales que existen en la sociedad. Por su parte, en Las
Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la
Nación 2001-2007, que viene a ser el plan de la nación para el
actual período constitucional y que abreviaremos en adelante
como Las Líneas Generales, se sostiene que la participación
propicia el auto desarrollo, inculca la corresponsabilidad e
impulsa el “protagonismo” de los ciudadanos. Estos son, de
acuerdo con el proyecto bolivariano, los soportes desde los que
debe emerger una sociedad igualitaria, solidaria y democrática.
La esfera de la política
5El proyecto de democracia participativa para Venezuela está
esbozado en la Constitución de 1999. Una idea central de dicho
proyecto está bien expresada en la primera parte de su artículo
62: “Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de
participar libremente en los asuntos públicos, directamente o
por medio de sus representantes elegidos o elegidas ” (itálicas
nuestras). Contempla además ese texto la separación del Poder
Público en tres niveles -el nacional, el estadal y el municipal-,
siendo a su vez el Poder Público Nacional organizado en cinco
poderes formalmente independientes entre sí. Además de los
tres tradicionales en democracias representativas —el
Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial—, en la CRBV se incorporan
dos adicionales -el Ciudadano y el Electoral-, que formalmente
incrementan la autonomía e independencia de las ramas del
poder público responsables de controlar al resto de los poderes
y de administrar los procesos electorales. De allí que el texto
constitucional procura superar el falso dilema entre democracia
representativa y democracia participativa, optando por un
modelo de democracia más complejo que, además
de representativa, incorpora elementos de democracia más
directa o participativa.
6En la práctica, el equilibrio entre la participación y la
representación ha sido más precario. Con las políticas sociales
mencionadas, el proyecto bolivariano tiende a privilegiar los
rasgos de democracia directa —la participación y el
protagonismo— en la implementación de sus políticas. Pero,
aunque se ha avanzado en el desarrollo de las formas de
organización del pueblo y con ello en su capacidad de incidir en
decisiones políticas más complejas, resulta evidente que
aspectos cruciales de la política nacional e internacional de la
República escapan de su alcance. Concentración de poder,
debilidad en la construcción de un liderazgo colectivo y
personalismo en la figura del Presidente son rasgos
preocupantes del proceso político actual. Sectores de oposición,
pot su parte, también señalan debilidades en aspectos
representativos de la democracia, como la separación e
independencia de los poderes públicos.
7El nuevo modelo ha sido sometido a prueba en varias
ocasiones. Desde la aprobación del texto constitucional,
mediante referendo aprobatorio realizado en diciembre de
1999, se han efectuado una elección presidencial, dos
parlamentarias, dos regionales, dos municipales y un referendo
revocatorio presidencial. Han sido comicios cargados de una
fuerte polarización y en todos han salido victoriosas las fuerzas
que apoyan el proyecto bolivariano. Sin embargo, las tensiones y
contradicciones no han estado ausentes. El dispositivo legal que
rige los procesos electorales en Venezuela es la Ley Orgánica del
Sufragio y Participación Política, promulgada en mayo de 1998.
Cuando la Ley fue discutida, hubo sectores, principalmente hoy
agrupados en la oposición, que promovieron un sistema
personalizado puro, pero terminó imponiéndose un sistema más
apegado a nuestra propia historia electoral con el cual, aunque
se le abrió un amplio espacio a la elección personalizada, se
mantuvo el criterio de la representación proporcional,
garantizando cuerpos deliberantes que reflejaran mejor las
diversas posiciones que coexisten en la sociedad.
8Pero en las elecciones parlamentarias del año 2000 hubo un
incidente que por regional y relativamente pequeño tuvo en su
momento poco impacto, aunque luego, en otras elecciones,
adquirió una dimensión nacional. El estado de Yaracuy, un
estado pequeño del centro-occidente del país, estuvo hasta las
elecciones de gobernadores de octubre de 2004 regido por un
militante de Convergencia, partido de oposición. En las
elecciones parlamentarias de aquel año, el gobernador Eduardo
Lapi ideó una modalidad que a su organización política le
resultaría sumamente provechosa. Creó un grupo electoral
denominado La Alianza por Yaracuy (LAPY) que fonéticamente es
similar a su apellido, aunque termina en y, de Yaracuy. Con ese
grupo electoral separó formalmente las postulaciones
nominales, presentadas por LAPY, de las de lista del parrido
Convergencia. Este ardid le dio por resultado que para la
Asamblea Nacional, con unas décimas más del 40% de los votos,
obtuviera 4 de los 5 diputados del estado en disputa y para el
Consejo Legislativo Estadal, con poco más de 53% de los votos,
fueran electos 6 de los 7 diputados (www.cne.gov.ve). En su
oportunidad, esta situación fue denunciada ante el CNE y los
tribunales sin que fuese invalidada. Los resultados claramente
reflejaban una distorsión del principio de representación
proporcional establecido en el artículo 63 de la Constitución de
1999 y una distorsión -sin llegar a ser ilegal como determinaron
los tribunales de la República- del mecanismo establecido en la
Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política que en sus
artículos 12, 14, 15 y 17, establece un mecanismo para
garantizar una relación equilibrada entre la personalización del
voto y la representación proporcional. Ya en las elecciones
municipales de 2004 el oficialismo copió ese mecanismo y lo
repitió para las elecciones parlamentarias de diciembre de 2005.
Nuevamente el mecanismo fue denunciado, pero basados en las
decisiones tomadas en torno al antecedente del año 2000, tanto
el Consejo Nacional Electoral como las instancias judiciales,
desecharon las solicitudes de invalidación del mecanismo que
llegó a popularizarse con el nombre de “morochas” (por usarse
dos partidos que en el fondo son idénticos o “gemelos”). Fue
esta una de las razones, no la única, que usaron como
argumento la mayoría de las organizaciones de oposición para
justificar su decisión de inhibirse de participar en las elecciones
parlamentarias del pasado diciembre. Ello tuvo como
consecuencia, la conformación de la actual Asamblea Nacional
que, al ser todos sus diputados afectos al gobierno, dejó de ser
un cuerpo que representa adecuadamente a toda la sociedad,
por lo que se debilitó en su papel de poder esencial del sistema
político.
9Pueden también destacarse aspectos de la esfera política
donde ella ha sido fortalecida. El número de venezolanos en
capacidad formal de ejercer sus derechos políticos, desde 1998
hasta la fecha, se ha incrementado a un ritmo superior al
crecimiento de la población. Mientras que la población total del
país desde 1998 hasta 2005 ha crecido en algo más de
3.150.000 personas, el Registro Electoral Permanente (REP) se
ha incrementado en más de 3.200.000. Acompañando la misión
de identidad, se han intensificado los esfuerzos por, además de
proporcionar documentos actualizados de identidad a la
población adulta que carecía de ellos, registrar en el REP a los
no inscritos para que adquieran el derecho a votar. Esta acción
de política pública ha estado dirigida, con éxito, a convertir a no
ciudadanos -sin identidad ni derechos políticos- en ciudadanos
plenos.
10La polarización, aunque atenuada desde la realización del
referendo revocatorio presidencial de agosto de 2004, sigue
siendo una enfermedad no curada de la sociedad venezolana. En
todos los procesos electorales ocurridos desde 1998, la
distribución geográfica de los resultados lo evidencia
notablemente. En áreas de población predominantemente
popular los resultados siempre favorecen al proceso bolivariano,
en áreas mayoritariamente de sectores medios o altos, los
resultados les son contrarios (Lander y López Maya, 2005).
Políticas sociales, como las arriba mencionadas, están dirigidas
a los sectores de la población de menores recursos -la
mayoría-, y por ello, estos sectores perciben de manera directa
la acción del gobierno, aunque puedan tener críticas sobre
ineficiencias y debilidades en su implementación. Por el
contrario, para sectores de la población con niveles de ingreso
medianos y/o altos —la minoría—, la acción del gobierno a
través de las misiones puede pasar simplemente inadvertida.
11En definitiva, el escenario se mantiene abierto a tendencias
contradictorias, y será la acción de los venezolanos, organizados
y dinamizados por este proceso de cambio social y político,
quienes dirán la última palabra sobre la dirección que terminará
por tomarse. La democracia participativa es un horizonte
utópico lleno de escollos y desafíos por vencer. Los venezolanos
conocimos años de abundancia y generosidad del petro-Estado
y supimos de los retrocesos que tuvieron lugar cuando bajaron
los precios. La superación de las rémoras que aquí hemos
detectado hará la diferencia entre un gobierno populista,
demagógico y fracasado más en nuestra historia, o uno de real
profundización democrática e inclusión social.
El enfoque de lo social
2 Se entiende por etapa puntofijista el régimen democrático
iniciado en Venezuela luego de la caída (...)
Políticas y realizaciones
sociales
18Revisemos a continuación algunas de las múltiples políticas
sociales instrumentadas por el gobierno de Chávez desde 1999,
que parecen contribuir a la dinámica organizativa y movilizadora
vivida en diversos sectores populares. Un fenómeno que ha sido
constatado por investigadores, observadores y periodistas
internacionales, y se ve reflejado, tanto en las cifras que abajo
se presentan, como en los significativos índices de popularidad
del gobierno bolivariano, y del Presidente, expresados en los
resultados de todos los comicios realizados desde 1998, como
también en las encuestas de los últimos años.
El combate de la exclusión
26En este segundo eje también han venido desarrollándose
varios instrumentos de significativo impacto social y político.
Aquí destacamos algunos, que por su concepción, o por la
disponibilidad de información confiable, sirven para presentar
de manera preliminar la coherencia de dichos programas e
instrumentos con el objetivo constitucional de la democracia
participativa.
* Las misiones
29Son programas sociales que buscan solventar el acceso a
diversos derechos sociales, y conceptualmente han estado
planteadas como políticas de emergencia y/o temporales para
atacar ciertas necesidades sociales urgentes de los sectores
populares. Las misiones son quizá, de las políticas bolivarianas,
las que han alcanzado una mayor fama fuera del país, sin que
eso signifique que se conozcan hasta ahora de manera
sistemática sus características y desempeño. La primera de estas
misiones arrancó poco después de controlado el paro-sabotaje
petrolero de 2002-2003 por parte del gobierno de Chávez, y fue
llamada la misión Robinson, por el seudónimo, Samuel
Robinson, que utilizaba Simón Rodríguez, maestro de Bolívar.
30La misión Robinson I tuvo por objetivo erradicar el
analfabetismo en Venezuela. El método de esta misión, conocido
como “yo sí puedo”, fue desarrollado por la pedagoga cubana
Leonela Relys y adaptado al contexto venezolano por docentes
del país. Ha sido laureado entre otras instituciones por la
Unesco. En 65 sesiones de dos horas se prepara al participante –
llamado “patriota”– en las destrezas básicas para leer y escribir.
La misión Robinson I se apoya en un facilitador -llamado
voluntario- en muchos casos un joven de las mismas
comunidades o maestros y maestras jubiladas, a quienes se le
da una preparación previa. Se utilizan como materiales una
cartilla y otros apoyos. En el censo nacional levantado en 2001,
se registró un número de analfabetas en Venezuela de
1.154.120. Sin embargo, las cifras oficiales de captación de
patriotas que hizo el gobierno, apoyado en los voluntarios al
comenzar la misión, alcanzaron 1.252.226 personas. Pocos
meses después se inició la misión Robinson II, mediante la cual
se facilita a los alfabetizados obtener su diploma de sexto grado
en un período de dos años. Si se toma en cuenta que el 52% de
los analfabetas registrados para la misión Robinson I afirmaron
tener menos de 30 años, podemos evaluar la significación
definitiva que tiene para mejorar las expectativas de futuro de
más de medio millón de venezolanos. En octubre de 2005, el
país estuvo listo, según la Unesco, para ser proclamado libre de
este flagelo, después de realizar operativos especiales para
llevar esta misión a los sitios más alejados del terrirorio
nacional, donde habitan comunidades indígenas y campesinas,
que pudieron así acceder a este derecho. Otras misiones
centradas en el derecho a la educación son la misión Ribas y
misión Sucre, creadas también luego del paro-sabotaje
petrolero para subsanar la exclusión de amplios sectores
populares y ciertos sectores medios del derecho a la educación
secundaria y superior.
31Desde 2004 el gobierno ha ido multiplicando misiones,
animado por un creciente ingreso fiscal originado en el avance
de la reforma petrolera, que le ha permitido un mayor control
sobre las actividades de la industria, combinado con el alza de
los precios del barril de petróleo en el mercado internacional.
Entre las muchas que actualmente se desarrollan podemos
señalar, además de las previas, la misión Barrio Adentro, para
establecer un sistema de medicina preventiva y primaria en las
comunidades populares; misión Mercal, un circuito de
distribución y comercialización de alimentos que asegure el
derecho a la seguridad alimentaria a los sectores populares; la
misión “Vuelvan Caras” cuyo propósito es desarrollar la
capacidad de sus participantes -llamados lanceros- para el
trabajo, y promover los denominados “núcleos de desarrollo
endógeno”; la misión Guaicaipuro, para el acceso de las
comunidades indígenas a sus derechos; la misión Miranda,
destinada a mejorar las condiciones de vida de sectores
militares; la misión Piar para los mineros; la misión Negra
Hipólita para la población indigente, entre otras.
32Aunque todas son conceptualmente muy significativas para
alcanzar la superación de la exclusión, no existe suficiente
información independiente para evaluarlas con algún grado de
seriedad. En lo que sigue, sin embargo, revisamos algunos datos
sobre la misión Barrio Adentro, y la misión Mercal, dos de las
políticas de mayor respaldo entre los sectores populares, y de
mayor impacto político nacional e internacional.
33El Plan Barrio Adentro, convertido en 2004 en la misión Barrio
Adentro, surgió como una iniciativa del Presidente para
promover el desarrollo de la salud, la educación, la cultura y el
deporte en las comunidades más necesitadas del país, aquéllas
que por lo demás, demostraron un mayor compromiso de apoyo
activo y sostenido al gobierno de Chávez durante la crisis
política de 2001-2004. Esta misión está fundamentalmente
centrada en ofrecer a los barrios urbanos servicios de salud in
situ, que incluyen: atención médica gratuita, suministro gratuito
de medicinas, atención domiciliaria y servicio las veinticuatro
horas del día (www.barrioadentro.gov.ve, 2003). Mediante un
convenio entre la República de Cuba y Venezuela, profesionales
de la medicina cubanos, conjuntamente con médicos
venezolanos, comenzaron en abril de 2003 a brindar asistencia
médica a los municipios Libertador y Sucre del área
metropolitana de Caracas y de allí se fue expandiendo la
atención hasta cubrir en 2004 todos los estados y municipios
del país. El componente médico venezolano fue inicialmente
mínimo, ya que las condiciones en las cuales se trabaja en los
barrios urbanos no es atractivo para estos profesionales y la
Federación Venezolana de Médicos le hizo una feroz oposición.
Sin embargo, en 2004 se fueron incorporando médicos y
enfermeras venezolanas y bajó la resistencia del gremio médico,
dadas las bondades de la misión y su positivo impacto político.
Para 2005, los datos oficiales señalaban a cerca de 20.000
médicos cubanos trabajando para las comunidades pobres en
todo el país, unos 1.500 médicos venezolanos y más de 2.000
enfermeras. También en 2005 se dio inicio a la misión Barrio
Adentro II, cuyo objetivo es dotar de centros de diagnóstico
integral y clínicas a los barrios urbanos populares, con
capacidad de prestar servicios de salud de un nivel superior a
los disponibles en los módulos de Barrio Adentro.
34Al igual que los CTU y los MTA, la instalación del servicio de
medicina preventiva y de atención primaria que supone el
médico de misión Barrio Adentro en las comunidades populares,
implica la organización en Comités de Salud, que toman
decisiones en asambleas y que se encargan no sólo de recibir y
apoyar al médico en sus actividades, sino de gestionar la salud
integral de la comunidad a la que pertenecen. A diferencia de
los CTU y de las MTA, no existía experiencia organizativa previa
significativa en los barrios caraqueños en lo relativo a la salud,
ni en la mayoría de las otras ciudades del país, por lo que esta
política ha sido muy claramente impulsada desde el Estado, que
ha tenido una mayor influencia sobre su desenvolvimiento que
en el caso de los CTU o las MTA, aunque de la información
disponible se puede sostener que los procesos de organización
y gestión se hacen fundamentalmente a partir de las inquietudes
y aspiraciones de las comunidades (Alayón, 2005).
35Por su parte, la misión Mercal, también creada luego de las
penurias ocasionadas por el paro-sabotaje petrolero promovido
por las fuerzas de la oposición entre diciembre de 2002 y
febrero de 2003, ha venido estableciendo un circuito de
distribución y comercialización de alimentos y otros productos
de primera necesidad, distinto del que existía previamente en el
sector privado, a precios solidarios y subsidiados. Su objetivo es
la seguridad alimentaria de la población, muy especialmente de
aquellos sectores con escasos recursos económicos. Mercal ha
venido construyendo una red de puntos de comercio fijo y
móvil, incorporando comercios individuales, colectivos o
familiares que voluntariamente ingresan a esta estructura. Ha
estado predominantemente coordinada por funcionarios de la
Fuerza Armada venezolana. Desde el 2003 se han establecido,
según información oficial, a nivel nacional, 34 supermercales,
que serían establecimientos de gran dimensión y capacidad de
almacenaje, usualmente propiedad de cooperativas o el Estado;
201 mercales tipo I y 1.105 mercales tipo II, que son puntos de
venta al detal de dimensiones menores a los supermercales, que
también pueden ser de propiedad pública o privada; 393
mercalitos móviles que mediante vehículos cubren diversas
rutas o lugares de difícil acceso o en situación de emergencia, y
13.973 mercalitos o bodegas populares, que son privadas,
permitiendo la incorporación de las familias populares al
circuito. El ahorro es de cerca del 40% frente a las cadenas
productivas privadas de comercialización de comida, y para el
2006 se estimaba la cobertura de esta misión a cerca de la
mitad de la población (www.mercal.gov.ve y
www.alopresidente.gob.ve, 2006).
36Las misiones han recibido mucha atención en Latinoamérica,
quizá, porque como señalara Febres (2005), un experto en
políticas sociales, si bien son conceptualmente afines a las
políticas compensatorias y focalizadas del neoliberalismo,
difieren de éstas en que su extensión y cobertura les da un
“componente de universalidad” de las que aquéllas carecen y
porque en el imaginario popular, a diferencia de las anteriores,
se las ve como posibilidad de realizar la “inclusión”. Febres
enfatiza en la dimensión simbólica que han tenido las misiones,
es decir, la fuerza derivada del discurso y de las imágenes con
que estos instrumentos se han acompañado. La misión
Identidad, por ejemplo, se ha promocionado bajo el lema “soy
venezolano, soy venezolana”, estimulando directamente el
desarrollo del sentimiento de pertenencia a la nación como
acceso a la ciudadanía; la misión Robinson “yo sí puedo”
reforzando el sentimiento de autoestima; la misión Sucre, por su
parte, denomina a sus estudiantes “vencedores”. Más
recientemente, y por iniciativa propia, los indigentes que
comienzan a organizarse para acceder mediante una misión a su
derecho al empleo a través de la misión Negra Hipólita, se
denominan “nómadas”, y los de la misión Vuelvan Caras,
destinada a superar la altísima tasa de desempleo, “lanceros”. El
cambio de nombre es también un cambio de imagen. Esto, por
supuesto, se ve potenciado por el discurso del Presidente,
permanentemente cargado de símbolos y antecedentes
históricos para darle realce y proyección a toda acción política u
oficial incluida esta de las misiones.
Participación para el
empoderamiento
37El tercer eje de la política social tiene como objetivo potenciar
cualidades que hagan posible la constitución de un ciudadano
solidario, participativo, corresponsable y democrático, con lo
cual se busca una nueva relación entre Estado y sociedad. En
esta dirección, tanto las múltiples formas organizativas de
participación que las políticas arriba señaladas han venido
promocionando, como los dispositivos constitucionales abiertos
para la acción política en los distintos niveles de la
administración pública, persiguen el objetivo de transformar al
venezolano en un ciudadano politizado y corresponsable de la
solución de sus propios problemas. Entre los dispositivos
constitucionales vale mencionar los referendos en sus distintas
modalidades (consultivo, aprobatorio, revocatorio y
abrogatorio), las asambleas de ciudadanos, las iniciativas
legislativas, los consejos locales de planificación pública, y las
juntas parroquiales, entre otros. A principios del año 2006 se le
ha dado gran impulso a la creación de los consejos comunales,
que son instancias organizativas en donde se articulan
localmente todas las organizaciones sectoriales comentadas. En
la Asamblea Nacional está por aprobarse la ley que los regirá y
el Ejecutivo anunció que serán reservados 2,2 billones de
bolívares para financiar proyectos presentados por estos
consejos durante el año 2006. Se ha anunciado la idea de crear
“bancos del pueblo” como instrumentos financieros para
manejar esos recursos. La ley en discusión en la Asamblea
asegurará el financiamiento futuro de los consejos comunales al
dotarlos anualmente del 30% de los recursos del Fondo
Intergubernamental para la Descentralización (FIDES) y de la Ley
de Asignaciones Económicas Especiales (LAEES) (Ultimas
Noticias, 8 de marzo de 2006: 18).
38Durante el referendo revocatorio presidencial de 2004 se
pudo poner a prueba la idoneidad de estos dispositivos para el
propósito señalado. Sectores y organizaciones de oposición al
gobierno de Chávez se movilizaron para recolectar las firmas
requeridas y, cumplido y reconocido ese trámite, continuaron
movilizados para promover el voto por la revocatoria del
mandato presidencial. Por parte de las fuerzas chavistas, se
incentivó la movilización popular, fundamentalmente con el fin
de apoyar al Presidente. En este caso estamos en presencia de
un tipo de movilización y organización popular impulsado por el
gobierno y sus partidos afines, con propósitos nítidamente
políticos. Este tipo de organización popular, surgido bajo el
fragor de las confrontaciones polarizadas de los años recientes,
es más de naturaleza defensiva y en su gran mayoría
fuertemente cohesionado bajo la figura carismática central del
presidente Chávez. Estas organizaciones, como los círculos
bolivarianos o las unidades de batalla electoral (UBE), propenden
por un culto a la personalidad, y si bien han dado importantes
resultados políticos, no sólo no propician, sino que pueden
llegar a obstaculizar la organización autónoma de los sectores
populares y su capacidad de tomar decisiones políticas de
manera independiente. También pueden resultar problemáticas
desde el punto de vista del fomento de la democracia.
Bibliografía
Alayón Monsetat R., 2005,”Barrio adentro: combatir la exclusión
profundizando la democracia” en: Revista Venezolana de Economía y
Ciencias Sociales, Caracas, septiembre-diciembre, vol. 11, No. 3, pp.
219-244.
Vila Planes E., 2003, “La economía social del proyecto bolivariano:
ideas controversiales” en: Revista Venezolana de Economía y Ciencias
Sociales, Caracas, septiembre-diciembre, vol. 9, No. 3, pp. 111-143.