Esta teoría es importante porque fue una de las primeras que sugirió una interacción física entre la

sensación física de un estímulo y los procesos cognitivos como la toma de decisiones (Sternberg &

Sternberg, 2012).

En relación con la vigilancia, piense en los muchos y diversos trabajos que requieren de esta

capacidad. Por ejemplo, piense en una persona que trabaja en el área de seguridad de una
empresa y

monitorea constantemente las cámaras para identificar si hay ladrones en ella. La vigilancia es
definida

como la habilidad para atender a un campo de estimulación por un periodo prolongado de tiempo,

durante el cual la persona busca detectar la aparición de un estímulo objetivo particular. Cuando
el

individuo está vigilante, espera atentamente para detectar la señal de un estímulo que puede
aparecer

en un momento desconocido. Por lo general, la vigilancia es necesaria en entornos donde un

estímulo

determinado ocurre raramente, pero requiere atención inmediata tan pronto suceda.

Las expectativas con respecto a la ubicación del estímulo y su aparición dentro del rango de
atención

pueden afectar de manera importante la eficacia de la respuesta. Sin embargo, la aparición

repentina

de un estímulo captura la atención. Por lo tanto, parece que estamos predispuestos a notar la

aparición repentina de estímulos en nuestro campo visual. Es posible que esto haya representado
una

ventaja adaptativa para nuestros ancestros.

B. Búsqueda. La atención es importante no solo para orientar nuestro sistema cognitivo de

acuerdo

con las señales que el entorno nos envía, sino también para buscar en ese entorno aquello que nos

interesa. Por ejemplo, imagine que va con otra persona a una tienda y entre la multitud la pierde

por un momento. Poner en marcha los procesos atencionales le permitirá descartar otras
personas,

ruidos, objetos y actividades para centrarse en localizar a dicha persona. Específicamente, la

búsqueda se refiere a un escaneo de características particulares en el entorno.