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El Rey ha muerto ¡Viva el Rey!

Por Itamar Neuner.

Mayor Piloto Aviador (Retirado). Fuerza Aérea de Israel.

Todos los derechos reservados.

El Mirage es el Rey indiscutible. Un aeroplano hermoso, con finas líneas aerodinámicas, en la


mejor tradición de la industria aeronáutica francesa. Es rápido y ágil, una cruel ave de presa, un
centelleante auto deportivo, un bello juguete para un niño grande. La cabina es pequeña,
compacta y cómoda, se amolda a ti como una entrañable chamarra con muchos años de uso, justa
como un guante.

Por quince años, el Mirage ha sido el Rey del aire, dominando los cielos y decidiendo cada
combate. El mejor avión de caza en el Medio Oriente: bombardeando y cañoneando objetivos en
tierra, o derribando MiGs –es la pesadilla de los pilotos árabes-. Es un avión más difícil de volar
que todos sus predecesores, no perdona errores, castiga a quienes lo maltratan. Si te portas mal
con el motor mientras maniobras, el compresor se detendrá y el motor mismo puede apagarse. Un
golpe de timón descoordinado a baja velocidad, te puede hacer entrar en una barrena
descontrolada. Si intentas aterrizar demasiado lento, o desciendes demasiado rápido sobre la
pista, verás cómo tu cola raspa el pavimento. Debes conocer todas las sus debilidades y fortalezas,
y volarlo con respeto. Entonces tendrás en tus manos el caza más amado en el Mundo entero.

El Mirage es un rey, yo soy un rey, ambos somos reyes. Cualquiera que pilotee un Mirage y
combata en él, es un rey. Recorriendo todos los rincones del campo de batalla, moviendo frentes
con la sola presión de un botón, escribiendo la historia con cada apretón de gatillo, somos los
reyes de los cielos. Porque ¿quién más puede abalanzarse a 700 nudos a unos cuantos pies del
suelo y luego trepar hasta cuarenta mil pies en un solo minuto, acelerando al doble de la velocidad
del sonido? Y además, ser capaz de igualar y superar a un MiG-17 a baja velocidad, tan baja como
170 nudos. Quién más puede enviar dos bombas de media tonelada cada una, en una pista de
asfalto negro, en el Delta del Nilo, y luego encontrarse con ocho MiGs en un cerrado dogfight,
derribar algunos y volver ileso a su base.

El legendario Mirage, la joya de la corona de la industria aeronáutica francesa, la columna


vertebral de la Fuerza Aérea de Israel, el amo del aire por los últimos quince años ¡un auténtico
Rey!

Y entonces, llegó el F-15.

Nuevo, norteamericano y moderno. Grande, feo, gris y formidable, con poderosos motores, un
increíble radio de giro, capaz de trepar verticalmente. Tiene sistemas de armamento y radar
inimaginables, con capacidad operacional del siglo 21. Llegó a Israel. Ya derribó un gobierno1 y
está destinado a derribar MiGs. Será el nuevo rey.
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La Fuerza Aérea está absorbiendo la nueva aeronave. Los primeros pilotos, que están aprendiendo
a pilotearla, entrenarán contra Mirages. Nosotros, al volar contra ellos, aprenderemos a combatir
contra aviones más modernos.

Febrero de 1977. Se agendó una serie de ejercicios conjuntos. El primero es una “Carrera de ratas”
en preparación para dogfights. Los Mirages comenzaremos detrás de los F-15 y trataremos de
derribarlos, mientras que ellos deberán sacudirse nuestros aviones y colocarse a nuestra
retaguardia.

Nos encontramos en la Zona 13. Yoel Feldsho2 pilotea su F-15.

-“Acércate a mis seis en punto, a distancia de cañón”. Me deslizo tras él y lo pongo en mis miras.

-“¿Listo?”

-”¡Listo!”

Todo pasó muy rápido. Increíblemente aprisa. Primero, sus elevadores3 rotaron sobre su eje como
si fueran unas grandes puertas, pero el avión permaneció en la misma posición. Quedé
asombrado, jamás había visto un elevador moverse así en pleno vuelo. Luego, todo el avión giró
alrededor de su eje, la nariz subió y la cola se hundió detrás. Como una plataforma gigante, se
elevó, pasó sobre mí, descendió por detrás y se plantó en mi cola, ¡todo en veinte segundos!

¡Va de nuevo! ¡Esta vez estaré preparado y sé a qué atenerme!

-“¿Listo?”

-”¡Listo!”

¡Los elevadores rotan, el avión me pasa por encima, baja y se planta de nuevo a mis seis en punto!

Jalo con toda mi fuerza, giro como un loco, cierro el motor al mínimo, giro a la derecha y abro todo
el acelerador. Todo es en vano. Un gigantesco F-15 se planta nuevamente en mi cola sin esfuerzo
alguno, obviamente, Yoel se ríe mientras me “derriba”. Veinte segundos, es todo lo que se tarda
en transformar a un Lobo Alfa en un pedazo de carroña. El Rey ha muerto ¡Viva el Rey!

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Invierno de 1981, en la Base de Etzión, de la Fuerza Aérea de Israel, cerca de Eilat. Estoy volando
Kfirs4. El Kfir no es mi amado Mirage. Se parece por fuera, incluso la cabina es similar: pequeña,
compacta y confortable, pero no es lo mismo. El Kfir es más pesado, menos ágil, vuela diferente y
es más engorroso.

Tampoco yo estoy tan en forma como en otras épocas. Tantos años de volar cazas han dejado su
huella en mi cuerpo. He sufrido dolores de espalda por los últimos dos años. Seis meses de
descanso me ayudaron, pero recientemente los dolores han empeorado. Los vuelos ordinarios son
dolorosos, pero los dogfights son una auténtica tortura. Trato de sentarme derecho en mi asiento,
sin torcer mi cuerpo para mirar a los lados o atrás. Hago una buena parte del combate por
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intuición: si veo a mi oponente desaparecer a un lado no volteo, adivino dónde y en qué momento
surgirá al lado contrario. Pese a la agonía continúo volando, adicto al placer y el inmenso poder
que me da el avión. Nadie sabe de mi problema. Mi desempeño de vuelo sigue siendo bueno, mi
larga experiencia oculta cualquier pequeña discapacidad. El dolor es mi secreto. Vuelo y sufro,
lucho contra mis colegas con dignidad, lucho contra el dolor y también lo supero.

Entonces llegaron los F-15.

Llevan varios años volando para Israel. El Kfir, cuyas capacidades de combate son similares a las
del MiG-21, se usa para entrenar en dogfights contra los F-15. Esto se hace en una serie especial
de ejercicios, con ellos viniendo de la Base Aérea de Etzion. Tenemos briefings conjuntos y
debriefings, y el entrenamiento se lleva a cabo por etapas, graduadas de la más fácil a la más
difícil: carreras de ratas, para familiarizarnos con la forma del avión y su gran tamaño en las miras,
ejercicios preparatorios de combate y al final, dogfights. Aquí es donde está la diferencia. Un
combate en singles no tiene sentido. En uno contra uno, el Kfir no tiene la más mínima
oportunidad contra esa maravilla de la tecnología. Lo mismo cuando se combate en parejas, así
que combatimos dos F-15 contra tres Kfirs.

Es en extremo difícil, una pelea extraordinariamente rápida. No tenemos oportunidad de ganar


alguna ventaja contra una pareja de F-15 trabajando en equipo. Es una batalla de pasadas rápidas,
alertas mutuas, vueltas y giros repentinos, y todo sucede a altísimas velocidades con rápidas
maniobras –excelente terapia para una espalda lastimada…

Incluso con tres de nosotros, el combate es extremadamente difícil. El F-15 desaparece por encima
nuestro y regresa inesperadamente de otra dirección en cuestión de segundos. Si vuelas recto por
tres segundos o echas un vistazo dentro de la cabina para revisar altitud o combustible,
inmediatamente escucharás por radio –“Kfir que estás al sur, a 12,000 pies, estás muerto, ¡a
casa!” y un F-15 surgirá detrás de ti.

Los combates son muy cortos: nosotros tres somos “derribados” en dos o tres minutos. Aquellos
que reciben la indicación de “volver a casa” esperan fuera del área de combate y cuando el
dogfight termina, los tres nos reagrupamos, para el siguiente round.

Así es el F-15, el nuevo rey.

De ese modo transcurría la mañana del 24 de abril de 1981, nos encontramos peleando por
nuestras vidas, un trío de Kfirs contra un par de F-15. Es un día sombrío y brumoso, cielos grises,
con un sol pálido y turbio; los colores fuertes y brillantes del desierto se desvanecen en un azul
apagado.

Los dos F-15 describen círculos a nuestro alrededor, vienen, salen, pican; parecen estar en todos
los rincones del cielo a la vez. Hacemos todo lo posible, mantenemos velocidad para poder
maniobrar, tratamos de advertirnos entre nosotros, a ver si es posible hacer un disparo rápido
contra ellos.

-“Atención, Bogey5 se aproxima por el sur”.


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-“¡Tres, cuidado, viene por tu lado!”

-“Estoy girando a la izquierda, tomo el que está a tu lado de babor”- él respira pesadamente por el
esfuerzo.

-“Roger, conserva tu velocidad y ojo con el combustible”.

-“Bogey girando a la derecha, Dos, ¡Viene por ti!”- el número Dos rompe con toda su fuerza.

-“Contacto negativo. Giro a la derecha, avísenme si viene”.

-“¿Alguien puede ver al otro?”- pero fue demasiado tarde.

-“Kfir al este con la nariz abajo, el objetivo que perseguías está detrás de ti. Estás muerto ¡A
casa!”- una voz diferente se escucha en la frecuencia conjunta. ¿Me habló a mí? No, yo estoy al
oeste y no estoy siguiendo a nadie. Pero ya solo quedamos dos de nosotros.

-“¡Bogey viniendo por arriba!” Lo veo, jalo, giro, cierro el acelerador, abro de nuevo, hago todo lo
que puedo para atraparlo, pero es en vano.

Mi retaguardia está despejada ¿a dónde se fueron? No veo a nadie.

-“¡Bogey cierra sobre ti desde afuera!”- Grito. Él gira, el F-15 se desliza.

Respiro con dificultad, mi corazón se acelera, mi espalda duele. Me retuerzo en mi asiento,


izquierda y derecha. Una mano afianzada al bastón, la otra al acelerador. Alerta máxima, mi
cerebro trabaja a tope. Un ritmo matador, reviso constantemente el nivel de combustible, me
esfuerzo por mantenerme en la zona de práctica asignada y cuido de no descender por debajo de
la altitud mínima.

Giro a la derecha. Un F-15 aparece y trata de colocar su nariz en mi hora seis.

Rompo agudamente y él pasa sobre mí. Mi espalda me está matando. Bajo la nariz y gano
velocidad, tengo tres segundos, máximo. Entro en un giro, viene hacia mí. Me nivelo.
Whiiiiooosshhhhhh nos cruzamos cabeza a cabeza. Giro hacia él, pero me deja atrás. Giro de
nuevo ¿dónde está el otro? Lo tengo. ¡Bien! En este preciso instante él cruza derecho frente a mí a
mil metros de distancia. Tengo un segundo para apuntar y disparar. En un segundo más, él ya no
estará ahí.

Ajusto mis miras en él. Hay un misil de entrenamiento bajo mi ala derecha. Espero el “gorjeo” del
misil que me indicará que está captando el calor de su turbina. Se eleva, yo adelanto mis miras.
No tengo tiempo, en un segundo o dos, su pareja volverá a apoyarlo.

¿Distancia? Correcta, dentro del rango del misil.

¿Ángulo? OK, en el límite.


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Coloco el pulgar en el botón de lanzamiento de misil y me preparo para apretarlo. Sí, en un


obsoleto Kfir estoy a punto de registrar un “derribo” con misil contra un F-15.

-“¡Salgo del ejercicio! ¡Combustible bajo!”

¡Hijo de perra! ¡Basura! ¡Cómo te atreves! ¡Me vio, adivinó mis intenciones y sabía que no lograría
girar a tiempo, así que abandonó el combate para evitar ser derribado! Si hubiera sido un
caballero, debió esperar un par de segundos. ¿y qué tiene de malo si un Kfir te derriba? ¿te
mataría en la realidad? ¿sería una desgracia tan terrible?

Pero ya avisó “salgo del ejercicio”, y de hecho sí tenía poco combustible, así que la batalla termina
y nos reunimos en formación para volver a la base.

Respecto a mí, mientras estuve plantado en la cola del F-15, con terribles dolores en mi espalda y
cuello, pero con las miras apuntando sobre el Nuevo Rey, listo para derribarlo, en ese momento
decidí que ese había sido mi último combate.

El Rey ha muerto.

Traducción: Mayor de Caballería (Retirado) Luis Espino Alcaraz.

Ejército Mexicano.

NOTAS DEL TRADUCTOR:

1. El primer F-15 llegó a Israel un sábado (el Sabbat es el día sagrado de la semana para la
religión judía), lo que desató toda clase de protestas de los partidos políticos de oposición,
al grado que el gobierno en funciones tuvo que renunciar.
2. Años después fue Director General de El-Al.
3. Los elevadores o timones de profundidad, son superficies de control situadas por lo
general en la cola de la aeronave, controlan su orientación cambiando el cabeceo y el
ángulo de ataque del ala.
4. El IAI Kfir es una aeronave de fabricación israelí, basada en el Mirage III con motor de
Phantom, aviónica modernizada y planos canard, optimizada para misiones de
cazabombardeo.
5. Bogey. (“Espectro”) En la aviación militar, es el código empleado para referirse a una
aeronave hostil.
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ILUSTRACIONES:

McDonnell-Douglas F-15 “Eagle”. Fuerza Aérea de Israel. Ca. 1981.

IAI Kfir C2 (en hebreo “Cachorro de león”) Fuerza Aérea de Israel.

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