Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
independiente
Abstract
Este trabajo analiza el cómo el florecimiento de <<lo inglés y francés>> y la concepción de
sociedad de consumo en el México decimonónico es la culminación de una serie de acontecimientos
que se remontan a La Conquista; hechos que hicieron rápidamente ver a la entonces Nueva España
como un territorio de comercio extremadamente redituable, iniciándose así una evolución en las
relaciones de mercado con distintas potencias del globo, las cuales a la par han modificado la visión
del <<bien material>> para los novohispanos y mexicanos a lo largo de tres siglos. Así, en el XVIII
y XIX, tras las Reformas Borbónicas y la Independencia, México se consolida como una sociedad
que por sí sola provee la demanda de los bienes culturales que ofrecen los mercados de Inglaterra,
España y Francia, con ganancias todavía redituables.
Desde su pasado prehispánico, el territorio hoy conocido como México tiene una gran
significación para sus pobladores en cuanto se refiere a la capacidad de comerciar con los
recursos que ésta les provee. Según se conoce, la economía de los aztecas hacia los tiempos
1
Kenneth Hirth & Deborah L. Nichols, ‘The Structure of Aztec Commerce: Markets and Merchants’, en The
Oxford Handbook of the Aztecs, 2017, pp. 1-21. Consultado el 4 de junio del 2019.
https://www.academia.edu/32262352/The_Structure_of_Aztec_Commerce_Markets_and_Merchants
1
Cuando Hernán Cortés arribó a Tenochtitlán en 1520 la sorpresa lo tenía en una especie
de estupefacción, puesto que el asombro de encontrar una sola plazuela comercial que
duplicaba el tamaño de la ciudad de Salamanca era, según él, una cosa insólita.2 En el
entre aquellas pequeñas cofradías que constituían a millares de personas reunidas en la plaza:
provisiones, joyas de oro, plata, latón, plomo, hueso, estaño, cobre, y la lista sigue; materiales
de construcción como madera labrada y virgen, ladrillos, adobes; aves de todos los rincones
del reino: desde papagayos del suroeste mexicano y Tierra Caliente hasta lavancos que se
encontraban fuera del Valle de México; también vendían herbolarios, materias primas para
la producción de pinturas, muchos tipos de bayas similares pero distintas a las europeas; una
variedad culinaria desde el pastel de ave hasta empanadas de pescado hechas con maíz;
La gran mayoría de estos bienes fueron transportados a través de una red de rutas que
recorrían variados puntos del imperio como los lugares hoy conocidos como Veracruz,
2
Y remarco el “según él”, puesto que Salamanca no es una población caracterizada por su alta densidad
poblacional, puesto que, por ejemplo, en el siglo XVI contaba con unos 25, 000 habitantes, los cuales
disminuirían hacia el siglo XIX en 15, 000. En cambio, la ciudad de Tenochtitlan hacia 1519 contaba con un
espectro un tanto amplio, según las fuentes (Fernández de Oviedo, Cervantes de Salazar, López de Gómara,
Vetancurt, Aguilar y Torquemada), que rondaba entre los 60, 000 al millón de habitantes. Para ese entonces,
Madrid contaba con alrededor de 65, 000 a 85,000 almas, cantidad comparable con las más módicas de
Tenochtitlan.
Para mayor información consultar los siguientes escritos:
Enrique García Catalán, ‘Capítulo I. Contexto. El largo siglo XIX’. En Urbanismo de Salamanca en el siglo
XIX, 2015, Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, p.76
José Luis de Rojas, ‘Reflexiones sobre cuantificaciones referentes a la ciudad de Tenochtitlan en 1519’. En
Relaciones (COLMICH, Zamora), 1987, 8(32), pp.5-39.
María Carbajo Isla, ‘La población de la villa de Madrid desde finales del siglo XVI hasta mediados del siglo
XIX’. En Boletín de la ADEH, 1984, 2(3), pp. 4-18.
3
Hernán Cortés, ‘Segunda Carta de Relación de Hernán Cortés al emperador Carlos V.— 30 de octubre de
1520’. En Cartas de Relación, 2004, Ciudad de México: Porrúa, pp. 77-78.
2
posición de referencia para el intercambio comercial de la Nueva España. Una vez
consolidado el centro político del virreinato, el ayuntamiento pasó a articular los caminos
los insumos4 traídos por la ruta marítima de Sevilla-Cuba-Vera Cruz, en la cual Cortés era
el uso de las rutas comerciales empleadas durante el tiempo del dominio mexica. Si bien la
Corona Española propició el aumento en la extracción minera del territorio conquistado, este
4
Guillermina del Valle Pavón, ‘Orígenes de la centralidad comercial y financiera de la ciudad de México’, en
el capítulo ‘La centralidad de la ciudad de México’. En Organización del Espacio en el México Colonial.
Puertos, ciudades y caminos (coordinadora Lourdes de Ita Rubio), 2012, Morelia: Instituto de Investigaciones
Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, pp. 19-21.
5
Enrique Otte, ‘Mercaderes burgaleses en los inicios del comercio con México’. En Historia Mexicana, El
Colegio de México, 2016 (última revisión el 11 de abril de 2019), 4(272), pp. 108-144.
6
José Alfredo Uribe Salas, ‘Minería de cobre en el Occidente del México prehispánico: un acercamiento
historiográfico’. En Revista de Indias, 1996, LVI(207), pp. 297-332
7
Robet H. Cobean, ‘Introduction’. En A World of Obsidian: The Mining and Trade of a Volcanic Glass in
Ancient Mexico, 2002, Ciudad de México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, pp. 24-37
3
Figura 1. Comparativa entre la distribución arqueológica de la cerámica mexica anterior a La Conquista y las
rutas de transito principales durante el Virreinato de la Nueva España en el Valle de México y Tierra Caliente.8
Conquista en el Valle de México y Tierra Caliente, se le puede referir a estos vectores como
indicadores del tráfico cultural y mercantil durante la época precolombina. Comparando con
las rutas de tránsito terrestre desarrolladas durante el siglo XVI y XVII en el Virreinato de la
Nueva España, se observa una simetría casi total (ver Figura 1). Por tanto, la posibilidad de
que Cortés, los burgaleses y futuros comerciantes al inicio de la Colonia pudieran establecer
el Imperio Mexica. Así, el comercio colonial en cierto sentido no fue una configuración
nueva de las rutas terrestres de comercio, sino una adaptación de la infraestructura previa a
8
Figura 1: Michael E. Smith, ‘Long-distance trade under the Aztec Empire’. En Ancient Mesoamerica, 1990, 1,
pp.153-169.
Figura 2: Juan Ricardo Jiménez Gómez, ‘El Camino Real de Tierra Adentro a su paso por el pueblo de Querétaro
y el mercado a finales del siglo XVI y principios del XVII’. En Caminos y mercados de México (coordinadoras
Janeth Long Towell y Amalia Attolini Lecón), 2009, México: Instituto Nacional de Antropología e Historia
(UNAM), p.270.
4
Lo interesante es que a partir de esta transculturalidad se permitió un crecimiento veloz
del comercio y de la minería virreinal. Lo cual demostró que la navegación a largas distancias
era del todo redituable, y por lo cual se abrieron nuevos mercados a lo largo del siglo XVII
al XIX, los cuales trajeron consigo no sólo la comercialización de insumos naturales, sino
La introducción del comercio marítimo en el Pacífico y el gusto por las pequeñas cosas
La siguiente apertura trasatlántica para la Nueva España se dio por el ala del Pacífico
guerrerense. Abierta la nueva posibilidad de comercio con el Nuevo Mundo, las potencias
asiáticas decidieron lucrar con ello. Así, en 1565 llega por primera vez desde Manila la Nao
asiáticos dado que hacia ese tiempo la Dinastía Ming había impuesto el pago del tributo
campesinado en plata, por lo cual la disponibilidad del material era esencial. Esta transición
económica para los Ming trajo la posibilidad de comprar, por ejemplo, el triple de cantidad
de arroz o seda por el mismo precio en plata que el de dinastías anteriores.10 Por tanto, al ser
de oído mundial el conocimiento de las betas americanas de plata la conexión con el Nuevo
Mundo era cosa necesaria y productiva, puesto que aquel imperio del Asia tenía una cuantiosa
cantidad del mineral para triplicar la ganancia comprando la seda barata y revendiéndola en
Acapulco.
Las repercusiones de esta interacción con el galeón chino fueron notorias en las
mentalidades americanas: por un lado los misioneros y funcionarios que veían de nuevo a
9
Rubén Carrillo, ‘Asia llega a América. Migración e influencia cultural asiática en Nueva España (1565-1815)’.
En Asiadémica. Revista Universitaria de Estudios sobre Asia Oriental, 2014, 3, pp. 81-98.
10
Ibíd
5
China como una posibilidad colonial para iberia; en cambio para los comerciantes
novohispanos, la llegada del navío supuso una gran oportunidad para hacer negocios al
estaba alejada de una mundial. Para 1603, Bernando Balbuena en su Grandeza mexicana
Los tesoros del poniente eran la porcelana, el satín y demás gustos por las pequeñas cosas de
uso personal. Fuera de la imposición de la cultura y moda española que trajo la colonización,
imposición de patrones culturales entre la población, en la que por lo general eran los más
o actualidad. Pero más importante aún, esta consolidación marítima del mercado
11
Ibíd
12
R. Junco & P. Fournier, ‘Del celeste imperio a la Nueva España. Importación, distribución y consumo de la
loza de la china en el periodo Ming tardío en el México virreinal’. En La Nueva Nao: De Formosa a América
Latina, 2008, Taipei: Kau Tang Int. Publication.
13
Bernardo de Balbuena, Grandeza Mexicana, 1963, México: Universidad Nacional Autónoma de México, p.
43.
6
novohispano trajo como consecuencia que el virreinato se convirtiera en el centro de las
tendencias de todos los reinos en las Indias. Pasaba a ser el intermediario entre el comercio
del continente.14
Figura 2. Derecha: Biombo Coromandel. Obra China. Dinastía Qing (1644-1911). Siglo XVIII. Puebla: Museo
Amparo; Izquierda: Mantón de Manila. Seda bordada. China. Siglo XIX. Ciudad de México: Museo Franz
Mayer
La incorporación de la Nao representaba, entre el siglo XVI y XIX, una diseminación del
producto primeramente por todos los territorios de la Nueva España. Por ejemplo, la
porcelana china puede ser encontrada desde San Frascisco, California (ya en el siglo XVIII)
hasta Puebla, Veracruz, Chihuahua, Oaxaca, etc. Siendo que estas vasijas de porcelana se
convertían en objetos de valor social para sus compradores. Por tanto, cambió los patrones
14
Mariano Bonialian, ‘Acapulco: puerta abierta del Pacífico, válvula secreta del Atlántico’. En Relaciones
intercoloniales. Nueva España y Filipinas (coordinador Jaime Olveda), 2017, Zapopan: Colegio de Jalisco, p.
128.
15
R. Junco & P. Fournier, op. cit.
7
amenizaba con una feria de comercio, donde a lo mucho treinta comerciantes del navío
Con la entrada de los Reyes Borbones durante la primera mitad del siglo XVIII, la
afluencia de las pequeñas cosas de China en la vida novohispana fue decreciendo, puesto que
con este relevo de la corona de Austria a los Borbones “reflejó de manera muy evidente en
Aunque ya en el reinado anterior, con Carlos II, había habido intentos de vestir a la francesa
16
Manuel Carrera Stampa, ‘La Nao de la China’. En Historia Mexicana, El Colegio de México, 68(4), pp. 97-
118.
17
Amelia Leira Sánchez, ‘La moda en España durante el siglo XVIII’. En Indumenta: Revista del Museo del
Traje, 2007, 0, pp. 87-94.
18
Ibíd
8
Pero más importante aún, con el advenimiento de los Borbones y sus reformas de principios
del siglo XVIII se prohibían el comercio de cualquier colonia del Imperio Español con su
homólogo chino,19 incluyendo a la preciada seda que veía de la Nao desde Filipinas y que
fue vetada hasta 1760.20 Esto llevó probablemente al decremento del comercio por medio de
la Nao y un desplazamiento, por tanto, de los productos del Lejano Oriente por los de la moda
francesa.
península, sino también hacia sus colonias americanas, a donde llegaron franceses enviados
a difundir sus modas y costumbres. En especial se encontraban entre los migrantes cocineros
y modistas. Se inició el uso de nuevo tipo de socializaciones como las tertulias y el uso de la
manera de visualizar la vida cotidiana y sus costumbres. Debido a estos migrantes es que se
19
Manuel Carrera Stampa, op. cit.
20
Rebeca Vanesa García Corzo, ‘Intentos de implementación de la industria de la seda en la Nueva España en
el siglo XVIII’. En Fronteras de la Historia, 21(1), pp.120-146.
21
Monserrat Galí Boadella, ‘Lo francés en las pequeñas cosas: la penetración del gusto francés en la vida
cotidiana’. En México Francia: Memoria de una sensibilidad común, siglos XIX-XX (editores Javier Pérez-
Siller & Chantai Cramaussel), 2004, Ciudad de México: Centros de estudios mexicanos y centroamericanos.
Consultado el 4 de abril del 2019. https://books.openedition.org/cemca/862?lang=en
9
indumentaria de los novohispanos, sino delimitaban sus costumbres. Es la primera vez que
Sin embargo, en los primeros años del siglo XIX, debido a los sucesos de la Revolución
inglesa, la cual tenía en cuestiones políticas y comerciales buenos tratos con el gobierno ahora
años de la nación es el de la Academia de Letrán, fundada en 1836 por José María y Juan N.
de San Juan de Letrán, los futuros reformistas se educaron en formas literarias de la tradición
inglesa como Lord Byron, Edmund Spenser o el escocés James Macpherson; adoraban a los
novelistas o poetas alemanes como Goethe o Schiller. Todo esto sin nunca menospreciar la
influencia española como el Duque de Rivas, Moratín, Fray Luis de León, y un innumerable
etcétera.23 Cabe destacar que en este capítulo tercero de Memorias de mis tiempos (1886) no
ninguna mención de algún escritor francés, tal vez por el ya mencionado contrapeso de las
Otro punto que permitió la entrada de lo inglés a México fue la relación política en general
con América de la corona inglesa, puesto que habían ayudado en los movimientos de
22
Ibíd
23
Guillermo Prieto, ‘Capítulo III’. En Memorias de mis tiempos, 2009, Xalapa: Universidad Veracruzana, pp.
169-250.
24
Monserrat Galí Boadella, op. cit.
10
economía británica con Latinoamerica, puesto que la Revolución Industrial obligó a
cambio”, o sea, el capitalismo europeo. Sin embargo, hacia las décadas de los 30-40 del siglo
XIX, estos intereses tienen un declive drástico. 25 Lo cual contrasta con el comienzo del auge
acrecentó. Era común encontrar en los periódicos sastres y modistas de corte francés; en el
ámbito literario ya había penetrado el muro al cual guardaba el paso la generación de Prieto,
siendo Manuel Payno (en un futuro Altamirano y Riva Palacio) uno de los representantes
una reputación al producto. Con ello que para mediados del siglo XIX el mercado francés ya
se había consolidado en México.26 Y sin la necesidad de verle como una central comercial
para el mundo, un intermediario, como es el caso de la Compañía de Indias durante los siglos
pasados. México en sí era ahora una sociedad de consumo sustentable por sí sólo en proveer
cambia las esferas de acción de las clases acomodadas de México, las introduce a un nuevo
modus vivendi. Las mujeres ahora usaban escote y abanico para una múltiple grama de usos
25
Oscar Alatriste Guzmán, ‘México en la esfera Imperial británica, 1763-1848. Un bosquejo de interpretación’.
En Decires, Revista del Centro de Enseñanza para Extranjeros, 2011, 13(16), pp. 5-52
26
Monserrat Galí Boadella, op. cit.
11
lingüísticos; recorrían los lugares públicos vestidas al último hito de París, de igual forma
para las funciones teatrales, corridas de toros o gallos en la Ciudad de México.27 El avance
cultual de Francia se tornó más agresivo al final de la década de los 40, con la aparición de
cafés como el Veroly en el Teatro Principal, El Águila de Oro en el Portal del Coliseo Viejo
y el Cazador en Mercaderes, los cuales son referidos en diversas novelas de la época con
como las usanzas en moda y los espacios de ocio para mostrarles. 28 México, para mediados
en son de ocupación los distintos poblados de México. Si bien estas encontraron un país
anárquico, sin ningún tipo de orden y basado en la lucha entre caudillos, muy contrarios a las
Francia. Las mujeres y el entretenimiento de las ciudades mexicanas les tuvieron en completa
complicidad. Para ellos, las féminas de la república invadida eran un monumento a la mujer,
El trabajo citado de Jean Meyer, ‘México en un espejo. Testimonio de los oficiales franceses
de la Intervención, 1862-1867’ de 2000 es de gran ayuda para una preliminar aproximación del cómo
27
John E. Kickza, ‘Familias empresariales y su entorno, 1750-1850’. En Historia de la vida cotidiana en
México, 2005, v. 4, pp.147-178.
28
Monserrat Galí Boadella, op. cit.
29
Jean Meyer, ‘México en un espejo. Testimonio de los oficiales franceses de la Intervención, 1862-1867’. En
Repositorio Digital CIDE, 2000. Consultado el 4 de Junio del 2019. http://repositorio-
digital.cide.edu/bitstream/handle/11651/1058/34197.pdf?sequence=1
12
las costumbres y vestimentas europeas en los mexicanos para los franceses intervencionistas fueron
algo fácil de asimilar y familiarizar. En sí, esta pequeña perspectiva de la mujer en el trabajo de Meyer
da una pequeña pincelada a cómo para tiempos de Maximiliano y previo al Porfiriato ya existía un
dejo indiscutible de Francia. Sin embargo, para dar una opinión más extensa debe de realizarse una
revisión bibliográfica a fondo de los testimonios diversos de los franceses, no solo legionarios,
durante las décadas cercanas a la mitad del siglo XIX, así expandiendo la forma de mesurar las
del tiempo de los mercados durante la Nueva España y el México independiente ante la economía
global que expandía cada vez más su posibilidades, siendo que el virreinato principal de Corona
Española fue un territorio de comercio sumamente redituable lo cual abrió a los mercados externos
nuevas formas de lucrar y transmitir su cultura al Nuevo Mundo. Ya con la entrada de la Nao de la
China, México se introdujo a la apreciación de las <<pequeñas cosas>> como valor mercantil y de
Lo que sí es perceptible, es que esta previa experiencia asiática preparó a la sociedad mexicana a
que, tras las Reformas Borbónicas, abrazara no sólo esas nuevas <<pequeñas cosas>> de Francia e
Inglaterra, sino que también adoptaran en cierto grado parte del modus vivendi de aquellos europeos,
adaptándose nuevas formas de ocio francesas. Desplazando por primera vez al criollismo español que
se instauró en la Colonia. México, hacia el periodo previo al Porfiriato, ya era una sociedad
Bibliografía
Kenneth Hirth & Deborah L. Nichols, ‘The Structure of Aztec Commerce: Markets and Merchants’,
en The Oxford Handbook of the Aztecs, 2017, pp. 1-21. Consultado el 4 de junio del 2019.
https://www.academia.edu/32262352/The_Structure_of_Aztec_Commerce_Markets_and_Merchant
s
13
Enrique García Catalán, ‘Capítulo I. Contexto. El largo siglo XIX’. En Urbanismo de Salamanca en
el siglo XIX, 2015, Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, p.76
María Carbajo Isla, ‘La población de la villa de Madrid desde finales del siglo XVI hasta mediados
del siglo XIX’. En Boletín de la ADEH, 1984, 2(3), pp. 4-18.
Hernán Cortés, ‘Segunda Carta de Relación de Hernán Cortés al emperador Carlos V.— 30 de octubre
de 1520’. En Cartas de Relación, 2004, Ciudad de México: Porrúa, pp. 77-78.
Enrique Otte, ‘Mercaderes burgaleses en los inicios del comercio con México’. En Historia
Mexicana, El Colegio de México, 2016 (última revisión el 11 de abril de 2019), 4(272), pp. 108-144.
José Alfredo Uribe Salas, ‘Minería de cobre en el Occidente del México prehispánico: un
acercamiento historiográfico’. En Revista de Indias, 1996, LVI(207), pp. 297-332
Robet H. Cobean, ‘Introduction’. En A World of Obsidian: The Mining and Trade of a Volcanic Glass
in Ancient Mexico, 2002, Ciudad de México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, pp. 24-
37
Michael E. Smith, ‘Long-distance trade under the Aztec Empire’. En Ancient Mesoamerica, 1990, 1,
pp.153-169.
Juan Ricardo Jiménez Gómez, ‘El Camino Real de Tierra Adentro a su paso por el pueblo de
Querétaro y el mercado a finales del siglo XVI y principios del XVII’. En Caminos y mercados de
14
México (coordinadoras Janeth Long Towell y Amalia Attolini Lecón), 2009, México: Instituto
Nacional de Antropología e Historia (UNAM), p.270.
Rubén Carrillo, ‘Asia llega a América. Migración e influencia cultural asiática en Nueva España
(1565-1815)’. En Asiadémica. Revista Universitaria de Estudios sobre Asia Oriental, 2014, 3, pp.
81-98.
R. Junco & P. Fournier, ‘Del celeste imperio a la Nueva España. Importación, distribución y consumo
de la loza de la china en el periodo Ming tardío en el México virreinal’. En La Nueva Nao: De
Formosa a América Latina, 2008, Taipei: Kau Tang Int. Publication.
Mariano Bonialian, ‘Acapulco: puerta abierta del Pacífico, válvula secreta del Atlántico’. En
Relaciones intercoloniales. Nueva España y Filipinas (coordinador Jaime Olveda), 2017, Zapopan:
Colegio de Jalisco, p. 128.
Manuel Carrera Stampa, ‘La Nao de la China’. En Historia Mexicana, El Colegio de México, 68(4),
pp. 97-118.
Amelia Leira Sánchez, ‘La moda en España durante el siglo XVIII’. En Indumenta: Revista del Museo
del Traje, 2007, 0, pp. 87-94.
Monserrat Galí Boadella, ‘Lo francés en las pequeñas cosas: la penetración del gusto francés en la
vida cotidiana’. En México Francia: Memoria de una sensibilidad común, siglos XIX-XX (editores
Javier Pérez- Siller & Chantai Cramaussel), 2004, Ciudad de México: Centros de estudios mexicanos
y centroamericanos. Consultado el 4 de abril del 2019.
https://books.openedition.org/cemca/862?lang=en
15
Guillermo Prieto, ‘Capítulo III’. En Memorias de mis tiempos, 2009, Xalapa: Universidad
Veracruzana, pp. 169-250.
Jean Meyer, ‘México en un espejo. Testimonio de los oficiales franceses de la Intervención, 1862-
1867’. En Repositorio Digital CIDE, 2000. Consultado el 4 de Junio del 2019. http://repositorio-
digital.cide.edu/bitstream/handle/11651/1058/34197.pdf?sequence=1
16