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El Sonido Del Silencio - Cuento
El Sonido Del Silencio - Cuento
Solía ser muy restringido con los favores, estoy acostumbrado a que las
personas siempre esperen algo de tus virtudes, y tienen la completa
insolencia de exclamarlo como si se debiese, pero, Elinor, a mi parecer
siempre tuvo esa pizca de inocencia y modestia que nadie más la tiene.
Además, siendo sincero, no podía negarle un favor a una mujer en aprietos
por amor, no podía negarle a alguien tan radiante como ella.
–suspiré- De acuerdo, necesitaré que me escribas todas las cualidades que
ves en él, y qué es lo que quieres expresar.
Elinor se dispuso a escribir mientras yo buscaba mi papel y tinta, siempre he
dicho que una carta escrita con tinta es algo memorablemente magnífico. La
chica de cabello castaño y ojos negros tomaba un ligero tono rosado en sus
mejillas, supongo que fue un detalle que nunca pude olvidar de ella.
Al terminar me mostró su letra, y me dispuse a dejar que mi cuerpo fluyera
en las palabras. Tomó tan solo unas horas hasta tener el resultado final,
cuando se lo pasé a Elinor, una pequeña y pícara sonrisa rondaba por su
rostro, era contagioso. Me sonrió y me dio la mano hasta que se dispuso a
salir de mi habitación.
Pasó una semana hasta que Elinor volvió a tocar mi puerta, a eso de las tres
de la tarde cuando el sol entraba con su exquisito esplendor en cada uno de
los ventanales y el suelo de madera.
Esta vez me pidió algo un tanto más inusual, describió que un amigo
necesitaba confesar sus sentimientos hacia la persona la cual amaba,
extrañamente describió algunas ‘’acciones’’ un tanto similares a las que yo
tenía, las suficientes como para hacerme reflexionar sobre si me estaba
contando la verdad.
Sin embargo, aparté esas incertidumbres de mi mente, y decidí ayudarla, a
cambio, ella propuso que me enseñaría un poco sobre el lenguaje de señas
para poderme comunica de una forma mucho más amena, debo admitir, que
fue algo que estuve esperando hace un tiempo.
Consideré que esa vez tras cerrar mi puerta, sería la última en la que me
pediría una nueva carta.
Lo cual, me equivoqué.
-No entiendo, ¿por qué casualmente todos tus amigos siempre están
pidiendo cartas? ¿todas de amor? ¿Qué tanto es lo que cuesta decir unas
cuantas palabras en persona, Elinor?
Sus manos se movieron de tal manera la cual, lo único que pude entender
fue ‘’nerviosa’’
-Es suficiente –señalé exasperado- escucha, te tengo afecto. Pero sólo estás
logrando que me sienta incómodo e irritado con tantas cartas románticas
para David, Adriano, Amanda, Carlo, y al señor Di Ángelo. Busca a alguien
más que haga ese favor por ti.
Y al parecer, ahí tenía la respuesta, todo este tiempo, Elinor sentía un afecto
mayor hacia mí, y, sinceramente, a pesar de todo esto, no podía sentirme
enojado con ella por completo, gracias a ella aprendí muchas cosas que antes
desconocía, los momentos que compartí escribiendo y aprendiendo el sonido
de su voz en sus escritos, mientras ella observaba con su tierna sonrisa a la
espera de una carta con la cual soñaría, me hizo descubrir que tal vez podía
darle una oportunidad, que probablemente sentía lo mismo hacia ella.
–Inspiré hondo- Elinor… –Tomé su mano y la puse dentro de las mías–
¿Quieres empezar de nuevo?
Algo sorprendida, sospechando en si había leído bien, al final tomó mi
mensaje de la manera en la que yo quería, y animada asintió con la cabeza.
Otra vez, esa sonrisa pícara con el sonido más hermoso que solamente yo
podía oír.
>>En cuanto terminé de escribir, me dispuse a pensar, fantasía es una de las
cosas más hermosas, habitables en cada pensamiento del ser humano,
alguna vez en nuestra vida. Terminar la última palabra de una historia la cual,
me deja con un sentimiento amargo dentro de mi ser, me hace recordar, lo
mucho que jugamos con nuestra propia creencia, lo que consideramos real y
no real en lo más profundo de nuestra mente. Habitación tan misteriosa con
tantas preguntas a resolver; observamos con incertidumbre nuestra propia
realidad con historias tan fantásticas y hermosas, al igual que dramáticas y
desgarradoras, siempre será algo que lograré atesorar, Willem y Elinor lo
reconocen, el débil hilo entre la vida y los cuentos, y con ello me pregunto, si
estás viviendo una realidad, o una historia ficticia.
Brenda Rodríguez.