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La Capilla Sixtina está considerada la capilla más relevante del Palacio Apostólico de la
Ciudad del Vaticano y una de las más reconocidas mundialmente. Fue construida entre
1477 y 1480 por orden del papa Sixto IV, de quien toma su nombre.
ESTRUCTURA
El espacio interno está dividido en tres niveles, de los cuales el inferior es un sótano alto
con varias ventanas utilitarias y un acceso al patio exterior. El sótano está cubierto por
una robusta bóveda que sustenta la capilla. Encima está el espacio principal, la Capilla
Sixtina, cuya bóveda está a una altura de 20,7 metros. El edificio tenía seis ventanas altas
y arqueadas en cada lado y dos en cada extremo, pero algunas de ellas han sido
tapiadas. Sobre la capilla hay otra planta con salones para la Guardia Suiza Pontificia. En
esta planta se construyó una pasarela al aire libre que sobresalía de la fachada y rodeaba
el edificio, sustentada por una arcada que surge de las paredes. Esta pasarela ha sido
cubierta, pues originaba goteras en la bóveda de la capilla.
INTERIOR
Las proporciones del interior de la capilla utilizan la longitud como medida de referencia:
dividida por tres da el ancho y dividida por dos da la altura. Para mantener la proporción,
había seis ventanas a cada lado y dos en cada extremo. Las proporciones claramente
definidas fueron una característica de la arquitectura renacentista y reflejaban el creciente
interés en la herencia clásica de Grecia y Roma.
En 1508 el genial artista Michelangelo Buonarroti Miguel Ángel recibió el encargo del
papa Julio II de repintar el techo, que solo representaba un cielo azul con estrellas
doradas. Miguel Ángel se sintió abrumado por la complejidad del encargo y porque él
siempre se consideró a sí mismo ante todo y sobre todo un escultor de mármol. Aunque
era reacio a emprender a obra, hizo de ella su trabajo más influyente no solo por su
calidad coño obra de arte, sino también por la resistencia y fortaleza que demostró al
acabar, en tan poco tiempo y casi sin ayuda, una tarea tan enorme y físicamente tan
incómoda. El trabajo comenzó el 10 de abril de 1508 y se prolongó hasta su inauguración
el día 31 de octubre de 1512.
La zona que pintó el artista corresponde a la bóveda de cañón de la capilla, donde recreó
una obra inspirada en una interpretación neoplatónica, que representaba nueve escenas
del Génesis. Estas imágenes se han convertido en el trabajo más importante de Miguel
Ángel, y han llegado a simbolizar el Renacimiento mismo.
Para alcanzar el techo necesitaba un soporte adecuado, lo que dio origen a diversas
propuestas y discusiones hasta que el papa dictaminó que fuese el propio pintor quien lo
diseñase y ejecutase. Este creó una plataforma de tablas de madera sujetas sobre
soportes enganchados en agujeros de las paredes sobre las ventanas; él se situaba sobre
este andamio mientras pintaba.
Miguel Ángel empleó colores brillantes, fácilmente visibles desde el suelo. Originalmente
solo se le encargó pintar las figuras de los 12 apóstoles, pero él lo rechazó, por lo que el
papa concedió que dibujase lo que le pareciera. Cuando el trabajo estuvo terminado,
había pintado más de 300 figuras, que mostraban la Creación, Adán y Eva en el Paraíso y
el Diluvio Universal.
PRIMERAS PINTURAS
Científicos de Reino Unido, Alemania, España y Francia han confirmado que las pinturas
rupestres más antiguas del mundo fueron creadas 20.000 años antes de que los humanos
modernos llegaran a Europa desde África.
Los profesores Rodrigo de Balbín y Javier Alcolea, del Área de Prehistoria de la UAH,
forman parte del equipo multidisciplinar que ha realizado la investigación, centrada en las
pinturas las cuevas de Ardales (Málaga), La Pasiega (Cantabria) y Maltravieso (Cáceres).
Ambos profesores son especialistas en Arte Prehistórico y son los impulsores de diversos
proyectos de investigación en los sitios más emblemáticos del Paleolítico de Sur de
Europa: Tito Bustillo, Los Casares y La Hoz.
La Pasiega es una de las dieciocho cuevas del sitio de Altamira que son Patrimonio de la
Humanidad. En ella la ocupación humana ha transcurrido de forma continua durante los
últimos 100.000 años.
Sus pinturas rupestres, rojas y negras, incluyen animales, signos lineales, puntos y figuras
posiblemente antropomorfas. Las muestras tomadas en esta cueva han sido datadas con
una edad mínima de 64.800 años.
Para el conjunto de más de 1.000 pinturas que se encuentran en Ardales, entre las hay
impresiones de manos, puntos, discos, líneas y figuras de caballos, ciervos y aves, los
resultados han sido muy variados.
La cueva fue ocupada durante el Paleolítico Medio y Superior y para ella se han hallado
edades mínimas que van de los 65.500 a los 45.500 años.