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CAPILLA SIXTINA Y LAS PRIMERAS PINTURAS

La Capilla Sixtina está considerada la capilla más relevante del Palacio Apostólico de la
Ciudad del Vaticano y una de las más reconocidas mundialmente. Fue construida entre
1477 y 1480 por orden del papa Sixto IV, de quien toma su nombre.

La función principal de la Capilla Sixtina es la de servir de sede de la Capilla Pontificia uno


de los dos órganos de la Casa Pontificia, llamada Corte Pontificia (Pontificalis Aula)
hasta 1968. En la época de Sixto IV, a finales del siglo XV, este órgano estaba formado
por unas 200 personas, incluyendo a clérigos, oficiales de la Santa
Sede y laicos distinguidos. Había 50 ocasiones a lo largo del año establecidas por el
calendario papal en las que la Capilla Pontificia al completo debía reunirse. De esas 50
ocasiones, 35 eran misas, de las cuales ocho eran celebrados en basílicas, generalmente
en San Pedro, y a ellas asistían numerosos fieles. Estas misas incluían la de Navidad y la
de Pascua, en las que el propio papa era el celebrante. Las otras 27 misas podían ser
celebradas en un espacio más pequeño e íntimo, para lo cual era usada la Capella
Maggiore, antes de ser reconstruida como actual Capilla Sixtina.

ESTRUCTURA

Vista exterior de la Capilla Sixtina.


La capilla es un edificio alto y rectangular, y sus medidas exactas son difíciles de
determinar, ya que solo se conocen las del interior: 40,9 metros de largo por 13,4 metros
de ancho, las dimensiones del Templo de Salomón según el Antiguo Testamento.

El exterior no tiene adornos arquitectónicos ni escultóricos, como es común en muchas


iglesias medievales y renacentistas de Italia. No tiene fachada principal ni entradas
exteriores; sólo se puede acceder a través del interior del Palacio Apostólico, y el exterior
sólo es visible desde las ventanas de alrededor y desde patios interiores del palacio. El
hundimiento y agrietamiento de la mampostería también ha afectado al edificio, y ha
requerido la construcción de grandes contrafuertes que refuercen las paredes exteriores.
La construcción de otros edificios contiguos también ha alterado el aspecto original del
exterior.

El espacio interno está dividido en tres niveles, de los cuales el inferior es un sótano alto
con varias ventanas utilitarias y un acceso al patio exterior. El sótano está cubierto por
una robusta bóveda que sustenta la capilla. Encima está el espacio principal, la Capilla
Sixtina, cuya bóveda está a una altura de 20,7 metros. El edificio tenía seis ventanas altas
y arqueadas en cada lado y dos en cada extremo, pero algunas de ellas han sido
tapiadas. Sobre la capilla hay otra planta con salones para la Guardia Suiza Pontificia. En
esta planta se construyó una pasarela al aire libre que sobresalía de la fachada y rodeaba
el edificio, sustentada por una arcada que surge de las paredes. Esta pasarela ha sido
cubierta, pues originaba goteras en la bóveda de la capilla.

INTERIOR

Las proporciones del interior de la capilla utilizan la longitud como medida de referencia:
dividida por tres da el ancho y dividida por dos da la altura. Para mantener la proporción,
había seis ventanas a cada lado y dos en cada extremo. Las proporciones claramente
definidas fueron una característica de la arquitectura renacentista y reflejaban el creciente
interés en la herencia clásica de Grecia y Roma.

Interior de la Capilla Sixtina.


El techo de la capilla es una bóveda de cañón rebajada, con lunetos que rodean los arcos
de las ventanas. La bóveda está cortada en sentido transversal por pequeñas bóvedas
formadas sobre cada ventana, que la dividen en su nivel inferior en una serie
de pechinas elevadas sobre pilastras situadas entre las ventanas. La bóveda de cañón
estaba pintada originalmente de color azul brillante con estrellas doradas, según un
diseño de Piermatteo da Amelia. El pavimento es de cosmatesco, un estilo decorativo que
usa mármol y piedra coloreada en un diseño que refleja la proporción que existía
antiguamente en la división del interior y también marca el camino procesional desde la
puerta principal, utilizado por el papa en ocasiones importantes, como el Domingo de
Ramos.

La mampara o transenna de mármol, obra de Mino da Fiesole, Andrea Bregno y Giovanni


Dalmata divide la capilla en dos partes. Originalmente estaba situada en el centro de la
capilla, dejando el mismo espacio para los miembros de la Capilla Pontificia, en el lado del
altar, y para los peregrinos y los ciudadanos al otro lado. Sin embargo, al crecer el número
de asistentes del papa, la mampara fue movida reduciendo la zona de los fieles.
La transenna está coronada por una hilera de candeleros ornamentados, antiguamente
dorados, y tiene una puerta de madera, que sustituye a una antigua puerta ornamental
de hierro forjado dorado. Los escultores de la transenna también crearon la cantoria o
púlpito para el coro.

En 1508 el genial artista Michelangelo Buonarroti Miguel Ángel recibió el encargo del
papa Julio II de repintar el techo, que solo representaba un cielo azul con estrellas
doradas. Miguel Ángel se sintió abrumado por la complejidad del encargo y porque él
siempre se consideró a sí mismo ante todo y sobre todo un escultor de mármol. Aunque
era reacio a emprender a obra, hizo de ella su trabajo más influyente no solo por su
calidad coño obra de arte, sino también por la resistencia y fortaleza que demostró al
acabar, en tan poco tiempo y casi sin ayuda, una tarea tan enorme y físicamente tan
incómoda. El trabajo comenzó el 10 de abril de 1508 y se prolongó hasta su inauguración
el día 31 de octubre de 1512.

La zona que pintó el artista corresponde a la bóveda de cañón de la capilla, donde recreó
una obra inspirada en una interpretación neoplatónica, que representaba nueve escenas
del Génesis. Estas imágenes se han convertido en el trabajo más importante de Miguel
Ángel, y han llegado a simbolizar el Renacimiento mismo.
Para alcanzar el techo necesitaba un soporte adecuado, lo que dio origen a diversas
propuestas y discusiones hasta que el papa dictaminó que fuese el propio pintor quien lo
diseñase y ejecutase. Este creó una plataforma de tablas de madera sujetas sobre
soportes enganchados en agujeros de las paredes sobre las ventanas; él se situaba sobre
este andamio mientras pintaba.

Miguel Ángel empleó colores brillantes, fácilmente visibles desde el suelo. Originalmente
solo se le encargó pintar las figuras de los 12 apóstoles, pero él lo rechazó, por lo que el
papa concedió que dibujase lo que le pareciera. Cuando el trabajo estuvo terminado,
había pintado más de 300 figuras, que mostraban la Creación, Adán y Eva en el Paraíso y
el Diluvio Universal.

Cuando Miguel Ángel Buonarroti comenzó a pintar los frescos de la capilla Sixtina, en


1508, ya era un artista consolidado. La belleza sublime de la Pietà de San Pedro,
realizada en 1499, lo había consagrado ya a los 24 años de edad como el máximo
escultor de su tiempo. Desde ese momento se lo disputaron los grandes clientes.
En Florencia esculpió el gigantesco David, y se le encargó que pintara al fresco una pared
de la Sala del Consejo del Palazzo Vecchio, junto a Leonardo.

PRIMERAS PINTURAS

Científicos de Reino Unido, Alemania, España y Francia han confirmado que las pinturas
rupestres más antiguas del mundo fueron creadas 20.000 años antes de que los humanos
modernos llegaran a Europa desde África.

La investigación, publicada en la portada de la revista 'Science', demuestra por primera


vez que los neandertales realizaron motivos rupestres, una capacidad que hasta la fecha
se atribuía sólo al Homo sapiens, y que ambas especies compartían un mismo sentido
artístico, informa la Universidad de Alcalá (UAH) en un comunicado.

Los profesores Rodrigo de Balbín y Javier Alcolea, del Área de Prehistoria de la UAH,
forman parte del equipo multidisciplinar que ha realizado la investigación, centrada en las
pinturas las cuevas de Ardales (Málaga), La Pasiega (Cantabria) y Maltravieso (Cáceres).

El estudio ha consistido en datar por el método de la serie del Uranio pequeñas


formaciones de calcita situadas por encima y/o por debajo de representaciones pictóricas.

Ambos profesores son especialistas en Arte Prehistórico y son los impulsores de diversos
proyectos de investigación en los sitios más emblemáticos del Paleolítico de Sur de
Europa: Tito Bustillo, Los Casares y La Hoz.

Su trabajo ha desvelado además la presencia de arte paleolítico al aire libre en el


yacimiento de Siega Verde, que forma parte de la Declaración de Patrimonio UNESCO.

La Pasiega es una de las dieciocho cuevas del sitio de Altamira que son Patrimonio de la
Humanidad. En ella la ocupación humana ha transcurrido de forma continua durante los
últimos 100.000 años.

Sus pinturas rupestres, rojas y negras, incluyen animales, signos lineales, puntos y figuras
posiblemente antropomorfas. Las muestras tomadas en esta cueva han sido datadas con
una edad mínima de 64.800 años.

La cueva de Maltravieso fue usada en diferentes momentos a lo largo de los últimos


180.000 años. La fecha más antigua para sus pinturas, que incluyen un conjunto
importante de plantillas rojas de manos se corresponde con una edad mínima de 66.700
años.

Para el conjunto de más de 1.000 pinturas que se encuentran en Ardales, entre las hay
impresiones de manos, puntos, discos, líneas y figuras de caballos, ciervos y aves, los
resultados han sido muy variados.

La cueva fue ocupada durante el Paleolítico Medio y Superior y para ella se han hallado
edades mínimas que van de los 65.500 a los 45.500 años.

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