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CONTRA EL DOBLAJE COMO POLÍTICA EDITORIAL

Traducciones, por favor


Amir Hamed

1. Película con estatuilla de pájaro

Para cualquier americano que escriba en esta lengua,


conocer España, de alguna manera, implica una
zambullida en los orígenes. Hace un par de décadas, la
necesidad de investigar en Sevilla, en el Archivo de
Suscribirme Indias, le sirvió a este columnista la oportunidad de
recorrer por primera vez, y durante un mes largo, el país
H enciclopedia cuya literatura luce, entre otros, a Berceo, Manrique, al
es administrada por Arcipreste de Hita, Gonzalo de Rojas, Garcilaso de la
Sandra López Desivo
Vega, Cervantes y Góngora, o al ignoto autor del
© 1999 - 2013
Amir Hamed
Lazarillo de Tormes, a Quevedo, Calderón, Herrera,
ISSN 1688-1672 Bécquer, Valle Inclán y García Lorca. Con el tiempo, las
visitas se repetirían pero, como todo lo inaugural, aquella
experiencia fue irrepetible, comenzando por las
sensaciones del primer día, en Madrid, cuando el
columnista fue alojado por gente que partía para Asturias,
mientras el dueño de casa venía en viaje desde alguna
otra parte, probablemente Valencia.

Nada que hacer, más que esperar, el columnista, por


entonces bastante macluhanizado, se resignó alegremente
a la televisión, convencido de que, para entender una
sociedad desconocida, era importante saber qué era qué El origen debe ser barrido. ¿Es esto antojo? Si se
televisión consumía. El zapping, por entonces, era recuerda una discusión del siglo XX, tan tácita como
práctica modestísima en España, y los madrileños se necesaria, sostenida entre el español Miguel de Unamuno
resignaban a cuatro canales estatales, con programas y el argentino Jorge Luis Borges, se entenderá que no,
nacionales, de esos con animador y plató, más deportes y que esto no es antojadizo: hay razones para que
ocasionales películas. En uno de los platós se presentaba Anagrama y otros sellos españoles traduzcan como lo
Ten years after, banda ya por entonces mómica, aunque hacen, pero también para que esto le resulte, además de
Alvin Lee (hace no mucho finado en el médico, durante imposible, nocivo para un americano.
un examen de rutina) mantenía intacta su digitación
En primera instancia, se podría pensar que la discusión
supersónica; retirada la banda y venido el corte
no era tal, y que sólo remitía a decibeles. Borges, por
comercial, era hora de probar otros canales, y en uno, en
ejemplo, afirmaba que los españoles hablan a los gritos,
profundo blanco y negro, compareció una escena
siendo esto conducta típica de quienes desconocen la
aturdidora: Sydney Greenstreet, Peter Lorre, Humphrey
duda. Unamuno, emergido como literato en 1898, es
Bogart y una mujer, Mary Astor, discutían alrededor de
decir, junto con la desaparición del imperio español, y de
una pequeña mesa, en la que brillaba un ídolo macizo, un
las colonias de ultramar, en el confinamiento a un país, en
ave, acaso un águila, acaso otra cosa. Greenstreet, Lorre y
una sicología nacional rastreable en Don Quijote y su
Bogart habían rutilado en Casablanca, junto a Ingrid
complemento, Sancho, había afirmado antes que, si los
Bergman, y el columnista los había visto juntos, también,
españoles hablaban fuerte porque en esa lengua fue que
en otra película que se le escapaba de momento y que se
se había gritado ¡Tierra, tierra!, aquello que un 12 de
le escapaba, precisamente, porque era esa misma que
octubre profirió un grumete ni bien divisó las costas de
estaba viendo ahí pero que se presentaba bizarra,
Guanahani, isla a la que de inmediato el genovés
inexplicable, extranjera.
Cristoforo Colombo rebautizaría como San Salvador. El
¿Cuánto tardó en reconocer lo que tenía frente a su nariz? argumento de Unamuno fue repetido, sin citar, por León
En Chicago, donde por entonces vivía, no era inusual que Felipe, sólo que a la gritada tierra le agregó un también
la televisión abierta, ya entrada la noche, exhibiera gritado Quijote y los gritos de la guerra civil.
clásicos de Hollywood, y allí el columnista, diez o 15
Si la lengua grita en España, y según confesión de parte,
meses atrás, había tenido oportunidad de disfrutar de The
es por América. Ahora bien, ¿tienen la grita y el doblaje,
Maltese Falcon, la versión fílmica que dirigió John
y las traducciones de las editoriales españolas, algo que
Huston de la novela de Dashiell Hammet. Pero allí, en
ver entre sí? Habría que pensar que no solo es esto así
Madrid, mientras veía sostener a Bogart un ídolo igualito
sino que su conexión es la misma que irrita el oído
al Halcón Maltés, el columnista se sentía frente a una
americano. Sin ir más lejos, si tierra, según dicen
versión imposible. “Tranquila, pollita”, le dice Bogart a
Unamuno y Felipe, es algo que se debe decir a los gritos,
Astor en la escena subsiguiente, llevando el
lo cierto es que en esa tierra, en todo momento, hubo
extrañamiento a una cumbre brechtiana que por fin
gentes y voces desoídas, tal vez porque la Administración
permitió descubrir que lo que se estaba exhibiendo era la
de Indias necesitaba gritar fuerte, y en castellano. Por
película de Huston, salvo que doblada al peninsular.
Recordó de inmediato las conversaciones que, en cierto, el castellano iría imponiéndose en la península a
Chicago, tenía con condiscípulos sevillanos sobre cine, partir del siglo XIII con Alfonso el Sabio, primero como
que en España se veían con un título y en el Río de la lengua de cancillería y luego como lengua nacional,
Plata, y en general en América Latina, con otro, como por relegando a las demás de España (en un principio al árabe
ejemplo High noon, que los españoles obedientemente y al hebreo, luego al catalán, al valenciano, al euskera, al
veían como Alto mediodía y los hispanoamericanos, más gallego), algo que complementará la administración
audaces, conocían como A la hora señalada. virreinal aboliendo las lenguas indígenas de América.
Ahora bien, si Alfonso el sabio era un rey traductor, que
Un par de semanas más tarde, en el país vasco, el cine de hizo conocer obras árabes y traducidas al árabe, entre
Vitoria estrenaba Negocio de familia, dirigida por ellas La escala de Mahoma o el Calila e Dimna, cabe
Sydney Lummet, con Sean Connery, Dustin Hoffman y pensar que el español todavía no se gritaba: la traducción
Matthew Broderick en el elenco, y se desayuna entonces era un recurso para negociar una divinidad con sus
el columnista de que en los cines de España las películas nuevos súbditos musulmanes y judíos, pero para 1492,
no se subtitulaban; se doblaban, política al parecer caído el reino de Granada, zarpado Colombo desde Palos,
antigua como el franquismo. Para el cinéfilo comenzó para la lengua una historia diferente.
hispanomericano perder la voz y dicción de Vittorio
Gassman, Al Pacino, Max von Sydow, Charlotte Gritar tierra, como celebran Unamuno y Felipe, era lo
Rampling, Sofia Loren, Catherine Deneuve, Christopher mismo que gritar Dios (y, borgeanamente, desconocer la
Walken, Peter Sellers o siquiera el acento duda): baste recordar aquel ejercicio administrativo de
invariablemente escocés de Sean Connery era como 1516, la lectura en voz alta, por parte de militar,
perder media película; para el peninsular, sin embargo, no sacerdote o escribano, del requerimiento, documento por
era así. el cual los indígenas eran notificados en una lengua para
ellos incomprensible, el castellano, de la existencia de un
2. Doblar dios único, y de cómo su vicario en la tierra, el Papa, le
había hecho donación al rey de España de esos territorios
Dos décadas y media más tarde, es decir por estos días, el de los indios, y de que, en caso de que esos indígenas
columnista, así como el resto del Comité editorial de patidifusos no cumplieran con esta donación y
interruptor, se ha lanzado a un nuevo emprendimiento, servidumbre a Dios, serían sus viviendas y bienes
interruptor revista, publicación en papel cuyo número arrasados, y ellos mismos, incluso, esclavizados.
uno acaba de entrar a imprenta. La revista incluye una
sección de crítica de libros que llevó al Comité a ratificar La conquista y colonia, puede decirse, fueron ejercicios
que la traducción que sirven las editoriales ibéricas menos de traducción que de doblaje. Colón llevó un
golpea como un instrumento desafinado al lector traductor de árabe, arameo y caldeo para comunicarse
americano. Dicho de otro modo, estos libros, vertidos de con chinos y japoneses que terminaron hablando en una
otras lenguas al peninsular, le resultan cacofónicos al variante de guaraní. El traductor, o lengua, como lo
hablante americano, versiones imposibles que, como llamaban, invariablemente preguntaba por oro y entendía
aquel tranquila, pollita de Bogart, ingresan al tímpano que el oro quedaba para allá, una señal por la que los
con la misma dulzura con que podría hacerlo un barreno. indios, entiende Peter Hulme en su libro Colonial
Leer estos textos en peninsular comporta una lejanía encounters, le estaban diciendo que se fuera de ahí. Otro
incluso mayor a leer en español antiguo el Cantar del momento mágico de doblaje es aquel en que Estebanillo,
Mío Cid: uno se puede decir usuario de una variante el lengua de Gonzalo Pizarro, le hace saber al Inca
diacrónica que se extraña del Cantar, pero este Atahualpa que la voz de Dios está en la Biblia, volumen
extrañamiento se vuelve radical con las actuales que el Inca se lleva a la oreja y sacude, pero como nada
traducciones. Aquí la coartada del tiempo, de la escucha arroja al suelo. La masacre que desencadenó
evolución de la lengua, no ayuda: esos textos, Atahualpa con su herejía fue bellamente contada, entre
sencillamente, están traducidos, a veces pésimamente, otros, por Garcilaso Inca de la Vega, primo del sonetista.
otras veces mejor, pero siempre en lengua ajena al
hispanoamericano. Obviamente, una tradición tan asentada como ésta, de la
que se siguen haciendo eco las editoriales peninsulares,
Esto responde, en primer lugar, a que el español está, si se quiere, más allá del bien y del mal, ya que, al
peninsular es lengua otra, aunque se podría pensar parecer, sigue viviéndose saludable para los españoles.
también cada región y país hispanoamericano tiene su Lo que cabe plantearse es si los hispanoaemericanos
variante propia. Entonces, se podría pensar que mantiene deben seguir resignándose a leer doblajes que les gritan
la misma distancia el colombiano de Antioquia con el tierra, tierra, o volver a hacerse cargo (lo hicieron
argentino de Paraná que con un toledano o un asturiano. durante las tres primeras partes del siglo XX, cuando
Esto sin embargo, no es así: más allá de diferencias Buenos Aires y México eran centros editoriales) de sus
dialectales, se puede decir, existe una distancia emocional propias traducciones.
entre las variantes de América y las de la península que
es la misma que media entre una lengua que dobla y otra
que subtitula. Cuando doblo, barro la lengua original;
cuando subtitulo, escucho el original pero no lo borro:
traduzco lo que dice. Afirmaba Walter Benjamin que la
traducción debía, precisamente, exhibir su distancia,
hacer saber su deuda para con el original. Una traducción
leal, en el sentido de Benjamin, sería una que, como el
subtitulado, permite advertir las dos lenguas juntas: la del
origen y la de destino. Una traducción leal, que reconoce
su deuda, no borra, no dobla.

La política de la editorial Anagrama, una de las que más


novelas publica, hace precisamente lo contrario: evitar
cualquier voz extranjera. Todo debe ser castellanizado, o
mejor, todo debe ser peninsularizado: un escritor belga,
holandés, inglés, alemán, o chino, debe ser vertido a un
obsesivo castellano ibérico, y las jergas locales que pueda
usar el original, vertidos a jergas de España.

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