Está en la página 1de 5

Jornada de Adoración al Santísimo

Queridos hermanos, celebrando el cuarto aniversario de nuestra fundación en el cual, se


rinde amor, adoración alabanza y gloria a la Divina Misericordia (Padre, Hijo y Espíritu
Santo) y amor, honor y alabanzas a la Santísima Virgen María Rosa Mística por habernos
fundados hace cuatro años y dado el nombre de Hijos e Hijas de María Rosa Mística,
familia de laicos que respondemos desde nuestra espiritualidad (Escuela de Misericordia) y
desde nuestro carisma (la oración y el acompañamiento a la vida sacerdotal y consagrada ,
y la evangelización en el poder del Espíritu Santo) nos disponemos ahora a dar toda la
gloria a la Santísima Trinidad (Divina Misericordia) en unión de María Rosa Mística. Esta
adoración estará siendo presidida por el Padre Fernando Navarro quien siendo de nuestra
diócesis de Espinal-Tolima se une a nuestra alegría y celebra con nosotros este gran
acontecimiento de Dios: “La CHMRM”

Iniciamos nuestra adoración a Jesús Eucaristía colocándonos en la posición más cómoda


para ofrecernos, entregarnos, consagrarnos e inmolarnos por su pura gloria.

1. Presidente Pbro. Fernando Navarro, (Párroco Divino Niño Jesús, Melgar-Tolima)


- Canto
2. Invocación al Espíritu Santo. Liliana Perdomo, CHMRM (Animadora general de la
CHMRM)
- Canto
3. Introducción Nancy Hurtado, CHMRM (Hermana-formadora)
- Canto
4. Elevación a Jesús Eucaristía Martha Ortegón (pre-servidora CHMRM)
- Canto
5. Lectura Bíblica Janeth Hurtado, CHMRM (hermana-formadora)
“Misericordia quiero y no sacrificios”
6. Oración espontanea suplicando a Dios la efusión al Espíritu Santo Jean Carlos Melo
CHMRM y José Alejandro Melo (seminarista Eudista MD)
- Cantos intercalados dentro de la oración
7. Preces Amparo Manrique, CHMRM (Asistente general de animación)
8. Bendición final Pbro. Fernando Navarro
Invocación al Espíritu Santo.

En esta oración se hará una invitación a la comunidad y a los demás asistentes para que
puedan seguir en ese espíritu de oración de la manera en que se sienta más cómoda
(sentados, de pie, o de rodillas). De igual forma la persona quien dirige esta oración los
motivara a pedir que el Espíritu Santo los adentre en el gran Misterio de la Eucaristía.
(manera de oración espontanea).

Introducción.

Amado Padre, te damos infinitas gracias por tu Hijo Jesucristo presente en la Hostia
Consagrada. Gracias Señor por tu gran compasión para con nosotros tus hijos. Gracias
padre porque nos has mirado con ojos de misericordia. Nosotros en cambio de tan grande
recompensa, solo podemos darte nuestra miseria.

Venimos delante de ti, ¡Oh Corazón Amabilísimo!, con espíritu de Adoración, Alabanza y
Agradecimiento. Tu eres el Eterno Amor de nuestras almas, tu eres la Bondad Infinita que
nos levanta de aquel dolor y sufrimiento tan duro que vivimos a causa de nuestra
desobediencia. Jesús ven a mí a encender en mi corazón el Fuego Inextinguible de tu Amor,
no podre avanzar más si tu Amor no anda conmigo, ven mi Buen y Amado señor, que te
necesito, ven a mi corazón que te anhela, ven Jesús, Ven Señor.

¡Oh María Rosa Mística! Adoradora de la Santísima Trinidad, pido que seas tú
acompañándome en esta Oración y que seas tú el modelo de mi adoración a Jesús. Te pido
Madre que me hagas participe de los más puros deseos, intenciones y sentimientos de tu
Corazón Inmaculado,

¡Dios mío! yo creo, yo adoro, yo espero y Te amo. te pido perdón por los que no creen, no
adoran, no esperan y no te aman.

Santa y Adorada Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu santo, te Adoramos en todos los Sagrarios
del mundo entero y queremos ser guardianes de tú Adorado Corazón. Permítenos que
nuestro corazón siempre este unido al tuyo. Viva Jesús y María.

Elevación a Jesús Eucaristía


¡Jesús, Señor mío y Dios mío! Tú te haces presente en este altar para que yo te contemple y
adore, te amé y glorifique y para comunicarme y aplicarme tus méritos. También para
recordarme el gran amor que te hizo padecer y morir por mí en una cruz. Te adoro, te
bendigo y glorifico en todas las formas posibles.

¡Cuánto deseo ser todo amor por ti y amarte perfectamente! ¿Quién me concediera verme
transformado en fuego ardiente y en purísima llama de amor a ti? Ángeles, santos y santas
del paraíso, denme su amor para emplearlo en amar a mi Jesús. Hombres, criaturas todas
capaces de amar, denme sus corazones para sacrificarlos a mi Salvador. Si yo tuviera,
Salvador dulcísimo, todo el amor del cielo y de la tierra, gustoso lo dirigiría hacia ti. ¡Qué
adorado, amado y glorificado eres sobre este altar, tú, ¡el Hijo amadísimo del Padre eterno,
por los millares de ángeles que te rodean! ¡Pero cuánto más deberían honrarte, alabarte y
amarte los hombres, ya que es por ellos y no por los ángeles que allí te haces presente! Que
todos los ángeles y los hombres, todas las criaturas del cielo y de la tierra se conviertan en
adoración, glorificación y amor a ti. Y que todos los poderes de tu divinidad y humanidad
te magnifiquen y amen eternamente. Adoro, Jesús poderosísimo, el poder de tus palabras
que cambian la naturaleza burda y terrestre del pan y del vino en la sustancia de tu precioso
cuerpo y de tu preciosa sangre. Me entrego totalmente a ese mismo poder para que cambie
la pesadez, frialdad y aridez de mi corazón terrestre y árido por el ardor, la ternura y
agilidad de los afectos y de las disposiciones de tu Corazón celestial y divino. Que me
transforme de tal manera en ti que ya no tenga sino un corazón, un espíritu, una voluntad,
un alma y una vida contigo. Tú, Redentor mío, estás presente sobre este altar para
recordarnos y hacer presente tu dolorosa pasión y tu santa muerte. Concédeme hacer
memoria continua y tener un vivo sentimiento de lo que has hecho y padecido por mí;
concédeme sufrir con humildad, sumisión y amor a ti las contrariedades que me ocurrirán
hoy y en toda mi vida.

Tú, buen Jesús, odias tanto el pecado, que mueres para darle muerte; y tanto me aprecias y
amas mi alma, que pierdes tu vida para devolverme la vida. Te pido, Salvador mío, no
temer ni aborrecer ya nada fuera del pecado y no buscar y estimar cosa distinta de tu gloria.

(San Juan Eudes)


Lectura Bíblica

En esta parte de nuestra adoración, la persona encargada proclamara el Evangelio Según


San Mateo donde nos relata la exhortación que le hace Jesús a los Fariseos. Se agrega a esto
que, si se quiere hacer una pequeña reflexión o un silencio corto es opcional.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (9, 10-13)

"10. Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y
pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11.Al verlo los fariseos decían a
los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» 12. Mas
él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. 13.Id,
pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no
he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»"

Oración de Suplica

En esta parte, el Padre Fernando Navarro hace la introducción de las preces y termina con
la oración final y el padre nuestro.

Preces

Adoremos a Dios, que es una hoguera de Amor por nosotros y digámosle humildemente:

Horno divino de amor, escúchanos

- Salvador nuestro, te pedimos por el santo Padre Francisco, los obispos y todo el
clero de la iglesia, para que guiados por tu santo amor logremos la unidad entre
todos los cristianos
- Amado de nuestra Alma, te pedimos hoy que las llamas de tu sagrado Corazón
enciendan los corazones de nuestros Gobernantes, para que dirijan nuestra nación
bajo tu Amor.
- Concédenos Señor en la Iglesia, Vocaciones Santas, para que a tu ejemplo sirvan
a la iglesia con pasión, alegría y radicalidad, proclamando el evangelio a tiempo
y destiempo.
- Te pedimos señor por nuestra Diócesis del espinal, la Comunidad parroquial
Nuestra Señora de Fátima, para que siga siendo una llama viva de tu amor en
medio del pueblo.
- Te suplicamos por nuestra comunidad Hijos e Hijas de María Rosa Mística, para
que cada uno de sus miembros puedan completar y continuar la vida de Jesús.

Intenciones particulares

ya que somos hijos de Dios unámonos con la oración que Cristo nos Enseñó:

Padre Nuestro.

Bendición final.

Referencias

 Vida y Reino – san Juan Eudes – UEE


 Biblia de Latinoamericana

También podría gustarte