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La mayor parte de los enfoques desde donde se piensa y analiza el desempeño de las
personas en procesos laborales, identifican tres factores críticos que intervienen para
producir baja performance: la falta de recursos, materiales y conceptuales, la ausencia de
las capacidades requeridas para desarrollar con idoneidad una función, y la baja calidad de
clima laboral, dimensión relacionada con la motivación humana en el trabajo
Así hoy el rendimiento humano en las organizaciones, constituye una de las preocupaciones
fundamentales de quienes tienen la responsabilidad de conducirlas, ya que la calidad, las
capacidades y el grado de colaboración que presten las personas en el trabajo, determina
hoy el grado de competitividad de una organización. De esta manera, el desarrollo del capital
humano no solo debería gestionarse desde el despliegue de competencias requeridas, sino
también desde la capacidad organizacional de gestionar contribuciones efectivas y
duraderas
Claude Levy Leboyer, una especialista en temas de psicología del trabajo, afirma en su
trabajo “la motivación en la empresa: modelos y estrategias”, que la motivación es un concepto
multidimensional en el que conviene tomar en cuenta tres factores intervinientes:
Según la autora citada, estar motivado es esencialmente: "tener un objetivo, decidir hacer un
esfuerzo para conseguirlo y perseverar en este esfuerzo hasta que el objetivo se haya conseguido”
Vamos a tomar como referencia para este trabajo el concepto de Jerome Stomer quien
define a la motivación como: una fuerza que está constituida por todos los factores capaces
de provocar, mantener y dirigir la conducta hacia un objetivo; es decir, la motivación nos
dirige para satisfacer la necesidad; es a la vez objetivo y acción. Sentirse motivado significa
Identificarse con el fin, en caso contrario, sentirse desmotivado representa la pérdida del
interés al significado del objetivo o lo que es lo mismo; la imposibilidad de conseguirlo.
Cabe agregar para la comprensión del desarrollo que haremos sobre los factores
motivacionales, que la motivación es una fuerza de origen psicológico que orienta a las
personas hacia la acción, pero que desde lo observable, es el resultado de la interacción del
individuo con la situación.
Esto determina que la motivación pueda ser pensada desde dos dimensiones: intrínseca
(intereses, necesidades, deseos, preferencias) y extrínseca ( aquellos aspectos del contexto
que funcionan como estímulos o factores disposicionales)
El paradigma con el que ha regido el mundo del trabajo durante casi todo el siglo XX: “el
empleo para toda la vida”, resulta un modelo superado por una realidad que indica que los
puestos de trabajo ofrecidos hoy por las empresas son escasos en relación a la oferta de
fuerza de trabajo existente, además que las transformaciones en los sistemas de trabajo: la
precarizacion laboral, los contratos a plazo fijo, los sistemas de pasantías, el trabajo por
proyectos y otros, introducen la noción de transitoriedad en el plano laboral. La eternidad en
el empleo representa hoy un peligroso espejismo
Se ve disminuida por las profundas reformas estructurales que sufrieron las organizaciones,
que tienen como efecto un drástico recorte de niveles jerárquicos intermedios, reduciendo la
posibilidad de crecimiento vertical ascendente. La clásica pirámide organizacional se
muestra hoy aplanada y con poca distancia entre la cúpula y la base. Las estrategias de
desarrollo hoy, se horizontalizan y comienzan a requerir de progresos laterales no asociados
a la ocupación de puestos jerárquicos
El predominio de la versión clásica sobre la motivación, que reducía a las personas que
trabajan a individuos reactivos por incentivo económico y material, (motivación extrínseca)
está dando paso a una nueva forma de comprender la motivación en el trabajo y genera la
necesidad de contar con recursos de gestión para operar efectivamente sobre, los niveles
de colaboración y compromiso de las personas.
Nuevos enfoques explican la influencia determinante del concepto de motivación, intrínseca,
que obligan a indagar los factores subyacentes que permitan hacer más previsibles los actos
de adhesión, colaboración, compromiso e inversión de esfuerzo y tiempo en el mundo del
trabajo.
El estudio de los intereses, expectativas, deseos, impulsos, variables cognitivas y
emociónales, empiezan hoy a dar una nueva orientación al tratamiento de la motivación
humana, y despiertan el requerimiento de construir una tecnología de gestión que facilite a
las organizaciones y a quienes las conducen un conjunto de recursos conceptuales y
prácticos para operar en los procesos de trabajo
Las personas suscribimos con las organizaciones “contratos de expectativas "que operan en
forma implícita y que determinan en muchos casos respuestas de satisfacción o frustración,
que impactan notoriamente sobre el rendimiento humano. La explicitación de las
expectativas mutuas que existen entre la organización y las personas que la integran,
conversadas en ámbitos de confianza y confort psicológico, permiten el ulterior ajuste de
esas expectativas, y la reubicación de las personas haciéndoles previsible lo que la
organización les puede satisfacer en términos de necesidad, al mismo tiempo que clarificarla
lo que la organización espera de ellos. Este movimiento hacia el blanqueo de expectativas,
inicia el camino para la construcción de una tecnología de la motivación.
Desde este marco referencial se genera una hipótesis central que define la eficiencia en el
desempeño, el compromiso, comportamientos como la lealtad, la fidelidad y la colaboración,
la adhesión a los objetivos de la organización y la satisfacción en el trabajo, como la
resultante de dos condiciones:
Por lo tanto, siguiendo la línea de trabajo de Tetrick, Shore y Mcfarlane, este contrato
“implícito y silencioso" genera efectos productivos en las organizaciones cuando puede ser
explicitado, cumpliendo de esta manera con tres funciones:
Esta dimensión indica la necesidad que tenemos las personas de vivir el trabajo como una
actividad significativa estructurante de nuestras vidas. Trabajamos productivamente cuando
la tarea representa nuestros intereses y deseos más profundos. Las organizaciones pueden
otorgar significado a las personas, con visiones ciaras y bien comunicadas. Nadie está
dispuesto a hacer un esfuerzo laboral, si algo de la visión organizacional no representa una
cuota de sus intereses personales
Lo que está en juego, en esta dimensión es el sentido de utilidad, de lo que hacemos, que
grado de repercusión produce sobre los resultados obtenidos, sobre la efectividad de un
proceso, que grado de impacto tiene sobre la productividad y que valor agrega
d. La asunción de responsabilidad
Es también una dimensión insoslayable, la necesidad que tenemos las personas de ser
provistos de información objetiva, constructiva y periódica, sobre la calidad de nuestro
desempeño. El feedback resultaría de esta manera una práctica que le permitirla salir a un
individuo de “la trampa de su propia imagen” y de la "versión antojadiza y subjetiva de la
realidad", permitiéndole recuperar una visión más realista que facilite aprovechar el error,
concebirlo como fuente de oportunidades y mejora e ingresar en circuitos de aprendizaje
generativo. Las organizaciones que practican el feedback como práctica cotidiana
enriquecen sus capacidades, y desarrollan redes de vínculos honestas y productivas
g. El reconocimiento
h. Autorrealizaclón
i. Incentivos económicos
k. Comunicación
Poseer la información necesaria para realizar el trabajo en forma óptima, y conocer los
factores contextuales que intervienen en el proceso de trabajo. Es una dimensión
relacionada con el grado de conocimiento de las personas sobre las decisiones que se toman
en el ámbito laboral, que pueden influir sobre su capacidad de trabajo, y en qué medida se
recibe esa información,
El futuro de las tensiones entre las personas y las organizaciones