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IDENTIDAD Y TRABAJO: LA PÉRDIDA DEL ROL LABORAL.

Lic. Sandra Asam.

Ficha de Cátedra: Psicología del trabajo- Cátedra II. Buenos Aires: Abril 2011

Universidad de Buenos Aires,

Facultad de Psicología (No publicado).

INTRODUCCIÓN

Innumerables estudios e investigaciones mencionan a la crisis estructural que


atraviesan las sociedades capitalistas a partir de la década de los setenta y de
cómo esto afecta el escenario laboral a nivel mundial. Como consecuencia
directa de esta crisis encontramos fenómenos masivos de despidos,
precarización laboral, nuevos escenarios laborales entre otros.
La problemática central como consecuencia de esta crisis apunta a la pérdida
del pleno empleo y por lo tanto a las dificultades para insertarse laboralmente.
También en las últimas décadas son cuantiosos los trabajos dedicados a las
personas en situación de no trabajo, por generalización se entiende a “las
personas sin trabajo” a aquellas que por diversas razones quedaron
desempleadas o excluidas del mercado laboral.
Recientemente la mirada de los estudiosos e investigadores se están focalizando
en la etapa de la jubilación como modalidad específica de considerar a personas
en situación de no trabajo, y a las maneras individuales que asumen esta
situación las personas a la hora de afrontar su retiro del escenario laboral, es
decir, dejar sus puestos laborales y pasar a una situación de “No Trabajo” por un
mecanismo totalmente diferente a la pérdida del rol, lugar, estatus laboral, etc.,
por cierre o despido.

El objetivo del presente trabajo es aportar herramientas de intervención al rol del


psicólogo, que desde el marco de la Psicología del Trabajo esté interesado en
abordar el fenómeno de la jubilación ayudando a las personas que se
encuentran laboralmente activas y en el momento anterior a su retiro:
PREJUBILACION.

Historia y etimológica de la palabra jubilación.

• La palabra jubilación tiene un origen hebreo y otro latino. El primer caso


remite a la ley de Moisés, que estableció que después de 49 años (siete
veces siete) de servidumbre, en aquellas personas que trabajaran para
otros por deudas, venia un año jubilar. De este modo ni la más extrema
pobreza podía alterar definitivamente la equitativa distribución inicial de la
tierra entre todas las familias. Se asociaba la jubilación a la situación de
no trabajar.
• En el segundo caso, proviene del léxico latino jubilatio, jubilationis, que
significa júbilo, canto alegre, gozo, alegría.

MARCO TEORICO

En los siguientes ítems se presentarán las fundamentaciones teóricas basadas


en diferentes autores considerados de importancia como pilares teóricos en la
construcción del constructo del concepto “personas en situación de no trabajo
por jubilación”.

a) MULTIDIMENSIONALIDAD DEL TRABAJO

Peiro (1996) fundamenta el Trabajo desde cuatro perspectivas:


• Como actividad
• Como situación o contexto
• Como significado
• Como fenómeno social
Permite a las personas producir bienes, lo inserta en un campo social,
construye su personalidad compensación económica psicológica y social.
La mayoría de los investigadores, relacionan el desarrollo, evolución o
adquisición de la identidad en un intercambio con los vínculos familiares y
la inserción social a través de los valores transmitidos culturalmente a
incorporar como rasgos.
Erick Ericsson (1968): “ciclo epigenético”, donde se vinculan las crisis
vitales con los aspectos sociales y la cultura.
La identidad se da como el resultado de tres procesos: biológico,
psicológico y social en una interacción ininterrumpida de todas las partes
y gobernado por una relatividad que hace que cada proceso dependa de
los otros, lo que llama: "fisiología del vivir". La formación de la identidad
tiene una significación prototípica, podría conceptualizarse sólo como una
clase de relatividad psicosocial".

Por su parte, (Agulló Tomás, 1998) considera “El trabajo, pues, a parte de
permitir una supervivencia, otorgar un significado a la vida y ser una de
las dimensiones centrales que posibilitan la integración y participación en
la sociedad, posee la función de proporcionar una identidad personal y
social a los individuos. En este sentido, la identidad se construye, en gran
medida, en/a través del desempeño de un trabajo. Se nos prepara y se
nos forma para el trabajo, se nos identifica con la actividad laboral
realizada; merced al trabajo, pues, logramos un estatus, jugamos unos
roles y nos construimos una identidad. Pero, ¿qué entendemos por
identidad? En nuestro estudio abogamos por la perspectiva teórica que
defiende “la identidad personal como identidad social”. En palabras de
Torregrosa (1983), “la identidad, antes que experiencia de la propia
continuidad, de reflexión o conciencia de sí, es identificación... Pero, no
identificación con los otros sino identificación desde los otros”. En este
sentido, este autor afirma que “nuestra identidad es, con anterioridad a
una identidad nuestra, personal, una identidad para otros. Sólo desde los
otros podemos tener noticia inicial de quiénes somos”... “la identidad se
logrará a través del discurso (interacción simbólica) que tiene lugar en el
grupo social (o sea, una red compleja de interrelaciones), pero la
naturaleza de este discurso dependerá del lugar que uno ocupa en dicho
grupo social, y, a su vez, esta ubicación grupal (social) estará determinada
(aquí y ahora) en gran parte por la naturaleza del vínculo laboral de dicha
persona, la naturaleza psicosocial del trabajo.”

C) LA DIMENSIÓN INDIVIDUAL DE LA CENTRALIDAD DEL TRABAJO

El modelo del Significado del trabajo, Fue desarrollado por el MOW


(Meaning of Working) International Research Group (1987). En este
estudio se encargó de investigar las actitudes de las personas hacia el
trabajo, que aspectos del trabajo son los más valorados por una población
en un momento determinado.
EL MOW es un conjunto de dimensiones cognitivas, afectivas y
predisposicionales, que configuran dos grandes conjuntos de patrones:
patrones pro trabajo - patrones anti trabajo.
Dentro de este constructo de investigación la Centralidad del trabajo se
define como “una creencia general acerca del valor del trabajo en la vida
de las personas. El grado en que una persona se identifica con él y este
es central para su identidad”.

Para Argullo Tomás (ídem 199), “El trabajo, sigue ocupando una posición
central para la mayor parte de componentes de las sociedades modernas.
Así mismo, podemos afirmar que continúa ejerciendo de eje vertebrador
de creencias, actitudes, identidades y otro tipo de opciones
fundamentales”. Continúa diciendo, “La centralidad y la importancia del
trabajo viene determinada, así mismo, por las funciones que desempeña
para los individuos, grupos y sociedades. Por ello, hemos abordado el
debate de la centralidad/acentralidad de la actividad laboral en nuestros
días haciendo referencia a las funciones psicosociales que cumple el
trabajo y, por contra, las disfunciones que genera cuando resulta imposible
acceder al mismo o cuando éste se desempeña de forma precaria”.
d) IDENTIDADES Y TRAYECTORIAS LABORALES Dubar, Claude (2003)

Dubar, da una definición primaria dual de la identidad como “definición de sí - de


lo que somos o queremos ser- hecha por nosotros mismos (identidad con
frecuencia llamada individual) y definición de nosotros hecha por los otros (...) en
función de la pertenencia a una categoría principal (identidad a menudo llamada
“colectiva”. (Dubar, 2001). En un trabajo previo iría más allá al señalar que "la
identidad no es otra que el resultado a la vez estable y provisorio, individual y
colectivo, subjetivo y objetivo, biográfico y estructural, de los diversos procesos
de socialización que, conjuntamente, construyen los individuos y definen las
instituciones." Estas definiciones ponen de manifiesto la identidad no como un
atributo o característica sino más bien como una construcción que implica una
interacción dinámica entre los elementos subjetivos del individuo y la realidad
concreta.

Así mismo Dubar nos habla de cuatro figuras de identidad en función de


la división del trabajo1: 1) cultural, en tanto que la identidad no puede reducirse
al ámbito laboral sino al amplio espectro de la cultura; 2) de categoría, es decir,
cuando se es identificado en un grupo (profesional o de oficio); 3) instrumental en
función de una relación precisamente instrumental con el trabajo y 4) de status
en tanto una identificación con la empresa. Además añade la identidad de
empresa (por la continuidad de la carrera y el reconocimiento), de red (como
rupturas voluntarias de trayectoria y reconocimiento externo), de categoría
(continuidad de carrera pero sin reconocimiento) y de no trabajo (rupturas
sufridas y amenazas de exclusión). Los primeros dos responden a un modelo de
competencia que ha sustituido al de calificación, los otros dos a un modelo de
exclusión. (Dubar, 2001) Ahora bien, estas figuras de identidad en relación con
el trabajo son perpendiculares por la dualidad identitaria señalada más arriba

1
Resultado de tipificaciones (o tipos ideal) “deducidas racionalmente” de situación del trabajo. (Dubar,
2001:8)
(“identidades por sí” e “identidades por los otros).

e) REPRESENTACIONES SOCIALES DEL TRABAJO/


REPRESENTACIONES SOCIALES DE LA JUBILACIÓN Y EL JUBILADO.

Serge Moscovici (1961), afirma; “Las R S, constituyen sistemas cognitivos en los


que es posible reconocer la presencia de estereotipos, opiniones, creencias,
valores y normas que suelen tener una orientación actitudinal positiva o negativa.”

Por su parte, Asam, S. Gerling, A (2008) consideran: “Las representaciones


sociales del trabajo se forman partiendo de los de los aspectos innatos
(biológicos), articulando con aprendizajes sociales y las elecciones individuales,
dónde la autovaloración (creencias, valores y reconocimiento social) de la
persona juegan un rol determinante en la consolidación de la identidad laboral
individual (yo quiero ser) dan como resultado la/las representaciones
sociolaborales; posibilitando a la persona orientarse hacia determinadas
actividades laborales y desechar otras.

Jubilarse, supone cambios fundamentales para los personas en la sociedad que


involucra no sólo aspectos económicos sino, también los cambios de roles y sus
significados sociales, en este caso vinculados a las concepciones sobre el no
trabajo y la vejez.

Así como las representaciones sociales del trabajo van a construir positiva o
negativamente sobre la valoración del trabajo, la tarea, el contexto laboral, el ideal
laboral y demás aspectos relacionados con el trabajo y las personas en situación
de trabajo, las creencias sobre la jubilación harán lo mismo respecto del jubilado
y este rol.
Siguiendo estas líneas teóricas podemos pensar como las representaciones
sociales sobre la jubilación y el jubilado actúan tanto a nivel de la construcción
individual (construida personalmente) y social (construida colectivamente) sobre
la mirada positiva o negativa en este caso sobre los roles y las capacidades sobre
esta etapa con secuencias principalmente sobre las creencias y la propia mirada
sobre la propia jubilación y la del entorno social más amplio.

Moñivas menciona que “Culturalmente, "hacerse grande", ha sido casi siempre,


a lo largo de la historia, algo deseable, mientras que "hacerse viejo" ha tenido
connotaciones negativas, habiéndose utilizado dicho término como sinónimo de
enfermedad, incapacidad o dependencia. Pero la vejez no es necesariamente
incapacidad o limitaciones funcionales, sino que también puede ser desarrollo en
lo psicológico y en nuevas formas de optimización y adaptación social en función
de la competencia evolutiva. La vejez, al igual que cualquier etapa del ciclo vital,
tiene rasgos y diferencias; rasgos que la caracterizan como etapa, y diferencias
entre el momento que las personas llegan a ella, cómo llegan y cómo la transitan.
Sin embargo, y aunque en cualquier edad hay crecimiento, en la vejez se asocia
principalmente a aspectos negativos que implican disminución: en lo biológico,
en la retirada laboral -con las mermas económicas y sociales que conlleva-, así
como en la participación social, y, como consecuencia, en la vivencia personal.
La cultura, pues, junto a los factores que la conforman -los valores, las creencias,
los criterios administrativos, políticos y económicos-, también determina la edad
de la jubilación y el estilo de vida que conlleva.” (Moñivas, A-1998)

Al trabajar profesionalmente desde el rol del psicólogo en intervenciones


prejubilatorias es imprescindible poder recabar información sobre las creencias
de las propias personas implicadas en este proceso, principalmente aquellas
ligadas a concepciones negativas y pesimistas sobre el rol del jubilado, tratando
de que las persones se conecten con los aspectos positivos a incorporar en su
proyecto de vida.

La jubilación coincide con un cambio evolutivo generalmente esperado para las


personas “activas” en un sentido laboral y provoca cambios sociales, económicos
y familiares. La falta de preparación para esta etapa puede resultar en una falla
adaptativas a los cambios que esta nueva realidad implica.
No estar preparado para afrontar este cambio puede llevar a la pasividad,
soledad, angustia, aburrimiento y a la carencia de expectativas de los nuevos
jubilados.

El llamado “trauma de la jubilación” o “síndrome jubilatorio” lo sufren muchas


personas que llegan al momento de jubilarse sin haber transitado por un
momento de replanteo, donde poder pensar y pensarse en este rol, evaluar sus
condiciones particulares y planificar su proyecto de vida para esta etapa. Que la
jubilación irrumpa sin preparación en la vida de las personas, principalmente si la
asumen negativamente, puede ocasionar síntomas variados. “Un cambio
demasiado fuerte para algunos, que no llegan a superar, que les ocasiona
trastornos físicos y psíquicos y que, si no se remedia, puede provocar una
aceleración importante del proceso de envejecimiento personal y una pérdida de
salud y bienestar. Origina un cambio radical en la manera de vivir. Por ejemplo la
ruptura con el mundo laboral, por esa razón hay problemas diversos, sobre todo
de adaptación a situaciones nuevas.” (Ballesteros Molina, S. 2011)

Para esta autora, el síndrome de jubilación ocasiona diversos estilos y


manifestaciones conductuales y de comportamientos:

• OBNUBILADOS: como en una nube, como gallina en corral ajeno,


“descolocados”.
• OBCECADOS: en sus ideas de siempre, sin cambiar, sin adaptarse a los
nuevos tiempos, inflexibles en sus opiniones.
• OLVIDADOS: de todo y de todos, de sus familiares y compañeros de
trabajo.

• OCULTOS: viven silenciosos, escondidos, tratando de pasar


desapercibidos.
• OXIDADOS: por excesos de uso y abuso, por su pasividad y falta de
movimiento.
• OSCURECIDOS: en la sombra, entre nieblas que no se disipan,
confundidos.
• OBSTINADOS: intransigentes con los demás y consigo mismo.
• OFUSCADOS: sin saber por dónde avanzar, qué hacer, en qué
ocuparse.”

Para enfrentarse a esta nueva etapa, se ha demostrado la eficacia preventiva


que tiene el poder organizar programas de Preparación Para la Jubilación. En
este sentido y desde la perspectiva de la Responsabilidad Social Empresaria, la
decisión de las organizaciones laborales en facilitar acciones que permita a sus
empleados prepararse para la jubilación es una función social crítica que permite
un triple beneficio:
1: A las personas que les toca transitar por esta etapa ya que los ayuda a prevenir
el síndrome jubilatorio y reforzar pilares de salud planificando positivamente el
proyecto de vida individual.
2: A la propia organización, ya que demuestra interés por el bienestar de sus
empleados, sumando calidad en su gestión y procesos de recursos humanos,
fideliza colaboradores.
3: Por último genera un impacto positivo a nivel social en general contribuyendo
a la mayor salud y bienestar de la población de los adultos mayores.

g) MODELOS DE ABORDAJE Y ORIENTACIÓN EN LOS PROCESOS DE


PREJUBILACIÓN

En nuestro país es incipiente la demanda de intervención por parte de las


organizaciones laborales para ayudar a las personas a transitar el camino a la
jubilación. En EE. UU y Europa tienen varios años de implementación de
programas sobre prejubilación. El resultado de ello fue poder validar a nivel
académico, investigaciones que dan cuenta no sólo del nivel positivo de impacto
por su implementación sino también de cuáles son las áreas necesarias (por el
nivel de impacto a nivel personal) a considerar a la hora de diseñar un programa
de preparación para la jubilación.
Para pensar en la eficacia de programa de este tipo, consideramos de
importancia apoyarnos en las investigaciones de Madrid García A. y Garcés de
los Fayos, E. (2000- Murcia, España) y Torrez Ruiz, M. (2005-www.psicologia-
online.com).

Garcés de los Fayos y equipo se enfocaron en recorrer las investigaciones sobre


la prejubilación a partir de los trabajos existentes en la literatura e investigaciones
científicas, deteniéndose en los factores que han sido considerados por los
principales estudios como los más relevantes para evaluar y comprender la
conceptualización global del hecho de la jubilación.

Dentro de los factores predictivos de importancia a considerar y relacionar


menciona las siguientes categorías:

Sexo
Vida marital
Personas dependientes de los cónyuges
Categoría y factores laborales
Apoyo social
Ingresos económicos
Salud general
Planificación
Nivel educativo
Variables de personalidad

Estos autores señalan que se ha comprobado que “cuando los trabajadores han
planificado su jubilación y las actividades posteriores que les gustaría realizar el
ajuste es muy positivo”... y que investigaciones dan cuenta que...” cifran en un
tercio el número de jubilados que experimentan dificultades de adaptación a su
nuevo rol. Parece que factores tales como poca salud, bajos ingresos, y una
negativa actitud en la prejubilación predicen un mal ajuste posterior”. Madrid
García A. y Garcés de los Fayos, E. (2000).
Por su parte, Mónica Torres Ruiz-Huerta en su estudio: “Orientación psicológica
en procesos de jubilación” considera:
“Al hablar y reflexionar sobre la etapa del envejecimiento se nos plantea un
problema social, las personas mayores como grupo diferente e importante en el
ámbito demográfico, con rasgos culturales específicos, intereses propios, están
exigiendo a la sociedad que se garantice el incremento de su bienestar, el que
puedan desempeñar roles que den sentido a sus vidas, desarrollar actitudes
distintas a las actuales con las que se dé fin a la falta de integración social, a la
inseguridad, a la baja calidad de vida y a todos los prejuicios, mitos y estereotipos
que envuelven al proceso de jubilación y el envejecimiento. Se hace preciso que
cada adulto reflexione acerca de lo que el proceso de envejecimiento significa
para sí mismo. Para poder reflexionar debe conocer qué se entiende por
envejecimiento y cuáles son los cambios esperables y normales a los que se
deberá enfrentar. Solo conociendo podrá prepararse y educarse para afrontar
dicho proceso, de manera adaptativa y sana”... “Cuando la persona se jubila debe
enfrentarse más con quién es, con el tiempo y con las relaciones. Pudiendo ser
bien un momento de desequilibrio, bien una oportunidad”... “El grado de conflicto
que representa para cada uno terminar la etapa de desempeño profesional y las
conductas defensivas que se adopten estarán determinadas por la historia
personal, las experiencias y representaciones que condicionan habitualmente las
ideas, las emociones y la conducta”... “Una respuesta que se ha dado desde las
ciencias sociales al respecto, son los desarrollos relativamente recientes de
disciplinas como la Psicogerontología, que intentan desde una perspectiva
interdisciplinaria pensar sobre el envejecimiento desde una óptica no fatalista,
sino preventiva, partiendo de la creencia en las potencialidades de las personas
que requieren de circunstancias adecuadas que favorezcan el desarrollo
personal y la calidad de vida, en la que tengan lugar proyectos y deseos”. Torrez
Ruiz, M. (2005).

Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, en tanto Profesionales de la


Psicología, interviniendo en el ámbito de la Psicología del Trabajo, podemos
ayudar a las personas a transitar esta etapa, desplegando en este caso un rol
profesional utilizando un encuadre a modo de coach que ayude a las personas
en situación de prejubilación, de manera personalizada a repensarse, reflexionar,
decidir y planificar contemplando las dimensiones que han sido investigadas y
tienen impacto en el proceso jubilatorio.
Dentro de este encuadre proponemos los siguientes Contenidos Básicos que
debe contemplar de un programa de Preparación para la Jubilación.

• R-S- Jubilación y el jubilado

• Aspectos psicolaborales relativos a la Jubilación.

• Miedos relacionados con la jubilación

• Relaciones de pareja, familiares y sociales durante este periodo.

• Evaluación y desarrollo del autoconcepto y la autoestima.

• Estructuración de nuevos roles


• Tiempo libre: Establecimiento de nuevas contingencias
conductuales.

• El proyecto de vida

• Vivienda: Adaptaciones de carácter ergonométrico.

• Prevención de la salud

• Aspectos económicos

• Redes Sociales de Apoyo

CONCLUSIONES

La situación de jubilación, confronta a la persona no solo con la pérdida de una


ocupación laboral sino también del rol personal implicado en esa estructura psico
socio laboral, Su mejor adaptación a los cambios que conllevan esta nueva etapa
dependerán en gran medida de cómo pueda anticiparse a este momento y
planificar sobre una realidad objetiva donde pueda repensar sus fortalezas y
debilidades, desenmascarar miedos, y conectarse con aspectos positivos y
realizables, desplegar nuevas habilidades organizando su tiempo de acuerdo a
sus posibilidades deseos e intereses.
Para la Psicología del Trabajo, y por lo tanto para los psicólogos interesados en
desarrollarse profesionalmente en este campo, la prejubilación como fenómeno
biopsicosocial, brinda una enorme posibilidad de desarrollo del área donde estos
profesionales, por el bagaje de conocimientos incorporados a través de su
formación cuentan ventajas de técnicas y desarrollo de habilidades comparados
con otros profesionales para intervenir en el área.

En nuestro país es incipiente el interés en este tema y es un desafío para la


Psicología del Trabajo contribuir al fortalecimiento de esta praxis.

BIBLIOGRAFÍA

• Peiró, J. M. & Prieto, F. (1996). “Tratado de Psicología del Trabajo”. Vol.


II, Cap. I. Madrid: Síntesis Psicológica.
• Erikson E. (1968) “Identidad, Juventud y Crisis”. Bs. Aires, Ed. Paidós.
• Agulló Tomás, E. “La centralidad del trabajo en el proceso de construcción
de la identidad de los jóvenes: una aproximación psicosocial” Psicothema,
1998. Vol. 10, n° 1, pp. 153-165ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG.
• Dubar, Claude (2001) “El trabajo y las identidades profesionales y
personales”. Revista Latinoamericana de Estudios del Trabajo. Año 7,
n°13. Buenos Aires 2001.
• Torregrosa, J.R. (1983). “La identidad personal como identidad social”.
En Torregrosa, J.R. y Sarabia, B. (Comps.).
• Ballesteros Molina, S. (2011) “Síndrome de la jubilación: psicopatología
de la vida adulta y la vejez”. Ed. Grupo 14
• Moñivas, A (1998) “Representaciones de la vejez (modelos de
disminución y de crecimiento)”. Ed: Anales de psicología © Copyright
1998: Servicio de Publicaciones. Universidad de Murcia 1998 vol. 14, n°
1, 13-25.
• Moscovici, S. (1979). “El psicoanálisis, su imagen y su público”. ED:
Huemal. Buenos Aires. (Trabajo original publicado en 1961).
• Asam, S. Gerling, A (2008) “Trabajando desde la teoría a la práctica con
representaciones sociales del trabajo, para el cambio laboral.” Ponencia
congreso Psicología del Trabajo UBA2008.
• Madrid García A. y Garcés de los Fayos, E. (2000). “La preparación para
la jubilación: Revisión de los factores psicológicos y sociales que inciden
en un mejor ajuste emocional al final del desempeño laboral”. Anales de
psicología, vol. 16, n° 1, 87-99 Servicio de Publicaciones de la Universidad
de Murcia (España).

• Torrez Ruiz, M. (2005) “Orientación psicológica en procesos de


jubilación”. Universidad de bAaúúú-www. psicologia-online.com).

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