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AUTOESTIMA

AUTOESTIMA

MI VALÍA PERSONAL
“Sólo se podrá respetar a MI VALÍA
los demás PERSONAL
cuando se respete uno a sí mismo; sólo
podremos dar cuando nos hemos dado a nosotros mismos, sólo podremos
amar cuando nos amemos a nosotros mismos” (A. Maslow)

I. EL YO INTEGRAL
El ser biopsicosocial es el yo integral, o sea la reunión de todas sus partes – lo que se es y se tiene – que cargadas de energía salen o se
manifiestan en las actuaciones.
El Yo Físico, que es el que más claramente se ve, es el organismo; necesita de atención y cuidado para poder desarrollar sus
capacidades y convertirlas en habilidades. Por ejemplo: si no se ejercita no tiene flexibilidad; si no come no tiene actividad, etc.
El Yo Psíquico, que es la parte interna, se divide en tres para entenderlo mejor: lo emotivo, la mente y el espíritu.
La parte emotiva es la que lleva al hombre a conocerse; es a través de estados de ánimo, sentimientos y emociones, como se da cuenta
que existe, y como decía un maestro: “No es lo mismo el tener el sentimiento en tus manos, que estar en manos del sentimiento”.
La mente tiene todos los talentos; es necesario desarrollarlos y, más aún; estar conscientes de ellos para poder manejarlos
positivamente. Debe recordarse esto a las personas que con frecuencia dicen: “así soy yo”; “me enojo cuando las cosas no salen como
yo quiero”. Esas personas están funcionando sólo en la parte emotiva (grabaciones); no usan sus talentos de la mente y menos utilizan
las capacidades del espíritu; viven reaccionando a las grabaciones que tienen, automáticamente, sin ver que cada situación que se
presenta en la vida tiene diversas soluciones y no ven más opciones; esto las lleva a sentirse mal, frustradas; podría decirse que escogen
el camino erróneo.
El espíritu es el elemento que busca el significado de la vida, es el “yo profundo”, el núcleo de identidad, la parte más interna y
dinámica, se manifiesta a través de lo que se quiere lograr y cómo quiere lograrse.
El yo social puede expresarse a través de los papeles que vive el individuo como hermano, amigo, padre, madre, vecino, alumno,
maestro, empleado, jefe, etc. Al relacionarse el hombre trasciende a través del yo social, pero no de lo que él cree, sino de lo que en
realidad es.
El yo integral como unidad indisoluble tiene que desenvolverse en forma armoniosa y equilibrada, potenciando nuestras habilidades
físicas, psíquicas y sociales. Un modo de lograr esto es a través del consciente desarrollo de nuestra autoestima, la cual pasamos a
explicar.

II. DEFINICIÓN DE AUTOESTIMA:


La autoestima no es un concepto abstracto, alejado del quehacer cotidiano de las personas. Por el contrario, casi todos los actos de
nuestras vidas están marcados por el nivel de autoestima que hemos logrado desarrollar. La autoestima se manifiesta permanentemente
a través de nuestras conductas, apreciaciones y hasta nuestra postura corporal y actitudinal.
La autoestima es el núcleo de la personalidad, la valoración que se tiene de uno mismo. Ésta puede ser positiva cuando hay una actitud
de estar a gusto con uno mismo y negativa cuando se muestra una constante insatisfacción.
La autoestima es la valoración que tiene cada persona de sí misma e implica que cada uno se quiera, se valore y se sienta capaz.
En la autoestima se encuentran dos niveles: la adecuada y la baja autoestima. Las personas con una adecuada autoestima experimentan
sentimientos agradables de valía persona, de conocerse y saberse importantes y especiales para alguien, o están más seguros y
satisfechos porque saben cómo actuar. Esto produce sentimientos y pensamientos positivos para lograr aspiraciones y meras y fuerzas
para superar las situaciones conflictivas.
Los que manifiestan una baja autoestima tienen sentimientos de minusvalía, sintiéndose incapaces, torpes, inútiles, mostrando
inseguridad en todo el desenvolvimiento general, asimismo se muestran descontentas consigo mismas.
Branden (1998) argumenta que la autoestima tiene dos componentes relacionados entre sí. Uno es la sensación de confianza frente a los
desafíos de la vida: la eficacia personal. El otro es la sensación de considerarse merecedor de la felicidad: el respeto a uno mismo.
La eficacia personal significa confianza en el funcionamiento de mi mente, en mi capacidad para pensar y entender, para aprender,
elegir y tomar decisiones; confianza en mi capacidad para entender los hechos de la realidad que entran en el ámbito de mis intereses y
necesidades; en creer en mí mismo; en la confianza en mí mismo.
El respeto a uno mismo significa el reafirmarme en mi valía personal; es una actitud positiva hacia el derecho de vivir y de ser feliz; el
confort al reafirmar de forma apropiada mis pensamientos, mis deseos y mis necesidades; el sentimiento de que la alegría y la
satisfacción son derechos innatos naturales.
Resumiendo, se diría que la autoestima es la disposición a considerarse competente para hacer frente a los desafíos básicos de la vida y
sentirse merecedor de la felicidad.
La potestad de esta convicción acerca de uno mismo radica en el hecho de que se trata de algo más que de una opinión o un
sentimiento. Es una fuerza motivadora: inspira un tipo de comportamiento.
A su vez influye directamente en nuestros actos. Hay una retroalimentación permanente entre nuestras acciones y nuestra autoestima.
El nivel de nuestra autoestima influye en nuestra forma de actuar y nuestra forma de actuar influye en el nivel de nuestra autoestima. Si
confió en mi mente y en mi criterio, es más probable que me conduzca como un ser reflexivo. Si ejercito mi capacidad de pensar y soy
consciente de las actividades que emprendo, mi vida irá mejor. Esto refuerza la confianza en mi mente. Si desconfío de mi mente, lo
más probable es que adopte una actitud pasiva, que sea menos consciente de lo que necesito ser en mis actividades y menos persistente
ante las dificultades.

III. COMPONENTES DE LA AUTOESTIMA


Alcántara (1993) identifica tres componentes:
Cognitivo: Que indica pensamiento, idea, opinión, creencias, percepción que se maneja de uno mismo. Es el esquema que se ha
formado de uno mismo y se define como “auto concepto”.
Afectivo: Conlleva la valoración de lo que en nosotros hay de positivo y de negativo, implica sentimientos positivos, negativos o las
valoraciones que se tiene sobre uno mismo y las personas que nos rodean.
Conductual: Se refiere a los actos o conductas que se realiza cotidianamente donde se expresa de manera integral lo que no siente y
piensa de sí mismo.
IV. IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA
La autoestima es importante porque:
 Constituye el núcleo de la personalidad: es un indicador crucial y esencial de cómo está conformada la estructura de la personalidad.
 Condiciona el aprendizaje: la baja autoestima genera impotencia y frustración en los estudios. Las bajas calificaciones pueden reforzar
sentimientos de incapacidad propia frente al rendimiento.
 Ayuda a superar las dificultades personales: los fracasos y las dificultades personales no serán experiencias paralizantes cuando se promueva a
autorrealización a través del desarrollo de la estima personal y la seguridad en las propias capacidades.
 Fundamenta la responsabilidad: una persona con adecuada autoestima se compromete con mayor facilidad y desarrolla un amplio sentido de
responsabilidad en las actividades que realizan.
 Apoya la creatividad: fluidez, originalidad, productividad e inventiva se consiguen con una adecuada autovaloración.
 Determina la autonomía personal: si la persona tiene confianza en sí mismo, podrá tomar sus propias decisiones.
 Posibilita una relación social saludable; la persona que se siente segura de sí misma, puede relacionarse mejor.
 Garantiza la proyección futura de la persona. Cuando la persona se auto valora crecen las expectativas por su desempeño escolar, aspirando a
metas superiores.

V. FORMACION DE LA AUTOESTIMA
La autoestima se forma desde el inicio de la vida, desde el momento en que se unen dos células que dan origen a un nuevo ser; desde
este hecho recibimos mensajes de manera energética y luego psicológica.
Cada vez que una mujer embarazada piensa o siente algo con respecto al niño en formación, su cerebro produce sustancias químicas,
que, a través del torrente sanguíneo, se esparcen por todo el cuerpo de la criatura; ésta los recibe grabándose en su incipiente sistema
nervioso sin tener conciencia como para comprender o rechazar lo que recibe, mediante un lenguaje químico intraorgánico.
El considerar la llegada del bebe como un problema es captado por éste emocionalmente y su efecto pasará a formar parte del archivo
inconsciente del niño en formación, lo cual repercutirá más adelante generando conflictos para los cuales él no encontrará explicación.
Cuando el niño nace, los múltiples estímulos de su entorno empiezan a actuar sobre él, creándole una impresión emocional.
Todos los teóricos reconocen que el desarrollo de la autoestima es una de las tareas más interesantes del ser humano, pero al mismo
tiempo, una de las más críticas. Como seres humanos, somos los únicos en tener conciencia de nosotros mismos como individuos. De
nuestras experiencias dentro del ambiente familiar depende grandemente como adquirimos esta conciencia. De la manera como somos
tratados en nuestros años en formación por gente significativa para nosotros dependerá notablemente la estima que tengamos como
adultos.
Erikson nos habla de ocho etapas por las que todos pasamos en el proceso de nuestra vida. Las edades no son rígidas, pueden fluctuar;
por ejemplo, la autonomía puede presentarse al año y medio o a los tres años de vida. Para el paso de una etapa a otra se vive una crisis;
la crisis suele ir acompañada por depresión y ansiedad, ya que es dejar algo seguro, conocido por algo incierto y desconocido.
Es en la etapa de “confianza básica” contra “desconfianza”, donde queda conformada la autoestima. Esta etapa es muy importante
en el desarrollo de la persona, pues según sea ésta, así se llevará la confianza, la fe, la aceptación de sí misma y hacia los demás, ya que
el niño percibe que es importante y valioso para las personas que le son significativas.
La satisfacción de obtener logros le dará la seguridad necesaria para “arriesgarse” a dar el siguiente paso. Entonces las crisis,
depresiones y ansiedades serán constructivas y no destructivas.
Sin tomar en consideración casos enfermizos de padres enajenados que no aman a su hijo, lo normal es que los padres lo quieran y se
demuestran, sin embargo, no basta que le den amor, sino que es preciso que el niño lo sienta, lo perciba, se dé cuenta, tenga confianza,
sepa que está seguro, atendido, amado, “apapachado”. El ser humano tiene tanta necesidad de sentirse amado y acariciado, que aun
cuando los bebés tengas cubiertas todas sus necesidades de comida, limpieza, abrigo, etc., si no hay contacto con su piel, no se les toma
en brazos ni se les habla, no sobreviven. El niño en esta etapa está para recibir, no tiene capacidad para dar.
En la segunda etapa comienza a darse cuenta de que puede dar, empieza a tener autocontrol y fuerza de voluntad. Se atreve y no. Debe
recordarse que hay que alentar lo positivo de cada etapa para que la autoestima se vaya enriqueciendo y afirmando. Este signo
corresponde a lo que Erikson llama el sentimiento de autonomía. El ejemplo de los padres es muy importante, pues es más fácil
desarrollarse en un ambiente de flexibilidad que en uno de rigidez; en uno que le ponga límites, que él tendrá que respetar y cumplir,
pero también que provea el respeto a su persona.
De los 4 a los 6 años, ya dirige su voluntad a un propósito, se le llama a esta etapa lúdica o de juego y es la etapa de la lucha entre los
sentimientos de iniciativa y culpabilidad. Hace y deshace, construye y destruye, compone y descompone, todo esto le va dando
seguridad. Su curiosidad sexual y fantasías no deben ser cortadas, sino encauzadas. Si esta etapa se resuelve bien, pasa a la siguiente:
“industria contra inferioridad”. Aquí su autoestima lo hace ser responsable, cooperar en grupos y se despierta su interés en aprender.
Si el niño fracasa en la adquisición de habilidades esperadas por la sociedad, desarrollará sentimientos de incompetencia, que se
traduce en timidez, aislamiento, obediencia ciega, conducta de observador y no de productor y cuestionamiento de la propia habilidad.
Los signos exteriores de un desarrollo adecuado son: iniciativa para hacer las cosas, finalización de lo iniciado y gozo de la
experimentación.
De los 12 a los 16 años, empezando con la pubertad, se llega a la adolescencia. Es la crisis en donde las etapas anteriores se cuestionan;
se llama de “identidad”. La tarea básica que debe cumplirse para el desarrollo de un adecuado nivel de autoestima es la de tratar de
integrar todas las cosas que el adolescente ha aprendido acerca de él en un todo único; a menos que éste no tenga éxito, no obtendrá un
sentimiento de identidad psicosocial, un sentimiento de quién es, quién ha sido y a donde está yendo. Si el niño llega a la adolescencia
con un sentido de confianza, autonomía, iniciativa y laboriosidad, tiene mayores probabilidades de arribar a un significativo
sentimiento de identidad. Lo contrario ocurre con el niño que entra en la adolescencia con considerable desconfianza, vergüenza, duda,
culpabilidad e inferioridad. El fracaso en el establecimiento de un claro sentimiento de identidad y de valía personal no significa que no
la obtendrá nunca.
El ingreso al mundo del trabajo a veces nos obliga a reevaluar las manifestaciones de nuestra autoestima. En este contexto, se nos mide
por lo que somos capaces de producir y no por lo que somos.
En la pareja y el matrimonio se pone en evidencia mucho de lo que se ha aprendido sobre nosotros en los años precedentes. Estilos,
moldes, tradiciones, que si son incompatibles los traducimos como falta de comprensión, lo cual nos induce a culpar, a atacar, a
comparar, mellando nuestra autoestima.

VI. CARACTERÍSTICAS DE UNA AUTOESTIMA SALUDABLE


Branden (1998) relaciona una autoestima saludable con racionalidad, realismo, creatividad, independencia, flexibilidad, habilidad para
tratar los cambios, deseo de admitir y corregir los errores, benevolencia y cooperación.
Confianza: tener la seguridad de que tenemos para aprender lo que necesitamos aprender y hacer lo que necesitamos hacer para
conseguir nuestros objetivos. Al experimentar situaciones desconocidas, proceder con fe y con disposición de éxito.
Respeto a uno mismo: es la convicción de nuestra valía personal. No es la ilusión de que somos perfectos o superiores a los demás. No
es ni comparativo ni competitivo. Es la convicción de que vale la pena actuar para apoyar, proteger y alimentar nuestra vida y nuestro
bienestar, de que somos buenos y merecedores del respeto de los demás, y por último de que es importante trabajar por nuestra
felicidad y nuestra realización personal.
Racionalidad: la racionalidad del que se estima se expresa en el modo de utilizar su tiempo sacando el máximo provecho de este; en la
adecuada toma de decisiones, no dejando que en éstas prime la impulsividad y proponiéndose metas basadas en la realidad. Es decir,
que se valora la objetividad y la certeza, sin ser rígido ni compulsivo y no se permite que las cosas sucedan al azar o simplemente por
un golpe de suerte.
Realismo: significa valorar sus habilidades de forma realista, un respeto por los hechos, un reconocimiento de que lo que es, es, y de
que lo que no es, no es. Nadie puede sentirse competente para hacer frente a los desafíos de la vida si no considera seriamente la
distinción entre lo real y lo irreal. Una adecuada autoestima está orientada a la realidad, con una disciplina personal efectiva y
autogobierno.
Creatividad: la persona creativa oye y confía en las señales internas mucho más que una persona normal. Su mente está menos
subordinada a los criterios de los demás, al menos en el terreno de la creatividad. Es más autosuficiente. Puede aprender de los demás y
estar inspirada por ellos, pero valora sus propios pensamientos y sus intuiciones mucho más que una persona normal. Valora los
productos de su mente.
Independencia: el hecho de pensar por uno mismo es el corolario natural – causa y una consecuencia a la vez – de una autoestima
saludable. También lo es la práctica de ser totalmente responsable de la propia existencia – para la realización de sus propias metas y
para la consecución de su propia felicidad.
Flexibilidad: ser flexible significa tener la capacidad de reaccionar a los cambios sin que ataduras inapropiadas te liguen al pasado. Por
la flexibilidad le damos la bienvenida a lo novedoso, nos adaptamos a circunstancias cambiantes, obrando con visión innovadora, una
mente que confía en sí misma se mueve con agilidad y es capaz de responder rápidamente a las novedades porque está abierta a
considerarlas.
Capacidad para afrontar los cambios: la autoestima no considera terribles los cambios, es más fluye con la realidad, se da prisa para
reaccionar a tiempo esta capacidad se correlaciona con una buena orientación a la realidad y la fuerza del yo.
Deseo de admitir y corregir los errores: una característica básica de una autoestima saludable es una fuerte orientación a la realidad. El
hecho tiene una prioridad superior a las creencias. La verdad es un valor superior que tener la razón. Si la confianza en uno mismo se
une al respeto a la realidad, el corregir un error se considerará mejor que fingir no haberlo cometido. Con una autoestima saludable no
se vergonzoso decir, cuando la ocasión lo justifica: “estaba equivocado”.
Benevolencia y cooperación: si uno es tratado con respeto tiene a interiorizar ese respeto y trata a los demás del mismo modo. La
empatía y la compasión no menos que la benevolencia y la cooperación se encuentran mucho más entre las personas cuyas autoestimas
es muy saludable.

Clark, Cremes y Vean (1995), refiriéndose a la autoestima de niños y adolescentes, mencionan varios grupos de características
reseñadas en las siguientes líneas.
Responsabilidad: se asumirán obligaciones y tareas importantes para la marcha de la micro-comunidad en que se vive, con seguridad y
diligencia (por ejemplo, comprar el pan o lavar los platos).
Entusiasmo y orgullo: interés por cosas desconocidas, aprendizajes y nuevas actividades, confianza y satisfacción en lo que se
emprende.
Amplitud emocional y sentimental: expresión espontánea y justificada de respuestas asertivas (alegría, tristeza, temor, enfado).
Tolerancia a la frustración: se enfrentan interferencias y obstáculos de manera habilidosa y optimista.
Persuasión: confianza en las impresiones causadas en los demás (amigos, familiares, autoridades), y capacidad de influir en ellos.

VII. CONDICIONES PARA EL DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA


Las condiciones para el desarrollo de la autoestima la hemos venido tratando de manera general a lo largo de este capítulo, a medida
que se desarrollan los temas precedentes. Ahora, las vamos a abordar de una manera específica siguiendo los planteamientos de Clark,
clames y Vean (1995). Estos autores además de reconocer que la autoestima se desarrolla cuando se han satisfecho adecuadamente las
necesidades primarias de la vida, también puntualiza que la autoestima puede desarrollarse convenientemente cuando los niños y
adolescentes experimentan de manera positiva cuatro condiciones: Vinculación, singularidad, poder y modelos de pautas.
VINCULACIÓN
Los seres humanos somos sociales por naturaleza; una forma de satisfacer esta tendencia natural, es mediante nuestras vinculaciones.
Al referirnos a la autoestima, estas vinculaciones que favorecen su desarrollo tienen que ser satisfactorias, dándole a los adolescentes la
sensación de pertenencia, de integración e interrelación.
Si nos preguntamos: ¿Qué sienten, ¿qué perciben y cómo actúan los adolescentes que tienen vinculaciones satisfactorias?,
responderemos de acuerdo a los autores citados líneas arriba que éstos:
 Dan muestras de percibir su cuerpo como una totalidad, de ser conscientes de su sensibilidad y de los recursos de que disponen.
 Mantienen buenas interrelaciones con sus padres, hermanos, amigos, parientes y educadores.
 Juzgan como personas importantes en su vida a personas que han desempeñado algún rol en alguna circunstancia que podrían ser: médicos,
sacerdotes, compañeros de trabajo, profesores.
 Están integrados a grupos con los que les unen intereses, objetivos, proyecciones comunes como es el caso de los clubes y de los grupos étnicos.
 Sienten pertenecer a instituciones como: la iglesia, el colegio, la universidad, el municipio, el país.
 Sienten apego por objetos, lugares o actividades tales como: su lugar de nacimiento, animales domésticos, objetos importantes, aficiones,
sucesos para ellos relevantes.

PROBLEMAS DE VINCULACION. Los adolescentes que no encuentran satisfactorias sus vinculaciones pueden manifestar
cualquiera de las conductas que vamos a describir, pudiendo aparecer, algunas de éstas de manera continua y con mucha carga
emocional.
 Fallan al comunicarse con los demás, se centran sólo en sus puntos de vista y no comprenden los otros.
 Evitan activamente las situaciones sociales a causa de su timidez.
 Hablan negativamente de su familia, de su raza o grupo étnico.
 No son solidarios.
 Hacen todo lo posible por captar la atención de los demás.
 Les molesta tocar y ser tocados por otros.
 Prefieren vincularse más con animales y cosas que con personas.
 Presentan dificultades para expresar sus pensamientos y sentimientos.

Cómo se puede mejorar el sentido de la Vinculación.


 Manifestando con claridad sus deseos a fin de que sean escuchados.
 Demostrando afecto, permitiendo ser acariciados por sus progenitores, hermanos y personas significativas para ellos.
 Aceptando elogios, procediendo con educación, colaborando en las actividades hogareñas.
 Dándose la oportunidad de saborear éxitos, aportando su esfuerzo personal.
 Participando activamente: en fiestas familiares, en actuaciones y deportes del colegio o de la universidad; de igual modo involucrándose en
actividades culturales vecinales, en ceremonias religiosas y, en general, en actividades comunitarias.

SINGULARIDAD
Una tarea fundamental del autoconocimiento es llegar a descubrir nuestras cualidades y atributos especiales y, sobre todo, darles la
bienvenida. Si esto es así, una adolescente con un buen sentido de singularidad valorará sus dotes, sus capacidades y sus aficiones
permitiendo que los demás confirmen su peculiaridad, sintiendo orgullo por ello.
La singularidad, que una persona percibe y siente, puede deberse a una o varias de las siguientes razones: Cualidades corporales,
habilidades especiales, orígenes sociales o culturales, intereses vocacionales, actividades preferidas, funciones desempeñadas,
aficiones, etc.
Veamos cómo se desarrolla la singularidad, ésta se desarrolla muy temprano en la vida, el primer esbozo lo encontramos alrededor de
los dos o tres años (Clark y otros, 1995), cuando el niño descubre la sensación de ser alguien distinto de sus padres. En la adolescencia
vuelve a surgir esta sensación del Yo, con bastante persistencia en la lucha del adolescente pro lograr su identidad (Erikson, 1975). El
Yo es el centro de la personalidad total (Jung, 1964); es único e irrepetible y se va estructurando con sus diferencias individuales, como
resultado de la herencia y el medio ambiente.
Una necesidad primordial del adolescente es encontrarse con su Yo, permanecer muy cerca del él, soñar, imaginar; es decir que se
encuentra en periodo de despertar, explorar, de darle vueltas a sus pensamientos. No pocas veces aparece como una persona rara por
sus aficiones, por su manera de vestir, por sus modos de relacionarse y hasta por el vocabulario que emplea. Estos modos de
comportarse – incomprendidos – en la mayoría de los casos, al parecer son necesarios, para que éste logre su verdadera singularidad.
PROBLEMAS DE SINGULARIDAD. Un adolescente que no valora su singularidad actuará de alguna de las siguientes formas:
 Se critica mucho y critica a los demás.
 No reconoce sus logros.
 Casi nunca pone en juego su imaginación para proceder con originalidad.
 Muy rara vez expresa ideas y sentimientos diferentes de los de los demás
 Se siente incómodo cuando se destaca sus logros.
 Es más, un seguidor, que un guía.
 No procede con espontaneidad.
 Busca aquello que lo asemeje a los demás en lugar de aceptar sus diferencias.

Cómo se puede mejorar el sentido de singularidad.


Probablemente, en alguna ocasión hemos escuchado lamentarse a una adolescente diciendo: “No soy tan guapa como mi hermana, ni
talentosa como mis amigos, ni tengo nada especial ¿Cómo me puedo sentir bien en mi pellejo?” Yendo a los hechos, nadie es bueno en
todo; pero la mayoría creemos que deberíamos serlo. Si el adolescente se da cuenta que tiene un escaso sentido de singularidad por las
críticas que se hace, es recomendable que:
 Observándose cuidadosamente descubra sus dotes y características especiales, como también empiece a darles importancia, usándolas en sus
interacciones con los demás.
 Elija expresar sus propias ideas, aunque sean muy diferentes a las de otras personas, incluso a las de sus amigos.
 Acepte que no siempre sus modos peculiares de actuar van a ser aceptados por todos los de su entorno.
 Encuentre positivo el actuar y expresar sus propios pensamientos, sin que estos vayan contra los derechos de los demás.
 Lleve a cabo cosas con responsabilidad y a su manera, de modo que pueda al mismo tiempo, ir dándose cuenta de sus dotes particulares.
 Aprenda a quererse como es, teniendo presente que la belleza y el talento son muy útiles, pero que hay personas talentosas y hermosas a las
que no necesariamente admiramos. Algunos de ellos no han aprendido a ganarse el aprecio de los demás haciéndose intolerables.
 Las cualidades que verdaderamente se aprecian son la honestidad, la generosidad, la valentía, la humildad. Uno no nace con estas cualidades,
uno las desarrolla y pueden formar parte de nuestras peculiaridades.

PODER
El poder también es una de las condiciones básicas relacionadas con el desarrollo de una adecuada autoestima. Esto consiste en contar
con recursos, oportunidades y capacidades para INFLUIR SOBRE TU PROPIA VIDA. Generalmente ejercitamos nuestro poder del
modo siguiente:
Aceptando responsabilidades, aprendiendo, poniéndonos límites y poniéndoselos a los demás, controlando su cuerpo y emociones;
tomando decisiones, alcanzando objetivos, demostrando habilidades, entre otras cosas.
Un (a) joven que posea una sensación de poder bien desarrollada probablemente tenderá a actuar como a continuación describimos:
- Se sentirá capaz de resolver la mayor parte de los problemas que se le presenten, tomando decisiones oportunas.
- Se irá haciendo cargo de su vida progresivamente.
- Influirá positivamente en los demás, sin manipulaciones ni presiones.
- Cuando se le presente situaciones difíciles, podrá ejercer control sobre sí mismo para afrontarlas en mejores condiciones.

Problemas vinculados con la sensación de poder:


El poder del adolescente se irá desarrollando en forma apropiada progresivamente a medida que éste vaya madurando y cuando las
oportunidades de ejercitar su poder no se le nieguen sistemáticamente. Los problemas que surgen con la sensación de poder pueden dar
origen a uno o varios de los siguientes comportamientos:
- Evitar frecuentemente ejecutar tareas que se le encomienda.
- Al pedírsele que realice un trabajo dirá: “no sé cómo ejecutarlo”, “nunca lo aprendí”, “nunca me lo enseñaron”.
- Puede actuar con frecuencia dando la sensación de estar desvalido y evitará hacerse cargo de los demás.
- Puede carecer de control emocional. Una demostración continua de furia, miedo, histeria o incapacidad para enfrentarse a la frustración indica
una carencia definida de control personal.
- Puede ser excesivamente exigente o terco.
- Puede querer siempre ser líder, hacer las cosas a su manera. Será inflexible y se negará a discutir opciones y a compartir su autoridad.
- Se dejará influir fácilmente por los demás.
- Tomará decisiones emocionales sin evaluar adecuadamente los pros y los contras de las alternativas en cuestión.
Como se puede mejorar la sensación de poder. Los estudiantes pueden mejorar notablemente su sensación de poder si:
- Asumen sus tareas con responsabilidad.
- Son conscientes de sus propios procesos al tomar decisiones responsabilizándose de las consecuencias de lo elegido.
- Afrontan problemas evaluando las alternativas de solución y si busca asesoramiento oportuno a fin de solucionarlos de la mejor manera posible.
- Se dan la oportunidad de practicar cosas que lo conduzcan al éxito a fin de reafirmar su confianza.
- Abandonan una actitud perfeccionista, tomando el riesgo de equivocarse.
- Se fijan objetivos, tanto a corto como a largo plazo, para direccionar sus actos.
- Se relacionan positivamente con los demás, evitando de este modo mandar, dominar y amenazar.

MODELOS O PAUTAS:
Otras de las condiciones que ayudan a la estructuración de una adecuada autoestima es precisamente, cuando el joven dispone de
modelos, éstos pueden ser filosóficos o prácticos y le sirven de referencia para desarrollar valores, objetivos, ideales, etc. Los modelos
que tienen un mayor impacto son aquellos que merecen el respeto, los que tienen un elevado status, los más competentes, los que son
atractivos entre otras características (Bandura, 1987).
Los adolescentes, por lo general, se identifican con estrellas de cine, cantantes, deportistas, inventores, descubridores. También eligen
como modelos a aquellas personas que por sus características personales les han causado admiración; éstos pueden ser: docentes,
héroes, parientes, compañeros de clase, etc.
PROBLEMAS QUE PUEDEN SURGIR DEBIDO A LA CARENCIA DE MODELOS. Las personas con un sentido inconsistente de
los modelos podrían actuar de la siguiente manera:
- Malgastar el tiempo en actividades que no lo conducen a objetivos de su plan de vida.
- No saber organizarse, manifestar ideas confusas o ser descuidado y desaliñado en su vestimenta.
- Confundir lo bueno y lo malo
- Retar la autoridad, transgredir normas.
- Tener dificultad para iniciar o concluir algo.
- Rehuir reuniones que exigen cierta formalidad.
- Seguir patrones rígidos de actuar.

CÓMO POSIBILITAR EL DESARROLLO DE MODELOS


Como estudiante universitario, estás en la posibilidad de ayudarte a ti mismo para llenar el vacío de la posible carencia de modelos
consistentes en tu experiencia de vida. Puedes seguir lo que se te sugiere:
 Establece contacto con personas a las que tienes gran estima; éstos pueden ser maestros, sacerdotes, literatos, líderes de tu comunidad, o
ejemplares parientes.
 Lee biografías de grandes hombres de la historia, del arte, de la literatura y la ciencia, según sean tus predilecciones.
 Reflexiona sobre tu escala de valores, analiza cuáles son tus posturas filosóficas, religiosas y sociales.
 Plantéate objetivos y metas realistas que direccionen tu aprendizaje y tu comportamiento.
 Entrevístate con tu tutor a fin de que te ayude a clarificar el cómo y el porqué de aquellas tareas a las que todavía no les encuentras sentido.
Plantéale tus dudas y problemas para que te sirva de apoyo en el proceso de afrontarlos.
 Entra en contacto con personas que hayan superado obstáculos y sus limitaciones para lograr lo que se habían propuesto.
 Escucha a tus padres cuando te hablen de situaciones que te podrían dañar (consumo de drogas, malas juntas, etc.) y procura llegar a
decisiones comunes.
 Pon atención en el orden, en tus pertenencias, tareas y labores del hogar. Si necesitas, busca apoyo para cumplir con tu buena intención de
organizarte.
 Asiste con tu familia, amigos, compañeros de estudio a acontecimiento que puedan ampliar tu horizonte cultural.

Relata una experiencia en la que demostraste amor hacia ti mismo(a). Recuerda que hiciste y como te sentiste.
Mi compromiso:
Te invitamos a que propongas compromisos sobre cómo puedes amarte más. Elabora compromisos concretos de cómo vivir el amor
hacia ti mismo(a) dentro de tu familia, en la universidad y en tu entorno social.

VIII. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:


- Clark, A., clames, H. y Vean, R. (1995) Cómo desarrollar la autoestima en los adolescentes. Tercera ed. Madrid: DEBATE
- Cucay, J. (2001) El camino del encuentro. Bs. Aires.
- Branden, N. (1998) Los seis pilares de la autoestima. Bs Aires: Paidós.
- Céspedes, N. (1999) El docente como promotor de la salud mental. Lima: Tarea.
- Céspedes, N. (1999) Para ser mejores. La autoestima en la escuela. Lima: Tarea.
- Riso, W. (2008) Aprendiendo a quererse a sí mismo. Colombia: Grupo Editorial Norma
- Riso, W. (2008) Cuestión de dignidad. Aprenda a decir y no y gane autoestima siendo asertivo. Colombia: Grupo Editorial Norma
- Rodríguez, M (1998): Autoestima. Clave del éxito personal. México: El manual moderno.

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