Está en la página 1de 2

¡Fiesta y cacerola es lo que hay!

Aunque a la evidente y perversa sordera de Iván Duque los únicos sonidos que le
interesan son el silencio y el llanto que provoque el plomo. Porque esos son los
sonidos de la guerra que ha promovido el partido que lo respalda en su mal
gobierno. Porque esa es música celestial para los oídos del jefe del presidente, el
senador Álvaro Uribe. Pero fiesta y cacerolas rítmicas es lo que hay. Aunque (el
día domingo) el joven Dilan Cruz permanezca en estado crítico, víctima de un
agente del Esmad: Dilan protestaba porque le negaron un crédito para estudiar, a
cambio recibió un proyectil en la cabeza.

Iván Duque aparece en sus intervenciones posmarchas como si habitara un país


parecido a los primeros años del gobierno de la Seguridad Democrática. Desoye
el enardecido pero pacífico clamor social y promete proteger la vida de los
ciudadanos de bien que son, según él, víctimas de los vándalos. Y hay suficientes
evidencias de que no lo son, de que el enemigo del orden es el mismo orden. Yo
que he estado marchando he visto la alegría, la manera como se negocia con la
policía y con el Esmad para que los dejen protestar. Los he visto preparar
coreografías y adaptar canciones populares como La Guaneña o Iván y sus Bang
Bang de Edson Velandia, exigiendo que el presidente Iván Duque renuncie o
empiece a gobernar bien de una vez en 15 meses.
Pero él no reorienta su política y la vacuidad de su discurso lo configura como un
ser débil que ve en la rectificación democrática un síntoma de vencimiento,
cuando se sabe que lo engrandecería y lo alejaría de una vez de la cultura
guerrerista de su partido y jefe, y abriría un espacio en la historia para él como un
gobernante que supo atender y no deslegitimar (como lo hace) la protesta social.

El malestar social viene desde las pasadas presidenciales y desde el plebiscito


(por mencionar hechos recientes). La ceguera y prepotencia del Centro
Democrático, la certeza de que sus estrategias de miedo serían infalibles, tienen a
Iván Duque encarcelado. El 21N y el 22N y el 23N y el 24N, y no quiero
imaginar que Dilan Cruz muera, han erosionado letalmente la escasa
gobernabilidad de Iván Duque y a mayor desidia (como reunirse primero con los
empresarios) mayor el fragor de los reclamos, de las marchas, de los cacerolazos,
de las velatones, de las rumbas contestatarias.

Porque este despertar, este arriesgarse a ejercer la ciudadanía tiene también de


particular el consenso (sin dispersar las motivaciones como en otras ocasiones)
por exigir el mejoramiento de cuatro hechos que el gobierno de Iván Duque ha
vuelto trizas: la no implementación del Acuerdo de Paz, la pauperización de las
pensiones, el deterioro del salario y una nefasta política ambiental y educativa.

Coletilla. Artículo 37 de la Constitución Política: Toda parte del pueblo puede


reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Y desde acá, Dilan Cruz, pido
que no te mueras para que puedas ver lo que logrará el ejercicio de las nuevas
ciudadanías

También podría gustarte