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SÍNTESIS CONCEPTUALES
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Sintesis Conceptual 5
a) La generación, por mitosis, de un número de células del orden de 1012 o 1013 células según la
especie (a partir de 1 célula).
b) Característica esencial de estas divisiones celulares es que las células resultantes se mantienen
vinculadas por contactos y por medio de moléculas que secretan al espacio entre ellas. Así, entre
todas generan un medioambiente interno denominado matriz extracelular. Ambos procesos
(desarrollo de uniones intercelulares y formación de matriz extracelular) llevan a la generación de
fuerzas de cohesión y medios de comunicación (intercambio de información) entre células.
f) Los procesos de comunicación mediados por señales entre células que operan durante el
desarrollo embrionario tienen como papel principal instalar una red informativa de mensajes
extracelulares que regula epigenéticamente en forma global y/o local la operación temporal y
espacialmente organizada de los CCD.
g) Al final del desarrollo, la red informativa extracelular posibilita la comunicación apropiada entre
los órganos terminalmente diferenciados y posibilita, en consecuencia, la integración funcional de
todos los tejidos, órganos, aparatos y sistemas.
l) Debido a que existe un estado inicial y a que en cada estado se prepara el siguiente, el desarrollo
procede ‒en cualquier momento que se lo considere‒ como si fuera la expresión de un programa
de desarrollo previamente establecido. El desarrollo es, en efecto, la ejecución de un programa
cifrado en términos moleculares y que se ejecuta por medio de interacciones entre moléculas. De
tales comportamientos moleculares surgen los comportamientos celulares y los demás niveles de
organización.
n) Así, el programa global de desarrollo de la mayor parte de las especies se ejecuta en forma
epigenética, integrada y progresiva. Sin embargo, el programa global se desarrolla en forma de
muchos módulos de programación parciales ejecutados simultáneamente y en forma integrada
(regulada por interacciones múltiples cooperativas) pero en distintas poblaciones celulares.
SC 0.2. LA FORMA CELULAR Y EL EFECTO MORFOGENÉTICO DE LOS CAMBIOS DE FORMA CELULAR. V. Flores
Con el objeto de simplificar las descripciones histológicas es común homologar la forma de las
células a formas o cuerpos geométricos simples. Las células cuyas tres dimensiones son
aproximadamente iguales (isodiamétricas) se denominan esféricas, poliédricas o cúbicas. A las
células anisodiamétricas, cuando una de las dimensiones es pequeña respecto de las otras dos, se
las denomina “planas” y cuando una de ellas es visiblemente mayor que las otras dos se las
denomina “cilíndricas”. También se las suele comparar con objetos comúnmente conocidos; así, se
describen células fusiformes, piriformes, estrelladas, etcétera.
La forma de las células depende de varios factores intrínsecos y extrínsecos. Por un lado depende
de la organización del citoesqueleto. La forma celular que menor energía requiere es la
isodiamétrica. Una esfera es isodiamétrica; su diámetro es el mismo en todas las direcciones del
espacio. Abandonar la forma esférica implica la operación de fuerzas y, en consecuencia,
consumo de energía. Mantener una forma anisodiamétrica requiere una organización particular
del citoesqueleto e interacciones de adhesión con algún elemento externo más rígido o
consistente que las células. Las células epiteliales anisodiámétricas (planas o cilíndricas) puestas en
suspensión en un medio de cultivo rápidamente pierden su forma típica y adquieren una forma que
fluctúa alrededor la esférica. Ello se debe a que estando en un medio líquido carecen de puntos
de apoyo para las fuerzas que mantienen una forma diferente de la esférica.
Aun cuando el citoesqueleto de célulaa en suspensión puede generar fuerzas, éstas sólo producen
deformaciones suaves o pequeñas prolongaciones que sobresalen sobre una forma global que
fluctúa alrededor de la esférica. Sólo cuando las células en cultivo toman contacto unas con otras,
forman agregados y se compactan, o cuando se depositan sobre un sustrato rígido, se adosan y
cambian de forma. Este fenómeno sólo ocurre en tanto existan fuerzas de adhesión
intersuperficiales (interfaciales) entre las células del agregado o entre las células y el sustrato. En
Todo cambio de forma celular requiere una reorganización general de los elementos del
citoesqueleto (microtúbulos, filamentos intermedios y microfilamentos) y puede implicar el
desensamblado de los elementos existentes y la generación o ensamblaje de nuevos filamentos y
redes. Estas nuevas redes de filamentos tienen organizaciones espaciales que dependen de las
posiciones que ocupan en la superficie celular los sitios de adhesión a otros elementos. Las células
migratorias, por ejemplo, tienen la capacidad de realizar cambios muy rápidos de forma y de
adhesión diferencial. Poseen sitios de contactos focales o placas de adhesión focal en las zonas
de contacto o interacción con la mec. Estos contactos poseen, por un lado, las moléculas
implicadas en el establecimiento del contacto y, por otro, las moléculas que regulan el
ensamblado-desensamblado, o para degradar algunas de las proteínas de éste. También poseen
moléculas receptoras de señales que inician vías de señalización intracelular. Algunas de dichas
señales disparan la reorganización del citoesqueleto. La dinámica del citoesqueleto está
regulada por proteínas que regulan el ensamblado-desensamblado, que confieren estabilidad o
labilidad que generan bifurcaciones, etc. Recuérdese que cada uno de los tipos de elementos del
citoesqueleto tiene su propia dinámina y que ésta se halla influida por moléculas que las regulan.
(Véase: Placas de adhesión o contactos focales, dinámica de los elementos del citoesqueleto, en
cualquier texto de Biologías Molecular).
Un cambio de forma celular típico, cuando es realizado por muchas células de la población,
puede producir cambios globales de la población. Éstos pueden ser cambios de forma y también
cambios de posición en el espacio. Existen muchos ejemplos durante el desarrollo que ilustran
estos efectos morfogenéticos del cambio de forma celular. La mayor parte de los procesos de
invaginación de epitelios involucran este CCD (SC 09 El cierre del tubo neural).
Con el objeto de ilustrar el papel morfogenético que puede tener el cambio de forma celular,
analicemos un ejemplo teórico simple: el cambio de forma celular en un epitelio cilíndrico simple
(Fig. SC 0-2-1 A).
1) Consideremos un cambio de forma celular tal que las células de un epitelio simple formado por
células prismáticas o cilíndricas se transformen en piramidales truncas. El cambio de forma de una
célula aislada no permite apreciar el cambio global que podría producir (Fig. SC 0-2-1 A y B). Puede
apreciarse que el cambio implica tanto una elongación como un adelgazamiento del extremo apical
de las células. Se propone que este tipo de cambio requiere una reorganización del citoesqueleto
de la región apical de las células y la generación de fuerzas mecánicas. Los estudios con
microscopia electrónica permiten concluir que este cambio involucra a microctúbulos,
microfilamentos y filamentos intermedios. Los microtúbulos se disponen preferencialmente en la
dirección de la elongación y el tratamiento de las células con colchicina, un inhibidor de la
polimerización de la tubulina, inhibe la elongación del extremo apical de estas células. Por otro
lado, el adelgazamiento del extremo apical requiere fuerzas que operen tangencialmente en el
plano del epitelio y que ello implica fenómenos contráctiles en la red terminal apical. La red
terminal es una diferenciación local del citoesqueleto submembranoso en la región apical. Se trata
de una red densa de microfilamentos y filamentos intermedios. Esta estructura filamentosa y
contrácitil le confiere a la célula una rigidez suficiente como para actuar como apoyo mecánico
para las diferenciaciones de la membrana apical y también capacidad para soportar las tensiones
que se generan en el plano del epitelio. Los filamentos de la red terminal se insertan en sitios
especializados, los complejos de unión, de la membrana lateral de células adyacentes. Se propone
que, cuando la red terminal se contrae, la superficie apical se reduce y dicho extremo se adelgaza
con respecto a la superficie basal. Algunos experimentos de tratamiento de las células con
citocalasina B, un inhibidor de la polimerización de la actina G, muestran que inhibe el cambio
de forma descrito.
2) Si las células pudieran cambiar de forman independientemente unas de otras, cosa que podría
ocurrir si no existieran fuerzas de adhesión intersuperficial entre sus membranas laterales, el
efecto global sobre el epitelio sería el que se ilustra en la figura SC 0-2-1B.
3) Por el contrario, si las células cambian de forma reteniendo los contactos que los unen a las
células adyacentes, el cambio de forma celular se integra en un resultado global diferente que
involucra a toda la lámina epitelial (figura SC 0-2-1 C). El epitelio abandona la disposición plana y se
pliega.
4) Nótese que existe un conjunto de requisitos teóricos que deben cumplirse para que ocurra un
fenómeno de este tipo:
b) Los epitelios asientan sobre una lámina basal plana, una especialización de la matriz
extracelular que constituye la interfase de interacción entre tejidos epiteliales y conectivos (en
el adulto) o mesénquima (en el embrión). Se considera que la membrana basal es más rígida que la
célula y sirve también de asiento o soporte mecánico para el epitelio. Muchos epitelios poseen
diferenciaciones de unión (hemidesmosomas) entre su membrana plasmática basal y la lámina
basal. Nótese que el plegamiento ilustrado en la figura SC 0-2-1C implica un cambio en la disposición
de la membrana basal. Así, es un requisito teórico que las fuerzas desarrolladas por el
citoesqueleto en el seno del epitelio debe ser mayor que la resistencia de la membrana basal a
la deformación y menor que la fuerza de adhesión intercelular.
También es sabido que la deformación de la lámina basal que acompaña al plegamiento involucra
su remodelación. Teóricamente, este hecho debe hacer desaparecer la tensión a la que podría
estar sometida durante la deformación.
Por todos estos motivos, algunos estudios biofísicos postulan que la fuerza fundamental que
promueve el cambio de forma celular y el plegamiento del epitelio es fuerza de adhesión interfacial
c-c. El incremento de esta fuerza produciría un aumento de la superficie de contacto intercelular en
la región apical con lo cual el extremo apical de las células se adelgazaría. Como se señaló, este
aumento en la superficie de contacto se haría a expensas de la membrana apical. Nótese que, si no
existiera una fuerza de adhesión interfacial c-c mayor que la fuerza de contracción generada por la
red terminal, los extremos apicales de las células se despegarían y se obtendría el resultado
mostrado en la figura SC 0-2-1 B.
Bibliografía
Gumbiner BM. (1996). Cell adhesion: the molecular basis of tissue architecture and
morphogenesis. Cell 84(3):345-57.
Salbreux G, Charras G, Paluch E. (2012) Actin cortex mechanics and cellular morphogenesis.
Trends Cell Biol. 22(10):536-45.
Suzuki M, Morita H, Ueno N (2012) Molecular mechanisms of cell shape changes that contribute
to vertebrate neural tube closure. Dev Growth Differ. 54(3):266-76.
Desde el punto de vista de la biología celular y molecular, el uso del término en sentido amplio es
un tanto impreciso ya que una explicación detallada debería llevar, en todos los casos, al nivel
La visión descrita sería insuficiente para comprender cómo las células musculares y las
mesenquimáticas interactúan y forman diferentes tipos de tejidos musculares esqueléticos y
también diferentes tipos de músculos esqueléticos.
Si el interés fuera analizar el desarrollo del tejido muscular o, más aún, el desarrollo interactivo
entre tejidos conectivos y tejidos musculares de modo que ambos durante el desarrollo se
organicen en un músculo en particular, deberían considerarse fenómenos adicionales en los que
los elementos informativos no radican sólo en las células musculares sino en el mesénquima, los
vasos, los nervios, etcétera.
Este último planteo, en última instancia, alude al modo como se regula la organización en el
espacio, a procesos de determinación, de diferenciación, proliferación, etc. de tejidos que
desarrollan conjuntamente y se ensamblan en el espacio exhibiendo un patrón de organización
peculiar que lo distingue de otros órganos formados por los mismos tipos celulares pero que
constituyen entidades biológicas diferentes.
Este último fenómeno que no se reduce sólo a la citodiferenciación sino a su organización espacial
se denomina, en la literatura inglesa, “patterning”. Adoptamos este término debido a su amplia
difusión en trabajos científicos.
El ejemplo que más claramente resalta la cuestión de la organización espacial de los procesos
biológicos es la comparación entre las estructuras corporales derechas e izquierdas que poseen
representación bilateral (compárense dedos índice derecho e izquierdo). Es claro que en ambos
casos se utiliza la misma información genética, que en ambos casos se trata de células que posen
la misma historia de determinaciones, pero son completamente distintos ya que se
estructuraron con polaridades diferentemente orientadas en el espacio.
Tanto es así que las células que forman el “dedo derecho” podrían formar el “dedo izquierdo” si
estuvieran en una posición diferente en el sistema de referencia establecido por las polaridades que
operan durante el desarrollo. Este ejemplo ilustra con claridad que se trata de “el mismo fenómeno
diferentemente estructurado en el espacio”. Las diferencias mencionadas se describen en
términos de diferencias en una propiedad de las células en desarrollo denominada información
posicional o información de posición.
Fenómenos de este tipo son de naturaleza eminentemente epigénética pues requiere recurrir a
información que no es intrínseca de las células sino que está establecida como un sistema de
referencia espacial que organiza la operación de CCD. Tal entidad informativa que está
plasmada en el espacio en el que las células ejecutan sus CCD ha sido clásicamente denominada
“patrón” (“pattern” en la literatura inglesa). Se trata de fenómenos de señalización celular
espacialmente organizados (SC 3.4. Concepto de campo morfogenético). El concepto de patrón, en su
formulación más simple, alude a una entidad informativa cuya función de desarrollo es la
organización espacial del proceso de diferenciación celular. En un sentido más amplio alude
también a la organización espacial de CCD. El concepto de patterning alude al modo como tal
entidad informativa se “traduce” en una entidad con patrón estructural definido.
Bibliografía
Wolpert L (2011) Positional information and patterning revisited. J Theor Biol. 269(1):359-65.
Wolpert L (1981) Positional information and pattern formation. Philos Trans R Soc Lond B Biol
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Urdy S (2012) On the evolution of morphogenetic models: mechano-chemical interactions and an
integrated view of cell differentiation, growth, pattern formation and morphogenesis. Biol Rev
Camb Philos Soc. 87(4):786-803.
En los mamíferos, la CH y las blastómeras (hasta el E8c) poseen la capacidad de originar todos los
tipos celulares. La aparición, a lo largo del desarrollo, de diferentes tipos celulares implica que
existen varias formas posibles de evolución a partir de la CH. A cada una de las diversas formas
posibles de evolución se denomina vía evolutiva.
Cada vía evolutiva constituye una modalidad particular de expresión del programa de desarrollo
ejecutada por una estirpe celular en particular. Todas las células de un organismo poseen la
información genética correspondiente al programa global de desarrollo, pero ninguna estirpe
celular expresa al mismo tiempo el programa de desarrollo global sino un módulo de expresión del
genoma en particular. Así, la información que utiliza cada célula corresponde sólo a un pequeño
porcentaje del genoma. Si bien es difícil estimar, ya que varía en diferentes especies, algunas
estimaciones indican que en la especie humana, en promedio, cada célula expresa menos del 5% de
la información global del genoma.
El conjunto particular de vías de desarrollo que una población celular exhibe (el conjunto de tipos
celulares que origina) durante el desarrollo normal (que en general constituye sólo una parte de su
petencia) se denomina significado evolutivo o también destino evolutivo. Existen CMD que se
ejecutan interactivactivamente por medio de los cuales subconjuntos particulares de células
ingresan, en momentos definidos del desarrollo, en diferentes vías evolutivas (SC 0.6. Concepto de acción
celular determinante (A c-c D)) y progresan a través de ellas diferenciándose unas de otras (SC 0.8. El perfil
evolutivo del grado de diferenciación celular. El papel de las acciones celulares permisivas). Estos procesos constituyen
reprogramaciones o reseteos del programa de desarrollo por medio de los cuales se habilita
una modalidad de expresión en particular y quedan irreversiblemente inhabilitadas las otras.
Las vías evolutivas que componen la PE de una población celular no son independientes entre sí.
Con el objeto de ilustrar este concepto imaginemos una especie hipotética que posee 8 tipos
celulares que se generan por medio de 8 modalidades diferentes e independientes de expresión del
programa de desarrollo. La independencia de las vías evolutivas estaría representada gráficamente
El gráfico muestra que la CH sólo origina a una población 1 que posee toda la potencia del
sistema (a-h). Vale decir no ha experimentado determinación o disminución de su potencia. La
población 1, a su vez, es precursora de las poblaciones 2 y 3, pero la generación de estas dos
poblaciones ya implica una primera determinación y, en consecuencia, reducción de la
potencia de cada una de ellas. Así, a partir de la población 2 sólo se pueden seguir vías
evolutivas que conduzcan a la generación de células del tipo A a D. La población celular 2
redujo su potencia pues ya no es capaz de originar células del tipo E a H. Éstas, a su vez, caen
dentro de la potencia de la población 3 que ya no puede originar células del tipo A a D.
Puede observarse en la figura SC 0-4-2 y en el gráfico 3.B, que algunos tipos celulares, A y B, por
ejemplo, comparten parte importante de su historia ontogénica. Ello implica que han
experimentado una historia similar de determinaciones hasta el momento en el que se han
separado del tronco común de antecesores. Los tipos celulares A y C, sin embargo, poseen un
origen común más primitivo y los tipos celulares A y E sólo comparten la etapa inicial del
desarrollo. Sin embargo, todas las estirpes celulares están relacionadas y ninguna es absolutamente
independiente de las otras. En la figura SC 0-4-3-B se representa en qué medida un tipo celular cualquiera
comparte una parte de su historia ontogénica con otros tipos celulares. El tipo celular A comparte la
mayor parte de su evolución con las células tipo B, un poco menos con las C y muy poco las
células E, F, G o H.
Bibliografía
Flores V. 2000. SBD6. Interacciones determinantes y permisivas. Determinación y diferenciación
celular.
La noción de determinación celular alude al proceso por medio del cual una población celular en
desarrollo ingresa, en forma irreversible, en una, o un conjunto de, vías evolutivas incluidas en su
potencia evolutiva previa. Dado el carácter irreversible del fenómeno, el ingreso en (“elección de”)
una vía evolutiva implica la imposibilidad de seguir, de ahí en más, otras vías evolutivas para las
cuales la población celular estaba previamente habilitada. La determinación tiene como base
molecular una reprogramación irreversible del programa de desarrollo por el cual a) se habilita
una de las formas o modalidades de expresión (módulo de ejecución) de este, correspondiente a
una vía evolutiva de citodiferenciación, y, simultáneamente, b) se inhabilitan irreversiblemente las
otras formas de expresión que hasta dicho momento eran potencialmente expresables. En
consecuencia, la determinación implica una restricción de la potencia evolutiva de la población
celular.
El error más frecuente referido al concepto de determinación es suponer que, dado que significa
el ingreso en una vía evolutiva, implica la adquisición de una nueva capacidad o potencia
evolutiva cuando, en realidad el concepto alude a pérdida de potencia.
El término determinación se utiliza también con la acepción de estado. En este sentido, se intenta
significar que la determinación es el estado adquirido luego de una acción determinante (SC 0.6.
Concepto de acción celular determinante (A c-c D)). El estado anterior al de una acción
determinante se denomina estado plástico, no determinado o regulable y el estado ulterior se
denomina estado determinado.
El resultado experimental indica que las células remanentes, destinadas normalmente a originar
sólo células tipo B, son también capaces de originar a las células A. Este resultado se interpreta
considerando que algunas de las células destinadas a formar células tipo B modifican su
significado de desarrollo y suplen el déficit producido por eliminación de una parte del sistema.
Vale decir, algunas de las células ingresan a una vía evolutiva distinta de aquella en la que
Esto equivale a afirmar que las células AB tienen, durante cierto tiempo (período no determinado o
plástico), una capacidad de originar derivados mayor que la que efectivamente expresan en
condiciones normales. A este conjunto de posibilidades de desarrollo, ya sea que lo expresen o
no, se denomina potencia o potencialidad evolutiva.
Por otro lado, se denomina destino o significado evolutivo a aquella posibilidad (del conjunto de
posibilidades que define la potencia) que efectivamente se expresa en condiciones normales,
vale decir, si no se produce ninguna perturbación del desarrollo.
Las fallas del desarrollo que producen asincronías temporales o fallas de posición impiden las
interacciones, y el desarrollo de la estructura en cuestión se detiene. Si, por ejemplo, la interacción
es necesaria para la formación de un órgano, dicho órgano no se formará (agenesia).
Bibliografía
Harrison R G. (1933) Some difficulties of the determination problem. Am Nat. 67:306-21.
Weaver RF, Hedrick PW. (1992). Genetics. 2nd Edition. Dubuque, IA: W. C. Brown,
Existen varios tipos diferentes de Int c-c tomando en consideración sus efectos de desarrollo. El rol
de desarrollo de las A c-c D es la producción de determinaciones. Preferimos la designación
“acción” en lugar del término “interacción” ya que en estos casos el efecto específico
(reprogramación del programa de desarrollo e ingreso a una vía evolutiva) ocurre en sólo una de
las poblaciones (SC 0.7. Poblaciones celulares determinantes (pcD) y poblaciones celulares competentes (pcC)). Ello no obstante,
en general se designa a este fenómeno como interacción, ya que la población que recibe la acción
también tiene un papel activo resultante de la posesión de una capacidad de reacción específica
denominada “potencia reactiva” o “competencia”.
Durante la embriogénesis temprana se producen dos determinaciones cuyo análisis es útil para
ilustrar características generales de los procesos de determinación:
a) Las determinaciones se hallan ordenadas en secuencias típicas ya que cada una de ellas…
b) corresponde típicamente a uno de los sucesivos estados del desarrollo.
c) Cada uno de los eventos de determinación constituye una forma de resolver, en distintos
momentos del desarrollo, un mismo problema: la generación de diversidad celular (formación de
diferentes tipos celulares) en el seno de poblaciones celulares previamente homogéneas.
En la figura SC 0-6-1 B se ilustra que, llegado el momento de la primera determinación t1 (entre los E8c
y E16c), alguna(s) señal(es) determinante(s) (sD1) instalan la primera determinación. Las células
del Mci pierden la potencia del Mce y se determinan en células embrioblásticas. Recíprocamente,
un poco después, las del Mce pierden la potencia del Mci y se determinan en trofoblásticas.
Nótese que la respuesta de las blastómeras internas es ingresar a una de las dos vías evolutivas
posibles representadas por la bifurcación del vector (representadas en líneas de puntos en la figura
SC 0-6-1 B) a partir del t1. La determinación en Mci implica el acceso a la vía evolutiva del
Cualquier molécula o conjuntos de moléculas que posean un efecto de desarrollo como el descrito
merecería la designación de señal o entorno determinante (sD). Una sD hace que las células con
capacidad para responder a ella se comporten como si "optaran" o “decidieran” por una de dos
"opciones" de desarrollo. De ahí el nombre de “determinación”, un término antropomórfico que
alude a “toma de decisión”.
Típicamente las sD operan en momentos en que una vía evolutiva se bifurca en otras dos, vale
decir, en un momento en el que una población celular embrionaria se halla en un estado tal que
las habilita a ingresar a cualquiera de ambas vías. En otros términos, las sD actúan, operan, en
momentos en los que las poblaciones celulares en desarrollo poseen una programación tal que las
habilita a experimentar cualquiera de dos modos diferentes de reprogramación que pueden
depender de la presencia de dos sD diferentes o de la presencia o ausencia de una cierta sD.
Dado que las sD actúan como si dirigieran el programa de desarrollo hacia una de dos formas
posibles de operación reciben también el nombre de directivas o directrices y, dado que las
células se comportan como si recibieran la instrucción de seguir, una de ellas recibe el nombre de
instructivas. Como se ve, el uso de metáforas con la intención de simbolizar una idea en particular
es bastante habitual.
Siguiendo con el ejemplo de la figura SC 0-6-1 C, luego de producida la primera determinación debido a
la acción de la sD1 que operó en t1, el sistema de desarrollo deja de ser homogéneo –integrado por
células equipotentes‒ y pasa a constituir un mosaico integrado por dos poblaciones diferentemente
determinadas y, en consecuencia, con diferente potencia. Los dos vectores divergentes que tienen
su origen en t1 nuevamente representan la evolución de las poblaciones Mci y Mce durante un
tiempo en el cual no se modifica la potencia evolutiva de estas. Lo relevante en este caso es la
evolución del Mci.
Bibliografía
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Boyer LA, Lee TI, Cole MF, Johnstone SE, Levine SS, Zucker JP, Guenther MG, Kumar RM,
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Chazaud C, Yamanaka Y, Pawson T, Rossant J. (2006). Early lineage segregation between epiblast
and primitive endoderm in mouse blastocysts through the Grb2-MAPK pathway. Dev Cell. 10:
615-24.
SC 0.7. POBLACIONES CELULARES DETERMINANTES (PCD) Y POBLACIONES CELULARES COMPETENTES (PCC). V. Flores
Las ideas generales planteadas en relación con los dos primeros procesos de determinación que
ocurren durante el desarrollo (SC 0.6. Concepto de acción celular determinante (A c-c D)) poseen validez general
desde el punto de vista de la citogénesis. Sin embargo, cada acción celular determinante (Ac-cD) y
cada caso concreto de determinación posee características particulares, un sentido de desarrollo
específico y contribuye de modo diferente a la elaboración del patterning ya que este fenómeno
procede de lo general a lo particular (primero se instalan los aspectos organizativos básicos y luego
se agregan los detalles). Es este un aspecto importante en la génesis de la complejidad supracelular
(SC 0.3. La diferenciación celular y el concepto de patterning).
Las dos primeras determinaciones poseen diferencias con otros casos de determinación. La
operación de las A c-c D ajusta al esquema de la teoría de la información en la que toda
comunicación requiere la operación de al menos tres elementos: Emisor-Señal-Receptor (Fig. SC 0-7-
1). Conceptualmente, la A c-c D requiere, en general, la actuación de dos poblaciones celulares: una
población celular determinante (pcD) (inductora, directriz, directiva o instructiva) emisora de
una señal determinante (sD) y una población celular competente (pcC) receptora de la sD. En
la mayoría de los procesos de determinación conocidos es posible identificar ambas poblaciones
celulares, aun cuando la señal no sea identificada.
La razón por la que todas estas “acciones” de unas células sobre otras se denominan
“interacciones” es que habitualmente no se trata de acciones aisladas de unas sobre otras sino
sucesiones de acciones en las que los roles de emisor y receptor se invierten a menudo. Muchos
ejemplos de Int c-c exhaustivamente estudiados así lo indican.
Nótese que las pcD y pcC que participan de una A c-c D constituyen un par de poblaciones
recíprocamente específicas desde el punto de vista de la interacción. No puede aludirse a una
población celular como “determinante” o “competente” a secas. Para que la expresión tenga
sentido debe también incluirse el otro elemento participante de la interacción. Esto es así
debido a que, habitualmente, una población celular posee rol de determinante para con una cierta
población en particular y no para otras. Por otro lado, una población celular que cumple rol
determinante en una interacción, puede cumplir rol competente en otra.
Debido a estos hechos, tanto para aludir a fenómenos de determinación, como también para los
roles de las poblaciones que participan deben agregarse especificaciones que den sentido al
enunciado.
Nótese que el sentido biológico de los fenómenos de determinación resulta del hecho de que cada
restricción de la potencia, sufrida en relación con ellas, elimina parte de la potencia de desarrollo
de la población competente y que la parte eliminada es aquella que no coincide con el destino o
significado evolutivo de la población. Dado el carácter irreversible de las determinaciones, ello
garantiza que las células competentes, pese a que pueden tener una potencia amplia, no
ingresen en cualquier vía evolutiva sino, específicamente, a aquella que tiene sentido biológico
dentro del marco de referencia temporoespacial en el que se encuentra la población celular
que se determina.
En mamíferos, con excepción de los dos primeros eventos de determinación, en muchos ejemplos
Bibliografía
Flores V. (2000). SBD6. Interacciones determinantes y permisivas. Determinación y diferenciación
celular.
SC 0.8. EL PERFIL EVOLUTIVO DEL GRADO DE DIFERENCIACIÓN CELULAR. EL PAPEL DE LAS ACCIONES CELULARES
PERMISIVAS. V. Flores
El perfil de los gráficos que ilustran la evolución de la potencia evolutiva citogenética y del grado
de determinación a lo largo de la evolución de un linaje celular puede causar la impresión de que el
desarrollo progresa a "saltos" (SC Evolución de la potencia citogenética y del grado de determinación durante el desarrollo. La
determinación progresiva de tipos celulares). Ello se debe a que los cambios que se pretenden graficar no
corresponden a una variable cuantitativa sino a cambios en un carácter o cualidad (cambios
cualitativos) en función del progreso del desarrollo. En efecto, la determinación introduce un
cambio de estado, irreversible, en una población celular en desarrollo. Por otro lado, también se
debe a que, aunque los fenómenos de determinación son cambios muy significativos, pueden ser
considerados "puntuales" (o de muy corta duración) en comparación con el tiempo que dura el
desarrollo total de cualquier mamífero.
En general, otros fenómenos del desarrollo evolucionan más gradualmente. Ello se debe a que la
mayor parte de los cambios observables durante el desarrollo son de carácter estructural y éstos, en
general, toman tiempo debido a que a menudo implican cambios en la expresión de varios
conjuntos de macromoléculas y, a continuación, aparecen las manifestaciones estructurales de sus
efectos.
Acciones celulares permisivas (A C-C P). Existen suficientes datos experimentales para suponer
que, en general, luego de una A c-c D se requieren otras Int c-c que permiten que la población
celular determinada exprese la información genética habilitada en respuesta a la sD y,
efectivamente, transite la vía evolutiva seleccionada. Estas Int c-c no son determinantes. No
producen restricciones en la potencia. No tienen como efecto “elegir” vías evolutivas sino
progresar o transcurrir a través de vías ya “elegidas”. El papel de estas otras Int c-c es permitir la
expresión de las características fenotípicas propias de la vía evolutiva seleccionada durante la A c-c
D inmediata anterior. Dado que su función espermitir la expresión del genotipo seleccionado
previamente, se denominan permisivas (A c-c P).
En la figura SC 0-8-1,
que ilustra esquemáticamente cómo se estructuran las vías evolutivas (SC 0.4. La
organización jerárquica de las vías evolutivas en el programa de desarrollo. El árbol de determinaciones),
se indican los momentos
típicos en los que operan las A c-c P. Las vías evolutivas se organizan en tramos parciales sucesivos
comprendidos entre dos A c-c D, y las A c-c P, precisamente, ocurren a lo largo de dichos tramos.
Así, cada uno de dichos tramos parciales de la vía evolutiva está iniciado por una A c-c D a la que
le seguen las A c-c- P correspondientes a dicho tramo de la vía.
En el transcurso del tiempo representado por los vectores correspondientes a los tramos parciales
de la vía evolutiva no se modifica la potencia de la población celular. Pero, gracias a las A c-c P se
expresa la información genética correspondiente a dicho estado y las células van adquiriendo las
características bioquímicas, estructurales, funcionales, etc. típicas de la vía evolutiva considerada.
Todos estos cambios juntos, correspondientes a distintos niveles de organización, constituyen la
diferenciación celular.
Así, el proceso global de diferenciación celular a lo largo de una vía evolutiva, también está
integrado como una sucesión de fenómenos de diferenciación parcial. Dado que el progreso del
desarrollo implica determinaciones y diferenciaciones parciales progresivas, el programa de
desarrollo integra una sucesión ordenada de A c-c D y A c-c P características para cada una de las
vías evolutivas existentes. El carácter autoorganizado y autorreferencial del programa de desarrollo
se manifiesta en el hecho de que en cada uno de los tramos de determinación y diferenciación
parcial se adquieren capacidades nuevas y, entre tales capacidades, se incluye también la puesta en
marcha de CMyCD que habilitan a las células para nuevas Int c-c. Así, entre las nuevas
características adquiridas por las células durante cada tramo de diferenciación parcial, están las
nuevas capacidades determinantes y competentes necesarias para las próximas A c-c D y la
generación de nuevas sP que medien las futuras A c-c P que garantizan la prosecución del
desarrollo. Así, el carácter autorreferencial o autoorganizado del programa alude a que la
ejecución del programa de desarrollo incluye también el desarrollo de capacidades que
garantizan su ejecución global.
El progreso del grado de diferenciación celular a lo largo de una vía evolutiva puede ser ilustrado
esquemáticamente con un perfil como el que muestra la figura SC 0-8-2. En dicho gráfico, el eje “y”
representa el incremento en las características específicas de tipo celular y el eje “x” representa
el transcurso del tiempo "biológico" expresado en términos de momentos específicos (t1, 2…n) en
que ocurren A c-c D. Sobre el eje “y” se presentan los diferentes estados de diferenciación parcial
El gráfico pretende enfatizar que luego de cada sD ‒que habilita para su expresión a parte de la
información genética‒, la acción de sP permite la expresión de las características específicas
propias del estado de diferenciación parcial. Vale decir, luego de cada sD se adquiere un mayor
grado de determinación y, a continuación, como consecuencia de sP se logra un mayor grado de
diferenciación parcial. Al final de cada vía evolutiva se logran las características que definen el
estado de diferenciación terminal (SC El concepto de diferenciación celular. Criterios que definen el grado de diferenciación; SC
Las nociones de diferenciación terminal y parcial. Estabilidad del fenotipo e irreversibilidad de la determinación). El gráfico muestra
también que en el estado de diferenciación terminal las características específicas de tipo celular
oscilan dependiendo de las señales que las células reciben. Estas señales se relacionan tanto con
sus estados funcionales como también con el mantenimiento de las características de la
diferenciación terminal. Dichas oscilaciones denominadas genéricamente modulación revelan el
carácter regulado o modulado del estado de diferenciación terminal. No implican cambios en el
estado de diferenciación terminal. Tales oscilaciones corresponden a todos los niveles de
organización de cada célula y resultan de variaciones en los niveles de expresión de genes de
mantenimiento y específicos de tipo celular, variaciones en las concentraciones de los ARN, de
proteínas estructurales, enzimas, características funcionales y morfológicas.
Bibliografía
Flores V. (2000). SBD6. Interacciones determinantes y permisivas. Determinación y diferenciación
celular.
En general, ante una lesión accidental, las células ponen en marcha mecanismos tendientes a la
recuperación de la normalidad y la continuación de los procesos vitales. Sin embargo, existen
fenómenos de muerte celular (necrosis) que resultan de lesiones accidentales que implican un daño
grave del cual las células no pueden recuperarse. A veces no dan tiempo a que las células pongan
en marcha mecanismos de recuperación ante la lesión, o éstos son insuficientes y llevan
rápidamente a la muerte.
Existen también lesiones subletales leves ante las cuales las células ponen en marcha fenómenos de
recuperación ante el daño y se recuperan rápidamente. Existen, por otro lado, lesiones subletales
que generan una situación en la que la reparación no es adecuada y tiende a prolongarse en el
tiempo. En tales circunstancias, frecuentemente se disparan procesos denominados de muerte
celular. Las células disponen de mecanismos intracelulares por medio de los cuales se pueden
desencadenar fenómenos en cascada que implican la activación de las proteínas caspasas, que
llevan a la degradación del ADN y terminan en la muerte celular. Este tipo de muerte celular,
ejecutado por la activación de un conjunto de procesos internos de las células, se denomina
apoptosis.
A lo largo de la evolución filogenética, este tipo de muerte celular ha sido incorporada al programa
de desarrollo, y tiene muchos efectos de desarrollo. En estos casos, la muerte está programada y su
La muerte celular programada que ocurre durante el desarrollo embrionario, como otros CCD,
depende de procesos de señalización celular temporoespacialmente organizados. Así, algunas
células embrionarias pueden sobrevivir o ingresar a la vía de la muerte celular programada; eso
depende de la las señales de su entorno y, específicamente, de factores de crecimiento (señales de
vida), señales de muerte o, también, de la ausencia de las señales de vida o factores tróficos
apropiados.
Diversos experimentos muestran que tales células embrionarias adquieren, en algún momento
definido, un estado similar al de determinación en el sentido de que se trata de una
programación imposible de ser revertida. También es sabido que, si la población en cuestión es
llevada a un medio de cultivo en diferentes momentos a lo largo del desarrollo, es posible encontrar
un período breve del desarrollo en el que las células pasan de un estado en el que, si son
trasplantadas, pueden sobrevivir (en lugar de morir como ocurre en el embrión) a otro estado en
el que, si son trasplantadas, ya no pueden sobrevivir. Tal experiencia sugiere que durante el
lapso que transcurre entre dichos estados las células son programadas para morir.
Debe remarcarse que la muerte celular programada que ocurre durante el desarrollo no constituye
un hecho perjudicial para el embrión; por el contrario, garantiza su normalidad. Para el caso de
las células que realizan muerte celular programada, la ausencia, el déficit o el exceso de muerte en
la población conduce a malformaciones. La muerte celular programa es, en consecuencia, un
CCD pues:
a) es una conducta que se programa en el tiempo y se controla en el espacio por medio de señales,
b) posee roles de desarrollo definidos; en consecuencia,
c) participa en la elaboración del fenotipo normal y
d) su alteración experimental produce efectos patológicos definidos.
En varios de estos ejemplos la muerte celular programada resulta del hecho de que las poblaciones
celulares apareadas generalmente generan factores tróficos que recíprocamente funcionan como
señales para el mantenimiento de las funciones vitales de la población apareada. Lo mismo ocurre
en el caso de las neuronas y las células que componen su campo de inervación (población diana o
blanco). Los procesos de muerte celular programada durante el desarrollo embrionario se ejecutan
siguiendo la estrategia de la apoptosis (SC Las vías de señalización de la muerte celular programada. CMD involucrados).
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Cada una de tales bifurcaciones corresponde a un estado en el cual las células de una población
celular homogénea (células equipotentes o con similar grado de determinación) poseen un
epigenotipo (una programación del genotipo) tal que, a partir de ella, a) pueden continuar una
cascada de eventos correspondientes a una vía ya iniciada (desarrollo por default u omisión de
señales) o b) en respuesta a una señal o más señales, sufrir una reprogramación epigenómica que
Dado que cada una de tales bifurcaciones implica elegir un de dos, o más, modos posibles de
evolución, en cada una de ellas ocurre una disminución en la potencia evolutiva y por ello los
procesos de determinación se denominan también de “restricción de linaje celular”. Se acota el
número de poblaciones celulares que la población determinada podía originar antes de la
determinación.
Aunque desde el punto de vista teórico cada una de tales reprogramaciones puede ser concebida
como resultado de la acción de una señal, en general, es el resultado integrado de varios
acontecimientos moleculares que concurren en la generación de una situación que, con fines
didácticos denominamos “contexto determinante”. El contexto determinante lleva a una
reprogramación del epigenotipo de la población competente.
a) una población celular competente (la que se determinará) recibe del entorno (una o más
poblaciones celulares) a…
b) …moléculas señal a veces con efectos contrapuestos: unas estimulan el cambio y otras limitan
su extensión espacial. Por dicho motivo (c) tienen también carácter localizador. Las moléculas
señal… actúan sobre…
c) …receptores específicos de la población celular competente modificando (exacerban o
disminuyen) el estado de activación de…
d) …una o más vías de señalización celular que a través de diversas cascadas de transducción
intracelular de señales generan productos que ingresan en el núcleo y…
e) …promueven cambios en diferentes niveles de organización del epigenotipo de la célula
competente.
Los niveles de organización del epigenotipo pueden ser concebidos a partir de considerar los
dominios de plegamiento del ADN (Fig. 0-10-1 A).
c) Un estado de mayor represión es aquel instalado por medio de la metilación de las histonas de
nucleosomas que ocupan regiones definidas de los promotores. Se trata de combinaciones de
metilaciones que producen efectos “contrapuestos” (activación-represion) que llevan a los
promotores a un estado bivalente. Estos estados, que han sido descritos como “no aptos para la
transcripción pero con competencia para hacerlo” o “genes que no transcriben pero aptos para
hacerlo”, son estados que caracterizan los momentos de transición en los que de cierto estado con
cierta potencia se pasa a un estado determinado de menor potencia o de “restricción de linaje
celular”. Estos cambios están mediados por enzimas con funciones antagónicas como las histonas
metiltransferasas y las desmetilasas y por las histona-acetiltransferasas y las desacetilasas (SC 0.11.
El cambio en el patrón de metilación y acetilación de histonas en la transición del estado bipotencial al estado determinado; SC La dinámina de la
metilación-desmetilación de histonas II. Papel de la desmetilación en la regulación de la expresión génica y en la transición estado plástico (no
determinado) ◊ estado determinado; SC 0-13 La dinámina de la acetilación-desacetilación de histonas en la regulación de la expresión génica y en la
transición estado plástico (no determinado) ◊ estado determinado).
e) En general se considera que los genes con promotores en estado bivalente; al evolucionar,
fenómeno denominado “resolución del estado bivalente”, lo hacen hacia estados “on” u “off”,
vale decir, transcripcionalmente activo o inactivo, respectivamente. Este último estado es luego
reforzado con cambios en la organización de la cromatina que implican modificaciones más
estables. Estos cambios, en general, están mediados por complejos remodeladores de la cromatina
que poseen una subunidad con función de ATPasa. Estos cambios implican reacciones químicas
covalentes dependientes de la hidrólisis de ATP.
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Las histonas constituyen una familia de proteínas que cumplen varias funciones vinculadas a la
organización de la información genética. Dichas funciones son reguladas por varios tipos de
modificaciones postraduccionales. Éstas incluyen reacciones químicas covalentes, mediadas por
enzimas específicas, que les transfieren diversos grupos químicos (metilos, acetilos, fosfatos,
ubicuitina, etc.) a ciertos residuos laterales de sus aminoácidos lisina (K), argninina (A) y otros.
Estas modificaciones alteran la distribución de cargas dentro de la proteína y permiten a) modificar
las interacciones proteína-proteína en las que participan, b) modificar a afinidad de las
interacciones proteína-ADN y c) exponer superficies de interacción previamente enmascaradas y
posibilitar ulteriores interacciones, con efectores “corriente abajo”, antes no permitidas. Las
modificaciones postraduccionales de las histonas modifican su afinidad respecto del ADN y, en
consecuencia, modulan la intensidad de la unión y el grado de compactación del ADN respecto del
núcleo octamérico de los nucleosomas.
Es sabido desde hace años que el grado y tipo de modificaciones postraduccionales de las histonas
En algunos casos, por medio análisis globales del genoma (GWA: genome-wide analyses), se ha
establecido la existencia de patrones de metilación y acetilación específicos de tipo celular, de
región cromosómica o de locus en particular y postulado que se asocian a cambios en la potencia
de desarrollo de las células, por lo cual serían
Se sabe también que muchos sitios del ADN que poseen un valor crítico indicadores en el nivel
molecular del grado de determinación en la regulación de la expresión génica se hallan metiladas
diferencialmente. Por ejemplo, los nucleosomas que ocupan la región del extremo 5’ del sitio de
iniciación de la transcripción de genes que transcriben activamente se caracteriza por la presencia
de histona 3 (H3) cuya lisina de posición 4 (K4) se halla trimetilada (me3) (H3K4me3). La H3 de
los nucleosomas de dicha región también se halla acetilada en las lisinas de posición 9 u 11
(H3K9/K11Ac).
El cuerpo de los genes que transcriben está enriquecido en nucleosomas con H3K36me3
(Bannister et al., 2005; Pokholok et al., 2005). Se considera que estas regiones tienen un
empaquetado laxo o abierto del ADN sobre los nucleosomas. Por el contrario, las regiones con
nucleosomas con H3K7me3 e H3K9me3 son zonas de cromatina más compacta ocupadas por
genes que no transcriben.
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Estos métodos muestran a) que los diferentes tipos de modificaciones histónicas conocidas no se
distribuyen uniformemente en la cromatina, b) que existen patrones de distribución que difieren en
diferentes tipos celulares, c) que dichos patrones son cambiantes (dinámicos) en células
embrionarias y que, típicamente, d) cambian durante la transición del estado pluripotente (no
determinado) al estado determinado o de linaje restringido.
Un hallazgo significativo, descrito hace ya varios años y que sigue siendo exhaustivamente
investigado, ha contribuído a fortalecer la noción de dependencia-de-contexto de los cambios en
la cromatina. Esta noción se refiere a que existen regiones del epigenotipo celular caracterizadas
por poseer metilaciones que clásicamente se consideran con funciones opuestas. Tales regiones
han sido denominadas “dominios de cromatina bivalentes” o simplemente “dominios
bivalentes” con idea de significar que, por un lado, están inactivas pero, por otro, listas o
Los dominios de cromatina bivalente son regiones en las que existe una marcación superpuesta
de nucleosomas con H3k4me3 (asociados a transcripción activa) y con H3K27me3 (asociados a
inactividad) en los “sitios de iniciación de la transcripción” (TSS). Estos dominios bivalentes
caracterizan a genes que normalmente son transcritos con un bajo nivel de expresión basal.
Los promotores que se encuentran en estado bivalente en general corresponden a una variedad
amplia de genes codificantes de proteínas que son factores reguladores del desarrollo (factores de
transcripción, receptores, proteínas de señalización, etc.). Los genes en estado bivalente, aunque se
hallan silentes, en general, son replicados, al igual que los genes activos, durante la fase S
temprana del ciclo celular. Esto podría deberse a que, pese a que se hallan marcados con la histona
silente H3K27me3, también poseen la acetilación H3k9 y la metilación H3K4 que corresonden a
marcas de activación.
Aunque se conocen varias de las enzimas y varios de los CMD por medio de los cuales se instalan
estados bivalentes en varios tipos celulares y el modo como evolucionan hacia una u otra forma de
resolución, el modo como se estabiliza el epigenoma correspondiente a una vía evolutiva o
correspondiente al estado terminalmente diferenciado sigue siendo motivo de discusión y de
investigación.
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La acetilación es una modificación covalente de las histonas que fue clásicamente asociada a la
activación de genes. En la actualidad se sabe que posee un efecto dependiente de contexto.
Además, se sabe que las enzimas denominadas acetiltransferasas no sólo acetilan histonas sino
también otras proteínas que participan en procesos tales como regulación del ciclo celular y la
respuesta al daño del ADN.
Entre las proteínas con actividad de histona-acetiltransferasa o Hat se hallan las que integran el
Este complejo frecuentemente se halla en sitios de la cromatina ricas en H3k4m3 catalizadas por
la histona-metiltransferasa del grupo Tritórax. Al parecer dicha metilación es necesaria para
reclutar el complejo Tip60/p400. Este complejo parece ser necesario para mantener inactivos genes
codificanes de proteínas involucradas en la determinación y diferenciación celular y la depleción
del complejo produce activación de dichos genes. La depleción de este complejo produce un efecto
similar al déficit de función del factor transcripción Nanog que está involucrado en el
mantenimiento del estado pluripotente de células troncales embrionarias.
Otras histona-acetiltransferasas con funciones de desarrollo son las enzimas p300 y Gcn5.
Estudios de GWA indican que la enzima Hat p300 co-localiza con los factores de transcripción
reguladores de pluripotencia Oct4, Sox2 y Nanog. La interacción entre la p300 y estos factores
de transcripción que son esenciales en la red de regulación génica específica de células troncales
sugiere que participan en el manteniemiento de la pluripotencialidad de células troncales. Sin
embargo, su papel específico aún se ignora.
El patrón de acetilación necesario para el mantenimiento del estado pluripotente no es estático, sino
el resultado neto de acetilaciones y desacetilaciones resultantes de la acción de enzimas con
funciones antagónicas. Las enzimas histona-desacetilasas o Hdac, de las cuales existen más de un
tipo, son, en consecuencia, tan importantes como las acetilasas antes mencionadas. En general se
propone que la desacetilacion de las histonas lleva a un estado más condensado (heterocromático)
de la cromatina y que este estado no es permisivo para la transcripción.
Existen varias enzimas Hdac entre las cuales, las de la clase 1 o Hdac1, en mamíferos, parece ser
importante para el mantenimiento de un estado represivo de la cromatina durante el período de
desarrollo embrionario temprano o preimplantatorio. Sin embargo, no se sabe cuáles son
específicamente sus genes blanco y, en consecuencia, se ignora su función específica en las células
troncales y en su diferenciación.
Otro complejo con actividad de Hdac es el complejo Node (Nanog and Oct4 Associated
Deacetylase). Este complejo, en lugar de Mbd3, posee la proteína Mta1 e interactúa con los
factores de transcripción Nanog y Oct4, que ocupan promotores de genes importantes para el
desarrollo pero que están silentes en las células troncales embrionarias. En estas células, la
eliminación de la proteína Mta1 produce una desrepresión de dichos genes y conduce a una
diferenciación inadecuada.
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Durante la última década se han intensificado los estudios tendientes a lograr reprogramar células
normales terminalmente diferenciadas en células troncales de tipo embrionario. Estas
investigacinoes tienen como objetivo final lograr la producción de células pluripotentes que puedan
ser usadas con fines terapeúticos en enfermedades humanas. Existen diversos tipos de
enfermedades acompañadas de lesiones celulares degenerativas irreversibles, muerte o
transformación celular (infartos, degenerativas, tumorales, traumáticas, etc.) en las que se propone
que el aporte de células pluripotentes, con capacidad de integrarse a los tejidos diferenciados,
podría brindar la oportunidad de originar in situ, a partir de células pluripotenciales, células que
permitan reparar los tejidos y reemplazar a las que fueron perdidas.
Los investigadores que trabajan en estas líneas remarcan la importancia médica que tendría la
obtención de células troncales a partir de un individuo para tratar sus propias enfermedades. Se
podrían eliminar de esta forma los problemas derivados de incompatibiliad inmunológica resultante
del uso de células obtenidas de otros individuos.
Por otro lado, este tipo de investigaciones ha sido de gran utilidad estratégica para analizar las
interacciones celulares durante el desarrollo normal, el efecto de éstas sobre los CCD, las
alteraciones en los CMD y CCD y su papel en la patogenia de anomalías fenotípicas congénitas y
Los estudios realizados sobre el comportamiento de células troncales han permitido también
analizar y dilucidar muchos de los CMD responsables de la programación epigenética y la
regulación de la expresión genética involucradas en los procesos de determinación y diferenciación
durante el desarrollo. La idea central de esta estrategia metodológica es reprogramar células
somáticas diferenciadas a un estado del epigenotipo que permita la expresión de los factores de
transcripción que son considerados responsables de la pluripotencialidad. Existen muchos estudios
que informan la obtención de células del tipo de las troncales embrionarias (células troncales
inducidas: Cti) que expresan diversas combinaciones de unos pocos factores de transcripción de
pluripotencialidad tales como Oct4, Sox2, Klf4, Myc, Nanog, Lin-28 y otros.
Las Cti expresan algunas de las características de las Cte tales como expresión de marcadores de
pluripotencialidad, autorrenovacion, morfología similar y capacidad de originar varios tipos
celulares en medios de cultivo o en la intimidad de tejidos.
Muchas técnicas nuevas se han desarrollado con el objeto de realizar análisis genómicos (GWA)
que permitan investigar los cambios globales que ocurren durante los procesos de reprogramación
celular (cambios en el epigenotipo, en el transcriptomo, en el proteoma, en las redes de factores de
transcripción, de microARN etc.).
Uno de los cambios más significativos en los intentos de reprogramación celular es la reaparición
de dominios de cromatina bivalente en zonas correspondientes a promotores de genes típicos de
Cte. Sin embargo, los ensayos de reprogramación celular muy frecuentemente no dan los
resultados esperados sino que generan tipos celulares anormales o tipos celulares intermedios. Se
ha propuesto que estas últimas corresponden a células “parcialmente reprogramadas” que se
estabilizan y proliferan en un estado que normalmente no es estable durante el desarrollo sino que
corresponden a estados transitorios hallados a lo largo de algunas vías evolutivas. Se considera que
esta situación es el resultado de la reactivación incompleta de la pluripotencialidad y represión
incompleta de programas específicos de linaje celular. Estos tipos celulares intermedios estables
exhiben características en la organización de la cromatina que los diferencia del tipo celular
original y de la Cte de la cual deriva normalmente la estirpe celular en cuestión. Estos resultados
refuerzan la idea de que la reprogramación epigenética es la base del desarrollo y de los cambios de
estado celular no determinado → determinado que ocurren durante éste.
Los científicos que trabajan en estas líneas de investigación poseen la expectativa de que dicho tipo
de estudios permitirán aclarar los CMD involucrados en la diferenciación, la programación y
permitirán reprogramar células que puedan luego ser usadas terapéuticamente. También poseen la
expectativa de que se podrán programar las células de modo tal de poder dirigir su diferenciación
hacia tipos celulares definidos para obtener bancos de células diferenciadas que serán usadas en
terapéutica.
Esta expectativa surge del hecho de que en algunos casos se pueden producir experimentalmente
algunos cambios que son interpretados como reprogramaciones efectivas. Así, por ejemplo se ha
propuesto que con la expresión de Oct4 y Sox2 se pueden reprogramar los fibroblastos si son
tratados con inhibidores de histona-deacetilasas (como el ácido valproico). Esto llevaría a un
estado de hiperacetilación de histonas y a una organización laxa de la cromatina que permitiría que
los factores de transcripción señalados puedan acceder a sus correspondientes secuencias
reguladoras y activar genes vinculados al estado pluripotente. Estas expectativas son reforzadas por
el hecho de que existen resultados experimentales que sugieren que inhibidores de las DNA-metil-
transferasas, como la 5-aza-citidina, facilitan la reprogramación impidiendo el silenciamiento de
genes por metilación del ADN. También se ha informado que la inhibición de la enzima G9a, que
deriva en una disminución global de la H3k9m3, facilita la reprogramación. Recuérdese que una de
las funciones de la enzima G9a es catalizar la metilación H3K9m3 del promotor del factor de
transcripción Nanog durante la transición del estado pluripotente de las Cte al estado
determinado. Durante dicho proceso, el promotor pasa a formar parte de la cromatina condensada.
Es probable que la identidad celular no dependa de una organización cromatínica estable sino de un
estado dinámico de éste.
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En la inhibición por contacto, las células migrantes detienen la actividad de sus prolongaciones
superficiales (lamelipodios, seudopodios, filipodios, etc); éstas, a continuación, se retraen y
desaparecen de la zona de contacto con la otra célula. Esta situación es frecuentemente designada
como repulsión, designación que sugiere, y a veces se describe como, resultado de la operación de
fuerzas de repulsión entre las células en contacto. Consideramos inapropiada tal denominación ya
que nada indica que se trate de un fenómeno de repulsión sino el resultado una actividad celular en
respuesta a un fenómeno de señalización iniciada como consecuencia del contacto célula-célula.
Como puede advertirse, este comportamiento celular impide que las células en migración usen
como sustrato a las células que estimulan su parálisis. Dicho fenómeno introduce cierto orden en
los procesos de migración colectivos: impide que unas células usen como sustratos a células de su
mismo tipo, impide que se sobrepasen unas a otras, hace prevalecer la conducta de seguimiento de
modo que las células que emergen primero de una cierta zona son las que forman el frente de
avance y son seguidas por las demás, establece una regularidad en cuanto a que las que primero
inician sus desplazameintos llegan primero a sus sitios de destino instalando una correlación entre
tiempo de nacimiento y lugar en el sitio de llegada, etc. El hecho de que en los medios de cultivo se
organicen en monocapas es la manifestación estructural de la imposibilidad de que unas usen como
sustrato a las otras.
su dominio intracelular interactúa con la cadena liviana de la proteína motor dineína. Dichas
características le permiten asociar modificaciones del citoesqueleto con interacciones con la matriz
extracelular.
Las células migratorias también expresan proteínas de membrana del tipo de las nectinas, como
la Nectina-3 (Nec-3), que junto con las caderinas forman uniones adhesivas entre células.
Bibliografía
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La adhesión de las células a componentes de la matriz extracelular influye sobre, y regula, varios
CCD como cambios de forma celular, proliferación, migración, diferenciación, etc. En algunos
casos incluso se les ha atribuido papel determinante. Esto es así debido a que las células modifican,
de modo típico, algunas conductas cuando interactúan con ciertos componentes específicos de la
matriz extracelular. Tales componentes, en consecuencia, poseen valor informativo; vale decir,
operan como señales biológicas. La adhesión a componentes de la matriz extracelular influye
también, en algunos casos, regulando procesos de muerte celular.
Si bien este resultado es interpretado en el sentido de que en ambos casos la célula se apoya sobre
la misma cantidad de fibronectina y que, en consecuencia, la diferencia en el comportamiento
(muerte vs. sobrevida) depende sólo de la diferencia en la expansión celular, también es posible
plantear una explicación alternativa. Nótese que si la respuesta celular es dependiente de la
interacción con la fibronectina y que, si la cantidad de fibronectina disponible para la interacción
depende de la superficie disponible para la interacción, resulta que, en el segundo caso, sería
esperable una mayor intensidad o actividad de la señalización vía fibronectina. Esta diferencia en la
actividad de la vía de señalización también podría causar las diferencias reveladas en el
experimento.
Bibliografía
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SC 0.17. LA PLACA DE ADHESION FOCAL COMO SITIO INTEGRADOR DE INTERACCIONES CÉLULA-MATRIZ EXTRACELULAR.
V. Flores, M. Rapacioli
La cascada de eventos señalada ilustra cómo el contacto de la célula con componentes de la matriz
extraceliular puede producir efectos internos en diversos componentes intracelulares. Es interesante
señalar que los componentes que integran la cascada señalada se hallan distribuidos en la células de
modo de aumentar la eficacia de las interacciones que integran la cascada y que, precisamente, se
hallan concentrados en sitios especializados de la membrana, las placas de adhesión focal, que
sirven al efecto de adherirse a la matriz extracelular, sensar componentes de la matriz extracelular e
iniciar vías de señalización celular.
Las placas de adhesión focal son diferenciaciones de la membrana plasmática altamente dinámicas
que a) se ensamblan en lugares fisicoquímicamente afines de la matriz extracelular, que b) sirven
como dispositivo adhesivo célula-matriz, que c) son centros sensores de componentes de la matriz
extracelular y d) son iniciadores de múltiples vías de señalización. Los efectos mencionados de la
fibronectina (sobra la proliferación, migración y sobrevida) probablemetne se ejerzan a través de
las placas focales de adhesión (SC La dependencia-de-adhesión de la proliferación celular y la muerte celular; SC 0.18. Inhibición
dependiente-de-densidad de la proliferación celular. Su papel durante el desarrollo embrionario).
La figura SC 0-17-1 A-C ilustra cómo los componentes mencionados se integran en las placas de adhesión
focal. El esquema muestra que, en los cultivos de células (fibroblastos o epiteliales) disociadas que
se siembran sobre un sustrato que contiene a la proteína fibronectina, rápidamente se ensamblan
placas de adhesión focal. En estas placas confluyen las fibras-de-tensión formadas por haces de
microfilamentos de actina.
Varios estudios de marcación con anticuerpos fluorescentes contra los diferentes tipos de proteínas
arriba señaladas muestran que las tinciones inmunocitoquímicas co-localizan en las placas de
adhesión focal. Así, las fibras de tensión, teñidas con anticuerpos fluorescentes antifilamentos de
actina, confluyen en pequeñas zonas de la membrana plasmática en contacto con la fibronectina del
sustrato. Dichos puntos también son marcados con anticuerpos fluorescentes contra la proteína
integrina o con anticuerpos dirigidos contra la proteína-quinasa FAK.
Por otro lado, anticuerpos contra proteínas fosforiladas (proteínas cuyos residuos de tirosina han
sido fosforilados por quinasas de proteínas) también marcan selectivamente dichas zonas. Se
considera que este hecho revela la actividad de quinasas que son estimuladas por las integrinas
cuando interactúan con la fibronectina. La confluencia de las fibras de tensión en dichos sitios
facilita la acción de las vías de señalización cuyo efecto es la remodelación del citoesqueleto en
respuesta a las características de la matriz extracelular.
Bibliografía
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En general las células embrionarias, e incluso muchos tipos celulares de individuos adultos cuando
son cultivados en condiciones apropiadas, exhiben capacidad proliferativa. En dichas condiciones
controladas se constata que la intensidad de la proliferación depende de diversas variables
(temperatura, pH, disponibilidad de nutrientes, concentración salina, características del sustrato,
etc.). Además de estas características, la densidad o concentración de células también influye dado
que varias de las variables señaladas deberían, naturalmente, referirse a la concentración de células
en el medio.
Cuando se realiza un cultivo de células que poseen capacidad proliferativa, en general, primero
pasan un tiempo de adaptación al medio durante el cual no proliferan. Durante dicho tiempo, las
propias células cultivadas secretan sustancias difusibles y componentes de la matriz extracelular
que “condicionan” (modifican bioquímicamente) el medio de cultivo. Pasado dicho período se
inicia la actividad proliferativa.
Llegado el momento en que las células inician la proliferación, es posible constatar que a) la
intensidad de la actividad proliferativa depende la concentración a la que las células fueron
sembradas y que b) según se incrementa la concentración de células en el medio, debido a la propia
actividad proliferativa, la tasa de proliferación se modifica de un modo claramente dependiente de
la concentración o densidad celular. Entre tasa de proliferación y densidad celular existe una
relación inversamente proporcional: las células cultivadas en bajas concentraciones o densidades
exhiben tasas de proliferación altas y, cuando la densidad celular en el cultivo aumenta
significativamente, la tasa de proliferación disminuye significativamente.
Una vez que se llega al estado de monocapa confluente, cada célula se halla adherida al sustrato y
completamente rodeada por las células adyacentes con las cuales establece contactos efectivos en
toda su periferia. Por tal motivo, el fenómeno de inhibición de la proliferación fue denominado
originariamente inhibición-por-contacto. Sin embargo, el siguiente experimento muestra que no es
la única causa.
Cuando se realizan experiencias de cultivo celular, en medios que contienen suero (como fuente de
factores de crecimiento), y se deja a las células proliferar hasta el estado de monocapa confluente,
la densidad celular alcanzada en el momento en que cesa la proliferación varía con la
concentración de suero usada. Cuanto más alta es la concentración de suero en el medio de cultivo,
mayor es la densidad celular alcanzada en el momento en que cesa la proliferación. Este hecho
llevó a suponer que la detención de la proliferación se debe a un déficit relativo de factores de
crecimiento. Vale decir que las células adyacentes compiten entre sí por los factores presentes en el
medio y que la escasez lleva a la detención de la proliferación.
Bibliografía
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Las células epiteliales diferenciadas poseen tres características básicas que conjuntamente le
confieren tal carácter: a) un repertorio típico de moléculas de adhesión organizadas en complejos
de unión, b) un conjunto típico de filamentos intermedios y c) una distribución polarizada del
citoesqueleto y, en consecuencia, de los otros componentes citoplasmáticos.
La T e-m es iniciada por moléculas señal extracelulares. Estas señales incluyen componentes de la
MEC y factores solubles que, mediante procesos de transducción de señales, activan moléculas
efectoras que, en conjunto, desestabilizan los complejos de unión y reorganizan el citoesqueleto.
Muchas de las moléculas efectoras son factores de transcripción que incrementan la expresión de
proteínas que favorecen la T e-m. Como ejemplo de estas últimas se puede mencionar el
incremento en la expresión de las proteínas transmembrana integrinas (permiten a la célula
vincularse con la MEC), la síntesis de proteínas de filamentos intermedios típicos de células
mesenquimáticas y la expresión de componentes del sistema de proteasas uPA/MMP (sus
receptores, sus activadores e inhibidores) que participa en la remodelación de la MEC.
La mayor parte de las vías de señalización involucradas producen, en primera instancia, una
disminución de la molécula de adhesión celular cadherinas tipo I, clásicas o epiteliales. Las
cadherinas interactúan homofílicamente, mediante su dominio extracelular, con cadherinas de
células vecinas. Forman parte de complejos de unión del tipo zonula adherens. Mediante su
dominio intracelular interactúa con varios complejos proteicos que le confieren un papel principal
en el mantenimiento de la estructura epitelial: a) participa en la organización del citoesqueleto
mediante interacciones con la red terminal de actina y modificando la estabilidad de los
microtúbulos; estos elementos son instrumentales en la génesis y el mantenimiento de la polaridad
epitelial; b) participa en el mantenimiento de la polaridad celular mediante el reclutamiento de
complejos proteicos que median el direccionamiento diferencial de proteínas a los dominios apical
o basolateral de la membrana. Una de las proteínas reclutadas por E-cadherina es la β-catenina.
Esta proteína cumple un doble papel. Cuando está unida a cadherina vincula a esta última con el
citoesqueleto y mantiene estabilizado el complejo de unión. Cuando se encuentra en forma soluble
en el citoplasma se comporta como segundo mensajero intracelular y actúa como factor de
transcripción (para detalles sobre este proceso consultar textos de Biología Celular y Molecular).
Todas estas características transforman a la E-cadherina en un blanco común de varias vías de
señalización que participan en la T e-m.
Por último, el tipo de moléculas de adhesión celular que las células expresan también influye sobre
la organización espacial de las células que sufren la T e-m. Muchas células migrantes presentan
adhesividad intercelular mediada por cadherinas de tipo II (cadherina 7, cadherina 11); estas
células poseen la habilidad de migrar en conjunto manteniendo contactos cuyas fuerzas de
adhesión interfaciales poseen una intensidad de unos pocos nN*.
La T m-e también es un proceso común durante el desarrollo embrionario. Ejemplos típicos son la
formación de somitas a partir del mesodermo presomítico, la formación de las hojas somática y
esplácnica del mesodermo lateral, la formación de nefrones a partir del blastema metanefrogénico
y muchos otros.
Todas las células eucariotas poseen la habilidad de polarizarse dado el carácter asimétrico de la
organización del citoesqueleto: un único centro celular que opera como principal centro nucleador
de microtúbulos, microtúbulos y filamentos de actina y miosina. Todos son elementos que poseen
una polaridad intrínseca. La célula no polarizada posee una asimetría fluctuante que puede ser
estabilizada por interacciones con el medio. Los contactos intercelulares mediados por cadherinas
tipo I parecen desempeñar un papel importante en esta estabilización. Recientemente se ha podido
Se ha propuesto que (a) los contactos iniciales mediante E-cadherina y nectinas llevan a un
agrupamiento de estas mismas moléculas en las zonas de contacto. Ese paso iniciaría vías de
señalización que permitirían (b) reclutar las moléculas necesarias para la formación de complejos
de unión maduros, incluyendo zónulas adherens y occludens, (c) reclutar las moléculas necesarias
para la interacción con el citoesqueleto y su reorganización, (d) reclutar complejos proteicos que
participan en el direccionamiento de proteínas. El primer paso (a) también tiene como efecto (e)
activar vías de transducción que se traducen en la expresión de genes que codifican componentes
de la MEC, moléculas de adhesión celular y filamentos intermedios típicos de las células
epiteliales.
existe una polaridad definida por interacciones que realiza la célula con la MEC mediante
integrinas. Posteriormente, la activación de LKB1 amplificaría esta polaridad y llevaría al
ensamblado de la caperuza. No se ha estudiado aún el papel de LKB1 en los procesos de
polarización celular iniciados por contactos intercelulares pero se postula que podría ser una de las
vías que se activan posteriormente al contacto facilitando el ensamblado de elementos que generan
y mantienen la polaridad celular. Se ha descrito también la existencia de una vía de señalización
mediada por Rac1 que, cuando se inactiva, lleva a una inversión en la orientación del eje celular.
La membrana apical se forma en contacto con la lámina basal, pero el agregado de grandes
cantidades de laminina revierte esta transformación. Éste es un indicio de que la polarización
celular, por un lado, y la oritentación de dicha polaridad, por otro, son fenómenos que pueden
regularse independientemente de modo coordinado por señales provenientes del ambiente.
*Un nN [nanonewton] = 10-9 N. La unidad de fuerza N (newton) deriva de las unidades básicas del
Sistema Internacional de Unidades kilogramo (kg), metro (m) y segundo (s). Un N es la intensidad
de la fuerza que, aplicada sobre un cuerpo cuya masa es 1 kg, le imprime una aceleración de 1 m*
s-2.
Bibliografía
La mayor parte de los tipos celulares poseen formas típicas que contribuyen a su identificación. Sin
embargo, cuando un tejido es disociado y las células son mantenidas en suspensión en un medio de
cultivo, ellas rápidamente pierden su forma típica y adquieren una forma que oscila alrededor de la
esférica. En esas circunstancias, las células pierden las características típicas que permiten su
identificación y muchos CCD como la proliferación, la migración o la diferenciación se
interrumpen. Cuando un medio de cultivo con células en suspensión es dejado en reposo y las
células se depositan en el fondo, el comportamiento de las células dependerá de las características
del material con el que entran en contacto o, en otros términos, de la composición química del
sustrato sobre el cual se apoyan (Fig. SC 0-20-1).
En la figura SC 0-20-1. se observa que en el primer caso (A) las células sólo se apoyan sobre el fondo sin
adherirse a él. Esto se pone de manifiesto por la forma aproximadamente esférica de la células y
por el hecho de que el más mínimo desplazamiento del líquido hace que la célula se desplace junto
con él, hecho que indica que, pese a que está apoyada, se comporta como flotando “entre dos
aguas”. En los otros casos (B a D) puede observarse que el incremento en la intensidad de la Fif
c-s produce un aumento de la superficie de contacto célula-sustrato. Dado el carácter plástico o
maleable de la célula y el carácter sólido del sustrato, la primera tiende a adaptar su forma a la del
sustrato. Esto conduce a un significativo cambio de forma, desde el de una forma próxima a la de
una esfera, pasando por un aspecto hemiesférico hasta llegar a una situación en la cual la célula se
“derrama” sobre el sustrato y pasa a ser una célula plana. Estas diferentes situaciones
experimentales pueden generarse con sustratos de composición química conocida preparados a
partir de mezclas, en diversas proporciones, de diferentes matrices extracelulares obtenidas de
tejidos en desarrollo o ya diferenciados. La comprobación de la existencia de Fif c-s de diversa
intensidad también puede ser corroborada experimentalmente. (Ejercicio: se sugiere al lector
imagine un procedimiento por medio del cual se pueda estimar la intensidad de la fuerza
interfacial entre células o entre células y sustrato).
¿Podrá una célula como la ilustrada en el ejemplo A, con Fif c-s de intensidad nula, migrar sobre el
sustrato? Dado que toda célula posee una cierta masa, su desplazamiento requiere a) la aplicación
de una fuerza (de empuje o de tracción), y la operación de una fuerza tal requiere b) un punto de
apoyo en un sustrato rígido. En consecuencia, la célula en cuestión no estará en condiciones de
migrar si no posee zonas de adhesión al sustrato. Las restantes (B a D) ¿podrán migrar sobre el
sustrato? Existen muchas situaciones experimentales que muestran que un cierto tipo celular con
capacidad migratoria puede exhibir diferentes tipos de desplazamientos dependiendo del sustrato
sobre el cual es cultivado. Se puede mostrar que, dentro de ciertos límites, según se incrementa la
intensidad de la Fif c-s, la velocidad de migración puede aumentar. La relación, sin embargo, no es
lineal y existen algunos sustratos sobre los cuales las células migran más velozmente no porque
incrementen la intensidad de la Fif c-s sino porque en su constitución participan proteínas que
operan como señales que inician vías de señalización celular que estimulan la migración. También
existen situaciones experimentales simples que permiten revelar el papel de la Fif c-s en la
generación de una tendencia a migrar en un sentido preferencial. Este fenómeno se denomina
migración celular dirigida (SC Comportamientos moleculares involucrados en la migración celular dirigida).
Consideremos una situación teórica en la que a) una población celular en cultivo es sembrada en
forma aleatoria y uniforme sobre el sustrato y que b) el sustrato posee una composición química
también uniforme en el espacio (Fig. SC 0-20-2 A). En tal situación, las células se desplazarán
alternativamente en diferentes direcciones y sentidos y realizarán un tipo de movimiento aleatorio
denominado browniano (véase Concepto de movimiento browniano en textos de física o físico-
química). Si se analiza la evolución de la distribución espacial de células en función del tiempo, se
verá que no se modifica significativamente. Vale decir, ciertos estadísticos que se toman como
criterio para definir la distribución espacial o la “propiedad de ocupar espacio”(*) no se
modificarán. Consideremos una situación teórica diferente en la que a) la misma población celular
Los modelos en boga que pretenden explicar el CCD denominado migración celular dirigida, tal
como ocurre durante el desarrollo embrionario, se basan en la existencia de gradientes de
concentración de moléculas, que median la adhesión célula-sustrato, “impresas” en la matriz
extracelular. Estos gradientes de moléculas instalan gradientes de adhesión diferencial (Fif c-s).
Dicho proceso se denomina haptotaxis. Así, se generan las situaciones como las descritas en los
párrafos precedentes (SC El concepto de migración celular dirigida. Papel de desarrollo. El concepto de haptotaxis. Papel del citoesqueleto y
de la fuerzas interfaciales célula-sustrato (Fif c-s)).
(*) Se denomina propiedad de ocupar espacio o SFP (Space Filling Property) a un parámetro que
permite caracterizar el modo como un conjunto de elementos similares se distribuye en el espacio.
Dentro del concepto de geometría fractal, la propiedad de ocupar espacio queda caracterizada por
un parámetro o índice de invarianza de escala que equivale a la dimensión fractal.
Bibliografía
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Los tejidos epiteliales, tanto de revestimiento como glandulares, expresan diferentes tipos de
asimetría. Por un lado, expresan a) una asimetría ápico-basal, referida a la distribución asimétrica
de elementos subcelulares (organoides, elementos del citoesqueleto y componentes moleculares) y
de diferenciaciones ultraestructurales y, por otro lado, b) una asimetría que se expresa a lo largo de
los dos ejes que definen el plano tangencial. Esta segunda asimetría se denomina polaridad planar.
La polaridad planar se expresa no sólo estructuralmente sino que, además, y esto es esencial
durante el desarrollo embrionario, se manifiesta por la ejecución en forma diferencial de diversos
tipos de comportamientos celulares. La polaridad planar se manifiesta también en los movimientos
celulares colectivos coordinados realizados por las células epiteliales o mesenquimáticas.
Las estructuras supracelulares terminalmente diferenciadas con organización asimetría, como los
folículos pilosos de la piel, o las células que poseen una asimetría intrínseca, como por ejemplo las
células sensoriales del oído interno, expresan una polaridad planar que depende de la polaridad
global del epitelio en el que se encuentran.
Se ha descrito un conjunto de proteínas que poseen centralidad (actúan como núcleo o “core” en
una red de interacciones) con respecto a la instalación, mantenimiento y propagación de la
polaridad planar. En mamíferos, los grupos de proteínas que actúan como core se localizan en
polos opuestos del eje, de cada célula, a lo largo del cual se instala la polaridad.
Aunque no se conocen todas las interacciones que conducen a la formación de estos complejos y su
disposición asimétrica, existen algunos datos que permiten construir modelos (Figs. SC 0-21-2 y 0-21-3):
a) La proteína Frizzled, receptor de Wnt, posee una localización celular regulada por el grado de
fosforilación. En estado de alta fosforilación permanece en la membrana y, cuando es
desfosforilada, se internaliza mediante un proceso de endocitosis. Su internalización inicia una vía
de señalización.
d) Las proteínas Van Gogh y Prickled interactúan y forman un complejo que recluta a otros
complejos de similar composición proteica. Este hecho conduce a la formación de clusters de
complejos Van Gogh-Prickled.
f) La proteína Diego compite con Prickled por la unión a Dishevelled. De este modo antagoniza el
efecto inhibitorio de Prickled sobre Dishevelled.
h) La proteína Van Gogh formaría un complejo con el receptor tirosina-quinasa Ror2 que serviría
como sensor de la concentración de Wnt. Wnt promueve la fosforilación de Van Gogh mediante la
proteína caseína quinasa 1 de manera dosis-dependiente.
i) La proteína Frizzled forma un complejo con el receptor tirosina-quinasa Ror2. Wnt se une a este
complejo y promueve la polimerización de Dishevelled.
j) La proteína Van Gogh inicia una vía de señalización como consecuencia de su interacción con
Otros modelos proponen que la proteína Flamingo realizaría una señalización asimétrica entre
células vecinas o que existiría una señalización bidireccional entre Frizzled y Vang Gogh. Estos
modelos permitirían explicar cómo, a partir de una columna de células que posean una disposición
asimétrica de proteínas de polaridad planar, la polaridad de la columna se propague, en ambos
sentidos, en el plano tangencial. Estos modelos también pretenden explicar resultados
experimentales en los que las células polarizadas que expresan Van Gogh y no expresan Frizzled
pueden producir la polarización en células vecinas que expresan Frizzled pero no Van Gogh, es
decir, que Frizzled puede iniciar una vía de señalización como consecuencia de su interacción con
Van Gogh de células vecinas.
Durante la división celular, luego de estabilizado el huso mitótico, las proteínas mencionadas se
internalizan en endosomas que se distribuyen uniformemente en el citoplasma de la célula en
división. De este modo, ambas células hijas heredan componentes de ambos complejos proteicos.
Luego de la mitosis las proteínas se reincorporan en la membrana plasmática. Los modelos
propuestos explican cómo las células hijas, no polarizadas, mediante interacciones con células
vecinas, polarizadas, adquieren la polarización adecuada al tejido en el que se generan.
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 1
SC 1.2. El istmo de la trompa como reservorio de espermatozoides “descapacitados”. La prevención o el retardo de la capacitación. V. Flores
SC 1.3. El transporte de los espermatozoides. El papel de la movilidad propia del espermatozoide. V. Flores
SC 1.7. La activación del ovocito y la activación del programa de la embriogénesis temprana. El contacto espermatozoide ovocito como señal para
el inicio de vías de señalización intracelular. V. Flores
SC 1.8. La vía de señalización del IP3 en la activación del programa de la embriogénesis temprana. V. Flores
El cuadro SC 1-1-1 incluye algunos de los cambios que clásicamente se consideran involucrados
en la maduración epididimaria.
Los factores descapacitantes del líquido seminal son removidos de la superficie de los
espermatozoides, en el tracto genital femenino, debido a interacciones con componentes de éste.
Los espermatozoides entonces se capacitan y adquieren máxima capacidad fecundante (SC 1-4 La
capacitación del espermatozoide y la reacción acrosómica). Dado que la maduración epididimaria posibilita la
capacitación espermática, a la que siguen la reacción acrosómica y la hiperactivación de los
espermatozoides, ha sido descrita como la adquisición de una batería de proteínas de superficie que
programan al espermatozoide para las futuras interacciones con elementos del tracto genital
femenino. Estas moléculas, a continuación, son estabilizadas por factores descapacitantes (Fig. SC 1-1-
1). Una vez en la ampolla (sitio de encuentro de las gametas), en estado periovulatorio, los
espermatozoides pierden sus factores descapacitantes e inician las interacciones que concluyen con
la fecundación. El tracto genital femenino, especialmente el istmo tubárico, también contribuye a
mantener a los espermatozoides descapacitados hasta el momento de la ovulación (SC 1-2 El istmo de la
trompa como reservorio de espermatozoides “descapacitados”. La prevención o el retardo de la capacitación). La capacidad fecundante
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En la especie humana casi todos los embarazos resultan de coitos practicados en un lapso que va
desde unos 6 días antes de la ovulación hasta que ésta ocurre. Esto significa que los
espermatozoides pueden permanecer en el oviducto durante 6 días sin perder capacidad fecundante,
vale decir, sin sufrir la reacción acrosómica, sin hiperactivarse, ni envejecer.
Existen varios hechos, de diversa naturaleza, que están incluidos en el concepto de “oviducto como
reservorio” de espermatozoides:
c, d) Por otro lado, habría conexiones funcionales entre la vasculatura ovárica y la oviductal de
modo que señales generadas en el ovario podrían actuar en la mucosa oviductal promoviendo
cambios en su patrón de secreciones que convierten los fluidos tubáricos, durante período no
ovulatorio, en un medio apropiado para el mantenimiento descapacitado de los espermatozoides.
En el nivel celular, el mecanismo circulatorio descrito contribuiría también, en sinergia con los
cambios producidos por los niveles hormonales, a modificar las características moleculares del
glucocáliz de la membrana apical de las células del epitelio oviductal en período no ovulatorio.
e) En el nivel molecular, los cambios del glucocáliz se refieren específicamente a una modificación
Existen experimentos que indican que el estado “descapacitado” de los espermatozoides, antes de
ingresar en la ampolla, es mantenido por interacciones con células del epitelio del istmo al cual los
espermatozoides se adhieren (Fig. SC 1-2-1 B y 1-2-2 B). Estos experimentos muestran que la unión de
los espermatozoides al epitelio depende de ciertos grupos azúcares pertenecientes a glucoproteínas
de la superficie apical de las células epiteliales.
La figura SC 1-2-2 B muestra esquemáticamente la idea de que la función de reservorio está mediada por
interacciones entre proteínas símil-lectinas, de la cubierta glucoproteica de la superficie del
espermatozoide, y grupos azúcar del glucocáliz de las células epiteliales. El esquema incluye el
dato, aportado por la microscopia electrónica de barrido, de que, generalmente, los
espermatozoides unidos a la mucosa se hallan “abrazados” por las cilias, como si éstas estuvieran
inmóviles y rodeando a los espermatozoides. El esquema propone que tal interacción se pierde
durante la capacitación y que el espermatozoide se suelta del epitelio. Ello inicia la etapa final, que
conduce a la fecundación o al envejecimiento del espermatozoide.
Se ha planteado que el mantenimiento de los espermatozoides dentro de las trompas cumple una
función durante la fecundación:
También existen estudios realizados en seres humanos que indican que el cuello uterino también
puede almacenar espermatozoides. Allí los espermatozoides pueden mantenerse descapacitados,
durante varios días, en las criptas de las glándulas del cuello uterino y en sucesivas oleadas son
llevados hacia el sitio de encuentro.
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Una vez en el sitio de encuentro, sin embargo, la movilidad propia desempeña un papel crucial
pues es estimulada por el líquido folicular que también induce la reacción acrosómica. Los
espermatozoides encuentran al ovocito II rodeado por la corona radiante (células foliculares unidas
por una alta concentración de ácido hialurónico). El ácido hialurónico es degradado por enzimas
acrosómicas, entre ellas la hialuronidasa. La velocidad de toda reacción enzimática depende, entre
otros factores, de la energía cinética del medio. La hiperactivación de los espermatozoides
contribuye a aumentar la energía cinética del medio, facilitar la degradación del ácido hialurónico,
disminuir la cohesión de las células foliculares y a dispersarlas. Estos efectos facilitarían que los
espermatozoides puedan atravesar la corona radiante y llegar al ovocito II.La hiperactivación
también aumenta la energía cinética del espermatozoide y, en consecuencia, la probabilidad de
colisión con la membrana pelúcida.
Otro “momento” en el que la movilidad propia del espermatozoide es crucial ocurre durante la
penetración de la membrana pelúcida. Éste también es un proceso de degradación enzimática
(acrosina y neuraminidasa) incrementado por la frecuencia de colisión de la membrana acrosómica
interna, que expone la cabeza del espermatozoide, contra sus sustratos de la membrana pelúcida. El
aumento de la degradación sumado a la propulsión del flagelo posibilita la penetración de la
membrana pelúcida y el contacto con el ovocito II.
Es importante el dato experimental de que los espermatozoides que son incubados con líquidos
foliculares de diferentes folículos no se comportan similarmente. Algunos líquidos foliculares son
muy eficaces en producir hiperactivación y otros no. Es significativo el hecho de que, en el caso de
Todos estos datos sugieren que la movilidad propia del espermatozoide y su déficit asociado a la
infertilidad probablemente se deba principalmente al importante papel que la movilidad
espermática adquiere en el sitio de encuentro.
Bibliografía
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Varios estudios clásicos de fecundación in vitro mostraron que los espermatozoides recién
eyaculados incubados con ovocitos II tardan un cierto tiempo en iniciar la fecundación. Los
espermatozoides que han estado en contacto con fluidos tubáricos fecundan más rápido (Fig. SC 1-4-1).
Esta capacidad aumenta en función del tiempo de permanencia en el tracto genital femenino. Los
espermatozoides en vías de capacitación, si son devueltos al líquido seminal se “descapacitan”;
vale decir, pierden la capacidad adquirida en contacto con los fluidos del tracto genital femenino.
Ello se debe a que el líquido seminal posee factores denominados “descapacitantes” que
contribuyen a mantener en latencia a los espermatozoides (SC 1-1 La maduración epididimaria. Bases moleculares y
consecuencias). La capacitación es el resultado de la pérdida de moléculas estabilizadoras y
“descapacitantes” del líquido seminal que se adquirieron durante la maduración epididimaria (Fig. SC
1-4-2). Una vez iniciada la capacitación se inicia el envejecimiento de los espermatozoides y pierden
capacidad fecundante en unas 12 horas.
Existen muchos datos, no siempre coherentes, acerca de los fenómenos moleculares involucrados
en la producción de la reacción acrosómica. Mencionamos a continuación los más comunes:
a) Algunas proteínas del fluido de la ampolla, entre ellas la albúmina, remueven colesterol de la
membrana plasmática; ello aumenta su fluidez y facilita la fusión de membranas necesaria para la
reacción acrosómica.
Algunos de estos fenómenos son coherentes con el hecho de que la incubación de espermatozoides
en medios de cultivo que contienen albúmina, Ca+2 y bicarbonato estimula la capacitación. El
cultivo en presencia de líquido folicular del oviducto también estimula la capacitación.
Bibliografía
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El gran número de espermatozoides necesarios para la capacidad fecundante (SC 1-5 Utilidad del
espermograma) resulta del hecho de que los espermatozoides, con excepción de la etapa de penetración
del ovocito II, cumplen sus funciones cooperativamente, como población celular, y no aislada o
independientemente. La mayor parte de los espermatozoides cumple sus funciones de modo que
unos pocos tienen la posibilidad de penetrar la membrana pelúcida y, un número menor aún, tome
contacto con el ovocito II. En consecuencia no desempeñan todos el mismo papel. El ovocito por
otro lado se encuentra programado de modo que sólo uno consume la fecundación.
Existe una gran diferencia temporal entre los espermatozoides que llegan primero y los que llegan
últimos. Los primeros en llegar al sitio de encuentro sufren la reacción acrosómica y se encargan
de producir la denudación de la corona radiante y exponer la membrana pelúcida a los
espermatozoides que llegan más tarde. Este fenómeno requiere la participación de una gran
cantidad de espermatozoides ya que el paso a través de la corona radiante y su desagregación
requiere una cantidad abundante de enzimas acrosómicas. La corona radiante, pese a su aspecto
histológico de células en apariencia laxamente distribuidas, posee una densa malla de proteínas de
matriz extracelular que dificulta el acceso de moléculas del medioambiente a su intersticio (Fig. SC 1-5-
1). Los últimos se han mantenido sin realizar la reacción acrosómica: a) llegan “tarde” al sitio de
encuentro, b) cuando se hiperactivan aumentan su probabilidad de colisión con la membrana
pelúcida, c) no han sufrido la reacción acrosómica, d) poseen la membrana periacrosómica intacta
y pueden realizar el primer contacto, mediado por la ZP3, con la membrana, e) sufren la reacción
acrosómica provocada por la ZP3 de la membrana pelúcida y en consecuencia f) tienen su dotación
enzimática acrosómica intacta. Son éstos los espermatozoides que, desde el punto de vista
probabilístico, poseen papel fecundante.
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Los procesos incluidos, por diversos autores, en la activación del ovocito pueden ser categorizados
de la siguiente manera:
b) Penetración. La fusión de membranas no garantiza el ingreso del núcleo y del centríolo del
espermatozoide. La incorporación de dichos elementos al citoplasma del ovocito depende de la
operación de fuerzas similares a las involucradas en la fagocitosis. La generación de estas fuerzas
depende del inicio de fenómenos contráctiles que implican una reorganización del citoesqueleto
cortical. Ello permite la formación de una abertura lo suficientemente grande, en la corteza del
ovocito, para el ingreso del núcleo del espermatozoide y la emisión de seudópodos que rodean al
núcleo y lo arrastran al interior.
c) Migración del pronúcleo masculino. En especies con ovocitos voluminosos, el núcleo del
espermatozoide recorre un largo trecho dentro del citoplasma del ovocito, hacia la región del polo
animal del ovocito donde normalmente se forma el pronúcleo femenino. En este proceso participan
el centríolo del espermatozoide y el citoesqueleto del ovocito II. El centríolo opera como centro
organizador de microtúbulos y nuclea fascículos de microtúbulos a partir de tubulina almacenada
en el citoplasma del ovocito. Estos fascículos de microtúbulos se ensamblan luego con la red de
microtúbulos propia del ovocito.
Estos fenómenos impiden que el ovocito sea fecundado por más de un espermatozoide.
b) Bloqueo tardío o definitivo. Depende de la reacción cortical del ovocito por medio de la cual se
exocita el contenido de las vesículas corticales. La reacción cortical posee varios efectos: el más
importante es la degradación de las proteínas receptores Zp3 y Zp2 de la membrana pelúcida que
reconocen a proteínas del espermatozoide. Luego de ocurrida la reacción cortical queda anulado el
reconocimiento E-O. La membrana pelúcida se vuelve irreconocible por nuevos espermatozoides y
también se sueltan los espermatozoides que ya se encontraban unidos a la membrana pelúcida o
penetrándola.
Bibliografía
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SC 1.8. LA VÍA DE SEÑALIZACIÓN DEL IP3 EN LA ACTIVACIÓN DEL PROGRAMA DE LA EMBRIOGÉNESIS TEMPRANA. V.
Flores
Existen varios modelos sobre el modo como se activa esta vía de señalización en el inicio de la
activación (Fig. SC 1-8-1).
Un modelo propone que la vía se inicia por medio de la activación del receptor del tipo tirosina-
quinasa de la membrana del ovocito II que reconoce moléculas del espermatozoide. Los receptores
clásicos de este tipo tienen un dominio extracelular que posee el sitio de alta afinidad para la
Otro modelo propone que el receptor para espermatozoides de la membrana del ovocito está
asociado a una enzima tirosina-quinasa. Esta enzima, que se activaría luego de la interacción
receptor-ligando, activa a la fosfolipasa C del ovotico.También se ha propuesto que el receptor para
espermatozoide estaría asociado a una proteína G que podría activar a una fosfolipasa C tipo β del
ovocito. Finalmente, existen datos que indican que el espermatozoide posee un pool propio de la
enzima fosfolipasa C tipo ζ que serían aportados al ovocito durante la fusión E-O, y que esta
enzima tendría, principalmente, a su cargo la continuación de la vía de señalización.
No está descartado que todos estos procesos puedan estar incluidos, y actúen sinérgicamente, en la
activación de la vía del IP3 en el inicio de la activación del ovocito.
En general hay acuerdo en que el siguiente paso está mediado por una o más de las fosfolipasas C
mencionadas. Ésta genera los segundos mensajeros inositol trifosfato o IP3 y diacilglicerol o
Dag a partir del fosfolípido fosfatidil inositol de la membrana plasmática del ovocito (SC Fosfolípidos.
Fosfolipasas C. El fosfatidil inositol (PI) como fuente de moléculas señal: el inositol trifosfato (IP3) y el diacilglicerol (DAG)). El IP3 se une a
canales de Ca+2 ‒que poseen un receptor para IP3‒ de las membranas del retículo
endoplasmático liso. La apertura de estos canales produce liberación de Ca+2 al citosol.
Todos estos fenómenos se inician en el sitio de contacto con el espermatozoide y desde allí se
propagan hasta el polo opuesto. La liberación de Ca+2 se propaga como una onda a través de la
corteza del ovocito gracias a que el retículo endoplasmático liso de la corteza posee canales
sensibles al Ca+2. El aumento de Ca+2 produce varios efectos:
Es común clasificar los eventos de la activación del ovocito II en tempranos y tardíos (SC 1-7 La
activación del ovocito y la activación del programa de la embriogénesis temprana. El contacto espermatozoide ovocito como señal para el inicio de vías de
señalización intracelular).
En general se denominan tempranos aquellos descritos hasta el momento en que
se produce el aumento del pH de ovocito II. Todos los eventos descritos hasta ese momento son
cambios iónicos y no involucran fenómenos biosintéticos. Luego del aumento en la concentración
de Ca+2 y del pH citoplasmático se inician fenómenos tardíos de la activación. Éstos
corresponden a fenómenos biosintéticos e involucran la activación de macromoléculas que se
encuentran almacenadas en el ovocito tales como enzimas, ARNm, transportadores de
membrana, etc.; también se inicia la activación de ribosomas. Todos estos fenómenos llevan al
inicio de los fenómenos de síntesis de proteínas y de ADN y se pone en marcha el programa de la
embriogénesis temprana. En muchas especies durante esta etapa no es necesaria la expresión de los
genes de la célula huevo. Vale decir, la síntesis de proteínas es independiente de la síntesis de
ARNm. Esto es así debido a que las moléculas informativas que se utilizan fueron almacenadas
durante la ovogénesis. Por ello este fenómeno se denomina activación. El ovocito ya está
programado para el inicio del desarrollo pero se encuentra bloqueado. El espermatozoide opera
como señal que desbloquea el programa. Aunque no se sabe con precisión qué moléculas del
espermatozoide son las que inician estos fenómenos, existen indicios de que ciertas proteínas
perinucleares del espermatozoide están involucradas en la activación del ovocito aunque su papel
exacto es por el momento desconocido.
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Se denomina reacción cortical a un conjunto de procesos que ocurren en la corteza del ovocito II
que impiden el ingreso de espermatozoides supernumerarios luego de que un primer
espermatozoide realizó el contacto espermatozoide-ovocito (E-O) (Fig. SC 1-9-1). Dado que el bloqueo
temprano es transitorio, la reacción cortical posee como función evitar:
a) que los espermatozoides libres realicen el contacto primario con la membrana pelúcida,
b) eliminar aquellos que ya lo hicieron y se encuentran unidos a la ZP3,
La reacción cortical está incluida entre los fenómenos tempranos de la activación del ovocito (SC
1-7 La activación del ovocito y la activación del programa de la embriogénesis temprana. El contacto espermatozoide-ovocito como señal para el inicio
de vías de señalización intracelular) y es una de las respuestas desencadenadas por las vías de señalización que
se inician con el contacto E-O. Consiste, básicamente, en la exocitosis de las vesículas corticales;
se inicia en el sitio de contacto E-O y se propaga hasta el polo opuesto. Depende de la fusión
Ca+2-dependiente entre la membrana de las vesículas corticales y la membrana plasmática. Se
inicia debido al incremento en la concentración intraovocitaria de Ca+2, unos 10-20 segundos
luego del contacto E-O. Las proteínas Snares como la sinaptobrevina, sintaxina,
sinaptotagmina y otras, que están involucradas en diversos procesos de exocitosis (liberación de
hormonas o de neurotransmisores), direccionan y fijan las vesículas corticales a la membrana
plasmática del ovocito y a continuación producen la exocitosis (SC Comportamientos moleculares involucrados en la
exocitosis de las vesículas corticales).
La reacción cortical, debido a la variedad de sustancias exocitadas, tiene varias consecuencias que
derivan en un eficaz bloqueo definitivo de la polispermia:
a) Se liberan proteasas que degradan los puentes o complejos formados entre proteínas de la
membrana pelúcida y glicoproteínas de la membrana del ovocito. Estos complejos tienen la
función de mantener unidas ambas membranas antes de la reacción cortical. b) Se liberan
mucopolisacáridos ácidos que arrastran agua al espacio extracelular y se genera, en algunas
especies, el espacio de fertilización, entre la membrana plasmática y la membrana pelúcida. Estos
dos fenómenos llevan a que ambas membranas se separen de modo que un nuevo espermatozoide,
al atravesar la membrana pelúcida, no contacte directamente con la membrana del ovocito II. c) Se
liberan enzimas peroxidasas, que catalizan la unión (“cross-linking”) entre residuos de tirosina.
Esto hace que las proteínas de la membrana pelúcida formen una red compacta que dificulta el
paso de los espermatozoides a través de ella. d) Se liberan enzimas que degradan o que
modifican la ZP3 y, en consecuencia, inhiben el contacto-reconocimiento primario del
espermatozoide con la membrana pelúcida (SC 1-6 El contacto y reconocimiento entre las
gametas). Una de dichas enzimas elimina los azúcares terminales de los oligosacáridos de la
ZP3. La N-acetilglucosaminidasa de las vesículas corticales remueve N-acetilglucosamina de la
porción glucídica de la ZP3. Este azúcar sirve como receptor específico para algunas moléculas del
espermatozoide. De este modo, los espermatozoides libres ya no pueden realizar el contacto
primario y los que lo hicieron se sueltan. e) Se liberan proteasas que degradan la ZP2 impidiendo
el contacto secundario. La degradación de la ZP2 hace que los espermatozoides que están
atravesando la membrana pelúcida se suelten de ella.
En algunas especies, las vesículas corticales también liberan proteínas (hialina) que forman una
cubierta relativamente rígida alrededor de la célula huevo y de las blastómeras durante la
segmentación. Dado que la membrana de la célula huevo se une a dicha cubierta, se ha propuesto
que posee un papel morfogenético durante el período denominado segmentación.
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El varicocele es la dilatación patológica del plexo venoso pampiniforme debida a diversas causas.
Es más frecuente en el lado izquierdo y se postula que podría deberse a la mayor presión
hidrostática en la vena testicular izquierda que en la derecha (la vena izquierda drena en la vena
renal izquierda en tanto que la derecha lo hace en la vena cava inferior). Por otro lado, varios
estudios estadísticos indican que un 75% de los pacientes con varicocele no poseen válvulas
venosas, lo que podría ocasionar reflujo venoso. Por último, se ha comprobado la existencia de
alteraciones obstructivas de las venas testiculares causadas por la obstrucción de la vena renal
izquierda entre la aorta y la arteria mesentérica superior.
La incidencia del varicocele es del 15% en la población general. No todos los pacientes con
varicocele presentan infertilidad. Un 19 a 41% de los varones que consultan por infertilidad
presentan varicocele; si se analizan sólo los casos de infertilidad masculina secundaria, este
porcentaje asciende a 70-80%. Este hecho indicaría que el varicocele podría causar una pérdida
progresiva en la calidad espermática. La corrección del varicocele mejora los parámetros
espermáticos en un 50 a 80% de los pacientes e incrementa la tasa de embarazos en un 31 a 71%. A
pesar de estos datos, la fisiopatología y el tratamiento del varicocele son temas controvertidos.
No se conoce con precisión cuáles son los mecanismos que llevan a la alteración de la calidad
espermática. Se proponen algunas hipótesis:
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Los agentes infecciosos pueden producir alteraciones en la función del aparato reproductor.
Bacterias, hongos, virus y parásitos pueden interferir con la función reproductora en ambos sexos.
Las infecciones del tracto genitourinario masculino son responsables de alrededor del 15% de los
Las infecciones que afectan la fertilidad femenina se deben en su mayor parte a Chlamydia
trachomatis y Neisseria gonorrhoeae. Estos patógenos están involucrados con alteraciones
cervicales, tubáricas y peritoneales. En relación con las alteraciones tubáricas, suelen producir
laceraciones, obstrucciones y adhesiones.
Los microorganismos suelen colonizar primero la vagina y luego ascender al tracto reproductor a
través del cuello uterino. Se considera que este ascenso se ve facilitado durante la fase menstrual
debido a que existe una dilatación del canal endocervical. Una vez que se encuentran en el útero,
comienzan a proliferar y ascienden a las trompas.
En relación con las toxinas, se ha observado que la exposición in vitro de epitelio de trompas de
Falopio humanas a endotoxina gonocócica causa disminución y luego supresión de la actividad
ciliar. Este fenómeno ocurre antes de que puedan detectarse alteraciones ultraestructurales en las
células. Por otro lado, se ha observado que la infección por N. gonorrhoeae causa descamación de
las células ciliadas del epitelio tubárico. Este hecho parece deberse a la acción del lipopolisacárido
(LPS) que se libera de la membrana externa del microorganismo así como por monómeros de
peptidoglicanos secretados por él. Los LPS se adhieren al extremo de las cilias, luego de 2 horas
son incorporados a las células en vesículas y luego de 12 horas se produce la descamación de las
células ciliadas. Este efecto es inhibido si se neutraliza la acción del LPS. En la infección por C.
trachomatis se ha detectado que proteínas de estos microorganismos producidas en células
infectadas interfieren con la vía de la apoptosis. Este hecho sería de principal importancia en la
perpetuación de la infección dado que impediría la eliminación de las células infectadas. Además
se ha observado que la proteína de shock térmico de 60 kDa (hsp60: heat shock protein) induce
la expresión de metaloproteasas en las células infectadas. Este hecho podría conducir a una
alteración de la matriz extracelular y dar lugar a la formación de cicatrices debido a un exceso de
remodelación y reparación de ésta. La infección por ambos patógenos causa aumento en la
producción de citocinas y factores proinflamatorios como factor de necrosis tumoral α (Tnf-α),
interleucina-1β e interferón γ (Ifn-γ). Se ha observado que la inoculación intratubaria de Tnf-α
causa descamación de las células ciliadas. Por otro lado, todos estos factores llevan a la producción
de moléculas de adhesión celular en las células endoteliales de la mucosa que favorece la invasión
de ésta por linfocitos y monocitos. La respuesta inflamatoria produciría destrucción de la matriz
extracelular con la consiguiente reparación, fibrosis y formación de adherencias que producirían
obstrucción de la luz de las trompas que conducirían a infertilidad.
SÍNTESIS CONCEPTUAL 2
SEGMENTACIÓN
SC 2.1. Los comportamientos celulares de la segmentación se hallan temporal y espacialmente organizados. V. Flores
SC 2.2. Papel de la adhesividad celular durante la segmentación. La polarización y compactación de las blastómeras y la formación de la mórula.
V. Flores
SC 2.3. Procesos de diferenciación celular durante el período de segmentación. ¿Cómo se genera diversidad celular durante la segmentación?. V.
Flores
SC 2.5. Los mamíferos poseen CH de regulación. La importancia de la polaridad A-V en los experimentos de merotomía de la CH. V. Flores
SC 2.6. Comportamientos celulares involucrados en la primera determinación. En los mamíferos con sólo tres células se constituiría el
embrioblasto. V. Flores
SC 2.8. ¿Es la segmentación rotacional de las CH de mamíferos esencial para el desarrollo normal? V. Flores
SC 2.9. La no equivalencia de las blastómeras del E4c de los mamíferos. V. Flores, M. Rapacioli
GASTRULACIÓN
SC 2.12. El concepto de migración celular dirigida. Papel de desarrollo. El concepto de haptotaxis. Papel del citoesqueleto y de las fuerzas
interfaciales célula-sustrato (Fif c-s). V. Flores
SC 2.13. El papel de la polaridad planar y de la intercalación celular en la formación de la línea primitiva. N. Fosser
SC 2.14. La transformación de ejes desde la fase pregastrular a la organización del embrión cilíndrico. N. Fosser
SC 2.16. La secuencia de polaridades que aparecen desde la fecundación al embrión posgastrular. La importancia de tales polaridades en la
organización espacial de tipos celulares emergentes. V. Flores
SC 2.17. La primera determinación. La expresión de combinatorias de factores de transcripción específicas de tipo celular en la mórula y el
blastocisto. V. Flores
SC 2.18. La segunda determinación. La determinación de los linajes celulares epiblásticos e hipoblásticos y su organización espacial en el embrión
bilaminar. V. Flores
En los mamíferos, que poseen CH de regulación, este tipo de control estricto de las posiciones
relativas de las blastómeras no parece ser una necesidad fundamental. En los mamíferos pueden
ocurrir varios modos de segmentación diferentes que conducen, todos, al desarrollo normal. En los
mamíferos, en las etapas tempranas, lo esencial es que las blastómeras se organicen en un MCI y
un MCE y, en relación con dicha disposición, se determinen diferentemente.
Los ásteres desempeñan un papel primordial a) en el control del ensamblado del huso mitótico,
necesario para la cariocinesis y b) en la determinación de la posición espacial del anillo contráctil
responsable de la citocinesis.
1) El espermatozoide aporta un centríolo a la CH y éste genera los ásteres que organizan el aparato
mitótico. La segmentación normal requiere la penetración de un espermatozoide y la operación de
sólo un par de ásteres.
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Los cambios en la intensidad de las Fif c-c son resultado de cambios en la organización química de
superficie de las blastómeras. Estos cambios dependen de modificaciones en el patrón de síntesis
de moléculas de adhesión celular o Cam (Cell adhession molecules). Desde los E2c-E4c, las
blastómeras cambian la expresión de algunas proteínas de superficie celular. Éstas, sin embargo,
ejercerán su efecto compactante sólo más adelante. Hasta el E4c, algunas glicoproteínas de
superficie celular se encuentran uniformemente distribuidas, al azar, en la superficie de las
blastómeras. Desde el E4c en adelante, como modificación preparatoria para la compactación y
formación de la mórula, las blastómeras experimentan una redistribución y localización asimétrica
o polarización de algunas proteínas de membrana. Éstas se localizan en regiones particulares de la
superficie de las blastómeras. Algunas proteínas se concentran en la zona más externa de las
blastómeras (el polo opuesto al centro del embrión) en tanto que otras se localizan internamente, en
la zona donde las blastómeras toman contacto entre sí. La proteína de adhesión celular L-Cam, por
ejemplo, se ubica preferencialmente en las zonas de contacto intercelular en donde aparece alta
intensidad de Fif c-c. El incremento de las Cam en las zonas de contacto intercelular y el
incremento en la intensidad de la Fif c-c hacen que las células se unan más fuertemente, disminuya
el espacio entre ellas, se compacten y, en conjunto, formen una masa celular maciza o mórula.
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Existen muchos momentos típicos del desarrollo en los que a partir de una población homogénea
(formada por un único tipo celular con una potencia dada) se generan dos o más tipos celulares con
diferentes características y potencias evolutivas. Éste es uno de los procesos involucrados en la
génesis de la complejidad pluricelular. El inicio de la segmentación implica la generación de una
cierta cantidad de blastómeras, morfológicamente similares y equipotentes. Al final de la
segmentación, la organización del blastocisto depende de los fenómenos que operaron en ésta. El
tipo de segmentación, a su vez, depende de la organización citoplasmática original de la CH. En los
mamíferos, al final de la segmentación existen dos tipos celulares: a) células que forman el
embrioblasto (originarán tejidos embrionarios y algunos no embrionarios) y b) células que forman
el trofoblasto (originarán tejidos de la placenta encargados de la nutrición del embrión).
Las blastómeras se forman por mitosis a partir de la CH. La mitosis mantiene la similitud de la
información genética que se transfiere de célula madre a células hijas. Cada blastómera posee un
citoplasma que corresponde a una fracción del citoplasma de la CH –proveniente del ovocito II– y
un núcleo con información genética similar a la de la CH original. El interés por conocer cómo a
partir de una célula que se divide por mitosis pueden originarse dos o más tipos celulares diferentes
ha generado muchos e ingeniosos experimentos.
Numerosas evidencias sobre la importancia de las Int n-c para el mantenimiento de la estructura y
función de las células de cualquier organismo provienen de las clásicas experiencias de extirpación
del núcleo en células de vida libre: la extirpación del núcleo de una ameba no interrumpe sus
funciones vitales inmediatamente. Una ameba sin núcleo puede sobrevivir un tiempo pero,
finalmente, muere. Si, antes de un cierto tiempo crítico, se reintroduce el núcleo en el citoplasma
La prosecución transitoria del desarrollo luego de la eliminación del núcleo no implica que el
citoplasma actúe con prescindencia de aquél. Sólo se debe a que el citoplasma posee almacenados
los productos de Int n-c realizadas antes de la eliminación del núcleo, durante la ovogénesis, y que
explican el fenómeno denominado control genénico materno de la embriogénesis temprana (SC 2.4
El concepto control genético materno (CGM) de la embriogénesis temprana).
Si en algún momento las blastómeras empiezan a expresar CCD diferentes, puede suponerse que en
ellas se están realizando diferentes Int n-c. Desde el punto de vista teórico, esta situación podría
darse si las blastómeras:
(b) poseyeran composiciones citoplasmáticas diferentes. Existe acuerdo con respecto a que la
primera condición no se cumple en mamíferos. La segunda situación podría darse si:
En favor del punto (a) del párrafo anterior alguna vez se argumentó que la información genética
podría modificarse durante el desarrollo. El cambio en la composición del ADN podría explicar
que las Int n-c sean diferentes y así podría explicarse que las blastómeras expresen diferentes CCD
y originen poblaciones celulares diferentes.
Todos estos resultados sugieren que el ADN del núcleo diferenciado trasplantado, una vez en el
citoplasma de la CH, es liberado de los procesos de activación y represión génica sufridos durante
el proceso de diferenciación. El trasplante tendría el efecto de revertir la condición en la que se
encuentra el ADN del núcleo de la célula somática diferenciada a la condición original que posee
en el núcleo de la CH.
Los resultados clásicos han sido interpretados en el sentido de que el núcleo de cada tipo particular
de célula somática posee una combinación típica de genes activados y reprimidos que es
característica para cada tipo celular. Sin embargo, el núcleo de una célula ya diferenciada, puesto
en el citoplasma de la CH pasa a comportarse como el núcleo de la CH. Sufre una reversión de los
cambios (activación y represión selectiva) ocurridos durante el desarrollo. Estas ideas son la base
de la clonación que en la actualidad se pueden realizar en diversas especies, incluso en mamíferos.
Las experiencias de trasplante nuclear, primero iniciadas en protozoarios y luego en CH de
anfibios, se han podido aplicar con éxito en mamíferos y hoy se sabe que los núcleos de células
somáticas, aun de organismos adultos, cuando son trasplantados a CH enucleadas son capaces de
promover el desarrollo hasta el estado adulto, aunque todavía no han sido exhaustivamente
analizadas todas las consecuencias perjudiciales que pueden traer aparejadas las experiencias de
trasplante nuclear.
Todos estos resultados experimentales muestran que la actividad nuclear es regulada por moléculas
que transitoriamente residen en el citoplasma y que, o son generados en respuesta a moléculas
señal provenientes del medio (señales determinantes o permisivas) (SC 0.5. El concepto de determinación.
Potencia y significado evolutivos; SC El concepto de diferenciación celular. Criterios que definen el grado de diferenciación) o también
productos génicos de la propia célula (factores de transcripción y otras moléculas que regula la
expresión génica). La operación de los CCD, en consecuencia, depende de la información genética
propia y de componentes del medioambiente con sentido biológico (señales).
De acuerdo con los datos considerados, el origen de la diversidad o diferenciación celular durante
la ontogenia se centra en el punto (b) –las diferencias citoplasmáticas entre las blastómeras–. El
mecanismo principal por medio del cual se introduce diversidad celular en el desarrollo temprano
posee modalidades diferentes según se trate de (b1) CH de organización determinada –mosaico– o
de (b2) CH de organización lábil o regulativa. A esta segunda categoría pertenecen los huevos de
mamíferos, entre ellos el hombre (véase SC 2.5. Los mamíferos poseen CH de regulación. La importancia de la polaridad A-V
Bibliografía
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La célula huevo (CH) constituye un sistema de desarrollo que posee a) información genética
cigótica, aportada por ambos progenitores, que se halla en un estado apto para ser utilizada como
inicio de un programa genético de desarrollo y b) información citoplasmática ovocitaria
representada por moléculas informativas (diferentes tipos de ARN, proteínas, ribosomas, etc.)
sintetizadas y almacenadas durante la ovogénesis. La información citoplasmática que posee la CH
le es transferida por el ovocito II y fue elaborada exclusivamente con la utilización del genoma
materno. Ambos conjuntos informativos son importantes pero el control de los CCD durante la
embriogénesis temprana, incluida la segmentación, depende principalmente de la información
citoplasmática de la CH, por ello se dice que se halla fundamentalmente bajo CGM. El concepto no
implica que los elementos informativos que aporta el espermatozoide no influyan en absoluto en la
organización de los CCD, sólo enfatiza la importancia que poseen los que aporta el ovocito. El
CGM posee gran influencia en algunas especies y menor en otras (mamíferos).
En las especies en las que existe un CGM riguroso se cumplen las siguientes condiciones:
b) El genoma cigótico no se expresa durante el clivaje temprano. Recién lo hace en la fase final de
la segmentación o al principio de la gastrulación.
c) El cambio entre ambos tipos de control genético (CGM a CGC) es bastante brusco, se denomina
transición y ocurre en un momento típico del desarrollo.
El momento en el que se produce la transición (activación del CGC) para el caso de algunos genes
o algunos CCD puede ser detectado con precisión y ser modificado experimentalmente.
1) Existen especies en las que el CGM de la proliferación se manifiesta por una curva típica de
incremento en el número de células en función del tiempo o en función del número de ciclos
Por estos resultados, se considera que la transición depende del cambio en la relación volumen
nuclear/volumen citoplasmático (R vN/vC) que ocurre durante la segmentación. En sentido
estricto, no se considera que el cambio en la relación volumen N/C es el fenómeno desencadenante
de la transición sino que depende de cambios en la relación concentración de
cromatina/disponibilidad de factores inhibitorios luego de cada ciclo.
Nótese que, en ausencia de actividad biosintética, con cada citocinesis la cantidad de factores
inhibitorios que poseen las células se reduce a la mitad. Sin embargo, dado que en cada ciclo, en el
período S se duplica la cantidad de ADN, en sucesivos ciclos se produce una dilución de factores
inhibitorios en relación con la cantidad de ADN por célula. Luego de un cierto número de ciclos
proliferativos, la cantidad de factores inhibitorios puede haberse diluido hasta el punto en que ya
no ejerce su efecto inhibitorio y los genes cigóticos se activan.
SC 2.5. LOS MAMÍFEROS POSEEN CH DE REGULACIÓN. LA IMPORTANCIA DE LA POLARIDAD A-V EN LOS EXPERIMENTOS DE
MEROTOMÍA DE LA CH. V. Flores
Dos conceptos clásicos aluden a diferentes comportamientos exhibidos por los sistemas de
desarrollo cuando son sometidos a experimentos en los que una parte de éste es eliminado. En
algunos casos, el desarrollo se altera, falta aquella parte que hubiera sido formada por la porción
eliminada. En otros, se forma una estructura completa y armónica. Este diferente comportamiento,
que clásicamente ha recibido diferentes designaciones y diferentes interpretaciones, depende del
carácter determinado o indeterminado del sistema en cuestión en el momento en que se realiza el
experimento de ablación (SC 0.5. El concepto de determinación. Potencia y significado evolutivos).
Existen modos de programación del desarrollo más plásticas en las que los procesos de
Existen experiencias que muestran que esto último no necesariamente se cumple. Los experimentos
clásicos que llevaron a los conceptos de regulación y mosaico consistieron en la separación
experimental de las dos primeras blastómeras y su desarrollo en forma aislada. En estas
circunstancias, en las especies con CH de regulación se forman dos embriones más pequeños, pero
con plan anatómico normal (completo). En el caso de las CH en mosaico el experimento da lugar a
dos embriones incompletos (carecen de porciones del organismo).
1) En los huevos de anfibios las dos primeras blastómeras, una vez aisladas, pueden generar
embriones completos, sólo cuando el primer plano de clivaje es meridional (contiene el eje A-V) y
ambas blastómeras poseen componentes de la semiluna gris (Fig. SC 2-5-1). Si una de las
blastómeras aisladas carece de tales componentes, no desarrolla un embrión.
Normalmente, las células mesodérmicas se forman a partir de la zona ecuatorial del casquete
animal, pero su formación requiere que los hemisferios animal y vegetativo se encuentren juntos.
La capacidad o competencia para formar células mesodérmicas que posee el casquete animal
requiere una acción directriz por parte del casquete vegetativo. Así, estas evidencias
experimentales de existencia de polaridad A-V fueron interpretadas en términos de que los
hemisferios animal y vegetativo poseen diferencias en su potencia de desarrollo y que tales
potencias se ponen de manifiesto parcialmente aun cuando están aisladas. La formación del
mesodermo, sin embargo, es un proceso epigenético, vale decir, dependiente de acciones de unas
células sobre otras.
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Los embriones de mamíferos son sistemas regulables (SC 2.5 Los mamíferos poseen CH de regulación. La importancia
de la polaridad A-V en los experimentos de merotomía de la CH) y existen datos experimentales que permitieron postular
que entre los E2c y E8c las blastómeras son equipotentes. Ello significa que todas pueden
determinarse y diferenciarse en embrioblasto o trofoblasto. Entre los E8c y E16c aparecen
diferencias en la potencia evolutiva de las blastómeras. Estas diferencias surgen, al parecer, como
consecuencia de diferencias en las interacciones célula-medioambiente. Luego de la compactación
y formación de zónulas occludens, las células centrales de la mórula interactúan con un
medioambiente diferente del medio externo del embrión. Las células periféricas sin embargo
pueden interactuar con el medio externo. Así, la determinación y el tipo de diferenciación que
experimentará una blastómera es dependiente de posición (interna o externa dentro de la mórula).
Las células centrales se determinan en MCI o embrioblasto y las periféricas en MCE o trofoblasto.
En términos de CMD ello implica que, debido a su diferente posición, las células externas e
internas pueden estar sometidas a diferentes conjuntos de moléculas señal. Éstas, por medio de
diversas vías de transducción intracelular, pueden desencadenar diferentes tipos de reprogramación
de la información genética de las blastómeras. Se piensa que las reprogramaciones estables e
irreversibles involucradas en fenómenos de determinación pueden implicar tanto el ingreso en, o el
egreso de, un estado apto para la transcripción de genes de desarrollo y es sabido que, luego de la
determinación, las blastómeras internas y externas no expresan los mismos conjuntos de factores
de transcripción.
Dado que el desarrollo es interactivo, muchos fenómenos del desarrollo dependen de una masa o
un número crítico de células que garanticen su ocurrencia. En un embrión de E16c, la mayor parte
de las células posee ubicación periférica. Muy pocas poseen posición central y, en consecuencia,
probabilidad de integrar el embrioblasto. ¿Con cuántas células se constituye el embrioblasto más
joven?
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Comparadas con otras especies, las CH de mamíferos exhiben pocas evidencias estructurales de
polaridad animal-vegativa (A-V). Existen especies en las que la importancia de la polaridad A-V
radica en que los hemisferios A y V poseen diferentes potencias de desarrollo, y el desarrollo
normal requiere la interacción entre ambos hemisferios. Si en tales especies se separan los
hemisferios A y V (en el estado de CH o de blástula), se puede demostrar que ambas evolucionan
diferentemente (SC 2.5. Los mamíferos poseen CH de regulación. La importancia de la polaridad A-V en los experimentos de merotomía de
Las características de la CH dependen principalmente de las de la gameta femenina (ovocito II) que
aporta la mayor parte de su estructura. La gameta femenina constituye un sistema de desarrollo en
latencia. Su complejidad se expresa, más que por su estructura, por a) la dinámica de la
redistribución de elementos citoplasmáticos que sufre luego de la fecundación, b) por los procesos
involucrados en su activación (SC La activación del ovocito y la activación del programa de la embriogénesis temprana. El contacto
espermatozoide-ovocito como señal para el inicio de vías de señalización intracelular) y por c) la organización temporal y espacial
de los CMyCD que ocurren durante la segmentación (SC Los comportamientos celulares de la segmentación se hallan
temporal y espacialmente organizados; SC El concepto control genético materno (CGM) de la embriogénesis temprana).
Si bien existen muchas observaciones e ideas acerca de la instalación de la polaridad, no existe una
explicación universal satisfactoria sobre su génesis en las CH. No queda claro si es la distribución
asimétrica de los elementos mencionados lo que instala la polaridad o si, por el contrario, tal
distribución es la manifestación de una polaridad instalada por factores organizativos aún no
detectados.
1) En los erizos de mar, que poseen CH grandes, la centrifugación de ovocitos permite alterar la
organización espacial del citoplasma desplazando los organoides e inclusiones citoplasmáticos de
sus posiciones normales. El procedimiento hace que los elementos citoplasmáticos se desordenen y
estratifiquen.
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SC 2.8. ¿Es la segmentación rotacional de las CH de mamíferos esencial para el desarrollo normal? V. Flores
La posición del primer plano de clivaje depende de dos puntos de referencia, la ubicación del
segundo glóbulo polar que se mantiene comunicado con la CH por un puente citoplasmático y la
Aparte de estas diferencias entre las dos primeras blastómeras, existen otras que permiten
considerar que no son exactamente equivalentes (SC 2-9. La no equivalencia de las blastómeras del E4c de los
mamíferos), lo que hace suponer que tales elementos no sólo instalan un sistema de referencia para los
planos de clivaje sino que también constituyen un sistema de referencia necesario para la correcta
organización de ciertos eventos del desarrollo. Esta no equivalencia sólo es puesta de manifiesto
cuando las diferentes blastómeras son puestas a desarrollar unas independientemente de las otras.
Cuando las cuatro primeras blastómeras están juntas conformando un sistema de desarrollo con
capacidad regulativa, no se advierten diferencias significativas en su capacidad de desarrollo hasta
el momento de la primera determinación.
Pese a que la posición de unas blastómeras respecto de otras parece ser un factor fundamental para
el desarrollo, dichas posiciones relativas no son un factor esencial, en tanto las blastómeras se
hallen juntas. Tanto es así que, en las especies que poseen segmentación rotacional, no
necesariamente todas las CH efectivamente se segmentan rotacionalmente. En el ratón, que posee
segmentación rotacional, sólo un 81% de las CH segmentan según dicha modalidad. Existe un 11%
de casos en los que las dos primeras blastómeras se dividen según un plano de clivaje meridional
(patrón denominado MM) y un 8% de casos en los que ambas se dividen según planos ecuatoriales
(patrón EE). En los tres casos, las posiciones relativas de las cuatro primeras blastómeras son
diferentes. Sin embargo, en todos los casos, el desarrollo puede ser normal aunque existen
diferencias estadísticas significativas en la viabilidad de los embriones originados según estos tres
tipos diferentes de patrones de segmentación. Este hecho no sorprende si se considera que los
embriones tempranos de mamíferos, hasta el momento de la primera determinación, constituyen
sistemas con capacidad regulativa. Es probable que, en tanto alguna o algunas de las blastómeras
presentes operen como sistema de referencia para las otras, el sistema posea la capacidad de
organizarse y desarrollar normalmente. De todos modos, estadísticamente puede mostrarse que el
Estos experimentos sugieren que existe una tendencia, representada por una mayor probabilidad de
ocurrencia, a la producción del tipo de segmentación ME y EM, pero que tales patrones no están
rigurosamente definidos. Los resultados también sugieren que la formación del embrión de E4c
tetraédrico no es indispensable ya que los embriones resultantes de los otros tipos de segmentación
también pueden desarrollarse normalmente hasta el final. Sin embargo, los embriones tienen
diferencias representadas por la diferente probabilidad de llegar al final del desarrollo y producir
un individuo normal. Diversos estudios estadísticos muestran que el 91% de los embriones
tetraédricos (patrones de segmentación ME y EM) se desarrollan hasta el final y originan
embriones normales. Una proporción menor, pero alta, (85%) de los embriones resultantes de
segmentaciones MM llegan al final del desarrollo. Sin embargo, una proporción significativamente
menor, de sólo 35%, de los embriones resultantes de segmentaciones del tipo EE llega al final del
desarrollo.
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SC 2.9. La no equivalencia de las blastómeras del E4c de los mamíferos. V. Flores, M. Rapacioli
En erizos de mar, anfibios y otros vertebrados, la manifestación más clara de polaridad animal-
vegetativa (A-V) es la diferencia en las tendencias de desarrollo exhibidas por las blastómeras de
los hemisferios A y V. Cuando los hemisferios A y V son separados y cultivados en forma aislada,
las blastómeras del hemisferio A tienden a generar tejidos ectodérmicos, en tanto que las del V
tejidos endodérmicos. Además ninguno de ambos conjuntos de blastómeras es capaz de completar
el desarrollo (SC 2.5. Los mamíferos poseen CH de regulación. La importancia de la polaridad A-V en los experimentos de merotomía de la
CH). Experimentos de disociación y reasociación de blastómeras de embriones de ratón realizados
en el E4c muestran que, aunque el embrión posea capacidad regulativa, las cuatro blastómeras no
son equivalentes desde el punto de vista de sus comportamientos de desarrollo y quizá desde el
punto de vista de sus capacidades para organizar el desarrollo de las demás.
Dado que las blastómeras conforman un embrión con capacidad regulativa, durante el desarrollo
normal no se advierten diferencias en la potencia evolutiva de las blastómeras hasta que ocurre la
primera determinación. Sin embargo, las experiencias de disociación y reagregación de
blastómeras ofrecen indicios de que, al menos desde el punto de vista informativo u organizativo,
no son equivalentes. Esta no equivalencia sólo es puesta de manifiesto cuando las blastómeras que
se hallan diferentemente posicionadas son puestas a desarrollar independientemente de las otras.
Los experimentos de disociación y reasociación de blastómeras muestran que al menos existen tres
tipos diferentes de blastómeras desde el punto de vista de sus capacidades para promover el
desarrollo normal:
Es importante remarcar que las diferencias mencionadas entre las blastómeras 1 y 2, por un lado, y
la 3 y la 4 por otro, no se refieren a diferencias en las potencias citogenéticas entre ellas. Esto se
muestra por el hecho de que todas poseen la capacidad de determinarse en sentido embrioblástico y
trofoblástico y que tal determinación ocurre recién entre los E8c y E16c.
Se han hallado diferencias en el nivel molecular entre las blastómeras del E4c resultantes de
segmentaciones rotacionales de ambos tipos (casos ME y EM) que podrían explicar, al menos en
parte, estas diferencias. Las blastómeras del E4c que originan las células del polo embrionario
poseen mayores niveles de metilación de argininas de la histona H3 (SC ¿Son las blastómeras del embrión del
E4c diferentes desde el punto de vista de su potencia citogenética? Muchos resultados conflictivos y una hipótesis conciliadora). También se
observó que la sobreexpresión de la enzima metiltransferasa específica de argininas de la
histona H3 en una blastómera dirige a las células derivadas de ella en sentido embrioblástico y
genera un incremento en la expresión de los factores de transcripción Nanog y Sox2.
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GASTRULACIÓN
Es éste un concepto clásico que surgió a raíz de a) observaciones realizadas por medio de
marcaciones supravitales(*) de células de diferentes regiones del epiblasto pregastrular con el objeto
de construir mapas de destinos de éstas y b) resultados de trasplantes de células de un lugar a otro
del epiblasto pregastrular de embriones de pollo.
Las regiones identificadas en el epiblasto fueron denominadas “territorios” presuntivos con la idea
de enfatizar que no es en las células donde radican las diferencias que las llevan a migrar
diferentemente, sino en los lugares que ocupan dentro del epiblasto.
b) Las células de algunos TP son equipotentes. Es decir, no están determinadas a originar los
derivados típicos del TP que ocupan sino que comparten su potencia con células de otros
territorios.
c) El hecho de que las células de un TP originen típicamente ciertos derivados se debería a que, al
ocupar un cierto TP, realizan los desplazamientos típicos de éste, finalizan la gastrulación en un
cierto lugar y allí se determinan en relación con los estímulos que reciban. Cuando las células son
trasplantadas a otro TP, siguen otro camino, se detienen en otro sitio, reciben estímulos
determinantes distintos y se diferencian en los tejidos embrionarios correspondientes al TP al cual
fueron trasplantadas.
La noción de equipotencia de los TP, extraída de las experiencias de trasplante de células de TP, es
aplicable sólo a aquellas poblaciones celulares cuya función es estructural. Se trata de la potencia
para originar diferentes tipos celulares. Cuando se trata de TP de estructuras axiles, como el TP de
la notocorda, cuyo papel es de carácter informativo y sirve como sistema de referencia que
organiza en torno suyo a los demás tejidos embrionarios, las conclusiones de los experimentos de
trasplante no son comparables. El nódulo de Hensen, dado su carácter de organizador, cumple
dicha función en cualquier lugar en se halle.
Desde el punto de vista teórico podría decirse que la notocorda no puede ser cambiada de lugar
Los desplazamientos, y otros CCD, que realizan las células durante la gastrulación dependen de
fenómenos de control que operan, por un lado, en el dominio del tiempo y, por otro, en el del
espacio. Éstos últimos dependen de las características de la matriz extracelular que rodea a las
células y de las señales que a través de ella difunden desde las poblaciones celulares organizadoras.
La hipótesis más aceptada para explicar la asimetría en la fuerza interfacial célula-sustrato (Fif c-s)
necesaria para toda migración celular dirigida es la distribución asimétrica (en forma de gradientes
temporales y/o espaciales) de los componentes macromoleculares de la matriz extracelular que
median la adhesión (SC 2.11. Comportamientos moleculares involucrados en la migración celular dirigida; SC El concepto de
migración celular dirigida. Papel de desarrollo. El concepto de haptotaxis. Papel del citoesqueleto y
de la fuerzas interfaciales célula-sustrato (Fif c-s); SC Características de la célula migratoria. Los sitios de adhesión célula-
sustrato son también dispositivos para sensar el ambiente; SC 0.20. La intensidad de la fuerza interfacial célula-matriz extracelular participa en la
regulación de la forma celular y la migración celular).
Con respecto a cómo podría controlarse la gastrulación en el dominio del tiempo, se ha postulado
que el proceso estaría regulado por un control temporal de (a) la aparición de la capacidad
migratoria y (b) la aparición de moléculas de adhesión en la matriz extracelular:
(a) Lo primero se basa en que, en algunas especies (anfibios), se ha visto que las células
embrionarias disociadas y cultivadas desde antes de que se inicie la gastrulación (estado
pregastrular) se mantienen inmóviles hasta el momento que correspondería al inicio de la
gastrulación. En ese momento, las células disociadas y cultivadas adquieren capacidad migratoria.
Este resultado sugiere que en el estado pregastrular las células ya estaban
(b) Lo segundo está avalado por el hecho de que observaciones realizadas en embriones de
diversas especies muestran una distribución regional característica de moléculas de la matriz
extracelular respecto de las cuales las células poseen en general alta afinidad (laminina,
fibronectina, etc.). La distribución que algunas de ellas exhiben sugiere que existen variaciones
temporales y espaciales que podrían instalar los gradientes en la intensidad de las Fif c-s de
adhesión necesarios para guiar los movimientos celulares. Por otro lado, además de encontrarse en
el lugar adecuado, aparecen y desaparecen de esas regiones según patrones cronológicos
Pese a la dificultad en compatibilizar todos los datos presentados, desde el punto de vista didáctico,
podría elaborarse un concepto de TP que integre las siguientes pautas:
Un territorio presuntivo…
f) …exhiben patrones de desplazamiento típicos y constantes para cada especie y para cada TP, por
lo cual,
(*) Se denomina marcación o tinción supravital al procedimiento que permite marcar y visualizar a
una célula sin comprometer su sobrevida ni su comportamiento de desarrollo. Permiten el
seguimiento de células embrionarias o sus descendientes en función del espacio y/o del tiempo.
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Se denominan procesos de migración celular dirigidos aquellos en los que las células se desplazan
siguiendo trayectos preferenciales instalados por las condiciones fisicoquímicas del medio en el
que se desplazan. En este tipo de migración celular, los vectores de desplazamiento instantáneos
correspondientes a las diferentes direcciones del espacio no poseen la misma probabilidad y ello se
debe a que el medio se encuentra espacialmente organizado. Tal organización, en general, consiste
en la distribución asimétrica de moléculas que influyen sobre el desplazamiento.
Como en el caso de cualquier proceso de migración se requieren a) moléculas del citoesqueleto con
capacidad de generar fuerzas mecánicas que produzcan deformaciones de la superficie celular
como, por ejemplo, filamentos de actina, proteínas asociadas para generar fascículos paralelos
separados por una distancia óptima, miosina-II, etc. La emisión de seudopodios, filipodios o
membranas ondulantes constituye una deformación y requiere la operación de fuerzas.
Con respecto a las moléculas del entorno involucradas en el control de la dirección del
movimiento, habitualmente existen g) moléculas que son componentes fijos de la matriz
extracelular; estas moléculas conforman una fase sólida capaz de operar como puntos de apoyo
para las fuerzas de tracción necesarias para el desplazamiento; las zonas del embrión que expresan
estas moléculas son fácilmente invadidas por ciertas células migrantes.
También existen h) moléculas de la matriz extracelular y de las células que producen el efecto
inverso, vale decir, moléculas que evitan que las células puedan adherirse a la matriz extracelular y
que esta pueda servir de apoyo para la migración. Las zonas del embrión en las que estas moléculas
Por otro lado, una población celular migratoria no necesariamente mantiene sus propiedades o
capacidades de desarrollo a lo largo de todo el proceso migratorio. Frecuentemente a lo largo de la
vía migratoria que recorren realizan Int c-c con otras poblaciones celulares y éstas pueden
modificar sus propiedades de desarrollo. Tanto es así que existen ejemplos de cambios en el grado
de determinación de las células migratorias que ocurren entre el momento en que salen del punto
de partida y el momento en que llegan a destino. También existen ejemplos, aunque distintos, que
ilustran el mismo concepto. Hay células migratorias que, poseyendo un punto de partida común, en
el momento de partir poseen similar grado de determinación. Pero si esas células poseen dos vías
migratorias posibles, las que siguen una de ellas sufren una determinación diferente de la que
sufren las que siguen la otra vía.
Todos estos hechos muestran que la migración celular, al igual que otros CCD, se ejecuta y regula
epigenéticamente, (interactivamente) y que en buena medida depende de las condiciones
fisicoquímicas del ambiente en el que las células se hallen. Estas características pueden cambiar en
función del tiempo, para el caso de las células no migratorias, pero también cambian en función del
espacio (o de la posición que ocupan en cada momento) para el caso de las poblaciones celulares
migratorias.
SC 2.12. El concepto de migración celular dirigida. Papel de desarrollo. El concepto de haptotaxis. Papel del citoesqueleto y de las fuerzas
interfaciales célula-sustrato (Fif c-s). V. Flores
La migración celular dirigida es un CCD que se ejecuta interactivamente con la matriz extracelular
y señales difusibles. Consiste en un desplazamiento o cambio de posición a) activo –mediado por
la operación de fuerzas generadas por las células migratorias y fuerzas de adhesión interfaciales
entre células y matriz extracelular o sustrato (Fif c-s)– en el que b) las posibles direcciones de los
vectores instantáneos de desplazamiento no poseen similar probabilidad. La función de densidad de
probabilidades de los valores de los ángulos que definen las direcciones de los vectores de
desplazamientos instantáneos no corresponde a una distribución uniforme ni gaussiana y las series
numéricas temporales que representan los cambios de posición no corresponden a movimiento
browniano estándar sino a otro tipo de procesos estocásticos denominados correlacionados o con
memoria. Esto significa que existen factores que instalan correlaciones entre dichos valores y
hacen que el proceso no sea de tipo browniano estándar.
Desde el punto de vista teórico, el único modo de definir la migración es como cambio de posición
y éste sólo puede ser registrado con precisión cuando se establece un sistema de referencia formal.
En el caso concreto de poblaciones celulares que se desplazan en el interior de un sistema de
desarrollo pluricelular, la migración de una población celular puede implicar muchos cambios de
posición relativos simultáneos con respecto a otras células del sistema. Alguno(s) de tales cambios
relativos puede(n) poseer significado biológico y otros no. Así, además del cambio de posición, la
migración celular puede poseer otros papeles de desarrollo.
La gastrulación es uno de los eventos del desarrollo que más claramente revela los diferentes roles
de desarrollo que puede poseer la migración celular. Ilustra cómo los desplazamientos celulares
pueden a) poseer rol morfogenético produciendo cambios de forma, b) modificar la organización
espacial de un sistema, c) facilitar la ocurrencia de Int c-c y cómo éstas, a su vez, pueden d)
incrementar la complejidad introduciendo mayor diversidad celular.
a) Debe poseer actividad contráctil y ser capaz de realizar cambios de forma con la producción
de prolongaciones celulares (aplanadas: lamelipodios; o cilíndricas: seudopodios, filipodios). Estas
b) Debe ser capaz de adherirse al sustrato sobre el cual migra. Esta capacidad debe ser regulada
o modulada. La célula debe ser capaz de adherirse pero además de despegarse y volver a adherirse
en algún punto que se encuentra más adelante en la dirección del movimiento (SC El concepto de migración
celular dirigida. Papel de desarrollo. El concepto de haptotaxis. Papel del citoesqueleto y de la fuerzas interfaciales célula-sustrato [Fif c-s]).
Para el caso de los movimientos celulares con papel morfogenético, a estas dos generalizaciones
cabría agregar una tercera referida a que aquéllos deben cumplirse integradamente con otros
fenómenos. Vale decir, deben estar sujetos a algún tipo de control temporal y espacial. Se han
descrito muchos CMD involucrados en la regulación de la migración celular dirigida (SC 2.11
Comportamientos moleculares involucrados en la migración celular dirigida). La mayoría de estos CMD corresponden a
interacciones denominadas genéricamente interacciones célula-matriz extracelular (Int c-mec) o
célula-sustrato (Int c-s) que poseen como base molecular a) la interacción entre componentes
macromoleculares pertenecientes a las dos superficies interactuantes (la superficie externa de la
membrana plasmática y la matriz extracelular) y b) las proteínas difusibles que operan como señal
(agentes quimiotácticos), o como factores de crecimiento y mantenimiento para las células
migratorias, proteínas enzimáticas (sus activadores e inhibidores) que procesan la matriz
extracelular y que pueden estar tanto en forma libre o adheridos a las superficies mencionadas.
La idea de que la migración celular puede ser resultado de la acción de fuerzas interfaciales entre la
célula y el sustrato (Fif c-s), fenómeno llamado haptotaxis, data de muchos años. Esta noción
proviene de la Física pero ha sido modificada y enriquecida a partir de estudios sobre la dinámica
de la membrana plasmática durante la migración, la estructura del citoesqueleto y la composición
macromolecular de la superficie celular y de la matriz extracelular.
La idea básica del concepto de haptotaxis se basó en la hipótesis de que la energía necesaria para
producir el movimiento es resultado de la operación de Fif c-s de atracción. De acuerdo con esta
concepción, el desplazamiento real de una célula sería un fenómeno fundamentalmente pasivo.
Diversos estudios sobre migración dirigida permiten plantear el concepto de haptotaxis de un modo
más amplio. Se sabe que las células migratorias se adhieren al sustrato y que desarrollan respecto
de éste una Fif c-s medible experimentalmente. La intensidad de la Fif c-s depende de la
existencia, en la superficie de la membrana plasmática, de moléculas específicas que poseen fuerte
afinidad por componentes macromoleculares específicos de la matriz extracelular. La Fif c-s de
atracción puede ser biológicamente definida como resultado de “afinidades específicas” entre
grupos moleculares pertenecientes a ambas superficies. Sin embargo, no se considera que la Fif c-s
genere la fuerza necesaria para el movimiento.
Bibliografía
Carter SB. (1967). Haptotaxis and the Mechanism of Cell Motility. Nature. 213:256-60.
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Links
http://labs.bio.unc.edu/harris/Courses/biol104/wrinkles2.mov
http://labs.bio.unc.edu/harris/Courses/biol104/wrinkles.mov
SC 2.13. El papel de la polaridad planar y de la intercalación celular en la formación de la línea primitiva. N. Fosser
Recientemente, el uso de técnicas que permiten seguir a células individuales ha permitido registrar
sus cambios de posición y sus trayectorias en el epiblasto durante los instantes previos al inicio de
la gastrulación. Durante la polonesa epiblástica, las células convergen hacia la línea media en la
zona caudal del disco (Fig. SC 2-13-1). En la zona medial donde se origina la línea primitiva, las células
que convergen desde las mitades derecha e izquierda del disco se intercalan unas con otras,
mientras que las que se encuentran por fuera de esta zona, no presentan este comportamiento. Esta
intercalación de células epiblásticas explica la extensión por convergencia de la línea primitiva en
sus orígenes. La zona del epiblasto donde estos comportamientos celulares se inician coincide con
la zona de la hoja inferior en donde se inicia la formación del hipoblasto.
Los experimentos de rotación planar del hipoblasto (rotación en el plano de la hoja sin invertir la
posición de sus caras “dorsal y ventral”) producen alteraciones morfológicas de la línea primitiva y
expresión ectópica de moléculas relacionadas con las vías de señalización involucradas en la PCP.
Para comprobar si estas vías son importantes en la intercalación observada durante la formación de
la línea primitiva, se realizaron experimentos de pérdida de función. Los resultados mostraron que
estas vías son esenciales para la formación de la línea primitiva, por lo que se concluye que la PCP
es requerida para los movimientos de polonesa y los movimientos de intercalación que dan origen a
la línea primitiva.
Bibliografía
Voiculescu O, Bertocchini F, Wolpert L, Keller RE, Stern CD. (2007). The amniote primitive streak
is defined by epithelial cell intercalation before gastrulation. Nature. 449(7165):1049-52.
Bénazéraf B, Pourquié O. (2008). Developmental biology: cell intercalation one step beyond. Curr
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SC 2.14. La transformación de ejes desde la fase pregastrular a la organización del embrión cilíndrico. N. Fosser
Previamente a la formación de la línea primitiva, las células del epiblasto de los embriones
amniotas realizan movimientos conocidos como “polonesa” o pregastrulares. Éstos pueden
Estos resultados muestran que la descripción de la organización del embrión bilaminar pregastrular,
en términos de una hoja dorsal y una ventral, no describe fielmente el destino futuro de las células
que lo componen. Las células que luego de la gastrulación adoptarán posiciones dorsales y
ventrales se hallan todas en el plano del epiblasto: las futuras células dorsales, en posición
“cefálica” al futuro organizador, y las futuras células ventrales, “caudales” a él.
Así, en el caso del embrión bilaminar, el uso de los términos dorsal y ventral, para aludir a sus dos
hojas, no tiene el mismo sentido que cuando se los usa para describir la organización anatómica
básica que se alcanza más tarde. Resulta claro que las poblaciones celulares que conformarán estos
ejes embrionarios no se encuentran presentes sino hasta que se haya avanzado en los movimientos
gastrulares y luego, durante la regresión caudal de la línea primitiva y el nodo.
Incluso luego del plegamiento embrionario, las poblaciones celulares mencionadas como dorsales
y ventrales no dan encarnadura al eje dorso-ventral anatómico, sino a la polaridad representada por
los tejidos que actúan en la vida vegetativa (internos, endo, dentro) y los de vida de relación
(externos, ecto, fuera).
Links
Videos que ilustran los movimientos pregastrulares. Véase Apéndice A en Chuai y cols., 2006.
El hipoblasto es la hoja “ventral” (o “inferior”, de ahí el uso del prefijo “hipo” en su designación)
del disco embrionario bilaminar pregastrular de las aves. La mayoría de sus células tienen un
destino extraembrionario. Es considerada una población celular homóloga al endodermo visceral
de los embriones de ratones y roedores.
Las interacciones recíprocas entre el epiblasto y el hipoblasto han sido investigadas desde hace
largo tiempo. En el año 1933, C. Waddington informó que la rotación planar del hipoblasto
(rotación en el plano de la hoja sin invertir la posición de sus caras “dorsal y ventral”) producía
alteraciones morfológicas de la línea primitiva.
Más recientemente se observó que a) la eliminación del hipoblasto tiene como resultado la
formación de varias líneas primitivas; además, b) durante el desarrollo, el hipoblasto es
reemplazado, desde el extremo “caudal” hacia el cefálico del disco embrionario, por otro tejido
extraembrionario conocido como endoblasto o hipoblasto secundario. El desplazamiento, en
sentido cefálico, de las células hipoblásticas, debido a la ocupación de la región caudal de la hoja
ventral por el endoblasto, coincide temporal y espacialmente con la aparición de la línea primitiva
en el epiblasto. Los dos hechos mencionados sugieren que el hipoblasto tiene un efecto inhibitorio
sobre la formación de la línea primitiva.
Algunos estudios en los que se silencia o sobreexpresa en forma ectópica la proteína de secreción
Cerberus (un antagonista de la proteína señal Nodal, expresada en el epiblasto) sugieren que la
proteína Cerberus producida por el hipoblasto está involucrada en la inhibición de la formación del
surco primitivo. El desplazamiento en sentido cefálico del hipoblasto por parte del endoblasto
libera al epiblasto de esta acción inhibitoria y, además, provee un control temporoespacial del
proceso de formación de la línea primitiva/surco primitivo. La proteína Cerberus tiene tres sitios de
unión o “cabezas” (de ahí su designación “Cerberus”) con papeles de desarrollo que antagonizan a
las proteínas señal Nodal, Wnt y Bmp. Estos sitios de unión fijan a las tres proteínas, impiden la
unión a sus respectivos receptores e inhiben sus correspondientes vías de señalización. Las
moléculas señaladas participan en general, entre otros procesos, en estimular la formación del
surco primitivo, de la notocorda y otras poblaciones que participan en el desarrollo de las regiones
caudales del tubo neural (cerebro posterior y médula) y del tronco. Así, la expresión de la proteína
La gastrulación consiste, básicamente, en una reorganización de las células del embrión. Durante
su desarrollo, parte de ellas abandona la hoja dorsal merced a una T e-m y ulterior migración. Si la
T e-m no estuviera sometida a regulación, el desarrollo podría alterarse por la excesiva pérdida de
células epiblásticas, necesarias también para la generación del sistema nervioso.
El desplazamiento del hipoblasto hacia el extremo cefálico del disco embrionario permite la
generación de dos zonas en el epiblasto: una caudal donde la Te-m es posible (surco primitivo) y
otra cefálica donde conserva su morfología epitelial. En esta última zona, el hipoblasto, a través de
la secreción de la proteína señal FGF, promueve la expresión temprana y transitoria de ciertas
proteínas factores de transcripción preneurales Erni, Sox3, Otx2 y otras que llevan al tejido a un
estado precerebro anterior (preprosencefálico).
Bibliografía
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132(9):2007-21.
Bertocchini F, Stern CD. (2002). The hypoblast of the chick embryo positions the primitive streak
SC 2.16. La secuencia de polaridades que aparecen desde la fecundación al embrión posgastrular. La importancia de tales polaridades en la
organización espacial de tipos celulares emergentes. V. Flores
El progreso del desarrollo embrionario desde la formación de la CH hasta la formación del embrión
trilaminar posgastrular, denominado período presomítico, implica una sucesión ordenada de
eventos que conducen al establecimiento de a) sucesivas asimetrías o polaridades que sirven como
marco de referencia para el establecimiento de b) varias líneas celulares determinadas y
espacialmente organizadas con respecto a los ejes de las polaridades mencionadas. Ambos
fenómenos (a: aparición de nuevos ejes de referencia y b: aparición de nuevos tipos celulares)
derivan epigenéticamente de la polaridad original “impresa en”, o “representada por”, la
organización espacial de las moléculas informativas presentes en la célula huevo. Ambos
fenómenos resultan de una sucesión temporal y espacialmente organizada de CCD y CMD. La figura
SC 2-16-1, ilustra las diversas polaridades (a veces denominadas ejes) que aparecen durante el período
de tiempo considerado.
Los eventos del desarrollo temprano ocurren diferentemente en especies de diferente complejidad.
En invertebrados y vertebrados “inferiores”, la polaridad inicial (eje animal-vegetativo) y la
aparición de los primeros tipos celulares están ya establecidas en la organización del ovocito.
Éste contiene determinantes citoplasmáticos cuyas distribuciones espaciales asimétricas (polaridad)
especifican los ejes o direcciones del espacio a lo largo de los cuales se organizan los tipos
celulares que inicialmente derivan de la célula huevo. El resto del desarrollo ocurre como
consecuencia de interacciones epigenéticas entre los tipos celulares tempranamente formados.
En los mamíferos, sin embargo, el desarrollo es más plástico, y no está definitivamente aceptado
que a) la posición del segundo cuerpo polar (tomado como indicio estructural que marca la
posición del polo meiótico) y b) el sitio de entrada del espermatozoide condicionen, o
determinen, el comportamiento proliferativo o el destino de las blastómeras resultantes de la
segmentación. Algunas experiencias realizadas en embriones de ratón tienen resultados no siempre
compatibles (SC ¿Requiere la emergencia de la polaridad “interior-exterrior” de la mórula o la generación del eje “embrionario-abembrionario”
una organización previa (prepattern) de la CH?) y no existe consenso acerca de la existencia de relaciones causales
en la siguiente sucesión de hechos:
2) Si (b) la existencia de un eje meiótico tiene un efecto determinante con respecto a la asimetría
estructural y molecular del embrioblasto.
3) Si (c) la asimetría estructural y/o molecular del embrioblasto determinan la polaridad del
endodermo visceral del polo distal (endodermo visceral distal: Dve) en el embrión pregastrular.
4) Si (d) la asimetría del Dve determina su desplazamiento hacia el futuro extremo cefálico y su
transformación en Ave en el inicio de la gastrulación.
Esta objeción, sin embargo, es débil en el contexto de la embriología moderna que plantea que la
derivación de formas de organización complejas a partir de otras más simples es, precisamente, la
clave de la epigénesis.
En general existe acuerdo con respecto a la idea de que, en embriones de ave y de ratón, la
polaridad que precede, y de la que deriva, el eje céfalo-caudal es establecida epigenéticamente, en
etapa pregastrular. Existe consenso acerca de que tal polaridad es instalada mediante señales
generadas por células extraembrionarias que poseen una ubicación excéntrica respecto del disco
embrionario (hoz de Köller en el pollo y ectodermo extraembrionario –cono ectoplacentario‒ en el
ratón). Algunos consideran que tal asimetría se instala tempranamente y posee manifestaciones
estructurales ya durante la maduración del blastocisto (SC La transición entre la aparición del eje embrionario-
abembrionario del blastocisto y la instalación de la polaridad céfalo-caudal del embrión gastrular). Vale decir, ya existiría una
asimetría, precursora de la polaridad cefálo-caudal, en el blastocisto preimplantatorio.
El problema de la sucesión de los cinco hechos arriba mencionados se divide en dos aspectos
centrales más generales: 1) cómo se llega de una célula huevo con organización aparentemente
simétrica (esférica o, al menos, radiada) a una mórula con una polaridad exterior-interior y cómo
se pasa de esta organización a la del blastocisto maduro que expresa una polaridad embrionaria-
Con respecto al primer punto, existen modelos que proponen cómo se podrían establecer las
diferencias moleculares que explican la aparición de dos vías evolutivas diferentes en la mórula: a)
la vía de las células externas que lleva a la formación del trofoblasto y b) la vía evolutiva de las
células internas que lleva a la formación del embrioblasto.
Algunas revisiones críticas de conjuntos de datos colectados en las últimas décadas permiten
proponer un modelo aleatorio de especificación de tipos celulares dependiente de a) la posición de
las células en la mórula y de b) interacciones entre células. Algunos proponen que, pese a que
puedan existir tendencias de desarrollo asimétricamente distribuidas en las dos primeras
blastómeras, éstas pueden ser anuladas debido a las influencias de la posición y de las interacciones
celulares.
Clásicamente se ha considerado que las blastómeras del embrión de ratón son citogenéticamente
equipotentes hasta el E8c y que durante los siguientes ciclo de segmentación –4.º y 5.º ciclo‒ se
produce la primera determinación de vías evolutivas: la línea de células externas (trofoblasto) y la
de células internas (embrioblasto) (SC 2.3. Procesos de diferenciación celular durante el período de segmentación. ¿Cómo se
genera diversidad celular durante la segmentación?; SC 2.6. Comportamientos celulares involucrados en la primera determinación. En los mamíferos
con sólo tres células se constituiría el embrioblasto). A continuación, las células del embrioblasto, en una segunda
bifurcación, se determinarán en epiblasto e hipoblasto (endodermo primitivo) (SC La segunda determinación
en los embriones de mamíferos).
De estas tres poblaciones celulares, sólo la epiblástica retiene potencia para originar un embrión.
Las otras originan tejidos no embrionarios pero desempeñan un papel importante en la generación
de señales espacialmente organizadas que inician el patterning del disco embrionario
pregastrular.
Bibliografía
Rossant J, Tam PPL. (2009). Blastocyst lineage formation, early embryonic asymmetries and axis
patterning in the mouse. Development. 136:701-13.
SC 2.17. La primera determinación. La expresión de combinatorias de factores de transcripción específicas de tipo celular en la mórula y el
blastocisto. V. Flores
El factor Cdx2 empieza a expresarse en las blastómeras ya en el E8c y luego, gradualmente, queda
restringido a las células externas de la mórula ya antes de la formación del blastocisto.
El análisis del efecto de mutaciones de diversos factores de transcripción permite proponer una
sucesión temporal definida de expresión de factores de transcripción:
-- los embriones mutantes para el factor Cdx2 pueden realizar la segmentación pero, cuando las
células deben organizarse formando un blastocisto, las células externas pierden sus características
epiteliales y no se diferencian y organizan en un trofoblasto. En estos embriones se reduce la
expresión del factor de transcripción con caja T, Eomes.
-- los embriones mutantes para el factor de transcripción con caja T, Eomes, también sufren
alteraciones en el trofoblasto pero un poco más tarde que los mutantes para Cdx2. En estos
embriones no se altera la expresión del factor Cdx2. Esto indicaría una secuencia temporal Cdx2
→ Eomes.
En ambas mutaciones, el desarrollo del trofoblasto se inicia pero luego se altera. Ello sugiere que
otros factores participan en los pasos previos, entre mórula y blastocisto.
-- se ha mostrado que el factor de transcripción Tead4 se expresa antes que el Cdx2 y que es
necesario para la expresión de este último y para la formación de células troncales trofoblásticas.
Así, el factor Tead4 precedería a los anteriores factores en la sucesión de eventos que llevan a la
diferenciación del trofoblasto. La sucesión más probable sería: → Tead4 → Cdx2 → Eomes
→etcétera.
En los mamíferos, el factor Tead4 sólo puede producir su efecto sobre la transcripción con la
participación del coactivador Yap (yes associated protein).
Éstos son sólo algunos de los factores identificados de una red, seguramente más compleja, de
factores de transcripción necesarios para la programación del linaje celular trofoblástico.
No sólo los factores mencionados (Tead4, Cdx2, Eomes), que son específicos-de-células troncales
trofoblásticas, se expresan tempranamente en la mórula. Los factores de transcripción específicos-
de-células troncales embrionarias (embrioblasto) tales como por ejemplo Oct4, Sox, Nanog, Gata
y otros, también son expresados, al principio de la segmentación de la CH, en prácticamente todas
las blastómeras,
Luego, durante la blastulación, se instala una expresión espacial diferencial de los factores
mencionados de modo que los factores Cdx2 y Eomes quedan restringidos y, con alta expresión, a
las células polarizadas externas de la mórula (futuro trofoblasto), en tanto que Oct4, Sox, Nanog,
Gata, etc. quedan restringidos a las células no polarizadas internas (futuro embrioblasto). Esto lleva
a la formación de células que ocupan diferentes posiciones y que expresan diferentes combinatorias
específicas de factores de transcripción.
La instalación de la expresión espacial diferencial de los factores de transcripción resulta del hecho
de que los factores de transcripción específicos-de-trofoblasto y específicos-de-embrioblasto
interactúan entre ellos de modo que se inhiben recíprocamente. Debido a ello, precisamente, se
segregan en dos líneas celulares con diferentes potencias de desarrollo. Por ejemplo, en embriones
mutantes para el factor Cdx2, específico de trofoblasto, dichas diferencias regionales no se
producen y los factores Oct4, Sox2, Nanog, específicos de embrioblasto, se expresan también en
las células externas.
Así, la constitución de los dos primeros linajes celulares pasa por una etapa inicial en la que las
células expresan tanto factores específicos-de-trofoblasto y como factores específicos-de-
embrioblasto. Luego, la expresión de Cdx2 queda restringida al exterior y, como Cdx2 inhibe la
expresión de factores específicos-de-embrioblasto, la expresión de éstos queda restringida a las
células internas.
Todas las células pluripotentes de la mórula poseen inicialmente la capacidad de expresar estos
factores de transcripción. Las diferencias se establecen luego dependiendo de cómo las blastómeras
adquieren diferentes posiciones (y posibilidades de interacción) respecto del medio y respecto de
las otras blastómeras. Algunos hechos relevantes que generan diferentes posibilidades de
interacción son a) la polarización de las blastómeras, b) la compactación de la mórula, c) el
desarrollo de uniones oclusivas entre células superficiales, d) el desarrollo de un medio intramórula
bioquímicamente definido por las propias células del embrión (SC 2.6. Comportamientos celulares involucrados en
Bibliografía
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Development. 134:4219-31.
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71.
SC 2.18. La segunda determinación. La determinación de los linajes celulares epiblásticos e hipoblásticos y su organización espacial en el
embrión bilaminar. V. Flores
La idea clásica, predominante hasta la actualidad, considera que el embrioblasto es una población
celular homogénea, integrada por células citogenéticamente equipotentes (similarmente
determinadas), vale decir, sin restricción de linaje en sentido epiblástico o hipoblástico (Fig. SC 2-18-1
B). La concepción clásica proponía que la segunda determinación, al igual que la primera, podría
ser un fenómeno dependiente de la posición: las células de ubicación dorsal (adyacentes al
trofoblasto polar) se determinarían en epiblasto y las de ubicación ventral (limitantes con el
blastocele) se determinarían en hipoblasto.
b) una segunda fase de sorting-out (segregación en dos grupos) selectivo de éstas que conduce a la
segregación de los dos tipos celulares y su organización en las dos capas celulares conocidas (Fig. SC
2-18-1 C).
Ciertos estudios ulteriores de expresión genética global (GWA) apoyan tal visión ya que muestran
que las células del embrioblasto corresponden a una de dos categorías: a) células que expresan
preferentemente proteínas del epiblasto o b) células que expresan proteínas del hipoblasto.
Una de las proteínas típicas de las células precursoras hipoblásticas es la proteína receptor tipo α
del factor de crecimiento derivado de plaqueta o Pdgfra (platelet-derived growth factor
receptor α). Siguiendo la expresión del constructo Pdgfra-H2B-Gfp resultante de la fusión de los
genes codificantes de las proteínas Pdgfra, la histona H2B y la proteína fluorescente verde Gfp
(Gfp; green fluorescent protein) se ha podido determinar la ubicación temprana y ulterior
reubicación de células precursoras hipoblásticas.
Estos experimentos muestran que las células del embrioblasto, que durante la blastulación
temprana expresan el constructo mencionado, expresan también el factor de transcripción
Nanog (específico de epiblasto). Sin embargo, en la blástula madura, las células del embrioblasto
Bibliografía
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Rossant J, Chazaud C, Yamanaka Y. (2003). Lineage allocation and asymmetries in the early
mouse embryo. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 358:1341-9.
SÍNTESIS CONCEPTUAL 3
SC 3.7. El origen, la programación temporal y la organización espacial de la segmentación del mesodermo paraxil. V. Flores, M. Rapacioli
SC 3.8. Somitogénesis. Evidencias moleculares de la existencia de un oscilador o reloj de segmentación. V. Flores, M. Rapacioli
SC 3.9. Mecanismos de integración molecular entre el reloj de segmentación y el gradiente de somitogénesis. V. Flores, M. Rapacioli
SC 3.11. La deslaminación del mesodermo lateral y la especificación de las hojas somáticas y esplácnicas del celoma. V. Flores, M. Rapacioli
SC 3.12. Epitelización y deslaminación del mesodermo lateral. Cambios en el patrón de expresión de proteínas asociados a la especificaión y
determinación de las hojas somática y visceral del mesodermo lateral. V. Flores, M. Rapacioli
Las especies bióticas, aun cuando estén relacionadas evolutivamente, pueden presentar diferencias
importantes. Éstas resultan de la gran variedad de adaptaciones a diferentes medioambientes (aves
y peces) o son el resultado de diferentes modos de adaptación al mismo medio (vacas, caballos y el
ser humano comparten básicamente el mismo medio). Estas adaptaciones, que son el resultado de
la selección natural, generan diferencias notables que a veces enmascaran las similitudes básicas
1. Son animales cilíndricos con simetría bilateral. Poseen un elemento axil denominado “cuerda
dorsal” que coincide con el eje longitudinal. Este eje se extiende desde la cabeza a la cola y se
denomina eje céfalo-caudal. La simetría bilateral está definida respecto de un plano denominado
“sagital” que coincide con la posición de la cuerda dorsal y, en consecuencia, contiene al eje
céfalo-caudal. La posición del plano sagital está definida por dos ejes contenidos en él: uno es el
eje céfalo-caudal y otro es el dorso-ventral. El plano sagital o de simetría bilateral se define como
aquel que divide al cuerpo en mitades que son, una respecto de la otra, imágenes especulares. Esta
organización espacial de los componentes corporales es descrita anatómicamente en términos de la
posesión de una cabeza o extremo cefálico, una cola o extremo caudal, una superficie dorsal (la
espalda), una ventral y mitades o lados derecho e izquierdo respecto del plano sagital. La existencia
del plano sagital, que ocupa una posición denominada “medial”, permite definir un tercer eje
espacial que se dirige desde el plano sagital o medial hacia los lados (derecho o izquierdo) por lo
cual se denomina eje “medio-lateral” (de la línea media a los lados). Si bien pueden describirse dos
ejes medio-laterales, éstos son equivalentes para el caso de las estructuras corporales con simetría
bilateral. Para el caso de las estructuras corporales asimétricas, este eje carece de sentido. Por otro
lado, tomando siempre como referencia el elemento axil (la cuerda dorsal), se definen otras dos
regiones. La que está dorsal a la cuerda se denomina epiaxial y la región ventral a ella se denomina
hipoaxial.
2. Son animales celomados. El cuerpo consiste en dos componentes cilíndricos concéntricos, uno
externo o somatopleural (vinculado a la vida de relación) y uno interno o esplacnopleural (con
estructuras vinculadas a la vida vegetativa). Ambos elementos están separados por una cavidad
interna denominada celoma. Éste, en el estado adulto, permite la independencia de los
movimientos entre los componentes de la vida de relación y los de la vida vegetativa. Los primeros
asientan en la pared corporal en la que se encuentran los elementos para sensar el medio y en la que
se asocian elementos contráctiles (músculos esqueléticos, rápidos) y elementos rígidos, móviles y
3. Son animales segmentados. Poseen una organización de los componentes de la pared corporal o
somatopleural adaptada a la realización de los movimientos necesarios para desplazarse en el
medio. En consecuencia, el sistema nervioso central, el sistema nervioso periférico, el esqueleto y
la musculatura axil poseen una organización en segmentos o metámeras. Éstas se definen como
unidades anatomofuncionales, con disposición bilateral y simétrica, que se repiten a lo largo del eje
céfalo-caudal, con una misma estructura básica pero con diferencias regionales que permiten su
identificación. Cada segmento corporal posee simetría bilateral. Un segmento del sistema nervioso
es capaz de funcionar autónomamente pues posee una población neuronal en el sistema nervioso
periférico (la neurona sensorial primaria), y dos poblaciones neuronales en el sistema nervioso
central, una población de asociación y una eferente. Ésta última inerva los músculos
correspondientes al segmento corporal. Los músculos y los huesos del esqueleto axil están
dispuestos de modo tal que pueden realizar movimientos de flexión (por la contracción de
músculos hipoaxiales), de extensión (por los músculos epiaxiales), laterales (por la existencia de
músculos ubicados en posición lateral al eje). También pueden realizarse movimientos de rotación
o torsión combinando adecuadamente el uso simultáneo de varios grupos musculares. A lo largo de
la evolución, el aparato de la locomoción se ha perfeccionado y, como apéndices del esqueleto axil,
surgieron los miembros anteriores y posteriores. Este hecho, sumado al desarrollo desigual de
muchas regiones corporales hace que superficialmente no se advierta el carácter cilíndrico que con
claridad se percibe en algunos peces y ofidios.
6. Inmediatamente ventral al plano vascular se encuentra el plano del cilindro interno que forma el
tubo digestivo y sus órganos anexos.
7. Además de los órganos que se forman en los cilindros externo (formados por la asociación de
tejidos ectodérmicos y mesodérmicos) e interno (formados por la asociación de tejidos
endodérmicos y mesodérmicos), poseen órganos que se forman directamente en la intimidad del
mesodermo. Estos órganos pertenecen a los aparatos excretor y reproductor y al sistema
circulatorio.
Bibliografía
Gilbert SF, Raunio AM, Editors. (1997). Embryology, Constructing the Organism. Sunderland,
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Schnek A, Massarini A. (2008) Curtis. Biología. 7ª edición. Buenos Aires: Editorial Médica
Panamericana.
En el campo de la biología del desarrollo el término posee una acepción específica no siempre
claramente acotada en los textos.
(b) ... identificable dentro de un sistema de referencia temporoespacial que lo precede y del cual
derivan tanto su relación armónica con el resto del organismo como su propia organización
interna…
A continuación se aclaran y amplían algunos de los ítems que integran el concepto de esbozo:
- La calificación de “completa” alude a que la población aludida como esbozo debe generar todas
las partes que componen el órgano definitivo.
- El termino “armónica” alude a las relaciones de posiciones, tamaños y volúmenes relativos que
deben poseer las partes del todo generadas por el esbozo.
(d) La composición celular heterogénea de los esbozos. En general los órganos están compuestos
por más de un tipo celular. Los conceptos de parénquima y estroma se refieren a este hecho. Las
células que integran el parénquima cumplen la(s) función(es) específica(s) del órgano y las que
componen el estroma participan estrechamente con las primeras en el cumplimiento de las
funciones del órgano: mantienen las características del estado diferenciado, proveen el patrón de
organización al mismo, constituyen el andamiaje estructural del órgano y posibilitan su integración
funcional proveyéndole mecanismos de comunicación (neurales y vasculares [endocrinos,
inmunitarios, etc]) con otros órganos de la economía. Desde el punto de vista estructural, la
heterogeneidad celular de los esbozos de órganos se refiere a que éstos habitualmente están
compuestos por dos o más poblaciones de células embrionarias interactuantes: uno epitelial (que
originará el parénquima) y uno mesenquimático (que originará el estroma). Para el caso de
estructuras de origen somatopleural, los esbozos están constituidos por la asociación del epitelio
ectodérmico + el mesénquima somático y, para el caso de las estructuras de origen esplacnopleural,
los esbozos están compuestos por el epitelio endodérmico + el mesénquima visceral. En general, el
epitelio origina el parénquima y el mesénquima origina el estroma de los órganos de origen
somatopleural o esplacnopleural.
(e) El carácter determinado de los esbozos. Se refiere a que éstos se constituyen como
consecuencia de fenómenos interactivos que fijan el destino evolutivo de la(s) población(es)
celular(es) que integra(n) el esbozo. Estas interacciones celulares son denominadas determinantes –
directrices o instructivas–. Los fenómenos de determinación consisten en reprogramaciones de la
información genética que instalan restricciones a la potencia evolutiva de las células. Una
determinación implica la retención de una de dos o más opciones de desarrollo; la vía de desarrollo
seleccionada, de ahí en más, se mantiene como un efecto estabilizado o irreversible de larga
duración. Esto último es descrito también en términos de la adquisición de un compromiso de
desarrollo. El grado y tipo de determinación que posee un esbozo cualquiera es el resultado global
de la historia de determinaciones que han sufrido las células que constituyen el esbozo y sus
antecesoras. Para más detalles sobre el concepto de determinación (SC 0.5. El concepto de determinación.
Potencia y significado evolutivos; SC 0.6. Concepto de acción celular determinante (A c-c D); SC 0.7. Poblaciones celulares determinantes (pcD)
y poblaciones celulares competentes (pcC)).
(f) El carácter restringido de la potencia evolutiva de un esbozo. Que una población celular
embrionaria posea capacidad para originar la estructura adulta “A” no es suficiente para
considerarla como el esbozo de “A”. Ese hecho sólo indica que la capacidad de formar “A” forma
parte de su potencia de desarrollo. Dilucidar si una población celular embrionaria, efectivamente,
constituye el esbozo de la estructura adulta “A” requiere investigar si es capaz de originar
Bibliografía
Flores V. (2000). SBD. Bases biológicas y moleculares del período somítico. Dir. Vladimir Flores.
Las poblaciones celulares embrionarias denominadas esbozos son precursoras o formadoras de una
variedad de entidades biológicas que pueden corresponder a diferentes niveles de organización del
individuo. El término esbozo, en consecuencia, se aplica a varios niveles de organización. En
general se trata de a) poblaciones generadoras de órganos (p. ej., esbozo de la glándula tiroides),
aunque también se aplica el término esbozo para referirse a b) poblaciones celulares generadoras
de todo un aparato (p. ej., esbozo respiratorio o laríngeo-tráqueo-bronco-pulmonar que forma casi
todo el aparato respiratorio), o c) poblaciones celulares precursoras de todo un sistema (p. ej., la
placa neural que es el esbozo del sistema nervioso central).
El término esbozo también se aplica a poblaciones celulares que generan estructuras o entidades,
que d) no corresponden con precisión a ninguno de los niveles de organización clásicos, y que sólo
son partes de órganos (p. ej., el esbozo dorsal del páncreas o el esbozo de la corteza suprarrenal) o,
por el contrario, a esbozos que generan e) conjuntos de órganos que integran regiones corporales
(p. ej., esbozos de miembros superiores o inferiores que originan todos los órganos (huesos y
músculos) contenidos en el miembro). También se aplica a f) poblaciones celulares que generan
órganos que están incluidos dentro de otros órganos (p. ej., esbozo de la lente, un órgano que está
incluido dentro del ojo que, a su vez, es considerado el “órgano de la visión”). Finalmente, g) el
término esbozo suele ser usado también incorrectamente cuando se designan elementos anatómicos
que en rigor no poseen ninguna población celular embrionaria y que sólo son lugares delimitables
anatómicamente por su carácter de cavidades (p. ej., esbozo del cuarto ventrículo o del tercer
¿Qué tienen en común todas estas estructuras tan disímiles que permite afirmar que todas ellas se
generan a partir de esbozos? Tienen en común el hecho de que, pese a las grandes diferencias en
cuanto a su complejidad y a la dificultad para ubicarlos en algún nivel de organización definido del
organismo, comparten la cualidad de que, para todas ellas es posible identificar, en un momento del
desarrollo y en una ubicación definida dentro del embrión, una (o más) población (es) celular(es)
cuya única potencia de desarrollo es la de generarlos. Vale decir, se trata de poblaciones celulares
que han sufrido un grado tal de determinación, dependiente de su historia de determinaciones
previas, que sólo pueden formar la estructura en cuestión.
Bibliografía
Flores V. (2000). SBD. Bases biológicas y moleculares del período pomítico. Dir. Vladimir Flores.
Dado que los campos son esbozos con capacidad regulativa, el concepto de campo incluye todos
los ítems que conforman la definición de esbozo (SC Concepto de esbozo). Así:
- los campos están integrados por poblaciones identificables de células embrionarias precursoras de
una cierta estructura (aparato, sistema, órgano o región corporal) que conforman…
- constituido dentro de un sistema de referencia temporoespacial que lo precede y del cual derivan
tanto su relación armónica con el resto del organismo como también el sistema de referencia que
establece su propia organización interna…
- un sistema con una potencia evolutiva restringida o acotada a la formación de una estructura
definida.
Por otro lado, los campos también se caracterizan porque en ellos es posible determinar
experimentalmente que:
a) Son sistemas con organización interna lábil o indeterminada. Si bien un campo es una
población determinada a formar una cierta estructura que puede poseer una organización interna
compleja integrada por varias regiones o tipos tisulares apropiadamente estructuradas en el espacio,
las células no están determinadas a formar alguna subregión o subestructura en particular de
todas las que integran la estructura completa terminalmente diferenciada. Vale decir, están
determinadas a formar una entidad correspondiente a un cierto nivel de organización pero
indeterminadas desde el punto de vista de los niveles de organización subordinados. Como
ejemplo: el esbozo del miembro superior derecho es un campo; las células del campo están
determinadas a originar el miembro superior; pero no están determinadas a formar algún
segmento en particular del miembro sino que poseen la capacidad de originar cualquiera de las
diferentes regiones del miembro (brazo, antebrazo, mano, etc.). Por supuesto que, según el
desarrollo progresa, llega el momento en que las células se determinan a formar todas las
estructuras que corresponden a las subregiones o los detalles estructurales que integran la
estructura completa. Estas sucesivas determinaciones ocurren de lo general a lo particular y a ello
alude el concepto de determinación progresiva (SC Evolución de la potencia citogenética y del grado de determinación
durante el desarrollo. La determinación progresiva de tipos celulares; SC 9.2. Poblaciones celulares organizadoras (pcO) y la regionalización y
determinación progresiva del tubo neural; SC 5.3. La determinación progresiva de las células cardiogénicas: la placa cardiogénica, los campos
cardiogénicos primario y secundario y otras estirpes celulares).
c) Poseen patrón informativo instalado por una pcO. En varios modelos experimentales de
campo es posible constatar que éstos poseen al menos dos categorías de células. Una de ellas,
denominada zona de actividad polarizante o ZAP, posee función eminentemente informativa;
instala un sistema de referencia que regula o controla CCD por medio del establecimiento de un
sistema de señalización celular espacialmente organizado en forma de gradiente. Así, la
distribución espacial asimétrica de valores de concentración de una sustancia señalizadora,
denominada genéricamente morfógeno, genera diferencias en función del espacio en los CCD.
d) Poseen una población celular sensible al patrón informativo. Los campos están equipados
también con células equipotentes, con función eminentemente estructural, sensibles al patrón
informativo y que responden al gradiente señalizante de un modo dependiente de la concentración
y el tiempo de exposición. Ello implica que las células sensibles al patrón, aunque son equipotentes
y conforman un sistema homogéneo, ejecutan diferencialmente sus CCD tomando como referencia
el patrón informativo. En consecuencia, pueden comportarse diferentemente en el espacio y
generar un sistema complejo o heterogéneo.
Bibliografía
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En el lenguaje común, el término plegar alude a generar uno o más pliegues doblando o curvando
algo sobre sí mismo. Esta acepción común, aplicada al plegamiento embrionario, sugiere que las
hojas del disco embrionario, que son homologadas a planos, se doblan sobre sí mismas. En la
mayor parte de los textos, como recurso didáctico, se recurre a la metáfora de que durante el
El modo particular de plegarse del embrión y su forma final resultan de que a) las regiones
periféricas del disco embrionario crecen menos que las regiones centrales y mediales y que b) el
crecimiento en la dirección del eje céfalo-caudal es mayor que el crecimiento en la dirección
medio-lateral. Las estructuras que crecen mucho en longitud (en dirección céfalo-caudal) son las
estructuras mediales: la placa neural (luego tubo neural), la notocorda y el mesodermo paraxil
(luego somitas). Éstas son las estructuras más rígidas que posee el embrión y que son capaces de
generar tensiones en los demás tejidos. Los restantes tejidos se van acomodando a las líneas de
fuerza que ellas generan durante su expansión. El comportamiento físico de los tejidos del embrión
varía en función del tiempo y la región considerada. En general oscila desde un comportamiento
símil-rígido (como el de la notocorda) pasando por un comportamiento elástico (como las regiones
laterales de la placa neural) hasta el de un material viscoso (como los tejidos más delgados de las
regiones laterales del embrión). Cuando los tejidos exhiben un comportamiento elástico son
capaces de almacenar las fuerzas que operan sobre ellos, tensarse, transmitir fuerzas en su
intimidad y a los tejidos adyacentes, y cambiar de forma. Cuando exhiben un comportamiento
viscoso no son capaces de generar fuerzas, se acomodan a las fuerzas que operan sobre ellas
cambiando de forma y la energía se disipa; no se tensan y no son capaces de transmitir fuerzas. Las
simulaciones computacionales de cambios de forma de láminas epiteliales aplicando a los tejidos
gradaciones de las propiedades físicas descritas (rígido, elástico, viscoelástico y viscoso) permiten
Si un plano creciera isométricamente en toda su extensión, por intenso que el crecimiento fuera el
plano no se plegaría; sólo aumentaría su superficie armónicamente sin abandonar la disposición
plana. Vale decir, se transformaría en un plano más grande. El crecimiento anisométrico de
cualquier región ubicada en el interior de un plano obligatoriamente produce su incurvación.
Desde el punto de vista anatómico, la formación del celoma contribuye a la generación del patrón
anatómico y genera la primera y más elemental distribución básica: a) los órganos de la vida de
relación, superficialmente y b) los de la vida vegetativa, internamente. La celomización genera
cierto grado de independencia o autonomía de los órganos de la vida vegetativa puesto que la
cavidad celómica los separa. El proceso, sin embargo, se produce de modo que quedan respetadas
ciertas regiones (a lo largo de toda la línea media dorsal) que vinculan anatómicamente a la
somatopleura y la esplacnopleura. Dichas regiones se denominan mesos. Esta vinculación
anatómica permite la integración funcional entre ambos conjuntos de órganos a través de la
circulación y la inervación.
Desde el punto de vista fisiológico, la formación del celoma permite cierto grado de independencia
de los órganos esplacnopleurales y algunos órganos originados por la asociación de los
mesodermos intermedio y visceral. Ya hemos mencionado la importancia de la independencia en
los desplazamientos (véase SC 3.1. El plan anatómico básico de los vertebrados). Cierto grado de autonomía se
manifiesta también en el hecho de que el aparato digestivo, dada la variedad de regiones que posee,
cuyas funciones deben coordinarse localmente, dispone de su propio sistema endocrino y nervioso.
También dispone de un sistema inmunitario muy desarrollado pues, potencialmente, es una de las
más importantes vías de entrada de gérmenes.
Bibliografía
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Institution of Washington.
Algunos experimentos de sección transversal del embrión indican que la pcpMP posótico, y
responsable de su segmentación, se localiza en la región cefálica del surco primitivo.
Existe una primera fase, hasta el estado de máxima longitud del surco primitivo, en la que la
pcpMP se localiza en el epiblasto (Fig. SC 3-7-1 A). Las células que se invaginan durante esta fase
originan el mesodermo paraxil preótico.
Existe una segunda fase, desde el inicio de la regresión del surco primitivo y hasta la constitución
del apéndice caudal, durante la cual el lugar que ocupa la pcpMP posótico es motivo de
controversias. Algunos proponen la existencia de una pcpMP, ubicada en el surco primitivo, que
origina las células del mesodermo presomítico. Las células más cefálicas originarían la región
medial del mesodermo presomítico y las más caudales originarían la región lateral de dicho
mesodermo. Otros autores aceptan la existencia de una pcpMP en la región cefálica del surco
primitivo, que originará la región medial del mesodermo paraxil, pero consideran que las células de
la región lateral de dicho mesodermo se origina a partir de células ubicadas más lateralmente, en el
En una tercera fase, constituido el apéndice caudal, todas las células del mesodermo paraxil ‒
mediales y laterales‒ se originan a partir de una única pcpMP medial (Fig. SC 3-7-1 D). Existe
coincidencia en que, en todas estas fases, se respeta el plan general de la gastrulación: las células
que se invaginan a través de la región cefálica del surco primitivo (y del apéndice caudal)
adquieren posiciones mediales en el disco embrionario y las que se invaginan caudalmente
adquieren posiciones laterales.
Desde la formación del surco primitivo en adelante, la formación de somitas a partir de la pcpMP
ocurre según la siguiente secuencia de eventos. Con el crecimiento en longitud del embrión, la
ppMP se desplaza en sentido caudal y va dejando dos bandas mesodérmicas, el mesodermo
presomítico o placa de segmentación, a ambos lados del mesodermo axil cordal (notocorda) y del
surco neural. Las células del mesodermo presomítico forman un mesénquima laxo que
progresivamente se compacta en hacia el extremo cefálico. Posteriormente, cuando las células van
a formar un somita, sufren una transición mesenquimático-epitelial (SC La transformación del mesodermo
presomítico en somita. CMD involucrados en la transición mesenquimático epitelial (T m-e)). Las células se adhieren fuertemente
entre sí, se separan de las de los somitas adyacentes y forman una estructura epitelioide que luego
se diferencia en un somita epitelial con una luz central, el miocele, ocupada por células
mesenquimáticas. Los cambios temporales descritos, válidos para cada segmento, pueden
visualizarse también recorriendo el espacio desde la región caudal a la cefálica del mesodermo
presomítico (Fig. SC 3.7.2).
Dada la dinámica descrita, el proceso de somitogénesis: a) se cumple según un orden espacial (se
forman a intervalos espaciales regulares) direccional (los nuevos se forman caudalmente a los
precedentes); b) desde el punto de vista temporal es cíclico o periódico (se forman nuevos
segmentos a intervalos de tiempo regulares); además c) exhibe una dinámica regulada
bilateralmente (se forman segmentos de modo sincronizado en ambos lados del embrión).
En coincidencia con los experimentos descritos, la inversión (rotación de 180º) del eje céfalo-
caudal de porciones grandes del mesodermo presomítico ocasiona una inversión del progreso de la
segmentación (de caudal a cefálico). Sin embargo, la inversión del eje céfalo-caudal de porciones
pequeñas (longitud equivalente sólo a un segmento) origina resultados diferentes dependiendo de
la región analizada. En regiones cefálicas, en donde la compactación ya se inició, ocasiona la
inversión del eje céfalo-caudal del segmento. En regiones caudales, que se encuentran en fase
mesenquimática, la inversión no produce ningún efecto. En regiones intermedias, el resultado es
variable, en general con alteraciones en la segmentación.
Estos resultados muestran la existencia de, al menos, dos regiones morfológica y funcionalmente
diferentes en el mesodermo presomítico. Una región caudal, con características histológicas típicas
de mesénquima, que presenta mayor plasticidad; y una región cefálica, donde el proceso de
compactación ya ha comenzado, que ya posee organización segmentaria pero sin manifestaciones
estructurales (véase SC Somitogénesis. Bases moleculares del frente de determinación y de la instalación y mantenimiento de gradientes en la
placa de segmentación del mesodermo paraxil).
Bibliografía
Limura T, Yang X, Weijer CJ, Pourquié O. (2007). Dual mode of paraxial mesoderm formation
during chick gastrulation. Proc Natl Acad Sci U S A. 104(8):2744-9.
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prospective notochord and somite cells. J Exp Zool. 128, 121-62.
Algunos estudios ulteriores mostraron la existencia de patrones de expresión génica cíclica que
apoyan el modelo precedente (SC El reloj de segmentación. Vías de señalización que se activan cíclicamente y la sincronización
intercelular de los ciclos). Tanto la ppMP como el mesodermo presomítico expresan algunos genes
cíclicamente. Cada célula sintetiza y degrada cíclicamente ciertas proteínas produciendo una
oscilación periódica en la concentración de éstas (SC Modelos de expresión génica oscilatoria o cíclica. Requisitos. Posibles
sitios de regulación de los modelos). Las experiencias de disociación de células muestran que la capacidad de
oscilar y la amplitud y frecuencia de las oscilaciones es intrínseca de cada célula; sin embargo,
interactivamente pueden sincronizar sus ciclos. Como resultado de esta sincronización, en el
mesodermo presomítico existen zonas cuyas células oscilan en fase (sincrónicamente). Mientras las
células de la región caudal expresan simultáneamente un gen, las de la región cefálica no lo
expresan. Cuando las células caudales cesan la expresión de dicho gen, las de la región cefálica
inician su expresión. Ello genera la impresión de la existencia de ondas de propagación de
expresión génica y síntesis de proteínas. Estos ciclos se repiten periódicamente y el período
(longitud de onda) coincide con el de aparición de somitas (Fig. SC 3-8-1).
Existe un lapso de tiempo durante el cual la longitud del mesodermo presomítico se mantiene
constante. Durante ese lapso, entre el reloj de segmentación y el último somita formado existen
doce grupos de células sincronizadas que formarán 12 somitas sucesivos según vayan llegando al
frente de diferenciación de somitas.
Cada uno de estos 12 grupos de células precursores de somitas, en el lapso de tiempo transcurrido
entre el momento que abandonan el reloj de segmentación y el momento en que se diferencian en
somita, cumplen 12 ciclos de expresión génica y síntesis de proteína.
La extensión de las áreas de expresión génica sincronizada es más extensa en la región caudal
donde se halla la ppMP o reloj de segmentación. Estos dominios de expresión se van estrechando
hacia el extremo cefálico de modo que, al llegar a la zona de maduración de somitas, cada área
ocupa sólo la mitad de un somita, específicamente la mitad caudal del somita naciente.
Durante cada uno de estos ciclos, las células de la ppMP sufren un proceso de reprogramación o
reseteo de la información genética por medio del cual se selecciona el conjunto o combinatoria
típica de factores de transcripción Hox que establece la identidad de segmento de cada somita
(SC Somitogénesis. Bases moleculares del frente de determinación y de la instalación y mantenimiento de gradientes en la placa de segmentación del
mesodermo paraxil). Así, los sucesivos grupos precursores de sucesivos somitas surgen de la ppMP con
una diferente identidad que depende del momento en que abandonan el reloj de segmentación.
Bibliografía
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Las proteínas señal Fgf y Wnt, por un lado, instalan gradientes informativos en el mesodermo
presomítico y, por otro, integran el oscilador o reloj de segmentación (SC 3.8. Somitogénesis. Evidencias
moleculares de la existencia de un oscilador o reloj de segmentación; SC Somitogénesis. Bases moleculares del frente de determinación y de la
instalación y mantenimiento de gradientes en la placa de segmentación del mesodermo paraxil). Este hecho posibilita la integración
de ambos fenómenos informativos.
El modelo propuesto pretende explicar algunos aspectos de la somitogénesis como, por ejemplo, su
carácter periódico y la instalación y mantenimiento de diferencias a lo largo del eje cf-cd del
embrión. Nos centraremos aquí en cuatro aspectos centrales: a) la asignación y la determinación de
la identidad de segmento; b) la determinación del borde intersegmentario; c) el establecimiento del
eje cf-cd de cada segmento, y d) la diferenciación del somita. En la figura SC 3-9-2 se ilustra esta
secuencia de eventos a las que se incorporan algunos detalles que agregan precisión a la secuencia.
b) Determinación del borde intersegmentario. El modelo propone que el intervalo entre somitas
sucesivos depende de la distancia recorrida por el frente de determinación durante un ciclo del reloj
de segmentación (Fig. SC 3-9-1 t1). Los resultados experimentales indican que el borde
intersegmentario se define en el frente de determinación; la región donde la concentración de
Wnt3a y Fgf8 es inferior al umbral necesario para que las células del mesodermo presomítico
mantengan su estado plástico.
En un experimento opuesto, la inhibición de la acción del Fgf8 hace que el frente de determinación
se desplace en sentido caudal; en este caso se forman somitas más grandes que lo normal. La
interpretación de este resultado es similar: la onda de expresión génica cruza el frente de
c) Compartimentalización y establecimiento del eje cf-cd del somita. Aparte del hecho de que
la polaridad cf-cd global del mesodermo paraxil puede ser descrita en términos de la sucesión de
diferentes somitas (S1, S2 ... Sn), cada somita tiene impresa en sí mismo una polaridad cf-cd. Cada
somita posee un compartimento cefálico y uno caudal con diferentes propiedades de desarrollo y
tales diferencias son consecuencia de una expresión génica diferencial entre ambas regiones. Dicha
expresión génica diferencial se instala inmediatamente después de la definición del borde caudal
del segmento y antes de iniciarse la compactación y segregación del somita del resto del
mesodermo presomítico.
Este fenómeno involucra algunas proteínas que participan del reloj de segmentación y otras cuya
expresión se inicia recién después de cruzado el frente de determinación. Como ejemplo, el factor
de transcripción Mesp2 se expresa cefálicamente al frente de determinación en todas las células
que formarán un cierto segmento. Luego, su expresión queda restringida a la porción cefálica del
segmento. El Mesp2 actúa seleccionando una de dos cascadas divergentes de la vía de señalización
de Notch (activa una e inhibe otra). Ambas acciones producen, sinérgicamente, la inhibición de la
expresión de la proteína Delta. Como resultado, la expresión de Mesp2 se restringe a la región
cefálica y la de Delta a la región caudal de cada segmento. La expresión génica diferente en estas
dos mitades posee, más tarde, efectos sobre la diferenciación y posterior evolución e interacción
con tejidos vecinos. Como ejemplo, la diferente interacción con células de la cresta neural y los
axones en crecimiento contribuye a la organización segmentaria del sistema nervioso periférico.
Estas diferencias también son importantes a la hora de la resegmentación que involucra la
formación de las vértebras.
Una vez superado el frente de determinación, las células que integraran un somita inician una
condensación gradual. Las células ubicadas dorsal y ventralmente, es decir, las células que
contactan con ectodermo y endodermo, comienzan a manifestar cambios en la adhesividad celular
y adquieren carácter epitelioide. Poco después aparece el surco intersegmentario y las células que
formarán un nuevo segmento se separan del resto del mesodermo presomítico. Producida esta
segregación, continúa la T m-e completándose la polarización celular y la definición de un miocele
(Fig. SC 3-9-3).
Se han identificado algunos genes involucrados en la T m-e. Algunos de ellos se expresan como
resultado de la activación de las vías de señalización de Notch y Wnt. El inicio de la T m-e
coincide con un cambio global del patrón de expresión génica que sufren las células al superar el
frente de determinación (SC La transformación del mesodermo presomítico en somita. CMD involucrados en la transición
mesenquimático-epitelial (T m-e)).
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Sobre todo durante desarrollo embrionario temprano puede advertirse que muchos fenómenos que
ocurren en el nivel de organización celular poseen un papel más morfogenético que histogenético o
un papel mixto y no siempre es posible distinguir entre estos dos efectos. La noción de papel
morfogenético alude a cambios que ocurren en las células de una población, en el nivel de
organización molecular o celular, pero que contribuyen a generar cambios de forma de toda la
población o estructura de modo tal que el cambio global admite una descripción microanatómica.
El concepto de histogénesis, en sentido estricto, alude a los cambios (celulares y tisulares) que
sufren los tejidos embrionarios y que conducen a la formación de los diversos tipos de células y
tejidos terminalmente diferenciados. Es un concepto eminentemente morfológico que incluye los
cambios estructurales y ultraestructurales involucrados en la diferenciación celular y tisular.
Durante la histogénesis, las células que integran los diferentes tejidos embrionarios van
adquiriendo las características típicas que permiten identificarlas por su estructura (p. ej., la
formación de tejido mesenquimático a partir del mesodermo, la formación de diversos tipos de
tejidos conectivos, o epiteliales, a partir del mesénquima, la formación de tejido muscular
esquelético a partir de mioblastos, etc.). Nótese que estos ejemplos no aluden a ningún órgano en
particular. Sin embargo, el término histogénesis también se utiliza, en otro nivel de organización,
para aludir a descripciones acerca de cómo diversos tejidos se integran en la constitución de
órganos definidos. Así, se habla de la histogénsis ovárica, renal, hepática, etc. En todos los casos se
refieren a procesos que conducen a la diferenciación terminal y a la organización espacial de
tejidos y órganos que les permiten cumplir sus funciones específicas.
Los cambios que sufren las células o los tejidos en las etapas tempranas del desarrollo no tienen la
consecuencia arriba mencionada en forma directa o inmediata. Durante el desarrollo embrionario
temprano, los cambios que sufren las diversas poblaciones celulares en general tienen el sentido de
un cambio de estado. En general se trata de procesos que llevan a cambios graduales y sucesivos de
diferenciación parcial que muchas veces llevan a la formación de estructuras u organizaciones
celulares transitorias que no se vinculan directamente a la diferenciación terminal sino al logro de
estructuraciones espaciales que garantizan la ocurrencia de las interacciones necesarias para que el
desarrollo prosiga con la direccionalidad que lo caracteriza. En este contexto se inscriben muchos
cambios que ocurren durante el período presomítico (la formación de la mórula, la de la blástula, la
constitución del trofoblasto (su polarización en un tejido de tipo epitelial, la formación de
poblaciones de capas germinativas epiteliales en el macizo celular interno que llevan a la
constitución del embrión bilaminar, etc.), o del período somítico (el plegamiento del embrión, la
transformación del mesodermo presomítico en somitas, las transiciones epitelio-mesenquimáticas y
mesenquimático-epiteliales en general, la formación de placodas, etc.) y aun fenómenos que
ocurren en etapas más avanzadas.
Así, en general, los cambios histológicos tempranos no tienen como función lograr las
características de la diferenciación terminal sino, principalmente, dos efectos de desarrollo: a)
asociar poblaciones celulares y concretar las interacciones celulares que permiten las
reprogramaciones de la información genética que conducen a la elección de vías de desarrrollo y,
luego de muchos estados de diferenciación parcial, llegar a la diferenciación terminal y b) lograr
En los vertebrados, el celoma se forma en la intimidad del mesodermo lateral. Éste es un tejido
epitelioide localizado lateralmente al mesodermo intermedio. Una vez constituido, el mesodermo
lateral se deslamina en dos hojas: una somática o parietal (HSML) y una visceral o esplácnica
(HVML). La deslaminación progresa desde el extremo cefálico al caudal pero no coincide con el
progreso de la metamerización del mesodermo paraxil. En embriones de pollo de 10 pares de
somitas, el límite caudal de la deslaminación llega hasta el frente de determinación del mesodermo
paraxil presomítico (SC 3.7. El origen, la programación temporal y la organización espacial de la segmentación del mesodermo paraxil;
SC Somitogénesis. Bases moleculares del frente de determinación y de la instalación y mantenimiento de gradientes en la placa de segmentación del
mesodermo paraxil); en el embrión de 20 pares de somitas, la deslaminación llega hasta el organizador
primario. En el embrión humano, el proceso coincide aproximadamente con estos datos.
Bibliografía
Mahlapuu M, Ormestad M, Enerbäck S, Carlsson P. (2001). The forkhead transcription factor
Foxf1 is required for differentiation of extraembryonic and lateral plate mesoderm. Development.
128:155-66.
Funayama N, Sato Y, Matsumoto K, Ogura T, Takahashi Y. (1999). Coelom formation: binary
decision of the lateral plate mesoderm is controlled by the ectoderm. Development. 126: 4129-38.
- El mismo experimento realizado con HVML de embriones de 23 pares de somitas o más viejos ya
no produce estas modificaciones; la HVML continúa con su patrón típico de expresión.
Los embriones de ratón que poseen mutado el gen que codifica el factor de transcripción Foxf1
(HFH8) presentan alteraciones en la deslaminación del mesodermo lateral. En el ratón, esta
molécula se expresa primero en las dos hojas del mesodermo lateral y luego su expresión se
restringe a la HVML. Se ha propuesto que en las etapas tempranas esta molécula participaría en la
transición mesenquimático-epitelial. En el ratón, todas las células del mesodermo lateral expresan
la proteína Irx3 que es considerada típica del HSML. Esto sugiere que la proteína Foxf1 está
involucrada en la inhibición de la expresión de Irx3 en la HVML.
Bibliografía
Mahlapuu M, Ormestad M, Enerbäck S, Carlsson P. (2001). The forkhead transcription factor
Foxf1 is required for differentiation of extraembryonic and lateral plate mesoderm. Development.
128:155-66.z
Funayama N, Sato Y, Matsumoto K, Ogura T, Yoshiko Takahashi Y. (1999). Coelom formation:
binary decision of the lateral plate mesoderm is controlled by the ectoderm. Development. 126:
4129-38.
SÍNTESIS CONCEPTUAL 4
SC 4.1. El origen múltiple y la pluripotencialidad del mesénquima cefálico. El mesodermo paraxil preótico y la cresta neural craneal. V. Flores,
M. Rapacioli
SC 4.2. ¿Cómo se generan y cómo desaparecen las curvaturas del embrión? V. Flores
SC 4.3. La subregionalización y la potencia evolutiva múltiple de las regiones del somita. V. Flores, M. Rapacioli
SC 4.1. El origen múltiple y la pluripotencialidad del mesénquima cefálico. El mesodermo paraxil preótico y la cresta neural craneal. V.
Flores, M. Rapacioli
-El mesénquima cefálico. Se denomina mesénquima cefálico a aquel que ocupa la región cefálica
del embrión. Se halla rodeando al encéfalo, y distribuido regularmente entre éste y el ectodermo
epidérmico. En el ectodermo epidérmico de dicha región se localizan varias placodas que forman
neuroepitelios receptores u otras estructuras asociadas a los órganos de los sentidos, además de
otros varios tipos celulares. El mesénquima cefálico posee origen múltiple. Sus células provienen
de: a) las cresta neural craneal, principalmente la esqueletogénica facial, b) el mesodermo paraxil
cefálico (craneal o preótico), c) el mesénquima axil precordal, d) algunas placodas y e) la cresta
neural anterior o ANR (Anterior Neural Ridge) o zona organizadora del presencéfalo. La población
celular mayoritaria corresponde al ectomesénquima originado en la cresta neural esqueletogénica
facial (SC El patterning de la región craneofacial II. Factores de transcripción y factores de crecimiento intervinientes; SC El patterning de la
cresta neural craneal. Regiones Hox(+) y Hox(-). Su relevancia filogenética y sus papeles de desarrollo).
--El mesodermo paraxil cefálico. Es la subpoblación del mesodermo paraxil que ocupa la región
-- La cresta neural craneal. La cresta neural craneal es una población de células progenitoras
pluripotentes que origina una amplia gama de tipos celulares. Éstos pueden agruparse en tres
categorías: a) ectomesenquimáticos, b) neurales y c) melanocíticos.
a) Los derivados mesenquimáticos originan los tejidos conectivos, cartílagos y huesos del cráneo y
cara y dentina.
b) Los derivados neurales incluyen neuronas sensoriales y células gliales del sistema nervioso
periférico de la vida de relación y del sistema nervioso autónomo.
--El mesodermo axil precordal. Las células del mesodermo axil precordal inicialmente se ubican
alrededor del extremo anterior de la notocorda en la región donde se formarán la adenohipófisis y
la neurohipófisis. Desde dicha posición muchas células se disgregan y originan parte del
mesénquima regional subyacente en el ectodermo del techo del estomodeo. Dicha región también
es poblada por algunas células que se desprenden del ectodermo (de la zona ANR o cresta neural
anterior) durante el cierre del neuroporo anterior. En esta zona también se han identificado células
mesenquimáticas que proceden de la placoda olfatoria y células migrantes de naturaleza neural
desprendidas del órgano vomeronasal.
Las células de la cresta neural y del mesodermo paraxil craneales se hallan espacialmente
La figura SC 4-1-2 B y C muestra que las células del mesodermo paraxil migran ventralmente con
respecto al ectomesénquima proveniente de la cresta neural y que las células de la cresta neural se
distribuyen más superficialmente, vale decir, entre el mesodermo paraxil y el ectodermo. Estas dos
poblaciones celulares exhiben una migración extensa, en sentido ventral, formando arcos faríngeos
y prominencias faciales. La subpoblación neural de células de cresta neural se queda en una
posición más dorsal, adyacente al tubo neural, donde forman los ganglios sensoriales de los nervios
craneales.
Las células de la cresta neural craneal se segregan del epitelio ectodérmico, específicamente, de la
zona de transición entre el ectodermo neural y el ectodermo del área preplacodal (SC La instalación y el
refinamiento de la organización espacial de competencias de desarrollo en el área preplacodal; SC La transformación del área preplacodal (área
competente de formación de placodas) en línea wolffiana (área de placodas) del sistema sensorial cefálico). Estas células sufren una T e-
m y migran desde los pliegues neurales al mesénquima antes del cierre definitivo del tubo neural.
Estas células disponen de varias vías o patrones de migración a través de las cuales llegan a
diferentes regiones del embrión, donde contribuyen a la formación de diversas estructuras. Las
células de la cresta neural craneal que derivan del diencéfalo, mesencéfalo y rombencéfalo, difieren
de la cresta neural del tronco en que tienen el potencial de diferenciarse en cartílago, hueso y tejido
conectivo (véase Cuadro SC 4-1-1 y SC La potencia de desarrollo de la cresta neural craneal).
Bibliografía Chai Y, Maxson RE Jr. (2006). Recent advances in craniofacial morphogenesis. Dev
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development of the vertebrate head: insights from avian studies. J Anat 207(5):447-59.
Helms JA, Cordero D, Tapadia MD. (2005). New insights into craniofacial morphogenesis.
Development 132(5):851-61.
SC 4.2. ¿Cómo se generan y cómo desaparecen las curvaturas del embrión? V. Flores
La aparición de la convexidad dorsal embrionaria resulta del hecho de que los elementos que
ocupan la superficie dorsal del embrión crecen en longitud (eje céfalo-caudal) y transversalmente
(ejes medio-laterales) bastante más que los que ocupan la superficie ventral. Nótese que las
superficies laterales y ventral del embrión poseen pocas estructuras o tejidos en desarrollo y,
proporcionalmente, ocupan poco volumen en relación con los que se ubican en la región dorsal.
Basta analizar un corte transversal del embrión para notar que prácticamente todos los elementos,
con excepción de algunas partes del tubo digestivo se encuentran en la pared dorsal (tubo neural,
notocorda, mesodermo paraxil) o pegados a ella (cresta urogenital y la mayor parte del tubo
digestivo). Sólo dos elementos, corazón e hígado, se ubican en la zona más ventral (Fig. SC 4-2-1).
El efecto del crecimiento diferencial en longitud (a lo largo del eje céfalo-caudal [cf-cd]) se nota
aún más cuando se compara la disposición en el espacio de los dos elementos mediales dorsales: el
tubo neural y la notocorda. La figura SC 4.2-2 muestra la disposición de ambas estructuras, proyectadas
sobre el plano sagital, en embriones de diferentes edades (desde la 3ª SD al final de la 5ª SD) (Figura
SC 4.2-2). Puede notarse que, durante el período considerado, el tubo neural crece en longitud
visiblemente más que la notocorda. Debido a ello, al principio, prácticamente poseen la misma
Nótese que la situación descrita para el embrión como totalidad se cumple también para el tubo
neural en particular: el crecimiento en longitud de la superficie dorsal del tubo neural (placa del
techo o placa alar) es mayor que el de la región ventral (placa del piso o placas basales). Estas
diferencias, en el crecimiento en longitud, entre placas alares y basales es sobre todo marcada en
las estructuras posencefálicas y mesoencefálicas. De ahí, la marcada curvatura cervical (entre
médula y mielencéfalo) y sobre todo la marcada curvatura cefálica y mesencefálica, debido a la
ausencia de placa basal en el proencéfalo.
Además de todos estos hechos, la mayor parte de las poblaciones celulares que formarán las
porciones laterales y ventrales de la paredes corporales provienen de los somitas y, hasta la 5ª SD,
ellas se encuentran en posición epiaxial (dorsal a la notocorda). Desde el final de la 5ª SD en
adelante, las células correspondientes a todos los niveles segmentarios corporales empiezan a
migrar masivamente en dirección ventral. Las células o grupos celulares que abandonan posiciones
epiaxiales y pasan a ocupar posiciones hipoaxiales contribuyen con su desplazamiento a generar un
crecimiento diferencial con predominio en la región ventral a expensas del crecimiento en la región
dorsal. La figura SC 4-2-3 ilustra esquemáticamente este hecho.
En la figura SC 4-2.3 A, las líneas a y b se encuentran apareadas e, inicialmente, poseen similar cantidad
unidades (segmentos que las componen); en B, el número de segmentos de la línea de la derecha
aumentó al doble en tanto que la de la izquierda aumentó 1,5 veces. Este hecho produce una
curvatura en la estructura. En la figura SC 4-2-3 C un séptimo de los segmentos (2 de 14) fueron
transferidos de la línea derecha a la línea izquierda. Este hecho tiene como resultado la
desaparición de la curvatura característica de la figura SC 4-2.3 B. Un fenómeno, conceptualmente
similar, pero más complejo debido a la naturaleza 3D del embrión y a la geometría bastante más
complicada de sus tejidos y elementos constituyentes explica los cambios que conducen al embrión
a incurvarse primero y a enderezarse después.
Bibliografía
Rapacioli M, Duarte S, Rodríguez Celín A, Fiore L, Teruel L, Scicolone G, Sánchez V, Flores V.
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subsumed in the spatial organization. Dev Dyn 241(6):1043-61.
SC 4.3. La subregionalización y la potencia evolutiva múltiple de las regiones del somita. V. Flores, M. Rapacioli
Finalizada la somitogénesis, las células de las diferentes regiones del somita exhiben diferentes
CCD dependiendo de las vías de señalización a las que han estado sometidas durante el proceso.
Los somitas reciben varias influencias espacialmente organizadas como consecuencia de que se
hallan rodeados de varias poblaciones celulares que emiten diferentes señales con efectos de
desarrollo.
Las células del borde dorso-medial del dermomiotomo reciben señales de la notocorda y placa
del piso (proteína señal Shh) y de la región dorsal del tubo neural y ectodermo (proteína señal
Wnt) y evolucionan en sentido de miotomo epiaxil. Si bien se considera que estas señales
constituyen estímulos determinantes, existen datos que indican que éstos podrían ser estímulos
permisivos que promueven la proliferación y diferenciación del miotomo porque la expresión de
proteínas específicas del músculo se inicia ya en el mesodermo presomítico. Algunos postulan que
la diferenciación en sentido muscular no se inicia en el mesodermo presomítico debido a que la
expresión de proteínas musculares es inhibida por la proteína señal BMP proveniente de tejidos
laterales. La existencia de la proteína noggina en la región medial inhibe a BMP y ello permite la
expresión de proteínas específicas de célula muscular esquelética; este proceso sería amplificado
por las señales Shh y Wnt.
Las células del borde ventro-lateral del dermomiotomo reciben señales del ectodermo (Wnt6) y
del mesodermo lateral (Fgf5) y evolucionan en sentido de miotomo hipoaxil.
En una siguiente etapa (Fig. SC 4-3-1 A) las células del borde dorso-medial se dividen con su
huso mitótico orientado perpendicularmente a la lámina basal. Las células hijas que quedan
ubicadas en la región apical del miocele son posmitóticas y se localizan bajo el dermomiotomo.
Estas células se alargan en sentido céfalo-caudal y comienzan a expresar proteínas típicas del
músculo esquelético. Se consideran miotubos primarios. Luego ocurre lo mismo con las células del
borde caudal del dermomiotomo, luego con las células del borde cefálico y finalmente con las
del borde ventro-lateral.
Las células originadas en el borde dorso-medial originan miotomo epiaxil, las originadas en el
borde ventro-lateral originan miotomo hipoaxil y las originadas en los bordes cefálico y caudal
originan miotomo de ambos tipos (Fig. SC 4-3-1 B). Las células de los bordes dorso-medial y ventro-
Clásicamente se ha considerado que las células de la región central del dermomiotomo constituyen
el dermatomo. Estas células se dividen asimétricamente: a) las células que quedan en la región
basal se diferencian en células de la dermis en respuesta a estímulos provenientes del ectodermo y
de la región dorsal del tubo neural y b) las células que quedan en la región apical forman células
proliferativas del miotomo y, según algunos investigadores, células del tejido conectivo del
músculo y células satélite. Así, la región central del dermomiotomo no corresponde estrictamente a
un dermatomo. Las células de la dermis se forman por deslaminación de las células superficiales de
dicha región.
Las células del miotomo (ubicadas bajo el dermomiotomo) son posmitóticas y células satélite. Los
miotubos primarios se extienden a lo largo del eje céfalo-caudal de la región central del miotomo;
en los extremos cefálico y caudal del miotomo existen poblaciones de células proliferantes. Los
miotubos secretan la proteína señal Fgf8 y las células proliferantes expresan su receptor Frek. En
respuesta a Fgf8, las células proliferantes envían señales que promueven la expresión del factor de
En la región medial del esclerotomo, cerca de la superficie del tubo neural, se determina el
meningotomo (Fig. SC 4-3-2 A-C). Esta región origina los fibroblastos que forman el tejido conectivo de
las meninges y las células de los vasos que forman el plexo vascular perineural y que
posteriormente invaden el tubo neural. La denominación enfatiza la capacidad de formar meninges
ya que se sabe que todas las células del somita poseen la potencia para formar células vasculares
(endoteliales o periendoteliales).
Las células de la región dorsal del tubo neural, mediante la expresión de las proteínas señal Bmp4
y Wnts, promueven la expresión del receptor VEGFR-2 en las células del esclerotomo. La
expresión de este receptor sería promovida posteriormente por la expresión de VEFG-A por parte
del tubo neural y este proceso llevaría a la formación del plexo vascular. Las células del
esclerotomo forman células endoteliales, pericitos y células musculares lisas de estos vasos. No se
sabe si las células del esclerotomo que acompañan a estos vasos se determinan en fibroblastos de
meninges ya en el esclerotomo o luego de su migración.
Las células de la región ventral del esclerotomo proliferan, migran y rodean a la notocorda (Fig. SC
4-3-2). Este comportamiento depende de señales provenientes de la notocorda (Shh, Noggina y
FGF8). Estas señales promueven la expresión de los factores de transcripción Pax1, Pax9, Twist
y Mfh1 en las células del esclerotomo y promueven la proliferación celular. Las células de la
región caudal del esclerotomo proliferan más y se agrupan más densamente que las de la región
cefálica.
Las células que del somitocele reciben el nombre de artrotomo (Fig. SC 4-3-2 B); se integran a la
mitad caudal del esclerotomo, migran ventralmente, caudalmente a la fisura intevertebral (de von
Ebner) y originan las articulaciones intervertebrales, los discos intervertebrales. Nótese que de este
modo la región ventral del esclerotomo de un somita queda dividida en dos por el artrotomo. Así,
cada vértebra se forma por la asociación del esclerotomo originado en 2 pares de somitas (véase en
Capítulo 14). Según algunos investigadores, el artrotomo también origina la porción proximal de
las costillas. Las células que forman el artrotomo expresan el receptor tipo II del TGF-beta.
Las células de la región central del esclerotomo constituyen el neurótomo (Fig. SC 4-3-2 B-C). Estas
células rodean la región ventro-lateral del tubo neural. Las células de la región caudal del
esclerotomo que invaden esta región forman tejido esquelético (porción ventral del arco vertebral,
apófisis transversa y porción proximal de las costillas). Estas células (de la región caudal) se hallan
más densamente agrupadas que las de la región cefálica debido a que poseen una mayor tasa
proliferativa y expresan diferentes moléculas de adhesión. La región caudal del esclerotomo
expresan las proteínas efrinas B1 y B4 que impiden la migración de células de las crestas neurales
y axones motores que expresan EphB2 y B3. Por el contrario, las células de la región cefálica, que
La región lateral del esclerotomo (Fig. SC 4-3-2) recibe señales del miotomo (PDGF-A y FGF) y
mesodermos intermedio y lateral (BMP4 y VEGF). Un conjunto de estas células forma el resto de
las costillas; otro conjunto de células expresa VEGF-R2 y forma células endoteliales.
Las células de la región dorso-medial del esclerotomo (Fig. SC 4-3-2) migran dorsalmente al tubo
neural y forman la región dorsal del arco vertebral y la apófisis espinosa. Este proceso está
regulado por BMP4, que se expresa en la región dorsal del tubo neural y en el ectodermo
superficial.
Bibliografía Ben-Yair R, Kalcheim C. (2005). Lineage analysis of the avian dermomyotome sheet
reveals the existence of single cells with both dermal and muscle progenitor fates. Development
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Hollway G, Currie P. (2005). Vertebrate myotome development. Birth Defects Res C Embryo
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 5
SC 5.2. La determinación de la placa o campo cardiogénico. Comportamientos celulares y moleculares involucrados. V. Flores
SC 5.3. La determinación progresiva de las células cardiogénicas: la placa cardiogénica, los campos cardiogénicos primario y secundario y otras
estirpes celulares. V. Flores
SC 5.4. El origen múltiple de las poblaciones celulares que intervienen en la cardiogénesis. V. Flores
SC 5.5. El área cefálica del campo cardiogénico secundario y sus derivados anatómicos e histológicos. V. Flores
SC 5.6. La influencia de la asimetría derecha-izquierda en la transformación del CTP recto en asa cardíaca. Comportamientos moleculares
involucrados. F. Angelotti, A. García Roca
SC 5.7. Las células de la cresta neural y de la población celular proepicárdica (pcPE) en el desarrollo del corazón. Su contribución al desarrollo de
la vasculatura coronaria. F. Angelotti, A. García Roca
Las células que forman el corazón han sido detectadas y seguidas desde la gastrulación en adelante.
Inicialmente se hallan en el epiblasto, durante la gastrulación migran hacia la línea media y se
invaginan a través del surco primitivo. Se postula que la posición de las células, a lo largo del eje
céfalo-caudal, cuado se invaginan en el surco primitivo se relaciona con su futura ubicación en la
placa cardiogénica y con la región del corazón que originarán.
El modelo presentado en la figura SC 5-1-1 A y B ilustran dicha relación. En A se observa que las
células que se invaginan medialmente, en el extremo del surco primitivo, forman la notocorda y,
adyacentes a ellas, las células que formarán zonas mediales del endodermo. Por el modo como se
producen los desplazamientos gastrulares ‒indicado por las flechas de la figura SC 5-1-1 A ‒ Las células
Así, debido al modo como se producen los desplazamientos grastrulares, por la posición que
ocupan las células en el surco primitivo puede deducirse qué regiones del corazón originarán. La
figura SC 5-1-1 C ilustra este hecho y muestra cómo quedarán ubicadas dichas regiones cardíacas
durante la torsión del corazón tubular primitivo.
Las células de la futura placa cardiogénica parecen poseer cierto grado de determinación genérica
en sentido cardiogénico, a juzgar por ciertos marcadores que expresan muy tempranamente, aún
antes de la gastrulación.
Por otro lado, existen estudios de linaje celular con marcadores retrovirales que sugieren que ya
antes de la gastrulación es posible distinguir clones de células con diferente capacidad
histogenética: endocardiogénicas y miocardiocitogénicas.
Bibliografía
García-Martínez, V, Schoenwolf GC. (1993). Primitive-streak origin of the cardiovascular system
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SC 5.2. La determinación de la placa o campo cardiogénico. Comportamientos celulares y moleculares involucrados. V. Flores
El campo cardiogénico se constituye con células provenientes del epiblasto que durante la
gastrulación forman el mesodermo lateral. Estas células migran cranealmente, convergen por
delante de la placa precordal y forman la región semilunar denominada placa cardiogénica. En
sentido estricto, es la hoja esplácnica resultante de la deslaminación de esa zona del mesodermo
lateral la que debe recibir el nombre de campo cardiogénico. La hoja somática de dicha región no
participa en el desarrollo cardíaco.
El modelo ilustrado en la figura SC 5-2-1, basado en el embrión de pollo, propone que la ubicación y
forma del campo cardiogénico depende de los siguientes hechos: a) las células mesodérmicas de la
región 1 no reciben señales, b) las células de la región 2 reciben ambos tipos de señales y c) las
celulas de la región 3 reciben señales positivas y se hallan fuera del rango de acción de las
negativas.
Las células del campo cardiogénico están determinadas a formar sólo algunos tipos celulares del
corazón definitivo. La capacidad citogénica del campo cardiogénico se ilustra en el cuadro SC 5-2-
1. Las restantes células cardíacas son de origen extracampo cardiogénico, como las provienentes de
la población proepicárdica y de la cresta neural cardiogénica, y dependen de fenómenos de
determinación diferentes (SC 5.4. El origen múltiple de las poblaciones celulares que intervienen en la cardiogénesis; SC 5.3. La
determinación progresiva de las células procardiogénicas, las de los campos cardiogénicos primario y secundario y restantes estirpes celulares que forman el
corazón).
Las señales involucradas y sus fuentes de origen. La figura SC 5-2-3 ilustra un modelo sobre la
especificación y el patterning del campo cardiogénico en el ratón basado en la distribución espacial
de señales cardiogénicas y anticardiogénicas.
Las señales cardiogénicas se distribuyen en forma de gradiente látero medial. La señal BMP es
originada tanto en el ectodermo como en el endodermo del intestino anterior (faríngeo). Éste
también secreta Fgf8 e inhibidores de Wnt.
Puede apreciarse que el factor determinante del patterning del campo cardiogénico es la
distribución de los tejidos fuente de las señales positivas y negativas: el papel de las señales
positivas es estimular la cardiogénesis en el mesodermo esplácnico de la región cefálica y el papel
de las señales negativas es delimitar la extensión del campo y definir el área apropiada.
Las proteínas Bmp inducen la expresión de Fgf-8 en el endodermo y éste participa estimulando la
expresión de las proteínas factores de transcripción Tal 1, Tboxs 2,3 y 5, Nkx 2.5 y cGATA que
participan en la programación de la evolución en sentido cardíaco.
Bibliografía
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SC 5.3. La determinación progresiva de las células cardiogénicas: la placa cardiogénica, los campos cardiogénicos primario y secundario y otras
estirpes celulares. V. Flores
Varios estudios clásicos de mapeo de destino de células de la placa cardiogénica hicieron suponer
que el corazón tubular primitivo (CTP) recto posee las poblaciones celulares precursoras de todos
los tejidos y todas las regiones cardíacas. Algunos estudios más recientes indican que el CTP recto
no cumple ninguna de ambas propiedades. El CTP recto representa sólo a la región denominada
ventrículo primitivo que origina al ventrículo izquierdo definitivo. La región denominada a)
tracto de entrada, que comprende los conductos auriculoventricular, auricular y sinusal (caudal
al ventrículo primitivo) y la región denominada b) tracto de salida, que comprende el bulbo
cardíaco (cefálico al ventrículo primitivo) se agregan secundariamente al CTP recto durante la
torsión cardíaca. Se considera que el agregado de dichas regiones al CTP recto es, precisamente,
el cambio morfológico denominado torsión cardíaca. El tracto de entrada al CTP recto se agrega
a éste antes que el tracto de salida o bulbo cardíaco. Las regiones que se agregan tardíamente al
CTP recto, y que provocan su torsión, se generan en el campo cardiogénico secundario (SC 5.4. El
origen múltiple de las poblaciones celulares que intervienen en la cardiogénesis; SC Determinación y diferenciación de las células del área cefálica del
campo cardiogénico secundario durante la formación del bulbo cardíaco). Esta población celular fue identificada por medio
de un marcador que no comparte con el resto de las células de la placa cardiogénica. Con el objeto
de distinguir a esta población celular del resto de las células de placa cardiogénica se la ha
denominado campo cardiogénico secundario. Así, las restantes células de la placa cardiogénica
constituyen un campo cardiogénico primario (SC 5.5. El área cefálica del campo cardiogénico secundario y sus derivados
anatómicos e histológicos). Las porciones de entrada al CTP recto (aurícula primitiva y senos venosos) se
forman y agregan a él a partir de la porción caudal, bilateral, de la placa cardiogénica.
c) Poco después se produce la determinación de las células del campo cardiogénico secundario. A
medida que estas células se incorporan al CTP recto se determinarían en bulbo, cono y tronco
arterioso. La determinación temprana de las células del campo secundario parece ser similar a la
determinación de las del campo primario. Sin embargo, durante su incorporación al CTP recto,
como tracto de salida de este último, sufren una reprogramación adicional que probablemente esté
relacionada con su determinación y diferenciación en bulbo cardíaco (SC Determinación y diferenciación de las
células del área cefálica del campo cardiogénico secundario durante la formación del bulbo cardíaco).
d) Poco más tarde, mientras se van formando los arcos aórticos y sus correspondientes arcos
branquiales, el mesénquima regional es invadido también por células provenientes de los 3 o 4
últimos segmentos de la cresta neural vagal. Estas células migran siguiendo el trayecto de los arcos
aórticos, llegan al saco aórtico e invaden, desde el extremo cefálico al caudal, las paredes del
tronco y cono, llegando profundamente hasta la región de los conductos auriculoventriculares. Las
células de la región de cresta neural mencionada, denominada por dicho motivo cresta neural
cardiogénica, participan aportando tejidos conectivo y muscular liso a los derivados del tronco-
cono (porción proximal de grandes vasos).
e) Finalmente, las células que forman el pericardio visceral o epicardio, el tejido conectivo
perivascular de los vasos coronarios y, probablemetne, también su musculatura lisa vascular
provienen de una población celular que ingresa en el corazón a través de su polo caudal. Estas
células tienen su origen en una región diferenciada de mesénquima, denominada población
proepicárdica, que rodea a los senos venosos y la superficie del septum transversum.
Bibliografía
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SC 5.4. El origen múltiple de las poblaciones celulares que intervienen en la cardiogénesis. V. Flores
Existen ejemplos de poblaciones celulares embrionarias que poseen una amplia potencia
citogenética y que, en consecuencia, en forma divergente, originan varios tipos celulares que
forman parte de distintos órganos. Existen, por otro lado, órganos que se forman como
consecuencia de la confluencia, combinación e integración de poblaciones celulares que poseen su
origen en diferentes poblaciones celulares.
El desarrollo del corazón es un ejemplo que reúne ambas situaciones ya que, por un lado, a) su
desarrollo requiere la participación varios tipos celulares de distinto origen embrionario que
confluyen y se integran en la elaboración de los tejidos cardíacos y, por otro lado, b) varias
poblaciones celulares embrionarias precursoras de células y tejidos cardíacos aportan también
células que participan en el desarrollo de otros órganos.
Entre las varias poblaciones que participan en el desarrollo del corazón están las siguientes.
1) Las células epiblásticas que forman la placa o campo cardiogénico. Estas células tienen la
capacidad de formar en principio dos subpoblaciones: a) endocardiogénica o N-cadherina (-) y b)
miocardiocitogénica o N-cadherina (+). Las primeras, N-cadherina (-), originan las células
endocárdicas de todo el corazón, el tejido conectivo subendocárdico y el tejido conectivo de la
porción profunda del miocardio (SC 5.3. La determinación progresiva de las células procardiogénicas, las de los campos
cardiogénicos primario y secundario y restantes estirpes celulares que forman el corazón). Las segundas, N-cadherina (+),
originan los miocardiocitos auriculares y ventriculares y las células del sistema de conducción
auriculoventricular, el haz de His y las fibras de Purkinje de los ventrículos (Fig. SC 5-4-1).
2) A estas células se les agregan luego las que se segregaron como campo cardiogénico
secundario que forman algunos de los tipos celulares ya mencionados pero, en el ventrículo
derecho y el cono y, además, células musculares lisas vasculares de los infundíbulos y porciones
proximales de las arterias aorta y pulmonar (SC Determinación y diferenciación de las células del área cefálica del campo
cardiogénico secundario durante la formación del bulbo cardíaco). El campo cardiogénico secundario es una adquisición
filogenética reciente, está asociado a la evolución del circuito pulmonar en relación con los
cambios evolutivos sufridos en la transición de la forma de vida acuática a la terrestre. Desde esta
perspectiva, se considera que también forman parte del campo cardiogénico secundario las células
del mesoesófago ventral en la que se desarrolla la vasculatura pulmonar, que se continúan
anatómicamente con el corazón y que se incorporan al mismo formando la mayor parte de la pared
de la aurícula izquierda. Así, el campo cardiogénico secundario se ubica durante el período
somítico temprano a lo largo del mesocardio dorsal y tiene dos regiones importantes: a) el área
superior o cefálica o del tracto de salida origina al bulbo cardíaco del que luego derivan el
tracto de salida del corazón y el ventrículo derecho, y b) el área inferior o caudal o del tracto
de entrada y pulmonar, asociada al esbozo pulmonar, originaría parte importante de la aurícula
izquierda. Vale decir, las dos cámaras cardíacas correspondientes al circuito pulmonar. Algunos
investigadores sostienen, con argumentos valederos, que el área caudal del campo cardiogénico
secundario incluye también la población celular proepicárdica asociada al seno venoso ubicado en
el septum transversum (SC La formación de la población pcPE. Su relación con el campo cardiogénico secundario. Mecanismo de
transferencia celular seno-venoso CTP en mamíferos) (Fig. SC 5-4-2).
3) Una tercera población celular proviene de la cresta neural cardiogénica. Esta cresta está
compuesta por los tres primeros segmentos occipitales que se encuentran incluidos en la cresta
vagal. Ésta está integrada por los 7 primeros segmentos occipitales. Las células de la cresta neural
cardiogénica migran ventralmente y, siguiendo el trayecto de los arcos aórticos 3º, 4º y 6º ingresan
en el tronco-cono del corazón, migran a través de él por debajo del subendocardio y se introducen
profundamente en el corazón (Fig. SC 5-4-2). Aportan células que forman transitoriamente parte de las
crestas troncoconales y llegan hasta la porción membranosa del tabique interventricular. Estas
células acompañan la migración de las fibras vagales que ingresan en el corazón y, además, forman
algunas de las neuronas parasimpáticas del corazón. En la región ascendente de las grandes
arterias, aorta y pulmonar, estas células se diferencian en células musculares lisas vasculares
de la túnica media (SC 5.7. Las células de la cresta neural y de la población celular proepicárdica (pcPE) en el desarrollo del corazón. Su
contribución al desarrollo de la vasculatura coronaria) (Fig. SC 5-4-3).
Bibliografía
Schlueter J, Brand T. Origin and fates of the proepicardium, Aswan Heart Centre Science &
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SC 5.5. El área cefálica del campo cardiogénico secundario y sus derivados anatómicos e histológicos. V. Flores
La placa cardiogénica posee una porción amplia, denominada campo cardiogénico primario, y
una porción más pequeña, de ubicación medial, aunque bastante variable dependiente de las
especies, denominada campo cardiogénico secundario. Varios estudios de seguimiento de células
marcadas supravitalmente permiten mostrar que el campo primario origina el ventrículo primitivo
(ventrículo izquierdo), el canal auriculoventricular, la aurícula primitiva (forma parte de las
aurículas derecha e izquierda) y los senos venosos (parte de la aurícula derecha). En el campo
cardiogénico secundario se han descrito dos o tres regiones diferentes, según distintos autores. En
principio, este campo posee dos regiones: una superior o área cefálica y una inferior o área
caudal. Algunos autores incluyen en esta última la población celular proepicárdica (SC La formación
de la población pcPE. Su relación con el campo cardiogénico secundario. Mecanismo de transferencia celular seno-venoso CTP en mamíferos).
Con respecto al área cefálica del campo cardiogénico secundario, diversos estudios indican que el
bulbo cardíaco del corazón tubular primitivo (CTP), incluyendo sus tres porciones (ventrículo
derecho, los conos de salida de los ventrículos y el tronco arterioso), no derivan del campo
primario sino del área cefálica del campo cardiogénico secundario. Durante la formación del CTP
recto las células del campo secundario de la placa cardiogénica se distribuyen a lo largo de la zona
media del piso de la faringe desde el 1º al 2º arco branquial (hasta la región caudal del 2º arco), un
poco por detrás del extremo cefálico (tronco de salida) del CTP. Desde esta posición se incorporan
luego al CTP durante el fenómeno denominado torsión en “C”.
En la primera fase de la torsión cardíaca o formación del asa cardíaca (torsión en “C”), las
células del campo cardiogénico secundario, que formarán el bulbo, se despegan del mesodermo
ventral de la faringe y se agregan al extremo cefálico del CTP o ventrículo primitivo. El bulbo
ingresa así en el celoma pericárdico y desvía la unión bulboventricular hacia la derecha y
adelante formando el asa bulboventricular que constituye precisamente el fenómeno denominado
“torsión en “C” (Fig. SC 5-5-1 A). La segunda fase de la torsión, o torsión en “S”, ocurre más tarde,
cuando al extremo caudal del ventrículo primitivo se agrega la región auricular izquierda (Fig. SC 5-5-1
B). Ésta ingresa en el celoma pericárdico desplazando hacia la izquierda, hacia arriba y hacia el
dorso la zona de unión auriculoventricular. La formación de la torsión en “S” conduce a la
formación de otros dos surcos en el asa cardíaca: el surco ventriculoauricular, entre el ventrículo y
la futura aurícula derecha, y el surco auriculosinusal, entre la aurícula izquierda y el seno venoso
La formación del tracto de salida del corazón implica el agregado, en forma sucesiva, de las
regiones del bulbo cardíaco, el cono y el tronco al extremo cefálico del CTP. Estas regiones se
agregan al CTP antes de la llegada de una oleada de células migrantes provenientes de la cresta
neural cardiogénica que también ingresan en el corazón a través de su extremo cefálico y
participan de la histogénesis cardíaca y de los grandes vasos (aorta y pulmonar).
Se considera que, en la especie humana, la zona en la que las paredes ventriculares se continúan
con las arterias aorta y pulmonar constituye una zona de mezcla de poblaciones celulares diferentes
que, integradamente, se encargan de la histogénesis de dicha zona de transición. La musculatura
cardíaca del tracto de salida de los ventrículos es diferente de la del resto del miocardio. Ello se
debería a su diferente origen embrionario. Varios estudios detallados de los tejidos del corazón,
tractos de salida y arterias emergentes del corazón permiten proponer el modelo de derivados
ilustrado en la figura SC 5-5-3 sobre el posible origen de los tejidos musculares de dicha región en el
hombre.
Las células del campo cardiogénico secundario tienen capacidad de diferenciarse en miocardiocitos
en la región del ventrículo derecho. Sin embargo, en la región del cono y parte proximal del tronco
arterioso también exhiben capacidad para diferenciarse en células musculares lisas similares a las
de las capas medias de las arterias. Allí participan formando la musculatura de las regiones
proximales, de salida, de las arterias pulmonar y aorta. Las células musculares lisas de las
porciones más distales de estos mismos vasos tienen un origen diferente; resultan de la
diferenciación en células musculares lisas vasculares de las células de la cresta neural cardiogénica.
En las zonas de encuentro entre estas tres regiones con diferente estructura histológica se hallan
zonas anulares de debilidad que suelen ser asiento de disecciones patológicas de las paredes
vasculares, especialmente aórticas.
Algunos autores describen una zona estrecha de mesodermo que circunda al campo cardiogénico
secundario, el mesodermo parafaríngeo, que contribuiría con células a la región de transición
miocárdico-arterial de nacimiento de los grandes vasos.
Bibliografía
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SC 5.6. La influencia de la asimetría derecha-izquierda en la transformación del CTP recto en asa cardíaca. Comportamientos moleculares
involucrados. F. Angelotti, A. García Roca
La torsión del CTP es la manifestación de la asimetría I-D sobre la morfogénesis cardíaca (Fig. SC 5-6-
1 A-D). Este proceso morfogenético e histogenético se acompaña de la expresión de varias
proteínas que están involucradas en la instalación estructural de la asimetría.
La torsión del CTP es precedida por la expresión de las proteínas señal Nodal y Lefty-2 que
parecen establecer la asimetría mencionada.
Se sabe que la proteína factor de transcripción Nkx2.5, que forma parte de la combinatoria
cardiogénica de factores de transcripción, regula la expresión de otros factores de transcripción,
como Hand1 y Hand2, que están más directamente vinculados con la asimetría.
Por un lado, la expresión de los factores de transcripción Hand son necesarios para un correcto
desarrollo de los ventrículos pero, aparte de esto, durante la progreso de la torsión del CTP, existe
una expresión diferencial entre los lados derecho e izquierdo del CTP. La expresión de Hand1 está
restringida al ventrículo izquierdo y la de Hand2 al ventrículo derecho.
Un hecho curioso relacionado con la asimetría izquierda derecha es que, al parecer, el campo
cardíaco es en realidad un campo resultante de la fusión de dos campos, uno derecho y uno
izquierdo, que naturalmente poseen sus propias asimetrías representadas por los ejes medio-
laterales derecho e izquierdo. Así, el campo cardiogénico completo, correspondiente a la placa
cardiogénica, podría poseer un comportamiento de desarrollo simétrico y resultar una organización
con simetría bilateral. El desarrollo de los campos cardiogénicos primario y secundario, sin
embargo, lleva a la formación de un corazón asimétrico debido al modo asimétrico como se
produce la torsión cardíaca. Al parecer, la asimetría que expresa la placa cardiogénica durante la
cardiogénesis se instala ya durante la gastrulación y se explica por la expresión asimétrica de dos
vías de señalización determinanantes-de-lado derecho e izquierdo. En algunas especies, como en el
embrión de pollo, el primer indicio de esta asimetría parece ser la aparición de la población celular
epicardiogénica sólo en el lado derecho del seno venoso (SC 5.6. La influencia de la asimetría derecha-izquierda en la
transformación del CTP recto en asa cardíaca. Comportamientos moleculares involucrados; SC La formación de la pcPE en el embrión de pollo y la
asimetría de los campos cardiogénicos primario y secundario).
Bibliografía
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SC 5.7. Las células de la cresta neural y de la población celular proepicárdica (pcPE) en el desarrollo del corazón. Su contribución al desarrollo
de la vasculatura coronaria. F. Angelotti, A. García Roca
Luego que se ha formado el CTP se inicia su torsión. Durante este proceso, células extracardíacas
ingresan en él y participan de la morfogénesis y, sobre todo, de la histogénesis cardíaca. Las células
extracardíacas tiene dos orígenes principales: la cresta neural cardiogénica (segmentos
cardiogénicos de la cresta neural vagal) y la población celular proepicárdica (pcPE). Estas
células provienen de la serosa que cubre el septum transversum y el seno venoso. Las células de la
pcPE ingresan en el CTP migrando a través de puentes celulares ricos en matriz extracelular que se
adhieren al CTP y luego migran, como una monocapa, sobre su superficie externa.
Otra población celular, las células de la cresta neural (CN), migran hacia el esbozo cardíaco en
etapas más tempranas de su desarrollo a través del mesénquima de los arcos branquiales en
dirección hacia el mesocardio dorsal y luego ingresan a través del mesénquima que rodea a los
arcos aórticos. Estas células provienen de la CN craneal y troncal, correspondiente a los niveles
segmentarios 1 a 3, superponiéndose con la CN vagal. Esta región de la cresta neural es
denominada “cresta neural cardiogénica” no porque migren exclusivamente al corazón, sino
porque muchas de ellas se incorporan al corazón y son necesarias para su desarrollo. La extirpación
experimental de esta población celular produce alteraciones variadas en varios órganos que se
forman en la región branquial: aplasia o hipoplasia del timo, y de las glándulas paratiroides y
tiroides, alteraciones faciales y malformaciones del tracto de salida (fenotipo DiGeorge y
La pcPE está compuesta por células mesoteliales con alta actividad proliferativa y con capacidad
migratoria. Las células del epitelio miocardiocitogénico del CTP segregarían factores
quimiotácticos para la pcPE. Ello les permite invadir la superficie del corazón formando el
epicardio. Entre el epicardio y el epitelio miocardiocitogénico existe un espacio delgado a lo largo
del cual migran: células de la cresta neural, células endoteliales provenientes del esbozo hepático o
senos venosos y otras no identificadas.
Luego que la pcPE cubre, como una monocapa confluente, la superficie “epicárdica” del corazón,
algunas de sus células sufren una T e-m y pasan al espacio subepicárdico. Estas células son
genéricamente denominadas como células derivadas del epicardio o Epdc (Epicardial-derived
cells). Las Epdc, junto a otras células de ubicación subepicárdica provenientes de la pcPE, invaden,
en profundidad, en oleadas sucesivas, la pared muscular cardíaca, las almohadillas endocárdicas y
el subendocardio. La T e-m de las Epdc está precedida por la expresión de los factores de
transcripción Gata y Fog-2 (friend of Gata) en los miocardiocitos y de los factores de
transcripción Ets1 y 2 en las Epdc y las células provenientes de la pcPE.
Algunas investigaciones recientes indican que las células endoteliales de los vasos coronarios
derivan de células que ingresan con la pcPE. Inicialmente, los vasos coronarios primitivos se hallan
comunicados sólo con el seno venoso y, por lo tanto, el flujo sanguíneo depende de éste. Más tarde
se establece la comunicación con la aorta y el sentido de la circulación se invierte y acelera. Se
postula que la demanda de oxígeno miocárdica, por medio de factores inducibles por hipoxia
(Hif-1α), y el factor de crecimiento vascular endotelial (Vegf) regulan estos procesos, aunque no
se sabe qué factores guían a las células a generar los orificios arteriales que comunican con la
aorta. Se sabe que una de las últimas oleadas, en profundidad, de las células de la pcPE ocurre en la
zona de la unión atrioventricular y se relaciona con la formación de los orificios arteriales en los
senos de Valsalva. Las células epicárdicas que invaden esta zona generan la musculatura lisa de las
arterias coronarias y fibroblastos adventiciales de dicha región.
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Existen varios modelos de cascadas de eventos que conducen a la cardiogénesis. La figura SC 5-8-1
muestra una cascada de eventos en la que se integra información, proveniente de varios modelos,
sobre factores que participan en la cardiogénesis.
Con respecto a los CCD que operan durante la cardiogénesis, es de destacar que la complejidad de
las interacciones intercelulares aumenta en función del tiempo según se van agregando al corazón
en desarrollo las poblaciones celulares extracardíacas que participan en la morfogénesis e
histogénesis cardíaca (histogénesis del miocardio, formación de los tabiques, formación del sistema
de conducción, la formación del epicardio y angiogénesis coronaria) (SC 5.4. El origen múltiple de las
poblaciones celulares que intervienen en la cardiogénesis).
Bibliografía
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 6
SC 6.1. Funciones de desarrollo de la proliferación celular y la muerte celular programada durante las fases sólida y de recanalización del tubo
digestivo. M.P. Bidondo, V. Flores
SC 6.2. El tabicamiento de la cloaca como resultado de crecimiento diferencial. M.P. Bidondo, V. Flores
SC 6.3. Efectos de desarrollo de las interacciones epitelio-mesenquimáticas en el desarrollo del tubo digestivo. V. Flores, M.P. Bidondo
SC 6.4. Patrón de migración de las células precursoras de neuronas parasimpáticas en el tubo digestivo. M.P. Bidondo, V. Flores
SC 6.5. La derivación de los linajes celulares que integran el parénquima pulmonar a partir del componente epitelial endodérmico del esbozo
pulmonar. La organización del proceso a lo largo del eje próximo-distal. V. Flores
SC 6.6. Patterning del tubo digestivo I: la regionalización céfalo-caudal del tubo digestivo I. M.P. Bidondo, V. Flores
SC 6.7. Patterning del tubo digestivo II: la compartimentalización dorsoventral. M.P. Bidondo, V. Flores
SC 6.9. Patterning del tubo digestivo IV: la organización de la diferenciación celular a lo largo del eje radial. M.P. Bidondo, V. Flores
SC 6.10. Las malformaciones traqueoesofágicos son resultado de alteraciones en el patterning dorsoventral del intestino primitivo anterior. M.P.
Bidondo, V. Flores
SC 6.1. Funciones de desarrollo de la proliferación celular y la muerte celular programada durante las fases sólida y de recanalización del tubo
digestivo. M.P. Bidondo, V. Flores
Ya en 1900 Tandler describió la obliteración de la luz duodenal por la estratificación del epitelio.
Definió la existencia de una fase sólida, maciza o cordonal, seguida de una fase de recanalización
por vacuolización (formación de pequeñas cavidades confluentes). Las fallas en estos dos procesos
fueron consideradas como patogenia de estenosis, atresias y duplicaciones duodenales. En la
interpretación clásica, el proceso se realiza a través de fases resultantes de la operación de dos
CCD en particular: en una 1ª fase, un aumento en la proliferación celular epitelial oblitera la luz;
en una 2ª fase, un aumento en la muerte celular programada genera espacios libres o vacuolas; en
una 3ª fase, de coalescencia de las cavidades, se produce la recanalización de la cavidad y
aparición de vellosidades.
Este proceso ha sido estudiado en los tercios superior medio y distal del duodeno de embriones
humanos (del 30º al 52º día; estados 13 al 23 del Carnegie Institute) registrando la sucesión
temporoespacial de los 5 estados histogenéticos incluidos en la histogénesis duodenal: 1)
estrechamiento de la luz, 2) oclusión (obliteración completa), 3) vacuolización, 4) recanalización
de la luz y 5) formación de vellosidades. La figura SC 6-1-1A-H muestra todos esos estados
histogenéticos. La figura SC 6-1-2 muestra el progreso, en función del estado de desarrollo, de las etapas
mencionadas en cada una de las regiones duodenales estudiadas y revela que: a) los estados
El fenómeno más importante en ambos procesos parece ser un reordenamiento de las células
epiteliales en el plano del epitelio (Fig. SC 6-1-1 A-H). Este proceso lleva a una estratificación y
oclusión de la luz: 1) el sitio de máxima acumulación de células epiteliales, y consiguiente
engrosamiento, es la zona adyacente al mesoduodeno dorsal. De ahí la forma semilunar de la luz
durante la fase de estrechamiento; 2) durante la oclusión total, las células centrales pierden su
polaridad epitelial en tanto que las periféricas conservan su dominio basal y mantienen la
regularidad epitelial; 3) por último, en la fase de recanalización, las células se redistribuyen
intercalándose y posibilitando la elongación del sector.
La muerte celular parece tener una función morfogenética durante la formación de vellosidades.
Los sitios en los que aparecen las cavidades intraepiteliales se relacionan típicamente con sitios en
los que el mesénquima crece en dirección hacia la luz. Este crecimiento centrípeto del mesénquima
genera pliegues en el epitelio a partir de los cuales luego se modelan las vellosidades (puntas de
flecha en figura SC 6-1-1 G y H). Así, el proceso de recanalización no implica sólo adquisición de la luz
sino principalmente una modelación de la mucosa de modo que, al mismo tiempo que se
recanaliza, se genera la morfología típica de la mucosa de cada región del tubo digestivo.
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morphogenesis. Development 138: 4423-32.
SC 6.2. El tabicamiento de la cloaca como resultado de crecimiento diferencial. M.P. Bidondo, V. Flores
e) el epitelio del extremo caudal de la cloaca, inmediatamente por encima del sitio donde se
insertaba la membrana cloacal, prolifera, se engruesa, la luz se ocluye transitoriamente, pasa por
una fase maciza y luego se recanaliza. Los cambios de posición y tamaños relativos asociados a los
procesos descritos generan la impresión de que el septum urorrectal desciende en dirección a la
membrana cloacal y contacta con ella dividiendo la cloaca en dos compartimentos .
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SC 6.3. Efectos de desarrollo de las interacciones epitelio-mesenquimáticas en el desarrollo del tubo digestivo. V. Flores, M.P.
Bidondo
En general, los órganos de origen esplacnopleural poseen parénquima epitelial derivado del
endodermo y estroma conectivo derivado del mesénquima visceral. El desarrollo de estos órganos,
como el de todo el tubo digestivo, resulta de cascadas de Int e-m entre ambas poblaciones
celulares.
Los papeles (emisor o receptor de señales; determinante o competente, etc.) que desempeñan el
epitelio y el mesénquima en cada una de tales Int e-m varían en función de los órganos y las etapas
de desarrollo. En la ejecución de algunos eventos, el epitelio es instructivo y el mesénquima
competente. En otros eventos, los papeles pueden invertirse.
Existen tipos diferentes de Int e-m a juzgar por los efectos de desarrollo que producen: a)
fenómenos tróficos o de sobrevida mediados por factores de crecimiento que estimulan las
funciones vitales y evitan ingresar en vías apoptóticas; b) fenómenos directivos, instructivos o
determinantes que participan en la génesis de los esbozos; c) fenómenos permisivos que
intervienen en los procesos de diferenciación; d) estímulos proliferativos mediados por la síntesis
de factores de crecimiento; e) efectos morfogenéticos y de mantenimiento del estado de
diferenciación terminal del parénquima epitelial; f) control de la organización espacial del órgano
(patrón espacial de ramificaciones o patrón morfogenético de las mucosas). Ejemplificaremos cada
uno de estos tipos de Int e-m.
a) El mesénquima estimula las funciones vitales de las células epiteliales. Éstas son importantes
para el mantenimiento y desarrollo de los esbozos. Extractos de embriones enriquecidos en
componentes mesenquimáticos pueden reemplazar algunos efectos del mesénquima. Es probable se
trate de efectos mediados por factores de crecimiento y/o componentes de la matriz extracelular.
Existen ejemplos de esbozos en los que el aislamiento del epitelio respecto del mesénquima
produce la degeneración o la muerte. En el caso de estructuras epiteliales macizas transitorias, las
células que ocupan regiones centrales pierden su contacto con el mesénquima y pasado cierto
tiempo ingresan en la vía de la apoptosis. El mesénquima es fuente de muchas sustancias que
actúan como señales que garantizan la vitalidad de las células y otras que evitan que las células
entren en apoptosis.
b) Existen ejemplos de formación de esbozos en los que la señal determinante proviene del
e) Establecida la especificidad de órgano, o de región, las células epiteliales pueden tener varías
vías posibles de diferenciación. En el epitelio intestinal hay enterocitos, células enteroendocrinas,
caliciformes y de Paneth, etc. En general, el mesénquima tiene un papel en la diferenciación y en el
mantenimiento del estado de diferenciación terminal del epitelio. Estos efectos del mesénquima
también se revelan en situaciones de disociación de endodermo y mesénquima. Aislado del
mesénquima, el epitelio pierde las características de diferenciación parcial o terminal. Las células
epiteliales pueden volver a organizarse como epitelio, si son reasociadas con su mesénquima
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SC 6.4. Patrón de migración de las células precursoras de neuronas parasimpáticas en el tubo digestivo. M.P. Bidondo, V. Flores
En 1921 J.N. Langley describió el sistema nervioso entérico (SNE) como una parte del sistema
nervioso autónomo. Se trata de un conjunto de plexos interconectados que asientan en la pared, a lo
largo de las diversas regiones del tubo digestivo (plexos murales) y en los mesos (plexos
extramurales). Los plexos murales se ubican preferentemente en la capa submucosa (plexo
submucoso de Meissner) y entre las capas circular y longitudinal de la muscular (plexo
mientérico de Auerbach). Estos plexos se forman durante la histogénesis del tejido muscular del
tubo digestivo (SC La unidad motora peristáltica. Cuadro cronológico sobre su diferenciación). El SNE regula la motilidad,
secreción, absorción, flujo sanguíneo, etc. e integra un sistema neuroendocrino-inmunitario en el
aparato digestivo.
Debido a que el SNE dispone de sus propias neuronas receptoras, neuronas de asociación y
neuronas efectoras excitatorias e inhibitorias, es capaz de originar respuestas locales de un modo
reflejo aun en ausencia de conexión con SNC.
El SNE se origina a partir de dos poblaciones celulares precursoras específicas: la cresta neural
vagal correspondiente a los niveles segmentarios occipitales (segmentos 1-7) y la cresta neural
sacra correspondiente a los niveles desde 28 en sentido caudal. Esto no significa que las células de
dichos segmentos estén determinadas a formar neuronas para el SNE.
El desarrollo del SNE procede a través de dos fases citogenéticas: a) la primera fase es de
migración y colonización de los mesos y la pared del tubo digestivo (4ª a 7ª SD) y b) la segunda
fase es específicamente histogenética o de formación de los plexos (7ª SD en adelante).
La población sacra en una primera fase sólo posee distribución extramural, luego invade
también el intestino posterior en forma ascendente. Si bien al principio ocupan difusamente toda la
región infraumbilical, finalmente quedan localizadas sólo a la porción final del intestino posterior.
Sólo el 17 % de las neuronas del SNE se originan en la cresta neural sacra.
Bibliografía
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SC 6.5. La derivación de los linajes celulares que integran el parénquima pulmonar a partir del componente epitelial endodérmico del esbozo
pulmonar. La organización del proceso a lo largo del eje próximo-distal. V. Flores
Los esbozos broncopulmonares están compuestos por dos componentes: a) un componente epitelial
que origina los tejidos que integran el parénquima y b) un componente mesenquimático que genera
el estroma del órgano.
Con respecto a la evolución del componente epitelial, la figura SC 6-5-1 A ofrece un panorama global
esquemático sobre las sucesivas bifurcaciones que ocurren durante la generación de diversos
linajes celulares del parénquima pulmonar.
El modelo propone que hasta el final del estado seudoglandular, las células distales de los brotes
epiteliales en crecimiento son células troncales progenitoras multipotentes (P1). La población
celular P1 es mantenida por la expresión de una variedad de factores. La célula P1, por medio de
divisiones asimétricas, se autorrenuevan y originan células progenitoras de tipo bronquiolar
Llegado el estado canalicular/sacular, las células P1, como consecuencia de una reprogramación
epigenética, pasan a constituir una segunda población de células troncales progenitoras (P2) o
población troncal de tipo alveolar, que se encarga de generar las células epiteliales de las
regiones alveolares. No se ha aclarado si esta reprogramación de célula troncal P1 a célula troncal
alveolar (P2) se debe a factores externos o es resultado de un programa establecido con
anterioridad; algunos experimentos sugieren que están involucradas las vías de señalización de
Notch y Wnt.
A continuación, las células del linaje no NE realizan una segunda determinación, que también
involucra a la vía Notch, en la se elige la vía evolutiva de la célula de Clara o la vía de la célula
ciliada. Las otras vías de determinación indicadas en la figura también son posibles y planteadas
en otros modelos de derivación de linajes. En este modelo se propone que las células de Clara se
autorrenuevan por mucho tiempo y que, posnatalmente, originan células ciliadas. La célula de
Clara originaría también las células mucosecretantes o caliciformes. Otros modelos admiten otras
posibilidades.
Con respecto a la evolución de las células progenitoras alveolares, algunos modelos proponen
que ésta puede originar tanto los neumonocitos de tipo I y tipo II. Otros modelos proponen que la
descendencia directa de la célula progenitora alveolar es el neumonocito tipo II que luego origina a
los tipo I. Todos estos modelos tienen cierto grado de aceptación y requieren evidencia
experimental adicional para su aceptación definitiva.
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SC 6.6. Patterning del tubo digestivo I: la regionalización céfalo-caudal del tubo digestivo I. M.P. Bidondo, V. Flores
Durante la gastrulación ocurren procesos que inician la instalación de una polaridad céfalo-caudal
en el endodermo embrionario. Algunos mapas de destino realizados en embriones de ave indican
que tal polaridad se pone de manifiesto por la aparición de dos poblaciones diferentes que, en
Durante el plegamiento del embrión, se forman los intestinos primitivos anterior, medio y posterior
y, en los límites entre ellos, los portales intestinales anterior (PIA) y posterior (PIP). Estos
portales son centros señalizadores que, por medio de la síntesis y secreción de la proteína señal
Shh, participan en el establecimiento de las polaridades céfalo-caudal y dorsoventral del tubo
digestivo. A su vez, el mesénquima visceral del tubo digestivo primitivo expresa la proteína
receptor de Shh Patched (Ptc). La unión de Shh a su receptor inicia vías de señalización
involucradas en dos fenómenos:
a) expresión de la proteína señal BMP4 en el mesénquima circundante, hecho que está vinculado
a la regulación de la diferenciación del mesénquima visceral en músculo liso del tubo digestivo y
b) expresión de combinaciones de genes Hox tanto en el mesénquima como en el epitelio. Existen
diferencias regionales en la respuesta del mesénquima visceral a la secreción de Shh. Estas
diferencias podrían implicar que existe una regionalización previa puesta de manifiesto por la
diferente competencia del mesénquima esplácnico a Shh.
En respuesta al Shh, el mesénquima expresa Bmp4 a lo largo de casi todo el intestino primitivo
excepto en la futura región gástrica. Dado que el estómago posee una musculatura más
desarrollada, con tres capas en lugar de dos, se ha propuesto que podría tener una función
reguladora negativa sobre la formación de músculo liso.
b) la proteína señal Shh estimula la expresión de genes Hox. En el tubo digestivo en desarrollo,
tanto el endodermo como el mesénquima visceral exhiben una expresión diferencial espacialmente
organizada de combinatorias de genes Hox (Fig. SC 6-6-2). Este hecho regularía la elaboración de
diferentes patrones de organización de tejidos a lo lardo del eje céfalo-caudal del tubo digestivo.
La expresión de los genes Parahox, Pdx1 y Cdx2 por parte del endodermo también exhibe
diferencias regionales. Estos genes también estimulan la expresión de genes Hox por el
mesénquima adyacente.
La distribución en forma de gradiente de la señal ácido retinoico también instala una expresión
diferencial espacialmente organizada de genes Hox. Se sabe que dicho gradiente instala tendencias
para desarrollar en sentido de intestino posterior; aunque se desconoce cómo produce dicho efecto.
Se sabe que el ácido retinoico estimula la expresión de la proteína receptor del Fgf y que la
activación de este receptor por su ligando activa una vía de señalización que regula la expresión de
genes Hox y también la expresión de la proteína receptor de ácido retinoico. Aun no se ha
dilucidado si el ácido retinoico actúa sobre el ectodermo o sobre el mesénquima visceral.
Bibliografía
Grapin-Botton A. (2005). Antero-posterior patterning of the vertebrate digestive tract: 40 years
SC 6.7. Patterning del tubo digestivo II: la compartimentalización dorsoventral. M.P. Bidondo, V. Flores
Si bien el endodermo aparece durante la evolución como una lámina epitelial que delimita una
cavidad comunicada con el exterior en el que se alojan transitoriamente y se digieren sustancias
externas, su papel en los organismos superiores no es sólo formar un aparato digestivo. Tanto desde
el punto de vista filogenético como ontogenético, su importancia principal es la generación de
órganos que sirven a la vida vegetativa.
Son varios los órganos de parénquima epitelial endodérmico que no forman parte del aparato
digestivo. El endodermo de la pared ventral del intestino anterior origina el parénquima de la
tiroides, del pulmón, del hígado (que, aunque es una glándula exocrina del tubo digestivo, posee
una gran cantidad de funciones de coordinación endocrina). Por otro lado, el endodermo de la
pared ventral del intestino posterior origina el seno vesicourogenital del cual derivan órganos como
la vejiga, vagina, uretra, vías espermáticas, próstata, etc. que tampoco pertenecen al aparato
digestivo. El epitelio de la superficie dorsal de esas mismas regiones sí origina tejidos del tubo
digestivo.
Algunas investigaciones en curso están dedicadas a analizar el papel de varias proteínas señal que
podrían participan en la instalación de tales diferencias. La proteína señal Shh y otras moléculas
informativas estarían involucradas en la regionalización dorsoventral.
La expresión de Shh por parte del epitelio endodérmico del tubo digestivo es al principio uniforme
a lo largo del eje circunferencial. Posteriormente, su expresión queda restringida a la región dorsal,
cercana a la notocorda, que es un sitio de alta secreción de Shh. y se instala una polaridad
Existen otras moléculas con expresión espacial asimétrica. La proteína factor de transcripción
Nkx2 se expresa sólo en el epitelio de la pared ventral del intestino anterior y se considera que su
expresión es necesaria para el desarrollo de la glándula tiroides y del pulmón. Recuérdese que los
tejidos que integran el parénquima de ambos se originan en el endodermo de la región ventral del
intestino anterior.
El desarrollo del páncreas implica la formación de dos esbozos que crecen en el meso dorsal;
aunque uno nace en la región dorsal del endodermo y el otro en la región ventral. La
homeoproteína factor de transcripción Pdx1 participa en el desarrollo de ambos esbozos
pancreáticos. Se expresa en las regiones epiteliales ventral y dorsal donde se forman los esbozos en
tanto que en las regiones laterales, donde se expresa la proteína señal Shh, Pdx1 no se expresa.
Bibliografía
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SC 6.8. Patterning del tubo digestivo III: la asimetría izquierda-derecha. V. Flores, M.P. Bidondo
La simetría bilateral es una característica típica de los cordados. Durante el período somítico se
pone de manifiesto un plan estructural básico con simetría bilateral en todos los tejidos
embrionarios. Durante el desarrollo ulterior, las estructuras que forman parte de la vida de relación
retienen la simetría bilateral, pero las que derivan de la esplacnopleura (corazón, pulmón y
porciones del aparato digestivo de origen esplacnopleural) se desarrollan asimétricamente. Dicha
asimetría, que implica que las regiones ubicadas a ambos lados del plano sagital no son imágenes
especulares, se denomina asimetría derecha-izquierda. En términos más estrictos, las estructuras
que expresan asimetría derecha-izquierda carecen de plano sagital.
b) ello produce diferencias de concentración de algunos ARNm para proteínas de varios canales
iónicos en las blastómeras;
e) los gradientes mencionados determinan que las cilias de la región del nódulo de Hensen del
epiblasto (nodo ventral) batan hacia la izquierda concentrando sustancias, entre ellas
morfógenos, en el lado izquierdo;
Las diferencias anatómicas resultantes de estas diferencias en los CCD se notan recién desde el
inicio del período somítico para el caso de corazón (rotación del asa cardíaca) y hacia fines de la 5ª
SD para el caso del tubo digestivo (rotación del asa vitelina).
Bibliografía
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SC 6.9. Patterning del tubo digestivo IV: la organización de la diferenciación celular a lo largo del eje radial. M.P. Bidondo, V.
Flores
La pared del tubo digestivo pose una estructura histológica básica común a lo largo del eje céfalo-
caudal aunque con diferencias regionales relacionadas con las funciones específicas de cada región.
La esplacnopleura dispone, intrínsecamente, de la capacidad para organizarse en las cuatro capas
principales (y sus subcapas) que desde el punto de vista estructural definen el eje radial. El
mesénquima, una delgada capa de pocos micrómetros de grosor, origina la una variedad de tejidos
que se organizan en capas concéntricas (lámina propia, muscular de la mucosa, submucosa,
muscular interna, muscular externa, conectivo de la serosa y mesotelio).
Nótese que las diferencias regionales a lo largo del eje céfalo-caudal resultan, en realidad, de
diferencias o particularidades en el modo como se producen las interacciones radiales en las
distintas regiones del eje céfalo-caudal.
La diferenciación de los tejidos que integran la pared del tubo digestivo, aunque tiene una fuerte
asimetría céfalo-caudal que instala diferencias regionales a lo largo de dicho eje, también requiere
interacciones regionales o locales que operan a lo largo del eje radial bidireccionalmente
(endodermo mesodermo y endodermo mesodermo). Todas las Int e-m tienen este carácter. La
figura SC 6-9-1C ilustra una secuencia de eventos interactivos epitelio-mesenquimáticos que participan
en la especificación y diferenciación regional del tubo digestivo. Estos fenómenos procederían de
acuerdo con la siguiente sucesión de eventos: 1) secreción de la proteína Shh por parte del
endodermo, 2) adquisición de competencia por parte del mesénquima mediada por la expresión de
la proteína receptor patched, receptor de Shh, 3) activación de la expresión combinatoria de
proteínas factores de transcripción Hox por parte del mesénquima; este fenómeno instalaría 4)
propiedades morfogenéticas particulares a la región, 5) secreción de proteínas señal como, por
ejemplo, Bmp y Fgf por parte del mesénquima, que actúan sobre el endodermo, 6) adquisición de
competencia por parte del endodermo y estabilización de las propiedades regionales, 7) secreción
de nuevas señales que, actuando paracrinamente, llevan a la elaboración del patterning local
(distintos tipos de vellosidades, de mucosas, diferentes grosores de capas conectivas y musculares,
etc.).
Nótese que la citodiferenciación epitelial, aunque es un fenómeno que tiene lugar a lo largo del eje
circunferencial, también depende de I e-m que operan a lo largo del eje radial. La expresión de Shh
tiene también una polaridad radial. Dado que su expresión queda restringida a la población de
células epiteliales progenitoras, la concentración de Shh disminuye tanto hacia el extremo de las
vellosidades en formación como hacia la submucosa, mucosa, etc. Esto es así debido a que la
proteína Shh no se expresa en las poblaciones que ya han progresado en su diferenciación. Debido
a este comportamiento, la polaridad radial se pone también de manifiesto a través de las diferencias
estructurales en el epitelio desde el fondo de las glándulas o criptas hasta el extremo de las
vellosidades intestinales o en las diferencias en la distribución de tipos celulares en las glándulas
fúndicas desde el fondo de éstas hasta su desembocadura en la luz.
La organización del proceso de reparación fisiológica que retienen las células del epitelio del tubo
digestivo muestra a las claras la influencia de la organización radial. Las células troncales a partir
de las cuales se repara normalmente el epitelio no se distribuyen regularmente en el eje
circunferencial sino que se concentran en puntos definidos de éste, en el fondo de las criptas. Allí
proliferan asimétricamente, generan poblaciones de células epiteliales posmitóticas que se
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SC 6.10. Las malformaciones traqueoesofágicos son resultado de alteraciones en el patterning dorsoventral del intestino primitivo anterior. M.P. Bidondo,
V. Flores
Estas diferencias parecen depender, por un lado, del hecho de que la notocorda secreta señales que
especificarían y mantendrían el carácter dorsal: a) la secreción de la proteína señal Nogina
mantiene la expresión de Sox2 (marcador dorsal) y b) la secreción de la proteína señal Shh inhibe
Aparte de estos hechos, el epitelio de la zona ventral se halla sometido a diferentes concentraciones
de Fgf y de acuerdo con dichas diferentes estimulaciones se determina en los diferentes esbozos
típicos de la superficie ventral (tiroides, respiratorio y hepático) (SC Patterning del intestino anterior ventral I:
umbrales variables de factores de crecimiento y determinación de esbozos respiratorio y hepático).
a) La proteína señal Bmp4 inhibe la acción dorsalizante de la proteína Nogina. La señal Bmp4
incrementa el tamaño y la adhesión celular en tanto que Nogina inhibe, en la región dorsal, la
acción de Bmp4. Estos dos efectos harían, por un lado, que la forma de células dorsales (planas) y
ventrales (altas) difiera sustancialmente y, por otro, promueven una expresión diferencial de
moléculas de adhesión lleva a que la intensidad de las Fif c-c entre las células de la región dorsal y
las de la región ventral difiera sustancialmente y lleven a ambas poblaciones a una situación de
segregación (separación o “sorting-out”). Estos hechos disminuyen la probabilidad de que ambas
regiones epiteliales continúen una con la otra. La señalización vía BMP4 también produciría un
crecimiento longitudinal diferencial entre las regiones dorsal y ventral que contribuiría a su
separación.
Se ha propuesto que la vía del Bmp4 contribuye a la separación de ambos epitelios promoviendo
diferencias histogenéticas entre los mesénquimas dorsal y ventral (musculatura lisa y
condrogénesis). En embriones con mutación de la proteína Nogina se forman nódulos de tejido
cartílago ectópico en el mesénquima dorsal.
Bibliogfrafía
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 7
SC 7.1. La composición celular compleja del esbozo renal y la regulación del balance proliferación/sobrevida/muerte celular programada. Factores
de crecimiento y proteínas proapoptóticas y antiapoptóticas. V. Flores, R. Rey
SC 7.2. Factores de transcripción, factores de crecimiento y sus receptores y proteínas de la matriz extracelular regulan dinámicamente el patrón
de ramificaciones del brote ureteral. V. Flores, R. Rey
SC 7.3. La constitución del esbozo renal requiere una sucesión de interacciones celulares. V. Flores
SC 7.4. El mesénquima metanéfrico participa en la determinación y formación del brote ureteral a partir del conducto mesonéfrico. V. Flores
SC 7.5. El brote ureteral permite la formación del blastema metanéfrico; éste permite el crecimiento y ramificación del brote ureteral. V. Flores
SC 7.6. Una red de vías de señalización regula la formación del brote ureteral y la constitución del blastema metanefrogénico. V. Flores
SC 7.1. La composición celular compleja del esbozo renal y la regulación del balance proliferación/sobrevida/muerte celular programada.
Factores de crecimiento y proteínas proapoptóticas y antiapoptóticas. V. Flores, R. Rey
El ejemplo del riñón es muy notable en este aspecto debido a que en la formación del esbozo renal
participan al menos 4 categorías o subpoblaciones celulares diferentes, cada una con sus
respectivas programaciones: a) células del brote ureteral. Estas células tienen su origen en el
mesodermo intermedio. Las células de la región mesonéfrica del cordón nefrógeno tempranamente
originan el conducto mesonéfrico y éste, a su vez, origina el brote ureteral; b) células de la región
metanéfrica del cordón nefrógeno. Estas células se determinan en sentido metanéfrico como
consecuencia de interacciones locales, probablemente con la cloaca y tienen la capacidad de
originar, entre otras cosas, nefrones; c) células de niveles caudales del mesodermo paraxil que se
interacalan con células del metanefros; al parecer carecen de la capacidad para formar nefrones; d)
células de la cresta neural que también integran el mesénquima del metanefros. De no ser por el
uso de marcadores específicos y del uso de mapas de destinos modernos sería muy difícil distinguir
estos tres últimos tipos celulares. Sin embargo, parecen exhibir tasas de proliferación y apoptosis
similares, lo que sugiere que ambos CCD se regulan interactivamente.
Las células que integran el mesénquima metanéfrico tienen al principio una tasa de proliferación.
Luego, durante la morfogénesis y la histogénesis renal aparecen diferencias regionales
significativas que también se regulan interactivamente (SC 7.5. El brote ureteral promueve la formación de las células
troncales del blastema metanefrogénico).
No todas las células del mesénquima metanéfrico inicial aportan descendientes al riñón definitivo.
De las células que nacen en el mesénquima metanéfrico, una cantidad importante se eliminanpor
apoptosis. Las que sobreviven siguen proliferando, se diferencian y forman parte del parénquima o
del estroma renal.
Entre los factores de crecimiento, las proteínas señal factor de crecimiento fibroblástico 2
(Fgf2), la proteína morfogenética del hueso 7 (Bmp7) y, probablemente también, la proteína
señal factor neurotrófico derivado de la glía o Gdnf (Gdnf: Glial cell line-derived neurotrophic
factor) parecen cumplir en forma directa un papel central en la regulación de la proliferación. Por
Con respecto a la expresión de las proteínas que intervienen en la apoptosis renal, se asigna un
papel importante a una combinatoria de factores de transcripción entre los cuales parece poseer
papel crucial la proteína factor de transcripción Pax2. Este factor regula el balance
proliferación/apoptosis debido a que reprime la expresión de la proteína proapoptótica p53 que
facilita el ingreso de las células en la vía de la apoptosis. Las células mesonéfricas y metanéfricas
que expresan Pax2 no entran en apoptosis. Por el contrario, la deficiencia en la expresión o la
función de esta proteína ocasiona el aumento de la muerte celular y fallas en el desarrollo de los
derivados mesonéfricos y metanéfricos (agenesia renal y gonadal). En esta situación también se
afecta el desarrollo de los derivados de los conductos de Wolff y de Müller.
Otro factor con función antiapoptótica expresado en el blastema metanéfrico y en el brote ureteral
es la proteína de la membrana mitocondrial bcl2.
Los factores mencionados no participan sólo en el desarrollo del riñón, sino también en el de
muchas otras estructuras del organismo. Debido a ello, las mutaciones en dichos genes pueden
generar malformaciones múltiples y diversas en varios órganos.
Otros datos que indican que la muerte celular en el riñón está regulada por interacciones entre tipos
celulares está ejemplificado por el hecho de que la metaloproteasa de la matriz 9 o Mmp9, que
participa en las Int e-m en el desarrollo del riñón, también influye sobre la tasa de apoptosis en las
etapas tempranas del desarrollo. Los embriones deficientes en Mmp9 sufren un gran aumento en la
apoptosis renal que se traduce en una disminución del 20% del peso del órgano y una disminución
del 30% del número de nefrones. En los riñones de embriones deficientes en Mmp9 se detecta una
disminución de la forma activada del receptor c-kit, receptor de la proteína factor de célula
troncal o Scf (Stem cell factor) acompañada de un aumento de la Scf unida a membrana. Este
resultado es compatible con resultados de cultivos organotípicos de riñones de estos embriones en
los que se detecta un déficit en la secreción de Scf. Estos datos indican que el Mmp9, además de
estimular el desarrollo de ramificaciones del brote ureteral, también protege a las células del
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SC 7.2. Factores de transcripción, factores de crecimiento y sus receptores y proteínas de la matriz extracelular regulan dinámicamente el
patrón de ramificaciones del brote ureteral. V. Flores, R. Rey
Una de las funciones de la proteína Wt-1 es la regulación de la síntesis de dos proteínas señal que
genera el blastema metanéfrico: el factor neurotrófico derivado de la glía (Gdnf) y el factor de
crecimiento del hepatocito (Hgf).
Las células epiteliales del brote ureteral, a su vez, expresan en sus membranas plasmáticas las
proteínas receptor de estas señales: el receptor Ret, al que se une el Gdnf, y el receptor c-Met,
cuyo ligando es el Hgf.
Los dos factores de crecimiento liberados por el mesénquima metanéfrico actúan sobre las células
epiteliales del brote ureteral; estimulan la proliferación celular, el crecimiento en longitud de los
brotes y su ramificación dicotómica. En este último proceso también participan las proteínas señal
denominadas factores de crecimiento transformantes beta (Tgfβ), que poseen efectos
contrapuestos a los anteriormente mencionados.
El crecimiento, morfogénesis y patrón de ramificaciones del brote ureteral también depende de las
características de la matriz extracelular del blastema metanétrico (Véase SC El papel morfogenético del
mesénquima. La remodelación regulada de la matriz extracelular como mecanismo de control del patrón de ramificaciones de un órgano epitelial). Por
ejemplo, la síntesis, secreción y deposición de proteínas de matriz extracelular como la
laminina es esencial, pues, cuando el brote ureteral se ramifica y da origen a los tubos colectores,
éstos expresan la proteína integral de membrana fibroquistina. Las moléculas de fibroquistina
Todos estos resultados sugieren que el proceso de crecimiento y ramificación del conducto ureteral
y sus ramas está regulado dinámicamente por un conjunto de factores que operan positivamente (lo
estimulan) y negativamente (lo inhiben) (Fig. SC 7-2-1).
Habría algunos morfógenos tubulogénicos, o señales positivas, como Gdnf y Hgf, y factores anti-
tubulogénicos, o señales negativas, como el Tgf β que, actuando dentro de contexto de una matriz
extracelular de composición cambiante, como el que rige durante los procesos de desarrollo de
estructuras epiteliales, modularían dinámicamente las características que definen el patrón de
ramificaciones: formación de túbulos, longitud de éstos, la frecuencia de ramificaciones y la
extensión global de la arborización.
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SC 7.3. La constitución del esbozo renal requiere una sucesión de interacciones celulares. V. Flores
En la constitución del esbozo renal participan al menos dos poblaciones celulares, el blastema
metanéfrico y el brote ureteral. La primera de ellas, sin embargo, de acuerdo con estudios
modernos de marcación y seguimiento de linajes celulares, es una población heterogénea de
células mesenquimáticas de diverso origen: las propias del mesénquima metanéfrico con el
agregado de otras provenientes del mesodermo paraxil y de la cresta neural.
La formación del brote ureteral. El siguiente paso es la determinación del brote ureteral en el
epitelio del conducto mesonéfrico y su ulterior crecimiento hacia el mesénquima metanefrénico. En
este proceso, el mesénquima metanéfrico actuaría como población determinante y el brote ureteral
como población competente.
Una vez constituidos el brote ureteral y el blastema metanefrogénico, el proceso de formación del
riñón implica una sucesión de interacciones entre ambas poblaciones. Si bien es imposible conocer
la secuencia completa de eventos interactivos, con fines didácticos algunos proponen cuatro
categorías de eventos sucesivos:
a) El primero de ellos, probablemente mediado por señales de relativamente largo alcance, está
mediado por señales generadas en el blastema que llevan a la formación del brote ureteral a partir
del conducto mesonéfrico. Este fenómeno implicaría, por un lado, un efecto determinante y, por
otro, un efecto estimulante de la proliferación y un efecto quimiotáctico de orientación del
crecimiento hacia el blastema. El fenómeno involucra varias señales y se ha propuesto que podría
estar bajo el control de un conjunto de factores de transcripción entre los cuales se cuenta el factor
de transcripción Wt1.
b) El segundo de los fenómenos, que también sería de largo rango de alcance, consiste en la
producción de señales por parte de las células del brote ureteral que estimularían a las células del
mesénquima metanéfrico del entorno a ingresar en una fase de célula troncal (autorrenovante y con
alta tasa proliferativa). Durante esta fase también se inhibirían los procesos de muerte celular
generando un aumento de la masa crítica de células necesarias para la constitución del blastema
metanefrogénico.
c) El tercero de estos fenómenos implicaría la generación de señales adicionales por parte de las
células del brote ureteral, en este caso de corto rango de acción, que llevarían a las células del
blastema metanefrogénico, inmediatamente adyacentes a los extremos de crecimiento de las ramas
del brote ureteral, a agregarse y formar condensaciones mesenquimáticas o nódulos nefronogénicos
determinados a formar nefrones.
d) El cuarto de estos fenómenos consistiría en la producción de señales por parte del blastema
metanefrogénico que regularían el crecimiento y las ramificaciones dicotómicas sucesivas de las
ramas del brote ureteral. Estas últimas interacciones regularían el patrón de bifurcaciones y la
extensión global de las ramificaciones y, en consecuencia, de la masa de parénquima renal
funcionante.
Muchas experiencias sugieren que la acción del brote ureteral sobre el mesénquima metanéfrico,
promoviendo la formación del blastema metanefrogénico en su entorno inmediato, no es un
fenómeno determinante sino permisivo. De acuerdo con esta interpretación, el mesénquima
metanéfrico del cordón nefrógeno ya está determinado en sentido metanefrogénico, vale decir,
determinado a formar nefrones, antes de su interacción con el brote ureteral. Se funda esta idea en
que el hecho de que, si experimentalmente se asocia el mesénquima metanéfrico con una variedad
de otros tejidos, en mucho casos el mesénquima metanéfrico responde formando nefrones o, por el
contrario, no responde y no se diferencia. Estos resultados sugieren que el mesénquima ya está
determinado a formar nefrones y que todas las diversas o variadas señales que puede recibir de
varios tejidos embrionarios probablemente son todas permisivas. Vale decir, permiten expresar una
vía previamente elegida.
Se considera que la potencia del meséquima metanéfrico para responder a dichos estímulos
formando nefrones depende de la expresión de la proteína factor de transcripción Wt1. Este
factor de transcripción se expresa en el mesénquima desde antes de su interacción con el brote
ureteral. Sin embargo, la expresión de la proteína Wt1 no es suficiente para adquirir la
determinación (o la competencia) en sentido renal. Probablemente sea la combinatoria de factores
Bibliografía
Bard JB, Davies JA, Karavanova I, Lehtonen E, Sariola H and Vainio S. (1996). Kidney
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embryonic renal stroma. Int J Dev Biol 38(1):77-84.
SC 7.4. El mesénquima metanéfrico participa en la determinación y formación del brote ureteral a partir del conducto mesonéfrico. V.
Flores
Algunos autores consideran que el mesénquima metanéfrico genera las señales que promueven el
desarrollo del brote ureteral a partir del conducto mesonéfrico. El mesénquima metanéfrico se
caracteriza, desde temprano, por la expresión del factor de transcripción Wt1 codificado por el
gen supresor de tumores del mismo nombre. Se considera que el factor Wt1 posee varias funciones
de desarrollo. Una de las funciones de la proteína Wt1 en el desarrollo del riñón sería participar en
la génesis de algunas de las señales que operan sobre el conducto mesonéfrico. La proteína Wt1
regularía la expresión de las proteínas señal factor neurotrófico derivado de la glía (Gdnf) y
factor de crecimiento de hepatocito (Hgf). Por su parte, el conducto mesonéfrico posee
competencia para responder a estas señales pues sintetiza las proteínas receptor c-Ret (receptor
de Gdnf) y c-met (receptor de Hgf). Así, el mesénquima metanéfrico podría actuar sobre el
epitelio del conducto mesonéfrico determinándolo a formar el brote ureteral.
Una vez generado el brote ureteral, la expresión de las proteínas receptor mencionadas queda
restringida a los extremos de crecimiento del brote y de sus ramificaciones (Fig. SC 7-4-1 A-E), vale
decir, en los sitios de crecimiento en los que las interacciones de desarrollo entre ambas
poblaciones prosiguen.
Una red de interacciones moleculares en las que participan proteínas señal, sus receptores,
correceptores y reguladores de la transcripción, generadas en tanto en el blastema, en el brote y en
los tejidos circundantes, contribuyen a definir la localización del sitio de formación del esbozo del
riñón (SC 7.6. Una red de vías de señalización regula la formación del brote ureteral y la constitución del blastema metanefrogénico).
La atribución de las funciones de desarrollo mencionadas a las moléculas señal y sus receptores
La figura SC 7-4-2 ilustra la importancia de la proteína Gdnf, secretada por el blastema metanéfrico, en
la formación, crecimiento y el patrón de ramificaciones del brote ureteral. La figura muestra que
los ratones heterocigotas para una mutación que anula la función del factor Gdnf presentan un
crecimiento en longitud deficiente del brote ureteral y una disminución del número y longitud de
sus ramificaciones. Por otro lado, los ratones homocigotas para dicha mutación muestran drástica
abolición del desarrollo del brote ureteral (SC 7.6. Una red de vías de señalización regula la formación del brote ureteral y la
constitución del blastema metanefrogénico).
Bibliografía
SC 7.5. El brote ureteral permite la formación del blastema metanéfrico; éste permite el crecimiento y ramificación del brote ureteral. V.
Flores
Luego de la constitución del brote ureteral, los siguientes pasos son a) la admisión de su
crecimiento en la intimidad del blastema metanéfrico y b) la formación de varias generaciones de
ramificaciones dicotómicas dentro del mesénquima.
En general, los procesos por medio de los cuales los tejidos epiteliales crecen y se ramifican dentro
del mesénquima requieren la participación activa de este último (SC El papel morfogenético del mesénquima. La
remodelación regulada de la matriz extracelular como mecanismo de control del patrón de ramificaciones de un órgano epitelial). En el caso del
desarrollo del riñón, el brote ureteral y el mesénquima metanéfrico, por medio de Int e-m, regulan
todo el proceso de generación del sistema de túbulos colectores del riñón. En el ratón existe una
mutación, la mutación Danforth, que fenotípicamente se expresa, en el nivel anatómico, como
ausencia de riñón.
La mutación Danforth del ratón, por ejemplo, tiene como característica fenotípica relevante la
ausencia de riñón. Sin embargo, no es el resultado de una falla en la formación del brote ureteral.
El brote ureteral se forma normalmente ‒es visible morfológicamente con forma, tamaño y
posición normales‒ pero no crece debido a que no posee la capacidad de introducirse ni de
ramificarse dentro del mesénquima metanefrogénico.
Por otro lado, actuando como agente quimiotáctico, promueve el crecimiento de los brotes hacia
zonas de alta concentración de Gdnf en éstas y promueve la formación de brotes (Fig. SC 7.5.2).
También se ha mostrado en medios de cultivo que tiene el efecto de aumentar la adhesividad entre
las células del epitelio ureteral garantizando su estabilidad. No se ha mostrado que aumente
significativamente la proliferación de las células del brote ureteral.
La proteína Gdnf sería el factor de crecimiento que actuaría en primer término. Participaría en el
inicio de la formación del esbozo ureteral y sus ramas, en tanto que otros factores como el factor
de crecimiento de hepatocitos o Hgf/Sf (Hepatocyte growth factor) y el factor transformante β1
o Tgf β1 (Transforming growth factor Beta 1) actuarían a continuación modulando o regulando el
proceso, favoreciendo o contrarrestando el efecto de Gdnf.
Bibliografía
Sainio K, Suvanto P, Davies J, Wartiovaara J, Wartiovaara K, Saarma M, Arumäe U, Meng X,
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A continuación examinaremos las etapas de formación de las tres poblaciones que originan el
parénquima y estroma renal.
a) Formación del mesénquima metanéfrico. La formación del metanefros o porción caudal del
cordón nefrógeno precede a la del blastema metanefrogénico que resulta de su interacción con el
brote ureteral. La potencia del meséquima metanéfrico para responder a la interacción con el brote
ureteral depende de la expresión previa de la proteína factor de transcripción Wt1. Ésta, sin
embargo, no confiere, por sí sola, determinación en sentido renal. Probablemente sea la
combinatoria de factores de transcripción, en la cual está incluida, la que le confiere este carácter.
Se sabe que la expresión de Wt1 inicia una cascada de interacciones que termina en la constitución
del blastema metanefrogénico. La proteína Wt1 regula la expresión de las proteínas señal factor
neurotrófico derivado de la glía (Gdnf) y factor de crecimiento de hepatocito (Hgf). A su vez,
el conducto mesonéfrico expresa los receptores de estas señales, las proteínas receptor c-Ret
(receptor de Gdnf) y c-met (receptor de Hgf). Así, el blastema mesonéfrico podría poseer una
acción determinante sobre el conducto mesonéfrico determinándolo a formar el brote ureteral.
b) La formación del brote ureteral. La determinación, y localización, del brote ureteral a partir
del conducto mesonéfrico depende de una red de interacciones entre varias vías de señalización. Se
sabe que la proteína Wt1 estimula la expresión de la proteína Gdnf y otros factores de crecimiento,
por parte del mesénquima metanéfrico y que el conducto mesonéfrico expresa los receptores a
dichos factores de crecimiento. Entre ellos tiene un papel central la proteína receptor tirosina-
quinasa Ret que opera como uno de los receptores específicos de Gdnf.
La distribución espacial de la expresión y actividad del receptor Ret tiene también efecto
localizador de la formación del brote ureteral pues se expresa en forma de gradiente que hace que
sólo en su extremo caudal posea un grado de actividad suficiente como para producir la
Con respecto al receptor Ret, por un lado, su actividad depende de concentraciones apropiadas de
Gdnf que se alcanzan sólo en la región caudal y, por otro, su actividad es inhibida por la proteína
señal Bmp4, que también se expresa en la frontera cefálica de la región metanéfrica; este hecho
restringe la activación de Ret a la región caudal. Así, la distribución especial de Bmp4 también
contribuye a definir el sitio de nacimiento del brote ureteral. Una vez constituido el brote ureteral,
la expresión del receptor Ret queda restringida a su extremo, y al extremo de sus ramas, en tanto
que inhibida en el resto del epitelio mesonéfrico.
c) Formación del blastema metanefrogénico. Una vez constituido, el brote ureteral ejerce un
efecto permisivo sobre el mesénquima metanéfrico que, entonces, se diferencia en blastema
metanefrogénico. Este fenómeno se repite con cada rama del brote ureteral. Se trata de un efecto,
de escaso rango de alcance que permite que cada rama del brote ureteral en crecimiento posea un
casquete de blastema metanefrogénico en su extremo. El proceso garantiza que cada rama posea
una unidad generadora de nefroges (unidad nefronogénica) asociada.
Esto genera un gradiente de Gdnf, con un máximo en la periferia, que sigue estimulando el
crecimiento radial de las ramas del brote ureteral hacia regiones periféricas. A esto se debe el
crecimiento centrífugo del riñón y la existencia de una gradiente de diferenciación de unidades
funcionales desde la médula hacia la corteza renal. Este proceso resulta del hecho de que, una vez
determinado el brote ureteral, sus células inician la expresión de la proteína señal Wnt11. Esta
actividad queda luego restringida a su extremo pero, con cada bifurcación, se transfiere al extremo
de sus ramas. Este fenómeno depende del modo como se conforma la población de células de cada
extremo durante cada bifurcación (SC El control de la morfogénesis y la composición celular durante las bifurcaciones dicotómicas
de las ramas del brote ureteral). Dichas células constituyen un “extremo de crecimiento” y realizan las
interacciones que permiten su crecimiento dentro del mesénquima metanéfrico. El mesénquima,
por su parte, sintetiza y deposita una combinación de proteoglucanos de la matriz extracelular
que, a su vez, permiten la síntesis y secreción sostenida de Wnt11 por las células de los extremos
de crecimiento del brote ureteral y de sus sucesivas ramificaciones después. La interacción
Wnt11-proteoglucanos es sólo una de un conjunto de interacciones moleculares que regulan el
desarrollo integrado de brote ureteral y mesénquima metanéfrico. Sin embargo, tienen un papel
Bibliografía
Dressler G. (2002). Tubulogenesis in the developing mammalian kidney. Trends Cell Biol
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56.
SÍNTESIS CONCEPTUAL 8
SC 8.2. Combinatorias de factores de transcripción involucrados en la regulación de la determinación y diferenciación sexual de las gónadas. R.
Rey, V. Flores.
SC 8.3. Regulación del desarrollo del aparato reproductor durante la fase bipotencial. V. Flores, R. Rey
SC 8.4. Regulación hormonal de la diferenciación sexual. Claves para relacionar alteraciones hormonales y alteraciones de la diferenciación
sexual. R. Rey
SC 8.5. Varones XX y Mujeres XY. Regulación genética y hormonal de la determinación y diferenciación sexual. R. Rey
SC 8.6. Efectos de la expresión del gen SRY en el nivel de organización celular. R. Rey
SC 8.7. Constitución del esbozo gonadal. El origen de las poblaciones celulares que integran el esbozo. V. Flores
El genotipo se expresa en todos los niveles de organización en los que se estructura el fenotipo. El
dimorfismo sexual se manifiesta en prácticamente todos esos niveles y, en consecuencia, en todos
ellos, desde el molecular al anatómico, se pueden definir criterios sobre la base de los cuales se
diagnostica el sexo de un individuo.
La vida en sociedad implica permanentes diagnósticos del sexo de los individuos con los que
interactuamos y decisiones, aun inconscientes, de la conducta social. Los seres humanos
diagnosticamos el sexo de los demás en forma instantánea, sin realizar ningún análisis profundo,
tomando en cuenta, aunque no lo hagamos consciente, varios criterios. Entre ellos los más
importantes son: a) las características anatómicas externas, forma corporal (hombros, cintura,
caderas, senos, relieves musculares y óseos), b) la distribución pilosa (barba, bigotes, etc.), c) el
tono de la voz, d) las posturas corporales, las actitudes y la conducta en general, entre otros. Muy
accesoriamente tomamos en cuenta la vestimenta. Con estos criterios, en general, realizamos
correctamente diagnósticos de sexo y reconocemos a un varón, aunque esté vestido como mujer o a
una mujer aunque esté vestida como varón.
Todas las cualidades mencionadas, sin embargo, son características sexuales secundarias y, desde el
punto de vista médico, cuando se consideran aisladamente pueden conducir a error, aun cuando se
tomen en cuenta los órganos genitales externos.
En el momento del nacimiento, el médico define el sexo al que pertenece una persona y, en ese
momento, no dispone de ninguna de las características sexuales secundarias que permiten
diagnosticar el sexo. Pero el médico dispone de la inspección de los órganos genitales externos. En
el caso de individuos normales, la decisión médica es correcta. Sin embargo, existen recién nacidos
que presentan “ambigüedad” en los órganos genitales externos y resulta difícil, o imposible, definir
el sexo sin el auxilio de otros criterios. También existen recién nacidos que no presentan
ambigüedad, no generan duda, y el diagnóstico es incorrecto.
- El criterio genético. Sólo es posible aplicarlo por medio de un análisis genético. En la actualidad
se recurre a enunciar la presencia o ausencia del gen Sry identificado como el encargado de la
determinación en sentido masculino (presencia de Sry = masculino; ausencia de Sry = femenino).
Sin embargo, con el avance del conocimiento sobre cómo se regula la expresión de factores de
transcripción involucrados en la determinación sexual es de suponer que, con el tiempo, se defina
un conjunto de genes responsables de la diferenciación para cada sexo. En la actualidad se
considera que el gen Dax es crucial en cuanto a la diferenciación en sentido femenino.
- Criterios de regulación de la expresión génica. Cada vez más es necesario tomar en cuenta este
criterio pues alude, como se indica en el punto anterior, a las combinatorias de factores de
transcripción que instalan redes de regulación de la expresión génica responsables de
determinación y diferenciación de tipo masculino o femenino. Estas redes de regulación de la
expresión génica al modo masculino o femenino se instalan recién desde la 7ª SD en adelante
cuando cesa el período bipotencial del desarrollo gonadal.
- Criterio cromosómico. Se realiza por medio del análisis del cariotipo. Los individuos con
cariotipo XY o XX son respectivamente masculinos o femeninos desde este criterio.
- Criterio gonadal. Alude al modo como se produjo la histogénesis gonadal. El sexo masculino se
caracteriza por la diferenciación gonadal en sentido testicular y el femenino por la diferenciación
en sentido ovárico.
En la especie humana se aplican también los términos sexo legal, sexo de crianza, sexo social,
sexo psicológico y otros que no siempre tienen definición precisa en el campo de la biología
humana.
Los términos sexo legal y sexo de crianza no aluden a criterios biológicos que definen el sexo. Se
denomina sexo legal o civil al que se asigna a la persona en el momento del nacimiento y que
figura en su documento de identidad. El sexo de crianza, a su vez, deriva del sexo legal. Alude al, y
resulta del, modo como se educa al individuo en la familia, la escuela, etc. Los términos sexo
psicológico y sexo social están muy relacionados y aluden a la modalidad y/o rol masculino o
femenino con que el individuo maneja su conducta general en su vida privada y/o se presenta y
desempeña en su vida en sociedad.
- Criterio conductual o de diferenciación del sistema nervioso central. En los animales cuya
conducta sexual implica la realización de un cortejo integrado por un conjunto típico de actos
estereotipados que conducen a la cópula, se define también un criterio denominado conductual.
Este criterio pone de manifiesto principalmente el tipo de determinación y diferenciación sexual
que experimentó el sistema nervioso (SC La diferenciación sexual del sistema nervioso central). El sistema nervioso
central sufre un proceso de determinación sexual que, al igual que otros órganos que exhiben
dimorfismo sexual, depende de la presencia o ausencia de hormonas masculinizantes durante un
período crítico breve.
Algunos autores incluyen otros dos criterios: el criterio cromatínico y el criterio hormonal. El
criterio cromatínico alude al hecho de que el examen de la cromatina de células interfásicas
descamadas permite ver con facilidad el corpúsculo de Barr (un cromosoma X condensado). El
número de corpúsculos de Barr informa cuántos cromosomas X posee la célula. El criterio
hormonal alude a que tanto en varones como en mujeres, si bien ambos producen hormonas
masculinas y femeninas, existe un patrón (o combinación) típico de concentraciones de hormonas
de tipo masculino y otro de tipo femenino.
Tomando en consideración todos estos criterios resulta claro que la definición del sexo de
cualquier individuo depende de la coherencia con la que se expresan. Desde el punto de vista
biológico, la coherencia en la modalidad de expresión de dichos criterios define la normalidad y el
individuo es de sexo masculino o femenino: a) es de sexo masculino aquel individuo en el que
En los animales, la incoherencia en la expresión entre criterios que permiten definir el sexo se
denomina genéricamente estado intersexual. Éste incluye básicamente todo el conjunto de
patologías congénitas de la diferenciación sexual presentes en la especie humana.
Bibliografía
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Link
http://www.pediatrics.org/cgi/content/full/118/2/e488
SC 8.2. Combinatorias de factores de transcripción involucrados en la regulación de la determinación y diferenciación sexual de las gónadas.
R. Rey, V. Flores.
El período bipotente de las gónadas. Antes de la determinación del sexo existe un período de
tiempo durante el cual las gónadas inician su diferenciación pero aún no están determinadas. Dicho
período se denomina bipotente ya que la gónada retiene potencia para determinarse y diferenciarse
- Se inicia con la expresión del factor de transcripción Sry en las células del epitelio celómico que
son precursoras de las células de Sertoli.
- La expresión de la proteína Sry es transitoria, pero inicia una cascada génica de diferenciación en
sentido masculino en la que se expresan varias otras proteínas que participan en la diferenciación
de todos los tejidos testiculares.
- Las células del epitelio celómico inician la expresión de la proteína señal factor de crecimiento
fibroblástico 9 (Fgf9), que atraería quimiotácticamente a las células del mesodermo intermedio que
forman el blastema gonadal.
- La proteína señal Dhh, secretada por las células de Sertoli, y la proteína receptor Patched2
(receptor de Dhh), expresada por las células germinales, las peritubulares y las intersticiales,
participarían en las interacciones celulares por medio de las cuales se sintetizan y depositan los
componentes de la membrana basal necesarios para el armado y mantenimiento de los cordones
testiculares.
- Las células de Sertoli en diferenciación también expresan las proteínas de membrana vanina-1 y
nexina-1 que también participarían en el mantenimiento de la membrana basal que rodea los
cordones testiculares y en la adhesión a las células peritubulares.
- El factor de transcripción Sox9 expresado por las células de Sertoli estimula la síntesis y
secreción de la proteína señal hormona antimülleriana (AMH) por parte de estas células. La
proteína Sox9 también estimula la expresión de la proteína factor esteroidogénico 1 (Sf1).
- La proteína Sf1, a su vez, en las células de Leydig en diferenciación, estimula la expresión de las
enzimas responsables de la producción de hormonas esteroideas, como la testosterona.
- Los factores de transcripción Gata4 y Wt1 y también Sf1 modulan positivamente y refuerzan la
expresión de AMH inducida por Sox9.
- Las señales Fgf9 y Dhh generadas por las células de Sertoli estimulan la diferenciación de las
células de Leydig, secretantes de andrógenos, a partir del mesénquima del blastema gonadal. La
señalización vía Hedgehog (Hh) es responsable de estimular la diferenciación de las células
progenitoras Sf1+ del blastema gonadal en células de Leydig fetales. Sin embargo, no todas las
células progenitoras Sf1+ se diferencian en células de Leydig fetales. Algunas de ellas permanecen
indiferenciadas durante todo el desarrollo. Se ha postulado que estas últimas originan a las células
de Leydig adultas y que la señalización vía Hh participaría dinámicamente en modular las
proporciones en la generación de ambos tipos de células a partir de las progenitoras Sf1+.
- La expresión del factor de transcripción Sry antagoniza la acción del factor de transcripción Dax1
que, indirectamente, instala una inhibición a la expresión del Sf1.
Así, dos hechos principales en la diferenciación testicular son a) la constitución de los cordones de
células de Sertoli a partir del epitelio celómico y b) la diferenciación de las células de Leydig a
partir del mesénquima. Del normal funcionamiento de estas dos poblaciones celulares depende la
correcta diferenciación de los restantes órganos del aparato reproductor masculino y la coherencia
en la diferenciación sexual de éstos (véase SC 8.1. Criterios que definen el sexo de un individuo).
- Incluida en dicha combinatoria de factores de transcripción se halla la proteína Dax1 que algunos
han propuesto como el factor determinante ovárico por su papel antagonista de los efectos de Sry.
- La acción del factor Sry es antagonizada por los factores de transcripción Dax1, Wnt4, Foxl2 y
Sox3.
- La proteína Wnt4, a su vez, inhibe la expresión de Sf1 que de este modo se ve impedido de
estimular la diferenciación de células o de estimular en las células del mesénquima la expresión de
las enzimas responsables de la producción de testosterona.
- Por ello, todas las señales quimiotácticas e interacciones necesarias para la migración y
proliferación de las células germinales primitivas son indispensables para la diferenciación ovárica.
- Además, ciertos factores como las proteínas Dazla, Figla y Msh5 que participan de la regulación
de la meiosis y los factores de crecimiento como Bmp15 y Gdf9 son importantes reguladores de la
foliculogénesis. La falta de cualquiera de ellos ocasiona anomalías del desarrollo ovárico.
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SC 8.3. Regulación del desarrollo del aparato reproductor durante la fase bipotencial. V. Flores, R. Rey
La población celular integrante del aparato reproductor que más temprano aparece es la de células
geminales (2ª SD). Durante la 3ª SD ya se generan poblaciones celulares somáticas que integrarán
el aparato reproductor y en la 4ª SD empiezan los primeros procesos de determinación. La más
temprana probablemente sea el mesodermo intermedio. Estos procesos de determinación no aluden
al sexo sino sólo a su carácter de integrantes del aparato reproductor. El carácter sexual (masculino
o femenino) se determina más tarde. Ello se debe a que, con excepción de los conductos genitales
internos, los órganos de los aparatos reproductor masculino y femenino no son distintos órganos
sino los mismos pero diferentemente diferenciados. Debido a ello, los esbozos de los órganos del
La fase bipotencial. Se extiende hasta la 7ª SD o un poco más dependiendo de qué órgano se trate.
El órgano que más temprano se determina sexualmente y del cual depende la diferenciación de los
demás es el testículo. En la regulación de los procesos de desarrollo que ocurren durante la etapa
bipotencial participan factores morfogenéticos generales que participan en el desarrollo de otras
regiones corporales u otros aparatos o sistemas. Vale decir, no están específicamente vinculadas a
la diferenciación sexual. Las alteraciones de la diferenciación sexual ocurren después de dicho
período. La fase bipotencial incluye la formación de varios esbozos bipotentes.
b) Determinación del mesodermo lateral. Una vez formado el mesodermo, a lo largo del eje
medio-lateral se instala un gradiente L m de expresión de la proteína señal Bmp4 (Bone
Morphogenetic Protein: proteína morfogenética del hueso). Algunos experimentos indican que
los elementos mesodérmicos distribuidos a lo largo de dicho eje (región medial y lateral del somita,
mesodermo intermedio y mesodermo lateral) se determinan y localizan en forma dependiente de
las diferencias en la actividad de la vía de señalización del Bmp. La determinación de los
mesodermos lateral, intermedio y paraxil requeriría concentraciones altas, intermedias y bajas de
Bmp4, respectivamente. Aumentando la concentración de Bmp4 a lo largo de dicho eje se puede
disminuir la extensión de los elementos mediales o, incluso, convertirlos en los más laterales. En
presencia de alta concentración de Bmp4, todo el mesodermo se transforma en mesodermo lateral.
Con el plegamiento del embrión, la región ocupada por las CGP es llevada al interior del embrión.
Desde allí migran a través de la hoja visceral y llegan hasta la región del epitelio celómico de la
cresta gonadal.
Durante su migración las CGP proliferan, pero no se diferencian. La proteína señal factor de
células madre (SCF), expresada en el mesénquima visceral y en el epitelio celómico del esbozo de
gónada, estimula la proliferación y migración de las CGP. Éstas, a su vez, expresan en su
membrana el receptor de SCF, la proteína receptor c-kit. La migración dirigida de las CGP
también depende de interacciones con las proteínas de la matriz extracelular laminina y
fibronectina.
El número de CGP que llega y se incorpora a la cresta gonadal depende del balance entre la
proliferación y la apoptosis durante su migración. En este balance interviene un conjunto de
proteínas factor de crecimiento y otras; como ejemplos pueden citarse Fgfb, Egf, Il4, Tnf, Gdnf,
Bcl/Bax, etcétera.
Cuando las CGP llegan a la cresta gonadal, junto con los otros tejidos, integran el esbozo gonadal y
se inicia la fase bipotencial del esbozo de gónada. Con respecto a la fase de diferenciación sexual,
se considera que las CGP son indispensables para la histogénesis del ovario pero prescindibles para
la del testículo (SC 8.2. Combinatorias de factores de transcripción involucrados en la regulación de la determinación y diferenciación sexual
de las gónadas; SC Regulación hormonal de la diferenciación sexual. Claves para relacionar alteraciones hormonales y alteraciones de la diferenciación
sexual).
La formación de los conductos mesonéfricos (Wolff) está mediada por T m-e que se producen en
los extremos de crecimiento de los conductos pronéfricos mientras éstos invaden el mesénquima
mesonéfrico. El crecimiento y formación de cada conducto implica un proceso de migración
celular dirigido seguido de una T m-e.
Los factores transcripción Emx2 y Pax2 y otras varias proteínas expresadas en el mesénquima
participan de dicha T m-e (SC 0.19 Transiciones reversibles mesenquimático-epitelial y epitelio-mesenquimática. CMD involucrados
en su regulación). Las células mesenquimáticas que han iniciado la T m-e inician la diferenciación de un
dominio basal de la membrana plasmática acompañada de la formación de una lámina basal en las
zonas periféricas que quedan en contacto con el mesénquima. En este proceso de generación y
estabilización de una interfaz de interacción entre epitelio y mesénquima desempeñan un papel
importante las proteínas de matriz extracelular laminina, fibronectina, nidógeno 1 (entactina),
proteoglucanos, colágeno tipo IV y otras. La expresión de las proteínas homeóticas Hox10 y
Hoxd13 es también necesaria para una normal morfogénesis de los conductos de Wolff.
Del tubo epitelial resultante de esta T m-e deriva el epitelio de revestimiento de las estructuras
glandulares de la mayor parte de las vías espermáticas. La región del mesénquima peritubular, que
no se epiteliza, originará las capas de tejido conectivo y de músculo liso de las vías espermáticas.
Estas células tienen una importante función en la respuesta a los andrógenos de origen testicular
que estimulan el crecimiento y diferenciación de los conductos de Wolff.
Una vez constituido el conducto de Müller, su epitelio de revestimiento secreta la proteína señal
Wnt7a que estimula en el mesénquima circundante la expresión de la proteína receptor de la
AMH (hormona antimülleriana). En el caso del sexo masculino, la expresión de este receptor
conduce a muerte celular y desaparición del conducto paramesonéfrico por acción de la proteína
AMH secretada por las células de Sertoli. Este efecto se produce a lo largo de un período sensible
de sólo una semana o un poco más. En el caso del sexo femenino, en ausencia de la proteína AMH,
los conductos paramesonéfricos siguen su desarrollo en tanto que la ausencia de andrógenos llevan
a la atrofia de los conductos mesonéfricos.
El tubérculo genital y los pliegues uretrales y labioescrotales están formados por condensaciones
mesenquimáticas recubiertas por epitelio ectodérmico. Durante la fase bipotencial del desarrollo
del tubérculo genital participan varias proteínas. Entre ellas figuran la proteína homeótica factor
Bibliografía
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Diferenciación sexual masculina. El testículo fetal secreta dos hormonas principales. Las células
de Sertoli de los cordones seminíferos producen la proteína señal hormona antimüllerriana
(AMH) y las células de Leydig del intersticio sintetizan la hormona esteroidea masculina
testosterona. La AMH se une a su receptor presente en los conductos de Müller, provocando su
regresión. La testosterona, al unirse a sus receptores en los conductos de Wolff, permite su
diferenciación en epidídimos, conductos deferentes, vesículas seminales y conductos eyaculadores.
En el seno urogenital y en los esbozos de los genitales externos, la testosterona es transformada,
por la enzima 5-alfa-reductasa tipo 2 en otra hormona esteroidea masculina
dihidrotestosterona (Dht), un andrógeno más potente que se une al receptor de andrógenos con
más afinidad. La Dht estimula a) la diferenciación de la próstata, b) el crecimiento del tubérculo
genital (que forma el pene), c) el crecimiento de la lámina uretral endodérmica y d) la fusión
completa de los pliegues uretrales que forman así la uretra peneana y la fusión completa de los
pliegues labioescrotales que se diferencian en escroto. También interviene en f) el descenso
testicular a través del conducto inguinal en el 3er trimestre de la gestación. Durante los dos
primeros trimestres de la gestación, la producción de andrógenos depende de la estimulación de las
células de Leydig por la proteína hormona gonadótrofina coriónica (HCG). En el último
trimestre depende de la secreción de la proteína hormona luteinizante (LH) secretada por la
hipófisis fetal.
Diferenciación sexual femenina. Los ovarios secretan muy pequeñas cantidades de andrógenos y
de AMH a partir de la 36ª SD. Los ovarios secretan estrógenos pero éstos no determinan el sexo en
sentido femenino. El ovario fetal no produce sustancias que influyan en la diferenciación sexual.
La diferenciación en sentido femenino de los órganos genitales se produce normalmente en
ausencia de ovarios. Lo mismo ocurre en embriones XY castrados antes de que se produzca la
a) Las anomalías del desarrollo sexual fetal con disgenesia gonadal (fallas en la diferenciación de
las gónadas) implican fallas en el desarrollo de las 2 poblaciones celulares endocrinas del testículo:
células de Sertoli productoras de AMH y células de Leydig productoras de andrógenos. En estos
casos, los conductos genitales internos, el seno urogenital y los genitales externos se desarrollan en
sentido femenino (o con deficiencia en la masculinización).
b) En cambio, las anomalías sin disgenesias gonadales, debidas a mutaciones que afectan la
síntesis de –o la sensibilidad a– sólo una de las 2 hormonas testiculares, se caracterizan por una
incongruencia entre el desarrollo de los derivados de conductos paramesonéfricos, mesonéfricos,
del seno urogenital y de los genitales externos.
d) En caso de deficiencia del sistema de la AMH debido a mutaciones que afecta la síntesis de –o
la sensibilidad a‒ AMH en un individuo XY, por lo demás normal, permitirá el desarrollo de los
derivados de los conductos paramesonéfricos sin afectar el desarrollo de los derivados del conducto
mesonéfrico, del seno urogenital ni de los órganos sexuales externos.
Descenso de las gónadas. La primera fase, intraabdominal, del descenso testicular, hasta el orificio
del conducto peritoneo-vaginal (futuro orificio profundo del conducto inguinal) se debe en parte a
la regresión del ligamento suspensorio craneal de la gónada. La regresión de este ligamento
depende de la acción de la hormona factor símil insulina 3 o Insl3 producido por las células de
Leydig del testículo. Algunos autores postulan que la AMH secretada por las células de Sertoli
también desempeña un papel, pero éste es un tema no aclarado. Durante la fase inguinal del
descenso testicular participan, por un lado, el aumento de la presión intraabdominal que tiene lugar
cuando se desarrolla la musculatura de la cincha abdominal. Esta presión empuja los testículos
hacia el escroto. Por otro lado, la acción de los andrógenos sobre el gubernaculum testis también es
importante. Existen indicios de que los andrógenos también pueden actuar por un mecanismo
neuroendocrino a través del núcleo espinal del nervio genitofemoral que posee fibras que se
distribuyen a lo largo del gubernaculum testis.
SC 8.5. Varones XX y Mujeres XY. Regulación genética y hormonal de la determinación y diferenciación sexual. R. Rey
En todo embrión con testículos funcionantes, independientemente del cariotipo que posea el
individuo, desde la 7ª SD en adelante, se produce la diferenciación de las células de Sertoli y se
inicia la secreción de la proteína señal hormona antimülleriana (AMH). Ésta actúa sobre las células
mesenquimáticas, que expresan el receptor de AMH, circundantes a los conductos de Müller. Las
células mesenquimáticas activadas sintetizan una proteína señal que actúa sobre las células
epiteliales de los conductos de Müller y promueven en ellas el ingreso en la vía de la apoptosis o el
ingreso e una T e-m. El resultado de esta sucesión de eventos es la desagregación del epitelio de
los conductos y su desaparición. En los testículos se inicia también la síntesis y secreción de
testosterona por parte de las células de Leydig. La testosterona actúa directamente sobre el receptor
de andrógenos presente en las células de los conductos de Wolff, provocando su diferenciación en
epidídimo, conducto deferente, vesícula seminal y conducto eyaculador. En las células del seno
urogenital y de los esbozos de los órganos genitales externos, la testosterona es transformada en
otro andrógeno más potente, la dihidrotestosterona (Dht), por la enzima 5-α-reductasa tipo 2. La
Dht se une al receptor de andrógenos y provoca el desarrollo de la próstata y la masculinización de
los genitales externos.
Bibliografía
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SC 8.6. Efectos de la expresión del gen SRY en el nivel de organización celular. R. Rey
El papel del gen SRY (Sexual Region-on-chromosome Y) como factor determinante testicular o
Tdf (Tdf: Testicular determining factor) se empezó a conocer a principios de los 90. Pasaron
varios años antes de que se empezara a entender cómo participa la proteína Sry en el dimorfismo
sexual del esbozo gonadal. En mamíferos XY (ratón), la proteína Sry se expresa durante un día en
células del epitelio celómico de la cresta gonadal y estimula la proliferación de dicho epitelio. En
los individuos XX, las células del epitelio celómico no expresan la proteína Sry y prolifera con
menor intensidad.
Estos resultados indican que a) las células de mesénquima mesonéfrico, las que luego se
constituyen en blastema gonadal, generan alguna(s) señal(es) que estimula(n) la proliferación de
células del epitelio celómico que lo recubre superficialmente y que b) tanto las células del epitelio
celómico de embriones XY como las de embriones XX son capaces de responder a la señal
generada en las células mesonéfricas.
Este resultado indica que una vez iniciada la diferenciación masculina caracterizada por la
proliferación del epitelio celómico, éstas regulan la diferenciación testicular estimulando la
migración dirigida de las restantes células somáticas con la consiguiente formación de cordones
epiteliales y su diferenciación en células de Sertoli. Así, las células del epitelio celómico pueden
ser consideradas como un centro señalizador para la histogénesis y citodiferenciación de la
gónada masculina.
La activación de la expresión de la proteína Sry en las células del epitelio celómico es sólo el inicio
de un conjunto de vías de señalización que llevan a la diferenciación testicular. Existen varios
modelos sobre la cascada de eventos que siguen a la expresión de Sry (SC 8.2. Combinatorias de factores de
transcripción involucrados en la regulación de la determinación y diferenciación sexual de las gónadas). Se considera que entre las vías
de señalización involucradas están las de varios factores de crecimiento.
Bibliografía
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SC 8.7. Constitución del esbozo gonadal. El origen de las poblaciones celulares que integran el esbozo. V. Flores
La relación es tan íntima desde el punto de vista embriológico y funcional que, en algunas especies
Las células pre-Sertoli y luego las de Sertoli se comportan como centro señalizador de las demás
células del esbozo gonadal dirigiendo su comportamiento proliferativo, migratorio, formas de
asociarse en el espacio, etc., y, en definitiva su modo de diferenciación sexual. Las células de
Sertoli también tienen la capacidad de dirigir el comportamiento de otras células del epitelio
celómico ya que la proteína Sry no sólo cumple función masculinizante en la célula que la expresa
(no requiere ser autónoma de la célula).
Las células del epitelio celómico que expresan la proteína Sry pueden reclutar a las demás a
convertirse en células de Sertoli, aun cuando no expresen el factor Sry, como es el caso de las
quimeras formadas por células XX y XY que se diferencian en testículos. En estos casos hay un
gran porcentaje de células de Sertoli XY pero también se encuentran células de Sertoli XX. Las
células que más tempranamente expresan la proteína Sry se hallan debajo del epitelio celómico
(pre-Sertoli) que probablemente estimulan a las otras células del epitelio y quizá también a células
del mesénquima mesonéfrico. Probablemente se requiera su desprendimiento del epitelio para
iniciar la síntesis de Sry. Las células homólogas a las de Sertoli en el sexo femenino son las células
foliculares.
Las células de Leydig son tempranamente identificadas como células del mesénquima mesonéfrico
que exhiben alta expresión de la proteína factor esteroideogénico Sf1. Estas células
probablemente sean también precursoras de células esteroidogénicas de la corteza suprarrenal. Las
células de Leydig tienen como función secretar andrógenos y estimular la diferenciación en sentido
masculino de los gonaductos, seno urogenital y órganos genitales externos. Las células homólogas
en el sexo femenino son las células de la teca interna de los folículos ováricos.
Otra población de células somáticas que aparece tempranamente en la gónada XY y que también
proviene del mesénquima mesonéfrico es precursora de células mioides peritubulares. Se
distribuyen alrededor de los cordones seminíferos y contribuyen a su estabilización. No hay células
homólogas en el sexo femenino.
Las células germinales primordiales tienen el mismo origen en ambos sexos. La diferenciación y el
comportamiento proliferativo de estas células como ovogonias o espermatogonias no depende de
su genotipo XX o XY sino del genotipo de las células del epitelio celómico.
Bibliografía
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La figura SC 8-8-1 A corresponde a un esquema del contorno del seno urogenital y del tubérculo
genital en vista lateral y la figura SC 8-8-1 B ilustra, en un corte transversal del tubérculo genital,
cómo se organizan las tres poblaciones celulares (ectodermo, mesodermo y endodermo) que lo
integran. La lámina uretral endodérmica se constituye como una prolongación epitelial
endodérmica medial y maciza que crece a partir del ángulo entre la cara anterior del seno
urogenital y la membrana uretral. Esta lámina tiene disposición medial; ventralmente entra en
contacto directo con el ectodermo del surco uretral; éste se encuentra bordeado por los pliegues
uretrales. En todo el resto de su contorno, la lámina uretral está separada del ectodermo epidérmico
por el mesénquima del tubérculo genital.
La formación de la uretra peneana implica la producción, a partir del estado inicial (Fig. SC 8-8-
1B), de un conjunto de fenómenos ordenados en tiempo y espacio (Fig. SC 8-8-2 A-F): a)
inducción de muerte celular en la zona central de la lámina uretral endodérmica; b) muerte celular
del ectodermo superficial; c) unión o continuidad transitoria entre los epitelios endodérmico y
ectodérmico y la formación de un surco uretral rodeado por endodermo; d) a continuación, fusión
de los bordes derecho e izquierdo del epitelio ectodérmico de los bordes uretrales y e) formación
transitoria de un cordón macizo ectodérmico en la zona de fusión; f) inducción de muerte celular y
T e-m en el cordón ectodérmico macizo con separación de los epitelios endodérmico y
ectodérmico e interposición del mesénquima entre ambos epitelios.
Todos estos procesos permiten que el mesénquima de los lados derecho e izquierdo se fusionen y
separen los epitelios endodérmico ‒que delimita la futura uretra‒ y ectodérmico ‒que formará la
epidermis de la piel del pene‒. Una vez constituida dicha línea de fusión, o rafe, a lo largo de ella
deben estructurarse los procesos histogenéticos involucrados en la diferenciación de las capas de la
uretra, las capas de la piel, el cuervo esponjoso, etcétera.
Todos los CCD mencionados en cada una de las poblaciones celulares se encuentran relacionados
entre sí temporal y espacialmente por medio de señales. Todos ellos se presentan en una sucesión
temporal precisa y progresan en el espacio desde la base al extremo distal del tubérculo genital.
Cualquier desfase en el curso temporal de alguno de dichos procesos puede comprometer la
secuencia completa y derivar en una falla del cierre de la uretra. Entre estas fallas se hallan los
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 7
SC 7.1. La composición celular compleja del esbozo renal y la regulación del balance proliferación/sobrevida/muerte celular programada. Factores
de crecimiento y proteínas proapoptóticas y antiapoptóticas. V. Flores, R. Rey
SC 7.2. Factores de transcripción, factores de crecimiento y sus receptores y proteínas de la matriz extracelular regulan dinámicamente el patrón
de ramificaciones del brote ureteral. V. Flores, R. Rey
SC 7.3. La constitución del esbozo renal requiere una sucesión de interacciones celulares. V. Flores
SC 7.4. El mesénquima metanéfrico participa en la determinación y formación del brote ureteral a partir del conducto mesonéfrico. V. Flores
SC 7.5. El brote ureteral permite la formación del blastema metanéfrico; éste permite el crecimiento y ramificación del brote ureteral. V. Flores
SC 7.6. Una red de vías de señalización regula la formación del brote ureteral y la constitución del blastema metanefrogénico. V. Flores
SC 7.1. La composición celular compleja del esbozo renal y la regulación del balance proliferación/sobrevida/muerte celular programada.
Factores de crecimiento y proteínas proapoptóticas y antiapoptóticas. V. Flores, R. Rey
El ejemplo del riñón es muy notable en este aspecto debido a que en la formación del esbozo renal
participan al menos 4 categorías o subpoblaciones celulares diferentes, cada una con sus
Las células que integran el mesénquima metanéfrico tienen al principio una tasa de proliferación.
Luego, durante la morfogénesis y la histogénesis renal aparecen diferencias regionales
significativas que también se regulan interactivamente (SC 7.5. El brote ureteral promueve la formación de las células
troncales del blastema metanefrogénico).
No todas las células del mesénquima metanéfrico inicial aportan descendientes al riñón definitivo.
De las células que nacen en el mesénquima metanéfrico, una cantidad importante se eliminanpor
apoptosis. Las que sobreviven siguen proliferando, se diferencian y forman parte del parénquima o
del estroma renal.
Entre los factores de crecimiento, las proteínas señal factor de crecimiento fibroblástico 2
(Fgf2), la proteína morfogenética del hueso 7 (Bmp7) y, probablemente también, la proteína
señal factor neurotrófico derivado de la glía o Gdnf (Gdnf: Glial cell line-derived neurotrophic
factor) parecen cumplir en forma directa un papel central en la regulación de la proliferación. Por
otro lado, se considera que los factores de crecimiento Fgf2 y Bmp7 también influyen en el balance
proliferación/apoptosis manteniendo activa la expresión de la proteína factor de transcripción
Wt1 (WT: de tumor de Wilms). Este factor de transcripción se expresa específicamente en el
mesodermo intermedio y contrarresta el ingreso a la vía de la apoptosis inhibiendo a algunas
proteínas proapotóticas.
Con respecto a la expresión de las proteínas que intervienen en la apoptosis renal, se asigna un
papel importante a una combinatoria de factores de transcripción entre los cuales parece poseer
papel crucial la proteína factor de transcripción Pax2. Este factor regula el balance
proliferación/apoptosis debido a que reprime la expresión de la proteína proapoptótica p53 que
facilita el ingreso de las células en la vía de la apoptosis. Las células mesonéfricas y metanéfricas
que expresan Pax2 no entran en apoptosis. Por el contrario, la deficiencia en la expresión o la
función de esta proteína ocasiona el aumento de la muerte celular y fallas en el desarrollo de los
derivados mesonéfricos y metanéfricos (agenesia renal y gonadal). En esta situación también se
afecta el desarrollo de los derivados de los conductos de Wolff y de Müller.
Los factores mencionados no participan sólo en el desarrollo del riñón, sino también en el de
muchas otras estructuras del organismo. Debido a ello, las mutaciones en dichos genes pueden
generar malformaciones múltiples y diversas en varios órganos.
Otros datos que indican que la muerte celular en el riñón está regulada por interacciones entre tipos
celulares está ejemplificado por el hecho de que la metaloproteasa de la matriz 9 o Mmp9, que
participa en las Int e-m en el desarrollo del riñón, también influye sobre la tasa de apoptosis en las
etapas tempranas del desarrollo. Los embriones deficientes en Mmp9 sufren un gran aumento en la
apoptosis renal que se traduce en una disminución del 20% del peso del órgano y una disminución
del 30% del número de nefrones. En los riñones de embriones deficientes en Mmp9 se detecta una
disminución de la forma activada del receptor c-kit, receptor de la proteína factor de célula
troncal o Scf (Stem cell factor) acompañada de un aumento de la Scf unida a membrana. Este
resultado es compatible con resultados de cultivos organotípicos de riñones de estos embriones en
los que se detecta un déficit en la secreción de Scf. Estos datos indican que el Mmp9, además de
estimular el desarrollo de ramificaciones del brote ureteral, también protege a las células del
mesénquima metanefrogénico, las que tienen capacidad de formar nefrones, de la apoptosis.
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SC 7.2. Factores de transcripción, factores de crecimiento y sus receptores y proteínas de la matriz extracelular regulan dinámicamente el
patrón de ramificaciones del brote ureteral. V. Flores, R. Rey
Una de las funciones de la proteína Wt-1 es la regulación de la síntesis de dos proteínas señal que
genera el blastema metanéfrico: el factor neurotrófico derivado de la glía (Gdnf) y el factor de
crecimiento del hepatocito (Hgf).
Las células epiteliales del brote ureteral, a su vez, expresan en sus membranas plasmáticas las
proteínas receptor de estas señales: el receptor Ret, al que se une el Gdnf, y el receptor c-Met,
cuyo ligando es el Hgf.
Los dos factores de crecimiento liberados por el mesénquima metanéfrico actúan sobre las células
epiteliales del brote ureteral; estimulan la proliferación celular, el crecimiento en longitud de los
brotes y su ramificación dicotómica. En este último proceso también participan las proteínas señal
denominadas factores de crecimiento transformantes beta (Tgfβ), que poseen efectos
contrapuestos a los anteriormente mencionados.
El crecimiento, morfogénesis y patrón de ramificaciones del brote ureteral también depende de las
características de la matriz extracelular del blastema metanétrico (Véase SC El papel morfogenético del
mesénquima. La remodelación regulada de la matriz extracelular como mecanismo de control del patrón de ramificaciones de un órgano epitelial). Por
ejemplo, la síntesis, secreción y deposición de proteínas de matriz extracelular como la
laminina es esencial, pues, cuando el brote ureteral se ramifica y da origen a los tubos colectores,
éstos expresan la proteína integral de membrana fibroquistina. Las moléculas de fibroquistina
que se insertan en la región basal de la membrana plasmática poseen la función de realizar
interacciones con la laminina y otras proteínas de la matriz extracelular e iniciar vías de
señalización intracelulares que controlan muchos de los CCD involucrados en todos los aspectos de
la morfogénesis y diferenciación de los túbulos renales. Las que se insertan en las regiones
laterales y apical de la membrana poseen otra función (SC Proteínas complejas polifuncionales y sus alteraciones como
bases moleculares de la enfermedad renal poliquística).
Todos estos resultados sugieren que el proceso de crecimiento y ramificación del conducto ureteral
y sus ramas está regulado dinámicamente por un conjunto de factores que operan positivamente (lo
estimulan) y negativamente (lo inhiben) (Fig. SC 7-2-1).
Habría algunos morfógenos tubulogénicos, o señales positivas, como Gdnf y Hgf, y factores anti-
tubulogénicos, o señales negativas, como el Tgf β que, actuando dentro de contexto de una matriz
extracelular de composición cambiante, como el que rige durante los procesos de desarrollo de
estructuras epiteliales, modularían dinámicamente las características que definen el patrón de
ramificaciones: formación de túbulos, longitud de éstos, la frecuencia de ramificaciones y la
extensión global de la arborización.
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SC 7.3. La constitución del esbozo renal requiere una sucesión de interacciones celulares. V. Flores
En la constitución del esbozo renal participan al menos dos poblaciones celulares, el blastema
metanéfrico y el brote ureteral. La primera de ellas, sin embargo, de acuerdo con estudios
modernos de marcación y seguimiento de linajes celulares, es una población heterogénea de
células mesenquimáticas de diverso origen: las propias del mesénquima metanéfrico con el
agregado de otras provenientes del mesodermo paraxil y de la cresta neural.
La formación del brote ureteral. El siguiente paso es la determinación del brote ureteral en el
epitelio del conducto mesonéfrico y su ulterior crecimiento hacia el mesénquima metanefrénico. En
este proceso, el mesénquima metanéfrico actuaría como población determinante y el brote ureteral
como población competente.
Una vez constituidos el brote ureteral y el blastema metanefrogénico, el proceso de formación del
riñón implica una sucesión de interacciones entre ambas poblaciones. Si bien es imposible conocer
la secuencia completa de eventos interactivos, con fines didácticos algunos proponen cuatro
categorías de eventos sucesivos:
a) El primero de ellos, probablemente mediado por señales de relativamente largo alcance, está
mediado por señales generadas en el blastema que llevan a la formación del brote ureteral a partir
del conducto mesonéfrico. Este fenómeno implicaría, por un lado, un efecto determinante y, por
otro, un efecto estimulante de la proliferación y un efecto quimiotáctico de orientación del
crecimiento hacia el blastema. El fenómeno involucra varias señales y se ha propuesto que podría
estar bajo el control de un conjunto de factores de transcripción entre los cuales se cuenta el factor
de transcripción Wt1.
c) El tercero de estos fenómenos implicaría la generación de señales adicionales por parte de las
células del brote ureteral, en este caso de corto rango de acción, que llevarían a las células del
blastema metanefrogénico, inmediatamente adyacentes a los extremos de crecimiento de las ramas
del brote ureteral, a agregarse y formar condensaciones mesenquimáticas o nódulos nefronogénicos
determinados a formar nefrones.
d) El cuarto de estos fenómenos consistiría en la producción de señales por parte del blastema
metanefrogénico que regularían el crecimiento y las ramificaciones dicotómicas sucesivas de las
ramas del brote ureteral. Estas últimas interacciones regularían el patrón de bifurcaciones y la
extensión global de las ramificaciones y, en consecuencia, de la masa de parénquima renal
funcionante.
La clasificación precedente intenta resumir, en un cuadro relativamente claro y simple, los procesos
interactivos involucrados en el desarrollo renal (Fig. SC 7-3-1). Ciertamente el panorama es más
complejo y se omiten muchos fenómenos interactivos conocidos.
Muchas experiencias sugieren que la acción del brote ureteral sobre el mesénquima metanéfrico,
promoviendo la formación del blastema metanefrogénico en su entorno inmediato, no es un
fenómeno determinante sino permisivo. De acuerdo con esta interpretación, el mesénquima
metanéfrico del cordón nefrógeno ya está determinado en sentido metanefrogénico, vale decir,
determinado a formar nefrones, antes de su interacción con el brote ureteral. Se funda esta idea en
que el hecho de que, si experimentalmente se asocia el mesénquima metanéfrico con una variedad
de otros tejidos, en mucho casos el mesénquima metanéfrico responde formando nefrones o, por el
contrario, no responde y no se diferencia. Estos resultados sugieren que el mesénquima ya está
determinado a formar nefrones y que todas las diversas o variadas señales que puede recibir de
varios tejidos embrionarios probablemente son todas permisivas. Vale decir, permiten expresar una
vía previamente elegida.
Se considera que la potencia del meséquima metanéfrico para responder a dichos estímulos
formando nefrones depende de la expresión de la proteína factor de transcripción Wt1. Este
factor de transcripción se expresa en el mesénquima desde antes de su interacción con el brote
ureteral. Sin embargo, la expresión de la proteína Wt1 no es suficiente para adquirir la
determinación (o la competencia) en sentido renal. Probablemente sea la combinatoria de factores
de transcripción, en la cual está incluida, la que confiere determinación o competencia al blastema
metanefrogénico. Que la expresión de la proteína Wt1 por sí solo no es suficiente está demostrado
por el hecho de que otras poblaciones celulares embrionarias como el blastema gonadal y el
epitelio celómico también lo expresan y no por eso se diferencian en riñón.
Bibliografía
Bard JB, Davies JA, Karavanova I, Lehtonen E, Sariola H and Vainio S. (1996). Kidney
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SC 7.4. El mesénquima metanéfrico participa en la determinación y formación del brote ureteral a partir del conducto mesonéfrico. V.
Flores
Algunos autores consideran que el mesénquima metanéfrico genera las señales que promueven el
desarrollo del brote ureteral a partir del conducto mesonéfrico. El mesénquima metanéfrico se
caracteriza, desde temprano, por la expresión del factor de transcripción Wt1 codificado por el
gen supresor de tumores del mismo nombre. Se considera que el factor Wt1 posee varias funciones
de desarrollo. Una de las funciones de la proteína Wt1 en el desarrollo del riñón sería participar en
la génesis de algunas de las señales que operan sobre el conducto mesonéfrico. La proteína Wt1
regularía la expresión de las proteínas señal factor neurotrófico derivado de la glía (Gdnf) y
factor de crecimiento de hepatocito (Hgf). Por su parte, el conducto mesonéfrico posee
competencia para responder a estas señales pues sintetiza las proteínas receptor c-Ret (receptor
de Gdnf) y c-met (receptor de Hgf). Así, el mesénquima metanéfrico podría actuar sobre el
epitelio del conducto mesonéfrico determinándolo a formar el brote ureteral.
Una red de interacciones moleculares en las que participan proteínas señal, sus receptores,
La atribución de las funciones de desarrollo mencionadas a las moléculas señal y sus receptores
citados se debe a que las alteraciones en la expresión de dichas moléculas, debida a mutaciones o a
su inhibición con anticuerpos en forma experimental, lleva a la producción de agenesias o a la
ausencia bilateral de riñón. La figura SC 7-4-1 muestra que la formación del brote ureteral y de todo el
sistema colector renal depende de la expresión de la proteína Gdnf por parte del mesénquima
metanéfrico y de la expresión de su receptor Ret por parte del epitelio ureteral. La figura también
muestra que la localización del sitio de formación del brote ureteral en la región caudal del
conducto mesonéfrico depende, por un lado, de la alta concentración de Gdnf en la región caudal y,
también, de la existencia de un gradiente de expresión del receptor Rec, el receptor del Gdnf. Este
receptor exhibe su máximo nivel de expresión en el extremo caudal, único lugar en el que las
células del conducto mesonéfrico alcanzan el nivel de expresión umbral necesario para que se
produzca el efecto del factor Gdnf. Así, ambos hechos, concentración de la señal Gdnf y de su
receptor, contribuyen a definir el sitio de nacimiento del brote ureteral.
La figura SC 7-4-2 ilustra la importancia de la proteína Gdnf, secretada por el blastema metanéfrico, en
la formación, crecimiento y el patrón de ramificaciones del brote ureteral. La figura muestra que
los ratones heterocigotas para una mutación que anula la función del factor Gdnf presentan un
crecimiento en longitud deficiente del brote ureteral y una disminución del número y longitud de
sus ramificaciones. Por otro lado, los ratones homocigotas para dicha mutación muestran drástica
abolición del desarrollo del brote ureteral (SC 7.6. Una red de vías de señalización regula la formación del brote ureteral y la
constitución del blastema metanefrogénico).
Bibliografía
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SC 7.5. El brote ureteral permite la formación del blastema metanéfrico; éste permite el crecimiento y ramificación del brote ureteral. V.
Flores
Luego de la constitución del brote ureteral, los siguientes pasos son a) la admisión de su
crecimiento en la intimidad del blastema metanéfrico y b) la formación de varias generaciones de
ramificaciones dicotómicas dentro del mesénquima.
En general, los procesos por medio de los cuales los tejidos epiteliales crecen y se ramifican dentro
del mesénquima requieren la participación activa de este último (SC El papel morfogenético del mesénquima. La
remodelación regulada de la matriz extracelular como mecanismo de control del patrón de ramificaciones de un órgano epitelial). En el caso del
desarrollo del riñón, el brote ureteral y el mesénquima metanéfrico, por medio de Int e-m, regulan
todo el proceso de generación del sistema de túbulos colectores del riñón. En el ratón existe una
mutación, la mutación Danforth, que fenotípicamente se expresa, en el nivel anatómico, como
ausencia de riñón.
La mutación Danforth del ratón, por ejemplo, tiene como característica fenotípica relevante la
ausencia de riñón. Sin embargo, no es el resultado de una falla en la formación del brote ureteral.
El brote ureteral se forma normalmente ‒es visible morfológicamente con forma, tamaño y
posición normales‒ pero no crece debido a que no posee la capacidad de introducirse ni de
ramificarse dentro del mesénquima metanefrogénico.
Por otro lado, actuando como agente quimiotáctico, promueve el crecimiento de los brotes hacia
zonas de alta concentración de Gdnf en éstas y promueve la formación de brotes (Fig. SC 7.5.2).
También se ha mostrado en medios de cultivo que tiene el efecto de aumentar la adhesividad entre
las células del epitelio ureteral garantizando su estabilidad. No se ha mostrado que aumente
significativamente la proliferación de las células del brote ureteral.
La proteína Gdnf sería el factor de crecimiento que actuaría en primer término. Participaría en el
inicio de la formación del esbozo ureteral y sus ramas, en tanto que otros factores como el factor
de crecimiento de hepatocitos o Hgf/Sf (Hepatocyte growth factor) y el factor transformante β1
o Tgf β1 (Transforming growth factor Beta 1) actuarían a continuación modulando o regulando el
proceso, favoreciendo o contrarrestando el efecto de Gdnf.
Bibliografía
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A continuación examinaremos las etapas de formación de las tres poblaciones que originan el
parénquima y estroma renal.
a) Formación del mesénquima metanéfrico. La formación del metanefros o porción caudal del
cordón nefrógeno precede a la del blastema metanefrogénico que resulta de su interacción con el
brote ureteral. La potencia del meséquima metanéfrico para responder a la interacción con el brote
ureteral depende de la expresión previa de la proteína factor de transcripción Wt1. Ésta, sin
embargo, no confiere, por sí sola, determinación en sentido renal. Probablemente sea la
combinatoria de factores de transcripción, en la cual está incluida, la que le confiere este carácter.
Se sabe que la expresión de Wt1 inicia una cascada de interacciones que termina en la constitución
del blastema metanefrogénico. La proteína Wt1 regula la expresión de las proteínas señal factor
neurotrófico derivado de la glía (Gdnf) y factor de crecimiento de hepatocito (Hgf). A su vez,
el conducto mesonéfrico expresa los receptores de estas señales, las proteínas receptor c-Ret
(receptor de Gdnf) y c-met (receptor de Hgf). Así, el blastema mesonéfrico podría poseer una
acción determinante sobre el conducto mesonéfrico determinándolo a formar el brote ureteral.
b) La formación del brote ureteral. La determinación, y localización, del brote ureteral a partir
del conducto mesonéfrico depende de una red de interacciones entre varias vías de señalización. Se
sabe que la proteína Wt1 estimula la expresión de la proteína Gdnf y otros factores de crecimiento,
por parte del mesénquima metanéfrico y que el conducto mesonéfrico expresa los receptores a
dichos factores de crecimiento. Entre ellos tiene un papel central la proteína receptor tirosina-
quinasa Ret que opera como uno de los receptores específicos de Gdnf.
La distribución espacial de la expresión y actividad del receptor Ret tiene también efecto
localizador de la formación del brote ureteral pues se expresa en forma de gradiente que hace que
sólo en su extremo caudal posea un grado de actividad suficiente como para producir la
Con respecto al receptor Ret, por un lado, su actividad depende de concentraciones apropiadas de
Gdnf que se alcanzan sólo en la región caudal y, por otro, su actividad es inhibida por la proteína
señal Bmp4, que también se expresa en la frontera cefálica de la región metanéfrica; este hecho
restringe la activación de Ret a la región caudal. Así, la distribución especial de Bmp4 también
contribuye a definir el sitio de nacimiento del brote ureteral. Una vez constituido el brote ureteral,
la expresión del receptor Ret queda restringida a su extremo, y al extremo de sus ramas, en tanto
que inhibida en el resto del epitelio mesonéfrico.
c) Formación del blastema metanefrogénico. Una vez constituido, el brote ureteral ejerce un
efecto permisivo sobre el mesénquima metanéfrico que, entonces, se diferencia en blastema
metanefrogénico. Este fenómeno se repite con cada rama del brote ureteral. Se trata de un efecto,
de escaso rango de alcance que permite que cada rama del brote ureteral en crecimiento posea un
casquete de blastema metanefrogénico en su extremo. El proceso garantiza que cada rama posea
una unidad generadora de nefroges (unidad nefronogénica) asociada.
Esto genera un gradiente de Gdnf, con un máximo en la periferia, que sigue estimulando el
crecimiento radial de las ramas del brote ureteral hacia regiones periféricas. A esto se debe el
crecimiento centrífugo del riñón y la existencia de una gradiente de diferenciación de unidades
funcionales desde la médula hacia la corteza renal. Este proceso resulta del hecho de que, una vez
determinado el brote ureteral, sus células inician la expresión de la proteína señal Wnt11. Esta
actividad queda luego restringida a su extremo pero, con cada bifurcación, se transfiere al extremo
de sus ramas. Este fenómeno depende del modo como se conforma la población de células de cada
extremo durante cada bifurcación (SC El control de la morfogénesis y la composición celular durante las bifurcaciones dicotómicas
de las ramas del brote ureteral). Dichas células constituyen un “extremo de crecimiento” y realizan las
interacciones que permiten su crecimiento dentro del mesénquima metanéfrico. El mesénquima,
por su parte, sintetiza y deposita una combinación de proteoglucanos de la matriz extracelular
que, a su vez, permiten la síntesis y secreción sostenida de Wnt11 por las células de los extremos
de crecimiento del brote ureteral y de sus sucesivas ramificaciones después. La interacción
Wnt11-proteoglucanos es sólo una de un conjunto de interacciones moleculares que regulan el
desarrollo integrado de brote ureteral y mesénquima metanéfrico. Sin embargo, tienen un papel
Bibliografía
Dressler G. (2002). Tubulogenesis in the developing mammalian kidney. Trends Cell Biol
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56.
SÍNTESIS CONCEPTUAL 9
SC 9.2. Poblaciones celulares organizadoras (pcO) y la regionalización y determinación progresiva del tubo neural. V. Flores
SC 9.4. Las placas alares y basales. Su función de desarrollo. Su evolución diferencial en función del espacio (eje céfalo-caudal). V. Flores
SC 9.7. La remodelación de circuitos dependiente de la actividad espontánea durante el desarrollo embrionario y el refinamiento de circuitos
dependiente de la estimulación ambiental posnatal. V. Flores
SC 9.8. La fase proliferativa del desarrollo del SNC. Subfases y tipos de proliferación celular durante la neuronogénesis y gliogénesis. V. Flores
SC 9.9. La fase migratoria del desarrollo del SNC I. Tipos de comportamientos migratorios. La translocación del soma. V. Flores
SC 9.10. Especificación/determinación y diferenciación de tipos celulares en el sistema nervioso. Las fases de la diferenciación neuronal. V. Flores
SC 9.11. Bases celulares y moleculares de la neuritogénesis. El comportamiento del cono de crecimiento axonal. V. Sánchez
- Al principio, la placa neural es plana (Fig. SC 9-1-1 A). La formación del tubo neural se inicia con la
formación del surco medial en la placa neural. Este fenómeno depende principalmente del
comportamiento de células que ocupan la línea media de la placa neural. En la región cefálica de la
placa neural –la zona que interactúa con el mesodermo precordal y que dará origen al
prosencéfalo–, las células mediales se originan directamente del ectodermo neural. En la región
caudal –la que interactúa con la notocorda y que originará al cerebro posterior y la médula– las
células mediales provienen del nódulo de Hensen. Éste genera tanto las células de la notocorda
como también las de la placa del piso. Las células mediales, independientemente de su origen,
sufren cambios de forma promovidos por el mesodermo subyacente, de cilíndricas pasan a ser
cónicas o piramidales truncas y, como consecuencia, la placa se pliega generándose un surco
medial, el surco neural. El sitio en que se genera el surco neural opera como eje de giro de las
mitades derecha e izquierda de la placa neural; debido a ello se denomina “bisagra medial” (Fig.
SC 9-1-1 A-B).
- El acercamiento de los pliegues neurales hacia la línea media podría ser consecuencia de la
operación de tres conjuntos de fuerza: 1) el incremento en la adhesión entre las dos hojas que
forman cada pliegue neural hace que aumente la superficie de contacto entre ambas y que los
bordes libres de cada pliegue se curven hacia la línea media (Fig. SC 9-1-1 D); 2) en las regiones
laterales de la placa, promovidas por el contacto con el ectodermo epidérmico, se generan, a cada
lado, cambios de forma celular que producen el mismo efecto descrito en la bisagra medial. Estas
dos regiones se denominan “bisagras laterales” (Fig. SC 9-1-1 D); ellas generan fuerzas que curvan el
borde libre del pliegue hacia la línea media; 3) los dos efectos descritos sólo son efectivos porque
el surco medial de la placa se mantiene fuertemente unido en profundidad a la notocorda que sigue
operando como elemento rígido (Fig. SC 9-1-1 D-G). La interacción con la notocorda hace que la línea
media de la placa quede adherida profundamente en la línea media ventral; simultáneamente las
fuerzas de adhesión entre las superficies basales de la placa neural y del ectodermo epidérmico y
las bisagras laterales hacen que los pliegues se aproximen a la línea media dorsal (Fig. SC 9-1-1 D-E).
Por otro lado, estos efectos son posibles debido que el resto del ectodermo epidérmico en este
momento se comporta como un material viscoso, se acomoda a las tracciones generadas sobre toda
la superficie corporal, se distiende fácilmente y las tracciones desaparecen.
- Una vez que los labios del surco neural contactan en la línea media, ellos se adosan fuertemente
(Fig. SC 9-1-1 E-F). En la zona de contacto, el epitelio se desestabiliza debido a cambios en las
propiedades de adhesión de las tres poblaciones celulares que se localizan en los bordes que
contactan (células de la placa neural, de la cresta neural y del ectodermo epidérmico). Mientras las
- Finalmente, las células de la cresta neural migran lateralmente y se ubican a ambos lados del tubo
neural. Mientras tanto, en los somitas del mesodermo paraxil, que quedan ubicados a ambos lados
del tubo neural, se constituye el dermatomo. Una parte de las células del dermatomo migran
medialmente entre el ectodermo epidérmico y el tubo neural y generan el mesénquima que
contribuye a separarlos. Al mismo tiempo se refuerzan la membrana basal y la matriz extracelular
subyacente a dichos epitelios. En dicho mesénquima, más tarde se introducen poblaciones de
células del esclerotomo; éstas contribuyen a generar las cubiertas cartilaginosas y luego óseas que
forman los huesos que delimitan el conducto raquídeo. En la región craneal dichos tejidos
provienen del mesénquima cefálico que generan las propias células de la cresta neural.
Puede apreciarse que el proceso descrito, aunque morfológicamente simple, resulta de muchos
CCD que actúan en forma integrada en el tiempo y en el espacio. Los CCD más directamente
implicados son el cambio de forma celular, la adhesividad intercelular diferencial, la proliferación
diferencial y otros. Todos estos CCD dependen, a su vez, de procesos biomoleculares
sincronizados en tiempo y espacio y que se regulan interactivamente entre las poblaciones celulares
participantes. En teoría, las alteraciones en cualquiera de las moléculas involucradas en la
ejecución o control de los CCD señalados pueden ocasionar alteraciones de la línea media dorsal
Bibliografía
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SC 9.2. Poblaciones celulares organizadoras (pcO) y la regionalización y determinación progresiva del tubo neural. V. Flores
El inicio del desarrollo del sistema nervioso central está marcado por el efecto determinante
ejercido por un conjunto de señales provenientes del organizador clásicamente denominado
primario o nódulo de Hensen. Este efecto consiste en la determinación en sentido neural o
“neuralización” y no implica, al parecer, ninguna especificación particular adicional (como por
ejemplo regiones o categorías o tipos celulares básicos). Este fenómeno se produce antes de la
gastrulación; cuando las células de la futura notocorda aún se encuentran en la hoja dorsal del
embrión. Vale decir, es un efecto de señalización por medio de señales que difunden en el plano del
epitelio dorsal del embrión o epiblasto. Se ha estimado que en algunas especies alrededor del 50%
de las células epiblásticas experimentan neuralización. Las restantes células corresponderían al
ectodermo epidérmico. Sin embargo, una parte de las células que ocupan la zona de transición
entre los ectodermos neural y epidérmico se determina en sentido de cresta neural.
Con respecto a la organización longitudinal o céfalo-caudal del tubo neural, el siguiente paso en
la determinación progresiva de regiones corresponde a la especificación de los cerebros anterior,
por un lado, y de cerebro posterior y médula espinal, por otro. En el principio de la gastrulación, el
mesodermo precordal (prolongación cefálica) migra en sentido cefálico y se ubica por debajo del
epiblasto neuralizado. Dicha región ectodérmica, que ya en el epiblasto pregastrular se encuentra
cefálicamente al nódulo de Hensen, originará la región cefálica ensanchada de la placa neural. Ella
formará el cerebro anterior o prosencéfalo y deriva en su totalidad del epiblasto neuralizado. La
gastrulación continúa con la regresión del surco primitivo y, a medida que el nódulo de Hensen se
desplaza en sentido caudal, va dejando una población de células delante de él. Algunas de ellas
quedan en la superficie y forman la línea media de la placa neural (futura placa del piso). Las otras
se invaginan debajo de las primeras y van formando la notocorda. Esta región de la placa se
determina en cerebro posterior y médula por efecto de señales provenientes de la notocorda.
Durante la gastrulación esta región de la placa, junto con la notocorda, crecen en sentido caudal. La
región caudal de la placa tiene, en consecuencia, dos orígenes: a) la zona medial que contacta con
la notocorda, junto con ésta, deriva de células del nódulo de Hensen y b) las zonas laterales de la
placa derivan del epiblasto superficial.
Las pcO mejor conocidas son la ANR (Anterior Neural Ridge: engrosamiento neural anterior),
la ZLI (Zona Limitans Intratalámica: zona limitante intratalámica) y el IsO (Isthmic Organizer:
organizador ístmico). Con el tiempo aparecen nuevas pcO involucradas en la subregionalización
de las diferentes regiones. Aparte de estas existen pcO a lo largo de las zonas mediales dorsal y
ventral del tubo neural que instalan el patterning dorsoventral del tubo neural.
La ANR es una región semilunar engrosada que bordea cefálicamente a la placa neural, en el límite
con el ectodermo epidérmico. La ANR genera señales que especifican los segmentos más cefálicos
del prosencéfalo (p4-6). La ANR secreta la proteína señal Fgf-8 en respuesta a la cual las células
de la zona más cefálica de la región prosencefálica expresan la proteína factor de transcripción
Brain Factor 1 (BF1), que participa en al regulación de los CCD en dicha región.
Hay indicios de que en la región prosencefálica de la placa neural existen dos zonas con diferente
competencia. Las zonas cefálica y caudal de la región prosencefálica ofrecen diferentes respuestas
a las proteínas señal Fgf-8 y Shh. En el límite entre ambas zonas se forma la ZLI, que
corresponde a la frontera entre los prosómeros 2 y 3 (frontera p2/3). Con respecto a los derivados
de estos segmentos prosencefálicos véase SC La metamerización del SNC.
Más caudalmente se forma otra pcO, el IsO, en el límite entre el mesencéfalo y el posencéfalo. Esta
pcO instala el patterning del mesencéfalo y de los dos primeros segmentos posencefálicos (r1 y
r2). El IsO instala dos gradientes decrecientes de morfógeno, uno en sentido cefálico y otro en
sentido caudal. Ambos tienen su máximo en el IsO. El mesencefálico tiene su mínimo en el límite
con el diencéfalo y organiza los CCD que ejecutan las células del mesencéfalo. El segundo
gradiente posee un rango de alcance que llega sólo hasta el 2º segmento posencefálico o r2 y
organiza los CCD de las células de dichos segmentos. El patterning de los restantes segmentos del
posencéfalo y de los de la médula depende de la expresión de un patrón típico de genes Hox que
asignan identidad de segmento.
Con respecto a la organización dorsoventral del tubo neural, también existen poblaciones
celulares y señales organizadoras que los especifican y determinan. La organización típica de cada
El ectodermo epidérmico de la zona medial dorsal y la notocorda, en la zona medial ventral del
tubo, generan señales difusibles que especifican el carácter asociativo (placa alar) o eferente (placa
basal) de las neuronas del tubo neural. Estas proteínas señal (BMP4, BMP7, Dorsalin, Sonic
hedgehog y otras) operan paracrinamente. Se distribuyen en forma de gradientes con un máximo
en el sitio en el que son secretadas y un mínimo en la zona opuesta. Poseen acciones antagónicas y
el efecto final sobre las neuronas depende de la concentración relativa de ambas señales en el sitio
en el que cada neurona se encuentre. Así, el destino de cada neurona, como alar (asociativa) o basal
(eferente), depende de su posición dentro de un par de gradientes cruzados de señales con
efectos opuestos (Fig. SC 9-2-1 A).
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El concepto de organización segmentaria del sistema nervioso central es clásico. Tal idea permitió
aclarar la existencia de correspondencias entre: (a) “sitios de origen de las neuronas motoras” y
“grupos musculares que inervan”, y (b)“regiones de inervación sensorial” y “segmentos
medulares”. Tales correspondencias anatómicas y funcionales resultan del hecho de que a) durante
el desarrollo embrionario, somitas (que forman músculos esqueléticos y dermis), segmentos del
SNC y segmentos de células de la cresta neural poseen correspondencia espacial muy precisa y b)
Bibliografía
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SC 9.4. Las placas alares y basales. Su función de desarrollo. Su evolución diferencial en función del espacio (eje céfalo-caudal). V. Flores
En los mamíferos existen tres categorías principales de neuronas tanto para el sistema nervioso de
la vida de relación como para el de la vida vegetativa. En el caso del SN de la vida de relación
dichas categorías de neuronas corresponden a a) las neuronas aferentes, b) las de asociación y c)
las eferentes.
b) las neuronas de asociación son intrínsecas del SNC y se ubican entre la neurona aferente y la
eferente. Sus dendritas y axones se hallan dentro del SNC y forman todos los circuitos tanto de
proyección como locales que existen en el SNC. Todos los circuitos neurales intrínsecos del SNC
constituyen una gran red de interconexiones entre neuronas de asociación que se encargan de
recibir información de las neuronas aferentes, procesar e integrar dicha información y elaborar
respuestas que se transmiten a las neuronas eferentes. Esta categoría de neuronas se genera a partir
de las células neuroepiteliales placas alares del tubo neural.
c) Las neuronas eferentes son neuronas que poseen árbol dendrítico y soma en el SNC y un axón
largo que emerge del SNC y, a través de un nervio periférico inerva un efector periférico, en
general, muscular. Esta categoría de neuronas se genera a partir de las células neuroepiteliales de
las placas basales del tubo neural.
El número de neuronas y la complejidad estructural de los circuitos que se hallan a lo largo del eje
céfalo-caudal varía en relación con la riqueza de la información que ingresa en el SNC y con la
amplitud del campo periférico para inervar en cada región. Así, en el caso de la médula espinal, los
engrosamientos cervical y lumbar de donde nacen los plexos braquial y crural son un ejemplo de
mayor riqueza de inputs y de campos de inervación periféricos más amplios.
Si bien los segmentos medulares tienen cierto grado de independencia funcional, aparte de la
organización segmentaria (segmentos distribuidos a lo largo del eje céfalo-caudal), el SNC dispone
también de estructuras denominadas clásicamente suprasegmentarias, formadas por neuronas de
asociación o alares, que se encargan de organizar un comportamiento integrado de los segmentos
(SC 9.2. Poblaciones celulares organizadoras (pcO) y la regionalización y determinación progresiva del tubo neural).
Este hecho se explica, desde el punto de vista ontogenético, por el hecho de que la región más
cefálica de la placa neural, la que corresponde al prosencéfalo o cerebro anterior, se origina
exclusivamente del epiblasto y que no posee en la línea media una placa del piso originada a partir
del nódulo de Hensen.
El nódulo de Hensen origina la notocorda y la placa del piso de la placa neural caudal al cerebro
anterior. Dado que ambas estructuras –notocorda y placa del piso– están implicadas
secuencialmente en la especificación de las placas basales, su ausencia en la región prosencefálica
se acompaña de ausencia de placas basales y en consecuencia de neuronas eferentes, en la región
del tubo neural derivada del prosencéfalo (Fig. SC 9-4-1 A-E).
Las células de la cresta neural se originan en la hoja dorsal del embrión, en la zona de transición
entre el ectodermo de la placa neural y el ectodermo epidérmico. Al parecer es necesaria la
constitución de estas dos poblaciones celulares para que, interactivamente, generen a las células de
la cresta. Si ambas poblaciones son cultivadas separadamente no se forman células de la cresta
neural. Por el contrario, si ambas poblaciones están juntas e interactúan, a lo largo de la zona de
contacto entre ambas se generan células de la cresta neural.
Tanto la placa neural como el ectodermo epidérmico tienen la potencia para formar células de
cresta neural. Durante el plegamiento y el crecimiento en longitud de la placa neural a lo largo de
todo su borde se forman los pliegues o labios del surco neural. Dado que a lo largo de los pliegues
neurales existe una fuerte adhesión entre las dos poblaciones celulares interactuantes, durante dicho
proceso se siguen formando células de la cresta neural. Una vez generadas una cantidad abundante
de estas células, cambian sus propiedades de adhesión respecto de la placa neural y del ectodermo
epidérmico, se desprenden de dichos tejidos y abandonan el compartimento epitelial. En la región
encefálica o craneal esta migración ocurre ya durante el cierre del tubo neural; en las regiones
posóticas ocurre recién luego del cierre.
Ya durante la formación de la placa neural se observa que, a lo largo del borde entre la placa y el
ectodermo epidérmico, éste expresa y secreta las proteínas señal BMP4 y BMP7. Algunos
consideran que estas proteínas tienen algún papel en la determinación de las células de la cresta
neural. Otros le asignan un rol modelador de la forma de la placa neural. También se sabe que estas
proteínas desempeñan un papel en el control de la migración temprana de las células de la cresta.
Dado que las células de la cresta neural migran a lo largo de distancias considerables y que
diversas subpoblaciones de células de la cresta migran a lo largo de diferentes trayectos, son
muchas y variadas las señales que controlan la migración de estas células desde su sitio de origen
hasta los varios y disímiles sitios de localización definitiva.
Bibliografía
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La cresta neural es la población celular que transitoriamente, durante el período somítico, ocupa la
región dorsal del embrión entre el tubo neural y el ectodermo epidérmico. No es una población
celular homogénea. Por un lado, es la población celular embrionaria precursora del sistema
nervioso periférico: genera las neuronas y células gliales de los ganglios y plexos del sistema
nervioso de la vida de relación y del sistema nervioso autónomo (vegetativo). Por otro lado, es
capaz de originar una variedad de tipos celulares no neurales que también están vinculados a la
vida de relación o la vegetativa. La categorización regional más básica que puede realizarse
respecto de las células de la cresta neural se refiere a la existencia de una cresta neural craneal
La cresta neural craneal, también denominada cefálica, preótica o preoccipital, corresponde a los
segmentos más cefálicos que se extienden desde el diencéfalo hasta el extremo caudal del
posencéfalo. Constituye una adquisición evolutiva relativamente reciente. En rigor en dicha región
existe una región estrictamente preótica que origina la cara y parte del cuello, hasta la r5 y una
región posótica correspondiente a r6 a r8 (SC El patterning de la cresta neural craneal. Regiones Hox(+) y Hox(-). Su relevancia
filogenética y sus funciones de desarrollo).
La cresta neural troncal se extiende desde el extremo caudal del posencéfalo hasta el extremo
caudal del tubo neural. Posee varias regiones, localizadas a lo largo de segmentos corporales
definidos, que exhiben diferentes propiedades de desarrollo y, de acuerdo con ello, reciben
diferentes designaciones. Estas designaciones cambian dependiendo de las subpoblaciones
celulares y tipos de derivados que se consideren, por ejemplo, si aluden a células que invaden la
somatopleura (vida de relación) o invaden la esplacnopleura (vida vegetativa).
Las células de cresta neural vinculadas a la vida de relación se distribuyen a lo largo del todo el
tronco y reciben simplemente el nombre de cresta neural troncal. Las células de esta población
siguen una de dos vías migratorias preferenciales: a) una en sentido dorsolateral y otra b) en
sentido ventral. La primera es seguida por las células precursoras de melanocitos que migran sobre
el dermatomo y luego invaden la somatopleura. La segunda es seguida por el resto de las células de
la cresta neural, correspondientes a la vida de relación, y lo hacen bordeando la superficie de la
mitad cefálica de cada esclerotomo (SC Factores que controlan la migración de las células de la cresta neural). Las células
que se detienen en ese lugar originan las neuronas sensoriales primarias y las células gliales de los
ganglios espinales y las células de Schwann de los nervios sensitivos y motores que invaden la
somatopleura. Este conjunto de segmentos de crestas neurales, dado que sus células se distribuyen
a lo largo de todo el tronco, suelen recibir el nombre de crestas neurales troncales. Esta población
celular adopta el patrón metamérico impuesto por el mesodermo paraxil y, al igual que los somitas,
están distribuidos en las siguientes regiones: cervical, torácica, lumbar y sacra.
La cresta neural simpática. Se extiende desde los segmentos cervicales hasta los lumbares. Estas
células no se detienen a ambos lados del tubo neural. Se desplazan en sentido ventral y forman, por
delante del esclerotomo, los ganglios de las cadenas simpáticas laterovertebrales cervicales y
toracolumbares. Algunas células que migran más ventralmente llegan al plano de los grandes
vasos y forman un conjunto de plexos y ganglios periaórticos. Las que corresponden a los
segmentos 14 a 21 (T6 a L1) migran más ventralmente aún y allí forman las células argentafines o
cromafines de la médula adrenal.
Las crestas neurales parasimpáticas. Tienen una distribución discontinua a lo largo del eje
céfalo-caudal. La cresta neural vagal se ubica en los segmentos corporales 1º al 7º. Las células
de estos segmentos migran ventralmente e invaden el mesénquima de la esplacnopleura. Forman
las neuronas parasimpáticas de los plexos de Meissner y Auerbach a lo largo de todas las regiones
del tubo digestivo derivadas del intestino primitivo (desde el esófago hasta el recto). La cresta
neural sacra se extiende desde el segmento 28º al extremo caudal. Estos segmentos generan
células que migran similarmente a las vagales e invaden las regiones del tubo digestivo caudales al
pedículo vitelino. La porción cefálica de la cresta vagal, correspondiente a los segmentos 1º al 3º,
reciben también el nombre de cresta neural cardíaca. Ellas generan células que migran
ventralmente a ambos lados de la faringe y siguiendo el trayecto de los arcos aórticos
(principalmente 3º y 4º) llegan hasta el corazón, se introducen profundamente y forman el tejido
conectivo del tabique troncoconal del corazón. También originan células de los tejidos conectivo y
muscular de las grandes vasos (arterias aorta y pulmonar) en la zona proximal al corazón. Algunas
de estas células, que forman el mesénquima de los arcos branquiales, generan estructuras
conectivas, cartilaginosas y óseas de la cara, oído, cuello, etcétera.
Bibliografía
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SC 9.7. La remodelación de circuitos dependiente de la actividad espontánea durante el desarrollo embrionario y el refinamiento de circuitos
dependiente de la estimulación ambiental posnatal. V. Flores
En general, cuando los axones aferentes a una región acceden a las cercanías de sus blancos
potenciales, o incluso antes, emiten ramificaciones delgadas por medio de las cuales pueden
establecer contactos lábiles transitorios con las neuronas del entorno que encuentran a su paso. Se
considera que estas prolongaciones delgadas son ramas exploradoras cuya función es la búsqueda
de blancos potenciales con las que, eventualmente, generar contactos estables.
Podrá advertirse que si todos los axones se comportan de esa forma, en cualquier región
considerada, habrá un exceso de ramificaciones con respecto al número de axones.
Correspondientemente, cada neurona blanco recibirá un exceso de ramas y de contactos
transitorios.
La mayor parte de las neuronas inician y “ensayan” una actividad espontánea cuando llegan a un
cierto grado de diferenciación durante el desarrollo prenatal. El inicio de la actividad espontánea y
de la transmisión sináptica posibilita que nuevos factores entren en juego con respecto a la
El funcionamiento de las sinapsis, y su efecto sobre las neuronas a las que inervan, depende
estrechamente del patrón de descargas (frecuencia de pulsos, frecuencia de trenes de descarga y
duración de trenes) y de la respuesta de la neurona postsináptica a tal actividad. Esto es así debido
a que el resultado de la actividad sináptica no es sólo la transmisión neural; la sinapsis es también
lugar de inicio de muchas vías de señalización intracelular que repercuten globalmente en el
funcionamiento de la neurona postsináptica. Por dicho motivo, el tipo de estimulación que una
neurona recibe a través de una sinapsis puede facilitar o aumentar su funcionamiento y derivar en
su reforzamiento y estabilización o, por el contrario, producir efectos opuestos que pueden
desestabilizarla hasta el punto de que no es mantenida. En este caso el contacto se pierde, la
sinapsis desaparece y ello puede ser seguido de la retracción de la fibra presináptica.
Por los motivos expuestos, ocurre que, una vez remodelado el mapa crudo, las neuronas que
poseen similar patrón de descarga en general terminan juntas; recíprocamente, las sinapsis con
patrones de descarga diferentes en general se hallan separadas. Cuanto más similares más cerca, y
cuando más diferentes, más lejos. Sobre la base de estos principios se produce la remodelación de
los mapas de proyección crudos. Como puede apreciarse, se trata de un ordenamiento al cual se
arriba como consecuencia de un proceso de autoensamblado o autoorganización regido
exclusivamente por interacciones locales. No existen factores organizantes externos a los propios
elementos interactuantes. Ésta es una característica típica de los sistemas de comportamientos
complejos autoorganizables.
En el momento del nacimiento, las neuronas del SNC y los receptores periféricos no están
terminalmente diferenciados. La diferenciación terminal y su estabilización incluyen
modificaciones promovidas por la estimulación ambiental posnatal.
Los patrones de estimulación de los receptores periféricos luego del nacimiento son bastante más
complejos que los prenatales ya que los estímulos del mundo externo son bastante más ricos,
complejos y cambiantes que los que se podrían recibir durante el desarrollo embrionario. Ello se
debe a que, para cualquier tipo de estimulación que se considere (visual, auditiva, táctil, etc.), la
Debido a todos los hechos mencionados, un apropiado funcionamiento del sistema luego del
nacimiento requiere una nueva adaptación de éste a las condiciones y las características de los
estímulos del mundo que permitan su recepción, conducción, transmisión, procesamiento e
integración. Así, el sistema adapta su organización tanto funcional como estructural a las
características y complejidad de la información para procesar durante la vida posnatal. Debe
notarse que existe una correlación estrecha entre el grado de desarrollo de los sistemas nerviosos de
diferentes especies, la complejidad de su relación con el medio y la complejidad de sus relaciones
sociales. Cuanto mayor es la organización y complejidad social y cuanto mayor es la complejidad
de los medios de comunicación que utilizan, mayor es la complejidad del SNC y mayor es la
extensión del período de desarrollo posnatal del sistema.
Los cambios conductuales observables, en la mayor parte de las especies, desde el nacimiento a la
adultez tienen como correlato cambios en la organización de los circuitos involucrados en la
ejecución de dichas conductas. La mayor parte de los cambios posnatales de dichos circuitos son
promovidos por las características de la estimulación ambiental y, por ello, denominados
“refinamiento de circuitos dependiente de la estimulación ambiental”. Se trata de una “sintonía
fina” que ajusta las características y “detalles” funcionales de los circuitos a las características de la
estimulación ambiental que debe procesar.
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SC 9.8. La fase proliferativa del desarrollo del SNC. Subfases y tipos de proliferación celular durante la neuronogénesis y gliogénesis. V.
Flores
Completadas las etapas iniciales de a) inducción neural, b) patterning de la placa neural, c) cierre
del tubo neural, se inicia la fase proliferativa del neuroepitelio. Se trata de un período de intensa
Este período del desarrollo también se caracteriza por el hecho de que, dentro del marco provisto
por el patterning inicial de la placa neural, se constituyen nuevas pcO que proveen de nuevos
marcos de referencia temporoespacial a las poblaciones celulares que van surgiendo durante la fase
proliferativa (Véase SC El patterning del sistema nervioso central II. La aparición de centros señalizadores o poblaciones celulares
organizadoras (pcO) secundarias y la regionalización del encéfalo y la médula).
En términos generales, la fase proliferativa posee subfases y en cada una de ellas predomina un
tipo particular de división celular.
a) Durante la subfase más temprana, las células neuroepiteliales o células troncales neurales
pluripotenciales (cTNp) realizan un tipo de mitosis denominada división simétrica inicial. En este
caso, la cTNp al dividirse origina dos cTNp. Este tipo de proliferación tiene como función expandir
la población de cTNp y aumentar en el plano tangencial la extensión del neuroepitelio (Fig. SC 9-8-1
A). Esta modalidad de mitosis, en general, corresponde a la que realizan las células neuroepiteliales
presentes durante la etapa temprana del desarrollo y durante la subfase neuronogénica directa.
Cuando se inicia la neurogénesis, en general, las células neuroepiteliales evolucionan hacia otro
tipo celular, denominada glía radial, que también se comporta como cTN pero en general con una
potencia más restringida.
Este modelo propone que, en ambos casos de neuronogénesis (directa e indirecta), las células que
poseen fechas de nacimiento similares realizan similares procesos de migración y, en consecuencia,
terminan integrando la misma capa de la corteza.
El modelo también propone que las neuronas que sucesivamente (en función del tiempo) son
generadas en la misma zona de la membrana limitante interna, dado el orden que impone la glía
radial a la migración radial gliofílica, terminan ocupando distintas posiciones a lo largo de una
columna cortical.
--En general, las células gliales aparecen más tarde que las neuronales y se forman por división
asimétrica gliogénica. En este caso también, en algunas especies, se han descrito progenitores
intermedios amplificadores gliogénicos.
--El final de cada uno de estos tipos de proliferación se caracteriza por divisiones simétricas
terminales. Tanto células NE como progenitores intermedios (neuronogénicos y gliogénicos)
originan al final dos células posmitóticas similares. En el caso de la célula NE se originan dos
células ependimarias. Es de destacar que en algunas regiones definidas de los hemisferios
cerebrales algunas cTNp se mantienen durante la vida y pueden producir procesos de
neuronogénesis y gliogénesis posnatal. Sirven al efecto de facilitar el recambio de algunas
neuronas que entran en apoptosis y facilitan los procesos de remodelación de circuitos vinculados a
procesos de aprendizaje que ocurren en etapas posnatales.
SC 9.9. La fase migratoria del desarrollo del SNC I. Tipos de comportamientos migratorios. La translocación del soma. V. Flores
Clásicamente se consideraba que la fase de migración del SNC en desarrollo se caracterizaba sólo,
o principalmente, por un desplazamiento radial de las neuronas posmitóticas. En la actualidad se
sabe que el comportamiento migratorio es bastante más versátil, que existen varios diferentes tipos
de desplazamientos y que ello depende de las regiones que se consideren y/o de los tipos
neuronales que se analicen.
Para cada región del SNC, luego del pico de la fase proliferativa, se inicia la fase migratoria de las
neuronas posmitóticas. Toda la superficie interna del tubo neural, la zona de generación (ZG)
puede ser considerada un gran centro proliferativo. La zona ventricular (ZV), donde se producen
las mitosis de las células neuroepiteliales, y la zona subventricular (ZsV), donde proliferan los
progenitores intermedios, constituyen la ZG del neuroepitelio. En la ZG nacen todas las neuronas y
células gliales del SNC, permancen allí durante un tiempo como células premigratorias y luego se
desplazan a ocupar lugares definidos del plano tangencial del neuroepitelio y posiciones
definidas a lo largo de su eje radial.
Estos lugares y posiciones dependen del lugar y fecha de nacimiento de cada cohorte de neuronas y
células gliales.
1) La translocación del soma es un tipo de migración que ocurre, en general, durante la fase
temprana del desarrollo, cuando la pared del tubo neural está formada por células NE, aún no es
muy gruesa y las neuronas posmitóticas no deben realizar un largo desplazamiento radial. En el
caso de la corticogénesis, la translocación del soma es el principal modo de migración durante la
fase temprana en la que se constituye el patterning inicial o protomapa. En general, este modo de
migración realizan las neuronas que nacen durante la fase inicial de proliferación neuronogénica
directa que se diferencian en macroneuronas eferentes de cada región (SC 9.8. La fase proliferativa del
Este tipo de desplazamiento es, en general, realizado por neuronas posmitóticas que luego de la
división de una célula NE heredan una prolongación basal que se halla unida a la limitante externa.
También puede ocurrir en neuronas que luego de su nacimiento emiten una prolongación que crece
radialmente, llega a la membrana limitante externa, se ancla en ella y luego genera una
translocación del soma.
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SC 9.10. Especificación/determinación y diferenciación de tipos celulares en el sistema nervioso. Las fases de la diferenciación neuronal. V.
Flores
En general, las neuronas sufren muchos cambios morfológicos tempranos, luego de su nacimiento,
y no todos ellos son específicamente cambios de diferenciación. Muchos de ellos corresponden al
comportamiento migratorio y a interacciones celulares transitorias que las neuronas realizan
durante su migración posmitótica. Estas modificaciones morfológicas transitorias, por llamativas
que sean, no deben ser consideradas parte de la diferenciación neuronal.
La diferenciación neuronal posee varias fases cuya complejidad y duración difiere sustancialmente
dependiendo de la categoría neuronal (macroneurona o microneurona) y del tipo celular en
particular. Para el caso de las macroneuronas de proyección, en general, existe una fase de
diferenciación temprana del soma que incluye los cambios que ya están, hasta cierto punto,
programados en el momento en que la neurona abandona la zona de generación o la zona
premigratoria. Esta fase transcurre antes de que la neurona se integre a un circuito. Vale decir, antes
de que establezca interacciones con las células con las que normalmente debería formar circuitos
estables.
Luego ocurre una segunda fase denominada de modelación de la forma final de la neurona o de
establecimento de circuitos. Esta fase incluye los cambios producidos en la neurona como
consecuencia de las interacciones, con otras neuronas y células gliales, que le permiten integrarse
en circuitos de proyección o circuitos locales, dependiendo de su determinación previa. La fase de
establecimiento de circuitos, a su vez pose cuatro subfases: a) una fase de neuritogénesis
(formación de fibras), b) una fase de sinaptogénesis lábil o no estabilizada y c) una fase de poda
de ramificaciones y eliminación de sinapsis redundantes y d) estabilización de sinapsis
“definitivas”. Si bien todos estos fenómenos forman parte de la diferenciación de las neuronas, por
su complejidad y extensión son, en general, tratados como otras etapas (neuritogénesis,
sinaptogénesis, remodelación y refinamiento de circuitos) de la neurogénesis.
Debido a este hecho, el ítem diferenciación neuronal frecuentemente alude, en forma restringida, a
los cambios que ocurren en el soma neuronal y en las ramas proximales del árbol de
ramificaciones. Estos cambios podrían resumirse en forma genérica de la siguiente manera (Fig. SC 9-
10-2):
d) El punto anterior explica el gran crecimiento que experimentan las macroneuronas durante su
diferenciación. El crecimiento se acompaña, en general, de un primer modelado del soma. Ambos
fenómenos, crecimiento y modelado, se deben, por un lado, a la gran cantidad de organoides, y sus
productos, que se acumulan en el pericarion antes de ser direccionados a las fibras nerviosas y, por
otro, al inicio de la emisión de la primera generación de prolongaciones.
h) Otros cambios morfológicos específicos de tipo neuronal. Aparte de los hechos genéricos que
hemos citado, muchas neuronas poseen características específicas que las distinguen y que por lo
común también permiten designarlas con nombres típicos. Las macroneuronas en general poseen
forma bastante definida o constante. Debido a ello son fácilmente identificables por su forma,
tamaño, posición, conexiones, etc. y poseen nombres propios. Las microneuronas son más difíciles
de identificar con la precisión con que lo son las macroneuronas debido a su número, polimorfismo
y plasticidad. Sin embargo, aun así, es razonable suponer que cada una de ellas corresponde a un
tipo neuronal definido (SC La definición de neurona y de tipo neuronal).
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SC 9.11. Bases celulares y moleculares de la neuritogénesis. El comportamiento del cono de crecimiento axonal. V. Sánchez
Durante el desarrollo del sistema nervioso, cada neurona extiende su axón para encontrar su
célula blanco en medio de un entorno complejo y cambiante. En la punta de cada axón se encuentra
el cono de crecimiento que, con un comportamiento dinámico y la capacidad de responder a
múltiples fuentes de información espacial, permite que el axón encuentre su objetivo con un gran
nivel de precisión. El crecimiento del cono axonal sólo es posible si existen moléculas de
señalización posicional y moléculas de adhesión celular (CAM) que lo relacionen tanto con células
vecinas como con la matriz extracelular circundante.
En el caso del cono de crecimiento este “movimiento” se produce por la polimerización de actina
en el frente de avance, el desensamblado de subunidades de actina en la zona T del cono y el
reciclaje de estas subunidades a nivel del nuevo frente de avance. Si el flujo retrógrado y las
fuerzas de polimerización están en equilibrio, no se produce protrusión del cono pero cuando algún
filopodio encuentra un sustrato adhesivo, los receptores del cono de crecimiento se unen al sustrato
y se acoplan a F-actina a través de proteínas de anclaje. Este acoplamiento de F-actina en el frente
de avance con respecto al sustrato atenúa de flujo retrógrado de F-actina. Además de la
polimerización de F-actina se produce un avance de la membrana hacia adelante. Esto da como
resultado el crecimiento del cono. Los MT periféricos del dominio P exploran entre los haces F-
actina de los filopodios y podrían estar actuando como sensores y andamios para el posterior
reclutamiento de MT adicionales a la región. Los microtúbulos, por su parte, proporcionan apoyo
estructural y actúan como sustratos para el transporte axonal rápido de organelas. Algunos estudios
farmacológicos han revelado que el avance axonal depende de la dinámica polimerización-
despolimerización en los extremos de los microtúbulos y la regulación, por lo menos en parte, de la
actividad de proteínas asociadas a los microtúbulos (MAP). Las MAP parecen estar distribuidas
diferencialmente en los diversos compartimentos neuronales. MAP2 se ubica preferentemente en
dendritas, mientras que Tau es más abundante en los axones.
Varios experimentos in vivo como in vitro indican que, cuando los conos de crecimiento responden
a señales extracelulares de quimiotaxis, se produce un reordenamientos rápido de actina y MT. Los
Se han propuesto diferentes modelos para explicar cómo ocurre la elongación de los MT durante el
crecimiento axonal, y, en todos los casos, el desarrollo de tensión en la red de F-actina como
resultado de su interacción adhesiva con el sustrato subyacente parece ser un elemento esencial.
Los receptores membrana y moléculas de adhesión presentes en el cono de crecimiento, al unirse a
moléculas de la matriz extracelular como: fibronectina, vitronectina y laminina entre otras,
establecen complejos macromoleculares funcionales que estimulan la polimerización de actina, la
estabilización de las mallas de F-actina formadas y la inhibición de su flujo retrógrado.
Las moléculas de adhesión, además de vincular mecánicamente la célula con la matriz extracelular,
pueden ser consideradas verdaderos receptores capaces de activar cascadas de señalización
intracelular que involucran la fosforilación de quinasas y la actividad de GTPasas.
Entre las moléculas de adhesión, el sistema mejor caracterizado lo constituye la familia de las
integrinas que participan en el acoplamiento entre el espacio extracelular y el citoesqueleto. Otra
familia de receptores de adhesión es el de las cadherinas y está relacionada con el F- actina a través
de las cateninas.
Durante la generación de neuritas, las neuronas deben ampliar su superficie rápidamente para
posibilitar el crecimiento axonal. Esto requiere el reclutamiento de membrana recién sintetizada a
la superficie celular. Cierta evidencia experimental indica que la incorporación de membrana se
lleva a cabo por la fusión de vesículas diferentes de las vesículas sinápticas denominadas
“vesículas precursoras de membrana” siguiendo la vía secretora constitutiva. La incorporación de
nueva membrana en el axón en crecimiento se lleva a cabo a través de un mecanismo de fusión
similar al empleado para la fusión de vesículas sinápticas.
Se han sugerido varios modelos para explicar el agregado de membrana a los axones durante su
elongación. Uno de ellos (el de mayor aceptación) sugiere que el lugar de incorporación de
membrana se lleva a cabo preferencialmente a nivel del cono de crecimiento. Otro modelo propone
que la incorporación de nueva membrana ocurre en la región del axón más cercano al cuerpo
celular y, por último, también se plantea la posibilidad de que la membrana se intercala a lo largo
del axón en crecimiento. En cualquiera de los casos propuestos, el agregado de memebrana a la
membrana plasmática se produce con la participación de las vesículas precursoras de membrana
plasmática que, antes de su fusión a la superficie, viajan a lo largo de los MT.
Dentro del cono de crecimiento axonal también se produce el reciclado de membrana en forma
asimétrica y focal facilitando de este modo la remodelación del cono en función de su entorno
como respuesta a factores quimioatrayentes o repelentes. Estos procesos requieren una rápida y
muy dinámica remodelación de la membrana del terminal con un gran gasto energético que
involucra la activación de GTPasas de la familia Rho. Por otra parte, los factores inhibidores de
crecimiento pueden estimular una recuperación mayor de la membrana e inducir el colapso del
cono de crecimiento.
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 10
SC 10.1. La influencia de la asimetría sobre la organización espacial de los CCD: el eje superficie-profundidad de la vesícula lental. V. Flores, M.
Rapacioli
SC 10.2. El campo lental del extremo cefálico del embrión. Interacciones celulares y vías de señalización involucradas en su constitución y
evolución. V. Flores
SC 10.3. El papel del mesénquima cefálico periocular como integrador de la morfogénesis y la histogénesis ocular. V. Flores
SC 10.1. La influencia de la asimetría sobre la organización espacial de los CCD: el eje superficie-profundidad de la vesícula lental. V.
Flores, M. Rapacioli
El epitelio anterior de la vesícula lental sigue proliferando y produciendo nuevas células por mucho
más tiempo. Como resultado de la intercalación de las nuevas células, el epitelio anterior se
expande y las células más viejas van corriéndose hacia el borde o ecuador del cristalino. Una vez
allí inician la diferenciación. Así, a lo largo del desarrollo se van agregando nuevas cohortes de
células a lo largo de toda la banda ecuatorial como nuevas capas concéntricas de nuevas fibras
ópticas. ¿Están determinadas a comportarse diferentemente las células lentales de las regiones
superficial y profunda? Algunas experiencias de rotación de la lente durante el desarrollo indican
que no.
Las células de la banda del ecuador siguen en el ecuador pero con una polaridad espacial superficie
profundidad invertida. Las células que estaban pasando de la cara anterior a la posterior estaban
cesando su proliferación e iniciando la diferenciación. Al producirse la inversión del eje
superficie profundidad de la lente, las células que estaban de la región superficial del ecuador, que
aún proliferaban, pasan a iniciar la diferenciación, y las células que estaban en la región profunda
del borde, que estaban iniciando la diferenciación, reasumen la proliferación. Así se genera una
nueva población de células lentales en desarrollo con una polaridad invertida con respecto a las que
habían iniciado el desarrollo de la lente. Las nuevas células profundas inician la formación de un
nuevo núcleo de fibras primarias a las cuales se agregan luego nuevas fibras secundarias. Las
nuevas células superficiales regeneran un nuevo epitelio anterior que se extiende sobre la superficie
de la exporción profunda ya diferenciada. Estas dos nuevas poblaciones celulares continúan el
desarrollo de una lente que se construye sobre la que se había formado inicialmente y que consiste
en una lente mixta con un doble carácter, ya que las fibras ópticas formadas antes de la inversión
tienen una orientación espacial y las que se formaron luego de la inversión tienen la orientación
opuesta.
Este resultado experimental ilustra con claridad la importancia de la organización espacial de los
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SC 10.2. El campo lental del extremo cefálico del embrión. Interacciones celulares y vías de señalización involucradas en su constitución y
evolución. V. Flores
El ectodermo epidérmico de las regiones laterales del prosencéfalo, la zona que cubre las vesículas
ópticas adquiere, desde muy temprano, potencia para formar la lente. Dicha región ectodérmica
integra la zona denominada línea de Wolff que origina placodas ectodérmicas. Las placodas
ectodérmicas generan células que luego se diferencian en a) neuroepitelios receptores periféricos
(olfatorio, auditivo, del equilibrio, etc.), b) células que se invaginan e incorporan a ganglios
sensoriales craneales (placodas óticas, placodas epibranquiales) y, además, generan células que c)
contribuyen a amplificar las poblaciones mesenquimáticas cefálica y branquial.
La zona llamada línea de Wolff está integrada por el ectodermo epidérmico y una delgada capa de
mesénquima subyacente con la que interactúa. Este mesénquima está formado mayoritariamente
por células provenientes de la cresta neural preótica o craneal. En la región encefálica, las células
de la cresta neural se segregan del compartimento epitelial incluso antes de que se cierre el tubo
neural. Parte de estas células se distribuyen en superficie por debajo del ectodermo y junto con él
forman parte de la línea de Wolff.
Algunos experimentos clásicos muestran que, cuando dicha región ectodérmica es trasplantada
muy tempranamente (antes de la interacción con su correspondiente mesénquima), no se
transforma en placodas sino simplemente en epidermis de la región a la que fueron trasplantadas.
Por el contrario, cuando se explantan o trasplantan, en estados más avanzados, porciones definidas
de la línea de Wolff, estos tejidos originan las placodas que hubieran formado en sus lugares de
origen.
Este segundo resultado implica que se hallaban determinadas antes del trasplante. Se sabe que para
que la determinación ocurra el ectodermo del área preplacodal debe recibir previamente diferentes
tipos de estímulos de tejidos mesodérmicos y ectodérmicos adyacentes. Entre estas señales existen
algunas positivas (+) que son determinantes y existen algunas que son inhibitorias o negativas (-).
Las primeras posibilitan que las células expresen la combinatoria de factores de transcripción
correspondiente al área placodal. Las segundas sirven para localizar la acción de modo que el área
no se extienda más de lo normal.
En el caso concreto de la placoda lental, se considera que uno de los factores transcripción
incluidos en la combinatoria de factores que participa en su determinación es el factor Pax6. Casi
simultáneamente, las células de la región ocular de la placa neural, región precursora de la
vesícula óptica, expresan Pax6. No se sabe si la expresión de este factor indica determinación en
sentido lental o adquisición de competencia para responder a la acción determinante del
mesénquima cefálico.
La formación de la fosa y la vesícula lental. Los procesos que conducen a la formación de la fosa
y vesícula lental, si bien pueden producirse en otros lugares en los que la placoda es trasplantada,
no se cumplen de la misma forma. Ello se debe a que la precisión de dichos procesos
morfogenéticos está regulada por medio de interacciones de adhesión, fuerzas interfaciales de
intensidad regulada que sólo se logran a través de interacciones con la vesícula óptica y el
ectodermo regional (SC 10.5. El papel morfogenético del contacto placoda lental-vesícula óptica).
Bibliografía
Bhattacharyya S, Bronner-Fraser M. (2004). Hierarchy of regulatory events in sensory placode
development. Curr Opin Genet Dev 14 (5): 520-6.
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Ogino H, Yasuda K. (2000). Sequential activation of transcription factors in lens induction. Dev
Growth Differ 42(5):437-48.
SC 10.3. El papel del mesénquima cefálico periocular como integrador de la morfogénesis y la histogénesis ocular. V. Flores
En el caso del desarrollo del ojo, que posee varias cubiertas conectivas con importantes diferencias
interespecíficas, el mesénquima cefálico ha sufrido varias adaptaciones vinculadas a los cambios
evolutivos del sistema visual. Varias son las instancias en las que células del mesénquima cefálico
desempeñan papeles importantes durante el desarrollo del sistema visual.
a) El efecto más temprano conocido es la escisión del campo ocular (retiniano) del extremo
cefálico (prosencefálico) de la placa neural en dos porciones, derecha e izquierda, con capacidad
para formar un par de ojos con simetría bilateral. Tempranamente, dicha región tiene capacidad de
campo y forma un único ojo medial. Ulteriormente es escindido en dos mitades simétricas y
bilaterales. Esta función al parecer es cumplida por células del mesodermo axil precordal (proceso
c) Luego de dicho efecto, el mesénquima cefálico desaparece casi por completo de la región
interpuesta entre la placoda lental y la vesícula óptica. De esta forma ambas estructuras epiteliales,
ya determinadas, interactúan directamente e inician una serie de interacciones que poseen tanto
efecto morfogenético como histogenético (SC 10.5. El papel morfogenético del contacto placoda lental-vesícula óptica).
d) El contacto entre los epitelios de la placoda lental y de la vesícula óptica produce efectos de
desarrollo sobre ambos. Por un lado, la vesícula óptica actúa como población celular permisiva
sobre el campo lental y estimula su diferenciación en placoda lental. Por otro lado, señales de la
placoda operan en forma determinante y/o permisiva sobre el neuroepitelio de la vesícula óptica y
hacen que se diferencie en sentido de retina neural. Esta acción de la placoda se pone de manifiesto
cuando se impide el contacto de la vesícula óptica con el campo lental; en ese caso la región
superficial de la vesícula óptica no se diferencia en retina neural sino que adquiere las
características del epitelio pigmentario de la retina.
Bibliografía
Heavner W, Pevny L. (2012). Eye development and retinogenesis. Cold Spring Harb Perspect Biol
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Tripathi BJ, Tripathi RC, Livingston AM, Borisuth NS. (1991). The role of growth factors in the
embryogenesis and differentiation of the eye. Am J Anat 192(4):442-71.
Vladimir Flores. (1988). Actualizaciones en biología del desarrollo. Buenos Aires: Libreros López
Editores.
Algunos experimentos clásicos mostraron que el extremo cefálico de la placa neural posee potencia
para generar retina neural y que, además, posee propiedades de campo.
Cuando los experimentos arriba descritos se repiten en función del tiempo, se constata que la
propiedad de campo se mantiene durante un cierto período y luego desaparece. Sobre la base de
otros resultados experimentales de cultivos de explantos, combinados con análisis de biología
celular y molecular, se ha postulado que la escisión del campo ocular en dos campos, uno derecho
y uno izquierdo, depende de una acción ejercida por el mesodermo axil precordal que normalmente
subyace en dicha región de la placa neural. Por un lado, las alteraciones espontáneas en la
formación de dicho mesodermo se asocian estadísticamente a fallas en la escisión del campo ocular
y, por otro, cuando se interfiere experimentalmente la migración del mesénquima precordal se
mantiene por más tiempo la propiedad de campo.
Las observaciones mencionadas permitieron proponer que la ciclopía (presencia de un único ojo de
ubicación medial) podría ser el resultado de una falla en el proceso por medio cual el campo ocular
se escinde en dos. En tales circunstancias se formaría una sola vesícula óptica y, en consecuencia
una sola copa óptica y, en rededor de la misma, el mesénquima cefálico se organizaría formando
las cubiertas de un único ojo medial.
Varias observaciones recientes, con nueva tecnología, llegan a conclusiones similares. Confirman
la existencia de una región del extremo cefálico de la placa neural precursora de las células que
integrarán las vesículas ópticas. Esta región puede ser identificada por la expresión local selectiva
de las proteínas factores de transcripción Pax2 y Pax6. Poco tiempo luego de la expresión de
estos factores, las células de la placa precordal, que se continúa caudalmente con el mesénquima
precorda,l inician la síntesis de la proteína señal Shh. Al parecer, la activación de la vía de
señalización de la señal Shh en las células de la región medial del campo ocular, de un modo no
conocido, inhibe el desarrollo en sentido ocular y escinde el territorio o campo ocular inicial en dos
regiones laterales con potencia para formar retina (Fig. SC 10-4-1 B).
Una vez activada la señalización vía Shh en la línea media, desaparece en dicha región la expresión
de los factores de transcripción Pax2 y Pax6, en tanto que en las regiones derecha e izquierda
continúa su expresión. El factor de transcripción Pax2 se expresa selectivamente en la región
ocupada por células que quedarán confinadas al pedículo óptico, y el factor Pax6 se expresa en
células que integrarán la copa óptica. Éstas últimas son las que, dependiendo de interacciones
celulares ulteriores, con el mesénquima cefálico regional o con la placoda lental, originarán
diferentes tipos celulares de la retina (SC10.3. El papel del mesénquima cefálico-periocular como integrador de la morfogénesis y
la histogénesis ocular).
Bibliografía
Hirsch N, Harris WA. (1997). Xenopus Pax-6 and retinal development. J Neurobiol 32(1):45-61.
Belecky-Adams T, Tomarev S, Li HS, Ploder L, McInnes RR, Sundin O, Adler R. (1997). Pax-6,
Prox 1, and Chx10 homeobox gene expression correlates with phenotypic fate of retinal precursor
cells. Invest Ophthalmol. Vis Sci 38(7):1293-303.
Las interacciones placoda lental-vesícula óptica no poseen solo papeles permisivos o determinantes
referidos al destino futuro de las células que los componen. Las propiedades adhesivas y las
intensidades de las fuerzas interfaciales entre los epitelios interactuantes también poseen un papel
morfogenético. Tal papel resulta del hecho de que las fuerzas desarrolladas a) modelan temprana y
transitoriamente a las poblaciones interactuantes, b) los cambios de forma tempranos, al ser base
de procesos futuros, repercuten más adelante en la morfogénesis global y c) generan disposiciones
espaciales de los tejidos que posibilitan interacciones futuras con otras poblaciones celulares.
Entre las interacciones con papel morfogenético merecen comentarse las siguientes (varias otras
figuran en la literatura):
La importancia morfogenética de la tensión ejercida sobre los bordes de la placoda se revela por el
hecho de que una incisión realizada en derrededor de la placoda ocasiona una invaginación
acelerada y excesiva. La vesícula lental, en lugar de quedar ubicada en posición normal, rodeada
por los bordes de la copa óptica, queda completamente incluida dentro de ella. Vale decir,
completamente rodeada por la hoja interna de la copa óptica, ocupando el lugar que correspondería
al humor vítreo. Así, la tensión y el tiempo durante el cual la placoda se mantiene unida al
ectodermo parece poseer un efecto sobre la intensidad del plegamiento de ambos epitelios.
d) Un fenómeno similar al descrito ocurre en la zona de contacto transitorio entre las superficies
basales del epitelio del borde de la fosa o la vesícula lental recién formada y el epitelio ectodérmico
superficial antes de que ambos se desprendan. En dicha interfaz, al principio, no se introduce el
mesénquima circundante. Durante dicho tiempo de interacción, los epitelios interactuantes generan
membranas basales que programan el reingreso de mesénquima en dicha zona. El reingreso del
mesénquima cefálico se produce en forma de dos capas deslaminadas: 1) una de las láminas migra
sobre la superficie anterior de la lente y forma la membrana iridopupilar; 2) la otra lámina migra
sobre la membrana basal del ectodermo superficial y formará el estroma de la córnea. Este
fenómeno modela también la cámara anterior del ojo que queda ubicada entre las dos láminas de
mesénquima mencionadas. Estos ejemplos ilustran cómo las interacciones mencionadas en c y d
programan futuras interacciones con otros tejidos y estructuraciones espaciales futuras de éstos (Fig.
SC 10-5-2).
e) Se considera que la extensión del área de contacto entre la vesícula óptica y la placoda lental
posee papel morfogenético. Dado que se trata de poblaciones celulares que, desde el punto de vista
físico, se comportan como materiales maleables, la intensidad de la fuerza interfacial opera como
variable que regula el área de contacto entre ambas superficies. Por otro lado, se considera que la
presión hidrostática del líquido contenido en cavidades epiteliales también posee papel
morfogenético ya que genera una tensión tangencial sobre las células que puede modificar
significativamente sus comportamientos de desarrollo. En el caso de la vesícula óptica se considera
que la presión hidrostática posee una connotación adicional. El proceso morfogenético de adhesión
entre el ectodermo prelental y la vesícula óptica, y la extensión del área de contacto entre ambos,
depende, por un lado, de la intensidad de la fuerza de adhesión interfacial entre ambas y, por otro,
de la posibilidad de que cada uno de dichos epitelios se adapte a la forma del otro; cuanto mejor se
adapten uno al otro, mayor será la superficie de contacto entre ellas. Una vesícula óptica con
presión interna normal tiene un área de contacto diferente del de una vesícula “desinflada” que se
amolda mejor al epitelio. Este efecto se pone de manifiesto cuando se realiza un pequeño orificio
en la pared de la vesícula que permite la filtración del líquido interno. Esta situación conduce a
diversos tipos de malformaciones oculares. Se ha postulado que una presión intravesicular
relativamente baja permitiría una zona de contacto amplia y ello conduciría a vesículas lentales
grandes y hojas internas de la copa óptica también de mayor tamaño. Por el contrario, una presión
intraocular alta llevaría a situaciones inversas. En ambos casos, en los demás tejidos se producirían
modificaciones compensatorias en el crecimiento de los tejidos tendientes a lograr la armonía entre
todos los elementos que componen el ojo. La imposibilidad de lograr tal armonía llevaría a
diversas alteraciones que incluyen tamaño anormal de los ojos.
f) El hecho planteado en el punto precedente ha sido señalado también como una característica
peculiar del ojo en el sentido de que la influencia recíproca entre epitelio ectodérmico prelental y
epitelio de la vesícula óptica, además del carácter localizador (SC 10.2. El campo lental del extremo cefálico del
embrión. Interacciones celulares y vías de señalización involucradas en su constitución y evolución. Véase también el punto
precedente) posibilita una cierta armonía en las proporciones de los órganos derivados de ellos.
Este hecho se pone de manifiesto cuando, experimentalmente, se realizan disociaciones de los
epitelios prelental y vesículas ópticas de animales que tienen ojos grandes y pequeños y se los
reasocia en recombinaciones recíprocas. De dichas asociaciones surgen copas ópticas y lentes
armónicos que no poseen el tamaño de los ojos grandes ni pequeños de los animales de los que se
obtuvieron los elementos interactuantes sino tamaños intermedios.
Todos los hechos experimentales señalados ponen de manifiesto la enorme importancia y los
diversos efectos de desarrollo, que poseen las interacciones mediadas por contactos a veces muy
transitorios entre poblaciones celulares en desarrollo.
Bibliografía
Twitty VC, Schwind JL. (1931). The growth of eyes and limbs transplanted heteroplastically
between two species of Amblystoma. J Exp Zool 59: 61-82.
McKeehan MS. (1951). Cytological aspects of embryonic lens induction in the chick. J Exp Zool
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La visión es el sentido que con mayor precisión y rapidez permite analizar información espacial.
La visión integra información proveniente de todos los puntos del espacio que conforman el campo
visual. Para la conducta animal, es vital discriminar con precisión las posiciones relativas de los
puntos que emiten, o reflejan, luz. Ello permite percibir los objetos del mundo en sus posiciones
relativas reales.
La retina, y el resto de las estructuras oculares, poseen una organización que permite discriminar y
registrar con eficiencia los puntos del campo visual. La información visual “registrada” en la retina
en forma espacialmente discriminada es luego enviada al centro por medio del nervio óptico. De
nada serviría la discriminación espacial lograda en la retina si la ésta no se conservara a lo largo de
la vía visual hasta llegar a la corteza visual. La información visual captada por cada célula
fotorreceptora es transferida hasta las columnas corticales del área visual primaria de la corteza
occipital, a través de cadenas de neuronas conectadas por varias sinapsis.
A lo largo de la evolución se han seleccionado estrategias de desarrollo que tienden a lograr una
correspondencia topográfica entre “puntos” de los neuroepitelios receptores de los órganos de los
sentidos y “puntos” de las áreas centrales a las que dicha información es proyectada. Tales
correspondencias topográficas entre puntos de uno y otro se denominan mapas de proyección. En
el caso de la vía visual existe un mapa de proyección retino-geniculado y también un mapa de
proyección genículo-cortical (Recomendamos consultar en textos de Anatomía la
organización de la vía visual y, en textos de Histología y Fisiología, la organización de la
retina, del núcleo geniculado lateral y de la corteza visual).
Varias son las propiedades que definen un tipo neuronal terminalmente diferenciado (SC La definición de
neurona y de tipo neuronal). Muchas de ellas se elaboran epigenéticamente por medio de interacciones entre
neuronas en desarrollo. Sin embargo las macroneuronas (como las NGR que son eferentes de la
retina al NGL, y también las neuronas eferentes del NGL a la corteza) nacen con un programa que
les permite desarrollar un conjunto básico de características específicas de tipo neuronal. Entre
estas características básicas se incluye la expresión de proteínas de membrana (receptores y/o
ligandos) que permiten a las neuronas en desarrollo realizar interacciones célula-sustrato (con
componentes de la matriz extracelular) e interacciones célula-célula con otras poblaciones celulares
que son potenciales blancos para inervar. Las dos propiedades mencionadas están incluidas en la
programación de CCD por medio de los cuales los axones en crecimiento recorren trayectos hasta
llegar a sus órganos blanco (SC 9.11. Bases celulares y moleculares de la neuritogénesis. El comportamiento del cono de crecimiento
axonal). Proteínas de este tipo les permiten también realizar las interacciones con células blanco
potenciales de modo tal que se elabora una primera organización espacial de contactos o “mapa
crudo” de proyección. Este mapa es pasible de ser modificado luego epigenéticamente de un modo
dependiente de la actividad (Véase SC. La fase de neuritogénesis II. La actividad exploratoria del cono de crecimiento. Exploración y
seguimiento. Quimioatracción y quimiorrepulsión. Zonas de inclusión y de exclusión de conos de crecimiento).
El crecimiento de los axones de las NGR es dirigido por medio de interacciones con proteínas de la
matriz celular o de la superficie celular de células que encuentran en su camino o también por
medio de interacciones laterales con otros axones en crecimiento. Esto es así ya sea cuando crecen
en el plano tangencial de la retina o a lo largo de la capa marginal del neuroepitelio (futura capa
fibrosa interna), como también cuando ingresan al nervio óptico, se decusan, o no, en el quiasma y
siguen por los tractos ópticos hasta el NGL.
En la primera fase, los axones siguen caminos curvos, migran tangencialmente en forma ordenada,
manteniendo sus posiciones relativas, sin mezclarse, a través de la capa marginal del neuroepitelio.
Así van generando la capa fibrosa interna de la retina, y confluyen hacia el pedículo óptico.
En la segunda fase, dentro del nervio, quiasma y tracto ópticos, los axones mantienen un cierto
orden vinculado al de sus neuronas de origen en la retina. Se ha propuesto que algunos
componentes de la matriz extracelular (laminita y fibronectina, vitronectina y condroitín
sulfato, y heparán sulfato) contribuyen a la fasciculación disminuyendo la probabilidad de mezcla
de axones. Esto aumentaría la probabilidad de que los axones que emergen juntos de una cierta
región de la retina mantengan sus posiciones relativas durante todo el trayecto y arriben juntos a la
misma región del núcleo geniculado. Este fenómeno podría contribuir en cierta medida al
Para entender estas diferencias es pertinente señalar que las propiedades mencionadas en los puntos
anteriores, tales como la expresión de proteínas receptores y/o ligandos, etc. no son solo
cualitativas sino que se expresan con diferente intensidad a lo largo del plano tangencial de la
retina.
Con respecto al proceso por medio del cual se instalan las polaridades arriba señaladas tanto en la
retina como en el tectum, en general se considera que éstas derivan de otros sistemas de referencia
espacial previamente establecidos. En el caso de la retina, el origen de la polaridad es atribuida a
información de posición establecida por medio de moléculas señal o morfógenos secretados por
el mesénquima cefálico periocular. Estas señales se distribuyen en forma de gradiente espacial y
las diferencias en la concentración de las señales asignan diferente información de posición a las
NGR recién nacidas.
Se ha propuesto que esta asignación de información de posición está mediada por señales que las
NGR más viejas transfieren a las más nuevas a través de uniones nexo. Se sabe que la retina crece
expandiéndose en forma centrífuga desde los bordes de la copa óptica. A lo largo de dicho borde se
mantendría una comunicación, vía uniones nexo, entre NGR ya especificadas y las NGR que van
naciendo y agregándose al borde de crecimiento.
Bibliografía
Sakurai T, Wong E, Drescher U, Tanaka H, Jay DG. (2002). Ephrin-A5 restricts topographically
La translucidez de la lente, por ejemplo, depende del hecho de que las células que la componen,
antes de expulsar el núcleo y morir, sintetizan una gran cantidad de RNAm de larga vida media
para la síntesis de una familia de proteínas denominadas genéricamente cristalinas. Estas
proteínas se organizan en el citoesqueleto en una disposición tridimensional cristalina que les
permite comportarse como un medio físico óptico.
La translucidez de la córnea es un fenómeno distinto. En este caso depende del modo como se
organizan en el espacio las células de los epitelios que la componen y, sobre todo, de la
organización espacial de las fibras de colágeno del tejido conectivo que forman el estroma de la
córnea. Se trata de un tipo particular de tejido conectivo denso denominado laminado, por el modo
como las fibras se organizan en el espacio en forma de láminas concéntricas ordenadas. Esta
disposición espacial les permite comportarse como medio óptico.
El modo como se organizan en el espacio las fibras colágenas depende de las características de la
matriz celular en la que ellas son depositadas y ambas cosas dependen, a su vez, de los
comportamientos celulares de desarrollo y de las propiedades biológicas de las células. Son las
células en desarrollo de la región de la córnea las que generan las condiciones fisicoquímicas para
que un tejido conectivo sea translúcido. La córnea se continúa sin límite histológico neto con la
esclerótica y, sin embargo, la esclerótica posee propiedades que le confieren opacidad a la luz. De
ahí el carácter transparente de la córnea y el color blanco de la esclerótica.
La transparencia de la córnea depende también, aparte del ordenamiento espacial de las fibras de
colágeno, del grado de hidratación del estroma corneal, y esta propiedad depende de la
composición en proteoglucanos de la matriz extracelular. Luego de la invaginación de la placoda
lental, el ectodermo superficial (capa basal de células cúbicas y peridermo) realiza interacciones
con el epitelio superficial de la vesícula lental y, entre ambos epitelios, empiezan a secretar una
matriz extracelular de composición bastante definida. Por su importancia de desarrollo, esta matriz
extracelular se denomina estroma primario corneal acelular.
El estroma primario cubre la superficie basal del ectodermo precorneal y, por su composición de
proteínas y glucosaminoglucanos, se comporta como una zona migratoria permisiva para la
primera oleada de células del mesénquima cefálico que formarán el endotelio de la córnea. De
esta capa de células dependerá primordialmente la translucidez del estroma definitivo.
Primitivamente, el endotelio secreta grandes cantidades de ácido hialurónico, molécula que
debido a la abundancia de cargas posee alta afinidad por el agua y la retiene en la matriz
extracelular.
Una segunda oleada de células, que poseen diferentes propiedades biológicas, genera cantidades
abundantes de la enzima hialuronidasa, que degrada al ácido hialurónico y además secreta otros
componentes de la matriz extracelular y deposita las fibras colágenas típicas del estroma corneal.
La degradación del ácido hialurónico permite la eliminación de parte del agua retenida en la matriz
extracelular, el estroma primario se adelgaza y se convierte en estroma secundario. Recién en ese
momento se adquiere la translucidez típica de la córnea. A esta primera deshidratación mediada por
la lisis del ácido hialurónico le sigue una segunda que está estimulada por la hormona tiroidea T4.
Luego, el endotelio corneal, la capa más profunda de la córnea y que delimita por delante a la
cámara anterior del humor acuoso se encarga de mantener, en forma permanente, un grado de
hidratación (80%) óptimo para la translucidez corneal. Así, finalmente, el endotelio corneal,
mediante un bombeo activo de iones y agua desde la córnea hacia la cámara anterior del humor
acuoso, se encarga de mantener el carácter de medio óptico de la córnea.
Bibliografía
SÍNTESIS CONCEPTUAL 11
SC 11.1. La instalación y el refinamiento de la organización espacial de competencias de desarrollo en el área preplacodal. V. Flores, M.
Rapacioli
SC 11.2. La transformación del área preplacodal (área competente de formación de placodas) en línea wolffiana (área de placodas) del sistema
sensorial cefálico. V. Flores
SC 11.3. La potencia citogenética del área preplacodal. Su contribución a la citogénesis, histogénesis y organogénesis de la región cefálica. V.
Flores
SC 11.6. Señales difusibles y factores de transcripción involucrados en la determinación de la placoda ótica. V. Flores
SC 11.1. La instalación y el refinamiento de la organización espacial de competencias de desarrollo en el área preplacodal. V. Flores, M.
Rapacioli
Los esquemas de la figura SC 11-1-1 A-D ilustran cómo, según progresa el desarrollo, el área
preplacodal sufre un proceso de refinamiento en la distribución planar de potencias de desarrollo.
Estas áreas se hallan inicialmente superpuestas pero, gradualmente, se van separando de modo que
hacia el final del período somítico, las poblaciones celulares con diferente determinación se hallan
en zonas no superpuestas y bien delimitadas.
La figura SC 11-1-1 ilustra este proceso tal como ha sido descrito en el embrión de pollo. En etapa
temprana del desarrollo (A: día 1 del embrión de pollo; fin de gastrulación; inicio de período
somítico; 1.er par de somitas) existe una zona cefálica y medial que bordea la placa neural que es
común para varias futuras placodas. En la región más cefálica y medial, cerca del extremo de la
placa neural, se hallan las células que luego formarán las futuras placodas olfatoria y lental (área
roja y rosa). Más caudalmente, en la zona adyacente al primer par de somitas, aunque ocupando un
Hacia el estado de 10 pares de somitas (B), algunas áreas se han segregado y ahora ocupan
diferentes regiones. Las células correspondientes a las placodas olfatorias se localizan en el
ectodermo del extremo cefálico del embrión mientras que las de las placodas lentales pasaron a
ubicarse en las regiones laterales del futuro diencéfalo. Es ésta una región crítica ya que se hallan
suprayaciendo a las vesículas ópticas con las que ulteriormente deben interactuar para un desarrollo
sincrónico y armónico de la lente y la retina. Por otro lado, en este momento ya se han formado las
placodas trigeminales en el ectodermo adyacente al posencéfalo.
Puede observarse que las placodas óticas quedan ubicadas a la altura de las rombómeras 4/5 y
rodeadas de varios dominios ectodérmicos correspondientes a otras tantas placodas neuronogénicas
epibranquiales.
Un poco más tarde, a mediados del período somítico, cuando ya se formado la curvatura cefálica y
las prominencias cardíacas (C), las placodas están localizadas y reconocibles como zonas
ectodérmicas engrosadas asociadas típicamente a otras poblaciones celulares con las que
evolucionan integradamente. Hacia estados más tardíos, comparables a la 5.ª SD humano (D), las
placodas olfatorias lentales auditivas han dado sus derivados y las neuronogénicas epibranquiales
han originado masas ganglionares de nervios craneales (trigeminal, estato-acústico o cócleo-
vestibular, glosofaríngea, facial y vagal).
Bibliografía
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SC 11.2. La transformación del área preplacodal (área competente de formación de placodas) en línea wolffiana (área de placodas) del sistema
sensorial cefálico. V. Flores
El concepto de línea de Wolff (línea wolffiana) alude a la existencia de una zona que, con simetría
bilateral, recorre la región cefálica del embrión. La línea de Wolff se inicia en la línea media del
proceso frontal y recorre, a modo de arco, las caras laterales de la prominencia frontal y, luego, las
regiones laterales de la región branquial (Fig. SC 11-2-1). La línea de Wolff es la zona en la que se
distribuyen, desde el período somítico, las placodas que son precursoras de los neuroepitelios
receptores periféricos de los órganos de los sentidos o estructuras asociadas a los órganos de los
sentidos, como por ejemplo la lente del ojo. En algunas especies (peces y algunos anfibios), la línea
de Wolff se continúa, desde la región branquial, en sentido caudal, a lo largo de casi toda la región
lateral del cuerpo y da origen al órgano sensorial denominado línea lateral. Los receptores ubicados
a lo largo de la línea lateral de diferentes especies han sufrido adaptaciones divergentes que
La línea de Wolff, descrita clásicamente en el extremo cefálico del embrión del período somítico,
es el resultado de la reubicación del área que, en la actualidad, se describe como área preplacodal
que se constituye hacia fines de la gastrulación.
La figura SC 11-2-1 A-D muestra las transformaciones y cambios de posición que experimenta el área
preplacodal desde el momento de su aparición, al final de la gastrulación, hasta el final del período
somítico. La figura SC 11-2-1 A muestra la ubicación del área preplacodal a fines de la gastrulación y la
ubicación, dentro ella, de tres subáreas, una cefálica y una caudal, que originarán diferentes grupos
de placodas; entre ambas (línea de puntos) se halla una subárea intermedia en la que aparecerá más
tarde otra placoda. La figura SC 11-2-1 B ilustra el proceso de refinamiento o delimitación de subáreas,
correspondientes a algunas placodas, que acontece durante el transcurso del período somítico. La
figura ilustra un esquema que corresponde a la ubicación de las células que originarán diferentes
placodas en un embrión del estado de 10 a 13 pares de somitas (corresponde a un estado de
aproximadamente 23-24 días del embrión humano). Las poblaciones celulares precursoras de
diferentes placodas ya se han segregado en diferentes dominios del ectodermo de la región cefálica.
En la región o subárea cefálica se han separado las células de las placodas olfatoria y lental. En la
región o subárea caudal, las placodas ótica y epibranquiales también se han separado y estas
últimas se han escindido en las tres áreas neuronogénicas correspondientes a los ganglios craneales
geniculado (VII par craneal), petroso (IX par craneal) y nodoso (X par craneal). Recuérdese que
estos ganglios quedan integrados por neuronas sensoriales primarias provenientes de dos orígenes
diferentes: por un lado de las crestas neurales y por otro de las placodas neuronogénicas
epibranquiales. En este momento, en la región o subárea intermedia, entre los dos grupos de
placodas mencionados (las derivadas de las subárea cefálica y caudal), se han especificado las
células que corresponden a la placoda trigeminal con sus divisiones oftálmica, maxilar y
mandibular.
En estados más avanzados (Fig. SC 11-2-1 C), que corresponden a un esquema de fines del período
somítico, las células que integran los derivados de las placodas señaladas en la figura anterior ya
han tomado posiciones definitivas y se relacionan con las poblaciones celulares con las que se
desarrollarán interactivamente y han iniciado las etapas iniciales de su diferenciación:
c) La placoda ótica se ha invaginado y forma el otocisto que se halla adosado a la pared lateral o
alar del posencéfalo.
e) En otras especies, caudalmente a la región branquial, se desarrollan los receptores que integran
la línea lateral.
Bibliografía
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SC 11.3. La potencia citogenética del área preplacodal. Su contribución a la citogénesis, histogénesis y organogénesis de la región cefálica. V.
Flores
El área preplacodal contribuye con más de diez categorías de células a la histogénesis de diversas
estructuras que integran el extremo cefálico del embrión. Ello pone de relieve el papel central que
La figura SC 11-3-1 ilustra esquemáticamente las etapas tempranas de la morfogénesis de diferentes tipos
de placodas y la capacidad citogenética de éstas. Algunas placodas precursoras de neuroepitelios
receptores y de células endocrinas sufren una invaginación y luego se diferencian. Otras, además
de invaginarse, experimentan T e-m y aportan células migrantes al epitelio mesenquimático. En
estos casos, las células que quedan formando parte del epitelio invaginado, en general, se
diferencian en células sensoriales (células sensoriales de laberinto membranoso) o neuronas
sensoriales como las olfatorias; diferentemente, las células que sufren T e-m, en algunos casos
forman células mesenquimáticas y en otros casos originan neuronas sensoriales primarias o células
gliales de ganglios craneales.
Con el objeto aportar mayor precisión a esta descripción, analizaremos los diferentes tipos
celulares generados a partir de cada uno de los diferentes tipos de placodas.
3) Placoda endocrina o hipofisaria. Tiene una función de integración neuroendocrina. Origina los
diversos tipos de células endocrinas de la adenohipófisis que se hallan reguladas por las neuronas
hipotalámicas y que, a su vez, regulan a las glándulas endocrinas o los órganos blancos periféricos.
4) Placoda lental. Tiene como función generar células que se diferencian, forman las fibras del
cristalino y durante dicho proceso mueren.
La figura muestra distintos tipos de evolución que realizan las diferentes regiones ectodérmicas de
la zona preplacodal. Algunas a) evolucionan sólo hasta el estado de placoda (engrosamiento
ectodérmico) y luego liberan células que migran y forman células mesenquimáticas de la región
El fenómeno de formación del área preplacodal, sus subáreas y las placodas que dentro de ellas se
desarrollan se encuentra dentro del marco general de determinación progresiva que experimenta el
ectodermo de la región cefálica del embrión, asociado a la cefalización. Si bien existen
particularidades para cada una de las placodas, en general, tempranamente, en un área definida
pueden coexistir células que luego forman parte de diferentes placodas y diferentes órganos
definitivos. La expresión de combinatorias específicas de factores de transcripción como por
ejemplo los factores Dlx3, Dlx5, Pax6 y la proteína marcador panneuronal Hu, que es
considerado un marcador temprano de determinación en sentido neuronal, han sido utilizados para
analizar cómo gradualmente se determina la potencia citogenética de diversas placodas en función
del tiempo. El estudio de la expresión de estos marcadores aplicados a situaciones experimentales
de trasplante de las áreas preplacodales a distintas regiones del embrión permite ver que
tempranamente las áreas poseen una potencia amplia y que gradualmente se va restringiendo a un
destino cada vez más estrecho y mejor definido.
c) A continuación, en la zona lateral del ectodermo no neural, se genera el área preplacodal. Ésta
posee dos subáreas celulares, una cefálica y otra caudal, de potencias superpuestas
correspondientes a conjuntos de placodas.
e) El resto del ectodermo no nerual de dicha región, que no sufrió las determinaciones
Bibliografía
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Varios estudios realizados en el embrión de pollo sobre la distribución de las áreas de expresión de
diferentes proteínas señal, sus receptores, proteínas de señalización intracelular y de factores de
transcripción han llevado a proponer un modelo provisorio acerca de cómo se determina y localiza
el área generadora de placodas (área preplacodal) en el ectodermo del extremo cefálico del
embrión.
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Establecimiento del compartimento lateral y las zonas con competencia sensorial. La figura SC 11-5-2
muestra que durante la invaginación de la placoda ótica se genera una región longitudinal que
opera como bisagra de giro entre sus mitades dorsal y ventral. Durante dicho proceso, la mitad
inferior del campo ótico se aproximaría a tejidos ventrales generadores de otras señales
determinantes (SC El patterning del otocisto. Organización espacial de las regiones precursoras sensoriales en la vesícula ótica). Recién
entonces, como resultado de la acción de dichas señales, la porción lateral del campo ótico
adquiriría la identidad correspondiente al compartimento lateral. Esto ocurriría mientras la placoda
se invagina y adquiere forma de copa. La zona profunda de la copa, ubicada entre los
compartimentos medial y lateral, se determinaría luego en sentido sensorial. Si bien se desconoce
con exactitud la naturaleza y el origen de estas señales, se sabe que existen conjuntos se señales de
diferente origen que se expresan durante estos procesos y promueven la expresión de diferentes
combinatorias de factores de transcripción en distintas regiones del otocisto en formación (SC 11.6.
Señales difusibles y factores de transcripción involucrados en la determinación de la placoda ótica).
Cierre de la fosa ótica y redistribución de compartimentos. Durante el cierre de la fosa ótica, las
regiones con diferente identidad arriba mencionadas (compartimento o cuadrantes cefálico-medial
y caudal-medial, la mitad ventral y la zona sensorial) sufren cambios de posición relativa y
terminan ordenándose como ilustra la figura SC 11-5-3. En la zona de cierre, que pasa a ocupar una
posición dorsal, confluyen y entran en contacto los tres primeros compartimentos señalados. Las
regiones sensoriales pasan a ocupar entonces las regiones ecuatorial y ventral del otocisto. Es
probable que estas últimas sean las que generan las células que se liberan del otocisto y pasan a
formar parte de las neuronas sensoriales primarias de los ganglios acústico y vestibular.
Bibliografía
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SC 11.6. Señales difusibles y factores de transcripción involucrados en la determinación de la placoda ótica. V. Flores
La inducción y ulterior desarrollo de la placoda ótica a partir del ectodermo preplacodal depende
de una sucesión de procesos de señalización mediados por señales generadas en varios tejidos
adyacentes al campo ótico.
La inducción y localización temprana del campo ótico dentro del área preplacodal depende, al
menos en parte, de la secreción de la proteína señal Fgf3 a partir del posencéfalo (SC La extensión del
campo ótico y la determinación y localización de la placoda ótica. Papel del factor de crecimiento fibroblástico 3). En relación con esta
señalización, las células del campo ótico, a su vez, se caracterizan por la expresión de una
combinatoria típica de factores de transcripción de los tipos Dlx y Fox (Dlx3, Dlx4, Sox9,
Foxi1).
El Fgf3 no es la única señal de esta familia que se secreta en la región y que influye en el
patterning del otocisto; por ejemplo, el mesénquima periótico, ubicado entre el posencéfalo y el
área preplacodal también, cumple un papel importante en esta señalización ya que secreta las
proteínas Fgf 10, 15 y 19.
Se considera que la expresión combinada de todos los Fgf (3, 10,15 y 19) secretados por el
posencéfalo y el mesénquima preótico constituye un código de señales Fgf que estimula el
desarrollo de la placoda ótica y, además, contribuye a generar una expresión diferencial
espacialmente organizada de factores de transcripción que establece varios compartimentos
diferentemente determinados (SC Expresión combinatoria de factores de transcripción y especificación de compartimentos en el
otocisto).
Existen resultados experimentales que muestran que una variedad de otros factores de transcripción
se expresan en regiones definidas del otocisto y contribuyen a especificar combinatoriamente los
diferentes compartimientos del otocisto (SC Expresión combinatoria de factores de transcripción y especificación de
compartimentos en el otocisto).
Bibliografía
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El proceso de morfogénesis que sufre el epitelio del otocisto, que lo lleva a transformarse en el
revestimiento epitelial del laberinto membranoso, está entre los más difíciles de explicar. Basta
considerar la a) complejidad estructural del laberinto membranoso, b) la diversidad de tejidos y
Los CCD que cumplen las células del otocisto se hallan temporoespacialmente organizados por
medio de la acción de varias poblaciones celulares señalizadoras localizadas en las adyacencias del
otocisto y que imprimen polaridades (ejes) y determinan compartimentos en la estructura del
otocisto (SC 11.5. Papel del postencéfalo y tejidos adyacentes en el patterning del otocisto; SC 11.6. Señales difusibles y factores de
transcripción involucrados en la determinación de la placoda ótica). Estas polaridades derivan de las propias polaridades
céfalo-caudal, medio-lateral y dorso-ventral global del embrión.
Con el objeto de analizar el patterning del otocisto, desde el punto de vista teórico, se pueden
considerar, como referencia espacial, los tres planos perpendiculares a cada uno de los ejes o
polaridades arriba especificados: cf-cd, d-v y md-lt. Estos tres planos son perpendiculares entre sí y
cada uno de ellos divide al otocisto en dos hemisferios. Vale decir, los planos son concebidos como
fronteras entre hemisferios homónimos a los ejes mencionados. Así, un plano perpendicular ‒el eje
céfalo-caudal (o anteroposterior)‒ corresponde a la frontera entre los hemisferios cefálico (anterior)
y caudal (posterior). Otros dos planos, perpendiculares a los ejes md-lt y d-v antes mencionados,
corresponden a las fronteras entre los hemisferios medial y lateral, por un lado, y entre los
hemisferios dorsal y ventral, por otro.
Como puede apreciarse en la figura SC 11-7-1, la intersección entre esos tres planos o fronteras
determinan en la superficie esférica del otocisto ocho compartimentos teóricos denominados
octantes.
Se ha supuesto que los compartimentos teóricos mencionados podrían corresponder a otras tantas
poblaciones celulares diferentemente determinadas de acuerdo con un código instalado por la
combinatoria de las influencias recibidas de los tres ejes espaciales. La figura SC 11-7-1 A muestra una
visión anteromedial (del otocisto derecho), la ubicación de las tres fronteras antes mencionadas (cf-
cd, md-lt y d-v) y los 8 compartimentos, resultantes de las intersecciones de los tres planos. El
conducto endolinfático nace cerca del polo dorsal pero en el hemisferio medial de éste. La frontera
cf-cd dividiría e conducto endolinfático en dos mitades homónimas, una mitad cefálica y una
caudal.
La figura SC 11-7-2 muestra un modelo, basado en mapas de destino realizados en diversas especies, en
el que se señalan distintas regiones del laberinto originadas a partir de algunas de las regiones
identificadas en la superficie del otocisto. Algunas de estas derivaciones son hipotéticas ya que no
existen datos precisos y constantes al respecto y sí algunas dudas con respecto a la localización
precisa de las poblaciones precursoras sensoriales en el otocisto, que están representadas en color
gris.
Bibliografía
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 12
SC 12.2. La expresión temporal y espacialmente organizada de combinatorias de factores de transcripción durante la determinación de linajes
celulares de la adenohipófisis. V. Flores
SC 12.3. La morfogénesis hipofisaria y la determinación progresiva de los tipos celulares de la adenohipófisis. V. Flores, M. Rapacioli
SC 12.5. Las etapas del desarrollo de la corteza suprarrenal. Cronología de los cambios histogenéticos. V. Flores
SC 12.6. La función de la corteza suprarrenal fetal y la diferenciación posnatal de la corteza definitiva. V. Flores
La hipófisis está compuesta por varios tipos celulares que sintetizan y secretan las distintas
hormonas hipofisarias. Estos diferentes tipos celulares se generan en un orden temporal y espacial
bien definido a partir de un esbozo epitelial aparentemente homogéneo, la bolsa hipofisaria.
Existe evidencia experimental de que en tal ordenamiento temporal y espacial están involucradas
vías de señalización generadas a partir de tejidos adyacentes que operan como centros
señalizadores: a) el infundíbulo del diencéfalo que inicialmente secreta la proteínas señal Bmp4 y
más tarde la proteína Fgf8 y b) el mesénquima ventral yuxtahipofisario que secreta las señales
Bmp2 y Bmp7.
Durante mucho tiempo prevaleció la idea de que cada tipo celular de la hipófisis secreta
exclusivamente una hormona y que deriva de un linaje celular completamente independiente de los
otros. Tal idea ha cambiado sustancialmente. En la actualidad se sabe que existe una regulación
combinatoria de la determinación celular, que tal proceso implica la expresión de diferentes
combinatorias de factores de transcripción para diferentes tipos celulares y que ello revela una
deriva de diferentes tipos celulares a partir de precursores comunes de diversa jerarquía (SC El árbol
genealógico de las células endocrinas de la adenohipófisis). Tales factores de transcripción tienen como blancos
específicos a genes que codifican hormonas y genes que codifican enzimas necesarias para las
síntesis de hormonas.
Se han descrito tres vías principales de citodiferenciación que se ejecutan en forma espacialmente
estructurada. Vale decir, las diferentes vías tienen territorios de expresión definidos dentro del
esbozo de la adenohipófisis.
a) Las células que ocupan la región profunda de la fosa hipofisaria cursan la vía de diferenciación
de las células corticotropas (productoras de ACTH y MSH) y en su determinación están
involucradas las proteínas genéricamente denominadas como Cute (Corticotropin upstream
transcription-binding elements) entre los cuales se incluyen los factores transcripción NeuroD1/
Β2.
b) Las células que ocupan la región intermedia de la fosa hipofisaria cursan preferentemente la
c) Las células que ocupan la región superficial de la fosa hipofisaria cursan la vía de
diferenciación de las células gonadotropas bihormonales y en su determinación está involucrado el
factor de transcripción esteroidogénico (Sf-1).
Es interesante que estas combinatorias de factores de transcripción y sus efectos sobre la secreción
de hormonas son coherentes con datos conocidos sobre el comportamiento secretorio de adenomas
hipofisarios y proveen de un marco apropiado para clasificarlos desde el punto de vista patogénico.
Bibliografía
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SC 12.2. La expresión temporal y espacialmente organizada de combinatorias de factores de transcripción durante la determinación de linajes
celulares de la adenohipófisis. V. Flores
La figura SC 12-2-1 A-B1A-B ilustra un modelo sobre cómo se estructura en el espacio el proceso de
determinación de linajes celulares hipofisarios (ratón). El ectodermo del techo del estomodeo con
competencia para formar placoda hipofisaria se caracteriza por la expresión de la proteína señal
Shh y el factor de transcripción P-Otx (a). Las señales Wnt5a y Bmp4 generadas en el
neuroepitelio del piso del diencéfalo (centro organizador dorsal)(esbozo de la neurohipófisis)
suspenden la expresión de Shh y activan la expresión del factor de transcripción P-Lim/Lhx3 en
la zona adyacente del ectodermo (b). Se forma así la placoda hipofisaria (esbozo de la
adenohipófisis) y se inicia la invaginación de la fosa hipofisaria (bolsa de Rathke). La frontera
Más tarde (c), cuando se profundiza la bolsa hipofisaria y se forma el infundíbulo, éste opera como
centro señalizador de Fgf8 y el centro organizador ventral incrementa su secreción de la proteína
Ambos gradientes generan una expresión diferencial de factores transcripción “de expresión
dorsal” y “de expresión ventral” que instalan zonas con diferente identidad (Fig. SC 12-2-1 C y Fig. SC 12-2-
2).
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SC 12.3. La morfogénesis hipofisaria y la determinación progresiva de los tipos celulares de la adenohipófisis. V. Flores, M.
Rapacioli
Fase 2. La formación de la fosa hipofisaria (Rathke) hace que el centro de la placoda, que pasa a
ser el fondo de la fosa, se profundice, se acerque al diencéfalo y refuerce la acción de las señales
dorsales. Al mismo tiempo, la región periférica de la placoda queda en la superficie y se aleja de
las señales dorsales. En simultáneo se agregan más señales al proceso. En el diencéfalo se agrega la
liberación de la señal factor de crecimiento fibroblástico 8 o Fgf8, mientras que las células del
borde de la placoda, que quedan bordeando el orificio de la fosa, expresan la proteína señal
Bmp2. Estos cambios de posición de dos centros señalizadores, uno dorsal y otro ventral, llevan a
la formación de dos gradientes cruzados de las señales mencionadas. Las células que quedan
ubicadas en diferentes posiciones de dichos gradientes sufren diferentes procesos de
reprogramación genética y expresan diferentes factores de transcripción. Típicamente, las células
Fase 3. De especificación de precursores de células endocrinas. Durante esta fase se especifican las
tres zonas citogenéticas principales de la adenohipófisis. A los centros señalizadores superficial
(Bmp2) y profundo (Fgf8) se agrega, en la región caudal de la fosa, la secreción de la proteína
señal cordina a partir del extremo anterior del mesodermo axil cordal (Fig. SC 12-3-1 C). Se definen así
tres regiones delineadas por tres combinatorias diferentes de factores de transcripción indicadas en
lafigura Sc 12-3-1 C. La zona profunda o adenohipófisis dorsal, caracterizada por la expresión de Pax6 y
otros factores, se halla poblada por precursores Pomc; la zona superficial o hipófisis ventral,
caracterizada por la expresión de Gata2, genera precursores α-Gsu. Entre ambas queda una zona
intermedia, caracterizada por la expresión del factor de transcripción Pit1 que genera otros
precursores, pero relacionados con los de la zona superficial.
Durante esta fase se definen también las regiones topográficas de la glándula y la distribución
definitiva de los diversos tipos celulares (Fig. SC 12-3-1 D).
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Desde fines del siglo xviii se conoce un síndrome clínico que incluye hipogonadismo (desarrollo
deficitario de gónadas y órganos genitales), ausencia de nervios olfatorios, anosmia (falta de
olfato), ocasionalmente, con aplasia renal (falta de desarrollo del riñón) y algunos otros síntomas
(Krafft-Ebing, 1886). Este síndrome es, en la actualidad, denominado síndrome de Kallman. La
patogenia del síndrome, integrado por anomalías fenotípicas tan disímiles y, aparentemente,
inconexas se explica teniendo en cuenta que a lo largo de la evolución biológica el sentido del
olfato y la reproducción evolucionaron en forma asociada. El olfato desempeña un papel
importante en la madurez de la conducta sexual de la mayor parte de las especies.
Recién a fines del siglo pasado, a partir de estudios realizados en ratón y mono, e incluso en el
hombre, se empezó a dilucidar, en parte, la patogenia del síndrome de Kallman. Desde el punto de
vista tisular u orgánico, el síndrome tiene como causa primaria una falla en el desarrollo de la
placoda olfatoria, hecho que ocurre durante el período somítico.
Normalmente, la placoda olfatoria origina neuronas sensoriales primarias sensibles a los olores
(neuronas olfatorias). Éstas residen en el propio epitelio olfatorio de la mucosa nasal derivado de la
placoda y emiten sus axones, que integran el nervio olfatorio. Éste se halla integrado por fascículos
que atraviesan la lámina cribosa del etmoides y llegan al bulbo olfatorio (rinencéfalo). Allí, los
axones de las neuronas sensoriales primarias establecen sinapsis con neuronas sensoriales
secundarias. Las neuronas secundarias, a su vez, envían sus axones, a través de los tractos
olfatorios a las estructuras corticales del rinencéfalo (Fig. 1). Un dato importante en la génesis de
este cuadro compuesto de anosmia a hipogonadismo deriva del hecho de que el desarrollo y la
sobrevida de las neuronas olfatorias secundarias del bulbo olfatorio depende de los estímulos
nerviosos y señales provenientes de las neuronas olfatorias primarias.
En la mayor parte de los vertebrados, la placoda olfatoria posee una región definida que origina un
órgano quimiorreceptor denominado órgano vomeronasal. Éste cumple una función central en la
conducta reproductiva de la mayor parte de los mamíferos ya que detecta las feromonas que
permiten sincronizar la conducta reproductiva y la realización del cortejo que culmina en la cópula
y ulterior reproducción. El neuroepitelio del órgano vomeronasal también genera células
precursoras neuronales que abandonan el neuroepitelio receptor olfatorio y, siguiendo el trayecto
de los axones de las neuronas sensoriales secundarias del bulbo olfatorio, llegan hasta la región
medial del telencéfalo. Una vez allí, colonizan el hipotálamo y se ubican, preferentemente, en el
área preóptica del hipotálamo anterior. Al diferenciarse, estas neuronas sintetizan la hormona
peptídica hormona liberadora de goadotrofinas (GnRH); a través de sus axones que se dirigen
De esta forma se explica cómo se asocian el hipogonadismo y la anosmia que son los datos
cardinales del síndrome de Kallman: la ausencia de placoda olfatoria produce anosmia y suspende
la cadena de eventos descrita en el párrafo anterior que culmina la inmadurez sexual.
El síndrome de Kallman se debe a una mutacíón que afecta a la proteína anosmina-1 codificada por
el gen Kal-1. La anosmina-1 es una glucoproteína con organización modular. Algunos estudios
inmunocitoquímicos con anticuerpos antianosmina-1 han permitido revelar su distribución en
embriones humanos desde la 4ª a la 10ª SD. Desde la 5ª AD se expresa, como componente de la
matriz extracelular, a lo largo del trayecto de migración de las células que van desde el órgano
vomeronasal al hipotálamo anterior (área preótica). Como componente de la matriz extracelular, la
anosmina-1 participa en procesos de adhesión intercelular, de adhesión célula-matriz extracelular,
adhesión axón-axón y axón-matriz extracelular. De ahí su importancia en la migración celular
desde el órgano vomeronasal hasta el hipotálamo.
La anosmina cumple funciones de desarrollo más amplias que las que el propio síndrome de
Kallman revela. Así, por ejemplo, durante el desarrollo de las crestas neurales, exhibe un patrón de
expresión temporoespacial típico. La anosmina-1 secretada a la matriz extracelular, por un lado,
exacerba la actividad de la proteína señal Fgf8 promoviendo su unión al receptor de Fgf tipo 1 y la
formación del complejo Fgf8-FgfR1 y, por otro, inhibe la actividad de las proteínas señal Bmp5 y
Wnt3A. Regulando estas actividades, la anosmina-1 participa en procesos de transiciones
reversibles epitelio-mesenquimática y mesenquimático-epitelial durante la formación de la cresta
neural y la evolución ulterior de sus células.
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SC 12.5. Las etapas del desarrollo de la corteza suprarrenal. Cronología de los cambios histogenéticos. V. Flores
La corteza suprarrenal terminalmente diferenciada posee tres zonas: una externa o glomerular
(secreta aldosterona), una media o fasciculada (secreta cortisol) y una interna o reticulada (secreta
andrógenos). La corteza suprarrenal fetal funciona intensamente durante el desarrollo embrionario
y debido a ello sufre una hiperplasia e hipertrofia transitoria con respecto a la corteza definitiva. Su
estructura, sin embargo, es más simple que la de la corteza definitiva.
Las células que originan el blastema de la suprarrenal inicialmente forman parte del mesodermo
intermedio que constituye un adrenogononefrotomo (Fig. SC 12-5-1 A). Estas células son
identificadas, ya durante el período somítico, debido a que expresan el factor de transcripción
esteroidogénico 1 o Sf1. El mesénquima del mesodermo intermedio rápidamente se escinde en un
esbozo nefrógeno y un esbozo o blastema adrenogonadal (Fig. SC 12-5-1 B). Éste luego se escinde en
un esbozo gonadal y un esbozo adrenocortical (Fig. SC 12-5-1 C). Este esbozo tiene un componente
epitelial superficial y un blastema subyacente. Hacia la 8ª SD, las células del epitelio celómico
sufren transición epitelio-mesenquimática y empiezan a introducirse en el blastema suprarrenal (Fig.
SC 12-5-1 D). En la 9ª SD, la zona central del blastema es invadido por células de la cresta neural
troncal constituyéndose así el esbozo adrenomedular (Fig. Sc 12-5-1 D-E).
Las células del epitelio celómico del esbozo adrenocortical que invadieron el blastema se organizan
entonces en dos capas alrededor del esbozo adrenomedular: una capa fetal o profunda (zona fetal)
y una capa superficial o “definitiva” (precursora de las capas definitivas) que se diferencia más
tarde (Fig. SC 12-5-1 F). Constituidos los esbozos adrenomedular y adrenocortical, todo el complejo es
rodeado o encapsulado por tejido mesenquimático más compacto o cápsula.
La zona fetal prolifera activamente y alcanza un tamaño proporcionalmente mayor que el de etapas
ulteriores. La corteza aumenta en volumen hasta el 3.er trimestre de la gestación.
Durante el 3.er trimestre se forma una zona de transición entre las capas o zonas fetal y
“definitiva” (Fig. SC 12-5-1 G). La corteza suprarrenal empieza a producir cortisol desde la 24-26.ª SD.
En el momento del nacimiento aún posee un tamaño exagerado en relación con el de la corteza
suprarrenal adulta y los otros órganos (pesa el doble que la corteza suprarrenal adulta).
Luego del nacimiento, la zona fetal adrenocortical involuciona rápidamente hasta desaparecer
alrededor del 6.º mes de vida posnatal. Simultáneamente se van desarrollando, a partir de la zona
“definitiva”, las capas glomerular (secretante de mineralocorticoides) y fascicular (secretante de
glucocorticoides) de la corteza definitiva. La zona más profunda de la corteza definitiva, la capa
reticular, no empieza a desarrollarse hasta los 6 años (Fig. SC 12-5-1 H-I). En ese momento se inicia la
síntesis de andrógenos de origen adrenal. Dicho evento ha sido denominado “adrenarca”.
Bibliografía
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Kempná P, Flück CE. (2008). Adrenal gland development and defects. Best Pract Res Clin
SC 12.6. La función de la corteza suprarrenal fetal y la diferenciación posnatal de la corteza definitiva. V. Flores
La zona fetal de la corteza despliega una activa síntesis de esteroides desde la 7.ª SD en adelante.
La zona “definitiva”, que es una población celular en desarrollo, pero en latencia hasta luego del
nacimiento, no produce esteroides hasta cerca del momento del nacimiento. La zona de transición
empieza a sintetizar cortisol recién hacia el final del desarrollo fetal.
Sólo posnatalmente se originan las tres capas de la corteza definitiva. Hay divergencias respecto de
la génesis de la regionalización y de los tipos celulares que integran el parénquima de las distintas
zonas. Ello se debe a que existen estudios realizados en diferentes especies que no siempre
coinciden.
Algunos investigadores proponen la existencia de oleadas de células diferentes a partir del epitelio
celómico. Otros proponen la existencia de un patterning o regionalización previo a la formación de
los diferentes tipos celulares. Según esta visión, existirían células troncales pluripotenciales en la
región subcapsular y, dependiendo del lugar donde queden ubicadas sus descendientes, se
diferenciarán en células de las distintas capas. Finalmente, otros postulan la existencia de
subpoblaciones de células troncales progenitoras intermedias específicas para cada capa y que
sus descendientes migrarían centrípetamente y se ubicarían en zonas definitivas para tipo celular.
Esta ventana temporal es crítica para la diferenciación de los esbozos de los órganos sexuales y se
ha postulado que la alta actividad de la enzima posee un efecto protector que evita la potencial
virilización de los órganos genitales de los fetos femeninos. El déficit en la actividad funcional de
esta enzima produce virilización. En condiciones normales, durante esta ventana temporal sólo el
feto masculino produce andrógenos testiculares en cantidades suficientes para producir virilización.
Luego de la 12.ª SD en la corteza fetal disminuye la enzima 3βHSD2 y las actividades enzimáticas
favorecen la síntesis de andrógenos produciendo dehidroepiandrosterona (DHEA) y sulfato de
dehidroepiandrosterona (S-DHEA) en abundancia.
Luego del nacimiento, la zona fetal involuciona y desaparece alrededor de los 6 años.
Simultáneamente, la zona definitiva junto con la transicional se desarrollan y forman las capas
glomerular y fasciculada. Éstas completan su diferenciación terminal hacia los 3 años de edad.
La zona reticulada recién empieza a formarse alrededor de los 4 años. Pero la producción
significativa de andrógenos de origen suprarrenal, denominada “adrenarca”, sólo se inicia a los 6-8
años de edad. La zona reticulada tiene un largo desarrollo posnatal y su diferenciación terminal se
logra recién alrededor de los 15 años. Desde los 30 años se produce una declinación en la secreción
de andrógenos suprarrenales, denominada “adrenopausia”, que se acentúa con la edad.
Bibliografía
Kempná P, Flück CE. (2008). Adrenal gland development and defects. Best Pract Res Clin
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 13
SC 13.1. La cefalización. La hipótesis de la nueva cabeza. La aparición y evolución de la cresta neural (CN) craneal. V.Flores
SC 13.2. El síndrome de deleción 22q11.2 (DiGeorge). Síndromes con alteraciones fenotípicas combinadas. V. Flores, J. Halfón
SC 13.3. Morfogénesis dental. El código homeótico odontogenético y las proteínas señal asociadas. V. Flores, J. Halfón
SC 13.4. La disostosis mandibulofacial o síndrome de Treacher Collins (STC). Bases celulares y moleculares de su patogenia. V. Flores, J. Halfón
SC 13.5. El patterning de la región craneofacial I. Proteínas señal y factores de transcripción involucrados en la especificación de la cresta neural
craneal y sus derivados. J. Halfón, V. Flores
SC 13.6. El patterning de la región craneofacial II. Factores de transcripción y factores de crecimiento intervinientes. J. Halfón, V. Flores
SC 13.1. La cefalización. La hipótesis de la nueva cabeza. La aparición y evolución de la cresta neural (CN) craneal. V.Flores
Se postula que el proceso de cefalización, en la línea evolutiva que corresponde a los vertebrados
(cordados superiores), se inició desde los procordados en adelante.
De acuerdo con la hipótesis evolutiva denominada de la Nueva Cabeza, los vertebrados (cordados
superiores) evolucionaron a partir de un cefalocordado, similar al anfioxo actual, que pudo haber
sido la transición entre los urocordados y los vertebrados. Urocordados y cefalocordados son
subtipos del clado Procordados. Los cefalocordados son animales cilíndricos, con una cuerda
dorsal o notocorda que se extiende hasta el extremo cefálico; de ahí su designación taxonómica.
Poseen un sistema nervioso, ubicado dorsalmente a la cuerda dorsal, formado por un cordón
nervioso y con una vesícula cerebral en el extremo cefálico. Estos animales carecen de cráneo y de
mandíbulas, de ahí que se denominan también Acranios y son clasificados entre los Agnatos. La
boca posee cirros móviles que desplazan partículas alimenticias hacia el interior del tubo digestivo.
Este animal precursor de los vertebrados, al igual que el anfioxo, carecería de vesículas
telencefálicas y de la musculatura que mueve el agua a través de las branquias.
Un supuesto central de esta hipótesis es que algún o algunos tipos celulares ya presentes en las
especies predecesoras tuvieron que haber evolucionado en relación con la aparición y evolución de
la cabeza. Una de tales poblaciones celulares podría haber sido precursora de las actuales células
de la CN preótica. Las ascidias, urocordados primitivos, poseen un tipo celular que se origina a
partir del tubo neural, que migra y luego se diferencia en células pigmentarias. Estas células
expresan proteínas, como hnk y Zic1, que algunos autores consideran marcadores de células de
CN. Tales células serían precursoras filogenéticas de la CN que, a lo largo de la evolución, fueron
adquiriendo mayor potencia evolutiva y nuevas formas de evolución ontogenética.
Se propone que los primeros vertebrados pudieron haber sido similares a los actuales peces sin
mandíbula (Agnatos, Fig. SC 13-1-1), como las lampreas actuales que son agnatos pero ya poseen CN.
Estos peces, aunque no tienen mandíbulas, poseen la boca circundada por labios superiores e
inferiores en cuyo desarrollo participan células de la CN preótica correspondiente a las regiones
proencefálica y mesencefálica del SNC.
En los peces con mandíbulas (teleósteos), que corresponderían a un estado más avanzado de la
evolución filogenética, los arcos faríngeos que originan las mandíbulas derivan de porciones más
caudales de la CN.
Así, además de los cambios regionales en la expresión del Fgf8 y de factores de transcripción Dlx,
la pérdida de la expresión de factores de transcripción Hox en la CN craneal también sería causa
del cambio de destinos o de nuevas formas de evolución ontogenética de células de la región
cefálica de la CN craneal.
Bibliografía
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SC 13.2. El síndrome de deleción 22q11.2 (DiGeorge). Síndromes con alteraciones fenotípicas combinadas. V. Flores, J. Halfón
Las células de la cresta neural de los primeros segmentos corporales participan en la formación de
los derivados de los arcos faríngeos (esqueleto facial), de las bolsas faríngeas (timo, paratiroides) y
del tronco de salida del corazón.
Debido a ello, las fallas del desarrollo (déficits en la proliferación, migración celular, exceso de
muerte celular) de la cresta neural de dicha región conducen a combinaciones bastante variadas de
alteraciones en todas esas estructuras. El síndrome de DiGeorge, por ejemplo, incluye alteraciones
faciales (“boca y filtrum pequeños”, fisura palatina, implantación auricular baja), defectos
troncoconales, hipoplasia tímica, hipoplasia de las paratiroides y consiguiente hipocalcemia.
En el hombre, algunos genes de desarrollo ubicados en la región 11.2 del brazo largo del
cromosoma 22 participan en el desarrollo de los derivados de la cresta neural craneal y sus
deleciones se asocian a varios síndromes. Por ello, dichos síndromes también reciben
genéricamente el nombre de síndrome de la deleción 22q11.2. Dado que el síndrome de DiGeorge
es paradigmático de este conjunto de malformaciones, la región cromosómica mencionada ha sido
denominada DGCR (DiGeorge syndrome Chromosome Región). La similitud que presentan estos
síndromes y la gran variabilidad que exhiben ha hecho plantear explicaciones alternativas. Por un
lado se ha planteado que las diferencias se deben a que no todas las deleciones son idénticas en el
sentido de que podrían ser de diferente longitud involucrando a diferentes genes de dicha región
cromosómica. Por otro lado, se ha planteado también de que aun una misma deleción podría
generar, en los diferentes contextos genómicos de diferentes individuos, variaciones del mismo
cuadro patogénico.
La variabilidad del síndrome ha sido también explicada considerando el hecho de que las
microdeleciones de la región 22q11.2 pueden alterar la expresión de unos 30 a 40 genes. Uno de
ellos, por ejemplo el que codifica la proteína factor de transcripción Tbx1, está involucrado en
varias alteraciones físicas del síndrome (cardíacas, del paladar hendido, etc.). Otro de los genes de
la región, el que codifica la enzima Catechol-O-methyltransferasa (Comt), implicado en la
síntesis del neurotransmisor dopamina, es responsable de las alteraciones cognitivas y
enfermedades mentales del síndrome.
En la región DGCR se localizan varios genes que estarían involucrados en la migración de las
células de la cresta neural. La proteína factor de transcripción Tbx1 se expresa en los arcos y
bolsas faríngeos y en la vesícula ótica y, presuntamente, está involucrado en algunas de las
Se ha mostrado que la mayoría de las deleciones 22q incluyen el gen codificante del factor Tbx1 y
que las mutaciones de dicha proteína producen alteraciones similares a las del síndrome de la
deleción 22q11. El factor Tbx1 se expresa en el endodermo faríngeo y en el mesénquima de los
arcos branquiales pero no en la cresta neural craneal. Se ha mostrado también que la deleción del
gen Tbx1 en ratones reproduce las alteraciones fenotípicas correspondientes al síndrome de la
deleción 22q. En ratones, el knockout de un alelo codificante del factor de transcripción Tbx1
suele producir malformaciones troncoconales y el knockout de los dos alelos produce casi todos los
componentes del síndrome de DiGeorge.
El gen del factor de transcripción Hes (Homologue of Enchancer of Split), que se expresa
transitoriamente en el tronco-cono y tejidos de la cara en derivados de la cresta neural, también se
halla en la región DGCR.
El gen codificante de la proteína de adhesión celular DGCR2 y otros genes que se ubican en
dicha región también estarían involucrados en el desarrollo de la cresta neural craneal y sus
alteraciones.
Las mutaciones en genes que no se hallan localizados en la región cromosómica señalada también
pueden alterar el desarrollo de las células de la cresta neural craneal y producir alteraciones como
las que integran el síndrome de DiGeorge. Así, el knockout del gen codificante del factor de
transcripción Hoxa3 que participa en la morfogénesis de los derivados de la región
correspondiente al 3.er arco y bolsa faríngeos produce algunas alteraciones incluidas en dicho
síndrome. Agentes teratógenos como el ácido retinoico y el alcohol etílico también producen
algunas malformaciones similares debido a que alteran el desarrollo de las células de la cresta
neural craneal.
Bibliografía
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SC 13.3. Morfogénesis dental. El código homeótico odontogenético y las proteínas señal asociadas. V. Flores, J. Halfón
La morfogénesis dental es un ejemplo de tales interacciones. Existen trabajos que indican que, en
este caso particular, al ectodermo de la región oral le corresponde tempranamente un papel
determinante (estimular la odontogénesis y determinar el tipo de diente) aun antes de que existan
signos morfológicos de formación de esbozo. En esta etapa, el mesénquima cumple el papel de
población celular competente. Luego los roles se invierten (Fig. SC 13.3.1).
Una vez formado el esbozo existe una cascada de interacciones entre el epitelio y el mesénquima
del primer arco branquial. Llegada esta etapa existe una inversión en los papeles determinantes y
competentes
La formación de dientes requiere la acción de otras proteínas que colaboran con la expresión de los
factores de transcripción mencionados. Por ejemplo, antes de la formación de los dientes, la
proteína señal Bmp-4 se expresa en forma selectiva en la región formadora de dientes. Primero se
expresa en el ectodermo de la región formadora de incisivos y poco después en el de la región
formadora de molares. Luego, la expresión de Bmp-4 se activa en el mesénquima. Se postula que
la expresión del factor de transcripción Msx-1 influye, de alguna manera no conocida, sobre la
expresión de Bmp-4 específicamente debajo de las placodas o engrosamientos ectodérmicos
dentarios. Éste parece ser un fenómeno interactivo ya que la proteína Bmp-4 también induce la
expresión de Msx-1 en el mesénquima. Una vez que la expresión de Bmp-4 y de Msx-1 se traslada
al mesénquima, la expresión de ambas proteínas se independiza de señales provenientes del
ectodermo. La importancia de estas interacciones en la odontogénesis se pone de manifiesto por el
hecho de que la abolición o el déficit de la acción de Msx-1 produce una detención del desarrollo
dentario en el estado de esbozo.
Algo similar ocurre con la expresión del factor de transcripción Lef-1. Éste, al principio también se
expresa sólo en el ectodermo pero luego la proteína Bmp-4 estimula su expresión en el
mesénquima. Finalmente, el factor Lef-1 se expresa en el nódulo del esmalte. Esta proteína es otra
de las tantas involucradas en la acción del mesénquima durante la formación de la papila dentaria.
Otra proteína necesaria durante la odontogénesis es la proteína señal Shh. Esta proteína se expresa
en sitios o dominios restringidos estimulando la proliferación localizada del ectodermo dental en
zona de formación de esbozos dentales. Su expresión altamente localizada depende de la
interacción con otra proteína señal Wnt-7b y la activación de esta vía de señalización.
Durante la morfogénesis del diente la lámina dental genera un diente con una morfología
característica. Este proceso tiene varias etapas. De ellas, la transición del estado de brote al estadio
de caperuza y la formación del nódulo del esmalte primario es crítica ya que éste se convierte en un
centro señalizador que integra la odontogénesis. El nódulo del esmalte es un centro señalizador
discreto (local), transitorio y no proliferativo, formado por las células ectodérmicas localizadas en
el extremo del epitelio dental interno. Este nódulo dirige la formación del esbozo en el estadio de
caperuza por medio de la expresión de varias proteínas señal entre las que se cuentan Shh, Bmp-2,
Bmp-4, Bmp-7, Fgf-4, Fgf-9 y Wnt. El nódulo del esmalte progresivamente desaparece por
apoptosis regulada por Bmp-4.
En dientes con más de una cúspide, luego de la desaparición del nódulo del esmalte primario, en el
estadio de caperuza tardío se forman nódulos del esmalte secundarios dentro del epitelio dental
interno. Los nódulos secundarios regulan la formación del diente en el estadio de campana, son no
proliferativos, expresan Fgf-4 y son eliminados por apoptosis a través de la acción de Bmp-4. Los
nódulos secundarios marcan los sitios de ubicación de las futuras cúspides. Vale decir, establecen el
patrón espacial de posición de cúspides específico de especie y de tipo dental.
Bibliografía
SC 13.4. La disostosis mandibulofacial o síndrome de Treacher Collins (STC). Bases celulares y moleculares de su patogenia. V. Flores, J.
Halfón
Como en el ratón, la causa respondería a una alteración de la proteína Treacle, una fosfoproteína,
de localización nucleolar, involucrada en la regulación de la síntesis de ARN ribosómico. La
pérdida de la función de la proteína reduciría la síntesis de ARNr afectando más o menos
selectivamente a ciertas poblaciones celulares en desarrollo, entre ellas, afectando seriamente y
produciendo la muerte de las células de la cresta neural que participan en el desarrollo craneofacial.
No se conoce la patogenia por medio de la cual la alteración en la proteína Treacle conduce a la
muerte de estas células y no afecta, o afecta levemente, a otras.
Bibliografía
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SC 13.5. El patterning de la región craneofacial I. Proteínas señal y factores de transcripción involucrados en la especificación de la cresta
neural craneal y sus derivados. J. Halfón, V. Flores
El código Hox establece la identidad de segmentos del tubo neural y de la cresta neural desde el
segmento rombomérico 3 (r3) hasta el extremo caudal de ambas estructuras. Los segmentos de la
cresta neural y del tubo neural correspondientes al mismo nivel segmentario comparten el mismo
código Hox (SC El código Hox participa en la morfogénesis del aparato de la cérvico-céfalo-giria y órganos cervicales; SC El patterning de la
cresta neural craneal. Regiones Hox(+) y Hox(-). Su relevancia filogenética y sus papeles de desarrollo).
Dado que las células de la cresta neural craneal se organizan en corrientes migratorias ordenadas,
cuando migran desde su posición dorsal inicial hacia las paredes laterales y ventromediales,
transfieren su identidad de segmento a los tejidos que ellas originan en las regiones que invaden.
Así, las células de la cresta neural “transportan” su código Hox al mesénquima de los arcos
branquiales.
Nótese que el proceso descrito no instala diferencias en la información posicional a lo largo del eje
dorso-ventral. Todas las células derivadas de un cierto segmento de cresta neural poseen el mismo
código Hox a lo largo del territorio que invaden desde el dorso al vientre.
Así, todas las células de la cresta neural que integrarán un arco branquial y derivan de un mismo
segmento de cresta neural comparten el mismo código Hox antes de iniciar su migración. Por el
contrario, la expresión diferencial de genes Dlx a lo largo del eje dorso-ventral de la región que
invaden se inicia recién durante la migración. Esta expresión diferencial depende de señales
provenientes del epitelio circundante con el que van interactuando durante la migración.
La identidad de segmento provista con la participación de los factores de transcripción del código
Hox establece diferencias entre arcos branquiales sucesivos a lo largo del eje cf-cd. La expresión
diferencial de factores de transcripción Dlx establece, para cada arco branquial, diferencias a
lo largo del eje dorso-ventral. Esto ocurre sin que los factores de transcripción Dlx interfieran con
la identidad de segmento provista por los factores de transcripción Hox. Así, la expresión
diferencial, espacialmente organizada, de combinatorias de dos conjuntos de diferentes tipos de
factores de transcripción provee un sistema de referencia espacial que semeja un sistema
ortogonal en el que un código (Hox) establece diferencias a lo largo del eje céfalo-caudal en tanto
que el otro código (Dlx) establece diferencias a lo largo del eje dorso-ventral del sistema de
referencia ortogonal.
El Fgf8 se expresa también en el ectodermo y en las bolsas faríngeas y opera como señal de
El Fgf8 instala una polaridad en el eje céfalo-caudal del 1.er arco faríngeo. En el borde oral
(cefálico) del 1.er arco en el que se forman, la lámina dental se distingue del borde aboral (caudal)
que forma el esqueleto óseo en el que se implantan los dientes.
Por otro lado, el Fgf8, en altas concentraciones, estimula la expresión de los genes codificantes de
las proteínas factor de transcripción Lhx6/7 en las células de la región dorsal; por el contrario,
en bajas concentraciones estimula la expresión de la proteína factor de transcripción Goosecoid,
en la región ventral. Este factor de transcripción participa en la condrogénesis craneofacial.
Bibliografía
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SC 13.6. El patterning de la región craneofacial II. Factores de transcripción y factores de crecimiento intervinientes. J. Halfón, V.
Flores
La cresta neural es una población celular con potencia evolutiva amplia. Sus diversos modos de
evolución dependen de las interacciones que puedan realizar con otros tejidos durante el desarrollo.
La variabilidad en cuanto a los posibles papeles de desarrollo es sobre todo llamativa en la región
correspondiente a la cresta neural craneal (SC El origen múltiple y la pluripotencialidad del
mesénquima cefálico. El mesodermo paraxil preótico y la cresta neural craneal).
La cresta neural craneal posee dos regiones principales limitadas por el segmento rombomérico 3
(r3). La región cefálica a r3 (región diencefálica, mesencefálicas anterior y posterior y parte del
posencéfalo, hasta r3) no expresa factores de transcripción Hox, es comúnmente denominada
Hox(-) y su especificación es independiente de los genes Hox. La región caudal a r3 sí está
subordinada al código de factores de transcripción Hox y es denominada Hox(+).
La cresta neural craneal cefálica Hox(-) ha sido designada cresta neural esqueletogénica facial ya
que origina la mayor parte del cartílago y huesos membranosos de la cara y mandíbula y región
frontal del cráneo. La extirpación completa de la cresta neural craneal Hox(-) deriva en la ausencia
del esqueleto facial indicando que esta capacidad está restringida a la zona Hox(-) y que la cresta
neural Hox-positiva no posee capacidad esqueletogénica facial.
Por otro lado, también se ha mostrado experimentalmente que la cresta neural craneal Hox(-) se
La porción de cresta neural craneal que forma el 2.º arco faríngeo y que origina las estructuras
óseas del oído medio y el hioides expresa la proteína factor de transcripción Hoxa2. Este factor
está involucrado en el establecimiento de la identidad del 2.º arco. En ausencia de expresión de esta
proteína, las células del 2.º arco modifican su desarrollo y originan derivados típicos del 1.er arco.
Por otro lado, la expresión ectópica de este factor de transcripción en la región correspondiente al
1.er arco hace que estas células originen derivados del 2.º arco. Como consecuencia de estos
resultados se ha propuesto que en la región mencionada existe un programa de desarrollo que por
omisión de Hoxa2 evoluciona en sentido del 1.er arco faríngeo pero que ante la expresión de Hoxa2
adquiere el desarrollo correspondiente al 2.º arco.
El factor de transcripción Hoxa2 antagoniza la acción del Fgf8 reprimiendo la expresión de los
factores de transcripción Ptx1 y Lhx6 que contribuyen a establecer la identidad del 1.er arco. El
factor Hoxa2 también inhibe la expresión del factor de transcripción Sox9 que participa en la
diferenciación del cartílago. Por otro lado, Hoxa2 también estimula la expresión de la proteína
factor de transcripción goosecoid, que es típica del 2.º arco. De esta manera, la formación de los
derivados del 2.º arco requeriría que Hoxa2 inhiba el potencial esqueletogénico facial y module
espacial y temporalmente la proliferación y diferenciación de la cresta neural.
La proteína factor de transcripción Otx2 se expresa en las células de la cresta neural craneal que
forman el mesénquima de la prominencia frontonasal y en las de la cresta neural mesencefálica que
Los segmentos de la cresta neural que forman el 3.er arco expresan genes Hox de los grupos 2 y 3.
Este arco contribuye con menos células a la formación del esqueleto cervical. La cresta neural
troncal, que expresa genes Hox más posteriores, no genera estructuras esqueléticas.
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 14
SC 14.1. Vías de señalización y factores de transcripción involucrados en la compartimentalización del somita y su ulterior evolución. V. Flores
SC 14.2. El esbozo de miembro como modelo de campo morfogenético I. Asignación de información posicional y programación temporoespacial
de la morfohistogénesis. V. Flores, M. Rapacioli
SC 14.3. El esbozo de miembro como modelo de campo morfogenético II. La asignación de información posicional a lo largo del eje próximo-
distal. V. Flores
SC 14.4. El esbozo de miembro como modelo de campo morfogenético III. La asignación de información posicional a lo largo del eje cefálo-caudal
(anteroposterior). V. Flores
SC 14.5. El papel del mesodermo en las interacciones epitelio-mesenquimáticas (Int e–m) durante el desarrollo de la piel. El patterning progresivo
de la piel. V. Flores, M. Rapacioli
SC 14.6. El micropatterning y la morfogénesis de los órganos anexos cutáneos. La distribución y la inclinación pilosa son manifestaciones de
polaridad planar. M. Rapacioli
SC 14.1. Vías de señalización y factores de transcripción involucrados en la compartimentalización del somita y su ulterior evolución. V.
Flores
Los somitas se hallan sometidos a redes de señalización espacialmente organizadas que influyen
diferentemente sobre las células de sus distintas regiones. Ello hace que un somita posea
Una vez que el somita madura, las células de sus diferentes regiones realizan diferentes tipos de
comportamientos y migran a diferentes regiones corporales. Este proceso de migración está
precedido de una T e-m que las regiones del somita sufren en distintos momentos.
El patrón morfogenético D-V es instalado interactivamente entre la señalización vía Wnt (desde
el ectodermo superficial dorsal y el tubo neural dorsal) y la señalización vía Shh y Noggin (desde
el mesodermo axil ventral).
Estas distintas influencias hacen que en el somita aparezcan regiones diferentemente especificadas.
La región del labio dorsal-medial o epiaxial del dermomiotomo, debido a la acción de las señales
dorsales mencionadas, expresa tempranamente factores de transcripción miogénicos de la
familia MyoD de cuya expresión depende, al parecer, su especificación como epímero
(subpoblación precursora de mioblastos que originan músculos dorsales o extensores del raquis).
Por otro lado, la región del labio ventral-lateral o hipoaxial del dermomiotomo, con el concurso de
la activación de la vía de señalización del Bmp, secretado a partir del mesodermo somatopleural,
se especifica en hipómero (subpoblación precursora de mioblastos que forman los músculos
anterolaterales [flexores del raquis, los de los miembros, el diafragma y la lengua]). El mesodermo
somatopleural también secreta el factor de crecimiento fibroblástico 5 o Fgf5.
El efecto de la estimulación del miotomo por el mesodermo somatopleural, por un lado, retarda la
expresión de los factores de transcripción miogénicos del tipo MyoD (que se expresan
tempranamente en el dorso) y, por otro, estimula la expresión de la proteína receptor c-met. Este
receptor habilita a las células que lo expresan a responder al factor de crecimiento de hepatocito
(Hgf/Sf) que estimula su migración. Esta proteína señal es emitida por el mesénquima del esbozo
de miembro. Así, estas señales serían las responsables de estimular la expansión proliferativa y
migratoria de las células del hipómero hacia la somatopleura y hacia los esbozos de los miembros.
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SC 14.2. El esbozo de miembro como modelo de campo morfogenético I. Asignación de información posicional y programación temporoespacial
de la morfohistogénesis. V. Flores, M. Rapacioli
El esbozo de miembro aparece hacia el final del período somítico (en la especie humana, durante la
5ª SD) como una pequeña prominencia en la región lateral del embrión. Dicha prominencia está
formada por un acúmulo de células mesodérmicas revestidas por el ectodermo epidérmico. En el
ectodermo del extremo distal del esbozo se forma tempranamente un engrosamiento lineal,
denominado cresta apical ectodérmica (Cae), a lo largo del límite entre las superficies dorsal y
ventral del esbozo. Luego se produce la elongación del esbozo, demarcándose en él dos zonas que,
en el caso del miembro superior, corresponden a la mano (la distal) y al brazo (la proximal).
b) Posee capacidad regulativa, vale decir, capacidad para formar una estructura completa ante
excesos o déficits en las poblaciones celulares que lo componen. El esbozo de miembro se
comporta como un sistema de regulación hasta un estado del desarrollo relativamente tardío.
Algunos experimentos realizados en el embrión de pollo (estados 19-20) en los que se elimina 30-
80% del mesénquima del centro del esbozo miembro, dan como resultado miembros normales.
Otros experimentos similares realizados desde el estado 22 en adelante dan como resultado
miembros con diversos déficits. A medida que avanza el desarrollo, la capacidad regulativa
disminuye (para la lectura detallada de estos experimentos véanse referencias:
La Cae situada en el extremo distal del miembro es esencial para su desarrollo. Si se extirpa la Cae,
el desarrollo del miembro se detiene. El resultado de la eliminación de la Cae depende del
momento en que se realiza la extirpación. Cuanto más temprano se realiza la extirpación mayor es
la cantidad de regiones faltantes. Vale decir, cuanto más tarde se elimina la Cae, más segmentos
posee el miembro terminalmente desarrollado. Esto sugiere que las estructuras se determinan y
desarrollan según una secuencia temporal y próximo-distal.
Los miembros superiores e inferiores son entidades diferentes. A su vez, cada uno de ellos está
compuesto por varias regiones anatómicamente diferentes. Sin embargo, los tejidos y los tipos
celulares que los constituyen son los mismos. Ello implica que los procesos de determinación
celular y citodiferenciación involucrados en el desarrollo son básicamente similares. Así, una
explicación de las diferencias estructurales entre miembros superiores e inferiores o de las
diferencias entre sus regiones no se funda en diferencias en la citodiferenciación sino en el modo
a) Constitución del esbozo o campo morfogenético de la estructura global, en este caso, el campo
del miembro superior o inferior. En esta fase se asocian las poblaciones mesenquimáticas y
ectodérmicas que constituyen el campo y, como consecuencia de procesos de señalización
instalados por poblaciones organizadoras exteriores al campo, éste se determina. La determinación
se refiere al nivel de organización correspondiente al “miembro”, pero no a sus niveles subalternos
(regiones y subregiones del miembro).
Desde el punto de vista filogenético, una de las implicaciones teóricas del modelo de
establecimiento de patrones basado en asignación de información de posición por medio de
gradientes de morfógenos, es que esta estrategia parece hallarse bastante difundida en la naturaleza.
Así, no sólo las estrategias sino también las señales que participan en el establecimiento del patrón
de esbozos de miembro en general podrían ser eficaces y compartidas entre diferentes especies, aun
relativamente poco emparentadas. Las diferencias anatómicas entre miembros de distintas especies
se deberían a diferentes modos de interpretar una misma señal simple con función morfogenética.
Algunos experimentos en los que se han realizado trasplantes de zAP entre distintas especies de
vertebrados han demostrado que la zAP de una especie puede ser biológicamente eficaz en otra
especie. En los vertebrados, la señal parece ser la misma y lo que ha cambiado durante la evolución
es, al parecer, el modo de ejecutar la respuesta a la señal.
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SC 14.3. El esbozo de miembro como modelo de campo morfogenético II. La asignación de información posicional a lo largo del eje próximo-
distal. V. Flores
Inducción de la Cae en la región ventral del anillo ectodérmico. El Fgf10 secretado por el
mesénquima promueve en el ectodermo la expresión de Wnt3. La activación de la vía Wnt3/Beta
catenina estimula la expresión del Fgf8 en el ectodermo. El Fgf8 promueve la expresión de Fgf10
en el mesénquima y así se constituye un circuito retroalimentación positiva (estimulación
recíproca). La formación de la Cae requiere, además, la acción de la Bmp secretada por el
mesénquima y el ectodermo ventral.
Fase de finalización del mantenimiento de la Cae y la zAP. Hacia el final del desarrollo del
esbozo, la alta actividad de los Fgf sobrepasaría un umbral e inhibiría, directa o indirectamente, la
En la zona de crecimiento del miembro existen señales correspondientes a vías de señalización que
posibilitan que las células de dicha región, por un lado, mantengan una intensa actividad
proliferativa asimétrica y, por otro, experimenten sucesivas reprogramaciones epigenéticas.
a) Dada la intensa actividad proliferativa en la zP, esta población se halla en expansión permanente
y ocupa un espacio cada vez mayor.
b) Dado que las características que definen la zP dependen de fenómenos de señalización que
operan exclusivamente en la zona de interacción con la Cae, las células que adquieren posiciones
que van más allá de dicho rango de acción pueden ser consideradas como células que abandonan la
zP.
d) Las células que sucesivamente, en función del tiempo, abandonan la zP quedan fuera del rango
de acción de las señales que regulan sus funciones de desarrollo, en consecuencia: modifican su
dinámica proliferativa y quedan con la programación epigenética correspondiente al momento en
que abandonaron la zP.
Debido al modo como ocurren los procesos descritos en los puntos “a” a “e”, se propone que la
determinación de regiones a lo largo del eje próximo distal depende de un proceso de
asignación de información posicional dependiente del tiempo de permanencia de las células en
la zP. Debido a ello se establece que el proceso de determinación es progresivo, vale decir, no se
determinan todas las regiones del eje simultáneamente, sino que progresa en función del tiempo
siguiendo la asimetría próximo distal.
Así, la asignación de información de posición referida al eje próximo-distal tendría lugar sólo
dentro de la zP y las células que la abandonan, en condiciones normales, ya no se reprograman. De
esta forma, las células mesenquimáticas que inicialmente ocupan el esbozo, luego de los primeros
ciclos proliferativos quedan fuera de la zP y forman la región que articula el miembro con el tronco
(hombro o cintura escapulohumeral). Las que a continuación abandonan la zP forman el brazo,
luego el antebrazo, y así sucesivamente hasta completarse las programaciones correspondientes a
cada una de las regiones anatómicamente distinguibles a lo largo del eje próximo-distal.
El modo como se estructuran los eventos de desarrollo descritos más arriba explicaría cómo la
eliminación de la Cae, y la consiguiente desaparición de la zP, deriva en una interrupción del
desarrollo y de la formación de las sucesivas regiones del miembro. Al eliminarse las poblaciones
mencionadas disminuye la proliferación y cesan las sucesivas reprogramaciones que sólo ocurren
en la zP.
El comportamiento descrito en los puntos “a” a “e” explica también el resultado obtenido en el
experimento inverso: eliminación de la zP de un esbozo de miembro “viejo” (en el que ya se ha
asignado la información de posición correspondiente a los segmentos 1, 2, y 3 y su reemplazo por
la zP de un esbozo “joven”, en el que recién se ha asignado la información de posición
correspondiente al segmento proximal 1. En este caso, el resultado del intercambio de las zP lleva a
la formación de un miembro con una duplicación de algunas regiones del eje próximo-distal: los
Estos resultados confirman que la asignación de información de posición a lo largo del eje p d
depende de interacciones de corto rango de alcance y reprogramaciones que se producen
autónomamente en las células de la zP. No se detecta acción alguna de las células mesenquimáticas
que ya han abandonado la zP sobre las células de esta última. Vale decir, la zP realiza sucesivas
reprogramaciones epigenéticas, en función del tiempo, en forma autónoma, independientemente de
los tejidos que ya se han determinado o de los que falta determinar.
Bibliografía
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SC 14.4. El esbozo de miembro como modelo de campo morfogenético III. La asignación de información posicional a lo largo del eje cefálo-
caudal (anteroposterior). V. Flores
Los sitios de formación de los esbozos superiores e inferiores están definidos con bastante
precisión: a) ocupan una zona definida del eje céfalo-caudal del embrión y b) a lo largo de la zona
frontera entre las regiones dorsal y ventral del embrión. El mesénquima del esbozo, una vez
asignada la identidad de componente del miembro, prolifera activamente y el esbozo sobresale,
como una pequeña prominencia, a lo largo del borde mencionado.
Un modelo muy difundido para el análisis de este fenómeno es el esbozo del ala (miembro
superior) del embrión de pollo y la formación de los dedos que se distribuyen, precisamente a lo
largo del eje cf-cd. Tal eje, en el caso de la mano humana, se extiende desde el pulgar al meñique.
En la región caudal del borde apical del esbozo ‒a lo largo del cual se halla la Cae‒ del ala del
pollo se ha detectado la existencia de una pequeña población celular que, al ser extirpada, o ser
trasplantada a una región alejada del extremo del esbozo, determina que no se formen los dedos.
El gradiente de morfógeno instalado por la zAP sería la entidad informativa que asigna la
información de posición referida a la especificación de los diferentes dedos a lo largo del eje cf-cd.
Así, tal asignación dependería de la distancia, o la posición, que ocupan las células del campo
respecto de la zAP o, mejor, de la concentración de morfógeno a la cual se hallan sometidas las
células que ocupan diferentes posiciones a lo largo del eje mencionado. Se postula que la zAP
produce y libera un morfógeno que, distribuyéndose en forma de gradiente, proporciona el
mecanismo para el establecimiento de valores de información a lo largo del eje cf-cd. Según este
modelo, los distintos dedos estarían especificados por distintos umbrales al factor morfógeno.
En el pollo, los dedos son designados con los números 2, 3 y 4. El dedo 4 es el que se halla ubicado
más caudalmente y, en consecuencia, su esbozo es el más próximo a la zAP (Fig. SC 14-4-1).
a) Si se trasplanta una zAP adicional al borde anterior del esbozo de miembro, a una distancia tal
que el extremo del miembro esté fuera del radio de influencia o de acción de la zAP trasplantada, el
desarrollo de los dedos debería ser normal.
b) Si se realizan trasplantes de una zAP adicional a lugares cada vez más cercanos al extremo del
c) Si la zAP adicional es trasplantada a la región cefálica del eje cf-cd, en una posición opuesta a la
zAP propia del miembro, debería originarse una duplicación especular de todos los dedos: los
dedos deberían ordenarse del siguiente modo: 4-3-2-2-3-4 (Fig. SC 14-4-3).
d) Si se trasplanta una zAP adicional en el centro del extremo del esbozo –la zona media del eje cf-
cd– la distribución de concentraciones del morfógeno a lo largo del borde de crecimiento debería
ser tal que la secuencia de dedos, desde el borde cefálico al caudal, debería seguir la secuencia: 2-
3-4-4-3-3-4 o, al menos, una secuencia similar (Fig. SC 14-4-4).
Las cuatro hipótesis planteadas en los párrafos precedentes han sido contrastadas y validadas por
los resultados experimentales obtenidos.
a) Si se coloca una zAP extra al lado de la zAP original, la primera no tiene efecto aparente. Nótese
que este resultado sería esperable si la zAP actuara como fuente de un morfógeno cuya
concentración se regula y permanece fija.
En la actualidad se considera que la proteína señal sonic hedgehog (Shh), entre otras, desempeña
un papel importante en la señalización a partir de la zAP. La proteína Shh se distribuye en forma de
gradiente en el extremo del miembro. Exhibe un alto nivel de actividad en el borde posterior, bajo
nivel en el centro y nulo en el borde anterior. Este gradiente de actividad morfogénica se instala en
el esbozo del ala del pollo a partir del 5.o día (estadio 26-27 HH) del desarrollo embrionario, un
período del desarrollo equivalente al período somítico del embrión humano.
La señal Shh es producida a lo largo del borde posterior del ala del pollo, zona de ubicación de la
zAP, y desde esa fuente difunde hacia el centro. La existencia de un proceso de difusión se revela
por el hecho de que el perfil de la concentración de morfógeno se altera en situaciones
experimentales en las que se interfiere con el proceso de difusión por medio de una membrana
semipermeable u otros medios.
Bibliografía
Suzuki T. (2013). How is digit identity determined during limb development? Dev Growth Differ
55(1):130-8.
SC 14.5. El papel del mesodermo en las interacciones epitelio-mesenquimáticas (Int e–m) durante el desarrollo de la piel. El patterning
progresivo de la piel. V. Flores, M. Rapacioli
En el caso de la piel en desarrollo, el concepto de patterning alude a que, aunque los tejidos que la
componen son los mismos en toda su extensión, exhibe diferencias, tanto en la estructura
histológica de sus diversas capas como de los anexos cutáneos, que dependen de la posición que
ocupan en la superficie corporal.
Para cada tipo de anexo, el patterning alude por un lado al desarrollo del conjunto de propiedades
(densidad, distribución espacial, tamaño y orientación respecto de los ejes corporales, etc.) que son
típicamente diferentes y dependientes de las coordenadas espaciales en las que se desarrollan. Para
ilustrar estos hechos vinculados a los distintos aspectos de patterning considérense dos regiones
corporales (1) cabeza y 2) miembro superior) y las subregiones que incluyen cada una de ellas: por
un lado a) cuero cabelludo, cejas, pestañas, bigotes, barba, narinas, etc. y, por otro, b) axilas, dorso
y vientre de brazo y antebrazo, dorso y palma de las manos, dedos, etc. Estas comparaciones
muestran que en cada una de las regiones mencionadas, existe un patterning diferente de las
mismas estructuras compuestas por los mismos tipos celulares. Sus diferencias no residen sólo en
diferentes formas de citodiferenciación sino, principalmente, en una organización espacial distinta
de la diferenciación celular y la histogénesis.
Fase 1. Macropattern. Durante este proceso se instalan en el campo global de la dermis los campos
correspondientes a las diversas regiones corporales de la piel. Durante este proceso se asocia la
dermis densa que se asocia al epitelio ectodérmico superficial (futura epidermis). Fase 2.
Micropattern. Aparición de los esbozos de primordios dentro de los campos regionales
homogéneos. Se genera una heterogeneidad en cada región debido a la aparición de esbozos de
anexos a distancias interplacodas y distribución topográfica típica. Fase 3. Organogénesis y
diferenciación de las propiedades de cada esbozo de órgano anexo. Existen descripciones más
elaboradas de este proceso de patterning progresivo de lo general a lo particular (SC 14.6. El
La instalación del patterning es un proceso interactivo. Depende de Int e–m que se cumplen con
características locales en cada región, y las diferencias regionales pueden ser explicadas, pero sólo
en parte, como debidas al diferente origen de los tejidos de las distintas regiones. Son conocidas las
diferencias en el origen embrionario del mesénquima precursor de la dermis. El mesénquima
subectodérmico, aunque es un tejido continuo, sin límites regionales precisos, tiene múltiples
orígenes: a) en la región cefálica y branquial proviene de la cresta neural y el mesodermo paraxil
craneales y otros componentes, b) en las regiones anterolaterales del cuerpo es eminentemente
somatopleural en tanto que c) en el dorso corporal proviene en su mayor parte del dermatomo del
mesodermo paraxil (SC La potencia citogenética de la cresta neural; SC La regionalización y la potencia evolutiva múltiple del mesodermo
paraxil, de sus segmentos preóticos y posóticos y de los somitas individuales).
Las diferencias de origen mencionadas, sin embargo, no explican la gran variedad de patrones
morfogenéticos que exhibe la piel durante su desarrollo. La piel como órgano externo sujeto a
interacción permanente con el medio ha sufrido el efecto de una presión selectiva diferencial en
distintas regiones del planeta y distintas regiones del propio cuerpo. Debido a ello, a lo largo de la
evolución filogenética se han seleccionado diferentes tipos de patrones morfogenéticos en distintas
regiones de la piel. Estos diferentes patrones morfogenéticos explican las diferentes características
estructurales en relación con las diferentes funciones de la piel de diversas regiones corporales. Un
ejemplo simple ilustra este hecho evolutivo. Hasta donde se sabe, el mesénquima de los miembros
superiores (o inferiores), o simplemente el de la mano o más acotadamente aún el de los dedos,
poseen el mismo origen embrionario. Sin embargo, se han seleccionado patrones morfogenéticos
que hacen que en el dorso de los dedos se generen uñas y pelos, elementos rígidos que protegen de
diversos tipos de lesiones. Las uñas además son elementos de defensa y pueden ser usadas como
herramientas para diversos fines. La yema de los dedos, sin embargo, carece de dichos elementos y,
por el contrario, está especializada en la función prensil y en el reconocimiento de objetos por
medio de sentido del tacto epicrítico. Pese a que puede suponerse que la presión selectiva pudo
haber operado principalmente sobre el componente superficial, el ectodermo, existe evidencia
experimental que indica que el mesénquima subectodérmico cumple un papel central en la
instalación de los patrones morfogenéticos del tegumento de las diversas regiones corporales.
Bibliografía
SC 14.6. El micropatterning y la morfogénesis de los órganos anexos cutáneos. La distribución y la inclinación pilosa son manifestaciones de
polaridad planar. M. Rapacioli
a) Las observaciones detalladas acerca del modo como se separan las placodas de anexos cutáneos
durante el crecimiento planar de la piel muestran que, a medida que la piel se expande, el intervalo
interplacodas aumenta y, al alcanzar una distancia umbral, típica para cada región corporal,
aparecen nuevas placodas en sitios equidistantes de las preexistentes.
Las placodas epidérmicas, a su vez, emiten señales que promueven la agrupación de células
dérmicas y la formación de una condensación dérmica en relación con cada placoda (Fig.1). Las
condensaciones dérmicas, a su vez, emiten señales que estimulan la proliferación de las células
epidérmicas.
A continuación, las células epidérmicas del anexo proliferan y generan un cordón epitelial de
células concéntricas que crece y se introduce en la dermis. Inicialmente las placodas son simétricas
pero rápidamente se generan dos compartimentos funcionales con células que poseen citoesqueleto
diferentemente organizado, diferente patrón de expresión génica y diferente forma.
En la zona superficial del cordón, las células basales del polo anterior se adelgazan y las células del
polo posterior adoptan una estructura columnar (Fig. SC 14-6-1). Este hecho produce un crecimiento
inclinado del cordón epitelial y define la orientación del pelo. Si bien el fenómeno descrito ocurre
en cada folículo piloso, existe una coordinación entre folículos vecinos de modo que cada región
corporal exhibe una inclinación típica.
Este desarrollo asimétrico de los pelos depende de la existencia de una polaridad planar
preexistente en las células basales de la epidermis. La polaridad planar implica la existencia de
referencias bidimensionales que instalan asimetrías en las células y permiten alinearlas localmente
respecto de sus vecinas y globalmente respecto de ejes corporales. Este proceso depende de la
expresión de conjuntos de proteínas específicamente involucradas en la polaridad planar (SC Bases
moleculares de la instalación, mantenimiento y propagación de la polaridad planar).
Bibliografía
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Una gran variedad de familias de proteínas con función de desarrollo participan en los procesos por
medio de los cuales se determinan, proliferan y diferencian las células que componen la piel y sus
órganos anexos. En general, la mayor parte de las proteínas están involucradas en Int e-m y se
activan o inhiben como consecuencia de tales interacciones. Muchas de esas proteínas son señales
que activan vías de desarrollo, otras son proteínas receptores para dichas señales y otras son
factores de transcripción que se expresan en respuesta a las vías de señalización activadas. Estos
factores de transcripción, a continuación, actúan sobre sus correspondientes genes blanco (diana)
que, a su vez, codifican otras proteínas con función de desarrollo.
El micropatterning es resultado de Int e-m localizadas, cada una de ellas restringida a un pequeño
dominio del tegumento en el que se forma un esbozo de anexo cutáneo. Sin embargo, la formación
de cada esbozo de anexo no es un fenómeno totalmente independiente de la formación de los
Los esbozos de los anexos cutáneos son zonas restringidas del tegumento integrados por pequeñas
condensaciones mesenquimáticas asociadas a pequeñas regiones ectodérmicas. Tales asociaciones
están mediadas por Int e-m en las que las condensaciones mesenquimáticas se comportan como
pcD que ejercen una acción determinante sobre el ectodermo suprayacente (que opera como pcC)
formándose así pequeñas placodas ectodérmicas. Éstas, a continuación, originan brotes epiteliales
primarios que se introducen y crecen en la intimidad del mesénquima.
La importancia de las Int e-m en la constitución de estos esbozos se revela por el hecho de que el
ectodermo, aislado experimentalmente del mesénquima, y cultivado en un medio de cultivo no se
diferencia en epidermis y no genera esbozos de órganos anexos cutáneos. Por el contrario, cuando
el ectodermo es reasociado con el mesénquima de la dermis en el medio de cultivo, entonces sí es
capaz de formar los brotes epiteliales precursores de los anexos cutáneos.
El agregado de la proteína señal Bmp en los medios de cultivo de explantos de epidermis aislados
produce un efecto similar al cultivo en presencia de dermis o de matriz extracelular de la dermis.
Así, la proteína Bmp participaría en la determinación de las células ectodérmicas que originarán
anexos cutáneos.
Entre los pasos iniciales de la formación de los brotes de folículos pilosos están la producción, por
parte del mesénquima, de proteínas señal como factores de crecimiento fibroblásticos (Fgf) y
Bmp. Estos factores estimulan la proliferación del ectodermo y del mesénquima. El gen con caja
homeótica que codifica la proteína factor de transcripción Msx también se expresa durante el
desarrollo de los esbozos de los anexos cutáneos.
El brote epidérmico, por su parte, libera señales que actúan sobre el mesénquima y conducen a la
formación de las papilas. Entre ellas, una proteína señal de la familia Fgf producida por el
epitelio actúa sobre el mesénquima subyacente produciendo un aumento de la densidad celular
seguida por la expresión de proteínas específicas en dichas células.
Otras proteínas, como Frem1, son componentes de membranas basales de algunos órganos. En el
caso de la piel estaría involucrada en la constitución de la unión dermoepidérmica y en los
procesos de interacción entre dermis y epidermis requeridos para la adhesión de estas dos capas.
Algunas de las proteínas de la familia Bmp también están involucradas en los fenómenos de
apoptosis que experimentan algunas regiones de la epidermis durante el desarrollo, como en el caso
de las membranas interdigitales. Estos factores intervienen asimismo en el control de la iniciación
de la fase de crecimiento folicular posnatal.
La proliferación de los queratinocitos epidérmicos está sometida a una regulación que involucra
factores estimuladores e inhibidores. Entre los primeros pueden citarse las proteínas factor de
crecimiento epidérmico (Egf), similar a la insulina (Igf) y fibroblástico (Fgf). Entre los
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 15
SC 15.1. La implantación del embrión. Significado biológico. Complejidad y etapas del proceso. V.Flores
SC 15.2. La adhesión blastocisto-endometrio: fijación y orientación del blastocisto respecto del endometrio. V. Flores
SC 15.3. La degradación de la membrana pelúcida. Acciones enzimáticas sinérgicas. La reacción decidual primaria. V. Flores
SC 15.4. La diferenciación preimplantatoria del trofoblasto. La reacción decidual primaria. El establecimiento del contacto trofoblasto-
endometrio y la invasión temprana. V. Flores
SC 15.5. Nociones sobre histogénesis placentaria. Tipos de vellosidades y patrón temporal de diferenciación. V. Flores
SC 15.6. La organización estructural y funcional del placentomo. Su variabilidad. Hipótesis sobre la génesis de la morfología del lóbulo
placentario. V. Flores
SC 15.7. La diferenciación estructural y funcional de la placenta de término. Los nódulos sincitiales y la membrana vasculosincitial. V.
Flores
SC 15.8. Los tipos celulares derivados del citotrofoblasto y su especialización funcional. V. Flores, M. Rapacioli
SC 15.1. La implantación del embrión. Significado biológico. Complejidad y etapas del proceso. V.Flores
Las ideas planteadas por Spee sobre qué papeles desempeñan el endometrio y el blastocisto durante
la implantación, y la importancia de las interacciones entre ambos siguen vigentes. Sus ideas han
estimulado innumerables investigaciones que todavía continúan con el objeto de elaborar un
a)… un conjunto de procesos por medio de los cuales el trofoblasto se introduce en el endometrio,
c)… posibilita que el embrión obtenga de la madre todos los elementos necesarios para su
desarrollo normal.
El embrión no se pone en contacto directo con el medio interno materno. Se vincula con él a través
del corion, derivado trofoblástico que establece y regula las interacciones con la madre.
Si bien es el trofoblasto, y no el embrión propiamente dicho, el que contacta con la madre, al estar
aquél formado por células de una composición genética distinta de la de la madre, la implantación
implica el contacto directo entre dos individuos genéticamente distintos. Esto involucra aspectos
inmunitarios en el proceso de implantación.
Con fines descriptivos, en el proceso de implantación se han definido varias etapas. Los límites
entre ellas son convencionales y su número depende del grado de detalle de la descripción y
análisis:
f) Luego, el trofoblasto sincitial toma contacto con el estroma y se inicia la invasión de éste.
h) Como etapa final, los derivados del trofoblasto (citotrofoblasto y sincitiotrofoblasto) se asocian
al mesodermo extraembrionario somático. Los tres tejidos se organizan en tres capas que, en
conjunto, forman el corion.
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SC 15.2. La adhesión blastocisto-endometrio: fijación y orientación del blastocisto respecto del endometrio. V. Flores
En la especie humana, el sitio más frecuente de adhesión del blastocisto al endometrio es la región
superior de la cara posterior de la mucosa uterina (cerca del fondo uterino). A su vez, el
blastocisto se orienta respecto del endometrio contactando por la zona del trofoblasto polar (polo
animal o embrionario).
Debido a estos hechos se considera que la colisión, y ulterior adhesión, al azar entre el blastocisto y
endometrio no es condición suficiente para explicar a) la existencia de un sitio de implantación
preferencial en el endometrio y b) la orientación preferencial del blastocisto respecto del
endometrio.
Esta situación se debe a que las propiedades adhesivas del epitelio uterino y del blastocisto no se
distribuyen homogéneamente en sus superficies. Se considera que la adhesión blastocisto-
endometrio depende de las características químicas de ambas superficies. Las hipótesis están
dirigidas fundamentalmente hacia las cubiertas de superficie (glucocálices) del epitelio endometrial
y del blastocisto.
Se ha postulado que las glucoproteínas de estas cubiertas pueden mediar la adhesión entre ambos.
Existe un conjunto de datos que sustentan esta hipótesis:
a) El epitelio uterino posee un glucocáliz muy desarrollado, sobre todo en las etapas en las que el
embrión se implanta. Con técnicas inmunohistoquímicas es posible poner de manifiesto una gruesa
capa de glucoproteínas en la membrana apical de las células epiteliales endometriales y también en
la superficie de las células del blastocisto.
Existen trabajos que, con enfoque y metodología eminentemente biofísicos, han permitido calcular
Así, las características adhesivas de las superficies del blastocisto y del epitelio endometrial por un
lado dependen de fenómenos sistémicos, como los niveles hormonales maternos en el momento de
la implantación, y también de fenómenos locales regulados por moléculas que operan como
mediadores locales.
Bibliografía
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SC 15.3. La degradación de la membrana pelúcida. Acciones enzimáticas sinérgicas. La reacción decidual primaria. V. Flores
Ciertos estudios histoquímicos tendientes a identificar las células que sintetizan estas enzimas han
puesto de manifiesto que, con diferencias para las distintas especies y enzimas en su síntesis,
participan activa y coordinadamente el endometrio y el blastocisto. Por parte del endometrio, tanto
el epitelio como el estroma participan en su síntesis y secreción. En el blastocisto, la fuente
fundamental de enzimas es el trofoblasto.
Estos estudios muestran que el efecto estimulante de la síntesis y secreción de enzimas, ejercido
por el blastocisto, se produce a) antes de que exista contacto físico entre blastocisto y endometrio
y, significativamente, b) sólo se produce en las proximidades del blastocisto. Estas dos
circunstancias sugieren que dicho efecto está mediado por moléculas señal difusibles liberadas por
el blastocisto y que éstas tienen escaso rango de acción.
Los cambios locales que sufre el endometrio en respuesta a señales difusibles del blastocisto, antes
de que éste tome contacto con el epitelio endometrial se denominan reacción decidual primaria
para distinguirlos de los cambios denominados reacción decidual que sufre el endometrio cuando
ya es invadido por el blastocisto.
Algunos estudios realizados para investigar el papel funcional de estas enzimas (tratamiento
enzimático de membranas pelúcidas in vitro, inyección intrauterina de inhibidores de las distintas
enzimas, etc.) muestran que las glucosidasas por sí solas no son capaces de lisar la membrana
pelúcida y que las exopeptidasas (fundamentalmente aminopeptidasas) tampoco la disgregan
completamente. Las endopeptidasas, sobre todo las sintetizadas por el blastocisto, poseen un efecto
más intenso sobre la membrana pelúcida.
Varios estudios de este tipo muestran que las enzimas actúan sinérgicamente durante la
degradación de la membrana pelúcida. Las glucosidasas y exopeptidasas actúan en las fases
preparatorias produciendo la degradación parcial de algunos de los componentes de la membrana.
A continuación, la acción de las endopeptidasas la disgregaría por completo.
La figura precedente ilustra esquemáticamente un modelo de la acción sinérgica (en cascada) de las
enzimas que participan en la degradación de la membrana pelúcida. El modelo propone la siguiente
secuencia de eventos:
1) La acción de las glucosidasas tendría como efecto la eliminación sucesiva de los distintos
monosacáridos constituyentes de las cadenas laterales de oligosacáridos.
3) Una vez que la proteína está desprovista de las cadenas laterales de oligosacáridos, estaría
expuesta a las exopeptidasas (aminopeptidasas y carboxipeptidasas) que actuarían con mayor
eficacia.
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SC 15.4. La diferenciación preimplantatoria del trofoblasto. La reacción decidual primaria. El establecimiento del contacto trofoblasto-
endometrio y la invasión temprana. V. Flores
El endometrio no actúa pasivamente. Durante esta fase temprana, las células de revestimiento
epitelial uterino sufren a) una importante diferenciación molecular puesta de manifiesto por la
expresión de un patrón típico de proteínas transmembrana, como las integrinas y b) una
diferenciación ultraestructural del dominio apical de la membrana plasmática con la formación de
prolongaciones o abultamientos de la membrana apical que exhiben alta adhesividad respecto del
trofoblasto. Precisamente la aparición de ambas diferenciaciones es considerada como indicio, por
parte del endometrio, del inicio de la “ventana de implantación” o “período de receptividad” para
la implantación.
El contacto blastocisto-endometrio tiene dos etapas: a) una primera etapa de adhesión lábil en la
que ambos pueden unirse en forma débil y pueden volver a separarse y b) una segunda etapa unión
estable en la que el contacto es irreversible y va seguido de la invasión del epitelio. La adhesión
lábil estaría mediada por interacciones entre los componentes de los glucocálices de ambos
epitelios y la unión estable consiste en el contacto directo entre componentes de las membranas
plasmáticas, formación de interdigitaciones y diferenciaciones de unión de las superficies apicales
de ambas poblaciones celulares (microvellosidades del trofoblasto y pinópodos de las células
endometriales) (SC 15.2. La adhesión blastocisto-endometrio: fijación y orientación del blastocisto respecto del endometrio).
Luego de la unión estable entre las células maternas y embrionarias, en la que las membranas
quedan transitoriamente interdigitadas, las membranas se alisan, se adosan íntimamente y las
diferenciaciones de unión permanecen durante un tiempo. A continuación, prolongaciones de las
células trofoblásticas se introducen entre las células del epitelio uterino. En algunas especies, el
epitelio uterino sufre una reacción sincitial. En otras se descama dejando el estroma expuesto. En
mamíferos se han identificado al menos cuatro variantes de estrategias por medio de las cuales las
células del trofoblasto atraviesan el epitelio uterino y entran en contacto con el estroma
endometrial. Estas cuatro variantes básicas están ilustradas por el modo como se produce este
fenómeno en otros tantos conjuntos de especies (ratas y ratones, hámsteres, conejos y primates).
En todos los casos las células epiteliales se agrandan, se vuelven vesiculosas y se llenan de
lisosomas y lisofagosomas. Algunas modificaciones similares se observan en las células del
estroma subepitelial. Se discute si las células endometriales son eliminadas exclusivamente por la
acción enzimática del blastocisto, o si es fundamentalmente un fenómeno de autodegradación en
respuesta a estímulos provenientes de éste, pero existe consenso en la idea de que en el proceso
participan activamente el trofoblasto y el epitelio y estroma endometriales.
Se sabe que el trofoblasto es capaz de sintetizar y secretar una enzima denominada activador del
plasminógeno (PA). Se trata de una enzima con capacidad para degradar proteínas (proteasa)
extracelulares que cumple un papel importante en la invasión del endometrio. El PA es una enzima
de alta especificidad de sustrato, vale decir, capaz de actuar sobre un rango muy reducido de
sustratos posibles. Sin embargo, se postula que participa en la degradación de una variedad muy
grande de componentes de la matriz extracelular. Ello es posible debido a que puede iniciar una
cascada de actividades enzimáticas de origen materno. El gráfico que sigue ilustra
esquemáticamente el proceso.
a) El PA ‒de origen embrionario‒ actúa sobre el plasminógeno (de origen materno) activándolo a
plasmina.
b) La plasmina, que posee amplio rango de sustrato, degrada varios componentes de la matriz
extracelular (glucoproteínas, proteoglucanos, laminina, fibronectina, etc.)
c) La plasmina, además, es capaz de activar algunas proenzimas como las procolagenasas tipos VI
d) Las colagenasas degradan las fibras del intersticio endometrial y de las membranas basales de
los vasos uterinos.
Bibliografía
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SC 15.5. Nociones sobre histogénesis placentaria. Tipos de vellosidades y patrón temporal de diferenciación. V. Flores
El corion se desarrolla durante toda la gestación y sufre cambios adaptativos a los requerimientos
fetales. Una vez que el corion llega a su máxima eficacia funcional en la especie humana posee al
menos 5 tipos diferentes de organización de vellosidades coriales. Estos diferentes tipos de
vellosidades van apareciendo unos a continuación de los otros o, en algunos casos, unos
diferenciándose en otros.
Una vellosidad troncal ocupa el centro de la unidad y posee un extremo terminal en constante
crecimiento (vellosidad intermedia inmadura) y ramas más diferenciadas (vellosidad intermedia
madura) de las que brotan vellosidades terminales. Éstas constituyen diferenciaciones estructurales
y funcionales en las que asientan las membranas vasculosincitiales especializadas en el transporte
de gases y nutrientes.
2) Vellosidades intermedias maduras. Son ramas laterales (periféricas) de las vellosidades troncales
sobre las cuales asienta la mayor parte de las vellosidades terminales. Tienen un diámetro de 60-
150 µm. Representan un cuarto de las vellosidades coriales de la placenta madura; tienen un eje de
mesénquima muy laxo que ocupa el 50% del volumen de la vellosidad a través del cual corren
arteriolas, vénulas y capilares. El CTB es discontinuo en partes y el SCTB posee un grosor
uniforme con núcleos regularmente distribuidos.
3) Vellosidades terminales. Son las ramas finales (hojas) del árbol velloso; nacen de las
vellosidades intermedias maduras como protrusiones vesiculosas debido a que contienen capilares
sinusoidales muy dilatados que ocupan la mayor parte de la vellosidad. El SCTB posee la típica
estructura diferenciada en nódulos sincitiales y membrana vasculosincitial (SC 15.7. La diferenciación
estructural y funcional de la placenta de término. Los nódulos sincitiales y la membrana vasculosincitial). A estas vellosidades, que
empiezan a aparecer en la 27.ª SD, les corresponde un 30-40% del volumen del árbol velloso, un
50% de la superficie sincitial total y constituyen un 60% de las vellosidades en el corion maduro.
A este tipo corresponde la primera generación de vellosidades coriales. Son, relativamente, más
abundantes al principio, pero se siguen formando durante toda la gestación, preferentemente, en los
extremos terminales de las últimas ramas (las más jóvenes) de las vellosidades intermedias
El patrón temporal de diferenciación de vellosidades coriales. Durante las primeras semanas todas
las vellosidades (1.ª, 2.ª y 3.ª) son mesenquimáticas. Desde la 8.ª SD en adelante, poco antes de que
se inicie la circulación sanguínea, las que se han formado primero empiezan a diferenciarse en
vellosidades intermedias inmaduras que, poco más tarde, se diferencian en troncos vellosos.
Mientras tanto, en los extremos de vellosidades intermedias inmaduras se van formando nuevas
vellosidades mesenquimáticas que, a su vez, siguen el patrón de diferenciación de las primeras
(mesenquimáticas intermedias inmaduras troncos vellosos). La formación de nuevas
vellosidades mesenquimáticas y su diferenciación ulterior en intermedias inmaduras empieza a
disminuir al final del 2.º trimestre, pero siempre continúa a un ritmo menor en las zonas centrales
del lóbulo placentario. Desde el principio del 3.er trimestre, las vellosidades mesenquimáticas se
diferencian preferentemente en intermedias maduras, que originan a las vellosidades terminales.
Estas últimas son las que predominan en la placenta de término. Cada lóbulo placentario sigue esta
secuencia de eventos aunque a un ritmo diferente según se trate de la región central o periférica de
la placenta. Nótese que la zona central de la placenta es siempre más “vieja” que la periférica y, en
consecuencia, posee un mayor desarrollo y crecimiento de todas las estructuras mencionadas.
Bibliografía
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SC 15.6. La organización estructural y funcional del placentomo. Su variabilidad. Hipótesis sobre la génesis de la morfología del lóbulo
placentario. V. Flores
La estructura lobular del corion. La organización lobular de la placa corial se relaciona típicamente
con la distribución de las desembocaduras de los vasos maternos arteriales y venosos en el espacio
intervelloso (Véase la figura 15-14, B del texto impreso).
En su forma más simple (Fig. SC 15-6-1), un lóbulo placentario está compuesto por un tronco
vellositario principal que nace de la placa corial y da origen a 3-5 generaciones de troncos
vellositarios secundarios.
Éstos, o algunos de éstos, a su vez originan troncos vellositarios de anclaje que desde el sitio de
su nacimiento en el tronco principal, o un tronco secundario, se dirigen hasta la placa basal en la
cual se anclan. Los troncos vellositarios de anclaje, típicamente, describen trayectorias curvilíneas.
Ello confiere al lóbulo una forma global de barril ("tambours", "baskets", "barrels", etc. son
términos comúnmente usados para describirlos) con una zona media ancha y dos extremos más
delgados. Se ha propuesto que tal disposición es una adaptación al modo como circula la sangre en
el espacio intervelloso (EIV). Los puntos de inserción de los troncos vellositarios de anclaje que
conforman un lóbulo describen en la decidua una zona aproximadamente circular denominada
"corona de implantación".
Los lóbulos placentarios poseen tamaño y estructura variable. En placentas próximas al término se
han contado alrededor de 200 lóbulos, entre los cuales existen alrededor de 10 grandes, unos 50
medianos y los demás pequeños. La mayor parte de la masa del corion está representada por los
grandes y medianos. Algunos estudios describen alrededor de 20 a 40 troncos vellositarios
principales en placentas de cualquier edad.
Dada la disposición curvilínea de las vellosidades de anclaje ‒que definen la forma del lóbulo
placentario‒ y dado que de ellas nacen las vellosidades libres y sus subdivisiones, la densidad de
vellosidades en el EIV dista mucho de ser homogénea (Fig. SC 15.6.4). En el espacio comprendido
entre las dos placas de la placenta, la organización de lóbulos adyacentes permite definir las 5
regiones ilustradas en la figura SC 15.6.4. Cada lóbulo está ocupado en su periferia por una densa
masa de vellosidades libres pequeñas que son en su mayoría ramas terminales. La mayor parte de
los lóbulos poseen una región central laxa, con una densidad de vellosidades baja. Las zonas
interlobulares que también poseen una baja densidad se continúan con la región subcorial de
aspecto similar. La región basal del lóbulo, vale decir aquella circunscrita a la corona de
implantación, posee una densidad alta.
El desarrollo de la placenta involucra, por un lado, un aumento del grosor y, por el otro, una
expansión circunferencial más allá de los límites de la zona de implantación original. La expansión
involucra tanto a la placa corial como a la placa basal. Es posible suponer que durante el
crecimiento de la placenta las vellosidades de anclaje primitivas originan otras que también se
insertan en la placa basal. Si los sitios de inserción de estas últimas, durante la expansión
circunferencial de la placa basal, se separan unas de otras y si ellas se forman y persisten sólo en
aquellas zonas mejor irrigadas ‒vale decir, en la zona de orificios arteriales‒, se explicaría la
correspondencia entre localización de vellosidad de anclaje y de arterias maternas. La forma
relativamente circular del lóbulo y la corona de implantación podría explicarse como consecuencia
de la modelación recíproca entre conjuntos de vellosidades de anclaje originadas a partir de troncos
vellositarios principales adyacentes. La forma particular de cada lóbulo, con vellosidades de
anclaje periféricas que describen arcos de circunferencia, podría ser explicada por la operación de
fuerzas hemodinámicas generadas por el flujo arterial. Vale decir, la forma de las vellosidades de
anclaje se correspondería con la de los vectores que representan las fuerzas generadas por el flujo
arterial. Si el desarrollo y mantenimiento de las vellosidades libres fuera afectado por la calidad de
la sangre que las baña se podría explicar también la existencia de zonas con diferente densidad de
vellosidades en el EIV. Las zonas mejor irrigadas tendrían alta densidad (periferia lobular) y las
peor irrigadas (centro lobular y zonas subcorial e interlobular) tendrían baja densidad.
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SC 15.7. La diferenciación estructural y funcional de la placenta de término. Los nódulos sincitiales y la membrana vasculosincitial. V.
Flores
Desde fines del primer trimestre el citotrofoblasto (CTB) disminuye, relativamente, en las
vellosidades y se hace discontinuo. Sólo quedan islotes de CTB que siguen funcionando como
fuente de células para la expansión del sincitiotrofoblasto (SCTB). En las zonas de discontinuidad
del CTB, el SCTB toma contacto directo con la membrana basal.
Nótese que existe cierta similitud estructural entre la M V-S y la membrana alveolocapilar del
pulmón o la membrana de filtración del glomérulo renal. En algunos casos se han descrito
prolongaciones basales del SCTB similares a las que presentan los podocitos del riñón.
Simultáneamente con estos cambios adaptativos que aumentan la eficacia de los intercambios,
hacia el final de la gestación también se producen cambios que son signos de envejecimiento ya
que disminuyen la eficacia funcional del corion. La placenta, como órgano transitorio con
funciones vinculadas exclusivamente a la gestación, parece estar programada epigenéticamente
para una vida media no mayor de 9 meses y, debido a ello, hacia el final de la gestación aparecen
cambios atribuibles al envejecimiento. Estos cambios son: engrosamientos en la membrana basal
del endotelio capilar y del SCTB, obliteración de vasos fetales y maternos, depósito de material
fibrinoide en el EIV, entre las vellosidades y sobre las placas basal y corial, etcétera.
Las hormonas producidas por el SCTB se liberan en su mayor parte a la sangre materna ‒al EIV‒ y
en menor proporción hacia el compartimento vascular fetal.
Bibliografía
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SC 15.8. Los tipos celulares derivados del citotrofoblasto y su especialización funcional. V. Flores, M. Rapacioli
El trofoblasto se comporta como población celular troncal. Una vez que se diferencia en
citotrofoblasto (CTB), éste mantiene dicha propiedad y origina células que exhiben diferentes tipos
de diferenciación dependiendo de la posición que ocupan dentro de la placa corial, la placa basal y
los tejidos maternos (Cuadro SC 15-8-1).
2) Las células de transición son originadas a partir del CTB velloso. Las células de transición se
generan y se incorporan al sincitiotrtfoblasto (SCTB) con una dinámica que depende de varios
factores: momento de la gestación, condiciones de circulación en el espacio intervelloso,
concentración de O2, nutrientes, etc. Estas células expresan moléculas de superficie que permiten
reconocer receptores de la membrana basal del SCTB y permiten su fusión. Este fenómeno permite
adaptar el volumen o masa sincicial al momento del desarrollo y a las condiciones locales.
3) El sincitiotrofoblasto. Aunque el SCTB no es, en sentido estricto, un “tipo celular”, es una forma
de organización “tisular” especializada en a) por un lado, “aislar” al embrión de ciertas moléculas
que podrían difundir sin control a través del espacio que existe entre las células de un epitelio (vía
paracelular) y, por otro, b) en mantener con alta eficacia los diversos tipos de transporte o
intercambios entre la madre y el embrión (SC La incorporación de moléculas al embrión. El significado biológico de la reacción
sincitial). Durante las etapas tempranas de la implantación, el SCTB está en contacto directo con el
estroma endometrial. Luego es sobrepasado por las células de la coraza CTB.
5) Células del escudo citotrofoblástico. Se caracterizan por la ubicación que poseen; están
formadas por varias capas de células y la capa más superficial integra la interfase embriomaterna.
Cumple importantes funciones de regulación de la respuesta inmunitaria materna ante los tejidos
del feto. En las células de la superficie del escudo citotrofoblástico se intensifican los cambios en la
organización química de superficie que les permite generar células intersticiales que invaden la
decidua y otros tejidos maternos (SC Cambios en el perfil de expresión de proteínas de superficie celular durante la transición de CTB
velloso a CTB no velloso endovascular).
7) Células del CTB endovascular. Poseen una organización química de superficie con una
expresión combinatoria de proteínas integrinas que les permite intercalarse con las células de los
vasos maternos. Algunas de estas células reciben el nombre de CTB vascular mural pues se
entremezclan con las células musculares de la capa media de las arterias espiraladas uterinas. Otras
células forman un CTB vascular endotelial que recubre la superficie interna de los vasos
intercalándose con, o reemplazando a, las células endoteliales maternas. Ambas poblaciones del
CTB endovascular producen una remodelación de los vasos, ajustan su estructura, diámetros y
tono a los requerimientos de la circulación uteroplacentaria según avanza el embarazo.
8) Células del CTB miometrial. Algunas células del CTB invaden más profundamente el útero y
se introducen en el tejido conectivo del miometrio. Se ha postulado que probablemente ejerzan una
función regulatoria sobre la contractilidad de la musculatura durante la gestación.
9) Células del CTB circulantes. Finalmente, algunas células del CTB pueden ingresar a la
circulación sanguínea materna y colonizar algunos órganos. Estas células se pueden encontrar en el
tejido conectivo de algunos órganos y aportar una pequeña cantidad de células circulantes. En
algunas mujeres, estas células, que han sido denominadas células progenitoras asociadas a la
gestación o Papc (Pregnancy-associated progenitor cells) han sido encontradas varias décadas
después del embarazo. Es probable que su función sea favorecer una forma modulada de
funcionamiento del sistema inmunitario adaptativo ante un nuevo eventual embarazo.
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SÍNTESIS CONCEPTUAL 16
SC 16.1. Concepto de imprinting genético. Las gametas masculina y femenina son no equivalentes y complementarias desde el punto de vista de
la información genética que aportan. V. Flores
En las especies diploides, el fenotipo se elabora con información genética proveniente de ambos
progenitores. Para la gran mayoría de los genes, la posibilidad de expresarse y la tasa de expresión
es similar para los dos alelos del gen, el de origen materno (aportado por el ovocito) y el de origen
paterno (aportado por el espermatozoide).
Existen, sin embargo, algunos genes, que cumplen importantes funciones durante el desarrollo,
cuyos alelos de origen materno y paterno no tienen igual posibilidad de expresión. Ello se debe a
que las células germinales masculinas y femeninas programan la expresión de estos genes de modo
diferente y complementario. A este fenómeno por medio del cual algunos genes son diferentemente
programados en las células germinales masculina y femenina se ha denominado “imprinting”. Sólo
algunos genes son susceptibles de sufrir imprinting y genéricamente se los denomina “genes de
imprinting”. El proceso de imprinting ha sido en parte aclarado.
Experimentos de trasplante nuclear han permitido corroborar que los pronúcleos masculinos y
femeninos no son equivalentes y que poseen programaciones complementarias. La
micromanipulación permite la extracción y/o inyección de núcleos en la célula huevo. Si a la célula
huevo se le extrae el pronúcleo masculino y se le inyecta un pronúcleo femenino extraído de otra
célula huevo, pasa a ser una célula diploide con cromosomas de origen exclusivamente femenino
(bimaternal). También se puede obtener una célula huevo bipaternal –con cromosomas de origen
exclusivamente masculino– si la célula huevo posee dos pronúcleos masculinos. Estas células
Todos estos hechos indican que a) la información genética proveniente de sólo uno de los
progenitores (masculino o femenino), aun cuando la célula huevo sea diploide, es insuficiente para
regular el desarrollo normal, que b) la información aportada por cada gameta es diferente o no
equivalente y que c) el déficit en la información genética aportada por cada gameta es suplida por
la información aportada por la otra gameta, vale decir, son complementarias.
El fenómeno de imprinting está mediado por un proceso denominado metilación del ADN (Véase
SC 16.2. Genes pasibles de sufrir imprinting. Funciones de la metilación en el imprinting) que instala una represión irreversible
en los genes que lo sufren. Los genes de imprinting son de expresión monoalélica. En términos
generales, el imprinting ocurre de modo tal que, si en las células germinales femeninas los genes
pasibles de sufrir imprinting son programados con un estado apto para la expresión, el alelo
correspondiente en las células germinales masculinas sufre una inhibición irreversible y
recíprocamente. En consecuencia, si en una población celular en desarrollo se activa un gen pasible
de sufrir imprinting, sólo se expresará el alelo proveniente del progenitor que lo programó para ser
expresado; el que proviene del otro progenitor estará reprimido (expresión monoalélica). Para
diferentes genes pasibles de sufrir imprinting, en algunas poblaciones celulares en desarrollo sólo
se expresará el alelo de la madre y, en otras poblaciones celulares, se expresará sólo el alelo que
viene por línea paterna. Así, si en una población celular en desarrollo sólo se expresa el alelo
proveniente de la madre pero el genoma proviene sólo del padre, aunque la población celular sea
diploide, sufrirá un déficit grave debido a que los alelos que posee, para una cierta función, se
encuentran ambos reprimidos.
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paternal genomes. Cell 37(1):179-83.
Se denominan genes pasibles de sufrir imprinting o genes de imprinting a aquellos que exhiben
expresión monoalélica y en los que el alelo que se expresa depende de su origen materno o
paterno.
El mecanismo general del imprinting involucra una secuencia de pasos que incluye:
La metilación del ADN modifica la expresión génica mediante dos mecanismos fundamentales: a)
modifica la unión de proteínas reguladoras de la expresión génica y b) recluta proteínas del
complejo de remodelación de la cromatina.
La metilación del ADN es heredable. Dada la duplicación semiconservadora del ADN, una de las
cadenas de ambas moléculas de ADN generadas en la duplicación mantendrá la metilación. Existen
enzimas (ADN metiltransferasas de mantenimiento) que reconocen las CpG metiladas en una
cadena y metilan a la CpG de la cadena complementaria.
En los clusters donde se localizan los genes de imprinting existen una o más regiones de
metilación diferencial o regiones diferencialmente metiladas (DMR). Estas regiones poseen
patrones de metilación complementarios en alelos maternos y paternos. Se denominan también
regiones de control de imprinting (ICR).
En la figura SC 16-2-1 puede observarse que los genes de la proteína factor de crecimiento insulínico
tipo 2 (Igf2) y del ARN no- codificante H19 están regulados por la misma secuencia reguladora
de expresión génica. Entre los promotores de ambos genes hay una secuencia aislante (insulator)
que se metila diferencialmente en ovocitos y espermatozoides. En las células somáticas, la
secuencia aislante del cromosoma de origen materno no se halla metilada. Esto permite la
unión de la proteína factor de transcripción represor CTCF (un factor de transcripción de tipo
dedos de zinc) que reconoce secuencias CCCTF no metiladas y le otorga actividad a la secuencia
aislante. En estas condiciones, la secuencia de regulación de expresión génica no puede interactuar
con el promotor del gen de Igf2 y en consecuencia el alelo materno de este gen Igf2 no
transcribe. Esta secuencia sí puede interactuar con el promotor del gen de H19 y en consecuencia
el alelo materno de H19 sí transcribe.
El cromosoma de origen paterno, por el contrario, posee la secuencia aislante metilada. Esta
metilación se produce durante la espermatogénesis. Este hecho impide la unión de la proteína
CTCF a la secuencia aislante y ésta queda inactivada (no funciona como aislante). Por
consiguiente, la secuencia de regulación de expresión génica puede interactuar con el promotor de
Igf2 y el alelo paterno de Igf2 sí transcribe. Durante las etapas tempranas del desarrollo, luego de
la implantación, la metilación de la secuencia aislante se expande hacia el promotor de H19 y en
consecuencia se forma una estructura de cromatina cerrada inaccesible para los factores de
transcripción. Como consecuencia de este hecho el alelo paterno de H19 no transcribe.
En la figura SC 16-2-2 se ilustra que en el gen codificante de la proteína receptor del Igf2 o Ifgr2 hay, en
el segundo intrón, una ICR que es, además, promotor del gen de un ARN no codificante Air que
transcribe en sentido inverso al gen Igf2r por lo que Air tiene secuencia complementaria o
antisentido a Igf2r. En el cromosoma de origen materno, el promotor del gen Air está metilado, en
consecuencia el alelo materno de Air no se transcribe. El alelo materno de Igf2r sí transcribe.
Otros tres genes del mismo cluster, Slc22a1, Slc22a2 y Slc22a3 sí transcriben. En el cromosoma
paterno, el promotor de Air no está metilado. El alelo paterno de Air sí transcribe y su transcripto
interactúa con el transcripto del gen Igf2r quedando éste inactivo. Secundariamente se metila el
promotor de Igf2r y, en consecuencia, el alelo paterno de Igf2r no transcribe. Slc22a1 permanece
activo pero Slc22a2 y Slc22a3 se inactivan.
Bibliografía
Mann JR. (2001). Imprinting in the Germ Line. Stem Cells 19(4):287-94.
Pauler FM, Barlow DP. (2010). Imprinting mechanisms--it only takes two. Genes Dev
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