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UN CAMBIO PARA COLOMBIA

Después de casi cuatro años del Proceso de Paz en Colombia, entre el gobierno del presidente Santos y las
FARC, el día 23 de junio de 2016 se dio por finalizado dicho proceso en La Habana, Cuba.

A pesar de que este gran acontecimiento era el más anhelado por el país, se han presentado inconformidades
y puntos en contra que han vuelto al pueblo colombiano a un debate entre perdonar y olvidar, o hacer que la
justicia prevalezca.

Lastimosamente, el término «justicia» cada quién lo ajusta a su conformidad. Según las palabras de Iván
Márquez, jefe del equipo negociador de la guerrilla, el objetivo de los diálogos en La Habana era «buscar la
paz con justicia social por medio del diálogo». ¿A qué justicia social se refería entonces?

Es bien sabido que uno de los principales acuerdos de los diálogos era la reincorporación de las FARC a la
vida civil, de modo que pudieran participar en lo económico, lo social y lo político de acuerdo con sus
intereses. A este acuerdo se le añade, que tienen derecho al olvido, es decir, a que ninguno de los actos
cometidos previamente al Proceso de Paz sea llevado a la corte, o en otras palabras, que sea juzgado por el
gobierno. Además, el grupo insurgente, ha querido ampliar su acuerdo con una posible participación en el
ámbito político del país, esto por medio de un partido político al cual llamarían «FARC-EP». La idea no ha sido
bien vista por todas las personas; aun así, el grupo la reclama como uno de los derechos que tienen al firmar
el acuerdo de paz.

¿Qué es lo justo para todos? ¿Qué lo justo para Colombia? Los hechos no son solamente desde hace cinco
años. Todas sus acciones vienen desde finales de los años sesenta hasta este presente año, y ellos piden
olvido. Claro que es fácil exigir cuando tienen a todo el gobierno, de por sí corrupto, en la palma de su mano,
al cual pueden manejar cuando quieran y a su antojo gracias a sus ya firmados acuerdos. Claro que para ellos
es fácil pedir perdón y pensar que todo será olvidado ya que ellos no han vivido en carne propia cada realidad
de cada víctima de cada crimen que se encargaron de cometer; todo por buscar su propia satisfacción.

En mi posición, pienso que como país nos falta mucho por aprender y mejorar. No dudo en que algún día
exista una verdadera justica equitativa que nos favorezca en todos los sentidos; pero ese día no es hoy, y tal
vez no lo sea pronto. Nuestro actual gobierno no es el mejor para manejar un cambio social tan grande como
lo es el cese definitivo al fuego por parte de las FARC que es, claramente, solo uno de los tantos grupos
guerrilleros que existen en Colombia. Es cierto que paso a paso se puede llegar a la solución que se quiere,
pero el gobierno olvida algo muy importante: El conflicto no es solamente la guerrilla, viene también a nivel
interno, me refiero de forma económica, ambiental, cultural, social, y hasta política porque gobierno corrupto
nunca falta. La problemática se tiene que manejar desde pensar en el pueblo hasta ayudar a mejorar el
pueblo, y para eso se necesitan personas que quieran un cambio verdaderamente positivo, personas que
sean honestas consigo mismas y con su comunidad, que quieran mejorar la realidad de su propia nación y
que siempre busquen obtener una verdadera justicia frente a cada problemática, poniendo en alto el nombre
de la República de Colombia, siendo así, este, un motivo más por el cual todos nos sintamos más que solo
orgullosos de llamarnos colombianos.

Laura Lucía Hernández – Noveno B.

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