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El “trabajo esclavo” en ESMA

Aportes para comprender el funcionamiento y los


efectos dentro y fuera del sistema concentracionario
de esta práctica genocida

Patricio Abalos Testoni; Julieta Grassetti;


Nahuel Contreras; María Belén Riveiro; Malena Silveyra*

damentales para analizar lo que


sucedió en los centros clandestinos
de detención, tortura y exterminio
(CCDTyE). Una de ellas es sobre la
que versará este artículo y al que
los sobrevivientes han nominado
como “trabajo esclavo”.
La fuente principal para este
análisis han sido los testimonios
de los sobrevivientes que se brin-
daron durante el transcurso del
debate oral, aunque también he-
mos tenido acceso a testimonios

E ste artículo es uno de los pro-


ductos del trabajo del EASQ en
el marco de la causa ESMA III. A
de sobrevivientes plasmados en
publicaciones o realizados en otros
tramos de la causa ESMA. Además
partir del pedido de asistencia de de diversas producciones de las
los compañeros de la Asociación ciencias sociales, han sido funda-
de ex Detenidos Desaparecidos mentales los espacios de reflexión
(AEDD), reseñamos las audiencias con los sobrevivientes que nos han
de los tres años de debate de la permitido profundizar en el análi-
causa haciendo especial hincapié sis del despliegue de esta práctica
en un conjunto de prácticas fun- particular y en los modos en que ha

*Patricio AbalosTestoni: Licenciado en Sociología (UBA). Facultad de Ciencias Sociales, UBA.


*Julieta Grassetti: Licenciada en Sociología y Maestranda en Estudios Sociales Latinoameri-
canos por la UBA. Becaria UBA Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
*Nahuel Contreras: Licenciado en Ciencia Política (UBA). Facultad de Ciencias Sociales,
UBA.
*María Belén Riveiro: Licenciada en Sociología y Traductora Pública (UMSA). Becaria doc-
toral de CONICET.Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
*Malena Silveyra: Licenciada en Sociología (UBA). Facultad de Ciencias Sociales, UBA.

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afectado a los que fueron sus vícti- ta es la conceptualización de genoci-
mas, y a la sociedad argentina en su dio como práctica social (Feierstein,
conjunto. 2007), así como nociones desarro-
Este artículo pretende conden- lladas en diversos artículos sobre
sar estos tres años de trabajo y los nazismo y la experiencia del Fran-
diversos aportes que hemos hecho quismo en España. Asimismo, re-
sobre la temática como la contri- tomamos el análisis que hace Pilar
bución a los alegatos de la querella Calveiro (2006) sobre la experiencia
Justicia Ya!, el artículo que realizó concentracionaria, así como tam-
el licenciado Nahuel Contreras bién la conceptualización de Inés
para la publicación de Rutgers Uni- Izaguirre (1992). Como dijimos an-
versity y la ponencia presentada en teriormente, la reconstrucción del
el "VIII Seminario Internacional “trabajo esclavo” como práctica de
Políticas de la Memoria. Memoria, destrucción de la identidad fue ela-
Verdad y Justicia. Debates y políti- borada a través del relevamiento de
cas de memoria en Argentina”1. fuentes primarias y secundarias. Las
La perspectiva cualitativa guiará fuentes primarias nos permitieron
este trabajo buscando acercarnos a acercar a relatos, descripciones, he-
la interpretación de los actores, los chos narrados en primera persona y
sentidos y significados que le otor- testimonios que posibilitaron pre-
gan estos últimos sobre lo ocurrido sentar, analizar y dimensionar la te-
en la última dictadura militar. mática que nos ocupa.
Comenzaremos analizando bre- Por sus objetivos y características,
vemente las características del geno- entendemos al proceso de nues-
cidio en Argentina y su herramienta tra última dictadura cívico-militar
principal: el campo de concentra- como el desarrollo de un genocidio
ción. Luego, pasaremos a analizar reorganizador (Feierstein, 2007). El
cómo esta tecnología de poder ope- siguiente trabajo se enmarca en un
ró sobre tres niveles de la sociedad: contexto general de análisis relativo
la subjetividad individual de aque- a lo que consideraremos como prác-
llos que atravesaron la experiencia tica social genocida, definida como
concentracionaria, la identidad del aquella “tecnología de poder cuyo
grupo que compartía el cautiverio objetivo radica en la destrucción de
en un momento determinado y el las relaciones sociales de autonomía
conjunto de la sociedad argentina, a y cooperación (…) por medio del
través de los efectos de irradiación aniquilamiento de una fracción re-
del terror. Una vez establecido lo levante (sea por su número o por los
anterior, nos abocaremos a analizar efectos de sus prácticas) de la socie-
esta práctica en su desarrollo parti- dad y del uso del terror para el es-
cular en el CCDTyE que funcionó tablecimiento de nuevas relaciones
en la ESMA. y modelos identitarios” (Feierstein,
La bibliografía que utilizamos 2007, p.83).
para la elaboración de esta propues- En este sentido, la destrucción de

“VIII Seminario Internacional Políticas de la Memoria. Memoria, Verdad y Justicia. Debates


1

y políticas de memoria en Argentina, mesa 6, realizado el 24 al 26 de septiembre de 2015 en


el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti-ExESMA.

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determinadas identidades es uno cuenta de esta práctica que aparece
de los objetivos clave del genocidio reiteradamente en los testimonios
reorganizador. El propósito de las de los sobrevivientes y ahondar so-
siguientes líneas es dar cuenta de bre cuáles eran los modos en que la
una de las prácticas utilizadas en misma se desarrollaba y sobre sus
ese proceso de destrucción identi- efectos desestructurantes.
taria sobre la que, a nuestro enten- Para el desarrollo conceptual,
der, se ha profundizado menos: el además del material bibliográfico
“trabajo esclavo” en el genocidio ya mencionado, ha sido funda-
argentino. Es necesario aclarar que mental el aporte de los desarro-
el término “trabajo esclavo” utiliza- llos alcanzados sobre la temática
do en este trabajo no remite a las en el marco del Proyecto UBACyT
conceptualizaciones clásicas den- Nº20020110100017 (Prog. 2012-
tro del derecho, la economía o la 2015) “Los campos de concentración
sociología respecto al trabajo y la en Argentina como dispositivos de re-
esclavitud como modos de pro- organización nacional. Etapa 1: Atlé-
ducción de valor. Asimismo, y por tico- Banco-Olimpo, Campo de Mayo
razones análogas, no es equipara- y Circuito Camps”, dirigido también
ble a los casos paradigmáticos de por el Dr. Daniel Feierstein.
“trabajo esclavo” en el nazismo o
el franquismo ya que el objetivo fi- El genocidio reorganizador en Ar-
nal de la realización de estas tareas,
gentina
en el caso argentino, no fue la ob-
tención de plusvalía. Sin embargo, El proceso represivo que atrave-
mantenemos este término porque só nuestro país en la década del 70,
más allá de lo difícil, inexacto e in- y que se consolidó durante la dic-
suficientemente que es encuadrar- tadura cívico-militar (1976-1983),
lo, este concepto expresa la forma constituye lo que Daniel Feierstein
en que se desarrollaron las tareas (2007) caracteriza como genocidio
que eran obligados a realizar los reorganizador. El autor dirá que
detenidos durante su cautiverio; este tipo específico de genocidio
siempre vigiladas, controladas y moderno
previstas desde la organización de ...logra actuar específicamente
la lógica concentracionaria. Tam- sobre las relaciones sociales en el
bién en cierta forma, manteniendo contexto de una sociedad exis-
este término se continúa con la ca- tente, con el objetivo de clau-
racterización que hace la mayoría surar aquellas relaciones que
de los sobrevivientes al analizar generan fricción o mediaciones
este tipo de tareas. al ejercicio del poder- contes-
La Escuela de Mecánica de la Ar- tatarias, críticas, solidarias- y
mada (ESMA), por sus dimensiones reemplazarlas por una relación
y por la complejidad de estas prác- unidireccional con el poder, a
ticas, resulta paradigmática para través del procedimiento de la
analizar el rol del “trabajo esclavo” delación y la desconfianza. La
en el proceso de destrucción identi- ruptura de las ‘relaciones de re-
taria. Creemos que es necesario dar ciprocidad’ entre los seres hu-

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manos (...) constituye el objetivo Para lograr destruir estas rela-
central de esta modalidad geno- ciones no alcanzaba con el aniqui-
cida que opera ‘reorganizando’ lamiento físico de los referentes de
la sociedad, estructurando otro los movimientos populares y de
tipo de vínculos hegemónicos. sus cuadros militantes más sobre-
(Feierstein, 2007, p.104). salientes. Era necesario, además,
Desde esta perspectiva, com- instalar el terror en el conjunto de
prendemos que la dictadura cí- la sociedad, para ello fue necesaria
vica- militar vino a desarrollar la la utilización de los CCDTyE.
etapa de aniquilamiento material La desaparición de los cuerpos
del proceso genocida, de una parte produce efectos desestructurantes
sustancial del conjunto de la po- sobre el conjunto social, contribu-
blación. Este aniquilamiento tenía yendo al proceso de destrucción de
por objetivo la destrucción de esas los lazos de la comunidad, median-
relaciones sociales basadas en la te el miedo y la incertidumbre que
solidaridad y la cooperación. Dicha producen dichas ausencias.
identidad se encontraba profunda- Como bien señala Pilar Calveiro
mente arraigada en gran parte de (2006), el campo precisa ser nega-
nuestra sociedad y fue construida a do y mostrado al mismo tiempo
partir de largas décadas de luchas para diseminar el terror necesario
de los sectores obreros y populares. para silenciar e inmovilizar a la
Inés Izaguirre describe esas rela- sociedad. La lógica propia del sis-
ciones pre-existentes: tema concentracionario exige un
La obligada revisión de los pro- número considerable de víctimas
cesos de lucha que llevó ade- sin “causas” aparentes como prue-
lante el campo popular por lo ba irrefutable de la arbitrariedad
menos desde 1955, me permite del sistema y, así, de su omnipo-
inferir que esta alianza social tencia. El objetivo político excede
había estado construyendo una el exterminio físico de las fuerzas
abigarrada red de articulaciones antagónicas, implicando también
sociales, que vinculan una can- una demostración de poder abso-
tidad cada vez mayor de cuer- luto con efectos expansivos hacia
pos indóciles a las directivas del la totalidad de la sociedad. En la
régimen, y a las necesidades de exhibición de una arbitrariedad in-
acumulación del capitalismo en tencional, el poder se afirma como
esta región. Por eso se siguió ani- absoluto e inapelable.
quilando. Esos “cuerpos indóci- De lo dicho anteriormente se
les” estaban constituyendo una desprende que las desapariciones
nueva territorialidad no bur- forzadas y los CCDTyE fueron las
guesa en una variada gama de herramientas principales utiliza-
relaciones sociales, de espacios das para el intento de destrucción
de confrontación donde lenta- identitaria de la sociedad argen-
mente triunfaban los modos no tina. Esta destrucción se desarro-
competitivos, solidarios, coope- lló en tres niveles: 1) intención de
rativos, de intercambio huma- destrucción subjetiva individual de
no.” (Izaguirre, 1994, p. 20). aquellos que atravesaron la expe-

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riencia concentracionaria, 2) inten- torturas, se los privaba de alimen-
ción de destrucción identitaria del tos y se les bloqueaba sus capacida-
grupo que compartía el cautiverio des sensoriales para desorientarlos.
en un momento determinado, 3) El objetivo principal de estas
intención de destrucción identi- prácticas iniciadoras era eliminar
taria del conjunto de la sociedad toda capacidad de autodetermi-
argentina a través de los efectos de nación y garantizar la desestruc-
irradiación del terror proveniente turación de la identidad de los
de la estructura de desaparición detenidos, a punto tal que no po-
forzada de personas, tortura y ex- dían utilizar su nombre y debían
terminio desarrolladas en la red de usar los códigos que se les asignaba
centros clandestinos de detención. en su ingreso. A decir de Pilar Cal-
El primer nivel de destrucción veiro:
identitaria operaba desde el ingre- Los números reemplazaban a
so mismo al campo. La “iniciación nombres y apellidos, personas
al campo” o la “bienvenida” relata- vivientes que ya habían desapa-
da por sobrevivientes de distintos recido del mundo de los vivos y
procesos genocidas dan cuenta de ahora desaparecían desde den-
cómo desde los primeros momen- tro de sí mismos, en un proceso
tos del secuestro se buscaba produ- de “vaciamiento” que pretendía
cir un quiebre en la subjetividad de no dejar la menor huella. Cuer-
los detenidos respecto de su vida pos sin identidad, muertos sin
anterior. En tanto ceremonia ini- cadáver ni nombre: desapare-
ciática, el tormento marcaba un fin cidos. Como en el sueño nazi,
y un comienzo, el mundo anterior supresión de la identidad, hom-
quedaba atrás y se abría la incerti- bres que se desvanecen en la no-
dumbre del campo de concentra- che y la niebla”. (Calveiro, 2006,
ción. Desde el momento en el cual p.47).
cesaba la tortura física directa, co- A partir de ese momento, el afue-
menzaba la tortura psíquica de la ra resultaba inaccesible y lejano, y
incertidumbre sobre la vida, la su- cualquier posibilidad de control
presión de los sentidos, de la movi- autónomo del propio cuerpo (para
lidad, la desconfianza generalizada, el hacer o el no hacer) estaba com-
el maltrato y la humillación per- pletamente imposibilitado.
manentes. La tortura buscaba arra- El segundo nivel de destrucción
sar toda resistencia en los sujetos intentaba destruir todos los lazos
para modelarlos y procesarlos en de solidaridad que pudieran surgir
el dispositivo concentracionario. entre quienes compartían cauti-
Así como en los relatos de los verio. Las relaciones entre los se-
sobrevivientes del nazismo se ubi- cuestrados y los distintos gestos de
ca este momento en el traslado al cooperación podían hacer algo más
campo en condiciones inhumanas, tolerable la experiencia concentra-
en el caso del genocidio argentino cionaria, convirtiéndose en pode-
los testimonios dan cuenta de los rosas herramientas de resistencia
primeros días en el campo donde frente a la destrucción identitaria.
se los sometía a las más brutales La capacidad de relacionarse con

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los pares permitía mantener los nombres, las razones específicas,
rasgos de solidaridad que los per- pero todos sabían que se lleva-
petradores intentaban romper. ban a los que “andaban” en algo,
Coinciden infinidad de testimo- que las personas “desaparecían”,
nios de sobrevivientes en que la que los coches que iban con gen-
posibilidad de tener pequeños en- te armada pertenecían a las fuer-
cuentros con otros detenidos, po- zas de seguridad, que los que se
der cantar una canción o recordar a llevaban no volvían a aparecer,
un ser querido, les permitía seguir que existían campos de concen-
resistiendo y aspirar a la libertad. tración. (Calveiro, 2006, p. 78).
Los intentos de los perpetradores Saber que algo ocurría, pero
por impedir que los compañeros no poder decir exactamente qué,
de cautiverio se constituyeran en producía un efecto aún mayor
un grupo fueron múltiples y diver- en la instalación del terror que se
sos. Iban desde el impedimento de propagaba mediante rumores y
conversar o comunicarse de cual- comentarios en voz baja. Las des-
quier modo, hasta los intentos de apariciones jugaban el mismo rol
generar desconfianza entre ellos. para los conocidos del desapare-
En los testimonios aparecen recu- cido. La ausencia repentina de un
rrentemente situaciones en las que compañero de trabajo o de estudio,
los represores intentaban enfren- provocaba la misma incertidumbre
tar a distintos secuestrados, incen- y terror que la existencia de los CC-
tivando que pelearan por comida DTyE para sus vecinos. Ausencias
o por una pequeña “ventaja” en la que dejaban sillas vacías y sobre las
situación de cautiverio. que no se podía preguntar o inda-
El tercer nivel de destrucción gar porque la sola ausencia sin ex-
identitaria operó en el conjunto plicación era definición suficiente.
de la sociedad a partir de lo que La “reaparición” de los sobrevi-
sucedía en los centros clandesti- vientes terminaba de cerrar el cir-
nos. La existencia de los campos cuito de instalación del terror en el
de concentración en todo el te- conjunto social. El sobreviviente
rritorio argentino tuvo un efecto era la personificación concreta de
contundente en el conjunto de la todo lo que representaba la lógi-
sociedad. Si bien no se sabía exac- ca concentracionaria. Los relatos
tamente qué era lo que sucedía en de las torturas y demás vejámenes
ellos, la existencia de estos espacios sufridos en el campo aportaron,
en los centros urbanos más im- mientras duró la dictadura, a la des-
portantes hace inverosímiles a las trucción de los lazos de solidaridad,
expresiones que manifiestan des- sumergiendo a la sociedad en el in-
conocimiento absoluto. Como se- dividualismo con la permanente
ñala Pilar Calveiro: sospecha sobre el “otro”. El miedo a
Para que funcionara el disposi- vivir en carne propia lo que los so-
tivo desaparecedor debían ser brevivientes relataban, fomentaba
secretos a voces; era preciso que en el resto de la sociedad la necesi-
se supiera para diseminar terror. dad de ubicar a los secuestrados en
La nube de silencio ocultaba los un lugar lo suficientemente alejado

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del propio, para autogenerarse una solían controlar el desarrollo de las
ilusión de seguridad. Eso que le ha- tareas solicitadas y marcaban in-
bía pasado al sobreviviente, enton- cluso pautas de calidad y tiempos
ces, tenía que estar relacionado con de acción. Otras veces, las tareas
su propio accionar y con su propia eran irregulares o puntuales. Para
responsabilidad. Se construía de estas se requería un determinado
este modo el “por algo será”, “algo conjunto de secuestrados, los cua-
habrán hecho” como justificati- les una vez terminadas las mismas,
vo de la inacción propia frente al volvían a su situación anterior. En
horror y, sobre todo, como frase ciertos casos, los perpetradores
tranquilizadora frente al peligro utilizaban algunos de los conoci-
para la propia vida. En esa lógica, mientos o experiencias laborales
el sobreviviente queda envuelto en anteriores al secuestro mientras
la sospecha de ser portador de dos que, en otros, no eran tenidas en
responsabilidades sobre su pro- cuenta a la hora de asignar las la-
pia suerte: en primer lugar, “haber bores. Esta variedad y disimilitud a
hecho algo” que provocara el se- la que hacen referencia los distin-
cuestro y, en segundo lugar, “haber tos relatos de los sobrevivientes no
colaborado para lograr su libera- hace más que corroborar la utiliza-
ción”. ción de la impredictibilidad como
forma de desestructuración.
El “trabajo esclavo” en el sistema La “utilidad” de los trabajos que
realizaban los secuestrados tam-
concentracionario en la Argentina
bién es un punto sobre el que se ha
y, específicamente, en ESMA
debatido y que merece ser profun-
Como dijimos anteriormen- dizado. Como ya dijimos, a dife-
te, los perpetradores ejercían un rencia de otros procesos genocidas,
control casi absoluto sobre los se- donde en paralelo a un objetivo de
cuestrados. Este control no sólo se destrucción identitaria coexistía
expresaba en la imposibilidad de un claro fin económico, en el caso
moverse sin autorización previa argentino esta finalidad no pare-
sino, también, en la obligación de ce encontrarse. A su vez, se puede
realizar determinadas tareas, las observar que más allá del aprove-
cuales constituían otra faceta del chamiento concreto que los per-
mismo control de los cuerpos. petradores hayan realizado de las
De los testimonios de los sobre- tareas asignadas a los secuestrados,
vivientes surge que las tareas eran las mismas no requerían general-
disímiles y requerían de variadas mente de un conocimiento muy
capacidades. En muchos casos se específico. La mayoría podía ser fá-
asemejaban a un trabajo regular. cilmente resuelta por la estructura
Los cautivos cumplían un deter- de las Fuerzas Armadas, y/o del Es-
minado “horario de trabajo”, se tado Nacional que estaba por com-
desplazaban a un sector del campo pleto en manos de los genocidas.
destinado a tal fin y desarrollaban
siempre las mismas tareas día tras
día. En estos casos, los represores

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El rol del “trabajo esclavo” en ESMA no era cuestión de dar o no, ni
en los tres niveles de destrucción siquiera (con raras excepciones)
identitaria de cuánto dar, sino de sobrevivir
como hombre y no como cadá-
Habiendo analizado las caracte- ver ambulante como un ser envi-
rísticas de esta práctica particular, lecido y degradado, pero todavía
intentaremos ahora introducirnos humano. Se debía ante todo sa-
en cómo colaboraba con la des- ber y darse cuenta de cuál era el
trucción de la identidad en los tres punto personal sin retorno, más
niveles descritos anteriormente. allá del cual, en ninguna circuns-
tancia se cedería ante el opresor,
1) “Trabajo esclavo” y el intento de des- aunque significara arriesgar y
trucción de la subjetividad de los dete- perder la vida. Significaba ad-
nidos- desaparecidos vertir que si se sobrevivía pagan-
Siendo el trabajo en sí mismo do el precio de sobrepasar este
un elemento estructurador para punto, uno debería aferrarse a
la construcción de la identidad en una vida que había perdido su
condiciones normales, en las cir- significado, y sobrevivir no con
cunstancias concentracionarias del un respeto propio rebajado, sino
campo se constituyó como un ele- con nada (...) En segundo lugar
mento fundamental para la fractura de importancia lo ocupaba ad-
de la personalidad del secuestrado vertir cómo se sentía uno obede-
y la imposición de la identidad que ciendo cuando no se trataba de
pretendía el perpetrador. Esta bús- la decisión esencial de hasta qué
queda de desestructuración de la punto mantenerse firme. Aun-
personalidad ya no sólo consistía que menos radical, no era menos
en mostrar el dominio sobre los esencial, porque se requería casi
cuerpos sino que se intentaba que constantemente darse cuenta
el secuestrado se cuestionara su de la propia actitud ante la obe-
propia identidad contestataria, al diencia. Se debían obedecer ór-
encontrarse haciendo labores re- denes envilecedoras y amorales,
lacionadas al funcionamiento del si se deseaba sobrevivir; pero se
campo que podían incluir hasta debía estar consciente de que la
trabajos asociados a las tareas de razón para someterse era ‘man-
inteligencia, de estrategia política, tenerse vivo y no cambiar como
de propaganda, etc. Esto colocaba persona’. Por consiguiente, se
a los cautivos frente a la constan- debía decidir, ante cualquier ac-
te disyuntiva de hacer lo ordenado ción, si en verdad se necesitaba
para preservar la propia vida, o ne- para la propia seguridad, y la de
garse sabiendo que el destino más los otros, y si someterse era bue-
probable fuera la muerte. no, indiferente o malo. (Bettel-
Bruno Bettelheim, sobrevivien- heim, 1973, p.145).
te del genocidio nazi, analiza esta Esta decisión constante, lleva-
situación durante el cautiverio: ba a los cautivos a simular, dirá el
El sólo sobrevivir significaba que autor citado, para complacer a los
en materia de dar al César, ya perpetradores. Esta simulación es-

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tará permanentemente en cuestión compañeros fueron enfrentados
frente a cada orden de los genoci- con los restos de las vidas de sus
das. compañeros: se encontraron ma-
En el caso de la ESMA, esta situa- nipulando lo que habían sido las
ción adquirió un matiz particular pertenencias de sus propios com-
debido a lo que los genocidas de- pañeros, tocando su ropa, su vajilla,
nominaron el “proceso de recupe- sus muebles. Muchas veces, sin sa-
ración”. Una vez más, la claridad de ber de quiénes serían cada uno de
los genocidas argentinos sobre los ellos pero con la seguridad de que
objetivos a lograr resulta impactan- se trataba de bienes robados en los
te. El “proceso de recuperación” es, secuestros. Incluso, Alfredo Ayala,
efectivamente, la destrucción iden- sobreviviente de ESMA, declaró en
titaria de los secuestrados median- la causa que está en curso (ESMA
te la imposición de la identidad de III) que lo obligaban a refaccionar
los perpetradores. Suponía no so- casas que habían sido robadas a
lamente la obligación a hacer, sino los secuestrados y que serían lue-
a parecer. No alcanzaba con cum- go vendidas en la inmobiliaria que
plir las órdenes, había que demos- tenían los miembros de la patota.3
trarles a los secuestradores que ya La sensación de estar entrando en
no quedaba nada de la personali- la intimidad de los compañeros es
dad anterior al secuestro y que po- frecuente en los relatos de los so-
dían integrarse a la sociedad de los brevivientes que estuvieron afecta-
perpetradores. Esta “adaptación” dos a esta tarea.
no garantizaba la sobrevida, pero Otras tareas que desarrollaban
desde lo discursivo se fomentaba la los secuestrados estaban relaciona-
idea de la posibilidad de ser libera- das con el mantenimiento estruc-
do. Por esto, los cautivos debían ser tural del campo. Desde la limpieza,
cuidadosos en la simulación tan- al caso más paradigmático relatado
to para no ser descubiertos, como por Mario Villani en el que pre-
para no adaptarse realmente. tendían que arreglara una picana
Andrea Bello, sobreviviente de eléctrica. En el caso de la ESMA,
ESMA, declaró en la causa que los marinos habían conformado
se encuentra abierta: una cuadrilla de arreglos y cons-
En un momento me viene a bus- trucción a la que denominaban
car el guardia y me dice tenés “la perrada”. En ella, un grupo de
que bajar, me bajan al sótano. Y secuestrados, conjuntamente con
ahí en ese sótano, en la misma algunos cadetes, trabajaban en las
habitación, otra vez Scheller, tareas asignadas por los encarga-
me dice: “a partir de ahora vas dos del CCDTyE. Así, los cautivos
al pañol” (...) Allí había infinidad se veían en la disyuntiva de saber
de bolsas gigantes de consorcio, que el cumplimiento de las órde-
llenas de ropa, así que lo que yo nes redundaría en más torturas,
tenía que hacer era doblar y ha- más caídas, mejor funcionamiento
cer con ellas una especie de cla- del campo de concentración.
sificación. Las tareas que se vinculaban a
Así como Andrea, muchos las cuestiones operativas de la pa-

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tota producían un efecto aún más do en Capucha, otro prisionero,
devastador en la subjetividad de Emilio se llamaba, a quien yo lo
los secuestrados ya que implica- conocía de antes, me dice: “Fla-
ban colaborar directamente en el co, decile que si lo sabes hacer,
trabajo de inteligencia. En estas, el con eso no jodes a nadie, no vas
desafío de mostrarse “adaptado” a cargar a nadie, lo quieren para
era aún mayor. Los perpetradores, venderlo, tener el pasaporte en
conscientes de sus efectos, utiliza- blanco y comercializarlo.
ban estas prácticas para intentar
En el libro “Ese Infierno, con-
identificar a aquellos cautivos que,
versaciones de cinco mujeres
según ellos, estaban en proceso
sobrevivientes de la ESMA” apa-
franco de recuperación. El lími-
rece un diálogo que resulta muy
te entre la “adaptación” necesaria
representativo de lo complejo
que describe Bettelheim y el quie-
de estas situaciones:
bre absoluto de la personalidad era
Otro día nos dieron a los dos
muy difuso y obligaba a los que se
un trabajo de inteligencia, que
veían afectados a estas tareas a estar
consistía en localizar la casa de
permanentemente alertas, atrave-
un compañero que espero nun-
sando estados de angustia.
ca haya caído. Cuando te hacían
El relato de Carlos Lordkipanid-
hacer un trabajo de estas carac-
se en la causa ESMA III ilustra la
terísticas era terrible, porque no
presión a la que se veían sometidos
querías colaborar en el secuestro,
los secuestrados.
pero tampoco podías arriesgarte
En una oportunidad en que me
a que se dieran cuenta de lo que
llevan nuevamente al sector del
te sucedía. En este caso tenían
sótano, un oficial que se hacía
una información según la cual
llamar Mariano, que tenía el
alguien había salido comparti-
apodo de Pingüino también, me
mentado de una casa, lo habían
pregunta de mí oficio, y si podía
llevado como quince minutos
lograr la falsificación de la con-
en auto, habían cruzado una vía,
tratapa del pasaporte uruguayo,
se había bajado, caminado cinco
y me muestra la contratapa del
cuadras, y en ese momento se
pasaporte uruguayo que es una
encontraba en determinado lu-
filigrana de colores difícil de
gar. Yo de la capital no conocía
conseguir, para aquel que no es
nada. Nos dieron un plano y, en
del oficio. Y yo le dije que no, le
nuestro trabajo de inteligencia,
dije que no, y en varias oportu-
sabiendo donde se había bajado
nidades me bajaban para reite-
él, teníamos que ubicar de dón-
rarme el pedido, “porque vos
de había salido, donde estaba la
sosfotocromista y los fotocro-
casa del compañero que busca-
mistas pueden hacer este tra-
ban. ¡Y era evidente! Salías de
bajo, es al pedo que te niegues,
acá, hacías veinte cuadras, cruza-
tenés que hacer este trabajo” yo
bas la vía y acá está la casa. (Actis,
decía que no, que no me sentía
et al., 2001, p.113).
capacitado para hacerlo. Hasta
que en una oportunidad estan- A continuación, las compañe-

104
ras se preguntan: “¿Para qué nos mediante la ruptura de todos los
darían estos trabajos de inteligen- lazos que los unían con sus vidas
cia? ¿Para probarnos?” (Actis, et al., anteriores. Generar desconfianza
2001, p.113). entre los mismos, destruir la co-
Mucho se ha discutido entre los operación entre los compañeros,
propios sobrevivientes sobre si el desvincular los parámetros de apo-
acceso al circuito del “trabajo es- yo y respaldo que traían antes del
clavo” les proporcionaba mayores secuestro eran formas de generar
posibilidades de supervivencia. Lo la ruptura en la identidad grupal.
cierto es que, aunque en muchos El “trabajo esclavo” era una he-
casos las víctimas de esta prácti- rramienta más, pero fundamental
ca han podido sobrevivir, muchos en este proceso. Los perpetradores
otros no lo han hecho y no hay se ocupaban de utilizar estas situa-
posibilidades ciertas de encontrar ciones, que ellos mismos forzaban,
una lógica sistemática de por qué para fomentar la desconfianza en-
unos sí y otros no. Sin embargo, tre los propios cautivos, marcan-
consideramos que la posibilidad do las diferencias existentes entre
de acceder al “trabajo esclavo”, les aquellos que estaban en proceso de
proporcionaba una ventaja para “recuperación” y los que no.
la resistencia de la propia subjeti- Estas diferencias no resultaban
vidad tanto por la esperanza de la inocuas entre los secuestrados. A
liberación, como por la posibilidad los que se encontraban recién lle-
de salir, aunque más no fuera unas gados al sistema concentracionario
horas, de la situación de inmovili- les resultaba extraño ver que un
dad y rutina de “capucha”. grupo de compañeros disponía de
En palabras que brindó en la cierta movilidad dentro del centro.
Causa Esma III del sobreviviente Al no comprender en su totalidad
Enrique Fukman: lo que estaban viviendo, no podían
Todos sabíamos que eso no era entender por qué esos compañeros
ninguna garantía de vida, pero parecían tener beneficios cuando
en esa época la mayoría de los ellos se encontraban enfrentándose
compañeros, si no pasaban por a las peores torturas físicas. En los
el trabajo esclavo no salían en compañeros que se encontraban
libertad. (...). Es tremendo decir secuestrados en capucha o capuchita,
que ser esclavo no te garantizaba el efecto que producía era diferen-
la libertad pero tenía la posibili- te. Por un lado, generaba descon-
dad de serlo, es tremendo pero fianza no saber si los compañeros
fue así...”. que estaban sometidos al “trabajo
esclavo” colaboraban con la patota,
2) “Trabajo esclavo” y el intento de des- como solían decirles los torturado-
trucción de la identidad grupal de los res pero, al mismos tiempo, produ-
compañeros de cautiverio cía el anhelo de estar dentro de ese
El objetivo del campo de concen- pequeño grupo que tenía algunas
tración, como hemos desarrollado pequeñas mejoras en sus situación
anteriormente, era la destrucción cotidiana y que parecía estar más
de la identidad de los secuestrados cerca de la liberación que el resto.

105
Graciela Daleo, relata en una la dictadura, los relatos de los so-
entrevista realizada en el 2001 a la brevivientes fueron resignificados
Revista Milenio, su primer contac- por la representación hegemónica
to con otros secuestrados: encarnada por la CONADEP y su
Toda esa historia, el terrible tor- informe público, el Nunca Más,
mento de la desconfianza, de construyendo un terror inmovi-
sentir que tenías que cuidarte lizador basado en un sentimiento
absolutamente de todos. Cada de culpa de la sociedad frente al
uno de nosotros se lo decía al horror que se había sufrido y las
otro si podía, ni bien caía. A mí dificultades para procesar lo vivi-
me lo dijeron a la segunda o ter- do. Esto produjo una marginación
cera noche: Ana María Marti se de los sobrevivientes que ya no
acercó a la cucha donde estaba encontraban sus ámbitos de per-
tirada, me levantó la capucha y tenencia y se sentían por fuera de
me dijo: ‘No confíes en nadie, ni una sociedad que había cambiado
siquiera en mi’. Terrible lección. estructuralmente y que no estaba
(Daleo, 2001, p.111). interesada en escuchar sus relatos
Dividir los grupos era una téc- desgarradores y mucho menos, a
nica que buscaba el sistema con- interrogarse sobre su propia res-
centracionario de encerrar en el ponsabilidad en el proceso sufrido.
individualismo a los secuestrados, Pero, además de traer elrecuerdo
como modo de ruptura de la iden- permanente del campo de con-
tidad grupal. centración, el sobreviviente era
portador de otro recuerdo doloro-
3) “Trabajo Esclavo” y el intento de so: la sociedad previa al genocidio.
destrucción/reorganización de la iden- Su sola existencia, nos interpelaba
tidad nacional argentina sobre los motivos del genocidio,
sobre las relaciones sociales exis-
Todo lo que se explicita en este
tentes previas al exterminio y so-
apartado hay que entenderlo en el
bre las bases de la nueva sociedad
marco del tercer nivel de destruc-
post genocida. Graciela Daleo, so-
ción identitaria: destrucción del
breviviente de la ESMA, decía en la
grupo nacional argentino en su
entrevista:
conjunto.
La metodología debía ser clan-
La práctica bajo análisis tuvo un
destina- por eso las desapari-
doble rol en este nivel de destruc-
ciones- pero ¿qué es lo que el
ción.
sistema necesitaba para hacer
Por un lado, como el resto de las
eso todavía más efectivo? Que
prácticas desarrolladas dentro del
hubiera quienes salieran de ese
campo, aportaban al proceso de ins-
horror y lo contaran, con lujo
talación del terror en el conjunto de
de detalles. (…) Y eso es lo mul-
la sociedad. Así como la ausencia de
tiplicador del horror, un agente,
los desaparecidos, la “reaparición”
un transmisor, que no es el que
de los sobrevivientes terminaba de
está produciendo el horror, sino
cerrar el circuito de instalación del
el que lo ha sufrido, y que ade-
miedo en el colectivo social.
más le dice a su madre, al padre,
Por el otro, una vez terminada

106
al hijo, al hermano: con tu hijo, con los perpetradores, creencia que
con tu hermano, con tu padre, los dejó sin voz durante muchos
con tu marido, hicieron esto. La años, sumergiéndolos nuevamente
dimensión del horror que no- en el silencio concentracionario.
sotros descubrimos y ponemos Para los sobrevivientes que ha-
frente al campo del pueblo es bían sido víctimas del “trabajo es-
mucho más grande que la imagi- clavo”, la situación era aún peor. A
nada. (…) Después de todos estos la desconfianza de haber sobrevivi-
años de elaboración le pudimos do, se sumaba la acusación (explíci-
ir viendo dos puntas. Si nosotros ta o implícita) de haber colaborado
denunciamos todo este horror, con los represores en las tareas de
de alguna manera parece que es- inteligencia. En este tercer nivel
tamos cumpliendo el mandato se puede analizar cómo se busca-
del represor, que es multiplicar- ba que los que habían atravesado
lo. El horror para que produzca por estas situaciones sufrieran,
efecto tiene que ser conocido. también, la estigmatización de la
Si nosotros contamos todo esto, sociedad, dificultando el contexto
lo que vamos a hacer es multi- propicio para que el secuestrado
plicarlo, y vamos a inmovilizar: relatara estas tareas forzadas. Los
esta era una de las dos puntas. sobrevivientes debían llevar el es-
La otra punta es: si nosotros ca- tigma de su aparición y de lo suce-
llamos el horror, el horror no va dido dentro del campo. Por ende,
a parar nunca, debemos denun- su voz era deslegitimada.
ciarlo, sacarlo de la clandestini- Este dispositivo cumple una se-
dad. Entonces en esa disyuntiva, rie de funciones simultáneas:
decidimos denunciar al horror desactivación de los sujetos y
desde una postura militante, o fuerzas sociales contestatarias,
sea decir: el horror es este, pero deshumanización de los mismos
puede enfrentarse, y hay que como modo de justificación y
hacer algo, lo estamos haciendo legitimación de la operación ge-
nosotros que lo sufrimos, al de- nocida, disciplinamiento y hete-
nunciarlo. (Daleo, 2001, p.108). ronomización social a través de
La impredictibilidad y la arbitra- la difusión el terror, escisión de
riedad de quién sobrevivía y quién las víctimas del conjunto social
no, al tiempo que atormentaba a a partir de la difusión de la sos-
los sobrevivientes que se pregunta- pecha y la desconfianza sobre su
ban por qué les había tocado a ellos aparición y. consecuentemen-
y no a sus compañeros, generaba te, difusión de la desconfianza
desconfianza en aquellos que no como conducta social generali-
habían pasado por la experiencia zada, como supuesta defensa que
concentracionaria, en especial para recluye a los sujetos en su indivi-
los militantes y los familiares de los dualidad y clausura las posibili-
que permanecían desaparecidos. dades de articulación política,
Se instaló la fuerte creencia de que de solidaridad, de cooperación.
los que habían sobrevivido eran (Feierstein, 2007, p.377).
aquellos que habían colaborado En los últimos años se ha vuelto

107
a resignificar la voz de los deteni- de que la misma no ha sido total
dos. Después de años de lucha del y los sobrevivientes han logrado,
movimiento popular contra la im- en mayor o en menor medida, re-
punidad, finalmente lograron que constituirse.
su voz tuviera eco en un espacio En lo que respecta al primer ni-
con poder político suficiente para vel de destrucción de la subjetivi-
darle un nuevo impulso a las cau- dad individual, podemos afirmar
sas, posibilitando que se volvieran que, a pesar de los objetivos deses-
a abrir en 2005. Los relatos de los tructurantes de los perpetradores,
sobrevivientes tomaron más fuer- muchos de los secuestrados que
za y han sido validados jurídica y fueron víctimas del “trabajo escla-
socialmente, entendiéndose el ac- vo” pudieron sobrellevar de cierto
cionar genocida en toda su com- modo las condiciones de cautiverio
plejidad. Cientos de testimonios mediante la posibilidad de pasar el
demostraron la sistematicidad de tiempo con una ocupación concre-
estas prácticas, comprobando que ta que los sacara de la desesperante
no se trataron de casos aislados. inmovilidad y rutina de “capucha”.
Incluso, los testimonios de quienes Incluso, el acceso a algunas mejo-
atravesaron por la experiencia del ras en las condiciones de cautiverio
“trabajo esclavo” dentro del cam- les permitió mantener su “huma-
po se han convertido en pruebas nidad” y resistir la destrucción to-
de extremo valor para los procesos tal de su subjetividad. Por supuesto
judiciales y para la reconstrucción que esta resistencia no se traduce
de la memoria colectiva ya que, al en oponerse a todo lo que les or-
haber tenido mayor movilidad y denaban los represores, lo que no
al haber pasado parte de su cauti- hubiera ocasionado otra cosa que
verio “sin la capucha”, han podido la muerte, sino en la posibilidad de
dar testimonio de los mecanismos cumplir algunos requerimientos
represivos, reconocer espacios y al tiempo de no dejar de ser “ellos
lugares, identificar a responsables y mismos”.
a muchos compañeros de los que En el caso de los sobrevivientes
han podido dar cuenta de su desti- de ESMA que atravesaron el “tra-
no o de parte de su cautiverio, tanto bajo esclavo”, esta tensión de hacer
frente a los funcionarios judiciales lo que los represores les exigían
como frente a sus seres queridos. sin traicionarse como personas fue
constante y surge de los relatos que
Resistencia y solidaridad se han vertido en sus testimonios.
Una de las formas en que se ex-
Hemos desarrollado extensa- presaba la resistencia individual se
mente el funcionamiento de esta puede percibir cuando analizamos
práctica particular y sus objetivos las relaciones solidarias entre los
en el intento de destrucción identi- compañeros del campo, el segun-
taria del grupo nacional argentino do nivel de intento de destrucción
en sus tres niveles. identitaria. Son muchos los tes-
Decimos “intento de destruc- timonios donde se ven actos de
ción” porque estamos convencidos solidaridad y resistencia entre los

108
detenidos, situaciones en las que, chita, había gente que hacía seis
incluso a partir del “trabajo escla- meses que estaba ahí, tirada en
vo”, buscaban ayudar a sus com- un colchón, que jamás se levan-
pañeros (desde pedir más gente taban y abrían los ojos, empieza
para las tareas, a compartir la poca uno a tener uno problemas físi-
comida que tenían). Esto se puede cos. Por consiguiente, trataban
apreciar en el relato de Enrique de que nos bajaran para trabajar
Mario Fukman, “Cachito”, “en- en La Pecera inventando traba-
cargado” del archivo periodístico, jos de archivos, etcétera, para
quien solía tener retrasado el tra- que no sintieran tanto los dolo-
bajo para poder quejarse con los res que producía posteriormen-
represores de la cantidad de tareas te a su encierro, a su cautiverio.
acumuladas y solicitar que le en- Son cientos los relatos donde se
viaran a algún compañero que lo observa que los afectados al “tra-
ayudara. bajo esclavo” tuvieron actitudes de
Yo tenía el archivo siempre re- enfrentamiento a la imposición de
trasado porque era un pretex- ruptura de los lazos previos de so-
to que utilizamos para intentar lidaridad, acercando a otros com-
sacar compañeros de Capucha. pañeros comida, ropa o diversas
Todos sabíamos que eso no era cosas a las que pudieran acceder
ninguna garantía de vida, pero por tener una mayor movilidad.
en esa época la mayoría de los Así también, que en la medida de
compañeros, si no pasaban por las posibilidades se acercaban a ha-
el trabajo esclavo no salían en blar con los detenidos más nuevos,
libertad. Entonces siempre tra- a darles ánimo e intentar contener-
tábamos de que alguna forma los en esos primeros momentos fa-
salgan a realizar algún trabajo tales en el centro clandestino.
esclavo. En la misma causa que citamos
En este sentido, Sara María más arriba, Norma Susana Burgos
Fernanda Ríos testimonió, en la relató:
misma causa, la misma actitud de (...) como uno estaba en la Pe-
parte de los compañeros que esta- cera, parecía como si no hu-
ban afectados a tareas en el “trabajo biera tanta dificultad entonces.
esclavo”: De hecho, comíamos en algún
Bueno, después empezó la eta- momento en la misma Pecera y
pa de La Pecera digamos, que yo ahí se podía guardar un pedaci-
iba a escribir en la máquina toda to de pan, algo, y los guardias a
la producción que hacían los esa altura ya eran comprensivos
compañeros, a los compañeros con que pidiéramos ir a ver a las
los hacían trabajar, idear cosas. embarazadas y llevarles algo de
La Marina controlaba con el Mi- nuestra comida.
nisterio de Educación, entonces En estas situaciones, no podría-
lo que hacían era elaborar pro- mos decir que se estaba mejoran-
yectos para educación. Los com- do las condiciones objetivas de los
pañeros, pensando en todos los compañeros que se encontraban
que estaban en Capucha y Capu- en cautiverio pero sí, sus condicio-

109
nes subjetivas. Resultaba fortalece- mos haciendo amigos de Norma
dor y humanamente esperanzador Cozzi y Héctor Piccini con mi
ver que aún en esas condiciones era señora. Ellos vivían, como dije,
factible desarrollar lazos de coope- en la localidad de Muñiz, San
ración y actitudes de resistencia. Miguel y donde ellos vivían que-
Por último, en lo que respecta al daba cerca de la casa de un fami-
tercer nivel de intento de destruc- liar de Víctor Basterra. Entonces
ción de la identidad del conjunto ahí ellos trabaron relación con
del grupo nacional, lo primero que Basterra y por lo tanto también
habría que destacar es la cantidad nosotros, porque nosotros los
de testimonios que se están brin- visitábamos, los conocíamos y
dando actualmente en los juicios. también nos empezamos a ver
Sobrevivientes cuya voz y cuyos con Víctor cuando él todavía
recuerdos han sido la prueba fun- estaba como... secuestrado en
damental durante los últimos 40 la ESMA, que salía en las visitas
años, por los que se ha mantenido habituales de los fines de sema-
viva la memoria de los compañe- na para ver a su familia. Y ahí
ros que continúan desaparecidos. empezamos a ver que Víctor,
Para ninguno de ellos ha sido fá- supimos, sabíamos que Víctor
cil recomponer su vida luego de la estaba sacando cosas de ahí de
experiencia que han atravesado y los laboratorios donde él estaba
mucho menos lo es prestar decla- e incluso que Norma y Héctor lo
ración una y otra vez reviviendo las ayudaron a guardar parte de esas
experiencias dentro del campo. Sin cosas en su propia casa.
embargo, han dedicado gran parte Estos actos de solidaridad y re-
de sus vidas a sostener la memoria sistencia, de un valor inconmensu-
de los que hoy no están para con- rable cuando se dimensiona en su
tarlo. totalidad la situación de cautiverio
Queremos destacar aquí, dentro en la que se encontraban, resultan
de este nivel de resistencia, la va- fundamentales para la construc-
lentía de muchos compañeros que, ción de la memoria colectiva. Re-
mediante la posibilidad de salir del latos en primera persona, que dan
campo a trabajar, aprovecharon cuenta de acciones propias al ayu-
para contactar familiares de otros dar a otro secuestrado pero tam-
cautivos, llevando así las noticias bién de acciones con las que se han
del paradero y estado de los mis- beneficiado los testimoniantes. Es-
mos. Asimismo, el valor de quienes tos pequeños o grandes actos, han
han sacado documentación con el permitido a esos compañeros sos-
objetivo de utilizarla con posterio- tener su propia subjetividad frente
ridad para las denuncias. Uno de a los embates desestructurantes del
los casos más resonantes en este sistema concentracionario lo que,
sentido son las conocidas fotos sa- a su vez, nos ha permitido a todos,
cadas a escondidas de la ESMA por como sociedad, resistir y enfrentar
Víctor Basterra. Decía Arturo Os- los objetivos de las prácticas socia-
valdo Barros: les genocidas.
Nosotros con el tiempo nos fui-

110
Reflexiones finales vida en el campo, lo que en sí mis-
mo impide que el objetivo geno-
En el contexto del genocidio
cida se cumpla en su totalidad. De
perpetrado en la Argentina, hablar
las pequeñas o grandes acciones de
de “trabajo esclavo” busca hacer
resistencia y solidaridad entre los
justicia al modo en el cual los (ex)
propios cautivos, hasta la impor-
detenidos desaparecidos autoper-
tancia del testimonio que brinda-
ciben aquellas actividades que se
ron una vez liberados, sus relatos
vieron forzados a realizar en el
han resultado fundamentales para
contexto amplio de su cautiverio.
enfrentar los objetivos que tenía el
La idea de esclavitud, como se
proceso genocida.
ha señalado, no remite a un modo
Hoy, a casi 40 años del desplie-
de producción de plusvalía absolu-
gue de prácticas sociales genocidas
ta, sino que alude a la idea de un
en la Argentina, nos encontramos
accionar obligado, bajo un poder
en medio de un interesante proce-
arrollador que no deja espacio a
so de juzgamiento de los crímenes
decisiones autónomas.
cometidos en la última dictadura
El “trabajo esclavo” fue una he-
cívico- militar. Estos procesos re-
rramienta más en el proceso de
sultan fundamentales para la cons-
destrucción identitaria. Hemos
trucción de la memoria colectiva y
analizado a lo largo de este trabajo
para desarticular los rasgos identi-
cómo operaba esta práctica con-
tarios impuestos por los perpetra-
creta en los tres niveles de destruc-
dores en el conjunto social. Muchas
ción identitaria y cómo se expresó
veces sin pruebas materiales signi-
específicamente en el CCDTyE que
ficativas que permitan demostrar
funcionó en la ESMA. De los relatos
las responsabilidades luego de tan-
de los sobrevivientes que sufrieron
tos años de ocultamiento e impu-
esta práctica surge que el objetivo
nidad, la voz de los sobrevivientes
de la misma no estaba en la utili-
se ha transformado en la herra-
dad misma de la tarea sino en la
mienta fundamental de acceso a la
imposición de la identidad del per-
justicia. Ya no sólo para ellos y para
petrador. Pero, los sobrevivientes,
los que no han logrado sobrevivir,
no sin grandes costos personales,
sino para todos nosotros.
han logrado dar testimonio de la

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