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Carta Abierta A Nuestros Pastores
Carta Abierta A Nuestros Pastores
Estimados y carísimos Padres, cuyo ministerio sagrado les ha sido otorgado como Don
preciosísimo por parte de Nuestro Señor para su santificación y el servicio de su Santa Iglesia
Católica, configurándose con Él en la cabeza del cuerpo místico de Jesucristo. Les enviamos un
cordial saludo, a la vez que nos atrevemos, con vista en la dignidad conferida por nuestro
bautismo, a expresarles una gran inquietud y necesidad que agobia nuestras almas, abriendo
nuestro corazón les exponemos lo siguiente, esperando ser escuchados, nosotros, lo que no
tenemos voz, los laicos.
Podemos percibir que la Iglesia se ha dividido en por lo menos dos facciones hegemónicas,
con dos visiones de Fe difícilmente armónicas. Popularmente, son conocidas como facciones
tradicionalistas y progresistas. Donde parece ser que una de ellas busca considerar lo accidental
como substancial, mientras que la segunda busca considerar lo substancial como accidental.
- Si todos somos hijos del mismo Padre Dios – solía repetir sin descanso –, ¿por
qué no hacemos el esfuerzo por comprendernos, amarnos y ayudarnos entre todos?
Entre nosotros la única ley que tiene que existir, tiene que ser la ley del amor.
Pareciera que con la nueva ley todo iba a cambiar en el Reino de los Girasoles,
haciendo revivir la mítica Edad de Oro, cuando en el mundo había solamente gente
buena y no existía ningún tipo de maldad. Pero no fue así. En realidad, las cosas, en lugar
de mejorar, fueron empeorando cada día más. En lugar de haber más paz, armonía y
comprensión entre todos, aumentaron los robos, fraudes, estafas, y asesinatos sin que
ninguna autoridad se percatara de ello, aparentemente, ni tampoco interviniera
mínimamente. Ya nadie se preocupaba por saber si algo era bueno, malo, debido o
indebido. Todo era lo mismo, a la insignia del girasol.
Y así llegó al caos más completo, tanto que, hasta la fecha cuando se habla de
aquellos tiempos, se habla de la época más triste y desastrosa en la historia de aquel
país. Fíjense que en aquellos años por suma desgracia el Reino de los Girasoles sufrió una
grande invasión de parte de los pueblos vecinos y llegó a perder más de la mitad de su
territorio nacional, sin que nadie opusiera resistencia alguna, limitándose todos a ofrecer
girasoles a cualquier invasor armado que se les presentara.