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ADAM SMITH

Investigación
sobre la naturaleza y causas
de la
riqueza de las naciones
EDICIÓN DE EDWIN CANNAN
con una introducción de MAx LERNER

Nueva traducción y estudio preliminar


de GABRIEL FRANCO

FONDO DE CULTURA ECONóMICA


MÉXICO
INTRODUCCIÓN Y PLAN DE LA OBRA

El trabajo anual 1 de cada nación es el fondo que en prin-


cipio la provee de todas las cosas necesarias y convenientes
para la vida,2 y que anualmente consume el país. Dicho fondo
se integra siempre, o con el producto inmediato del trabajo,
o con lo que mediante dicho producto se compra de otras
naCIOnes.
De acuerdo con ello, como este producto o lo que con él se
adquiere, guarda una proporción mayor o menor con el nú-
SMITH, Adam (1776) Investigación sobre la mero de quienes lo consumen, la nación estará mejor o peor
naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. surtida de las cosas necesarias y convenientes apetecidas.3
Fondo de Cultura Económica, México 1997. Ahora bien, esta proporción se regula en toda nación por
dos circunstancias diferentes: la primera, por la aptitud, des-
treza y sensatez con que generalmente se ejercita el trabajo, y
la segunda, por la proporción entre el número de los emplea-
dos en una labor útil y aquellos que no lo están.4 Sea cual
fuere el suelo, el clima o la extensión del territorio de una
nación, la abundancia o la escasezde su abastecimiento anual
depende, en cada situación particular, de aquellas dos cir-
cunstancias.
1 Esta palabra, con el adverbio "anualmente" poco después, indica desde luego
un apartamiento de la práctica común de los viejos economistas ingleses de consi-
derar la riqueza de una nación como un fondo acumulado. Siguiendo a los fisió-
eratas, considera Smith que la cosa importante es cuánto puede producirse en un
tiempo dado.
2 Cf. con esta frase Locke, Some Considerations o{ the Consequences o{ the
Lowering o{ Interest and Raising the Value o{ Money, OO. de 1696, "el valor
intrínseco natural de cualquier cosa consiste en su idoneidad para satisfacer las
necesidades o procurar las co>asconvenientes de la vida humana".
3 Conviene advertir la implicación de qUe el bienestar de la nación debe calcu-
larse por el bienestar promedio de sus miembros, y no por el agregado.
4 Conviene subrayar esta circunstancia hasta incluir la duración e intensidad
del trabajo de quienes están útilmente empleados, pero se omite otra circunstancia,
a saber: la cantidad y calidad de los instrumentos de producción acumulados.
3
4 Introducción y Plan de la obm Introducción )' Plan de la obra 5

La abundancia o escasez de esa provisión depende mis, al obreros útiles y productivos, como veremos más adelante, se
parecer, de la primera que de la segunda de dichas condicio- halla siempre en proporción a la cantidad de capital empleada
nes. En las naciones salvajes de cazadores y pescadores, todo en dades ocupación y a la manera particular como éste se
individuo que se halla en condiciones de trabajar se dedica a emplea. En consecuencia, el Libro segundo trata de la natu-
una labor mis o menos útil, y procura obtener, en la mé:Clida raleza del capital, de la manera como se ha ido acumulando
de sus posibilidades, las cosas necesarias y convenientes para gradualmente, y de las diferentes cantidades de trabajo que
su propia vida, o para la de los individuos de su familia o pone en movimiento, según las distintas maneras de em-
tribu que son muy viejos, demasiado jóvenes o no se hallan pleado.
en condiciones físicas adecuadas para dedicarse a la caza o a Las naciones medianamente adelantadas en aptitud, des-
la pesca. Estas naciones se hallan, sin embargo, reducidas ;1 tal treza y sensatez en la aplicación del trabajo, siguieron planes
extremo de pobreza, que por pura necesidad se ven obligadas muy diversos en la manera general de emplearlo, pero no
muchas veces, o así lo imaginan en su ignorancia, a matar a todos estos planes conducen igualmente a incrementar el
sus hijos, ancianos y enfermos crónicos, o bien los condenan producto. La política de unas naciones ha fomentado extra-
a perecer de hambre o a ser devorados por las fieras. En las ordinariamente las actividades económicas rurales, y la de
naciones civilizadas y emprendedoras acontece lo contrario; otras, las urbanas. Difícilmente se encontrará una nación que
aunque un gran número de personas no trabaje absolutamen- haya tratado con la misma igualdad e imparcialidad esas
te nada, y muchas de ellas consuman diez o, frecuentemente, distintas actividades. Desde la caída del Imperio Romano la
cien veces más producto del trabajo que quienes laboran, el política de Europa ha favorecido más las artes, las manufac-
producto del trabajo entero de la sociedad es tan grande que turas y el comercio, actividades económicas propias de las
todos se hallan abundantemente provistos, y un trabajador, ciudades, que la agricultura, actividad económica rural. En
por pobre y modesto que sea, si es frugal y laborioso, puede el Libro tercero se explican las circunstancias que dieron ori-
disfrutar una parte mayor de las cosas necesarias y convenien- gen a esa política, y aconsejaron aplicarla.
tes para la vida que aquellas de que puede disponer un salvaje. Aun cuando, acaso, esos diversos planes fuesen primordial-
Las causas5 de este progreso en las facultades productivas mente promovidos por los intereses privados, o por los pre-
del tra ba jo, y el orden según el cual su producto se distribu-- juicios de determinados estamentos sociales, sin tener en
ye,6 naturalmente entre los diferentes rangos y condiciones cuenta o prever sus consecuencias en el bienestar general de
del hombre en la sociedad, forma la materia del Libro pri- la sociedad, han dado ocasión a diferentes teorías de Econo-
mero de esta Investigación. mía política; 7 de ellas, unas ponderan la importancia de las
Cualquiera que sea el nivel de aptitud, destreza y sensatez actividades econó-nicas urbanas, y otras, la de las rurales. Esas
con que el trabajo se ejercita en una nación, la abundancia o teorías han ejercido una influencia considerable no sólo en las
la escasez de su abastecimiento anual dependerá necesaria- \ opiniones de la gente docta, sino también en la actuación pú-
mente, mientras exista tal nivel, de la proporción entre el blica de los Príncipes y Estados soberanos. En el Libro cuarto
número de quienes anualmente se emplean en una labor útil intentaremos explicar, con la claridad y extensión que nos sea
y el de quienes no lo están de esta manera. El número de posible, esas diferentes teorías y los principales efectos qne
"distribución", cf. la Introducción del Editor. han producido en distintas épocas y naciones.
~ Sólo se trata realmente de una causa, la división del trabajo.
6 Respecto al origen fisiocrático del uso técnico de los términos "distribuir" y 7 Véase el 1ndice alfabético, respecto a los ejemplos del u,o de este término.
6 Introducción y Plan de la obra

El objeto de esos cuatro primeros libros consiste en explicar


en qué consiste el ingreso regular del conjunto de los mora-
dores de un país o cuál ha sido la naturaleza de aquellos
fondos que han venido a satisfacer su consumo anual en dife-
rentes épocas y naciones. El Libro quinto y último trata de
las rentas del soberano o de la comunidad. En él procuramos
LIBRO PRIMERO
mostrar, primero, cuáles son los gastos necesarios del soberano
o de la comunidad; qué parte de ellos han de sufragarse por
contribución general de toda la sociedad; cuáles otros por un De las causas del progreso en las facultades productivas del
particular sector, o por algunos de sus miembros singulariza- trabajo; y del modo como un producto se distribuye
dos, y segundo, cuáles son los métodos con arreglo a los cuales naturalmente entre las diferentes clases del pueblo
la sociedad, en su conjunto, deberá contribuir a sufragar los
gastos correspondientes al todo social,'y cuáles son las princi·
pales ventajas e inconvenientes de cada uno de esos procedi- CAPíTULO 1
mientos; y tercero y último, qué causas y razones pudieron
DE LA DIVISIÓN DEL TRABAJO 1
inducir a la mayor parte de los gobiernos modernos a pignorar
parte de sus rentas o a contraer deudas, y cuáles han sido los
más importante en las facultades productivas del traba- La división
efectos de estas deudas en la riqueza¡real, en el producto anual .EL PROGRESO
del trabajo
de la tierra y en el trabajo de la sociedad.8 jo, y gran parte de la aptitud, destreza y sensatez con que éste se es causa
aplica o dirige, por doquier, parecen ser consecuencia de la división principal d
del trabajo. la expansió
Los efectos de la división del trabajo en los negocios generales de de su
la sociedad se entenderán más fácilmente considerando la manera como eficiencia,
como se
opera en algunas de las manufacturas. Generalmente se cree que tal comprueba
división es mucho mayor en ciertas actividades económicas de poca mediante u
importancia, no porque efectivamente esa división se extreme más ejemplo:
que en otras actividades de importancia mayor, sino porque en aque-
llas manufacturas que se destinan a ofrecer satisfactores para las pe·
queñas necesidades de un reducido número de personas, el número
de operarios ha de ser pequeño, y los empleados en los diversos pasos
o etapas de la producción se pueden reunir generalmente en el mis-
mo taller y a la vista del espectador. Por el contrario, en aquellas
manufacturas destinadas a satisfacer los pedidos de un gran número
de personas, cada uno de los diferentes ramos de la obra emplea un
número tan considerable de obreros, que es imposible juntarlos en el
1 Esta frase, si acaso se empleó en época anterior, no era de uso corriente. Su
presencia en este lugar acaso se inspira en un pasaje de Mandeville, Fable of the
Bus, pt. U (1729), dial. VI, p. 335: "CLEO:... tan pronto como los hombres se
8 Asociando esta frase con los dos primeros párrafos, resulta claro que la ri. gobiernan por leyes escritas, todo lo demás sobreviene rápidamente ... NingÚn
e

queza de una nación debe calcularse por su ingreso per caPita. No obstante, se grupo de seres humanos. si disfruta de paz y no teme a sus vecinos, permanecerá
prescinde con frecuencia de ese punto de vista, a lo largo de la obra; cl. 1ndice mucho tiempo sin aprender a dividir y subdividir su trabajo.-HoRACIO: No te
alfabético, voz Riqueza. entiendo.-CLEo: El hombre, como ya indiqué anteriormente, se complace por
naturaleza en imitar lo que ve hacer a otros, y ello es la razón de que así procedan
7
De la división del trabajo 9
8 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo
hombre desempeñe a veces dÓs o tres operaciones.4 He visto una pe-
mismo taller. Difícilmente podemos abarcar de una vez, con· ia mi.
quei'i.a fábrica de esta especie que no empleabQ más que diez obre-
rada, sino los obreros empleados en un ramo de la producción. Aun
ros, donde, por consiguiente, algunos de ellos tenían a su cargo dos
cuando en las grandes manufacturas la tarea se puede dividir real-
o tres operaciones. Pero a pesar de que eran pobres y, por lo tanto,
mente en un número de operaciones mucho mayor que en otras ma-
no estaban bien provistos de la maquinaria debida, podían, cuan-
nufacturas más pequ eI'ías, la divisón del trabajo no es tan obvia y,
por consiguiente, ha sido menos observada. do se esforzaba,n, hacer entre todos, diariamente, unas doce libras de
la alfileres. En cada libra habia m~is de cuatro mil alfileres de tamaño
Tomemos como ejemplo una manufactura 2 de poca importancia,
fabricación
pero a cuya división del trabajo se ha hecho muchas veces referencia: mediano. Por consiguiente, estas diez person:ls radian hacer cada
de alfileres. día, en conjunto, más de cuarenÚ y ocho mil alfileres, cuya cantidad,
la de fabricar alfileres. Un obrero que no haya sido adiestrado en
dividida entre diez, corr{spondería a cuatro mil ochocientas por pero
esa clase de tarea (convertida por virtud de la división de! trabajo
sana. En cambio si cada uno hubiera trabaj:ldo separada e inde-
en un oficio nuevo) 3 y que no esté acostumbrado a manejar la ma-
pendientemente, y ninguno' hubiera. sido adiestrado en esa clase de
quinaria que en él se utiliza (cuya invención ha derivado, probable-
tarea, es seguro que no hubiera podido hacer veinte, o, tal vez, ni un
mente, de la división del trabajo), por más que trabaje, apenas po- solo alfiler al día; es decir, seguramente no hubiera podido hacer la
dría hacer un alfiler al día, y desde luego no podría confeccionar más
doscientascuarentava parte, tal vez ni la cuatromilochocientosava par-
de veinte. Pero dada b. manera como se practica hoy día la fabrica-
te de lo que son capaces de confeccionar en la actualidad gracias a
ción de alfileres, no sólo la fabricación misma constituye un oficio
la división y combinación de las diferentes operaciones en forma
aparte, sino que está dividida en varios ramos, la mayor parte de los. convenien te.
cuales también constituyen otros tantos oficios distintos. Un obrero El efecto es
En todas las demás manufacturas y artes los erectos de la división
estira e! alambre, otro lo endereza, un tercero lo va cortando en tro- similar en
del trabajo son muy semejantes a los de este oficio poco complicado, todas las
zos iguales, un cuarto hace la punta, un quinto obrero está ocupado aun cuando en muchas de ellas el trabajo no puede ser objeto de
en limar el extremo donde se va a colocar la cabeza: a su vez la con- actividades,
semejante subdivisión ni reducirse a una tal simplicidad de opera- e igualmente
fección de la cabeza requiere dos o tres operaciones distintas: fijarla ción. Sin embargo, la división de! trabajo, en cuanto puede ser apli- en la
es un trabajo especial, esmaltar los alfileres, otro, y todavía es un división del
cada, ocasiona en todo arte un aumento ploporcional en las faculta-
oficio distinto colocarlos en el papel. ..En fin, el importante trabajo trabajo por
de hacer un alfiler queda dividido de esta manera en unas dieci- des productivas del trabajo. Es de suponer que la diyersificación de
ocupaciones.
numerosos empleos y actividades económicas es consecuencia de esa
ocho operaciones distintas, las cuales son desempeñadas en algunas
ventaja. Esa separación se produce generalmente con más amplitud en
fábricas por otros tantos obrero.s diferentes, aunque en otras un solo
aquellos países que han alcanzado un nivel más alto de laboriosidad
los pueblos salvajes: tal circunstancia les impide mejorar su condición, aunque
y progreso, pues generalmente es obra de muchos, en una sociedad
siempre desean tal cosa: pero si uno se dedica por completo a confeccionar arcos culta, lo que hace uno solo, en estado de atraso. En todo país ade-
y flechas. mientras que otro provee alimentos, un tercero construye una choza, un lantado, el labrador no es mas que labriego y el artesano no es sino
cuarto hace vestidos, y un quinto utensilios, no sólo serán útiles uno a otro, sino menestral. Asimismo, el trabajo necesario para producir un produc-
que sus ocupaciones mismas registrarán, en el mismo número de años, progresos
to acabado se reparte, por regla general, entre muchas manos. ¿Cuán-
más importantes que si cada uno de los cinco practica todo género de trabajos.-
HOR.: Creo que tienes toda la razón, y la verdad de cuanto afirmas en ningÚn otro tos y cuán diferentes oficios no se advierten en cada ramo de las ma-
ejemplo se advierte en fonna tan ostensible como en la producción de relojes, que nufacturas de lino y lana, desde los que cultivan aquella planta o
ha alcanzado un nivel más alto de perfección del que hasta ahora se hubiera cuidan el vellón hasta los bataneros y blanqueadores, aprestadores y
logrado si el conjunto de la tarea hubiera estado confiado a una sola persona; tintoreras? La agricultura, por su propia naturaleza, no admite tan-
más aún, estoy persuadido de que la abundancia de relojes de torre y de bolsi1l0,
de que gozamos, como la precisión y belleza de esos mecanismos, se deben prin- tas subdivisiones del trabajo, ni hay división tan completa de .sus
cipalmente a la división de ese arte en numerosas ramas." El índice contiene la operaciones como en las manufacturas. Es imposible separar tan com-
siguiente entrada:. "Trabajo, utilidad de dividirlo y subdividido." Toseph Harris. pletamente la ocupación del ganadero y del labrador, como se separan
Essai upon Money and Coins, 1757, pt. l. ~ 12, se refiere a la "utilidad de diversas los oficios del carpintero y del herrero. El hilandero generalmente
profesiones", o a "las ventajas que los hombres derivan de dedicarse a ocupacio-
nes distintas", pero no usa la frase "división del trabajo". 4 En las Lectures de Adam Srr:ith, p. 164. el oficio, como aquí, se divide en
~ Otra razón. y acaso más importante, rle referirse a un ejemplo como el si· dieciocho operaciones. Indudablemente ese nÚmero se ha tomado de la Encyclo.
guiente. es la posibilidad de mostrar las ventajas de la división del trabajo en forma Pédie, tomo v (publicado en 1755). voz Épingle. El artículo se atribuye a Mr. De-
estadística. !aire, "quien describía la fabricación de alfileres en los mismos talleres de los
3 Este paréntesis sería suficiente por sí solo para revelar c¡ue yerran quienes obreros", p. 807. En algunas f:ibriéas la división s~ lJevaba todavía más lejos.
suponen que Smith no incluye la separación de ocupaciones en la "división del E. Chambers, Cyclopaedia, vol. n, 2~ cd., 174', voz Pin, eleva el número de opera-
ciones distintas a veinticinco.
trabajo".
10 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo De la división del trabajo 11

es una persona distinta del tejedor; pero la persona que ara, siembra, de la división del trabajo, procede de tres circunstancias distintas: debe.a tres
cava y recolecta el grano suele ser la misma. Como la oportunidad circunstan-
pri~era, de la mayor destreza de cada obrero en particular; segunda, cias:
de practicar esas distintas clases de trabajo va produciéndose con el del ahorro de tiempo que comúnmente se pierde al pasar de una
transcurso de las estaciones del año es imposible que un hombre esté ocupación a otra, y por último, de la invención de un gran número
dedicado constantemente a una sola tarea. Esta imposibilidad de ha- de máquinas, que facilitan y abrevian el trabajo, capacitando a un
cer una separación tan completa de los diferen tes ramos de labor en hombre para hacer la labor de muchos.6
la agricultura es quizá la razón de por qué el progreso de las aptitu- (1) mayor
des productivas del trabajo en dicha ocupación no siempre corre En primer lugar, el progreso en la destreza del. obr.e~o.,incre- destreza,
menta la cantidad de trabajo que puede efectuar, y la dlvlSlon del
parejas con los adelantos registrados en las manufacturas. Es verdad trabajo, al reducir la tarea del hombre a una operación sencilla, y
que las naciones más opulentas superan por lo común a sus vecinas hacer de ésta la única ocupación de su vida, aumenta considerable-
en la agricultura y en las manufacturas, pero generalmente las aven-
mente la pericia. del operario. Un herrero corriente, que nunca haya
tajan más en éstas que ·en aquélla. Sus tierras están casi siempre hecho clavos, por diestro que sea en el manejo del martillo, apenas
mejor cultivadas, y como se invierte en ellas (~capTflI:b y trabajo, j hará al día doscientos o trescientos clavos, y aun éstos no de buena
producen más, en proporción a la extensión y fertíliaad natural-del
calidad.7 Otro que ;:sté acostumbrado a hacerlos, pero cuya única
suelo. Ahora bien, esta superioridad del producto raras veces. excede o principal ocupación, no sea ésa, rara vez podrá llegar a fabricar al día
considerablemente en proporción al mayor trabajo empleado y a
ochocientos o mil, por mucho empeño que ponga en la tarea. Yo he
los gastos IJ;láscuantiosos en que h¡(_incurrido.En la agricultura, el
observado varios muchachos, menores de veinte años, que por no
trabajo del país rico no siempre es mucho más productivo que el del
pobre o, por lo menos, no es tan fecundo como suele serIo en las haberse ejercitado en otro menester que el de hacer clavos, podían
manufacturas. El grano del país rico, aunque la calidad sea la mis- hacer cada uno, diariamente, más de dos mil trescientos, cuando se
ponían a la obra.8 Hacer un clavo no es indudablemente una de las
ma, no siempre es tan barato en el mercado como el de un país
pobre. El trigo de Polonia, en las mismas condiciones de calidad, es tareas más sencillas. Una misma persona tira del fuelle, aviva o mo-
tan barato como el de Francia, a pesar de la opulencia y adelantos dera el soplo, según convenga, caldea el hierro y forja las diferentes
de esta última nación. El trigo de Francia, en las provincias trigue- partes del clavo, teniendo que cambiar el instrumento para formar
ras, es tan bueno y tiene casi el mismo precio que el de Inglaterra, la la cabeza. Las diferentes operaciones en que se subdivide el trabajo
mayor parte de los años, aunque en progreso y riqueza aquel país sea de hacer un alfiler o un botón de metal 9 son, todas ellas, mucho más
inferior a éste. Sin embargo, las tierr¡(s de pan llevar de Inglaterra sencillas y, por lo tanto, es mucho mayor la destreza de la persona
están mejor cultivadas que las de Francia, y las de esta nación, según que no ha tenido otra ocupación en su vida. La velocidad con que se
se afirma, lo están mejor que las de Polonia. Aunque un país pobre, ejecutan algunas de estas operaciones en las manufacturas excede a
no obstante la inferioridad de sus cultivos, puede competir en cierto
modo con el rico en la calidad y precio de sus granos, nunca podrá 6 "En cuanto a la celeridad del trabajo y la perfección de la tarea, dependen
por completo de la muchedumbre de obreros reunidos. Cuando una manufactura
aspirar a semejante competencia en las manufacturas, si éstas corres-
cuenta con muchos obreros, cada operación ocupa un hombre distinto. Un deter-
ponden a las circunstancias del suelo, del clima y de la situación minado obrero no hace ni hará otra cosa en su vida que una sola y única cosa;
de un país próspero. Las sedas de Francia son mejores y más baratas Otro, otra tarea distinta. De ello resulta que cada una de esas tareas se ejecuta
que las de Inglaterra, porque la manufactura de la seda, debido a los bien y rápidamente, y que la obra mejor hecha resulta ser la que se obtiene más
altos derechos que se pagan actualmente en la importación de la seda barata. Por otra parte, el buen gusto y el modo de hacer se perfeccionan forzosa-
en rama, no se adapta tan bien a las condiciones climáticas de In- mente cuando el número de obreros es considerable, porque es difícil que entre
ellos no se encuentren algunos capaces de reflexionar, combinar y hallar, por
glaterra como a las de Francia. Pero la quincallería y las telas de fin, el único medio que pueda situarlos por encima de sus semejantes; el medio
lana corrientes de Inglaterra son superiores, sin comparación, a las de ¡¡horrar materia prima, o de alargar el tiempo, o de encarecer la mercanda, sea
de Francia, y mucho más baratas en la misma calidad.5 Según infor- mediante una máquina nueva o con una manipulación más cómoda." Encyclopé-
maciones, en Polonia escasea la mayor parte de las mantlfacturas, die, tomo 1 (1751), p. 717. voz Art. Las tres ventajas citadas en el texto (cf. supm)
están incluidas en nuestro caso.
con excepción de las más rudimentarias de utensilios domésticos, sin 7 En Lectures, p. 166, "un herrero del campo que no está acostumbrado a hacer
las cuales ningún país puede existir de una manera conveniente. clavos habrá de trabajar mucho para hacer trescientos o cuatrocientos al día, y
La ventaja Este aumento considerable en la cantidad de productos que un aUn ésos estarán muy mal hechos."
lograda se. 8 En Lectures, p. 166, "un muchacho ya adiestrado en el oficio confeccionará
mismo número de personas puede confeccionar, como consecuencia
dos mil, y de muy buena calidad".
5 En Lectures, p. 164, se hace la comparación entre pequeños artículos de me- 9 En Lectures, p. 255, se da por hecho que la tarea de confeccionar un botón
tal (tays) ingleses y franceses. estaba dividida entre ochenta personas.
12 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo De la división del trabajo 13

cuanto pudieran suponer quienes nunca lo han visto, respecto a la todos rápidos y fáciles para ejecutada. Quien haya visi tado con fre-
agilidad de que es susceptible la mano del hombre. cuen,cia tales manufacturas habrá visto muchas máquinas interesantes
(2) ahorro En segundo lugar, la ventaja obtenida al ahorrar el tiempo que inventadas por los mismos obreros, con el fin de facilitar)' abreviar
de tiempo por lo regular se pierde, al pasar de una clase de operaciÓn a otra, es la parte que les corresponde de la obra. En las primeras máquinas de
mucho mayor de lo que a primera vista pudiera imaginarse. Es im- vapor había un muchacho ocupado, de una manera constant,,~, en
posible pasar con mucha rapidez de una labor a otra, cuando la se- abrir y cerrar alternativamente la comunicaciÓn entre la caldera y
gunda se hace en sitio distinto y con instrumentos comoletamente el cilindro, a medida que subía o bajaba el pistÓn. Uno de esos mu-
diferentes. Un tejedor rural,l() que al mismo tiempo c~ltiva una chachos, deseoso de jugar con sus camaradas, observó que atando
pequeña granja, no podrá por menos de perder mucho tiempo ;1 una cuerda en la manivela de la válvula. que abría esa comunicación
pasar del telar al campo y del campo al telar. Cuando las dos labores con la otra parte de la m;¡quina, aquélla podía abrirse y cerrarse auto-
se pueden efectuar en el mismo lugar, se perderá indiscutiblemente máticamente, dejándole en libertad de divertirse con sus compañeros
menos tiempo; pero la pérdida, aun en este caso, es considerable. No de juegos. Así, uno de los mayores adelantos que ha experimentado
hay hombre que no haga una pausa, por pequeña que sea, al pasar ese tipo de máquinas desde que se inventó, se debe a un muchacho
ansioso de economizar su esfuerzo,12
la mano de una ocupación a otra. Cuando comienza la nueva tarea
rara vez está alerta y pone interés; la mente no está en 10 que hace Esto no quiere decir, sin embargo, que todos los adelantos en la o por
y durante algún tiempo más bien se distrae que aplica su esfuerzo de maquinaria hay:¡n sido inventados por quienes tuvieron la oportu- fabricantes
especiali-
una manera diligente. El hábito de remolonear y de proceder con nidad de usarlas. Muchos de esos progrdlSs se deben al ingenio de zados o por
indolencia que, naturalmente, adquiere todo obrero del campo, las los fabricantes, q'.le han convertido en un negocio particular la pro- filósofos,
más de las veces por necesidad -ya. que se ve obligado a mudar de ducción de m(lquinas, y a1;unos otros proceden de los llamados filó-
labor y de herramientas cada media hora, y a emplear las manos sofos u hombres de especulación, cuya actividad no consiste en hacer (ft
de veinte maneras distintas al cabo del día-, lo convierte, por lo cosa alguna sino en observarlas todas y, por esta razón, son a veces
regular, en lento e indolente, incapaz de una dedicación intensa aun capaces de combin;¡r o coordinar las propiedades de los objetos más
en las oGlsiones más urgentes. Con independencia, por lo tanto. de dispares,13 Con el progreso de la sociedad, la Filosofía y la especula-
su taIta de destreza, esta causa, por sí sola, basta a reducir considera. ción se convierten, como cualquier otro ministerio, en el afán y la
blemente la cantidad de obra que seria capaz de producir. 12 Esta donosa historia es en gran parte imagin~ria, si no del todo. Parece
Y (3) empleo En tercer lugar, y por último, todos comprenderán cuánto se faci- haber derivado de una !ectur~ defectuosa (no necesariamente de Smitl1) del pá-
de lita y abrevia el trabajo si se emplea maquinaria apropiada. Sobran rrafo siguiente: "Solían "nres trabajar a base de un flotador en el émbolo que se
maquiparia, los ejemplos,ll y así nos limitaremos a decir que la invención de las mOioÍa dentro de un tubo, cuyo flotador o válvula se levantaba cuando la corriente
inventada de vapor era fuerte, y producía la inyección, y el respectivo golpe de émbolo;
por los
miquinas que facilitan y abrevian b tarea, parece tener su origen en
por tal razón sólo podían conseguirse seis, ocho o diez golpes de émbolo por
operarios la propia división del trabajo. El hombre adquiere una mayor apti- minuto, hasta que un muchacho, llamado Humphry Potter, que cuidaba del
mislnos. tud para descubrir los métodos más idóneos y expeditos, a fin de mecanismo, agregó un dispositi'·o (por él denominado scogga,n) que automática-
alcanzar un propósito, cuando tiene puesta toda su atención en un mente era abierto por el v;'stago del pistón, con lo cual pudo conseguir quince o
objeto, que no cuando se distrae en una gran variedad de cosas. Debi- dieciséis golpes de émbolo por minuto, Molesto con tantas cuerdas y aditamentos,
do a la división del trabajo toda su atención se concentra natural- Mr. Henry Beighton, en una máquina por él construida en Newcastle-on-Tyne,
en 1718, eliminó todos esos adminiculos, pues el vástago podía realizar todo ese
mente en un solo y simple objeto. Naturalmente puede esperarse que trabajo más sencílJamente y mucho mejor."-J. T. Desagulier, Gourse 01 Experi-
uno u otro de cuantos se emplean en cada una de las ramas del tra- mental Philosophy, vol. Ir, 1744, p. 533. De las pp. 469, .171 parece inferirse que
bajo encuentre pronto el método más fácil y rápido de ejecutar su originariamente, antes de hacerse uso de la válvula, se utilizaba sólo el trabajo
manual.
tarea, si la naturaleza de la obra lo permite. Una gran parte de las
13 En Lectures, p. 167, se conjetura que la invención del arado puede atribuirse
m,íquinas empleadas en esas manufacturas, en las cuales se halla muy a un agricultor, y el molino manual a un esclavo, mientras que la invención de la
subrlividido el trabajo, fueron al principio invento de artesanos co- rueda hidráulica se atribuye a los filósofos: "Raras veces son igual clase de gentes
munes. pues hallándose ocupado cada uno de ellos en una operación las que inventan utefactos y mejoras en ellos, y las que inquieren la razón de las
sencilla, toda su imaginación se concentraba en la búsqueda de mé- cosas; esta última acthidad se practica más comúnmente por gentes perezosos e
indolentes, que son entusiastas de la soledad, aborrecen los oficios y adoran la es·
10 El mismo ejemplo aparece citado en Lec/u,"s, p. 166.
peculación; en cambio nadie triunfa con más frecuencia en las primeras tareas que
11 Se citan ejemplos en Lec/ures, p. 167= "Dos hombres y tres caballos
rendir:',n la gente activa, solfcita y laboriosa, como son las que empulian la esteva de! arado,
más trabajo en una jornada, arando, que vein:e hombres sin nada. El molinero efectúan experimentos y dan toda sú atención a lo que llevan entre ceja y ceja,"-
Fable 01 the Bees, pt. 1I (1729), dia!. Ill, p. 151. A continuación ofrece, como
y su ayudante producirán más con el molino hidráulico que una docena COn el
molino manuat aunque éste sea mecánico." ejemplo, ciertos progresos en la fabricación de jabones, secado de granos, etcétera.
14 Causas del pTogreso en las facultades productivas del trabajo De la división del tTabajo 15

profesión de ciertos grupos de ciudadanos. Como cualquier otro rramienta tan sencilla como las tijeras, con las cuales el esquilador
empleo, también ése se subdivide en un gran número de ramos dife. corta la lana. El minero, el constructor- del: horno para fundir el mi·
rentes, cada uno de los cuales ofrece cierta ocupación especial a cada neral, el fogonero que alimenta el crisol. el ladrillero, el albañil, el
grupo o categoría de filósofos. Tal subdivisión de empleos en la encargado de la buena marcha del horno, el del martinete, el forja-
Filosofía, al igual de lo que ocurre en otras profesiones, imparte dor, el herrero, todos deben coordinar sus artes respectivas para pro-
destreza y ahorra mucho tiempo. Cada uno de los individuos se hace ducir las tijeras. Si del mismo modo pasamos a examinar todas las
más experto en su ramo, se produce más en total y la cantidad de partes del vestido y del ajuar del obrero, la camisa áspera que cubre
ciencia se acrecienta considerablemente.14 sus carnes, los zapatos que protegen sus pies, la cama en que yace, y
De ello La gran multiplicación de producciones en todas las artes, origi- todos los diferentes artículos de su menaje, como el hogar en que
resulta la nadas en la división del trabajo, da lugar, en una sociedad bien prepara su comida, el carbón que necesita para este propósito -saca-
opulencia gobernada, a esa opulencia universal que se derrama hasta las clases do de las entrañas de la tierra, y acaso conducido hasta allí después
general de
una· sociedad inferiores del pueblo. Todo obrero dispone de una cantidad mayor de una larga navegación y un dilatado transporte terrestre-, todos
bien de su propia obra, en exceso <fesus necesidades, y como cualesquiera los utensilios de su cocina, el servicio de su mesa, los cuchillos y
gobernada, otro artesano, se halla en la misma situación, se encuentra en condi- tenedores, los platos de peltre o loza, en que dispone y corta sus ali-
ciones de cambiar una gran cantidad de sus propios bienes por una mentos. las diferentes manos empleadas en preparar el pan y la cero
gran cantidad de los creados por otros; o lo que es lo mismo, por el veza, la vidriera que, sirviéndole abrigo y sin impedir la luz, le
precio de una gran cantidad de los suyos. El uno provee al otro de protege del viento y de la lluvia, con todos los conocimientos y el arte
lo que necesita, y recíprocamente, con lo cual se difunde una general necesarios para preparar aquel feliz y precioso invento, sin el cual
abundancia en todos los rangos de la sociedad. apenas se conseguiría una habitación confortable en las regiones nór·
ya que Si observamos las comodidades de que disfruta cualquier artesano
inclusive la dicas del mundo, juntamente con los instrumentos indispensables a
chamarra de o jornalero, en un país civilizado y laborioso, veremos cómo excede a todas las diferentes clases de obreros 'IlH.upleados en producir tanta
un jornalero todo cálculo el número de personas que concurren a procurarle aque- cosa necesaria; si nos detenemos, repito, a examinar todas estas cosas
es el llas satisfacciones, aunque cada uno,/de· ellos sólo contribuya con una y a considerar la variedad de trabajos que se emplean en cualquiera
producto pequeña parte de su actividad. Por basta que sea, la chamarra de
de un gran de ellos, entonces nos daremos cuenta de que sin la asistencia y coope-
número de lana, pongamos por caso, que lleva el jornalero, es producto de la ración de millares de seres humanos, la persona más humilde en un
trabajadores. labor conjunta de muchísimos operarios. El pastor, el que clasifica país civilizado no podría disponer de aquellas cosas que se consideran
la lana, el cardador, el amanuense, el tintorero, el hilandero, el teje. las más indispensables y necesarias.
dar, el batanero, el sastre, y otros muchos, tuvieron que conjugar sus Realmente, comparada su situación con el lujo extravagante del
diferentes oficios para completar una producción tan vulgar. Ade-
grande, no puede por menos de aparecérsenos simple y frugal; pero
más de esto ¡cuántos tratantes y arrieros no hubo que emplear para
con todo eso, no es menos cierto que las comodidades de un príncipe
transportar los materiales de unos a otros de estos mismos artesanos, europeo no exceden tanto las de un campesino económico y traba-
que a veces viven en regiones apartadas del país! ¡Cuánto comercio jador, como las de éste superan las de muchos reyes de África, dueños
y navegación, constructores de barcos, marineros, fabricantes de ve-
absolutos de la vida y libertad de diez mil salvajes desnudos,15
las y jarcias no hubo que utilizar para (onseguir los colorantes usados
por el tintorera y que, a menudo, proceden de los lugares más remo-
tos del mundo! ¡Y qué variedad de trabajo se necesita para pro-
ducir las herramientas del más modesto de estos operariosl Pasando
por alto maquinarias tan complicadas como el barco del marinero, el
martinete del forjador y el telar del tejedor, consideraremos sola-
mente qué variedad de labores no se requieren para lograr una he-
14 La ventaja de producir determinados artículos en 105 países más adecuados 15 Probablemente este párrafo se tomó, en su totalidad, del manuscrito de las
para creados, se reconoce más adelante, p. 404. pero no se alude al hecho de que lecciones del autor. Al parecer está basado en Mun, La. riqueza de Inglaterra por
la división del trabajo es necesaria para lograr dicha ventaja. En parte se ignora. el comercio exterior. Discllrso acerca del comercio de Inglaterra con las Indias
y en parte se niega (d. infra, pp. 17. 18, 19) el hecho de que división del trabajo Orientales, cap. lll, al final, ed. del Fondo de Cultura Económica. México. 1954;
permite a determinados obreros dedicarse exclusivamente al tipo de trabajo para Locke, Ensayo sobre el gobierno civil, § 43, edición del Fondo de Cultura Económi-
el cual son más aptos, por cualidades no adquiridas mediante la educación y la ca. México, 1941. Mandeville, Fable of the Bees, pt. J. nota P, 2" ed., 1723.p. 182,Y
práctica, tales como la edad. el sexo, la estatura y el vigor físico. Se alude a la des- acaso Harris, Essays upon Money and Coins, pt. 1, § 12. Cf. Lectures, pp. 161-162
ventaja de la división del trabajo, o especialización, infra, pp. 687-689. Y notas.
Del princiPio que motiva la división del trabajo 17

cooperación y asistencia de la multitud, en tanto que su vida entera


apenas le basta para conquistar la amistad de contadas personas. En
casi todas las otras especies zoológicas el individuo, cuando ha alcan-
zado la madurez, conquista la independencia y no necesita el concurso
de otro ser viviente. Pero el hombre reclama en la mayor parte de lasl
circunstancias la ayuda de sus semejantes y en vano puede esperarla :
sólo de su benevolencia. La conseguirá con mayor seguridad imere- I ""
CAPíTULO II san do en su favor ell~ de los otros y haciéndoles ver que es i ~S- f17A7-U
ventajoso para ellos hacer lo que les pide. Quien propone a otro un.-!..
DEL PRINCIPIO QUE MOTIVA LA DIVISIÓN DEL TRABAJO trato le está haciendo una de esas proposiciones. Dame lo que necc-\
sito y tendrás lo q'le deseas, es el sentido de cualquier clase de ofena, )'
y así obtenemos de los demás la mayor parte de los servicios que~
La rlivisión ESTA DIVISIÓNdel trabajo, que tantas ventajas reporta, no es en su necesitamos. No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del, ,
lid. traba!o origen efecto de la sabiduría humana, que prevé y se propone alcan-
panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de sa 11 \ v
dcnva:"\ia
pr<Yl"e'!~·(n zar J.cluella general opulencia
.•. que de él se deriva.1 Es la consecuencia propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino I i
hU:":"'; al gradual, necesaria aunque lenta, de una cierta propensión de la natu-
cambio. : ¡ raleza humana que no aspira a una utilidad tan grande: la propensión
su~~ ni les haLlamos de nuestras necesidades, sino de sus ven- ,)
tajas.
de o o el mendigopero
sus conciudadanos; depende principalmente
no en absoluto. Es ciertodeque
la la
benevolencia
caridad de \,
~(-I\ a permutar, cambiar y negociar una cosa por otra.
Esta No es nuestro propósito, de momento, investigar si esta propen- gentes bien dispuestas le suministra la subsistencia completa; pero, I
propc;lsion siÚl1 es uno de esos principios innatos en la naturaleza humana, de aunque esta condiciÓn altruista le procure todo lo necesario, la cari- /
solo,e los que no puede darse una explicación ulterior, o si, como parece dad no satisface sus deseos en la medida en que la necesidad se pre-¡
encucntra
en el mas, pro b a bl e, es 1a consecuenCIa
. d e 1as f acu 1ta d es· d'IscurS1vas
. y d e1 senta: la mayor parte de sus necesidades eventuales se remedian de I
hombre. lenguaje. Es común a todos los hombres y no se encuentra en otras la misma manera que las de otras personas, por trato, cambio o como!,
especies de animales, que desconocen esta y otra clase de pra. Con el dinero que recibe compra comida, cambia la ropa vieja \
C;::mdo dos galgos corren una liebre, parece que obran de consu- que se le da por otros vestido~viejos también, pero que le vienen
no. Cada uno de ellos parece que la echa, a su compañero o la intercepta mejor, o los entrega a cambio de albergue, alimentos o moneda;
cuando el otro la dirige hacia él: mas esto, naturalmente, no es la cuando así lo necesita.2 De la misma manera que recibimos la mayor
consecuencia de ningún convenio, sino el resultado accidental y simul- parte de los servicios mutuos que necesitamos, por convenio, trueque
táneo de sus instintos coincidentes en el mismo objeto. Nadie ha o compra, es esa misma inclinación a la permuta la causa originaria \
visto todavía que los perros cambien de una manera deliberada y de la división del trabajo.
En una tribu de cazadores o pastores un individuo, pongamos por Se halla
equitativa un hueso por otro. Nadie ha visto tampoco que un animal estimulada
dé a entender a otro, con sus ademanes o expresiones guturales, esto 9so, hace las flechas o los arcos con mayor presteza y habilidad que
por el
es mío, o tuyo, o estoy dispuesto a cambiarlo por aquello. Cuando otros. Con frecuenciá los cambia por ganado o por caza, con sus
egoísmo y
un animal desea obtener cualquier cosa del hombre o de un irra- compañeros, y encuentra, al fin, que por este procedimiento consi- conduce a
cional no tiene otro medio de persuasión sino el halago. El cachorro gue una mayor cantidad de las dos cosas que si él mismo hubiera sali- la división

acaricia a la madre y el perro procura con mil zalamerías atraer la do al campo para su captura. Es así cÓmo, siguiendo su propio del trabajo,
interés, se dedica casi exclusivamente a hacer arcos v flechas, convir-
atención del dueño, cuando éste se sienta a comer, para conseguir
tiéndose en una especie de armero. Otro destaca e~ la construcción
que le dé algo. El hombre utiliza las mismas artes con sus semejan-
tes, y cuando no encuentra otro modo de hacerla actuar conforme a del andamiaje y del techado de sus pobres chozas o tiendas, y así se
acostumbra a ser Uill/ a sns vecinos, que le recompensan igualmente
sus intenciones, procura granjearse su voluntad procediendo en forma
servil y lisonjera. Mas no en todo momento se le ofrece ocasión con ganado o caza;¡;:;sta que encuentra ventajoso dedicarse por com-
pleto a esa ocupación, convirtiéndose en una especie de carpintero
de actuar así. En un:! sociedad civilizada necesita a cada iI}stante la
constructor. Parejamente otro se hace herrero o calderero, el de más
1 Es decir, no es el efecto de una regulación cOEsciente, hecha por el Estado
allá curte o trabaja las pieles, indumentaria habitual de los salv;ljes.
O la sociedad, como la "lev de Sesostris", según la cual cada hombre seguiría la
ocupación de su padre, e:emplo al cual se alude en el correspondiente pasaje de De esta suerte, la certidumbr.e de poder cambiar el exceso del pro-
Lec!"res, p. 168. Más adelante, pp. 17-18. se niega que sea el efecto de la discreción 2 El párrafo se reproduce de Lectu.res, p. 169. Está basado en J\!andeville. y,ble
individual, que reconoce la ventaja de ejercitar las aptitudes naturales específicas. o/ the Bus, pt. Il (lj29), dial. VI, pp. 421',122.
16
18 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo Del princiPio que motiva la división del trabajo 19

ducto de su propio trabajo, después de satisfechas sus necesidades, por Ha variedad de instintos de que le dotó la naturaleza. Entre los hom-
la parte del producto ajeno que necesita, induce al hombre a dedi- bres, por el contrario, los talentos más dispares se caracterizan por su
carse a una sola ocupación, cultivando y perfeccionando el talento mutua utilidad, ya que los respectivos productos de sus aptitudes . I
o el ingenio que posea para cierta especie de labores.3 se aportan a un fondo. común, en virtud de esa disposición general <:""

Dando La diferencia de talentos naturales en hombres diversos no es tan para el cambio, la permuta o el trueque, y tal circunstancia permite a
lugar a grande como vulgarmente se cree, y la gran variedad de talentos que cada uno de ellos comprar la parte que necesitan de la producción
diferencias
parece distinguir a los hombres de diferentes profesiones, cuando lle- ajena.
de aptitudes,
más impor- gan a la madurez es, las más de las veces, efecto y no causa de la divi-
tantes que sión del trabajo.4 Las diferencias más dispares de caracteres, entre
las un filósofo y un mozo de cuerda, pongamos por ejemplo, no proceden
diferencia.
tanto, al parecer, de la naturaleza como del hábito, la costumbre o la
naturales,
educación. En los primeros pasos de la vida y durante los seis u ocho'
primeros años de edad fueron probablemente muy semejantes,. y ni
sus padres ni sus camaradas advirtieron diferencia notable. Poco más
tarde comienzan a emplearse en diferentes ocupaciones. Es entonces
cuando la diferencia de talentos comienza a advertirse y crece por
grados, hasta el punto de que la vanidad del filósofo apenas encuentra
parigual. Mas sin la inclinación al cambio, a la permuta y a la venta
cada uno de los seres humanos hubiera tenido que procurarse por
su cuenta las cosas necesarias y convenientes para la vida. Todos
hubieran tenido las mismas obligaciones que cumplir e idénticas obras
que realizar y no hubiera habido aquella diferencia de empleos que
propicia exclusivamente la antedicha variedad de talentos.5
y haciendo
útiles tales
y así como esa posición origina tal diferencia de aptitudes, tan acu-
diferencias sada entre hombres de diferentes profesiones, esa misma diversidad
hace útil la diferencia. Muchas agrupaciones zoológicas pertenecien-
tes a la misma especie, reciben de la naturaleza diferencias más nota-
bles en sus instintos de las que observamos en el talento del hombre
como consecuencia de la educación o de la costumbre. Un filósofo
no difiere tanto de un mozo de cuerda en su talento por causa de la
naturaleza como se distingue un m~stín de un galgo, un galgo de un •..
podenco o éste de un perro de pastor.. Esas diferentes
~. castas de ani-
males, no obstante pertenecer a la mIsma espeCIe, apenas se ayudan
unas a otras. La fuerza del mastín no encuentra ayuda en la rapidez
del galgo, ni en la sagacidad del podenco o en la docilidad del perro
que guarda el ganado. Los efectos de estas diferencias en la consti-
tución de los animales no se pueden aportar a un fondo comJm ni
contribuyen al bi~~~t~_Y..:l:.CQm9_d'!:!!l:iento
de las res~pecies,
porque carecen de disposición para cambiar o permutar. Cada uno
de los animales se ve así constreñido a 'sustentarse y defenderse por sí
solo, con absoluta independencia, y no deriva ventaja alguna de aque-
3 Lectures, pp. 169-170.
4 El argumento está dirig-ido contra Harris, Money a71d Coins, pt. l, 11, Y está
de acuerdo con la opinión de Hume, quien solicita de los lectores que "consideren
cómo los hombres son casi iguales respecto a su fuerza física, e incluso en sus
aptitudes y facultades mentales, antes de ser ~ultivados por la educación". "Of
the Orig-inal Contract", en Essays, Moral and Polítical, 1748, p. 291.
6 Lectures, pp. 17°'171.
Límites de la división del trabajo 21

Las vías fluviales abren a las distintas clases de actividades econó- El

micas mercados más amplios que el transporte terrestre, y ello nos transporte
por vías
explica por qué, a lo largo de las costas marítimas y riberas de los ríos navegables
navegables, las promociones de cualquier género comienzan a subdi- ensancha e]
vidirse y perfeccionarse; pero muchas veces acontece que ha de pasar ámbito del
bastante tiempo hasta que esos progresos se extiendan al interior del mercado,
país. Un carro de grandes ruedas servido por dos hombres y tirado
por ocho caballos trae y lleva en unas seis semanas, aproximadamen-
CAPíTULO III te, casi cuatro toneladas de mercancía entre Londres y Edimburgo.
Pero una embarcación con seis u ocho tripulantes y que trafique entre
LA DIVISIÓN DEL TRABAJO SE HALLA LIMITADA POR LA Londres y Leith, transporta casi en el mismo tiempo doscientas tone-
EXTENSIÓN DEL MERCADO ladas entre los dos puertos. En consecuencia, seis u ocho hombres,
utilizando el transporte marítimo, transportan en ese lapso de tiempo
idéntica cantidad de mercancía entre Londres y Edimburgo que cin-
La divisióll cuenta carretones servidos por cien hombres y tirados por cuatro-
Así como la facultad de cambiar motiva la división del trabajo, la
del trabajo cientos caballos.l En el primer caso, sobre las doscientas toneladas
está amplitud de esta división se halla limitada por la extensIÓn de aque-
de mercancía, transportadas por tierra, al porte mis barato, entre
limitada lla facultad o, dicho en otras palabras, por la extensión del mercado.
Londres y Edimburgo, habría que cargar la manutención de cien
por la Cuando éste es muy pequeí'ío, nadie se anima a dedicarse por entero
hombres durante tres semanas y la amortización de cuatrocientos ca-
amplitud a una ocupación, por falta de capacidad para cambiar el sobrante
con que se
ballos y de los cincuenta carretones. En cambio, sobre la misma can-
del producto de su trabajo, en exceso del propio consumo, por la par-
practica el tidad de mercaderías, conducidas por agua, habría que añadir única-
cambio. te que necesita de los resultados de la labor de otros.
mente la manutención de seis u ocho hombres y la amortización de
Existen ciertas actividades económicas, aun de la clase ínfima, que un navío de doscientas tO!leladas de carga, amén del valor superior
Numerosas no pueden sostenerse como no sea en poblaciones grandes. Un mozo
actividades del riesgo, o la diferencia que existe entre el seguro marítimo y el
de cuerda, por ejemplo, no. podrá encontrar medios de .••. ida ni em- terrestre. Si entre ambas plazas no hubiera más comunicación que
no pueden pleo sino en ellas. La aldea constituye para él un campo muy limi- la terrestre, sólo se podría acarrear entre una y otra aquellas mercan-
.ejercitarse
SIllO en las
1\ tado, y aun una población, provista de un mercado corriente, es cías cuyo precio es muy grande en proporción al peso. No existiría
ciudades. insuficiente para proporcionarle una ocupación constante. En los entre ambas plazas más que una· pequeña parte del comercio que hoy
caseríos y pequeñas aldeas diseminadas en regiones desérticas, como
existe y, por consiguiente, prosperaría menos el tráfico que hoy enri-
ocurre en las tierras altas de Escocia, el campesino es el carnicero, quece recíprocamente sus industrias. Entre las partes remotas del
panadero y cervecero de la familia. En tales circunstancias apenas si mundo no existiría el comercio, o éste sería muy pequeño. ¿Qué mer-
lograremos encontrar un herrero, un carpintero o un albañil a menos caderías podrían soportar el porte terrestre entre Londres y Calcuta? 2
de vellne millas de distancia de otro de su misma profesión. Las Y'aun cuando hubiese artículos tan preciosos que pudieran soportar
familias que viven diseminadas a ocho o diez millas de distancia unas esos gastos ¿cuál sería la seguridad del transporte a través de los terri-
de otras, aprenden a producir un gran número de cosas para las cuales torios de naciones tan bárbaras? Sin embargo, estas dos ciudades
reclamarían el concurso de dichos artesanos en lugares más poblados. mantienen en la actualidad un comercio muy activo, y procurándose
Éstos, en el campo, se ven obligados, la mayor parte de las veces, a mutuos mercado~ fomentan de una manera extraordinaria las eco-
aplicarse en todos aquellos ramos del oficio que sean más afines, en nomías respectivas.
lugar de dedicarse a una sola actividad. Un carpintero rural trabaja
todo el ramo de la madera, y un herrero, en esas circunstancias, cuan-
tas obras se hacen de hierro. El primero no sólo es carpintero, sino 1 La superioridad del transporte por mar 1'10 es aqui tan considerable como en
ebanista, ensamblador, tallista, carretero, fabricante de arados, ca- Lectures, p. 172, pero aun así está prohab]emeute exagerada. 'V. Playfair, ed. de
Weallh 01 Nations, 1805, vol. 1, p. 29 dice que un carro del tipo descrito podría
rruajes y ruedas, etc. Los oficios del segundo alcanzan mayor varie- transportar ocbo toneladas. pero efectivamente convendría otorgar un cierto
dad. Es imposible que en lugares tan apartados como el centro de las margen, como consecuencia de treinta años de mejoras en las carreteras.
tierras altas de Escocia florezca el fabricante de clavos. Un artesano 2 Playfair, op cit., p. 30, dice que promediando los viajes de ida y vuelta, desde
que hiciese mil al día, completaría tresci.ntos mil al año, en trescien- Londres hasta CalcUla. las mercaderías se transporta han por mar al mismo precio
(12S por dohle quintal), o sea ]a tarifa que se cobraba para el transporte por tierra
tas jornadas; pero en tales condiciones, apenas podría disponer anual- desde Londres hasta Leeds.
mente de mil, que son el producto de una jornada.
20
22 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo Límites de la división del trabajo 23

y, así, los Siendo éstas las ventajas del transporte acuático, es cosa natural Los adelantos de la agricultura y de las manufacturas parecen ha- Bengala y
China,
primeros que los progresos del arte y de la industria se fomentasen donde tales ber alcanzado también una gran antigiiedad en las provincias de Ben-
progresos se facilidades convirtieron al mundo en un mercado para toda clase de gala, en la India Oriental, así como en otras situadas al este de la
registran China, si bien los antecedentes de esta antigiiedad no se consignan
en la productos del trabajo; en cambio tales progresos tardaron mucho en
navegación extenderse por las regiones interiores del país, Estas zonas del inte- en historia alguna lo suficientemente auténtica de nuestras latitudes.
costera o en rior no dispusieron, durante largo tiempo, de otro mercado para la En Bengala, el Ganges y otros muchos ríos caudalosos se reparten en
los ríos un gran número de canales navegables, como ocurre con el Nilo
mayor parte de sus productos, sino la comarca circundante, separada
navegables, en Egipto. En las provincias orientales de China forman también
de las costas y riberas de los grandes ríos navegables. Por consiguien-
te, la extensión de su mercado fue en mucho tiempo proporcionada varios brazos, algunos grandes ríos y, al intercomunicarse, fomentan
a la riqueza y población del respectivo territorio y, en consecuencia, su una navegación interior mucho más densa que la del Nilo o la del
adelanto muy posterior al progreso general del país. En las colonias Ganges, y quizá mayor que la de ambos unidos. Es de advertlr que
inglesas de América del Norte las plantaciones se extendieron prefe- ni los antiguos egipcios, ni los indios, ni los chinos, estimularon el
rentemente a lo largo de las costas o de las riberas de los ríos nave· comercio exterior, sino más bien parece que derivaron su gr;an opu-
gables, y raras veces penetraron a considerable distancia de ambas. lencia de la navegación interior.
Todas las tierras interiores' de África y todas aquellas de Asia, que entretanto
por ejemplo, Las naciones que fueron civilizadas en primer lugar, de acuerdo
en la Africa,
con los más auténticos testimonios de la historia, fueron aquellas que se extienden hacia el norte del Mar Negro (Ponto Euxino) y del Mar
antigiiedad, Tartaria y
en las costas
moraban sobre las costas del Mediterráneo. Este mar, el mayor de Caspio, la antigua Scythia, la rnoderna Tartaria y Siberia, parece que Siberia, y
del los mares interiores conocidos en el mundo, desconoce la fuerza de las estuvieron en todas las edades del mundo sumidas en la misma bar- también
Medite- mareas y, por eso, las olas se deben únicamente a la acción del viento.8 barie y ausencia de civilización en que hoy las encontramos. El mar Baviera.
rráneo, Por la calma reinante en la superficie, así como por la multitud ,de de Tartaria es el Océano glacial o helado, cerrado a la navegación, y Austria y
aunque algunos de los ríos más caudalosos del mundo corren por Hungría
islas y la proximidad de sus playas ese mar fue extraordinariamente quedan
favorable a la infancia de la navegación, cuando, por la ignorancia esos parajes,5 se hallan muy distanciados unos de otros para facilitar lezagadas.
de la brújula, los navegantes temían perder de vista las costas y, de- el comercio y las comunicaciones en la mayor parte de esas dilatadas
bido a las deficiencias en el.arte de construir barcos, no se arriesgaban comarcas. En África no hay mares interiores, como el BáItico o el
a abandonarse a las olas del proceloso océano. Pasar las columnas de Adriático en Europa, el Mediterráneo y el Mar Negro, en este con-
Hércules, o sea trasponer el estrecho de Gibraltar, se consideraba tinente y en Asia, como tampoco golfos parecidos a los de Arabia,
en el mundo antiguo la empresa de navegación más admirable y Persia, india, Bengala, y Siam en Asia, para llevar el comercio al
arriesgada. Hubo de pasar mucho tiempo antes de que lo intentaran interior del Continente. Los grandes ríos de África se encuentran
fenícios y cartagineses, los más esforzados navegantes y constructores tan distantes unos de otros, que no hacen posible una navegación
de la época; pero éstos fueron durante un período muy largo las úni- interna considerable. Aparte de esto, el comercio que puede hacer
cas naciones que lo intentaron. una nación utilizando un río que no se subdivide en varias ramas o
Los primeros Parece que fue Egipto, de todos los países que se extendían por la ~razos, y que, además, pasa por otro territorio, antes de desembocar
progresos cuenca del Mediterráneo, el primero en cultivar y fomentar en alto en el mar, nunca puede ser muy importante, porque siempre se ofre-
tuvieron
IUl!<lr en grado la agricultura y las manufacturas. El Egipto superior no se cerá a las naciones que poseen la otra parte del territorio la posibili-
Egipto, aparta mucho, en parte alguna, de las riberas del Nilo, y en el Egipto dad de obstruir la comunicación entre el mar y el país de la cabecera
inferior se parte el río en diferentes canales • que, ayudados con ciertas del río. Esto nos explica por qué la navegación del Danubio apro-
obras de ingeniería, parecen haber ¡imporcionado una buena comu· vecha muy poco a los Estados de Baviera, Austria y Hungría, en
nicación, no sólo a las grandes ciudades, sino a un número conside- comparación a lo que pasaría si cualquiera de ellos poseyese toda la
rable de aldeas y caseríos diseminados en la región, parejamente a cuenca, hasta que ese río vierte en el mar Negro.6
como lo hacen ahora, en Holanda, el Mosa y el Rhin. Es muy probable ••
que la extensión y las facilidades de esta navegación se convirtieran
en una de las principales causas del temprano progreso de Egipto.
G La verdadera dificultad estriba en que los estuarios de los ríos se abren en el
s Ello revela una curiosa creencia en la capacidad de las mareas par:> produ- Océano Artico, así que están separados. Uno de los objetivos del ferrocarril transi-
cir olas. beriano es enlazados.
" Sólo en tiempos recientes se ha venido a aplicar esta palabra a los canal~ 6 El pasaje correspondiente a este capítulo se comprende en un párrafo de
artificiales. Cf. Murray, Oxford English Dictionary, vo~ canal. Lectures, p. 172.
Del origen y uso de la moneda 25

una manera sucesiva, muchas cosas diferentes. En las edades primi- por ejemp
cabezas de
tiva~ de la sociedad se dice que el ganado fue el instrumento común
ganado, sal
del comercio y, a pesar de ser extraordinariamente incómodo para conchas,
esos fines, hallamos con frecuencia valuadas las cosas, en aquellos bacalao,
tiempos remotos, por el número de cabezas que por ellas se entrega- tabaco,
ban en cambio. La armadura de Diomedes, al decir de Hornero, azúcar,

únicamente costó nueve bueyes, pero la de Glauco importó ciento.:! En CtIeros y


CAPíTULO IV Abisinia 3 se asegura que la sal es el instrumento común de cambio
cl,¡vos.

y de comercio; en algunas costas de la India se utiliza cierto género de


DEL ORIGEN Y USO DE LA MONEDA conchas; el pescado seco, en Nueva Zelanda; el tabaco, en Virginia; 4
el azúcar, en algunas colonias de las Indias Occidentales; los cueros y
las pieles, en otros países, y aun en Escocia existe actualmente un
Una "ez
TAN PRONTO como se hubo establecido la división del trabajo sólo lugar donde, según nos informan, es cosa corriente que un artesano
implautada
la divisiÓn una pequeña parte de las necesidades de cada hombre se pudo satis- lleve clavos, en lugar de monedas, a la panadería o a la taberna."
Sin embargo, en todos los países resolvieron los hombres, por di- En ocasion
del trabajo. facer con el producto de su propia labor. El hombre subviene a la
se dio
el hombre
mayor parte de sus necesidades cambiando el lemanente del producto versas razones incontrovertibles, dar preferencia para este uso a
\"l"e en los metales, sobre todas las demás mercaderías.6 Éstos no sólo se preferencia
de su esfuerzo, en exceso de lo que consume, por otras porciones del a los
ré;i1l1Cn de
intcrc.1.mbio. productQ ajeno, que él necesita. El hombre vive así, gracias al cambio, conservan con menos pérdida que cualquier otro artículo, pues con- metales, pe
cDnvirtiéndose, en cierto modo, en mercader, y la sociedad misma tadas cosas son menos perecederas, sino que, además, se pueden divi- ser
prospera hasta ser lo que realmente es, una sociedad comercial. dir sin menoscabo en las partes que se quiera, o fundir de nuevo en duraderos
Las divisibles.
dificultades Cuando comenzó a practicarse la división del trabajo, la capacidad una sola masa, cualidad que no poseen otras mercancías igualmente
del truequ~ de cambio se vio con frecuencia cohibida y entorpecida en sus ope- durables. Es precisamente esta propiedad la que los convierte en
inducen 3. raciones. Es de suponer que un hombre tuviera de una mercancía instrumentos aptos para la circulación y el comercio. El hombre
adopt;lr
m;ís de lo que necesitaba, en tanto otro disponía de menos. El prime- que necesita comprar sal, pongamos por caso, y no tiene otra cosa
un bien
económico ro, en consecuencia, estaría dispuesto a desprenderse del sobrante, y para dar en cambio sino ganado, se ve obligado a adquirir la cantidad
como el segundo, a adquirir una parte de este exceso. Mas si acontecía que equivalente a un buey, o a una oveja, y a retirar de una vez toda la
dinero, este ílltimo no contaba con nada de lo que el primero había menester, sal. Difícilmente podrá comprar una menor proporción, porque lo
el cambio entre ellos no podía tener lugar. El carnicero tiene más que ha de dar en cambio no se puede dividir, como no sea con pér-
carne en su establecimiento de la que consume, y el cervecero y el dida. Y si fuese mayor la cantidad apetecida, se vería obligado a
panadero gustosamente comprarían una parte de ese excedente; Sin 3 Iliad, VI, 236: cit. con el mismo propósito en Plinio, Hist. Nat. lib. XXXIII,
embargo, nada pueden ofrecer en cambio, como no sea el remanente cap. 1; Pufendo,f. De jure naturae et gentium, lib. V, cap. v, § 1; Martin-Leake.
de sus producciones respectivas, y puede ocurrir que el carnicero Historieal Aeeount o{ English Money, 2~ ed., 1745, p. 4, passim.
disponga de cuanto pan y cerveza inmediatamente necesita. En estas 3 Montesquieu, Esprit des lois, liv. XXll, cap. 1, nota.
condiciones es imposible que el cambio se efectúe entre ellos. Uno 4 W. Douglass, A Summary Historieal and Politieal o{ the First Planting, Pro-
gresive lmprovements .and Presents State o{ the British Settlements in North
no puede ser mercader, ni los otros clientes, con lo cual todos pierden America, 1760. vol. II, p. 364. Ciertas tasas de funcionarios judiciales en Wash-
la posibilidad de beneficiarse con sus recíprocos se·vicios. A fin de ington se computaban todavia en tabaco en 1888. J. J. Lalor, Cyelopaedia o{ Po-
evitar inconvenientes de esta naturaleza, todo hombre razonable, en /itieal Seience, 1888, voz Money, p. 879.
cualquier período de la sociedad, 'después de estahlecida la división :; Playfair, ed. de Wealth o/ Nations, 1805, vol. 1, p. 36, anrma que la explica-
ción consiste en lo siguiente: los agentes suministran materiales a los operarios
del trabajo, procuró manejar sus negocios de tal forma que en todo
que confeccionan clavos. y durante el tiempo de la producción les proveen con
tiempo pudiera disponer, además de los productos de su actividad pan, queso y candelas. que pagan con clavos cuando rematan su tarea. Se omite,
peculiar, de una cierta caritidad de cualquier otra mercancía, que a al principio del párrafo sulJra, el hecho de que los clavos son de metal.
su juicio escasas personas serían capaces de rechazar a cambio de los 6 Para las teorías anteriores relativas a estas razones d. Grotius, De jure be/U
et paeis, lib. I1, cap. XII, t7: Pufendorf, De jure naturae et gentium, lib. v,
productos de su Tespectivo esfuerzo:l ... cap. 1, § 18; !-ocke, ""me Considerations, 2' ed., 1696, p. 31; Law, Money atld
Es muy probable que para este 1m se selecclOnasen y ehgleran, de
Trade, 1705, cap. 1; Hutcheson. System o/ Mnral Philosophy, 1755, vol. Il. pp. 55,
56; Montesquieu. Esprit des lois, lib. XXII, cap. II. Cantillon, EnsOlJo sobre la, natu-
1 El párrafo presenta una estrecha semejanza con Harris, ,lfo n e)' Il1r1dCoins,
pt. 1, ~§ 19, 20. raleza. del comercio en general, ed. del Fondo de Cultural Económica, México, 1950,
24 pp. 153, 355-357; Harris, Money and Coins, pt. 1, §§ 22-27, Y Lectures, pp. 182·,85.
1'"

\ Del origen uso de la m.oneda 27


116 Causas del progreso en las facultades productivas del tmbajo y

comprarla duplicando o triplicando la co·ntraprestación, hasta el va- blicos llamados "Casas de Moneda", 8 instituciones que guardan un
lor de dos o tres bueyes, o de dos o tres ovejas. Por el contrario, si en gran parecido con las oficinas (Lonjas) que inspeccionan y sellan los
lugar de poseer bueyes u ovejas dispone de metal para dar en cam- tejidos de lana y lino.9 Todos ellos se proponen, por· igual; atesti·
bio, fáCilmente puede proporcionar la cantidad de éste, que se ve guar, por medio de un sello oficial, la cantidad y calidad uniforme
obligado a ceder, a la cantidad de mercancía que de una manera de esas diferentes clases de mercancías cuando llegan al mercado.
precisa necesita. Los primeros sellos públicos de esta clase, que se estamparon en primera-
mente la
':erro, Diferentes clases de metales se han usado para estos cometidos en los metales corrientes, tuvieron como finalidad asegurar, en la mayor
oro marca indic(
varias naciones. El hierro fue instrumento común de comercio entre parte de los casos, lo que es más dificil e importante de probar, o sea tan sólo el
"'lata,
los antiguos espartanos; el cobre entre los romanos primitivos, y el la finura y buena calidad del metal, y fueron parecidos a la marca grado de
oro y la plata entre todas las naciones ricas y comerciantes. esterlina, que se pone en Inglaterra en los objetos y barras de plata, y pureza,
,-'::uon Parece ser que, en un principio, se utilizaron estos metales en barras al sello, que se estampa en España sobre los lingotes de oro, en uno
;lente
toscas, sin cuño ni sello. Plinio 7 refiere, apoyándose en la autoridad de los costados de la pieza, que sólo asegura la finura y calidad del
":rras,
sin de un historiador antiguo, Timeo, que hasta la época de Servio Tulio metal, pero no su peso. Abraham pesó a Ephrón los cuatrocientos
Y"aste;
no tuvieron los romanos moneda acuñada, sirviéndose de barras de siclos de plata que se comprometió a pagar por el campo de Mac-
cobre sin marca, para comprar cuanto necesitaban. Estas barras gro. pela.lo Aunque esta moneda se decía era corriente en el mercado,
seras hacían, pues, en aquellos tiempos, las funciones de moneda. aceptábase por peso y no por cuenta, del mismo modo que al presente
('on El uso de metales, en esta forma rudimentaria, tropezaba con dos ~e hace con las barras de oro o de plata marcadas. Las rentas de los
'Dara
inconvenien tes muy grandes; primero, la incomodidad de pesarlos, y antiguos reyes anglosajones es fama que se pagaban, no en moneda,
.lr la
segundo, la de contrastarlos. En los metales preciosos, una pequeña sino en especie, es decir, en vituallas y provisiones de todo género. Fue
·',d y
:0 de diferencia en la cantidad se traduce en una gran discrepancia de Guillermo el Conquistador quien introdujo la costumbre del pago
'....eza; valor, por lo que la tarea de pesarlos con la máxima exactitud re- en dinero,11 pero durante mucho tiempo, este dinero no se recibió en
quiere, cuando menos, pesas y balanzas muy ajustadas. En particular, - el tesoro por cuenta, sino al peso,12
Las dificultades e inconvenientes de pesar con exactitud dichos la
el peso del oro es una operación delicadísima. En los metales más
acut1ación
bastos, donde un pequeño yerro carece de importancia, se requiere, metales dieron origen a la técnica de la acuñación. Las improntas, vino más
sin duda alguna, menos precisión. Pero no por eso sería menos em- que cubrían ambos lados de la pieza y, a veces, los bordes, se propo- tarde, para
barazoso que cuando un pobre hombre tuviese necesidad de comprar nian atestiguar no sólo la finura sino el peso del metal. Por dicha indicar el
o vender una cosa por valor de un cuartilio de penique se viese en la razón esos cuños se reciben actualmente por cuenta, sin tomarse la peso.
precisión de pesarlo. La operación de contraste es más difícil y em- molestia de pesarlos.
barazosa todavía, y aun resulta incierta siempre cualquier compro- Los nombres que se pusieron a estos cuños parecen expresar, en Originaria-
mente los
bación, como no se deshaga alguna parte del metal en el crisol con su origen, el peso o cantidad de metal de cada pieza. En la época de cuños fueror
disolventes adecuados. Antes, pues, de que se estableciera la moneda denominado,
acuñada, el pueblo siempre estaba expuesto a los fraudes y engaños 8 Aristóteles, Política, 1257a, 38-41; cit. por Pufendorf, De jure naturae et gen- por razón
más groseros,. a no ser que recurriese a aquellas prolijas y difíciles tium, lib. Y, cap. 1, § 12. del peso.
9 El fiel contraste media el paño de lana en Inglaterra de acuerdo con 25 Ed.
operaciones, ya que, en lugar de una libra de pura plata o cobre, po- III, sto 4, c. 1. Cf. ]ohn Smith, Chronicon Rusticum Commerciale or Memoirs of
día recibir, en cambio de sus bienes, una .masa adulterada de los ma- Wool, 1747, vol. 1, p. 37. Los funcionarios del timbre o marca de los paños de
teriales más bajos y baratos, aunque tuvieran la apariencia de los lino en los distritos lineros de Escocia fueron nombrados de acuerdo con lO, Anna,
codiciados metales. Para evitar estos abusos, facilitar los cambios y c. 21, para evitar "diversos abusos y fraudes ... practicados durante los últimos
fomentar por este procedimiento el comercio y la industri~, en todas años en las manufacturas de paños de lino, con respecto a la longitud, anchura
sus manifestaciones, se consideró necesario, en cuantos países adelan. y desigual calidad del estambre, que originan gran devaluación y menosprecio
del mencionado paño de lino, lo mismo en el pais que en el extranjero". Statutes
taron algo en el camino del progreso, colocar un sello público sobre af the Realm, vol. IX, p. 682.
cantidades determinadas de aquellos metales que acostumbraban a 10 Génesis, XXl1I, 16.
usar esas naciones para comprar todo género de mercancías. Tal es 11 "El rey Guillermo 1, para el pago más conveniente de sus guerreros, hizo que
el origen de la moneda acuñada y de aquellos establecimientos pú- los firmes, que hasta su época se habían cubierto casi siempre mediante vituallas,
fuesen convertidos in pecuniam numeratam." Lowndes, Repart cantaining an
7 Plin., Hist. Nat., lib. 33, cap. 3. "Servius rex primus sigTUlvit aes. Antea rudi Essay for the Amendment 0.( the Silver Cains, 1695, p. 4. Hume, a quien frecuen-
usos Romae Timaeus tradit." La ed. primera dice: "testimonio de un cierto Remeus temente sigue Smith, no llega a una afirmación tan absurda, Histary, ed. de 1773,
autor antiguo", siendo Remeus la lectura de la edición de Plinio en la biblioteca vol. 1, pp. 225, 226.
de Smith, d. Bonar, Catalogue of the Library of Adam Smith, 1894, p. 87· 12 Lowndes, Essay, p. 4.
28 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo Del origen y uso de la moneda ~y

Servio Tulio, que fue el primero que acuñó, en i6ma,lB el as ro- la proporción entre la libra, el chelín y el penique parece haber sido
mano o pondus contenía una libra romana de buen cobre. Se dividía, con Óerta uniformidad la misma que guardan actualmente, aun cuan-
de la misma manera que nuestra libra llamada troy, en doce onzas, do el valor de cada una de estas monedas haya variado mucho. A mi
cada una de las cuales contenía una onza de cobre de buena modo de ver, en todos los países del mundo la avaricia e injusticia
calidad. La libra esterlina inglesa, en tiempos de Eduardo 1, contenía de los príncipes y Estados soberanos abusaron de la confianza de los
una libra (peso de la Torre), de plata, de determinada ley. La libra súbditos, disminuyendo grandemente la cantidad real del metal que
peso de la Torre parece haber sido algo más que la romana y menos originariamente deberían contener las monedas.
que la troy. Esta última no se introdujo en la circulació::¡ inglesa El as romano, en los últimos períodos de la República, se redujo
hasta el año 18 del reinado de Enrique VIII. La libra francesa con- a la veinticuatroava parte de su valor original y, en lugar de pesar
tenía en la época de CarIa Magno una libra troy de reconocida finu- una libra, sólo pesaba la mitad de una onza.1D La libra inslesa y el
ra. La feria de Troyes, en Champaña, era frecuentada en aquel penique contienen actualmente una tercera parte; la libra y el peni-
tiempo por mercaderes de todas las naciones de Europa, y por eso que escocés como una trigésima sexta, y la libra y el penique francés
fueron generalmente estimados y conocidos los pesos y medidas de sólo una sexagésima sexta parte de su antiguo valor.20 Por medio
un mercado tan famoso. La llamada libra escocesa, desde la época de estas operaciones, los Príncipes y Soberanos que la acuñaban se
de Alejandro 1 hasta la de Rooerto Bruce, contenía una libra de hallaron en condiciones, por lo menos en aparieu:ia, de pagar sus
plata del mismo peso y finura que la libra esterlina inglesa. Los deudas y cumplir sus obligaciones con una cantidad menor de plata
peniques ingleses, franceses y escoceses con tuvieron, también en su de la que en otro caso hubieran necesitado. Mas fue solamente en
origen, el peso efectivo de un penique de plata, que es la vigésima apariencia, poque, en realidad, los acreedores se vieron defraudados
parte de una onza y la doscientoscuarentava parte de una libra. El en gran parte de 10 que se les debía. A todos los demás deudores en el
chelín también parece que fue en sus comienzos una denominación Estado se les otorgó el mi$mo privilegio, y pudieron pagar con la mis-
pondera!. Cuando el trigo esté a doce chelines el "cuarterón", dice ma suma nominal de la nueva moneda depreciada lo que habían
una antigua disposición de Enrique lII, el pan vendido por un cuar- tomado prestado en la antigua. Por lo tanto, estas operaciones favo-
tillo de chelín pesará once chelines y cuatro peniques.14 No obstante, - recieron siempre a los deudores, pero fueron ruinosas para los acree-
la proporción entre el chelín y el penique, y entre el chelín y la dores, y a veces han ocasionado revoluciones más grandes y universales
libra, no parece haber sido tan constante y uniforme como entre en las fortunas de las personas privadas que las provocadas por una
el penique y la libra. Durante la primera dinastía de los Reyes de gran calamidad pÚblica.n
Francia, el sueldo o chelín francés tuvo en diferentes ocasiones cinco, Es así como la moneda se convirtió en instrumento universal de
doce, veinte y cuarenta peniques.l~ Entre los antiguos sajones el
chelín parece haber contenido únicamente cinco peniques en determi-
comercio en todas las naciones civilizadas, y por su m~
compran, venden y permutan toda clase de bienes.:::! .
se (~
nada época,16 y no es del todo improbable que nriase tanto entre ellos Ahora vamos a examinar cuáles son las reglas que observan gene- Procede
como entre los franceses. Desde tiempos de Carlo l\fagno, entre las examinar
ralmente los hombres en la permuta de unos bienes por otros, o ahora las
franceses,17 y desde Guillermo el Conquistador, entre los ingleses,lB cuando los cambian en moneda. Estas reglas determinan lo que reglas que
13 Cf. Sl.lpra, p. 26. pudiéramos llamaí' el valor relativo o de cambio de los bienes. determinan
14 La sisa de pan y cerveza, 51 Hen. lII, contiene una detallada escala que se el valor en
inicia así: "Cuando un cuartal de trigo se vende por XII d, la pieza de pan de un 19 Plin., Hist. Nat. lib. xxxm, cap. 111; cf. infra, pp. 828.829. cambio.
ochavo debe pesar VI [ Y XVI s" y a continuación transcrihe las cifras del párrafo 20 Harrís. }'lone" and Coim, p. l, § 30. nota. da a la libra francesa, poco más o
Sl.lpra_ El Estatuto se cita de segunda mano, seglÍn Martín Folkes, Table of English menos, una séptima parte de su valor original.
SiI,;,er Coins, con el mismo objeto, por Harris. Essay tlpon Aloney and Coins, pt. l, 21 El tema de las Je'ulíaciones debasadas y depreciadas aparece de nuevo infra,
§ 29. pero Harris no llega, en la escala. hasta el punto de tomar el penique como pp. 36, 187. 489-494. 827-83°. Tambien infm, pp. 166, 167, se aduce una de las
medida. En cuanto a esta escala, cf. infra, pp. 173, 176, 177. razones por las cuales el oro y la plata llegaron a ser las formas más usuales de
15 Garnier, Recherches sur la natuTe el les catues de la richesse des nations" Pf1T dinero. Cf. en el índice alfabético. Acu1íación y dinero.
Adam Smith, 1302, tomo v. p. 55, dice. en una nota a este pasaje, que el sueldo 22 En Lectl.lres, ?p. 182'190, donde se encontrará buena parte de este capítulo.
(SOIl) equivalía siempre a doce dineros (deniers). el dinero se considera "primeramente como medida del valor, y luego como medio
16 Hume, History of England, ed. de '773. l, p. 226. Fleetwood. Chronicon de permuta o cambio". Se afirma que el dinero tuvo Sll ori~en en la circunstan-
preciosum, 1707, p. 30. Según estas autoridades había 48 chelines en la libra, es cia de que los hombres recurren a una mercadería para comparar con ella el
decir que esta última equivalía a 240 peniques. valor de todas las demás. En CUanto fue elegida esa merc3.dería, quedó convertida
11 Harris, lHoney and Coins, pt. 1, 29. en medio de cambio. En el presente capitulo, el dinero se usa en un príncipio
18 "Existe la creencia de que, poco después de la Conquista. una libra esterlina como medio de cambio, pero no se menciona su uso como medida de valor. En el
estaba dividida en veinte chelines." Hume, Histor)' oí England, ed. de 1773. vol. l, capítulo siguiente se explica que comúnmente se usa como medida de valor por-
p. 227· que se utiliza como instrumento de comercio o medio de cambio.
3° Causas del pmgreso en las facultades pmductivas del trabajo
Las dos
acepciones Debemos advertir que la palabra VALOR tiene dos si~ificados ", dHe-
del valor
rentes, pues a veces expresa la utilidad de un objeto particular, y,
son valor en
otras, la capacidad de comprar otros bienes, capacidad que se deriva
uso y valor de la posesión del dinero. Al primero lo podemos llamar "valor en
en cambio.
uso", y al segundo, "valor en cambio". Las cosas que tienen un gran
valor en uso tienen comúnmente escaso o ningún valor en cambio, y
/}.<f-
por el contrario, las que tienen un gran valor en cambio no tienen,
"".xi
Ky\)
muchas veces, sino un pequeño valor en uso, o ninguno. No hay CAPíTULO V
nada más útil que el agua, pero con ella apenas se puede comprar
/{'?'\ cosa alguna ni recibir nada en cambio. Por el contrario, el diamante
DEL PRECIO REAL Y NOMINAL DE LAS MERCANcíAS, O DE SU
apenas tiene' valor en uso, pero generalmente se puede adquirir, a
cambio de él, una gran cantidad de otros bienes.23 PRECIO EN TRABAJO Y DE SU PRECIO EN MONEDA
Tres Para investigar los principios que regulan el valor en cambio, de
cuestiones: las mercancías, procuraremos poner en claro,
(1) e.n qué Primero, cuál sea la medida de este valor en cambio, o en qué con- TODO hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de \ ¡lEI trabajo
consisterealel
precio .
slste e1 precIo
. rea 1 d e to dos 1os b'lenes; las cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida.l Pero una vez! es l~
de los Segundo, cuáles son las diferentes partes integrantes de que se com- . la división del trabajo, es sólo una parte muy pequefía dmedldal
establecida dnMen real
bienes, pone este precio real. de las mIsmas la que se puede procurar con el esfuerzo personal. La cambio
(2) cuáles Por último, cuáles son las diferentes circunstancias que unas veces mayor parte de ellas se conseguirán mediante el trabajo de otras '
d~o~ los hacen subir y otras bajar algunas o todas las distintas partes compo- personas, y será rico o pobre, de acuerdo con la cantidad de trabajo
IStlOtoS
componenes..! nentes d el' preclO, por encltna . o por d eb'aJo d e su proporCl'ó n natura 1 ajeno de que pueda disponer o se halle en condiciones de adquirir.
de es~ precio,fc~ O corriente; o cuáles son las causas que algunas veces impiden que el
f
En consecuencia, el valor de cualquier bien, para la persona que lo
(3) por qué 1 precio del mercado, o sea el precio real de los bienes, coincida exac- posee y que no piense usarlo o consumirlo, sino cambiarlo por otros,
discrepan, a i tamente con lo que pudiéramos denominar su precio natural. es igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir o de que pueda
. ' elI
veces M e propongo (l·xplcar,
l' . 'ón pOSI
con 1a c1an 'd a d y preclsl 'bl es estas disponer por mediación suya. El trabajo, por consiguiente, es la \,/,
YprecIO
el preciorea •.
tres cuestiones en 1os tres capItu 'l' os SigUIentes,
. en 1os cuales someteré medida real del valor en cambio de toda clase de bienes. !

de mercado. a dura prueba la paciencia y la atención del lector: la paciencia, para El precio real de cualquier cosa, lo que realmente le cuesta al hom. y d primer
serán examinar y revisar detalles que a veces nos pueden parecer innece. bre que quiere adquirirla, son las penas y fatigas que su adquisi<¡ión precio
contestadas sariamente prolijos; la atención, para comprender lo que, aun des- supone. Lo que realmente vale para el que ya la ha adquirido y de. pagado por
en los tres pués de tanta explicación como seamos capaces de dar, pudiera pare- sea disponer de ella, o cambiarla por otros bienes, son las penas y todas las
capítulos cer innecesariamente tedioso. Pero correré el riesgo de ser prolijo fa tigas de que lo librarán, y que podrá imponer a otros individuos. cosas.
subsiguien- para tener la seguridad de ser claro. Aun a pesar de hacer el máximo Lo que se compra con dinero o con otros bienes, se adquiere con el
tes.
esfuerzo para conseguirlo, quedarán todavía algunos puntos oscuros, trabajo,2 lo mismo que lo que adquirimos con el esfuerzo de nuestro
sin aclarar, debido a la naturaleza en extremo abstracta del tema. cuerpo. El dinero o sea otra clase de bien~s nos dispensan de esa fati.
ga. Contienen el valor de una cierta cantidad de trabajo, que nos-
otros cambiamos por las cosas que suponemos encierran, en un
momento determinado, la misma cantidad de trabajo. El trabajo fue,
pues, el precio primitivo, la moneda originaria que sirvió para pagar
y comprar todas las cosas. No fue con el oro ni con la plata, sino
con el trabajo como se compró originariamente en el mundo toda
clase de riquezas; su valor para los que las poseen y desean cambiarlas

1 "En sí misma, la riqueza no es otra cosa que los alimentos, las comodidades
-_/ (' y las cosas suyerfluas que hacen agradable la vida." Cantillon, Ensor¡<Jsobre la
23 Lectures,
p. 157. Law, Money and Trade, 1705, cap. 1 (seguido por Harris, naturaleza del comercio en genel'al, p. 13, edición del Fondc de Cultura Econó-
Money and Coins, pt. 1, § 3), confronta el valor del agua con el de los diamantes. mica, México, 1950.
Se alude a la baratura del agua en Platón, Eutidemo, 304 B cit. por Pufendorf, 2 "Todo en el mundo se compra con el trabajo." Hume, "Of Commerce", en
De jure naturae et gentium, lib. v cap. 1, § 6; d. nota de Barbeyrac, al' § 4. Political Discourses, 1752, p. 12.
31
32 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo Del precio real y nominal de las mercancías 33

por otras producciones es precisamente igual a la cantidad de tr3.bajo que una cantidad de trabajo. Aquélla es un objeto tangible, y ésta,
que con ella pueden adquirir y disponer. una noción abstracta, que aun siendo bastante inteligible, no es tan
La riqueza
La riqueza, corno dice Mr. Hobbes, es poder.3 Pero la persona que natural y obvia.
es el poder especial·
adquiere o hereda una gran fortuna, no por eso adquiere necesa- Ahora bien, desde el momento que cesó la permuta y el dinero se
de compra mente por
riamente ni hereda poderío político, civil o militar. Su-riqueza convirtió en el instrumento comÚn de comercio, es más frecuente
de trabajo dinero,
podrá ofrecerle los medios para adquirir todo eso, pero b mera po- cambiar cualquier mercancía por dinero, y no por otra cosa. El car- siendo
sesión de aquélla no le procura necesariamente esas ventajas. El nicero, rara vez proporciona carne de res o de carnero al panadero o éste el
poder que le atribuye directa e inmediatamente esa posesión es la fa- al cervecero, a cambio de pan o de cerveza, sino que la lleva pri- artículo más
mero al mercado, donde la cambia por dinero, y después cambia usado en la
cultad de comprar; una cierta facultad de disposición sobre todo estimación
el trabajo, o sobre todo el producto de éste, que se encuentra en el parte de ese dinero por cerveza o por pan. La cantidad de dinero del valor.
mercado. Su riqueza es mayor o menor precisamente en proporción que obtiene por la carne regula asimismo la cantidad de esos dos
a la amplitud de esa facultad, o a la cantidad de trabajo ajeno o de su artículos que obtiene más tarde. Luego, para él, es más natural y
producto, lo cual para el caso es lo mi$mo, que aquella riqueza le co~ sencillo estimar el valor de la carne por la cantid~d _de dinero, que
loca en condiciones de adquirir. El valor en cambio de cualquier es la mercancía que sirve de primordi~i!l~enneª~~io, que no por el
cosa es precisamente igual a la amplitud de esa facultad, conferida pan y la cerveza, que sólo llegan a ser objeto de cambio por media-
al propiet3.rio. ción de otro bien. Y le es también fácil decir que la carne de este
Por lo
Pero aunque el trab3.jo es la medida real del valor en cambio de tendero vale tres o cuatro peniques la libra, que no hablar de que
comun· el
valor no se todos los bienes, generalmente no es la medida por la cual se esti- vale tres o cuatro libras de pan o tres o cuatro cuartíllos de cerveza.
estima en ma ese valor. Con frecuencia es difícil averiguar la relación propor- De donde resulta que es frecuente estimar el valor en cambio de toda \
términos de cional que existe entre cantidades diferentes de trabajo. El tiempo mercancía por la cantidad de dinero, y no por la cantidad de otra mer- 1
trabajo, que se~3.sta en dos diferentes clases de tarea no siempre determina cancía o de trabajo que se pueda adquirir mediante ella.
pues el de una manera exclusiva esa proporción. Han de tomarse en cuenta El oro y la plata, como cualquier otro bien, cambian de valor; Ahora bien
trabajo es
difícil de los grados diversos de fatiga y de ingenio. Una hora de trabajo penoso unas veces son más caros, y otras, más baratos; unás veces son más el oro y la
plata varían
medir, contiene a veces más esfuerzo que dos horas de una labor fácil, y m;ís fáciles, y otras, más difíciles de adquirir. La cantidad de trabajo de valor:
trabajo, también, la aplicación de una hora de trabajo en una profe- que una determinada cantidad de esos metales puede adquirir o de la unas veces
sión cuyo aprendizaje requiere el traba jo de diez años, que un mes cual permite disponer, o la cantidad de otros bienes que se pueden cuestan más
de actÍ\'idad en una labor ordinaria y de fácil ejecución. Mas no es adquirir o de los cuales se puede disponer por su mediación, depen- trabajo,
fácil hallar una medida idónea de! ingenio y del esfuerzo. Es cier- de, en todo caso, de la abundancia o escaso rendimiento de las minas otras menos,
y en cambio
to, no obstante, que al cambiar las diferentes producciones de dis- que se conozcan en el momento en que dichos cambios se efectúan. igual trabajo
tintas clases de trabajo se suele admitir una cierta tolerancia en El descubrimiento de las ricas minas de América redujo el valor del siempre
ambos conceptos. El ajuste, sin embargo, no responde a una medicla oro y de la plata, en e! siglo XVI, a casi una tercera parte de su valor significa
exacta, sino al regateo y a la puja del mercado, de acuerdo con aque- anterior.5 En la medida que cuesta menos trabajo llevar esos metales igual
sacriflcío
lla grosera y elemental ig-ualdad, que, aun no siendo exacta, es sufi- de la mina al mercado, es menor el trabajo de otra especie que con
para el
ciente para llevar a cabo los negocios corrientes de la vida or- ellos se puede adquirir; y aun cuando dicha revolución en el valor trabajador,
din3r!a.4 de los metales nobles ha sido quizá la más grande, no es, sin embargo,
y con Fuera de esto, es más frecuente que se cambie y, en consecuencia, se la única de que guarda recuerdo la Historia. Ahora bien de la misma
frecuencia
unos compare un artículo con otros y no con trabajo. Por consiguiente, manera que una medida que estuviese siempre cambiando su longi-
artlculos se parece más natural estimar su valor en cambio por la cantidad de tud como el pie natural, el palmo o el brazo, no podría ser jamás
cambIan cualquier otra suerte de mercancía .. y no P9r la cantidad de trabajo una medida exacta de otras cosas, así una mercaderia que varíe con· \
por otros, que con él se puede adquirir. La mavor paite de las gentes entienden tinuamente en su propio valor, nunca podrá ser medida exacta del i
mejor qué quiere decir una cantidad de una mercancía determinada,
valor de otros artículos. Iguales cantidades de trabajo, en todos tiem- 1;
¡
pos y lugares, tienen, según se dice, el mismo valor para el trabaja- ~ ' ,!
a "TambIén la riqueza, unida con la líberalidad, es poder, pon;ue procura ami- dar. Presuponiendo un grado normal de salud, de fuerza y de tem-:i
gos y sIervo!. SIn Iiberalídad no lo es, porque en es,te caso la rIqueza no protege,
sIno que se expone a las asechanzas de la envIdia." LetJiatán, l, x, ed. Fondo de peramento, de
proporción aptitud y destreza,
de comodidad, ha dey de
de libertad sacrificar siempre
felicidad. la misma
El precio que ~I·

Cultura Económica, México, 1940.


4 Es notorIa la ausencia de toda referencía a la prolíja discusión de este tema
en el capítuulo x. 5 Infra, p. 184.
34 Causas del progreso en las facultades productivas del t¡-abajo Del precio real y nominal de las mercancías 35

paga deberá ser siempre el mismo, cualquiera que sea la cantidad convendría aumentarlo.7 En consonancia con esto, la cantidad de porque la
cantidad de
de bienes que reciba en cambio. De estos bienes unas veces podrá metal contenido en las monedas ha ido disminuyendo generalmen- fino en los
comprar más y otras menos cantidad; pero lo que varía es el valor te, en todas las naciones, y raramente ha aumentado. Tales varia· cu ños tiende
¡I de los mismos, y no el trabajo que los adquiere. En toda .época y CIOnes no pueden por menos de disminuir, las más de las veces, el a disminuir,
circunstancia es caro lo que resulta difícil de adquirir o cuesta mucho valor de las rentas en dinero.
El descubrimiento de las minas de América disminuyó el valor y el valor
trabajo obtener, y barato lo que se adquiere con más facilidad y del oro y d(
menos trabajo. Por consiguiente el trabajo, al no cambiar nunca de de la plata y del oro en Europa. Esta disminución se supone que la plata
) valor, es el único y definitivo patrón efectivo, por el cual se comparan continúa acentuándose de una manera gradual;8 y se admite que con- tiende a caer
\ y estiman los valores de todos los bienes, cualesquiera que sean las tinuará siendo así durante mucho tiempo aunque, a nuestro modo
de ver, sin prueba alguna. Si consideramos válida tal suposición, di.
LCircunstancias
moned~ es, únicame!lte,
de lU.ga.r. y eldepre<:;i<>
tie.m.p.nQm.inal.
o... EL.trªQajo~~_Stl_E1"e.9:~_.E~!,
y la chas variaciones tienden más bien a disminuir que a aumentar el
aunque Pero, iúxique para el trabajador siempre tengan igual valor idén. valor de las rentas en dinero, aunque se estipule su pago no en una
"Iien le da
ticas cantidades de trabajo, no ocurre así con la persona que lo em. determinada cantidad de moneda acuñada de una cierta denomina-
empleo plea, pues para ella tiene unas veces más, y, otras, menos valor. Lis-- ción (por ejemplo, en libras esterlinas) , sino en tal cantidad de onzas
considera
el trabajo compra, en unas ocasiones, con una mayor cantidad de bienes, y en de plata fina o de una ley determinada.
como otras, con menor cantidad de los mismos, por lo cual se hace la idea Las rentas establecidas en grano conservaron mucho mejor su valor En
variable de que el precio del trabajo varía como el de todas las demás cosas, que las fijadas en dinero, aun cuando la denominación del cuño no Inglaterra
en valor. las rentas
siendo unas veces caro y otras barato. En realidad, son los bienes los se alterase. En el estatuto XVIII de la Reina Isabel de Inglaterra 9 se expresadas
que son caros o baratos, en un caso o en otro. - dispone que un tercio de las rentas de los colegios se establezca obli. en dinero
gatoriamente en grano y se pague en especie, de acuerdo con los pre- han
descendido
así, ~l I como los otros bienes, tiene un precio real y otro nominal. El precio cios corrientes en el mercado más próximo. El dinero procedente de
a una cuarta
rea 1 d'Inamos
, . en 1a cantl'd a d d e cosas necesanas
. y con·

I
trabaJor
t'lene un':> que ..consIste esta renta, estipulada en grano, a pesar de no representar sino la ter-
parte de su
cera parte de aquélla, es, actualmente, de acuerdo con el doctor primitivo
.,recio real
.<:>nsiderado
y otro venientes
dinero. Elque
De acuerdo medIante
trabajador élricQ
con esa es se consIguen,
acepción o vulgar y el
pobre, puede
se nominal,
decirse
halla lamal
bien oque cantidad
el remune·de
trabajo, Blackstone, casi el doble de la cantidad correspondiente a los otros dos valor, desde
nominaL rada, en proporción al precio real del trabajo que ejecuta, pero no al tercios,1° cuya renta no está expresada en grano. A tenor de este cálcu· 1586;
nominal. lo, las rentas antiguas de los colegios, pagadas en; dinero, han llegado
distinción
.cure valor La distinción entre el precio real y el nominal del trabajo y de las a bajar hasta una cuarta parte de su antiguo valor, o sea que valen
real y mercancías no es materia de mera especulación, sino de mucha im· poco más de una cuarta parte del grano a que anteriormente equi-
nominal portancia y utilidad práctica. El mismo precio real representa siem. valían. Ahora bien, desdt:: el reinado de Felipe y María la denomina.
es útil, a pre el mismo valor; pero el mismo precio nominal puede tener valores ción de la moneda inglesa ha sufrido poca o ninguna alteración, y el
'.,ces, en la distintos, en atención a las variaciones en el valor del oro y de la mismo número de libras, chelines y peniques contienen' casi la misma
práctica,
plata. Así, pues, cuando se vende un terreno, reservándose una renta cantidad de plata fina. De donde se infiere que la disminución en el
perpetua, es de gran importancia para la familia titular de ese dere- valor de las rentas en dinero de los colegios procede enteramente
cho que dicha renta conserve siempre el mismo valor real y no con- de la desvalorización de la plata.
sista en una cierta suma de moneda,6 pues, en este caso, su valor 7 Supra, pp. 27-29.
estaría expuesto a dos clases de variaciones: por una parte, las que 8 Inlra, pp. 207-209.
provienen de las diferentes cantidades de oro y de plata que, según 9 C. 6, que se refiere a Oxford, Cambridge, Winchester y Eton, y establece
los tiempos, pueden contener el cuño de la misma denominación, y que ningún Colegio debe hacer una estipulación vitalicia o por años. referida a
diezmos, tierras laborables o pastos, sin garantizar que un tercio de la anualidad
por otra, la que dimana de los diferentes valores de iguales cantidades
se percibirá en dinero. La ley fue promovida por Sir Thomas Smith, según se dijo
de oro y plata en época distinta. entre el asombro de sus colegas miembros del Parlamento, quienes no podían
Los príncipes y los Estados soberanos han creído que su interés imaginarse la razón de la diferencia. "No obstante el titular obtenía ventaja de la
particular y transitorio consistía en disminuir la cantidad de metal baratura presente, sabiendo que en el futuro se encarecería el grano, al multipli-
puro contenido en las monedas; pero raram~nte han considerado que cane la población y otorgarse licencias para el transporte del cereal. De este
modo, al aprobarse la ley, se consiguen ahora mayores emolumentos para los
6 "Sobre todas las cosas, cuidad mucho de hacer cualquier arreglo o contrato Colegios en cada Universidad, y aunque sus rentas permanecen nominalmente
valedero durante muchos años para recibir una· cierta cantidad de dinero por el iguales, se incrementan los ingresos." Fuller, Bist. 01 the University 01 Cambridge,
grano que os deben, aunque en la actualidad pueda pareceros una oferta tenta· 1655, p. '44, cit. por Strype, Lile 01 the learned Sir Thomas Smith, 1698, p. '92.
dora." Fleetwood, Chronicon preciosum, p. '74. J.O Commentaries, '765, vol. n, p. 322.
36 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo Del precio real y nominal de las mercancías 37
las de Cuando esta desvalorización va acompañada de la disminución del consiguiente, del grano que ha de consumirse para llevar una deter-
~cocia y contenido de metal noble en el cuño de la misma denominación, la minadá cantidad de plata desde e! yacimiento hasta e! mercado. El
Francia, casi
se han pérdida generalmente es mucho más grande. En Escocia, donde la de- valor de la plata, aunque a veces varía mucho de un siglo a otro,
reducido nominación de la moneda ha experimentado muchas más variaciones raras veces lo hace de un año a otro, permaneciendo por lo regular
a cero. que en Inglaterra, y también en Francia, en cuya nación dichos cam- casi el mismo por espacio de media centuria o de un siglo completo.
bios fueron aún mayores que en el primero de esos países,ll algur..as Por la misma razón, el precio orc1inario o promedio del trigo, esti-
rentas antiguas, en su origen muy considerables, han quedado redu- mado en dinero, puede también continuar siendo casi e! mismo
cidas, por esa razón, casi a la nada. durante igual período de tiempo, y con éste el nominal del trabajo,
Las rentas Aun tomando en consideración épocas distantes, iguales cantidades por lo menos mientras la sociedad permanezca, por otros respectos,
esti~uladas \ de trabajo se comprarán con proporciones casi similares de trigo -la también en una situación parecid:l. En~re tanto, el precio ocasional
en tn"o son! b' . d 1 b' d
más e;tables0 su slstcncla e t~a aF or-
1,
. Ies cantl'da.des de oro y
Y no con 19U~ o transitorio de! trigo puede ser el doble del que fue un año antes, o
que las 1(1 plata o de cualqUIer otra mercancía. Luego Iguales cantIdades de gra- fluctuar, por ejemplo, de veinticuatro a cincuenta chelines el cuarta!.
Ahora bien, cuando el erigo alcanza este último precio, no sólo se
expresadas li no, a 10 largo del tiempo, conservarán aproximadamente el mismo
en dinero, f valor real, o habilitarán al dueño de las mismas para comprar o ad- duplica el valor nominal de la renta en especie, sino también su valor
! quirir casi la misma cantidad de trabajo de otras personas. A nuestro real. pues se podrá adquirir con ella una doble cantidad de trabajo
entender, esa correlación será más aproximada que si se tratase de o de la mayor parte de OLrasmercancías; en cambio el precio mane·
iguales cantidades de cualquier otra clase de mercancía, puesto que tario del trabajo y, con él, el de la mayor parte de las demás mer-
ni aun iguales cantidades de grano conservarán siempre el mismo caderías, continuará siene,) el mismo a través de todas estas fluc-
valor. La subsistencia del trabajador, o el precio real del trabajo, tuaciones.
?- como veremos más adelante,12 cambia mucho según las diversas cir- Parece, pues, evidente, que el trabajo es 1:1 medida universal y más\. . de donde
v cunstancias: es más abundante en una sociedad progresiva que en otra exacta del valor, la única regla que nos permite comparar los valores r' resulta que
estacionaria, y en ésta que en un pueblo decadente. Por 10 tanto, de las diferentes mercancías en distintos tiempos y lugares. Todo el ¡ sólo ~l
cualquier otra mercancía, según las épocas, comprará una mayor o mundo admite que no podemos estimar el valor real de las cosas, de trab~lo es
menor cantidad de trabajo, en proporción a la cantidad de subsisten- un siglo a otro, por las cantidades de plata que se hayan dado por ~~~:e~al de
cia q:.re con ella pueda adquirirse en un momento determinado. De ellas, ni tampoco por las cantidades de grano que se den, de un año valor.
aquí se deduce que una renta convenida en grano, sólo está expuesta al siguiente. Pero por las cantidades de trabajo sí que podemos esti-
a las variaciones en la cantidad de trabajo que se puede comprar con marlo de un año a otro, y de siglo a siglo, con la mayor exactitud
una cierta cantidad de aquél. Pero una renta fijada en cualquier posible. De una centuria a otra el grano es mejor medida que la pla-
otra mercancía no sólo está expuesta a las variaciones en la cantidad ta, porque, en ese período, iguales cantidades de trigo podrán adquirir.
de trabajo que se puede adquirir con una cierta cantidad de gr:lllO, las mismas de trabajo con mayor aproximación que iguales canti-
sino a las que pueden ocurrir en la cantidad de grano que se pueda dades de plata. Por el contrario, de un al10 a otro, la plata es mejor
conseguir con una cierta cantidad del respectivo artículo. medida que el grano, porque iguales cantidades de aquélla con-
pero están ¡ Hemos de advertir que si bien el valor real de una renta en gnno seguirán la misma proporción de trabajo.15 i\hora bien, si en la
expuestas a
fluctuacio- )\\varía mucho menos que una renta en dinero de una centuria a otra, 15 "En Inglaterra y en el Continente, el trigo es el alimento constante y más
nes anuales ,cambia, sin embargo, mucho más que ésta de un año a otro. El generalizado, que no cambia de moda ni crece por casualip.ad: los agricultores
mucho más precio del trabajo, expresado en dinero, como intent~remos d~mos- .siembran mayor o menor cantidad, proporcionando ésta. lo mejor que pueden, a
amplias, trarmás adeIarÚ:é;13-ilOf]úctúadeáño-a año con el precio monetarjQ las exigencias del consumo, restando el excedente del año pasado de su provisión
deCtdii, sino que-parece-ffiás-bien acomodarse al precio ordinario para el futuro; a la inver,a. puede ocurrir que fa!le el cálculo en relación a las
o promedio de dicho artículo, y no al ocasional o accidental que éste necesidades en este caso (más que en el de otros articulos), si se toman en junto
siete o veinte años, aunque acaso la escasez de uno, determinada por contingencias
pueda tener. El precio ordinario o promedio del trigo se regula, como dimáticas, puede ser muv considerable en comoaración con el anterior o con el si-
trataremos de demostrar más adelante,H por el valor de la plata, por guiente. Por consiguien~e el trigo. en esta p¡rte del mundo (y este cereal es el
la abundancia o escasez de' las minas que surten el mercado de este alimento general y constante de cualquier otro país). es la medida más idónea
metal, o por la cantidad de trabajo que es necesario emplear y, por para juzgar del valor alterado de las cosas en un prolongado lapso de tiempo: en
consecuencia, el trigo en nuestro caso, el arroz en Turquia. ete., son la base más
11 Supm, p. 29. adecuada para reservar una renta, pues se la supone constante para los tiempos
12 Infm, pp. 67-7l. futuros. Sin embargo, el dinero es la mejor medida del valor alterado de las cosas
13 In/m, pp. 72. 83. 84. a corto número de años, pues su salida es la misma. y su cantidad s610lentamente
11 In/m, cap. XI, d. esp. p. 184. se altera. Ahora bien. el trigo o cualquier otro cereal, no puede sustituir al dinero.
39
38 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo Del precio real y nominal de las mercancías
Ahora bien asignación de rentas perpetuas o en los contratos de arrendamiento adquirir su dueño, en distintas ocasiones. En este caso es necesario
en las de larga duración es muy importante distinguir entre el precio real
transacciones que comparemos, no las diferentes cantidades de plata, por las que
ordinarias y el nominal, esa distinción carece de importancia en las operaciones generalmente se vendió, sino las distintas cantidades de trabajo
basta con el de compraventa, que constituyen las transacciones más corrientes y que por dichas cantidades de plata se obtuv~ron. Ahora bien, los
dinero, comunes de la vida humana. precios corrientes del trabajo, en lugares y épocas distantes, apenas En la
En un mismo tiempo y lugar, el precio real y el nominal de todas se conocen con cierto grado de exactitud. Los precios del grano, aun presente
cuando en muy pocos sitios se registraron de una manera regular, obra se
las mercancías guardan entre sí exactamente la misma proporción. aludirá. a
Según se obtenga más o menos dinero por una mercancía en el mer- son, por lo general, mejor conocidos, y de ellos tomaron noticia con veces,a
por ser una cado de Londres, pongamos por ejemplo, podremos disponer o com- más fr~cuencia historiadores Y escritores. Con éstos, pues, debemos precios
unid~d prar en el mismo lugar y tiempo más o menos trabajo. Por consi- contentamos y no porque se hallen siempre en la debida y exacta expresados
en e mIsmo. " ,.
proporción con los precios corrientes del trabajo, sino porque son los en grano.
1pr~clsa~(guiente,
tiempo y de cambIoen real
talesdecircunstancias el dinero Esto
todas las mercanClas. es la solo
medida exacta
es aSI, del valor
sm embargo, que más comúnmente se aproximan a dicha proporción. Es esta cir-
lugar, en igualdad de circunstancias de lugar y de tiempo. cunstancia la que nos permitirá hacer varias comparaciones de esta
y la única Aun cuando en lugares distantes no existe una proporción regular índole,16 Se han
Con los progresos de la industria muchas naciones comerciantes acuñado
~osaa entre el precio real y el nominal de las mercaderías, el comerciante diversos
consIderar
las que con d uce sus artlCu ' 1os d e uno a otro 1ugar, so'1o conSI'd era e 1 va 1or consideraron conveniente acuñar y convertir en monedas diferentes metales,
~ransac~ones nominal o pecuniario, o la diferencia entre la cantidad de plata que clases de metal: el oro, para los pagos de mucha importancia; la pero sólo
entre pagó por ellos y la que piensa recibir por los mismos. Media onza plata, para las compras de un valor moderado, y el cobre, o algún uno se usa
Joca!idades de plata en Cantón, China, puede adquirir quizá una mayor cantidad metal basto, para las de poca consideración. Pero siempre conside- comopatrón
raron uno de estos metales como la medida peculiar de valor, y esta y uno sólo
dIstantes tanto de trabajo y de cosas que son necesarias y convenientes para se empleaen
la vida, que una onza en Londres. Mas, en todo caso, una mercancía preferencia parece que se dio siempre al metal primeramente usado el comercio
que se venda por media onza de plata en Cantón puede ser allí real- como instrumento de comercio. Una vez iniciado su uso como patrón,
mente m;ís cara y de mayor importancia positiva, para quien allí la en ausencia de otra clase de moneda, continuaron haciéndolo así por
posea, que una que se venda por una onza en Londres, para quien lo regular, aunque la necesidad no fuera la misma. comoocurri,
disponga de ella en esa ultima ciudad. Ello no obstante, si un comer- Se dice que los romanos no conocieron otra moneda que el cobre con el cobr<
hasta cinco años antes de la primera guerra púnicap y fue entonces entre los
ciante londinense puede comprar en Cantón, por media onza de plata, romanos,
una determinada mercancía, que vende después en Londres por una cuando comenzaron a acuñar plata; sin que por eso el cobre dejara
onza, ganará ciento por ciento, como si una onza en Londres fuese de ser medida de valor en la República. En Roma todas las. cuen-
exactamente del mismo valor que en Cantón. Para este traficante tas y el valor de todas las propiedades inmuebles se computaban, al
no tiene importancia que media onza de plata le ponga en condicio- parecer, en ases o sestercios. El as fue siempre la denominación
nes de comprar en Cantón mayor cantidad de trabajo y de cosas de una moneda de cobre, en tanto que el sestercio equivalía a dos
necesarias y convenientes para la vida que una onza en Londres. Una ases y medio. Así, aunque el sestercio fuese en sus orígenes una mo-
onza en este lugar le capacitará siempre para adquirir doble cantidad neda de plata, su valor se estimaba en cobre. En Roma, cuando uno
de todo aquello que pudiera adquirir con media, y esto es precisa- debía una gran suma de dinero, decíase que tenía una gran cantidad
mente lo que él pretende. de cobre ajeno.I8 y con la
En ! Como el precio nominal o monetario de los bienes determina y de- Las naciones septentrionales, que se levantaron sobre las ruinas plata entre
'-onsecuenciai cide finalmente si son o no razonables las compras y las ventas, y del Imperio romano, tuvieron al parecer moneda de plata, desde la las naciones
no es.de*l por él se regulan casi todas las transacciones de la vida comun, cuan. época de sus primeros asentamientos, y no conocieron durante muchos europeas
modernas.
'lueextranar
se hava ,\ d O me d'la preClo,
. no es d e extranar - que se preste m á'ó s atencI n a 1 pre- siglos, ni el oro ni el cobre. En Inglaterra hubo monedas de plata
prestado \ cio nominal que al real. en los tiempos de los ,reyes sajones, pero se acuñaron muy pocas de
-1;\s atención ' Sin embargo, en una obra de la naturaleza de la presente, puede ser oro hasta la época de Eduardo III, y ninguna de cobre hasta el reina.
prec~oen ,muy útil comparar los diferentes valores reales de una mercancía, en do de Jacobo I de la Gran Bretaña. En Inglaterra, pues (y por las
dlllero. distintos tiempos y lugares, o los diferentes grados de c-apacidad ad. mismas razones, a nuestro entender, en otras naciones modernas de
quisitiva con respecto al trabajo de otros pueblos que con ella pudiera Europa) , todas las cuentas y el valor de toda la propiedad inmueble
a causa de su gran volumen y al cambio excesivamenterápido de su cantidad." 16 Intra, cap. XI, passim.
Locke,Some Considerations 01 the Consequences 01 the Lowering of Interest a.nd 17 Plinio, lib. XXXIII, c. 3·
Raising the Value of Money, ed. de 1696, pp. 74, 75. 18 Habere aes a/ienum.
40 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo Del precio real y nominal de las mercancías 41

se computaba generalmente en plata, y así, cuando pretendemos ex- de plata que antes, debido a que las cuentas y la mayor parte de las
presar a cuánto asciende la fortuna de una persona, rara vez indica- obligáciones se asientan en moneda de dicho metal; en cambio se
mos el número de guineas, sino el de libras esterlinas que suponemos necesitarían diferentes cantidades de moneda de oro: más, en una
se daría por ella. de esas circunstancias, y menos, en la otra. La plata, en tal caso, re.
Ese metal
era, Antiguamente, en todos los países, los pagos con capacidad libera- sultaría poseer así un valor más constante que el oro. Nos daría la
originaria- toria definitiva sólo podían hacerse, en mi opinión, en las monedas impresión de que la plata mide el valor del oro, y no éste el de aqué-
mente, el del metal que se consideraba como patrón monetario o medida de lla. El valor del oro dependería de la cantidad de plata por que
único valor. En Inglaterra el oro no tuvo poder liberatorio ilimitado hasta pudiera cambiarse, en tanto que el valor de ésta no parecería depen-
patrón legal; mucho tiempo después de haberse acuñado monedas de ese metal. La der del oro que se recibiese a cambio de ella. Sin embargo, esta dife-
proporción de valores entre el dinero de oro y de plata no se fijó rencia nace únicamente de la costumbre de contabilizar, o de expresar
públicamente por ley ni por proclamación, sino qw~ se dejó que el cantidades de mayor o menor cuantía, más bien en pla.ta que en oro.
mercado estableciera el oportuno nivel. Si un deudor ofrecía oro en Después de una alteración de esta naturaleza, cualquiera de los bille-
pago de su deuda, el acreedor podía rechazarlo, o :J.ceptrtrlo en los tes, de Mr. Drummond, de veinticinco o cincuenta guineas, continuaría
términos que ambos contratantes conviniesen respecto al valor de pagándose, lo mismo que antes, en veinticinco o cí~1Cuentaguineas. El
dicho metal. En la época actual el cobre carece de poder liberatorio billete se pagaría con las mismas monedas de oro que antes de ocurrir
ilimitado, excepto cuando se cambia por monedas divisiollarias de aquella alteración, pero no con las mismas cantidades de plata. Al
plata, En tal estado de cosas representa algo más que una distinción hacerse los pagos en tales billetes, el óro representa al parecer un valor
nominal el problema de cuál sea el metal que ostenta la categoría de más estable que la plata; el valor del oro parecería ser el que mide
patrón monetario. el valor de la plata, y no ésta el de aquél. En consecuencia, si hubiese
más tarde
la Con el andar del tiempo y en la medida que los pueblos se fueron, sido una costumbre general anotar las cuentas, sentar los pagarés y
proporción familiarizando con el uso de los diferentes metales acuíi.ados y, por contraer las obligaciones en dinero de esa calidad mis noble, el oro,
eI::re los consiguiente, informándose mejor acerca de la correlación entre sus y no la plata, aquél se hubiera considerado como el metal que repre-
valores de senta el patrón monetario o la medida de valor.
respectivos valores, se consideró conveniente, en la mayor parte de los
los dos Mientras
metales fue países, determinar o fijar por ley, públicamente, esa proporción,19 dis- En realidad, mientras continúa existiendo una cierta proporción,
poniéndose, por ejemplo, que una guinea de tal peso y contenido de legalmente regulada, entre el valor de los diferentes metales acuña- perdure una
declarada determinada
por lev, y metal fino se cambiase por veintiún chelines, adquiriendo poder li- dos, el valor del metal más precioso determina el de todas las mo-
proporción
ambos beratorio ilimitado para saldar una deuda de esa cuantía. En esa nedas.21 Doce peniques de cobre contienen media libra llamada avoir- el valor del
fueron dupois de dicho metal, pero no de la mejor calidad, hasta el punto
situación, y mientras se mantenía una proporción legal de esa índole, metal más
patrones
la distinción entre el metal que es patrón monetario.y el que no lo de que antes de acuñarse apenas vale siete peniques de plata. Pero preciado
legales, regula el
perdiendo es, se convierte en una discusión de carácter puramente nominal.:lO como la regulación establecida ordena que doce peniques se cambien
valor de la
toda Esto nos explica por qué cualquier alteración sobrevenida en una por un chelín, en el mercado se consideran aquéllos como si tuvieran cantidad
im portancia proporción así regulada, plantea un problema que tiene una impor_ el valor de un chelín, y puede conseguirse uno de éstos por doce de total
la distinción
tancia más que nominal, o por lo menos, así nos lo parece. Por aquéllos. Antes de la reforma de la moneda de oro en la Gran Breta- acuñada,
entre ellos, como ocurre
ejemplo, si el valor establecido para una guinea se redujera a veinte ña,22 este metal, o por lo menos, la porción del mismo que circulaba
en
chelines o se elevase a veintidós, la mayor parte de los pagos se harían, en Londres y en sus contornos, estaba, por lo general, menos reba_
excepto Inglaterra,
cuando en tanto en un caso como en otro, con la misma cantidad de monedas jado en relación con su peso legal que la mayor parte de la plata, y,
la 19 La ley 19 Henr, VII. e, 5, ordenaba que ciertas monedas de oro se aceptaran
sin embargo, veintiún chelines desgastados se consiJeraban siempre
proporción por las sumas a que habían sido acuñadas, y las 5 y 6 de Ed. VI establecieron equivalentes a una guinea, que quizá también se hallaba desgastada,
establecida penas p;¡ra quienes las dieran o tomaran en más" de lo establecido en su promul- pero raramente en esa proporción. Las últimas disposiciones 23 vol-
sobreviene gación. El valor de la guinea se consideraba fijado por la proclamación de 1717,
un cambio, cL Economic ]ournal, marzo r898. Algunos individuos acuñaron monedas de plo- 21 Así ha ocurrido usualmente, aunque no siempre, pero tal sucede porque,
mo durante el reinado de Isabel. En 1672 se acuñaron cuartillos de penique, de por lo común, el metal más precioso en uso COliJO moneda ha sido o se ha con-
cobre, y tanto estos cmíos como los medios peniques pasaban como moneda del vertido en patrón monetario. El oro era ya patrón en Inglaterra, aunque el hecho
respectivo valor en pagos hasta la concurrencia de seis peniques. Harris, Aloney no estaba generalmente reconocido; cf. Harris, Alotiey aTld Coins, pt. 11, §§ 36, 37,
e infm, pp. 491-494.
and 130,
pp. 131.pt. 1, § 39; Liverpool, Treatise on the Coins 01 the Realm, 1805,
Coins,
:l2 En 1774.
2j) Es decir, si 21 libras pueden pagarse con 420 chelines de plata o con gui- 23 Estas regulaciones, promulgadas en 1774, establecian que las guineas no de-
neas de oro, nada importa que una "libra" signifique propiamente veinte chelines bían circular cuando habían perdido una cierta porción de su peso, de acuerdo
de plata o 20/21 de una guinea de oro. con su antigiiedad. Livcrpool, Coins 01 the Realm, p. 216, nota.
42 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo Del precio real y nominal de las mercancías 43

vieron a situar el cuño de oro de aquella nación lo más cerca posible en Inglaterra, o sea, la cantidad de plata amonedada que entrega la
de su peso legal, más de lo que puede estarlo en la moneda corrien- Casa de la Moneda a cambio de esa cantidad de plata de ley. Antes
te de un país, y la orden de no recibir en las oficinas públicas el oro de la reforma de la moneda de oro, el precio de la plata de: ley en
sino con arreglo al peso, mantendrá la correlación mientras la orden pasta en el mercado Lue, según los casos, de cinco chelines y cuatro
esté vigente. La moneda de plata continúa en el mismo estado de peniques la onza, o bien de cinco chelines y cinco peniques, cinco y
desgaste en que se hallaba antes de la reforma del oro. Ello no siete y, muchas veces, de cinco y ocho, aunque siempre el más gene-
obstante, en el mercado veintiún chelines de esta plata desgastada ralizado fuese el de cinco chelines y siete peniques por onza. Desde
se consideran todavía equivalentes a una guinea de nuevo cuño y la reforma de la moneda de oro, bajó el precio de la plata de ley en el
excelente oro. mercado hasta cinco chelines y tres peniques la onza, cinco y cuatro,
donde la La reforma de la moneda de este metal ha elevado indiscutible. y cinco y cinco; pero rara vez se cotizó por debajo de ese precio según
reforma mente el valor de la moneda de plata por la cual puede cambiarse. nuestras informaciones. Esto quiere decir que, aunque el precio de
del cuño de
oro ha En la Casa de la Moneda inglesa una libra de peso de oro da en la plata en lingote en el mercado descendió considerablemente des-
elevado el acuñación cuarenta y cuatro guineas y media, que a veintiún che- de la reforma, no bajó tanto, sin embargo, como el precio de la mo-
valor del lines cada una, equivalen a cuarenta y seis libras, catorce chelines y neda acuñada.
En
cuño de seis peniques. Luego una onza de oro vale 3 libras 17 chelines 10 ~ Teniendo en cuenta la proporción que guardan en Inglaterra los
Inglaterra
plata peniques de plata. En Inglaterra no se paga ningún derecho o seño- metales acuñados, el cobre se estima mucho más y la plata en algo la plata se
reaje por la acuñación y quien lleve una libra o una onza de oro en menos de su valor real. En el mercado europeo una onza de oro fino cotiza por
pasta, correspondiente a la ley del patrón monetario, a la Casa de la se cambia por unas catorce onzas de plata en moneda francesa y ho- bajo de su
landesa. En moneda inglesa se cambia por cerca de quince, o lo que valor.
Moneda, recibe la misma libra o la misma onza de oro amonedado,
sin deducción ninguna. Tres libras, diez y siete chelines y diez peni. es lo mismo, por" más plata de lo que corresponde a la estimación
ques y medio por onza resulta ser el precio del oro en moneda inglesa, corriente en Europa.24 Pero de la misma suerte que el precio del cobre
o la cantidad de oro acuñado que la Casa de la Moneda entrega a en lingotes no ha subido como consecuencia del precio elevado de ese
cambio de la pasta de ese metal que se ajusta a las condiciones del metal en cuño, en Inglaterra, tampoco ha descendido y por la misma
patrón monetario. razón, el precio de la plata en barras, a pesar del precio bajo de la
Antes de la reforma de la moneda de oro, el precio de la pasta de plata amonedada inglesa. La plata en pasta conserva su misma pro-
este metal fue, durante muchos años, algo más de 3 libras 18 cheli· porción con el oro, por la misma razón que la conserva con la plata
nes, y a veces de 3 libras 19 chelines y, con mucha frecuencia, de 4 el lingote de cobre.25 La
libras por onza; esta suma probablemente se expresaba en monedas Después de la reforma de la moneda de plata, que tuvo lugar en el explicación
de,erioradas, que rara vez contenían más de una onza de oro están- reinado de Guillermo III, el precio de la pasta de este metal continuó dada por
dar. Desde la reforma de la antedicha moneda, la pasta de este metal, siendo más alto que el precio de la Casa de la Moneda. Locke atribuía Locke acerca
del alto
considerado como la ley, rara vez sobrepasa en el mercado las 3 libras aquel alto precio al permiso de exportar la plata en barras y a la prohi-
17 chelines y 7 peniques por onza. Antes de dicha reforma el precio bición de hacer lo mismo con las monedas de ese meta1.26 Este permiso precio de la
plata en
del oro en el mercado era siempre poco más o menos equivalente al de exportación, decía, hace que la demanda de plata en lingotes sea lingote, es
precio de los cuños; pero, desde la precitada reforma siempre ha que- mayor que la demanda de plata amonedada. Pero el número de perso- errónea.
dado por bajo del oro acuñado. Sin embargo, el precio en el mercado nas que necesitan moneda de plata para los usos más corrientes, de
es el mismo a los efectos de pagar en moneda de plata o de oro. En comprar y vender en el país, excede en mucho al de las que necesitan
consecuencia, la última reforma de la moneda de oro no sólo elevó
el valor de este metal acuñado, sino también el de la plata amone- 24 Magens, Universal Merchant, ed. Horsley, 1753, pp. 53-55, da la proporción
dada, en proporción al oro en lingote y, probablemente, en relación en la siguiente. forma: Cuños franceses, 1 a 145803/12279; holandés, 1 a
a todas las demás mercancías. Ahora bien, como en el aumento del 148255°/154425; mgleses, 1 a 1514.••~5/688200·
25 Los cuños de plata de peso completo no permanecerían en circulación puesto
precio de éstas influyen tantas otras causas, el aumento de valor que la pasta en ellos contenida valía más -contada en guineas, y en las monedas
de las monedas de plata y oro con respecto a ellas, nunca fue tan per- de plata viejas y desgastadas-, que el valor nominal estampado en ellas.
ceptible y evidente. 26 Locke, Further Considerations Concerning Raising the Valtle of Money, 2~ ed.,
En la Casa de la Moneda inglesa una libra de pasta de plata, con- 1695, PP. 58-60. La exportación de cuños extranjeros o pasta de oro o plata, estaba
autorizada' por 15 Caro n, c. 7, considerando que "la experiencia había demos-
siderada como de ley, se acuña en sesenta y dos chelines y, por lo trado que "el dinero y la pasta eran 'transportados en muy gran abundancia (como
tanto, éstos componen una libra de plata de aquella calidad. Cinco a un mercado común) a localidades que otorgaban libertad plena para exportarlos' y
chelines y dos peniques, por onza, constituyen el precio de la plata para mantener e incrementar del mejor modo los cuños corrientes" en el Reino.
44 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo Del precio real y nominal de las mercancías 45
por bajo del
el lingote de ese metal con destino a la exportación o a otros menes- puede volver amonedado a poder del dueño, sino después de algunas precjo de la
teres. Actualmente subsiste en Inglaterra el permiso de exportar oro semanás, aunque actualmente, y teniendo en cuenta el excesivo trabajo pasta
en pasta, y la correlativa prohibición de exportarlo acuñado; con ello el de la Casa de la Moneda, ello puede requerir varios meses. Esta dila- anlonedada,

ción representa una pequeña tasa y hace que el oro en moneda valga y la
precio del oro en barra es más bajo que el amonedado. Ahora bien, reacuilación
entonces el cuño de plata tenía una tasa desfavorable con respecto al algo más que la misma cantidad en pasta.28 Si la moneda inglesa de resultaría
oro, como acontece al presente, y la moneda de este metal (que en plata estuviese valorada conforme a su propia proporción con el oro, innecesaria.
aquella época no se consideraba necesario reformar), era, como es aho- es muy probable que su precio en p;¡sta fuese algo menor que el fijado
ra, el instrumento regulador del valor real de toda la moneda. Así por la Casa de la Moneda, y sin introducir reforma alguna respecto
como la reforma de la moneda de plata no redujo entonces su precio de la moneda de plata, pues el valo;- de la moneda de plata actual-
en pasta con relación al CurlO, es poco probable que una reforma ac- mente desgastada se regularía por el valor de las excelentes monedas
tual 10 reduzca. acuñadas de oro con las cuales puecJ,- cambiarse.
La
Si se Un pequeño derecho o señoreaje sobre la acuñación del oro y de la
En el caso de que la moneda de plata se aproximase a su peso legal institución
efectuara
una reforma tanto como la de oro al suyo, es muy probable que, de acuerdo con la plata aumentaría probablemente la superioridad de las acuñaciones de una tasa
proporción actual, una guinea se cambiase por más plJ.ta en moneda de ambos metales sobre igual cantidad de ellos en pasta. La acuf'.ación de seI10riaje
respecto a evitaría la
los cuños de de la que en cambio podría obtenerse en pasta. Conteniendo la mo- aumentaría en este caso el valor del metal amonedado por la cuantía
fundición de
pla ta, éstos neda de plata todo su peso legal, sería provechoso para los negociantes o monto de este pequeño derecho, por la misma razón que el labra- los cuños y
serían do aumenta el valor de los artículos confeccionados con metales no-
fundidos.
fundirla para venderla, en pasta, por oro acuñado, y después cambiar desalen taría
este oro por plata en moneda, para volverla a fundir en la misma for- bles en proporción al precio de esa labor. La superioridad de la mo- la
ma. únicamente alterando la presente proporción podría evitarse ese neda con respecto a la pasta impediría que se fundiera el cuño, y con exportación.
inconveniente. ello se desanimaría la exportación. Mas si por alguna necesidad públi-
La plata La dificultad sería acaso menor si la tasa de la plata para acuñar ca fuera necesario exportar moneda, gran parte de la misma retornaría
dcbe
alcanzar se regulase por sobre el oro en la cuantía en que actualmente está por pronto, pues en el extranjero sólo podría venderse por el valor que
una bajo de él, y siempre que se estableciese que el pago en plata de cual- tuviese como pasta, en tanto que en el interior compraría más que su
cotización quier deuda, con carácter liberatorio, no excediese de una guinea, así peso, por lo cual habría un. beneficio al repatriarla. En Francia existe
más ~lta, como el de cobre no excede de un chelín. De este modo el deudor no un señoreaje del ocho por ciento,29 resultando que la moneda francesa
y sólo debe podría defraudar al acreedor pagándole en plata, porque valiera más que sale del país vuelve a él espontáneamente.3o
mantencr Las
como amonedada, así como tampoco se le puede perjudicar actualmente en Las fluctuaciones ocasionales del precio del oro y de la plata en ba- fluctuaciones

pa trón legal razón de la elevada vaIuación que tiene el cobre. Sólo los banqueros rras en el mercado provienen de las mismas causas que hacen oscilar de los
hasta b padecerían algo con esa regulación, porque cuando en un momento el precio de las demás mercancías. Las frecuentes pérdidas de estos precios del
cantidad de metales, debido a los accidentes que sobrevienen en tierra y por mar; oro y de la
de pánico acuden a ellos muchos acreedores de una vez, procuran ga-
una ~inea. el continuo deterioro de ellos en bruñidos, sobre dorados, plateados y plata en el
nar tiempo pagando en moneda de seis peniques y, con la propuesta mercado se
reglamentación, se impediría que usasen un método tan desacreditado, otros usos industriales, como galones, brocados y bordados, más lo que deben a
para evitar el pronto pago. Se verían, por consiguiente, obligados a pierden las monedas, vajillas y otras piezas de uso común, háce indis- causas
comerciales
conservar en todo momento mayores cantidades de moneda de las que pensable, en los países que no tienen minas, una importación constan-
ordinarias,
guardan ahora en sus arcas y, aun cuando este acuerdo pudiera ser muy te, para reparar tales pérdidas y cleméritos. Los importadores, como
pero la
incómodo para eIlos, no 10 sería seguramente para sus acreedores.:l'T los clem{lscomerciantes, procuran a nuestro moclo de ver, proporcionar persistente
Si su
Tres libras, diez y siete chelines y diez peniques y medio, que es el sus remesas ocasionales, en la medida de lo posible, a lo que consideran discrepancia
cotización con respccto
fuese precio amonedado del oro, no contienen indiscutiblemente, aun dando representa la demanda inmediata. Pero, a pesar de todos sus cálculos,
adecuada, por sentado el excelente cuño nuevo de este metal, más que una onza unas veces se exceden y otras quedan cortos. Cuando importan más al precio de
la pasta
el precio de de oro puro ·de ley y, por consiguiente, aquella cantidad no podría pasta de la que se necesita en el país, en lugar de correr los riesgos e aCUlíad"
,a plata en comprar más oro de ley en pasta. Ahora bien, este oro acuñado es más incomodidades de la reexportación, optan por vender una parte de la debe
lingote conveniente que en pasta, pues aun siendo libre la acuñación en Ingla- atribuirse
descendería :l8 Es decir, una onza de Oro estándar no levantaría, realmente, [3, 17s 10~~d, al estado
terra, el oro que se Ileva en lingote a la Casa de la Moneda, nunca si se vendiera al contado rabioso. de los cunos_
29 Esta errónea afirmación se repite in./m, pp. 422 Y 490, donde se dan los cálcu-
27 Harris, que escribía casi veinte años antes, ha dicho que "sería ridículo y
vano instituir integramente de oro un patrón cuyas partes habían de ser de plata; los que han servido de base. Cf. nota sobre ese pasaje.
o instituir un patrón mixto, parte de oro y parte de plata:' .'Joney and Coins, 30 La cuestión del señoreaje se discute ulteriormente con bastante extensión
pt. 1, § 36. en el capítulo relativo a tratados de comercio.
46 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo
mercancía por Un precio más bajo que el promedio o corriente. Por
el contrario, cuando introducen menos de la que se demanda, venden el
metal a un precio un poco más alto. Pero cuando, aun en medio de
estas fluctuaciones accidentales, el precio de mercado del oro y de la pla-
ta permanece constante y uniforme --durante muchos años consecuti_
vos- situándose más o menos por encima o bien por debajo del precio
amonedado, forzoso es admitir que esta superioridad o inferioridad
constante y uniforme del precio proviene de alguna causa que, en el
estado actual de la acuñación, hace que la cantidad amonedada sea
CAPíTULO VI
de más o menos valor que idéntica cantidad de pasta, convertida en
SOBRE LOS ELEMENTOS COMPONENTES DEL PRECIO
moneda. La constancia y uniformidad de un efecto, que se reproduce
El precio de DE LAS MERCANcíAS
las continuamente, supone uniformidad y constancia de la causa respectiva.
mercaderías La moneda de cualquier país, en determinada época y lugar, es una
se ajusta al medida más o menos exacta de valor, según que el dinero corriente
contenido se ajuste más o menos exactamente a su ley, o segun contenga más Originaria -
EN EL ESTADO,primitivoy rudo de la sociedad, que precede a la acu- i
real de los mente la
cuños.
o menos oro y plata pura que la que deba contener. Si en Inglaterra, mulación de capital y a la apropiación de la tierra, la única circuns- ' cantidad de
por ejemplo, cuarenta y cuatro guineas y media contuvieran exacta_ tancia que puede servir de norma para el cambio recíproco de dife- trabajo es
mente una libra de peso de oro de ley, u once onzas de oro fino y rentes objetos parece ser la proporción entre las distintas clases de la única
una de aleación, la moneda inglesa de oro sería una medida tan exacta ~E<0o que se necesitan para adquirirlos. Si en una liaCióri-a¿ caza- norma de
del valor real de las mercancías como Podría admitir la naturaleza -de dores, por ejemplo, cuesta usualmente doble trabajo matar un castor valor,
la Cosa en tiempo y lugar determinado;. Pero si con el desgaste y frote que un ciervo, el castor, naturalmente, se cambiará por o valdrá dos
cuarenta y cuatro guineas y media no contienen toda una libra de oro ciervos. Es natural que una cosa que generalmente es producto del
de ley, aunque esa diSminución sea mayor en unas piezas que en trabajo de dos días o de dos horas valga el doble que la que es con-
otras, la medida de valor estará expuesta a la misma incertidumbre secuencia de un día o de una hora.
a que lo están todos los demás pesos y medidas. Como en contadas Si una clase de trabajo es más penosa que otra, será también na- ! pero se ha
ocasiones sucede que las monedas se ajustan exactamente a su ley, los de tener en
tural que de
se una
haga hora
una de
cierta asignación cuenta el
comerciantes procuran fijar el precio de sus artículos no con arreglo producto trabajo, en un acaso,
ese superior esfuerzo,
se cambiará y el
frecuente- '¡'

mayor
al peso y a la ley que deben contener aquéllas, sino al que la expe- mente por el producto de dos horas en otro. esfuerzo
riencia les ha revelado que contienen, en efecto. En consecuencia, Del mismo modo, si una especie de trabajo requiere un grado ex- ¡ requerido.
este desorden en la moneda hace que el precio de las mercancías se
ajuste, no a la cantidad de plata u oro puro que las monedas deben traordinario
hagan de esasdeaptitudes
destr_e.~__e.j.Ilgepjo, la estimación
dará al producto un valor que los hombres
superior al que '¡'
y el nivel
contener, y sí al que realmente contienen, por término medio. desusado de
corresponde al trabajo en él empleado. Dichas aptitudes raramente destreza o
Es de advertir que por precio pecuniario de los bienes entendemos se adquieren sino a fuerza de una larga dedicación, y el valor su- ingenio.
siempre la cantidad de oro puro o de plata en que realmente se ven-
perior de sus productos representa, las más de las veces, sólo una com-
den, sin atender a la denominación de la moneda. Seis chelines y pensación razonable por el tiempo y el trabajo que se necesitan para
ocho peniques, en los tiempos del Rey Eduardo I, pongamos por caso, adquirirlos. Con el progreso de la sociedad las compensaciones de
representan actualmente una libra esterlina, a nuestra manera de ver, esta especie, que corresponden a una mayor pericia y esfuerzo, gene-
porque
la mismala cantidad
referida de
cantidad de moneda contiene aproximadamente
plata pura. , ralmente se reflejan en los salarios, y algo de esto tuvo que haber
ocurrido en las épocas primitivas y atrasadas.
En ese estado de cosas el producto íntegro del trabajo pertenece al \ En co.nse-
trabajador, y la cantidad de trabajo co;núnmente empleado en ad- ',;.cuenCla el
.. O pro d'UClr una mercanCla'l es a umca
qUInr ., CIrcunstancIa
.. que pue- i, producto
de regular la cantidad de trabajo ajeno que con ella se puede adqui-I ~~:;~~ponde
rir, permutar o disponer. al
M~_~;lI~.prO?tocomo <::.1.c<lP.~~~_~_<l<:l!mul~
en poder de personas trabajador
determinadas, algunas de ellas procuran regularmente emplearlo en' pero cuan d(
dar trabajo a gentes laboriosas, suministrándoles materiales y alimen- se utilizan
47
Los elementos componentes del precio 49
48 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo
bienes quedar. liberado casi por completo de todo trabajo, aún espera que
tos, para sacar un provecho de la venta de su producto o del valor
acumulados, sus beneficios conserven una proporción regular con su inversión.
algo debe que el trabajo incorpora a los materiales. Al cambiar un producto Por lo tanto, el beneficio del capital forma parte del precio de las
abonarse acabado, bien sea por dinero, bien por trabajo, o por otras merca-
como derías. además de 10 que sea suficiente para pagar el valor de los mercancías, y es por completo diferente de los salarios del trabajo,
ganancia del
los cuales se regulan por principios completamente diferentes.
materiales y los salarios de los obreros, esnecesario que se dé algo por En estas condiciones el producto íntegro del trabajo no siempre, El obrero
empresario, razón de las ganancias que corresponden aCempresario, -ircÚil com-
y el ,alor
PL~~~~e.J:!l_9P[~arerihesi~on-tingei1'Cia:-'En ni:leStroefemplóef,,-alor pertenece al trabajador; ha de compartirlo, en la mayor parte de los) compar.te
de la obra casos, con el propietario del capital que lo emplea. La cantidad de ,con qUlen lo
se resuelve que el trabajador añade a los materiales se resuelve en dos partes; una
en salarios de ellas paga el salario de los obreros, y la otra las ganancias del tra 1)aJo
. que se gasta comunmente
'd ., o proc:l'UClr una mer-
en a qUlnr emplea,
y el traba' o
cancía no es la única circunstancia que regula la cantidad sllsceptible por sí SOI~
y beneficios empresario, sobre el fondo entero de materiales y salarios que adelan-
ta. El empresario no tendría interés alguno en emplearlos si no es-
perase alcanzar de la venta de sus productos algo más de lo suficiente
de adquirirse
una cantidad con ella, permutarse
adicional o cambiarse.
que corresponde Evidentemente,
a los beneficios hay\~ ya
del capital r
no regula
el valor.

para reponer su capital, ni tendría tampoco interés en emplear un empleado en adelantar los salarios y suministrar los materiales de la
capital considerable, y no otro más exiguo, si los beneficios no guar- empresa.
Desde el momento en que las tierra~ de un país se convierten en" Cuando
dasen cierta proporción con la cuantía del capital.
Los Habrá acaso quien se imagine que estos beneficios del capital son P-Lo.Ei~ciaci_pri_~:l..<:!a
de los terratenient~s! éstos, como los demás hom-'~ ~~:~ala_e
beneficios
tan sÓlo un nombre distinto por los salarios de una particular espe- bres, desean <:oSt;.~~:r:._d9qlk!WI}.9LJembrarQn,2 y exigen una renta hal1a e~
no son hasta por el producto natural del suelo. La madera del bosque, la régimen de
cie de trabajo, como es el de inspección y dirección. Pero son cosa
simplemente hierba del campo Y todos los frutos naturales de la tierra que, cuan- propiedad
salarios de completamente distinta, regulándose por principios de una natura-
do ésta era comÚn, sólo le costaban al trabajador el esfuerzo de reco· privada, la
inspección leza especial, que no guardan proporción con la cantidad, el esfuerzo
y dirección. o la destreza de esta supuesta labor de inspección y de dirección. Los gerlos, comienzan a .tener, incluso para él, un precio adicional. . rornDm~
Ha renta .
beneficios se regulan enteramente por el valor del capital empleado de pagar al terratemente una parte de lo que su trabajO produce o un tercer
y son mayores o menores en proporción a su cuantía. Supongamos,
recolecta. Esta porción, o lo -:¡ue es lo mismo, el precio de ella, cons- componente
por ejemplo, que en cierto lugar, en donde las ganancias regubres tituye la renta de la tierra, y se halla en el precio de la mayor parte del precio
de los artículos ccmo un tercer componente.S' de la
del capital empleado en las manufacturas son diez por ciento, exis-
El va 1al' rea 1 d e, to d as 1as ¿'f
1 erentes partes que componen e1 pre-¡\ 1mavoría ' , de
1
ten dos fábricas diferentes, en cada una de las cuales se emplean ... "os artlcu os.
veinte hombres al precio de quince libras anuales cada uno de ellos, cm se mIde, según podemos observar, por la cantidad de trabajO que!"\
cada una de esas porciones dispone o adquiere. El trabajo no sólo!~ El valor
lo que viene a representar un total de 300 libras anuales en cada
mide el valor de aquella parte del precio que se resuelve en trabajo,! real de esos
manufactura. Admitamos también que los materiales bastos que
sino también el de aquella otra que se traduce en renta y en beneficio) romponentes tres
anualmente se gastan en una de ellas cuestan setecientas libras sola-
mente, y los más finos, que se emplean en la otra, siete mil. El capi- 2 Buchanan, ed. TVealth al Natians, 1814, vol. 1, p. 80, dice: "As! proceden, se mide por
tal anualmente empleado 1 en la primera ascenderá, en este supues- Pero la cuestión es por qué esta demanda, aparentemente irrazonable, se atiende el trabajo.
to, a mil libras tan sólo, y el empleado en la segunda, a siete mil en forma general. A algunas gentes les gusta cosechar donde nunca han sembra-
do; los terratenientes, según parece, logran ese objetivo tan deseable."
trescientas. A razón, pues, de un diez por ciento, el fabricante de la 3 En la 1'" oo., en lugar de esos dos periodos, se lee 10 siguiente: "Los hombres
primera esperará una ganancia anual de sólo cien libras, y el de deben pagar, entonces, por la licencia de realizar esa recolección; al cambiarla por
la segunda, de setecientas treinta. Ahora bien, a pesar de que sus dinero, por trabajo o por otros bienes, en cantidad mayor de la necesaria para
ganancias son tan diferentes, su labor de inspección es la misma o pagar el trabajo de dicha recolección y las utilidades del capital que da empleo
a esos trabajadores, debe reservarse una partida para el precio de la licencia, lo
apenas difiere en un caso y en otro. En muchas grandes empresas
que constituye la primera renta de la tierra. Por tanto, en el precio de la mayor
el trabajo de inspección de esta clase suele encomendarse general- parte de los artículos, la renta de la tierra viene a constituir, así, una tercera
mente a un empleado principal; los salarios pagados a esta persona fuente de valor. En tal situación, ni la cantidad de trabajo habitualmente em-
representan verdaderamente el valor de dicha labor de dirección e pleada en adquirir o producir un artículo, ni las utilidades del capital que anti-
impección. Aun cuando al fijar esos salarios se atiende regularmen- cipó los salarios y suministró los materiales del trabajo, son las únicas circunstan-
cias susceptibles de regular la cantidad de trabajo que comúnmente debe adqui-
te, no sólo a la destreza y al esfuerzo de la labor, sino también a la rirse ° de que en úl~lmo término se dispone. para fines de intercambio. Una ter-
confianza que se deposita en el empleado, nunca guardan proporción cera circunstancia debe tenerse en cuenta. igualmente: la renta de la tierra; la
con el:apital que manejan, el propietario de este capital, a pesar de mercadería en cuestión debe comprar, dis;:>oner o representar, a los fines del inter-
cambio, una cantidad adicional de trabajo, para que la persona que lleva ese
1 "El capital anualmente empleado" se refiere a los gastos de operación durante artículo al mercado pueda pagar también la referida renta."
doce meses, no al capital en el sentido usual moderno.
Los elementos componentes del precio 51
50 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo
En una tejedores, y los beneficios han de guardar cierta proporción con el
sociedad En toda sociedad, pues, el precio de cualquier mercancía se resuelve capitaLG
avanzada, en una u otra de esas partes, o en las tres a un tiempo, y en todo En las sociedades más adelantadas sólo existe un corto número de Un reducido
esas tres número de
pueblo civilizado las bienes.
tres entran, en mayor o menor grado, en el pre- mercancías cuyo precio se descomponga en dos partes únicamente: artículos
porciones se cio de casi todos los
los salarios del trabajo y los beneficios del capital, y son todavía más sólo ofrecen
hallan
En el precio del trigo, por ejemplo, una parte paga la renta del escasas aquellas en las cuales e! precio esté totalmente absorbido por dos o uno
presentes
con carácter terrateniente, otra los salarios o el sustento de los obreros y del ga- los salarios. En el precio del pescado de mar, por ejemplo, una par- solo de los
general; nado de labor,4 y la tercera, el beneficio del colono. Estas tres par- te paga el trabajo de~ pescador y otra las ganancias del capital inver- tres factores
tes, de una manera mediata o inmediata, integran, al parecer, el tido en la pesca. La renta de la tierra, en este caso, raras veces forma componen-
tes.
por precio total del grano. Se pensará, acaso, que aún se necesita una parte del precio, aunque ello puede acontecer en algunos casos, como
ejemplo,
en los cuarta parte para reponer el capital del colono' y compensar el de- veremos más adelante.7 Mas no acontece así con la pesca fluvial, en
granos"
mérito y depreciación del ganado de labor y de los aperos. Mas tam- la mayor parte de las regiones de Europa. Las pesquerías de salmo-
bién ha de considerarse que el precio de cualquier elemento de la- nes pagan una renta, y aun cuando ésta no se puede llamar realmen-
branza, como puede serIo un caballo de labor, se compone igualmente te renta de la tierra, forma parte del precio del salmón, tanto como
de tres partes, a saber: la renta de la tierra, sobre la cual se ha criado, los salarios y los beneficios. En algunas comarcas de Escocia la gente
el trabajo de atenderlo y criarlo, y los beneficios de! colono, que pobre hace un comercio de recolectar, a lo largo de la costa, piedras
adelanta la renta de la tierra y los salarios correspondientes a ese de diversas tonalidades conocidas vulgarmente con el nombre de can-
trabajo. Así pues, aunque el precio del grano pague el precio del tos rodados escoceses. El precio que pagan por ellos los lapidarios
animal y su mantenimiento, la suma total se descompondrá inmedia- son los salarios del trabajo de recogerlas, y en él no hay parte de
ta o finalmente en los tres elementos componentes de siempre: renta, renta ni de beneficio.
trabajo ~ y beneficio. El precio de toda mercancía particularmente considerada se resuel- Pero todos
en la harina deben tener
en flor En el precio de la harina es necesario contar el del trigo, el bene- ve, en última instancia, en alguna de estas partes, en una o en otra,
uno, por lo
ficio del molinero y los salarios de sus servidores; en el precio del o en las tres conjuntamente, y la porción que sobra después de pagar menos, y el
pan se habrán de contar los beneficios del panadero y los salarios la renta de la tierra y el precio de todo el trabajo empleado en con- precio del
de sus obreros, y en el precio de ambos, e! trabajo de transportar el seguirlas, manufacturarlas y poner las en el mercado, implica necesa- producto
trigo desde la casa del colono hasta el molino, y de éste al panadero, riamente un beneficio para alguien.8 anual
conjuntamente con los beneficios de quienes adelantaron los salarios Así como el precio o valor en cambio de cada mercancía en par- resuelve en conjunto se
y en el lino
de esta clase de trabajo. El precio del lino se resuelve en las mismas ticular, y tomada separadamente, se resuelve en una o en otra de salarios,
partes que el del grano, pues al precio de aquél hemos de añadir estas tres partes, o bien en todas ellas, de igual suerte el de todas las beneficios
los salarios del peinador, de! hilandero, del tejedor, del que blan- mercancías que componen el valor anual del producto de cada na- y rentas,
La renta quea, etc., amén de los beneficios de los respectivos empresarios. ció.!:, considerado en su conjiiiÚo, 's~reduce~eces~riaJ:Jlen,~~_a _~~~.:§:e~.
de la tierra ( A medida que vaya siendo más elaborada cualquier mercancía espe- ~~:i~~es, y se distribuye entre los diferentes habitantes del país como ,¡
representa \ cial, la parte del precio que componen los salarios y el beneficio es salarios de su trabajo, beneficios de su capital o ren~a_.clesu tierra.o
una \ mayor que la correspondiente a la renta. Con los progresos en el El total de lo que anualmente se produce u obtiene por e! trabajo
pequeña arte de la manufactura no sólo aumentan los beneficios, sino que de la sociedad, o lo que es lo mismo, su precio conjunto, se distribuye
proporción éstos, además, se acrecientan sucesivamente porque el capital de que se
en los originariamente de este modo entre los varios miembros que la com-
artículos derivan es cada vez mayor. El capital que invierte el tejedor ha ponen. Salarios, b~nefi~i.()_Y.!~P:~~_son.~__~<:~ __
~~::_n~~..!?:r:~giI!.3:~ias
de ; v
de alto de ser más grande que el del hilandero, porque no sólo repone este
grado de capital con los beneficios, sino que, además, paga los salarios de los 6 El hecho de que el último manufacturero debe reponer lo que aqui se deno-
manufactura. mina "capital", es decir, ·el gasto periódico efectuado por el manufacturero de la
4 Smith pasa por alto el hecho de que al incluir la manutención de los anima- etapa anterior de la producción, no le exige necesariamente disponer de un capital
les de trabajo, como una especie de salario, en este caso, le obliga a incluidos en mayor para operar con el mismo producto. :No necesita ser mayor si requiere me-
el ingreso nacional o "riqueza de la nación", y como consecuencia a computar el nos maquinaria y edificaciones y un inventario de materiales más reducido.
ganado como parte de la nación. 7 Infrú, p. 14I.
~ El uso de la palabra "trabajo", en lugar de "salarios" que sería más proce- 8 Sólo es cierta esa aseveración si bajo "mercancías" se comprenden únicamente
dente en este caso, es probablemente una consecuencia de haberla usado cinco' los bienes que constituyen ingreso.
llneas más arriba, más bien que un medio de obviar la dificultad relativa a la 9 El "progucto anual total" viene a significar el ingreso, y no· la masa entera
manutención de los animales de trabajo. En la p. 55 infra se usan estas dos for- de bienes producidos, incluyendo los que se han consumido y los usados en la
mas: "renta, trabajo y beneficio" y "renta, salarios y beneficio"; d. infra, p. 301, producción de otros.
Y nota.
52 Causas del progreso en las facultades productivas del trabajo
Los elementos componentes del precio 53
tQcla_,~lase5ie r.l':I1tayde todo v~?r_Ae ~ambio. Cualquier otra.. clase
de renta 10 se deriva, en última instanaa-;-a¡'una de estas tres. pués ~e pagar la renta, no solamente repone el capital empleado en
que son.las Quien percibe renta de u1l,~oque le pertenece, la deriva de su el cultivo, con el beneficio cOITiente, sino los salarios que se le deben
úm~s trabajo, de su capital o de su tierra. La renta que procede del tra. en concepto de trabajador y de inspector. Indiscutiblemente, lo que
ori~~;~~ bajo se llama .sa.lado; la deriv~da del c~p~tal, por la persona que lo sobra una vez pagada la renta y devuelto el capital, se denomina
de renta. emplea y admmlstra, se denomma benefrcIO, y la que obtiene la per- beneficio; pero los salarios constitt:yen <lna parte integrante del mis-
'''''no/>""" .kr"Je~ hiS le n? lo emplea por su cuenta, sino que se lo presta a otro, se mo. El colono, al ahorrarse esos salarios, se hace acreedor de ellos
icvZMt.- tre.M i: Fv"oI ,de mterés o Usura. Esta última es la compensación que paga por 10 que en este caso se confunuen con el beneficio.
e
w'''¡ch iú hi S o~ :atario al prestamista por el beneficio que tiene oportunidad Un fabricante independiente y que Jispone del capital necesario
igualmente
':111(:+ eI:rc",",lit c+~( ~ner al hacer uso de la moneda. Naturalmente, una parte de para comprar los materiales y mantenerse hasta el momento de llevar se considera
su producción al mercado, no sólo gana los salarios de un jornalero,
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~OM~1:-~ •. cb~¡j".t. f{vM
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aeficio corresponde al prestatario, por el riesgo y trabajo que
1 1 .
el emp ear o, y otra al prestamIsta, que le brinda la oportu-
le realizar esa ganancia. El interés del dinero es siempre una
que actúa bajo la dependencia de un patrono, sino también el bene-
ficio que éste obtiene del trabajo del obrero. A toda la ganancia se
el salario de
un
fabricante
h.>",J ~ To,-,,.l, .erivada, que si no se paga del beneficio obtenido al hacer uso indepen-
. la llama, sin embargo, beneficio, y en este caso también se confun-
Ce--pi-t ",1 den con él los salarios.ll diente,
12-c Srz; v !' era, ha de pagarse de cualquier otra fuente de reTIta, a menos
1
[Ji(\.e,'O ien recibió la cantidad prestada sea un pródigo que contraiga
Leva deuda con el fin de pagar el interés de la primera. La
Un jardinero que cultiva directamente su propio huerto reúne en
su persona los tres distintos caracteres de terrateniente, colono y jor-
mientras que
el beneficio
o la renta
¡ue procede enteramente de la tierra se llama renta y perte- nalero. El producto le paga, por lo tanto, la renta del primero, el de un
terrateniente. La que percibe el colono se deriva en parte de beneficio del segundo y los salarios del tercero. El producto total jardinero
su trabajo y en parte de su capital. La tierra, para éste, es única: se considera, sin embargo, como una mera compensación de su tra- que cultiva
mente un instrumento que le habilita a ganar el salario de su tra- bajo, confundiéndose en este caso la renta y el beneficio con los su propia
salarios. tierra se
bajo y el beneficio de ese capital. Todas las contribuciones y todo considera
ingreso que de ellas se deriva, los sueldos, pensiones y anualidades En un país civilizado son muy po.cas las mercancías cuyo valor en como
de cualquier clase, proceden en último término de una u otra de' cambio se deba únicamente al trabajo, porque en la mayoría de ellas rendimiento
estas tres fuentes originarias de renta, y se pagan, de una manera entran en bastante proporción la renta y el beneficio, de donde re- del trabajo
mediata o inmediata, de los salarios del trabajo, de los beneficios del sulta que el producto anual de su trabajo es siempre suficiente para
capital o de la renta de la tierra. comprar o disponer de una mayor cantidad de trabajo del que se una gran
parte del
A veces se 'Cuando las tres especies de renta corresponden separadamente a emplea en obtener, manufacturar y transportar el producto al merca- producto
confunden distintas personas son muy fáciles de distinguir; pero cuando perte- do. Si la sociedad se hallase en conJiciones de emplear anualmente anual va a
necen al mismo sujeto se confunden con facilidad, por 10 menos en todo el trabajo de que puede disponer en el curso del año, como la can- parar a
el lenguaje corriente. tidad de trabajo se incrementarb grandemente de uno a otro, el pro- gentes
por ejemplo, ociosas; la
a la renta El hacendado que por sí mismo cultiva su heredad, después de pa- ducto de cada uno de los años stlcesivos se incrementaría de una ma-
proporción
de Un gar los gastos de cultivo, percibe la renta propia del terrateniente y nera enorme con relación al anterior Pero no hay un solo país en regula el
hacendado se el beneficio del colono. En este caso puede muy bien llamar bene, incremento
que el producto anual íntegro se emplee en mantener a los traba-
la denomina o
ficio a la ganancia entera y confundir de este modo la renta con jadores. Los ociosos consumen en todos esos países una gran parte
beneficio, disminuciÓ'l
aquél, por lo menos en la acepción vulgar. La mayor parte de los del producto y, según sean las proporciones como se distribuye éste,
cultivadores de Norteamérica y de las Indias Occidentales se hallan en del product
anualmente, entre esas dos cb.ses tan D;:mcstas, así crecerá, disminuirá
este caso. Casi todos ellos cultivan sus propias tieITas y. por consi- o permanecerá estacionario cada ario ;u valor promedio o corriente.
gUIente, raras veces se oye hablar de la renta de una plantación, sino
de su beneficio.
y beneficio
también al Por lo general, los colonos raramente emplean un capataz para di~
salario de rigir las operaciones generales de la hacienda. Lo frecuente es que
un simple trabajen ellos mismos, empuñando la esteva del arado, escarificando
colono, o ejecutando otras labores. Luego, lo que sobra de la cosecha, des-
10 Algunas partidas del rubro "Otros ingresos", por ejemplo intereses e impues-
tos, se mencionan en el párrafo siguiente. Posiblemente queda también incluida
la renta loca ti va; cf. intra, pp. 254, 255.
11 Intra, pp. 108'110.

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