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Si bien la contabilidad en sus inicios fue entendida como un método utilizado para

registrar, clasificar y resumir las operaciones mercantiles con el fin de interpretar


sus resultados, la historia nos muestra que en sus inicios se creía que solo era útil
para la parte privada. Vemos que en la pre-historia el hombre primitivo se hacía a
las oscuras cuevas y ahí dibujaba sobre rocas las constancias del número de
animales cobrados en casería, en virtud de que el hombre no disponía del recurso
que constituye la escritura, y era necesario hacer registros para lograr un control
de todos los bienes que poseían.
reyes y sacerdotes necesitaban calcular la repartición de tributos y registrar su
cobro por uno u otro medio, en último lugar los comerciantes han sido siempre el
sector de la sociedad más comprometido con cualquier nuevo procedimiento de
datos. Y mercaderes y cambistas los ha habido desde los primeros momentos en
todas las civilizaciones.
Hace 3.000 años el hombre comienza a perfeccionar los signos y símbolos
gráficos, pasando de los jeroglíficos egipcios y la escritura babilónica, al primer
alfabeto fenicio. Luego al alfabeto griego y por último el abecedario latino.
En Egipto, los escribas quienes eran los discípulos de los sacerdotes se
encargaban de llevar las cuentas a los faraones, dado que podrían anotar las
tierras y bienes conquistados. Así mismo los fenicios, hábiles comerciantes y
mejores navegantes, desde el año 1.100 antes de Cristo fueron quienes
perfeccionaron los sistemas contables que implementaron los egipcios y se
encargaron también de difundirlo.
En el siglo I AC en Roma la contabilidad se llevaba en dos libros conocido como
ADVERSARIA y el CORDEX, siendo el más usado el primero y en él se anotaban
los ingresos y egresos diarios, volviéndose una especie de borrador, ya que luego
se transcribía al Cordex o tabalue, en el cual de un lado se anotaba los ingresos y
al otro los egresos, convirtiéndose en un primer principio de la partida doble.

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