Mejora la digestión. El jengibre estimula los movimientos intestinales, la
absorción de nutrientes y, al mismo tiempo, elimina todas aquellas toxinas que no son necesarias para el buen funcionamiento del cuerpo. Regula los niveles de azúcar. Uno de los puntos clave por los que el jengibre es un alimento de lo más recomendable a la hora de bajar de peso. Esta infusión equilibra los niveles de azúcar en nuestro organismo, previniendo también la diabetes y sus efectos secundarios. Acelera el metabolismo. Como ya hemos visto, el agua de jengibre es famosa por sus propiedades termogénicas, es decir, generan un mayor gasto energético. Esto se traduce en una aceleración del metabolismo y en la reducción de grasa en personas obesas. Fuerte antiinflamatorio. “Puede reducir significativamente la inflamación de las articulaciones y el dolor, especialmente en condiciones tales como osteoartritis y reumatismo”, revelan desde el portal Salud180.
Un aliado contra el colesterol. El agua de jengibre también reduce
considerablemente el colesterol a través de la disminución de los niveles séricos y hepáticos del mismo. Además, disminuye la presión arterial, previene el estrechamiento de las arterias del corazón, diluye la sangre y lucha contra los radicales libres. Efecto saciante. Al igual que otras bebidas como el té, el agua de jengibre es capaz de calmar la sensación de apetito y provocar un efecto saciante en el estómago. Unas propiedades diuréticas a las que se une también la activación de los riñones para orinar más a menudo. Adiós a las bacterias. “Recientemente se ha demostrado la eficacia del jengibre para combatir enfermedades infecciosas provocadas por las bacterias Escherichia coli, Proteus vulgaris, Salmonella typhimurium, Staphylococcus aureus y Streptococcus viridans”