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Presenta:
JHOAN STIVEN RAMIREZ VALENCIA ID: 616907
Docente:
INTRODUCCION
EL SURGIMIENTO Y LA CONSOLIDACIÓN DEL CAPITALISMO MODERNO (1945-1986)
podemos decir que el desarrollo capitalista, que venía acelerándose en Colombia desde las
primeras décadas del siglo XX, se consolidó definitivamente en los años que sucedieron a la
segunda guerra mundial. En las cuatro décadas transcurridas desde entonces, la economía
colombiana pasó de ser rural a urbana y semi industrial. Podemos analizar el conjunto de
transformación del agro y los cambios en las políticas agropecuarias. La cuarta adelanta un
estudio del crecimiento y transformación del Estado. Y por último se concluye con una breve
historia de las organizaciones gremiales, del sindicalismo y de la distribución del ingreso desde
1945.
Entre 1945 y 1986 el Producto Interno Bruto de Colombia se multiplicó por siete. La tasa
de crecimiento correspondiente (4.8% anual) dista de ser espectacular, según veremos más
adelante, pero es sin duda la más alta que haya registrado la economía colombiana en su historia.
La población experimentó un crecimiento también rápido, del 2.5% anual, que le permitió
multiplicarse por 2.8 durante esos años. El ritmo de crecimiento demográfico fue particularmente
acelerado en los años cincuenta y sesenta. En ese lapso, el descenso de la mortalidad, generado
alcanzó así ritmos superiores al 3% anual (véase el cuadro 7. 1 ). Durante los años setenta el
el exterior, permitieron una disminución rápida del ritmo de crecimiento de la población, que se
redujo a sólo un 1.6% anual en el período inter censal 1973-1985. El resultado neto del
crecimiento económico y demográfico fue un aumento en la producción por habitante del 2.2%
Este crecimiento hizo parte de la bonanza más espectacular que haya experimentado la economía
mundial en su historia. Sin embargo, el crecimiento del producto por habitante en Colombia fue
apenas similar al del conjunto de América Latina y de los países en vías de desarrollo e inferior
al que experimentaron las economías más avanzadas. De esta manera, la distancia que separaba a
Todavía en 1945-1949 dicho sector representaba más del 40% de la actividad económica del
país; a comienzos de los años ochenta, su participación se había reducido a menos del 23%. La
económica en la segunda mitad de los años cuarenta, a cerca del 40% a comienzos de la década
del ochenta.
La consolidación de estos sectores tan dinámicos no se dio, sin embargo, en forma simultánea. El
avance relativo del sector manufacturero fue particularmente rápido en las décadas del cuarenta y
cincuenta, continuando el impulso que se había iniciado en los treinta. Su avance fue menos
notorio en los años sesenta y setenta y presentó un importante retroceso durante la crisis
económica de comienzos del ochenta. Por el contrario, el fortalecimiento de los otros sectores
dinámicos mencionados en el párrafo anterior fue más continuo, lo que les permitió acrecentar su
participación en el Producto Interno Bruto del país de poco más del 8% en 1945-1949 a más del
18% en 1980-1984.
Tal proceso de desarrollo permitió la acumulación de capital privado y social más importante de
la historia del país. En el frente privado, los aspectos más notorios fueron la construcción de
fue el aumento en los niveles de educación y las capacidades técnicas de la fuerza de trabajo, que
modernos que, en el primer caso, reforzó la integración del mercado interno y de éste con el resto
del mundo.
La recomposición de la actividad económica y la acumulación de capital provocaron una
del país. En especial, la de la población rural hacia las fronteras agropecuarias fue sustituida,
como principal forma de migración interna, por la concentración de la población en los núcleos
urbanos. En efecto, la proporción de la población que habita en las cabeceras municipales pasó
de un 31% en 1938 a 39% en 1951, 52% en 1964, 59% en 1973 y 67% en 1985. Las cuatro
estructura del empleo (véase el cuadro 7.3). Paralelamente al descenso en la importancia relativa
incluyen al sector minero, relativamente pequeño en Colombia) disminuyó del 62% en 1938 al
34% en 1984. Más aún, en este período el sector primario sólo generó una quinta parte de los
participación del 17 al 21%, creando una cuarta parte de las nuevas ocupaciones. El grueso de
los nuevos puestos fue generado por el sector servicios, que acrecentó su participación en la
trabajo asalariado típicas del capitalismo moderno (véase el cuadro 7.3). El proceso avanzó en
forma mucho más firme en las zonas urbanas. En efecto, en las actividades no agropecuarias, el
peso de los trabajadores asalariados (peones, obreros y empleados) aumentó del 58% en 1938 al
71% en 1964. Aunque a partir de entonces dicha proporción ha bajado levemente, debido al
incremento de las actividades por “cuenta propia”, el porcentaje de asalariados en las zonas
urbanas ha continuado siendo mucho más alto que en el sector rural. En este último, la
arrendatarios rurales, se ha mantenido hasta nuestros días, con lo cual la proporción de los
de trabajo rural, sin mostrar ninguna tendencia clara. Para la economía vista como un todo, la
El proceso de movilización de la población hacia las ciudades fue traumático. La violencia de las
zonas rurales ha sido, hasta nuestros días, pero especialmente en las dos décadas posteriores a la
segunda guerra mundial, una de las grandes fuentes de expulsión de la población rural. Las
ciudades, a su vez, carecieron en todos los momentos de las facilidades necesarias para albergar
a los nuevos habitantes. De esta manera se desarrollaron los grandes cinturones de miseria que
todavía dominan el panorama urbano del país. A su vez, la insuficiencia de puestos de trabajo
centró por primera vez la atención del país, en la década del sesenta, en el problema del
desempleo abierto, prácticamente desconocido en las zonas rurales. Igual o más alarmante fue la
acuerdo con la moda internacional de una u otra época recibieron diferentes denominaciones.
como la mayor parte de las ocupaciones de este tipo se concentraron en el comercio y en algunos
servicios, se habló también de la “hipertrofia del sector terciario”. Más tarde se acuñó el término
“sector informal” para referirse al mismo fenómeno. La medición más completa, realizada en
junio de 1984 por el DANE, clasificó al 55.5% de los trabajadores en diez ciudades del país
como pertenecientes a dicho sector. La proporción tendía a ser más baja en las ciudades grandes
(en Bogotá era de un 51% ), pero llegaba a dos terceras partes de la fuerza de trabajo en algunas
ciudades intermedias.