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"Cosas de hombres":
Los fines de semana mi pandilla acudía temprano al río era
nuestra cita preferida. No había otra. Ni aparatos,
ni cine, ni teatros.El poblado siempre
tuvo como decía mi abuela "lo que tenía que tener".
Iglesia, escuela, comercio, puesto de socorro médico,
panadería y taller donde se arreglaba todo desde las
cacerolas hasta los zapatos.
En mi grupo hay más varones que niñas, es bastante difícil encontrar una para cada
uno, mi amigo Alejandro ha sido novio de cinco de ellas dejando menos opciones a los
demás, porque todas quedan con ganas de seguir siendo novias de él. Es el más
grande de la clase.
La abuela trata de hablarme de estos temas pero a mí me da pena conversar con ella
a fin de cuentas ¡es mi abuela!
Siempre empieza igual, da un rodeo con eso de que ya soy grande, pronto me haré
hombre y sigue con la insistente pregunta:
_ ¿...tienes novia?_.
Trato de evitar su mirada porque pienso que no es tema para hablar con ella, quizás si
mi padre estuviera pudiera decirle a él lo que me está pasando. Pero con la abuela, ni
hablar. Es mujer.
Cada día al acostarme pienso lo mismo, esa chica me gusta mucho pero no me atrevo
a decírselo porque soy tímido. Puede que si se lo pido no me entienda, no quiera, o no
le guste tanto como imagino.
_Un beso_ dice Alejandro_ no es cosa sencilla hay que unir los labios y estirar la
lengua dentro de la boca de tu chica saboreando hasta quedarse sin aire_.
Todos nos miramos esperando que alguno más, contara su experiencia en el tema, sin
embargo poco a poco bajamos la cabeza al suelo avergonzados nadie a probado un
beso, solo Alejandro.
Cuando pienso en esto se me erizan los pelos, como dice mi abuela, ya tengo 14 años
y aún no tengo novia.
Me he propuesto aprender para que nadie se confunda, quiero ser hombre, tener novia
y saber besar.
Manolo no se cansa de pedir a Alejandro que cuente otra vez cómo se besa y este
aunque se da toda la importancia del mundo escenifica lo que ya me sé de memoria
pero no me atrevo a practicar.
Así que siempre que veo a Sonia me repito la clase de mi amigo, tanto lo hago que al
estar frente a ella quedo sin palabras solo vago en recuerdos sobre eso de quedarse
sin aire y mover la lengua por toda su boca.
He pensado que como Sonia es quien más me gusta de la clase, podría practicar con
otras porque con las muñecas de mi hermana ya lo hice sin resultados. No abren la
boca.
He pensado en Vivían, la prima de Alejandro que viene en las vacaciones todos los
años, seguro como vive en la ciudad no será tímida. Abrirá la boca y me dejará pasear
la lengua como me enseñó Alejandro.
II.-
Falta un día para la llegada de Vivían ¡tiene unas caderas! se mueve como las olas, de
un lado a otro con esos pantalones apretados sobre los que lleva blusas de gran
escote en los que enseña la mitad de sus grandes tetas.
Eso, Vivían es la perfecta para ensayar el beso. Solo hay que esperar, mirarla fijo a los
ojos y decirle me gustas mucho. Caerá.
Me pierdo entre sus brazos rodeo su cintura, mis manos se deslizaban por sus nalgas
y suben sin control hasta sus pechos. Mi boca recorre su cara loco por atreverme a
besar temeroso al mismo tiempo de ahogarme.
Siento sus manos buscando entre mis piernas al mismo tiempo que lo que busca
crece enormemente y se endurece, la dejo que haga casi me olvido del beso porque
algo me urge a que ella encuentre lo que sabemos busca.
Sus manos se mueven muy despacio, no tengo tiempo de pensar en nada, ni en las
demostraciones de Alejandro.
Escucho lejos a mi abuela. Qué dice, me pregunto pero no quiero entender, me siento
bien, muy bien.
Me pierdo en el deseo el cuerpo me arde, la cabeza quiere explotar, cierro los ojos
como hacen en las pelis, dejo que mi cuerpo flote una sensación nueva me invade
diferente a la de cada día antes de bañarme. No estoy solo Vivían está conmigo.
La dejo hacer, sabe hacer es una niña de ciudad, me aprisiona con las dos manos mis
partes mientras jadea, solo atino a mover mis manos en su cintura, pasear mis labios
por sus grandes pechos. Me inclino un poco listo para subirme sobre ella y hacer lo
que espera de mí. Ella con voz desesperada me pide que le bese, decidido coloco mis
labios en los suyos cuando.... alguien me habla al oído, es la abuela. No puedo creerlo
con nitidez la escucho decir: