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"Continuidades y rupturas entre comunicación analógica y

digital: pensar las políticas públicas" (Borrador pendiente de revisión para Actas)
Ramón Zallo

Congreso de ULEPICC
Buenos Aires 8-7-2013
Abstract

La cultura y comunicación digitales presentan continuidades y rupturas con la


analógica e histórica por lo que es útil señalar los cambios socioculturales en curso.
Partiendo del contexto general en el que se encuadra la Sociedad Digital, se realiza la
comparación entre ambas en torno a varios parámetros: el modo de producción de
cultura, información y comunicación; el tipo de contenidos; los agentes en activo; las
interacciones sociales, resistencias y usos; y los poderes reales, su regulación y las
políticas en presencia. Tras repasar las aportaciones y debilidades de los más
recientes paradigmas de las políticas culturales y comunicativas se reivindica el
entronque del tema con las alternativas más generales y se apuntan líneas
transversales en torno a la expansión del objeto de estudio hasta las
telecomunicaciones, las libertades, los commons y la neutralidad de la red, para
apuntar finalmente algunas líneas para una política integral en el inicio de la era digital
incluidas sus derivas industriales, territoriales, urbanas, educativas, internacionales o
de innovación.

Índice

0 Introducción
I. Contexto general para la sociedad digital.
II. Rupturas y continuidades entre la era analógica y el comienzo de la
digital
2.1. Modo de producción de Información, la Comunicación y la
Cultura,
2.2. Contenidos
2.3. Los agentes
2.4. Interacciones sociales y uso
2.5. Poderes, regulación y políticas.
III. Políticas al inicio de la era digital
3.1.Historia de los paradigmas de las políticas
3.2.Un paradigma global alternativo emergente
3.3.Temáticas transversales en la era digital:
a) La expansión del objeto de las políticas de
comunicación y sus amenazas
b) Libertad, Servicio público y mínimos éticos
c) Bienes comunes y Commons
d) Neutralidad en la red y otros principios
IV. Conclusión: algunos ejes para una política integral en el inicio de la
era digital

1
0 Introducción

En los análisis de la sociedad digital abundan las extrapolaciones así como las
actitudes sicológicas (optimistas y pesimistas, integrados y apocalípticos) que
velan los enfoques que están detrás. También proliferan las descripciones
superficiales, de cajón de sastre y sin método y son más escasos los análisis
fundamentados en las bases materiales, sociales y de poder en los que se
asienta el espacio simbólico, de valores, de contenidos y discursos.

Si detectamos los lazos entre cultura material, simbólica y organizacional con


agentes en interacción (Manuel Medina 2011:10) conformaremos un cuadro
que nos alejará tanto del determinismo tecnológico como de su contrario, el
nihilismo, que repite una y otra vez que el sistema es el sistema y que nada
cambia. Pero también hay que precaverse del adanismo basado en la
“inteligencia colectiva” (Levy), una metáfora útil para subrayar que somos una
especie comunicada- y más ahora que tenemos herramientas para ello-, pero
una metáfora equivocada si se obvia el sistema clasista de decisión y gestión
en el que se inserta. Las tres versiones -determinismo, nihilismo y adanismo-
tienen en común que ignoran las determinaciones sociales, los conflictos, la
acción de los agentes orgánicos o el devenir de la historia.

Desde los fundamentos de la EPICC cabe aportar en esa dirección, pero sin
olvidar que también nuestra escuela tiene riesgos sea por no calibrar la
importancia de nuevos fenómenos en curso o por no adaptar nuestras
herramientas para analizarlos. Nos movemos como peces en el agua en
análisis estructural e institucional y en las propuestas políticas de cambio
porque contextualizamos.

Entendemos que los poderes no son exógenos al propio sistema comunicativo


que, además de mecanismo de mediación social y del sistema en su conjunto,
es también estructura de dominación. Esa consideración de la dualidad del
propio sistema comunicativo -como mecanismo de reproducción sistémico y
como espacio donde contrastan las hegemonías y con efectos de agenda
colectiva y de socialización necesaria- nutre nuestro enfoque.

Pero si nuestras herramientas se han probado eficaces en una cultura y


comunicación bajo dominio capitalista creciente, ahora hay fenómenos nuevos
y, por el momento, en expansión y en sentido opuesto como son: el crecimiento
de espacios de no mercado, la proliferación de intercambios no lucrativos o el
procomún como gobernanza de bienes comunes y, por otra parte, las
actividades creativas mercantiles.

La cultura digital abduce parte de las culturas analógica e histórica, por lo que
es útil ver dónde están las continuidades y rupturas. Pero además la cultura se
sale de su especialización –el arte- y gana en interacción relacional y expresiva
que nos transporta desde un concepto sacral o elitista de la cultura oficiada por
el artista a un concepto antropológico vinculado a la vida y sus necesidades.
Ese es un buen enfoque para abordar esos nuevos campos, más allá de lo
estructural o las Administraciones, para irrumpir en lo social como productor

2
cultural directo. Asimismo será complejo proponer Políticas Culturales y
Comunicativas apropiadas pero hay que ponerse a la obra, no sin señalar de
modo rotundo que buena parte de las salidas a los retos actuales no podrán
proceder de las Administraciones sino de la agencia y de las resistencias
sociales con base preferente en la sociedad civil y en algunas comunidades
virtuales.

En esta intervención se comenzará por describir brevemente el contexto


general en el que se encuadra la sociedad digital, pero advirtiendo que ese
contexto general no tiene una salida unívoca, sino múltiples salidas, en función
de la interacción de los agentes. La historia no está hecha, la escribimos,
aunque dentro de unos parámetros que si ignoramos nos limitaremos a bracear
en el aire. Después se constatarán las rupturas y continuidades entre la era
analógica y el comienzo de la digital en torno al modo de producción de
Información, la Comunicación y la Cultura, a los contenidos, a los agentes, a
sus interacciones y a la regulación. Finalmente se apuntarán algunos aspectos
cualitativos y transversales sobre las políticas en la era digital

I. CONTEXTO

En la Sociedad Digital hay más procesos que los de la digitalización.

a) El contexto general está marcado por el sistema económico capitalista,


un sistema muy dominante -por no decir exclusivo- a escala planetaria, que se
encuentra en proceso de readaptación a los cambios, en claves de capitalismo
global y transnacional bajo dirección financiera y que está lejos de haberse
estabilizado.

Hoy carece de la coherencia necesaria para articular unas relaciones


constructivas entre las inmensas capacidades productivas sistémicas y las de
la demanda social y pública, con una regulación e institucionalización
económica que le ofrezca estabilidad.

Sujeto a lo que Beck llama la “segunda modernidad” el sistema no termina de


entrar en cauces estables por el salto que se ha producido a la globalización
desde unos estados nacionales sobrepasados en su soberanía. En este plano
no hay una gobernanza mundial, ni parece que sirva de sucedáneo la receta de
Beck de interiorización nacional de los valores globales, cuando asistimos al
desplazamiento de los poderes políticos por los financieros.

b) La crisis sistémica y financiera se está canalizando por la vía de la


desposesión de grandes colectivos y por las políticas inhóspitas cuando no
hostiles de unos Estados que han renunciado a satisfacer a las demandas
ciudadanas1. Ello también se traduce en la elección de la Seguridad interior y la
vigilancia, a costa de la libertad y la privacidad. El modelo hobbesiano se

1
Emmanuel Rodríguez se pregunta en el caso europeo “¿A quién se quiere hacer pagar la crisis? (..) la
respuesta se comprende en tres líneas de transmisión de costes: 1) del sistema financiero (verdadero
órgano vital de la crisis) a las poblaciones y los estados; 2) de los países del centro (especialmente
Alemania) a las periferias europeas; y 3) de las clases propietarias a los segmentos sociales más
depauperados y precarizados“ (2013: 38).

3
impone sobre el democrático, y sobre el liberal, encarnado por Locke con su
idea de los derechos del hombre previos al contrato social.

c) Geopolíticamente, y en el marco multilateral emergente y posterior a la


implosión del bloque socialista, están pendientes nuevas reglas en las
relaciones internacionales sin que las que se han ensayado hayan culminado
exitosamente. Los fiascos de Afganistán e Irak así lo confirman. Igualmente, la
Organización Mundial de Comercio ha llegado a un punto muerto.

d) Muchas democracias viven una crisis de desafección ciudadana con una


contestación social muy amplia y en todas las facetas (bienestar, recursos,
democracia..) por sus derivas indeseadas (movimientos de capitales
especulativos, paraísos fiscales, dependencias alimentarias y de materias
primas, déficits energéticos,) que invitan a partes crecientes de la sociedad a
revolverse, incluso con ensayos de otras relaciones sociales emergentes como
son la economía social, la economía del bien común, la ampliación del
procomún, la compartición o la soberanía alimentaria.

Las gentes, las multitudes, las comunidades diversas y complejas, de modo


defensivo, ponen en un primer plano reivindicaciones de derechos económicos,
sociales y políticos y exigen codecisión o gobernanza con nuevas reglas como
la transparencia o la rendición de cuentas y que se acabe la separación de la
política respecto a la vida. Y no se contentan con reivindicar, sino que ejercen
por si mismas una experiencia social autónoma en curso, conscientes de su
propio saber (el conocimiento ya no es patrimonio de elites serviles), y
responden, desde abajo, mediante reapropiaciones parciales (innovación
social, desobediencia civil).

Pero hay dos extremos contrapuestos para canalizar el cambio: las


reivindicaciones de democracia radical y participativa y los populismos
xenófobos de ultraderecha.

e) A todo ello se le cruza el cambio de paradigma tecnológico, de la


información especialmente, que trae evoluciones inesperadas (tecnosociales,
económicas, urbanas, culturales). En el caso del ciberespacio como espacio
relacional multiuso, su proyección se debate entre sus bases materiales que
gestionan los propietarios de redes, softwares, plataformas y patentes, y su
reutilización social para otras finalidades y hurgando en sus contradicciones.

La principal contradicción es que siendo posible la democratización, plena y a


coste ridículo, del conocimiento a escala planetaria, la regulación económica
del sistema merma esas potencialidades y frustra a millones de internautas,
quienes tampoco se quedan pasivos porque disponen de herramientas de
información para interacciones y la generación de fondos amplísimos y
abiertos, e incluso capacidades de bloqueo sistémico temporal.

II. RUPTURAS Y CONTINUIDADES ENTRE LA ERA ANALÓGICA Y EL


COMIENZO DE LA DIGITAL

4
En el sistema económico y social hay muchas más continuidades que rupturas
porque hay una crisis en el sistema pero no del sistema.

En el sistema comunicativo, en cambio, hay más rupturas que continuidades


por mor de que está en el corazón de los cambios tecnosociales. Por un lado,
rupturas en cantidades de información, modos de producción, costes, mix
expresivos, formatos, accesos, usos, tiempos. Por otro lado, continuidades en
formas expresivas ya consolidadas, relatos, géneros, fondos del procomún,
miradas desde las identidades. El mundo no se inventó ayer por la mañana.

En el anexo de la ponencia he incluido unos exhaustivos cuadros que me


privaré de relatar aquí y que espero que les sean útiles a posteriori, para la
comparación entre la cultura analógica y la digital. Aquí me limitaré a comentar
de los nodos básicos en los procesos culturales y comunicativos: la producción,
lo producido, los agentes, sus interacciones y la gestión pública que creo que
permiten acercarse a una mirada holística del cambio cultural y comunicativo
digital sobre el analógico. Esos conceptos son los de modo de producción de la
Comunicación, de la Información y la Cultura (CIC), los contenidos, los
agentes, las interacciones entre los agentes en los usos y el poder y sus reglas.

2.1. El modo de producción de Información, la Comunicación y la


Cultura

En sentido amplio, como cadena de valor que va desde la creación al uso,


pasando por la producción y la distribución, la ruptura es evidente, y se traduce
en una creación expandida, una producción inmaterial abaratada y prolífica
desde múltiples puntos -aunque sus calidades son extremadamente variadas-,
una distribución radicalmente modificada con desintermediaciones analógicas y
reintermediaciones digitales, unos accesos y usos interactivos, con una
segmentación por subjetividades o comunidades virtuales.

El usuario pasa de mero receptor a apropiarse de la tecnología y


eventualmente a participar en la producción. Se sitúa en el centro pero no
dispone del control que queda en manos de los dueños de la capa física
(cables, satélite, redes…), de la capa lógica (gestores de la red y de sus
protocolos con el poder inmenso de gestionar parámetros sustanciales de
nuestras vidas: gustos, preferencias, búsquedas, contactos, archivos,
privacidad como indica Ippolita 2012:15) o de la capa de contenidos (los
gestores de los derechos de autoría, empresas editoras y programadores,
siguen estando ahí). El usuario gana en opciones, aunque más en los modelos
públicos y comunales- pero también en vulnerabilidad y dependencia. O al
revés esa dependencia light, difusa pero real es compatible con nuestro
crecimiento en competencias ciborg de alta eficacia social. Esa contradicción
invita a movimientos autónomos de software libre o de compartición. De hecho
poder disputar la definición de la propia tecnología es nuevo en la historia
porque siempre fue a iniciativa de los poderosos. Un mecanismo social de
pugna por el control con los dueños de las redes.

Todo ello nos sitúa en una capacidad reactiva notable aunque insuficiente, vista
la ya demostrada vigilancia preventiva a la que la Agencia de Seguridad

5
Nacional de EEUU, con el programa PRISM, somete a nuestros correos,
archivos y conversaciones. Y ello con la colaboración oculta de los amables
servidores y plataformas como Facebook, Apple, Google, Twitter, Microsoft,
Yahoo, Skype y YouTube que venden información a empresas y espían de
parte de los Gobiernos de EEUU y de Gran Bretaña. Rinden así tributo a dos
iconos de nuestra época: todo vale para el mercado y la seguridad nacional.

Esos gobiernos contradicen la iniciativa propagandística del “free flow of


information” abanderada por EEUU y Gran Bretaña en los 70/80 frente al
“Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación” (NOMIC) que
propugnaba el informe McBride, y ahora se persigue a Edward Snowden o
Julian Assange por ejercerla en sus tres estrictos términos: libre, flujo regular
transparente e información buena.

Hay una vulnerabilidad invisible de las sociedades, transformadas poco a poco


en sociedades vigiladas y de control desde los poderes políticos que pretenden
con regulación o el espionaje, disciplinar los usos de Internet.

Nos encontramos con una sociedad de control en el que partiendo del


Panóptico de Bentham y Foucault (transparencia de los vigilados), se combinan
el "1984" de Orwell (represión totalitaria del Gran Hermano) y/o el sistema de
control por diversión, estratificación y droga narcotizante de ”El mundo feliz” de
Aldous Huxley, metáfora que tanto vale para la TV como para una red
absorbente. Para defenderse de todo ello no queda otra que la consciencia de
los internautas; ocupando el ciberespacio y desbaratando los dispositivos del
miedo o la vacuidad2. Claro que también hay que acordarse de “Fahrenheit
451” (Ray Bradbury) y su reivindicación de una cultura digna y con memoria.

Se hace evidente, una vez más, la naturaleza política y social de la tecnología,


en su doble rol de herramienta de gestión de la naturaleza y de construcción (o
destrucción) social. La dominación política moderna es impensable ya sin la
mediación técnica, productiva o institucional, en un doble proceso de
politización tecnológica y de tecnificación de la política (Sádaba y Gordo
2005:13).

En esta etapa de reapropiación del usuario hay, hasta el momento, al menos


dos fases. Se ha evolucionado desde el unidireccional internet 1.0, del
webmaster, al horizontal internet 2.0, de aplicaciones e información añadida por
el Usuario (web 2.0, proveedor de contenidos, blogs, p2p, portales de videos
caseros, participación). El usuario gana así en centralidad por sus interacciones
que condicionan a oferentes de servicios y productos culturales. Estos, a su
vez, para captar su atención se centran en contenidos y contactos y en una
innovación turboalimentada. Lo que será la web 3.0 aún es una incógnita en su
práctica social.

La inmaterialidad trae una reducción de costes de acceso por prestación y una


flexibilidad y ubicuidad de las ventanas o pantallas, pero también la dificultad
de asentar modelos de negocio para la mayoría
2
Eugeny Morozov (“Los mapas del futuro” El País 9-6- 2013) ya nos advertía que, incluso, los mapas
personalizados de Google pensados como target publicitario nos alejarán de la libertad de opción.

6
No parece que vaya a poder basarse en el pago por unidad, ni en un contador
de consumos, sino preferentemente en flujos o paquetes, o bien de uso gratuito
o bien con dos remuneraciones compatibles: la publicidad y las tarifas planas y
segmentadas en función del espesor de la oferta general, y el uso opcional.

Este panorama es mucho mejor que el de la cultura analógica. En la fase actual


de la digital operan como agentes: los fabricantes de hardware y software; los
gestores de redes (operadores varios incluidos los de cable, proveedores de
acceso y plataformas); los gestores de servicios (buscadores,
empaquetadores); prestadores de servicios con responsabilidad editorial (sean
lineales o no interactivas, o no lineales e interactivas; los titulares de derechos
de distinto tipo) y los internautas.

Pero hay una sombra amenazante en los tres puntos primeramente


mencionados de la cadena de valor y especialmente en dos de ellos puesto
que en el hardware hay más competencia3. Hay unos pocos nuevos agentes
(gestores de redes y de servicios..) que controlan los procesos, accesos y
protocolos, y que hemos venido en llamar los señores de las redes. Al tiempo
que se reapropian de la distribución del conocimiento, antes gestionado por el
capital cognitivo de las industrias, de los medias y de la propiedad intelectual.
Hoy gestionan el flujo de intercambios entre millones de usuarios sin apenas
límites regulatorios, no ya en los planos de pluralismo o transparencia sino ni
siquiera desde el criterio de competencia.

Hay un efecto ambivalente. Reduce el lugar social de artistas, periodistas e


industrias culturales, a cuyo cargo estaba la creación –con sus distintas
calidades- y la innovación. Los gestores de las redes se convierten en
gatekeepers no editoriales, mientras queda pendiente la redefinición del lugar
social de cada cual y la continuidad de calidades y excelencias4.

Las propias redes tienen una doble naturaleza: comercial en sus condiciones
de uso y en finalidades crecientes, y libertaria en lo comunicacional y en
contenidos que engrosan el procomún. En el momento actual esto se expresa
en dos tendencias contrapuestas: a la mercantilización (de la mano de la
industrias creativas) y a la socialización, de la mano de procomún.

Por una parte, si ya había un dominio capitalista prácticamente exclusivo en las


“industrias culturales” clásicas (edición, medias, música y audiovisual) y nuevas
(multimedia, videojuegos, software cultural..) hay exclusividad capitalista en las
hoy añadidas por la doctrina institucionalizada como “industrias creativas”
(diseño, moda, creación publicitaria, arquitectura creativa, softwares en
general....) y que se sustancian exclusivamente en el mercado. Siempre han
sido “segmentos” o componentes culturales de la producción general, y ya se
incluían en las definiciones de la “industrias culturales”, aunque su volumen de

3
Por ejemplo Firefox hará un lanzamiento en el mercado de los sistemas operativos de telefonía móvil
intentando romper el duopolio de Apple y Google. Para un análisis de Facebook, Amazon, Google et
Apple, ver Juan Carlos (de) Miguel 2012.
4
Seguramente la excelencia será el resultado de las oportunidades emergentes desde la educación de
todo tipo, del apoyo público y del intercambio.

7
negocio ha crecido aún más que las industrias culturales por la culturización de
la economía como un todo.

La apuesta por ampliar el concepto de Industrias culturales a industrias


culturales y creativas, es legítima aunque no describe mejor la situación sino
que la confunde con la innovación (Rausell 2013: 21), al igualar la creación
simbólica con cualquier creatividad.

Siendo legítimo, aunque redundante, hablar hoy de “Industrias culturales y


creativas”, no lo es poner unas y otras al mismo nivel de lugar social
(Bustamante 2011). Menos aún englobarlas todas en unas genéricas
“industrias creativas” (Staines y Mercer 2013) con plena rendición al mercado y
que harían sobrantes las políticas públicas. Además sus problemáticas son
muy distintas.

De hecho el acento en la parte de las industrias creativas 5 de las industrias


culturales y creativas es un caballo de Troya de la lógica del mercado y del
adelgazamiento de las políticas públicas, en un momento en que éste está
siendo sobrepasado por centenares de millones de experiencias informativas,
culturales o comunicativas fuera de mercado. Y lo que es peor hace perder
sentido al concepto mismo de cultura y su naturaleza y función social,
banalizada como una mercancía más o simplemente como parte de la
innovación general. La UE ya opera con el sumatorio de cultura y creación, al
que atribuye el 4,5% del PNB del conjunto de la UE y el 3,8% de la ocupación.
El hecho de que dentro de ellas el 62% se deriva de las industrias creativas,
siendo solo un 38% procedente de las culturales ya nos indica dos cosas: un
desplazamiento y una invitación a minusvalorar estás últimas.

Por otra parte, la otra novedad es que hay una proliferación defensiva y
paralela, pero no aislada, de experiencias de procomún y de economía
compartida, con sentido del valor de uso. En un marco de dispersión de
herramientas digitales, nos acercan a la noción antropológica de la cultura6,
como construcción colectiva, con especial atención a la parte no mediada por el
mercado aunque sí por herramientas de uso general.

¿Cabe seguir hablando así de centralidad de las industrias culturales en la


cultura en general?. Pierden en buena parte su silla ya que se basaban en los
soportes de intermediación (así como en el capital cognitivo que sí era una
condición de partida) y en la decisión de edición o programación. Esto ha
cambiado.

5
Serían aquellas que “tienen su origen en la creatividad individual, la destreza y el talento y que tienen
potencial de producir riqueza y empleo a través de la generación y explotación de la propiedad
intelectual”. Según la Unesco., consta de siete dominios culturales que incluyen el patrimonio cultural y
natural, las presentaciones artísticas y celebraciones (artes escénicas, música, festivales y festividades),
las artes visuales y artesanías, libros y prensa, medios audiovisuales e interactivos, el diseño y los
servicios creativos. A ello se añaden dos dominios relacionados que incluyen el turismo, los deportes y la
recreación.
6
Conjunto de prácticas legitimadas y articuladas de respuesta a necesidades colectivas e individuales en
la gestión del entorno y de las relaciones sociales, en los ámbitos simbólico, comunicativo y de valores, y
que permite la interacción y reconocimiento (Zallo 2011:24 )

8
Quizás, y lo digo de modo tentativo, esa centralidad se desplaza hoy a tres
puntos: las redes, el capital humano intelectual interconectado y los proyectos
culturales. De ahí que haya que sustituir, quizás, el paradigma de Industrias
culturales volviendo al más amplio de “Cultura y comunicación” como referente,
en el que obviamente tiene un lugar central las industrias culturales en sentido
muy amplio (y con los media, videojuegos y segmentos culturales y creativos
en la producción general) pero en el que, asimismo, estarían los patrimonios
con los servicios de equipamientos culturales, las artes, y las comunicaciones
de la cultura digital en todos sus polos y nodos.

¿Por qué nuestra timidez en abordar los temas de patrimonios, de artes, de


equipamientos, incluso de telecomunicaciones… en los programas docentes de
nuestras facultades?

¿A qué invita este epígrafe desde el lado de las políticas culturales y


comunicativas?

Frente a políticas preventivas de control, a exigir transparencia y libertad; a


regular socialmente a los señores de la red poniendo límites a las actividades
intrusivas y de comercialización oculta de listas y personas y sus gustos
mediante cookies ocultos7; a diferenciar cultura y creatividad sin perjuicio de
utilizar las políticas industriales bajo el mando de las políticas culturales y
comunicativas.

2.1. Contenidos

La sobreabundancia en circulación y la hipertextualidad como formato tienen su


pro y su contra.

Por el lado favorable, se agiganta el procomún colectivo disponible en


consonancia con el carácter de bien público que de modo preferente tienen
textos e imágenes. La minimización de sus costes y la diversificación de los
artefactos, permiten accesos y han multiplicado su generación y difusión.

Se produce una diversificación y mezcla tanto de formas expresivas


(multimedialidad, transmedia y transformatos) como de pantallas de acceso.
Internet se configura como red de todos los media y sistema-red específico. Se
extiende la imaginación, la innovación desde abajo y la transgresión como
fermentos de futuros esperanzadores. Se generan nuevos vínculos sociales
antes imposibles y compartimentados. La realidad comunicativa sobrepasa
expectativas y regulaciones.

Por su tendencia a coste cero por unidad distribuida y por su fondo común, hay
una propensión general a generar muchos más bienes públicos (no rivales, no
excluyentes) que antaño; y contradicen la voluntad de nicho de nuevas
rentabilidades al que se suponía que la digitalización estaba abocada,
evidenciando una gran inadaptación sistémica para su reproducción.

7
Twitter, tras la estela de Facebook, Amazon o Google, va a iniciar una senda de publicidad para
anunciantes mediante personalización desde una tecnología de seguimiento on line.

9
En el caso europeo se desmiente que la digitalización con gratuidad haya
arruinado a las industrias culturales, según el informe de Kunstner para
Booz&company, realizado, eso sí, a demanda de Google.

La conclusión general es que la digitalización no ha supuesto un freno para el


crecimiento de las industrias culturales europeas, sino al contrario, puesto que
en 2011 en comparación con el 2001 han tenido ingresos adicionales por el
digital por valor de 30.000 millones de euros; y en el sector se ha mantenido
constante el empleo de 1,2 millones de trabajadores. Entre 2001 y 2011, la tasa
de crecimiento anual de las industrias culturales en Europa fue del 2%. Solo
presentan un crecimiento negativo anual la música (-2,9%) y la prensa (-1,1%),
al contrario de los videojuegos o del audiovisual. Este último supone ya el 50%
de los ingresos totales de las industrias culturales europeas, muy empujadas
por el cable y los abonos en la TDT.

Más de un 70% de la población de la UE hacía uso de internet de manera


habitual en 2011, cuando en 2001 lo hacía un 32%. El 60% del tiempo de no
trabajo y de no sueño se destinó al consumo de productos y servicios
proporcionados por las industrias culturales.

Por el lado negativo cabe anotar el desorden de flujos, criterios y valores


dominantes que genera una cultura abierta, sí, pero también, líquida, sin
referentes, con pérdidas de sentido, speed, kleenex y poco conflictiva que, sin
embargo, por el training colectivo comunicativo, bien pudiera traer una
repolitización –en el sentido de revalorización de lo colectivo y lo público- y un
rescate del concepto de ciudadanía. Asimismo el desorden de los modelos de
negocio en la parte más cualificada de la cultura frena la calidad o la
creatividad.

Es ambivalente, en cambio, la desvalorización económica de la mayoría de


contenidos. Es positiva desde el lado de la extensión social y, en cambio,
negativa por la elitización de una parte de la oferta más cualificada, como
nicho, con riesgos de sobrevaloración y de fragmentación de capacidades de
acceso por disponibilidades económicas o culturales.

¿A qué invita este epígrafe desde el lado de las políticas culturales y


comunicativas?

Invita a proteger y desarrollar la cultura y las culturas, a mimar el procomún, a


salvaguardar los accesos, a defender y desarrollar los servicios públicos, a
atender la cuestión de la calidad y el sentido. En suma, a rescatar la
modernidad como neomodernidad tras el sarampión de la posmodernidad.

2.2. Agentes

El peso de los media decae ante la hegemonía de servidores, plataformas,


operadores y constructores de hardware y dispositivos y, en parte, ante las
otras fuentes sociales. Les absorben espacio las plataformas, las redes
sociales y social media les compiten en el tiempo comunicativo social. Los

10
centros de gestión de redes, en alianza temporal con los internautas en
aspectos regulatorios, son marcos para todos los agentes. Ha descendido la
potencia de los motores mediáticos al tiempo que se diversifican (prensa on
line).

Han emergido así en los últimos años dos centralidades nuevas:

Por una parte la centralidad de los señores de las redes globales que gestionan
la parte del capital cognitivo (inmaterial) vinculada a cultura y comunicación:
proveedores de servicios (Amazon, Apple), plataformas (Facebook, Youtube),
buscadores (Google), aparataje (Microsoft, Samsung).

Por el momento hay dominio de fabricantes, gestores de redes y gestores de


servicios (buscadores y plataformas) por encima de titulares de derechos de
Propiedad Intelectual, prestadores de servicios y usuarios, aunque éstos han
ganado en relevancia y capacidad de influencia.

Por otra parte, la interacción entre los usuarios en el ciberespacio dialógico,


especialmente a través de los social media, se traduce en millones de
conversaciones de quienes antes estaban condenados a acceder a lo que
hubiera. Ahora esos accesos se naturalizan como parte de la relación social.

Se produce una flexibilidad y abundancia de la producción amateur y de


consumos productivos. Son contenidos transformados o generados por
usuarios que, por compartición, pinchan una hipotética burbuja de la cultura e
información de pago, negándose a pagar por contenidos unitarios.

Por flujos, y a impulsos con movimientos similares a los de los bancos de


peces (cardumen), sus querencias son imprevisibles y los microliderazgos
sociales apuntan en direcciones no convergentes. Ello multiplica las agendas.
La descentralización da margen a las minorías antes perdidas.

El ciberespacio dialógico, como nuevo espacio social y público insertado,


añade agendas múltiples a los medias. La interacción social reestructura el
sistema de información y, en ocasión de conflictos, pueden imponer su agenda.
Hay una omnipresencia de las redes sociales, con sus trend topics efímeros y
con empoderamientos desde algunos ámbitos.

Los internautas reclaman el reconocimiento de sus derechos: derechos a la


conexión, a la privacidad, a la obtención de una firma digital, a la seguridad de
las transacciones o a la homogeneidad de los protocolos o a la neutralidad de
la red. Pero los gobiernos los tratan con dureza sea mayor (Ley Hadopi que el
infome Lescure propone derogar) o menor (caso español de la Ley Sinde-
Wert).

Se multiplican los focos y centros de gestión de la Opinión Pública. Se produce


su descentralización con la consiguiente dificultad para articular los discursos
dominantes.

11
Igualmente los colectivos y movimientos sociales son movimientos
tecnológicamente activos.

Con ello tenemos, al menos, tres tipos de agentes en la base: el usuario


convencional con sus microlíderes; los usuarios expertos con tecnologías y
servicios alternativos (open source, Wikipedia, licencias libres…) y los que
utilizan las herramientas on line para la intervención política o social virtual y,
sobre todo, off line.

¿A qué invita este epígrafe desde el lado de las políticas culturales y


comunicativas?

A defender a los usuarios y su configuración como ciudadanos activos,


potenciar los social media, a seguir animando los servicios tecnosocialmente
alternativos, a ayudar al sistema nacional de información, a rescatar el lugar
social de creadores, artistas y periodistas, a cruzar agendas, a funciones de
gobernanza mundial sobre internet.

2.4. Interacciones sociales y usos

La virtualidad como nueva destreza humana es inherente al homo conectatus,


que deja atrás, aunque parta de su herencia, al homo mediaticus y al homo
historicus.

La instantaneidad del acceso y la deslocalización de usos y del usuario,


introduce la asincronía y la ubicuidad y la subjetivización de las coordenadas
de espacio (físico) y de tiempo (cronos).

La base logística del homo conectatus es el ciberhogar interconectado, emisor,


interferido (con límites a la privacidad) y vigilado. Hay así un mestizaje de
espacios que alteran las coordenadas tradicionales que estaban basadas en un
espacio público versus el espacio privado, y en un espacio social versus el
espacio individual.

El ciberhogar deja de ser solo un espacio doméstico y pasa a formar parte del
espacio público no político y un espacio de control social.

La horizontalidad (incluida la e-administración, las smarts cities, la e-escuela…)


no significa la desaparición de las jerarquías sociales y políticas sino su
redefinición desde claves de hegemonías sistémicas apenas alteradas.

Ciertamente se reduce por oportunidad de accesos la brecha cultural y se


solapa una nueva brecha, la digital entre interconectadores, interconectados,
enganchados y desconectados que es un anuncio de una nueva estratificación
social más a escala internacional que en el interior de los estados, en los que
su extensión social ha sido bastante exitosa.

Pero en la base social hay un cambio significativo. La vieja contradicción entre


los individuos y los sujetos colectivos (clases, géneros, comunidades...) gana
en complejidad porque la experiencia masiva actual se orienta hacia las

12
individualidades colaborativas (individualismo con compartición) y hacia la
interacción colectiva por afinidades.

Se construyen así comunidades débiles, superficiales o compulsivas, pero


reales, y que tienen la virtud de animar a la libertad aunque también un doble
riesgo: la delegación tecnocrática y el cierre en precario de unas sociedades
desiguales que son inherentemente de conflicto.

Las identidades virtuales y múltiples se añaden a las identidades culturales,


sociales y nacionales a costa de la relación presencial y geográfica, aunque
solapada con ella. Y no hay que olvidar que esas identidades digitales
gestionadas por empresas tecnológicas se traducen en transparencias sociales
ante unas pocas empresas globales que las utilizan de forma opaca.

Las geografías humanas asentadas y organizadas siguen siendo el centro de la


vida pero son más fluidas e influidas, pero también influyen más que antaño en
el espacio global a través del ciberespacio.

Términos discutibles como “Sociedad del Conocimiento” se entienden mejor si


le adjetivamos con un “desigual” y vemos detrás de la permeabilidad y la
horizontalidad una estratificación que permanece porque se basa en nuestras
sociedades organizadas.

¿A qué invita este apartado desde el lado de las políticas culturales y


comunicativas?

A potenciar las comunicaciones y opciones en claves de libre disposición, a la


neutralidad de la red –luego vuelvo sobre ello-, a cruzar sujetos sociales sin
perder de vista la realidad territorial, a sostener la diversidad.

2.5. Poderes, regulación y políticas en Comunicación, Infomación y


Cultura

La democracia representativa se ha generalizado en el planeta como sistema


de organización política pero su calidad es de una extrema diversidad. Sus
derivas plutocráticas en buena parte del planeta y su dependencia de los
lobbies financiero y tecnológico, trae un alejamiento del sistema de poder
respecto a la ciudadanía, con el consiguiente vaciamiento representativo.
Emergen contrapoderes sociales en la calle y en la red y, especialmente, frente
a la desactivación del Estado del Bienestar, reclamándose democracias
participativas en medio de un interés creciente ciudadano en la res publica.

Por la parte ciudadana se advierte la compatibilidad entre globalidad, cercanía


y vínculo, ya adelantada por el movimiento alterglobalista de la década pasada.
Comienza a casar la diversidad con los valores compartidos cosmopolitas.

Paralelamente a las políticas públicas emerge un paradigma


desinstitucionalizado de democratización de accesos y de florecimiento de la
creación y la producción por abajo.

13
Recientemente los propios poderes políticos pretenden empezar a embridar
parcialmente a los grandes agentes. Tal es el caso del acuerdo del gobierno de
Francia con Google para que este revierta socialmente una pequeña parte de
sus ingresos. El Informe Lescure no es partidario de esa idea y solo propone
cargar con una tasa del 1% los teléfonos móviles y tabletas. En cambio, por el
momento en Alemania ante la negativa de Google a pagar por mostrar noticias
en réplica esta empresa no indexará las noticias de medios alemanes.
Pierre Levy dice que las redes nos traen una universalidad no totalizante ni
prescriptiva, pero hay que recordar que las lógicas dominantes en el sistema –
como el liberalismo o el miedo al futuro- se construyen desde unos poderes
reales que se invisibilizan.

Hay nuevas áreas de conflicto en temas como la privacidad, la Propiedad


Intelectual, los bienes comunes, la libertad de expresión, la pugna de usos
abiertos con los agentes económicos con problemas para el mercado de
contenidos.

La pugna entre espacios públicos y mercados en un contexto de erosión de los


servicios públicos trae choques especialmente con los neoliberales, aunque
también con algún sector contestatario adanista que los creen solo de interés
del Estado y los contraponen al procomún.

Hay un factor añadido a considerar desde la doble naturaleza de los Estados:


poder sobre la ciudadanía y servicios públicos para legitimarse en sociedades
democráticas (las políticas de apoyo a la creación, la producción industrial
cultural y la difusión).

La cultura y la comunicación deben ser consideradas un ámbito específico


estratégico en cualquier sociedad, y más en la era de la globalidad. Pero,
siendo además transversal a todas las actividades, requieren ser acompañadas
desde todas las instancias: educación, industria, ordenación del territorio,
innovación… y, por lo tanto, objeto de atención desde todas las políticas
públicas: educativas, industriales, financieras, fiscales, de innovación, locales,
de gestión de los territorios… con todas las herramientas de apoyo y promoción
que se hayan ensayado en esos ámbitos y hayan resultado exitosos.

Lo frecuente es lo contrario. El menosprecio de lo cultural como un ámbito


menor a cargo de un Departamento ministerial mal dotado, que luce mucho y
pinta poco y que, a la menor recesión, es sacrificado sin contemplaciones. En
los países más sensibles, se alega la “excepción cultural” como escudo y
medida proteccionista respecto a la invasión cultural norteamericana, pero no
se ponen a aplicarla internamente mediante una política interna ofensiva de
oferta para la reducción de importaciones y la irrupción en el mercado
internacional buscando un intercambio menos desigual.

En el caso de que en algún país afortunado se inaugurara una nueva era de


apoyo a lo cultural y comunicativo, incluido todo lo digital, con herramientas
procedentes también de fuera de los presupuestos propios de Cultura, es
importante que el pilotaje de su coordinación y su liderazgo, recayera en el
Departamento de cultura para evitar desinterés o instrumentalización.

14
En política cultural: promoción de creadores y de sus condiciones de vida,
atención a la producción y distribución, generación de públicos para la cultura.
En política educativa: la educación general, revisión de los curricula. En política
industrial: los clusters, los viveros de empresas, el apoyo a star-ups…En
política financiera: las sociedades de capital riesgo y de garantías recíprocas,
de financiación a tipos cercanos al cero con seguimientos….En fiscalidad,
apoyo a actividades consideradas institucionalmente prioritarias, mecenazgos
razonables, fiscalidades adaptadas...

Como ven hay una amplia panoplia de herramientas. Lo importante es la


consciencia y la voluntad política.

¿A qué invita este apartado desde el lado de las políticas culturales y


comunicativas?

A situar en la centralidad las políticas culturales y comunicativas, a aplicar


políticas ya probadas en otros ámbitos, a volver a discutir sobre el lugar del
servicio público, a rescatar regulaciones con sentido social, a desmitificar las
redes, a poner en debate social las distintas remuneraciones con readaptación
de la legislación de Propiedad intelectual al desarrollo del procomún y de la
creación…

3. POLITICAS AL INICIO DE LA ERA DIGITAL

3.1. Un poco de historia de los paradigmas de las políticas

Históricamente, las políticas públicas de comunicación y cultura son herederas


fundamentalmente de los paradigmas del “mecenazgo” y de la
“democratización cultural”.

Con este segundo paradigma se buscaba introducir valores de igualdad en el


acceso de la ciudadanía a un paquete estándar de contenidos culturales y
comunicativos. Su extensión social se garantizaba, de manera más o menos
intensa según áreas, a través de la promoción y difusión, o a través de
servicios públicos, incluida una RTV pública que en el caso de América Latina
ha tenido desarrollos muy distintos (Arroyo, Becerra y otros, 2012). Es
históricamente una política gemela a la de igualdad de oportunidades en
educación.

Paralelamente esa política tenía otras finalidades: asentar el sujeto nacional y


los vínculos de la identidad nacional; generar una opinión pública para la
estabilidad política e institucional; animar y articular los perfiles de la cultura
nacional, así como su puesta al día mediante el apoyo al patrimonio y a la
oferta cultural propia (Autissier 2012, Clares 2013).

Por ese acento político se advierte que el paradigma ha estado muy vinculado
a la construcción política del Estado y al vínculo ciudadano, como componentes
de un Estado de Derecho.

15
Su debilidad histórica fue que no logró esa igualdad. El paternalismo de Estado
y su intervención sobre la cultura y la comunicación, la deslegitimación por
gubernamentalización de la información, el concepto uniformador de
ciudadanía soslayando la diversidad social, la promoción de una cultura de uso
pasivo….han sido sus fallas. Y la más evidente es que sigue habiendo una
cultura de elite que acentuó su peso porque captaban apoyos públicos,
subvenciones y rentas, tanto los grupos sociales más cultos como los artistas
más afamados, mientras los públicos potenciales se volcaban en la producción
cultural de masas.

Daba así la espalda a la diversidad y a la horizontalidad.

De ahí que el paradigma de “democracia cultural” fue un intento de


corrección de las limitaciones del modelo anterior apuntando en distintas
direcciones: la cultura activa por la base y practicada; el reconocimiento de la
diversidad y la interculturalidad; los mestizajes de ida y vuelta entre cultura
culta y popular; la descentralización en la gestión; la proclamación de los
derechos culturales como de tercera generación; el derecho de acceso en la
doble vía de uso voluntario y de conocimiento para los intercambios
culturales….

Claro que este paradigma no se consumó más que en destellos, aunque en la


actualidad vive la oportunidad de su resurrección en la sociedad-red.

Esos dos paradigmas –democratización y democracia cultural- siguen vigentes


pero viven un desajuste por el cambio que se ha producido tanto en el sujeto
que debía implementarlo (el Estado) como en la realidad social sobre la que se
aplicaba.

Hubo así un giro institucional y un cambio social en los años 90.

El giro institucional tiene que ver con varios vectores que afectaron al conjunto
de las políticas económicas y sociales: la crisis fiscal de los estados; los
vaciamientos democráticos; el giro ideológico neoliberal como reflejo de un
cambio de la relación de fuerzas entre clases y grupos sociales. Todo ello invitó
a que el Estado pasara de interventor a regulador, en unos temas, y a
desregulador en otros.

El giro paralelo en la realidad social se expresó en la segmentación y la


individualización social, el debilitamiento de los movimientos tradicionales, …

La introducción de parámetros económicos, funcionales a los grupos


dominantes, se produjo en esos años 90 con la pérdida de centralidad de las
políticas cultural y comunicativa (antes tenían una función de mediación en el
conflicto social) y el endoso de la cultura y la comunicación al mercado. Se
exigía rentabilidad económica también para las políticas públicas bajo la
excusa de la racionalización y la gestión, con la consiguiente subordinación de
la política cultural a otras políticas (urbanística, desarrollo regional..).

16
Se fueron sustituyendo las políticas de igualación social y de promoción de la
diversidad por otras, como la de prestigio a través de continentes, de
equipamientos urbanos culturales con vocación emblemática o de eventos
atractivos; o como la de sustitución de las políticas culturales y de
comunicación por las políticas de TICs. Como en la UE y su agenda Digital, o
en América Latina. Así la CEPAL “considera a la economía digital como parte
de una nueva visión del desarrollo que puede actuar como catalizador del
cambio estructural” (2013:190). Los media e industrias culturales estarían
embebidos en los servicios TICs.

Cabe decir así que la “economización de la cultura”, como cuarto paradigma


moderno, ha traído un deterioro del sector público. La cultura, por sus
sinergias, pasa de tener una función lubricante de todo el sistema, a
complementaria y de relleno de huecos. En su descargo hay que decir que esa
política también trajo un acento en la racionalización y justificación de las
decisiones públicas y, sobre todo, en la necesidad de ampliar los públicos. En
efecto hay que interesarse en que el ciclo reproductivo sea útil y llegue de
verdad a los públicos, aunque su cruz fuera ahí la preeminencia de lo
cuantitativo sobre lo cualitativo, y de lo masivo sobre lo adaptado.

En algunos países también significó la apuesta por la política de oferta, de


producción cultural nacional en audiovisual o de los medias. Pero otros países
se desentendieron de la producción cultural nacional y la abandonaron a los
designios del mercado (ha de existir casi solo lo que pueda defenderse en el
mercado) lo que se tradujo en acaparamiento de los consumos culturales por la
producción foránea y en aculturación. Mientras tanto la Administración, y en
mucha menor medida el mecenazgo, se ocuparían de las artes minoritarias y
del patrimonio. La política cultural y comunicativa pasaba a subordinarse a
otras políticas (urbanística, de desarrollo regional..)

Los resultados de este paradigma no han sido magníficos: las desigualdades


de acceso se han ampliado; ha habido menos variedad de oferta, y esta ha
sido gestionada crecientemente por transnacionales salvo algunos nichos; se
han extendido los desequilibrios internacionales; se han deslegitimado los SP;
y el desigual consumo doméstico ha desplazado por mucho al gasto público.

No hay trazas de que se vaya a rectificar esta orientación. Más bien lo


contrario. Hay más vuelta de tuerca en esta época de crisis.

Hay así dos tendencias que se acompañan mutuamente:

-la crisis acentúa la reducción de la Inversión y el Gasto Público, con lo que


los mercados -o sea los que los controlan- deciden cada vez más;

-las instituciones apuestan en discurso y orientación por una estrategia de


TICs y de digitalización que se proyecta preferentemente hacia la
Innovación y la creatividad (En el caso de la Unión Europea “Creative

17
Europe 2014- 2020” está dentro de la Estrategia Europea 2020) con
tendencia a sustituir las políticas culturales y comunicativa8.

Parece posible pensar que estamos asistiendo a la emergencia de un quinto


paradigma, que se elabora más desde la sociedad y las resistencias que desde
las instituciones que solo van a remolque y presionadas. Yo lo llamaría de
“cultura compartida” que casa gobernanza y participación; ecosistema
cultural y recurso inmaterial; y diversidad, comunidades e identidad. Un
paradigma en el que tendría un considerable peso la cultura digital y sus rasgos duales
antes definidos. La Administración es desplazada como sujeto de la política. Pero este
paradigma choca con el hoy dominante de “economización de la cultura” en el que las
administraciones siguen empeñadas.

3.2. Un paradigma global alternativo emergente

Se puede formular como hipótesis que ese quinto paradigma naciente de


cultura compartida está conectado a otros desarrollos del contra-discurso social
general pero choca con las resistencias institucionales.

Hay avances en principios que conectan muy bien con la economía de lo


inmaterial y el crecimiento exponencial de los bienes comunes en la era digital,
y que operan como faros, tales como: la Gobernanza participativa; el Estado de
servicios; el Desarrollo Sostenible que evite la depredación y el Maldesarrollo;
el Conocimiento colectivo; el impulso de la creatividad y la innovación; el
derecho a la cultura; la defensa de la Diversidad9 y el desarrollo cultural e
identitario; el Desarrollo Humano desde el enfoque de capacidades (Martha
Nussbaum 1999) y la autonomía personal.

En mayor o menor medida, todos esos temas, han sido asimilados


institucionalmente como “políticamente correctos”, muchas veces para
vaciarlos de sentido, pero ya es un triunfo social que tengan que ser
coordenadas de referencia general.

Cabe hablar incluso de un paraguas de raíz latinoamericana como es el Buen


Vivir que, con ese nombre o cualquier otro, cobijaría todos estos enfoques y
prácticas alternativas al capitalismo financiero.

Es sabido que el concepto occidental de “desarrollo”, ha traído un “mal


desarrollo” (Tortosa, 2008) e impactos ambientales. La propuesta del Buen
Vivir intenta compaginar propuestas diferentes, tanto las contenidas en las

8
El presupuesto previsto por la UE para el periodo 2014-2020 para Europe Creative es de 1800 millones
€. No es una gran aportación en tanto que el programa Media en el período 2007-13 ya fue de 755
millones y el de Cultura 400 millones, lo que hacen 1155 (Rodríguez 2013). Es de temer que la parte
relativa a industrias creativas poco a poco absorba parte de las ayudas que antes se dedicaban a la
cultura y el audiovisual.
9
La diversidad es un concepto más amplio que el de “excepción cultural” aunque no contradictorio con el
mismo. La “excepción cultural” es útil y alegable en el terreno económico (por ejemplo, como línea roja en
el tratado de libre comercio propuesto por Obama a la UE) pero es defensivo, a corto plazo, como
recorrido acotado y excepcional a una norma que se acepta y es inocuo en el plano interior. En cambio, la
Diversidad, es un concepto superior; un principio y un derecho alegable universalmente y en el interior de
cada país (por ejemplo, por las minorías indígenas o nacionales ), estratégico y ofensivo.

18
recientes Constituciones de Ecuador y Bolivia que incorporan el Buen Vivir
como objetivo, principio organizacional o derecho social, como las teorías de
las capacidades de Amartya Sen y Nussbaum, el ecosocialismo, el
“bioigualitarismo republicano” (Ramírez) o el post-desarrollismo (Hidalgo).

Todas ellas tienen en común: una visión no lineal de la historia (no hay por qué
repetir la de occidente), la consideración de la Naturaleza como un sujeto de
derechos, la desmercantilización de las relaciones sociales y la reivindicación
de los aspectos afectivos humanos, el rescate de valores de la vida social (en
algunos países aprovechando la “cosmovisión” indígena o rural) y la separación
entre calidad de vida y bienestar material. Más que un desarrollo alternativo, el
Buen Vivir buscaría construir “alternativas al desarrollo”, dice Gudynas.

Es en esta perspectiva que habría que pensar también las políticas y las
resistencias en cultura y comunicación en la era digital, como una parte de ese
movimiento general reactivo.

3.3. Temáticas transversales en la era digital

Al fondo, la cuestión no es sobre la Sociedad Digital sino sobre Sociedad,


Democracia, derechos sociales, naturaleza, ciudadanía; o mejor, la Sociedda
Digital no es un compartimento separable sin esas referencias. Y la red y la
digitalización son dispositivos tecnosociales con una gran importancia por sus
efectos en la construcción social, en el modelo de gobierno y en los media.

Por muchos motivos -y la red como tal no es el más importante- en nuestra


época los principios o divisas de la Ilustración -Libertad, Igualdad y Fraternidad-
se han redefinido y ampliado con categorías como Diversidad, Sostenibilidad,
desarrollo humano, género…

Su conexión con los dilemas que plantea la red están en la base de los
derechos de cuarta generación que se alimentan de principios como la
neutralidad y no discriminación en la red o el acceso a ellas y al procomún.

Tal y como comentaba Janet Wasko ha habido en la EPICC temas preferentes:


los media y el poder, las empresas transnacionales, la división internacional del
trabajo en cultura, el lugar de los servicios públicos, los derechos de los
periodistas y los creadores… Todos ellos temas vigentes pero que ganan en
complejidad en las sociedades digitales con los derechos de información, de
acceso, transparencia, gobernanza o codecisión.

Vamos a mencionar cuatro aspectos a replantear:

a) La expansión del objeto de las políticas de comunicación y sus


amenazas

Desde la EPICC ayudamos a definir en los 70 las políticas de comunicación,


unas políticas con un doble pie. Por una parte, construir Estados democráticos
conscientes de que el espectro radioeléctrico es un bien público y respetuosos
con el Servicio Universal –entendido como la atención inexcusable a

19
necesidades colectivas, medie o no pago y que comprendía accesos gratuitos
a algunos servicios, precios políticos en otros y con calidad en todos ellos- y
con el Servicio público y con la información. Por otra parte construir un nuevo
orden comunicativo internacional mediante el intercambio igual. Al tener que
sostenerlo desde el apoyo a la producción nacional de información o del
audiovisual, hubo que ampliar la temática para abordar el apoyo crítico a las
industrias culturales y de ahí a la defensa de la cultura desde una política
cultural y comunicativa omnicomprensiva.

El concepto de cultura manejado en esos años, distinto al de civilización10, nos


derivó a un concepto antropológico de cultura (material, simbólico y de
estructuras con agentes en interacción) que incluía los espacios de no
mercado. En los últimos años, el peso que han alcanzado las
telecomunicaciones (TLC) y las redes que tejían, ha exigido ampliar el foco
para establecer algunas reglas que limitaran las tendencias de los mercados
con operadores oligopólicos, muchas veces producto de la privatización de los
servicios públicos de TLC.

Hay en este campo, y con el paradigma de la economización de la cultura,


algunas amenazas a conjurar y que afectarían al rol de la cultura en la
Sociedad Digital puesto que se pretende que sea el mercado quien la gestione
y haciendo de paso que sea un instrumento para la economía y no al revés.

Una primera amenaza es que en las regulaciones vayan juntas infraestructuras


y contenidos, a pesar de que responden a principios distintos. Competitividad,
suficiencia y servicio son propios de las infraestructuras; en cambio, pluralismo,
creación y acceso son específicos de la cultura y la comunicación.

Por ejemplo, en la UE se suelen separar la normativa del audiovisual TV sin


fronteras, programa Media ..) de la de TLCs. La política de TLC en alianza con
el AV se basó en tres pilares en la UE: la libre circulación de los productos
audiovisuales, una estrategia común en tecnologías en claves de convergencia
y el impulso de la industria de programas. Pues bien esta última se va
minimizando. Al albur de la Europa digital y la consideración de los operadores
como prestadores de servicios, se difumina cada vez más la protección de
contenidos y usuarios mediante políticas públicas.

Una segunda amenaza es la identificación de cultura y creatividad y de esta


con la innovación, haciéndolas depender todas de los mercados. Con ello se
diluye la cultura y el rastro de capacidad transgresora que aún le queda para
asignar su relación al mercado, dejando, eso sí, una política cultural “marginal”
para las artes, patrimonio y equipamientos. El hecho de que en el maridaje de
las Industrias culturales y creativas, el 62% de la facturación fue del lado
creativo (publicidad, moda ..) empuja aún más en esa dirección.

Tercera amenaza. ¿Es legítimo que estando protegidos los SP de RTV también
lo estén las plataformas que estos crean desde la red con nuevos servicios
digitales? Ya hay países como Holanda que operan con el no; como si los SP
10
Blanca Muñoz (2005: 307), en cambio, reivindica la cultura como civilización frente a la cultura como
costumbre, identidad o consumo.

20
solo tuvieran sentido con las tecnologías analógicas, a pesar de ser más que
razonable que los contenidos de RTV e información que ya se hacen se
cuelguen en la red (un aprovechamiento de recursos y de escala) y que se
tengan nuevas obligaciones de servicio con los usos a tres pantallas11.

La cuarta amenaza está en los objetivos. En el lenguaje institucional estándar


se utilizan con profusión términos como excelencia, innovación, creatividad y
acceso pero según el acento pueden ser contradictorios. El acento en la
excelencia nos coloca en la meritocracia del mercado; el acento en la
innovación y la creatividad diluye la cultura y, en cambio, el acento en los
usuarios está en la tradición progresista de la igualación.

Por ejemplo, en España en las enmiendas propuestas por la Asociación de


Usuarios de la Comunicación (2013) al anteproyecto en discusión de Ley
General de TLC se reclaman que sean parte del Servicio Universal, el acceso a
la telefonía móvil y a Internet y con velocidades suficientes; o las opciones a
desconectarse de algunos servicios o la petición expresa para la conexión a
otros; el consentimiento expreso para el uso de datos para fines comerciales; la
eliminación de las restricciones a que las administraciones públicas,
especialmente locales, puedan intervenir como operadores en el mercado, el
automatismo en la conservación de un número telefónico salvo que el usuario
no lo quiera.

Hay una quinta amenaza. El neoliberalismo cuestiona la necesidad de políticas


culturales y ya empieza a ser moneda corriente que los propios ministerios de
cultura sean absorbidos por los de educación. Si en su momento la declaración
de la cultura o del audiovisual como ámbitos estratégicos nos retrotraía a la
idea de las políticas nacionales de comunicación de la época del NOMIC, la
nueva tendencia institucional ya teoriza con eliminar subvenciones y limitarse a
la financiación en los casos de proyectos viables con sostén empresarial

Como responder a esas amenazas?

Por un lado es en las resistencias sociales en la parte que hay que confiar más
porque las energías ciudadanas y de las nuevas generaciones apuntan
inequívocamente en dirección contraria. O dicho de otro modo, las
interacciones vigentes en la red favorecen que la realidad vaya en sentido
contrario a las tendencias institucionales: el auge en términos reales y de
imaginario colectivo del procomún, los amplios espacios de no mercado, los
intercambios no monetizados, el rescate del mecenazgo micro
(crowdfunding)…advierten de un choque sociopolítico significativo.

Por otro lado sigue siendo necesario considerar a la cultura y la comunicación


como un sector estratégico en la doble vertiente de ayudas a la creación y a la
difusión y de sostenimiento por políticas industriales al servicio de la cultura y la
comunicación y no al revés. Ello permite plantearse la necesidad de políticas
nacionales de comunicación y cultura con un foco mucho más amplio que en el

11
En el SP cabe la doble perspectiva: cultural (financiación pública) y la parte comercial (mercado). La UE
exige evaluación previa al lanzamiento y ver qué impacto en el mercado (public value test o test de interés
público).

21
pasado y quizás con más oportunidad porque la condición para ello son los
gobiernos progresistas con sensación prestado en el poder y que de hecho
ejercen de contrapoder frente a los poderes fácticos económicos, financieros y
mediáticos tradicionales que cuentan con importantes recursos incluso cuando
pierden las elecciones.

Paralelamente, como los marcos estatales y la gestión territorial en claves de


servicios se han quedado cortos se trata también de pugnar en dirección de
una Gobernanza mundial por encima de ICANN, el Grupo de Trabajo para la
Gobernanza de Internet (GTGI /WGIG) y sus Foros para la Gobernanza (IGF)
la Internet Society (ISOC) (y paralelamente a la UIT-ITU que hoy armoniza
estándares y asignación bandas de frecuencias por espacios territoriales).

Casando en ambas direcciones se trata por lo tanto de retomar el concepto de


democracia cultural con las herramientas ciudadanas que ofrece la Sociedad
Digital.

b) Libertad, Servicio público y mínimos éticos

Hoy hay una condición para la comunicación libre y plena: el rescate de lo


político como condición para afrontar las amenazas haciendo necesarios los
cortafuegos legales. Los fracasos de PIPA en EEUU o de ACTA en el
Parlamento Europeo, que iban en dirección contraria a la comunicación
compartida indican que hay una capacidad de presión de los internautas, pero
los poderosos lobbies de todo tipo –operadores, hardware, servidores, media-
no descansan y pergeñan futuros.

En si mismas lo micro, las conversaciones, no son una fuerza de cambio. Son


como teselas dispersas de un mosaico a recomponer y que expresan
fragmentación ofreciendo una visión caleidoscópica. Pero las comunidades
virtuales sí son focos de sentido y opinión que pueden conectar con el
concepto de ciudadanía y, en ese caso, pueden ser una fuerza formidable.

A ese ejercicio de horizontalidad le acompaña el bajo coste de acceso o del


nacimiento de medias on line.

En cualquier caso el concepto de Libertad de expresión debe primar en las


sociedades democráticas y como hay riesgo de su secuestro por los intereses
particulares de operadores y medias y servicios públicos gubernamentalizados,
se hace imprescindible un doble debate en cualquier país: sobre la libertad de
expresión como tal bajando a su concreción en la era digital con una
institucionalización garantista y sobre la construcción de servicios públicos que
realmente lo sean.

Es sabido que en América Latina el Servicio Público ha emprendido un viaje de


ida positivo mientras que en la UE está de vuelta (Arroyo, Becerra y otros,
2012) y que, en algunos países, se ha empezado a proteger a la RTV
comunitaria y a regular la comunicación o sus abusos12.

12
El último ha sido Ecuador con la Ley Nacional de Comunicación, tras los pasos de Argentina y Uruguay.

22
Otra institución imprescindible son los Consejos del Audiovisual o de la
comunicación –como es el caso de la no gubernamental Superintendencia de
la Información y Comunicación en Ecuador-

c) Bienes comunes y Commons

La mentalidad progresista ha defendido tradicionalmente tanto el SP (ejercido


directamente o indirectamente por las administraciones) como el dominio
público sobre bienes públicos (espacio aéreo, subsuelos, agua..), así como
sobre bienes culturales elaborados desde mimbres de conocimiento colectivo,
al que regresan pasados unos años de rendimientos económicos en
exclusividad, tal y como los definen las leyes de la propiedad intelectual.
Asimismo está en la tradición colectiva el cooperativismo y la autogestión.

La nueva actualidad de los commons o el procomún conecta con esa tradición


pero la revitaliza al plantearla como una forma colectiva, comunitaria, de
gestión que responde a la proliferación de bienes públicos, no rivales ni
excluyentes a los que se acomodan perfectamente los entornos de red. Cabe
concebirlo no solo como una forma de gestión sino también como un derecho
civil (Bollier) que fomenta la creatividad, la riqueza y la comunidad. Es por ello
que se establece un derecho de uso universal, pero desde reglas socialmente
definidas y aceptadas y reglas autodotadas que pueden ser muy diferentes en
unos lugares u otros para que el usufructo colectivo sea viable y ordenado
(Heindrich 2012)13. La autogestión define los modos, como ya ocurriera
históricamente con los montes y bienes comunales.
Es un modelo para gestionar recursos basados en la comunidad y su
circulación en una “economía del don” siendo también una “estrategia exitosa
de construcción de capacidades para un colectivo humano” (Lafuente). Todos
pueden acceder al procomún. “El procomún son espacios institucionales en los
que los agentes pueden actuar libres de las restricciones específicas
requeridas por los mercados” (Benkler 2003) aunque también estén sujetos a
algunas restricciones, eso sí, diferentes a los de la propiedad.

Se ha demostrado hoy que invita a la innovación permanente. Y Benkler


plantea que lo comunal hay que llevarlo incluso a una infraestructura básica
común junto a la infraestructura propietaria. “ Tal infraestructura común se
extenderá de la misma capa física del entorno de la información a sus capas
lógica y de contenido (..). Debe haber alguna porción de cada capa que cada
uno pueda usar sin pedir permiso a nadie más. Esto es necesario para que
haya siempre abierta una vía para que cualquier persona o grupo articule,
codifique o transmita lo que él, ella, o ellos quieran comunicar, no importa lo
marginal o invendible que pueda ser”.

En mi opinión es dudoso que esa infraestructura comunal puede realizarse sin


apoyos públicos o inversiones privadas en todos los puntos de la red, aun más
dudoso que pueda renovarse tecnológicamente al ritmo de las infraestructuras

13
El procomún es una ordenación institucional o una gobernanza para gestionar el acceso a la
disposición de unos recursos, ajena al control exclusivo o a la propiedad de una persona o entidad jurídica
estando a disposición general o de un grupo, a través de unas reglas.

23
propietarias con el riesgo de quedarse como una infraestructura para pobres.
En cambio si es más que posible en los extremos y nodos de la red.

Ante el abuso que muchos gobiernos han realizado sobre los SP hay
posiciones en las redes sociales que los denuestan y los contraponen a los
bienes comunes entendiéndolos de naturaleza superior. No es muy coherente.
Se olvidan que los SP responden políticamente ante la ciudadanía, sus
finalidades son proactivas y son una conquista de las sociedades
democráticas, mientras se van afinando reglas de vigilancia en claves de
trasparencia, misiones y rendición de cuentas. No hay que contraponerlos al
procomún que es una gobernanza sobre bienes públicos de otra naturaleza.

Los commons son un depósito colectivo que nadie puede apropiarse en


exclusividad salvo que una elite tuviera la fuerza para hacerlo. Históricamente
la industria cultural se apropiaba de la asequibilidad del conocimiento en forma
de libros o discos para el mercado y el Estado debía invertir en servicios
bibliotecarios o de RTV para socializar un conocimiento colectivo apropiado.
Requiere así una vigilancia intensa, un esfuerzo aunque, históricamente y
pedazo a pedazo, ha ido reduciéndose hasta hoy.

Hoy el capital humano cognitivo ha crecido de manera exponencial y comparte


diariamente saberes ampliándose cualitativamente los espacios de no mercado
a escala local y global, hasta el punto de generar líneas tecnológicas
específicas como es el caso del sistema operativo GNU/Linux y del software de
fuente abierta (open source) o de los softwares libres o compartir espacios de
conocimiento (Wikipedia), con instrumentos de búsqueda como el Open
Directory Project o la producción y archivos compartidos entre iguales (peer-to-
peer) o información sensible en claves de transparencia (Wikileaks), los foros
abiertos (slashdot) y las listas, redes inalámbricas o la Licencia Pública General
(General Public License, GPL) para software libre, las web colaborativas…

Claro que eso no resuelve el problema de los espacios de mercado que


pugnan por imponerse sobre títulos y autorías con el aura de la calidad o al
menos de la exclusividad y que también deben ser objeto de regulación. Lo
lógico al respecto sería facilitar mecanismos de rentabilidad que sigan
animando a la creatividad pero lejos del modelo especulativo que han impuesto
las leyes tradicionales de Propiedad Intelectual14 y que ahora se pretenden
reforzar, llevándola incluso al ámbito penal.

Pero además del SP y del procomún hay que reivindicar los espacios mixtos,
ya sean de colaboración público-privada, como de propiedad o economía social
o comunitaria como las cooperativas, o los espacios privados y sociales de
cercanía como las RTvs de proximidad o ya no digamos de iniciativa social
como las RTVs comunitarias o de producciones sindicadas y pluriutilizadas
entre distintos. Son espacios de articulación de lo social que van más allá de
los accesos o de los usos para ser generadores de información u opinión
cualitativa y cercana, generadores de comunidad.

d) Neutralidad en la red y otros principios


14
Ver una crítica en Zallo (2011: 279-300).

24
Las filosofías más polarizadas en el campo telecomunicativo son la liberal (no
regulación, el mercado decide y es eficiente, no extender el servicio
universal…) y la democrática y progresista (corregir desigualdades, servicios
universal y público extensos, autonomía y libertad de las personas, educación
para la red ya desde el sistema escolar, el ciberespacio como espacio no
propietario, estímulos a la cibercolaboración, la información compartida como
un bien no rival -clon múltiple- y no excluyente, interés por promover bienes
comunes o el procomún en usufructo colectivo).

Hay varios elementos en las redes directamente derivados de las tradiciones


de la comunicación analógica y que han de tener su espacio en las
comunicaciones electrónicas.

Así la permanencia de servicios públicos en todas las escalas de las


administraciones y en forma sea de portales de amplio espectro, sea de
iniciativas municipales -de gestión directa, privada o mixta- a costes asequibles
en banda ancha mediante cable (en el caso español de cable coaxial HFC
mejorada con electrónica DOCSIS o de fibra óptica FTTH con electrónica
GPON) ofreciendo multiservicios de telefonía, comunicación, red y TV.

Igualmente la promoción de operadores comunitarios no ya analógicos sino en


la red en general y en las redes locales en particular.

Las necesidades de información veraz y plural también tiene su asiento en el


ámbito digital lo que solo puede lograrse con tres focos: su amplia generación
desde múltiples medios on line; la obligatoria autorregulación y corregulación
de los agentes incluyendo el compromiso de atender algunas obligaciones de
interés general; y la supervisión de la diversidad y el pluralismo interno y
externo con el respeto a la veracidad desde un consejo independiente
regulador y sancionador que si en algunos países ha estado centrado en el
Audiovisual se trataría de ampliar sus operaciones de chequeo a ciertas
funciones de la red (formas publicitarias, menores, informaciones directamente
falsas….) y a la separación de propiedad y gestión de contenidos y gestión de
redes para evitar que haya operadores que controlen la parte principal de la
cadena de valor. Otra posibilidad podría ser un consejo específico
independiente en cada país que garantice un internet libre, abierto y plural.

Se trata de lograr mediante normativa que no haya posiciones dominantes en


ningún punto de la cadena y que cuando haya pocos agentes lo hagan en
competencia animando en el ínterin a que aparezcan nuevos agentes en claves
de diversidad.

Junto a la expansión del concepto de Servicio Universal a las comunicaciones


electrónicas y a la telefonía móvil y el mantenimiento del espectro radioeléctrico
como bien público también se trata de mantener unas redes abiertas, libres,
accesibles (Carbonell 2012: 23) y asequibles.

Pero quizás sea el concepto de neutralidad de la red el que esté siendo más
conflictivo, menos con el criterio como en el grado de protección y excepciones

25
que se plantean respecto al mismo. Entenderlo como derecho de cuarta
generación lo convertiría en principio de políticas públicas tanto nacionales
como globales. El principio se deriva de la separación de infraestructuras y
accesos respecto a los contenidos, lo que conllevaría un trato igual y no
discriminatorio en la circulación de contenidos, o en el acceso a los sitios y
plataformas elegidas por el usuario.

Se trataría de interpretarlo en distintos sentidos: accesos adecuados incluidas


toda clase de aplicaciones y dispositivos; privacidad; no discriminación de
contenidos o de usuarios o de sitios; no bloqueo de servicios legítimos; no
arbitrariedad en las velocidades; y obligaciones tasadas de todos los
intermediarios (proveedores de acceso y servicios, servidores y plataformas).

Claro que todo ello implica varios principios: la libertad de comunicación, el


pluralismo de oferentes y la competencia en el mercado, evitando exclusiones
o resultados de monopolio u oligopolio.

Habría que evitar que se configuren dos autopistas distintas con reglas distintas
o se restrinjan tiempos de uso aunque, en cambio, entra dentro de lo razonable
que las velocidades tengan relación con las tarifas o que no se demoren ciertos
paquetes por razones técnicas (videos, juegos). La clave está en las
inversiones que permitan unas comunicaciones fluidas incluyendo unos
mercados regionales de TLC que acaben con los problemas del roaming o
iterancia).

La Doctrina institucional está en evolución. Así la FCC de EEUU en 2010


establece los criterios de transparencia, no bloqueo y no discriminación
injustificada de los proveedores de banda ancha, término éste el de
“injustificada” muy impreciso. En Europa, sede antaño del concepto de SP, es
aún más ambiguo. Aunque el Comité de Ministros del Consejo de Europa en
septiembre de 2010 insistió en el “valor de servicio público”, la Agenda Digital
para el 2020 ha influido en que el principio de neutralidad de la red se cuelgue
de la competencia y la libertad de elección del usuario sin que se garantice un
acceso abierto a un precio razonable y venga a admitir medidas de gestión de
tráfico que quedan al arbitrio de las autoridades nacionales. Chile antes y
Argentina después han asumido un criterio más preciso.

4. Conclusión: algunos ejes para una política integral en el inicio de la


era digital

De todo lo dicho cabe sintetizar algunas prioridades en política cultural y


comunicativa:

-La reclamación de centralidad para la política cultural y comunicativa; las


apuestas nacionales y locales estratégicas en cultura y comunicación por
razones culturales, económicas y políticas, con apoyo económico a la
producción propia, especialmente digital y al empleo; el acento en la educación,
la distribución y el intercambio; los apoyos industriales; y la financiación fácil y
adecuada.

26
- La democratización de las comunicaciones, lo que incluye a los derechos
sociales a la información y la comunicación (educación, acceso, trasparencia y
neutralidad de la red) y, paralelamente, a los derechos de los creadores y de
los profesionales de la información de poder vivir de su trabajo de tal modo que
sea posible su alianza con los internautas.

-El impulso de la comunicación comunitaria y no lucrativa y de proximidad.

-Impulso del procomún con apoyo en las infraestructuras abiertas así como en
la capa lógica y en la de contenidos.

-Extensión de los conceptos de Servicio Universal y de los Servicios Públicos


en la era digital.

-Los frenos a la concentración (Mastrini y Becerra 2009) a escalas locales,


nacionales y globales mediante regulaciones.

-Gobernanzas múltiples, incluidos Consejos Independientes del AV y de la red,


a escalas territoriales, y una gobernanza global mediante una autoridad
mundial.

27
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29
ANEXO

CUADRO COMPARATIVO DE CULTURA ANALÓGICA Y DIGITAL

CULTURA ANALÓGICA CULTURA DIGITAL


I. Modos de producción
de Comunicación,
Información y Cultura (Lógicas
económica y social)
Morosidad en la circulación de la información (industrial) Alta velocidad (postindustrial)
Mejoras y saltos tecnológicos. Innovación acelerada, permanente, turboalimentada en el núcleo
Innovación como input (Sociedad del conocimiento) y externalizada (outsourcing).
Innovación como output
Materialidad, fijación en forma de mercancía física o Inmaterialidad, generalización de la forma servicio (privado,
servicio colectivo o público) y virtualidad
Acceso acotado a unidad o flujo. Media el soporte o el Acceso flexible. Conectividad, interactividad, usos grupales
aparataje de acceso; uso individual
Producción masiva y gamas segmentadas en dos tipos de Gigantesco almacén y extensión generalizada combinada con
ofertas: cultura de masas y cultura culta espacios exclusivos, privativos (se mantiene la segmentación)
Oferta en busca de clientes Clientes viajan por los almacenes (paseante, viajero) y los
(potencial consumidor) almacenes en busca de perfiles
Usuario receptor y despegado de la tecnología y la Usuario con apropiación tecnológica y eventualmente productiva.
producción Se sitúa en el centro pero no dispone del control. Evolución desde
el internet del webmaster al internet de aplicaciones e información
añadida por el Usuario (web 2.0, proveedor de contenidos, blogs,
p2p, portales de videos caseros.. participación).
Cadena de valor desde creación y producción a acceso. Se acortan y solapan fases y se implantan algunas formas
Estanqueidad generativas colectivas mediante redes
Separación y prestigio del trabajo creativo Quedan pendientes el valor y reconocimiento de las profesiones en
medio de una gran desvalorización del capital cognitivo humano
Intermediaciones caras Desintermediaciones físicas y reintermediaciones digitales
Amplios costes materiales y economías de escala Caida de costes y precios de conexión
Producción taylorista Producción flexible e inmaterial
Costes acumulativos Abaratamiento
Barreras de entrada a la inversión Barreras de marca
Previsibilidad y planificación Incertidumbres en todos los planos

30
Economías de escala con modelos de negocio estables Crisis de los modelos. Economías de red, club, atención y
experiencia

Distribución especializada Plataformas y multiplataformas


Predominio de industria de contenidos Desplazamiento por los “señores de las redes” y doble naturaleza
de la propia red: comercial y libertaria
Modelos de negocio estables Crisis de los modelos y dudas sobre viabilidad del sistema (Eli
Noam). Si es alto el coste marginal no hay estímulo, y si es bajo y
no monetiza
Industrias culturales articulan el conjunto de la cultura Se pretende dar ese rol a las “Industrias culturales y creativas” o a
las industrias creativas entendidas como un todo y de plena
rendición al mercado
Exclusividad de la economía capitalista también en las Igualmente dominio capitalista en “industrias culturales” y
Industrias culturales exclusividad en las añadidas “industrias creativas” (diseño,
creación publicitaria, software cultural..) pero proliferación
defensiva de experiencias de procomún y economía compartida
con sentido del valor de uso en un marco de dispersión de
herramientas digitales
II Contenidos
Importancia de los contenidos Sobreabundancia, diversificación formal (multimedialidad), internet
como red de todos los media y sistema-red específico.
Desvalorización de la mayoría, con sobrevaloración de algunos
contenidos.
Información amplia Multiplicación exponencial de la información
Procomún histórico y apropiación Inmenso procomún pero amenazado, al igual que las
rentabilidades. Mentalidades analógicas restringiendo
oportunidades digitales. Se impone revisar el lugar de la Propiedad
Intelectual
Bienes privados y públicos según su rivalidad y Propensión general a bien público (no rival, no excluyente) por
exclusividad (rival/no rival/, excluyente/no excluyente) tendencia a coste cero por unidad distribuida y fondo común.
Inadaptación sistémica
Texto lineal y lógica expositiva secuencial Hipertexto mediante navegación y lógica expositiva combinatoria e
hipertextual
Soportes y ventanas distintas o preferentes Multisoporte y multiventana
Cultura (ilustrada y racional) La Ilustración y la modernidad redefinidas. Contenidos mix en
forma de transmedia y transformatos

31
Cultura pasada por la crítica Cultura líquida, asociativa, de entrada y salida, importancia de
destrezas
Expresividades formales acotadas y formatos específicos Mix expresiva y transformatos
Cultura-poder e integración Cultura speed y kleenex y no conflictiva

Universalidad totalizante y prescriptiva Universalidad no totalizante ni prescriptiva (Pierre Levy) pero hay
lógicas dominantes (liberalismo y miedo) construidas desde unos
poderes que se invisibilizan
III Agentes
Modelo de capitalismo multinacional fordista y postfordista: Modelo de capitalismo financiero, global y cognitivo (inmaterial) con
empresa transnacional como base importante peso de los “Señores de las redes” globales:
proveedores de servicios (Amazon, Apple), plataformas (Facebook,
Youtube), buscadores (Google), aparataje (Microsoft, Samsung).
Dominio en contenidos culturales de los agentes que El usuario por compartición pincha la burbuja negándose a pagar
ostentan la Propiedad Intelectual por contenidos unitarios
Centralidad de editores, prestadores de servicios (los Por el momento dominio de fabricantes, gestores de redes y
media son editores y programadores como gatekeepers gestores de servicios (buscadores y plataformas) por encima de
internacionales y nacionales) y titulares de derechos titulares de derechos de PI, prestadores de servicios y usuarios
(ganan relevancia)…. Hay vulnerabilidad como sociedades
vigiladas.
Sistema mediado por las industrias culturales y media Se multiplican los focos y centros de gestión de la Opinión Pública:
(gatekeepers y separación de negocios aunque algunas descentralización y dificultad para articular los discursos
empresas son plurimedia). Son motores los editores dominantes. Son marcos los centros de gestión de redes en alianza
/programadores/ y Propiedad Intelectual temporal con los internautas. Ha descendido la potencia de los
motores mediáticos y se diversifican (prensa on line)
Gestión central del espacio comunicativo por los Media El peso de los media decae ante los señores de las redes globales
convencionales y , en parte, las otras fuentes sociales. Competencia de
plataformas, redes sociales, social media.
Los media: crean espacio de opinión pública y son El ciberespacio dialógico, como nuevo espacio social y público
prescriptivos para las agendas insertado, añade agendas múltiples a los medias. La interacción
social reestructura el sistema de información y, en ocasión de
conflictos, pueden imponer su agenda. Omnipresencia de las
redes, trend topics efímeros con empoderamientos desde algunos
ámbitos
Jerarquía entre el creador y el usuario. El nexo: las reglas Flexibilidad y abundancia de la producción amateur y consumos
del gusto productivos: contenidos generados por usuarios

32
Minorías excluidas Minorías comunicadas. Surgimiento y oportunidad de los
movimientos sociales tecnológicamente competentes para difundir
mensajes y articular respuestas
Concentración transnacional y nacionales Concentración global de pocos en uno (Amazone, Facebook) o
varios ámbitos (Google, Apple)
IV. Interacciones sociales y
usos
Homo analogicus Sociedad del Conocimiento desigual y Homo conectatus: la
virtualidad como nueva destreza humana
Hogar – castillo- Espacio domestico privado (privacidad) Ciber hogar interconectado, interferido (con privacidad limitada),
vigilado y emisor: como parte del espacio público no político pero
también de control
Compartimentación de espacio doméstico y espacio Mestizaje de espacios
público
Verticalidad… también en Administracion , ciudad, Horizontalidad…también en e-administración, smarts cities, e-
escuela escuela
Espacio y tiempo: localización y cronos Deslocalización de uso y usuario, asincronía y ubicuidad.
Instantaneidad de acceso
Identidades geográficas, generacionales Identidades virtuales y múltiples añadidas a costa de la relación
presencial aunque solapada con ella
Identidad personal y anonimato mediático Identidad digital gestionada por empresas tecnológicas (y
avatares): transparencias peligrosas
Estratificación con correcciones Estratificación con permeabilidad
Individualidad/masa: Individualismo Individualidad colaborativa (individualismo con compartición) e
interacción colectiva por afinidades (comunidades débiles como
cierre en falso a sociedad de conflictos) y delegación tecnocrática
(¿sociedad cerrada o abierta o ambas?)
Sociedad como un todo (nacional) y jerarquía Y Sociedad en red pero default power (poder por defecto) de
pocas empresas hegemónicas (un cambio de parámetros o
protocolos de las redes afectarían a todos): vulnerabilidad
Brecha cultural y comunicativa Se reduce por oportunidad de accesos pero Brecha digital añadida:
interconectadores, interconectados, enganchados y
desconectados. ¿nueva estratificación social? Es más intensa a
escala internacional
Especialización/ formación segmentada Generalización educativa y destrezas transversales (bastante)
generalizadas

33
Comunidades convivenciales Se cruzan con comunidades virtuales más superficiales y
compulsivas
Geografía Globalidad del ciberespacio con geografía
V Poderes, regulación y
políticas en CIC
Democracia representativa y Sociedad del Bienestar o Democracia representativa se generaliza pero incertidumbres:
del Medioestar alejamiento del sistema de poder, vaciamiento representativo y
desactivación del Estado del Bienestar. Contestaciones por una
democracia participativa e interés creciente en la res publica
Poder político decisorio (interventor o regulador) Poder político dependiente de los lobbies financiero y tecnológico..
aunque sujetos a conflicto de autoridades (acuerdo Francia –
Google) y a contrapoderes sociales en la calle y en la red
Compartimentación entre local, nacional e internacional Compatibilidad entre globalidad, cercanía y vínculo. Comienza a
casar la diversidad con los valores compartidos cosmopolitas
Paradigma de democratización y economicismo Paradigma desinstitucionalizado de democratización de accesos y
de la creación y la producción
Regulaciones amplias Desregulaciones y conflicto en: privacidad, Propiedad Intelectual –
Bienes comunes, libertad de expresión
Servicio público, prácticas socioculturales y mercado Pugna entre espacios públicos y mercados (servicio público en
descenso; extensión de prácticas socioculturales; pugnas de usos
abiertos con agentes económicos y problemas para el mercado de
contenidos)
Rol de Servicios públicos Incertidumbres sobre el SP tanto desde el lado neoliberal como de
algún sector contestatario adanista que lo cree solo de interés del
Estado y le contrapone el procomún
Fuente Elaboración propia R. Zallo

34

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