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Estrategias de intervención socioemocional ante ataques de pánico durante

cuarentena por COVID-19 para apoderados y profesionales de equipo PIE

Debido a la crisis sanitaria por COVID-19 que atravesamos desde marzo del presente
año, hemos tenido que hacer frente a diferentes situaciones socioemocionales que
hemos ido atravesando a lo largo de este periodo. Muchas veces nos hemos visto
atrapados por nuestras emociones al contemplar situaciones a las que no estábamos
acostumbrados a lidiar diariamente, es por esto, que hoy presento diferentes estrategias
de contención emocional y autocuidado para abordar con alumnos, familia y equipos de
trabajo.

¿Cómo calmamos los miedos los adultos?


Debemos tener en cuenta estos pasos, ya que es fundamental que, en momentos que el
niño requiera de nuestro apoyo, nos encontremos en calma con nosotros mismos para
poder brindar la mayor y mejor contención posible.
Mantenga las mismas rutinas: mantener cierta estructura es importante. Dentro de lo
posible, trate de asegurarse de que los niños todavía tienen estructura, por ejemplo:
levantarse, comer y acostarse en sus horarios habituales. La constancia y la estructura
mantienen la calma en momentos de estrés. Los niños, particularmente los más
pequeños o los que son ansiosos, se benefician al saber qué va a pasar y cuándo.
Sea creativo con nuevas actividades y ejercicios: Incorpore nuevas actividades en su
rutina, como hacer un rompecabezas o tener un juego familiar en la noche, generar listas
de actividades artísticas y artesanales, proyectos científicos, juegos imaginarios,
actividades musicales, juegos de mesa, proyectos domésticos, etc.
Maneje su propia ansiedad: Es completamente comprensible estar ansioso en este
momento (¿cómo podríamos no estarlo?), pero la manera cómo manejemos esa ansiedad
tiene un gran impacto en nuestros niños. Mantener sus preocupaciones bajo control
ayudará a toda la familia y alumnos a navegar esta situación incierta tanto como sea
posible. Para esos momentos en los que se siente ansioso, trate de evitar hablar de sus
preocupaciones frente a los niños. Si se siente abrumado, retírese y tómese un descanso.
Podría tomar una ducha o salir a otra habitación y respirar profundamente.
Limite el consumo de noticias: Mantenerse informado es importante, pero es una
buena idea limitar la cantidad de noticias e información en redes sociales que lee,
escucha o ve, y tienen el potencial de alimentar su ansiedad y la de sus hijos.
Manténgase en contacto virtual: La socialización juega un papel importante en la
regulación del estado de ánimo y lo mantiene conectado. Permita que los niños usen las
redes sociales (dentro de lo razonable) y Skype o FaceTime para mantenerse conectados
con sus amigos y compañeros, incluso si por lo general no se les permite hacerlo. La
comunicación puede ayudar a los niños a sentirse menos solos y a calmar parte del
estrés que provoca estar lejos de sus amigos.
Mantenga a los niños informados, pero de manera simple: Hablar con los niños de
una manera clara y razonable sobre lo que está sucediendo es la mejor manera de
ayudarlos a comprender. Pero, a menos que los niños pregunten específicamente, no hay
razón para ofrecer información de manera voluntaria que pueda preocuparlos.

Estar pendiente de cambios conductuales: Si los niños presentan actitudes más


demandantes de lo habitual, se muestran desafiantes o se comportan de manera
nerviosa, pueden en realidad sentirse ansiosos. Elija un momento tranquilo y sin
distracciones, pregúnteles suavemente cómo se sienten y asegúrese de responder a los
arrebatos de una manera calmada, constante y reconfortante.

Acepte y pida ayuda: Las tareas y cuidado de los niños deben ser compartidas. En casa
se debe distribuir las tareas y el cuidado entre la familia, por ejemplo, los adolescentes
podrían ayudar a cuidar a los hermanos menores cuando ambos padres tienen que
trabajar. La mayoría de los niños pueden poner la mesa, ayudar a mantener limpios los
espacios comunes, lavar los platos o sacar la basura. Incluso los niños pequeños pueden
aprender a recoger sus propios juguetes. Trabajar en equipo ayudará a toda su familia a
mantenerse ocupada y a asegurarse de que ninguna persona esté abrumada. En cuanto al
trabajo con niños, se debe tener en cuenta que generalmente este se lleva a cabo en
equipos de trabajo, por lo tanto es necesario tener conocimiento de nuestras capacidades
y solicitar ayuda de colegas si la situación lo amerita.

¿Qué hacer si los niños o algún integrante de la familia presenta ataques de


ansiedad?
Los síntomas de un ataque de ansiedad pueden ser:
 Dolor o molestias torácicos
 Sensación de asfixia
 Mareo, inestabilidad o desmayos
 Miedo a morir
 Miedo a volverse loco o a perder el control
 Sentimientos de irrealidad o de extrañamiento en relación con el propio entorno
 Sofocos o escalofríos
 Náuseas, dolor de estómago o diarrea
 Entumecimiento o parestesias
 Palpitaciones o aceleración de la frecuencia cardíaca
 Sensación de ahogo o de falta de aire
 Sudoración
 Temblores o agitación

Nos basaremos en el modelo ABCDE de primeros auxilios psicológicos, el que se


implementa cuando una persona sufre de alguna crisis y se requiere de contención
psicológica inmediata. En este caso debemos aplicar:

 Escucha Activa.
 Reentramiento de la (B)entilación.
 Categorización de las necesidades.
 PsicoEducación.
 Derivación a redes de apoyo.
Escucha activa
Debemos tener en cuenta que al momento de ser conscientes que el niño presenta una
crisis de angustia, al momento de comunicarnos con ellos, existen 2 opciones, que el
niño quiera, o no quiera comentar el porqué de la situación inmediatamente. Es
necesario proporcionar el espacio necesario para que el niño se exprese de manera
espontánea sin presiones. Debemos tener especial cuidado en no caer en el impulso de
“hacer algo” por quien esta atravesando la crisis. En este caso el lenguaje corporal es
fundamental para transmitir comprensión y empatía.
Lo que se debe hacer:
 Hágale entender al afectado que está escuchándolo.
 Resuma las causas del sentimiento utilizando el estilo del relato y considerando
las palabras referidas por el afectado (parafrasear). Asienta con la cabeza o diga:
“mmm...claro, sí” otra alternativa: “entonces me dijiste que…” y posteriormente
repite lo que la persona ya le comentó.
 Tenga paciencia con el relato, sin preguntar por detalles que la persona no ha
referido.
 Tolere los espacios de silencio, la pena o el llanto.
 Permanezca cerca a la persona, sentado a su lado y mirando al rostro. Sólo toque
a la persona en actitud de apoyo si está confiado de que será bien recibido por
ésta. Puede preguntarle si le incomoda.
 Utilice técnica reflejo, adoptando posturalmente una actitud similar a la del niño,
que le comunique que usted está en la misma “sintonía afectiva”. Hágale saber
que comprende su sufrimiento y que entiende que se puede estar sintiendo muy
mal, sin ser autoreferente.
Lo que NO se debe hacer:
 No se precipite a decir algo inapropiado “por hacer algo”.
 Si es señalado, pregunte por la situación de otras personas si es el caso. Por
ejemplo: no cuente la historia de otra persona o la suya propia.
 No juzgue lo que la persona hizo o no hizo, sintió o no sintió: “no debiste haber
hecho eso…” “no debiste sentirse así…”.
 No se distraiga.
 No mire el reloj ni mire insistentemente hacia otro lado.
 No se apresure a dar una solución
 No toque a la persona si no está seguro de que sea bien recibido.
 No minimice ni dé falsas esperanzas: “puedo asegurarle que usted va salir
adelante” “Dios sabe por qué hace las cosas” “todo pasa por algo” “no hay
mal que por bien no venga” “no te preocupes… eres joven, y ya vas a ver que
vas a encontrar pareja pronto” “ahora tiene un angelito que la cuida”
“afortunadamente no fue para tanto”.
Anteriormente se indicó que algunos de los síntomas de un ataque de ansiedad pueden
tener que ver con el sistema respiratorio, por lo que debemos dar paso a la segunda
indicación:
Re-entrenamiento de la (B)entilación
Diríjase al niño y dígale: “Ahora ensayaremos el re-entrenamiento de la respiración:
consiste en inspirar, exhalar y luego esperar un momento con los pulmones vacíos
hasta volver a inspirar… lo importante es la pausa luego de vaciar los pulmones”.
Proponle que entrenarán juntos la respiración, donde irás dando el ejemplo con tu
cuerpo. Indícale tomar una postura cómoda donde se puedan sentirse relajados, si es de
ayuda pueden cerrar los ojos o mirar un punto fijo.
Una vez listos indica que debe inhalar durante 4 segundos, retener durante 4 segundos y
exhalar durante 4 segundos. Repetir el ejercicio hasta aproximadamente 10 minutos.
Luego explique la lógica del ejercicio: “La forma como respiramos modifica nuestras
emociones. Cuando botamos el aire nos relajamos más que cuando inspiramos (al
contrario de lo que se suele creer), por lo que podemos entrar en un estado de calma si
prolongamos el tiempo en que nuestros pulmones están vacíos…”. Es importante que el
niño sepa y comprenda el porqué realiza esta acción.
Una vez ya mas calmada la situación, donde el niño pueda comunicarse y/o expresarse
de mejor manera, pasamos al siguiente punto.

Categorización de las necesidades


Luego de una crisis, es necesario identificar las necesidades del niño para poder
reconectar con sus emociones y sentimientos. Es por esto que utilizaremos nuestros
propios recursos para hacer frente a la crisis por la que se está atravesando.
Comenzaremos escuchando el relato e identificaremos las preocupaciones del niño,
podemos decir “¿qué te preocupa o necesitas ahora”, “¿puedo ayudarte a
resolverlo?” Es importante que, como se menciona anteriormente, se dé el espacio
suficiente para que el niño se sienta preparado para hablar, es importante dar el espacio
para que el niño exprese sus emociones.
Por otro lado, lo que debemos evitar, es decidir nosotros cuales son las necesidades del
niño y resolverlas en el mismo momento sin tomar en cuenta cual es la necesidad mas
urgente a resolver. En este caso, podemos decir: “¿Cuál cree que es el problema más
importante de resolver primero?” “Obviamente son muchos problemas juntos que
sería bueno ordenar para ir uno por uno… si quiere puedo ayudarle a hacerlo”.
“Entiendo que se sienta sobrepasado. Veamos si podemos identificar al menos tres
cosas sobre las que tiene actualmente control para focalizarnos en ellas”.

Derivación a redes de apoyo


 Durante este periodo de pandemia, las principales situaciones que aquejan a los
niños pueden ser:
 No ser a parientes cercanos.
 No tener contacto con amigos y/o compañeros de escuela.
 No poder salir a jugar al aire libre.
 Temer por la salud de algún familiar (generalmente de los abuelos).
 Exceso de información sobre los síntomas y resultados de contraer COVID-19.
Es por esto que es de gran importancia mantener el contacto virtual con personas
cercanas al niño, ya sea por llamada y/o videollamada. Hacer que el niño se mantenga
en contacto con sus seres querido le hará sentir seguro y tranquilo al constatar que sus
cercanos se encuentran bien. Se recomiendo que cada vez que el alumno tome control
de las redes sociales ya sea para clases online o mantener contacto con otras personas,
esto sea supervisado por un adulto evitando que el niño se encuentre con información
que podría afectarle de acuerdo al acontecer mundial actual.

PsicoEducación
Si bien es recomendable acceder a un profesional de la salud mental, muchas veces el
acceso a ello es un poco difícil, por lo que en momentos de crisis tanto apoderados
como el equipo educacional deben tener en cuenta qué conducto seguir paso a paso.
Esta sería la ultima etapa de la contención, la psicoeducación, durante este paso es
importante guiar al niño a comprender que lo que siente en esos momentos es
totalmente normal. Durante esta crisis sanitaria es normal sentirnos abrumados, ansiosos
y desesperados por volver en el tiempo y que todo sea como antes, pero durante este
proceso, lo importante es ser resilientes y saber enfrentar los obstáculos que se nos van
presentando.
Es por esto, que es muy importante que usted normalice aquellas reacciones
emocionales que –aunque por cierto incómodas– son normales en situaciones de crisis,
como “flojera” emocional, dificultad para pensar, insomnio, angustia, entre otras. De
esta manera el niño no interpretará lo que le ocurre como una señal de estar “perdiendo
la cabeza” o “que va a morir”. Enfatícele que lo más probable es que el malestar que
siente se vaya pasando sin necesidad de ayuda en algunas semanas, muéstrele cómo
ayudarse a sí mismo y a sus conocidos, cuáles son las señales de alarma, y qué hacer si
aparecen.
Ante estas situaciones, utilizaremos frases como:
“Todas esas sensaciones que está experimentando son muy comunes después de una
experiencia así. Nunca habíamos pasado tanto tiempo en casa, pero la mayoría de las
personas que han vivido una situación tan estresante las presentan por días e incluso
semanas, pero luego se van yendo. No significan que esté perdiendo la cabeza o que
sea débil, esta situación es momentánea y pronto podremos salir a visitar a nuestros
familiares y amigos”.
“Durante estos días me preocuparé de ti, y vamos a pasar un tiempo de relajo junto a
su familia (o compañeros de clase) que puede ser muy útil durante estos días difíciles”.
Por último, es importante tener en cuenta que, si la aparición de ataques de angustia se
vuelve frecuente, no se debe dudar en buscar ayuda profesional, ya sea del cesfam más
cercano si los síntomas físicos son muy intensos, un psicólogo clínico experto en el área
o ya sea un psiquiatra infantil. Nunca se debe temer buscar ayuda, no se deben de
minimizar los síntomas que presente el niño, la búsqueda de ayuda oportuna es la más
efectiva.

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