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Oceanía es un continente insular de la Tierra constituido por la plataforma continental de

Australia, las islas de Nueva Guinea, Nueva Zelanda y los


archipiélagos coralinos y volcánicos de Melanesia, Micronesia y Polinesia. Históricamente se
consideró que Insulindia también formaba parte de Oceanía.2 Todas estas islas están
distribuidas por el océano Pacífico. Con una extensión de 8 542 499 km²,1 se trata del
continente más pequeño del planeta Tierra.
En otros modelos continentales, en particular en los de habla inglesa, se usa Australia en lugar
de Oceanía,3 pero en este caso su definición no incluye las islas del Pacífico. En los de habla
portuguesa se considera que el límite entre Asia y Oceanía es la Línea de Wallace, por lo que
Timor Oriental es parte de Oceanía. Otros van más allá y consideran que toda Insulindia es
parte de Oceanía.4 Inversamente, en otros modelos se utiliza el término de Oceanía para
designar el conjunto de todas las islas del Océano Pacífico.
Los primeros pobladores humanos de Oceanía procedían del Sudeste de Asia. De ellos
descienden los actuales papúes y nativos australianos, los cuales probablemente debieron
alcanzar al continente Sahul usando balsas primitivas. Los restos fósiles más antiguos podrían
ser los del hombre de Mungo en Nueva Gales del Sur (Australia), con unos 42 000 años de
antigüedad7, así como los restos arqueológicos de Bobongara en la península de
Huon (Papúa Nueva Guinea), con unos 40 000 años.8 Por otro lado, las pruebas
arqueológicas del uso de plantas en las montañas de Nueva Guinea9 y las pruebas genéticas
poblacionales en nativos australianos y papúes, coinciden en que el poblamiento de Sahul
debió llevarse a cabo hace unos 46 000 años.10
Hace 33 mil años se habría colonizado la isla de Nueva Irlanda (Melanesia) y hace 28 mil
años la isla Buka (Islas Salomón del Norte).11 Hace 18 mil años Nueva Guinea y Australia
formaba una única masa de tierra poblada por seres humanos, posteriormente la subida del
nivel del mar aisló a las poblaciones en tres grupos: Nueva Guinea, Australia y Tasmania
(además de algunas pocas islas menores). Dichas poblaciones evolucionaron separadamente
bajo condiciones ecológicas divergentes y desarrollaron patrones culturales independientes.

Neolítico[editar]
Se han encontrado pruebas de la aparición de la agricultura hace unos 10 mil años, así como
especialmente hace 7 mil, como se observa en las montañas de Nueva Guinea, donde se
habría cultivado el tubérculo taro, calabazas y bananas.12
La siguiente oleada migratoria humana fue la de los austronesios, también de origen asiático y
provenientes de Insulindia. Esta presencia austronesia en Oceanía está testimoniada
arqueológicamente ya en el milenio II a. C., cuando ocupaba básicamente regiones dentro
de Melanesia. El archipiélago Bismarck fue colonizado entre 1300 y 1500 a. C. por pueblos
austronesios alfareros (ceramistas), pescadores y agricultores;12 produciéndose una
expansión progresiva por todo Oceanía, de tal manera que ya habrían alcanzado Hawái y
Nueva Zelanda durante el primer milenio d. C.; y la última isla importante en ser colonizada fue
la Isla de Pascua en el segundo milenio.

Dominio del Imperio tongano[editar]


En el 950 d. C. el Imperio Tu'i Tonga dominó la mayoría de las islas de Oceanía. En sus
comienzos los reyes lograron deshacerse del dominio extranjero y consolidar el poder del
imperio en lo que hoy es Tonga. Cerca al año 1200 comenzó su expansión hasta,
aproximadamente, el 1500. El imperio conquistó lo que hoy en día se conoce como Fiyi,
partes de Samoa y otras islas de la polinesia como las Islas Cook y Niue. La gran habilidad
para construir canoas y el buen sistema aplicado a las invasiones facilitó que Tu'i Tonga se
estableciera en más islas aún.
Hacia el año 1500 se desataron muchos problemas en la realeza del imperio, que debilitó su
figura en las colonias, que consiguieron mucha autonomía de la corona real y el poder central.
En 1799 fue asesinado Tuku'aho, el rey que poseía el poder en ese momento, lo que desató
una terrible guerra civil. Ya con la presencia europea, la guerra civil terminó de devastar a los
dos bandos, dejando al imperio diezmado en manos de la corona británica.

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