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totalmente correcto. Es muy posible que los alumnos dejen de esforzarse cuando
escuchan la palabra “correcto” (o, en el caso de preguntas que no tienen una respuesta
“objetivamente” correcta, la palabra “sí” u otra frase que indique que han cumplido con
el estándar deseado). Lo correcto es lo correcto se centra en la diferencia entre algo
que es parcialmente correcto y algo que es completamente correcto (algo así como algo
bastante bueno y algo que es 100 porciento bueno).
En definitiva, los profesores son los árbitros de la calidad, de aquello que se considera
correcto o de aquello que ha satisfecho completamente lo que se buscaba en la pregunta.
Si bien parece obvio que el nivel esperado debe ser alto, a menudo lo disminuimos sin
darnos cuenta. Por fortuna, algunas acciones específicas que recogí de las salas de otros
colegas nos pueden ayudar a mantener el nivel de rigor académico en las respuestas.
Por supuesto que cuando hablo de respuestas correctas reconozco que hay preguntas
para las cuales no hay una respuesta correcta. Todo profesor de excelencia hace
preguntas que se pueden interpretar o que exigen matizar, pero incluso en esos casos
debe haber un estándar riguroso para lo que se considera como respuestas completas y
de alta calidad.
Para comprender mejor la necesidad de que las respuestas sean “completamente”
correctas, pensemos en un hábito común entre los profesores que denomino
“redondear”. Al redondear el profesor reacciona a una respuesta que es casi o
parcialmente correcta, afirmándola y repitiéndola, pero luego agrega también un detalle
crucial (tal vez el detalle más decidor y desafiante) para que la respuesta sea
“completamente” correcta. Imaginemos, por ejemplo, un alumno a quien se le
pregunta cómo se llevaban los Capuleto y los Montesco al comienzo de Romeo y Julieta
. El alumno podría decir “No se caían bien”, respuesta que la mayoría de los profesores
consideraría (espero) como parcialmente correcta. “Bien”, respondería el profesor. “No
se caían bien mutuamente, y se habían peleado durante generaciones”. Eso es
“redondear”. ¿Vio lo que pasó? El alumno no incluyó “y se habían peleado durante
generaciones”. Eso lo hizo el del profesor, aunque el crédito por la respuesta completa
se la dio al alumno.
A veces un profesor puede ser incluso más explícito al darle crédito a un alumno por
una respuesta que no entregó, como en “Bien, lo que dijo Kiley fue que no se caían bien
mutuamente y que se habían peleado. Bien hecho, Kiley”. Sea como sea, el profesor ha
fijado un estándar bajo para el nivel de precisión, y le ha dicho en forma explícita a la
clase que una respuesta parcial era una respuesta completa cuando en realidad no lo era.
No dejó espacio para el razonamiento propio de los alumnos haciendo el trabajo
cognitivo que ellos deberían hacer. El alumno que respondió pensará “Bien, lo logré”,
cuando en realidad no lo hizo. Cuando el profesor le da crédito al alumno por lo que no
dijo elimina la oportunidad de que el alumno reconozca la diferencia entre lo que dijo
y lo que representa una respuesta de alta calidad. Adula pero es engañoso. El resultado,
con el tiempo, es que el alumno cree que está en lo correcto, que está preparado y que
ha alcanzado el nivel esperado cuando, en realidad, no lo ha hecho.
La forma más básica de Lo correcto es lo correcto implica esperar hasta recibir una
respuesta correcta completa, lo opuesto a “redondear”. Significa usar frases que hagan
que los alumnos realicen la mayor parte del trabajo y reconozcan lo que significa una
respuesta correcta completa. El profesor podría usar una de las siguientes frases como
respuesta a lo que contestó Kiley sobre Romeo y Julieta :
“Es verdad. No se caían bien mutuamente. Pero ¿Puedes ahondar un poco más
en su relación?”.
“Un buen comienzo, Kiley. ¿Puedes elaborar más la respuesta?”.
“Puedes explicar mejor cuando dices que no se caían bien mutuamente, Kiley?”.
“Un buen comienzo, Kiley. ¿Puedes hablarnos un poco más sobre la palabra
que Shakespeare usa para describir su relación [es decir, peleaban]?”.
“Bien. Kiley dijo que los Capuleto y los Montesco no se caían bien
mutuamente. ¿Podrías usar un lenguaje más preciso para describirlo?”.
“Gracias, Kiley. ¿Cuando dices que no se caían bien mutuamente, así lo
describirían ellos?”.
Una última razón por la cual en ocasiones aceptamos respuestas correctas que no son
completas es porque, como profesores, no somos observadores imparciales de nuestras
propias salas de clase. A fin de cuentas, nos evaluamos a nosotros mismos como
profesionales basándonos, en gran medida, en lo que creemos que nuestros alumnos
aprendieron. Nos interesa decir “Sí, lo saben”, o “Sé lo que quiso decir”. En cierta
forma, si les damos crédito a los alumnos por una respuesta correcta, nos damos crédito
a nosotros mismos por una respuesta correcta. Irónicamente, la misma frase “Sé lo que
quiso decir”, que no es poco común entre los profesores, reconoce el problema; la
segunda parte de la oración que a menudo no se dice es: “pero en realidad no lo dijo”.
Una vida dedicada a preocuparnos por nuestros alumnos, a querer creer en ellos, nos
hace correr el riesgo de darles crédito por respuestas parciales. Esto significa que
esperar hasta recibir una respuesta correcta completa pareciera ir en contra de uno de
nuestros impulsos más fuertes como educadores.
Para que sea eficaz, Lo correcto es lo correcto debería tomar en cuenta el desafío. Si
le preocupa parecer negativo y que desaprueba cada respuesta con un “No es
suficiente”, o si desea encontrar una manera de expresar su convicción de que los
alumnos a menudo saben más de lo que pueden expresar inicialmente, puede estar
tranquilo. Puede igualmente decirles a sus alumnos que casi lo han logrado, que le gusta
lo que han hecho hasta ahora y que se acercan a la respuesta correcta, que usted cree
que saben más de lo que le están diciendo. Para ello, vale la pena contar con un par de
frases “bajo la manga”, es decir formas ya planificadas para decir lo que quiera en
situaciones comunes. Cuando cuente con dos o tres frases de este tipo que expresen con
precisión lo positivo de la respuesta del alumno y la necesidad de ahondar un
poco más, practíquelas fuera del aula para que parezcan naturales. A continuación,
úselas para reforzar de manera simple y coherente la técnica Lo correcto es lo correcto
en la sala de clase y hacer que las respuestas más rigurosas se transformen en un hábito
para los alumnos.
Por ejemplo, veamos la escena de la clase de Lauren Harris Vance varios años atrás
en la escuela privada subvencionada Roxbury Prep de Boston. Lauren le pidió a un
alumno que calculara la pendiente de una recta. La pendiente real era menos cuatro
quintos, pero el alumno respondió cuatro quintos. Otra profesora habría dicho “Bien,
salvo que le falta el signo negativo”, pero Lauren dijo “Mmm. Me gusta la mayor parte
de esa respuesta”, indicando en pocas palabras: “Hiciste algo bueno” y “La respuesta
no es completamente correcta”. La positividad, la honestidad y la simplicidad de la
respuesta de Lauren dan pie para conseguir respuestas que sigan la técnica Lo correcto
es lo correcto. Para usar esta técnica en forma eficaz, es preciso responder a preguntas
que son casi correctas de una manera que:
Uno de los mejores profesores de música que conozco, John Burmeister, resumió el
mayor efecto de Extiéndelo en su aula con una frase que usó con uno de sus alumnos
en forma directa y transparente: “El premio por responder correctamente”, les dijo, “son
preguntas más difíciles”. Su frase captura no solo el beneficio del mayor rigor que
supone una buena pregunta de seguimiento, sino que el beneficio mayor que supone el
énfasis en una mentalidad de crecimiento tan potente para que los alumnos alcancen
logros a largo plazo: yo nunca dejo de aprender y cuando supero un desafío, espero el
siguiente.
Las preguntas de seguimiento a respuestas correctas suponen dos beneficios
principales. Primero, permiten entregar a los alumnos formas más entretenidas de
exigirse aplicando su conocimiento en ambientes nuevos, pensando por sí mismos y
sorteando preguntas más difíciles. Esto los mantiene motivados y les hace entender que
el premio por el logro es un mayor conocimiento. Segundo, las preguntas con la técnica
Extiéndelo revelan mejor el nivel de comprensión de la materia por parte de los
alumnos. Esto le permite al profesor evitar falsos positivos (momentos donde la suerte,
la coincidencia, o el conocimiento parcial puede hacer pensar que los alumnos dominan
una materia en circunstancias en que no es así).
Extiéndelo también puede ayudar a solucionar uno de los mayores desafíos a los que
nos enfrentamos en una sala de clase: diferenciar instrucciones para alumnos con
niveles de habilidades diferentes. Hacer una serie de preguntas, dirigidas y rigurosas a
los alumnos en forma individual, a medida que demuestran su dominio es una
herramienta poderosa y mucho más simple de diferenciación que dividir a los alumnos
en grupos diferentes. Al adaptar las preguntas a los alumnos en forma individual, es
posible determinar su nivel de dominio de la materia y exigirles de una manera que
responde directamente a lo que han demostrado que son capaces de hacer.
En las siguientes secciones, describiré seis categorías diferentes de preguntas usando
la técnica Extiéndelo . Si bien cada categoría tiene un valor, también es importante no
centrarse demasiado en ellas. El verdadero valor consiste en que al pensar
deliberadamente en las diferentes maneras de conseguir que los alumnos “vayan más
allá”, es probable que lo lleve a hacer preguntas de diferente tipo y, así, reforzar una
diversidad mayor de formas de razonamiento. Estas categorías son, de este modo,
herramientas para ayudarle a pensar sobre cómo aplicar rigor y variedad a la importante
tarea de desafiar a los alumnos en momentos que demuestren comprensión de la
materia.
Pedir evidencia
Al pedirles a los alumnos que busquen evidencia que apoye sus conclusiones, se pone
énfasis en el proceso de desarrollar y respaldar argumentos sólidos. Dentro del contexto
de la universidad, donde las respuestas correctas no son tan claras y la
cohesión de un argumento es lo más importante, esta práctica resulta invaluable.
También ayuda a evitar reforzar interpretaciones subjetivas y equivocadas, una tarea
que a menudo representa todo un reto para los profesores. No es necesario decir que el
argumento es débil; basta con pedir que den evidencia.
“Elabora más”.
“Continúa”.
“Desarrolla la idea”.
Hacer un gesto con las manos, como cuando se indica la señal de “caminata” en
el baloncesto.
Asentir con la cabeza.
Levantar las cejas u otro gesto visible con el rostro.
Dados los pros y contras que existen entre la forma directiva y no directiva de la
técnica Extiéndelo , el mejor método es tal vez buscar un equilibrio de dos maneras:
usando estímulos directivos y no directivos y combinando los aspectos de ambos en
estímulos semidirectivos. Por ejemplo, un profesor podría decir “Elabora más”, pero
dirigirlo a una parte específica de la respuesta que considera que vale la pena ahondar.
Digamos que les pregunto a mis alumnos cómo se sentía Jonás durante la sección de El
dador de Recuerdos en que experimenta por primera vez sensaciones horribles y
placenteras. Un alumno responde “Jonás está confundido y se siente asustado. Nunca
antes había sentido eso y se siente aislado”. Una solución podría ser decir “Háblame
más sobre su confusión” o “Dime más sobre por qué se siente aislado”. Ahora le estoy
dando al alumno un nivel de autonomía importante, pero a la vez le ayudo a ver dónde
podría estar la parte más productiva de su observación. Este sería un estímulo mixto.
Como ya comenzarán a reconocer, es posible colocar varios métodos de la técnica
Extiéndelo dentro de un espectro para reflejar el grado en que se guiará al alumno. En
la Figura 3.1 hay cuatro niveles diferentes de estímulos según el grado de dirección que
ofrecen.
Es importante ver estas posibilidades como un espectro y no en forma jerárquica. A
veces el poder de los profesores de excelencia yace en su capacidad de moldear las
respuestas y dirigir a los alumnos hacia las ideas y conceptos más importantes. En otras
situaciones, el factor más importante es un costo de transacción bajo o la decisión de
un alumno sobre en qué vale la pena ahondar.
Durante los últimos años, junto a mis colegas hemos logrado comprender que la técnica
Extiéndelo es un fenómeno cultural. La técnica funciona mejor cuando se practica con
frecuencia. Para que un profesor diga: “Desarrolla la idea” sin ninguna otra indicación,
los alumnos deben estar escuchando a sus compañeros. Se les debe enseñar a reflexionar
sobre las ideas en el momento en que las escuchan.
Culpar al contenido
Un profesor que le asigna a una entidad externa (la administración, los
funcionarios del estado, o bien, usando un término más abstracto, “Se nos
dijo...”) la responsabilidad por la aparición de contenido en la clase,
comienza con un punto en contra: está socavando la validez del contenido
para los alumnos y erosionando su propio entusiasmo por enseñarlo. Veamos
algunos ejemplos de cómo culparíamos el contenido: “Esta materia se
incluye en el examen, así que tienen que aprenderla” o “Se nos dijo que
tenemos que leer esto, así que … ”. La negatividad en este caso también es
una profecía autocumplida y también carece de algo de humanidad: si “está
en el examen” probablemente es parte del currículo de la escuela. Uno jamás
estará de acuerdo completamente con el juicio de otra persona en relación a
lo que se debe incluir en el currículo o en los estándares de educación, pero
es posible que las personas (que también son inteligentes) que incluyeron ese
material tuvieron una buena razón para hacerlo. Pensar en esa razón es un
buen punto de partida: “Estudiaremos esto porque es un elemento importante
para su desarrollo futuro como estudiantes”.
Asumir que algo es demasiado difícil o técnico para algunos alumnos es una
trampa muy peligrosa. En la primera escuela que fundé, los alumnos
aprendían chino mandarín como idioma extranjero. Esto provocó conmoción
no solo en la comunidad externa a la escuela, sino que entre los mismos
padres de los alumnos. Pero millones de personas, muchas de ellas más
pobres y más aisladas que nuestros alumnos en peores condiciones, aprenden
chino cada año. Al final, los alumnos aprendieron chino y los padres estaban
fascinados. Existe un placer especial en ampliar las expectativas y a muchos
alumnos negros e hispanos de la escuela les encantaba usar sus
conocimientos de chino justamente cuando era menos esperado. Uno de
ellos, a lo menos, iba a almorzar en forma regular al barrio chino solo para
disfrutar viendo la sorpresa que causaba cuando ordenaba en chino. Esto nos
recuerda que no hay que asumir que “ellos” no “entenderán” algo (digamos,
sonetos u otras formas de poesía tradicional) y que, por lo tanto, es mejor
enseñarles poesía a través de letras de canciones de hip-hop . Los alumnos
responden a los desafíos; ellos requieren mimos solo si las personas los
miman.
Aprender a no pedir disculpas en nombre de los alumnos es crucial no solo
para presentar el material, sino que también en el momento de tener que
reaccionar a la respuesta de los alumnos a este. Permanecer leales a los
alumnos, decírselos, y entregar en forma constante el mensaje “Pero sé que
pueden”, eleva la percepción que los alumnos tienen de sí mismos. Estas son
algunas alternativas a las disculpas:
CONCLUSIÓN