Está en la página 1de 1

Hoy te voy a decir todo lo que no me he atrevido a decir en todo este tiempo.

Hoy
te voy a ser sincero como nunca lo he sido desde que te fuiste. Y no creas que
esto lo hago por ti porque, desde hace un tiempo, he aprendido que las acciones
realmente valiosas son las que hago por mí mismo.

Quiero que sepas que lloré, lloré mucho y me pasé meses llorando
desconsoladamente. No me da vergüenza reconocerlo. Y la culpa la tienes tú
porque te equivocaste. Porque ahora sí sabes que nunca deberías haberte ido.

Quiero que sepas que el error, probablemente, fue que siempre fuiste un sueño y
nunca te convertiste en realidad. Que te idealicé todo lo que pude y que ahora,
pensando fríamente, te sobrevaloré de una forma desmesurada. Justo lo contrario
que te pasó a ti: tú nunca me diste el valor que tengo. Tampoco valoraste ninguna
de mis acciones. Y ahora sabes que yo sí que valía la pena.

Quiero que sepas que, aunque encuentre la felicidad, aunque encuentre la


persona que me haga volver a sentir algo, una parte de mí siempre estará rota. Y
será así porque tú la rompiste. Tomaste mi confianza, la destrozaste y la
pisoteaste. Y ahora cómo coño voy a confiar yo en alguien.

Quiero que sepas que nunca podré perdonarte del todo porque tú me rompiste el
corazón. Es curioso escuchar el tópico del corazón roto porque, hasta que no lo
sientes en tu propio cuerpo, no entiendes esa sensación de dolor que inunda cada
milímetro de tu cuerpo y del que no puedes escapar. Y, cuando el dolor se pasa, la
sensación es casi peor: ese vacío en el pecho que convive contigo cada uno de
los días que piensas que ella no va a volver. Tú y sólo tú fuiste la culpable de esto
y nunca podré olvidarlo.

Quiero que sepas que, a pesar de estar siendo tan duro, te quise, te quiero y te
querré. "Todo" y siempre. Porque así soy yo. Quiero que sepas que tú no eres el
amor de mi vida pero que, y esto quiero que lo tengas muy en cuenta, yo sí soy el
de la tuya. Y no quiero que olvides esto nunca. Y quiero que sepas que, si te
escribo esto es porque sé que, probablemente, nunca lo vayas a leer.

Las decisiones que tomamos en la vida son las que nos hacen ser quienes somos.
Tú te equivocaste conmigo y eso te perseguirá para siempre.

Gracias por abrirme los ojos.

También podría gustarte