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Rasgos más específicos de esta corriente son el hecho de significar un pensamiento que
no se elaboró ni expresó en las aulas universitarias, sino en ámbitos más públicos, como
son en periódicos y revistas extrauniversitarias. Así mismo, otro rasgo característico de
este grupo es la profunda orientación social del pensamiento de Mariátegui y de Haya
de la Torre.
José Carlos Mariategui
Podríamos dividir su vida en tres grandes etapas. La primera abarca desde su nacimiento
hasta 1919, año en que realiza su viaje a Europa. Para 1914 había ya publicado su
primer artículo. La segunda etapa, desde 1919 hasta 1923, comprende su estancia en
Europa. Y la tercera etapa abarca desde su regreso de Europa, en 1923, hasta su muerte
en 1930.
En relación a la primera etapa, podemos decir que, en 1914 escribió su primer artículo,
firmado por el seudónimo Jean Croniqueur. En esta época es contratado también por el
diario El Tiempo como cronista parlamentario, permitiéndole llegar a un profundo
conocimiento de la vida política peruana. El nuevo rumbo ideológico y de intereses
vitales que va a experimentar, se observa en un artículo que escribe en el primer número
de Nuestra Epoca. En esta “Edad de Piedra”, ascendente en cuanto a compromiso
político y social, que va desde Jean Croniqueur a La Razón, José Carlos Mariátegui ha
escrito 931 obras, entre artículos sociopolíticos y crónicas (840), cuentos (15), poemas
(37), dramas (2) y artículos de crítica literaria y arte (37), según el paciente estudio de
Eugenio Chang-Rodríguez.
Cuando fue enviado a Europa por A.B.Leguía a partir del 1919, A la vista de la
situación de Europa, traumatizada por la desastrosa guerra entre 1914 y 1918,
«confiaba, está claro que excesivamente, y al igual que el resto de pensadores
revolucionarios de la época, en la llegada de un nuevo tiempo para el hombre, el mundo
y la cultura. Estas ideas son reelaboradas y recogidas más tarde en Cartas de Italia». En
lo que respecta a su influencia intelectual se empapó de los textos fundamentales del
marxismo, así como experimentó la influencia de Croce, Gobetti y, sobre todo, Sorel.
Pero también se dejó influir en el ámbito de lo artístico y literario, significando sus
experiencias europeas una apertura a nuevas posibilidades y tendencias. No solo eso,
sino que como señala Juan Marchena, «al igual que otros muchos intelectuales, la toma
de conciencia de su calidad de “hispanoamericano”, en un mundo hasta cierto punto
ajeno a la problemática de sus respectivos países, parece determinante en la
conformación de una auténtica conciencia latinoamericana.
En 1923 regresa a Perú, advirtiendo el enorme contraste con el ambiente de donde
venía. Sigue en el poder Leguía, mientras el país continúa en descomposición y
empobreciéndose. La preocupación de Mariátegui va a ser enfrentarse con esta situación
política y cultural. En este momento es cuando entra en contacto con Víctor Raúl Haya
de la Torre, el otro líder político de esa época, con quien Mariátegui tendrá una
profunda relación así como una dura polémica. Cuando Haya de la Torre es deportado,
encarga a Mariátegui dirigir su revista Claridad, órgano extendido en las universidades
populares. Con el cambio de director, la revista, hasta ese momento dirigida sobre todo
al público estudiantil, comenzará a orientarse hacia el mundo obrero. Así, al año
siguiente, con su hermano Julio César, funda la editorial Minerva, en la que publica su
primer libro, La Escena Contemporánea. «El objetivo general era explicar cómo la
revolución bolchevique abría el camino hacia la construcción del tiempo nuevo del
hombre, y cómo la democracia burguesa parecía próxima a extinguirse. Con este libro,
Mariátegui «intentaba que el obrero industrial de Lima tuviera la oportunidad de
conocer y comprender que su lucha era la lucha de todos, y que su aislamiento de las
corrientes mundiales debía y podía ser vencido para la causa de la revolución»
El año 1926 es también el año en que funda la Revista Amauta, son en estas páginas
donde Defiende que el socialismo tiene que aclimatarse a cada tierra y poseer los rasgos
específicos de la misma, puesto que el socialismo no es un fruto exclusivamente
europeo. Se tiene, por tanto, que construir un socialismo específico para Indoamérica,
expresión utilizada desde este momento por Mariátegui.
Debate con Haya
Para el año 1928, el centro de la disputa se hallaba en la diferencia que ambos líderes
tenían acerca de la situación peruana, avasallada por el capitalismo reformista, y sobre
el camino político a seguir para sacar a Perú de esa situación. Haya de la Torre, desde su
óptica populista, defendía una salida reformista, mientras que Mariátegui como
socialista que era, se inclinaba por una salida revolucionaria.
Para Haya de la Torre estaba claro que había que configurar una burguesía nacional
fuerte, que liderara el proceso de modernización del país, y se independizara del
feudalismo interno y del capitalismo internacional. En cambio, Mariátegui se oponía a
este modo de ver las cosas, en la medida en que no consideraba que la burguesía
nacional no estaría nunca interesada de realizar una transformación a fondo del país,
para conseguir una sociedad justa e igualitaria. La burguesía tenía sus propios intereses
y, si no se conseguían, sería capaz de traicionar tanto al proletariado como al
movimiento indígena.
El proyecto del APRA, partido, alianza y frente, es, para Haya de la Torre,
revolucionario y realista, porque se atiene al modo de ser peruano, sin copiar modelos
foráneos. En vista de estas diferencias, y viendo que no era posible un acuerdo o
acercamiento, Mariátegui se lanzó a organizar un partido revolucionario de clase, el
Partido Socialista del Perú, en que «el marxismo-leninismo es el método revolucionario
de la etapa del imperialismo y de los monopolios.
Como concluye sintéticamente César Germaná, «el destino de ambas concepciones fue
diferente. Mientras los planteamientos de Haya de la Torre estuvieron en el primer
plano de la escena política durante más de tres décadas, los de Mariátegui prácticamente
fueron olvidados, dejando el campo teórico y político en manos del reformismo. En la
actualidad (1977) ocurre lo contrario»
En 1928 publica los Siete ensayos de interpretación peruana. Estos suponen un enfoque
de la historia y realidad del Perú desde la óptica marxista, considerando los diferentes
capítulos como ensayos provisionales, abiertos a sucesivos retoques y cambios, en la
medida en que suponían análisis vivos de una realidad viva, la peruana. El contenido de
los siete ensayos se ocupa de analizar los aspectos más importantes de la realidad
peruana: la evolución económica, el problema del indio, el problema de la tierra, el
proceso de la instrucción pública, el factor religioso, regionalismo y centralismo, y el
proceso de la literatura. Fueron sobre todo cuatro núcleos teóricos los que destacan en
su reflexión escrita, como hemos ido viendo siguiendo el desarrollo diacrónico de su
vida: las referencias a la autenticidad del pensamiento hispanoamericano, su teoría
indigenista, la original forma de entender el marxismo, y la conjugación del
nacionalismo con una amplia visión internacionalista.