Está en la página 1de 64

Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad No 230,

noviembre-diciembre de 2010, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.

Literatura y La denominada «literatura light» deja

mercado: algunas salir sin trabas las políticas mercantiles


de los conglomerados editoriales
reflexiones desde transnacionales. Por tal razón, no solo
América Latina constituye un lugar privilegiado a la
hora de considerar los significados,
las prácticas y las formaciones que
exhibe la narrativa latinoamericana
en sus articulaciones locales y globales,
sino que también ejerce una fuerte
interrogación por los campos culturales
que administran con diversos fines el
concepto y el valor de la literatura, en
un mundo donde el mercado capitalista
Jeffrey Cedeño avanza en su expansión e intensificación.

E l mercado podría definirse, fundamentalmente, como un conjunto de


operaciones de intercambio que afectan a un determinado sector de bie-
nes, tanto materiales como inmateriales. Su afectación produce una alteración
o mudanza en la cualidad de las cosas, a tal grado que resulta absurdo imitar
cualquier naturaleza con justo derecho o propiedad. Más aún, el mercado luce
interminable y extensivo desde el justo momento en que opera a razón de una
coincidencia entre el intercambio de bienes y la vida… y la franca retirada de
términos y límites absolutos es lo que vuelve formidable al mercado puesto
que ejerce, paradójicamente, una abstracción hacia lo común, es decir, una
totalidad capaz de rehuir todo tipo de límites y clausuras. De allí su eficacia
al enlazarse con el deseo humano, pues su mediación acentúa la noción de lo
propio (y la propiedad) como una instancia natural, al tiempo que se natura-
liza a sí mismo dentro de las más variadas estructuras sociohistóricas.

Jeffrey Cedeño: profesor del Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana


(Bogotá). Articulista y editor de volúmenes monográficos sobre literatura y cultura latinoamerica-
nas para Cuadernos de Literatura y Universitas Humanística (Colombia), Estudios (Venezuela), Revista
Iberoamericana (Estados Unidos), Iberoamericana (Alemania), ReVista. Harvard Review of Latin America
(eeuu), Revista de Crítica Literaria Latinoamericana (eeuu) y Cultural Studies (Reino Unido).
Palabras claves: literatura, mercado, editoriales, América Latina.
73 Nueva Sociedad 230
Literatura y mercado: algunas reflexiones desde América Latina

Si bien el mercado no es perfecto, la imaginación humana pareciera no alcan-


zar sus potencialidades a la hora de superarlo en su irregular flexión sobre la
vida. Este límite en la facultad imaginativa se lee, muchas veces, como una es-
tructura inevitable de los procesos históricos, a tal punto que la no perfectibili-
dad del intercambio mercantil se debe, para la mayor parte de los economistas
liberales, a equívocos políticos, pues los fines de la política, como bien lo dice
Julia Kristeva, pueden ser… corruptibles1. Justo en medio del mercado, pode-
mos resucitar o inscribir teorías, estrategias y acciones que se precisan políti-
cas: como afirma Fredric Jameson, se trata de pensar una cultura de oposición,
radicalmente negativa, frente a una cultura postmoderna afirmativa limitada a
reproducir el sistema2. Pero en los últimos tiempos no resulta nada fácil anclar
la negatividad en la cultura, pues la capacidad de apropiación del mercado
excede –es decir, va más allá de lo justo y lo razonable– intencionalidades y
políticas puras. El ancho y vasto campo de la cultura –de la historia, de lo hu-
mano, de la estética– se encuentra minado por las políticas de expropiación
que agencia el mercado y, por lo tanto, el avance para una cultura negativa, más
que inseguro, debe ser contenido, con moderación y templanza.

El intercambio que convoca el mercado excede, con creces, un simple movi-


miento entre las clases sociales. Hoy, el mercado, en sus múltiples reconversio-
nes sígnicas y materiales, convoca también desplazamientos que in/forman
un cambio de lugar dentro del espacio social capaz de alterar los límites y las
formas del derecho individual y colectivo de apropiación3 en aras, sí, de un
representación otra del mundo y de la vida. Y muchas veces la política (o más
precisamente, la hegemonía política) constituye la condición de posibilidad
de tales desplazamientos y formalizaciones. Hoy, pocos advierten que es en
todo el espectro de la vida donde la política adquiere sus sentidos y, tam-
bién, sus posibilidades. De allí la siempre renovada vigencia de una interro-
gante: ¿cuáles son los recortes políticamente significativos de la experiencia
contemporánea? Esta simple pregunta no puede menos que definirse desde
cruzadas y, en ocasiones, contrapuestas fuerzas históricas: a ella o, mejor
aún, a su respuesta recurren, indefectiblemente, y con diversos fines, tanto
el mercado como el Estado, tanto las artes como las ciencias, tanto la ideo-
logía como el misticismo.

Dentro de este amplio contexto, pretendidamente global, los objetos estéticos


y culturales no pueden excluir cualquier relación. Justo en el tránsito por

1. J. Kristeva: «Hannah Arendt: política y singularidad» en Concordia No 39, 2001, p. 99.


2. F. Jameson: El posmodernismo y lo visual, Episteme, Valencia, 1997.
3. Enzo del Búfalo: Individuo, mercado y utopía, Monte Ávila, Caracas, 1998.
Nueva Sociedad 230 74
Jeffrey Cedeño

la Nación, el Estado, el mercado y la política, se abre todo un conjunto de


prácticas, experiencias y significados que, indefectiblemente, dialogan con una
producción cultural anclada en las formalizaciones empresariales con preten-
siones globales, si bien los términos de estos diálogos aún no resultan del todo
claros para la mirada crítica de las ciencias humanas. «¿Cuánta ignorancia de
la existencia profunda de las culturas está en el fondo de la leche descrema-
da, baja en calorías, deshidratada y sin sabor?», nos pregunta Laura Esquivel
en Íntimas suculencias (1998). La interrogante no resulta en modo alguno gra-
tuita, si consideramos que la entrada y circulación de múltiples productos
culturales gracias a los procesos de migración global del capital no puede
menos que generar rupturas y cambios socioculturales en la vida de todos los
días: Esquivel plantea, desde aquí, un desplazamiento ocupado en inscribir
una carencia, una falta de conocimiento histórico en la construcción identi-
taria. Pero no considero que se pueda recortar exclusivamente el intercambio
mercantil a una forma de ruptura, residuo o pérdida cultural. No podemos
olvidar que el mercado no logra consumirse en la mera alienación o en la ex-
propiación y reconversión de significados históricos, también constituye un
espacio capaz de erigir nuevas relacio-
El diversificado corpus nes –de comunicación y de solidaridad,
diría Arendt4 – tras la formación de un
de la literatura
reservorio (incluso alternativo) de bie-
latinoamericana en el nes simbólicos y culturales.
cambio del siglo no puede
Nuevamente, dentro de estas condicio-
obviar que la entrada en la
nes de existencia, el diversificado corpus
escala global del mercado de la literatura latinoamericana en el
implica una inquietante cambio del siglo no puede obviar que la
asimetría en los órdenes entrada en la escala global del mercado
implica una inquietante asimetría en los
de la producción, órdenes de la producción, la circulación
la circulación y la recepción n y la recepción. Se trata de una multiplica-
ción de prácticas y significados que, sin
embargo, logra trascender la total captura de los medios de reproducción y dis-
tribución que agencian los conglomerados editoriales transnacionales e, inclu-
so, las instituciones educativas, sociales y estatales que administran su valor.
Cualquiera de estas instancias o, mejor aún, la cooperación o la exclusión entre
ellas, ha erigido históricamente una definición de la literatura y, por lo tanto, de
sus formas de inscripción social y cultural en la vida contemporánea.

4. En J. Kristeva: ob. cit.


75 Nueva Sociedad 230
Literatura y mercado: algunas reflexiones desde América Latina

La denominada «literatura light» no resulta en modo alguno indiferente a po-


líticas mercantilistas de la industria editorial transnacional y, por tal razón,
constituye un lugar privilegiado a la hora de considerar los significados, las
prácticas y las formaciones que exhibe la narrativa latinoamericana en sus ar-
ticulaciones locales y globales. Y la literatura light me parece contradictoria si
pensamos que se trata de una literatura que, como diría Esquivel, se encuentra
«des-literaturizada», es decir, una literatura que tiene menos literatura, privada
en buena medida de su sustancia… y en tanto mercancía jerarquiza un con-
sumo al margen de cualquier efecto nocivo, pues su casi inmaterialidad sirve
a un control del yo (y del cuerpo) cuyo placer se entroniza, justo, en el límite:
aquí alcanza con propiedad –no podía ser de otra manera– su definición. A
pesar de este resguardo liminal, la categorización de la «literatura light» deja
salir sin trabas el desencuentro de las instituciones sociales que administran y
legitiman el concepto y el valor de la literatura; por lo tanto, erige una franca
interrogación por la histórica formación discursiva del concepto. Según las
definiciones que ofrecen diccionarios como el Webster, el significante light re-
mite a un maridaje de significados especialmente sugerentes. Significados que
giran alrededor tanto del acto de producción de lo considerado light –fácil de
producir, industria o maquinaria de productos insignificantes–; como de la
especificidad misma del producto/objeto –ligero, digerible, casi inmaterial o
inexistente–; su alcance semántico –superficial–; el grado de responsabilidad
involucrado –poco serio–; las relaciones de delimitación recíproca que explici-
tan una «norma» –menor en relación con el peso, la cantidad y la fuerza usua-
les–; y, no podía faltar, el juicio valorativo que se desprende de su recepción
–de poca importancia–. Pero en el interior de esta cadena semántica surge al
punto la pregunta sobre los fines ulteriores de la literatura en relación con la
vasta morada de lo social. Cuando leo Mal de amores, El libro de las emociones,
Afrodita o No se lo digas a nadie, surge una pregunta inevitable: cuál es la re-
cepción, y, más allá, cuál la concretización histórica del sentido que inscriben
estas ficciones, esta literatura light. En medio de la irregular flexión que define la
literatura dentro de los esquemas de producción y reproducción cultural, sur-
ge al punto, de manera prístina me atrevería a adjetivar, una relación de con-
tinuidad «entre las formas sensibles de producción artística y las formas sen-
sibles según las cuales los sentimientos y pensamientos de aquellos y aquellas
que las reciben resultan afectados»5. Se trata entonces del retorno dialógico de
las mediaciones ética y pedagógica como formas ocupadas en garantizar la
eficacia del arte y la literatura, siempre tras un lector anclado, por lo demás, en
mitos subjetivos, es decir, en el deseo de sistemas esenciales y originarios.

5. Jacques Rancière: El espectador emancipado, Manantial, Buenos Aires, 2010, p. 55.


Nueva Sociedad 230 76
Jeffrey Cedeño

En El libro de las emociones, Laura Esquivel nos dice «Conócete a ti mismo»,


apelando a la máxima délfica de los griegos que, según dice, invita al «verda-
dero crecimiento»6. Pero la escritora mexicana también revela el mecanismo
de este ansiado e histórico deseo: «Uno siempre busca repetir una experiencia
a través de las imágenes y las palabras»7, y esa experiencia se consume en
la emoción como fuente del proceso de subjetivación al inscribir un diálogo
efectivo –por ético– con el otro: con las emociones podemos, según Esquivel,
«descubrir cuáles son las esperanzas, los sueños, los ‘quieros’ y los ‘puedos’
de las personas que nos rodean, ampliando con esto nuestra capacidad de
comprensión y de aceptación de los demás»8.

Resulta curioso, por no decir paradójico, que la reconstitución de un tiempo


petrificado –idílico– por parte de muchos lectores (y, sumo, de algunos auto-
res) sea, en el fondo, una estructura repetitiva y placentera y, afortunadamen-
te para el polo productivo del mercado, masiva, por no decir universal. No
se trata entonces de una reevaluación y recomposición identitaria e histórica
desde lo que la literatura erige por sí
El enriquecimiento misma, sino de una repetición narcisis-
mundano y espiritual que el ta que se mira y admira una y otra vez
lector espera de la literatura y en la que el lector no logra superar su
propia individualidad. En la literatura
puede ser alcanzado y
light el lector «solo puede extraer lo que
convertido inmediatamente este ya tenía dentro de sí, es decir, no
en experiencia significante, se abre a lo que la literatura es capaz de
pero también en moneda hacer en él por el hecho de ser en su to-
talidad precisamente lo que es»9.
falsa, por el tráfico
mercantil de las ilusiones El enriquecimiento mundano y espi-
y emociones dentro de la ritual que el lector espera de la litera-
cultura contemporánea n tura puede ser alcanzado y convertido
inmediatamente en experiencia signifi-
cante, pero también en moneda falsa, por el tráfico mercantil de las ilusiones
y emociones dentro de la cultura contemporánea. La literatura light, entonces,
forma parte de un discurso destinado a la búsqueda de soluciones efecti-
vas, perfectas y radicales tras el logro de la felicidad individual, pero cuya
incidencia social no puede menos que alcanzar configuraciones sociales y

6. L. Esquivel: El libro de las emociones, Random House Mondadori, Barcelona, 2005, p. 42.
7. Ibíd., p. 44.
8. Ibíd., p. 41.
9. C.S. Lewis: La experiencia de leer. Un ejercicio de crítica experimental, Alba, Barcelona, 2000, p. 23.
77 Nueva Sociedad 230
Literatura y mercado: algunas reflexiones desde América Latina

políticas, en especial una cuestionable inscripción en los movimientos políti-


cos identitarios de las últimas décadas. Esta literatura reafirma, como bien lo
demuestran Mal de amores, Íntimas suculencias o El libro de las emociones, justo
lo que pretende denunciar: la mercantilización globalizada de las identidades
y las emociones ocupada en subsumir y desestabilizar inscripciones políticas
identitarias que se presentan como puras, incontaminadas y certeras en sus
diversas inscripciones sociales. Esta paradójica valorización mercantil en la
autoconstrucción política del yo le ofrece al lector el cumplimiento de otro
deseo: retornar, sin mayores obstáculos, como «Sujeto de la Historia»10, justo
cuando esta gramática light de categorizar la literatura captura y se apropia
abiertamente de la carga simbólica de la literatura moderna occidental y, más
allá, de la modernidad histórica. Presenciamos, en conjunto, un simulacro de
identidad –del sujeto, de la literatura y de la cultura moderna–, capaz de exhi-
bir, irónicamente, su valor posthistórico al participar en los reordenamientos
y entrecruzamientos temporales y discursivos regulados por la sintaxis de la
mercadotecnia empresarial globalizada. De este modo, repito, la literatura de
las emociones sería la literatura: esta es entonces la autoridad social que erigen
y con la que se identifican millones de lectores en el mundo.

La literatura light constituye, entre otras cosas, un síntoma no solo capaz de


interrogar el sentido de la experiencia en los últimos tiempos, sino también
de otorgarle un significado certero, central y unívoco justo cuando posibilita
una reafirmación esencial del Yo por medio de la apropiación de categorías
que se desean igualmente esenciales y efectivas: la Identidad, la Historia, la
Política y la Modernidad, sin importar –muchas veces– que estas puedan de-
finirse como un producto más del mercado. Esta particular y polarizada ope-
ración cultural revela una experiencia que, hoy, se revela fracturada, incapaz
muchas veces de erigir (auto)conocimiento. Lo anterior jerarquiza cualquier
tipo de fábula identitaria en el mercado de las ilusiones que proveen tanto la
globalización capitalista como los populismos estatales de cualquier índole,
por tan solo nombrar dos variantes finiseculares que en modo alguno son in-
diferentes a la literatura y a las artes en su relación con la sociedad. Como ve-
mos, esta incesante búsqueda de la esencia del yo se encuentra muchas veces
despojada de historicismo y de toda acción política justo cuando se encuentra
rendida ante simulacros –supuestamente emancipatorios– fabricados por la
mercadotecnia empresarial en su avanzada global.

10. Francine Masiello: «La insoportable levedad de la historia: los relatos bestseller de nuestro
tiempo» en Revista Iberoamericana No 193, 10-12/2000, pp. 799-814.
Nueva Sociedad 230 78
Jeffrey Cedeño

Pero Laura Esquivel no duda en preguntar:

¿A qué gobierno le puede interesar que un soldado sienta compasión por el enemigo
al que tiene que aniquilar? ¿Que piense en el dolor que va a provocar en la esposa y
los hijos de ese hombre al momento de matarlo? ¿O a qué inversionista le agradaría
que una anciana se negara a vender su casa ubicada en un área altamente comercial
porque en ella nacieron sus hijos y nietos? (…) ¿A quién importan los ríos, las casas,
los árboles, los monumentos históricos, los campesinos, los pobres cuando está de por
medio el desarrollo económico? ¿Cuál es el valor que tienen en el mercado las emociones?
Ninguno. Y tal parece que a muchos les encantaría acabar de plano con ellas para que no in-
terfieran en sus proyectos de desarrollo (…) Pero a las emociones no se les puede vender tan
fácilmente.11

Y sí que se pueden, como bien lo materializa su propio libro, su propia «litera-


tura»: un modelo de seducción altamente rentable, desde el mismo momento
en que el yo –y sus emociones, es decir, sus inscripciones políticas– constitu-
yen el nuevo objeto de consumo de múltiples redes industriales, desde la cos-
mética hasta la editorial. El libro de las emociones o Afrodita o Íntimas suculencias
desean «pensar lo político atravesado por el placer, el humor y los artificios
de la seducción»12, lo que, más allá de su legitimidad, concluye en una explí-
cita reproducción de las directrices mercantiles de interpelación y reconoci-
miento del sujeto contemporáneo desde diversos registros significantes de
representación e intervención literaria: la transgresión espectacularizada, la
memoria (intra)histórica de personajes periféricos o subalternos13; patrones
colectivos de percepción y significación del discurso amoroso; el autocontrol
y la autoestima como formas de alcanzar la felicidad; el saber terapéutico del

11. El libro de las emociones, cit., p. 96, énfasis del autor.


12. Ana María Amar Sánchez: Juegos de seducción y traición. Literatura y cultura de masas, Beatriz
Viterbo, Rosario, 2000, p. 197.
13. En el fin del siglo xx, la escenificación de la (intra)historia puede leerse, entre otras posibles
lecturas, como la recuperación política de una diferencia cultural. Dice Francine Masiello, con
agudeza: «Dentro de este contexto, entonces, no es sorprendente que la forma que domina sea
la de la memoria. Así, dándole un cierto toque a la narrativa llana del realismo –que presu-
pone el control de todo exceso o fantasía–, esta práctica de la escritura memorística pretende,
ingenuamente, hacer coincidir el fluir de la historia con las propias elecciones subjetivas. Esta
forma del género literario presupone que para abordar las tensiones de las zonas de contacto
entre memoria y representación no se necesita ninguna información adicional. De este modo,
se sitúa un sujeto psicológico dentro del campo de la historia tornándose disponible a todos
los lectores. Así, cuerpos y sentimientos organizan la historia y aportan una teleología que
enlaza a los individuos y a las familias con las políticas más amplias de la esfera nacional e
internacional. Estas prácticas representacionales ejemplifican una tendencia contemporánea
de la intervención individual en los fracasos de la historia reciente, un camino de revertir el
curso del tiempo, de comprimir los desvíos a través de la pluma, más allá de alertar a los lec-
tores sobre los aspectos de la historia con la cual han estado profundamente familiarizados».
F. Masiello: ob. cit., p. 807.
79 Nueva Sociedad 230
Literatura y mercado: algunas reflexiones desde América Latina

New Age; las apropiaciones de lo popular… pero en El libro de las emociones,


como en el grueso de la literatura light, esta zona de contacto y diálogo lo-
gra una nivelación del significado justo cuando inscribe una relación con
la representación sin mediación alguna, instantánea y expedita: de este
modo, cuerpos y sentimientos organizan una «intervención individual» y
aportan una «teleología»14 ocupada en hacer de la literatura un medio y no
un fin.

Esta particular gramática de la lectura –muy distanciada de esos lectores que


formaron el «pueblo» de América Latina, al decir de Julio Cortázar en los años
del boom latinoamericano– erige una zona de contactos, reconversiones y
desplazamientos: la jerarquización del editor como un agente de definición
del concepto de lo literario, la espectacularización del autor en franco detri-
mento de la literatura, sin olvidar la literaturización de las celebridades del
espectáculo, el imperio del diseño gráfico y de la imagen en la estetización
del libro, los nuevos criterios mediá-
ticos de la promoción de la lectura Hoy todo lo cultural
(incluso desde las instancias esta- (y literario) es económico y
tales), por ejemplo, les sirven a las todo lo económico es cultural
políticas de rentabilidad económica
y la potencialidad de la venta para,
(y literario). Estamos ante
y desde allí, operar un otro espacio el fin de una era en que la
de representación y definición de la literatura tuvo una lógica
literatura en el mundo social. Dice
interna y el poder de definirse
Josefina Ludmer, en este sentido:
y regirse ‘por sus propias
Hoy todo lo cultural (y literario) es eco- leyes’ e instituciones n
nómico y todo lo económico es cultural
(y literario). Estamos ante el fin de una era en que la literatura tuvo una lógica interna
y el poder de definirse y regirse ‘por sus propias leyes’ e instituciones –la crítica, la
enseñanza, las academias, el periodismo– que debatían públicamente su función, su
valor y su sentido. Es el fin de la autorreferencialidad de la literatura.15

Ya no es posible entonces una definición exacta, fija y clara de la literatura


y, por lo tanto, surge al punto la borradura de su diferencia constitutiva tras
una confusa superficie al margen de cualquier jerarquía.

14. F. Masiello: ob. cit., p. 807.


15. J. Ludmer: «Literaturas post-autónomas», diciembre de 2006, disponible en <http://linkillo.
blogspot.com/2006/12/dicen-que_18.html>, fecha de consulta: 25/4/2010.
Nueva Sociedad 230 80
Jeffrey Cedeño

Pero la gradación Pero la gradación global de la literatura la-


global de la literatura tinoamericana que agencian las editoriales
transnacionales no cubre la total dimensión
latinoamericana que
de un corpus subcontinental que se define,
agencian las editoriales entre otras cosas, por la diversidad y la di-
transnacionales no cubre ficultad: para muchos autores, pequeñas
editoriales y libreros independientes –todos
la total dimensión de
en buena medida al margen de las políticas
un corpus subcontinental y los circuitos establecidos por los grupos
que se define, entre otras editoriales–, la literatura se define por me-
cosas, por la diversidad dio de cualquier tipo de contrariedades que
impiden alcanzar prontamente a los lecto-
y la dificultad n
res. Y el recorte avanza, incluso, desde los
mismos conglomerados justo cuando sus mercados nacionales deben resguar-
dar su rentabilidad económica en la regulación, por no decir en el límite, de su
capacidad de oferta en relación con una demanda definida y ajustada: de allí la
casi inexistente visibilización/circulación de los corpus literarios de cada uno de
los países en el resto del subcontinente16. Este posicionamiento doble –local/glo-
bal– no solo recorta la máxima eficiencia de la inversión mercantil, también, y en
su reverso, una política de representación e interpretación de la literatura capaz
de alcanzar otros espacios sociales: el sistema educativo en sus varias escalas,
el desarrollo de las formas de comunicación virtual, las instituciones culturales
estatales y sus planes de alfabetización y promoción de la lectura, sin olvidar el
comportamiento lector. Este avance, en ocasiones irregular y equívoco, pero sin
duda sostenido, demanda una atención crítica desde el mismo momento en que
el mercado se erige en una autoridad capaz de otorgarnos una otra dimensión
de la literatura decidida a anular o desplazar las aristas de su valor estético e
histórico.

El significativo avance dentro de los aparatos editoriales de la denomina-


da literatura light no solo establece una otra correlación con el lector; tam-
bién inscribe otra perspectiva de comprensión –estética, política, afectiva
y cognitiva– de la literatura, capaz de movilizar otra concepción categorial
de la misma, más cercana a las sensibilidades culturales que inscriben las
históricas reconversiones de la cultura y la comunicación de masas. La li-
teratura light, en conjunto, traza los alcances de los cambios en los efectos

16. Estas segmentaciones nacionales dificultan la formación de una lengua común subcon-
tinental en la medida en que una colección de tal alcance limita con una no identificación
lingüística entre los lectores de los diversos países y, justo allí, el mayor riesgo para el retorno
de la inversión.
81 Nueva Sociedad 230
Literatura y mercado: algunas reflexiones desde América Latina

de la representación y su relación funcional con los actos de apropiación,


al materializar una vía que liga el mercado con las políticas de identidad,
con las políticas de representación estética y, más allá, con el concepto de
literatura.

Tanto la crítica literaria marxista como los estudios culturales tienen razón
al señalar que el arte y la literatura moderna occidental redujeron sus histo-
rias a un asunto de tradición y ruptura, evolución y revolución, imitación e
innovación siempre tras una metafísica sustraída de la Historia correlativa
a la estructuración de la conciencia de la clase burguesa. En efecto, otra po-
lítica de interpretación de la Historia evidenció tramas aún más complejas,
y no gratuitamente en las últimas décadas del siglo pasado las políticas de
identidad fracturaron perspectivas tradicionales y hegemónicas dentro del
campo sociocultural. Pero creo que el surgimiento del relativismo cultural, si
bien legítimo, ha desalojado, de múltiples maneras, el valor histórico que aún
posee la tradición literaria de la modernidad occidental, cualquiera que sea…
Lo que resta de ese valor de lo nuevo en la idolatría moderna ya ni siquiera
es el kitsch, el retorno crítico o paródico del pasado en el presente, sino la
franca mercantilización de una literatura que, muchas veces bajo la preten-
dida reafirmación política de la identidad, desaloja lo político y la historia y,
en esa justa medida, la vida. Este es tan solo uno de los múltiples resultados
que convocan las fuerzas transnacionales del mercado editorial y algunas
intervenciones de los movimientos progresistas de identidad cuando deciden
democratizar la literatura al servicio de fines políticos, sin apuntalar la relación
del discurso literario con la dimensión simbólica del mundo social. Resulta
claro entonces que, hoy, poner el pie en la identidad es, de algún modo, pisar
el maleable terreno del mercado.

En el fin del siglo xx, la no equivalencia entre las políticas de representación


e interpretación de la literatura que agencian los autores, los conglomerados
editoriales, las instituciones académicas y sociales, el periodismo cultural
y una masa de lectores altamente heterogénea, cuestiona cualquier esencia
de lo literario, pero, a su vez, posibilita la permanencia y transformación
del concepto. Si bien la posibilidad de renovación del lenguaje recae en el
escepticismo debido a la estandarización discursiva –los lenguajes de la
postmodernidad son universales, dice Jameson–17, y también por la pro-
liferación de códigos escriturales en las nuevas tecnologías de la comuni-
cación, es posible, como bien lo sostiene Horacio González, que «el límite

17. F. Jameson: ob. cit.


Nueva Sociedad 230 82
Jeffrey Cedeño

de la postmodernidad literaria sea el concepto mismo de literatura, que la


postmodernidad no suprime»18.

La conquista epistemológica y política de la diferencia cultural por parte de


la racionalidad postmoderna acentúa y, por lo tanto, extiende los fines políti-
cos a la ética, a la cultura, a la literatura, al arte... pero tal redistribución dis-
cursiva –que es, también, un ejercicio de poder– exige en modo alguno una
sobredeterminación de la estética y la literatura por la política, aun cuando
las demandas en este sentido se hayan acentuado en las últimas décadas. Más
bien requiere una fuerte interrogación sobre la estética –en tanto concepto y
práctica cultural– dentro de la estetización/espectacularización generalizada
del mundo que agencia el mercado global en sus diversos registros de ins-
cripción y, también, dentro de la esfera pública, considerando sus diversos
actores. Pero tiene razón Jameson19 cuando apunta que no resulta fácil sos-
tener un retorno puro a lo estético, lo político o lo social vistos ahora como
formalizaciones radicalmente negativas, «frente a una cultura postmoderna
afirmativa limitada a reproducir el sistema». Se trata, como dice Jameson, de
un «síntoma dudoso y regresivo»20, cuyo significado histórico se ha de buscar
en la totalidad de las formaciones sociales y culturales21, sin menoscabar la
diferenciación discursiva/constitutiva de lo real.

Más allá de las asimetrías en los órdenes de la producción, la distribución, el


consumo y la reproducción cultural que trazan la literatura y el mercado en el
mundo social contemporáneo, no creo que las posibilidades de la literatura y
la cultura in extenso se recorten de manera exacta sobre la expansión e inten-
sificación mercantil en sus diversas fases. Mientras el arte y la política cons-

18. Citado en Josefina Ludmer: Las culturas de fin de siglo en América Latina, Beatriz Viterbo, Rosa-
rio, 1994, p. 21.
19. Ob. cit., pp. 1-20.
20. Ibíd., p. 20.
21. Pero anclar la razón de ser de la política en la cultura no garantiza de antemano una redistri-
bución significante en la representación identitaria de las minorías, precisamente por la diver-
sificada gramática cultural que informa los procesos de producción y circulación del capital en
el cambio de siglos. Resulta claro que lo anterior interroga en toda su amplitud y complejidad el
campo de posibilidades estratégicas que opera el diálogo entre lo cultural y lo político dentro del
espacio de la representación que inscriben no solo lo estético y lo social, sino también el mercado
global en sus múltiples asimetrías; lo que no implica, en modo alguno, una reducción de lo polí-
tico a las representaciones culturales o a las identidades sociales. Michel de Certeau advierte que
«[m]antener esta representación cultural es entrar en el juego de una sociedad que ha constituido
lo cultural como espectáculo, y que instaura por todas partes los elementos culturales como
objetos folclóricos de una comercialización económico-política». Sostiene, además, la necesidad
de inscribir una estrategia, pues las decisiones que designa «ponen en crisis una organización
de poderes. Poner de manifiesto esta relación es regresar al sistema social a través de un análisis
político». Culture in the Plural, The University of Minesotta Press, Minneapolis, 1997, p. 157.
83 Nueva Sociedad 230
Literatura y mercado: algunas reflexiones desde América Latina

tituyan fenómenos del mundo público22 –sin duda un valor por resguardar,
una esfera por defender–, la propiedad de la cultura se encontrará en franca
e irremediable disputa.

Bibliografía

Becker, Howard S.: Los mundos del arte. Sociología del trabajo artístico, Universidad Nacional de
Quilmes, Bernal, 2008.
Bustillo, Carmen: Una geometría disonante: imaginarios y ficciones, eXcultura, Caracas, 2000.
Candido, Antonio: «Literatura y subdesarrollo» en Crítica radical, Biblioteca Ayacucho, Caracas,
1991, pp. 299-319.
Cárcamo Huechante, Luis E., Álvaro Fernández Bravo y Alejandra Laera: El valor de la cultura.
Arte, literatura y mercado en América Latina, Beatriz Viterbo, Rosario, 2007.
Casanova, Pascale: La República mundial de las Letras, Anagrama, Barcelona, 2001.
Cedeño, Jeffrey (coord.): Dossier «Literatura y globalización en América Latina» en Revista de
Crítica Literaria Latinoamericana año xxxv No 69, 1-6/2009.
Dumazedier, Joffre: Lazer e Cultura Popular, Perspectiva, San Pablo, 2008.
Escarpit, Robert: Sociología de la literatura, Fabril Editora, Buenos Aires, 1962.
Franco, Jean: «Narrador, autor, superestrella. La narrativa latinoamericana en la época de la cul-
tura de masas» en Revista Iberoamericana No 114-115, 1-6/1981, pp. 129-148.
Franco, Jean: «El ocaso de la vanguardia y el auge de la crítica» en Nuevo Texto Crítico No 14-15,
7/1994-6/1995, pp. 11-24.
Guillory, John: Cultural Capital: The Problem of Literary Canon Formation, The University of Chicago
Press, Chicago, 1993.
Kernan, Alvin: La muerte de la literatura, Monte Ávila, Caracas, 1993.
Krakauer, Siegfried: «Sobre libros de éxito y su público» en La fotografía y otros ensayos, Gedisa,
Barcelona, 2008, pp. 67-78.
Montaldo, Graciela: A Propiedade da Cultura. Ensaios Críticos sobre Literatura e Indústria Cultural na
América Latina, Argos, Chapecó, 2004.
Montaldo, Graciela: «La expulsión de la república, la deserción del mundo» en Ignacio M. Sán-
chez-Prado (ed.): América Latina en la «literatura mundial», Instituto Internacional de Literatu-
ra Iberoamericana, Pittsburgh, 2006, pp. 255-270.
Moretti, Franco: «Conjectures on World Literature» en New Left Review No 1, 1-2/2000, pp. 54-68.
Rama, Ángel: «El boom en perspectiva» en La crítica de la cultura en América Latina, Biblioteca
Ayacucho, Caracas, 1984, pp. 266-306.
Rest, Jaime: Arte, literatura y cultura popular, Norma, Bogotá, 2006.
Salabert, Pere: «El azar y la modernidad (Hacia una teoría de lo light con respecto a lo postmo-
derno)» en Revista de Ciencias Humanas No 16, 1998, pp. 95- 132.
Sarlo, Beatriz: «Literatura y valor» en Sarah de Mojica (comp.): Mapas culturales para América Lati-
na, Instituto Pensar / Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2000, pp. 230-245.
Salelc, Renata: Sobre a Felicidade. Ansiedade e Consumo na Era de Hipercapitalismo, Alameda, San
Pablo, 2005.
Sodré, Muniz: Teoria da literatura de massa, Tempo Brasileiro, Río de Janeiro, 1978.
Sodré, Muniz: Best-Seller: A Literatura de Mercado, Ática, San Pablo, 1985.
Todorov, Tzvetan: A Literatura em Perigo, Difel, Río de Janeiro, 2009.

22. Hannah Arendt: «La crisis de la cultura: su significación político y social» [1954] en Entre el
pasado y el futuro, Península, Barcelona, 1996, p. 231.
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615
Recibido: 04/V/2014 Aceptado: 13/VI/2014 Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 – 2014 (123-136)

¿Un campo editorial? Cultura literaria,


mercados y prácticas editoriales
entre Argentina y España
A publishing field? Literary culture,
markets and publishing practices
between Argentina and Spain

Fernando Larraz
Universidad de Alcalá
fernando.larraz@uah.es
España

Resumen: La industria editorial presenta características especiales de las que carecen


otros tipos de actividades productivas y comerciales. Los editores de libros ocupan una
posición relevante en el campo cultural, dado que el objeto que fabrica posee una
significación simbólica especial que incluye la objetivación de identidades y tradiciones
culturales. Atendiendo a ello, y al hecho de que la lengua es el factor común principal de la
actividad editorial, este artículo plantea la necesidad de estudiar las relaciones entre las
industrias editoriales en lengua española como una clave del devenir de la historia literaria
en estos países. Este vínculo transatlántico —visible casi siempre en términos de
competitividad económica— integraría la red de conexiones que explican por qué las
historias literarias nacionales no pueden ser comprendidas aisladas de una comunidad
lingüística transnacional. En particular, este trabajo se centra en las direcciones de las
relaciones editoriales entre las dos principales industrias editoriales en lengua española:
España y Argentina. Esta premisa nos conduce a distinguir, a lo largo del siglo XX cuatro
grandes paradigmas, según pautas representacionales, estrategias editoriales y contextos
políticos y económicos en las que se objetiva la ideología dominante de cada periodo
histórico y que tiene repercusiones objetivas sobre procesos de canonización literaria.

Palabras clave: Industria editorial; Historia literaria; Sociología de la literatura;


Relaciones editoriales transatlánticas.

Abstract: Publishing industry has special features of which other kinds of productive and
commercial activities lack. Book publishers occupy a significant position in a cultural field as
the objet which they produce has got a symbolic significance that includes putting in
objective terms identities and cultural traditions. According to that and to the fact that
language is the main common factor in publishing activity, this paper puts forward the
need to study the relations between publishing industries in Spanish language as a key to
the development of literary history in these countries. This particular transatlantic link —
most often visible in terms of competitiveness— would integrate the net of connections
that explain why national literary histories cannot be understood isolated from a linguistic
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615
transnational community. In particular, this paper focuses on the directions of the
publishing relations between the two main publishing industries in Spanish: Spain and
Argentina. This premise leads us to distinguish, along the 20th century, four major
paradigms according to representational patterns, publishing strategies and political and
trade contexts which have objective consequences on literary processes of canonization.

Key Words: Publishing Industry; Literary History; Literary Sociology, Transatlantic


Publishing Relations.

Desde un punto de vista empírico, lejos del reduccionista inmanentismo crítico, la


literatura hace tiempo que dejó de ser vista únicamente como el conjunto de poemas,
textos narrativos y ensayos —incluso textos dramáticos— que escriben los autores. Es,
también y antes de nada, el conjunto de libros que leen los lectores. Entre el acto de
escritura y el acto de recepción hay una mediación que consiste en convertir en materia
aquello que se ha creado y, al hacerlo, transformarlo e intervenir sobre él de manera
determinante. Los libros son objetos que se fabrican —con mejores o peores materiales
y acabados, con formas y apariencias diversas—; que tienen unos productores primarios
—los autores— a los que hay que retribuir —y a los que, en consecuencia, se está
legitimado a realizar exigencias— y que generan unos costes —múltiples y sometidos a
variables— que es necesario cubrir; que obligan a los productores a entrar en un
mercado en el que su producto debe competir y diferenciarse del de los competidores;
que se distribuyen, que se venden y se compran —en unos espacios y no en otros—;
que generan beneficios o pérdidas de los que los productores aprenden para el futuro;
y que, en definitiva, están inmersos en un circuito mercantil y sometidos a sus reglas.
Teniendo esto en cuenta, ¿cómo no estudiar la historia de las distintas formas del libro
como una parte integral de la historia de la literatura?; ¿cómo obviar las relaciones
editoriales como elemento que explica parcialmente la emergencia y decadencia de
periodos y movimientos literarios y de contactos entre espacios culturales distantes? La
literatura —como comunicación pública— es un producto histórico-ideológico posible en
sociedades cuya economía ha alcanzado un cierto grado de complejidad que la hace
posible. Si existe la historia de la literatura —y estamos por afirmar que existe— es
porque dicha existencia no es paralela y por tanto independiente de la historia política,
social y económica de los ámbitos en los que germina sino que se explica precisamente
por las características diacrónicas de ese contexto.

Los editores, como industria, juegan por tanto en el campo de la cultura y no son meros
gestores de ella. Su mediación no es neutral: tampoco aquí la forma es discernible del
fondo; su labor incide incuestionablemente sobre la literatura. Detentan un poder
central: convertir en materia y hacer visibles para el público a los textos y a los autores.
Son, en realidad, quienes dirimen qué texto es publicable y bajo qué forma y cuál no lo
es. Son árbitros del campo literario, pero unos árbitros sui generis porque también
participan —y de manera activa— en la fijación de las normas. Han pasado ya muchos
años desde que Roger Escarpit hizo hincapié en la relación causal que existe entre
industria editorial, sociología del gusto estético y creación literaria. Al principio de su
incursión pionera en el campo de la sociología literaria dejó establecido que ―no deja de
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

ser indiferente para la comprensión de las obras que el libro sea un producto
manufacturado, distribuido comercialmente, y sujeto por tanto a la ley de la oferta y la
demanda‖ (1968: 10). Dado que el libro debe someterse a su realidad industrial y
comercial, el editor es depositario de una especial responsabilidad en los procesos de
comunicación literaria. Este ascendiente consiste en una triple manipulación que, en el
cumplimiento de sus funciones, ejerce sobre los textos literarios y que se resume en los
verbos ―seleccionar‖, ―fabricar‖ y ―distribuir‖ (1958: 68).

La labor de un editor no consiste únicamente en dar existencia pública a un texto. Es,


en un sentido más amplio, el medio para introducirlo en un ―sistema literario‖ en el que
operan críticos, prensa, mercados, librerías, universidades... Dicho de otro modo, el
editor da una existencia contextualizada, significativa a un texto, siendo él mismo, un
elemento central de ese ―sistema literario‖. En un texto muy clarificador sobre esta
relación, Pierre Bourdieu comenzaba por detectar que la primera muestra de poder de
un editor sobre un texto es, además de servir de puente para que un autor pueda
acceder a ―la existencia pública‖, transferirle en ese mismo acto un ―capital simbólico‖
(2012: 235) que el editor ha ido acumulando a través de su historia y de su
subsiguiente catálogo. En esa transferencia de capital simbólico, el texto —y con él, su
autor—recibe de manera inmediata una interpretación apriorística de su contenido: se
está dando un significado que será indisociable del significado intrínseco del texto
mismo. No es irrelevante —puesto que vamos a hacer uso de este concepto en las
páginas que siguen— recordar aquí la definición que Bourdieu ofrece de ―campo
editorial‖: ―espacio social relativamente autónomo —es decir, capaz de retraducir,
según su propia lógica, todas las fuerzas externas, económicas y políticas,
especialmente—, en el cual las estrategias editoriales encuentran su principio‖ (2012:
242). De estas estrategias editoriales, puestas en relación con los otros agentes del
campo cultural como la crítica y las instituciones, se derivará no solo la materialización
de la obra, sino la producción de ―valor‖, concepto clave en la sociología bourdiana
(Bourdieu, 1995: 339).

Dada la doble condición doble del libro como ―mercancía y significación‖, dotada de un
capital simbólico y potencial generador de un capital económico, la edición posee un
estatus especial que eleva al editor a una casta de aristocracia empresarial. No porque
los editores sean en un sistema productivo los empresarios que más réditos obtienen,
sino porque la finalidad de su elaboración se eleva sobre el resto de mercancías
susceptibles de ser producidas y comercializadas. Se advierte con frecuencia que sacar
a la luz libros con cierto éxito requiere cualidades adicionales a las del fabricante de
botones o de derivados del petróleo. Para ser editor es preciso sumar a las aptitudes
comerciales una especial competencia lectora y una comprensión exhaustiva del campo
cultural vigente. Lo cual significa que el editor es un rara avis; sin ser creador o
investigador, es un promotor de las letras de suma relevancia que se ha visto
involucrado accidentalmente en el ámbito de los números y el comercio. Esta aptitud —
manifestada no en una persona, sino en un comité editorial que fija los criterios de
―publicabilidad‖ de un texto― remite al concepto clásico del editor, el que pertenece a
un tiempo mítico en el que su labor consistía en iluminar derroteros estéticos hasta
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

entonces desconocidos por los que apostaba en virtud de un sentido estético


especialmente desarrollado. Desde aquella perspectiva, el editor —en un sentido
amplio— es un actor de primer orden en la determinación de los caminos del
conocimiento y la expresión literaria pues interviene activamente desde la misma base
material de la comunicación cultural. Este es en el caso del editor clásico, del cual hoy
subsiste, casi de forma residual, la mitificada figura del editor independiente.

El campo editorial de los países de habla hispana presenta una particularidad en tanto
que cada industria nacional posee una relación estrecha con las demás del ámbito
lingüístico. Existe un enorme número de destinatarios, dispersos en multitud de
estados, que leen en una misma lengua y que, si bien sus gustos son diversos, poseen
en común una misma lengua, característica necesaria para convertirse en consumidor
editorial. Esto no significa que haya un único mercado editorial: de la misma manera
que existen industrias editoriales nacionales existen públicos con sensibilidades e
historias diferentes. Pese a ello, estudiar la historia editorial española o argentina (o
chilena, mexicana, uruguaya o venezolana) de manera aislada puede llevar a
conclusiones parciales porque la evolución de cada uno de estos espacios ha ido
construyéndose en relación de competencia con los demás. Así pues, en tanto que
industria cultural, la edición está determinada por los ámbitos lingüísticos, los cuales
crean mercados más o menos autónomos. Al emplear el sintagma ―industria cultural‖ se
está aplicando las categorías comerciales a la cultura. En la cultura hay adherencias y
trazas identitarias de las que carecen otros productos susceptibles de expandirse
comercialmente por el mundo. Adherencias y trazas identitarias que, desde luego, se
encuentran también en otras industrias, como la alimentaria, la musical, la del mueble o
la del transporte pero cuya configuración ideológica aparece vehiculada de una manera
mucho más explícita en el libro. En esta relación, por lo dicho anteriormente, está
implicada la posibilidad de transformar en cultura escrita la idiosincrasia nacional, por
muy múltiple y ambiguo que este concepto resulte. La competencia será entendida al
mismo tiempo en términos de competencia comercial y cultural. Dicho de otra manera,
en ningún sector empresarial se entrelazan de una manera tan intrínseca relaciones de
dominio comercial y cultural ―de metrópoli y colonia― como en las industrias culturales
y, particularmente, en la industria cultural que ha tenido una repercusión más
dominante en los países hispánicos a lo largo del siglo XX: la industria editorial. Y
también por ello, es difícil encontrar tantos discursos legitimadores de una posición de
dominio ―con argumentos no meramente comerciales sino de carácter histórico, social,
antropológico, lingüístico…― como en el caso del comercio de libros.

Con anterioridad a los actuales procesos de concentración y globalización, a las


editoriales les era complicado integrarse en medios lingüísticos ajenos. Y si bien es
cierto que durante los últimos decenios del siglo XIX y los primeros del XX no pocos
editores franceses, italianos, estadounidenses y alemanes penetraron en los mercados
español y sobre todo latinoamericano, terminaron por ser barridos por los editores
originarios del ámbito hispánico. Profesionales de la edición españoles, argentinos,
mexicanos, chilenos, uruguayos, cubanos… terminaron por dar forma definitiva a un
mercado autónomo de productores y de consumidores de libros. Dado que la edición es
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

la mediación más relevante sobre la creación cultural, podemos traducir el anterior


axioma diciendo que no puede entenderse la cultura española o la cultura americana sin
tomar en consideración los hechos económicos que las relacionan, esto es, una
industria cultural que, ya a principios de siglo, rompió su autonomía por las mismas
reglas expansivas de los mercados. Esta relación es especialmente estrecha en el caso
de los dos países que han dominado la producción editorial en el siglo XX: España y
Argentina.

Lo expuesto anteriormente abre un amplio rango de preguntas que podríamos plantear


a una hipotética historia transatlántica de la edición. ¿Cuáles son las claves que definen
la literatura argentina en relación con los mercados editoriales transatlánticos? ¿Es la
argentinidad un valor que tiene o ha tenido en cuenta la industria editorial? ¿Cómo
influyen sobre la cultura argentina las crisis económicas y políticas que transforman en
el campo editorial español y viceversa? ¿En qué medida la industria editorial facilita
relaciones culturales de conocimiento o de aislamiento entre los espacios literarios
español y argentino? ¿Qué implicaciones tiene para el autor argentino —y para el
desarrollo de una literatura nacional— los vaivenes y variables de este proceso?

No cabe dar respuesta a estos interrogantes en las páginas que siguen, pero sí acaso
tratar de situar sus coordenadas. Para afrontar estas cuestiones, proponemos un rápido
repaso por la historia de las relaciones editoriales entre Argentina y España,
estableciendo cuatro paradigmas consecutivos que formalizan las bases de estas
relaciones. El filósofo de la ciencia Hans Kuhn empleó el término ―paradigma‖ para
nombrar un ámbito de creencias, valores y técnicas que comparten los miembros de
una comunidad científica. En nuestro estudio, nos valemos de un concepto débil de
―paradigma‖ para significar un esquema formal con el que se definen los modelos de
transmisión cultural a través del libro atendiendo a su producción, difusión y recepción.
Así, por paradigma entenderemos en este contexto el esquema formal que define el
contacto entre la culturas producidas en Argentina y España a través del libro y que
incluye pautas representacionales, estrategias editoriales y políticas y económicas en las
que se objetiva la ideología dominante de cada periodo histórico. Hay en ello, desde
luego, representaciones simbólicas de la otra orilla atlántica, así como correlaciones de
poder y estrategias de dominio, puesto que se trata en todo caso de una relación de
competencia. Las mutaciones de un paradigma a otro se deben a uno o varios factores
externos en los que se implica una triple crisis —económica, política y
representacional— que afecta a las relaciones culturales entre los dos espacios.
Obviamente, no hablamos de los grandes cambios en la historia del libro sino a
mutaciones y evoluciones que permiten trazar una continuidad en los cambios
protagonizados por el libro en lengua española.

Mucho antes de la gran revolución de los medios de masas, los libros ya operaban su
pequeña globalización. Cuando no había hamburgueserías en Asia ni retransmisiones
deportivas de fútbol europeo en América Latina, un lector culto de Argentina podía
acceder a las novedades editoriales de Madrid, París y Leipzig. Los catálogos editoriales
de un país reflejan la configuración de la cultura nacional; en ellos se vislumbra el peso
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

que en un momento dado tiene la difusión de los elementos autóctonos y las


coordenadas en las que se establece la relación con otras comunidades culturales. Una
industria nacional que publica títulos de autores extranjeros no está siendo colonizada
por un gusto exótico, sino que está poniendo a disposición de una clase lectora ―sea
cual sea ésta en su espectro social― una posibilidad de innovación que evite el carácter
naturalmente conservador de toda fijación cultural y la salve de tensiones nacionalistas.
Por el contrario, la implantación de empresas editoriales extranjeras que exportan sus
catálogos a otros países puede ser vista como una imposición de gustos y esquemas de
pensamiento extraños para beneficio igualmente ajeno. Esto debe de resultar tan obvio
que ha sido utilizado desde el principio de la industria editorial por los editores como
excusa tanto para defender la legitimidad de su expansión cultural como para
defenderse de los ataques de los editores extranjeros en alegatos que a menudo rozan
la más descarnada coartada nacionalista, si es que no caen en ella.

A lo largo del siglo XX cabe discernir cuatro grandes paradigmas en las relaciones
editoriales entre España y Argentina en particular y España y América Latina en general.
El primero de ellos podría denominarse ―El meridiano intelectual‖, de acuerdo con el
famoso editorial de 1927 escrito por Guillermo de Torre y publicado en La Gaceta
Literaria, y abarcaría aproximadamente desde 1914 —cuando al calor del desarrollo
económico de España, comienzan a fortalecerse las verdaderas redes comerciales del
libro entre España y América Latina— hasta 1936 —cuando, a raíz del estallido de la
guerra civil, España pierde a favor de Argentina la primacía editorial en castellano—.
Para el segundo paradigma proponemos el marbete ―La edad de Oro de la edición
argentina‖, empleado por diversos autores y que cubre los años que van de 1936 a
1961, periodo de máxima y explícita conflictividad entre editores argentinos y españoles
en el que Buenos Aires ocupa a su inicio y abandona a su final —nuevamente por
motivos políticos y económicos— el epicentro de la actividad editorial en lengua
española. Un tercer modelo, efímero pero representativo, acaso el más profusamente
estudiado, es el dominado por el fenómeno literario-editorial ―Boom de la literatura
hispanoamericana‖ (1961-1980), en el que se pone en la balanza, de manera muy
palmaria, la relación de oposición/comprensión entre dinero y arte. Y, por último,
podemos considerar el periodo que se inicia en la década de 1980 y que está
caracterizado por la globalización del libro en español.

El origen de la primera de estas fases está en el fuerte ímpetu americanista que


impregna la sociedad española a finales del siglo XIX y principios del XX. Son
recurrentes en estos años representaciones del continente americano como una
hipotética comunidad en busca de sus señas de identidad intelectual en la antigua
metrópoli, lo cual servía de coartada para introducirse de manera privilegiada a los
inmensos mercados que había controlado. Fueron abundantísimos los discursos de todo
tipo sobre el libro español en América, sobre todo entre 1920 y 1932, en los que se
hace énfasis en la necesidad histórica de asentar el dominio comercial y cultural sobre
América (Larraz, 2007). Esta doble misión encaja a la perfección en la característica
bipolaridad del editor como comerciante y agente cultural, hasta el punto de enlazar
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

discursos en los que se arma una alianza perfecta entre ambas. Así se ve en el editorial
de La Gaceta Literaria con que he querido nombrar esta etapa del 1 de abril de 1927, el
famosísimo artículo de Guillermo de Torre que concluía del siguiente modo:

¿de qué ha servido tamaño estruendo verbalista, cuál ha sido, en el orden práctico, su
utilidad inmediata, si nuestra exportación de libros y revistas a América es muy escasa, en
proporción con las cifras que debiera alcanzar, si el libro español, en la mayor parte de
Sudamérica, no puede competir en precios con el libro francés e italiano; y si por otra
parte, la reciprocidad no existe? (De Torre, 1927: 1).

El artículo tiene una repercusión extraordinaria en Argentina, país donde está teniendo
lugar una industria editorial incipiente y, simultáneamente, un intenso debate acerca de
la identidad cultural centrado en torno al hispanismo y a otras influencias extranjeras.
Así se entiende la polémica que generó, manifestada sobre todo en la respuesta airada
de los jóvenes redactores del Martín Fierro con Jorge Luis Borges a la cabeza, aúna la
reacción contra la pretendida ascendencia hispana sobre de los movimientos literarios
—en particular de las vanguardias (Alemany 1998)— con un enfoque indisociable, el del
colonialismo editorial al establecer el imperativo origen español de los libros leídos en
Argentina. La relación indisoluble entre intereses materiales (el libro, la industria) e
intelectuales (las ideas, las obras) está subrayada por la particular posición de Guillermo
de Torre, crítico, editor y autor con fuertes vinculaciones transatlánticas ya por
entonces. Y sin embargo, bajo el paraguas legitimador de este discurso y la realidad del
dominio mercantil, en esta época expansiva, en particular durante los años treinta,
muchas de las obras más importantes de la narrativa hispanoamericana se habían
publicado por primera vez en España. Son los casos, por ejemplo, de las primeras
ediciones de Doña Bárbara (Araluce, 1929), de Rómulo Gallegos; Leyendas de
Guatemala (Oriente, 1930), de Miguel Ángel Asturias; Ecue-Yamba-O (Rivadeneyra,
1933), de Alejo Carpentier; El tungsteno (Cénit, 1931), de César Vallejo; y Las lanzas
coloradas (Zeus, 1931), de Arturo Uslar Pietri. Al mismo tiempo, los editores españoles
se establecen de manera definitiva en Buenos Aires a través de filiales y sucursales. De
hecho, el editorial de Guillermo de Torre se entiende sobre todo a raíz de la política
editorial española de aquellos años, claramente volcada hacia los mercados exteriores,
imprescindibles para colocar sus excedentes de producción. Un ejemplo de esta
necesidad empresarial travestida de legitimidad histórica lo constituye, unos años
después, el decreto que dio lugar al Instituto del Libro Español, de 1935, una vez
garantizada la hegemonía de los editores españoles en América, en el que se fija que,
entre sus objetivos, ―el más apremiante, por los resultados inmediatos que promete, es
la creación de depósitos o stocks de libros en América Latina‖. Nuevamente se apelaba
a tópicos de índole trascendente (―vehículo espiritual entre la América Latina y España‖)
para la defensa de intereses económicos (―producto al que hay que hacer accesibles
mercados‖)1.

1
―Decreto creando el Instituto del Libro Español‖, Gaceta de Madrid, n. 120, 30 de abril de 1935:
876-877. Véase también: ―Decreto creando en este Departamento y en la Biblioteca Nacional, con
el nombre de Instituto Nacional del Libro Español, bajo la dependencia directa del Ministro, un
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

El estallido de la guerra en España en 1936 y su desenlace en 1939 supusieron, entre


otras muchas consecuencias, una crisis editorial profunda para España y el inicio de lo
que ha sido denominado ―la edad de oro de la edición argentina‖ (García, 1965) o ―la
grande chance de l‘Argentine‖ (Lagarde, 1980), así como el nacimiento de otras
industrias editoriales hasta entonces nimias o casi inexistentes, como la mexicana, la
chilena y la colombiana. Esta evolución de los mercados editoriales excede las
dimensiones industriales y comerciales, pues fue un relevante factor en favor de la
autonomía cultural de las repúblicas americanas. De hecho, en paralelo a la crisis
económica, la narrativa española atravesó un decaimiento reconocido incluso por los
voceros del régimen, mientras en Hispanoamérica se vivían procesos opuestos. La
concurrencia en el tiempo de ambas circunstancias (crisis editorial y crisis literaria)
permite plantear la hipótesis de que dicha coincidencia no es meramente coyuntural,
sino que los mismos factores determinan ambas decadencias. Entre estos factores,
están los altos costes de producción, la escasez de autores y de expertos en edición a
causa del exilio, el advenimiento de un régimen totalitario y del subsiguiente régimen
de represión y dirigismo cultural, la ruina de las empresas editoriales y la caída de la
demanda. Sin embargo, la realidad no fue acatada por los productores españoles ni
mucho menos por su nuevo gobierno, que boicotearon sistemáticamente las enormes
posibilidades de expansión de la industria editorial argentina, en la que los exiliados
eran elementos centrales, pero en la que también intervinieron elementos
profranquistas. España y Argentina firmaron un tratado de cooperación cultural en 1942
que contemplaba, entre otras cuestiones, que ambos países ―darán las máximas
facilidades para el intercambio de publicaciones (libros, revistas y periódicos) que, por
su finalidad superior, sirvan para una mayor comprensión de los problemas
fundamentales de la Argentina y España o sean exponentes de sus respectivas
actividades científicas, literarias o artísticas‖. España incumplió sistemáticamente el
acuerdo poniendo especiales barreras censorias a la entrada de libros americanos, lo
que a la larga terminó por desbaratar el desarrollo de la industria editorial argentina
(Larraz, 2010: 161-167).

El momento de auge de la industria editorial argentina hizo que los editores se volcaran
sobre mercados exteriores, dándose una acentuada internacionalización de los
catálogos editoriales. Dejando aparte el descarado hispanismo de Espasa-Calpe, uno de
los sellos principales de estos años, que miraba más hacia España, donde no podían
publicar libros con costes tan bajos como los argentinos, las grandes editoriales de
estos años —Sudamericana, Emecé, Losada— ponen a disposición de sus lectores un
elenco de autores que, sin desdeñar a los nacionales, los relacionan con los grandes
escritores occidentales. La competencia es dura, pero la comunicación fecunda porque
la difusión de estos escritores —cuyos derechos de traducción no pueden pagar en
general los editores españoles al carecer de divisas— contribuye a la creación en los

organismo encargado de la tutela económica y cultural del libro español‖, Gaceta de Madrid, n.
215, 3 de agosto de 1935: 1131-1132.
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

años cuarenta de una sociedad literaria porteña muy bien informada y cosmopolita. En
este proceso —que empieza a entrar en quiebra a partir de la década de 1950, con una
inflación galopante y crecientes intromisiones políticas en las estrategias editoriales—
observamos una constante: la expansión de la industria editorial lleva aparejada la
atención a espacios extranjeros, mientras la retracción tiene como consecuencia una
mayor atención a autores nacionales. En su historia de la edición argentina, José Luis
de Diego ha visto que ―la ‗época de oro‘ de la industria editorial coincide con un
desarrollo significativo de la literatura argentina, pero de una literatura de minorías; y el
comienzo de la decadencia de la industria editorial coincide con un desarrollo notable de
la literatura argentina y latinoamericana en el interés de los lectores‖ (De Diego, 2006:
112).

Parece difícil encontrar un hito tan esclarecedor y al mismo tiempo tan complejo de las
relaciones entre literatura y mercado editorial como el llamado boom de la literatura
latinoamericana, en el que la instauración de nuevos valores por parte de la industria
editorial española —singularmente el editor Carlos Barral y la agente literaria Carmen
Balcells— determinó un cambio en los gustos del público español. La tensión entre
cosmopolitismo e identidades locales alcanza aquí un momento clave que se evidencia
en la disparidad de lecturas críticas que ha recibido. Por una parte, están quienes
tachan a los escritores del boom de estar sometidos al mercado literario, que si bien
produce una internacionalización inédita de las letras de América Latina, por
contrapartida, generó un fetichismo esclerotizado en determinadas imágenes estáticas
de la identidad americana, requisitoria ineludible de la industria que optó por
promocionar el exotismo y el compadreo político de un grupo de autores provenientes
de países del tercer mundo. Por otra, no sin razón, están quienes detectan la
acentuación del movimiento de las industrias editoriales americanas al que nos
referíamos antes por centrarse en discernir las múltiples identidades americanas a
través de la literatura. De hecho, pese al protagonismo otorgado a los manejos de
Barral y Balcells, la mayor parte de autores del boom publican sus obras en casas
editoriales americanas —principalmente argentinas—, las cuales viran la tradicional
preeminencia en sus catálogos de autores extranjeros para dar cabida masivamente a
escritores americanos.

Lo que las críticas al boom como fenómeno comercial a veces obvian es que las casas
editoriales que apostaron fuertemente por la publicación de escritores latinoamericanos
hicieron un interesante recorrido contrario a la tendencia con que Bourdieu caracteriza
la industria editorial actual y que denomina ―Una revolución conservadora en la
edición‖: ―el desplazamiento hacia las posiciones dominantes se acompaña de un
reforzamiento de la tendencia a privilegiar la gestión de los logros en detrimento de la
búsqueda de la innovación y a poner el capital simbólico detentado al servicio de
autores mucho más comerciales, los que no eran, en los tiempos heroicos de los
comienzos los que han contribuido a la acumulación de ese capital‖ (2012: 237). Si bien
la publicación de Roa Bastos por Losada, de Vargas Llosa por Seix Barral, de García
Márquez por Sudamericana, de Onetti por la General Fabril Editora... no corresponde a
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

los tiempos de los comienzos editoriales de sus respectivos sellos, sí representan


algunos de sus momentos heroicos pues demuestran una apuesta por colocar el valor
simbólico adquirido durante largos años en escritores que aportaban innovación sobre
los lenguajes literarios de ambos espacios culturales. Así lo destacó Ángel Rama en ―El
boom en perspectiva‖:

Al designar a las editoriales que acompañaron la nueva narrativa como ‗culturales‘


pretendo realzar una tendencia que en ocasiones manifestaron en detrimento de la normal
tendencia comercial de una empresa, llevándolas a publicar libros que previsiblemente
tendrían poco público pero cuya calidad artística les hacía correr el riesgo (Rama, 1985:
277).

Sin embargo, a aquellos tiempos heroicos siguió en casi todos los casos el proceso de
―revolución conservadora‖ descrito por Bourdieu y consecuencia de la caída de las
ventas que sobrevinieron a la vuelta del boom, en la segunda mitad de la década de
1970, y que se agravaron con el advenimiento del cuarto paradigma aquí contemplado.

En esta cuarta fase se ha consumado la mundialización del campo editorial. Desde


1980, se viene observando una concentración masivamente analizada por los sociólogos
de la cultura, que ha producido relevantes desplazamientos en la posición de las
empresas editoriales. Mediante adquisiciones, los derechos editoriales se han ido
transfiriendo a grandes conglomerados internacionales, muchos de ellos de capital
español. Las empresas surgidas al calor de la época dorada de la industria editorial
argentina han pasado a manos de empresas de comunicación como Santillana, Planeta
o Bertelsmann-Mondadori, en un proceso generalizado en toda América Latina. De este
modo, las empresas españolas ya no dominan mediante exportaciones el mercado
argentino, sino que controlan directamente el sector editorial desde los centros de
poder en Madrid y Barcelona. La compra de editoriales argentinas por grupos
extranjeros ha supuesto un brusco viraje en las políticas editoriales. Esta progresiva
concentración comienza en el conjunto de editoriales en lengua española hacia 1980 y
tiene su momento álgido hacia 1997, sobre todo tras la compra de las dos principales
editoriales argentinas, Sudamericana (por Random House Mondadori, en 1997) y Emecé
(por el grupo Planeta, en 2000). Esto produce una explotación por las empresas
extranjeras de la literatura argentina más consolidada que deja muy escaso espacio a la
emergencia de nuevos autores.

Un rasgo relevante de este proceso es el hecho de que la mayor parte de las editoriales
hayan sido adquiridas por empresas de comunicación, lo que produce que sean capaces
de lanzar productos indiscriminados que luego venden a través de poderosas redes de
promoción y venta y que implican la introducción de estrategias comerciales
sumamente agresivas y que nunca antes se habían implementado en el comercio de
libros. El proceso de globalización en industrias tan sensibles como las culturales ha
producido movimientos paradójicos que ha explicado bien Malena Botto:

el fenómeno de ―segmentación de la producción‖ propio de la globalización y que incide


sobre las industrias culturales de manera singular, las lleva a focalizar el mercado interno
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615
de cada uno de los países donde operan, lo que significa que pueden imponer allí
productos importados desde sus casas matrices –concretamente desde España–, pero no
existe la misma permeabilidad con respecto a las producciones realizadas en otros países
latinoamericanos donde también han adquirido empresas editoriales (2006: 217).

Ocupando los espacios vacantes dejados por estas editoriales, se observa en este
mismo periodo el llamativo surgimiento de editoriales llamadas independientes, primero
en Argentina y, años después, en España. Se trata de un interesante fenómeno de
resistencia editorial transatlántica que ha sido profusamente analizado, bien desde una
perspectiva crítica (Padilla, 2012) bien con una mirada más complaciente (Astutti y
Contreras, 2001). En cualquier caso ―sea en contra o a favor de los vientos del
capitalismo―, los nuevos editores independientes aportan una necesaria diversidad al
ecosistema2 editorial y, al mismo tiempo, revitalizan la debilitada visión transatlántica
que, en los años cuarenta y cincuenta aportaron la unión de intelectuales argentinos y
españoles exiliados en no pocos sellos. En realidad, lo característico de estas editoriales
es su necesidad de ocupar un espacio genuinamente transatlántico, publicando a
autores de la otra orilla. Un caso significativo es el de Alpha Decay, que obtuvo uno de
sus primeros grandes éxitos comerciales publicando la primera novela de la autora
argentina Pola Oloixarac, Las teorías salvajes (2007); Candaya ha publicado varios
libros de Sergio Chejfec y Lázaro Covadlo; y Páginas de Espuma ha editado los libros de
microcuentos de Ana María Shua, por poner solo unos pocos ejemplos y por no hablar
de otros sellos independientes pero no pequeños, como Tusquets y Anagrama. Es obvio
que la proclamada independencia de estas editoriales no debe confundirnos y llevarnos
a la conclusión de su autonomía respecto de las normas del campo, pero creemos con
Adriana Astutti y Sandra Contreras que

la función de las editoriales independientes aparece, en principio, como la de garantizar la


diversidad: no sólo la de asegurar un espacio para la expresión de las producciones
‗locales‘ –que escapan al perfil de los productos ‗internacionales‘- sino también la de abrir –
o preservar- un espacio para la pluralidad de las manifestaciones culturales que escapan a
la estandarización que requiere un imperativo exclusiva o prioritariamente comercial (2001:
768).

La excelsitud de la actividad editorial clásica ha llevado a muchos a confundir la figura


del empresario del libro con un mecenas liberal que persigue el desarrollo del saber de
un modo más o menos altruista. Desde el descubrimiento y la difusión de la imprenta,
el libro ha simbolizado la cultura por lo que su productor es considerado el depositario
del material simbólico de una comunidad, tanto en sí misma como en su relación con el
mundo. Esta imagen idealizada del editor se corresponde con lo que hoy podríamos
llamar el editor independiente; generalmente, aquel que posee en propiedad la

2
Véase, de una manera gráfica, el espacio lejano al centro económico —donde se encuentran los
sellos pertenecientes a las constelaciones de los grandes grupos— en que los creadores de la
infografía ―Mapa Astral de la Edición 2011‖, referida al campo editorial español, han colocado a la
mayoría de estos sellos en http://www.anatomiadelaedicion.com/wordpress/wp-
content/uploads/2011/06/mapa-astral-editorial-2011.pdf. Consultado: 20/02/2014.
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

totalidad o la mayoría de su empresa, lo que dota a su criterio editorial de la suficiente


autonomía para tomar decisiones por sí mismo de acuerdo con una política
determinada. Este modelo se contrapone a las editoriales pertenecientes a grandes
grupos que dominan los mercados. Algunos editores rememoran con nostalgia un
pretendido tiempo ideal en el que la edición era una actividad de intelectuales
comprometidos con la alta cultura: ―la edición de libros se ha desviado de su verdadera
naturaleza, y ha adoptado la actitud de un negocio como cualquier otro‖ (Epstein, 2002:
16), se lamenta por ejemplo un ilustre editor norteamericano. El libro, como producto,
ha seguido la lógica empresarial que cabía prever: concentración, potenciación de los
mercados más rentables, introducción de la tecnología, etcétera. Hoy —como al inicio
de la historia que hemos relatado en el epígrafe anterior— el quid de la cuestión es
establecer de manera crítica las pautas en que se desenvuelve la relación entre
mercado editorial, comunicación intelectual y diferencia cultural. Se trata de tres
elementos imprescindibles, discernibles y casi siempre conflictivos, con lógicas e
imperativos divergentes porque el primero de estos elementos ―la lógica del beneficio
empresarial― provoca la desaparición de los otros dos imponiendo como requisitos la
progresiva uniformización y segmentación. Frente a ello, a la escritura literaria le queda,
con toda su amplísima gama de posibilidades discursivas, la posibilidad de resistir, aun
sabiendo que la resistencia solo se podrá ejercer desde dentro de esa mercancía
llamada libro.

BIBLIOGRAFÍA
Bourdieu, Pierre. Las reglas del arte.
Alemany Bay, Carmen. La polémica del Barcelona: Anagrama, 1995.
meridiano intelectual de
Hispanoamérica (1927): estudios y De Diego, José Luis. ―1938-1955. La
textos. Alicante: Universidad, 1998. época de oro de la industria editorial‖.
En: José Luis De Diego (dir.). Editores
Astutti, Adriana y Contreras, Sandra. y políticas editoriales en Argentina,
―Editoriales independientes, 1880-2000. Buenos Aires: Fondo de
pequeñas… Micropolíticas culturales en Cultura Económica, 2006: 91-123.
la literatura argentina actual‖, Revista
Iberoamericana, vol. LXVII, n. 197, De Torre, Guillermo. ―Madrid,
2001: 767-780. meridiano intelectual de
Hispanoamérica‖, La Gaceta Literaria,
Botto, Malena. ―1990-2000. La 8, 15 de abril de 1927: 1.
concentración y la polarización de la
industria editorial‖. En: José Luis De Epstein, Jason. La industria del libro:
Diego (dir.). Editores y políticas Pasado, presente y futuro de la edición.
editoriales en Argentina, 1880-2000. Barcelona: Anagrama, 2002.
Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica, 2006: 209-249. Escarpit, Roger. La revolución del libro.
Madrid, Alianza, 1968.
Bourdieu, Pierre. Intelectuales, política
y poder. Buenos Aires: Eudeba, 2012
Cuadernos del CILHA - a. 15 n. 21 - 2014 - ISSN 1515-6125
v. 15 n. 2 – 2014 - EISSN 1852-9615

Escarpit, Roger. Sociología de la


literatura. París: Presses Universitaires
de France, 1958.

García, Eustasio. Desarrollo de la


industria editorial argentina. Buenos
Aires: Fundación Interamericana de
Bibliotecología Franklin, 1965.

Lagarde, Pierre. La politique de l‘edition


du livre en Argentine. Toulouse:
Université de Toulouse-Le Mirail, 1980.

Larraz, Fernando. ―Los editores


españoles ante los mercados de lectura
americanos (1900-1939)‖, Cuadernos
Americanos, vol. 1, n. 119, 2007: 131-
150.

Larraz, Fernando. Una historia


transatlántica del libro. Relaciones
editoriales entre España y América
latina (1936-1950). Gijón: Trea, 2010.

Padilla, José Ignacio. ―Independientes.


Editoriales, experiencia y capitalismo‖.
En: Ana Gallego Cuiñas (ed.). Entre la
Argentina y España. El espacio
transatlántico de la narrativa actual.
Madrid: Iberoamericana, 2012: 234-
266.

Rama, Ángel. La crítica de la cultura en


América Latina. Caracas: Biblioteca
Ayacucho, 1985.
Consejo Directivo 2016-2018

Germán Coronado Vallenas


Ediciones Peisa
Presidente

Patricia Arévalo Majluf


Pontificia Universidad Católica del Perú
Vicepresidenta

Salomón Senepo Gonzáles


Borrador Editores SAC
Secretario

Alberto Rosenblum Telias


Distribuidora Peruana de Publicaciones S. A.
Prosecretario

Alberto Almendres Sánchez


Ediciones SM S. A.
Tesorero

Javier Zapata Innocenzi


Malabares

Carlos Carnero Figuerola


Librería Inestable Salvador del Solar
Leonardo Dolores Cerna Ministro de Cultura de Perú
Estación La Cultura Presidente del Consejo

Vocales Silvia Elena Regalado


Secretaria de Cultura de El Salvador
*** Presidenta del Comité Ejecutivo

Liliana Minaya Cáceda Marianne Ponsford


Gerente general Directora

Pedro Villa Gamarra Alberto Suárez


Director de Contenidos y Relaciones Institucionales Secretario general (e)

Rocío Fuentes Chauca Francisco Thaine


Coordinadora de Proyectos Subdirector técnico
Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

Noviembre de 2017

Documento elaborado por Bernardo Jaramillo, consultor del


Cerlalc.

Coordinación editorial
José Diego González M.

Diagramación
Epígrafe Ltda.

Corrección de estilo
Robin Dimitrov

Cámara Peruana del Libro


Av. Cuba 427, Jesús María
Tel. (51-1) 472 95 16
cp-libro@cpl.org.pe
www.cpl.org.pe
Lima-Perú

Centro Regional para el Fomento en América Latina


y el Caribe, Cerlalc-Unesco

Calle 70 n.° 9-52


Tel. (57-1) 518 70 70
libro@cerlalc.org
www.cerlalc.org
Bogotá-Colombia

Investigación realizada como parte del proyecto “Internacionalización del libro peruano: expandir y consolidar la participación
del sector editorial peruano en el mercado internacional del libro”, financiado por el Programa Nacional de Innovación para la
Competitividad y Productividad, Innóvate Perú, del Ministerio de la Producción.
Contenido
Diagnóstico de la producción editorial en Perú 7
La oferta editorial en Perú 11
Número de agentes editores 11
Construcción de un catálogo editorial 12
Número de títulos registrados y formato 14
Títulos y distribución geográfica 16
Número de títulos según agente editor 18
Títulos y tipo de edición 22
Títulos y áreas temáticas 24
Idioma de publicación y traducciones 25
A manera de resumen 27
Anexo 29

Diagnóstico del comercio editorial de Perú 33


En cifras 35
Las exportaciones 36
Las importaciones 40
Países de destino de las exportaciones de libros 43
Exportadores peruanos de libros 49
Las exportaciones editoriales 50
Anexos 61

Los mercados potenciales para el libro peruano 85


La mirada desde las exportaciones peruanas 88
La mirada desde el comercio entre América Latina 89
Los migrantes latinoamericanos: otro mercado potencial 94
Recomendaciones de política pública para el fortalecimiento
de la cadena del libro y la competitividad del sector editorial en el Perú 103
Diagnóstico del sector editorial 106
¿Qué leen los peruanos? 106
Oferta editorial peruana 107
Visibilidad de la oferta editorial 108
Una política nacional del libro y la lectura 108

Recomendaciones en torno a la internacionalización del libro peruano 111


Una marca para la internacionalización 116
Definición de mercados potenciales 116
Coeditar, negociar derechos, traducir 117
De nuevo, los catálogos 118
Conocer los mercados potenciales: misiones comerciales y estudios de mercado 119
Compras públicas 120
Las ferias internacionales del libro 121
Principales ferias internacionales del libro en América Latina 122
La Feria Internacional del Libro de Lima 123
Actuar sobre las barreras al comercio: transporte y distribución 124
Formar empresarios y trabajadores para enfrentar
la internacionalización 124
Nuevas tecnologías 125

Propuesta de encuesta 127


Diagnóstico de la producción
editorial en Perú
E laborar un diagnóstico del sector editorial
peruano es tarea compleja dada la
precariedad de las fuentes de información
sobre el sector. La mayor parte de los
estudios disponibles1, se realizaron en
la primera década del presente siglo y tuvieron como
propósito contextualizar la discusión de la Ley del Libro.
Se concentran, además, en el análisis del registro isbn y las
variables de comercio exterior, ante la ausencia de fuentes de
información que permitiesen llegar a conclusiones en torno
a la estructura económica del sector.
La más reciente aproximación al análisis del mercado
editorial en Perú se encuentra en el documento publica-
do por la Cámara Peruana del Libro en 2013: El mercado

1 2002. Cámara Peruana del Libro. Análisis de la industria editorial en el


Perú.
2007. Cámara Peruana del Libro. Estudio estadístico del sector editorial en el
Perú.
2013. Cámara Peruana del Libro. El mercado editorial en el Perú 2008-2011.
2014. Anatomía de la edición. Panorama del libro electrónico en el Perú.
Situación actual y oportunidades de negocio.
2015. Universidad del Pacífico. Evaluación económica de la Ley n.º 28086
“Ley de Democratización del Libro y Fomento de la Lectura”.

Documentos Cerlalc | Libro [9]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

editorial en el Perú 2008-2011. Estudio de aproximación a la realidad de la


industria del libro. El documento se concentra en dos temas principales: en
primer lugar, una descripción detallada de la evolución del comercio exte-
rior editorial peruano entre 2008 y 2011 y, en segundo lugar, una mirada a
la evolución del registro isbn, como base para la cuantificación de la oferta.
Presenta, adicionalmente, los resultados de una encuesta realizada entre las
empresas del sector para medir la evolución de las ventas y las percepciones
en torno al clima empresarial y los efectos de la aplicación de la Ley del Li-
bro. Para destacar, en este documento, lo referido a una medición del valor
del mercado editorial en Perú, que se ubica, en 2011, en 1.194 millones de
soles (alrededor de 434 millones de dólares, a la tasa de cambio promedio de
ese año). De este total, el 56 % corresponde a producción nacional y el 44 %
restante a importaciones. En el estudio se presentan, también, las cifras de
los años 2009 y 2010, en las que se aprecia una fuerte caída de la producción
nacional (de 1.031 a 671 millones de soles), que se explica básicamente por
el auge de las compras públicas de textos educativos en 2009 y 2010. Con
estas cifras no es factible acercarse a una medición del consumo editorial en
Perú, dado que no se cuenta con las cifras de ventas (en soles) al mercado
internacional. Sin embargo, el documento presenta una aproximación a la
demanda editorial en Perú, a través de los gastos de las familias en libros,
que para 2011 fue de 1.680 millones de soles. El documento no aclara los
detalles de este indicador, por lo que no es fácil establecer correlaciones con
cifras similares en otros países, aunque a primera vista puede considerarse
demasiado alto.
Lo anterior se corrobora con otras cifras del contexto peruano. En sep-
tiembre de 2015 el Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, pucp, publicó los resultados de una encuesta de hábitos de
lectura entre la población peruana2. “Los resultados de la encuesta nos indi-
can que la lectura de libros es un hábito cotidiano tan sólo para un 15.5 % de
los peruanos”, anota el informe, que señala, además, que

Las bibliotecas de los peruanos son bastante modestas: 47.6 % de los en-
trevistados no tienen más de 10 libros en sus casas. El porcentaje de per-
sonas que tienen más de 100 libros en su hogar apenas llega al 4.3 % de los
entrevistados.

2 Instituto de Opinión Pública, pucp. Boletín n.º 137. Estado de la opinión pública. Libros y hábitos
de lectura, año xi, septiembre de 2015.

Documentos Cerlalc | Libro [10]


Diagnóstico de la producción editorial en Perú

La encuesta tuvo un cubrimiento de las zonas urbana y rural, con una


muestra de 1.203 personas. El indicador de libros leídos, en el último año, fue
de 3,3, que se ubica por debajo del indicador en países de similar desarrollo
como Colombia, donde el indicador es de 4,3 libros por habitante al año,
entre la población lectora de libros. Con los resultados de esta encuesta no
es posible llegar a conclusiones certeras sobre la situación de la lectura en
el Perú. En la región son pocos los países que tienen mediciones periódicas
sobre comportamiento lector. Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México
son los países en los que este ejercicio ha sido sistemático en las últimas dé-
cadas, utilizando metodologías similares (la propuesta por el Cerlalc en 2007
y 2014). Un ejercicio similar en Perú sería de gran utilidad para el diseño de
políticas públicas y para la planeación estratégica del sector editorial.
Como se anotó antes, no es fácil construir un panorama certero del sector
editorial en Perú. Una aproximación a la oferta editorial solo puede lograrse
a través del análisis de la evolución del registro de títulos editoriales, como se
hará a continuación.

La oferta editorial en Perú

Para efectos de elaborar un diagnóstico actualizado para los propósitos del


proyecto de internacionalización del libro peruano se ha trabajado con la
información proveniente del registro isbn, única fuente disponible con datos
actualizados, que permite hacer una aproximación al tamaño de la oferta
editorial peruana. La información obtenida de la base de datos del isbn se
contrasta con información similar procesada por el Cerlalc para los demás
países de la región.

Número de agentes editores


En 2016, 994 agentes editores registraron títulos en la agencia peruana del
isbn. El concepto de agente editor involucra a todas las personas jurídicas
y naturales que registraron obras en el isbn. Incluye editoriales privadas,
editoriales universitarias, editores-autores, entidades estatales y otros
actores de la cadena (distribuidoras y empresas privadas cuya actividad
principal no es la editorial). La evolución en el número de agentes que
registran obras en el isbn ha venido creciendo sostenidamente en el país.
En 2000, el número de agentes que registraron obras fue de 298 y hacia
mediados de la década pasada el número prácticamente se duplicó; para
2007 ya había llegado a 748.

Documentos Cerlalc | Libro [11]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

La multiplicación en el número total de agentes editores está relacio-


nada con varios factores. En particular, las menores barreras de entrada al
sector editorial propiciadas por los cambios tecnológicos han permitido un
auge del registro de obras por parte de personas naturales y otras entidades
no especializadas en el campo del libro. Cerca de la mitad de los agentes
editores en 2016 (442) está conformada por personas naturales y entidades
no especializadas en el sector editorial. Este es un fenómeno que se registra
en casi todos los países de América Latina. Las cifras del Cerlalc para 2015
muestran que de 21.787 agentes que registraron títulos en el isbn, 10.025
(el 46 %) corresponde a personas naturales (que podrían asumirse como
autores-editores).

Gráfica 1
Perú. Número de agentes editores que registraron obras en el ISBN
2000-2016
1.200

968 965 994


1.000
883
848 847 957
820
748
800
767

600
475 594
539
368
400
298

332
200 218

0
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la agencia peruana del ISBN.

Construcción de un catálogo editorial


La construcción de una oferta editorial sistemática —la construcción de un
catálogo— es un elemento clave para analizar la potencialidad de la actividad
editorial en el mercado internacional. La base de datos del isbn permite
analizar cuál ha sido el comportamiento de los diferentes agentes editores en
cuanto a acrecentar su fondo editorial en los últimos años.

Documentos Cerlalc | Libro [12]


Diagnóstico de la producción editorial en Perú

Para tal efecto se analizaron las bases de datos del período 2010-2016 para
identificar el número de títulos registrados por cada agente editor. Se concen-
tró el análisis en los agentes cuya producción, presumiblemente, es comercia-
lizable (editoriales privadas, editoriales universitarias y algunas organizacio-
nes no gubernamentales).
En una primera mirada, se seleccionaron las empresas editoriales que te-
nían más de 10 títulos registrados en el período. La pesquisa arroja un total
de 237 agentes editoriales.

Gráfica 2
Perú. Número de agentes editores que registran títulos
2012-2016

2012 a 2016 110

2013 a 2016 16

2014 a 2016 12

2015 a 2016 11

2012 a 2013 7

Solo en 2016 5

Solo en 2014 3

Solo en 2012 3

Solo en 2015 2

Solo en 2013 2

2013 a 2014 2

2014 a 2015 2

0 20 40 60 80 100 120

Fuente: Elaborado por Cerlalc, con base en datos de la agencia peruana del ISBN.

El comportamiento en el registro es el siguiente:


• La muestra seleccionada registró 20.601 títulos en el período 2012-
2016, con un promedio de 87 títulos por empresa.
• Si se excluye el registro por parte de los grandes grupos internacionales
que participan en el mercado editorial peruano, la muestra cubre 16.244
títulos, con un promedio de 70 títulos por agente editor.
• 110 agentes editores (el 61 % del promedio del número de agentes edi-
tores en el período) registraron títulos en cada uno de los años del
período 2012-2016, lo que refleja una tendencia positiva en cuanto al
crecimiento de los fondos editoriales disponibles.

Documentos Cerlalc | Libro [13]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

• Otro grupo, de 46 agentes editores, registró títulos de manera continua


en otros momentos del período (2012 a 2013; 2013 a 2016; 2014 a 2016;
2015 a 2016).
Un trabajo por emprenderse es el de realizar una clasificación cuidadosa
del registro de títulos por áreas temáticas y tamaño de las empresas, lo que
permitiría perfilar más en detalle las características de la oferta editorial pe-
ruana, en particular la generada por pequeñas y medianas empresas editoria-
les que han florecido en los últimos años.
Un ejercicio similar, realizado con el registro de títulos por parte de las
editoriales vinculadas a instituciones de educación superior, arroja un total de
84 instituciones que registraron 3.270 títulos en el período 2012-2016, con un
promedio de 39 títulos por institución. 28 de estas instituciones universitarias
registraron títulos en cada uno de los años del período, con un fondo editorial
de 2.882 títulos y un promedio de 39 títulos por institución. La concentración
es bastante alta: 8 instituciones concentran el 58 % del fondo editorial regis-
trado en el período.

Número de títulos registrados y formato


De la misma forma en que el número de agentes editores se ha multiplicado,
el número de títulos registrados ha crecido de manera notable. En el año 2001,
los reportes de la agencia peruana del isbn indicaban el registro de 2001 títulos
editoriales. Para finales de la década pasada, esta cifra se había triplicado,
para llegar a 6.031 títulos. En lo corrido de la presente década la cifra se ha
mantenido más o menos estable, con un promedio de 6.090 títulos anuales.
Las características del registro isbn en la actualidad hacen necesario anali-
zar con cuidado la evolución del número de títulos. Dado que las normas del
isbn determinan que por cada formato de una obra debe realizarse un regis-
tro isbn, es evidente que muchas obras pueden estar registradas varias veces,
dependiendo del formato de publicación (papel, audiolibro, libro digital, etc.).
Determinar exactamente la cantidad de obras nuevas, implicaría un análisis
mucho más detallado de la base de datos de registro, posibilidad que excede
el ámbito de este trabajo.
Una mirada rápida a la evolución del registro isbn en Perú, según formato
de las publicaciones, muestra que las obras registradas en formato digital pa-
san de representar el 0,8 % en el año 2000, a 1,2 % en 2010 y a 13,7 % en 2016.
La participación de las obras registradas en formato digital es bastante baja
en Perú si se le compara con la evolución que ha seguido América Latina, que
para los mismos años evolucionó de 2 %, a 9 % y a 22 %, respectivamente. Si

Documentos Cerlalc | Libro [14]


Diagnóstico de la producción editorial en Perú

suponemos que todas las obras registradas en formato digital lo fueron tam-
bién en formato impreso, podría estimarse que el total de obras registradas,
como primeras ediciones, pasa de 1.984 a 5.834, entre 2000 y 2016.
Las cifras muestran, entonces, un notorio crecimiento en la oferta editorial
peruana, base para entender las potencialidades de la misma en el mercado
internacional, aunque es indudable que el ritmo de crecimiento del registro
editorial es inferior al promedio registrado en América Latina.
Perú participa con 3,4 % de la oferta total de títulos en América Latina.
En el 2000, este indicador era de 2,3 %. En 2000, en América Latina se re-
gistraban en promedio 165 títulos diarios, de los cuales el 69 % se registran,
en su orden, en Brasil, México y Argentina. Las cifras para 2016 muestran
un promedio regional de 549 títulos diarios, de los cuales, el 75 % se gene-
ran en los mismos tres países. En Perú, la estimación del número de títulos
registrados diariamente pasa de 4 a 17 entre 2000 y 2016. Si se compara con
Colombia, un país de similar desarrollo relativo, las diferencias son eviden-
tes, pues el registro diario en Colombia era de 17 títulos en el 2000 y pasó
a 49 en el 2016.

Tabla 1
Perú. Número de títulos con registro ISBN según formato
2000-2016
 Año Impreso Digital Total
2000 1.984 17 2.001
2001 1.371 21 1.392
2002 1.593 6 1.599
2003 2.237 17 2.254
2004 2.997 17 3.014
2005 3.878 21 3.899
2006 4.083 60 4.143
2007 4.847 140 4.987
2008 5.037 195 5.232
2009 5.208 120 5.328
2010 5.960 71 6.031
2011 5.274 202 5.476
2012 5.695 260 5.955
2013 6.422 337 6.759

Documentos Cerlalc | Libro [15]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

 Año Impreso Digital Total


2014 5.698 454 6.152
2015 5.655 439 6.094
2016 5.642 821 6.463

Fuente: Elaborado por Cerlalc, con base en datos de la agencia peruana del ISBN.

Gráfica 3
Perú. Distribución porcentual del número de títulos con registro ISBN según formato
2011-2016
120

96,3 95,6 95,0


100 92,6 92,8
87,3

80

60

40

20 12,7
5,0 7,4 7,2
3,7 4,4

0
2011 2012 2013 2014 2015 2016

Impreso Digital

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia Peruana del ISBN.

Títulos y distribución geográfica


Una variable de interés para ubicar la producción editorial del Perú puede
ser la identificación de los títulos registrados según las zonas geográficas de
origen de los agentes editores. No es mucho lo que puede decirse sobre la
distribución geográfica de los agentes editores. El 90 % de los títulos en 2016
fueron registrados por agentes ubicados en Lima (tanto departamento como
capital). Le siguen en orden de importancia las ciudades de Trujillo, Huancayo,
Arequipa y Cusco, con una participación adicional de 6 %. Quiere esto decir
que en las cinco principales ciudades del país se concentra el registro del 96 %
de los títulos.

Documentos Cerlalc | Libro [16]


Diagnóstico de la producción editorial en Perú

Tabla 2
Perú. Número de títulos registrados por ciudad
2016
Ciudad Número de registros ISBN
Lima 5.800
Trujillo 117
Huancayo 101
Arequipa 92
Cusco 77
Chiclayo 33
Puno 32
Cajamarca 30
Huánuco 23
Santa 16
San Román 15
Huamanga 13
Huaraz 13
Piura 12
Tacna 11
Juliaca 11
Callao 5
Mariscal Nieto 5
Otras ciudades 57
Total 6.463

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia Peruana del ISBN.

Tabla 3
Perú. Número de títulos registrados por departamento
2016
Departamento Número de registros ISBN
Lima 5.805
La Libertad 122
Junín 102
Arequipa 92
Cusco 80
Puno 63

Documentos Cerlalc | Libro [17]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

Departamento Número de registros ISBN


Lambayeque 36
Cajamarca 33
Ancash 29
Huánuco 23
Ayacucho 13
Piura 13
Tacna 12
Otros 40
Total 6.463

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia Peruana del ISBN.

Número de títulos según agente editor


El registro isbn clasifica a los agentes editores de acuerdo con su actividad
principal: editorial, institución universitaria, institución educativa no
universitaria, personas naturales y otros.
El 75,7 % de las obras registradas en Perú, en 2016, fue realizado por em-
presas que señalaron la editorial como su actividad principal. Es de resaltar,
además, que esta participación ha venido incrementándose en los últimos
años. En el 2000 era de 58,5 %. Más adelante se ahonda en este tema, a partir
de una depuración de la base de datos de empresas que reportan el trabajo
editorial como su actividad principal.
En el caso de la edición universitaria, esta representó en 2016 el 9,3 % del
total de títulos, con una pronunciada caída con respecto al año 2000, cuando
representaba el 23 % del total de obras registradas. Este es un caso bastante
atípico y bien vale la pena mirarlo en detalle. En 2000, solo 13 instituciones
de educación superior registraron títulos y una de ellas concentra el 46 % del
total (241 títulos sobre un total de 466). El volumen de registro de títulos
universitarios en este año tuvo una alta participación relativa, dado el bajo nú-
mero del registro total (2.001 títulos). Para el 2016 fueron 65 las instituciones
de educación superior que registraron títulos.
Además del notable crecimiento de la edición comercial, hay que destacar
la alta participación de personas naturales en el registro de obras. En el 2000,
no llegaba al 1 %, en 2016 su participación fue de 5,7 %. Es indudable que,
como se verá más adelante, en el registro de personas naturales pueden existir
actividades editoriales comerciales que no están constituidas como empre-
sas, que hacen parte de una floreciente actividad editorial independiente, tal
como viene ocurriendo en otros países de la región.

Documentos Cerlalc | Libro [18]


Tabla 4
Perú. Número de títulos con ISBN según tipo de agente editor y formato (impreso y digital)
  2000 2005 2010 2015 2016

I D T I D T I D T I D T I D T

Editorial 1.161 9 1.170 3.005 6 3.011 4.705 34 4.739 4.135 113 4.248 4.262 604 4.866

Institución universitaria 466 - 466 445 - 445 448 12 460 635 194 829 452 154 606

Institución religiosa 26 - 26 17 - 17 56 - 56 46 10 56 70 10 80

Institución educativa 38 - 38 58 - 58 161 - 161 123 2 125 137 9 146


diferente a universidad

Otros 292 8 300 251 13 264 304 8 312 411 88 499 345 31 376

Persona natural 1 - 1 98 2 100 286 17 303 305 32 337 376 13 389

Sin información - - - 4 - 4 - - - - - - - - -

Total 1.984 17 2.001 3.878 21 3.899 5.960 71 6.031 5.655 439 6.094 5.642 821 6.463

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia peruana del ISBN.

Documentos Cerlalc | Libro


[19]
Diagnóstico de la producción editorial en Perú
Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

Gráfica 4
Perú. Distribución del número de títulos registrados según tipo de agente editor
2000

1,9 % 15 %
1,3 %

23,3 % 58,5 %

Editorial Institución universitaria

Institución religiosa Institución educativa diferente a universidad

Otros

Gráfica 5
Perú. Distribución del número de títulos registrados según tipo de agente editor
2016
5,7 %
5,8 %
2,2 %
1,3 %

9,3 %

75,7 %

Editorial Institución universitaria

Institución religiosa Institución educativa diferente a universidad

Otros Persona natural

Un ejercicio de depuración de la base de datos del isbn, identificando


claramente los tipos de agentes editores, muestra una distribución bastante

Documentos Cerlalc | Libro [20]


Diagnóstico de la producción editorial en Perú

diferente. Se clasificaron los agentes según su tipo: editoriales comerciales,


universitarias, ong, entidades públicas y autores-editores.
En 2016, fueron 268 empresas editoriales comerciales las que registraron
títulos en la agencia isbn. Este grupo de empresas concentra el 65 % del
total de títulos registrados en el año, con un promedio de 16 títulos por em-
presa; 10 empresas concentran el 44,7 % del total de obras registradas, con
más de 100 títulos cada una de ellas; 21 empresas registran entre 30 y 100
títulos; y 49 empresas registran entre 10 y 29 títulos. En el mismo grupo, 14
empresas registraron más de 50 títulos y representan en conjunto el 53 %
del total de títulos del grupo y el 35 % del total de títulos registrados. La
participación de este grupo es similar a la existente para el promedio lati-
noamericano (61 %, en 2015).

Tabla 5
Perú. Agentes editoriales según tipo y número de títulos
2016
Tipo de agente editor Agentes editores Títulos registrados
Número % Número %
Comerciales 268 27,2 4.225 65,4
Públicas 43 4,4 249 3,9
Universitarias 65 6,6 626 9,7
ONG 208 21,1 774 12
Autor-editor 350 35,6 408 6,3
Otros 50 5,1 181 2,8
Total 984 100 6.463 100

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia peruana del ISBN.

Las editoriales comerciales que registraron menos de 5 títulos en 2016


fueron 146 (108 de ellas con menos de 2 títulos). En este grupo se ubica buena
parte de las editoriales independientes.
Las editoriales universitarias participan con el 6,6 % del número de agentes
editores y el 9,3 % del total de títulos. Las participaciones de este grupo para
el promedio latinoamericano, en 2015, fueron de 4 % y 7 %, respectivamente.
En el caso de las personas naturales (presumiblemente autores-editores)
que registran títulos, las participaciones del grupo son: 36 % en el número de
agentes y 6 % en el número de títulos.

Documentos Cerlalc | Libro [21]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

Tabla 6
Perú. Editoriales comerciales según rango de registro de títulos
2016
  Número Número Promedio % %
de empresas de títulos de títulos acumulado
Más de 100 títulos 10 1.889 189 44,7 44,7
Entre 50 y 100 títulos 4 350 88 8,3 53
Entre 30 y 50 títulos 17 663 39 15,7 68,7
Entre 10 y 29 títulos 49 793 16 18,8 87,5
Entre 5 y 9 títulos 42 259 6 6,1 93,6
Menos de 5 títulos 146 271 2 6,4 100
Total 268 4.225 16 100  

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia peruana del ISBN.

Tabla 7
Perú. Editoriales universitarias según rango de registro de títulos
2016
  Número de Número de Promedio % %
instituciones títulos de títulos acumulado
Más de 100 títulos 1 152 152 24,3 24,3
Entre 50 y 100 títulos - - - 0 24,3
Entre 30 y 50 títulos 3 118 39 18,8 43,1
Entre 10 y 29 títulos 12 206 17 32,9 76
Entre 5 y 9 títulos 14 99 7 15,8 91,9
Menos de 5 títulos 35 51 1 8,1 100
Total 65 626 10 100  

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia peruana del ISBN.

Títulos y tipo de edición


La clasificación de las obras registradas en Perú, según se trate de primeras
ediciones o reediciones, muestra una tendencia similar a la existente en la
región latinoamericana. Del total de obras registradas en Perú en 2016, el
90,3 % corresponde a títulos nuevos (primeras ediciones). Este indicador para
el caso de América Latina es de 89,7 %. La participación de las primeras
ediciones, desde el 2000, se mantiene en niveles similares.

Documentos Cerlalc | Libro [22]


Diagnóstico de la producción editorial en Perú

Gráfica 6
Perú. Registro ISBN de títulos nuevos y reediciones
2000-2016
7.000

5.941 5.834
6.000
5.349 5.389
5.136 4.888 5.138

5.000 4.509 4.423


4.352

4.000 3.634
3.374
2.697
3.000

1.819 1.944
2.000 1.475
1.297
905 895 818 1.014

1.000 525 509


635 723 588 606 704 629
182 310 317
95 124

0
2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016
Reediciones Títulos nuevos

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia peruana del ISBN.

Tabla 8
Perú. Número de títulos registrados (nuevos, reediciones, reimpresiones)
2000-2016
Año Títulos nuevos Reediciones Reimpresiones
Impreso Digital Total Impreso Digital Total
2000 1.806 13 1.819 178 4 182 3
2001 1.276 21 1.297 95 - 95 16
2002 1.469 6 1.475 124 - 124 17
2003 1.931 13 1.944 306 4 310 48
2004 2.682 15 2.697 315 2 317 64
2005 3.353 21 3.374 525 - 525 328
2006 3.574 60 3.634 509 - 509 223
2007 4.213 139 4.352 634 1 635 691
2008 4.315 194 4.509 722 1 723 838
2009 4.303 120 4.423 905 - 905 534
2010 5.066 70 5.136 894 1 895 1.069

Documentos Cerlalc | Libro [23]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

Año Títulos nuevos Reediciones Reimpresiones


Impreso Digital Total Impreso Digital Total
2011 4.700 188 4.888 574 14 588 986
2012 5.097 252 5.349 598 8 606 710
2013 5.615 326 5.941 807 11 818 592
2014 4.712 426 5.138 986 28 1.014 476
2015 4.993 396 5.389 661 43 704 524
2016 5.024 810 5.834 618 11 629 396

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia peruana del ISBN.

Títulos y áreas temáticas


El registro isbn ofrece una clasificación de las obras inscritas, de acuerdo con
grandes áreas temáticas. Los resultados para el Perú resultan bastante atípicos
si se les compara con el conjunto de la región.
En efecto, cerca de la mitad (47 %) de los títulos registrados en el Perú se
ubican en el área de ciencias sociales. El mismo indicador para el conjunto de
países de América Latina es de 6,4%. Se hace necesario, entonces, profundi-
zar en el análisis de la base de datos del isbn para poder llegar a conclusiones
sobre el particular.

Tabla 9
Perú. Número de títulos con registro ISBN según materia
2011-2016
Materia 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Generalidades 176 309 340 282 368 337
Filosofía y psicología 199 125 158 157 126 135
Religión 148 248 163 215 176 179
Ciencias sociales 2.172 2.519 3.115 2.624 2.588 3.108
Lenguas 127 136 101 167 172 29
Ciencias naturales y matemáticas 195 388 225 232 196 175
Tecnología (ciencias aplicadas) 604 621 726 517 499 566
Bellas artes y artes decorativas 141 120 115 180 175 113
Literatura y retórica 1.495 1.246 1.551 1.537 1.504 1.609
Geografía e historia 219 242 265 241 286 212
Total 5.476 5.954 6.759 6.152 6.090 6.463

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia peruana del ISBN.

Documentos Cerlalc | Libro [24]


Diagnóstico de la producción editorial en Perú

Idioma de publicación y traducciones


El 97 % de los títulos registrados en 2016 corresponde a obras en idioma
español. En orden de importancia le siguen los títulos registrados en inglés,
que solo representan el 2 % del total.
Es de destacar la reciente aparición de títulos en quechua. Entre 2000 y
2009, solo 19 títulos fueron registrados en esa lengua nativa. Entre 2010 y 2016
el número de títulos registrados en quechua fue de 65.
Las obras registradas que corresponden a traducciones desde otras len-
guas diferentes al español fueron 140 en 2016 con un promedio, para lo que va
de la presente década, de 149 obras anuales. En el caso de obras originales en
español traducidas a otras lenguas, el total para 2016 fue de 48 y el promedio
para el período 2010-2016 fue de 70 obras anuales.

Tabla 10
Perú. Número de títulos con ISBN traducidos
2000-2016
Año Desde el español Desde otras Total
a otras lenguas lenguas al español
2000 16 18 34
2001 3 26 29
2002 15 34 49
2003 11 61 72
2004 11 51 62
2005 22 54 76
2006 25 87 112
2007 33 102 135
2008 44 51 95
2009 24 39 63
2010 74 87 161
2011 73 123 196
2012 87 94 181
2013 52 139 191
2014 61 186 247
2015 45 250 295
2016 42 140 184

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia peruana del ISBN.

Documentos Cerlalc | Libro [25]


Tabla 11
Perú. Número de títulos según idioma de publicación
2000-2016
Año Español Inglés Alemán Italiano Portugués Francés Multilingüe Quechua Japonés Otros Total
2000 1.974 20 - - 3 1 - - 1 2 2.001
2001 1.359 16 - 1 1 2 - - 11 2 1.392
2002 1.561 16 2 7 1 10 - - 2 - 1.599
2003 2.177 34 - 8 21 8 - - 4 2 2.254
2004 2.940 35 2 20 4 3 - - 5 5 3.014
2005 3.818 41 1 8 14 10 - 2 - 4 3.898
2006 3.997 65 8 6 27 25 - - 3 10 4.141
2007 4.869 38 1 4 28 2 - 5 - 1 4.948
2008 5.085 77 - 39 21 2 - 2 2 - 5.228
2009 5.216 74 2 13 6 1 1 10 - 5 5.328
2010 5.813 146 1 17 20 7 1 18 5 3 6.031
2011 5.242 184 1 10 13 20 - 4 - 2 5.476
2012 5.744 130 - 18 29 13 12 6 1 2 5.955
2013 6.599 130 1 2 12 9 1 3 1 1 6.759
2014 5.993 126 4 3 14 3 - 5 2 2 6.152

Documentos Cerlalc | Libro


2015 5.839 127 - 1 8 6 101 11 1 - 6.093
2016 6.226 119 1 1 5 2 93 16 - - 6.463

Fuente: elaborado por Cerlalc, con base en datos de la Agencia peruana del ISBN.
Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

[26]
Diagnóstico de la producción editorial en Perú

A manera de resumen

Es necesario que el proyecto de internacionalización del libro peruano se


fundamente en un conocimiento preciso de los mercados internacionales
para aprovechar la potencialidad del comercio editorial. Este es un tema que
se trata en un capítulo específico de este estudio. Sin embargo, es necesario
mirar un poco atrás en la cadena de valor para tratar de identificar el elemento
central: la oferta exportable y las condiciones en que esta se produce y circula.
Por eso es imperativo para la Cámara Peruana del Libro y para los entes
públicos que promueven el sector editorial el contar con información más
precisa sobre la estructura del sector editorial. En esa tarea, la encuesta que se
tiene previsto realizar en el marco de este proyecto indudablemente sentará
una línea de base para un mayor conocimiento del sector.
Es indudable que los indicadores más importantes del sector editorial han
cambiado radicalmente en el Perú en las dos últimas décadas y, en particular,
en la presente. El dinamismo de la economía peruana es notorio dentro de la
región, incluso en un contexto de crisis económica en muchos de los países.
El aprendizaje que ha venido haciendo el sector editorial en el mercado inter-
nacional es una muestra de que hay factores de competitividad del sector que
tienen que ser fortalecidos en el mediano plazo. De igual forma, la presencia
creciente de los servicios de manufactura de libros en el mercado de expor-
tación muestra que existe en el Perú una importante capacidad instalada en
la industria gráfica y un saber hacer en el campo del libro, factores que deben
también ser potenciados. Un buen indicador de cómo ha cambiado Perú en
estos campos es el del consumo de papeles de imprenta y escritura y de papel
periódico. Según datos de la fao, en 1995 el consumo per cápita de papeles
de estos tipos de papeles se ubicaba en 4,2 kilos por habitante al año; para el
2000 había ascendido a 5,4 kilos y para el 2015 el indicador era de 15,4 kilos.
Ahí se dibuja, de alguna manera, la dinámica de los sectores gráfico y editorial
en estas últimas décadas.
Un resumen de la evolución entre 2000 y 2016 evidencia lo siguiente:
• Multiplicación de los agentes editores, que pasan de 298 a 994, entre
2000 y 2016.
• Crecimiento de la oferta editorial, que pasa de 2.001 a 6.463 títulos,
entre 2000 y 2016.
• Presencia creciente de los nuevos formatos electrónicos de edición. En
2007, el 3,8 % de los títulos se registraban en formato electrónico. Para
2016, el indicador fue de 12,7 %.

Documentos Cerlalc | Libro [27]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

• El 90 % de los títulos registrados corresponde a primeras ediciones.


Una tendencia que se mantiene a lo largo del período analizado.
• Fuerte concentración del registro editorial en empresas privadas
especializadas.
• Alta concentración del registro editorial en algunas empresas y en al-
gunas zonas geográficas. Las diez empresas más grandes del sector
concentran el 29 % del registro de obras. En Lima se concentra el 90 %
del registro de títulos.
Los desafíos del sector editorial, en el mercado interno y en el mercado in-
ternacional, son muy fuertes. Es indudable que la oferta editorial se encuentra
bastante concentrada en los textos educativos, en una tendencia que será cre-
ciente ante la expansión del sistema escolar. Los mayores niveles de ingreso
y de escolaridad de la población abren un amplio espacio al crecimiento del
sector en otros ámbitos del mercado editorial. Los problemas típicos del sec-
tor en América Latina se repiten, algunos con mayor intensidad en el Perú.
Bajos niveles de lectura en la población, debilidad del tejido de distribución,
comercialización ilegal de obras y escasez de recurso humano calificado. Esas
debilidades sobre las que una política pública del libro y la lectura debe actuar
están empezando a ser recogidas desde las instancias gubernamentales. La
Ley del Libro ha sido un instrumento de utilidad para el sector, pero es evi-
dente que la misma debe actualizarse para actuar sobre un sector que se está
transformando aceleradamente.
La internacionalización del libro peruano pasa, en primera instancia, por
el fortalecimiento del mercado interno. La evidencia de los países exporta-
dores de productos editoriales muestra que en los cimientos del éxito en el
mercado internacional se encuentra un sector editorial que ha sabido leer
el contexto interno y desarrollar una oferta adecuada para el mismo. En ese
tránsito puede desarrollar ventajas competitivas que le permitan acercarse al
verdadero mercado del libro en la región: el mercado de la lengua.

Documentos Cerlalc | Libro [28]


Diagnóstico de la producción editorial en Perú

Anexo

Tabla 12
Perú. Clasificación de los agentes editores por número de títulos registrados
2016
Agente editor Número de registros
Santillana S. A. 365
Ediciones Corefo S. A. C. 218
Grupo Editorial Norma S. A. C. 212
Empresa Editora Macro E. I. R. L. 200
Ediciones SM S. A. C. 193
Penguin Random House Grupo Editorial S. A. 167
Planeta Perú S. A. 161
Pontificia Universidad Católica del Perú 152
Ediciones Lexicom S. A. C. 147
Arca de Papel E. I. R. L. 120
ECB Ediciones S. A. C. 106
Asociación Fondo de Investigadores y Editores 98
Instituto Pacífico S. A. C. 95
Gaceta Jurídica S. A. 94
San Marcos E. I. R. L. 80
Corporación Editora Chirre S. A. 78
Instituto de Estudios Peruanos 60
Luppa Perú S. A. C. 59
Beca S. A. C. 48
Escuela Activa S. A. 47
Delta Editores S. A. C. 46
María Trinidad S. A. C. 45
Grupo Editorial I & C S. A. C. 45
Universidad de Lima 44
Text Book S. A. 44
Septiembre S. A. C. 44
Punto y Coma Editores S. A. C. 43
Didáctica Editores S. A. C. 43
Mega Editores S. A. C. 42
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas S. A. C. 41
Sociedad de San Pablo 40

Documentos Cerlalc | Libro [29]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

Agente editor Número de registros


Trascender S. A. C. 36
Ediciones y Distribución INFO XXI E. I. R. L. 34
Universidad Ricardo Palma 33
Ministerio de Cultura 32
Crecer S. A. C. 32
Grupo Empresarial Amotape S. A. C. 31
Editora y Librería Jurídica Grijley E. I. R. L. 31
Presidencia del Consejo de Ministros 30
Asociación Librería Editorial Salesiana 30
Global Textos S. A. C. 30
Asociación Hijas de San Pablo 29
Adrus D&L Editores S. A. C. 28
Universidad Nacional Mayor de San Marcos 27
Navarrete S. R. L. 26
Universidad Privada Antenor Orrego 26
Corporación Gráfica Navarrete S. A. 25
Corporación Editora Coredise S. A. C. 24
Asociación Editorial Bruño 24
Ediciones Dene S. A. 23
Panamericana Perú S. A. C. 22
Jurista Editores E. I. R. L. 22
Editora y Distribuidora Ediciones Legales E. I. R. L. - Eydisele 22
Ebiolibros S. A. C. 22
Universidad del Pacífico 21
Ediciones Jurídicas E. I. R. L. 21
América de Jorge Castillo Fan 21
Ariel Distribuidores S. A. C. 21
Cátedra Vallejo E. I. R. L. 21
Nóstica Editorial S. A. C. 20
Apogeo de Eliser Efer Soto Común 20
Instituto Nacional de Salud 19
Congreso de la República 18
Ediciones Piza S. A. C. 18
Editora Páginas S. A. C. 18
Universidad Nacional Agraria La Molina 17
Universidad de San Martín de Porres 17
Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca 17

Documentos Cerlalc | Libro [30]


Diagnóstico de la producción editorial en Perú

Agente editor Número de registros


Editora Distribuidora Dimarclass S. A. C. 17
Academia Peruana de la Lengua 17
Cibertec Perú S. A. C. 17
Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación 16
de la Calidad Educativa
Universidad César Vallejo S. A. C. 16
Universidad ESAN 16
Grupo Editorial Mesa Redonda S. A. C. 16
Apolo Editores Corporativos S. A. C. 16
U-Education E. I. R. L. 15
Universidad San Ignacio de Loyola 15
Importadora y Distribuidora Editorial Moreno S. A. 15
Grandes Libros S. A. C. 15
Universidad Católica San Pablo 14
Jurado Nacional de Elecciones 14
Paracaídas Soluciones Editoriales S. A. C. 14
Representaciones Generales y Servicios Americanos S. C. R. L. 14
Estación La Cultura S .A. C. 14
Centro de Estudios y Publicaciones 14
Aletheya E. I. R. L. 14
Ediciones Vicio Perpetuo Vicio Perfecto de Julio Benavides Parra 14
Lluvia Editores S. R. L. 13
Universidad Inca Garcilaso de la Vega 13
Universidad Nacional de Trujillo 13
Grupo Editorial Caja Negra S. A. C. 13
Grupo Editorial Lex & Iuris S. A. C. 13
Instituto Apoyo 13
Los Libros más Pequeños del Mundo E. I. R. L. 12
Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo 12
Orden de San Agustín: Provincia de Nuestra Señora de Gracia 12
del Perú
Producciones Cantabria S. A. C. 12
Asociación Centro Cultural de Investigación y Publicaciones Vida 12
y Espiritualidad
Carvayo E. I. R. L. 12
Fundación BBVA Banco Continental 12
Bizarro Ediciones S. A. C. 12

Documentos Cerlalc | Libro [31]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

Agente editor Número de registros


Petróleos del Perú S. A. 11
Instituto de la Construcción y Gerencia 11
Grupo Editorial Hijos de la Lluvia S. C.R. Ltda. 11
Aerolíneas Editoriales S. A. C. 11
Instituto Cultural Peruano Norteamericano 11
Grupo Pakarina S. A. C. 11
El Hipocampo Publicistas S. A. C. 11
Derecho, Ambiente y Recursos Naturales 11
Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar 11
Asociación Educativa Internacional Elim 11
Pearson Educación de Perú S. A. 10
Tarea Asociación de Publicaciones Educativas 10
Universidad Señor de Sipán S. A. C. 10
Ministerio del Ambiente 10
Sociedad Peruana de Derecho Ambiental 10
Killa Editorial E. I. R. L. 10
Antares Cultura y Desarrollo 10
Centauro Editores S. A. C. 10
Cascahuesos Editores S. A. C. 10
Grupo Editorial Peisa S. A. C. 10
Centro de Investigaciones y Publicaciones - Ediciones Puma 10
Ediciones P&L S. A. C. 10
Otros (870 agentes editores con menos de 10 títulos por agente) 1.671
Total 6.463

Documentos Cerlalc | Libro [32]


Recomendaciones de política pública
para el fortalecimiento de la cadena
del libro y la competitividad del sector
editorial en el Perú
E l análisis de la información estadística sobre
la cadena del libro en Perú y los resultados
de las entrevistas con representantes
del sector permiten plantear algunas
recomendaciones generales sobre aspectos
fundamentales que contribuyan a fortalecerla y que sirvan
de apoyo para el proceso de internacionalización del libro
peruano.
El sector editorial en el mundo viene enfrentando gran-
des transformaciones frente a las que se requiere un trabajo
profundo y sistemático por parte de los actores de la cadena
del libro y de las políticas públicas. Tal como lo ha planteado
el Cerlalc:

Lo más cierto en este contexto es que existe una transición


en curso y que llegó para quedarse, que el libro impreso
goza de una vigencia madura sobre la que puede construirse
una perspectiva de mediano plazo, y que habrá novedosas
formas de cohabitación de soportes, contenidos y actores
sociales. El rol de las políticas públicas consiste en poner
en perspectiva la complejidad del momento actual, enfati-
zar las buenas prácticas de transición y, al ritmo adecuado

Documentos Cerlalc | Libro [105]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

a cada contexto local, asegurar un futuro a los valores que deben preservarse
dentro de la cadena editorial [...]4.

El desarrollo del sector editorial peruano y sus posibilidades en el mercado


internacional pasa, en primera instancia, por el fortalecimiento de la cadena
del libro en el país. La experiencia de otros países demuestra que solo un sec-
tor editorial que se ha desarrollado localmente adquiere las competencias y las
fortalezas para llevar su producción a otros contextos sociales y económicos.
En ese sentido es necesario actuar sobre las debilidades evidentes de la cadena
editorial en Perú. Algunos elementos de esta acción se delinean a continuación.

Diagnóstico del sector editorial


Es muy poca la información existente sobre el sector editorial en Perú. Como se
observó en la parte inicial de este documento no existen fuentes actualizadas de
información que permitan obtener una panorámica de la evolución, situación
actual y perspectivas del sector editorial. Urge, entonces, el establecimiento
de un sistema de información, que permita a los empresarios del sector y a las
instancias públicas relacionadas el diseño de acciones específicas para actuar
sobre el desarrollo del sector. Una encuesta periódica, como la planteada en
el marco de este proyecto, puede ser un buen paso inicial para entender la
estructura del sector, la distribución geográfica y su contribución al empleo y
la generación de riqueza.

¿Qué leen los peruanos?

Consolidar un mercado editorial local, que permita a su vez desarrollar una


oferta a la medida, implica tener instrumentos de información sobre los
comportamientos de los consumidores. Es necesario que Perú cuente con
un instrumento de medición de los hábitos de lectura y el comportamiento
lector, que dote de señales ciertas al sector y permita la elaboración de políticas
públicas en torno al libro, la lectura y las bibliotecas. En América Latina,
países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México tienen ya una larga
tradición en la realización de encuestas periódicas sobre el tema y existen
desarrollos metodológicos, impulsados por el Cerlalc, que buscan consensuar
instrumentos de medición para favorecer la comparabilidad entre los países.
4 Cerlalc. Nueva agenda por el libro y la lectura: recomendaciones para políticas públicas en Iberoamérica,
2013, p. 21.

Documentos Cerlalc | Libro [106]


Recomendaciones de política pública para el fortalecimiento de la cadena del libro [...]

Oferta editorial peruana

Cuando se aborda un proyecto dirigido a promover la internacionalización


del libro peruano, la primera pregunta que surge es ¿qué puede exportar
Perú al mercado internacional? La respuesta no es fácil. Crear una oferta
para el mercado internacional, más allá de la relacionada con la promoción
de la literatura generada en el Perú, implica un conocimiento detallado
de las características demográficas, sociales, económicas y culturales
de los mercados de destino. Solo una gestión comercial y de mercadeo
puede dar cuenta de ello: visita a ferias del libro, misiones comerciales,
identificación de canales de comercialización, contratación de estudios
especializados, etc.
El análisis de las exportaciones peruanas de libros ha puesto de presente
el alto peso relativo de los servicios de manufactura de libros en las mis-
mas. La exportación del producto editorial peruano se encuentra en áreas
relacionadas con libros científicos y técnicos (ingeniería, administración y
derecho) en los que algunas empresas han ido adquiriendo fortalezas en
el mercado internacional, pero con muy bajos volúmenes de exportación.
La presencia de la producción literaria (a excepción de la obra de autores
peruanos con un alto reconocimiento internacional y cuyos derechos son
manejados por grandes casas internacionales de edición) y de contenidos
relacionados con la cultura y la sociedad en Perú no han encontrado un
sendero claro para circular más allá de las fronteras locales. El reto primero
de la cadena editorial es identificar claramente una oferta exportable y ello
pasa por entender claramente cómo es el comportamiento de la actual ofer-
ta en el mercado local, para poder dibujar posibilidades para su presencia en
el exterior. Adicionalmente, la política pública tiene que diseñar acciones
concretas dirigidas al estímulo de la creación intelectual y a la protección
de los derechos de los autores. La reproducción ilegal de obras en el Perú es
señalada sistemáticamente como un factor que actúa perversamente sobre
las posibilidades de desarrollo del mercado.
El análisis del registro isbn puso de presente que entre 2000 y 2016 el nú-
mero de agentes editores y el número de títulos editoriales casi que se triplicó,
pero pocos detalles se conocen sobre las características de esta oferta. La Bi-
blioteca Nacional del Perú, responsable del registro editorial en el país, tiene
que fortalecer las capacidades técnicas de la agencia, con el fin de mantener
actualizado un sistema de información periódica, trimestral o semestral, que
dibuje un panorama de las tendencias del registro editorial en el país.

Documentos Cerlalc | Libro [107]


Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú

Visibilidad de la oferta editorial

En el entretanto, es de singular importancia poder conocer con precisión qué


se está produciendo en Perú y la única herramienta posible es contar con un
catálogo detallado de la producción nacional. Se habla de un exceso de títulos
en el mercado editorial en el mundo, impulsado en parte por las facilidades
que brindan las tecnologías de información y comunicación. Sin embargo,
“sobreproducción no se correlaciona con sobreoferta. Para que esta exista, el
resultado de la sobreproducción debe tener algún contacto con sus potenciales
audiencias”5. Un catálogo editorial es y ha sido una herramienta fundamental para
el comercio de libros. La construcción de un catálogo es la perfecta combinación
entre la acción desde el Estado y las entidades asociativas del sector y los
agentes editores (editoriales privadas, editoriales universitarias, organismos no
gubernamentales, editoriales públicas y autores-editores). Tradicionalmente, han
sido las bibliotecas nacionales las encargadas de realizar la tarea de construcción
de las bibliografías nacionales, en un propósito fundamental de preservación del
patrimonio cultural. Los desarrollos en la estandarización del registro editorial,
a través de herramientas como el isbn, han abierto nuevas posibilidades a la
construcción de catálogos nacionales de la oferta editorial que sirva a un doble
propósito: el de conformar las bibliografías nacionales y el de dotar al sector de
una herramienta estratégica para la comercialización. La fortaleza del mercado
de distribución del libro en países como Estados Unidos, Alemania, Francia y
España está vinculada al desarrollo de sistemas de información actualizados,
precisos y en línea, que contienen toda la información detallada sobre las
características de la oferta editorial. Los estándares internacionales están
definidos, la tecnología está disponible y el mercado (distribuidores, librerías,
bibliotecas, sistemas de compras públicas) está ansioso por tener acceso a los
metadatos que día a día se acumulan en las agencias de registro isbn de la región.
Es hora de ponerlos a disposición del mercado.

Una política nacional del libro y la lectura

El fortalecimiento del sector editorial en el Perú pasa, en primera instancia,


por la construcción de una política nacional del libro, la lectura y las
bibliotecas, tarea en la que se encuentra inmerso el Ministerio de Cultura del
Perú. Muchas de las acciones aquí planteadas tienen que incorporarse dentro
5 Cerlalc. Nueva agenda por el libro y la lectura: recomendaciones para políticas públicas en Iberoamérica,
2013, pp. 25-26.

Documentos Cerlalc | Libro [108]


Recomendaciones de política pública para el fortalecimiento de la cadena del libro [...]

de la misma. La amplia consulta que se está realizando en el país en torno a


la formulación de la política tiene que llevar a diseñar planes concretos que la
hagan realidad y a la revisión de la normativa existente (Ley del Libro) o a la
expedición de nuevas normas. La formulación de la política pública debería
derivar en planes específicos, que trasciendan los períodos de gobierno, en el
campo de la promoción de la lectura; el desarrollo del sistema bibliotecario; el
impulso a la cadena de producción y comercialización de productos editoriales;
la formación del recurso humano para el sector; el apoyo a la reconversión
empresarial y la innovación, y a la promoción de la internacionalización del
sector editorial peruano.

Documentos Cerlalc | Libro [109]

También podría gustarte