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Alma Matinal

Roger Tahua Delgado

FUJIMORISMO Y SENDERISMO recargados


Es sorprendente ver en la televisión al abogado Crespo, ex defensor a ultranza
de Abimael Guzmán y de las huestes senderistas, tratar de hacernos creer que
ellos (movadef) no son parte de Sendero Luminoso.

Es más, ahora resulta que sale a los programas periodísticos a explicarnos por
qué en el Perú hoy son tiempos de reconciliación; discurso muy parecido al que
los fujimoristas (históricos, topos, reciclados y advenedizos) hoy plantean.
Olvidar, voltear la página; indultar, perdonar, señalar solo lo que les conviene.

Recordar.

Fueron los sectores populares, los dirigentes de barrio, las rondas campesinas,
los cuadros políticos de base quienes enfrentaron a sendero en la lucha
fratricida a la que nos condujeron. Y también fueron estos sectores quienes
enfrentaron a la dictadura fujimorista. Algunos de estos verdaderos héroes con
nombre y apellido y otros, los más tal vez, anónimos, pero que tuvieron el valor
de encarar a los que utilizaban como armas el amedrentamiento, la amenaza y
el asesinato.

En qué momento los asesinatos, matanzas y desapariciones fueron asumidos


como la responsabilidad de quienes condujeron tamaño despropósito. Sendero
Luminoso y ningún responsable de matanzas pueden hablar de reconciliación,
de perdón, de vuelta a la página, si no son capaces de admitir sus delitos y de
recibir y cumplir la sanción que les corresponde.

Ninguna lucha por derechos o cambios debe justificar la muerte o el asesinato


de personas. La responsabilidad es directa cuando eres el autor, pero también
cuando eres el conductor, el que autoriza, el que da la directiva o el que
encubre.

Los que piden reconciliación o los que piden indulto no deberían escudarse en
el cinismo y en la esperanza que con el correr de los años las personas
hayamos olvidado lo que pasó y que los jóvenes, a quienes se recurre siempre
que no somos capaces de lograr los objetivos propios, puedan ser engañados
nuevamente.

No olvidemos que en política los extremos se unen.

El sueño de Abimael Guzmán es salir libre y nuevamente conducir el


ineluctable destino de la lucha armada. El sueño de Fujimori es ser indultado,
salir libre y ser elegido presidente una vez más (lícita o ilícitamente) y que sea
el pueblo quien lo reinvindique.

Al final, creo que fujimoristas y senderistas debieron pensar antes de llevar a la


acción planes que nos llevaron a las épocas más oscuras y reprochables de
nuestra historia y tal vez la letra de una canción muy popular se los haga
recordar a cada instante: todo tiene su final, nada dura para siempre.

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