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LA MEMBRANA CELULAR

Algunas plantas tienen la capacidad de tolerar, absorber, acumular y degradar


metales pesados. Este proceso es conocido como fitorremediación. Estudios
sugieren que algunas plantas presentan en la membrana plasmática mecanismos
de regulación de sustancias que son tóxicas para otros organismos, los cuales les
permiten acumular los metales en sus células y retirarlos del agua. 

La célula, por ser un sistema abierto, intercambia continuamente materiales y


energía con el entorno mediante una barrera con permeabilidad selectiva, es decir,
que permite la entrada y salida de determinadas sustancias, mientras que para
otras se requieren mecanismos especiales para atravesarla. Esta barrera se
denomina membrana celular. En las plantas que hacen fitorremediación, la
membrana admite el ingreso de los metales pesados, por lo que acumula estas
sustancias dentro de la membrana. Las membranas celulares están formadas por: 

Los fosfolípidos. Son moléculas anfipáticas, es decir, tienen una región polar
hidrofílica, que puede estar en contacto con el agua, y otra apolar hidrofóbica, que
repele el agua.

Las proteínas. Se encuentran embebidas en la matriz fluida de la capa lipídica. Su


presencia determina la mayor parte de las funciones específicas de las
membranas.

 
 

Los carbohidratos. Son cadenas cortas de máximo 15 unidades de monosacáridos


también llamados azúcares simples. Se unen a la membrana mediante enlaces
especiales con los lípidos y las proteínas. Cuando un carbohidrato se une con un
lípido forma una molécula llamada glicolípido, mientras que si se une con una
proteína de membrana forma una molécula denominada glicoproteína.
En las células animales también es posible encontrar otras sustancias, las
moléculas de colesterol.

Las moléculas de colesterol. Se localizan entre los fosfolípidos y su presencia


contribuye a la estabilidad de la membrana al interactuar con las colas apolares.
Su función es evitar que las colas se compacten y vuelvan rígida la membrana.

En plantas que acumulan metales pesados, la membrana admite el ingreso de


este tipo de sustancias al citoplasma; pero en otros organismos sucede todo lo
contrario, la membrana impide el ingreso de estas sustancias. Una de las
principales estrategias que despliegan los organismos para protegerse de los
metales pesados es limitar el paso del metal al interior de la célula, ya sea
evitando la entrada de la sustancia, o expulsándola por medio de transportadores
ubicados en la membrana. Estos transportadores son proteínas que expulsan
sustancias desde el interior de la célula al exterior. Esta propiedad de la
membrana se denomina selectividad.

Así mismo, esta propiedad le permite expulsar desde su interior los desechos del
funcionamiento celular e incorporar nutrientes desde el líquido extracelular para
llevar a cabo sus actividades. Adicional a la selectividad, la membrana tiene otras
funciones como protección, comunicación y estructura.

Protección. La membrana forma una barrera que facilita la defensa frente a


sustancias nocivas y organismos patógenos.

Comunicación. La membrana es la responsable de la relación con las células


vecinas, pues contiene receptores que reconocen señales externas y transmiten
esta información al citoplasma y al núcleo.

Estructura. La membrana plasmática determina la forma de la célula, función que


comparte con el citoesqueleto y la matriz extracelular.
 

EL TRANSPORTE A TRAVÉS DE LA MEMBRANA


CELULAR
Los mecanismos de transporte a través de la membrana son de dos tipos: el
transporte pasivo sin gasto de energía y el transporte activo con gasto de energía. 

EL TRANSPORTE PASIVO 

Es el movimiento de las moléculas directamente a través de los espacios de la


membrana o utilizando proteínas transportadoras. Este proceso se realiza desde
donde la sustancia está más concentrada hacia donde está menos concentrada o
desde donde hay mayor potencial eléctrico hacia donde hay menor potencial
eléctrico, por lo que no hay gasto de energía o ATP. Los mecanismos de
transporte pasivo son:

La difusión simple. Algunas moléculas de soluto pequeñas y sin carga eléctrica


atraviesan la bicapa lipídica. Por ejemplo, el oxígeno y el nitrógeno, entre otras. La
difusión simple finaliza cuando se igualan las concentraciones del soluto a ambos
lados de la membrana (A).

 
La difusión facilitada. Las moléculas de soluto grandes o con carga eléctrica
utilizan proteínas transportadoras para cruzar la membrana (B). Estas proteínas
pueden ser canales iónicos o transportadores.

La ósmosis. Es el transporte de agua a través de la membrana. Cuando un soluto


no puede atravesar la membrana, las concentraciones de ambos ambientes se
igualan por medio de la difusión de agua (C).

 
 
EL TRANSPORTE ACTIVO 

Ocurre en contra del gradiente de concentración o del gradiente eléctrico, por lo


que requiere de gasto de energía en forma de ATP. Este tipo de transporte
depende de la presencia y actividad de proteínas transportadoras de la membrana
plasmática, llamadas bombas, que utilizan la energía del ATP para impulsar
sustancias hacia donde están más concentradas o hacia donde hay mayor
potencial eléctrico. 

 
 

EL TRANSPORTE DE MACROMOLÉCULAS 

Existen sustancias grandes que son transportadas a través de la membrana


celular por otros mecanismos de transporte activo. La endocitosis se utiliza para
que ingresen las macromoléculas a la célula, mientras que la exocitosis implica la
salida de estas. En los dos casos, las macromoléculas se transportan en vesículas
que se generan dentro de la célula y que están rodeadas por membranas. Según
el tamaño de las sustancias que entran a la célula, la endocitosis se denomina:
fagocitosis (A) cuando ingresan sustancias sólidas. Pinocitosis (B) cuando
ingresan sustancias líquidas y de tamaño mediano.

Fagocitosis: cuando ingresan sustancias sólidas.

Pinocitosis: cuando ingresan sustancias líquidas y de tamaño mediano.

Endocitosis mediada por un receptor, que se presenta cuando hay invaginación de


la membrana y una molécula determinada, llamada ligando que se une a un
receptor ubicado en la membrana, es decir, a una proteína específica que lo
reconoce.

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