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Emergencia ambiental, sin freno, y Ecopetrol lo sabía desde 2016

PUBLICADO EL 26 DE MARZO DE 2018

Este lunes se cumplen 24 días del derrame de petróleo, por un posible rompimiento de un tubo en el pozo Lizama 158, a cargo de
la compañía Ecopetrol y el reporte es que ya se controló la salida de crudo a las aguas de la quebrada Lizama, que llega a Caño y
Muerto y finalmente desemboca en el río Sogamoso, según indica la compañía. Sin embargo, la directora de la Agencia Nacional
de Licencias Ambientales (Anla), Claudia Victoria González, manifestó que en la zona se mantiene el afloramiento, pese a lo dicho
por la petrolera.

También se conoció que Ecopetrol sabía de dificultades operacionales que había en este pozo y posibles fallas mecánicas y de
revestimiento en el pozo Lizama 158, el cual sería el responsable del derrame que, tras casi un mes, mantiene en alerta ambiental
al departamento de Santander y al país, por cuenta de la contaminación generada.

En el informe de 2016, que reveló Noticias Caracol, la petrolera reportó la suspensión del pozo a la Agencia Nacional, “por
problemas mecánicos y de revestimiento”. Además en el documento se asegura que se mantendría inactivo por “la falta de
recursos para su intervención”, acto que era aprobado por la Junta Directiva de la compañía.

¿Qué ha pasado?

El afloramiento de crudo (salida de petróleo a cuerpos de agua) se originó el 2 de marzo pasado, afectando la vía de animales y
contaminando el agua que llega al río Sogamoso, que en su curso desemboca en el río Magdalena.

Lo que ha hecho la compañía petrolera es instalar barreras para evitar que el crudo continúe su curso en el agua y evitar que
llegue al Magdalena, pues el 20 de marzo pasado alcanzó las aguas del Sogamoso. Por ahora, de acuerdo con la directora de la
Anla, quien dio sus conceptos en Caracol Radio, “se está identificando cuáles son los aspectos que originaron el afloramiento”.

Aunque todo parecía indicar que este derrame se pudo haber dado por el rompimiento de una tubería en el pozo Lizama 158, la
Anla no descarta otras posibilidades, por lo que realizan análisis en otros pozos de otras zonas.

La directora de la Anla asegura que el día que se inició la tragedia Ecopetrol le indicó a la autoridad ambiental que la situación
había “sido controlada, pero se reactivó el 12 de marzo pasado. La razón: el crudo no pudo ser contenido y por eso ingresó a los
cuerpos de agua”, manifiestó González.

La directiva también expresa que en la zona hay otros 14 pozos petroleros similares a los de Lizama 158, pero preció que cada
proyecto tiene un “plan de contingencia previo que permite actuar” en caso de una eventualidad, “y atender de manera
adecuada la contingencia. Sin embargo, es catastrófico lo que ha ocurrido con este evento”, resaltó la funcionaria.

Dice el Minambiente

El ministro de Medio Ambiente, Luis Gilberto Murillo, aseguró que el único responsable es Ecopetrol y que “ellos deben ser
sancionados”. Agrega que se han tomado algunas medidas y en este momento la afluencia de petróleo es “un poco menor”.

Murillo también indica que la petrolera no actualizó su plan de contingencia “y ese fue un gran error, además de que minimizaron
el hecho”. Agregó que, en caso de un ocultamiento de información, que pudiera evitar este desastre, “tienen que dar una sanción
ejemplar a Ecopetrol”.

Finalmente, el ministro Murillo destacó que Ecopetrol prometió “muchas cosas que no se están cumpliendo y por eso le pedimos
a la Anla que los anciones con dureza”.

En redes sociales, los usuarios han pedido la cabeza del ministro, con el hashtag “#Renuncieministro”, pues consideran que han
sido insuficientes las medidas adoptadas por este despacho.

Lo claro es que los trabajos deben mantenerse hasta que se controle el afloramiento y Ecopetrol tendrá que implementar un plan
de recuperación en la zona, que busque reducir el impacto ambiental en la zona, incluyendo a los pescadores y habitantes de la
región, quienes también se han visto afectado por la situación, pues no pueden salir a pesar y tienen temor de consumir agua de
los grifos, aunque ya está descartado que se haya afectado el acueducto de la región.
Anla abre investigación contra Ecopetrol por derrame de petróleo en Barrancabermeja
22 Mar 2018

Comunidades reportan que la mezcla de lodo, agua y crudo ya llegó hasta el río Sogamoso. El ministro de Ambiente, Luis Gilberto
Murrillo, visitará esta tarde la zona de emergencia. Se estima que se ha liberado el equivalente a 22 barriles de fluidos.

Ya se cumplen veinte días desde que un afloramiento de crudo, gas y lodos empezó a teñir algunos de los cuerpos de agua cerca
del corregimiento La Fortuna, en Barrancabermeja (Santander). Un problema ambiental que se generó como consecuencia de la
falla del sellamiento del pozo La Lizama 158 de Ecopetrol y que, según las últimas cifras, se ha extendido por 15 kilómetros,
afectando las quebradas La Lizama y Caño Muerto.

Pese a que Ecopetrol inició un plan de contingencia inmediato, el cual incluyó la instalación de 50 barreras mecánicas, 20
cuadrillas de personas para monitorear el derrame y la reubicación de cerca de 48 familias, comunidades aledañas han informado
que los fluidos ya han llegado hasta el río Sogamoso.

Por esto, según informa Blu Radio, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) anunció que se abrirá una investigación
formal contra Ecopetrol para descifrar si hubo negligencias por parte de la empresa. Puntualmente, en palabras de Claudia
Gonzáles, directora de la Anla, se expedirán dos actos administrativos: uno referente al origen del derrame y otro sobre el
monitoreo de la contingencia.

Igualmente, el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, explicó en una declaración pública que ya se abrió la investigación
para “establecer porque se llegó a esa causa de aparente perdida de integridad del pozo”. Además, señaló que todo indica que el
pozo 158 La Lizama ya estaba sellado, pero hubo una falla con esto, por lo que se estima que se ha liberado lo equivalente a 22
mil barriles de material (una mezcla de petróleo, lodo y agua).Por esta razón, Murillo visitará la zona de la emergencia el día de
hoy en la tarde.

En este momento, son varias las personas y comunidades las que se han unido al llamado para que las autoridades ambientales
tomen medidas más fuertes para detener la calamidad pública en Barrancabermeja. De hecho, en redes sociales ya se creó el
#DetenganDerrameLisama158. El día de ayer, miércoles 21 de marzo, algunos campesinos y personas afectadas por el derrame
bloquearon la vía que comunica a Barrancabermeja y Bucaramanga, pidiendo atender lo más pronto posible la emergencia.
Eco de una pesadilla de petróleo
3 Nov 2013

Luego de dos meses, El Espectador volvió a la región del Meta donde se registraron graves impactos de la contaminación
petrolera.

Allí, en el río Acacías (Meta), donde Ecopetrol vierte las aguas derivadas del proceso de crudo de la estación Chichimene, el olor
sigue siendo fétido. Arden los ojos y duele la cabeza. Esta vez es José Gutiérrez, un poblador de la región, quien retira las piedras
blancas que están a la vista para sacar las que están al fondo, negras y engrasadas con lo que parece petróleo. Han pasado dos
meses desde la primera visita que hizo El Espectador a este lugar donde las aguas que corren también son negras, calientes y
olorosas, y el cuadro parece ser el mismo. El pasado miércoles, en el coliseo Omar Armando Baquero, del barrio Las Ferias en
Acacías, estaba citada una audiencia de seguimiento ambiental a esta estación y a la de Castilla, que de acuerdo con los
pobladores contaminan su agua y su aire de forma cada vez más preocupante.

Sólo cuarenta minutos permanecieron los alcaldes de los municipios de Castilla La Nueva, Acacías y Castilla en la jornada. Dieron
un corto discurso, se disculparon y se fueron en sus camionetas blindadas a un evento en Villavicencio, donde el presidente Juan
Manuel Santos entregó motos de policía como salida para contrarrestar la delincuencia en esa ciudad. Hubo algunos mandatarios
que ni siquiera asistieron y sólo uno, el de Castilla La Nueva, dejó una ponencia en la que respaldó las inquietudes de la
comunidad sobre los serios impactos que está teniendo en esta región la explotación de hidrocarburos. La mesa de las
“autoridades” quedó representada por un asesor de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), un personero, un
procurador delegado y la directora de Cormacarena. En el recinto había cerca de setenta personas, en su mayoría mayores, de no
ser por un grupo de jóvenes contratados por Ecopetrol, y con uniforme de esta empresa, que se quedaron sentados y en silencio
durante la audiencia, como una especie de guardia pretoriana muda.

Poco a poco fueron tomando el micrófono los líderes para decir una vez más lo que han visto en sus regiones. “No podemos
demostrar científicamente que los niveles de las aguas de los ríos, caños y nacederos han disminuido en los últimos 13 años, pero
tenemos sentido común y tiempo en estas tierras y por eso decimos que es así. De tanto ir y andar a foros, también hemos ido
recogiendo algunos datos. Sabemos, por ejemplo, que la multinacional Chevron sólo perforó 37 pozos en 25 años de operaciones
en Castilla, Chichimene y Acacías, y que los magos de Ecopetrol en 12 años han perforado 516, más los que faltan, que ya están
autorizados y son más de 200. Sin hablar de la quema de gases a cielo abierto que está contaminado nuestro aire. ¿Hasta cuándo
la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales y Cormacarena van a seguir permitiendo el vertimiento de aguas de producción a
las fuentes hídricas, si saben que los ríos Orotoy, Guayuriba, Acacías y Meta, y el pez bagre rayado, ya están contaminados?”, dice
María Clemencia Díaz, mientras en dos pantallas grandes pasan fotos nuevas y viejas que en los últimos años los pobladores han
tomado para dar cuenta de la contaminación por la explotación de petróleo. Se ven peces y vacas muertas con trazas de crudo,
aguas contaminadas y ríos secos.

“El bloque petrolero Cubarral ha violado la normatividad ambiental construyendo plataformas sobre nacederos de agua, como el
clúster 26 en la vereda Montelíbano; los 21, 37, 13 y 10 en la hacienda Cencerros, y el 30 en la finca Bendición. El ruido de la
perforación las 24 horas del día es insoportable y el olor a nafta, ese maldito olor fétido que se mete por las narices, no deja
vivir”, dice Marta Chivata, la mujer que hace dos meses nos llevó a recorrer la vereda La Esmeralda y que siempre carga consigo
dos botellas de agua negra que recoge del río Acacías antes de ir a las audiencias ambientales.

“La gota que ha colmado la paciencia y la tranquilidad de los que vivimos en la vereda La Esmeralda ha sido la contaminación de
los aljibes, que durante más de 40 años fueron aptos para consumir agua. Ya van 30 aljibes contaminados de los 95 que tiene la
vereda. Hemos puesto una acción popular a ver si al fin nos ponen cuidado, porque la solución de Ecopetrol es llevarnos agua en
carrotanques, que reparten los bomberos, y la promesa del acueducto todavía es incierta”, dice María Clemencia Díaz.

“Ya ni vender las fincas se puede, porque nadie quiere comprar tierra rodeada por la explotación petrolera”, afirma David Rincón,
que vive en la finca El Manantial, separada de la estación petrolera Castilla 2 sólo por una vía angosta y un cercado de alambre
corroído por químicos que quedan en el aire. Él mismo ha insistido en que tiene cáncer de piel y pérdida de audición, producto de
los gases en la atmósfera y el ruido de los taladros. Para Luis Guevara, presidente de una asociación ambiental de Acacías, uno de
los problemas mayores es que no hay programas de reasentamiento de las personas que con los años terminaron encerradas por
esta industria.

Las preocupaciones eran muchas y parecían interminables. Para el alcalde de Castilla La Nueva, Fernando Amézquita, el único de
los mandatarios locales que escribió una ponencia para la audiencia, los impactos que tendría una nueva línea de vertimiento al
río Guayuriba, aprobada en la resolución 1137 del 28 de diciembre de 2012, son alarmantes. Sobre todo teniendo en cuenta que
la producción del campo Castilla, que se realiza por empuje, estaría utilizando las aguas del río Orotoy y los caños Grande, el
Cacayal, Tres Ranchos y el Blanco, razón de la disminución drástica de los caudales de estas fuentes hídricas. También, que con el
tiempo la acumulación de elementos en el agua derivada del proceso del petróleo, como calcio, bario, níquel y nitratos, entre
otros, tenga efectos letales en la vida humana y animal. Por eso pidió reinyectar el 100% del agua derivada del proceso para
disminuir el deterioro de las aguas.

El ingeniero Javier González de Ecopetrol escuchó atento la avalancha de críticas. Luego, consultado por este diario, se defendió
de ellas. Señaló que, por ejemplo, en cuanto a la contaminación de las aguas, ellos tienen un estudio de 2008, por cuya
realización pagaron a una ONG llanera llamada Tierra Mágica, que demostraría que las aguas de producción que se vierten en los
ríos son menos contaminadas que las que ya van por el caudal. Reiteró la teoría de que el agua y las piedras negras sobre el río
Acacías en el vertimiento de la estación Chichimene “son algas que generaron una biopelícula negra” y que así lo corroboró un
estudio de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y agregó que ahora están “oxigenizando las aguas de la producción para eliminar
estas alguitas”.

“Con toda franqueza, ¿cree que Ecopetrol tiene alguna responsabilidad sobre los impactos negativos que denunciaron las
comunidades o todo es infundado?”, le preguntó este diario. “Decirle que no generamos ningún impacto sería mentirle, porque
definitivamente estas audiencias públicas sirven para mitigar el impacto que estamos realizando. Tenemos que revisar, asegurar
y reconocer con humildad que los planes de manejo ambiental se cumplan”, atinó a responder González con tono cauto y
diplomático.

A las tres de la tarde terminó la audiencia pública ambiental. El asesor de la ANLA, Augusto Peñaranda Correa, afirmó que
Ecopetrol ha hecho un trabajo serio a pesar de lo que dice la comunidad y que se tienen que hacer algunos ajustes. Aseguró que
de esta audiencia tendrán que salir requerimientos para que la empresa corrija sus errores. Adriana Rodríguez Sánchez, que vive
en la vereda La Esmeralda, es escéptica. Cree que esta audiencia, el mecanismo al que han recurrido varias veces en décadas de
explotación petrolera, es un paliativo para el dolor y la desesperanza. Un desahogo, nada más: “Por eso de aquí en adelante
vamos a entablar demandas. Tenemos las pruebas, las fotos, las conversaciones de las personas que están incumpliendo. Parece
ser lo único que nos queda, porque los daños ambientales son irreparables. Jamás volveremos a ver nuestros campos como eran.
A nuestros hijos les dejaremos los videos, las únicas pruebas que tenemos de que esta tierra era preciosa”.
Petróleo que contamina fuente de agua preocupa a vereda de Barrancabermeja
19 DE SEPTIEMBRE DE 2016

Un líquido viscoso emana del suelo de una vereda de Barrancabermeja; según los pobladores, el petróleo está brotando y
contaminando el agua en los terrenos cercanos a los pozos del primer campo de explotación que tuvo el país en el corregimiento
el centro, hoy conocido como la Cira Infantas, en una sociedad entre Ecopetrol y la Occidental Andina.

Orlando Prada, habitante de la vereda campo 23, muestra lo que está pasando en la construcción de esta estación de gasolina
donde, de la noche a la mañana, de la tierra comenzó a brotar esta mezcla.

Reynaldo Duque Duarte, un agricultor, expresa su temor por el líquido que sale sin control de las entrañas de la tierra.

De acuerdo con el profesor e investigador de la UIS, Óscar Vanegas, el fenómeno se presenta por la inyección de agua que se
hace para efectuar un barrido de crudo hacia otros pozos. Afirma que el líquido emana por una falla natural de la zona.

La unión sindical obrera también se pronunció:

“Esto es solo una cuota menor de lo que va a pasar con la explotación por fracturación hidráulica o ‘fracking’”, dice Moisés Barón,
de la USO.

El gerente de producción de la Cira Infantas, Norberto Díaz Rincón, dio a conocer su versión.

“No es nuevo para nosotros este afloramiento como el que presenta la imagen y tenemos hoy reportados ante nuestro ente de
control ambiental 42 manaderos

Mientras tanto, en un comunicado oficial, Ecopetrol afirma que ha realizado labores de limpieza pero argumenta barreras para
concluirlas.

"El 14 de septiembre el apoderado del propietario del predio impidió el ingreso para continuar con las labores de limpieza,
reclamando compensación económica por parte de Ecopetrol”.

Noticias caracol pudo constatar que el fluido persiste.

Ante la gravedad de la emergencia, la comunidad del corregimiento el centro está solicitando una investigación.
Trazas de crudo y sueños de agua
17 Ago 2013

El Espectador recorrió con comunidades del Meta cuatro puntos donde la explotación petrolera estaría dejando serios y graves
impactos ambientales y sociales.

Marta Liliana Chivatá tiene guantes negros de lavar ropa y botas de caucho. Está parada sobre un montículo de piedras blancas y
amarillas en el río Acacías (Meta), donde Ecopetrol vierte las aguas derivadas del proceso de crudo de la estación Chichimene. El
olor es fétido. “Yo por la verdad moriré”, dice Chivatá mientras empieza a quitar las piedras que están a la vista y a sacar las que
están al fondo, negras, con claras trazas de contaminación por petróleo. El agua que corre debajo, y que ahora está a la vista,
también es negra, olorosa a químico y caliente.

Chivatá empieza a recoger en una botella el agua oscura. Nadie se atrevería a tomar un sorbo de ella. “Ecopetrol es como los
gatos que tapan con arena sus desechos. La vereda La Esmeralda no es mentirosa como dicen cuando llevo las botellas de agua
negra a las audiencias públicas”, dice enérgica Chivatá, una de las ‘chicas superpoderosas’, como les dicen en la región a las
mujeres, en su mayoría mayores de cincuenta años, que en el Meta han abanderado una pelea frontal contra las petroleras en
defensa del agua, la vida y la salud. (Vea en imágenes los impactos ambientales de la explotación petrolera)

Ramiro Martínez, especialista en sanidad animal y funcionario de la Secretaría de Ambiente del municipio de Castilla (Meta), que
mira el río Acacías mientras se tapa la nariz con una mano por el olor pútrido, dice que estas aguas contaminadas son las mismas
que los campesinos y finqueros utilizan para regar los cultivos de arroz y de palma. Las mismas que desembocan en el río Meta y
en el Orinoco. “Estos residuos de crudo son una de las causas de que en los peces del río Meta se hayan encontrado trazas de
hidrocarburos en la piel. La situación del Acacías no es peor que la del río Guayuriba y el Orotoy. A la fecha, el campo Castilla de
Ecopetrol le arroja algo más de 50 millones de litros de aguas contaminadas al año. Pero los monitoreos que se han hecho tras las
denuncias, extrañamente han mostrado que se cumplen todos los parámetros establecidos y que las petroleras están
cumpliendo la norma”, dice Martínez.

“La vereda más contaminada de Acacías, Guamal, Humadea y Castilla”, eso es La Esmeralda para los pobladores. Primero vivieron
la contaminación que les dejó la entrada del bloque petrolero Cubarral, cuando se contaminaron cerca de 38 jagüeyes o pozos
profundos que tiene cada casa para surtirse de agua. Después, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) le otorgó la
licencia a Ecopetrol para adelantar la exploración y explotación del bloque CPO9, un proyecto que tiene áreas de los municipios
de Acacías, Guamal, Castilla la Nueva, San Martín, Cubarral, El Dorado y Granada. Más de 206 mil hectáreas que también abarcan
la vereda La Esmeralda.

Fue así que la exploración sísmica con Sismigel, un explosivo que detona la tierra cada 50 metros para saber si hay petróleo y
cuyo poder puede perforar depósitos de aguas subterráneas aunque no se necesita licencia ambiental para hacerlo, se realizó
entre julio y agosto de 2012. Seis meses después la comunidad denunció la contaminación de 26 pozos más. Agua indispensable
que desde febrero a la fecha es abastecida por carros de bomberos de Acacías. “Agua prestada sin solución a la vista”, dice
Adriana Rodríguez, de Corpoesmeralda, porque en varias reuniones le han preguntado a Ecopetrol por una solución definitiva y
los representantes de la empresa han dicho que en uno o dos años “serán beneficiados con un acueducto veredal”. Estas
denuncias las hizo Corpoesmeralda en un derecho de petición que le presentaron a la ANLA el 22 de abril de 2013.

“Esta comunidad se ha defendido de todas las formas. Radicando y recogiendo apelaciones y peticiones. Incluso han trancado la
entrada a uno de los pozos. Fue en enero de 2013. Ecopetrol ingresó el primer clúster, el primer taladro del proyecto CPO9, a
menos de tres kilómetros del colegio, pero les tocó traer el Escuadrón Móvil Antidisturbios, porque hasta don Silverio, que tiene
como noventa años, salió con su recibo de impuestos a decir que no quería que entrara ese taladro”, dice Rodríguez. Aún así el
taladro entró y empezó la explotación.

La ANLA respondió la petición de Corpoesmeralda diciendo, entre otras cosas, que en algunos puntos se podría estar cometiendo
una infracción ambiental que siguen revisando. También, que están elaborando un concepto técnico antes de pronunciarse, que
hoy esperan las comunidades de La Esmeralda.

Pesadillas de progreso

En la estación Castilla 2, también en Acacias, la emisión de gases y vapores químicos por tubos que salen de donde se procesa el
crudo, como si fueran chimeneas de una fábrica vieja, irrita los ojos al poco tiempo y hace arder la garganta. El sonido del taladro
se queda en los oídos, agudo, permanente. Edith Torres lo sabe bien. Tiene los ojos rojos, como si llorara mucho. Su familia ha
vivido en esa región mucho antes de que Ecopetrol llegara con la promesa del desarrollo y la esperanza del petróleo. Primero fue
un pozo, después ya no supieron cuántos. Como ella, cerca de 40 familias de la zona se quejan de lo mismo.

Luis David Rincón vive en la finca El Manantial, que quedó separada de la estación petrolera Castilla 2 sólo por una vía pública y
un cercado de alambre. “Cuando llegué, mi salud y la de mi familia era una, y hoy, tras la entrada de Ecopetrol, es otra. Hoy en
día estamos afectados sicológica y físicamente. Ese olor a nafta, ese ruido, esos vapores químicos que salen de las piscinas
enfriadoras son espantosos. Los exámenes dicen que tengo cáncer de piel y hace poco me hicieron una cirugía, cuando en mi
familia no ha habido antecedentes de esta enfermedad. Por cuenta del ruido también tengo una pérdida de audición”, dice
Rincón mientras muestra un examen médico y varios oficios que desde 2004 ha enviado a las autoridades. Los vapores son tan
fuertes que trabajadores de la estación, que piden la reserva de su nombre, dicen que es común que los obreros se desmayen
por la inhalación de gases.

Al consultar a la ANLA dice que este proyecto cuenta con un instrumento de manejo y control “que permite que los impactos
generados por su ejecución sean prevenidos, controlados, mitigados o compensados”. La autoridad de licencias también explica
que en el marco legal colombiano están permitidos algunos niveles de emisión de gases y que sólo un monitoreo de calidad de
aire podría determinar si se trata de emisiones no permitidas.

Aun así, el municipio de Castilla la Nueva va a pedir a la Secretaría Departamental de Salud del Meta un estudio epidemiológico
para saber si el incremento de patologías en la piel y en las vías respiratorias de la población que vive alrededor de la estación
Castilla 2 tiene que ver con los impactos de la explotación de hidrocarburos.

El temor de las personas sobre Castilla 2 es el mismo que comparten en El Paraíso de Castilla la Nueva, quienes hace poco se
enteraron de que a menos de 600 metros del barrio y a menos de 200 metros de la zona de expansión urbana la ANLA autorizó a
Ecopetrol la perforación del clúster 66.

En parte, estas son algunas razones para que en el municipio de Guamal (Meta), en la entrada que de la carretera principal lleva a
la vereda Montecristo Alto, hoy cumplan 172 días de resistencia pacífica. Allí se han unido las comunidades de Humadea, Castilla
la Nueva y Guamal y están decididas a no dejar entrar el taladro de Ecopetrol para que explore si en el pozo Lorito 1 hay petróleo,
aunque la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) autorizó la exploración, a pesar de los conceptos en contra de
Cormacarena y la gerencia ambiental de la Gobernación del Meta.

La comunidad dice primero que permitir esa exploración es abrir la posibilidad para que se perfore el piedemonte llanero, una
zona preciada y estratégica en agua. También, que el borde de la plataforma que se adecuó para realizar la perforación se
encuentra aguas arriba de la bocatoma que surte de agua el acueducto del Centro Poblado Turístico de Humadea, a tan sólo 100
metros de distancia del río Humadea, declarado Patrimonio Turístico y Cultural del Meta. Además, la infraestructura está a 150
metros de los tanques desarenadores de otro acueducto, el que surte de agua al municipio de Castilla la Nueva.

El plan de contingencia adicional que se le pidió a Ecopetrol dice que esta plataforma se encuentra ubicada sobre un acuífero de
agua dulce de cerca de 1.032 hectáreas y que de presentarse “alguna contingencia con un carrotanque o cualquier automotor
que transporte sustancias químicas o lodos, por el grado de pendiente que tiene la vía de acceso a esta plataforma, se cuenta
sólo con 15 minutos para controlar la emergencia”.

A pesar de eso, Édgar Paternina, gerente regional de la zona central de Ecopetrol, encargada del Meta, ha dicho que han estado
listos para hacer la perforación desde finales de enero de este año, pero asegura que mientras haya oposición de las
comunidades prefieren seguir explicando los beneficios del proceso, porque los temores son infundados.

Por ahora, lo cierto es que el contralor delegado para Asuntos Ambientales de la Contraloría General de la República, Mauricio
Cabrera, dice que a su despacho han llegado al menos 15 denuncias graves sobre exploración o explotación de hidrocarburos en
el piedemonte llanero, puestas por comunidades indígenas, alcaldías, campesinos y otros ciudadanos, y que de llegar a
verificarse, le pedirán a la ANLA que revise sus actuaciones.

El gobernador del Meta, Alan Jara, por su parte, ofrece recursos de la Secretaría de Ambiente para adelantar otros estudios que
puedan prevenir impactos ambientales irremediables en la región. Aclara, a su vez, que hoy las regiones no tienen ninguna
autonomía para decidir sobre los proyectos de explotación petrolera en sus territorios y critica que muchas de las licencias se den
en un escritorio de Bogotá, sin conocer el terreno. Mientras tanto, quienes defienden el río Humadea creen que el agua no es
negociable, porque sin ella nada tiene sentido, tampoco el acueducto regional que ahora las petroleras les prometen.

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