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Me mojé solita

Estoy frente al espejo: una hembra solitaria devorada por su propia carne. Levanto mis
caderas y me quito la bombis violeta. Succiono mis dedos. Me los chupo como si fuera
la pija de Maxi. Juego un ratito con mi lengua y mis dedos, mientras veo lo que por
whatsapp me manda, una chota reluciente invade mis ojos, me engulle. Mi mano con
humedad salival recorre desde mi boca, pasa por mi cuello y se demora en mis
pezones, que se erectan al instante, punzantes y duros. Ansío el tibio y húmedo tacto
de ese intruso. Pellizco las puntitas de mis pezones, se electrizan de inmediato, como si
lenguas felinas ásperas y filosas los estuvieran lamiendo. Siento sus labios
succionantes, leves mordiscos al principio, para luego convertirse en mordeduras
fuertes, tenazas hirientes. Sigo el danzante recorrido de mis dedos, el pircing de mi
ombligo detiene su marcha unos instantes. Mis dedos son un arameo errante en el
desierto insolente de la abstinencia. Levanto mis caderas con suavidad latente, segura
de lo que quiero. Acaricio con suavidad mi vulva, la siento henchida y palpitante;
suavidad que ese extraño a lo lejos promete brusquedad insolente. Encuentro mi
clítoris duro, lo acaricio en círculos. Mi espalda se arquea. Me siento zorra, puta,
insaciable. Necesitaría mil vergas para clamar tanto deseo. Pequeños y cortos
movimientos nacen y se repiten. Eléctricos, presumidos. Jadeos intermitentesN ceso
de tocarme, un ritmo ciego y confuso se va apoderando de mi piel. El escribe algo,
pero no quiero contestarle, necesito saber que está detrás de la pantalla para que mi
piel se abra y estalle. Mis tetas henchidas de goce reclaman protagonismo, son dos
pequeños duraznos puntiagudos que tiemblan de deseo.
Estoy desbordada de placer, mucho...Ingreso mi dedo mayor dentro de mi cola, en el
espejo ese pequeño orificio reluce goloso, nadie me penetró por ahí, Maxi no se
anima, tiene miedo de hacerme doler. Ese extraño lo hace violentamente. Su falo me
desflora sin piedad toda. Retorno a mi vulva. Muerdo mis labios de goce...Sé que él
esta, y eso me enloquece. Me mira abierta y jadeante. Gozosa turbación… Fluir.
Éxtasis. Jadeos cortantes, abruptos. Movimientos que glorifican este
instante...Gemidos contenidos. Pequeños y livianos suspiros flotan en el aire, mientras
me siento invadida por ese extraño. Una ínfima gota perdida en el mar de lo prohibido,
de lo malignamente apetecible. Soy su hembra queriendo salir y abatir a ese hombre.

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Frente al espejo lloré. Lloré por esa presencia que en la lejanía me hizo tan suya. Mi
cuerpo ardiendo solo para él. Una pija lejana, extraña, pero penetrante hasta el
desmayo, mientras Maxi duerme al lado mío, ausente, otra vez.
Camila Love

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