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Como hemos visto, múltiples autores rememoran incluso más de una vez en sus
obras literarias la masacre de las bananeras -pero en este caso solamente
hablaremos un poco acerca de La casa grande, La hojarasca y Cien años de
soledad- lo que nos lleva a recordar a Bajtín cuando nos habla acerca de las
huellas que dejan las condiciones sociales en la obra de arte; en cuanto a la obra
literaria afirmó que ésta tiene en su interior un carácter sociológico inmanente,
donde convergen las fuerzas sociales vivas, y cada elemento de su forma está
impregnado de valoraciones sociales vivas. “Por eso también un análisis
puramente formal ha de ver cada elemento de la estructura artística el punto de
refracción de las fuerzas vivas de la sociedad, cual un cristal fabricado
artificialmente cuyas facetas se construyeron y se pulieron de tal manera que
puedan refractar los determinados rayos de las valoraciones sociales y refractarlos
bajo un determinado ángulo”
Es decir, que en toda obra literaria está refractada la sociedad, pero como ya
sabemos una obra a pesar de que tome ciertos aspectos de la realidad inmediata
no deja de valerse por sí misma, entonces no refleja directamente las condiciones
sociales, sino que refleja determinadas valoraciones de la misma desde una visión
de mundo. Lo que hace el autor es tomar elementos de la realidad socio-histórica
para ofrecer una serie de valoraciones transformadas en material estético.
Por lo tanto, en las obras La hojarasca, La casa grande y Cien años de soledad
sus autores retoman la masacre de las bananeras para mostrar diversas visiones
de mundo que se tienen en torno a este suceso, entendiendo que la obra literaria
puede ser plurivalente y dar paso a la convergencia de dos visones de mundo que
coexisten y se oponen.
Como vemos, desde su primera página nos remite a La Compañía Bananera -que
hace referencia a la United Fruit Company- que es perseguida por la hojarasca; la
cual se puede entender como la “modernidad”, ésta se encuentra “alborotada” y
formada por desperdicios humanos que ha encontrado en otros pueblos y que al
llegar a Macondo trae con ella catástrofes. En la obra se puede decir que nos
encontramos con dos momentos, el primero cuando Macondo está lleno de
prosperidad; donde llegan escuelas, hospitales y médicos. Si nos ponemos a
buscar posibles motivos del porqué el medico no quiso atender a las personas
heridas cuando se le suplicó, se puede tener como posibilidad el hecho de que al
haber llegado nuevos médicos el pueblo dejó de buscarle, y su indiferencia surge
como consecuencia al abandono del pueblo hacia él. El segundo momento está
ligado a lo anterior, que es cuando en Macando habita el desastre y la ruina. Todo
esto se desenvuelve a partir de la influencia de La Compañía bananera, es con
ella que llega la “prosperidad” y es con ella que Macondo termina en catástrofe.
La United Fruit Company era una multinacional estadounidense que producía y
comercializaba frutas tropicales -especialmente banano- cultivados en América
Latina, además tuvo una gran fuerza política y económica por lo que influía
decisivamente sobre gobiernos y partidos para mantener las ganancias,
prometiendo un desarrollo social y económico que nunca se logró concretar.
Gabriel García Márquez retoma la llegada de La Compañía Bananera a Colombia
y la reconfigura en La hojarasca, aquí podemos observar un énfasis en el
regionalismo, corriente que está relacionada con el “compromiso social”, es decir,
García Márquez al recurrir a acontecimientos –en este caso- de su entorno
refracta la sociedad y ofrece a partir de su narración singular una actitud frente a la
realidad.
Por otra parte, en La casa grande –publicada en 1962- se evidencia con mayor
vehemencia la masacre de las bananeras. “La novela da cuenta de un drama
familiar que sustenta la idea de la casa grande, que remite a un recinto domestico;
pero a la vez se convierte en el espacio del relato de los sucesos de las
bananeras. Así, la casa grande es el espacio familiar, el pueblo, la zona bananera
y la nación.” Uno de los capítulos más interesantes de esta obra es el primero,
titulado “Los soldados”. Álvaro Cepeda Samudio al igual que García Márquez
realiza una innovación a nivel narrativo, no encontramos no sólo con monólogos
sino también con diálogos:
“- Tú tienes miedo.
- ¡Qué vaina! Que no tengo miedo, lo que pasa es que no me gusta eso de ir a
acabar con una huelga. Quién sabe si los huelguistas son los que tienen la razón.
- No tienen derecho.
- ¿Derecho a qué?
- A la huelga.”
En este capítulo se realiza un dialogo entre dos soldados donde se confrontan
ideas; hay un soldado que se cuestiona acerca de lo que está ocurriendo y del
porqué deberían obedecer a ciertas ordenes sin conocer completamente la
situación, mientras que el otro soldado piensa que su cuestionamiento es
solamente porque tiene miedo de lo que le pueda ocurrir. Aunque también
podemos observar algo interesante, y es que justamente el que más se cuestiona
es el primero en disparar y el que más cuida su arma.
Entonces, como vemos no se nos cuenta una única visión del hecho, sino que al
igual que en la hojarasca a través del dialogo y del monologo se les da voz a los
personajes.
Como hemos observado, autores no sólo del caribe sino de Colombia a partir de
una renovación literaria, de nuevas estéticas y recursos literarios hablan acerca de
su entorno, como diría Bajtín “el texto como reflejo subjetivo de un mundo objetivo,
el texto como expresión de una conciencia que refleja algo”, es decir, Gabriel
García Márquez y Álvaro Cepeda Samudio expresan a través de sus obras porque
tienen algo que decir y lo dicen con respecto a su propia realidad, pero lo hacen
por medio de una pluralidad semántica, donde no se le dice al lector una sola
posición frente a lo sucedido en la masacre, sino que se le muestra por medio de
la construcción de cada personaje distintos ángulos, dándole paso al lector a
tomar la posición que mejor considere.
Bibliografía:
Capítulo 2.Modernidad y transiciones del Caribe Colombiano: Las apuestas poéticas de
Luis Carlos López, Oscar Delgado Y Jorge Artel. Recuperado de:
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/dctd/rodriguez_g_hn/capitulo2.pdf