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El fruto de la benignidad

El apóstol Pablo predijo con gran exactitud un mundo egoísta,


frío, sin misericordia y duro de corazón en “los postreros días”
(2nd Timoteo 3:1-3). ¡Mucha gente ha sido desamparada,
rechazada, sometida a abusos, ridiculizada, intimidada y
privada de la benignidad humana!
La benignidad incluye ser sensibles, misericordiosos y
compasivos hacia otros. Practicarla con frecuencia exige algo
de sacrificio propio y generosidad de nuestra parte,
especialmente de nuestro tiempo. Pero sepa que Dios lo
bendecirá por ese sacrificio (vea Filipenses 2:3-4; Mateo 5:7;
Mateo 10:42; Mateo 25:34-40).
Jesucristo practicó una benignidad con respecto Respetó,
amó, sanó y ayudó a todo tipo de persona, incluyendo
mujeres, niños, minorías, pobres, enfermos y discapacitados.
Cuando veía sufrimiento, “tuvo compasión” (Mateo 9:36;
Mateo 14:14; Mateo 18:27).
Algunos muestran benignidad solo hacia familiares y amigos,
mientras que otros tratan a sus familias peor que a cualquier
persona extraña. Ambos ejemplos son pecados (vea Lucas
6:27-36; 1st Timoteo 5:8).

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