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AFECTACIÓN A LA DIVERSIDAD DEL ECUADOR POR LOS PROBLEMAS

AMBIENTALES DERIVADOS DE LA GLOBALIZACIÓN Y LA TECNOLOGÍA

Dayana Eduarda Suárez Ramón


Dsuárez3@utmachala.edu.ec

Empezaremos manifestando que Ecuador es uno de los países de América Latina


con más diversidad ecológica; sin embargo, la biodiversidad y los ecosistemas en
nuestro país están en grave peligro a causa de varios factores ambientales, es
decir, que está en constante amenaza por problemas ambientales que se derivan
de la globalización y la tecnología: de ellos podemos destacar, la deforestación, la
contaminación del agua y la del suelo, siendo éstos los tres ejes problemáticos
principales que afectan negativamente al medio ambiente del país.

Para entender un poco más sobre la temática, debemos dejar en claro que implica
la globalización como tema en sí y en nuestro país, tal es así que Stiglitz (2002)
señala que uno de los rasgos fundamentales de la globalización es la aceptación
del capitalismo triunfante norteamericano como única vía posible al progreso.
Pues en esa perspectiva, la globalización es también el nuevo escenario histórico
y político, posterior a la guerra fría, en el cual los intereses de las grandes
corporaciones se colocan por encima de los intereses de la población e incluso de
la misma protección a la naturaleza.

Examinando los rasgos fundamentales de la globalización, podemos localizar los


problemas con respecto al medio ambiente, tales como; el fundamentalismo del
mercado; el desmantelamiento de los estados nacionales, esto implica la
desaparición de las fronteras y con ello la pérdida de poder y soberanía de las
naciones, coincidiendo con las palabras de Ferrer (1997) quién dice que la
soberanía de los estados habría sido desbaratada por la globalización, y que la
soberanía radica en los mercados; concluyendo que en la actualidad, las
decisiones principales no las adoptan las sociedades y sus estados, sino los
agentes transnacionales.

Para continuar tenemos el tercer rasgo que es la homogenización de las culturas


y costumbres, imitación de patrones de consumo, fortalecimiento de la ideología
consumista, que genera un "consumismo desaforado", refuerza las concepciones
individualistas y crea expectativas de vida no acordes con la realidad, en lo que
Galeano (1997) llamó la cultura del "úselo y tírelo", con el consecuente deterioro
ambiental y agotamiento de los recursos naturales.

Ahora bien, si estudiamos ya en si la problemática de Ecuador con respecto a la


globalización y afectación al Medio ambiente, podemos darnos cuenta que si bien
en Ecuador se han impuesto varias formas de protección al medio ambiente o
naturaleza e inclusive en la Carta Magna, de alguna u otra manera no se la hace
respetar, siendo así que el Estado debe reflexionar sobre la destrucción del medio
ambiente bajo el efecto de un desarrollo incontrolado de actividades económicas
manifiesta con evidencia que la naturaleza no puede ser tratada como una
mercadería, por ende, tomar en cuenta que ya es reconocida como sujeto de
Derecho, lo cual es maravilloso y a la vez impactante para el resto de países que
aún no se han atrevido a dar éste paso.

La seguridad humana, es deber de los Estados, pero en el sentido más amplio del
término, implica mucho más que la ausencia de conflictos violentos. Engloba los
derechos humanos, la buena gobernanza, el acceso a la educación y a la
atención médica y el hecho de que los individuos puedan contar con las
oportunidades y las opciones que les permitan realizar su potencial. Cada paso en
esta dirección es también un paso en la lucha contra la pobreza, hacia el
crecimiento económico y la prevención de los conflictos. Estar al resguardo de la
pobreza y del miedo, dejar a las generaciones futuras un medio ambiente natural
salubre, son elementos que, relacionados, contribuyen a la seguridad humana y,
por lo tanto, a la seguridad nacional.

Como se había manifestado, somos un país rico en diversidad ecológica, las Islas
Galápagos, las cuáles sin duda alguna es uno de los lugares más maravillosos de
Ecuador, que incluso atrae turistas de otros países, posee diversos biomas y
contiene especies que están en peligro de extinción y/o que solo existen en esa
región tales como Pingüinos de Galápagos, Iguana terrestre de la isla Santa Fe,
Pepinos de mar, Tortugas gigantes de la Isla Pinta, Ratas endémicas de
Galápagos, entre otros y la Amazonía Ecuatoriana, que también conforma una
gran parte del país y es el hogar de un inmenso número de especies de plantas,
flores, insectos y animales que se desarrollan en éste lugar único, son un buen
ejemplo de ello.

Todo ello se va perdiendo poco a poco con los ejes problemáticos mencionados,
por falta de aplicación, de principios y de las debidas medidas por parte del
Estado para preservar la naturaleza y por el aprovechamiento de los recursos
naturales y ecológicos para fines económicos. Consiguientemente vamos a
analizar los problemas y deudas del Estado con la naturaleza.

La deforestación

Para explicar aquello, se debe manifestar que, con anterioridad, ya se habían


manifestado con respecto al impacto que tiene la globalización en la naturaleza y
en esa perspectiva, Ramonet (2002) señala que en el mundo globalizado
coexisten viejas y nuevas amenazas que pueden tener un severo impacto sobre
el ambiente y la humanidad. Ellas se podrían resumir en los siguientes puntos:
refiriéndonos a la deforestación; Deforestaciones masivas y destrucción
sistemática del medio natural, con creciente desertificación de la superficie del
planeta. Cada año desaparecen seis millones de tierras cultivables y se
incrementa la desertificación del planeta, destruyéndose un patrimonio biológico
irremplazable.

En éste sentido parece claro que el tema ambiental más preocupante en Ecuador
es la deforestación, ya que la tasa de pérdida de bosque anual es casi del 2% y si
bien este porcentaje puede parecer pequeño, esta destrucción es inmensa porque
se lleva a cabo año tras año. A pesar de que el país accede al Pago por
Resultados del programa piloto del Fondo Verde para el Clima, el cual
reconoce el logro del país en reducir la deforestación, no es suficiente, porque
el Estado no hace mayores esfuerzos por la forestación y la reforestación, sin
embargo, se tiene entendido que en el año 2013 se creó el Plan Nacional de
Forestación y Reforestación, que incluye la siembra de árboles con fines
productivos para reducir la presión sobre los bosques nativos. Sin embargo, la
tala del follaje primario no se ha detenido. En 2018 Ecuador registró 12,5 millones
de hectáreas (ha) de bosque nativo, lo que demuestra una disminución constante
desde la década del 90 cuando había 14,5 millones de hectáreas. 
A pesar de que otros países de América Latina han tenido éxito en el aumento de
la sostenibilidad de su tierra, en Ecuador vemos que grandes extensiones de
bosques han sido convertidas en tierras de cultivo y en pastos para el ganado, en
lugar de preservar los bosques naturales. Con la llegada de la globalización, la
tecnología y la modernidad, los ecuatorianos se enfrentaron a la elección de
la preservación de la Amazonía o aprovechar los recursos para trabajar la tierra y
de esa manera mantener a sus familias, por lo que muchos de los ciudadanos
eligen el camino económicamente beneficioso y convierten sus tierras en granjas
que pueden producirles ganancias.

La reducción de la deforestación solo se logrará con un ejercicio a fondo de la


autoridad frente a quienes acumulan tierra de manera ilegal y mediante una
gestión de Estado que exige la mayor y mejor articulación interinstitucional a todo
nivel. La financiación vinculada a la cooperación internacional puede aportar valor
agregado. Y la articulación entre entidades catalizará los procesos sociales,
económicos e institucionales indispensables.

La intervención en las regiones del país debe ser diferenciada. No es lo mismo


conservar la biodiversidad, controlar la deforestación o fortalecer cadenas
productivas sostenibles. Gobernanza, actores, dinámicas socioeconómicas,
recursos naturales y diversidad cultural de los territorios son factores clave para
conservar (preservar, restaurar, usar sosteniblemente y conocer) nuestros
bosques y sus servicios.

El Gobierno debería imponer requisitos para garantizar que las adquisiciones


públicas no contribuyan a la deforestación de la selva, de promover esos
compromisos nacionales que alienten a las cadenas de suministro libres de
deforestación, incluso a través de políticas de contratación pública para obtener
de manera sostenible comités como el aceite de palma, la soja, la carne y la
madera. Debería de hacer un seguimiento a las empresas que producen los
bienes relacionados con la destrucción del medio ambiente, como el aceite de
Palma, la madera, la soja, el papel, entre otros, debe de buscar mecanismo que
ayuden a reducir la deforestación, incluso han salido nuevas formas de hacer
hojas de papel sin talar árboles, y generar conciencia en las personas con
respecto al uso indiscriminado en vano de éstos materiales, es decir, crear
campañas, y una educación ambiental desde los primeros años de educación.

Contaminación del agua

La segunda amenaza más apremiante para los ecosistemas en Ecuador es la


contaminación del agua, que afecta principalmente a la costa del país, ya que la
mitad de la población de Ecuador vive allí. Esta afluencia de poblaciones a las
zonas mencionadas destruye los manglares, erosiona las orillas y contamina las
aguas, ya que existen muchas zonas con poco o nulo saneamiento, por lo que las
aguas residuales acaban en las cercanías de las costas, lo que también puede
conducir a la contaminación de las fuentes de agua locales. El crecimiento de la
población dentro del país, especialmente cerca de la costa, significa que la
política ecuatoriana debería esforzarse más y tomar medidas de prevención, con
el fin de proteger el medio ambiente costero y sus aguas.

La falencia del Estado es hacerse el de la vista gorda con respecto a las aguas
residuales, no darles un debido mantenimiento en el tiempo adecuado y no
imponer control con respecto a las industrias que las producen, muchas veces, los
materiales pesado son botados “lejos de las costas” pero que sucede cuando las
corrientes los arrastran, pues éstos erosionan los suelos de las costas, en éste
caso debe de existir un estricto control o aplicarse mecanismos que logren
mantener las aguas limpias como propiedades hidráulica y de filtración de
geotextiles, puesto que éstas aguas son para los hogares y esa contaminación
produciría daños a la salud.

También a todo ello debe sumársele el hecho de que, a causa de las acciones


negligentes de los seres humanos, las aguas de la costa de Ecuador, las Islas
Galápagos y sus ecosistemas están siendo amenazados gravemente. Aunque
parezca increíble, un simple error humano puede potencialmente eliminar a toda
una especie; es una idea desalentadora, pero ya ha sucedido: el derrame de
petróleo del 2001 producido tras el hundimiento de la gabarra Orca, con 600
galones de combustible a bordo mató al 60% de las iguanas marinas de las
Galápagos, una especie endémica de las islas.
La utilización de tecnología obsoleta en la actividad hidrocarburífera sumado al poco
nivel de control institucional ambiental ha conducido a que esta actividad se desarrolle
de manera inadecuada, provocando una aceleración en los niveles de contaminación y
el en número de derrames petroleros, cuyas causas han sido la utilización irresponsable
de tecnología obsoleta y hábitos contaminantes irresponsables, la falta de observancia
de las debidas autoridades con respecto a los principios de uso de mejor tecnología
disponible y sumado a esto el principio de precaución, asumiendo que en cualquier
momento por el peso, el buque podría sufrir un colapso, desatando una catástrofe en la
Isla.

El registrado en el río Cuyabeno, el pasado 18 de agosto de 2006, un lugar de inmenso


valor biológico por poseer 14 ecosistemas únicos en el país y algunos de ellos únicos en
el mundo, por ser considerada una de las zonas más ricas en especies de peces; por
contar con un elevado endemismo de aves y por constituir un refugio para las aves
migratorias del continente americano. Petroecuador perdió en este derrame 600 barriles,
según sus estadísticas. ¿Cuánto perdió Cuyabeno?, esos datos aún son incalculables.

El 03 de marzo de 2008 debido a las intensas lluvias caídas en el país, un alud arrasó un
tramo del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) en el sector de El
Reventador, a unos 60 kilómetros al este de Quito.  El vertido de unos 4.000 barriles de
crudo produjo la rotura del SOTE y de un "poliducto" paralelo, por el que se transportan
gasolinas, contaminó un pantano y el río Quijos, afluente del Coca que atraviesa la
población de Francisco de Orellana. Este derrame contaminó todo el río Coca y
sobrepasó los 500 Km. de contaminación al continuar por el río Napo Por este desastre,
el cantón Coca estuvo algunos días sin agua potable, ya que se provee del caudal de
este río, el abastecimiento tuvo que hacerse a través de un sistema opcional dispuesto
por el Ministerio de Minas y Petróleos, que consistía en tomar agua del río Payamino, de
por sí contaminado por desechos de petróleo de la compañía Perenco. Algunas
canecas de agua dulce se llevaron desde el cantón Loreto.

El 01 de febrero de 2008, las autoridades ecuatorianas tuvieron constancia de un


derrame de petróleo en los límites de la reserva natural del Yasuní causado por Repsol
YPF, en donde se contaminó parte del parque Nacional Yasuní, afectando a la flora y
fauna, así como recursos naturales existentes en la zona. Inicialmente Repsol había
mentido al Estado manifestando que el derrame era de pequeñas proporciones, sin
embrago se pudo constatar que el siniestro fue de consecuencias mayores al haber
producido cantidades de petróleo que contaminaron algunos ríos al interior del parque
nacional yasuní.

Estos impactos que se generan tanto en los elementos bióticos como abióticos del
ecosistema pueden prevenirse, pero su precaución y control ha sido ineficiente debido a
la frágil regulación ambiental y una débil presencia del Estado a través de instituciones
controladoras de la gestión ambiental. Al no funcionar de manera correcta esta labor, la
extracción petrolera queda a merced de las políticas ambientales de cada empresa,
que en teoría son muy pertinentes, pero en la práctica son contaminadoras e
irresponsables.

Es importante destacar que estos afectados no se dirigen ni siquiera a la empresa a


denunciar, por el grado de amenaza y miedo con que viven condicionadas sus acciones,
pues en cada intento de reclamo de las comunidades, reciben amenazas de la
Compañía de quitarles las “ayudas” que están dando o de “llamar a los militares” para
que “pongan orden”. Un buen porcentaje dirige sus denuncias a la misma empresa que
produjo la contaminación, bajo la lógica que como ella contamina ella tiene que
solucionar; sin embrago esta estrategia no tiene solución alguna. Lamentablemente el
grado de exigibilidad de sus derechos a quedado reducido en gran medida a las
acciones de hecho.

La contaminación de los suelos

El suelo ecuatoriano se está contaminado de muchas formas, pero el hilo común


entre ellas involucra recursos naturales que se filtran en la tierra como un efecto
secundario de la minería o la perforación. La minería del oro es común en el sur
de Ecuador y resulta una amenaza constante para las plantas, el agua de los ríos
y la biodiversidad de las áreas circundantes. Un estudio demostró que a pesar de
la pequeña escala de la minería en el distrito minero de Portovelo-Zaruma,
los rastros de mercurio y cianuro representan una amenaza grave y
geográficamente extensa y ponen en peligro la vida silvestre y humana de esta
región.

La cuenca del río Puyango está siendo afectada por el proceso de amalgamación
con mercurio como resultado de la extracción del oro, esto contamina el suelo y el
agua que pasa a través de los sedimentos al seguir su curso, lleva la toxicidad río
abajo. A pesar de que cada vez hay más conciencia de que la minería de oro y el
petróleo están impactando de manera muy negativa en el medio ambiente, la
mayoría de los ecuatorianos no tienen una mentalidad "verde" y se niegan en
redondo a perder los beneficios potenciales de la industria minera y petrolera.

Resulta fundamental poder concienciar a todos los individuos desde el inicio de su


desarrollo a cerca de su responsabilidad sobre el entorno y las consecuencias
que sus acciones tienen sobre éste. La Educación ambiental y su aplicación sobre
la sociedad suele ser proporcional al grado de desarrollo de un país, por ello
resulta fundamental que aquellos países con mayores recursos, destinen una
parte de los mismos a promover la educación no solo en su propio territorio, sino
también en aquellos que son más pobres y difícilmente pueden hacerlo de
manera independiente. Al fin y al cabo, todos vivimos en el mismo planeta y su
protección es una responsabilidad compartida.

¿Hay esperanzas?

Sin duda las hay, aún se puede recompensar todos éstos desperfectos, para ello
el estado debe implementar ideas y fijarse en padrones que otros países
destacados por menor incidencia en contaminación han aplicado, un cambio
hacia fuentes de energía más sostenibles y renovables, que no se basen en la
extracción y por ende corran el riesgo de generar posibles fugas de combustibles
fósiles como el petróleo y no contaminen con su detritus.

Hay muchos recursos tales como el sol y el agua, que se pueden utilizar
para generar energía de manera más ecológica y sostenible en comparación con
la extracción y el consumo de combustibles fósiles. El uso de sistemas de paneles
solares, la energía hidroeléctrica, los mecanismos para capturar la energía del
viento y las fuentes de energía geotérmica, permitirían al Ecuador avanzar
hacia un futuro más sostenible, pero son necesarias la acción humana y la
responsabilidad para que se produzca cualquier cambio significativo.

Para Finalizar el estado tiene falencias con respecto a la manera de resolver éstos casos
y por falta de cortes especializadas, con juzgadores que conozcan acerca de éste tema,
en la historia petrolera del Ecuador tenemos como ejemplo, dos casos paradigmáticos
de justiciabilidad ambiental que han causado conmoción por el nivel de visibilizarían que
han tenido y que han logrado un espacio de reparación a sus pretensiones (caso
Texaco y caso Incendio de la Refinería Esmeraldas), estos casos sin embargo
pertenecen al área civil por lo que sus tratamientos han sido estrictamente legal, sin
embargo para fundamentar el contexto se ha tenido que recurrir a los principios
generales del derecho ambiental, trabajo que ha sido dirigido y fundamentado por los
abogados de los accionantes que tienen vinculación ambientalista, no así por los jueces
que han administrado justicia, que han tenido una pobre argumentación jurídica para
resolver, no se sabe si por intereses políticos o por el desconocimiento de la normativa
ambiental.

En lo que se evidencia el Estado pone poca atención en lo que se refiere a controles de


industrias, sobre todo petroleras y con respecto al control por la tala indiscriminada de
árboles. También carece de aplicación de técnica innovadoras para poder disminuir los
impactos negativos que ha tenido la globalización con respecto al medio ambiente
ecuatoriano y sobre todo los pocos esfuerzos que hace por crear conciencia en la
ciudadanía, por la no impartición de cultura y educación en materia ambiental.

Promover el desarrollo sostenible es fundamental para proteger nuestro


medioambiente. La promoción de valores que estimulen patrones de consumo
dentro de los límites que permite la correcta gestión de nuestro entorno es la
clave para evitar poner en peligro a los ecosistemas naturales que constituyen la
base de la vida en la tierra. A día de hoy el ser humano todavía no ha resuelto
una de las claves necesarias para proteger su propia supervivencia, el reto de los
siguientes siglos sin duda es lograr la «globalización medioambiental» y conseguir
que cada punto de nuestro planeta goce del mismo nivel y medidas de protección
independientemente de la localización del mismo.

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