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ter tema del curso


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debía mostrarse dispues to a rec1bi:r y dar un beso a los pequeflos, algo que solo sucedía cada tan,
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sí al símbolo vivo de J;i Nav1dad, se soltó de los brai os de :;u padre y se lanzó presuroso hacia su1
jetivo. El apático SJnta apenas pudo retrocede: un pa~o an~es de tenerlo colgado del cuello. Cuan
quiso acordar, había caído s~nl.1do sohrc sL~ sillón rOJO, mientras el pequefio saltaba encima de
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puso en píe para darle la ~icnvcn!dJ al siguiente. En el mismo movimiento que utilizó para inco~
rarse del asiento, como s1se hub1csc tropei:Jdo con algo, cayó de cara contra el piso. De milagro
aplastó al níflo que tenfíl enfrente.
Con el golpe, las carlas entregadas por los ni ños salieron disparadas del bolsillo de la chaqueta Y
desparramaron por e] escenario improvis:ido. Mi entras mi hermano se ocupaba de recogerlas
fotógrafo, una mujer y yo nos acc rc;1mos p.1 r,1 nyud;¡r al hombre a levantarse.
- ¿Se encuentra bien? - Je preguntó l., n1ujcr.
No hubo respuesta. Parecía. que se h;ibíil dcsm;i,y;¡do.
El fotógrafo lo llamó un par de vccct> por su nombre, con el mismo resultado. No reaccionaba.
Varias personas nos rodearon . Todas li:1.blaban a l;i vez, pero nadie hacía nada para colaborar.!
tantcs más tarde, a través de la multitud se abrió paso un hombre vestido de pantalón Y ú1m
hlanca, que portaba un maletín.
- ¿Me permiten? Por favor - dijo, al mismo tiempo que se hincaba al lado del accidentado-·,
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>haré cargo. Soy médico y trabajo aquí. Seguramente se trate de un desmayo - miró ª su~
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· s1. retroceden y despeJan
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debía mostrarse i d'spuesto a recibir y dar un beso a los pequenos, a go que so o sucedía cada tant
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En un rnomen t o dado , le tocó el turno a, un niño que no superaba los tres años
, al símbolo vivo de la Navidad, se solto de los brazos de su padre y se lanzo presuroso hacia su ob-
~1 . El apa'tico Santa apenas pudo retroceder. un
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_ del cuello. Cuando
quiso acordar, había caí~o s~ntado sobre s~ sillon roJO, mi:ntras el pequeno saltaba encima de su
falda. No le resultó sencillo librarse de la cnatura y devolversela al padre. Luego de conseguirlo, se
uso en pie para darle la bienvenida al siguiente. En el mismo movimiento que utilizó para incorpo-
~arse del asiento, como si se hubiese tropezado con algo, cayó de cara contra el piso. De milagro no
aplastó al niño que tenía enfrente.
Con el golpe, las cartas entregadas por los niños salieron disparadas del bolsillo de la chaqueta yse
desparramaron por el escenario improvisado. Mientras mi hermano se ocupaba de recogerlas, el
fotógrafo, una mujer y yo nos acercamos para ayudar al hombre a levantarse.
-¿Se encuentra bien? - le preguntó la mujer.
No hubo respuesta. Parecía que se había desmayado.

El fotógrafo lo llamó un par de veces por su nombre, con el mismo resultado. No reaccionaba.
Varias personas n d T d h I
os ro earon. o as ablaban a la vez pero nadie hacía nada para colaborar. ns·
tantes más tarde t , d 1 . ., ' , ·..
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me tocó a m1 acampanar a m1 ermano. No me sirv10 de nada el pretexto d -
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que presentar un trabajo en la facultad; no hubo forma de que me librase. a
y allí estábamos ahora. Muy cerca de aquel Papá Noel al que se le notaba en el rostro su des
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que te rminara la Jorna a para irse rap1 o. _a su casa. s1mp e vista no parec1a una tarea agotadora·
con una mano recibía las cartas que los m~os ~e entregaban, la~ guar~aba en el bolsillo exterior de ~
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chaqueta, como quien guarda b~letos de ommbus que lue~~ ?1en~a _tir~r, y se ponía en pose para las
fotos que el fotógrafo del shoppmg tomaba desde una p os1oon pnv1leg1ada, para después ofrecérse-
las a los adultos responsables de los niños , a cambio de una módica suma de dinero. Cuando mucho
debía mostrarse dispuesto a recibir y dar un beso a los pequeños, algo que solo sucedía cada tanto.'
En un momento dado, le tocó el turno a un niño que no superaba los tres años de edad. Al ver ante
sí al símbolo vivo de la Navi dad, se soltó de los brazos de su padre y se lanzó presuroso hacia su ob- 1

jetivo. El apático Santa apenas pudo retroceder un paso antes de tenerlo colgado del cuello. Cuando
quiso acordar, había caído sentado sobre su sillón rojo, mientras el pequeño saltaba encima de su
falda. No le resultó sencillo librarse de la criatura y devolvérsela al padre. Luego de conseguirlo, se
puso en pie para darle la bienvenida al siguiente. En el mismo movimiento que utilizó para incorpo-
rarse del asiento, como si se hubiese tropezado con algo, cayó de cara contra el piso. De milagro no
aplastó al niño que tenía enfrente.
Con el golpe, las cartas entregadas por los niños salieron disparadas del bolsillo de la chaqueta yse
desparramaron por el escenario improvisado. Mientras mi hermano se ocupaba de recogerlas, el
fotógrafo, una mujer y yo nos acercamos para ayudar al hombre a levantarse.
-¿Se encuentra bien? -le preguntó la mujer.
No hubo respuesta. Parecía que se había desmayado.
El fotógrafo lo llamó un par de veces por su nombre, con el mismo resultado. No reaccionaba.
Vanas
· personas nos rodearon. Todas hablaban a la vez, pero nadie hacía nada para coa l borar..
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tantes más tarde, a través de la multitud se abrió paso un hombre vestido de pantalón Ycamisa
blanca, que portaba un maletín.
· ? Por favor -diJ. o al mismo tiempo que se hincaba al lado de1 aco·¿entado-.-1 Yo•
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· f resco. Gracias.
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No tiene pulso.
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terminara la 1orna a para irse rap1 o a su casa . A s imple vi sta no pare , su eseo d
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Con el golpe, las cartas entregadas por los niños salieron disparadas del bolsillo de la chaqueta
desparramaron por el escenario improvisado. Mientras mi hermano se ocupaba de recoger~:;
fotógrafo, una mujer y yo nos acercamos para ayudar al hombre a levantarse.

-¿Se encuentra bien? -le preguntó la mujer.

No hubo respuesta. Parecía que se había desmayado.

El fotógrafo lo llamó un par de veces por su nombre, con el mismo resultado. No reaccionaba.
Varias personas nos rodearon. Todas hablaban a la vez, pero nadie hacía nada para colaborar. /ns·
tan tes más tarde, a través de la multitud se abrió paso un hombre vestido de pantalón y camí.s.a
blanca, que portaba un maletín.

-¿Me permiten? Por favor - dijo, al mismo tiempo que se hincaba al lado del accidentado-. Yo
me haré cargo. Soy médico y trabajo aquí. Seguramente se trate de un desmayo -miróª 5ualr~
dedor Y le habló a la multitud-: Les agradezco si retroceden y despejan este espacio, para ques,
pueda respirar aire fresco. Gracias.
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ª gente apenas se movió. Yo me incorporé y busqué a Nico. Estaba parado a mi. 1ªdo ysostenía U!
montón de sobres entre sus manos.
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Con la ayuda del fotógrafo, el doctor logró voltear al accidentado hasta que que charle k=
Entonces le abrió la chaqueta, extrajo un estetoscopio de la maleta Y lo utilizó para escu ación:
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°
- No tiene pulso.
El murmullo general se intensificó.
El médico tomó el transmisor que portaba en su cinturón , presian o, e1 interrupto
. r y habl 0, l
micrófono: po, e
-Habla el doctor González.
'bl Necesito
d' que. llamen . a una. ambulancia. Es p ara u n h ombre de unos
1
sesenta años ' con .pos1
, ~ d' , .-Hizo una
e paro car b10rrespiratono. . pausa y acercó su o1'd o a a nanz. del
ac .dentado. Volv10 a menear la ca . eza yana 10-. Que alguien me alcance rápido e1des fib nlado,.
porel favor. Estoy en la plaza de comidas. '
A partir de ese momento, los hechos _se sucedieron de prisa: la respiración boca a boca, el masaje
cardíaco, el shock eléctrico del desfibnlador, la llegada de la ambulancia.

Todo en vano.
Media hora después se llevaron el cuerpo sin vida del infortunado Papá Noel.
Recién al llegar a casa me di cuenta de que Nico se había traído consigo las cartas.

-¡Vicky!
El rito de Nicolás me sobresaltó. Apagué la hornalla y fui a ver qué quería. Con seguridad querría
pelrme que le alcanzara algo. Era incapaz de levantarse siquiera a buscar el control remoto del

televisor.
-¿Qué sucede, Nico? Estoy preparando la merienda -protesté.

-Esta carta es rara.


Me extendió una hoja.
-¿Qué tiene de rara? -la recibí de mala gana.
-No le pide nada a Papá Noel y está escrita en una computadora. ¿Qué niño le escribiría así?

-A lo mejor la redactaron los padres.

-¿La leíste?
-No.
-Yo sí, y no la entiendo.
Sabía que si quería regresar a la cocina, no me quedaba otra alternat iva que leerla.

La nota tenía pocas líneas:


Querido Papá Noel:
Como imagino que tu trabajo debe resultar agotador, este año he decidido no pedirte ningún regalo.
Para que ve~s cuánto me preocupo por ti, voy a invertir los papeles y seré yo quien te dé un presente
en esta Navidad.
¿y qué mejor obsequio que un merecido descanso?
¿Te parece interesante?
Lounzco
, . loque
cuanto h debes hacer para reCI'b.irlo es sentarte en tu cómoda silla cubierta de terciopelo rojo En
agas, ya no tendrás de qué preocuparte. .
Descansa en paz.
Te ama
'
León
Te arna, León, Marcos Vázquez.
El murmullo general se intensificó.
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por favor. Estoy en 1a plaza de comidas. '
tir de ese momento, los hechos .se sucedieron de prisa: la respiración boca a boca , e1 masaJe
.
A par
card1'aco , el shock eléctrico del desfibnlador, la llegada de la ambulancia ·
Todo en vano.
Media hora después se llevaron el cuerpo sin vida del infortunado Papá Noel.
Recién al llegar a casa me di cuenta de que Nico se había traído consigo las cartas.

-¡Vicky!
El rito de Nicolás me sobresaltó. Apagué la hornalla y fui a ver qué quería. Con seguridad querría
pefrme que le alcanzara algo. Era incapaz de levantarse siquiera a buscar el control remoto del
televisor.
-¿Qué sucede, Nico? Estoy preparando la merienda -protesté.

-Esta carta es rara.


Me extendió una hoja.
-¿Qué tiene de rara? -la recibí de mala gana.
-No le pide nada a Papá Noel y está escrita en una computadora. ¿ Qué niño le escribiría así?

-A lo mejor la redactaron los padres.


-¿La leíste?
-No.
-Yo sí, y no la entiendo.
Sabía que si quería regresar a la cocina, no me quedaba otra alternativa que leerla.
La nota tenía pocas líneas:
Querido Papá Noel:
Como imagino que tu trabajo debe resultar agotador, este año he decidido no pedirte ningún regalo.
Para que veas cuánto me preocupo por ti, voy a invertir los papeles y seré yo quien te dé un presente
en esta Navidad.
¿Y qué mejor obsequio que un merecido descanso?
¿Te parece interesante?
· ¡o es sentarte en tu cornada
Lo único que debes hacer para recz·bzr , . cubierta
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Te n111a, l evn, MJrcus Vazquez.

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