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Historia de la C

Filosofía moderna

TEORICO
¿ N8 Miércoles: 11/04/12
Prof.: Beatriz von Bilderling.

Contenidos: Descartes.
Profesora: Buenas tardes. Les reparto un cuadro del que ya algo escribimos ayer 1 y copió
las fechas correspondientes a la clase del martes.
1647 nace Cervantes
1564 nace Shakespeare
1588 nace Hobbes
1596 nace Descartes
1600 nace Calderón
1615 Novelas ejemplares
(El Licenciado Vidriera)
1616 Mueren Cervantes y Shakespeare
1632/33 La vida es sueño
1634/1635 estreno de La vida es sueño
1637 Discurso del método
1641 Meditaciones metafísicas
1644 Principios de Filosofía
1650 muere Descartes
1679 muere Hobbes
1681 muere Calderón

En nuestro encuentro de ayer comenzamos a analizar la primera meditación y sugerí


que podíamos leerla como si Descartes estuviera haciendo una gradación de tipos de
conocimientos desde los más fáciles de adquirir, pero difíciles de justificar hacia los más
complejos de adquirir, pero que cuando uno ya tiene alguna base serían simples en cuanto a
su supuesta justificación. Sin embargo, como Descartes quiere manifestar que esa
justificación hasta ese momento de su vida es supuesta, le va aplicando argumentos de duda
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La profesora reparte un cuadro que se adjunta al final del desgrabado.
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para que se nos conviertan en incógnitas, en algo que teníamos por conocimiento pero que
en realidad ahora no sabemos si realmente lo es. De esa manera ya vimos ayer que para el
conocimiento sensible plantea el argumento del engaño de los sentidos que afecta nuestra
creencia en las cualidades sensibles, que la época va a llamar ‘secundarias’, de objetos
mediatos y decíamos que Descartes los llama así porque entre ellos y nuestro cuerpo, donde
estarían los sentidos, se interpone un medio. Pero una variante de ese mismo argumento
como argumento del engaño de los apetitos y los sentimientos afecta nuestra creencia en las
cualidades sensitivas del objeto íntimo e inmediato que es nuestro cuerpo.
Hasta allí creemos todavía que existen cuerpos, ya sean esos cuerpos mediatos o el
cuerpo inmediato íntimo. Y creemos también que esos cuerpos tienen cierta composición y
propiedades que los conforman como los cuerpos que son. Decíamos que ese es un límite
del argumento porque el argumento no puede atacar eso, entonces, ahí es donde necesita
uno más fuerte. El argumento para hacernos dudar de las composiciones y hasta la
existencia de esos cuerpos, es, en general, el argumento del sueño y en particular para el
cuerpo íntimo inmediato, es el argumento de la locura. Ahora, en función del argumento del
sueño, y a través del intercambio de objeciones y respuestas que Descartes tiene con
Hobbes, quien nace en 1588 y muere en 1679 (es contemporáneo de Descartes), veíamos
que se plantea, según Descartes, un límite al cual el argumento del sueño no llega. Y que
sería que si bien puede afectar las existencias de esos cuerpos no puede afectar las esencias.
Todo lo que sea del tipo esencias, significados, e incluso las relaciones, no caerían bajo el
argumento del sueño. Es allí donde él tiene que empezar a proponer un argumento más
fuerte todavía. Para hacer eso, Descartes introduce la cuestión de una manera un poco
problemática, porque empieza a decir que tanto en sueño como en vigilia podríamos
encontrarnos con cosas no sólo generales, en el sentido de que podríamos agruparlas en
clases de cosas (la clase de las manos, la clase de las caras, la clase de los cuerpos), sino
que esas cosas son además compuestas y estarían compuestas de elementos más simples.
Nosotros podríamos pensar que efectivamente un cuerpo podría estar compuesto de esas
manos y de esa cara, pero que las manos a su vez podrían estar compuestas de palmas y
dedos, que los dedos podrían estar compuestos de uñas, de piel y huesos, etc. Y entonces
Descartes va desplazándose de lo compuesto a lo simple como si además hubiera un
momento en que llegáramos a algo que es efectivamente simple y otra vez es complicado

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qué está pensando por ‘simple’. Siempre hay una complicación en Descartes cuando
aparece ‘simple’. Porque además lo más problemático de todo es que para dar un ejemplo
introduce el ejemplo de los colores haciendo una supuesta comparación de que así como
pensamos que los sueños, si los pensamos en términos de imágenes, no podrían no estar
formados de unos “colores verdaderos”, así también los cuerpos pareciera ser que no
pueden estar formados por elementos verdaderos. De tal manera que podríamos soñar
cualquier cuerpo en su existencia y, entonces, suspender la creencia en su existencia porque
quedó con la idealidad del sueño, pero eso no afectaría a los elementos que hacen que el
cuerpo sea el que sea. Entonces, se está desplazando de las existencias a las esencias, está
desplazándose de: ‘el cuerpo existe’ a ‘el cuerpo es’. Cuando el cuerpo es no estoy diciendo
que el cuerpo existe, estoy diciendo que tiene una esencia de cuerpo. Lamentablemente lo
hace con esa comparación, ¿dónde está el problema?
Estudiante: ¿El argumento del sueño va a dudar incluso acerca del cuerpo personal?
Profesora: Sí. Dijimos que hay una gradación, al haber una gradación en los
argumentos, el de menor alcance es el de los sentidos, sentimientos y apetitos, porque solo
afecta cualidades. Cuando propone el argumento de la locura, yo no solamente podría dudar
de la composición de mi cuerpo, sino también de si es grande o pequeño, es decir, que
podría dudar también de sus cualidades, por lo tanto, el de la locura, puede afectar todo lo
que afecta el argumento de los sentidos. Cuando llego al sueño, como ataca a todo cuerpo,
hace dudar de lo que hace dudar el argumento de la locura, y también de lo que hace dudar
el argumento del engaño de los sentidos con un solo problema, que dejo en suspenso, que
tal vez a Descartes se le haya escapado una diferencia de cuerpos que en algún momento
aparece, pero que por ahora pareciera ser que la está minimizando. Si empiezan a aparecer
argumentos más fuertes, esos argumentos van a atacar lo mismo que atacaba el sueño. Pero
lo que sí es que el sueño tiene un alcance: llega a la existencia y composición de esos
cuerpos, pero no puede hacer que los cuerpos dejen de ser cuerpos, que tengan una esencia
de cuerpos. Porque Descartes piensa que aún cuando las esencias estén en el sueño, eso es
lo que hace ser a una cosa, entonces, no importa ya si es soñado o está en vigilia, es ser, es
lo que hace ser. Por eso cuando llega esto, ya él deja el conocimiento imaginativo y se
adentra en el conocimiento racional o intelectual. Porque la comprensión de lo que las
cosas son ya no hace a nuestro esquema imaginativo, esquema corporal, sino a nuestro

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esquema conceptual. Supongamos que vivimos en un ámbito donde estamos habituados a


hablar de cosas como ‘sillas’, como ‘mesas’, como ‘números’, como ‘figuras’. En nuestros
sueños vamos a soñar con las mismas significaciones porque de dónde habríamos sacado
las significaciones y esencias de cosas si no son las mismas que estamos habituados a tener
en vigilia. Entonces, si hiciéramos otra cosa, no solamente ni entenderíamos nuestro sueño,
sino que ni siquiera lo podríamos relatar o pensar, porque solamente lo estamos pensando
en los términos en que estamos habituados a pensar. Porque estamos habituados a pensar en
lo que hace ser a las cosas las cosas que son. Con la complicación que Descartes empieza a
discutir la teoría de las esencias tradicional, ya no le va a importa que una mano sea mano
que un hombre sea hombre, que un perro sea perro, le va a importar qué hace a cada cuerpo
ser cuerpo y a cada espíritu ser espíritu. Se queda solamente con dos esencias, con dos
naturalezas. Porque la época se está, al menos en el ámbito de los cuerpos, quedando con
una esencia sola: cualquier cuerpo se reduce a extensión. Por eso lo extraño también es que
va a aparecer ‘2 + 2= 4’ y ¿qué tiene que ver eso con una esencia? Es la esencia de la
extensión porque la extensión es simplemente ser cuantificable en largo, ancho y
profundidad y para eso hay que numerar. Entonces, la numeración tiene que ver con las
esencias de la época. La época transforma la materia sólo en extensión y la extensión es
traducible a términos matemáticos.
Por eso cuidado con ‘realidad’ y ‘existencia’ en Descartes. En Descares hay existencia,
realidad e idealidad; pero diferencia existencia de realidad: decir que es ‘real’ es decir que
mantiene su esencia, pero podría ser sin existir. Pensar una esencia sin la existencia. Yo
entiendo lo que es una silla y ya no hay sillas en el mundo porque dejaron de existir. Por
eso, puede haber idealidad con realidad, las podemos pensar porque tenemos la idea, y en
ese sentido decimos que es idealidad, pero de una realidad, la realidad de, al menos, la silla
como una parte de la extensión y en general de la extensión
Estudiante: Por ejemplo, un dinosaurio.
Profesora: Perfectamente. Como una de las posibles particiones que yo puedo hacer de
la extensión. Pero porque en verdad está pensando que el universo se está dividiendo
solamente en dos categorías: lo extenso y lo pensante. Si hubiera dinosaurios, pertenecen a
lo extenso, puede ser que sólo sean ideas de ‘dinosaurios’. También hasta ese punto
podríamos decir que hay ideas de centauros y de sirenas.

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Estudiante: ¿Hay ideas de dinosaurios que son extensas?


Profesora: A las que no puedo pensar sin la extensión. Está queriendo decir que no lo
podemos pensar sin extensión porque no nos podemos sustraer de las esencias que
conocemos o que sabemos que son. Entonces, sabemos que son, pero no sabemos si
existen.
Estudiante: Incluso las creaciones de la imaginación tienen un alcance real e ideal.
Profesora: Ideal y real en el caso de ficciones porque en realidad dice que la
imaginación sola no podría hacer nada. No está componiendo lo que ella misma crea, sino
que está componiendo sobre la base de un conocimiento intelectual, que es la esencia de la
extensión. Está recortando en la extensión un pedazo de caballo con uno de hombre, que a
su vez son recortes de extensión. Esto espero que vaya aclarando por qué Descartes piensa
que el sueño no lo abarca todo, que ahora ya no importa si están en uno o dos estados, esas
cosas, sea en vigilia o sea en el sueño, indican esencias, no indican existencias, y entonces,
en el sueño tienen que ser las mismas de la vigilia. El problema sigue siendo la
comparación. Lo que no quiero es que sobre la base del texto de Descartes se llegue a una
equivocidad por la cual se piense que en vigilia Descartes cree que yo reduzco un cuerpo y
me quedo al menos con unos colores verdaderos. Primero porque ya hubo una sospecha de
que los colores, como cualquier cualidad sensible, son equívocos. Yo también según la luz
que se refracta o se desplaza por el medio, que es el aire, puedo ver un mismo objeto con un
color o con otro. Allí es donde la época empieza a pensar que los colores no son de las
cosas, sino que son aportes del sujeto a las cosas. De manera que cuando vayamos
avanzando en las meditaciones nos vamos a encontrar con los colores y con cosas así como
frío y calor con el término de ‘falsedad material’. Entonces, decimos: ¿cómo? Me dijo que
eran colores verdaderos y ahora me dice que tienen falsedad material, ¿en qué quedamos?
Quedamos en que no son verdaderos, sino que son falsos, porque justamente no hacen a la
esencia de las cosas, hacen a su apariencia que es menos aún que existencia. Entonces, en la
esencia de la cosa puede ser que la extensión se mueva, y que a un movimiento de
extensión mi mente lo capta como color, pero en la cosa no hay color, sino movimiento.
Pero, ¿por qué lo introduce? Lamentablemente porque así quiere que vayamos de lo
compuesto a lo simple. En realidad tendría que haber dicho que así como la imaginación no
puede componer sin los elementos de las esencias, lamentablemente tomó el ejemplo del

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color. El ejemplo del color es malísimo en el contexto cartesiano, no lo tendría que haber
dicho, pero de alguna manera hay una salvedad en esas donde con cierta sutileza Descartes
nos dice ‘se los empiezo a decir así, pero fíjense bien que en el parrafito siguiente les
cambio la idea’.
Estudiante: ¿Cuál sería un ejemplo?
Profesora: O sea que no se entendió. Lo que Descartes quiere decir es: yo tengo una
silla que es un cuerpo, ¿es compuesto o simple? Compuesto, lo puedo desmenuzar en
partes. Incluso lo puedo desmenuzar en cualidades, digo que es una mancha que
aparentemente es amarilla con manchas azules con textura aparentemente dura y
aparentemente fría. Descartes dice que todo eso puede ser falso. Los colores pueden ser
soñados, los colores pueden ser falsos. Pero los colores no pueden darse sino en una
extensión, ¿podés concebir un color sin extensión? ¿Se puede concebir un color que no sea
una mancha de color extendida en un espacio? No, entonces, el que verdaderamente es
elemental, es el espacio, es la extensión en largo, ancho y profundidad. Ese es el elemento
último que no le puede faltar a una silla, no le puede faltar a una mano, no le puede faltar a
una cara, no le puede faltar a una tiza. Piensen cualquier cosa que sea corporal y no le
puede faltar. Eso que no le puede faltar es la esencia de la cosa, que simplemente Descartes
la piensa como una gran realidad que es toda la extensión, de la cual haremos recortes, pero
esos recortes siempre van a ser recortes de extensión. Entonces, lo más elemental de todo es
la extensión. Lo que pasa es que para después pensar por qué de una extensión grande
empezaron a aparecer sillas, caras, manos, cuerpos, algo tiene que haber agrupado pedazos
diferenciándolos de otros pedazos. ¿Se puede hacer eso sin movimiento? No, entonces el
movimiento va a ser otro de los elementos que están dentro de la esencia. Extensión y
movimiento. Entonces, las cosas son pedazos de extensión en movimiento. Ese movimiento
nosotros lo vemos como color, como textura, como dureza y como temperatura. Pero eso es
nuestro, los colores, las cualidades, no pasan de ser meras ideas.
Estudiantes: ¿El espíritu también es un recorte de extensión?
Profesora: No. Por eso, ahora, y acá hay un gran supuesto de Descartes, él ya está
suponiendo la realidad dividida. Cuando ustedes estudien la sexta meditación van a tener
que ver la posición cartesiana que se llama la ‘distinción real entre el cuerpo o la extensión
y el espíritu’. Eso indica que Descartes está viendo que son dos ámbitos completamente

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excluyentes, lo que es cuerpo no es pensamiento, lo que es pensamiento no es cuerpo. Y por


cómo está haciendo todas estas clasificaciones, pareciera ser que ya lo tiene como supuesto,
porque nunca nos puso nada que sea composición de un espíritu con un cuerpo. Hasta acá
me habló de cualidades de cuerpos, me habló de composiciones de cuerpos y me empieza a
hablar de esencias de cuerpos, y después en todo caso comenzará a hablar de esencias
espíritus, pero por ahora nunca los mezcla. Hasta ahora me está diciendo es lo que son los
objetos. No parece tampoco estar soñando con otros espíritus. Parece estar soñando
solamente con caras, manos, cuerpos, pero con espíritus no está soñando.
Estudiante: ¿Cuál es la diferencia entre idealidad y existencia?
Profesora: Idealidad es simplemente porque la puedo pensar en ideas, pero lo que pasa
es que puedo pensar en ideas la realidad, eso no me la idealiza al punto de quitarle realidad,
sino que cuando la estoy pensando así, la estoy pensando sólo en la idea. Lo que sí puedo
pensar ya, es que, por ejemplo, el color sólo tiene idealidad, y no tiene ni realidad ni
existencia, o la única existencia que tiene es como idea en mi mente.
Estudiante: ¿Solamente se puede pensar la extensión como aquello que ocupa un
espacio pero no como sustrato?
Profesora: Por ahora Descartes no quiere comprometerse con ese tipo de afirmaciones
porque son afirmaciones de las escuelas. Entonces, en algún momento va a aparecer
sustancia extensa, pero recién en la tercera meditación, cuando ya está seguro de algunas
cosas, por ahora es solamente extensión. De alguna manera podríamos pensar que está
pensando en cualidades que pueden ser accidentales como el color, o esenciales como el
movimiento y la extensión y existencia, pero todavía no está pensando en sustancia. No está
pensando todavía en sustancia y accidente. Por ahora está pensando en existencia con
accidentes o bien contingentes, o bien, esenciales. Si son esenciales, podrían estar
solamente los esenciales sin la existencia. Porque además la sustancia después la va a
relacionar con la realidad, no con la existencia, en principio, va a tener que salir a mostrar si
hay o no.
Estudiante: Con la extensión y el movimiento esencial ¿está dando también un
carácter de temporalidad?
Profesora: La temporalidad la va a poner dentro del ámbito de las esencias. O sea,
esa es una de las pocas naturalezas que a Descartes le parece que es común y si bien, está

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haciendo la distinción entre lo extenso y lo pensante, considera que el tiempo se le puede


aplicar tanto a lo extenso como a lo pensante.
Leo el final del párrafo donde introduce esta consideración acerca de los colores, si es
la versión latina, y si es la francesa es un párrafo que empieza con estas palabras:
“Y por igual razón, aunque también esas cosas generales, ojos, cabezas,
manos y cosas semejantes, puedan ser imaginarias, sin embargo, hay que
confesar necesariamente que otras cosas más simples y universales son
verdaderas, con las cuales, como con los colores verdaderos, se configuran
todas estas imágenes de las cosas verdaderas o falsas que se hallan en nuestro
pensamiento –hasta ahí las expresiones problemáticas–. De este género parecen
ser, la naturaleza corporal en general y su extensión, también la figura de las
cosas extensas, no la figura como la apariencia de la torre, sino ahora la figura
matemática que me puede decir que la torre es un prisma o un cilindro, así
como la cantidad o su magnitud y número también el lugar donde existen, el
tiempo que duran y otras semejantes. Por lo cual tal vez no esté mal que
concluyamos de ahí que la física, la astronomía y la medicina y todas las otras
disciplinas que dependen de la consideración de cosas compuestas son en
verdad dudosas, porque tienen que ver con existencias y no con esencias,
mientras que la aritmética, la geometría y otras semejantes que sólo tratan de
cosas muy simples y en extremo generales, mientras que poco se cuidan si se
dan en la naturaleza o no –poco se cuidan de si existen o no– contienen algo de
cierto e indudable. Porque ya sea que esté despierto, ya sea que esté dormido, 2
y 3 unidos hacen 5 y el cuadrado no tiene más de cuatro lados y no parece
posible que verdades tan evidentes caigan bajo sospecha de falsedad.”
Hasta allí el límite del argumento del sueño: el argumento del sueño no pudo llegar hasta
las esencias, las esencias de las cosas materiales se expresan en términos matemáticos y
esas verdades matemáticas necesitarán otro argumento de duda. Los argumentos más
fuertes que van a venir a continuación. Además esas verdades que empezaron a aparecer ya
empezaron a aparecer con los caracteres que la primera regla del método indica que podrían
ser los caracteres de la verdad, la claridad y la distinción. Al menos, sea en sueños o en
vigilia, hasta ahora no he dudado de que clara y distintamente ‘2+2=4’ y el triángulo tenga

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tres lados. Para esto es para lo que Descartes necesita en principio el llamado argumento del
Dios engañador o bien luego, el argumento del llamado genio maligno.
Descartes considera que según lo que le han enseñado en la religión que profesa hay un
creador omnipotente, pero como empezó a dudar de todo, puede pensar que en esa
omnipotencia fuera engañador y que lo fuera sistemáticamente, es decir que engañara en
todas las ocasiones, o sea siempre, y además en todos los casos y con respecto a todo. Si es
omnipotente lo puede todo, Descartes dice: ¿por qué no podría engañar? Y ¿por qué no
podría engañar sistemáticamente, o sea, no dejar nada fuera del engaño? Podría hacer dudar
de que ‘2+2=4’ introduciendo en mí la sospecha de que ‘2+2=5’ o que los triángulos tengan
5 lados, puede engañarme en todo. Como más allá de existencias, esencias y cualidades no
hay, este es el más fuerte de todos, ya no hay más nada. Ahora engaña en todo. La cuestión
está en que Descartes mismo parece ponerse en la situación de que eso los teólogos no se lo
van a aceptar, porque los mismos teólogos que le enseñaron que hay un Dios omnipotente,
le enseñaron que esa omnipotencia está para el bien y para la verdad, no para el engaño,
porque le enseñaron la omnipotencia en función de la perfección y no habría para Descartes
perfección en el engaño, sino que solamente hay perfección en la bondad.
Estudiante: ¿Ese es un supuesto del que no se puede dudar?
Profesora: Según mi cuadro ¿Se puede o no se puede? O sea, estamos hablando de que
llegamos al ámbito de las esencias, esencias de cosas materiales que se expresan en
términos matemáticos. Tiene un argumento que es propio de los hombres, que se inmiscuye
acá también, y es el que ustedes deben haber visto en el Discurso del método:
‘Paralogismos de los geómetras’. Los geómetras son hombres y los hombres también se
equivocan al hacer sumas y restas. Entonces, si yo me puedo equivocar y a veces decir
‘2+2=4’ y a veces decir ‘2+2=5’, ¿qué diferencia tiene eso con la torre cuadrada y la torre
redonda? Ninguna. Dos proposiciones contradictoras acerca de una misma afirmación y por
lo tanto, suspendo el juicio. Como el Discurso del método era para mujeres, pero las
Meditaciones metafísicas son para más sutiles que puedan comprender argumentos
escépticos dice que los escépticos tienen un argumento para esto. En realidad los escépticos
hablan del genio maligno y a él le viene bien el genio maligno porque dice, supongamos, yo
tengo varias opciones para aquél que me creó, lo que me enseñaron es un Dios
omnipotente, pero yo podría ser producto del azar, producto del destino, producto de una

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concatenación de causas finitas y cuanto más baje en la perfección de las causas, más
posibilidades hay de que me haya creado para que me equivoque. De tal manera que si me
creó el genio maligno, también me puede hacer equivocar con respecto a lo que parecía ser
que nada podía hacerme equivocar, que era esencias y verdades matemáticas. Y Descartes
dice que como a los teólogos los va a molestar que yo hable de un Dios engañador porque
hay una contradicción entre Dios perfecto y Dios engañador voy a apelar a la figura del
genio maligno. El genio maligno sería una hipótesis, no es que piensa que existe un genio
maligno, pone como hipótesis, ‘supongamos que exista un genio maligno que cada vez que
yo quiero pensar ‘2+2=4’ hace que yo piense ‘2+2=5’, que cada vez que yo quiera pensar
los tres lados del triángulo me lo haga ver como un cuadrado. Podría ser.
A la mayoría de los intérpretes les parece también que un Dios engañador no solamente
lo complicaba a Descartes teológicamente, sino que también podría ser una duda ahora
sobre la racionalidad divina porque está atacando la perfección del espíritu del pensamiento
infinito. Entonces, los mismos que piensan que si la locura es irracionalidad de la razón
humana es complicado para Descartes, un Dios engañador es complicado para Descartes en
función de la racionalidad divina. Entonces, dicen que hizo dos movimientos de
sustracción, habló de la locura y lo sacó, habló de un Dios engañador y lo sacó y lo
sustituyó por el genio maligno. Esta es la interpretación tradicional.
¿Qué hicieron las computadoras entre otras cosas? Darnos magníficos buscadores de
palabras. Entonces, algunos intérpretes se pusieron a buscar cuántas veces aparecía ‘genio
maligno’ y cuántas ‘Dios engañador’. Gana ampliamente el Dios engañador. Y otra cosa es
en qué contextos aparece el genio maligno, o sea, relacionado con qué aparece. Buscadores
de palabras en versión latina y versión francesa. Quizá aparece algo en la versión latina que
después desaparece en la francesa y es bastante interesante pensarlo. Entonces, leo la
versión latina donde irrumpe el genio, que es en el último párrafo, el anteúltimo para
quienes tienen la francesa:
“Supondré pues, no que un Dios óptimo fuente de verdad, sino que un
cierto genio maligno y además extremadamente poderoso y astuto, ha
empeñado toda su habilidad para engañarme.”
Pasamos de Dios engañador a genio maligno. Ahora va a empezar a hacer el recuento de
cosas que hace dudar un genio maligno:

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“Consideraré que el cielo, –una cosa material supuestamente existente– el


aire, –cosa material supuestamente existente– la tierra, –cosa material
supuestamente existente– los colores, –cualidades sensibles, secundarias,
apariencias de cosas materiales– las figuras, –ahora en el sentido de torres
redondas o torres cuadradas, apariencias sensibles de cosas– sonidos, –
apariencias sensibles de cosas– y todas las cosas externas –no dice extensas– no
son más que engaños de los sueños con los cuales le ha tendido insidias a mi
credulidad.”
¿Qué está diciendo? ¿Que en vez de flechas el genio maligno con qué ataca? Con sueños,
nos manda sueños y nos hace poner en discusión las cualidades y existencias, ¿nombró una
esencia? No. No nombra ninguna verdad matemática. Entonces, según Margaret Wilson
Descartes quiso hacer una diferenciación entre los argumentos del genio maligno y del Dios
engañador. El genio maligno no atacaría a las verdades matemáticas, por eso lo puse en el
cuadro en una situación intermedia, poniéndole una duda, un signo de interrogación, con
respecto a si ataca verdades matemáticas o no. ¿Por qué se hizo popular el genio maligno?
Porque es el título ‘crónica’ de las Meditaciones Metafísicas o por lo menos de la primera
meditación: ‘Genio maligno ataca mentes de seres humanos’. Eso por un lado, pero
después, para no dejarlo sin trabajo, está necesitando un argumento que sea sistemático. O
sea que ataque una cierta totalidad. Y lo interesante es pensar que acá aparece otro
supuesto. Obviamente Descartes está meditando y está solo, entonces cuando está soñando
también sueña solo, ¿y los sueños de alguien solo pueden hacer que todo sea sueño? Le
aceptamos hasta ayer que cuando irrumpía el sueño, una posibilidad es que todo sea sueño,
porque yo me quedaba sin criterio para diferenciar sueño de vigilia. Lo que me pasa a mí
puede ser todo sueño, ¿pero eso hace que todo sea sueño? ¿Que mi sueño pueda tener el
alcance de hacer sueño a todo? O sea ¿no tendría yo que tener la posibilidad de soñarlo
todo para que todo sea sueño?
Estudiante: Sí, de hecho lo puede soñar todo.
Profesora: Si lo puede soñar todo, yo creo que Descartes se está acercando de por qué a
esto le tiene que poner un límite. Porque si yo puedo soñarlo todo, ¿por qué no soy yo
Dios?
Estudiante: No te creaste a vos mismo.

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Profesora: Pero yo lo puedo soñar todo, ¿por qué no puedo ser yo la engendración de
mi sueño?
Estudiante: Porque sería imposible pensar a Dios sin los criterios de extensión que
todavía se mantienen.
Profesora: Dios es otro pensamiento. Empieza ya a aparecer un espíritu. Ya al haber
aparecido el genio maligno y al aparecer Dios, ya empieza a aparecer un espíritu. Ya
estamos yéndonos de las extensiones a los pensamientos. A Dios, otro supuesto, lo está
pensando como pensamiento puro. El pensamiento que piensa todas las esencias y por lo
tanto, puede hacer dudar de todas las esencias.
Estudiante: (Pregunta inaudible)
Profesora: Dios ya puede ser supuesto de Descartes, pero no hay que pensar que
Descartes está pensando que Dios tiene cuerpo.
Estudiante: Por eso Dios no puede soñar.
Profesora: ¿Por qué para soñar necesitaría un cuerpo?
Estudiante: Claro, o un criterio de extensión.
Profesora: Cuidado. En cierto sentido tenés razón, pero no está pensando que estás
soñando con un cuerpo. Otra de las cosas que vamos a entender es que al hablar de
conocimientos, sea que lo llamemos sensación, imagen o imaginación o ideas, para
Descartes son todos modos de pensar. Entonces, los sueños como imágenes son parte del
sujeto pensante. Vamos a entender al que está soñando como sujeto pensante. Lo que pasa
es que está soñando cuerpos. Al decir ‘pensando que está soñando cuerpos’ estoy
introduciendo algo. Para transformarlos a todos los cuerpos en sueños, ¿no tendría que
soñar todos los cuerpos? Si puede soñar todos los cuerpos, ni siquiera necesitamos al genio
maligno. O sea, el único trabajo que pareciera ser que le puedo seguir dando al genio
maligno es que me sistematice o totalice los sueños pensando que mis sueños siempre son
una parcialidad. No se puede. Yo pensaba si decir o no decir esto que puede resultar
equívoco, pero voy a decir un equívoco. Les dije que yo pensaba que con el argumento del
sueño nos quiere decir que tiene un límite. Supongamos que hay una tribu indígena que no
piensa en términos de cosas, que no llama ‘objetos’ a lo que nosotros llamamos ‘objetos’, o
sea que de ser posible tienen otro esquema conceptual, y no me voy a meter en si hay o no

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traducción, supongamos que hay otro esquema conceptual. Sin embargo, soñarían y
soñarían en términos de su esquema conceptual. Y yo no lo tengo. Pero entonces tiene que
haber algo sistematizador que también esté pensando que en el supuesto caso de que haya
otros soñantes también para ellos serían todo sueño porque estarían atacados por el genio
maligno. Por eso tiene que ser algo más elevado que un soñante el que pudiera totalizar la
situación del sueño, hacer que toda la existencia se vuelva sueño, no toda la realidad.
Porque la realidad le queda igual a cualquiera, al indígena que no sé cómo llamara a la
realidad, así yo como llamo yo a la realidad ‘extensión’. Pero el genio tendría que atacar
sistemáticamente a todas las existencias.
Estudiante: Entonces, el genio queda limitado.
Profesora: Sí, porque el genio llegaría hasta las existencias, pero no podría llegar hasta
las esencias. Y esto también es interesante pensarlo: ¿por qué tal vez se le pudiera ocurrir a
Descartes que el genio no puede hacer dudar de las esencias matemáticas o de la esencia de
la extensión? Porque las creó Dios, sólo él que lo crea puede saber cuál es la ley para
engañar al otro de que la ley no rige. Si no, el genio empieza a ser Dios porque le roba a
Dios el secreto de cómo son las cosas.
Estudiante: Además por el principio escolástico de que el efecto no puede ser superior
a la causa.
Profesora: Algo así, la potencia, en ese caso, sería igual a la de Dios.
Estudiante: Las verdades matemáticas tienen la misma evidencia que el cogito,
parecería decir que el genio maligno tampoco las afecta.
Profesora: Es cierto, y en realidad cuando en el buscador de palabras vuelven a
aparecer las verdades matemáticas, que aparecen en la tercera meditación, aparecen
acompañadas por el Dios engañador. Y de hecho ¿qué prueba hace Descartes: la de que no
existe un genio maligno o de que Dios no es engañador? La de que Dios no es engañador,
¿para qué haría esa prueba si no lo puso como argumento? Por un lado, y respondiendo a lo
anterior, ¿no será la sutil manera de Descartes para despistar a los teólogos poniendo la
duda de Dios? Porque un Dios engañador es un no Dios, es un Dios que no tiene la esencia
perfecta de Dios y que hace sospechar que el que tiene la esencia perfecta no existe.
Entonces, me obliga mostrar que existe Dios y que su esencia es perfecta.

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Estudiante: ¿Quiere decir que habría dos dioses?


Profesora: Lo que pasa es que el Dios engañador y el genio maligno son hipótesis, pero
son hipótesis que le vienen bien porque él no puede decirle directamente a los teólogos que
duda de del Dios perfecto. Pero ahora yo, lector de Descartes, que me viene a decir que
tiene un pensamiento radical, le digo ¿por qué no lo pone en duda a Dios? Porque si pone
en duda todo, ¿por qué no lo hace? Pero lo hace, porque al sugerirme que hay un Dios
engañador me sugiere que el perfecto, el que no engaña, no está, lo suplantó.
Estudiante: Si es la garantía de lo claro y evidente, ¿Cómo decir que llega a dudar de
Dios?
Profesora: Si no lo duda, no lo tiene que demostrar. Claro, que viene mucho mejor el
genio maligno. Otra cosa para pensar: ¿cuándo uno diría que el genio maligno quedó
superado y desapareció?
Estudiante: Con el Dios verdadero, bondadoso.
Profesora: ¿Por qué si es otro ese? Ese sí que es otro. ¿Por qué no puede seguir
coexistiendo el genio maligno y el Dios verdadero? Cuando muestro al Dios verdadero el
genio maligno no se va, sigue engañando, y ¿qué me dice Descartes? Si tenía problemas
con que un Dios bueno sea sistemático, le voy a aceptar a los teólogos que permitió que me
equivoque, pero no que me engañe siempre. ¿Por qué no va a permitir que me engañe otro?
Si de hecho, lo permite, tantas veces me han engañado. Entonces, el genio maligno sigue
estando en cualquier caso donde yo caigo en el engaño de otro. Descartes va a decir que
hace las meditaciones para que yo sepa cómo contestarle a un genio maligno, pero con esto
el genio maligno no se va. Yo siempre tengo que estar alerta de que el genio maligno venga
a atacarme.
Estudiante: ¿Es el representante de llevar la duda a ultranza?
Profesora: Voy a aceptar la tradicional, pero a mí no me convence porque es la única
aparición que tiene el genio maligno, va a tener una ligera aparición al principio de la
meditación que viene y no está más en todas las meditaciones. Quiere decir que se tiene que
haber ido en la segunda meditación.
Estudiante: (Comentario inaudible)
Profesora: Acá hay que ver que cuando un argumento se va es porque apareció algo

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que hizo que el argumento ya no tenga efecto. El argumento del Dios engañador sigue hasta
la tercera, porque cuando me planteé que yo tengo que mostrar que Dios existe no me va a
decir porque ‘existe el genio maligno’, sino porque supuse también que hay un Dios
engañador. Entonces, ahí ya digo, ¿cómo? ¿Lo puso y lo saco? Entonces, por qué sigue
estando en la tercera y en cambio el genio maligno no está.
Estudiante: Porque el Dios engañador abarca más entidades.
Profesora: Claro, en realidad el más hiperbólico de todos es el Dios engañador. Lo que
pasa es que no puede salir a decirlo abiertamente porque está tratando de hablar lo más
embozadamente posible para el contexto teológico que lo quemaría en la hoguera, y si no a
él, por lo menos a los libros.
Estudiante: ¿No podría ser el mismo pero con una diferencia nominal?
Profesora: Cuidado, porque que no lo nombre puede ser porque ya ha caído. O mejor
dicho, que lo nombre y desaparezca puede ser porque hizo aparecer algo que haga que yo
ya no necesite al genio maligno. ¿Qué podría ser? El cogito. El cogito, ¿qué muestra una
esencia o una existencia?
Estudiantes: Una esencia.
Profesora: Existe el pensamiento, existencia, junto con esencia. Ambos. Aparece una
existencia. ¿Qué sospechamos que hacía el genio maligno? Hacía dudar de cualquier
existencia.
Estudiante: Pero de todo cuerpo.
Profesora: Es cierto, ahí tiene un punto complejo esa solución. Podría ser que si
sistematizara todas las dudas de existencia y aparece una existencia, entonces dejo de creer
en el genio maligno. Es más si el genio maligno era función de sistematización, cuando
aparece una verdad, el genio maligno tiene que irse porque ya no puede tener un engaño
sistemático. Hay algo que no puede hacer, ya no me puede engañar sistemáticamente, y
buscaba a alguien que me engañase sistemáticamente. En cambio, al Dios engañador lo
pone un poquito y dice que permite, pero no engaña siempre, sea perfecto o sea engañador,
y en todo caso en lo que podría sistematizarme es en las verdades matemáticas. A él le
sistematiza las esencias de cosas corporales. Vemos que esta tendría problemas porque en
realidad yo acepto que esa diferencia entre una existencia de un espíritu y una existencia de

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cuerpo puede ser problemática. Pero, entonces, supongamos que aceptamos que el genio
maligno sólo tiene que ver con existencias de cuerpos, ¿cuándo se va el genio maligno? En
la sexta meditación cuando aparezca la prueba de los cuerpos. Si hay cuerpos, y son además
de reales, existentes, los sueños del genio no los afectan.
Estudiante: En realidad, ¿todos los argumentos de duda desaparecen?
Profesora: Sí, pero me doy cuenta de que Descartes se toma el trabajo de decirme que
levantó el argumento del Dios engañador al mostrarme que hay un Dios perfecto que es
bueno. Se toma el trabajo de decirme que al menos el argumento del sueño entendido como
falta de criterio entre vigilia y sueño también lo levanta. Del que no me dice nada es del de
la locura y del genio maligno. No me dice cuándo los levanta y yo tengo que hacer el
esfuerzo de saber cuándo lo hizo, y los dos tienen que ver con los cuerpos.
De cualquier manera a los efectos de posibles preguntas ustedes acá no se preocupen.
O sea, yo relato esto porque a mí me parece que es interesante pensarlo, es interesante
anoticiarse de cuáles serían las oscilaciones del texto cartesiano, pero también es
interesante anoticiarse de que hay ciertas interpretaciones más actuales que vienen a poner
en tela de juicio lo que en los manuales aparece grandilocuentemente tipo crónica que el
genio maligno es el proponente hiperbólico de la duda. Podría ser que cada uno tuviese su
hipérbole, o sea, el genio maligno es una duda extrema en el ámbito de las existencias y el
Dios engañador en el ámbito de las esencias y de cualquier verdad matemática. Si quieren
quedarse solamente con la posición del genio maligno, quédense con la posición tradicional
del genio maligno. De la misma manera, si en la sexta meditación les parece que no hay
prueba del cuerpo propio o del cuerpo íntimo, no hay argumento de la locura.
Estudiante: Como argumento, ¿funcionó en su época para los teólogos?
Profesora: O sea, las Meditaciones metafísicas están dirigidas con una carta a los
teólogos de la Sorbona porque Descartes tiene que pedir permiso de publicación. Las
Meditaciones se publican, se vuelven a publicar traducidas en 1644, y si no me equivoco
trece años después de la muerte de Descartes, son prohibidas por el índice de la Inquisición.
O sea que sí funciono bastante bien. Lo dejaron morir a Descartes semi en paz porque, no
obstante, como Descartes se va a enseñar a Suecia, pero muere allí, y en principio tenían
que enterrarlo allí, tampoco le permiten el entierro en un cementerio ‘normal’, se lo entierra
con los ‘n/n’, con los que no se sabe con qué confesión murieron. Después las peripecias

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del traslado del cadáver hacia Francia son otros entretelones. El cadáver de Descartes está
en la tumba de París sin su cráneo y seguro sin un dedo. El cráneo se supone que está
exhibido en un museo junto con una calavera de primates o cosas por el estilo. Y de los
dedos empezaron a aparecer 5.000.000 de dedos porque todo el mundo tenía el recuerdo y
la reliquia del dedo de Descartes.
Estudiante: (Comentario inaudible)
Profesora: Si lo ponemos en términos de todo puede ser sueño, estamos mejor, porque
entonces instauramos la posibilidad de que en este sueño eterno, en el que parece haber
entrado, yo tengo una correlación del sueño de todo. Pero en términos de efectividad yo
creo que los sueños de cada uno tienen límites y por eso está pensando si la posibilidad de
un genio que sea superior a un pensamiento humano, pudiera al menos soñar todas las
existencias reduciéndolas entonces a no existencias.
Estudiante: (Pregunta inaudible)
Profesora: De cualquier manera en esos sueños las esencias quedarían intactas. Yo soy
consciente de que introducir la posibilidad de distintos esquemas conceptuales puede ser
equivoco en Descartes porque si bien Descartes tiene estas referencias de una suerte de
aceptación de costumbres distintas en el ámbito de la práctica, finalmente no pareciera que
pensara que las personas pueden pensar de distintas maneras en términos de lo que pueden
ser las cosas. Pero poniéndonos en la suposición, y si la suposición se pudiera aceptar,
entonces, sí el genio maligno tendría esa posibilidad de que sea quien sea quien esté
pensando y en términos de cómo esté pensando, no obstante, podría ser que le redujera
todas las creencias de existencia de cosas a meramente idealidad soñada. Con lo cual yo
también me voy dando cuenta de dónde se está colando el punto donde nos tenemos que dar
cuenta de que Descartes piensa una suerte de universalización conceptual, porque yo estoy
suponiendo que los otros sueñan, que no dejan de soñar, y que lo que hacen es lo mismo
que yo hago cuando yo digo que sueño.
Estudiante: El ‘yo’ de las Meditaciones no sería el de Descartes sino un ‘yo’ cualquiera.
Profesora: Claro. Parece ser que cualquier ‘yo’ tiene sensaciones y sabe lo que es una
sensación, cualquier ‘yo’ tiene imaginaciones y sabe lo que es imaginar, cualquier ‘yo’ tiene
ideas y sabe lo que es tener ideas, y cualquier ‘yo’ sabe lo que es soñar, sea de donde sea.

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Con esto el repertorio de dudas ya es total. Nada quedó fuera. Queda un pequeño
resquicio que es si le aceptamos que llegó incluso hasta el espíritu, y el espíritu es el
infinito, lo único que queda es el espíritu finito. Entonces, pareciera ser que cuando entra
uno en la segunda meditación queda una única posibilidad de duda, dudar de la existencia y
esencia del espíritu finito, o sea, del pensante. Como cambiamos de meditación, no
obstante, Descartes hace un movimiento que va a ser habitual: resumir lo que pasó en la
anterior, o sea, darnos el recuento completo de dudas y recordarnos que no obstante está
buscando un primer principio. Y es allí donde introduce la posibilidad de que hasta
aceptaría quedarse con la única verdad de que nada es cierto. Pero, sin embargo, lo hace
bajo la introducción, otra vez, de una metáfora o de una imagen ahora de la física, busca un
primer principio como punto de apoyo que le sirva para mover la Tierra, así como
Arquímedes pedía el mismo punto de apoyo. Leo el recuento de dudas y en todo caso dejo
el meollo de la meditación para la próxima, pero lo que quiero mostrar con el recuento de
dudas es que aparece algo que no nos cuestionamos todavía. Descartes dice:
“Supongo, entonces, que todo lo que veo es falso –el ‘ver’ lo ubicamos en
el conocimiento sensible–; creo que nunca ha existido nada de lo que me
representa la mendaz memoria –duda de la imaginación porque la memoria la
ponemos considerar relacionada con la imaginación y en cuanto a objetos sobre
la existencia–, ni poseo sentido alguno –podría estar otra vez la duda del propio
cuerpo o del cuerpo íntimo– el cuerpo, la figura, la extensión, el movimiento y
el lugar son quimeras –o sea, las esencias de las cosas materiales–. ¿Qué será
entonces verdadero? Tal vez sólo esto: que nada es cierto.”
O sea, en el final aparece la posibilidad de terminar como un escéptico académico. Pero
apareció la memoria, no había aparecido porque la única referencia que hicimos a la
memoria fue relacionada con la deducción que pertenece a las Reglas para la dirección del
espíritu, en las Meditaciones metafísicas no había aparecido. ¿Merece la memoria un
tratamiento especial o no?
Estudiante: Si, porque participa de la deducción.
Profesora: De cualquier manera tenemos allí otro problema que se nos va a introducir
en el análisis del cogito. Descartes acá tampoco está hablando demasiado técnicamente de
si todo lo que estamos haciendo, lo estamos conociendo. En realidad no estamos

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conociendo ahora nada, al contrario. Nos estamos despojando de antiguos conocimientos.


Entonces, no parece tampoco que haya dirigido una duda específica ni a la intuición ni a la
deducción. Si no hizo ninguna duda específica hacia ellas, tal vez también podría ser que
con eso no hizo duda específica hacia la memoria, pero entonces tenemos: al no hacerla
específicamente hacia la deducción, no está implicada la memoria, y tal vez porque si la
relacionamos con la imaginación, la duda de la memoria esté allí.
Estudiante: Depende memoria de qué.
Profesora: Supongamos que haya retenido en la memoria cualquiera de estas cosas,
¿qué retengo? ¿Verdaderas o falsas? Supuestamente falsas, entonces, la memoria hasta
ahora lo único que hace es atesorar falsedades y por lo tanto, lo único que reafirma es la
duda misma, pero no reafirma ningún tipo de verdad.
Estudiante: Pero en mi memoria tengo recuerdos de Dios y no los puedo considerar
falso.
Profesora: Por las escuelas aprendí que Dios es perfecto, pero yo solo estoy empezando
a introducir el argumento del Dios engañador. Entonces, mi suposición del Dios engañador
podría hacerme sospechar de lo que también me enseñaron en la escuela acerca de Dios,
que sea falso, y por eso tengo que levantar esa duda en la tercera y cuarta meditación.
En este punto llega el momento medular del cogito donde hay otra posibilidad por la
cual el genio maligno desaparezca. Porque Descartes tiene que hacer un movimiento por el
cual sea más enfático que el que está pensando es un ‘yo’. Entonces, si bien comienza otra
vez a hacer el recuento de dudas e incluso poniendo la sospecha de que hay un genio
maligno que lo hace dudar, de repente dice ¿y para qué necesito el genio? ¿No podría ser
que yo solo me equivoque? Pero si me equivoco, si dudo, soy. Entonces, la interpretación
es que hace el desplazamiento para que quede más claro la afirmación en primera persona,
porque hay una sutil diferencia entre ‘me engañan’ y ‘me engaño’. Si bien, en los dos casos
termino en un engaño, que es el engaño de mi pensamiento, él tiene que hacer el
movimiento a ‘me engaño’ o ‘dudo’, que es un caso personal o un acto personal de
pensamiento. Pero en ese acto personal de pensamiento no puede no estar mi existencia
también personal dada. Pienso, existo. O sea, si dudo de que dudo, aunque me hagan dudar
de que dudo, en esa duda, soy. En el sentido de ‘ser’ y además en el sentido de ‘existir’.
Soy porque soy pensante. Soy en ese momento un ejercicio de pensamiento. Mi esencia es

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pensamiento, pero en mi esencia de pensamiento está que no puedo no existir en tanto estoy
pensando.
Estudiante: En el pensamiento, ¿la esencia implica la existencia?
Profesora: No. En realidad, en las Meditaciones dice algo mucho más sutil, él dice:
“soy, existo”. Pero, ¿qué soy mientras me equivoco? En principio soy duda, soy
equivocación, soy engaño, pero todo esto es: ‘soy pensamiento’. Hasta acá el ‘soy’ es
esencia, mi esencia es pensar, pero la estoy poniendo en acto, y al ponerla en acto, ese acto
de pensar no puede ser sin a la vez existir. Existo mientras, en tanto, estoy pensando, estoy
dudando, me estoy equivocando. Y si ahora pienso ‘a ver si refuerzo y dudo de que dudo’,
pero dudar de que dudo es dudar, es pensar, entonces, al reafirmar un acto de pensamiento
reafirmo con ello la existencia.
Estudiante: ¿No estar pensando es no existir?
Profesora: Descartes tiene que enfrentarse al problema de estar pensando siempre y
dice ‘pensamos siempre’ o ‘mientras estamos pensando existimos’. Si suspendiéramos el
pensamiento, tendríamos que volver a hacer la reflexión acerca de nuestra existencia y
pensar que en el hiato en que se suspendió el pensamiento, no. Por eso una cosa es que
conozca que exista, que sepa en verdad que existe, es distinto a decir si él se está dando con
eso mismo la existencia. Entonces, después, cuando necesite preguntarse por el origen de su
existencia tal vez también se pregunte por el de su continuidad en la existencia. Por eso,
habría que pensar que, para Descartes, pensamos siempre, nos vamos a dormir soñamos,
seguimos pensando, y después en vigilia seguimos pensando. Es más tiene que empezar a
aceptar que los bebes piensan en el vientre materno porque no puede haber suspensión,
salvo que, si hay suspensión, Dios tiene que cubrir los hiatos, y es como si tuviera que
hacer un acto de creación continua con las dificultades que pueda llegar a tener en ese
momento el argumento. Ahí no sé si le vamos a aceptar el argumento, pero eso es otra cosa.
Estudiante: En ningún momento piensa que él puede ser el sueño de alguien.
Profesora: Él no lo piensa, y ese es el problema que tiene el cogito. Con el movimiento
que hizo de hacerlo desaparecer al genio maligno para ponerse él, obviamente que esto va a
dar un ‘yo’. La primera pregunta es: ¿hay ‘yo’ sin otro?
Estudiante: Hasta ahora pareciera ser que sí.
Profesora: Sí, porque pareciera ser que no se pueden decir cosas como ‘el pensamiento

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piensa’, ‘el pensamiento existe’, como si lo pudiera decir en tercera persona. Pero la
primera persona es un problema allí donde todo se ha ido. Porque si no me recorto de nadie,
¿por qué hablar en primera persona? Porque hay un pensamiento impersonal que está
tomando conciencia de ello impersonalmente. Si hay ya afirmación de ‘yo’ no puede,
haberse ido tanto todo, ¿quién es el otro con el cual digo ‘yo’ porque hay otro: ‘yo-
nosotros-, ‘yo-él’? Acá hay un problema.
Digo problemas y en todo caso después los analizamos. Alguien dijo que esto era un
argumento ontológico. Si hubiera un argumento ontológico, el ‘soy, existo’, el ‘pienso,
existo’, los tendríamos que pensar por un lado en términos de identidad o que uno incluya
al otro. Yo quiero mostrar que no hay identidad entre ‘pienso’ y ‘existo’. Y que tampoco
hay inclusión porque Descartes en algunos momentos está diciendo que no confundamos
existencia contingente con existencia necesaria. Hay solamente una esencia que contiene la
existencia. El pensamiento puede ser mi esencia, pero esta esencia no contiene la
existencia. Si no la contiene y no es como si fuera algo que es un ‘A-B’ del cual yo
tácitamente no sabía el ‘B’ y saco ‘B’, en este caso ‘B’ no está en ‘A’, son dos cosas
absolutamente distintas. No hay identidad entre ‘pienso’ y ‘existo’. Lo que hay es una
captación simple de dos cosas diferentes que no las puedo pensar sino como juntas. No
puedo pensar que en un acto de pensamiento no hay un acto de existencia. ¿Qué pasaría si
pensamiento y existencia fueran idénticos? Por ejemplo, cuando yo termine probando que
existen los cuerpos ¿qué le tendría que pasar a los cuerpos? Primero que piensen. Segundo,
podría transfórmalo en un argumento ontológico. Tercero, podría sacarlo por deducción.
También hay problemas cuando Descartes puso cosas así como: ‘luego’, que no va. Además
alguien que quiere una mathesis universalis para hacer un lenguaje universal ¿cuántas
entradas le hubiera dado a los conceptos en el diccionario? ¿Una o dos? Una porque
significarían lo mismo. Y sin embargo, yo no confundo la significación de ‘pensar’ con la
significación de ‘existir’ porque de hecho el ‘existir’ lo puedo referir al ‘pensar’ o después a
la extensión. Son conceptos distintos. Uno mienta esencia y el otro es un término de
existencia, de estar en un momento en el tiempo. No hay identidad.
Lo cual trae otro problema que es el estatuto de la proposición. Como yo digo
posiblemente, pueda, si bien es un poco problemático, estar uniendo dos significaciones
distintas, conceptos que no está contenido uno en el otro. Por Pensamiento científico o

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Fundamentos de filosofía, ¿cómo se llaman estas proposiciones más adelante o incluso ya


en la época? Sintéticas, este no es un enunciado analítico. Si fuera un enunciado analítico,
yo lo podría sacar por implicación. Si son distintos, es sintético, pero hasta ahora pareciera
ser que no me referí a nada del tipo de la experiencia. El problema es que de alguna manera
Descartes me lo está tratando de mostrar con una suerte de necesidad, pero es una
necesidad sintética que parece ser que no tiene que depender de una experiencia. Por lo cual
algunos dicen que, cómo no puede ser tampoco un sintético a priori, esto es producto de
una experiencia intelectual. Hay una experiencia de que no puedo escindir los dos
conceptos, pero que, sin embargo, son diferentes.
Hasta ahí medianamente lo que está implicado en el cogito. Si quieren lo analizamos y
pensamos con más detenimiento, porque no terminan las dificultades aquí, se pueden seguir
pensando más.
El propósito de la semana que viene es terminar la segunda meditación el martes y
empezar la tercera el miércoles.

Desgrabado por Carolina

Para SIM Apuntes

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