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Filosofía moderna
TEORICO
¿ N8 Miércoles: 11/04/12
Prof.: Beatriz von Bilderling.
Contenidos: Descartes.
Profesora: Buenas tardes. Les reparto un cuadro del que ya algo escribimos ayer 1 y copió
las fechas correspondientes a la clase del martes.
1647 nace Cervantes
1564 nace Shakespeare
1588 nace Hobbes
1596 nace Descartes
1600 nace Calderón
1615 Novelas ejemplares
(El Licenciado Vidriera)
1616 Mueren Cervantes y Shakespeare
1632/33 La vida es sueño
1634/1635 estreno de La vida es sueño
1637 Discurso del método
1641 Meditaciones metafísicas
1644 Principios de Filosofía
1650 muere Descartes
1679 muere Hobbes
1681 muere Calderón
para que se nos conviertan en incógnitas, en algo que teníamos por conocimiento pero que
en realidad ahora no sabemos si realmente lo es. De esa manera ya vimos ayer que para el
conocimiento sensible plantea el argumento del engaño de los sentidos que afecta nuestra
creencia en las cualidades sensibles, que la época va a llamar ‘secundarias’, de objetos
mediatos y decíamos que Descartes los llama así porque entre ellos y nuestro cuerpo, donde
estarían los sentidos, se interpone un medio. Pero una variante de ese mismo argumento
como argumento del engaño de los apetitos y los sentimientos afecta nuestra creencia en las
cualidades sensitivas del objeto íntimo e inmediato que es nuestro cuerpo.
Hasta allí creemos todavía que existen cuerpos, ya sean esos cuerpos mediatos o el
cuerpo inmediato íntimo. Y creemos también que esos cuerpos tienen cierta composición y
propiedades que los conforman como los cuerpos que son. Decíamos que ese es un límite
del argumento porque el argumento no puede atacar eso, entonces, ahí es donde necesita
uno más fuerte. El argumento para hacernos dudar de las composiciones y hasta la
existencia de esos cuerpos, es, en general, el argumento del sueño y en particular para el
cuerpo íntimo inmediato, es el argumento de la locura. Ahora, en función del argumento del
sueño, y a través del intercambio de objeciones y respuestas que Descartes tiene con
Hobbes, quien nace en 1588 y muere en 1679 (es contemporáneo de Descartes), veíamos
que se plantea, según Descartes, un límite al cual el argumento del sueño no llega. Y que
sería que si bien puede afectar las existencias de esos cuerpos no puede afectar las esencias.
Todo lo que sea del tipo esencias, significados, e incluso las relaciones, no caerían bajo el
argumento del sueño. Es allí donde él tiene que empezar a proponer un argumento más
fuerte todavía. Para hacer eso, Descartes introduce la cuestión de una manera un poco
problemática, porque empieza a decir que tanto en sueño como en vigilia podríamos
encontrarnos con cosas no sólo generales, en el sentido de que podríamos agruparlas en
clases de cosas (la clase de las manos, la clase de las caras, la clase de los cuerpos), sino
que esas cosas son además compuestas y estarían compuestas de elementos más simples.
Nosotros podríamos pensar que efectivamente un cuerpo podría estar compuesto de esas
manos y de esa cara, pero que las manos a su vez podrían estar compuestas de palmas y
dedos, que los dedos podrían estar compuestos de uñas, de piel y huesos, etc. Y entonces
Descartes va desplazándose de lo compuesto a lo simple como si además hubiera un
momento en que llegáramos a algo que es efectivamente simple y otra vez es complicado
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qué está pensando por ‘simple’. Siempre hay una complicación en Descartes cuando
aparece ‘simple’. Porque además lo más problemático de todo es que para dar un ejemplo
introduce el ejemplo de los colores haciendo una supuesta comparación de que así como
pensamos que los sueños, si los pensamos en términos de imágenes, no podrían no estar
formados de unos “colores verdaderos”, así también los cuerpos pareciera ser que no
pueden estar formados por elementos verdaderos. De tal manera que podríamos soñar
cualquier cuerpo en su existencia y, entonces, suspender la creencia en su existencia porque
quedó con la idealidad del sueño, pero eso no afectaría a los elementos que hacen que el
cuerpo sea el que sea. Entonces, se está desplazando de las existencias a las esencias, está
desplazándose de: ‘el cuerpo existe’ a ‘el cuerpo es’. Cuando el cuerpo es no estoy diciendo
que el cuerpo existe, estoy diciendo que tiene una esencia de cuerpo. Lamentablemente lo
hace con esa comparación, ¿dónde está el problema?
Estudiante: ¿El argumento del sueño va a dudar incluso acerca del cuerpo personal?
Profesora: Sí. Dijimos que hay una gradación, al haber una gradación en los
argumentos, el de menor alcance es el de los sentidos, sentimientos y apetitos, porque solo
afecta cualidades. Cuando propone el argumento de la locura, yo no solamente podría dudar
de la composición de mi cuerpo, sino también de si es grande o pequeño, es decir, que
podría dudar también de sus cualidades, por lo tanto, el de la locura, puede afectar todo lo
que afecta el argumento de los sentidos. Cuando llego al sueño, como ataca a todo cuerpo,
hace dudar de lo que hace dudar el argumento de la locura, y también de lo que hace dudar
el argumento del engaño de los sentidos con un solo problema, que dejo en suspenso, que
tal vez a Descartes se le haya escapado una diferencia de cuerpos que en algún momento
aparece, pero que por ahora pareciera ser que la está minimizando. Si empiezan a aparecer
argumentos más fuertes, esos argumentos van a atacar lo mismo que atacaba el sueño. Pero
lo que sí es que el sueño tiene un alcance: llega a la existencia y composición de esos
cuerpos, pero no puede hacer que los cuerpos dejen de ser cuerpos, que tengan una esencia
de cuerpos. Porque Descartes piensa que aún cuando las esencias estén en el sueño, eso es
lo que hace ser a una cosa, entonces, no importa ya si es soñado o está en vigilia, es ser, es
lo que hace ser. Por eso cuando llega esto, ya él deja el conocimiento imaginativo y se
adentra en el conocimiento racional o intelectual. Porque la comprensión de lo que las
cosas son ya no hace a nuestro esquema imaginativo, esquema corporal, sino a nuestro
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color. El ejemplo del color es malísimo en el contexto cartesiano, no lo tendría que haber
dicho, pero de alguna manera hay una salvedad en esas donde con cierta sutileza Descartes
nos dice ‘se los empiezo a decir así, pero fíjense bien que en el parrafito siguiente les
cambio la idea’.
Estudiante: ¿Cuál sería un ejemplo?
Profesora: O sea que no se entendió. Lo que Descartes quiere decir es: yo tengo una
silla que es un cuerpo, ¿es compuesto o simple? Compuesto, lo puedo desmenuzar en
partes. Incluso lo puedo desmenuzar en cualidades, digo que es una mancha que
aparentemente es amarilla con manchas azules con textura aparentemente dura y
aparentemente fría. Descartes dice que todo eso puede ser falso. Los colores pueden ser
soñados, los colores pueden ser falsos. Pero los colores no pueden darse sino en una
extensión, ¿podés concebir un color sin extensión? ¿Se puede concebir un color que no sea
una mancha de color extendida en un espacio? No, entonces, el que verdaderamente es
elemental, es el espacio, es la extensión en largo, ancho y profundidad. Ese es el elemento
último que no le puede faltar a una silla, no le puede faltar a una mano, no le puede faltar a
una cara, no le puede faltar a una tiza. Piensen cualquier cosa que sea corporal y no le
puede faltar. Eso que no le puede faltar es la esencia de la cosa, que simplemente Descartes
la piensa como una gran realidad que es toda la extensión, de la cual haremos recortes, pero
esos recortes siempre van a ser recortes de extensión. Entonces, lo más elemental de todo es
la extensión. Lo que pasa es que para después pensar por qué de una extensión grande
empezaron a aparecer sillas, caras, manos, cuerpos, algo tiene que haber agrupado pedazos
diferenciándolos de otros pedazos. ¿Se puede hacer eso sin movimiento? No, entonces el
movimiento va a ser otro de los elementos que están dentro de la esencia. Extensión y
movimiento. Entonces, las cosas son pedazos de extensión en movimiento. Ese movimiento
nosotros lo vemos como color, como textura, como dureza y como temperatura. Pero eso es
nuestro, los colores, las cualidades, no pasan de ser meras ideas.
Estudiantes: ¿El espíritu también es un recorte de extensión?
Profesora: No. Por eso, ahora, y acá hay un gran supuesto de Descartes, él ya está
suponiendo la realidad dividida. Cuando ustedes estudien la sexta meditación van a tener
que ver la posición cartesiana que se llama la ‘distinción real entre el cuerpo o la extensión
y el espíritu’. Eso indica que Descartes está viendo que son dos ámbitos completamente
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tres lados. Para esto es para lo que Descartes necesita en principio el llamado argumento del
Dios engañador o bien luego, el argumento del llamado genio maligno.
Descartes considera que según lo que le han enseñado en la religión que profesa hay un
creador omnipotente, pero como empezó a dudar de todo, puede pensar que en esa
omnipotencia fuera engañador y que lo fuera sistemáticamente, es decir que engañara en
todas las ocasiones, o sea siempre, y además en todos los casos y con respecto a todo. Si es
omnipotente lo puede todo, Descartes dice: ¿por qué no podría engañar? Y ¿por qué no
podría engañar sistemáticamente, o sea, no dejar nada fuera del engaño? Podría hacer dudar
de que ‘2+2=4’ introduciendo en mí la sospecha de que ‘2+2=5’ o que los triángulos tengan
5 lados, puede engañarme en todo. Como más allá de existencias, esencias y cualidades no
hay, este es el más fuerte de todos, ya no hay más nada. Ahora engaña en todo. La cuestión
está en que Descartes mismo parece ponerse en la situación de que eso los teólogos no se lo
van a aceptar, porque los mismos teólogos que le enseñaron que hay un Dios omnipotente,
le enseñaron que esa omnipotencia está para el bien y para la verdad, no para el engaño,
porque le enseñaron la omnipotencia en función de la perfección y no habría para Descartes
perfección en el engaño, sino que solamente hay perfección en la bondad.
Estudiante: ¿Ese es un supuesto del que no se puede dudar?
Profesora: Según mi cuadro ¿Se puede o no se puede? O sea, estamos hablando de que
llegamos al ámbito de las esencias, esencias de cosas materiales que se expresan en
términos matemáticos. Tiene un argumento que es propio de los hombres, que se inmiscuye
acá también, y es el que ustedes deben haber visto en el Discurso del método:
‘Paralogismos de los geómetras’. Los geómetras son hombres y los hombres también se
equivocan al hacer sumas y restas. Entonces, si yo me puedo equivocar y a veces decir
‘2+2=4’ y a veces decir ‘2+2=5’, ¿qué diferencia tiene eso con la torre cuadrada y la torre
redonda? Ninguna. Dos proposiciones contradictoras acerca de una misma afirmación y por
lo tanto, suspendo el juicio. Como el Discurso del método era para mujeres, pero las
Meditaciones metafísicas son para más sutiles que puedan comprender argumentos
escépticos dice que los escépticos tienen un argumento para esto. En realidad los escépticos
hablan del genio maligno y a él le viene bien el genio maligno porque dice, supongamos, yo
tengo varias opciones para aquél que me creó, lo que me enseñaron es un Dios
omnipotente, pero yo podría ser producto del azar, producto del destino, producto de una
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concatenación de causas finitas y cuanto más baje en la perfección de las causas, más
posibilidades hay de que me haya creado para que me equivoque. De tal manera que si me
creó el genio maligno, también me puede hacer equivocar con respecto a lo que parecía ser
que nada podía hacerme equivocar, que era esencias y verdades matemáticas. Y Descartes
dice que como a los teólogos los va a molestar que yo hable de un Dios engañador porque
hay una contradicción entre Dios perfecto y Dios engañador voy a apelar a la figura del
genio maligno. El genio maligno sería una hipótesis, no es que piensa que existe un genio
maligno, pone como hipótesis, ‘supongamos que exista un genio maligno que cada vez que
yo quiero pensar ‘2+2=4’ hace que yo piense ‘2+2=5’, que cada vez que yo quiera pensar
los tres lados del triángulo me lo haga ver como un cuadrado. Podría ser.
A la mayoría de los intérpretes les parece también que un Dios engañador no solamente
lo complicaba a Descartes teológicamente, sino que también podría ser una duda ahora
sobre la racionalidad divina porque está atacando la perfección del espíritu del pensamiento
infinito. Entonces, los mismos que piensan que si la locura es irracionalidad de la razón
humana es complicado para Descartes, un Dios engañador es complicado para Descartes en
función de la racionalidad divina. Entonces, dicen que hizo dos movimientos de
sustracción, habló de la locura y lo sacó, habló de un Dios engañador y lo sacó y lo
sustituyó por el genio maligno. Esta es la interpretación tradicional.
¿Qué hicieron las computadoras entre otras cosas? Darnos magníficos buscadores de
palabras. Entonces, algunos intérpretes se pusieron a buscar cuántas veces aparecía ‘genio
maligno’ y cuántas ‘Dios engañador’. Gana ampliamente el Dios engañador. Y otra cosa es
en qué contextos aparece el genio maligno, o sea, relacionado con qué aparece. Buscadores
de palabras en versión latina y versión francesa. Quizá aparece algo en la versión latina que
después desaparece en la francesa y es bastante interesante pensarlo. Entonces, leo la
versión latina donde irrumpe el genio, que es en el último párrafo, el anteúltimo para
quienes tienen la francesa:
“Supondré pues, no que un Dios óptimo fuente de verdad, sino que un
cierto genio maligno y además extremadamente poderoso y astuto, ha
empeñado toda su habilidad para engañarme.”
Pasamos de Dios engañador a genio maligno. Ahora va a empezar a hacer el recuento de
cosas que hace dudar un genio maligno:
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Profesora: Pero yo lo puedo soñar todo, ¿por qué no puedo ser yo la engendración de
mi sueño?
Estudiante: Porque sería imposible pensar a Dios sin los criterios de extensión que
todavía se mantienen.
Profesora: Dios es otro pensamiento. Empieza ya a aparecer un espíritu. Ya al haber
aparecido el genio maligno y al aparecer Dios, ya empieza a aparecer un espíritu. Ya
estamos yéndonos de las extensiones a los pensamientos. A Dios, otro supuesto, lo está
pensando como pensamiento puro. El pensamiento que piensa todas las esencias y por lo
tanto, puede hacer dudar de todas las esencias.
Estudiante: (Pregunta inaudible)
Profesora: Dios ya puede ser supuesto de Descartes, pero no hay que pensar que
Descartes está pensando que Dios tiene cuerpo.
Estudiante: Por eso Dios no puede soñar.
Profesora: ¿Por qué para soñar necesitaría un cuerpo?
Estudiante: Claro, o un criterio de extensión.
Profesora: Cuidado. En cierto sentido tenés razón, pero no está pensando que estás
soñando con un cuerpo. Otra de las cosas que vamos a entender es que al hablar de
conocimientos, sea que lo llamemos sensación, imagen o imaginación o ideas, para
Descartes son todos modos de pensar. Entonces, los sueños como imágenes son parte del
sujeto pensante. Vamos a entender al que está soñando como sujeto pensante. Lo que pasa
es que está soñando cuerpos. Al decir ‘pensando que está soñando cuerpos’ estoy
introduciendo algo. Para transformarlos a todos los cuerpos en sueños, ¿no tendría que
soñar todos los cuerpos? Si puede soñar todos los cuerpos, ni siquiera necesitamos al genio
maligno. O sea, el único trabajo que pareciera ser que le puedo seguir dando al genio
maligno es que me sistematice o totalice los sueños pensando que mis sueños siempre son
una parcialidad. No se puede. Yo pensaba si decir o no decir esto que puede resultar
equívoco, pero voy a decir un equívoco. Les dije que yo pensaba que con el argumento del
sueño nos quiere decir que tiene un límite. Supongamos que hay una tribu indígena que no
piensa en términos de cosas, que no llama ‘objetos’ a lo que nosotros llamamos ‘objetos’, o
sea que de ser posible tienen otro esquema conceptual, y no me voy a meter en si hay o no
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traducción, supongamos que hay otro esquema conceptual. Sin embargo, soñarían y
soñarían en términos de su esquema conceptual. Y yo no lo tengo. Pero entonces tiene que
haber algo sistematizador que también esté pensando que en el supuesto caso de que haya
otros soñantes también para ellos serían todo sueño porque estarían atacados por el genio
maligno. Por eso tiene que ser algo más elevado que un soñante el que pudiera totalizar la
situación del sueño, hacer que toda la existencia se vuelva sueño, no toda la realidad.
Porque la realidad le queda igual a cualquiera, al indígena que no sé cómo llamara a la
realidad, así yo como llamo yo a la realidad ‘extensión’. Pero el genio tendría que atacar
sistemáticamente a todas las existencias.
Estudiante: Entonces, el genio queda limitado.
Profesora: Sí, porque el genio llegaría hasta las existencias, pero no podría llegar hasta
las esencias. Y esto también es interesante pensarlo: ¿por qué tal vez se le pudiera ocurrir a
Descartes que el genio no puede hacer dudar de las esencias matemáticas o de la esencia de
la extensión? Porque las creó Dios, sólo él que lo crea puede saber cuál es la ley para
engañar al otro de que la ley no rige. Si no, el genio empieza a ser Dios porque le roba a
Dios el secreto de cómo son las cosas.
Estudiante: Además por el principio escolástico de que el efecto no puede ser superior
a la causa.
Profesora: Algo así, la potencia, en ese caso, sería igual a la de Dios.
Estudiante: Las verdades matemáticas tienen la misma evidencia que el cogito,
parecería decir que el genio maligno tampoco las afecta.
Profesora: Es cierto, y en realidad cuando en el buscador de palabras vuelven a
aparecer las verdades matemáticas, que aparecen en la tercera meditación, aparecen
acompañadas por el Dios engañador. Y de hecho ¿qué prueba hace Descartes: la de que no
existe un genio maligno o de que Dios no es engañador? La de que Dios no es engañador,
¿para qué haría esa prueba si no lo puso como argumento? Por un lado, y respondiendo a lo
anterior, ¿no será la sutil manera de Descartes para despistar a los teólogos poniendo la
duda de Dios? Porque un Dios engañador es un no Dios, es un Dios que no tiene la esencia
perfecta de Dios y que hace sospechar que el que tiene la esencia perfecta no existe.
Entonces, me obliga mostrar que existe Dios y que su esencia es perfecta.
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que hizo que el argumento ya no tenga efecto. El argumento del Dios engañador sigue hasta
la tercera, porque cuando me planteé que yo tengo que mostrar que Dios existe no me va a
decir porque ‘existe el genio maligno’, sino porque supuse también que hay un Dios
engañador. Entonces, ahí ya digo, ¿cómo? ¿Lo puso y lo saco? Entonces, por qué sigue
estando en la tercera y en cambio el genio maligno no está.
Estudiante: Porque el Dios engañador abarca más entidades.
Profesora: Claro, en realidad el más hiperbólico de todos es el Dios engañador. Lo que
pasa es que no puede salir a decirlo abiertamente porque está tratando de hablar lo más
embozadamente posible para el contexto teológico que lo quemaría en la hoguera, y si no a
él, por lo menos a los libros.
Estudiante: ¿No podría ser el mismo pero con una diferencia nominal?
Profesora: Cuidado, porque que no lo nombre puede ser porque ya ha caído. O mejor
dicho, que lo nombre y desaparezca puede ser porque hizo aparecer algo que haga que yo
ya no necesite al genio maligno. ¿Qué podría ser? El cogito. El cogito, ¿qué muestra una
esencia o una existencia?
Estudiantes: Una esencia.
Profesora: Existe el pensamiento, existencia, junto con esencia. Ambos. Aparece una
existencia. ¿Qué sospechamos que hacía el genio maligno? Hacía dudar de cualquier
existencia.
Estudiante: Pero de todo cuerpo.
Profesora: Es cierto, ahí tiene un punto complejo esa solución. Podría ser que si
sistematizara todas las dudas de existencia y aparece una existencia, entonces dejo de creer
en el genio maligno. Es más si el genio maligno era función de sistematización, cuando
aparece una verdad, el genio maligno tiene que irse porque ya no puede tener un engaño
sistemático. Hay algo que no puede hacer, ya no me puede engañar sistemáticamente, y
buscaba a alguien que me engañase sistemáticamente. En cambio, al Dios engañador lo
pone un poquito y dice que permite, pero no engaña siempre, sea perfecto o sea engañador,
y en todo caso en lo que podría sistematizarme es en las verdades matemáticas. A él le
sistematiza las esencias de cosas corporales. Vemos que esta tendría problemas porque en
realidad yo acepto que esa diferencia entre una existencia de un espíritu y una existencia de
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cuerpo puede ser problemática. Pero, entonces, supongamos que aceptamos que el genio
maligno sólo tiene que ver con existencias de cuerpos, ¿cuándo se va el genio maligno? En
la sexta meditación cuando aparezca la prueba de los cuerpos. Si hay cuerpos, y son además
de reales, existentes, los sueños del genio no los afectan.
Estudiante: En realidad, ¿todos los argumentos de duda desaparecen?
Profesora: Sí, pero me doy cuenta de que Descartes se toma el trabajo de decirme que
levantó el argumento del Dios engañador al mostrarme que hay un Dios perfecto que es
bueno. Se toma el trabajo de decirme que al menos el argumento del sueño entendido como
falta de criterio entre vigilia y sueño también lo levanta. Del que no me dice nada es del de
la locura y del genio maligno. No me dice cuándo los levanta y yo tengo que hacer el
esfuerzo de saber cuándo lo hizo, y los dos tienen que ver con los cuerpos.
De cualquier manera a los efectos de posibles preguntas ustedes acá no se preocupen.
O sea, yo relato esto porque a mí me parece que es interesante pensarlo, es interesante
anoticiarse de cuáles serían las oscilaciones del texto cartesiano, pero también es
interesante anoticiarse de que hay ciertas interpretaciones más actuales que vienen a poner
en tela de juicio lo que en los manuales aparece grandilocuentemente tipo crónica que el
genio maligno es el proponente hiperbólico de la duda. Podría ser que cada uno tuviese su
hipérbole, o sea, el genio maligno es una duda extrema en el ámbito de las existencias y el
Dios engañador en el ámbito de las esencias y de cualquier verdad matemática. Si quieren
quedarse solamente con la posición del genio maligno, quédense con la posición tradicional
del genio maligno. De la misma manera, si en la sexta meditación les parece que no hay
prueba del cuerpo propio o del cuerpo íntimo, no hay argumento de la locura.
Estudiante: Como argumento, ¿funcionó en su época para los teólogos?
Profesora: O sea, las Meditaciones metafísicas están dirigidas con una carta a los
teólogos de la Sorbona porque Descartes tiene que pedir permiso de publicación. Las
Meditaciones se publican, se vuelven a publicar traducidas en 1644, y si no me equivoco
trece años después de la muerte de Descartes, son prohibidas por el índice de la Inquisición.
O sea que sí funciono bastante bien. Lo dejaron morir a Descartes semi en paz porque, no
obstante, como Descartes se va a enseñar a Suecia, pero muere allí, y en principio tenían
que enterrarlo allí, tampoco le permiten el entierro en un cementerio ‘normal’, se lo entierra
con los ‘n/n’, con los que no se sabe con qué confesión murieron. Después las peripecias
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del traslado del cadáver hacia Francia son otros entretelones. El cadáver de Descartes está
en la tumba de París sin su cráneo y seguro sin un dedo. El cráneo se supone que está
exhibido en un museo junto con una calavera de primates o cosas por el estilo. Y de los
dedos empezaron a aparecer 5.000.000 de dedos porque todo el mundo tenía el recuerdo y
la reliquia del dedo de Descartes.
Estudiante: (Comentario inaudible)
Profesora: Si lo ponemos en términos de todo puede ser sueño, estamos mejor, porque
entonces instauramos la posibilidad de que en este sueño eterno, en el que parece haber
entrado, yo tengo una correlación del sueño de todo. Pero en términos de efectividad yo
creo que los sueños de cada uno tienen límites y por eso está pensando si la posibilidad de
un genio que sea superior a un pensamiento humano, pudiera al menos soñar todas las
existencias reduciéndolas entonces a no existencias.
Estudiante: (Pregunta inaudible)
Profesora: De cualquier manera en esos sueños las esencias quedarían intactas. Yo soy
consciente de que introducir la posibilidad de distintos esquemas conceptuales puede ser
equivoco en Descartes porque si bien Descartes tiene estas referencias de una suerte de
aceptación de costumbres distintas en el ámbito de la práctica, finalmente no pareciera que
pensara que las personas pueden pensar de distintas maneras en términos de lo que pueden
ser las cosas. Pero poniéndonos en la suposición, y si la suposición se pudiera aceptar,
entonces, sí el genio maligno tendría esa posibilidad de que sea quien sea quien esté
pensando y en términos de cómo esté pensando, no obstante, podría ser que le redujera
todas las creencias de existencia de cosas a meramente idealidad soñada. Con lo cual yo
también me voy dando cuenta de dónde se está colando el punto donde nos tenemos que dar
cuenta de que Descartes piensa una suerte de universalización conceptual, porque yo estoy
suponiendo que los otros sueñan, que no dejan de soñar, y que lo que hacen es lo mismo
que yo hago cuando yo digo que sueño.
Estudiante: El ‘yo’ de las Meditaciones no sería el de Descartes sino un ‘yo’ cualquiera.
Profesora: Claro. Parece ser que cualquier ‘yo’ tiene sensaciones y sabe lo que es una
sensación, cualquier ‘yo’ tiene imaginaciones y sabe lo que es imaginar, cualquier ‘yo’ tiene
ideas y sabe lo que es tener ideas, y cualquier ‘yo’ sabe lo que es soñar, sea de donde sea.
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Con esto el repertorio de dudas ya es total. Nada quedó fuera. Queda un pequeño
resquicio que es si le aceptamos que llegó incluso hasta el espíritu, y el espíritu es el
infinito, lo único que queda es el espíritu finito. Entonces, pareciera ser que cuando entra
uno en la segunda meditación queda una única posibilidad de duda, dudar de la existencia y
esencia del espíritu finito, o sea, del pensante. Como cambiamos de meditación, no
obstante, Descartes hace un movimiento que va a ser habitual: resumir lo que pasó en la
anterior, o sea, darnos el recuento completo de dudas y recordarnos que no obstante está
buscando un primer principio. Y es allí donde introduce la posibilidad de que hasta
aceptaría quedarse con la única verdad de que nada es cierto. Pero, sin embargo, lo hace
bajo la introducción, otra vez, de una metáfora o de una imagen ahora de la física, busca un
primer principio como punto de apoyo que le sirva para mover la Tierra, así como
Arquímedes pedía el mismo punto de apoyo. Leo el recuento de dudas y en todo caso dejo
el meollo de la meditación para la próxima, pero lo que quiero mostrar con el recuento de
dudas es que aparece algo que no nos cuestionamos todavía. Descartes dice:
“Supongo, entonces, que todo lo que veo es falso –el ‘ver’ lo ubicamos en
el conocimiento sensible–; creo que nunca ha existido nada de lo que me
representa la mendaz memoria –duda de la imaginación porque la memoria la
ponemos considerar relacionada con la imaginación y en cuanto a objetos sobre
la existencia–, ni poseo sentido alguno –podría estar otra vez la duda del propio
cuerpo o del cuerpo íntimo– el cuerpo, la figura, la extensión, el movimiento y
el lugar son quimeras –o sea, las esencias de las cosas materiales–. ¿Qué será
entonces verdadero? Tal vez sólo esto: que nada es cierto.”
O sea, en el final aparece la posibilidad de terminar como un escéptico académico. Pero
apareció la memoria, no había aparecido porque la única referencia que hicimos a la
memoria fue relacionada con la deducción que pertenece a las Reglas para la dirección del
espíritu, en las Meditaciones metafísicas no había aparecido. ¿Merece la memoria un
tratamiento especial o no?
Estudiante: Si, porque participa de la deducción.
Profesora: De cualquier manera tenemos allí otro problema que se nos va a introducir
en el análisis del cogito. Descartes acá tampoco está hablando demasiado técnicamente de
si todo lo que estamos haciendo, lo estamos conociendo. En realidad no estamos
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pensamiento, pero en mi esencia de pensamiento está que no puedo no existir en tanto estoy
pensando.
Estudiante: En el pensamiento, ¿la esencia implica la existencia?
Profesora: No. En realidad, en las Meditaciones dice algo mucho más sutil, él dice:
“soy, existo”. Pero, ¿qué soy mientras me equivoco? En principio soy duda, soy
equivocación, soy engaño, pero todo esto es: ‘soy pensamiento’. Hasta acá el ‘soy’ es
esencia, mi esencia es pensar, pero la estoy poniendo en acto, y al ponerla en acto, ese acto
de pensar no puede ser sin a la vez existir. Existo mientras, en tanto, estoy pensando, estoy
dudando, me estoy equivocando. Y si ahora pienso ‘a ver si refuerzo y dudo de que dudo’,
pero dudar de que dudo es dudar, es pensar, entonces, al reafirmar un acto de pensamiento
reafirmo con ello la existencia.
Estudiante: ¿No estar pensando es no existir?
Profesora: Descartes tiene que enfrentarse al problema de estar pensando siempre y
dice ‘pensamos siempre’ o ‘mientras estamos pensando existimos’. Si suspendiéramos el
pensamiento, tendríamos que volver a hacer la reflexión acerca de nuestra existencia y
pensar que en el hiato en que se suspendió el pensamiento, no. Por eso una cosa es que
conozca que exista, que sepa en verdad que existe, es distinto a decir si él se está dando con
eso mismo la existencia. Entonces, después, cuando necesite preguntarse por el origen de su
existencia tal vez también se pregunte por el de su continuidad en la existencia. Por eso,
habría que pensar que, para Descartes, pensamos siempre, nos vamos a dormir soñamos,
seguimos pensando, y después en vigilia seguimos pensando. Es más tiene que empezar a
aceptar que los bebes piensan en el vientre materno porque no puede haber suspensión,
salvo que, si hay suspensión, Dios tiene que cubrir los hiatos, y es como si tuviera que
hacer un acto de creación continua con las dificultades que pueda llegar a tener en ese
momento el argumento. Ahí no sé si le vamos a aceptar el argumento, pero eso es otra cosa.
Estudiante: En ningún momento piensa que él puede ser el sueño de alguien.
Profesora: Él no lo piensa, y ese es el problema que tiene el cogito. Con el movimiento
que hizo de hacerlo desaparecer al genio maligno para ponerse él, obviamente que esto va a
dar un ‘yo’. La primera pregunta es: ¿hay ‘yo’ sin otro?
Estudiante: Hasta ahora pareciera ser que sí.
Profesora: Sí, porque pareciera ser que no se pueden decir cosas como ‘el pensamiento
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piensa’, ‘el pensamiento existe’, como si lo pudiera decir en tercera persona. Pero la
primera persona es un problema allí donde todo se ha ido. Porque si no me recorto de nadie,
¿por qué hablar en primera persona? Porque hay un pensamiento impersonal que está
tomando conciencia de ello impersonalmente. Si hay ya afirmación de ‘yo’ no puede,
haberse ido tanto todo, ¿quién es el otro con el cual digo ‘yo’ porque hay otro: ‘yo-
nosotros-, ‘yo-él’? Acá hay un problema.
Digo problemas y en todo caso después los analizamos. Alguien dijo que esto era un
argumento ontológico. Si hubiera un argumento ontológico, el ‘soy, existo’, el ‘pienso,
existo’, los tendríamos que pensar por un lado en términos de identidad o que uno incluya
al otro. Yo quiero mostrar que no hay identidad entre ‘pienso’ y ‘existo’. Y que tampoco
hay inclusión porque Descartes en algunos momentos está diciendo que no confundamos
existencia contingente con existencia necesaria. Hay solamente una esencia que contiene la
existencia. El pensamiento puede ser mi esencia, pero esta esencia no contiene la
existencia. Si no la contiene y no es como si fuera algo que es un ‘A-B’ del cual yo
tácitamente no sabía el ‘B’ y saco ‘B’, en este caso ‘B’ no está en ‘A’, son dos cosas
absolutamente distintas. No hay identidad entre ‘pienso’ y ‘existo’. Lo que hay es una
captación simple de dos cosas diferentes que no las puedo pensar sino como juntas. No
puedo pensar que en un acto de pensamiento no hay un acto de existencia. ¿Qué pasaría si
pensamiento y existencia fueran idénticos? Por ejemplo, cuando yo termine probando que
existen los cuerpos ¿qué le tendría que pasar a los cuerpos? Primero que piensen. Segundo,
podría transfórmalo en un argumento ontológico. Tercero, podría sacarlo por deducción.
También hay problemas cuando Descartes puso cosas así como: ‘luego’, que no va. Además
alguien que quiere una mathesis universalis para hacer un lenguaje universal ¿cuántas
entradas le hubiera dado a los conceptos en el diccionario? ¿Una o dos? Una porque
significarían lo mismo. Y sin embargo, yo no confundo la significación de ‘pensar’ con la
significación de ‘existir’ porque de hecho el ‘existir’ lo puedo referir al ‘pensar’ o después a
la extensión. Son conceptos distintos. Uno mienta esencia y el otro es un término de
existencia, de estar en un momento en el tiempo. No hay identidad.
Lo cual trae otro problema que es el estatuto de la proposición. Como yo digo
posiblemente, pueda, si bien es un poco problemático, estar uniendo dos significaciones
distintas, conceptos que no está contenido uno en el otro. Por Pensamiento científico o
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Moderna T8 1c 2012
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