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4/12/2015
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Era el año 1987 y mi vida estaba destruida. La fortaleza que pensaba estaba salvaguardada,
ya no era. Mi matrimonio roto, el ministerio cerrado, mis pequeños hijos en la encrucijada
entre el departamento de papá y el de mamá. Pero más profunda aún era la crisis espiritual.
¿De qué había servido dedicarle mi vida al Señor? ¿Dónde estaba ese Dios que
supuestamente me amaba y quería lo mejor para mí? Veía a muchos alrededor mío que
disfrutaban de la vida sin un pensamiento acerca de Dios. Esa parecía una mejor vida que la
que yo había estado siguiendo, sirviendo en el pastorado. Era en esas circunstancias cuando
tomé la Biblia, específicamente la carta de 1 Pedro, para conocer a este Dios que decía que
me amaba. Lágrimas, depresión, decepción, e incertidumbre eran mi contexto para leer
“para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado
por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de
Jesucristo” (1 Pe 1:7). Nueve meses más tarde, mi corazón rebozaba de gozo, no porque
mis circunstancias hubieran cambiado, pues no era el caso. Mi corazón había sido
transformado por la pura Palabra de Dios. Nueve meses de leer todos los días, toda la carta,
había sido el proceso por el cual el Espíritu de Dios había usado la Palabra de Dios para
cambiar mi corazón.
¿Qué tiene que ver esta historia con memorización? ¡Todo! Después de nueve meses la
primera carta de Pedro era mía. Se había encarnado. En Su misericordia y en Su tiempo,
Dios también obró en nuestros corazones la reconciliación matrimonial, y ahora casi 30
años más tarde, el amor y unidad de pareja siguen firme, y disfrutamos de seis nietos. Pero
las lecciones aprendidas durante esos nueve meses han perdurado hasta hoy, ya que desde
entonces la memorización es parte de mi rutina diaria y el Señor me ha dado la oportunidad
de compartir su Palabra en muchos lugares por América Latina.
Entonces, ¿qué beneficios trae la lectura y memorización de las Escrituras? ¿Cómo puedo
memorizar en medio de una vida ajetreada?
Finalmente, ¿cómo puedo hacerlo? Hay todo tipo de métodos para memorizar. Comparto
aquí lo que me ayudó a mí.
2. Escoge una versión de la Biblia. Una que sea una buena traducción y a la vez
amena.
3. Comienza con algo simple. No tomes el Salmo 119 o Romanos para empezar.
Comienza con un salmo conocido, o la carta a Filemón, o un capítulo del Sermón
del monte.
4. Lee toda la carta. Si quieres memorizar una carta como Filipenses o Efesios, lee
toda la carta varias veces primero, así comenzarás a familiarizarte con el flujo de
pensamiento del autor.
5. Comienza despacio. Memoriza frase por frase. Memoriza una frase, luego la
segunda, repite ambas, luego memoriza la tercera. Repite desde la primera. Avanza
despacio.
6. No pienses en versículos. No le prestes atención a los números de versículos o
capítulos. Recuerda que los escritores del NT escribieron cartas con texto seguido.
Te ayudará a hilar pensamiento tras pensamiento.
7. Repite, repite, repite, repite. Luego, repasa, repasa, repasa. Esto ha sido la clave
para mí.
Guillermo Powell, hijo, nieto y bisnieto de misioneros en Argentina, fue criado con el
ejemplo de padres dedicados a niños en necesidad habiendo fundado un hogar para niños
huérfanos. Guillermo dedicó también sus primeros años de juventud a trabajar en el hogar y
co-enseñar en la iglesia local. Fue pastor en dos iglesias en Argentina en los años 1981-
1985. Luego, emigró a Estados Unidos en 1985 con su familia y al poco tiempo surge el
ministerio En el Corazón, de memorización y recitación bíblica de libros completos del NT,
como si el autor estuviera predicando que desarrolla a través de América Latina desde
entonces. En el año 2004, establece el departamento de español en Software Bíblico Logos,
abriendo la oportunidad para que miles de pastores y líderes tuvieran una herramienta útil
para el estudio de la Biblia. Guillermo ha comenzado sus estudios de Maestría en el
Southern Baptist Theological Seminary. Casado por 37 años con su hermosa esposa Elsa,
tiene dos hijos siguiendo al Señor y ahora disfruta de 6 nietos.