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PRESENTACIÓN GUÍA DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

Estimadas y estimados participantes de la cátedra de Derecho Internacional


Público, queda a vuestra disposición una guía que ha sido construida en relación a
las clases de derecho y que se podrá complementar según sus intereses, con los
libros pertinentes, Carta de las Naciones Unidas, Constitución de la República de
Chile de 1980 reformada, y Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados
de 1969.

Es una guía que no pretende agotar los diferentes temas tratados en las
clases remota, sino que más bien motivar y estimular la búsqueda permanente de
conocimiento por parte de ustedes, de complementar y ser orientadora en el
contexto de la pandemia covid-19, que ha colocado en jaque al planeta con
insospechadas consecuencias para los Estados y en lo particular a nuestro país.

En virtud de lo señalado precedentemente les deseo la mejor de las


suertes ante este desafío y confiamos en que sus aportes contribuirán a mejorar
y/o perfeccionar lo propuesto.

Temario propuesto

- Generalidades del Derecho Internacional Público.


- Concepto y características del derecho Internacional Público.
- Las Fuentes.
- Derecho de los Tratados.

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EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO EN EL ORDEN INTERNACIONAL

1. Comunidad Internacional. Una comunidad constituye un grupo humano que se


caracteriza por compartir elementos comunes que lo identifican y que lo proveen
de una identidad propia. Estos elementos suelen estar asociados al lenguaje, a la
historia, religión y a las tradiciones en general.

Una sociedad internacional, en cambio, representa un grupo humano más


avanzado que la comunidad, pues la conciencia de compartir rasgos comunes
constituye una verdadera fuerza que la lleva a dotarse de organización y de
permanencia. Por lo tanto, se sostiene que, entre los miembros de una sociedad,
existe un vínculo de carácter “racional” que sustenta la unión y la proyecta a través
del tiempo.

Cabe preguntarse, entonces, si los Estados forman hoy una auténtica comunidad
internacional en torno a ciertos principios y aspiraciones comunes o si, por el
contrario, la evidente organización de que ellos se dotan, a través de diversas
instituciones internacionales, refleja la existencia de una sociedad internacional,
pero que carece de ese vínculo propio de las comunidades.

3. Concepto del Derecho Internacional Público y críticas formuladas. Se


define al Derecho Internacional Público como “el conjunto de normas o principios
jurídicos que regulan las relaciones entre los Estados, entre éstos y los
organismos internacionales, y cuya finalidad es asegurar la coexistencia pacífica y
cooperación entre Estados”.

Cuando el derecho regula relaciones entre los Estados o entre éstos y los
organismos internacionales, hablamos propiamente de Derecho Internacional
Público.

Las principales críticas al Derecho Internacional Público son las siguientes:

La efectividad del Derecho Internacional Público depende de las actitudes y


conductas de aquellos que gobiernan los Estados y condicionado de una u otra
forma por “los equilibrios de poder”.

Otro inconveniente es que las normas del Derecho Internacional Público se


aplican por lo general sólo a los pequeños Estados y no a las grandes potencias,
lo que sería producto de los desequilibrios económicos, volumen de población e
industria militar entre otros.

Los pronunciamientos jurídicos de las instituciones internacionales no tienen

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fuerza imperativa, ya que dichos organismos carecen de policías o fuerzas
militares y, por lo mismo, no pueden hacer cumplir sus normas y resoluciones en
forma coercitiva.

Las normas que conforman esta rama del Derecho son adoptadas únicamente
cuando los Estados tienen la voluntad de cumplirlas, en virtud de tratados que
ellos libremente suscriben.

Las jurisdicciones internacionales –como la Corte Internacional de Justicia- sólo


operan sobre la base de que los Estados, voluntariamente, acepten su
competencia; es lo que se conoce como la voluntariedad de la jurisdicción.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

Solo enunciaremos y desarrollaremos brevemente las más relevantes que a saber


son:

1.- Los sujetos del Derecho Internacional: Los sujetos principales y originarios del
derecho internacional son los estados que a su vez son los principales
destinatarios de las normas jurídicas internacionales, así como los derechos y
obligaciones que emanan de ellas.

2.- Los procedimientos de producción jurídica: Es necesario señalar que en el


plano internacional no existe una legislatura, como el derecho interno de cada
estado que obliguen a estos. Las normas del Derecho Internacional son creadas
por los estados mediante los procedimientos mas comunes como los tratados y la
costumbre.

3.- La voluntariedad de la jurisdicción internacional: Esto significa que ningún


Estado esta obligado, sin su consentimiento, a someter una controversia con otro
Estado a la decisión de un tribunal Internacional.

4.- La falta de un sistema centralizado de sanciones: No existe a escala planetaria


un poder central que tenga el monopolio de la fuerza y que imponga el respeto
del derecho internacional y sancionar consecuencialmente a los que violenten sus
normas.

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FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

I. Concepto y clasificación.

Son fuentes del Derecho Internacional Público los actos o hechos aptos para
producir o generar normas jurídicas. Los textos más modernos de Derecho
Internacional Público se refieren, en este sentido, a “medios de producción de las
normas internacionales”.

Las principales fuentes del Derecho Internacional Público están señaladas en el


artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia que señala:

Art. 38. “1. La Corte, cuya función es decidir conforme al derecho internacional las
controversias que le sean sometidas deberá aplicar:

a. Las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que


establecen reglas expresamente reconocidas por los Estados litigantes.

b. La costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente


aceptada como derecho.

c. Los principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas.

d. Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor


competencia.

e. La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para decidir un litigio


ex aequo et bono, si las partes así lo convinieren.”

No obstante, las señaladas no son las únicas fuentes del Derecho Internacional
Público. También tienen este carácter:

1. Los actos unilaterales de los Estados: pueden ser declaraciones, reclamaciones,


denuncias, etc.

2.La legislación internacional emanada de los organismos universalmente


reconocidos o de que son miembros los Estados.

Uno de los problemas que acarrea el estudio de las fuentes del Derecho
Internacional Público es determinar si existe un orden de prelación entre ellas o se
aplican indistintamente.

Si se considera el Art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia puede

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sostenerse que las tres primeras fuentes mencionadas en esa norma son fuentes
formales entre las cuales no existe prelación, en tanto, que la cuarta es una fuente
material auxiliar.

Sin embargo, y aplicando las normas generales de interpretación jurídica, si


existen determinadas normas especiales que resuelvan un conflicto deben
preferirse éstas, porque la ley especial prima sobre la general.

Breve desarrollo de las fuentes del Derecho Internacional Público:

1. Los Tratados

Concepto de tratado internacional:

Todo lo relacionado con la conclusión y celebración de un tratado internacional


era, hasta 1969, producto de la costumbre o del Derecho Internacional
Consuetudinario.

La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, suscrita ese año,


codificó las normas precedentes. Además esta codificación fue fruto de
discusiones de los más grandes autores y especialistas del Derecho Internacional.
Se trata, pues, del compendio de lo aceptado en esta materia por los más grandes
juristas del mundo; de allí la importancia de esta Convención.

En forma general se entiende por tratado internacional un acuerdo celebrado entre


dos o más Estados, regidos por el derecho internacional y destinado a producir
efectos jurídicos.

Los tratados se celebran generalmente entre Estados o entre estos y otros sujetos
de derecho internacional como las organizaciones internacionales por citar un
ejemplo

Lo importante es que el tratado, independiente de cual sea su nominación,


produzca efectos jurídicos entre sujetos del Derecho Internacional.

- Convenciones: que crean obligaciones o reglas generales. Ejemplo: La


Convención de Jamaica sobre el Derecho del Mar de 1982.

- Protocolos: propiamente no constituyen tratados sino que documentos anexos


declaratorios. Ejemplo: El Protocolo Sustitutivo del Protocolo No 2 del Acuerdo de
Complementación Económica No 16 entre la República de Chile y la República de
Argentina.

- Estatuto: es un tratado multilateral celebrado por muchos Estados que establece

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la organización, régimen y funcionamiento de un organismo internacional.
Ejemplo: El Estatuto de Roma, de 1998, que dio origen a la Corte Penal
Internacional.

- Acuerdos: tratados que se refieren a determinados aspectos económicos,


sanitarios, etc. Ejemplo: Acuerdo de Cartagena, de 1969, que crea el Pacto
Andino.

Compromiso: tratado que fija las materias de una controversia entre Estados y
designa al tribunal que debe resolverlas. Ejemplo: El Acuerdo Aylwin-Menem, de
1991, por el que se conviene someter a arbitraje el diferendo limítrofe existente
entre Chile y Argentina sobre la zona de Laguna del Desierto.

- Carta: tratado multilateral que crea un organismo internacional y establece


derechos y obligaciones de los Estados que llegarán a ser miembros de él.
Ejemplo: La Carta de la ONU de 1945.

- Declaración: acuerdo escrito que establece principios, propósitos o actitudes de


carácter político. Ejemplo. Declaración de Charaña entre Bolivia y Chile de 1974
por la que se convino un camino de solución a la mediterraneidad boliviana.

Se excluye de la denominación de “tratado” los que celebren los organismos


internacionales entre ellos o con los Estados, sean o no miembros de dichos
organismos. También se excluyen de esta denominación los acuerdos entre un
Estado y una compañía extranjera. En este último caso habrá una concesión o un
contrato.

Clasificación de los tratados:

1.Tratados Bilaterales: son los que se celebran entre dos partes. Ejemplo:
Tratado de Paz entre Chile y Bolivia de 1904.

2.Tratados Multilaterales: son los que se celebran entre varias partes o Estados.
Ejemplo: Carta de la ONU.

3.Tratados Cerrados: son aquellos que celebran dos o más Estados para regir
exclusivamente las relaciones entre ellos exclusivamente. Ejemplo: Tratado de
Paz y Amistad entre Chile y Argentina de 1984.

4.Tratados Abiertos: son aquellos con los cuales pueden vincularse todos los
que manifiesten su voluntad de adherirse a él.

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5.Tratados Solemnes o Formales: son aquellos que han cumplido todas las
etapas propias de la celebración de un tratado.

2. La Costumbre Internacional

De conformidad con el Art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, la


costumbre es considerada como fuente del Derecho Internacional en cuanto
prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho. Hasta el siglo XX,
la costumbre fue vista como la principal fuente del Derecho Internacional.

Podemos definir la costumbre como una repetición constante y permanente de


actos o conductas realizada con la convicción de estar obedeciendo a una regla
de derecho.

Los elementos que distinguimos en la costumbre son:

Elemento material o histórico: es la repetición constante y uniforme de actos o


conductas.

Elemento subjetivo o psicológico: es la convicción de estar obedeciendo a una


regla de derecho. Estos dos elementos son claves para configurar la costumbre.

a. Elemento material o histórico

Se trata de una repetición de actos, prácticas o conductas de los sujetos de


Derecho Internacional, básicamente Estados y Organismos Internacionales, en
forma constante y uniforme en el tiempo.

El elemento material de la costumbre puede manifestarse en formas diversas, sea


por la actuación positiva de los órganos de los Estados en determinado sentido,
por leyes o sentencias internas de sentido coincidente, por la repetición de usos,
por instrucciones coincidentes de los gobiernos a sus agentes y funcionarios o por
determinadas prácticas al interior de las Organizaciones Internacionales, entre
otras.

Duración de la práctica uniforme para que sea considerada como constitutiva de la


costumbre internacional:

Hay que tener presente que si la práctica se hace discontinua o es interrumpida,


ello impedirá su transformación en norma de derecho.

Si la costumbre deja de ser generalmente observada (cae en desuso), o se le


abandona por efectos de una regla que la contradiga (ya sea convencional o

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consuetudinaria), dejará también de producir efectos legales.

b. Elemento Subjetivo o Psicológico: La Opinio Juris

La opinio juris está representada por la convicción, por parte de los sujetos de
Derecho Internacional, que realizan una práctica que obliga jurídicamente, es
decir, que esa práctica constituye derecho y responde, como tal, a una exigencia
internacional.

Este elemento es absolutamente necesario al momento de determinar si una


repetición constante y uniforme de actos constituyen o no una costumbre
internacional. Si bien se critica a este elemento la dificultad que existe para probar
su existencia, la mayoría de la doctrina y la jurisprudencia coinciden en la
necesidad de la presencia del elemento psicológico para configurar una costumbre
internacional.

En cuanto a la prueba de la opinio iuris, cabe señalar que la forma en que ésta se
manifiesta puede ser muy diversa. En todo caso, la opinio juris siempre se
manifestará a través de la práctica de los sujetos de Derecho Internacional, ya sea
en notas diplomáticas dirigidas a otros Estados, en una conferencia diplomática
por medio de los discursos de sus delegados o al adoptar una resolución al interior
de una organización internacional, entre otras.

Es necesario, no obstante, no confundir la costumbre con la cortesía


internacional. Esta última ha tenido y tiene cierta importancia en el ámbito de las
relaciones internacionales. Los usos sociales internacionales pueden llegar a
transformarse en normas jurídicas cuando al elemento material de repetición de
actos se une la opinio juris. Muchas instituciones de derecho diplomático
(inmunidades y privilegios) nacieron por esa vía. La diferencia entre ambas
situaciones (costumbre/actos de cortesía) está en que, por una parte, cuando se
trata de una costumbre internacional, los Estados realizan los actos con la
convicción de estar obedeciendo a una norma de derecho internacional,
convicción que no existe tratándose de actos de cortesía internacional. Por otra
parte, mientras que la violación de las normas de cortesía no engendra
responsabilidad internacional, la infracción de una norma consuetudinaria, por el
contrario, sí da origen a responsabilidad internacional.

Las normas contenidas en los tratados internacionales, muchas veces, son


costumbres que han sido codificadas como ocurrió con la Convención de Jamaica,
de 1982, sobre el Derecho del Mar.

Los Estados continúan siendo los principales creadores de la costumbre,

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especialmente en sus relaciones mutuas, pero también a través de su práctica al
interior de las Organizaciones Internacionales.

3. Los principios generales del derecho reconocidos por las naciones


civilizadas

La tercera fuente mencionada por el Art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional


de Justicia corresponde a los principios generales del derecho reconocidos por las
naciones civilizadas. Cuando hablamos de estos principios nos referimos a
aquellos respecto de los cuales existe la conciencia universal de que deben formar
parte del ordenamiento jurídico de cualquier nación civilizada.

Estos principios generales no se pueden encontrar hoy en día en forma abstracta,


sino que han pasado a formar parte del proceso creciente de codificación del
Derecho Internacional. Es muy difícil encontrar principios como la buena fe, el
enriquecimiento sin causa o que nadie puede aprovecharse de su propio dolo, que
no tengan alguna expresión positiva en el Derecho Internacional. Desde luego,
todos ellos tienen una expresión normativa en la Convención de Viena, de 1969,
sobre el Derecho de los Tratados.

Lo cierto es que la redacción del Art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de


Justicia no arroja duda que las fuentes ahí mencionadas son fuentes generales del
Derecho Internacional Público que no solamente deben ser consideradas en las
decisiones de la Corte.

En todo caso, la importancia de los principios generales del derecho como fuente
general del Derecho Internacional Público ha sido destacada en función de dos
razones fundamentales:

Son fuentes muy trascendentes en la medida que permiten resolver un litigio


internacional cuando no existe directamente un tratado o una costumbre aplicable
impidiendo que se produzca entonces una situación de falta de jurisdicción.

Estos principios contribuyen también a desentrañar el sentido y alcance de normas


internacionales dudosas o confusas.

Algunos principios son:

a.- Principio de la inapropiabilidad de la alta mar, de su lecho y del espacio aéreo


situado sobre ella (Convención sobre Derecho del Mar de 1982, Art. 89).

b.- El principio del enriquecimiento sin causa.

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c.- El principio de cosa juzgada y la prohibición de volver a juzgar lo ya resuelto
(non bis in idem).

d.- El principio de respecto a los derechos adquiridos y de irretroactividad de la ley


penal.

e.- El principio de que nadie puede aprovecharse de su propio dolo o culpa. Se


trata de los principios más frecuentemente invocados o mencionados por la
jurisprudencia internacional.

4. Las decisiones judiciales y la doctrina de los publicistas de mayor


relevancia

La letra d. del Art. 38, del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia también
considera como fuentes de las decisiones de la Corte y del propio Derecho
Internacional Público, las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de
mayor competencia de las distintas naciones, como medio auxiliar para la
determinación de las reglas de derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el Artículo
59.

Desde luego, se trata de fuentes materiales, es decir, de aquellas que no generan


directamente normas de Derecho Internacional, a diferencia de lo que ocurre con
las fuentes formales que están en las tres primeras letras del citado Art. 38.
Constituyen, por lo mismo, medios auxiliares para la interpretación de las reglas
de Derecho Internacional.

5. La Equidad

La parte final del Art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia precisa:
“La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para decidir un litigio
ex aequo et bono, si las partes así lo convinieren” (Nº 2).

En términos generales, la equidad se refiere a la facultad de resolver un asunto


sobre la base de la prudencia y de una aplicación racional del derecho para el
caso de que se trate.

El profesor Santiago Benadava sostenía que la equidad no es otra cosa que la


aplicación de los principios de justicia a un caso determinado.

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OTRAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

Existen otras fuentes que no están mencionadas en el artículo 38 del Estatuto de


la Corte Internacional de Justicia, pero que no por ello dejan de tener gran
importancia en materia internacional. Nos referimos por ejemplo a los actos
unilaterales de los Estados, la legislación internacional y el soft law.

Los Actos Unilaterales de los Estados

Son aquellas expresiones particulares de los Estados que producen determinados


efectos jurídicos internacionales.

Algunos autores sostienen que éstos no son propiamente fuentes del Derecho
Internacional Público, porque mediante ellos el Estado sólo constata ciertas
situaciones jurídicas. En cambio, otros piensan que sí son fuentes del Derecho
Internacional Público en la medida que la situación de hecho sobre la que recae
un acto unilateral del Estado puede ser reglada por esta rama del derecho y,
desde este punto de vista, vincular a dicho Estado.

El Soft Law

En los últimos años se ha venido planteando que el denominado soft law


constituye una nueva fuente del Derecho Internacional distinta de las tradicionales.
El soft law comprende todas aquellas declaraciones o acuerdos de voluntad de los
Estados realizados con un carácter no vinculante o no obligatorio para ellos.

DERECHO DE LOS TRATADOS (materia regulada por la Convención de


Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969)

Los Tratados

Concepto de tratado internacional:

Todo lo relacionado con la conclusión y celebración de un tratado internacional


era, hasta 1969, materia del Derecho Internacional Consuetudinario.

La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados codificó las normas


existentes a la época. La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados
ha sido complementada por la Convención sobre Sucesión de Estados en Materia
de Tratados (Viena, 1978) y por la Convención sobre el Derecho de los Tratados
celebrados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre

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Organizaciones Internacionales (Viena, 1996).

Jurídicamente, el concepto de tratado está incluido en el Art. 2° de la Convención


de Viena de 1969 que señala que es “un acuerdo internacional celebrado por
escrito entre Estados y regido por el Derecho Internacional, ya conste de un
instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera sea su
denominación particular”.

Estructura de los tratados

Por lo general los tratados van precedidos de un título y en algunos se


individualizan las partes contratantes.

El preámbulo del tratado, en virtud del cual se enuncia el objeto y fin del tratado.

A continuación las disposiciones de fondo del tratado y las llamadas cláusulas


finales en relación a la forma de manifestar el consentimiento, reservas, entrada
en vigor, denuncia, entre otros.

El tratado finaliza indicando la fecha y adopción texto y el idioma. Es necesario


destacar que algunos tratados son firmados por los plenipotenciarios.

En seguida suelen individualizarse las Partes Contratantes.

Sin perjuicio de lo señalado, la estructura tradicional de un tratado contempla las


siguientes partes:

1.- Preámbulo: en él se indica quiénes son las partes contratantes. Además


contiene la exposición de motivos o circunstancias que justifican la celebración del
tratado. Se ha concluido que el Preámbulo integra el tratado y que es un elemento
importante para su interpretación, tal como se desprende del Art. 31 de la
Convención de Viena de 1969.

2.- Parte dispositiva: Contiene los acuerdos a que llegan las partes; los derechos y
obligaciones que se generan y la regulación precisa de las relaciones que se
producen entre ellas.

3.- Cláusulas finales: Son las que contienen las firmas, el sistema de ratificación,
las reservas, la vigencia, las formas de adherir al tratado o su depósito.

El tratado termina indicando la fecha y el lugar de su adopción. Si el tratado está


redactado en varios idiomas, se indica además cuál se considerará su texto
auténtico. Algunos tratados van acompañados de anexos que regulan materias de
carácter técnico, los cuales también se consideran parte importante del tratado.

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La Capacidad:

Todo Estado independiente tiene, pues, capacidad para celebrar tratados. Puede
presentarse la duda en relación con la capacidad de que gozan los Estados
federados que forman parte de un Estado federal para celebrar tratados. La regla
general es que no pueden celebrar tratados independientemente, salvo si el propio
ordenamiento jurídico lo autoriza (Suiza y, excepcionalmente, Alemania).

Poseen también capacidad para celebrar tratados la Santa Sede, las Naciones
Unidas y otras organizaciones internacionales como la Corte Penal Internacional,
la Organización Mundial del Comercio y el Banco Europeo de Inversiones, que
gozan de personalidad jurídica internacional.

La Negociación: Debe distinguirse la negociación en los tratados bilaterales y en


los multilaterales, respectivamente:

a) En los Tratados Bilaterales: suelen reunirse los dos Ministros de Relaciones


Exteriores para discutir las cláusulas del tratado. También suele reunirse el
Ministro de Relaciones Exteriores con el agente diplomático del otro Estado
acreditado en ese país. La negociación también puede hacerse directamente por
los Jefes de Gobierno de cada Estado y, excepcionalmente, por los Jefes de
Estado.

b) En los Tratados Multilaterales: generalmente se designa un delegado para que


negocie el tratado en el seno de una conferencia internacional. Ejemplo:
Conferencia de San Francisco de 1945 que dio origen a la Carta de la ONU. Para
que la negociación pueda vincular a los Estados contratantes es necesario que
los negociadores tengan plenos poderes, esto es, que se les entregue un mandato
con facultades para negociar el tratado.

Si los poderes del representante designado para celebrar un tratado determinado


han sido objeto de una restricción específica, la inobservancia de tal restricción por
dicho representante no podrá alegarse como vicio del consentimiento, a menos
que ella haya sido notificada con anterioridad a los demás negociadores.

Plenos poderes

Existen ciertos representantes del Estado investidos de plenos poderes


(plenipotenciarios) que participan en la celebración de un tratado. Se encuentran
investidos por la autoridad interna competente y las etapas de la celebración del
tratado en que participaran.

De acuerdo a nuestra Constitución existen personas u órganos que sin necesidad

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de plenos poderes pueden representar a un Estado en la celebración de un
tratado, nos referimos a los Jefes de Estado, Jefes de Gobierno y Ministros de
Relaciones Exteriores.

Procedimientos para la celebración de tratados

En el derecho internacional no existe un procedimiento único para la celebración


de tratados y la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969
no impone un procedimiento determinado; son los estado los llamados a escoger
el referido procedimiento según su ordenamiento jurídico interno, su tradición, etc.

Los procedimientos más comunes son el formal y el simplificado.

Procedimiento formal

El procedimiento formal de celebración de tratados comprende las siguientes


etapas:

a) La negociación y la adopción del texto del tratado;

b) La firma del tratado;

c) La manifestación del consentimiento en obligarse por el tratado;

d) El canje o el depósito de los instrumentos de ratificación o de adhesión.

Aunque se aplican las mismas reglas a los tratados bilaterales y a los.


multilaterales hay diferencias en relación a la negociación y adopción.

Primera etapa: Negociación y adopción del texto del tratado.

En tratados bilaterales la negociación se realiza por vía diplomática o por


plenipotenciarios. Al finalizar la negociación queda adoptado el texto del tratado;
pero aún no es obligatorio.

En tratados multilaterales, estos se negocian y se adoptan en conferencias de


plenipotenciarios especialmente convocados para estos efectos, pero al igual que
los tratados bilaterales, en esta etapa no son vinculantes.

Segunda etapa: La firma del tratado

Una vez adoptado el texto del tratado este se firma por los plenipotenciarios o
quien tenga las competencias para tales efectos. La importancia de la firma es que
confiere al tratado el carácter de auténtico y el compromiso de continuar los

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trámites posteriores por los Estados parte .

Tercera etapa: La manifestación del consentimiento en obligarse en virtud de


un tratado:

Se utilizan diversos mecanismos para manifestar el consentimiento de los Estados


para obligarse en virtud de un tratado, pero en virtud del procedimiento formal se
utiliza la ratificación o adhesión.

La ratificación o adhesión en los tratados multilaterales:

Lo normal es que negociado y firmado un tratado obligue por su ratificación. La


ratificación puede definirse como el acto por el cual el Estado expresa al ámbito
internacional, por medio de sus órganos competentes, su voluntad de obligarse
por un tratado que ha sido firmado por sus plenipotenciarios.

El Tribunal Constitucional de Chile ha considerado que, dentro de nuestro


ordenamiento jurídico, la ratificación de un tratado representa una facultad
privativa del Presidente de la República que puede ejecutar con toda
discrecionalidad sin que tenga plazo para actuar.

A su vez, el consentimiento de un Estado de obligarse por un tratado puede


producirse mediante un acto de adhesión que es aquél mediante el cual un Estado
hace constar en el ámbito internacional su voluntad de obligarse por un tratado
que no ha firmado. La adhesión sólo puede tener lugar cuando ha sido prevista en
el tratado mismo o en un acuerdo especial.

La ratificación o la adhesión, en su caso, emanan del órgano interno competente


para celebrar tratados. En Chile, es el Presidente de la República (Art. 32 N° 15 de
la Constitución Política). El Decreto 1173, de 8 de noviembre de 1990, del
Ministerio de Relaciones Exteriores, dispone que la autoridad competente para
representar al Estado en los actos relativos a la negociación, conclusión y firma de
los tratados es el Ministro de Relaciones Exteriores.

Cuarta etapa: El canje o depósito de los instrumentos:

Este procedimiento manifestará el consentimiento de los Estados de obligarse en


virtud del tratado (bilateral) cuando:

En los tratados multilaterales, los instrumentos de ratificación o de adhesión se


confían a la custodia del depositario que designe el tratado. El depositario puede
ser el Gobierno anfitrión de una conferencia internacional, , el Secretario General
de las Naciones Unidas o cualquier otro.

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De conformidad con lo que dispone el Art. 17 de la Convención de Viena, el
depósito de los instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión en
poder del depositario hará constar el consentimiento de un Estado de obligarse en
virtud del tratado de que se trata, salvo que éste disponga otra cosa.

Procedimiento simplificado

Los procedimientos simplificados más comunes son dos: la firma por los
representantes y el canje de los instrumentos que constituyen el tratado,

Respecto del primer caso, la sola firma del texto hace constar el consentimiento
final del Estado de obligarse por el tratado,

El canje de los instrumentos. Un Estado que quiere celebrar un tratado dirige a


otro una nota diplomática en que propone disposiciones convencionales y expresa
que la respuesta favorable a dicha nota constituirá un acuerdo entre ambos
gobiernos.

Si el Estado que recibe la nota la contesta favorablemente y acepta las


disposiciones que le han sido propuestas, el canje de ambas notas constituye el
tratado.

Los tratados o acuerdos celebrados mediante un procedimiento simplificado tienen


el mismo valor jurídico que los celebrados por el procedimiento formal.

Las reservas

La regla general es que un tratado sea obligatorio en la totalidad de sus


disposiciones. Sin embargo, si un Estado desea ser parte de un tratado
multilateral, pero no quedar obligado por alguna o algunas de sus disposiciones
puede formular reservas a dicho tratado.

Conceptualmente es una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado


o denominación, hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un
tratado o al adherirse a él, con objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de
ciertas disposiciones del tratado en su aplicación a ese Estado.

El mismo concepto amplio de las reservas ha sido también recogido en otros


tratados internacionales como ocurre con la Convención de Viena sobre los
tratados celebrados entre Estados y Organizaciones Internacionales de 1986.

Del concepto enunciado también puede inferirse que los Estados formulan
reservas para excluirse de la aplicación de ciertas cláusulas del tratado o bien

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para modificar la aplicación de ciertas cláusulas a su respecto. Chile, por ejemplo,
formuló dos reservas a la Convención de Viena sobre el derecho de los Tratados:
a) Consideró inaplicables, a su respecto, los apartados 1 y 2 del Art. 62 de la
Convención, referido al cambio fundamental de circunstancias como causal de
terminación de un tratado internacional, y b) Manifestó su objeción a las reservas
que se hubiesen efectuado o se efectuaren en el futuro al apartado 2 del Art. 62 de
la Convención.

En cuanto al ámbito de las reservas, ellas no pueden darse en los tratados


bilaterales, porque equivaldría a una proposición para modificarlos. En los tratados
multilaterales se explican, porque muchas veces el Estado se adhiere sin haber
intervenido en su elaboración.

Las reservas deben formularse por escrito y ser notificadas a los demás Estados
Partes. A su turno, se exige la misma formalidad para expresar la aceptación de
una reserva o de una objeción a la misma. Asimismo, el retiro de una reserva o de
una objeción a una reserva también debe formularse por escrito.

En general, los Estados tienen un derecho discrecional para formular reservas, el


que está sujeto a las siguientes excepciones: Si el tratado prohíbe expresamente
formular reservas o el tratado admite sólo ciertas reservas.

Entrada en vigor de los tratados

La regla general es que un tratado entra en vigor de la manera y en la fecha que


en él se disponga o que acuerden los Estados negociadores. (Art. 24 de la
Convención de Viena). La entrada en vigor del tratado señala el comienzo de su
eficacia.

Un tratado entra en vigor en forma definitiva cuando el tratado así lo establece o


cuando los negociadores lo acuerden o para cada Estado, entra en vigor desde
que manifiesta su voluntad de ratificar o adherir a él.

En la práctica, muchos tratados no entran en vigor por no haberse reunido el


número de ratificaciones o adhesiones convenidas y otros están condicionados a
la ratificación o adhesión de un determinado número de Estados. Así, por ejemplo,
el Estatuto de Roma que creó la Corte Penal Internacional fue suscrito en el año
1998 y sólo entró en vigor en el año 2002, al completarse las ratificaciones de los
60 Estados requeridos para este efecto.

Registro de los tratados

El Art. 102 Nº 1 de la Carta de Naciones Unidas establece que “todo tratado y todo

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acuerdo internacional concertados por cualesquiera Miembros de Naciones
Unidas debe ser registrado en la Secretaría de la ONU y publicado por ésta a la
brevedad posible. EL Nº 2 del mismo artículo prescribe que: “Ninguna de las
partes en un tratado o acuerdo internacional que no haya sido registrado conforme
a las disposiciones del párrafo 1 de este artículo, podrá invocar dicho tratado o
acuerdo ante órgano alguno de las Naciones Unidas”

Es necesario señalar que la falta de registro de un acuerdo o tratado no afecta la


validez entre las partes contratantes.

Normas chilenas que regulan la celebración de tratados.

La Constitución Política de Chile de 1980, vigente y reformada posteriormente,


menciona entre las atribuciones especiales del Presidente de la República, según
el artículo 32 Nº 15, “la de conducir las relaciones políticas con las potencias
extranjeras y organismos internacionales, y llevar a cabo las negociaciones;
concluir, firmar y ratificar los tratados que estime convenientes para los intereses
del país, los que deberán ser sometidos a la aprobación del Congreso conforme a
lo prescrito en el artículo 54 N°1. Las discusiones y deliberaciones sobre estos
objetos serán secretas si el Presidente de la República así lo exigiere”;

Según el artículo 54 N° 1, de la Constitución es atribución exclusiva del Congreso:

“1) Aprobar o desechar los tratados internacionales que le presentare el


Presidente de la República antes de su ratificación. La aprobación de un tratado
requerirá, en cada Cámara, de los quórum que corresponda, en conformidad al
artículo 66, y se someterá, en lo pertinente, a los trámites de una ley.

El Presidente de la República informará al Congreso sobre el contenido y el


alcance del tratado, así como de las reservas que pretenda confirmar o formularle.

El Congreso podrá́ sugerir la formulación de reservas y declaraciones


interpretativas a un tratado internacional, en el curso del trámite de su aprobación,
siempre que ellas procedan de conformidad a lo previsto en el propio tratado o en
las normas generales de derecho internacional.

Las medidas que el Presidente de la República adopte o los acuerdos que celebre
para el cumplimiento de un tratado en vigor no requerirán de nueva aprobación del
Congreso, a menos que se trate de materias propias de ley. No requerirán de
aprobación del Congreso los tratados Las disposiciones de un tratado sólo podrán
ser derogadas, modificadas o suspendidas en la forma prevista en los propios
tratados o de acuerdo a las normas generales de Derecho Internacional.

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Corresponde al Presidente de la República la facultad exclusiva para denunciar un
tratado o retirarse de él, para lo cual pedirá́ la opinión de ambas Cámaras del
Congreso, en el caso de tratados que hayan sido aprobados por éste. Una vez
que la denuncia o el retiro produzca sus efectos en conformidad a lo establecido
en el tratado internacional, éste dejará de tener efecto en el orden jurídico chileno.

En el caso de la denuncia o el retiro de un tratado que fue aprobado por el


Congreso, el Presidente de la República deberá informar de ello a éste dentro de
los quince días de efectuada la denuncia o el retiro.

El retiro de una reserva que haya formulado el Presidente de la República y que


tuvo en consideración el Congreso Nacional al momento de aprobar un tratado,
requerirá previo acuerdo de éste, de conformidad a lo establecido en la ley
orgánica constitucional respectiva. El Congreso Nacional deberá pronunciarse
dentro del plazo de treinta días contados desde la recepción del oficio en que se
solicita el acuerdo pertinente. Si no se pronunciare dentro de este término, se
tendrá por aprobado el retiro de la reserva.

De conformidad a lo establecido en la ley, deberá darse debida publicidad a


hechos que digan relación con el tratado internacional, tales como su entrada en
vigor, la formulación y retiro de reservas, las declaraciones interpretativas, las
objeciones a una reserva y su retiro, la denuncia del tratado, el retiro, la
suspensión, la terminación y la nulidad del mismo.

En el mismo acuerdo aprobatorio de un tratado podrá el Congreso autorizar al


Presidente de la República a fin de que, durante la vigencia de aquél, dicte las
disposiciones con fuerza de ley que estime necesarias para su cabal
cumplimiento, siendo en tal caso aplicable lo dispuesto en los incisos segundo y
siguientes del artículo 64”.

Artículo 93. Son atribuciones del Tribunal Constitucional:

“1º Ejercer el control de constitucionalidad de las leyes que interpreten algún


precepto de la Constitución, de las leyes orgánicas constitucionales y de las
normas de un tratado que versen sobre materias propias de estas últimas, antes

3º Resolver las cuestiones sobre constitucionalidad que se susciten durante la


tramitación de los proyectos de ley o de reforma constitucional y de los tratados
sometidos a la aprobación del Congreso”.

El decreto N° 1.173 (Relaciones Exteriores) de 8 de noviembre de 1990 dispone


que la autoridad competente para representar al Estado en los actos relativos a la

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negociación, conclusión y firma de los tratados es el Ministro de Relaciones
Exteriores. Según este decreto, el Ministro de Relaciones Exteriores está facultado
para otorgar plenos poderes a otros funcionarios del Estado para negociar,
concluir y/o firmar tratados.

Efectos de los tratados:

a) Efectos en cuanto al tiempo:

Los tratados sólo rigen las situaciones jurídicas que se producen después de que
entran en vigor. Por lo tanto, existe un principio de irretroactividad de los tratados
que se encuentra enunciado por el artículo 28 de la Convención de Viena en los
siguientes términos:

“Las disposiciones de un tratado no obligarán a una parte respecto de ningún acto


o hecho que haya tenido lugar con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del
tratado para esa parte ni de ninguna situación que en esa fecha haya dejado de
existir, salvo que una intención diferente se desprenda del tratado o conste de otro
modo.”

b) Efectos en cuanto al territorio:

Un tratado bilateral rige respecto de los que lo suscribieron en su respectivo


territorio, salvo reglas especiales.

Efectos del tratado respecto de terceros:

El tratado es ley para las partes, esto es, para los Estados que han manifestado su
voluntad de obligarse mediante él. Se entiende por “terceros” todos aquellos
Estados que no han manifestado su voluntad de obligarse por medio del tratado.

El principio general en esta materia es que el tratado sólo surte efectos para los
Estados que son parte de él y no respecto de terceros. Así, la Convención de
Viena de 1969 precisa que “un tratado no crea obligaciones ni derechos para un
tercer Estado sin su consentimiento” (Art. 34).

Interpretación de los tratados:

Se refiere a la actividad de buscar, desentrañar el verdadero sentido y alcance de


un tratado. Un problema de interpretación surge cuando el sentido de un tratado
es dudoso o controvertido.

La interpretación de un tratado puede hacerse por vía:

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Internacional: Se refiere a la interpretación que hacen los Gobiernos mediante
notas de intercambio, declaraciones o por medio de las decisiones a que llegan los
Tribunales Internacionales cuando las partes someten un asunto a su
conocimiento.

Nacional: Es la que se realiza en el ámbito interno de los Estados por parte de los
tribunales, el Gobierno o, eventualmente, la Contraloría General de la República
cuando se invoque un tratado en un asunto determinado. La Convención de Viena
contempla reglas para la interpretación de los tratados en sus Arts. 31 al 33. Estas
normas sólo son obligatorias respecto del Estado que haya manifestado su
voluntad de obligarse mediante esta Convención y desde que ésta entró en vigor.

Nulidad, terminación, suspensión y denuncia de los tratados:

Es necesario señalar en términos generales que la nulidad, terminación o


denuncia de un tratado, el retiro de una de las partes o la suspensión de la
aplicación del tratado, no exime a los Estados del deber de cumplir las
obligaciones enunciadas en el tratado que emanen del derecho internacional,
independientemente de ese tratado, en virtud del artículo 43 de la Convención de
Viena del Derecho de los Tratados.

Por regla general, la nulidad o terminación de un tratado, su denuncia, el retiro o la


suspensión de su aplicación sólo puede invocarse respecto de la totalidad del
tratado (Art. 44 Nos. 1 y 2).

Debe señalarse que la nulidad de un tratado es excepcional. Por lo tanto, el


tratado se considera válido hasta que su nulidad sea reconocida o legalmente
declarada.

Es preciso distinguir la nulidad de un tratado de la terminación del mismo. Como


se expresó, la nulidad consiste en privar de efectos a un tratado en cuya
conclusión se han incurrido en vicios substantivos o de procedimiento. Por lo
tanto, opera “ab initio” o desde un comienzo.

La terminación, en cambio, se aplica respecto de un tratado válido que deja de


producir efectos hacia el futuro como consecuencia de concurrir alguna
circunstancia que le pone término como el vencimiento del plazo por el cual se
convino.

Las causales de nulidad previstas en la Convención de Viena son las siguientes:

1) Irregularidad en la prestación del consentimiento de conformidad con el


derecho interno:

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Dice relación con la inobservancia de las disposiciones contenidas en el
ordenamiento jurídico interno del Estado en lo que se refiere al órgano competente
para manifestar el consentimiento del Estado así como con las restricciones a que
está afecta dicha competencia, por ejemplo, si requiere obtener la aprobación
parlamentaria.

En este caso, no se puede alegar la nulidad del tratado por este vicio a no ser que
la violación sea manifiesta y afecte a una norma de importancia fundamental del
derecho interno del Estado de que se trata. Se entiende por violación manifiesta
aquella que resulta objetivamente evidente para cualquier Estado que proceda en
la materia conforme a la práctica usual y de buena fe (Art. 46 Convención de
Viena).

2) Falta de capacidad del representante:

Si los poderes del representante han sido objeto de una restricción específica, la
inobservancia de esta restricción por parte del representante no puede alegarse
como vicio del consentimiento, por parte del Estado que no fue debidamente
representado, a menos que dicha restricción haya sido notificada a los demás
Estados negociadores antes de manifestarse el consentimiento. (Art. 47
Convención de Viena)

3) El error:

El error es el concepto falso acerca de una realidad. El error sólo produce la


nulidad del tratado cuando se trata de hechos sobre los cuales el Estado
afectado no abrigaba ninguna duda al momento de celebrarse el tratado y fueron
la base esencial de su consentimiento en obligarse por medio del tratado (Art. 48
N° 1 Convención de Viena). En todo caso, no puede alegarse el error como
causal de nulidad si el Estado de que se trata contribuyó con su conducta al error
o si las circunstancias son tales que hubiera quedado advertido de la posibilidad
de incurrir en error. (Art. 48 N° 2 de la Convención de Viena) Los errores en el
texto del tratado no afectan a la validez de éste y para la corrección de los
mismos se aplica el procedimiento contemplado en el Art. 79 de la Convención
de Viena.

4) El dolo:

Se trata de la maquinación fraudulenta que se utiliza frente a un Estado para


inducirlo a concluir un tratado. Puede alegar el dolo, como vicio del
consentimiento, aquel Estado que ha sido inducido a celebrar un tratado por la
conducta fraudulenta de otro Estado negociador (Art. 49 Convención de Viena).

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5) Corrupción del representante:

Vicia el consentimiento cuando en forma directa o indirecta un Estado corrompe


al representante de otro por coima, chantaje, etc., de forma que el representante
llega a concluir el tratado en las condiciones queridas por el otro Estado. (Art. 50
Convención de Viena)

6) Coacción sobre el representante:

Vicia el consentimiento cuando la coacción se ha manifestado a través de actos o


amenazas dirigidos sobre el representante del Estado a objeto de forzarlo a que
celebre el tratado bajo determinadas condiciones (Art. 51 Convención de Viena).

7) Coacción sobre un Estado en base a la amenaza o uso de la fuerza:

El Art. 52 de la Convención de Viena dispone que “es nulo todo tratado cuya
celebración se haya obtenido por la amenaza o el uso de la fuerza en violación a
los principios de derecho internacional incorporados en la Carta de las Naciones
Unidas.”

8) La violación de una norma de ius cogens: Atendida la particular naturaleza


que tiene el ius cogens, es nulo todo tratado que al momento de su celebración
esté en oposición con alguna norma imperativa de ius cogens. La Convención de
Viena de 1969 establece que, para los efectos de la misma, el ius cogens o una
norma imperativa de derecho internacional general es “una norma aceptada y
reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto como
norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por
una norma ulterior de derecho internacional general que tenga el mismo
carácter”. (Art. 53 de la Convención de Viena).

Terminación y Suspensión de los Tratados Internacionales:

La regla general es que la terminación o la suspensión al igual que la denuncia y


el retiro de un tratado proceden cuando el propio tratado lo ha previsto o, en
cualquier momento, por consentimiento de todas las partes integrantes del tratado.

El artículo 54 de la Convención de Viena es el que establece esta regla general:

Terminación de un tratado o retiro de él en virtud de sus disposiciones o por


consentimiento de las partes. La terminación de un tratado o el retiro de una parte
podrán tener lugar: a) Conforme a las disposiciones del tratado, o

b) En cualquier momento, por consentimiento de todas las partes después de

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consultar a los demás Estados contratantes.”

En base a la norma transcrita existen tres posibilidades para dar por terminado un
tratado:

- De acuerdo con las disposiciones del mismo tratado. Puede ocurrir que el
tratado prevea un plazo de término, al cabo del cual evidentemente se producirá
su terminación.

- De acuerdo con un convenio nuevo entre las partes o la voluntad común de


las partes contratantes. Un tratado puede terminar en cualquier momento por la
voluntad común de todas las partes contratantes (abrogación). La abrogación
puede ser expresa o tácita.

- Por virtud de la actuación del derecho o causales establecidas en el


derecho internacional. Esta situación abarca la infracción fundamental de una de
sus obligaciones por las partes, de modo que la otra u otras quedan facultadas
para dar por terminado el tratado. Si el tratado nada dice, dentro del principio de la
autonomía de la voluntad, las partes podrían perfectamente convenir, durante la
vigencia de un tratado, terminarlo o bien suspender su aplicación o admitir
eventualmente la denuncia o retiro de alguna de sus partes.

a.- Denuncia o retiro

Existen tratados que prevén expresamente la posibilidad de que las partes puedan
denunciarlo o retirarse de él cumpliendo ciertas condiciones. Como señala el
profesor Benadava, “denuncia es la notificación que hace una parte en un tratado
bilateral a la otra parte contratante expresándole su voluntad de poner fin al
tratado. En los tratados multilaterales la denuncia (llamada retiro) expresa la
voluntad de una de las partes señalada a todas las demás de retirarse del régimen
del tratado”. Es fundamental que la denuncia de un tratado se formule por el
órgano interno del Estado que de acuerdo a su propio ordenamiento jurídico tenga
plenos poderes para estos efectos.

2. Terminación de acuerdo con un convenio nuevo entre las partes: Las partes
pueden celebrar un nuevo tratado, distinto del original, por medio del cual dan
término a éste. Sin embargo, las situaciones más frecuentes en este sentido se
presentan cuando una de las partes denuncia unilateralmente el tratado en
términos que la otra parte la estima como una propuesta de terminación del
mismo.

! 24!
3.Terminación como consecuencia de la actuación del derecho: En los tratados
bilaterales, la desaparición de uno de los Estados partes, normalmente acarreará
la terminación del tratado. Con mayor razón si el tratado es con una sola parte y
ambos Estados se fusionan, el tratado también quedará totalmente terminado.

En los tratados multilaterales si las partes se reducen se va a producir la


terminación del tratado cuando así lo hayan convenido expresamente y salvo que
el tratado por supuesto disponga un efecto distinto. Se trata de un efecto muy
particular contemplado en el artículo 55 de la Convención de Viena de 1969 que
razona sobre la base que, en términos generales, para que un tratado se
mantenga es indispensable que exista un determinado número de partes, puesto
que reducido ese número a un porcentaje inferior el tratado ya no tiene sentido.

Un tratado puede prever la terminación por la reducción de sus miembros cuando


consta que la intención de las partes ha sido mantener el tratado con un
determinado número de miembros. Efectivamente si este número se reduce habrá
derecho para invocar la terminación del tratado.

Cuando el derecho a dar por terminado el tratado resulte de la propia naturaleza


del tratado, es decir, supone que ninguno de sus miembros puede alejarse del
tratado sin producir un impacto en el sistema del tratado. Entonces la reducción de
los miembros da derecho a invocar la terminación del tratado.

Cualquier parte, que no sea el Estado autor de la violación puede alegar la


violación como causa para suspender la aplicación del tratado total o parcialmente
con respecto a sí misma, sí el tratado es de tal índole que una violación grave de
sus disposiciones por una parte modifica radicalmente la situación de cada parte
con respecto a la ejecución ulterior de sus obligaciones en virtud del tratado. (Art.
60 No 2 letra c) Convención de Viena) Se considera violación grave de un tratado:

a) Un rechazo del tratado no admitido por la Convención de Viena como cuando


se trata de desconocer una norma de ius cogens cuya infracción, como se
expresó, puede conducir a la nulidad del tratado celebrado ; o

b) La violación de una disposición esencial para la consecución del objeto o del


fin del tratado.

Las causales para invocar la terminación de un tratado bilateral o multilateral, por


violación grave de sus disposiciones, no se aplican a las disposiciones relativas a
la protección de la persona humana contenidas en tratados de carácter
humanitario, en particular a las disposiciones que prohíben toda forma de
represalias con respecto a las personas protegidas por tales tratados.

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b.- Terminación de un tratado por imposibilidad subsiguiente de su
cumplimiento: Una parte podrá alegar la imposibilidad de cumplir un tratado
como causa para darlo por terminado o retirarse de él si esa imposibilidad resulta
de la desaparición o destrucción definitivas de un objeto indispensable para el
cumplimiento del tratado como sería el régimen aduanero sobre el que recae. Si la
imposibilidad es temporal, podrá alegarse únicamente como causa para
suspender la aplicación del tratado.

La imposibilidad de cumplimiento no podrá alegarse por una de las partes como


causa para dar por terminado un tratado, retirarse de él o suspender su aplicación
si resulta de una violación, por la parte que la alegue, de una obligación nacida del
tratado o de toda otra obligación internacional con respecto a cualquier otra parte
en el tratado. (Art. 61 de la Convención de Viena).

c.- Terminación del tratado por cambio fundamental en las circunstancias


que rodearon su celebración: Muchos autores defienden el principio o doctrina
de la cláusula rebus sic stantibus (mientras las cosas permanezcan), esto es, que
una de las partes deja de estar obligada por un tratado si se produce un cambio
fundamental en las circunstancias existentes al tiempo de su celebración. Estos
autores sostienen que todos los tratados se celebran con la condición tácita rebus
sic stantibus. La práctica diplomática utilizó con frecuencia esta doctrina para
liberarse de obligaciones contenidas en tratados que llegaban a ser molestos para
la parte que la invoca.

Sin embargo dicha postura extrema se equilibra con el criterio mayoritario de fijar
rigurosamente las condiciones en que ella puede ser invocada, ya que, ante el
hecho de que la vida internacional está modificándose constantemente, apoyarse
en estos cambios para solicitar la modificación de los tratados abriría el campo a
una arbitrariedad sin medida afectando la certeza que toda norma jurídica
persigue.

Dicho peligro se torna aún más evidente dada la inexistencia de un sistema


general de jurisdicción obligatoria. Con todo, puede sostenerse que la cláusula
rebus sic stantibus representa la aplicación de la teoría de la imprevisión, que es
común en el Derecho Privado, y que lleva a considerar los sucesos imprevistos
por las partes que interfieren en la ejecución de los acuerdos. En el caso de los
contratos internacionales cabe tener presente el Art. 79 de la Convención de
Naciones Unidas sobre

Si bien la práctica internacional acepta la posibilidad de invocar la cláusula rebus


sic stantibus para solicitar la terminación de un tratado, esto es, facultar a una
parte para solicitar a las otras que se le considere desligada de sus obligaciones,

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se ha rechazado la denuncia unilateral por tal causa. Esto obedece a la sencilla
razón que el derecho tiene por misión hacer respetar y ejecutar los tratados,
incluso si resultan gravosos para las partes obligadas.

La posibilidad de terminar un tratado internacional debido al cambio fundamental


de las circunstancias existentes al momento de su celebración se encuentra
regulada en el Art. 62 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados. La Comisión de Derecho Internacional de la ONU, sin embargo, redactó
cuidadosamente la aplicación de esta cláusula. Así se establece claramente que la
regla general es que sólo está autorizada como una excepción y siempre que
concurran las condiciones acumulativas de las letras a) y b) del No 1 del citado
Art. 62.

Antes de la vigencia de la Convención de Viena, la doctrina de la cláusula rebus


sic stantibus fue muy discutida. La gran mayoría de los tratadistas se mostraban a
favor de ella, pero advertían la necesidad de establecer límites o condiciones
claros bajo los cuales se podía invocar. En este sentido debe recordarse el
borrador de la Convención sobre el Derecho de los Tratados formulado por
Harvard Research que, en su Art. 28, establecía que un cambio de circunstancias
debía ser declarado por una autoridad o Corte internacional.

En definitiva, los requisitos establecidos por el Art. 62 de la Convención de Viena


para que pueda invocarse la claúsula rebus sic stantibus son los siguientes:

a) El cambio debe ser en las condiciones existentes al momento de la celebración


de un tratado.

b) El cambio debe ser fundamental.

c) Debe tratarse de un cambio no previsto por las partes.

d) La existencia al momento de la celebración de un tratado de las condiciones


materia del cambio, debe haber constituido una base esencial del consentimiento
de las partes en obligarse por el tratado.

e) El cambio debe tener por efecto una modificación radical del alcance de las
obligaciones que todavía hayan de ejecutarse en virtud del tratado.

La restricción que la Convención de Viena aplicó a la cláusula rebus sic stantibus


se aprecia claramente en el No 2 del Art. 62, al señalar los casos en que no puede
invocarse la cláusula:

a) Tratados fronterizos.

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b) Quebrantamiento de obligaciones por quien alega la causal (previstas en el
mismo tratado u otra obligación internacional).

El No 3 del Art. 62 de la Convención de Viena otorga a la parte que invoca la


cláusula una triple opción:

7. a) Dar por terminado el tratado.

8. b) Retirarse de él.

9. c) Suspender su aplicación.

Suspensión de la aplicación de un tratado multilateral por acuerdo entre algunas


de las partes únicamente. Dos o más parte en un tratado multilateral podrán
celebrar un acuerdo que tenga por objeto suspender la aplicación de disposiciones
del tratado, temporalmente y sólo en sus relaciones mutuas:

a) si la posibilidad de tal suspensión está prevista por el tratado: o b) si tal


suspensión no está prohibida por el tratado. a condición de que: i) no afecte al
disfrute de los derechos que a las demás partes correspondan en virtud del tratado
ni al cumplimiento de sus obligaciones: y ii) no sea incompatible con el objeto y el
fin del tratado. 2. Salvo que en el caso previsto en el apartado a) del párrafo 1 el
tratado disponga otra cosa, las partes interesadas deberán notificar a las demás
partes su intención de celebrar el acuerdo y las disposiciones del tratado cuya
aplicación se propone suspender.

d.- Violación grave de un tratado: Un Estado ofendido por la violación de un


tratado de la cual es parte tiene derecho a insistir en que el Estado infractor
cumpla el tratado y repare los daños resultantes de su infracción. También tiene la
facultad de invocar la violación del tratado, si ella es grave o substancial, como
causal de terminación del tratado.

El artículo 60, párrafo 1, de la Convención de Viena dispone:

"Una violación grave de un tratado bilateral por una de las partes facultará a la otra
parte para alegar la violación como causa para dar por terminado el tratado o
suspender su aplicación total o parcialmente".

Esta causal de terminación (y de suspensión) no es aplicable a las disposiciones


relativas a la protección de la persona humana contenidas en un tratado de
Derechos Humanos, en particular a las disposiciones que prohíben toda forma de
represalia con respecto a las personas protegidas por tales tratados.

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e.- Surgimiento de una nueva norma de jus cogens: Es nulo, de nulidad
absoluta, un tratado que en el momento de su celebración esté en oposición con
una norma de jus cogens, es decir, una norma imperativa de derecho
internacional.

Procedimiento aplicable a la nulidad o terminación de un tratado, al retiro de


una parte o a la suspensión de la aplicación de un tratado:

Un Estado no puede, individualmente y por su sola voluntad desligarse de las


obligaciones aceptadas al manifestar su consentimiento respecto de un tratado.

El efecto de alegación de una causal para anular el tratado, suspender su


aplicación, darlo por terminado o retirarse de él no será automático, sino que
deberá ser debatido a través de un procedimiento regulado pormenorizadamente
en la Convención de Viena (Arts. 65 a 68). Sólo si en dicho procedimiento triunfa
la correspondiente alegación, la causal invocada desplegará su eficacia sobre el
tratado, limitando, suspendiendo o terminando la aplicación del tratado.

Las etapas que contempla dicho procedimiento son las siguientes: 1. La parte
deberá notificar por escrito su pretensión a las demás partes en el tratado (Art. 65
Nº1 de la Convención de Viena). En esta notificación deberá indicar expresamente
la medida que pretende adoptar (denuncia, terminación, suspensión, etc.) y los
motivos que justifican su pretensión. Todo acto encaminado a declarar la nulidad
de un tratado, darlo por terminado, retirarse de él o suspender su aplicación, de
conformidad a las disposiciones del tratado o de los párrafos 2 o 3 del Art. 65 de la
Convención de Viena, se hará constar en un instrumento que será comunicado a
las demás partes. Si el instrumento no está firmado por el Jefe de Estado, Jefe de
Gobierno, o el Ministro de Relaciones Exteriores correspondiente, el representante
del Estado que lo comunique podrá ser invitado a presentar sus plenos poderes.
Este procedimiento se aplica una vez que ha transcurrido el plazo de 3 meses o
más previsto en el párrafo 2º del Art. 65 de la misma Convención, sin que se
hayan recibido objeciones a la notificación presentada

Con excepción de la denuncia o retiro, en el caso que el tratado no contenga


disposiciones sobre la terminación, denuncia o retiro prevista en el Art. 56 Nº 1 de
la Convención de Viena y sólo para los casos en que el derecho de denuncia o
retiro pueda inferirse de la propia naturaleza del tratado, y transcurra un plazo de,
al menos, 12 meses desde su notificación al resto de las partes se procederá a su
término.

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BIBLIOGRAFÍA

Derecho Internacional Público; autor Santiago Benadaba, 8º edición.

Manual de Derecho Internacional Público, autor Fernando Gamboa.

Carta de las Naciones Unidas.

Constitución de la República de Chile de 1980 reformada.

Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969.

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